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La torrija y el gazpacho
OPINIÓN OPINIÓN La torrija y el gazpacho, rotundamente andaluces
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Manuel Fernández-Trujillo Jordán / Gastrónomo / GGG
Decía Chaves Nogales en un artículo publicado en el Heraldo de Madrid en abril de 1922, que la torrija como el gazpacho es la síntesis de la tierra andaluza. Todo lo que naturalmente produce Andalucía se da en la torrija, y al gustarla comemos el verdadero espíritu del Sur.
La torrija es el pan, producto de nuestros trigales, es el vino de nuestras viñas, que con su fruto nuestras excelentes bodegas extendidas por toda la región producen unos caldos con personalidades diferentes pero extraordinarias reconocidas mundialmente desde la antigüedad.
Es el aceite de nuestros olivos, mejores y mayores productores del mundo, presente en nuestra gastronomía desde tiempo inmemorial, y que representa el carácter de nuestro pueblo por su resistencia ante la inclemencia y en cambio ofreciendo cada año tan excelente producto.
Estos tres productos son parte importante de nuestro paisaje, de oro trigo, verde de las viñas y arbolado extenso azulado de nuestros olivos, que todos los andaluces tenemos grabados en nuestra retina y que los visitantes admiran, sazonados con la sal marina de nuestras espectaculares salinas que nos transmiten un paisaje nevado a 40 grados de temperatura. Ligados con las mieles de las trabajadoras abejas polinizadoras de nuestros campos, los huevos de gallinas cortijeras y la leche de nuestras vacas criadas en las dehesas, obtenemos un producto sencillo por sus ingredientes, exquisito y rotundamente andaluz.
Y que decir del gazpacho, elaborado con parte de los mismos productos, con su origen en una simple mezcla de aceite, pan majado con ajos, vinagre, una pizca de sal y agua, ya utilizada por los legionarios romanos para aguantar sus largas marchas. Y que, hasta hace bien poco en muchos campos andaluces en época de cosecha, poco antes del mediodía con el sol pegando fuerte, hacían una parada que llamaban la hora del vinagre, y tomaban este caldo de sencilla elaboración origen del gazpacho actual, que les refrescaba y reforzaba para llegar al final de la dura jornada.
Por suerte con la incorporación del tomate y el pimiento, este denominado vinagre se enriqueció dando lugar a los diferentes gazpachos que elaboramos en nuestra región, que como nos ilustra Carlos Spínola en su “Breviario del gazpacho” tiene distintas mezclas y formas, pero todas con productos fruto de la identidad de nuestra tierra, trigo, viña, olivares y salinas.