Vallisoletvm - Tomo 5

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Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)


Dedicado a todos los que aman Valladolid

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Contents Despeñando toros en el Pisuerga

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Ruta de Vinos y Tapas

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El desaparecido Cine Capitol

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El Museo del Dulce de Enrique Cubero

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La gruta del Campo Grande

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La fotografía más antigua de Valladolid

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La desaparecida casa del Barco

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Museo Nacional Colegio San Gregorio (...y parte 2)

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Museo Nacional Colegio San Gregorio (Parte 1)

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Una fuente y cuatro mil franceses

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El Kiosco del Caño Argales

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¿Estudió William Shakespeare en Valladolid?

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La primera emisión de radio en Valladolid

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Un Benemérito Coso. La antigua Comandancia de la Guardia Civil

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Relojería Rojo. Un local por el que no pasa el tiempo.

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La Leyenda del Cristo de la Cepa

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Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid

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La Calle del Cardenal Cos

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Al retrete por decreto

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El Museo de Valladolid

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Un desconocido cuadro del Conde Ansúrez

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¿Por qué Fachadolid?

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La Biblioteca de la Casa de Zorrilla

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El antiguo Sanatorio Antituberculoso de Valladolid

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Ruta de las Iglesias

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El Primer Ascensor de Valladolid

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El reloj de la Universidad de Valladolid

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El Cid irlandés descansa en Valladolid

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La voladura del Puente Mayor

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¿Fue riosecana la Virgen de las Angustias?

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Diario Pinciano. El primer periódico de Valladolid

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Fabio Nelli

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Benito Loygorri: un vallisoletano pionero de la aviación española

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El primer vuelo de una aeronave sobre Valladolid

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El desaparecido Café Royalty

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La estación depuradora de San Isidro

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El soterramiento del río Esgueva

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Valladolid 1959. Los treinta de la Vespa

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Un cementerio bajo la plaza. Las criptas de la Iglesia del Salvador

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Celtas Cortos; buque insignia de la música vallisoletana

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La infanta y la ventana.

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1935, Valladolid ve nacer la Vuelta Ciclista a España

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El invierno más crudo de la historia de nuestra ciudad.

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Tres Goyas en Valladolid

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El desaparecido fotógrafo del Campo Grande

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La antigua Casa Consistorial de Valladolid

82

"Historias Notorias de Valladolid" de José Delfín Val

83

Valladolid a vista de...¿globo? El grabado de Alfred Guesdon

84

¿Por qué se llama La Rubia un barrio?

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El desaparecido Colegio Hispano

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El mercadillo de Fuente Dorada

88

Aparecen nuevos restos de la cloaca del siglo XVII en un solar de A...

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El monumento a José Zorrilla

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Prohibido holgazanear y llevar bigote.

93

Manuel Gago, el vallisoletano creador de El Guerrero del Antifaz

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La biblioteca del Conde de Gondomar

96

El viaje olvidado; El primer vehículo de tracción mecánica que circ...

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Nuevo callejero de Valladolid

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La desaparecida Casa de la Beneficencia

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El Puente del Poniente

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El Café Bar La Luna

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El desaparecido convento de Nuestra Señora de la Laura

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El Nuevo Estadio José Zorrilla cumple 30 años

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Un ahorcado muy vivo

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El Colegio El Salvador

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La Plaza Circular

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¡Se queda afuera!

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La desaparecida Casa del Cordón

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El desaperacido Hospital de la Caridad

117

La finca y el castillo de Canterac

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Valladolid bajo las bombas.

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El chalet inacabado de Parquesol

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Las fuentes de Argales

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Valladolid 1984. Gran desfile de las Fuerzas Armadas

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Templarios en Valladolid

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El Bar Rosina

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Despeñando toros en el Pisuerga Sunday, September 18, 2011 Dibujo de Ventura Pérez para ilustrar una copia de la "Historia de Valladolid" de Antolinez de Burgos. (Siglo XVIII). Fuente: Domus Pucelae En el siglo XVII se puso de moda en Valladolid construir una rampa sobre el rio Pisuerga a la que se hacía subir a varios toros para dejarlos caer (despeñarlos) sobre las aguas. En el río les esperaba una abigarrada multitud que los lidiaban a nado o desde algunas barcas y posteriormente los obligaban a salir a tierra a donde se les daba muerte. El público contemplaba el espectáculo desde los jardines de la Huerta de la Ribera. Los toboganes partían de los jardines del palacio de recreo o de verano llamado Palacio de la Ribera (hoy barrio de la Huerta del Rey), que el duque de Lerma mandó construir para Felipe III. Lo describe Sangrador con motivo de la llegada a Valladolid del rey Felipe IV en 1660: "Al efecto se había construido contíguo al palacio una elevada rambla o pendiente de madera, cuya extremidad superior descansaba sobre las fuertes estacas clavadas en la tierra, introduciéndole la inferior en las aguas del Pisuerga. Preparado éste rápido descenso del modo conveniente se precipitaron por él algunos toros que sumergiéndose con estrépito en las aguas fueron acometidos por infinidad de valientes lidiadores, que unos desde las barcas y otros a nado, se arrojaban armados contra las fieras hasta obligarlas a salir a tierra. Multitud de gentes de a pie y a caballo provistos de rejones, lanzas y espadas les esperaban en la opuesta orilla, acometiéndoles con denodado arrojo hasta darles la muerte"

Ruta de Vinos y Tapas Wednesday, September 21, 2011 Esta ruta adentra al visitante en el Valladolid histórico combinando lo mejor del patrimonio cultural de la ciudad con el enoturístico y gastronómico, herencia del pasado y de vigente actualidad. Puede iniciarse el recorrido donde estuvo la antigua Puerta del Carmen, a través de la que entraba el vino de las tierras de Olmedo a Valladolid. Hoy este espacio se identifica con la Puerta Meridional del Campo Grande en un lateral del Centro de Recursos Turísticos de la ciudad. En esta zona y su entorno, podremos encontrar muchos bares y cafeterías, de las más modernas a las más tradicionales, donde reponer fuerzas Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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con un buen desayuno o merienda. Por la vecina calle de Miguel Íscar llegamos a la Plaza de España, embellecida por dos singulares fuentes. Todas las mañanas bajo su gran marquesina se instala un tradicional mercado en el que poder comprar todo tipo de frutas, verduras, hortalizas y flores. El olfato y la retina quedarán impresionados ante la gran variedad de colores y aromas. Muy cerca de aquí, en la calle Panaderos, puede visitarse uno de los mercados decimonónicos de la ciudad, el Mercado del Campillo, construido en 1880 por orden del alcalde Miguel Íscar. Continuando por la calle Teresa Gil, en su intersección con la calle Regalado, se localizaba el Corral de Boteros, denominado así cuando aún la calle tenía salida, en el que se situaban los talleres y tiendas donde se fabricaban odres, pellejos y botas de vino de diferentes pieles. Este camino nos lleva directamente hasta otra de las zonas más representativas de la ciudad, ya en aquella época, la Catedral y la Plaza de la Universidad, zona estudiantil por excelencia, donde en la actualidad se concentra un gran número de tabernas, bares y restaurantes donde encontrar todo tipo de pinchos y vinos. Especial importancia en esta zona adquiere la calle Paraíso y sus alrededores. Siguiendo la ruta, iremos por la calle Angustias hasta la Plaza de San Pablo y de ahí a la Plaza de Santa Brígida, centro neurálgico de la ciudad en la época de Felipe II. Si avanzamos por la calle San Ignacio llegamos por fin al Monasterio de San Benito el Real cuya iglesia se considera uno de los templos más significativos de la ciudad de la que llama la atención su torre-pórtico proyectada por Gil de Hontañón en 1569. En 1582 Juan de Ribero Rada había aportado las “trazas universales” para reconstruir toda la casa. El patio conocido como la hospedería alberga diferentes oficinas municipales, si bien, en otro tiempo, allí se encontraron los servicios públicos del monasterio. Éstos eran: la botica, el archivo y el banco más seguros de la ciudad junto con la bodega más importante, puesto que los benedictinos eran propietarios de grandes extensiones de viñedos. Además de monasterios como éste, también el de San Pablo o el Colegio de Santa Cruz, tenían sus propias bodegas y el privilegio de no pagar aranceles por introducir vino en la ciudad, algo obligatorio para el resto de los ciudadanos. Al lado de San Benito, se encuentra la Plaza del Val. En esta plaza se ubica 8

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otro de los principales e históricos mercados de la ciudad: el Mercado del Val, lugar donde se pueden adquirir todo tipo de productos frescos. Desde antiguo esta zona estuvo repleta de mesones y figones que se extendían también hasta las plazas de San Miguel y de San Pablo para así dar alimento y cobijo a los muchos visitantes y mercaderes que trabajaban allí. Dicha tradición se mantiene y hoy en el entorno de este mercado, con estructura de hierro del siglo XIX, se pueden degustar algunos de los mejores vinos y viandas de Valladolid. A partir de aquí la ruta nos conduce hasta la Plaza Mayor de la ciudad, que en origen fue Plaza de Mercado, una de cuyas aceras era conocida como Acera de la Odrería, donde lógicamente uno de los protagonistas era sin duda el vino. En los alrededores de esta plaza, se ubica la popularmente denominada “zona de vinos” por la cantidad de bares y restaurantes que en ella abren sus puertas. Posee, cada uno de ellos una especialidad gastronómica que muestra al cliente en forma de pincho o tapa. Aquí pueden degustarse alguno de los que se han alzado con el Pincho de Oro en el Concurso Provincial de Pinchos que se celebra cada año en el mes de junio. En todos estos establecimientos podremos disfrutar del maridaje del cualquier variedad de las cinco denominaciones de origen de los vinos de Valladolid con los pinchos y tapas que elaboran los diferentes profesionales del sector de la restauración. La ruta puede finalizarse en el entorno de la calle Correos y de la calle Campanas. Tradicionalmente, estas calles estaban copadas por numerosos figones y tabernas, de los cuales alguno ya fue destacado por viajeros del siglo XIX, como “El Caballo de Troya”, establecido sobre una casa del siglo XVI. En cualquiera de los muchos bares y restaurantes de la zona puede degustarse el mejor vino junto con lo más variado de la gastronomía, los pinchos y las tapas, especialidad culinaria que ha convertido a la ciudad en un referente nacional. Se puede disfrutar de un perfecto maridaje entre cualquiera de los pinchos y los vinos de las denominaciones de Origen: Ribera de Duero, Rueda, Cigales, Toro y Tierras de León. Esta experiencia del gusto la podremos ampliar a diferentes espacios de la ciudad que han quedado fuera de la ruta, pero presentan interesantes atractivos culinarios. Igualmente la oferta enogastronómica se amplía aún más si cabe, si nuestra visita a la ciudad coincide con el mes de septiembre con la Feria de Día o en noviembre con el Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Concurso Nacional de Pinchos y Tapas “Ciudad de Valladolid”. Resulta obligada referencia la sala de catas del Museo de la Ciencia, donde podremos emular a la nariz y a los paladares más selectos. -http://www.vallatapas.es/ -Fuente: Sociedad Mixta para la Promoción del Turismo de Valladolid S.L

El desaparecido Cine Capitol Saturday, September 24, 2011 Hace casi 30 años que el simpático y castizo cine de la calle Panaderos cerró sus puertas sin que nadie se haya dignado a dedicarle el más mínimo recuerdo por lo mucho que supuso en los días en que no había televisión ni nada de nada en el mundo del espectáculo asequible o casero con que pasar las horas tediosas de las interminables tardes invernales. El ir a “Capi” un día a ver una película del Oeste y una comedia americana, bien pertrechados de pipas o “cacagüeses”, era una verdadera solución al problema para entretener al aburrimiento y las ganas de merendar en los tiempos del gasógeno, la cartilla de racionamiento, del riche más negro que el alma de Judas para todo el día y las labores de “picao” al cuadrado de la Tabacalera o de los “Ideales”, a los que se les llamó como suprema alabanza “caldo de gallina”. Programas dobles con documentales de la UFA de la Segunda Guerra Mundial, con contraluces de torpedeamientos de barcos mercantes, piquetes y alambradas, bombardeos espeluznantes y lanzamientos masivos de paracaidistas alemanes desde un trimotor, fueron el “introito” de cada día como embocadura macabra de las películas que, entre el triscar de las pipas y el crugido de los “cacagüeses”, íbamos contemplando sentados en las duras butacas de Capitol, que eran un símbolo y un punto de apoyatura para el recuerdo de la dureza de la vida de aquellos días que no debíamos olvidar por la grandiosa fantasía de los salones que veíamos a través de la pantalla. El Capitol, se inauguró en el otoño de 1931, con una película sonora, por supuesto, y hablaba en español, cosa no muy frecuente por entonces, que ustedes recordarán y que se titulaba “Su noche de bodas” y en la que hacían las delicias de los espectadores Miguel Ligero, con su proverbial gracia y simpatía, y la elegante y guapa Imperio Argentina, quien con su voz de cristal cantaba aquello de: “Recordar las dulces horas del ayer/Recordar aquella noche loca…”. También en Capitol, puesto que teatro era, se hicieron representaciones de comedia y zarzuela, así como variedades. Hubo también, revista en Capitol, desfilando por allí vedettes como Conchita Paez en “La pipa de oro”. Pintado de color azul fue Capitol en sus primicias, con acomodadoras jóvenes, gentiles y 10

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agraciadas que con educación y destreza atendían al público con sus uniformes también azules y primorosamente hechos. El Capitol quería ser el reflejo, al modo popular, del teatro Calderón. Si en el teatro Calderón se celebraban por carnavales grandes bailes de máscaras para la alta burguesía, el Capitol no se quedaba atrás y los organizaba para las clases más modestas. Pero el Calderón siempre ganaba en calidad, en cantidad y en recursos y artificios teatrales. Poco a poco el querido cine de la castiza calle de Panaderos, se fue deteriorando como la salud de un enfermo a quien no se pone adecuado remedio hasta que el mal se hace incurable, acabando con su existencia. Nadie se acuerda de los viejos ni de lo viejo, por eso nadie nos hemos acordado del Capitol de otros días y a bullicio de su existencia jacarandosa, simpática y popular, acompaña hoy el silencio interminable del olvido. Fuente: -Valladolid en la nostalgia. (Angel Allué). ISBN: 84-86047-39-0 AMBITO EDICIONES -Aire de Siglos - José Delfín Val

El Museo del Dulce de Enrique Cubero Sunday, September 25, 2011 Don Enrique Cubero Román nace en Villafrechós de Campos, provincia de Valladolid, el 6 de Abril de 1924. Su ascendencia es confitera a la antigua usanza, en la que se trabaja el chocolate y la cera. Sus abuelos obtuvieron numerosos premios, siendo el más importante el concedido por S.M. la Reina Doña María Cristina de Austria en el año 1902, nombrándoles Proveedores de la Casa Real, así como el uso del Escudo de Armas (salvoconducto para entrar a palacio sin necesidad de pedir audiencia). La infancia de Don Enrique transcurre dentro de la normalidad de un pueblo, y la humildad de un colegio nacional. Debido a la Guerra Civil la situación económica se agrava en todos los pueblos de Tierra de Campos. En 1938 su familia se traslada a Valladolid, donde él comienza, con catorce años, tanto por tradición como por vocación, de aprendiz de confitería en el “Buen Gusto”, de la calle Mantería, regentada por Don Pablo Espartero, maestro que le enseñó las líneas fundamentales de la profesión. Desde su infancia siente gran pasión por el arte, sobre todo, en la modalidad de dibujo, que trata de perfeccionar ampliando conocimientos después del trabajo en la Escuela de Artes y Oficios donde obtiene varios premios de dibujo, modelado y talla. Su gran vocación le hace documentarse a conciencia hasta el extremo de considerarse un auténtico autodidacta. Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Su mayor aspiración es independizarse y establecerse por su cuenta, por lo que trabaja duramente alternando su trabajo en la confitería con campañas en las ferias, donde elabora sus productos a la vista del público. En 1957 logra establecerse en un local muy pequeñito, acondicionado por él mismo, en la calle Conde Ansúrez, donde, con mucha ilusión y unos medios muy modestos, él en el obrador y su esposa Anselma en la tienda, consiguen atraer poco a poco una clientela que cada vez fue en aumento. Es en 1960 cuando adquiere la confitería donde empezó su aprendizaje y a partir de aquí logra hacer ampliaciones constantes tanto de nuevos puntos de venta como de plantilla de trabajadores. Los cambios en el obrador fueron varios en su afán de buscar siempre la comodidad, la seguridad y la higiene en el trabajo. Es en 1980 cuando abre las puertas de un nuevo establecimiento, más de mil metros cuadrados en pleno centro de la ciudad, dotado de las más modernas instalaciones de confitería, salón de te y un obrador, con la peculiaridad de trabajar a la vista del público a través de un gran mirador. Todo un reto, que marcó un hito en la historia de la confitería. Por la gran responsabilidad de consolidar su empresa, no puede dedicarse a una de sus grandes pasiones, el arte; así que, una vez afianzado su negocio, empieza a aplicar éste en la confitería, presentándose a numerosos certámenes nacionales e internacionales y, allí donde va con sus obras, levanta la admiración de todos, lo que se traduce en una constante el tratar de superar con la siguiente obra a la anterior realizada. Toda su trayectoria profesional redunda en una serie de premios y homenajes tanto a nivel local, como nacional e internacional. Uno de los más entrañables premios fue el que recibió en Tokio porque, mientras sonaba el Himno Nacional, se sintió muy orgulloso de ser español y dejar el pabellón de su país en el lugar más alto. Recordaba también con mucho cariño el homenaje que le dedicaron conjuntamente el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Castilla y León, por su labor de difusión de la ciudad de Valladolid y porque supuso un reconocimiento a toda su trayectoria profesional, de trabajo y esfuerzo. Se le concedió la Medalla de Oro de la C.E.E.A.P., que es la máxima condecoración que otorga esta institución (Confederación Española de Empresarios Artesanos de Pastelería). 12

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Está en posesión de la Insignia de Oro y Brillantes de la Asociación Provincial de Empresarios de Confitería de Valladolid. El sueño de crear un museo para que sus obras perdurasen en el tiempo se hizo realidad el 27 de Octubre de 1994. Con la inauguración de su museo, Cubero dio un paso más: consiguió entrar en el Libro Guiness de los Records en el año 1996 y fue un eslabón más en su cadena de éxitos porque se reconoció que su proyecto fue innovador y único; era la primera vez que alguien creaba un museo de monumentos de azúcar. Su museo es un aliciente más para los visitantes que se acercan a Valladolid, pues en una misma sala pueden observar con detalle los monumentos más representativos, a escala, de esta ciudad. Consideró un honor que la Cofradía Penitencial de la Sagrada Cena pensara en él para la exaltación de la Eucaristía en el tercer día de un solemne Triduo celebrado en la Catedral de Valladolid, el 4 de junio de 1994. “Mi trabajo, como tú bien sabes, es muy dulce pero material, temporal, terrenal y por consiguiente efímero…” Así comenzó su discurso y así habló de tú a tú con Dios. Este acto fue considerado por él como una de las cosas más importantes que realizó en su vida. Lamentablemente, sus ansias de vivir quedaron truncadas un 11 de Agosto de 1997 en la ciudad de Castellón, cuando se encontraba de vacaciones rodeado de toda su familia. La ciudad de Valladolid le despidió con el calor y respeto que él se merecía y en su establecimiento de la calle de La Pasión se acumularon cientos de telegramas y cartas de familiares, admiradores y amigos de todas partes del mundo. En el aire quedaba todavía su último proyecto, la portada de la Catedral de León (su obra inacabada); numerosas fotos y piezas esperan en su mesa de trabajo… Tal vez algún día, Quique, tu hijo, la termine por ti. Cubero ha pasado a los anales de la historia de Valladolid por su dulce patrimonio artístico y porque su nombre preside desde el 25 de mayo de 1998 una de las calles de la ciudad. La obras de arte “CUBERO” llevan un proceso de trabajo muy laborioso, determinado por el material elegido.

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El chocolate es agradecido de trabajar pero requiere cierta temperatura de conservación y tiene mala vejez El mazapán se modela bien pero al llevar frutos secos se apolilla y se enrancia. El caramelo es dócil al tacto pero se reviene con la humedad. Al final, “Cubero” se decantó por el pastillaje para la realización de sus obras. Es un material mucho más difícil de trabajar pero más duradero. El pastillaje es una aleación de azúcar tamizado, clara de huevo, gelatina y glucosa. A pesar de encontrar el material adecuado, no quiso embarcarse en realizar grandes obras sin antes observar que el azúcar no era totalmente inalterable, a pesar de su resistencia, pues se deterioraba con el humo y la polución del ambiente; problema resuelto al proteger todas sus obras en vitrinas de cristal, donde la conservación y el grado de humedad es idóneo. Para realizar sus obras se sirve de planos originales, hace dibujos a escala y comienza a levantar paredes y ornamentos; se ayuda de numerosas fotos de tomas generales y parciales a base de teleobjetivos para no perder detalle. En sus primeros trabajos dejó el color del azúcar en toda la obra, excepto en las puertas, las cuales teñía con cacao como si fueran de madera. Muchas horas de trabajo permitieron a “Cubero” mejorar sus obras. Presentó la fachada de la Universidad en Valencia y marcó un hito a nivel nacional. Era la primera vez en la historia de la confitería que se conseguía imitar la piedra. Sus imitaciones son tan perfectas que, incluso en un homenaje de la ciudad de Valladolid a Don Miguel Delibes, “Cubero” presentó una tarta con una perdiz roja reproducida en azúcar, que la misma prensa confundió con una perdiz disecada, lo que demuestra hasta qué punto logró dominar el difícil arte del pastillaje.

Ver mapa más grande -http://confiteriascubero.com/

La gruta del Campo Grande Tuesday, September 27, 2011 La gruta al poco tiempo de su inauguración La construcción de una cascada junto al estanque es una de las obras más largas de las realizadas en el Jardín histórico del Campo Grande. Ya en el año 1879 se posibilita la creación de una montaña artificial que permitiera albergar esta cascada empleándose para ello piedra procedente del derribo de la antigua Casa Consistorial. Posteriormente se recubre dicha estructura con diferentes adornos como piedras de colores para el acuario. Durante 1880 se realizaron las primeras pruebas de funcionamiento, reconociéndose como uno de los sitios de recreo más agradables de la ciudad tras su inauguración en 1881. Desde el principio se pensó en construir un estanque en el parque del Campo Grande, 14

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pero hasta enero de 1879 no se presentó el proyecto. Inicialmente iba a ser un cuadrado de cuarenta metros de lado, optándose luego por darle una forma más natural, acorde con el carácter paisajista del conjunto. Construido con piedra revestida de cal viva, estaba terminado en marzo. Sin embargo faltaba un elemento esencial para completarlo: la cascada, ideada ya por Oliva pero carente de plano; su construcción sería larga y compleja. La estructura se hizo con piedras procedentes de derribos, entre ellos de la antigua Casa Consistorial Reconocida como una de las obras más largas de las realizadas en el Jardín histórico del Campo Grande la estructura se hizo con piedras procedentes de derribos, entre ellos de la antigua Casa Consistorial, y revestida de otras ornamentales, lo que incrementó muchísimo el peso haciendo temer su ruina. Más polémica resultó la búsqueda de las estalactitas naturales que dabían revestir el interior de la gruta. La persona encargada de localizar una cueva natural de donde se pudiesen tomar eligió la hoy célebre de Atapuerca, en la vecina provincia de Burgos, para extraer las que consideró necesarias, pero un periódico burgalés puso el grito en el cielo acusando de vandalismo al Ayuntamiento de Valladolid. En la actualidad, el acceso a la gruta está cerrado El enfrentamiento con Burgos implicó a varias instituciones y no se saldó hasta que la intervención del Ministro de Fomento autorizó el traslado de las estalactitas a Valladolid, colocándose en junio de 1880. Durante ese año se realizaron las primeras pruebas de funcionamiento, reconociéndose como uno de los sitios de recreo más agradables de la ciudad tras su inauguración en 1881. -Fuente: El Campo Grande. Un espacio para todos. ISBN: 978-84-936875

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La fotografía más antigua de Valladolid Wednesday, September 28, 2011 La fotografía que aquí os pongo es una estereoscópica que se conserva en el Archivo Municipal, en la que se ven las aceñas del Pisuerga aún en pie y la puerta del Puente Mayor. Dado que la puerta se derribó en la década de 1850 o 60 es casi con seguridad la foto más antigua que se conoce de nuestra ciudad. Ésta que aquí veis es una imagen filtrada y mejorada del original cortesía de Juan Carlos Urueña Paredes autor del libro Rincones con Fantasma y que en próximas fechas publicará un nuevo libro sobre nuestra ciudad.

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La desaparecida casa del Barco Friday, September 30, 2011 Por Miguel Angel Pastor La piqueta inhóspita derribó este bello edificio, en aquellos vertiginosos años de la voraz especulación inmobiliaria. La casa del Barco recibió tal apelativo por su airosa traza, como un navío anclado entre las calles Gamazo y Muro. Muy cercano, también de rasgos nobles, se alzaba el Frontón Fiesta Alegre, recinto dedicado a alguna actividad deportiva, amén de fiestas populares y circenses. Se convirtió posteriormente en la Casa Social Católica y tras muchos avatares y ocupaciones, también desapareció para siempre. La casa del Barco también conoció a muchos inquilinos. El Hotel Gredilla ocupaba una de sus plantas. Otras de ellas fueron de alquiler, alguna escuela privada y muchos estudiantes repartidos por aquellas ámplias habitaciones. La singularidad de esta muestra arquitectónica no la redimió de su triste fin. Como la desaparición del Teatro Pradera y otros ejemplos de la indiferencia popular, nadie alzó su voz ante esta reliquia que daba prestancia a una calle céntrica que recibió el nombre de Gamazo, un hombre público, como también lo era Muro, un republicano de pro. ¿Quién puede recordar, a estas alturas, esta esquina rematada por una graciosa torrecilla? En el solar de lo que fuera casa del Barco se levantó una imporsonal edificación; bancos, compañías de seguros, despachos... El progreso, en suma. -Fuente: 40 imágenes inolvidables. Escenas históricas de Valladolid y Provincia

Museo Nacional Colegio San Gregorio (...y parte 2) Sunday, October 02, 2011 I Duque de Lerma (Pompeo Leoni) Una arquitectura refinada y fantasiosa Desde el punto de vista arquitectónico, el Colegio representa una de las páginas más interesantes de la transición hacia la modernidad que vive la arquitectura española tardogótica, en su versión hispano-lamenca, distinguida por el gusto del refinamiento, un tipo de belleza fantasiosa y preciosista y el entusiasmado descubrimiento de la variedad y la abundancia de la naturaleza. En su construcción está atestiguada la participación de grandes maestros del momento, como Simòn de Colonia o Gil de Siloe.

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Capilla Con un marcado carácter civil y urbano, es sobre todo la ornamentación desbordante de algunos espacios lo que ha convertido el Colegio en un unicum en su género: la capilla la escalinata, el armonioso claustro y, sobre todo, su célebre portada. Ésta, con su imaginación complicada y caprichosa, se presenta como un tapiz, entre cuyas filigranas se dan cita personajes contemporáneos, santos antiguos, alegorías clásicas, escudo, símbolos del expansionismo americano y el obsesivo emblema del fundador: la flor de lis. Virgen de la leche. Finales del siglo XV

El “genio del lugar” El interior del edificio ha mantenido en lo esencial su morfología de origen. Se articula en torno a un gran patio cuadrado de dos plantas, verdadero corazón del Colegio, que con sus labores platerescas se cuenta entre los tesoros de la arquitectura española. A las crujías de ambos pisos se abren las estancias que sirvieron de refectorio, biblioteca, sala de mapas, sala capitular, aulas de ejercicios literarios, celdas de los colegiales, etc. Gregorio Fernández Es en esas dependencias donde ahora se presenta la exposición permanente, en una adaptación museográfica que ha tratado de respetar al máximo las propiedades genuinas del monumento en su hechura, sus materiales, sus rasgos estilísticos y sus detalles más secundarios. La ubicación de Museo en un edificio histórico brinda al visitante la oportunidad de conocer una tipología arquitectónica muy característica de la España de entonces y apreciar directamente las formas de vida y el ambiente que habitaba la selecta comunidad de colegiales que estudiaban en esta “cárcel dorada”. Claustros a la intemperie, recintos exiguos, puertas bajas y angostas, recorridos tortuosos o escaleras estrechas limitan, sin duda, la comodidad del visitante e imponen condiciones a la presentación de las obras de arte. Pero pueden entenderse, a cambio, como la ocasión de transitar por el mismo escenario que los jóvenes frailes que terminarían por constituir las elites más influyentes de la vida espiritual y política del siglo XVI.

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Sillería de San Benito el Viejo. Andrés de Nájera y otros Exposición permanente El visitante que es acerque a este Museo debe tener presente que muchas de las obras expuestas fueron concebidas en otra época, para otros recintos y con distinto propósito. En su mayoría, se idearon como imágenes de devoción, instaladas en iglesias y conventos con un destino litúrgico. Quienes tenían acceso a ellas, a veces una minoría, las admiraban en medio de la penumbra, a elevadas temperaturas y por tanto distantes. El Santo entierro de Juan de Juni Casi siempre estaban integradas en conjuntos hoy desmembrados, como retablos o sepulcros, de contemplación sólo frontal. De ahí que, a veces, resulten incompletas, que su dorso esté menos elaborado o que presenten extrañas desproporciones anatómicas, al estar pensadas para verse a distancias inalcanzables. El Museo modifica aquel uso primitivo de las obras de arte y las confiere una autenticidad nueva y distinta. Su función es salvarlas del olvido y traerlas desde los siglos del pasado a la contemporaneidad. Y, con ello, permitir su contemplación y su estudio, hacerlas más accesibles, ofrecerlas a nuestra mirada, mostrar detalles antes nunca vistos e iluminarlas intencionadamente para que disfrutemos de su belleza, su originalidad artística y su interés histórico. La disposición de la exposición permanente está estructurada de la siguiente manera: la visita se inicia en la capilla (sala 0), en la que se presenta un excelente conjunto de obras –retablos, sillerías, sepulcros- que evocan el ambiente original de los recintos funerarios del primer Renacimiento español. A continuación, una vez cruzado el Patio de los Estudios, se inicia el itinerario histórico nuclear, en las salas 1 a 20, en ambas plantas del edificio y siempre en torno al patio principal. Sin apartarse de ese orden temporal, que comprende básicamente desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, algunas salas de este recorrido se dedican a temas determinados o ciclos iconográficos (salas 2, 12, 19). Paralelamente a este discurso troncal, y ocupando un gran ángulo de patio en la planta Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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baja, tres ámbitos temáticos exponen de manera monográfica aspectos particulares de la colección u ofrecen visiones complementarias de los fondos artísticos y del propio Museo. Son el grupo de salas dedicado a la Memoria del Museo, la sala de Pasos Procesionales y, por último, el conjunto consagrado a las relaciones entre Arte y vida privada. -Museo Nacional Colegio de San Gregorio (Parte 1) Guía en PDF del Museo San Gregorio

-Fuente: MINISTERIO DE CULTURA Copyright: Editado por la Secretaría General Técnica. Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación. Copyright de los Textos: sus autores ISBN: 978-84-8181-421-7

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Museo Nacional Colegio San Gregorio (Parte 1) Monday, October 03, 2011 El Museo Nacional Colegio de San Gregorio es uno de los más importantes museos españoles. Se distingue por la calidad original de su colección de escultura, la belleza del edificio del siglo XV que alberga su exposición permanente (el colegio que da nombre al Museo) y el valor histórico de los inmuebles que completan el conjunto museístico: el Palacio de Villena, la Casa del Sol y la iglesia de San Benito el Viejo. Su exposición permanente presenta un recorrido artístico que abarca desde el siglo XIII hasta el XVIII, en el que la escultura en madera policromada del Siglo de Oro goza de un protagonismo especial. Museo de Bellas Artes. 1880 Más de 150 años de historia El Museo es una fundación estatal con más de 150 años de historia. Su nacimiento en 1842 se inscribe en el proceso de creación de los museos públicos en España, inspirado por los principios educativos de la ilustración y por el reformismo político de la monarquía liberal. Las leyes desamortizadoras que nacionalizaban los tesoros artísticos de los conventos dieron lugar a los museos de Bellas Artes, entre los que destacó pronto el de Valladolid, instalado en el Colegio de Santa Cruz. El Palacio de Villena se adecuó, a finales de 2009, para sala de exposiciones Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Bajo la Segunda República, en 1933, el Museo se trasladó a un noble edificio, el Colegio de San Gregorio; fue elevado de categoría y cambió su nombre por el de Museo Nacional de Escultura, para darle un rango científico y secular, y enaltecer la riqueza del patrimonio escultórico de la nación. Desde 2008, y coincidiendo con la rehabilitación y reapertura de su sede tradicional, ha pasado a denominarse Museo Nacional Colegio de San Gregorio. Museo de Escultura.1933 Las colecciones Aunque comprende un arco temporal extenso que recorre desde la Baja Edad Media hasta el siglo XX, la colección no tiene un carácter enciclopédico. Está especializada en un periodo delimitado pero muy brillante, la Edad de Oro de los siglos modernos, y en el arte de la escultura de tema religioso de madera policromada. Aunque inicialmente predominaron los artistas del ámbito castellano y del Norte de la Península activos entre 1520 y 1650 –Alonso Berruguete, Juan de Juni o Gregorio Fernández, acompañados de contemporáneos como Vigarny o Leoni- la ampliación de los fondos con obras de Aragón, Murcia o de nuestros andaluces, como Pedro de Mena o Alonso Cano, ha ido configurando un paisaje cada vez más justo de la escultura “española”, a condición de que este término no se entienda en un sentido restrictivo, pues, a pesar del énfasis tradicionalmente puesto en el castellanismo de la colección, su naturaleza es, en realidad, muy cosmopolita, dado que varios artistas o determinadas obras proceden de Borgoña, Francia, Flandes, Italia o Alemania, lo que da a sus colecciones una dimensión europea que refuerza su complejidad y su encanto. Claustro de San Gregorio. Genaro Pérez Villaamil Sin embargo, junto a los escultores no debe olvidarse el diálogo que estos mantienen con sus excelentes pintores contemporáneos, españoles y extranjeros, como Jorge Inglés, Antonio Moro, Rubens, Zurbarán o, ya más tardío, Luis Meléndez. Hay, además, interesantes ejemplares de artes aplicadas y mobiliario, propios de un periodo en el que las fronteras entre las Bellas Artes y las Artes Aplicadas no estaban definidas. Asimismo, la colección es particularmente rica en algunos géneros muy expresivos del quehacer artístico de esas centurias, en particular retablos, así como en sepulcros y sillerías de coro, además de poseer un grupo muy original de pasos procesionales. 22

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A estos fondos hay que añadir finalmente algunos artesonados propios de edificio o procedentes de conventos desaparecidos, que enriquecen y dan color al patrimonio del Museo y a la arquitectura interior del Colegio. Dibujo de Miguel Angel Soria El Colegio de San Gregorio, taller espiritual El mérito de las colecciones está en plena correspondencia con la calidad del edificio que las acoge, el Colegio de San Gregorio. De hecho, una afinidad histórica y cultural entreteje la relación entre sus fondos artísticos y la sede, dado que la intensa actividad doctrinal e ideológica del Colegio en los siglos XVI y XVII se plasmó visualmente en el programa, los contenidos y el destino de la mayoría de las obras de arte que en el siglo XIX ingresarían en el Museo. Esta institución docente fue fundada en la última década del siglo XV por un obispo vinculado a los Reyes Católicos, Alonso de Burgos, con el fin de reforzar la formación teológica de los dominicos, función que cumplirá durante décadas con una autoridad indiscutida. Se va a convertir, poco a poco, en uno de los laboratorios intelectuales más activos del conflictivo escenario espiritual del siglo XVI –en él estudiarán los teólogos, místicos, escritores e inquisidores –Bartolomé Carranza, Luis de Granada, Melchor Cano o Bartolomé de las Casas- que dirigieron la vida pública en las Indias, fijaron la posición de la monarquía en materia doctrinal, protagonizaron controversias sobre Erasmo de Rotterdam o sobre el trato a los indígenas y definieron la posición española en el Concilio de Trento. (Ir a la 2ª parte de este artículo)

Ver mapa más grande -Museo Nacional Colegio San Gregorio (Parte 2) -Fuente: MINISTERIO DE CULTURA Copyright: Editado por la Secretaría General Técnica. Subdirección General de PublicMuaciones, Información y Documentación. Copyright de los Textos: sus autores ISBN: 978-84-8181-421-7

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Una fuente y cuatro mil franceses Monday, October 03, 2011 La Fuente de la Salud, sita en el barrio de San Isidro Tras el ascenso al trono de España de Carlos III éste se apartó del sistema de rigurosa neutralidad adoptado por su antecesor Fernando VI en las cuestiones que se debatían entonces entre Francia e Inglaterra, y se decidió al fin, movido sin duda por los vínculos de parentesco que le unían con la casa Real de Francia a defender sus intereses formando estrecha alianza con ella por medio del famoso pacto de Familia, que fue, digámoslo así, la declaración de guerra contra la gran Bretaña, conflicto que realmente ningún provecho trajo a España. Extraordinaria agitación y movimiento se advirtió al punto en todas las provincias de España con ocasión de esta nueva guerra, haciéndose por todas partes grandes preparativos y alistamientos de numerosas tropas, y a fin de que estos pudieran ejecutarse con la brevedad posible se desechó el medio ordinario de enganche por banderas, y se adoptó por primera vez en 1762 el de quintas o sorteo, que causó notable disgusto en esta población a pesar de haberse establecido exenciones a favor de los Ministros de la Inquisición, los de Cruzada, cursantes de la Universidad y los que estuviesen dedicados al servicio de eclesiásticos, tanto regulares como seculares, para sacar los cincuenta y siete mozos que correspondieron a Valladolid. Por este tiempo el Rey de Francia, que tan estrecha alianza tenía contraída con el de España en virtud del Pacto, envió una división de diez mil hombres compuesta de doce batallones, y correspondiente artillería; los franceses pasaron por Valladolid, donde permanecieron por espacio de quince días, durante los cuales ejecutaron marciales simulacros. Estas tropas entraban en la ciudad por la puerta de Tudela y salían por la puerta del Carmen con dirección a Salamanca. En la Fuente de la Salud, sita en el barrio de San Isidro, podemos ver una inscripción que rememora el asentamiento de cinco de estos batallones en las inmediaciones de dicha fuente en aquella época situada extramuros de la ciudad y que dice así: “Los días 15,18,19 de julio de 1762 los batallones franceses de Artois, Royarbesu, Domon, Momore y Cambis se asentaron en esta Fuente de la Salud. Después fue restaurada en 1992 al crearse este parque a instancias de la Asociación de Vecinos siendo alcalde de la ciudad el Ilmo Sr. D. Tomás Rodriguez Bolaños. 28 de marzo de 1992” Casi cincuenta años después el ejercito francés regresaría a Valladolid, pero esta vez 24

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con intenciones bien distintas. Fuente: Historia de la muy noble y leal ciudad de Valladolid. (Matías Sangrador Vítores) Tomo I

El Kiosco del Caño Argales Thursday, October 06, 2011 A principios de los años 80 se renovaron los establecimientos de ventas de periódicos (kioscos) por otros más espaciosos que ponían a la vista del público todo género de publicaciones púdicas e impúdicas. Uno de los que permaneció tal como fue el que hay en Caño Argales, que parece haberse escapado de una acuarela francesa de principios de siglo. Pero no es solo el valor estético el que me impulsa a mediar en favor del citado kiosco, que con ser mucho, no llega al valor sentimental que su presencia proporciona, ya que igual que este kiosco, fueron aquellos dos que en la Plaza Mayor escoltaron durante muchos años a la estatua del Conde Ansúrez. Uno de aquellos kioscos se llamó el kiosco Valero, sin duda porque el propietario a la sazón tendría dicho apellido . Igual a este kiosco fue aquel otro que hubo en El Campanillo y en el que durante muchos años vendió pan con su sonrisa angelical y sus suaves modales Rosa, la panadera. El Kiosco cuando aún funcionaba y no había sido vilmente agredido por el vandalismo callejero. Foto-AMVA Son objetos éstos que si bien en apariencia carecen de valor, sin embargo, merecen el mismo respeto que el anciano, a quien por inutil que sea, no se le puede condenar a muerte cierta. Son estos kioscos como esas flores que se encuentran aprisionadas en un libro y que un día tuvieron aroma y ahora solo conservan el color desvaído y acaso en su semblante marchito, el eco lejano de un madrigal o de una "dolora" de Campoamor. Insisto ante quien corresponda y recurro en casación ante quien proceda para que se respete el kiosco de la plaza del Caño Argales porque es parte de la pequeña historia provinciana, porque es parte de aquel Valladolid de ochenta mil habitantes sin más industria que los talleres del Norte o la cerámica de Silió, ni más piscinas que las casetas de Gerardo, la Carola y "El Niágara" y sin más salas de fiesta que "El Friné", "El Liceo", "La Alegría" y "La Parisiana". -Fuente: Valladolid en la Nostalgia. (Angel Allué). I.S.B.N: 84-86047-39-O

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¿Estudió William Shakespeare en Valladolid? Saturday, October 08, 2011 William Shakespeare Dicen que William Shakespeare nació en un día sin determinar de abril de 1564 en Stratford-upon-Avon y que murió el 23 de abril de 1616, a punto de cumplir 52 años de edad. Tuvo tres hijos con Anne Hathaway y se ganó la vida como actor, dramaturgo y poeta. El Bardo de Avon es uno de los máximos exponentes de la literatura universal… aunque muchos dudan sobre su identidad. “Declaración de Duda Razonable” es un comunicado que emitieron un grupo de 300 actores británicos “shakesperianos”, que cuestionan la autoría de los textos firmados por Shakespeare. Los actores sospechan que en realidad éste era el pseudónimo de otro escritor. ¿Cómo un plebeyo que apenas sabía leer y escribir, nacido en el seno de una familia de analfabetos, pudo escribir esas obras? ¿De dónde salen los conocimientos legales e históricos que aparecen en su trabajo? Estas y otras cuestiones no pudieron ser respondidas por los especialistas. Entre las “pruebas” que presenta este grupo, denominado "Coalición de la Autoría de Shakespeare", mencionan que no existen documentos que avalen que un poblador de Stratford-upon-Avon haya recibido una contraprestación económica por sus textos. Por otra parte, comentan que en el testamento de Shakespeare, el legado para su esposa consistía en su “segunda mejor cama con los muebles”: no hay menciones a sus obras ni frases grandilocuentes. “Los eruditos han hallado pocos nexos, la mayoría dudosos, entre la vida del supuesto autor y las obras”, explica el comunicado. Colegio de San Albano o de los Ingleses (Valladolid) ¿Quién fue entonces William Shakespeare? Para muchos, sólo un pseudónimo. El dramaturgo Christopher Marlowe (1564-1593), se sospecha podría estar detrás del mito. Marlowe, el ateo chico malo, el astro rock gay de la Inglaterra isabelina. Mimado por los teatros antes de la aparición de Shakespeare. Fue apuñalado en un ojo en el transcurso de una reyerta tabernaria. En 1593, fecha más o menos en la que la vida de Shakespeare sale de una etapa de oscuridad y empieza a sacar sus obras magnas.... Sí, 26

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el mismo Marlowe. Sólo que puede que el apuñalamiento no fuera a causa de una simple reyerta, pues Marlowe era también espía. Hay pruebas dudosas de que no murió aquella tarde. De que escapó... o fue enviado al extranjero. A España.

En 1599 el registro del Colegio de los Ingleses de Valladolid muestra que un hombre llamado John Matthews o Christopher Morley ingresó en el seminario. Morley es una variante de Marlowe que el dramaturgo utilizaba algunas veces, y John Matthews era un pseudónimo sacerdotal frecuente, aunque no demasiado inteligente, sacado de los Evangelios. En 1601, ocho años después del supuesto asesinato de Christopher Marlowe, constaba que un tal «Christopher Morley», una variante que Marlowe utilizó durante su vida, había estudiado allí. Quienquiera que fuera, este sacerdote fue ordenado en 1603 y regresó a Inglaterra, donde fue detenido y enviado a prisión. La manera más sencilla de explicar la identidad del Morley de Valladolid es decir que los dos nombres del personaje eran pseudónimos, uno de ellos sacado de los Evangelios y el otro tomado de un muerto, posiblemente porque el sacerdote era un espía inglés. Christopher Marlowe & William Shakespeare El científico alemán Bastian Conrad publicó un libro titulado "Christopher Marlowe, el verdadero Shakespeare" donde presenta su teoría del pseudónimo basada en que Marlowe adoptaría el pseudónimo de Shakespeare en un determinado momento de su vida para seguir escribiendo sin mostrar su verdadera identidad. El Real Colegio de los Ingleses de San Albano, fue fundado en la década de 1580 por el rey de España Felipe II con el fin de educar a ciudadanos ingleses para el sacerdocio católico. Casi todos los sacerdotes elegían la Orden de los Jesuitas y eran devueltos clandestinamente a Inglaterra para predicar a los fieles en secreto. El Real Colegio sigue existiendo. En 1604, Cervantes se encontraba también en la ciudad, terminando El Quijote. -Fuentes: http://www.suite101.net/cultura El libro "Sepultado con sus huesos" (Jennifer Lee Carrell). ISBN 978-84-672-3069-7

La primera emisión de radio en Valladolid Monday, October 10, 2011 Así eran los primeros equipos de aquellas emisoras Por Matteo Tomasoni (Universidad de Valladolid) El primer núcleo de radiodifusión castellana se originó alrededor de los años Treinta en la ciudad de Burgos, gracias a la intuición de dos jóvenes empresarios: Fidel Ángel Martínez Sáez y Manuel Mata Villanueva que no tardaron en ganarse “la confianza del Gobierno de la República para poner en marcha estaciones comerciales de radiotelefonía sin hilos en Valladolid y en Burgos”. Una vez conseguido el material necesario para las retransmisiones, la primera etapa de la radio vallisoletana fue caracterizada por un largo periodo de prueba. A finales de 1932 Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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empezaron las primeras emisiones experimentales que trataron de mejorar tanto la calidad del sonido como los numerosos problemas en temas de licencias, equipaje, programación, etc. Un gran avance fue la adquisición de un espacio permanente desde el cual empezar las retransmisiones oficiales. Se escogieron tres habitaciones del entonces llamado Hotel Francia en la calle Teresa Gil; “en una instalaron la “sala de maquinas” […]. Otra de las habitaciones fue convertida en despacho administrativo y de programación, mientras la tercera se acondicionaba como estudio o locutorio”. Sin haber empezado aún sus emisiones oficiales, Radio Valladolid se encontraba ya en la situación de tener que luchar para ganarse la atención de la población local, compitiendo además con la rica programación de Unión Radio Madrid. El 2 de febrero de 1934 El Norte de Castilla dedicaba una página entera a la descripción del evento Durante todo el mes de enero de 1934, Radio Valladolid hizo sus pruebas contando con un público que cada vez más se mostraba impaciente y emocionado a la hora de presenciar el inminente comienzo de las emisiones. Fue también elegido el nombre oficial de la emisora: “E.A.J.-47 Radio Castilla Valladolid” y se adelantó su programación: “tendrá tres emisiones diarias, con un total de emisión de cuatro horas diarias: sobremesa de dos a tres de la tarde; sección especial propia de cada día, de seis a siete, y emisión de la noche, de nueve y media a once y media”. La inauguración de las instalaciones fue todo un éxito. El 2 de febrero de 1934 El Norte de Castilla dedicaba una página entera a la descripción del evento, con entrevistas exclusivas y fotos de las instalaciones y de los protagonistas. En un ambiente de júbilo y expectación se daba la bienvenida a una de las maravillas de la tecnología moderna. El día de la inauguración, la protagonista de la primera emisión oficial fue la voz de una locutora femenina, la señorita Ana Eugenia Viliesid Russell. Tras una breve presentación, ella misma se dirigió a los radioyentes con un caluroso saludo: “Señoras, señores… Las primeras palabras que pronuncie ante el micrófono como locutora o speaker de E.A.J.-47, Radio Castilla-Valladolid han de ser de expresión de mi saludo cariñoso y cordial a todos los radioyentes”. El 8 de marzo se produjo la inauguración de la programación oficial. Radio Castilla Valladolid se despedía de “un largo periodo de pruebas […] al ser incorporada oficialmente al concierto de radiodifusión nacional, lo que en palabras gráficas de uno de sus dirigentes: “Hemos recibido el espaldarazo que nos ha armado caballeros del éter”. Fuente: La Revolución de la Palabra: del lenguaje radiofónico al caso de radio EAJ-47 Valladolid. (Matteo Tomasoni)

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Un Benemérito Coso. La antigua Comandancia de la Guardia Civil Thursday, October 13, 2011 Primer plano de José Garín Pellicero, Teniente Coronel, Jefe de la 641 Comandancia de la Guardia Civil de Valladolid durante un discurso el día que toma posesión del cargo en el patio del la antigua Comandancia en 1976. Foto: AMVA A finales del siglo XIX la guarnición de la Guardia Civil de Valladolid no encontraba un lugar donde acomodarse con cierta comodidad en la ciudad. Será en la década de los noventa cuando se trate con mayor decisión y seriedad este tema, tratando de buscar una ubicación correcta para la Benemérita. La primera noticia referente a este hecho es de 1892. En este año se presentó un presupuesto de obras para la construcción de unas caballerizas en el palacio de Fabio Nelli con destino a la Guardia Civil, que iba a estar en la vieja plaza de toros. Esta es una noticia absolutamente sorprendente por lo prematuro de la misma ya que será varios años después cuando se confirme esta ocupación. El coso en estado de ruina y abandono a los pocos años de ser desalojado por el benemérito cuerpo. De hecho, en 1893 aún no se tenía claro el lugar de ubicación. A principios de junio de ese año el gobernador civil de la provincia solicitó al Ayuntamiento su colaboración a fin de encontrar un lugar idóneo para el cuartel de la Guardia Civil. El gobernador propuso la parte accesoria que existía entre el exconvento de la Merced Calzada y la carretera de Madrid. En principio, todos estuvieron de acuerdo con el lugar elegido, aunque rápidamente otros sitios salieron a la palestra. Se habló, también, de instalar el cuartel en los terrenos que poseía la Diputación en la plaza de San Pablo, en el lugar donde estuvo antaño el convento. Esto sería gracias a una permuta con el Estado, que cedería a su vez los terrenos de la Granja Modelo. Pero tampoco en este caso se llegó a

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concretar la operación. Meses después, en septiembre, la vieja plaza de toros fue comprada por Romualdo Martín con el fin de derribarla y construir en aquel lugar un edificio para el convento de Jesús María. En un momento en que la comunidad religiosa estaba buscando un lugar dónde instalarse, ya que iban a abandonar el viejo edificio del Campo Grande. La decisión de ir a la zona de la ciudad hizo que el proyecto quedara definitivamente olvidado, pero seguía existiendo un lugar céntrico y amplio donde instalar a un buen número de personas. Los últimos años del coso en funciones de Comandancia de la Guardia Civil Al finalizar 1894 la noticia parecía tener todos los visos de verosimilitud; la Guardia Civil ocuparía la vieja Plaza de Toros. Se confirma que se iban a acometer una serie de construcciones y reformas, según La Crónica Mercantil “…un tanto costosas”, con el fin de instalar la fuerza de la Benemérita en la ciudad. También se afirma que se iban a construir de nueva planta dos manzanas de casas, una dedicada también para Casa Cuartel. Las obras comenzaron en los años siguientes, desarrollándose con cierta lentitud, para concluir en 1899. En julio de este año, las obras habían concluido, por lo cual el director general de la Guardia Civil, el general Antonio Dabán, realizó una visita a la nueva Casa Cuartel. La ocupación se produjo en los meses siguientes. Estado actual del coso. Los que fueran pabellones se rehabilitaron en la década de los 80 como pisos particulares La operación de reestructuración de la vieja plaza pasó por la supresión del tendido, añadiéndose una segunda crujía en el interior. El piso bajo quedó para instalar cuatro grandes cuadras y almacenes. Los pisos primero y segundo se habilitaron para 45 viviendas, a modo de corrala, que daban a la gran plaza central, antiguo coso taurino, al que se le puso el nombre de plaza del Duque de Ahumada. Cabe destacar el edificio levantado de nueva planta de ladrillo y piedra que hace ángulo con el Palacio de Fabio Nelli y al que ya se ha hecho referencia. Es una construcción de tres pisos, de correctas características, que se encuentra en el lugar donde en su tiempo estuvieron los despachos de billetes y la entrada principal a la Plaza de Toros. En el año 1977 se inauguraría la nueva Comandancia de la Guardia Civil en el barrio de San Isidro.

-Fuente: El siglo en que cambió la ciudad. (José Miguel Ortega del Río). ISBN: 8495389-10-X

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Relojería Rojo. Un local por el que no pasa el tiempo. Saturday, October 15, 2011 En la calle Calixto Fernández de la Torre pasando casi desapercibida entre modernas boutiques y restaurantes, pervive desde hace casi 47 años una de las relojerías más vetustas de la ciudad. Leonardo Rojo es quien la regenta desde el año 1969. Fue su padre Jesús quien cuatro años antes se hizo cargo del local que originalmente era una zapatería regentada por Francisco Martín. Nacido en Zamora hace 53 años, Leonardo se encarga en la actualidad él solo del local. "Antes era mi madre quien atendía al público dice Leonardo, mientras que mi padre, mis hermanos y yo nos encargábamos del taller". Y todo ello en una superficie de apenas 10 metros cuadrados. El local no ha sido reformado desde que su padre se hiciera cargo del mismo, lo que le da un atractivo sabor añejo. El goteo de clientes es casi constante, y es que, dice Leonardo, "esto de la crisis aunque parezca una contradicción ha venido bien a negocios como el mio, la gente en lugar de comprar relojes, ahora prefiere repararlos, lo mismo pasa con las zapaterías". Y es que Leonardo apenas se dedica a la venta, su local es en esencia un taller de reparación. Preguntado por el futuro de la relojería parece ser que salvo traspaso, la misma no sobrevivirá a su jubilación, para la que todavía le queda algo más de un decenio. "Mis hijos no quieren seguir con el negocio, tienen su carrera y esto no les atrae". Ya van quedando pocos negocios con este encanto, con esta historia. Son lugares que nos transportan a ese pasado no tan lejano que en el fondo todos añoramos.

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La Leyenda del Cristo de la Cepa Tuesday, October 18, 2011 Allá por el tiempo en que los judíos invadieron España, vivía en la imperial ciudad de Toledo uno tan aferrado a su ley y por ende enemigo acérrimo del cristianismo, que haciendo alarde de sus creencias y mofa constante de los cristianos, no encontraba otra satisfacción ni gusto mayores, que burlarse de las doctrinas enseñadas por éstos y muy principalmente de la que Jesucristo es el verdadero Mesías prometido, clavado en la cruz. Absorto se hallaba cierto día en tales ideas mientras podaba una de las hermosas viñas de sus extensas posesiones, cuando de improviso le llamó la atención un objeto extraño que apareció sobre una cepa: se acercó lleno de curiosidad y vió sorprendido que era un Crucifijo. Obrando entonces la gracia de Dios en su alma, cayó de rodillas anonadado, tomó en sus manos la efigie bendita, besóla con humildad profunda, inundóla de lágrimas y reconociendo sus errores, convirtiose y pronto recibió el bautismo, administrándole este Santo Sacramento el Reverendísimo señor Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Sancho 32

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de Rojas. Fundado en Valladolid el memorable monasterio de San Benito el Real, dicho prelado, entrególes el milagro Crucifijo, que se llamó desde entonces el Santísimo Cristo de la Cepa. En la suntuosa iglesia del famoso convento recibió culto ferviente, constando que el día 5 de diciembre del año 1739, a causa de la horrorosa inundación que experimentó la ciudad, los religiosos sacaron el Santísimo Cristo de la Cepa a la puerta del templo; que el día 25 de mayo de 1753, con motivo de una pertinaz sequía destructora de nuestras cosechas, "sacaron por la tarde al portentoso milagro del Santo Cristo de la Cepa; que "a principios del mes de junio del año 1764, se celebró en la citada iglesia de San Benito, solemne novena de rogativa al Santísimo Cristo de la Cepa por falta de agua (1). De la iglesia de San Benito, se le trasladó el año 1835 a la Santa Iglesia Catedral (2), donde actualmente se conserva, concretamente en el Museo Diocesano y Catedralicio, constituyendo tan apreciable Crucifijo uno de los tesoros más ricos de la religiosa piead del pueblo vallisoletano. Este Santo Crucifijo es como de unos veinte centímetros, toscamente labrado, sobresaliendo la cabeza, muy bien configurada, de gran expresión y de tamaño mayor que el correspondiente al resto de la figura. Le sirve de cruz un tronco de cepa natural, y la cabellera y la barba del Divino Señor, están formadas por las mismas raices de aquella, infundiendo su vista admiración profunda, mucho respeto y suma devoción. (1) Don Vetura Pérez, Diaro de Valladolid (2) Don Mariano González Moral, El Indicador de Valladolid -Texto: "Valladolid, recuerdos y grandezas" Año 1900 Tomo I. pág 91 y ss.

Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid Thursday, October 20, 2011 Capilla de San Llorente El Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid se encuentra en el interior de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid. Fue inaugurado en 1965, por iniciativa del entonces Arzobispo de Valladolid, José García Goldáraz y sus fondos se encuentran repartidos a lo largo de once capillas restauradas y acondicionadas al efecto, que tuvieron un carácter funerario dentro de la antigua Colegiata de Santa María. En la actualidad posee más de 450 piezas entre pintura, escultura policromada, orfebrería y marfiles. Destacan, por su calidad y por ser representativas del arte del Barroco español, las obras del Ecce Homo de Gregorio Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Fernández y la Custodia de Juan de Arfe. Capilla de Santo Tomás En la capilla de Santo Tomás se exhibe una colección de Vírgenes, la mayoría góticas y un retablo procedente de la iglesia de Santa María La Antigua, con pinturas dedicadas a Santa Ana. Desde su recinto se pasa al único resto visible del claustro primitivo en el que se encontraba la portada sur de la Colegiata, en estilo cisterciense. Cobijado en su interior figura un grupo del Llanto sobre Cristo muerto, de estilo hispano flamenco atribuido al maestro de San Pablo de la Moraleja, cuyo fuerte expresionismo contrasta con la elegancia de los atavíos. A Gregorio Fernández pertenece la escultura del arcángel San Gabriel de estilizada silueta y muy importante, por ser uno de los pocos desnudos de nuestra escultura. Los sitiales proceden del coro de la capilla del Colegio de San Gregorio (una de las sedes del Museo Nacional de Escultura) y las puertas que se hallan distribuidas por varias capillas del Museo formaron en su día los respaldos de la sillería hispano flamenca de la Colegiata. Arcangel San Gabriel (Gregorio Fernández) Capilla de San Lorenzo La capilla de San Lorenzo (o de San Llorente), se construyó a partir de 1345, cubriéndose con dos cúpulas mudéjares decoradas con motivos geométricos y heráldicos; en ella se exhiben piezas como los sepulcros del siglo XIII, procedentes del monasterio bernardo de Palazuelos, varias esculturas de Alejo de Vahía, un retablo de la Piedad, original de Francisco Giralte y una terracota de tema similar modelada por el escultor de origen francés Juan de Juni a quien también corresponde el busto del Ecce Homo. Capilla de San Llorente Otra obra destacable es el relieve policromado del Llanto sobre Cristo Muerto de Isidro de Villoldo. En esta sala se encuentran asimismo el grupo de San Martín con el pobre, obra de Gregorio Fernández, siendo esta su primera obra conocida y la Magdalena realizada por Pedro de Ávila. Desde la capilla de San Lorenzo se accede a la Sala Capitular cuya sillería fue tallada en 1764 por Felipe de Espinabete. El Apostolado que se encuentra en sus muros lo pintó el conquense Cristóbal García Salmerón, mientras que el Cristo que preside la sala es obra 34

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de Gregorio Fernández. Ecce Homo de Gregorio Fernández Capilla de San Blas y San Juan Evangelista La capilla dedicada a San Blas y San Juan Evangelista se construyó en 1337; desde su interior es visible la estructura interior de la torre románica de la Colegiata, que también desempeñaba la misión de pórtico. En este recinto han sido instalados los fondos de orfebrería del museo. Un buen ejemplo es la Custodia procesional realizada por Juan de Arfe en 1590. El resto del tesoro lo forman un altar de plata de la patrona del Cabildo catedralicio, labrado en estilo rococó por el vallisoletano Miguel Fernández y el cordobés Damián de Castro; la cruz renacentista de Manzanillo, original del palentino Paredes, cálices, copones y navetas góticas y renacentistas de diversas parroquias, una cruz de cristal de roca, marfiles etc. Capilla de Santa Inés Capilla de Santa Inés La capilla de Santa Inés se cierra con un artesonado mudéjar y es una de las que mejor conserva su original ambiente funerario; en ella se encuentra una de las joyas del museo, un Ecce Homo tallado por Gregorio Fernández, obra cumbre de la escultura naturalista por su acabado estudio anatómico y la captación de sentimientos. Maqueta de la Catedral. Proyecto de Juan Herrera Pinacoteca La última sala del museo está dedicada a fondos pictóricos, exhibiéndose varias pinturas del Maestro de Portillo y del de Osma, otras originales de los vallisoletanos Francisco Martínez, Diego Valentín Díaz y Felipe Gil de Mena, artistas del siglo XVII, y un lienzo, con el tema de San Pedro Regalado, santo patrón de Valladolid, resucitando para dar de comer a un mendigo, original del pintor romano Placido Costanzi que lo pintaría hacia 1746, fecha en la que fue canonizado el santo vallisoletano. Cabeza de San Juan Bautista

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La Calle del Cardenal Cos Sunday, October 23, 2011 En un principio se llamó a esta calle "Calle de la Catedral" por estar situada al costado de la derecha de la iglesia principal de la ciudad. Y se le cambió el nombre por el que ahora tiene en recuerdo del Cardenal Don José María de Cos y Macho, que regentó este arzobispado desde 1901 hasta su fallecimiento ocurrido el 16 de diciembre de 1919. Había sido antes obispo de Mondoñedo (1886); luego de Santiago de Cuba (1890), más tarde de Madrid-Alcalá (1892). A fines de 1912, siendo arzobispo de nuestra archidiócesis, fue creado Cardenal de la Santa Iglesia romana, por Su Santidad Pio X, con el título de Santa María in Populo. Había nacido este ilustre prelado y notable predicador, que había sido magistral de Oviedo, en Terán (Santander en 1838).

En esta calle se encuentra el Café Berlín, todo un clásico que lleva más de 25 años siendo todo un referente de la noche vallisoletana.

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Al retrete por decreto Monday, October 24, 2011 Dibujo de Carlos Velasco Plaza Ya se ha comentado en este blog (Putas, pulgas y piojos en Valladolid), cómo las aguas fecales se vertían en las calles (aquello del ¡Agua va!) y se arrojaban a los ríos, siendo una de las causas de pestilencias las cuales acababan diezmando las poblaciones de forma periódica. A ello se añadía un problema más: el fatalismo, pues no existía, ni se conocía remedio alguno para atajar estas calamidades. A cualquier infección vírica o unas fiebres, se aplicaba la “sangría”, para eliminar los “males”, consiguiendo de paso debilitar más al enfermo. En la fachada de la Residencia de Ancianos Nuestra Señora del Carmen hay un letrero apenas visible advirtiendo de las consecuencias de entre otras cosas orinar en la calle. Dice así: "DE ORDEN DE LA AUTORIDAD SE PROHIBE FIJAR CARTELES, HACER AGUAS MAYORES Y MENORES Y JUGAR A LA PELOTA BAJO LA MULTA DE 5 PESETAS" Las medidas higiénicas de construcción de retretes y la creación de las redes de alcantarillado se comenzaron a realizar en Valladolid a principios del siglo XX, normalizándolas a través de un “Reglamento para la construcción de retretes y desagües de aguas negras y pluviales de las viviendas de Valladolid”, que data del año 1908. En las poblaciones rurales tardaría al menos medio siglo más. En estos núcleos la gente acudía al tan socorrido corral por donde deambulaban las Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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gallinas, perros y toda suerte de animales domésticos, donde de un alambre sobre la pared colgaban unos recortes de periódicos, en el mejor de los casos, si tenemos en cuenta que éste medio normalmente no llegaba a estas localidades. En fin, en el artículo 1º del Título I de 1908 sobre los retretes, se dice que “En los edificios que se construyan de nueva planta, deberá instalarse un retrete en cada una de las habitaciones en que esté dividida la casa… En los edificios destinados a teatros, fábricas, talleres, cafés, oficinas, escuelas el Ayuntamiento al otorgar la licencia de construcciones fijará el número de retretes que habrán de instalarse…”. No hace falta imaginarse donde evacuaba la gente cuando acudía a estos lugares, concretamente en las escuelas rurales, sin retretes, a un lado de las mismas los niños competían y alardeaban de su precisión mingitoria. El reglamento en su artículo 2º señala cómo deben ser los retretes. “Deberán recibir aire y luz directa, para lo cual tendrán un vano a un patio o a la fachada del edificio …se recomienda que bajo el enlosado y alrededor del recipiente se coloque una chapa de plomo que impida el paso de las humedades”. El artículo 3º hace referencia a que “Todo retrete irá provisto de un depósito de agua que se llenará por medio de un injerto en la canalización del edificio… la capacidad será lo suficiente para que arroje agua en cantidad bastante para lavar la cubeta y arrastrar fácilmente las materias…” Hoy resulta inconcebible que cualquier vivienda, por pequeña que resulte, carezca de un habitáculo donde se reúnen numerosos elementos higiénicos, siendo el lugar que con más frecuencia se visita o se habita.

-Fuente: Historias de Valladolid. (Miguel Ángel Martín Montes) ISBN: 84-95389-95-9

El Museo de Valladolid Wednesday, October 26, 2011 El Museo de Valladolid fue creado como Museo Provincial de Antigüedades en 1879. Estuvo instalado en el Palacio de Santa Cruz hasta 1967, año en que fue trasladado al Palacio de Fabio Nelli de Espinosa, banquero vallisoletano, de ascendencia sienesa, que después de haber residido gran parte de su vida en Sevilla dedicado a los negocios, hace construir el palacio para establecerse definitivamente en su ciudad natal. El edificio es uno de los mejores exponentes de la arquitectura clasicista vallisoletana de finales del siglo XVI. En su construcción intervienen los arquitectos Juan de Lastra, Diego de Praves y Pedro de Mazuecos, así como el escultor Francisco de la Maza a 38

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quien se debe la obra del patio y la escalera. La portada ostenta el escudo del Marqués de la Vega de Boecillo, título que ennobleció a la familia Nelli desde 1663. El palacio tuvo una rica ornamentación de la que aún dan testimonio el gran artesonado que cubre la escalera principal y la serie de azulejos de interesante iconografía emblemática que realizara Hernando de Loaysa, en su alfar de Valladolid en 1586. Las colecciones del Museo abarcan el ámbito de la Arqueología y de las Bellas Artes. A través de ellas es posible recorrer la historia de la provincia, desde el Paleolítico a la Edad Media, recrear el pasado de la ciudad y acontecimientos de su historia, así como conocer aspectos particulares de la historia del arte español en las series que el Museo ofrece de pintura en tabla, orfebrería, mobiliario, tapices o cerámica. La exposición del Museo se organiza en dos secciones: ARQUEOLOGÍA Y BELLAS ARTES. En esta última se incluye además un pequeño apartado dedicado a la Historia de la Ciudad. SECCIÓN DE ARQUEOLOGÍA Ocupa las diez primeras salas del Museo y ofrece un amplio abanico de materiales que permite establecer una secuencia ininterrumpida de la evolución de la escultura material de todas las etapas desde el Paleolítico a la Alta Edad Media, con conjuntos de materiales tan destacables como el ajuar campaniforme de Fuente Olmedo, los tesorillos celtibéricos de Padilla de Duero, la Tésera de Hospitalidad de Montealegre, los mosaicos romanos de las Villas de Prado y de Santa Cruz, o las cerámicas hispanovisigodas de Piña de Esgueva y el tenante de altar de Wamba. SALA I. Prehistoria. Materiales paleolíticos. Ajuares neolíticos. Materiales calcolíticos. Ajuar campaniforme de Fuente Olmedo. Materiales de la Edad de Bronce.

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SALA II. Primera Edad del Hierro. Materiales de los poblados de la Mota, Soto de Medinilla y Zorita. SALA III. Segunda Edad del Hierro. Celtiberismo, colonizaciones, exvotos ibéricos, cerámicas celtibéricas del Soto de Medinilla. Casco montefortino de Gorrita. SALA IV. Segunda Edad del Hierro. Orfebrería celtibérica y ajuares funerarios de Padilla de Duero. Numismática ibérica e iberromana. SALA V. Romanización. Estatua de Isis. Tésera de hospitalidad, bronces y lanx vítreo de Montealegre. Escultura. SALA VI. Romanización. Busto Romano de Villalba de los Alcores. Cerámica y numismática romana. SALA VII. Romanización. Epigrafía romana. Mosaico de las Palomas de la Villa del Prado. SALA VIII. Romanización. Escultura romana. Villas romanas de Santa Cruz, Almenara de Adaja y Prado. Mosaico de las Estaciones. SALA IX. Romanización. Necrópolis tardorromanas. Mosaico de los Guerreros. SALA X. Visigodo y Alto medieval. Cerámica hispanovisigoda. Tenante de altar visigodo de Wamba. Arquitectura mozárabe. SECCIÓN DE BELLAS ARTES. Se distribuye en las restantes salas. Cuenta con obras de origen muy variado, entre las que un buen número pueden relacionarse con el ámbito provincial. Sobresalen las pinturas murales de los siglos XIII y XV del convento de San Pablo de Peñafiel, el conjunto sepulcral del infante de Castilla D.Alfonso, la colección de pintura en tabla de los siglos XV y XVI, el tapiz francés de la Presentación del Libro y de la Espada, y las maquetas del antiguo Ayuntamiento y del Monasterio del Prado de Valladolid. SALA XI. Pintura mural gótica. Conjunto sepulcral del infante Don Alfonso. Escultura. SALA XII. 40

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Pintura. Objetos litúrgicos. SALA XIII. Pintura de Vicente Macip y escuela valenciana. Esmaltes, marfiles. Escultura. Mobiliario. SALA XIV. Pintura del Maestro de Osma. Mobiliario. Tapiz de la Presentación del Libro y de la Espada. Retrato del Cardenal Mendoza. SALA XV. Orfebrería. Pintura. SALA XVI. Cerámica española de los siglos XVI a XIX. Pintura. SALAS XVII y XVIII. Maquetas de edificios vallisoletanos. Pintura. Mobiliario. Planos y objetos relacionados con la historia de la Ciudad. Sillón del diablo INFORMACIÓN GENERAL Web oficial del Museo Plaza de Fabio Nelli, s/n 47003 Valladolid T. 983.351.389 Fax 983.350.422 E-mail: museo.valladolid@jcyl.es HORARIO DE VISITA Martes a sábados: de 10:00 a 14:00 horas de 16:00 a 19:00 h. (octubre-junio) de 17:00 a 20:00 h (julio-septiembre) Domingos: de 10:00 a 14:00 h. Lunes y tardes de domingo cerrado. ENTRADA: Básica: 1,20 € Reducida: 0,60 €. Grupos, previa concertación, formados por 15 o más miembros.

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Un desconocido cuadro del Conde Ansúrez Wednesday, October 26, 2011 En la localidad de Mucientes, en el interior del Ayuntamiento se conserva un cuadro de 1,13x1,48 metros no expuesto al público, datado en 1890, obra del artista vallisoletano Luciano Sánchez Santarén. Este cuadro representa un improbable episodio histórico; "El Conde Ansúrez contempla los planos de la Antigua". En esta obra podemos ver a D. Pedro Ansúrez, acompañado presumiblemente de su esposa Doña Eylo contemplando de mano de un arquitecto los planos de lo que sería la Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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iglesia de Santa María de la Antigua. Con este lienzo concursó en la exposición celebrada aquel año por el Círculo Calderón de la Barca y seguramente llamaría la atención por la bellísima figura del paje que sostiene el plano y que tiene evidentes recuerdos de Fortuny o Palmaroli así como la soltura técnica de todo el conjunto. Puede recordarse que en 1901 Eugenio Oliva volvió a tratar idéntico asunto en la decoración del Círculo de Recreo. En la actualidad esta pintura ha salido publicada como portada del cuarto Volumen de la serie "Conocer Valladolid", que reúne las contribuciones científicas presentadas a dicho concurso, celebrado en la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid. Otras obras de este artista son "La Toñina", "Alegoría de la Agricultura" y "Cielo con Angelitos". Se puede enmarcar a este autor dentro del resurgir artístico que se aprecia en Valladolid durante el último tercio del siglo XIX y en el que la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción jugó papel tan destacado. La modestia que le caracterizó hizo malograr sus indiscutibles dotes de buen pintor y gran dibujante. Sus obras más interesantes y originales fueron hechas antes de 1910 y, aunque continuó pintando y dibujando hasta el final de sus días, su ciclo artístico ya lo había concluido en esta fecha. Morirá el 11 de enero de 1945. -Agradezco a Jesús Urrea (Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción) y a Javier Cantalapiedra (Departamento de Publicaciones del Ayto de Valladolid) la información aportada.

¿Por qué Fachadolid? Wednesday, October 26, 2011 "Fachadolid" fue un término acuñado en los primeros años ochenta a partir de un artículo aparecido en la revista "Interviú". Un titular exitoso en los años (1979-1981) en los que Valladolid vivía una auténtica oleada de violencia que llevaba impreso el sello de la extrema derecha. Era el tiempo en que se atentaba contra el gobernador civil Román Ledesma y el cine Cervantes; se disparaban cuatro tiros en el bar "El largo Adios"; se agredía, extorsionaba y secuestraba al tiempo que se colocaban artefactos explosivos 42

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en la sede de distintos partidos políticos y sindicatos lo mismo que en el Ayuntamiento, la Universidad, "El Norte de Castilla" o las librerías Villalar e Isis. La llegada de Carlos Enrique Gómez como jefe superior de Policía supuso el principio del fin, careciendo de sentido desde entonces la utilización de esa peyorativa expresión. El artículo En las páginas 38 a 41 de aquel histórico número (al menos para la ciudad de Valladolid) pudimos leer el polémico artículo Hacer click sobre las imagenes para ampliarlas

Fuente: Por María Concepción Marcos del Olmo. (Una historia de Valladolid) ISBN: 84-95389-80

La Biblioteca de la Casa de Zorrilla Friday, October 28, 2011 En 1920, Narciso Alonso Cortés donó a la Casa de Zorrilla todos sus libros “de” y “sobre” Zorrilla, para que sirvieran como núcleo fundacional de la recién instalada casa-museo. En 1969, el maestro cedió su valiosa biblioteca personal a la ciudad de Valladolid. La obras y publicaciones periódicas sobre Valladolid se integraron en el Archivo Municipal; el resto de Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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monografías y revistas fueron asignadas a la Casa de Zorrilla. Esta donación marca la pauta cualitativa de la biblioteca. A mediados de 2006, Rosa Antón hizo entrega al Ayuntamiento de Valladolid de la biblioteca de su cuñado, el crítico teatral vallisoletano. Este fondo enriquece sustancialmente la sección de teatro de la biblioteca. A lo largo del tiempo, otras entidades como el Ateneo de Valladolid y la extinta Asociación “Amigos de Zorrilla” han hecho aportaciones bibliográficas importantes a la colección. La colección está integrada por 10.000 monografías y en ella están representadas, además, 350 publicaciones periódicas. Sin duda, en su conjunto, un fondo de enorme interés para los estudiosos de la lengua, la literatura, el folclore y, por supuesto, la figura del inigualable José Zorrilla. Ámbitos temáticos representados en la colección: -Valladolid y su provincia. Castilla -Otros lugares geográficos -Poesía, novela, teatro, literatura clásica -Arte. Música -Folclore. Literatura popular -Historia y biografías -José Zorrilla -Miguel de Cervantes -Obras de referencia (diccionarios, enciclopedias, manuales, etc.) Dentro de la nueva estructura de la Casa de José Zorrilla, la biblioteca prestará servicio adscrita al Servicio de Archivo Municipal, que actuará como garante del rigor técnico de su tratamiento y que velará por la integridad de la colección. Horario de atención a los investigadores: Martes a viernes, de 10 a 14 horas Tel.; 983426100 [ext. 7786]

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El antiguo Sanatorio Antituberculoso de Valladolid Saturday, October 29, 2011 El Sanatorio de Valladolid estaba en la calle de Muro y tenía en su fachada algunos rótulos que invitaban a prevenir con higiene y tratamiento la cruel dolencia Foto: Colección Fundación Joaquín Diaz La lucha contra la Tuberculosis en Valladolid durante el siglo XX tuvo en el Doctor Leopoldo Cortejoso –humanista, escritor y académico- su principal activo. Algunos de sus escritos (El dolor en la vida y el arte: ensayos médicobiográficos sobre tuberculosos célebres o La enfermera en la lucha antituberculosa, por ejemplo) descubrieron la especial sensibilidad de las personas que sufrían una enfermedad que, a su juicio, provocaba más dolor en el alma que en el cuerpo. El centro en la actualidad La tuberculosis fue la principal causa de mortalidad, particularmente entre las clases menos favorecidas, hasta que la superó el cáncer a comienzos del siglo XX. La Reina Victoria Eugenia patrocinó e inauguró algunos sanatorios que se fueron construyendo en España en las primeras décadas del siglo pasado. El de Valladolid estaba en la calle de Muro y tenía en su fachada algunos rótulos que invitaban a prevenir con higiene y tratamiento la cruel dolencia. Fotografía publicada en la revista Blanco y Negro el 28-09-1919, con motivo de la inauguración del dispensario. Fue inaugurado el 21 de Septiembre de 1919 con el nombre "Real Dispensario Antituberculoso Victoria Eugenia" por iniciativa y gestiones del entonces Director de Sanidad de esta provincia el Exmo. Sr.Don Román Durán, el cual fue su primer director. Tras ser clausurado, estuvo en desuso muchos años, siendo reformado y convertido en el año 1983 en el actual Centro de Educación de Personas Adultas Muro.

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Ver mapa más grande -Fuente: Álbum de Valladolid (Joaquín Díaz). ISBN: 978-84-938164-0-7

Ruta de las Iglesias Tuesday, November 01, 2011 La ruta que ahora se propone transcurre por algunas de las iglesias pertenecientes a diferentes conventos y monasterios, cofradías, órdenes religiosas, etc., que pueden conocerse recorriendo el centro histórico de la ciudad. No obstante, el visitante se irá encontrando en su paseo con más de las aquí descritas pues en su momento de mayor esplendor Valladolid fue lugar de clérigos y nobles siendo numerosas las iglesias, conventos y palacios en ella construidos. En el lateral izquierdo del Ayuntamiento (Enrique María Repullés 1908), en la calle del mismo nombre, calle de Jesús, se encuentra la iglesia de tipo penitencial perteneciente a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Abierta al culto en 1676, un incendio declarado en su interior en el siglo XVIII y la remodelación del trazado urbano en el XIX la cambiaron notablemente siendo la fachada actual de ladrillo, acomodándose a un modelo de neorrománico de tipo catalán, con arquillos lombardas en su cornisa, ventanas de arco de medio punto y óculo central circular. Iglesia de Santa María de la Antigua 46

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En la calle de la Pasión, al final de la cual se halla la iglesia del Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, se encuentra la que fuera iglesia Penitencial de la Pasión hoy Sala Municipal de Exposiciones. A la misma actividad se dedica en la actualidad la Iglesia de las Francesas en la calle Santiago Apóstol, templo que atesora importantes obras. Esta última, además de un grupo de sepulcros con estatuaria gótica finalmente labrada, dispone de un excelente retablo de Alonso Berruguete y obras de Manuel Álvarez, Francisco de la Maza y Francisco Rincón. El Monasterio y la Iglesia de San Benito el Real se yerguen sobre el solar del antiguo Alcazarejo y la muralla medievales por donación de Juan I en 1390 a la orden benedictina. La iglesia nueva se comenzó a reedificar por los arquitectos Juan de Arandia y García de Olave en 1499, bajo el patrocinio de varios personajes. El pórtico sería construido a partir de 1569 por Rodrigo Gil de Hontañón con pilares octogonales y dos alturas. En la actualidad cada uno de los tres patios que forman el complejo arquitectónico cumplen diversas funciones. El Patio Herreriano alberga la sede del Museo de Arte Contemporáneo Español. Iglesia de la Magdalena Antes de llegar a la real y muy noble Plaza de San Pablo, en la histórica calle de San Ignacio a la que asoman palacios y casonas, se halla la Iglesia de San Miguel y San Julián. Edificada por los jesuitas entre 1579-91, el conjunto atribuido a Juan de Nates, se articula en torno a una sola y espaciosa nave. La fachada principal muestra una imagen gótica de S. Miguel, y los escudos de los Condes de Fuensaldaña, aquí enterrado, y el real de Carlos III. Guarda una apreciable colección de tallas, retablos y pinturas de artistas como Gregorio Fernández, Pedro de Sierra o Gil de Mena. Iglesia de Santiago Apostol Ya en la plaza del mismo nombre, la Iglesia de San Pablo es el único vestigio del convento de dominicos (s.XIII), derruido durante la Guerra de la Independencia. La construcción del templo, donde fue bautizado Felipe II, y su sacristía, entre los siglos XVXVI, se debe a los cardenales Juan de Torquemada y García de Loaysa y a Fray Alonso de Burgos. Desde 1601, el Duque de Lerma, Valido de Felipe III, acomete profundas Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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reformas clasicistas de impronta herreriana en el interior y el conjunto monumental de la fachada, de estilo hispano-flamenco, con dos partes diferenciadas; la inferior (s.XV) obra de Simón de Colonia, y la superior, de época del Duque de Lerma. Al fondo la Iglesia de San Benito “el Viejo”, llamada así para diferenciarla de San Benito el Real, se encuentra adosada al Palacio del Conde de Gondomar quien, a finales el siglo XV, mandaría rehacer la cabecera y grabar sus armas en la parte exterior. En la actualidad, está adscrita al Museo Nacional de Escultura. Iglesia de San Benito el Real Dejando tras nuestros pasos la Iglesia de San Martín, románica torre al igual que la de Santa María de la Antigua, enfrente del Teatro Calderón, está la Iglesia de las Angustias. Construida en 1597 bajo la dirección de Juan de Nates a iniciativa de don Martín Sánchez de Arazamendi, miembro de Cofradía Penitencial de la Quinta Angustia, presenta las características propias de un templo penitencial acondicionado para el cobijo de pasos procesionales. La portada, enteramente de piedra caliza, consta de dos cuerpos siendo las esculturas de San Pedro y San Pablo, la Piedad y la Anunciación obra de Francisco del Rincón. Del mismo autor es el retablo mayor y la imagen del cristo de los Carboneros. Guarda asimismo, la imagen titular, o Quinta Angustia, obra de Juan de Juni. Del siglo XVI data la Iglesia que la Cofradía de la Santísima Vera Cruz encargó en 1581 a Pedro de Mazuecos el Viejo, interviniendo en su portada Juan de Nates y Diego de Praves. El proyecto inicial de una nave será ampliado en el siglo XVII por Juan Tejedor Lozano resultando una iglesia de tres naves y amplio crucero con cúpula rematada en cimborrio. Alberga en su interior un importante conjunto de tallas procesionales de Gregorio Fernández y Andrés Solanes, entre otros. Iglesia de San Pablo Emblema de al ciudad es la Iglesia de Santa María de la Antigua que comenzará siendo capilla del palacio del Conde Ansúrez. El primitivo edificio desaparecerá en el siglo XIV para dar paso a la iglesia gótica que no parará de sufrir diversas transformaciones. Destaca la soberbia torre cuadrangular rematada en chapitel apuntado y el pórtico norte añadidos a la primitiva iglesia del siglo XIII. Declarada Monumento Nacional en 1897, el interior se divide en tres naves rematadas por ábsides, de los que sobresale el central, 48

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siguiendo la estructura clásica del románico. Las naves y los ábsides se cubren con bóvedas de crucería de estilo gótico. En su altar mayor se halló el retablo dedicado a la Virgen, obra de Juan de Juni (siglo XVI), actualmente sito en la capilla mayor de la Catedral. Frente a la Casa-Museo de Colón se encuentra la Iglesia de Santa María Magdalena (s.XVI), cuya fachada está presidida por el escudo nobiliario de su promotor, don Pedro de la Gasca. Destacan el retablo mayor y sepulcro obras de Esteban Jordán y la capilla del Doctor Corral obra de Francisco Giralda. Iglesia de las Angustias La construcción de la Catedral se inició sobre el solar de la antigua Colegiata en 1527. Hacia 1580 Juan de Herrera proyectó sobre la planta basilical precedente un templo de tres naves y crucero, inconcluso. En 1596, por voluntad de Felipe II, se le otorga la categoría de Catedral. En el siglo XVIII, Alberto Churriguera retoma el esquema herreriano y le da su peculiar impronta barroca. En su interior se encuentra el Museo Diocesano y Catedralicio cuyos fondos constituyen una interesante selección de esculturas, pinturas, orfebrería, etc. Próxima a la Plaza Mayor, la Iglesia de San Felipe Neri (S. XVII), guarda una importante colección de rejas y retablos barrocos cuya arquitectura es obra de Francisco de Villota mientras que las esculturas y relieves más notables lo son de Juan Pedro de Ávila.

El Primer Ascensor de Valladolid Friday, November 04, 2011 Este es el primitivo ascensor, que una vez desmontado, fue trasladado a Salamanca, donde se conserva en un almacen. La casa Mantilla es un edificio de viviendas, situado en Valladolid, en la acera de Recoletos, construido a finales del siglo XIX, paradigma de la arquitectura burguesa en esta ciudad. Entre las novedades que aportaba esta vivienda, estaban su estructura metálica (oculta), la iluminación eléctrica, y el hecho de que en ella se instaló el primer ascensor de la ciudad. Los depósitos de agua se conservan en la parte superior del edificio. En aquella época no existían empresas dedicadas exclusivamente al montaje de ascensores. Cada una de las distintas partes del mismo era montada por el especialista de turno, dígase, carpintero, forjador, etc.. La cabina y las guías de este ascensor eran de madera. Su funcionamiento era por un sistema hidráulico (en este caso por agua, no por aceite), siendo silencioso y banstante seguro. Dichos depósitos de agua se conservan en la parte superior del edificio (se pueden ver desde el rellano del ático). Diversas partes del primitivo ascensor

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Tras muchos años sin funcionar, en el año 2000 la empresa local INMEL S.L (hoy fusionada con KONE ELEVADORES S.A) instaló un nuevo ascensor para 6 personas totalmente panorámico que quedó perfectamente integrado en el edificio. Gran parte de la primitiva instalación fue respetada al instalar el nuevo ascensor Para la instalación de este nuevo ascensor se respetó en todo momento el entorno existente, como las escaleras con sus petos, enrejados y las U invertidas en las que se apoyan las guías. La estructura metálica para el nuevo ascensor se realizó en el hueco de la escalera (antiguo ascensor). El primitivo ascensor, una vez desmontado, fue trasladado a Salamanca, donde se conserva en un almacen propiedad de KONE S.A. No cabe duda de que se trata de una valiosa reliquia de la historia de nuestra ciudad. Nuevo ascensor instalado en el año 2000 -Agradezco a KONE ELEVADORES S.A. la información y las fotografías aportadas

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El reloj de la Universidad de Valladolid Monday, November 07, 2011 Torre de la Universidad a principios del siglo XX Hubo un reloj anterior encargado por la Universidad de Valladolid a Juan de Pedregal en 1579. Las autoridades académicas vallisoletanas pusieron como condición que diera las medias horas con sones semejantes a los del reloj de la Universidad de Salamanca, apareciendo tres carnerillos igual que el reloj de Medina del Campo y con una calidad semejante a la del reloj que se había fabricado para el Colegio de los Jesuitas de Valladolid. El reloj de la universidad salmantina había sido construido en 1503 por fray Francisco de Salamanca, causando admiración sus toques de horas y del de la Colegiata de San Antolín de Medina del Campo aún se conservan sus autómatas, lo que justificaba estas referencias. El reloj de la Universidad de Valladolid siguió funcionando con ciertas mejoras y, al menos desde 1768, se habían incorporado al mismo una serie de leones articulados de madera que movían sus cabezas, además de varias campanillas y estrellas metálicas, Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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quizás sustituyendo a los carnerillos del siglo XVI. Maquinaria del primer reloj fabricado en 1579 (*) A parte de las cercanas referencias citadas, el antiguo reloj vallisoletano respondía a un modelo común en el siglo XVI, que destacaba en iglesias y ayuntamientos. Su precisión no era muy alta –el ejemplo más perfecto era el reloj astronómico de Juanelo Turriano, que apreciaba como máximo 5 minutos- pero los toques de las horas y las medias eran suficientes para regular la vida de esa época. Más llamativos eran los autómatas que acompañaban al sonido de las horas en algunos relojes. Pero la mejora de la relojería a partir del siglo XVIII, dejaría atrás los viejos mecanismos, que se fueron sustituyendo por otros más precisos, aunque conservando en algunos casos los autómatas y las campanas. Algo así ocurrió con el reloj de la Universidad de Valladolid. Según ha publicado María José Redondo, el reloj de la Universidad había dejado de utilizarse antes de 1841, año en el que se derrumbó la torre de la Catedral de Valladolid, próxima a la Universidad, en la cual había un reloj cuyas campanas servían de aviso para la concesión de grados académicos y en diversos actos solemnes universitarios. Para cumplir este servicio, se decidió reparar el antiguo reloj de la Universidad y acondicionar sus campanas en una torre que se edificó en un lugar próximo al Corral de las Doncellas. Desde la cubierta de la capilla se accedía a la caja del reloj y las pesas de éste colgaban por debajo. A principios de 1857 las autoridades de la Universidad de Valladolid decidieron comprar “un buen reloj”, porque el antiguo ya no funcionaba bien. El torreón en que se había levantado estaba ocupado por el observatorio astronómico, instalado poco antes, por lo que se encargó una nueva torre de reloj al arquitecto Antonio Iturralde. En los inicios de 1858 se decidió emplazar la nueva torre en el centro de lo que era entonces el edificio de la Universidad. El reloj tenía dos esferas, en dos caras de la misma, lo que permitiría ver la hora desde los dos patios de la Universidad. A lo largo de 1858 se construyó la torre y al inicio de las obras se contrató la compra de un nuevo reloj a Ignacio Neugart, relojero de Valladolid. A juzgar por el tipo de maquinaria, y la marca “Moret” que figura en una de las piezas, Neugart importó el 52

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mecanismo de la zona franco-suiza, según el profesor Ramiro Merino de la Fuente, experto en este tipo de maquinaria. El reloj costó 10.500 reales, aparte de las pesas y el martillo fabricados por el taller de construcción de máquinas de la Trinidad San Nicolás de Valladolid, cuyo precio se fijó en 406 reales. El martillo para golpear la campana de horas era de hierro dulce y pesaba 23 kg, y la maquinaria marchaba con tres pesas de 11 kg, 6kg y 4 kg, respectivamente. Además se aprovechó para comprar un reloj de pared para la sala de profesores que costó 170 reales. Maquinaria del actual reloj instalada en 1859 En octubre de 1859 se instalaron una serie de piezas complementarias por los talleres de Agapito Zarraoa y Cía., para conectar el movimiento del reloj al de las campanas de horas y cuartos, que se iban a montar en un templete de hierro situado en el remate de la torre, al objeto de hacer más audibles los toques. Esta operación costó 14.000 reales, de los que 10.519 se destinaban al material del templete y los mecanismos anexos y el resto fue para la dirección de esta obra por el arquitecto Antonio Iturralde. El material consistía en los ganchos para el badajo de la campana, cojinetes, el templete de hierro que pesaba 219 kg., aparatos para la colocación de mazos, piezas para los cuadrantes, armaduras de hierro, poleas, tres cadenas para conectar con las campanas, cuerdas, badajos, frenos, contrapesos de plomo para equilibrar las campanas, y otras piezas menudas. De esta forma, el mecanismo del reloj, situado abajo, hacía sonar las campanas de las horas y las dos de los cuartos colocadas en el interior del templete de remate de la torre, a través de un mecanismo de poleas y cadenas. Se encargó a un bedel el mantenimiento del reloj por 25 reales mensuales. Después del derribo del edificio de la Universidad y de la construcción de uno nuevo, según el proyecto de Teodosio Torres, el reloj con la esfera al exterior, se colocó en el cuerpo alto de la torre cilíndrica que hacía esquina de la calle de la Librería con la Plaza de la Universidad, en cuyo remate iba el templete con la campana de las horas, en dicho lugar estuvo hasta 1970 pero tras fallar, fue desmontado y llevado a un almacén de la UVA. Unas reformas en el edificio histórico donde se hospedaba, le apartaron al cobijo de un tejado, del que sólo salió en 1996 para lucir en el Palacio de Pimentel como reliquia, con motivo del cuarto centenario del nacimiento de la ciudad. Las campanas más pequeñas de los cuartos podrían quizás estar en el palacio de Santa Cruz, una de ellas colocada en la fachada exterior y la otra sirvió de esquilón para el servicio de refectorio. (Por Nicolás García Tapia) Por fín la reparación Un profesor de Ingeniería de Sistemas y Automática recuperará el reloj histórico de la Universidad de Valladolid con un «innovador» sistema que pretende convertir esta reliquia del siglo XIX en una máquina de absoluta precisión, sincronizada por las señales horarias transmitidas por la red de satélites GPS. Las instalaciones de Cartif en el Parque Tecnológico de Boecillo albergarán durante los próximos 2 años los trabajos de reparación del reloj. Tras el análisis preliminar, todo parece indicar que a la maquinaria le faltan 2 piezas: un piñón de montado de pesas y una corona dentada de transmisión de movimiento de sombrería, que habrá que reconstruir. Posteriormente, y si no surgen otros imprevistos, se realizará un proceso de decapado químico para limpiar y tratar las superficies con el fin de protegerlo de la oxidación. Aunque aún no se ha decidido cuál será su nueva morada, la institución académica cree que el museo del Palacio de Santa Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Cruz será un buen sitio para que el público pueda contemplarlo, según confirmó José Manuel López, vicerrector de Investigación y Política Científica. -Fuentes consultadas: castillayleoneconomia.es nortecastilla.es *Valladolid, la muy noble villa. ISBN: 84-7009-495-5

El Cid irlandés descansa en Valladolid Wednesday, November 09, 2011 Red Hugh O'Donnell-Escultura de Maurice Harron 2007-Castillo de Donegal (Irlanda) Por Victor Vela (El Norte de Castilla) Vale, salvemos las distancias, pero es como El Cid Campeador. O sea, un héroe. O sea, una figura histórica que ha pasado a los libros por su valentía y por la defensa de su tierra. Es el Cid irlandés. Y yace aquí. En Pucela. Desde hace casi 410 años. Murió en Simancas en 1602. Fue enterrado en el antiguo convento de San Francisco (hoy Plaza Mayor) y ahora, una placa lo recuerda. Valladolid descubre así a Red Hugh O'Donnell (1572-1602), una figura venerada por miles de irlandeses y que los escolares de aquel país estudian como la persona que encabezó la rebelión irlandesa contra el Gobierno inglés isabelino, unas revueltas que desembocarían (de 1595 a 1603) en la Guerra de los Nueve Años. Callejón de San Francisco Foto: ABC.ES (ICAL) Empezamos una pequeña lección de historia. Ahí va. La reina Isabel I quiere ampliar su poder hacia el norte de la isla y propagar además el protestantismo por Irlanda. Sin embargo, allí se encuentra con la oposición de uno de los jefes gaélicos, Hugh O'Neill, quien quiere preservar su territorio y religión. No duda en entablar una lucha. Para dotarse de armas y apoyo internacional, tanto Hugh O'Neill como Red Hugh O'Donnell (rey de uno de los condados del norte de la isla, su padre abdica en 1587), se dirigen a Felipe II y solicitan su ayuda contra los enemigos comunes (ingleses y protestantes). La consiguen. La corona española envía a 4.000 soldados, que desembarcan en la bahía de Kinsale (muy cerca de la ciudad de Cork).

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Aunque sin mucho éxito. En enero de 1602, las tropas irlandesas y españolas son derrotadas. Nuestro hombre, Red Hugh O'Donnell, tiene que huir y se refugia en España. Primero en La Coruña, pero muy pronto se decide a emprender viaje hasta Castilla para reunirse en Valladolid (capital de la Corte) con el nuevo rey Felipe III y convencerle para que apoyara una nueva revuelta. El monarca quizá le da buenas palabras. Y O'Donnell regresa satisfecho a La Coruña. Pero meses después, y sin noticias del rey, emprende un nuevo viaje desde Galicia a Valladolid. Sin embargo, en su camino, O'Donnell cae enfermo (hay leyendas que dicen que intervino un espía inglés) y fallece el 10 de septiembre de 1602 en el castillo de Simancas (el Archivo). Sus restos fueron depositados en el convento de San Francisco, pero al desaparecer el inmueble, nada más se sabe sobre la tumba. El Ayuntamiento colocó una placa en el callejón de San Francisco donde recuerda (en un texto escrito en español, inglés y gaélico) a un héroe irlandés que encontró la muerte en Valladolid.

-Fuente: Norte de Castilla

La voladura del Puente Mayor Saturday, November 12, 2011 Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes Por Juan Carlos Urueña Paredes Se trata de una de las voladuras que sufrió el Puente Mayor durante la guerra de la Independencia. Los franceses huyen acosados por las tropas de Wellington. El testimonio más conciso de las voladuras, nos lo dejo escrito don Hilarión Sancho en su Diario de 1812: Mes de julio “Dia 29, hubo una gran conmoción entre los franceses para evacuar esta ciudad, lo que ejecutaron por la tarde, y lo mismo los afrancesados; los últimos que quedaron volaron el primer ojo nuevo del puente mayor, aunque no del todo”… “ El 7 de septiembre volvieron a escapar los franceses por el camino de Cigales, habiendo volado lo que quedaba del ojo del puente”. Localizar el ojo que fue volado en primer lugar resulta difícil. La única pista que da es cuando lo califica como “nuevo”. La reparación más importante que sufrió el puente Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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inmediatamente anterior a la crónica, fue la efectuada en 1796 que subsano los daños de un arco que “con las avenidas del agua ha sufrido una quiebra de mucha consideración”. El arco fue reconstruido y puede ser al que se refiere don Hilarión, pero desgraciadamente la noticia tampoco dice que arco fue. Sigue don Hilarión: “El 29 de dicho octubre se retiraron nuestras tropas poniéndose a salvo volando el puente de Cabezón, el de Simancas y el segundo ojo del Puente Mayor de nuestra ciudad”. Cuando dice “el segundo ojo”, debe referirse a que fue el siguiente en ser volado, no al espacio que ocupaba. Aquí nos planteamos si los ojos volados fueron contiguos, y parece ser lo lógico si lo que se buscaba era aumentar el estropicio. Ante la falta de datos, recurrimos al examen visual. Efectivamente, los arcos cuarto y quinto contando desde el lado de la playa son modernos, de medio punto y no apuntados como los medievales. Y aunque hay más arcos reformados, estos parecen haber sido hechos en una misma actuación. ¿Serian los reconstruidos por el cantero Yrure catorce años después? Suponemos que si, y hemos hecho la recreación siguiendo esta hipótesis. Como dije, nos basamos también en la fotografía tomada escasas décadas después de producirse este episodio. No falta tanto para celebrar el bicentenario de la liberación de Valladolid, y sería precioso si el Ayuntamiento recreara en vivo este suceso histórico, asunto fácil si se cuenta con la ayuda de las asociaciones que reviven cada año la batalla del Moclín en Rioseco. http://www.medinaderioseco.com/actualidad/index.shtml?idboletin=335&idseccion=8922 -Fuente: http://uruena-paredes.blogspot.com/2011/08/la-voladura-del-puente-mayor.html

¿Fue riosecana la Virgen de las Angustias? Sunday, November 13, 2011 P o r A n g e l G a l l e g o R u b i o (http://www.lavozderioseco.com/) La leyenda relata que los cofrades riosecanos del siglo XVI rechazaron la imagen que había tallado Juan de Juni por encontrar su pie desproporcionado. Es archiconocida la tradición que, boca a boca, se ha transmitido de generación en generación sobre el destino original de la Imagen de Ntra. Sra. de las Angustias que venera su homónima cofradía vallisoletana en la Iglesia Penitencial de la calle a la que da nombre. Dicha tradición afirmaba que la talla de Juan de Juni había sido rechazada por quienes se la habían encargado mientras el genial imaginero trabajaba en el taller que tenía establecido aproximadamente en la Plaza del Matadero (hoy llamada de la Solidaridad) de Medina de Rioseco: la antigua cofradía de la Vera Cruz de Rioseco. El motivo argumentado para la devolución era que aquellos cofrades riosecanos entendían que el pie que sobresale por debajo del manto de la Virgen era defectuoso por excesivamente grande, por ello recibió el apodo de Zapatuda o Zapatona. Continuaba relatando la leyenda cómo, al darse cuenta del monumental error cometido, desde Rioseco intentaron pleitear para que les fuera devuelta cuando ya había sido entregada a la Cofradía vallisoletana, de la que Juni era miembro. Este, para evitar conflictos, habría tallado una copia que es la que bajo la advocación de La Dolorosa cierra la procesión del Mandato en la noche del Jueves Santo riosecano. 56

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A finales del siglo XIX La Voz Católica de Valladolid, periódico religioso que se publicó en la capital de nuestra provincia, y la Cronica de Campos, que se editaba en Rioseco, recogieron la leyenda en sendos artículos popularizándola sobremanera. Por esa misma época Juan Ortega y Rubio cambiaba el primitivo destino, que fijaba en Tudela de Duero en vez de Rioseco y, años antes, Matías Sangrador otorgaba a la parroquia de Boecillo el dudoso “honor” de haber rechazado la talla. Ya bien entrado el siglo XX, el historiador Juan Agapito y Revilla hizo frente a la leyenda tradicional con un artículo publicado en la revista de la Semana Santa de Medina de Rioseco del año 1926. En él, titulado La Dolorosa de Rioseco, modelo de la Virgen de los Cuchillos de Valladolid, afirmaba que el testamento otorgado por el escultor francés en Salamanca en 1540, hablaba ya de una Quinta Angustia tallada en Rioseco y pagada por el obispo de Mondoñedo, fray Antonio de Guevara, franciscano que la habría cedido a la cofradía de la Vera Cruz que radicaba en el riosecano convento de San Francisco. Iglesia de las Angustias de Valladolid Con esta base Agapito y Revilla consideraba que la Dolorosa podía haber servido como el boceto al que volvió los ojos Juni cuando, cerca de 30 años mas tarde (la Virgen de las Angustias se documenta en torno a 1570), quiso realizar para su Cofradía la que está considerada su obra maestra. “En la Dolorosa de Rioseco, la mujer madre que llora y gime, en la Virgen de los Cuchillos de Valladolid, la madre que retuerce su dolor e imponente clama a los cielos”. Los estudios posteriores, con las dificultades que para el análisis de la talla causó una poco afortunada restauración, alejan la autoría de Juni de la imagen riosecana. Así Esteban García Chico llegó a atribuirla a Alonso de Rozas y más tarde, ya en la segunda mitad del siglo XX, Juan José Martín González relacionó su autoría con Tomás de Sierra, atribución que fue considerada en Rioseco como insultante pidiendo incluso al catedrático de Historia del Arte “que se retractase de las ofensas inferidas”. Modernamente la talla de la Dolorosa parece ser que se acepta por los expertos como “una relectura barroca y sensible del original juniano”. No es esta la única leyenda. Otra tradición narra cómo Juan de Juni encontró el motivo de inspiración para esculpir la Virgen –que hasta entonces se representaba como la Piedad con Cristo en el regazo- al contemplar la agonía de su propia hija María, fallecida en 1572. Fue capaz el imaginero de plasmar en la madera el supremo gesto de dolor del rostro y el retorcimiento del cuerpo de la moribunda para crear la sublime Soledad derribada y rota de pena al pie de la Cruz en la que Su Hijo había sufrido el martirio. Independientemente de la antigüedad, las atribuciones de su autoría o las leyendas de sus orígenes, lo verdaderamente importante es la devoción que tanto La Dolorosa riosecana como la Virgen de las Angustias de Valladolid despiertan entre sus fieles. Y cómo estos, da igual que sea en el riosecano corro de Santiago o en la antigua plazuela Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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del Almirante vallisoletana, al entonar idéntica Salve a una u otra imagen piden a una misma Madre y Señora que, cuando concluya nuestro destierro en este valle de lágrimas, vuelva a nosotros Sus Ojos Misericordiosos.

Diario Pinciano. El primer periódico de Valladolid Tuesday, November 15, 2011 Primera página del primer número del Diario Pinciano Publicado en 1787, fue el primer periódico de Valladolid que, aunque se titula diario, tuvo una periodicidad semanal (salía los miércoles) y editó durante año y medio de existencia un total de 46 números. Se subtitula histórico, literario, legal, político y económico. Fundado y redactado con una gran calidad literaria por un todavía joven religioso y doctor en telología José Mariano Beristáin y Souza, un erudito, bibliógrafo y fiel testigo de su tiempo, patrocinador de la cultura ilustrada y promotor del desarrollo económico. Publica los sucesos diarios y noticias particulares de la ciudad del Pisuerga y su provincia, así como noticias sociales, culturales y jurídicas de la Real Chancillería, de la universidad y demás sociedades y academias vallisoletanas. Destacan los artículos de historia local y de economía y los de crítica literaria y teatral, por la que su autor sufrió un proceso inquisitorial. De entre 8 y 12 páginas y paginación continuada y estampado en la imprenta de la viuda e hijos de Santander, su reproducción facsímil fue publicada en 1933 por la Academia de Bellas Artes de Valladolid, y de nuevo en 1978, con un estudio preliminar de Celso Almuiña Fernández.

Fabio Nelli Wednesday, November 16, 2011 Busto de Fabio Nelli sito en el Museo de Valladolid Por Teodoro Carabba (Antropólogo) Quien más quien menos, todos los vallisoletanos han oído alguna vez el nombre de Fabio Nelly. Su palacio da denominación a una céntrica plaza, a medio camino entre el monasterio de San Benito y el convento de San Pablo, junto al Coso Viejo y la iglesia de San Miguel. Era don Fabio un ilustre y acaudalado banquero, de familia sienesa pero nacido en una casa de la Plaza Mayor de Valladolid hacia 1533. Sus padres prestaron sus generosos servicios financieros al emperador Carlos V, lo que les valió la obtención de un escudo familiar. Él siguió la estela de sus progenitores y se enriqueció abundantemente a lo largo de su vida gracias a sus numerosos negocios, 58

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entre los que destacaban los préstamos a los nobles. Tras una larga vida, murió hace 400 años, el 15 de octubre de 1611. Sus restos reposaron en la capilla de San Agustín, ahora Archivo Municipal. De su vinculación con la ciudad ha quedado el palacio que mandó erigir entre 1576 y 1605, reconocido por Daniel Villalobos como el mejor ejemplo de la arquitectura civil clasicista en Valladolid. La historia de este edificio es larga y llena de detalles, comenzando por las sucesivas modificaciones realizadas sobre el proyecto original durante su larga construcción. El escudo que adorna el centro de la fachada no es el de Fabio Nelly, sino que fue colocado unos cien años después por su bisnieto Baltasar Francisco, marqués de la Vega de Boecillo. La descendencia directa del banquero se extinguió en 1734, lo que llevó a la Chancillería a integrar la propiedad del palacio en la Obra Pía que aquél dejó establecida para el caso de que no tuviese herederos. Palacio de Fabio Nelli (Museo de Valladolid) El edificio sirvió durante varias décadas como residencia de los obispos locales. Fue entonces cuando, el 2 de enero de 1735, en el oratorio del palacio el obispo Julián Domínguez ordenó presbítero al futuro beato padre Hoyos. Mediante alquiler fue residencia de los marqueses de Vargas y, ya a principios del siglo XIX, también del oidor de la Chancillería. Con la invasión francesa sirvió como almacén de las tropas, lo que dejó el edificio muy deteriorado. Una de las desamortizaciones hizo que la propiedad pasara al Estado y en 1859 fue adquirida por Felipe Tablares. En manos de su familia se mantuvo hasta que en 1942 doña María San Tablares vendió el palacio al Ministerio de Educación Nacional, que pretendía convertirlo en Instituto femenino de enseñanza secundaria. Los planes no se llevaron a cabo y en 1954 se decide que acoja el Museo provincial. Su inauguración tuvo lugar el 7 de diciembre de 1968 y desde entonces ha mantenido este uso cultural. En sus salas pueden ahora encontrarse interesantes testimonios del pasado de la provincia, aunque de los ornatos que poseyó Fabio Nelly sólo quedan parte de los zócalos de azulejería con temas paisajísticos, animales y mitológicos. El tiempo y los herederos se llevaron sus tapicerías, los paños de devoción, numerosas pinturas, sus libros, varias arcas de taracea y marfil, una escribanía y un par de relojes. Tampoco sabemos qué fue de Florencia, Juana y María, sus tres esclavas negras, que se ocuparían en el servicio de la casa. No hay constancia de si el espíritu del banquero sigue deambulando por las salas del palacio. Lo cierto es que quien quiera conocer cómo fue este personaje, puede buscar sus probable retrato dispuesto inadvertidamente en una esquina de las salas del museo. Se trata de una escultura de piedra caliza que fue encontrada durante la rehabilitación del palacio entre los escombros en la base de una de sus torres. En la fachada del museo se puede leer el lema Soli Deo Honor&Gloria, que con el que el banquero sin duda proclamaba su valía y su esforzado enriquecimiento, que parece deber sólo a Dios. Justo igual que los banqueros de ahora. Fuente: El Mundo. Diario de Valladolid (15-11-2011)

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Benito Loygorri: un vallisoletano pionero de la aviación española Friday, November 18, 2011 Fue el primer español en obtener la licencia de piloto Por José Delfín Val El que podéis ver en la fotografía, vestido con los atalajes propios de un aviador de principios del siglo pasado, es Benito Loygorri Pimentel, sportman vallisoletano. Su madre, Carmen Pimentel, perteneciente a una familia de abolengo pinciano, se casó con un Loygorri de los Loygorri vascongados de toda la vida. La fotografía se la hizo en el estudio 'La Luz' de la calle Hostieros número 2 el artista Marcelino Muñoz, quien fue, en una segunda etapa profesional, el primer fotógrafo minutero de El Campo Grande. En realidad, aunque decimos que era un sportman vallisoletano, su nacimiento en Biarritz (Francia) el 4 de septiembre de 1885 debió ser casual. Es probable que el feliz acontecimiento se produjera en una de las habituales salidas a la vecina localidad francesa de los españoles con mayor poder adquisitivo, donde solían pasar la temporada estival. Allí nació Benito y allí desarrolló después su actividad profesional: primero estudiando ingeniería y después aeronáutica en la Escuela de Aviación de Mourleon. Allí obtuvo el 30 de agosto de 1910, a los 25 años, el título de aviador junto al infante Alfonso de Orleáns. Ellos fueron los dos primeros aviadores españoles en obtener dicha titulación en un avión Henry Farman, motor Gnomo 50cv, tras efectuar numerosas ascensiones en globo. Benito Loygorri Pimentel tuvo grandes triunfos en exhibiciones de aviación en Francia. Y en España, concretamente en San Sebastián, intervino con los también aviadores Tabuteau y Morane en una exhibición de vuelo sobre el mar que fue un portento de belleza y emoción para los espectadores. Animado por los éxitos y confiado en que un avión vence la ley de la gravedad frecuentemente, Benito llevó, el día 1 de octubre de 1910, a su novia (una señorita donostiarra de buena familia) en el avión para una exhibición. Pero el avión no estaba de humor aquel día y cayó al agua por parada de motor cerca de la playa de Ondarreta, llevando la peor parte el aparato. Algo parecido le ocurrió (sin la novia) en el raid aéreo que en septiembre de 1911

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organizaron los comerciantes y Ayuntamientos de Salamanca y Valladolid (del cual hablaremos en el próximo artículo). La prueba consistía en recorrer en vuelo la distancia entre Salamanca y Valladolid; y el día siguiente la vuelta. Pero el piloto vallisoletano Benito Loygorri, cuando ya había despegado del improvisado aeródromo de El Prado de Panaderos en la ciudad charra y enfilaba el camino de Valladolid, se dio media vuelta porque el motor empezaba a ratear y a perder potencia. Aquellos pintorescos cacharros llevaban un motor de 50 caballos de potencia, volaban a una altura no superior a los 900 metros y a una velocidad de crucero de unos 60 kilómetros por hora. En su vida profesional, después de haberse casado con Encarnación Salazar y Roges en La Habana, trabajó durante más de 20 años en la General Motors, la famosa empresa automovilista americana que atraviesa por una grave crisis financiera. El triunfo en la General Motors de nuestro paisano no guardaba relación con su condición de aviador de los tiempos heroicos, sino con su habilidad para vender un coche en tres idiomas. Benito murió a los 90 años el 1 de febrero de 1976. Al estar considerado un pionero de la aviación deportiva española Correos le dedicó un sello conmemorativo. Benito, el aviador, tuvo un hermano, José, dibujante e ilustrador de las revistas Blanco y Negro y La Esfera, representativo del Art Déco en los años 20/30, picante ilustrador de novelas eróticas en el primer tercio del XX y fotógrafo publicitario en los años 50. Nada es de extrañar que su obra artística haya llamado la atención del catedrático y académico de Bellas Artes de Valladolid, José Carlos Brasas Egido, quien ha escrito una documentada monografía dedicada a este artista vallisoletano (este sí, de pura cepa) que tuvo una vida apasionante. Como apunto personal añadiré que este ilustre personaje bien se merecía tener una calle en la capital vallisoletana. Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/06/22/castillayleon/1245667780.html

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El primer vuelo de una aeronave sobre Valladolid Sunday, November 20, 2011 El 16 de septiembre de 1911 con motivo de las Ferias y Fiestas de Valladolid se celebró con éxito un importante raid aéreo entre Salamanca y Valladolid, que un terrible temporal desencadenado en Salamanca privó de comenzar el día 15 como estaba anunciado. Afortunadamente el siguiente día amaneció espléndido y desde primeras horas de la mañana un gentío inmenso comenzó a invadir el campo de aviación salmantino y sus alrededores. Después de los preliminares propios del caso y revisados los aparatos por los aviadores, a las 7 en punto, el Jurado dio la orden de partida al primero de los inscritos. Loygorry, que era el que ocupaba dicho lugar, después de varios intentos no pudo remontarse por dificultades del aparato. A las 7:05, salió Lacombe, el cual emprendió magnífico vuelo elevándose a gran altura y siguiendo la ruta hacia Valladolid, siendo despedido con grandes aplausos y aclamaciones. Leonce Garnier Cinco minutos después, partió Garnier, elevándose con maestría y tomando la misma dirección que Lacombe; también fue grandemente ovacionado. A las siete y cuarto se dio la salida a Poumet, el cual después de pasar la línea del campo regresó al mismo, por mal funcionamiento del aparato. Lacombe fue el primero en llegar a Valladolid donde descendió felizmente a las 8:2O habiendo empleado 1 h. 15 m. en el viaje, que hizo en un solo vuelo, convirtiéndose así en el primer piloto en sobrevolar la ciudad de Valladolid. En cambio Garnier fue menos afortunado pues a causa, según dijo, de la niebla se extravió, viéndose obligado a aterrizar en Valdestillas para orientarse. Allí, ayudado por los campesinos se remontó de nuevo llegando a Valladolid a las 9:05 o sea a la hora y 55 minutos de su partida de Salamanca. Ambos aviadores fueron ovacionados por el numeroso público que había acudido a presenciar su llegada. Por la tarde, a las cinco, se celebró un concurso que fue presenciado por mayor 62

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concurrencia que la de por la mañana. Lacombe se elevó, pero tuvo que aterrizar a dos kilómetros del campo de aviación, produciéndose averías en el aparato y resultando él, levemente herido. La fortuna fue esta vez más propicia a Garnier, el cual realizó tres hermosos vuelos de unos 10 minutos, causando un entusiasmo indescriptible. El día 17 se produjo por parte de los aviadores el viaje de regreso a Salamanca. Pierre Lacombe (a la izquierda) Algunos de los participantes Don Benito F. Loygorri y Pimentel, era de Valladolid, poseía el título de piloto aviador número 1 de los expedidos por el Real Aero-Club de España. Hizo sus ascensiones en un biplano H. Farman, motor Gnome, de cincuenta caballos. El señor Garnier, afamado piloto francés que en Galicia realizó notables ascensiones pilotaba un Bleriot, monoplano 81 motor Ansani, tipo Canal de la Mancha. El señor Lacombe, también piloto francés, realizó muchos y notables vuelos en el raid Coruña, Santiago, Pontevedra, Villagarcía Coruña, con notable éxito. Pilotaba un magnífico monoplano Duperdussin, capaz de alcanzar los 130 kilómetros por hora. Primeros vuelos en España

El desaparecido Café Royalty Wednesday, November 23, 2011 Fotografía de la Calle Santiago en la que, al lado derecho, aparece el Café Royalty Por Joaquín Martín de Uña En la relación de desaparecidos de nuestra ciudad y ocupando, quizás, el tercer lugar tras las personas y los edificios históricospodemos situar los edificios destinados al ocio de las sucesivas generaciones pucelanas, entre las que pueden incluirse los teatros, frontones, cines campos de deporte, bares y cafés. Entre estos últimos ocupó un lugar muy importante a principios de siglo y durante más de cincuenta años, el café que fuera propiedad de D. Salustiano Santos Lorenzo, -administrado por sus hermanos D. Ciriaco y D. Jesús-, que hasta el mes de septiembre de 1.947 estuvo emplazado en la esquina de las calles de Santiago y de Claudio Moyano. Tenía su acceso principal desde la primera de ellas -a través de una puerta giratoria, que fuera admiración de la ciudad, y que siguió utilizando durante años la entidad bancaria que ocupa las instalaciones del antiguo café-, mientras que por la calle de Claudio Moyano se accedía a través de una puerta más pequeña, precedida por un pequeño escalón descendente que desembocaba directamente frente a la barra del viejo café. Unicamente se utilizaba para depositar los servicios de los camareros ya que Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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los clientes efectuaban sus consumiciones cómodamente sentados en los tresillos y sillones situados entre las seis columnas de hierro del amplio salón de aquel café que se conoció como El Royalty. Foto: Archivo Municipal de Valladolid En su época fue uno de los cafés más importante de Valladolid y no sólo por lo completo de sus instalaciones -cámaras frigoríficas, fabricación de hielo y elaboración de helados para el consumo propio-, sino porque dispuso de un pequeño escenario, situado a unos dos metros de altura del suelo, en el que se dieron algunas de las primeras sesiones de cinematógrafo complementadas de varietés y conciertos ofrecidos por el que fuera famoso Trío Corbino, en el que el violinista cuyo apellido cedía al nombre del conjunto-, era acompañado al piano por Quevedo, y al violoncello por Puga. Espectáculos musicales Melodías clásicas y música ligera alternaban en el repertorio del conjunto de cuerda, entre las cuáles alcanzaron notoriedad tanto la Rapsodia Húngara nº 2, de Listz, como los estrenos nacionales de los cantables de películas como Allá en el Rancho Grande o La Caravana, Ross Marie o La silla Vaquera, interpretada por Olga Ramos, Jorge Sepúlveda o La mulata Rizo. Son de recordar las diversas categorías laborales de los varios camareros que atendían a los clientes situados en los tres espacios en los que se dividía el salón, y que los camareros llamaban rangos, siendo el más solicitado el señalado con el número uno, también llamado del chaflán, atendido durante varios años por el popular Lucio Vielba, quien a su profesionalidad añadía su apostura y simpatía. Entre las especialidades del café se contaban el chocolate con picatostes -tiras de pan bañadas en leche azucarada y después fritas- elaborados en la pequeña confitería de la calle de la Pasión- servicio que se complementaba con un vaso de agua que en verano se servía deliciosamente helado. Las dos clases de café: de puchero -30 céntimos-, o express -75 céntimos-, que eran servidos por el camarero del café y el echador, encargado de preparar las mezclas de café y de leche de acuerdo con los gustos de los clientes. Nota distintiva del café fue la visera de hierro y cristal que ceñía la parte superior del local y que en verano se cubría con una lona que atemperaba los rigores del sol vallisoletano. Gozaron de gran aceptación, por parte de los vallisoletanos, los conciertos que el café ofrecía las mañanas de los domingos y días de fiesta, las llamadas matinés, en las que se tomaba el vermouth, acompañado de aceitunas o patatas fritas, mientras se escuchaban las interpretaciones del Trío Corbino, anunciadas con antelación por medio de programas repartidos por la ciudad. Durante los días calurosos eran masivamente solicitados los sorbetes de distintos sabores servidos en recipientes cuadrados de alpaca y adornados con diminutas sombrillas chinas. Cuando el buen tiempo lo permitía, las mesas del café salían de su salón y se instalaban en las calzadas de las calles próximas, lo que hacía conveniente la intervención del llamado -por los camareros del local- tendido de los sastres, un grupo de 64

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fervientes melómanos que, al no poder sentarse a efectuar sus consumiciones, permanecían de pie en las inmediaciones del café escuchando la música y tratando de silenciar y poner orden en el escaso tráfico rodado que en aquellos años circulaba por la ciudad. D. Santiago Nieto Pérez, que en su juventud recorriera, en el café recordado, toda su escala laboral, ha prestado desinteresadamente sus recuerdos de esta época sin cuya ayuda el presente escrito habría sido diferente y, sin duda, menos completo. Gracias. -Fuente: El Norte de Castilla / 28 de noviembre de 1999

La estación depuradora de San Isidro Sunday, November 27, 2011 El depósito de aguas que aún hoy abastece a la ciudad vallisoletana desde el alto de San Isidro fue concebido como punto final de la traída de aguas desde el río Duero a través del canal del mismo nombre. El promotor de esta magnífica construcción fue el Marqués de Salamanca, principal accionista de la Sociedad Canal del Duero, constructora de la obra. Cuando las obras del canal del Duero ya habían comenzado, se decidió el inicio de la construcción de unos grandes depósitos para el agua, con el fin de hacerlas reposar y, gracias a la gravedad, distribuirlas por la ciudad. El inicio de las obras se constata en abril de 1883. Lo que en principio parecía una obra de escasa dificultad se tornó rápidamente en una complicada operación. La causa principal era el reducido número de operarios que se habían dispuesto para comenzar las excavaciones. Estos, dado la dureza del terreno en aquel lugar, donde la piedra aflora de manera inmediata, no conseguían hacer avanzar las obras. Los técnicos reaccionaron de manera inmediata y propusieron barrenar todo el espacio. Esta solución fue adoptada rápidamente, ya que en junio de 1883 se hacía constar las explosiones que había en el alto de San Isidro, a pesar de lo cual el avance era lento y difícil. Estos problemas continuaron hasta completar el socavón del depósito, tal y como lo confirma el hecho de que un año después del comienzo del barrenamiento del lugar aún no se hubiera Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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concluido y se destacaban las enormes complicaciones con que se estaban encontrando los obreros. Las obras de construcción de la cubrición del depósito se iniciaron en 1885. Este se compone de dos depósitos cubiertos. La techumbre es de atirantado de hierro que se sostiene por unas bellas arquerías de ladrillo y cemento. La capacidad total es de 12.500 metros cúbicos. En febrero de 1886 las obras habían avanzado notablemente, ya que se habían concluido las arquerías del segundo depósito. Es de destacar que en algún momento, tal y como dice la noticia, se había pensado en sustituir el atirantado de hierro por una bóveda de piedra, pero el aumento de presupuesto que esto supondría y la dilatación del fin de las obras debieron desaconsejarlo. Por fin, a finales de verano de 1886, algo más de tres años después del inicio de las obras, éstas tocaban a su fin. Definitivamente, el día 6 de septiembre, el agua del canal del Duero llegaba hasta el depósito. En la actualidad el depósito está siendo rehabilitado y modernizado.

Ver mapa más grande -Fuente: El siglo en que cambió la ciudad. (José Miguel Ortega del Río). ISBN: 8495389-10-X

El soterramiento del río Esgueva Tuesday, November 29, 2011 El Esgueva en la Plaza de Portugalete. Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes Por Pablo Gicosos (Arquitecto) La relación de la ciudad de Valladolid con el río Esgueva era a finales del siglo XVIII, principios del XIX una relación ambivalente, con sentimientos encontrados: todavía se daba cierto equilibrio entre ventajas e inconvenientes. Desde luego el Esgueva estaba ya proscrita para beber, habida cuenta de su carácter de colector de aguas residuales. Pero sus aguas aún eran útiles. Además de esta función recolectora de la suciedad (que acabará determinando su destino), seguía usándose para lavar. Y como fuerza motriz para molinos y algunas fábricas o talleres. La limpieza del cauce y el mantenimiento de los puentes eran tareas que habían de acometerse periódicamente. Circunstancias que se agravaban cuando el río se desbordada. Este estado de cosas se alteró, sin embargo, a partir de 1840. Entre esa fecha y hasta 66

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1864 la ciudad experimenta un periodo de importante desarrollo económico. Se pone en servicio el Canal de Castilla, completa la línea ferroviaria Madrid-Irún, pasando por Valladolid. Asimismo el impulso económico tuvo su incidencia en el desarrollo urbano. Desembocadura del ramal sur del Esgueva. Al fondo las Tenerías En este contexto de cambio y voluntad de modernización no es de extrañar que el delicado equilibrio mantenido hasta entonces entre la ciudad y el Esgueva se rompiera. Renovadas exigencias de ornato y salubridad reclamaban un cambio. Y había dinero para hacerlo. A finales de la década de 1840 la decisión estaba tomada. El Esgueva se había convertido en una cloaca, un colector de inmundicias que en verano, con caudal escaso, exhala continuamente “fetidez y perjudiciales miasmas”; se decide que un modo eficaz de paliar esta situación es cubrir su cauce, mantener las esguevas como colectores, pero cubiertos. Restos de puentes sobre el Esgueva La favorable coyuntura económica favoreció una rápida ejecución de la obra. En menos de una década el brazo interior se cubre desde la calle Paraíso hasta pasado el Espolón nuevo, con tan solo unos metros sin encauzar en la calle Magaña (el llamado lavadero de Portugalete). La obra básicamente consistía en levantar en el mismo lecho del río unos muros de mampostería de piedra del lugar sobre los que trabar una amplia bóveda de ladrillo. La bóveda se recubre posteriormente con tierra, constituyéndose así el firme de lo que pasaba a ser un espacio urbano (calle o plaza). La satisfacción por la empresa acometida fue tal que animó de forma inmediata a repetirla con el brazo sur, aunque las condiciones de este cauce, fueran otras (de hecho, en años sucesivos, las iniciativas de cerramiento de algunos de sus tramos coincidirán con otras, más sensatas, de mejora del cauce a cielo abierto). Estos ojos se sitos en el Prado de la Magdalena se construyeron Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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para que el Esgueva atravesase la antigua cerca de la ciudad. En los años siguientes (década de los 70), con una lentitud exasperante tan solo se acometieron algunos cerramientos puntuales, de tramos de corta extensión. De hecho, la única intervención de envergadura planteada para este ramal fue la que se intentó, y con poco éxito, en el tramo entre Santiago y el Espolón viejo (el tramo entre el Rastro y el Arco de Santiago, o sea, la actual Calle Miguel Iscar se había finalizado de manera excepcional en 1877). Para entonces la ciudad ha comprendido que son necesarios otros planteamientos. Su desencuentro con el Esgueva no se resolvía con la política de “soterramiento” ensayada hasta la fecha que no era capaz de contrarrestar la degradación e insalubridad crónica que seguía castigando a prácticamente todo el casco urbano. Lo que se propone es desviar completamente el río, con un nuevo canal que arranque en el ramal sur nada más cruzar el ferrocarril, e intercepte el ramal norte antes de entrar en el prado de la Magdalena. Para ello había que construir antes el alcantarillado que asumiera la función colectora que hasta ese momento vino cumpliendo el río. Detalle de un grabado realizado en 1841 que da cuenta de la ruina de la torre de la catedral. Al fondo el puente de Magaña La obras de desvío comenzaron en 1908 y se completaron en 1910. Estando ya las aguas del Esgueva circulando por su nueva traza hubo de resolverse un último asunto. En los viejos cauces persistía un lecho de lodo y porquería. Por debajo de las bóvedas de los tramos canalizados, y a cielo abierto en el resto. Como medio más rápido y económico se proyecta un relleno y drenaje de ambos cauces. A partir de entonces los problemas de salubridad y ornato desaparecieron, salvo para los nuevos barrios que pronto empezaron a ocupar los márgenes del nuevo cauce. El río ha seguido desbordándose y hasta hace poco ha presentado un aspecto sucio y hostil siendo una extensa y poco amable solera de hormigón, recorrida por un escuálido hilo de agua). El río en la actualidad En 1992 se modificó el cauce ajardinándolo, con paseos arbolados en ambas márgenes. Por debajo de las calles antes recorridas por ambas esguevas quedan ahora restos de alguno de los puentes y las conducciones realizadas que, salvo alguna demolición puntual mantienen sus muros laterales de piedra y sus bóvedas de ladrillo. Pero tan solo algunas son visitables (como las bóvedas de la calle Santiago, y de debajo del cuerpo saliente de San Benito, y parte del recorrido entre éste y los jardines de Poniente por un lado, y hasta Platerías por el otro…). El resto está colmatado de tierra, la que se usó en 68

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las obras de drenaje comentadas. -Fuente: Resumen del artículo “La Esgueva soterrada”. Conocer Valladolid. IV Curso de patrimonio cultural 2010/11. ISBN: 978-84-96864-63-4

Valladolid 1959. Los treinta de la Vespa Wednesday, November 30, 2011 Por Victor M. Vela Había una báscula junto al hangar de la base aérea de Villanubla que traía de cabeza a Virgilio Collantes (Valladolid, 1932) y sus compañeros de hazaña. Allí tenían que subirse todos los días y comprobar que mantenían el peso estable. Prohibido ganar o perder algún kilito durante dos meses. Estaba todo tan medido, tan milimetrado, que un gramo de más podía tirar abajo todo el castillo de naipes. Los cálculos los había hecho Pablo Collantes, hermano de Virgilio y preparador físico para la ocasión. Él se había encargado de repartir pesos para que la proeza no cayera en saco roto. Sabía que Virgilio pesaba 97 kilos. Que Manuel Herreras sumaba 49. Que Mariano Gómez tenía 40 y Ángel González 52,5. Y así hasta 30. El truco consistía en repartir esos pesos para conseguir que los treinta vallisoletanos (con Virgilio, el más pesado, sobre el sillín) pudieran subirse en una vespa y que la moto anduviera unos metros. Era difícil. Una empresa casi imposible... que se consiguió. Fue el 22 de febrero de 1959. Lo certifica el notario Ignacio Martín de los Ríos y da fe EL NORTE DE CASTILLA, que se hacía eco de la hazaña. Valladolid batía récord mundial. Treinta hombres sobre una vespa. En 1958 Collantes ya consiguió batir el record logrando la hazaña de subir a 17 personas en una Vespa Un año después se logró superar el record que todavía se conserva en la actualidad Esta aventura, que se remonta al 15 de agosto de 1957. Aquel día, el Vespa Club vallisoletano recibió un telegrama desde la agrupación londinense. El secretario general Wicell Bond decía que en Inglaterra habían conseguido establecer un récord al subir a trece hombres sobre una moto y añadía: ¿Puede alguien igualarlo? La preguntita de marras le tocó la moral a Virgilio Collantes (con taller y servicio oficial de vespa por aquella época en la calle Panaderos). ¿Que si puede alguien? «¡Nosotros podemos». Domingo 19 de enero de 1958, en el paseo de las Moreras. Cientos de personas entre el público (incluso subidos en los árboles para ver mejor) y 17 chavales encima de una vespa. «Cuando se enteraron los ingleses no nos creían. Incluso nos dijeron que no se montara más gente en la moto, que podía ser peligroso».

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Con peligros iban a venir los ingleses a Collantes y compañía. «En seguida nos propusimos llegar a los 30». De ahí los ensayos en Villanubla, de ahí los controles del peso para que nadie se pasara de kilos, de ahí la labor de ingeniería para ver cómo debía ponerse cada uno. Dónde los pies y dónde las manos para no perder el equilibrio. Fueron semanas y semanas de ensayos hasta que por fin llegó la intentona final. El 22 de febrero de 1959. Treinta hombres sobre una vespa plata metalizada que a Virgilio Collantes le costó 17.000 pesetas de la época y que, por desgracia, no conserva. «Con esa moto fui a París, a la fábrica de Vespa en Italia, hice espectáculos taurinos en multitud de plazas de toros de la provincia...» ¿Cómo? «Sí sí. Chemari (José María Alonso) y yo íbamos a las plazas de toros, nos soltaban una vaquilla y nosotros la toreábamos desde la moto». Más de cien personas llegaron a componer el activísimo Motoclub Vespa de Valladolid que a finales de los años 50 decidieron que la ciudad debía aparecer en el libro de oro de los récord históricos. Y lo consiguieron. ¡Vaya que sí! -Fuente: El Norte de Castilla

Un cementerio bajo la plaza. Las criptas de la Iglesia del Salvador Monday, December 05, 2011 En el siglo XIII, la ermita de Santa Elena ubicada en la plaza del Salvador estaba rodeada por un cementerio. Las excavaciones arqueológicas no han encontrado restos de este antiguo templo pero sí se han hallado varias tumbas del camposanto que se extendía a su alrededor. Con la repoblación de Castilla este lugar de culto se quedó pequeño y se decide tirarla y construir de nuevo, ubicando los cimientos sobre el antiguo cementerio. Ya entre el siglo XIV y XV, de nuevo se vuelve a derribar la iglesia, excepto la capilla de la familia González de Illesca, muy cercanos a los Reyes Católicos, para construir otra. Es bajo esta capilla donde se encuentra la cripta con las tumbas y los esqueletos, que en un principio fue el lugar de enterramiento de esta poderosa familia y que más tarde se convirtió en un cementerio de niños, por las más de setenta tumbas infantiles encontradas. Eran enterrados sin ningún elemento de ajuar, según la costumbre de la época.

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En las labores de restauración llevadas a cabo el objetivo era rehabilitar esta capilla que poco a poco se caía a pedazos y encontrar esa cripta conocida por los escritos de la época, la sorpresa fue encontrar también otra cripta similar con varios túneles, la cual se desconocía, ambas construídas en piedra; la más profunda y antigua responde al espacio reservado por el fundador como sepultura familiar; la otra constucción se añadió más tarde una vez clausurada la primera, sirviendo también para el enterramiento de parroquianos destacados. Esta cripta, bajo el suelo de la iglesia del mismo nombre, esconde las tumbas más antiguas encontradas en la ciudad.

Tumbas antropomórficas la mayoría excavadas directamente en la piedra y la tierra con la forma del cuerpo humano, algunos sarcófagos de piedra tallados con la misma forma y otras construídas con ladrillos. Bajo el pavimento puede apreciarse el exterior de la bóveda de piedra de la última de estas criptas, cuya construcción, entre los siglos XVI y XVII, obligó a elevar el suelo de la capilla, originalmente al nives que marca la celosía que puede también verse bajo la actual puerta de separación hacia el altar.

Ver mapa más grande Vease también el artículo "La Iglesia del Salvador"

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Celtas Cortos; buque insignia de la música vallisoletana Saturday, December 10, 2011 Hablar de Celtas Cortos, es aludir al grupo más emblemático de nuestra ciudad; su trayectoria jalonada de éxitos así lo ratifica. El grupo se forma en 1986, de la unión de varios amigos, algunos procedentes de “Almenara”, bajo el nombre de “Colectivo Eurofolk”. Con esta denominación se presentan a un concurso, de los muchos que se organizaban en esos años para grupos noveles, y ganan. A partir de ese momento deciden cambiar su nombre por el que sería definitivo de “Celtas Cortos”, nombre que tomaron de la famosa cajetilla de cigarrillos de la que utilizaron el emblema del paquete sustituyendo el escudo del guerrero celta por una guitarra. Ganaron otro concurso en abril de 1987, cuyo premio era la grabación de un disco compartido con otros dos grupos, por lo que editaron tres canciones en el disco titulado “Así es como suena: folk joven”. Tras ser rechazados por las discográficas, recibieron respuesta del productor ejecutivo Paco Martín para editar su primer disco: “Salida de emergencia” que contenía sólo canciones instrumentales. Para el siguiente trabajo, Gente Impresentable, a la potente instrumentación se unió la voz y las letras de Jesús H. Cifuentes (Cifu). Su rock celta se combinaba con algunas letras reivindicativas y otras más melancólicas. Con el paso de los años su estilo fue mezclándose con otros muchos como la música caribeña, el flamenco, la música electrónica o el reggae. Alcanzan una larga lista de éxitos que encabezan temas como 20 de abril, La senda del tiempo, Tranquilo majete, No nos podrán parar, o Haz turismo. En el año 2002 se produce la marcha de Cifu, que supone un giro definitivo después de los anteriores abandonos de César Cuenca y Nacho Martín. Será sustituido por Antuán Muñoz. A comienzos de 2004, Carlos Soto (flauta y saxo) abandona el grupo para crear Awen Magic Land, su nuevo

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proyecto junto a María Desbordes. Posteriormente a inicios de 2006 Cifu vuelve al grupo (con la salida de Antuán) y comienzan a ensayar juntos de nuevo y a preparar su siguiente disco en el que se incluye su éxito Hay que volver, cuando se cumplieron 20 años de su fundación. Durante 2008 graban un nuevo disco que salió a la venta en septiembre de ese año titulado 40 de abril. En sus inicios, los Celtas tenían un importante grupo de seguidores, pero no eran muy apreciados por el público joven de forma mayoritaria que andaba por otros derroteros musicales. La amistad de sus componentes era un factor determinante de cohesión y fortaleza.

Su sencillez y ausencia de parafernalia, que rodeó a tantos grupos de menor recorrido musical en aquella época, eran su principal tarjeta de presentación, unidas a su novedosa idea musical y su calidad indiscutible, junto a la capacidad de trabajo. Sin embargo, su apuesta era arriesgada en una Comunidad como Castilla y León, donde la música de origen Celta no tiene gran tradición salvo en zonas limítrofes con Galicia o Asturias. Radio 3 apostó por ellos y de alguna forma fue su trampolín definitivo de lanzamiento.

-Fuente: ¿Donde estabas tu? historia musical del pop rock de Valladolid. 1975-2005. Carlos Ramirez Villafañe-Miguel Orrasco

La infanta y la ventana. Tuesday, December 13, 2011 En 1602 se fecha el retrato que el vallisoletano Juan Pantoja de la Cruz, retratista y pintor de la Corte, hizo a la infanta Ana Mauricia, la primogénita de Felipe III y Margarita de Austria, nacida en Valladolid el 22 de septiembre de 1601, en el Palacio del Conde de Benavente (actual biblioteca de San Nicolás) donde los monarcas vivieron antes de trasladarse al que el duque de Lerma poseía en la Plaza de San Pablo. Como es bastante frecuente en retratos o incluso en pinturas de otro asunto, el pintor, buscando alargar la perspectiva de la composición, introduce el exterior en el cuadro; en este caso, tras la figura de la infanta, Pantoja sitúa una especie de ventana desde la que se 74

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contempla un paisaje. Lo que se ve, además del río, son algunos edificios situados en la orilla derecha –no sabemos si representados con absoluta fidelidad o con intención de la fantasía del artista- y el inicio del camino que conduce a Villanubla (actual carretera de León) abriéndose paso entre los páramos, así como el arroyo que bajaba en la misma dirección y el puentecillo que lo salvaba antes de desaguar en el Pisuerga, en el cual se harían reparaciones en 1796. En el primer término, hombres y caballerizas cargadas con sacos vienen seguramente de las aceñas, situadas sobre una azud del río junto al puente, que eran propiedad del convento de la Trinidad. También se ve una embarcación que parece de recreo, algo habitual durante la estancia de la Corte aunque antes y después de ese momento también había interesado hacer navegable el Pisuerga. Centrándonos de nuevo en el puente, vemos que, seguramente por la disposición sesgada que tenía desde el palacio, Pantoja representa sólo los últimos cinco ojos; al extremo de ellos se adivina más que se ve una puerta respaldada por elevadas paredes laterales, quizá almenadas, que no sabemos cuándo se construyó. Disposición del Puente Mayor y el Palacio de los Condes de Benavente según el plano de Bentura Seco de 1738 Los pretiles parecen estar desnudos y no está nada claro si fue el año siguiente, 1603, cuando se adornaron con bolas de estirpe herreriana, similares a las que se estaban colocando también en el Espolón viejo, o si –como dice Floranes- “se coronó el Puente Mayor de bolas” a comienzos del siglo XVIII, al tiempo que se hacía el Espolón Nuevo. Todo ello no impide que en 1635 se trabaje nuevamente en el Puente, en este caso con intervención de Bartolomé del Castillo y Juan Vélez de Lencín. -Fuente: Conocer Valladolid. IV Curso de patrimonio cultural 2010/11. ISBN: 978-8496864-63-4

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1935, Valladolid ve nacer la Vuelta Ciclista a España Tuesday, December 13, 2011 Antoine Dignet (a la derecha) y Mariano Cañardo, clasificados en primera y segunda posición en aquella histórica etapa de la Vuelta Ciclista a España, aparecen rodeados de aficionados vallisoletanos en la Acera de Recoletos, entonces llamada Avenida de la República El 30 de abril de 1935 se ponía en marcha, en la Glorieta de Atocha de Madrid, la primera edición de la Vuelta Ciclista a España con 50 participantes, de los que 17 eran extranjeros. El trazado, de 3431 kilómetros, había establecido la primera etapa entre Madrid y Valladolid por lo que semanas antes de iniciarse la carrera habían llegado a nuestra ciudad, López Dóriga, Leblanc y otros miembros de la organización para crear un Comité de Honor, en el que estaban las fuerzas vivas -Gobernador, Presidente de la Diputación y alcalde- así como también los redactores deportivos de "El Norte de Castilla", "Diario Regional" y "La Libertad", el vicepresidente y el secretario del Valladolid Deportivo- lo de "Real" lo prohibió la República- y hasta la madrina del club blanquivioleta. También se creó un Jurado Técnico que encabezaba Nicanor Marcos, a la sazón presidente del Valladolid Ciclo Excursionista. Se cuidaron los detalles al máximo, colocando carteles desde Boecillo para indicar a los ciclistas los kilómetros que restaban para llegar a la meta y una vez superado el Arco de Ladrillo, un rótulo señalaba el camino de los corredores y otro el de los coches para evitar peligrosas aglomeraciones. La línea de meta se había establecido frente al número 11 de la Acera de Recoletos -entonces llamada Avenida de la Repúblicamientras que el control para los participantes estaba en el Café Avenida, algo alejado de la llegada. A las nueve menos cuarto, con algo de retraso, el Ministro de Obras Públicas dio el banderazo de salida a los participantes entre los aplausos de la multitud y algún tiempo después afrontaban la primera y única dificultad montañosa puntuable de la jornada, el Alto del León, donde se impuso el suizo Leo Amberg, que debutaba aquel año de profesional y que ya había acreditado sus grandes dotes de escalador ganando la

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Subida al Mont Faron. Para el público vallisoletano concentrado en las inmediaciones de la meta no había otras noticias del desarrollo de la carrera que las que facilitaban los enviados especiales de los periódicos y que tampoco eran demasiado exactas porque se habían tenido que adelantar para ubicarse convenientemente en la línea de llegada. Precisamente la aparición de los coches de "Informaciones", "Blanco y Negro", "El diluvio" y otros rotativos y revistas logró desencadenar ese murmullo de expectación que precede al momento culminante del final de etapa. Como la representación extranjera no era numerosa y además estaba muy repartida, la Organización estimó conveniente agrupar a los 50 participantes en sólo dos bandos o equipos, uno azul y otro verde, que estaban patrocinados por las dos firmas d biciclietas españolas más prestigiosos: B.H y Orbea. La realidad, sin embargo, era que cada uno corría a su aire y, olvidándose del color de su camiseta, los belgas se ayudaban entre sí, lo mismo que los franceses e italianos, cosa que lamentablemente no ocurría siempre con los españoles. Así, pocos kilómetros antes de llegar a Valladolid, demarró el belga Antoine Dignef y por falta de colaboración nadie se decidió a anular la escapada, así que aquel mocetón no precisó sprintar para anotarse la histórica victoria de la primera etapa de la primera vuelta ciclista a España, que había rendido viaje en nuestra ciudad. Después fueron entrando Mariano Cañardo, Marinus Valentyn, Manuel Capella, Max Bulla..., hasta el último clasificado, el italiano Sebastiano Picardo, que apareció en la meta ¡dos horas más tarde!, cuando ya no quedaba casi nadie. La firma B.H. editó este cartel conmemorativo de la primera edición de la Vuelta Ciclista a España en la que obtuvo siete triunfos de etapa y la clasificación general de Gustavo Deloor. Ni que decir tiene que la estancia de la caravana ciclista constituyó todo un acontecimiento para los vallisoletanos, que se arremolinaban en las puertas de los hoteles y pensiones ansisoso de ver de cerca a sus ídolos e incluso cambiar con ellos impresiones. Los ciclistas de entonces eran mucho más comunicativos y accesibles que los de ahora, sin duda porque antes la popularidad era su principal recompensa. Pero los "gigantes del macadán" -así bautizados por un cronista de la época, haciendo referancia al pavimento por el que discurrían las etapas- se retiraron pronto para descansar porque el control de firma se había fijado para las cinco y media, ¡aún de noche!, en la Plaza de la Rinconada, desde donde se dió la salida neutralizada para cubrir la segunda etapa, hacia la capital de Cantabria. Los 49 supervivientes -Mostajo, de Calatayud, no compareció- circularon por las calles de la ciudad escoltados por el aplauso del público para tomar la salida oficial en el fielato de la Carretera de Santander. El prestigioso crítico "Rienzi" vertió grandes elogios en su crónica de "Informaciones" sobre la perfecta organización y comportamiento de los aficionados vallisoletanos, poniendo a nuestra ciudad como ejemplo par los demás finales de etapa. Y lo que entonces decía "Rienzi" iba a misa. -Fuente: Valladolid, viejas historias deportivas. (José Miguel Ortega Bariego). ISBN: 84404-7121-1

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El invierno más crudo de la historia de nuestra ciudad. Saturday, December 17, 2011 Este no es el Pisuerga, pero nos da una idea de lo que fue aquel crudo invierno El invierno más crudo del que hemos encontrado noticias fue el de 1729. C0n heladas cercanas a los 30 grados bajo cero, el Pisuerga se heló hasta el punto de que por la superficie pasaban los carros desde una orilla a la otra. Matías Sangrador, cronista oficial de la ciudad, escribió así: "...fueron tan intensos los fríos y tan continuadas las escarchas durante el invierno... que con grande admiración se heló el Pisuerga, permaneciendo en este estado desde el día 17 de enero hasta el 1º de febrero. Durante estos días hubo algunos particulares que, herrando sus caballos con clavos a punta de diamante, pasearon el río cruzando por debajo del Puente Mayor hasta el Monasterio de los Santos Mártires: hubo sobre el hielo juego de barra, danzas y grandes reuniones, sin haber ocurrido más que una sola desgracia. A lo largo de la historia nuestro río se ha helado en numerosas ocasiones. Foto: AMVA El sacristán de San Pedro, empeñado en conocer la grosura del hielo, comenzó a cavar con un azadón frente a la iglesia de San Nicolás y cuando ya iba a quedar satisfecha su curiosidad, se abrió el hielo y se sumergió en el río, quedando degollado en el acto". Otro historiador, que ha guardado el anonimato, añadió: "La nieve que a la escasa influencia del sol se derretía en los tejados, formaba témpanos de a vara, que exponían al transeúnte; por lo cual el corregidor mandó que se desgarraran y cubrieran las calle con estiércol para evitar las caídas. Duró esta crudeza del temporal hasta el 10 de febrero. -Fuente: Valladolid, ciudad. (Crónicas de ayer y de hoy). Luis Calabia Ibañez.

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Tres Goyas en Valladolid Monday, December 19, 2011 Convento de San Joaquín y Santa Ana En el convento de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid se conservan tres cuadros obra de Francisco de Goya. La razón de pintar Goya para Valladolid se debe a que cinco meses antes de ser inaugurado dicho convento ninguno de los cuadros de su viejo templo se acomodaba a las dimensiones de los nuevos retablos. La monjas suplicaron al rey, y entonces Sabatini, en una comunicación, propuso que "en caso de acceder su majestad a la solicitud de la comunidad, podrán encargarse las seis que se necesitan (se refiere a las pinturas) a los pintores don Ramón Bayeu y don Francisco de Goya, respecto de que gozan sueldo y tengo confianza de su habilidad; a quienes luego se les pase la orden, daré las dimensiones y noticias que necesiten para su desempeño". Muerte de San José En el primer periódico de Valladolid, (Diario Pinciano), coetáneo del tiempo en que era construido el convento, se publicó prolijamente la solemne inauguración del templo. El "diarista" dijo en qué habian consistido los actos, sin hacer referencia a las obras de arte que entraron entonces en aquella santa casa. El rico inmueble, asomado al Pisuerga para solaz de las mujeres enclaustradas, fuen proyectado por el "arquitecto mayor don Francisco Sabatini, mariscal de campo de sus reales ejércitos", y dirigió las obras don Francisco Valsania. Solo andando el tiempo se supo que dentro de aquel recoleto edificio existía un museo de cierta importancia, que, poco a poco, por necesidades insoslayables y muchas veces harto perentorias de escasez, iba perdiendo importancia. A principios del siglo XX todavía se guardaba una capa pluvial orlada de perlas, óleos abundanes y buenas tallas. El primer historiador de Valladolid, Sangrador Vítores (1854), rompió el fuego en favor del recuerdo de extraña manera, sin embargo; las pinturas de "la derecha son obra del distinguido Francisco de Goya, y las de la izquierda, del no menos célebre, don Ramón Bayeu". San Bernardo y el pobre Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Araujo Sánchez publicó en su día una carta de Goya a su amigo Zapater, que es muy conocida, con fecha 6 de junio de 1787: "Para el día de Santa Ana an de estar tres quadros de figuras del natural colocados en su sitio y de composición, el uno en tránsito de San Josef, otro de San Bernardo y otro de Santa Ludgarda, y aún no tengo empezado nada p´ tal obra y se a de acer porq lo ha mandado el rey, conq mira si estaré contento. La mulas buenas, la berlina buena, y no voy en ella aunq la he estrenado"... Es extraño que este mismo autor dudase después de la posibilidad de terminar una obra en tan corto espacio de tiempo Santa Ana es el 26 de julio-. El argumento de tal duda cae por su propio peso, considerando que once años más tarde los frescos de San Antonio de la Florida los realizó Goya en cuatro meses. Y si para tan importante obra bastó ese tiempo, no andaría muy apretado para ultimar los tres cuadros de Valladolid, por más que el monasterio no fuera inaugurado en la fecha prevista, sin mucho después. Goya, acuciado y preocupado por tantos encargos como se cernían sobre su cabeza y pesaban sobre su popularidad creciente, terminó el trabajo "porque se lo había mandando el rey". Quizá fuera el último encargo de Carlos III. Santa Ludgarda Los cuadros de Valladolid son muy clasicistas, pero al propio tiempo tan modernos que todavía sorprenden al espectador, abrumándole de emoción. Es aquella la época gris plata -familia del duque de Osuna- y estos efluvios que pasan a través de los rayos del sol en el "Transito de San José" impregnan de unción a una escena de exaltación de valores religiosos. De las tres telas, no obstante, puede parecer la de "Santa Ludgarda" la más admirable. Aquella hermosa virgen cisterciense, arrodillada en éxtasis delante de un crucifijo al que se está encomendando, es un bello lienzo, aun reconociendo que el discreto tenebrismo disminuye el encanto, en busca, acaso, de ese sentimiento piadoso, que era su preocupación. ...Análogo brío en delicadeza y suavidad de policromía, y con ciertos errores de dibujo tapados a fuerza de oficio, el cuadro de "San Bernardo y San Roberto" bautizando a un joven impedido, completa el tríptico de los Goya de Valladolid.

Podemos ver estos cuadros junto con otras obras en el museo de San Joaquín y Santa Ana, sito en el interior del monasterio: * De Semana Santa (incluida) al 31 de octubre: L a V de 10:00 a 13:30 // 17:00 a 20:00 S de 10:00 a 14:30 D y F cerrado * Resto del año L a V de 10:00 a 13:30 // 17:00 a 19:00 S de 10:00 a 14:30 D y F cerrado

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*TARIFAS General: la voluntad Grupos: 2 Euros (Incluye visita guiada)

-Fuente: Valladolid, ciudad. (Crónicas de ayer y de hoy). Luis Calabia Ibañez.

El desaparecido fotógrafo del Campo Grande Saturday, December 24, 2011 Vicente Muñoz era parte integrante del paisaje del Campo Grande donde siempre había ejercido como “minutero”, denominación un tanto clasicista con que los fotógrafos de estudio diferenciaban a los que hacían en las calles, en los parques o en las ferias todo su trabajo, desde el enfoque hasta el revelado. Sus clientes eran, preferentemente, los soldados sin graduación y las chicas de servicio, las parejas de novios que salían del Salón Pradera tras un programa doble, las familias engominadas y las gentes de los pueblos que venían en coche de línea a pasar el día en la capital. Embutido en su guardapolvo gris, Vicente esperaba al paseante junto al trípode que sostenía una cámara artesanal y si éste accedía a posar, iniciaba un rito que tenía algo de mágico y misterioso, oculto tras la amplia manguera desde la que impartía órdenes, centraba el objetivo, avisaba de la inminente llegada del pajarito y apretaba el botón de una pera para inmortalizar al sujeto que, nervioso e ilusionado, esperaba en un banco cercano a la última parte del trabajo, el revelado que se hacía en el calderín de cobre en el que Vicente mezclaba líquidos de unas botellas de cristal oscuro, como un brujo sabio y hábil. Su padre, Marcelino Muñoz fue un excelente artista de la fotografía que recaló en Valladolid desde su Béjar natal a finales del siglo XIX para instalarse en la calle Hostieros. Prendió la pasión de la fotografía en su hijo Vicente, nacido en Valladolid en 1913. Decía Vicente que había viajado a todas las ferias de los pueblos y ciudades cercanas a Valladolid, pero que el Campo Grande era donde más a gusto se sentía y mejor trabajaba, especialmente los días de procesiones y desfiles. Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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La cámara oscura que coronaba el trípode era de fabricación artesanal, aquella vieja máquina tenía una óptica extraordinaria, un objetivo Voiglander que le costó un buen dinero que dio por bien empleado ante la calidad y resistencia de unas lentes que retrataron a miles de personas en los cuarenta años de profesión de aquel entrañable minutero. Falleció a principios de los años 90. Fue inmortalizado en una escultura espléndida colocada en el mismo sitio donde cada día había estado él durante cuarenta años; está con su guardapolvos, oculto tras la manguera y con el fuelle del objetivo desplegado, avisando al cliente de la inminente aparición del pajarito para que sonría. -Fuente: Valladolid Cotidiano (1939-1959) – José Miguel Ortega Bariego. ISBN: 84-9591740-8

La antigua Casa Consistorial de Valladolid Tuesday, December 27, 2011 En esta fotografía podemos ver la que fue antigua sede del consistorio vallisoletano cerrada por ruina en 1879. A juzgar por las cortinas existentes en las dos primeras plantas, fue tomada en verano. Delante unas acacias de bola, y salpicando el conjunto, algunas farolas de gas. Las torres están coronadas por chapiteles al estilo “austriaco” y en el centro de la fábrica y despegada, otra para sustentar las campanas que daban la hora detrás de un reloj “iluminado como en París”, que dijo Teófilo Gautier en su “Viaje por España”. Casi en el centro y algo a la izquierda asoma la cresta de la fachada de la iglesia de Jesús Nazareno. El edificio fue proyectado por Juan Sanz de Escalante con posteriores modificaciones de Francisco de Salamanca y de Juan de Herrera y seguía el modelo austero impuesto por la casa de Austria. 82

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El Valladolid de entonces tenía verdaderos deseos de contar con otro Palacio Consistorial. Hacía mucha falta. De todos modos, aquel inmueble, hecho en los más dorados tiempos, a raíz del incendio de 1561, continuó metido en el corazón de nuestros antepasados. Lo prueba el hecho de que todavía se conserva una maqueta del mismo en el Museo Arqueológico de la ciudad. Maqueta conservada en el Museo Arqueológico de Valladolid A Miguel Iscar, el alcalde “que estuvo en todo”, no le hacía ninguna gracia que Valladolid, una gran ciudad, tuviera tan deplorable sede. El pleno municipal del 10 de febrero acordó el derribo de este viejo consistorio para la construcción de otro más moderno y que contaría con mayor capacidad. El derribo se inició el 12 de agosto de 1879 y sus restos fueron empleados para la construcción de la cascada y el estanque del parque del Campo Grande. Concibió entonces un edificio de nueva planta; pero la vida de aquel gran hombre prescribió antes de ver comenzada la encantadora iniciativa. El resto lo conoce casi todo el mundo. Concurso de proyectos, reformas, vuelta atrás, a partir del que presentó don Antonio Iturralde y, al fin, otro de don Enrique María Repullés que prevaleció. -Fuente: -Fuente: Valladolid, ciudad. (Crónicas de ayer y de hoy). Luis Calabia Ibañez. -Fuente: Wikipedia

"Historias Notorias de Valladolid" de José Delfín Val Wednesday, December 28, 2011 El escritor y periodista José Delfín Val recopila 89 de sus artículos sobre curiosidades históricas de Valladolid publicados en periódicos y revistas en los últimos tres años bajo el título 'Historias notorias de Valladolid', presentado este martes en la capital. Se trata del quinto libro sobre Valladolid que publica la editorial Castilla Tradicional, y que se suma a otros como 'Valladolid hace 100 años' o 'Guía Misteriosa de Valladolid. En la primera edición se editaron 800 ejemplares al precio de 22 euros. En declaraciones recogidas por Europa Press, Val ha explicado que se trata de artículos "reescritos y ampliados" debido a que el texto original se encontraba "constreñido" por la disponibilidad de espacio en las distintas publicaciones. Asimismo, ha desvelado que el título original de la obra iba a ser 'Historias de Valladolid',

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el cual hubo de ser modificado puesto que ya existe otra con el mismo nombre, editada por el Ayuntamiento de la capital, por lo que apostó por "adjetivar el hecho histórico" con el término 'notorias', una fórmula "cacofónica pero simpática", inspirada en 'Don Juan Tenorio', representación dramática típica de la fiesta de Todos los Santos, época en la que optó por él. Por otro lado, el autor ha ensalzado la figura del periodista como "cronista de la historia", una historia narrada "en flecos" que son las distintas noticias publicadas, muchas de las cuales "son sucesos que no han llegado a hechos históricos". ACCIDENTE AÉREO Entre esas historias sacadas del olvido, José Delfín Val ha destacado la historia del Raid Salamanca-Valladolid, un concurso de aviación celebrado en septiembre de 1911 y en el que el piloto francés Pierre Lecombe salió prácticamente ileso después de que su aparato se estrellara tras despegar de la pista vallisoletana de La Rubia. Precisamente, la imagen del accidente ilustra la portada del libro, obra del fotógrafo salmantino afincado en Valladolid Marcelino Muñoz, quien abrió un estudio de la calle Hostieros y trabajó como minutero en el Campo Grande. El periodista y escritor, también de origen salmantino, ha recordado que tanto Muñoz como él son vallisoletanos adoptivos "de hecho y de derecho" y ha confesado que la instantánea fue "rescatada milagrosamente" del estudio del nieto de Muñoz. Por otro lado, Val ha recordado especialmente la historia de 'La reina vallisoletana de los Tres Mosqueteros', en relación a la infanta Ana Mauricia de Austria, hija de Felipe III y nacida en Valladolid, la cual casó con el monarca francés Luis XIII y está presente en la famosa novela de Alejandro Dumas. De cara al futuro, el autor ha mostrado su intención de continuar con estos artículos, entre los que ha avanzado un "hallazgo reciente" sobre un vecino de Fuensaldaña que viajó en la Santa María, la nao capitana en el primer viaje a América de Cristóbal Colón. José Delfín Val también ha avanzado que en la próxima primavera publicará una nueva obra sobre la Semana Santa vallisoletana, centrado en los detalles menos conocidos de los pasos, gracias a su estudio detallado en los fondos del Museo Nacional de Escultura Colegio de San Gregorio. -Fuente: EUROPA PRESS

Valladolid a vista de...¿globo? El grabado de Alfred Guesdon Saturday, December 31, 2011 Hacer click sobre la imagen para agrandarla Esta lámina coloreada, “vestida” de grabado y firmada por Alfred Guesdon, nos muestra un Valladolid de hace alrededor de ciento sesenta años, o acaso más, con unas características formales y parecido integral a la ciudad que por aquellos días sumaría unos 40.000 habitantes.

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Estudiar el grabado francés lleva un par de horas de buena contemplación en busca de la fecha adecuada: después de 1852 y antes de 1864. Aquel Valladolid debió de ser un encanto, dispuesto como mandan los cánones cartográficos: arriba, el Norte con casa-ermita en el camino de Cigales, meandros del río y cárcavas de Cabezón; al Sur, el convento de Sancti-Spíritus, Puertas del Carmen, al lado de los Carmelitas Calzados, en él estuvo enterrado Gregorio Fernández y hoy es Hospital Militar; al Este, perdido en la lejanía, la chimenea de la fábrica de papel, de Garaizábal; y, al Oeste, el Pisuerga, barrio de la Victoria y Huerta del Rey. La línea inferior, la tapia frontera y fielato revelan o parecen revelar que el tomavistas estuvo en globo, acaso, más de una vez, antes de redondear el trabajo expresando cómo era la ciudad desde las nubes, a cielo abierto, embelleciendo un mundo de tejados. Parece que hay tema para un libro, sobrevolándolo todo desde las citadas Puertas del Carmen, de Madrid o de Carlos III, la isla de los Frailes a lo que ahora es la Plaza de Zorrilla. Aquí se contempla que estaba construido el Presidio Modelo que en 1852 ya era Colegio del Arma de Caballería, recién llegados los alumnos –cadetes- de Alcalá de Henares. Y como está intacta la Puerta del Campo –derrocada en 1864- hay dos hitos seguros para limitar el tiempo del dibujo. Desde el observatorio están claros el paseo de las Moreras y el plantío de olmos del paseo Alto. Están, asimismo, bien definidas tres de las cuatro puertas –la de Tudela se salió del grabado- y se pierden en el paisaje y sus encrucijadas los portillos del Prado, Polvora, Merced y Balboa. Aparecen, mal que bien o no aparecen catorce parroquias, con cinco templos agregados; 35 monasterios de monjas y frailes, cinco capillas y dos oratorios, muchos desabitados después de la exclaustración de Mendizabal.

-Fuente: Valladolid, ciudad. (Crónicas de ayer y de hoy). Luis Calabia Ibañez.

¿Por qué se llama La Rubia un barrio? Sunday, January 01, 2012 La Rubia a principios del siglo XX ¿Será cierto que muchos vallisoletanos creen que el popular barrio de La Rubia recibió ese nombre porque una mujer rubia causó estragos entre la población? La Rubia no es la fama de la moza rubia, sino la garanza. Si dejamos a la moza rubia de lado y nos quedamos solamente con la garanza, estaremos en el camino de la verdad histórica. Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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El barrio vallisoletano se llama La Rubia por la abundancia de esa planta que se daba en esa zona nada menos que desde el siglo XVI. El cultivo de la garanza, que aquí llamaban "rubia" por dar una flor amarilla, era la forma de vida de algunas familias asentadas a extramuros de la villa, más allá del camino de Madrid, pasada la Puerta del Carmen, y de algunos pueblos de la provincia. Era una planta que utilizaban los tintoreros para teñir de color ocre claro. Garanza o Rubia Peregrina En el siglo XVIII se cultivaba abundantemente en Mojados, quizá por haber tomado nota de los buenos resultados y provechosos beneficios que les trajo el cultivo de "rubia tinctorum" a los hortelanos de Tudela que ya en el siglo XVI pagaban con este producto el diezmo de San Benito. Es, por tanto, el nombre del barrio de La Rubia, de Valladolid, una reminiscencia recordatoria de aquellas producciones que, por razón de decadencia profesional de tintoreros, zurradores y curtidores se ha perdido dejándonos solamente el nombre de la planta que les dio de vivir. -Extracto del libro Historias Notorias de Valladolid - José Delfín Val

El desaparecido Colegio Hispano Monday, January 02, 2012 Lo cierto es que el entonces colegio Hispano, hoy colegio y residencia universitaria La Salle, ocupó el edificio e instalaciones del colegio laico que ostentó el mismo nombre, y que estuvo situado en el número 24 de la calle Fray Luis de León. Antes de llegar a la entrada del colegio, dirigiéndose a él desde la calle de López Gómez, lo primero que encontraba el transeúnte era un muro de unos tres metros de altura, en el que se abrían dos puertas de hierro con verja en su parte superior pintadas de color verde, que conducían a un pequeño patio en cuyo centro había un estanque en el que nadaban algunos peces de color rojo. Al fondo del jardín se encontraba una pequeña papelería que se conocía con el nombre de librería Bruño, donde los alumnos del colegio encontraban los materiales necesarios para poder hacer sus deberes. Cuadernos y blocs, lapiceros, pizarrines y plumas, gomas de borrar y secantes, tablas de logaritmos, reglas y sacapuntas formaban parte del escaparate junto a libros de la citada editorial. A continuación estaba la fachada de una casa de dos pisos (donde se encontraban las habitaciones de la comunidad y los dormitorios de los escasos alumnos internos del centro. Atravesada la portería y un patinillo cruzado por un pasadizo situado a la altura 86

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del primer piso se desembocaba en el llamado patio de los pequeños, cuyo suelo parecía empedrado en parte, y dónde crecía un frondosa árbol. Formando parte de la planta baja del edificio de la calle Fray Luis de León se encontraba una extraña jaula de grandes dimensiones, que aparte de servir como prisión al Guerrero del Antifaz (papel vivido por los pequeños alumnos), y de la que indefectiblemente terminaba escapando, su única aplicación práctica fue servir de alojamiento al corderillo que anualmente se sorteaba, junto a una cesta de Navidad, entre los alumnos del colegio. Al fondo del patio (paralela a la repetida calle) se encontraba una edificación de un solo piso, donde se situaba la capilla del centro y las clases de los cursos de Bachillerato, así como un pasadizo que comunicaba el patio anteriormente citado con el patio de los mayores. De dimensiones más grandes que el primero de ellos, disponía en su centro de un frontón formado por un alto muro de ladrillo en cuyos extremos, completados por dos muretes en ángulo, se situaban unas extrañas canastas de baloncesto, cuando este deporte era prácticamente desconocido en nuestra ciudad. Constituían todo el mobiliario deportivo y recreativo del colegio unos grandes sillares de piedra y el fuste de una columna, situados al lado derecho de una gran puerta carretera que abría a la calle Simón Aranda, y a la pared de la calle Santuario, próxima a la cual abría una puerta por la cual entraban y salían los alumnos que asistían a las clases. No existían salas o gabinetes de Física y Química, dándose la clase de esta última materia -cuando era necesario mostrar propiedades y reacciones de líquidos- en una clase (creo recordar que era la ocupada por el 5º curso de Bachillerato) donde junto a la mesa del profesor, situado sobre una tarima, había un encerado que servía para explicar las lecciones. La pizarra se decoraba con trabajos realizados con tizas de colores la víspera de las fiestas más señaladas del colegio (La Inmaculada), Navidad o San Juan Bautista de la Salle). Además, había un grifo de agua corriente situado al final de una tubería de plomo de un metro aproximadamente de altura. Dicha clase limitaba a su derecha y al fondo con una oscura habitación, dotada de puertas de vaivén, donde se depositaban las basuras que diariamente se generaban en las clases y en los patios del colegio. Días de clase (de ocho a una y de tres a siete y media) y de una hora de estudio voluntario vigilado por un religioso (actividad conocida como vela); recreos en que los más pequeños jugaban a las canicas, la peonza o el clavo, juegos que siempre eran interrumpidos por el silbato que anunciaba el fin del descanso -y que era recibido con un <<¿Ya?>> de sorpresa por parte de los jugadores; tardes libres de los martes en que la clase conseguía, por su comportamiento, el número de vales necesarios para ir de paseo a San Isidro o al campo de deportes del colegio de Lourdes, o tardes libres de los jueves en que los alumnos que lo desearan podían ir a jugar al colegio y asistir al Rosario y Bendición que dichos días tenían lugar. Domingos que comenzaban con la misa del colegio, y podían terminar en el cine del Lourdes, recuerdos, profesores y compañeros que fueron rindiendo viaje a lo largo de los años, viejas edificaciones que hace tiempo fueron derribadas, costumbres que cambiaron, ilusiones quizás realizadas... -Fuente: El Norte de Castilla - 20 de febrero de 2000 - Joaquín Martín de Uña

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El mercadillo de Fuente Dorada Monday, January 09, 2012 Por José Delfín Val Todos los domingos y festivos, supongo que bien de mañana, se instalan en los soportales de la plaza de Fuente Dorada una serie de tenderetes que forman un curioso mercadillo. Con frecuencia doy una vuelta, por si encuentro algún libro interesante. A veces he tenido suerte y salta, como trucha en río tranquilo, librito. Por ejemplo, los Apuntes Literarios de Whasington Irving, el autor de los Cuentos de la Alhambra, su libro más famoso; o una edición ilustrada por Eduardo Vicente de la Vida del Capitán Alonso de Contreras, pícaro y rufián del siglo XVII, auténtico Alatriste, contada por él mismo, según un manuscrito que se encuentra en la Biblioteca Nacional y del que escribió Ortega y Gasset un bonito ensayo. Los que amamos los libros los amamos incluso si traen heridas de guerra o cubiertas arrancadas. Ese mercadillo está formado por una serie de puestos de venta de muy diversa mercancía en torno a los sellos, las postales, los libros, los tebeos, las monedas, los llaveros del Che, de Franco o de José Antonio, los soldados de plomo, los dedales de coleccionista, las fotos en color de artistas descalzas hasta la cabeza, los “deuvedes” excedentes de cupo y los trastos viejos de pequeño tamaño que estuvieron en manos de otros y a otros sirvieron. En fin, una variedad de cosas que buscan un segundo o tercer comprador y que se resisten a morir. Estos soportales de la plaza de Fuente Dorada en los que se monta el mercadillo eran antiguamente los llamados soportales de guarnicioneros y de mercaderes. Hoy esta última denominación parece más ajustada a la realidad, al menos los domingos y fiestas de guardar. La verdad es que los mercaderes tienen mala imagen desde que Jesús de Nazaret los expulsó del templo. Quizá por eso hemos dado por muerta la palabra y la hemos sustituido por comerciantes. Los otros soportales de la plaza, los de enfrente, se llamaban antiguamente soportales de lorigueros porque ahí se instalaban los vendedores de lorigas, esto es, la parte de la armadura que cubría el pecho. También hubo unos soportales llamados “de lanceros” y 88

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“de espaderos”. Así pues el lado de enfrente de nuestros animosos comerciantes de los días festivos era el lado de los mercaderes del hierro y de las armas; hoy podríamos decir que ellos ocupan los soportales de los cambistas, por no decir banqueros. Este mercadillo de Fuente Dorada es visitado por coleccionistas meticulosos que buscan novedades de sellos, monedas, estampas, tarjetas postales de viejo Valladolid y relojes. Los que cambian o venden relojes y no tienen puesto se reúnen en corrillos de amigos. Ni que decir tiene que los diferentes puestos se instalen cada mañana en el mismo lugar de domingo anterior y se respetan los espacios. Cuando alguno está enfermo y falta a la cita, se le respeta el sitio. El espacio dejado por uno que lo dejó por jubilación ha tardado tiempo en cubrirse. Para ellos esto no es trabajo, es satisfacción. Son muy apañados los precios de algunos tebeos que forman parte de nuestra propia historia. Es fácil encontrar algunos ejemplares primigenios de Flechas y Pelayos, el primer tebeo infantil masculino español, nacido en 1938 por sugerencia, según cuentan, de fray Justo Pérez de Urbel; el TBO, Pulgarcito, Jaimito y aquellos de El Guerrero del Antifaz que creó el dibujante vallisoletano Manuel Gago en 1944, quien después de triunfar con el invencible personaje que empezó a dibujar a sus dieciocho años, continuó haciendo para Editorial Valenciana El Pequeño Luchador y La Pandilla de los siete. Algunas de estas colecciones han sido reeditadas con éxito de ventas. Ahora se les llama “cómics”, porque los tiempos son otros y mandan llamar “comic” a lo que nosotros llamábamos tebeos. Fueron, no puedo decir que nuestras principales lecturas, pero sí afirmo que fueron nuestras segundas y necesarias lecturas. Las primeras lecturas fueron las obligadas de la escuela y el colegio y éstas de los tebeos fueron las primeras voluntarias, necesarias antes de llegar el libro. Hacia 1908 todavía podían contemplarse escenas como la de esta foto en la que un zapatero prepara unos cueros para echar suelas en los portales de la Fuente Dorada. Más allá la Plaza del Ochavo y al fondo el Corrillo. Lejanas quedaban las Ordenanzas en que se especificaba como Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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debían trabajar los cofrades de San Crispín y qué penas tenía no hacerlo (Colección Fernández del Hoyo). Aquí en el mercadillo de los domingos de Fuente Dorada se puede encontrar uno con la horma de su zapato. Y si no lo es, al menos encontrará un par de hormas que agranden unos milímetros unos zapatos recién comprados que mancan al andar. Fuente: Historias Notorias de Valladolid (José Delfín Val)

Aparecen nuevos restos de la cloaca del siglo XVII en un solar de A... Wednesday, January 11, 2012 Fuente de la ilustración: Diario de Valladolid. El Mundo "La historia de esta cloaca de la calle las Angustias es una historia de redescubrimientos", escribió el arqueólo Arturo Balado Pachón en EL MUNDO de Valladolid el 22 de marzo de 1993, cuando se realizó una excavación en el solar situado entre las calles de las Angustias y Magaña, muy cerca de la iglesia en honor de la virgen del mismo nombre. Bajo estas líneas podemos ver el artículo publicado aquel año (Cortesía de Arturo Balado) Casi veinte años después, una nueva excavación para la construcción de un edificio en la misma calle las Angustias, a continuación de la realizada en los números 14 al 18, ha vuelto a aflorar la monumental cloaca de estructura abovedada que no por conocida deja de sorprender. El citado Balado Pachón, en el informe por él redactado en 1993, dice que "es esta canalización la encontrada en 1788 durante las obras de limpieza de la manguardia del Esgueva, tras la grave inundación sufrida aquel año". Interior de la cloaca. Cortesía de Arturo Balado Pachón "Por lo tanto parece que en 1788", añade Balado, "cuando se redescubre la alcantarilla, esta se encontraba oculta y era desconocida para los encargados municipales; es más, se llega a decir que lleva 'tapado desde tiempo inmemorial'". En los pasados meses, los autores del proyecto de nueva construcción en las Angustias ya sabían con lo que se iban a encontrar: restos de una monumental conducción, de 4

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metros de ancho en la parte externa, que como sucedió en 1993, la excavación arqueológica no se ha podido completar por la aparición del nivel freático. La presencia de agua y lodo -ya que está junto al antiguo cauce del Esgueva- ha impedido obtener noticias directas. "Lo único que queda claro es que a fines del siglo XVIII, la cloaca llevaba tiempo construida", según Balado. Imagen cortesía del blog Píllala Del trazado de la conducción se puede interpretar que es posterior a la construcción de la iglesia de las Angustias, que data del 1597. ¿Cuanto posterior? Dificil precisarlo, ya que en las últimas dos excavaciones por la acumulación de escombros y lodo no se encontró material arqueológico relevante. Pero si se da por bueno el supuesto de que el trazado de la conducción elude la existencia de la iglesia de las Angustias, una fecha 'post quem' es la de 1597 (inicio de las obras). "Si tenemos en cuenta que en 1788 se dice que la cloaca llevaba oculta desde tiempo inmemorial parece lógico pensar que durante todo lo que se llevaba de siglo XVIII no se había tenido conocimiento de ella, lo que nos dejaría el siglo XVII como periodo de mayor probabilidad para que su construcción hubiera tenido lugar, fecha que concuerda además con los escasos datos obtenidos por el material arqueológico recuperado en el transcurso de la excavación", según Balado. Dado el interés histórico, los restos arqueológicos se preservarán en el proyecto del futuro inmueble de la calle las Angustias, según fuentes de Patrimonio. -Fuente: Diario de Valladolid. El Mundo (10-01-12)

El monumento a José Zorrilla Thursday, January 12, 2012 Fallecido José Zorrilla el 23 de enero de 1893 el Ateneo de Madrid lanzó la idea de erigir en Valladolid un monumento que perpetuara la gloria del poeta, realizándose una subscripción nacional. Se anunció un concurso, que fue dirigido por figuras muy representativas de las letras y las artes. Inmediatamente comienzan a recibirse propuestas y ofrecimientos de varios escultores Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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para realizar dicha obra. Tras alguna duda se decide convocar concurso firmando las bases en marzo de 1899 con un presupuesto de 23.366 pesetas. Se presentaron al concurso seis proyectos eligiéndose por unanimidad el de D. Aurelio Carretero, escultor riosecano que también intervino en obras tales como el proyecto de Vallisoletanos ilustres y en el estudio de la estatua del Conde Ansúrez. Del proyecto sobre Zorrilla hay que destacar la composición monumental del conjunto y la bella apostura de la estatua. El pedestal tenía primitivamente dos cuerpos y zócalo, en la actualidad posee uno más, añadido en 1929 con trazas de Agapito y Revilla. Todo él parece piedra caliza excepto el zócalo que es de granito. En cuerpo superior es un cono truncado coronado con friso y una especie de capitel circular, en éste hay ocho florecillas de bronce que lo decoran, en el friso una inscripción donde se lee “Al poeta Zorrilla”. El segundo cuerpo es una pirámide truncada con un saliente en la parte que da a la calle Santiago donde va sentada la estatua de la Poesía; ésta es también de bronce y va simbolizada por una doncella con alas de mariposa, lleva en una mano una lira y con la otra adelanta el pabellón de la oreja en actitud, un tanto anecdótica, de oir recitar al poeta; la figura viste una túnica griega que le cae en suaves pliegues, toda ella está bien modelada. Preparando los cimientos para la estatua de Zorrilla. En este cuerpo está también el escudo de Valladolid y algunas inscripciones: en el derecho una placa de bronce que dice: “Nació en Valladolid 21 febrero MDCCCXVIII. Murió en Madrid 23 enero MDCCCXCIII”; en la parte posterior: “Erigióse este monumento en virtud de suscripción nacional iniciada por el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid. Año MCM”. Día de la inauguración Aunque ha habido algunos cambios, la estatua está hoy con arreglo a su concepción primitiva. Zorrilla está mirando hacia la ciudad. Recita; por eso sostiene un pliego en una mano y con la otra parece modular la palabra. Viste conforme a su época. Lleva levita y abrigo; para mayor naturalidad, el pantalón cae desgarbadamente; enmarañados cabellos y barbas envuelven su cabeza. Carretero se atuvo a la personalidad de Zorrilla.

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Se inauguró en septiembre de 1900, evento del que da cuenta detallada el Norte de Castilla del 14 de dicho mes: Misa de medio pontifical, comitiva con todas las autoridades y banda de música y llegada al emplazamiento del monumento para proceder a descubrirlo a la par que el Orfeón Pinciano interpretaba el “Himno de Castilla”.

Prohibido holgazanear y llevar bigote. Sunday, January 15, 2012 Aquí os muestro dos curiosos bandos publicados a mediados del siglo XIX en nuestra ciudad. Uno, de Mariano Campesino, alcalde primero, en el que se muestra decidido a mantener, de manera firme e inexorable, el orden público y a corregir los males que ofendan la buena moral de la sociedad. El otro, visto desde la perspectiva actual bastante gracioso, publicado por el también alcalde Pelayo Cabeza de Vaca y conocido vulgarmente como de los bigotes, en el que se prohibía usar bigote y otros distintivos militares sin pertenecer al Ejército ni a la Milicia Nacional. Y algunos se quejan ahora de la falta de derechos y la dureza de las leyes. Eran otros tiempos, cuando Valladolid era un emporio militar. Ahora es otro cantar.

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Manuel Gago, el vallisoletano creador de El Guerrero del Antifaz Tuesday, January 17, 2012 Manuel Gago García (Valladolid, 7 de marzo de 1925 - Valencia, 29 de diciembre de 1980) fue un guionista y dibujante de historietas español, creador de El Guerrero del Antifaz, entre otras muchas series. Nació en 1925 en Valladolid, pero pasó su infancia entre Madrid y Albacete. Publicó su primer tebeo, El Espíritu de la Selva, en la editorial Hispano Americana, a los diecisiete años, en 1942. Poco después comenzó a trabajar para Editorial Valenciana, con las series Niño Gonzalo y Richard y Bakutu. En 1944 publicó, también para Valenciana, la primera historieta del personaje que le daría la fama, El Guerrero del Antifaz, serie de aventuras ambientada en la España de los Reyes Católicos e inspirada en una novela de Rafael Pérez y Pérez. Los guiones de El Guerrero del Antifaz fueron realizados por el propio Gago, su hermano Pablo y su cuñado Pedro Quesada. La serie tuvo pronto un gran éxito y se publicó ininterrumpidamente, en cuadernos independientes, hasta 1966, llegando a alcanzar tiradas de 200.000 ejemplares. Al tiempo que desarrollaba las aventuras de El Guerrero del Antifaz, Gago creó nuevos tebeos, como La pandilla de los siete (1945) y El Pequeño Luchador (1945 - 1956). El segundo, ambientado en el Lejano Oeste, tuvo también un gran éxito. En 1946 Gago, que trabajaba casi en exclusiva para Editorial Valenciana, se trasladó definitivamente a Valencia. Otra serie de éxito que produjo por esas fechas es Purk, el hombre de piedra (1950-1957), ambientada en la prehistoria, con guiones de su hermano, Pablo Gago. En 1950, sin dejar de trabajar para Valenciana, creó una empresa propia, junto a sus hermanos Pablo y Luis: la efímera Editorial Garga, para la que realizó varios tebeos de 94

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aventuras. Tras el fracaso del proyecto, inició con su padre la Editorial Maga, en la que trabajarían, además de él mismo, dibujantes como José Ortiz, Luis Bermejo, Pedro Quesada o Eustaquio Segrellles, entre muchos otros. Para Maga, realizó, entre otras muchas, las siguientes aventuras: El pistolero justiciero (1951), El as de espadas (1954), El defensor de la cruz (1954), El capitán España (1955), El paladín audaz (1957), Puño de hierro (1957), El Aguilucho (1959), 'El cruzado negro (1961); al mismo tiempo, además de El Guerrero del Antifaz, desarrollaba otras series para Editorial Valenciana, como El guerrillero audaz (1962), e incluso trabajó para Bruguera, con El mosquetero azul (1962), con guiones de Francisco González Ledesma. El pistolero justiciero En 1966 optó por retirarse del mundo del tebeo, con más de 27.000 páginas dibujadas a sus espaldas; sin embargo, a partir de 1973 volvió a colaborar con Editorial Valenciana, y, en 1978, a causa del éxito de una reedición de las historietas del personaje, comenzó a publicar las Nuevas Aventuras del Guerrero del Antifaz, en formato vertical y en color, de las que llegaron a aparecer 110 números, quedando inconclusas por su fallecimiento el 29 de diciembre de 1980. www.manuelgago.com -Fuente: Wikipedia

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La biblioteca del Conde de Gondomar Thursday, January 19, 2012 Don Diego Sarmiento de Acuña (Conde de Gondomar) Por José Delfín Val En el Palacio del Conde de Gondomar hubo una gran biblioteca que el conde había reunido durante sus años de embajador de Felipe III en Alemania, Francia e Inglaterra. Los historiadores de Valladolid, que citaban esta biblioteca particular como un depósito cultural inmenso, valioso e irrepetible, coinciden en afirmar que el número de libros reunidos, en la que hoy conocemos como “Casa del Sol”, podría alcanzar la cifra de 15.000 ejemplares. Todos los fue adquiriendo y pagando de su bolsa (de la que cuentan que nunca se vaciaba) el culto Don Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar. Debió ser el conde un hombre serio, de aplomo, conspicuo y circunspecto, a juzgar por el retrato suyo que se conserva en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Madrid. Fue nombrado regidor perpetuo de Valladolid después de haber sido Corregidor en el difícil año de 1602, año de implantación de la corte en nuestra ciudad. De aquella gran biblioteca desaparecida de Valladolid hicieron elogiosos comentarios dos de nuestros historiadores más serios, Antolinez de Burgos y Canesi. Recurro a Jesús Urrea, quien en su libro Arquitectura y Nobleza. Casas y Palacios de Valladolid reúne las opiniones de ambos historiadores en un significativo párrafo al que se nos van los ojos, llorosos, porque dejamos perder tan valioso tesoro. Palacio del Conde de Gondomar (Casa del Sol) En síntesis, la colección de libros del conde de Gondomar estaba formada por libros “de todas facultades y lenguas, recogidos por los más esmerados y eruditos de aquella edad en España, Flandes, Francia, Alemania e Inglaterra; en que gastó muchos reales, unos de materia de Estado y otros de observaciones para todo género de contingencias de paz y guerra y muchos papeles escogidos de grande discreción y doctrina, y todos están colocados en cuatro piezas dilatadas con diez hileras de estantes cada una, sin que se descubra blanco en las paredes con ser muy altas, la una se compone de libros manuscritos, de rara curiosidad de doctrinas y experiencias políticas, y las otras tres de todo género de libros, todo señal de su gran gusto, talento y universal inteligencia, joya de gran valor por ser de las más nuevas impresiones y mucha curiosidad…”

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En 1785 el heredero del título y mayorazgo de los condes de Gondomar, marqués de Malpica, cedió la biblioteca a Carlos IV. Hoy los libros y manuscritos de la citada biblioteca se encuentran repartidos entre la Academia de la Historia, la Biblioteca Nacional y la Bibliteca del Palacio Real, sobre todo en esta última.

El viaje olvidado; El primer vehículo de tracción mecánica que circ... Saturday, January 21, 2012 El primer vehículo de tracción mecánica que circuló por las carreteras españolas lo hizo en Valladolid en el año 1861. Se le bautizó con el nombre de “Castilla” y se construyó en Londres, bajo planos del ingeniero Pedro Ribera. Era claro, un vehículo a vapor, ya que en aquellos años todavía no se había inventado el motor de explosión. Vino desmontado a Valladolid en el otoño de 1860 para hacer un viaje experimental sobre aquellos viejos caminos tan machacados por diligencias y coches de caballos, entre Valladolid y Madrid. La distancia se las traía. Era, pues, una prueba muy seria en la que la dificultad no sólo estaba en la distancia, sino en el suministro necesario para mantener la caldera con vapor y en los puertos de montaña que habría que cruzar con arrojo. Suponemos que lo que Ribera pretendía era ofrecer a la industria del transporte unas ventajas superiores a las que ofrecía el tren (la primera línea es de 1848) y el tiro de sangre por los caminos. Este aparatoso automóvil que se movía a vapor, se desplazaba a seis millas por hora, podía arrastrar 20 toneladas y necesitaba quemar 47 kg de carbón en una hora para no pararse. Llegó a Madrid pasados y vencidos aquellos dieciocho y días y 250 kilómetros desde su salida de Valladolid; y el 6 de marzo de 1861 el periódico “La Correspondencia de España” publicaba la noticia para que toda España se enterara de la hazaña. No tiene desperdicio la reseña aparecida el día 6 de marzo de 1861: “Esta tarde ha recorrido las calles de Madrid, la locomotora que procedente de Valladolid vino hace días a la corte para demostrar la facilidad con que, movida por el vapor, recorre los caminos y sube las cuestas. A las cuatro de la tarde ha salido de un parador situado a las afueras, más allá del Puente de Toledo, ha penetrado en Madrid por la puerta de San Vicente, ha pasado dos veces por delante del Real Palacio para que lo examinara S.M La Reina (Isabel II), que estaba asomada a uno de los balcones, y después ha atravesado Madrid desde el arco de Palacio hasta el Prado por la calle Mayor y de Alcalá. Por lo que hemos podido observar la máquina va dirigida por tres hombres que van en un tender delante de ella y tiene ruedas de media vara de ancho. La autoridad tomó algunas precauciones y la prueba se ha hecho con toda felicidad”.

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Debemos considerar al “Castilla” como el precursor del automóvil y nuevamente es nuestra ciudad testigo de un hecho histórico tristemente olvidado. -Fuente: Historias notorias de Valladolid – José Delfín del Val (ISBN-978-84-938164-5-2)

Nuevo callejero de Valladolid Wednesday, January 25, 2012 El Ayuntamiento de Valladolid ha publicado un nuevo callejero municipal, cuatro años después de la anterior publicación fechada en 2008, con una tirada de cerca de 12.000 ejemplares, un precio que aumenta de dos a tres euros y con un índice en el que se incluyen 124 nuevas calles. El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, presentó la publicación acompañado por el director territorial de Caja España-Duero, José Ramón Solís, ya que la entidad colabora con la publicación tomando el relevo de Caja Duero, que ha colaborado en los anteriores callejeros desde 2001. Esta publicación, que sustituye a la editada en 2008, incorpora 124 nuevas vías públicas distribuidas por distintas zonas de nueva urbanización de la capital que, como ha explicado el alcalde, corresponden a nuevos desarrollos urbanísticos de los últimos años. Así, las calles de nueva designación se han agrupado en campos léxicos como las embarcaciones en La Galera, jardines famosos en Los Viveros, y parques nacionales en Industrial Jalón, mientras que en la zona de Arcas Reales se ha identificado las vías con la numeración de estas antiguas estructuras ubicadas en la zona sur del término municipal. Mientras tanto, algunas nuevas calles de La Mangladilla, en Puente Duero, han recibido nombres de diversos personajes. León de la Riva ha destacado el trabajo del Centro de Información Geográfica del Ayuntamiento para elaborar esta nueva publicación, que cuenta con 228 páginas en las que se recogen las en torno a 1.600 calles que conforman el entramado urbano así como información actualizada sobre más de 3.000 edificios y dotaciones públicas. El precio del callejero ha pasado de dos a tres euros, un incremento que León de la Riva ha justificado en que, desde la primera edición de 2001, se ha duplicado con creces el volumen del mismo --de 103 a 228 páginas--. También ha apuntado que el Consistorio no quiere hacer "competencia desleal" a otras publicaciones similares editadas por empresas privadas. El primer edil ha indicado que la tirada será mayor que en anteriores callejeros --11.750 ejemplares-- debido a que se ha negociado un precio "más ajustado" con la imprenta. "Como ahora hay menos gente que les pida encargos, se puede apretar más y obtener mejores tarifas", ha explicado el regidor. 98

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El callejero ha añadido información planimétrica de 1.700 hectáreas del término, y de 23 nuevos kilómetros de la red de carril bici, que suma en total algo más de 80. Los cambios y actualizaciones recogidos en papel están a disposición de los ciudadanos en la página web municipal desde hace tiempo, ya que la cartografía digital se renueva de forma periódica. CURIOSIDADES En la presentación, el alcalde ha señalado que el nuevo callejero "es un artículo de primera necesidad para gran parte de la ciudadanía, ya sea por razones de trabajo -como para los taxistas o los periodistas-- o de mera curiosidad". Como curiosidades, entre las calles de nueva designación figuran las dedicadas al Padre Bernardo de Hoyos --recientemente beatificado--, a Baden Powell -fundador del movimiento Scout--, a Bernardo Rodríguez Marinas --maestro herrador vallisoletano que se formó en Francia como primer veterinario reconocido en España, a finales del siglo XVIII--, y al jesuita Ventura Alonso, vinculado al barrio de La Pilarica. También se destacan las vías dedicadas al astrofísico Carlos Sánchez Magro; a los pintores Elvira Medina, Juan Antonio Morales y Gabino Gaona; al párroco de San Andrés, Domicio Cuadrado; a Santa Joaquina de Vedruna, y al dramaturgo Pedro Calvo Asensio, natural de Mota del Marqués, así como el ex alcalde de la década de los 70, Santiago López, y al escritor Francisco Umbral, fallecidos ambos en 2007. También se ha incorporado en los últimos años la calle dedicada al ginecólogo y ex rector de la Universidad médico José Ramón del Sol, que en su momento suscitó polémica por su papel en el cierre de la Institución académica en el curso 1974-1975. No obstante, el alcalde ha matizado que, a su juicio, fueron el ministro franquistas Cruz Martínez Esteruelas y el subsecretario Fedrico Mayor Zaragoza quienes dieron la orden. "Yo estaba en su despacho en el momento en el que cogió el teléfono y recibió la orden, por lo que el que diga que Del Sol cerró la Universidad o no conoce la historia o falta a la verdad", ha aseverado antes de matizar que, en todo caso, la calle se ha nombrado con el título de profesor y no de rector. -Fuente: El dia de Valladolid

La desaparecida Casa de la Beneficencia Friday, January 27, 2012 En la calle de Boariza (hoy María de Molina), tuvo su primer emplazamiento la Casa de la Beneficencia Uno de los primeros centros asistenciales de carácter privado existentes en nuestra ciudad puede que fuera el de una institución que perdura en nuestro días: La casa de Beneficencia u Hospicio de Ancianos, como también fue conocida en sus comienzos. Fundada el día 18 de Julio de 1818 por iniciativa del que fuera Capitán General del Ejército y Reino de Castilla la Vieja, D. Carlos O'Donnell, secundado por destacadas personalidades vallisoletanas pertenecientes a la Iglesia, el Ejército y la Universidad, con una mínima representación del endeble comercio ciudadano de la época. La intención fundacional no fue solamente debida a una iniciativa caritativa, sino que Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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muy bien pudo estar influida por el cargo que ocupaba el promotor como presidente de la Real Chancillería y Juntas de Policía y Sanidad de Valladolid, quedando patente en el discurso pronunciado por el fundador en la constitución de la asociación, manifestado "en términos sencillos y escuetos" al expresar que fueron objeto de la fundación. "El piadoso y necesario de evitar la miseria y la exposición de la salud pública por la aglomeración de pobres de la ciudad, como de fuera, que se reúnen a implorar la caridad pública, dejando en los sitios en que se reúnen, miasmas suficientes a originar una epidemia que exige un pronto remedio",considerando que cualquiera que quisiera permanecer en la ciudad "justificando legítima causa y absoluta pobreza, se le corrigiese con prohibición de pedir en público", en cuyo socorro debían "ser preferidos los naturales (de la ciudad) con la misma prohibición". El primer acuerdo adoptado por la Junta Rectora, después de su constitución, fue "dirigir un prospecto al público", exponiendo el objeto de la misma, invitando al señalamiento de "ofrendas voluntarias" (donativos) para dar comienzo a la ejecución del proyecto. El día 20 del mismo mes de su fundación se publicó el referido proyecto, que según Moisés Carballo de la Fuente (Presidente de la Casa de Beneficencia en 1918), autor de una Memoria Histórica de la Casa de Beneficencia, se parecía más a un bando de suspensión de garantías que "requerimiento a mover voluntades reacias y contribuir voluntariamente". Dicho prospecto fue especialmente remitido a 23 conventos de religiosos varones, así como a los monasterios de religiosas de las Huelgas Reales y de las Comendadoras de Santiago. El Cabildo Catedral, el claustro universitario y la Real Chancillería, colaboraron más tarde en la ayuda del centro benéfico, dentro de las posibilidades que su escasez de recursos las permitía. El día 17 de agosto de 1818 José Milla Fernández, al que se había encomendado la búsqueda de un local donde poder albergar los pobres tutelados por la recién constituida Junta de Beneficencia, notificaba que la casa que serviría de asilo a los menesterosos, era la señalada con el número 18 de la calle Boariza (hoy de María de Molina), donde se habían instalado veintitrés camas "y demás utensilios necesarios". Poco más tarde se constituye la junta directiva del centro, que ofició al gobernador de las Salas del Crimen para que insinuase a los señores alcaldes de Cuartel y al mismo Alcalde Mayor, para que se recogieran y llevaran a la Casa Socorro a todos los pobres que se hallaran mendigando y se prohibiera terminantemente la mendicidad pública. 100

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Dados los múltiples problemas iniciales, las reuniones de la Junta eran muy frecuentes para tratar de su resolución consensuada. De entre todos aquellas acuerdos destaca la draconiana resolución de suprimir los socorros a los necesitados que mendigasen en la vía pública y solicitar de las autoridades que se les redujeran en la Cárcel, donde serían alimentados por cuenta de la Junta. En estos difíciles años lastrados por la penuria económica de la Guerra de Independencia, la mayoría de las ayudas lo eran en especie, ocupando un lugar importante entre ellas el reparto de comida en conventos y cuarteles, así como la organización de corridas de toros, funciones de fuegos artificiales, rifas y cuantas ideas pudieran procurar fondos o bienes destinados a los asilados. En 1840, la Casa de Beneficencia adquirió la casa número 15 de la Plaza de Chancillería (hoy de San Pedro) Pese a todo el número de acogidos fue creciendo hasta el número de cuarenta, lo que determinó su traslado al convento de los P.P. Capuchinos, quienes caritativamente acogieron a mendigos e impedidos. Ante el continuo aumento de las necesidades asistenciales, la Junta acudió a las autoridades gubernativas y municipales, que utilizaron los reducidos medios a su alcance para atender dicha solicitud. El rey Fernando VII aprobó el 23 de enero de 1819 la fundación de la Casa de Beneficencia, sin que tan señalado reconocimiento tuviera efectos inmediatos. En 1840, y para acoger el gran número de menesterosos que solicitaban su ingreso en la asociación, la Casa de Beneficencia adquirió la casa número 15 de la Plaza de Chancillería (hoy de San Pedro) establecimiento que ocuparon con una exigua inversión económica, mínima para conseguir cubrir sus apremiantes necesidades. Siguieron años duros para la caritativa institución, inmersa en una gran crisis repleta de deudas y de aumento de las necesidades a cubrir, situación que comenzó a mejorar a partir del año 1850. Fuente: El Norte de Castilla (4 de febrero de 2001) - Joaquín Martín de Uña

El Puente del Poniente Monday, January 30, 2012 El denominado Puente del Poniente, también conocido como Puente de Vicente Mortes o Puente de González Regueral, cruza las aguas del Pisuerga para comunicar la Plaza de Poniente con la Avenida de Salamanca, pasando por la calle Vicente Mortes. Fase de construcción Historia Debe uno de sus nombres (González Regueral) a don José González Regueral, alcalde de Valladolid entre 1949 y 1957, fallecido el 21 de mayo de 1987. Estas son algunas referencias en el tiempo, de la historia del puente: 1939. El planeamiento urbanístico del Plan Cort contempla la expansión de la ciudad al Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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otro lado del río (margen derecha), conocido como la Huerta del Rey, y aconseja la construcción de tres nuevos puentes. 1948. El Ayuntamiento de Valladolid, con el retraso lógico de las penurias de la posguerra, inicia las expropiaciones de la Huerta del Rey, y se compromete a la redacción de dos de los proyectos de puentes: El Poniente y El Cubo. 1950. Primer "Proyecto de Puente sobre el río Pisuerga en el Poniente", redactado por el ingeniero de caminos Luis Díaz Caneja, con un presupuesto de ejecución por contrata de 5.373.899,05 ptas. (lo que hoy sería 32.297,78 euros). 1953. Se realizan sondeos previos para el estudio de la cimentación. 1954. Proyecto reformado que incluye parámetros de mampostería y sillería, del ingeniero de caminos Francisco J. de Quevedo López, con un presupuesto de ejecución por contrata de 2.215.536,80 ptas. (13.315,64 euros). Fase de construcción 1984. Redacción de un proyecto, por parte de la empresa de servicios de ingeniería EUROESTUDIOS, que contempla las actuaciones de limpieza de parámetros, renovación de juntas y acondicionamiento de sumideros. 1991. ¿Proyecto de rehabilitación? 1994. Proyecto de alumbrado público y ornamental, redactado por Luis Matilla Rodriguez, ingeniero de caminos, y por el ingeniero técnico industrial Francisco Alcón Enriques, con un presupuesto de ejecución por contrata de 5.593.100 pesetas (33.615,21 euros). Descripción Tres bellos arcos centrales de 25,50 metros, sobre el cauce, dos laterales en la margen izquierda, de 5,50 metros de luz, sobre un acertado paseo sobre las riberas del Pisuerga, y otro más de también 5,50 metros en la margen derecha, configuran la estampa inconfundible del que tiene el honor de ser el tercer puente construído sobre el río. Los bordes de las pilastras, las pilas y los estribos quedan revestidos (el proyecto original no lo contemplaba), por una muy cuidada sillería de perfecta escuadría. Los nueve ligeros arcos de hormigón armado (tres por cada vano central) que sujetan el 102

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tablero, con puntales en sus laterales, conforman un conjunto estructural de ligereza y armonía, máxime cuando queda reflejado sobre las aguas.

Ver mapa más grande -Fuente: Homenaje al Pisuerga y sus diez puentes. (Varios autores). ISBN: 84-9538990-8

El Café Bar La Luna Tuesday, January 31, 2012 En la Plaza de la Cruz Verde nos encontramos uno de los locales más emblemáticos de la ciudad, el Café Bar La Luna. Denominado originalmente Taberna El Segoviano abrió sus puertas en el año 1929 regentado por Juan Puentes y su sucesor e hijo Hortensio. En esta fotografía del año 1995 vemos el bar La Luna cuya fachada está prácticamente igual que en la actualidad. AMVA Traspasado en los años 70/80? lo llevó Manolo Sánchez, padre del famoso torero homónimo y natural de Valladolid. Reformado hace unos 30 años, se cambió su nombre por el actual y desde hace unos 24 años es Viki, la encantadora camarera quien lo regenta. Es punto de venta anticipada de entradas de numerosos conciertos que se celebran en nuestra ciudad y un buen lugar donde tomarse tranquilamente un cafelito. Su fachada, descuidada desde hace decenios, no hace sino darle un punto de atractivo encanto. Sería inconcebible esta Plaza sin su fuente y sin el Café Bar La Luna.

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El desaparecido convento de Nuestra Señora de la Laura Saturday, February 04, 2012 OBRAS DE PAVIMENTACIÓN EN EL ENTORNO DEL MONUMENTO A COLÓN. AL FONDO EL CONVENTO DE LAS LAURAS Y LA GASOLINERA, HOY DESAPARECIDOS. FOTO:AMVA Por su fundación, este convento está ligado a lo más linajudo de la nobleza española: los Duques de Alba. Don García de Toledo, marqués de Villafranca, era primo de don Fernando Álvarez de Toledo, el llamado “Gran Duque de Alba”. Don García contrajo matrimonio con doña Victoria Colonna, de cuyo enlace nació en el año 1554 en Nápoles doña María, que habría de ser la fundadora del convento de Nuestra Señora de la Laura. El padre fue designado Virrey de Barcelona, viniendo toda la familia a residir a esta ciudad. La niña fue colocada al cuidado del convento de Santa Catalina, de la orden dominicana. En 1564 falleció doña Victoria Colonna, pidiendo a su marido que enviase a su hija María para que residiese en Castilla al cuidado de la Duquesa de Alba. Los Duques de Alba se hicieron cargo de su sobrina María en Alba de Tormes. VISTA DE LA PLAZA CON EL MONUMENTO A COLÓN EN EL CENTRO. 104

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AL FONDO LA ESTACIÓN DEL NORTE. A LA DERECHA LA GASOLINERA Y EL CONVENTO DE LAS LAURAS, HOY DESAPARECIDOS. FOTO:AMVA Allí atendió a su formación doña Juana de Toledo, hermana del Duque don Fernando. La inclinación de la joven María era para el claustro, cuando hubo de cumplir el designio de su padre Don García, quien antes de fallecer instó a su hija para que contrajera matrimonio con su primo Fadrique Álvarez de Toledo, para asegurar la sucesión, ya que no cabía esperarla de don Fernando, hermano de doña María. Forzada contra su voluntad, siguiendo el parecer de su padre y de sus tíos los Duques de Alba contrajo matrimonio con don Álvarez de Toledo en 1578. Tuvieron la esperada descendencia en un hijo, llamado don Fernando; pero falleció a los dieciocho meses, y poco después el propio marido. De esta manera en 1585 quedaba viuda y sin hijo doña María; era el momento de volver a su primitiva orientación: el retiro religioso. Todos esos pormenores aparecen contados en el manuscrito de los Anales del Convento. Mediante los consejos de su confesor, el padre Diego de Yanguas, determinó fundar un monasterio de dominicas. No pudo hacerlos en Alba ni en Piedrahita; tuvo que aceptar el ofrecimiento de su hermano don Fernando, de realizarlo en Villafranca, donde poseía el marquesado. Pero aunque se construyó el convento, ya con la vocación de Nuestra Señora de la Laura, doña María pretendió un mejor establecimiento, decidiendo su traslado a Valladolid. En 1606 se pidió autorización al Ayuntamiento de Valladolid para la instalación, aceptando muy gustosamente éste. Eran los últimos días de la estancia de la Corte y el Ayuntamiento multiplicaba las atenciones para evitar el traslado. Ocuparon unas casas propiedad de don Bernardino de Velasco, conde de Salazar, en el Campo Grande, linderas por una parte con el convento del Carmen Calzado y por otra con la ermita de San Juan de Letrán. La Duquesa mandó seguidamente construir un nuevo monasterio a sus expensas. Mientras tanto estableció su vivienda junto al convento, teniendo tribuna junto a la iglesia. Entrada a la iglesia de Nuestra Señora de la Laura. FOTO: AMVA Tenía autorización para penetrar en la clausura, siendo muy apreciada por la comunidad. Vestía con hábito de sayal y no salía de los dominios del convento, hasta el extremo de que la propia reina doña Margarita llegó a visitarla en este edificio. Hizo testamento en Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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1608, disponiendo ser enterrada en el convento. Mandaba que con su legado se fuera comprando solar para proseguir las obras, conforme a la traza ordenada por Francisco de Mora. En aquel momento no estaba edificada la iglesia, por cuando lo deja previsto: “mando que lo primero que después de mi vida se haga en esta fábrica sea la iglesia, con toda la hermosura que en la traza y en la instrucción pareciese”. Dispone que en medio de la capilla mayor del nuevo templo se habría de poner el sepulcro del Duque su marido, que sería “de jaspe, armado y de rodillas, son su sitial, y al lado el bulto de Fernando Álvarez de Toledo su hijo, teniéndole la rodela”. Es evidente que estaba pensando la Duquesa fundadora en los sepulcros de los Duques de Lerma, en San Pablo de Valladolid, que eran de bronce. En un memorial que publica Martí se dan a conocer otras disposiciones. Se ordenaba traer de Cartagena el sepulcro de jaspe para colocar las figuras de bronce; sin duda este jaspe era importado de Italia. en cuanto a las figuras de bronce las había encargado su primo el Duque don Fernando de Toledo, en Florencia. También disponía hacer el retablo mayor y los colaterales, preparados para colocar “ochenta medios cuerpos” para contener reliquias. En el retablo mayor había de estar Nuestra Señora de la Laura, de plata. En dicho retablo se colocarían seis columnas, hechas con pasta de vidrio, todo pintado, de manera que pareciera de esmeralda y rubí. Hacía mención de diversas obras de arte que donaba al monasterio. Según el plano de Diego Pérez Falleció doña María el dos de diciembre de 1612, en sus casas principales contiguas al monasterio. Fue sepultada en el capítulo del monasterio viejo. Varios años después se concluyó el nuevo monasterio, pero las previsiones de lujo que dejó la fundadora no tuvieron cumplimiento, de suerte que en punto a edificio era uno de los más modestos de Valladolid. Los testamentos cambiaron el lujo por la modestia. En 1615 al escultor catalán Antonio Riera se reservaba el hacer el retablo, nichos, bultos de mármol, bultos y sillería del convento, pero el sepulcro no llegó a hacerse. Del bronce y de la factura italiana, se pasaba al mármol y a la mano española, pero todo quedó en proyectos. El sudario El convento fue muy conocido en Valladolid, por poseer una copia de la Sábana Santa de Turín, donada por su fundadora, a la que la leyenda la atribuía poderes milagrosos, y por tanto muy venerada. Los tuviera o no, el caso es que a partir del Domingo de Resurrección se celebraba una romería y fiestas que duraban tres días, esta era la "Feria del Sudario". Se instalaban tenderetes de comida y artesanía en el Paseo de 106

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Filipinos, y más modernamente en la Acera Recoletos se colocaban tiovivos y atracciones de feria para los niños. El "Sudario" se celebró durante varios siglos, hasta mediados del siglo XX. Fotografía obtenida de la web Domus Pucelae El retablo mayor, construido a principios del siglo XIX, era de orden dórico y constaba de un solo cuerpo. Otros dos retablos parecidos, se situaban a cada lado de la nave. Los edificios El edificio del convento, que ocupaba toda la manzana, era muy modesto. La fachada, de tres pisos sin separación, no tenía ningún adorno y estaba rematada por un alero mudéjar. La iglesia era pequeña y de techo bajo, con una sola nave alargada, dividida en cuatro tramos cubiertos con bóvedas de arista, decoradas con motivos geométricos. A los pies del templo estaban los coros bajo y alto. Fue derribado a finales de los años 80, y su lugar lo ocupa hoy el Hospital del Campo grande y otros. Fuente: Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid. - Juan José Martín González Francisco Javier de la Plaza Santiago. ISBN: 84-505-5518-3 -Valladolid Web

El Nuevo Estadio José Zorrilla cumple 30 años Monday, February 06, 2012 La mejor muestra de la vocación del Ayuntamiento por dotar a la ciudad de las instalaciones deportivas que necesitaba, fue la solicitud de formar parte de las sedes del Campeonato del Mundo de fútbol de 1982 que la FIFA había concedido a España, que llevaba aparejada la construcción de un estadio, el único de nueva construcción de los 14 que albergaron encuentros de aquel evento. Después de barajar varias opciones, se optó por la de construir el recinto en unos terrenos cedidos por la Diputación Provincial en el denominado Pago de "La Barquilla", en la zona oeste de la ciudad y muy cerca de la zona residencial Parquesol, que aún se hallaba en embrión. Obras de construcción del Nuevo Estadio En tiempo record, el alcalde Rodriguez Bolaños presentó a los medios informativos el 28 de noviembre de 1981 el avanzado estado de las obras del nuevo estadio con capacidad para 33.000 espectadores y posibilidad de aumentar el aforo hasta 45.000. El campo, con accesos y amplias zonas de aparcamiento ocupaba una superficie de 25 hectáreas, rondando los 700 millones de pesetas el coste de la construcción. Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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El gran beneficiado, independientemente de la imagen de la ciudad que el Campeonato iba a proyectar al mundo entero, fue el Real Valladolid, que seguía jugando sus encuentros en el vetusto estadio "José Zorrilla", con 40 años de antiguedad y una capacidad de 22.000 espectadores, a todas luces insuficiente para un equipo que militaba en 1ºª división y contaba con 15.000 abonados. Viejo estadio Zorrilla Independientemente de la proyección exterior que la ciudad obtuvo con el Mundial 82, la inauguración del nuevo estadio fue la gran noticia deportiva del año. La condición que la FIFA impuso a Valladolid para albergar una de las subsedes del Campeonato fue la construcción de un campo nuevo, que fue realidad en poco más de un año. El estadio al poco de su inauguración El 20 de febrero de 1982, cuatro meses antes del comienzo del Mundial, se inauguró el "Nuevo Zorrilla" con un partido de liga entre el Real Valladolid y el Athletic de Bilbao. En el minuto 84, Jorge Alonso consiguió el triunfo blanquivioleta con un gol histórico, el primero del equipo local en su nueva casa. Como el de Valladolid era el único campo de nueva construcción de cara al Campeonato del Mundo, la Federación Española también designó la capital del Pisuerga para acoger la final de la Copa del Rey, que disputaron Real Madrid y Sporting de Gijón, saldada con victoria madridista por 2-1, aunque se habló mucho más del frío que del resultado. Inauguración. Bailes regionales previos. Pese a estar ya en primavera (13 de abril) el viento y la baja temperatura convirtieron el recinto en una nevera que descubría el error de los arquitectos que diseñaron el estadio, al dejar los dos fondos a un nivel más bajo que las gradas laterales. 108

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Después, en los tres encuentros del Mundial que acogió en el mes de junio, se agradecía la brisa que soplaba del páramo pero ya se tuvo claro que había que cerrar con urgencia el fondo norte.

Alineaciones iniciales el día de la inauguración y el gol de Jorge Alonso. El acontecimiento deportivo más importante de la historia -nunca antes se había celebrado un campeonato del mundo de cualquier deporte en esta ciudad- no dejó tanto dinero como se había pronosticado, pero al menos, y gracias a la iniciativa municipal, sí sirvió para sustituir el viejo campo del Paseo de Zorrilla por una instalación moderna, espaciosa y... aireada. -Fotografías obtenidas del Archivo Municipal de Valladolid, de la web del Real Valladolid y de la web Pasión Violeta. -Fuente del texto: 30 años de deporte municipal. ISBN: 978-84-96864-54-2

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Un ahorcado muy vivo Wednesday, February 08, 2012 Todo estaba preparado en la Plaza Mayor vallisoletana, la mañana del 29 de diciembre de 1802, para ser escenario de uno de los espectáculos multitudinarios del Antiguo Régimen: una ejecución pública. El soldado Mariano Coronado había sido condenado a la horca por la autoridad militar. El capellán del Regimiento de Voluntarios fue el encargado de reconfortar su alma. Tampoco faltaron los cofrades de la Pasión, que acompañaron al reo hasta el suplicio y dispondrían su sepultura. Ya en la Plaza, pusieron al reo bajo la bandera y le leyeron la sentencia. Después llegó al pie del suplicio donde se reconcilió. Subió al cadalso, el ejecutor le echó dos dogales y el condenado le dijo que esperara un poco, que tenía que hablar. Mandó que le rezaran dos Salves y un Credo. Cuando rezaba el capellán el Credo, el verdugo, siguiendo su oficio procedió a ejecutar la sentencia. Al cuarto de hora, el clérigo mandó que se le bajara del cadalso y se lo entregó a la cofradía, para que organizase el entierro. Entonces tuvo lugar un hecho extraordinario: “Cojió la caridad a el reo y le puso en el sitio que acostumbra para desde allí formar su entierro. Y a corto rato que allí se allaba quando enpezó la gente que el aorcado estaba bibo, a lo que fue tanto el concurso de gente que se juntó, que tuvo por pronta providencia la cofradía meterle en su sala”. Refugiado en la iglesia de la cofradía, ésta le asistió hasta su restablecimiento, a la vez que envió dos comisionados para dar la noticia de lo acaecido al Capitán General que se encontraba en La Espina. Nada menos que lograrían el perdón del reo. El reo había sido condenado a la horca y, efectivamente, había sido ahorcado, por lo que su deuda con la justicia había sido satisfecha. Ahora, que saliera vivo de dicha situación no era algo que corriera por su cuenta. Así, sorprendentemente, nuestro amigo Mariano, salio libre e “ileso” (al fin de cuentas no le habían hecho ningún daño) de aquel complicado dilema. Pero la historia no acaba aquí, puesto que después de lo sucedido se proceso al verdugo, por considerarlo culpable de que el reo siguiera vivo (en todo sentido de la palabra). Afortunadamente para el verdugo, el juez decidió que él había hecho bien su trabajo y que la culpa del “desafortunado” (depende de donde se lo mire) hecho residía en haberlo bajado demasiado pronto de la soga. En conclusión, Mariano Coronado había sido condenado a la horca y fue ahorcado, por lo que su deuda con la justicia estaba saldada. Ahora, si salio vivo o muerto de la horca, no era interés de nadie (excepto de Mariano, claro). 110

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-Fuente: Frentes Avanzados de la Historia -Fuente: Saber Historia

El Colegio El Salvador Friday, February 10, 2012 Un día de 1906, un grupo de profesores se reunió en una cervecería situada en la calle del Salvador de Valladolid. Algunos de ellos, a cuya cabeza se encontraba D. Agustín Enciso, tenían la idea de fundar un colegio e iniciar las actividades del mismo lo antes posible. En la reunión acordaron alquilar el edificio situado en el número 1 de esa misma calle, que además le dio nombre. Según la tradición oral, los primeros alumnos acudieron ya en el curso 1906-07. Pero el edificio que nos ocupa no fue sede del Colegio hasta 1918, cuando D. Agustín adquirió en propiedad el caserón situado en el número 2 de la Plaza de San Pablo. De este modo, la familia Enciso quedó ligada a “El Salvador” hasta 2003, el año de su cierre. Remontándonos a 1605, el inmueble recién adquirido por el profesor rebosaba historia por los cuatro costados, ya que formaba parte de los edificios auxiliares del cercano Palacio Real (actual Capitanía General). En concreto, la nueva sede de “El Salvador” era la Casa del Conde de Miranda, que fue reformada en el reinado de Felipe III y destinada a salón de baile. Antiguo edificio del colegio, derruido en 1957 En la Corte se conoció a la construcción como “El Salón de los Saraos” y alcanzó su momento más importante cuando el monarca Felipe IV, de regreso de la frontera francesa, visito la ciudad que le vio nacer y se representó en él una comedia. Al igual que actualmente, pasado el oropel de la Corte, el caserón se dejó abandonado y permaneció así hasta que en 1786 se volvió a reformar para albergar el Sanatorio Psiquiátrico de San Rafael. Volviendo a los años 20, la dirección del centro decía poseer “una hermosa finca de cultivo y otra dedicada exclusivamente al deporte, de tal amplitud que pueden celebrarse simultáneamente juegos que, como el football, croquet, lawn tennis y tiro al blanco, Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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necesitan el mayor campo” hecho que podemos comprobar en la fotografía del satélite. Como hemos comentado, el Colegio El Salvador debe su nombre a la calle en la que se ubicó su primera sede y no a un carácter religioso. No obstante se contaba entre el profesorado con un capellán y un director espiritual que aseguraban un catolicismo “laico, abierto y tolerante, basado en la práctica libre y voluntaria” Por aquellos años, los honorarios eran de 10 pesetas al mes por la enseñanza de primer grado, 15 por la de segundo y 20 por la de tercero. La segunda enseñanza, comercio, ciencias y peritos agrícolas, 30 pesetas mensuales. Los internos pagaban 4 pesetas diarias más una de enseñanza y los alumnos universitarios una pensión mensual de 150 pesetas más 50 por la enseñanza. En los años 30 se renovaron las instalaciones, dotando al centro de calefacción central, cuarto de baño y duchas, un patio de 2000 metros cuadrados y un frontón. Es por esta época cuando se construye el pabellón para chicas que “sometidas al mismo régimen de los varones, pero con estudio y vigilancia en absoluto independiente de éstos, pueden asistir a las enseñanzas del Colegio las señoritas que lo deseen”. Obras de construcción del coleio El Salvador en el año 1957. Foto: AMVA En la actualidad En 1957 el Ayuntamiento de Valladolid otorga la Medalla de Oro de la Ciudad al Colegio y ese mismo año, el viejo caserón que lo albergaba es sustituido por un edificio de nueva planta que diseñaron dos antiguos alumnos, Ángel Ríos e Isaías Paredes. Durante cuatro décadas más, el Colegio continuó funcionando con normalidad. Miles de alumnos pasaron por las aulas del majestuoso inmueble hasta junio de 2003, cuando el centro vivió su último día lectivo tras haber sido vendido por la familia Enciso el año anterior. En estas imágenes de 1998, capturadas de un documental cedido por RTTVIDEO, podemos ver un día cualquiera en al vida del centro, como un aula repleta de alumnos, la clase de gimnasia en el patio y las instalaciones deportivas, que contaban con un campo de rugby.

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El alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, ha considerado que la ubicación "ideal" para el futuro Palacio de Congresos sería la del actual colegio de El Salvador, aunque ha reconocido las dificultades que entrañará el alcanzar un acuerdo para la adquisición de la parcela. Cronología del Colegio de El Salvador desde su cierre Enero del 2005. La sociedad Hotel San Pablo S. L. estudia la construcción de un hotel de cinco estrellas en el edificio con 154 habitaciones, balneario urbano, un gran patio acristalado y un aparcamiento para cien coches. Enero del 2006. El proyecto del hotel entra en vía muerta. Ayuntamiento y empresa no llegan a un acuerdo económico para recalificar el centro. Los promotores ofrecen 2,4 millones de euros y el Consistorio pide el doble. Junio del 2006. El Gobierno analiza la viabilidad de convertir el colegio en la Ciudad de la Justicia. Los propietarios piden 30 millones. Junio del 2007. El ministro Bermejo descarta la compra del colegio por ser una venta «especulativa». Abril del 2009. El Ayuntamiento desestima el uso hotelero del colegio.

Ver mapa más grande -Fuente: Y me quedé esperando al tren

La Plaza Circular Sunday, February 12, 2012 Foto: Wikipedia En las puertas de Tudela de la antigua cerca de la villa existía desde antiguo un espacio por el que el brazo sur del Esgueva entraba en el casco urbano y al que confluían varias calles provenientes tanto de los Vadillos como de la Cruz Verde y Santa Cruz. La Plaza en los años 60. Foto: Archivo Municipal de Valladolid En 1884, con Benedicto y Lombía de arquitecto, se proyecta la creación de una plaza de forma circular que regularizara la zona. Cabe reseñar en este punto que el planteamiento incial de Benedicto y Lombía era crear una plaza de mayor tamaño de la que finalmente se realizó, que es la que existe en la actualidad. Foto: Archivo Municipal de Valladolid El proyecto definitivo de la plaza una vez reducido su tamaño inicial, fue aprobado en junio de 1884. La Plaza en los años 60. Foto: Archivo Municipal de Valladolid Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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En 2006 se llevaron a cabo obras de urbanización del entorno de la Plaza Circular y la construcción de un parking subterraneo para residentes.

Ver mapa más grande -Fuente: El siglo en que cambió la ciudad. (José Miguel Ortega del Rio)

¡Se queda afuera! Wednesday, February 15, 2012 Por José Manuel Parra Fueron los comentarios de la Guardia Civil de Valladolid cuando, durante la fase de grupos del Mundial 82, la selección de Kuwait intentó introducir a su mascota, un enorme camello, dentro del terreno de juego. La historia es de cine. De hecho, no sé como todavía no se ha realizado ninguna película sobre el asunto porque conociendo el humor español, habría arrasado en taquillas. Y es que Kuwait, ese pequeño país que muchos no saben ni siquiera donde queda, consiguió el pase para disputar su primer Mundial tras superar su respectiva fase de clasificación, allá por 1981. Así pues y con todo, Kuwait, que tenía asignados sus dos primeros partidos en el estado José Zorrilla, llegó a Valladolid con tiempo, el 15 de junio, aunque no se presentaron solos. A la expedición kuwaití les acompañaba un camello, de origen marroquí, que había sido transportado desde Magreb en camión. Al parecer, la selección de Kuwait, en sus viajes al extranjero, solía ir acompañado de uno de estos animales, llegando a poseer incluso visado propio en algunas aduanas. El deseo del combinado de Oriente 114

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era que el dromedario diera algunas vueltas al campo de fútbol antes de comenzar el partido, como marca la tradición de su país, cosa que no pudo ser posible ante la negativa de las fuerzas del orden. Una lástima porque el camello ya sabía de antemano lo que era cargar con la presión frente a miles de personas, pues “Míster K”, como era conocido, fue protagonista anteriormente de dos películas de éxito, una con Anthony Quinn y otra con Claude Brasseur. Así pues, seguro que la negativa a que la mascota del equipo cumpliera con las costumbres de su país fue la causa de los malos resultados cosechados por la selección de Kuwait. Si bien en el primer partido pudo obtener un empate a uno ante la selección de Checoslovaquia, menos suerte hubo contra Francia e Inglaterra. De hecho, el enfrentamiento contra los franceses recorrió el mundo debido a los graves y curiosos acontecimientos que tuvieron lugar. -Fuente: La esencia del futbol

La desaparecida Casa del Cordón Saturday, February 18, 2012 La casa del Cordón podría lucir así, ciñéndonos literalmente al dibujo de la Biblioteca Nacional obra de Valentín Cardereda (1836) y su situación según el plano de Ventura Seco. Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes En Valladolid también tuvimos nuestra Casa del Cordón y Casa de las Conchas, como en Salamanca y Burgos, pero aquí desaparecieron. La de las Conchas o de las Veneras estuvo en frente del colegio de Santa Cruz, y al no conservarse ni rastro de cómo era no se ha podido reconstruir. Sin embargo, se conserva un dibujo de la del Cordón, recopilado en el libro "Arquitectura y Nobleza" por Jesús Urrea. Es un mero apunte que se conserva en la Biblioteca Nacional, pero que permite recrear este vetusto edificio que perteneció al marqués de Aguilafuente, y que se quemó en 1898 cuando estaba dedicado a manicomio municipal. El dibujo no es más que un bosquejo y poco deja entrever. La reconstrucción ha sido dificultosa, pues los elementos no están nada claros. El remate triangular en forma de frontón de tres de sus ventanas no corresponde a un edificio del siglo XV, lo que hizo Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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pensar en una actuación posterior que aportase tales adornos clásicos. Efectivamente, Jesús Urrea en su libro "Arquitectura y nobleza" documenta el reparo que sufrió en 1668 cuando se cambiaron suelos, puertas y ventanas de toda la casa. Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes En la actualidad El mismo autor opina que el edificio sería de ladrillo salvo la portada y la cimentación. El dibujo parece darle la razón, pues los rasgos de la portada delimitan lo que parecen sillares y los del resto de la fachada son más menudos. Según el Plano de Bentura Seco Sin embargo, consultadas otras opiniones dignas de crédito, se nos sugirió la posibilidad de que todo el edificio fuese de piedra dado el empaque de su portada. Ante la duda se optó por una solución intermedia, y se ha recreado con un tipo de piedra más pequeña e irregular que la de la portada. Otras fuentes, a la vista del dibujo, indicaron que los frontones de las ventanas parecían en realidad tejadisos de madera, y así se han representado.

Ver mapa más grande -Fuente: Rincones Con Fantasma (Juan Carlos Urueña Paredes)

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El desaperacido Hospital de la Caridad Sunday, February 26, 2012 Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes En la calle de San Ignacio estuvo el hospital de la Caridad o de la Misercordia, que ejerció largos años su piadosa función, según Canesi, sostenido por linajudas familias pero no por eso sobrado de recursos. Poco aludido en los libros antiguos, presentamos como única curiosidad su reconstrucción, por su vetusto aspecto. Así luciría el edificio si se conservase en la actualidad Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes Éste sería el aspecto aproximado del Hospital de la Caridad a mediados del siglo XVII. Gracias a la documentación aportada por Jesús Urrea en su obra "Arquitectura y nobleza", sabemos que lindaba con el palacio de los Pesoa o casa de la Cadena, del que solo se conserva la puerta y las columnas de su patio interior. Es curioso el tosco balcón que dividía su gran portal en dos alturas, que no se sabe la función que pudiera tener. Podemos ver su situación en el plano de Bentura Seco y el dibujo de Ventura Pérez que Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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ha servido para su reconstrucción. -Fuente: Rincones Con Fantasma (Juan Carlos Urueña Paredes)

La finca y el castillo de Canterac Tuesday, February 28, 2012 Fachada posterior del Palacio de Canterac asentado en la parte posterior en que actualmente esta asentado el Centro de Personas Mayores Juan Carlos I Foto: Manuel Lázaro Cuellar En el jardin del Centro de Personas Mayores Juan Carlos I del barrio de Las Delicias, 118

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aún quedan restos de lo que en tiempos fuera una gran finca de más de 90 hectáreas. José de Canterac Foto: AMVA Lo único que conocemos actualmente son los diferentes propietarios de la Finca de Canterac a lo largo de la historia: En 1826, el Prior y Depositario del Convento de San Pablo de Valladolid, firma escritura de venta, a favor del general de origen francés Don Cesar José de Canterac. En 1850 vendió la viuda de Cesar José de Canterac la finca a los Condes de la Oliva y Marqueses de Sieteiglesias. Posteriormente estos edifican en dicha finca un palacio, también conocido como Castillo de Canterac. Puerta de entrada a la finca de Canterac, con arco ojival, verjas de hierro forjado, con dos torretas almenadas a ambos lados situadas en medio de un muro de unos 100 metros. Foto: Manuel Lázaro Cuellar. AMVA En 1918 la Orden de los Escoceses compra la finca. En 1943 se derriba el palacio. En 1970 es cedida y vendida al Ayuntamiento de Valladolid. Ceden 70 ha pero con la condición de no edificar viviendas, y venden las otras 13 ha. En la zona cedida es donde en la actualidad se ubican los servicios dotacionales del Barrio de Delicias (Parque de Canterac, Colegio, Instituto, Centro de Personas Mayores, Ambulatorio, Espacios deportivos, Bomberos y Policia Municipal). F u e n t e : http://tempj3.blogspot.com/2008/03/historia-de-lafinca-de-canterac.html

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Valladolid bajo las bombas. Friday, March 02, 2012 Por Enrique Berzal Terror a la represión, por supuesto, pero también a los bombardeos de la aviación republicana: de hecho, Valladolid fue la sexta ciudad de la retaguardia más bombardeada después de Córdoba, Palma de Mallorca, Granada, Ávila y Sevilla. El ruido de sirenas era algo aterrador: De súbito, familias enteras bajaban a los sótanos para ponerse a salvo. Junto a los refugios improvisados, las autoridades terminaron proyectando otros en la Plaza Mayor y en Fuente Dorada, mientras los vallisoletanos costeaban la construcción del aeropuerto de Villanubla para hacer frente a los aviones «enemigos». A la izquierda, sede de 'Diario Regional', donde se registró un fuerte bombardeo en abril de 1937 Según la prensa, fueron nueve los bombardeos en la capital y otros once en seis localidades de la provincia; hay quien habla de más de 50 muertos, mientras otros aportan una cifra precisa: 68 y 325 heridos. El Norte de Castilla, por su parte, consigna 412 afectados por los 20 bombardeos acontecidos en la provincia. Hace unos años, José Delfín Val tuvo la deferencia de hacerme llegar un informe sencillo, elaborado en marzo de 1938 por la Delegación local de Falange, que daba cuenta, con todo detalle, de los bombardeos acaecidos en la capital. Arrojaba la cifra de diez ataques, 183 muertos y 861 heridos.

He aquí los datos concretos: todo comenzó un 1 de agosto de 1936 a las 8:30 de la mañana: 30 cuerpos sin vida y 120 heridos. Dos días después los aviones asediaban la capital mañana y tarde, con 12 horas exactas de diferencia. Entre uno y otro bombardeo fueron 29 las víctimas mortales y 126 los heridos. El día 5 no dejaron que llegase la hora del aperitivo: a la una de la tarde se cobraban 25 muertos y 110 heridos. Luego, un mes y 18 días de tranquilidad. El 23 de septiembre, a las 12:30, una bomba acababa con la vida de dos personas y 130 quedaban afectadas con heridas de distinta envergadura. Combatientes de Valladolid, en el Alto del León. 120

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La mañana del 8 de abril de 1937 fue estremecedora: un nuevo avión segaba la vida de 60 vallisoletanos y hería a 24. El 21 de mayo ocurrió a las tres de la tarde: esta vez dejó 15 muertos y 60 heridos. No habían pasado 24 horas cuando otro artefacto acababa con la vida de 7 personas y hería a otras 20. El bombardeo del 16 de agosto produjo la muerte de una mujer y dejó cinco heridos. De ahí que a finales de año la Cámara de la Propiedad Urbana hiciera un llamamiento a los vallisoletanos para que engrosasen «las Mutualidades para cubrir el riesgo de bombardeos». Hasta que llegó el fin. Era enero de 1938 y el ejército republicano atravesaba malos momentos. La batalla de Teruel aún no había decidido nada y los dos ejércitos se mantenían con las espadas en alto. Todos se preparaban para el combate decisivo. El día 25, la aviación republicana bombardeó Sevilla y Valladolid en una operación auspiciada por el general ruso 'Duglas' e Hidalgo de Cisneros, comandante en jefe del arma. En la ciudad del Pisuerga se cobró la vida de 14 personas e hirió a otras 70. Indalecio Prieto, ministro republicano de Marina y Aire, protestó: la decisión había sido tomada a espaldas suyas. 48 horas más tarde, los nacionalistas respondían con un violento raid sobre Barcelona que produjo 150 muertos y 500 heridos. Un mes después, el 'Nuevo Estado' franquista recibía una nota de Prieto proponiendo el cese de los bombardeos de ciudades por ambos bandos. La respuesta de Franco fue que allá donde existiera industria de guerra se seguiría bombardeando. http://www.elnortedecastilla.es/v/20110715/valladolid/bombas-sobre-ciudad-bajo20110715.html

El chalet inacabado de Parquesol Sunday, March 04, 2012 Por Manuel Saravia Madrigal La historia es conocida. El promotor inmobiliario Antonio Alfonso consiguió de forma sorprendente que se clasificara como urbanizable en el Plan General (PGOU) de 1970 una enorme superficie de suelo del que era propietario en su mayor parte (más del 90%). Estaba situado lejos de la ciudad, con un acceso endiablado, una topografía excesiva y sin ningún servicio no ya al pie del terreno, sino ni siquiera en las áreas próximas. No obstante se hizo el plan parcial correspondiente (por cierto: lo redactó el mismo técnico que había realizado el PGOU), que se aprobó en 1977 por el Ministerio de la Vivienda; y se empezaron a construir muchas viviendas (se dio licencia para 640 viviendas en 1981 Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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y para 501 en 1982). La revisión del PGOU de 1984 lo mantuvo como urbanizable, y desde entonces y en las décadas siguientes esa pieza ha condicionado decisivamente el urbanismo de la ciudad. Como sabemos, ni siquiera hoy se ha llegado a culminar toda la edificación que cabía en el sector. Antonio Alfonso se reservó la extraordinaria parcela 63 (de 7.530 m2) y comenzó en ella, en 1978, la edificación de una casa imponente para su propio uso. Pero por distintos motivos, de todo tipo, el promotor abandonó en 1983 la obra de su casa y también la ciudad. Se hizo cargo del plan parcial Marcos Fernández, quien acabó siendo presidente del Real Valladolid, como también lo había sido Antonio Alfonso: el fútbol y la promoción inmobiliaria, siempre de la mano. Marcos Fernández consiguió que se modificase el plan parcial en 1985, pero en esta operación la parcela del chalet, por un error técnico (suponemos), se quedó sin edificabilidad. Es decir: en esa parcela no se podía, ni se puede, edificar nada, porque todo lo que se podía construir en Parquesol ya se había repartido entre las demás parcelas del sector. Vaya por Dios. Se puede acceder sin el menor esfuerzo. La valla metálica que cerca la parcela es inexistente en algunos lugares. En 1988 pasó a manos de unos nuevos propietarios (que son los actuales), el Grupo Foxá, quienes desde entonces intentan llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento para realizar una nueva modificación del plan parcial que dé edificabilidad a la parcela. Lo cierto es que actualmente esa parcela “sólo puede destinarse a usos de carácter colectivo públicos que no consuman edificabilidad lucrativa” (según un informe municipal citado en la prensa). El caso es que desde hace ya varios lustros los vecinos reclaman, tan reiterada como lógicamente, una solución. Porque si la historia es conocida, los problemas que genera el citado inmueble lo son 122

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más aún. De hecho, en pocos casos resulta tan clara la vulneración de los tres aspectos que señala la viejísima y repetidísima norma urbanística que obliga a los propietarios de los inmuebles a mantenerlos en buenas condiciones de “seguridad, salubridad y ornato”. Porque aquí todo se incumple con estrépito. La seguridad brilla por su ausencia. Se puede acceder sin el menor esfuerzo. Hay huecos en los forjados, hierros en espera peligrosísimos y ninguna protección para evitar posibles caídas. En ocasiones se ha utilizado una valla portátil como escalera para acceder a los pisos superiores. Pero además de insegura la parcela también es insalubre. No sólo por el estado de la maleza, sino igualmente por parecer el edificio “un pozo sin fondo de basura”, como también se ha dicho. Nadie se ocupa de atender este lugar. Recordemos que hace poco unos muchachos encontraron en su interior el cadáver de un hombre que llevaba 18 días fallecido sin que nadie lo hubiese advertido o indicado. Algo hay que hacer, ya sin demora. Y no basta con poner “un vallado en condiciones”, como a veces se ha planteado. Es necesario resolver por completo y con garantías el cumplimiento de todos los requisitos de seguridad, salubridad y ornato para los que el vallado no sería suficiente.

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Las fuentes de Argales Wednesday, March 07, 2012 Plaza de la Fuente Dorada (años 60) Fuente Dorada Tan solo nos queda el nombre que testimonia la existencia, hasta entrado nuestro siglo, de una fuente que servía agua del manantial de Argales y que dio su nombre a una de las más típicas plazas vallisoletanas, que acabó abandonando el que tenía: "Plaza de la Gallinería Vieja". La fuente recibió el nombre a mediados del siglo XVII por una bola y una aguja de bronce doradas que la adornaban, destacando por su belleza. A lo largo del tiempo la fuente ha sufrido diversas transformaciones hasta su desaparición. La columna de la antigua fuente situada en la Plaza de Fuente Dorada se encuentra en la actualidad frente a la biblioteca de San Nicolás Ya en nuestro siglo, esta plaza ha estado unida a un peculiar personaje, conocido popularmente como "Don Purpurino". Don Purpurino, finalmente, fue trasladado, a Tamariz de Campos donde se encuentra. Y fue sustituido por una gran columna con cuatro farolas, unos estanques, escaleras y cuatro caños. Era una fuente muy grande y el tráfico obligó a desmontarla. Fuente de la calle La Estación Otras fuentes Vallisoletvm (Septiembre 2011/Marzo 2012)

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Además de la Fuente Dorada, el manantial de Argales suministraba agua a través de otras fuentes públicas de Valladolid como eran la de la Rinconada, situada en la plaza del mismo nombre, la del Campo Grande localizada en la "puerta del Carmen", el Caño de Argales que da nombre a una céntrica plaza de nuestra ciudad, o la fuente de la calle de La Estación, en las tapias del ferrocarril, frente a Panaderos, que sirvió agua hasta que los operarios de RENFE, hace unos años, cortaron ese tramo. Fuente del Caño Argales Testimonio del agua que llegaba al Convento del Corpus Christi, en el medio de la acera de Recoletos, es la fuente que se encontraba, hasta hace pocos años, al otro lado de la calzada entre los jardines. Pasó allí cuando el Convento del Corpus Christi se trasladó al Prado de la Magdalena, donde hoy se encuentra. Algunas de las obras de arte que atesoraba todavía se conservan en el.

-Fuente: Valladolid para pensar. Otra vida en Valladolid: La Naturaleza. (José María Martínez Ferreira)

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Valladolid 1984. Gran desfile de las Fuerzas Armadas Saturday, March 10, 2012 Era el 27 de mayo de 1984. Seis mil hombres, cuatrocientos vehículos y casi un centenar de aviones participaron en el gran desfile del Día de las Fuerzas Armadas en Valladolid. En un ambiente de fiesta sin incidentes que pertubaran la tranquilidad, Valladolid recuperó, por unas horas, la capitalidad de España. El acto contó con una parada militar en la Plaza Mayor, con los honores a la bandera en el Campo Grande y con el desfile militar en el paseo de Zorrilla. Los Reyes llegaron a la capital de Pisuerga en helicóptero poco antes de las once de la mañana. Ya en la plaza de Zorrilla y tras los honores de Ordenaza, el Rey saludó a las autoridades. Foto: AMVA Don Juan Carlos, escoltado por la Guardia Real a caballo, llegó a la tribuna real en un Rolls descapotable acompañado por la Reina Doña Sofía, el Príncipe de Asturias y las infantas. El capitán general de la VII Región Militar, teniente general Prudencio Pedrosa Sobral, abrió el desfile. Luego, la columna motorizada con las unidades motoacorazadas del Tercio de la Armada, regimientos de Infantería, unidades de la Brigada de Caballería Jarama, cañones antiaéreos y una representación de las unidades motorizadas. Foto: AMVA Simultaneando con la columna motorizada y en sentido contrario, el desfile aéreo. Aviones de los tres Ejércitos cruzaron en perfecta formación el cielo de Valladolid. Tras un tiempo muerto hizo su aparición la columna de a pie. En primer lugar, una compañía de la Guardia Real, después representacioness de las Academias Militar y Naval, unidades de los tres ejércitos y de la Guardia Civil. Esta última se llevó la ovación más cerrada.

Por fin, tras un corto intervalo, la Legión militar, con las camisas abiertas, desfilando al compas de su propia música y a un ritmo de 140 pasos por minuto. Al finalizar el desfile, el Rey hizo subir al capitan general de la VII Región Militar a su tribuna y le felicitó. La familia Real abandonó la tribuna entre aplausos.

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La tranquilidad en Valladolid fue absoluta. Tan solo un grupo de pacifistas que ya desde semanas antes intentaron hacerse notar fueron eclipasdos ante el apoyo mayoritario de los vallisoletanos a las FAS. -Fuente: Diario ABC (28 de mayo de 1984) y El Día de Valladolid 8 de marzo de 2012.

Templarios en Valladolid Tuesday, March 13, 2012 La existencia de un convento templario en Valladolid es indudable, nombrándolo todos los historiadores locales, quienes citan una bula de Alejandro III (1159-1181) en la que aparece junto a otros cuatro que la orden tenía en la península. No sabemos la fecha concreta de su establecimiento en nuestra ciudad, pero sí que organizaron sus actividades en torno a una ermita dedicada a San Juan Bautista que existía desde la segunda mitad del siglo XII y que estaba situada junto a una de las puertas de la ciudad, a la que dio nombre. Posteriormente, y tas la ampliación de las murallas, quedó incluido en el interior de la ciudad, en una zona que adquirió gran importancia residencial y cortesana. Ocupó el espacio que actualmente está comprendido entre las calles Cardenal Mendoza, Colón y Huelgas y la plaza de San Juan. La iglesia según dibujo del libro "La historia de Valladolid", de Antolinez de Burgos Al ser suprimida la orden en 1312, la iglesia pasó a ejercer la función de parroquia y las dependencias del convento a poder de la Corona, como en otros lugares de Castilla. La 126

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reina doña María de Molina las cedió a su canciller, el abad de Santander don Nuño Pérez de Monroy, quien habilitó parte de ellas para hospital de pobres, y el resto lo convirtió en palacio, en el que en ocasiones se hospedaron los propios monarcas, entre ellos Pedro I cuando vino a Valladolid a contraer matrimonio con doña Blanca de Borbón. Al morir , don Nuño Pérez cedió el patronazgo del hospital al cercano monasterio de las Huelgas, que lo poseyó hasta que un incendio lo destruyó completamente, siendo los materiales empleados por las monjas para la construcción de su nueva iglesia. En los solares que quedaron tras la desaparición del hospital se abrió una calle a la que, en memoria de los caballeros que allí vivieron, se dio el nombre de calle de los Templarios, paralela a otra llamada de la Magdalena, en la que se levantaba la iglesia del mismo nombre. Entre los años 1886 y 1889 se derribaron los edificios situados entre ambas, abriéndose la actual calle Colón, denominada así por creerse que en una casa cercana al templo de la Magdalena murió el descubridor de América. Iglesia de San Juan Bautista según el plano de Bentura Seco En cuanto a la iglesia, desempeñó sus funciones parroquiales hasta el año 1841 fecha en la que, debido a su estado ruinoso, se cerró al culto, siendo sustituida en su cometido por la del antiguo convento de Belén. Fue derribada poco después, pero conservamos dos representaciones de ells, por lo menos. La más antigua es de hacia 1738 y correspondiente al plano de Valladolid que por esas fechas realizó Bentura Seco y que conocemos por la reproducción que a principios de sigló se realizó bajo la dirección de Agapito y Revilla. En él nuestra iglesia aparece como un sencillo edificio rectangular cubierto con un tejado a dos aguas, con estrechas ventanas y una torre de cuatro cuerpos y remate piramidal. La segunda puede situarse entre los años 1756 y 1774, y forma parte de la colección de dibujos que acompañaba a una de las ediciones de la Historia de Valladolid de Antolinez de Burgos que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. La iglesia de San Juan Bautista aparece también como un edificio alargado, sin cabecera, rodeado por contrafuertes y con una torre de mampostería de escasa altura que lleva en su parte superior un cuerpo de campanas y remata con un tejado a cuatro aguas. No parece posible reconocer en ella estilo alguno, quizá porque debió sufrir constantes modificaciones a lo largo de su historia.

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Actual iglesia de San Juan Bautista Nada ha quedado, pues, del antiguo monasterio. Juan Agapito y Revilla creyó ver en una lápida situada sobre la puerta de una casa ya desaparecida de la calle de Renedo el último testimonio de la presencia templaria en nuestra ciudad; quizá llegó a esta conclusión porque, aunque no pudo leerla, creyó que la cruz que en ella estaba inscrita era la cruz del Temple. Sin embargo, el análisis de esta lápida (realizado a través de una fotografía, porque ella desapereció con la casa), revela por el tipo de letra empleada (capital romana no usada en la Edad Media), así como por el sistema de abreviaturas, que cronológicamente puede situarse a finales del siglo XVI o comienzos del XVII. Mucho más dificil es la lectura del texto, pero por el significado de algunas palabras puede deducirse que se trata de una oración corta o una jaculatoria, lo que vendría a reforzar la presencia de la cruz, inscrita en un círculo, en su parte superior. -Fuente: Aportaciones al estudio de la Orden del Temple en Valladolid por Javier Castán Lanaspa

El Bar Rosina Friday, March 16, 2012 Junto a la parada del autobús, en una casa molinera, estaba situado el antiguo Rosina Si preguntásemos a los más viejos por las tabernas con más solera del barrio de Las Delicias, seguro que ninguno olvidaría a la "Rosina", que estaba en el número 64 de la Avenida de Segovia, en la confluencia con la calle Embajadores. Era una casa molinera larga y estrecha, una de las muchas que abundaron en el barrio cuando la gente no sabía de alineaciones urbanísticas y se hacía con sus propias manos la casita o el modesto negocio. Este de la taberna que nos ocupa la abrió en 1940 Martín González y aunque en principio lo llamó "Casa Martín", enseguida desplazó ese título a un segundo plano porque tuvo una hija, de nombre Rosina, a la que quiso rendir ese homenaje. Los padres de entonces no se daban cuenta de que una cantina no es un regalo adecuado para una niña recién nacida, pero Martín y su mujer, Francisca Lucas, estaban tan felices con el acontecimiento que no dudaron ni por un instante trasladar su dicha al letrero que había sobre la puerta, "Bar Rosina", que no era un bar aunque quedaba más fino que llamarlo taberna, cantina, tasca o figón. Componentes de la "Peña La Alegría", posando frente al Rosina Era, eso sí, un local amplio al que se accedía tras subir un par de escalones. A la 128

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izquierda había un mostrador de mármol con un surtidor del que manaba agua constantemente, dando una gratificante sensación de limpieza. Y desde él, como ocurría con los púlpitos que han sido jubilados de las iglesias, se dominaba el panorama de la clientela que jugaba al dominó o al tute o se tomaba un porrón con sardinas en alguna de las nueve mesas estratégicamente distribuidas por la sala. Asimismo tenía un reservado en el que además de servir comidas y meriendas, se reunían dos peñas, "La Alegría" y "Los Acacharrumbios", nombre casi impronunciable que se le ocurrió a alguien que apenas podía pronunciar nombre alguno. El vino, a veces, convierte la lengua en estropajo... El Rosina en la actualidad El "Rosina" tenía dos puertas, una a la Avenida de Segovia y otra a la Plaza del Carmen, donde estaba la iglesia y la casa parroquial. En el "Rosina" tenía también parada el autobús urbano de la empresa Carrión, así que los viajeros esperaban tanto en invierno como en verano dentro de la cantina, un plan más confortable que hacerlo en la calle. En 1972 se hizo cargo del negocio Jesús González, el hijo de Martín, quien no tardó en derribar la vieja cantina que tantas historias guardaba para hacer una moderna cafetería muy cerca de allí, que acertadamente también se llama "Rosina", porque ese nombre trasciende del entorno familiar para formar parte de la memoria del barrio. -Historia de 100 tabernas vallisoletanas. (José Miguel Ortega Bariego). ISBN:84-6112626-2

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