Alfredo Marcos Oteruelo
De su libro
hojas verdes y amarillas J.G.Morรกn
Pozos-sĂ
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Sobre la dura piel de piedra, bendito suelo desolado.
InaugurĂŠ la luz; estrenĂŠ el llanto y la ternura; el beso y el abrazo.
3
El monte y el arroyo; la blandura de la hierba y la oscura soledad del monte, a solas con las urces, las cabras y las peĂąas, el hogar intocable de los pĂĄjaros.
4
Alguien allĂ, entre la piedra y el pajar, me dio para siempre el genio y la figura; la raĂz y el pensamiento. En aquella tierra enterrĂŠ el primer secreto y en sus largos y empinados senderos de crispada arena dejĂŠ en una hora sin perfiles la huella dulce y tierna de los primeros pasos. 5
En Pozos-síla primera risa parecía ahogada en la humedad del primer llanto. Inédito escozor de las primeras caídas, rubores agrestes y mimos inaugurales.
6
La voz arrogante del chopo sobre la recia textura del prado, la gracia y el susurro del agua clara y frĂa que camina alegre sobre el huerto en calma.
7
El niĂąo dibuja las primeras letras, las primeras dudas en la pizarra y aquel vivir incipiente circulaba errante y dĂŠbil entre las rocas desnudas y humildes techos de paja.
8
El amor de la lumbre y el beso del viento que sugiere afables murmullos en las hojas no sĂŠ si verdes o blancas de los ĂĄlamos.
9
RĂşstico paraje en que todo lo mĂo empieza y al que me remiten siempre la memoria y la palabra de los aĂąos.
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Pozos-sila raĂz primera y honda en que me nacen el gozo y la amargura, la esencia y la existencia.
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