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La columna Jónica (La lucha feminista) – Óscar Hernández-Campano

94 ZUTABE JONIARRA LA COLUMNA JóNICA

LA LUCHA FEMInISTA

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Algo hemos hecho muy mal durante demasiado tiempo para que se haya abierto tamaño foso entre personas pertenecientes a la misma especie.

Algo hemos de cambiar para que la mitad del género humano pueda respirar con normalidad. Los hombres somos responsables. Generalizo a propósito.

Seguramente la mecha que provocó este incendio se prendió hace siglos -tal vez milenios-. Sin embargo, lo más probable es que la prendieran hombres que sometieron y denigraron a las mujeres. Desde entonces, todos los demás hemos alimentado ese fuego con mayor o menor intencionalidad. Incluso muchas mujeres han participado y participan de una situación que consideran normal. La sociedad, tal vez la humanidad entera, es machista. Eso significa, lisa y llanamente, que las actitudes, la cultura, las costumbres e, incluso, la cultura, está teñida de machismo. Los textos sagrados lo son, la política y la economía, también. No estoy contando nada nuevo. El movimiento feminista nació y lucha por revertir una situación injusta. No se trata de darle la vuelta a la tortilla, porque cambiar una injusticia por otra es una estupidez. Se trata de eliminar una injusticia. Y de eso el colectivo LGTBIQ+ sabe mucho. Por eso el feminismo y la lucha queer han ido o deberían ir de la mano, ya que el machismo es heterosexual. Me explico: el machismo comporta un esquema de la sociedad en el que la mujer está subyugada, sometida y al servicio del hombre.

Para el machismo, la mujer, en toda su extensión fisiológica, debe servidumbre al hombre. También sexual, obviamente. El gay es, en ese esquema, un antimacho Ergo, el machismo es homófobo. Como decía antes, todos estamos inoculados del machismo porque hemos nacido y crecido en una sociedad que lo es. De modo que es lógico encontrar incluso entre el colectivo actitudes machistas. Quizá eso explique la guerra -que confieso no entender- entre algunas mujeres cis contra las trans. Me parece que se arguye que la biología esto y la fisiología lo otro. Eso me recuerda a cuando nos replican que si el órgano X tiene tal función y el orificio Z, tal otra. Si se acude a la biología acabaremos condenando el 99% de los logros tecnológicos porque, en puridad, nos alejan de la naturaleza.

Para mi, que solo sé que no sé nada, la cuestión es sencilla: todo el mundo debería tener y disfrutar de los

mismos derechos y oportunidades, con independencia de su cuerpo. Añadámosle a esto que también debería obviarse el origen étnico, nacional, social, económico, el atractivo, la talla, la diversidad funcional, etc. A partir de ahí, a vivir. Pero esto lo complicamos y lo enredamos de formas absurdas hasta cuestionar el derecho a decir esta boca es mía. Con esto pretendo decir que, mientras no vivamos en ese mundo ideal esbozado más arriba, lo justo es ayudar y apoyar la lucha de todos los colectivos que denuncian discriminación y la de aquellos que ni siquiera tienen capacidad de denunciarlo. Porque lo injusto es que unos dominen sobre otros y lo más injusto aún es mirar hacia otro lado. Las mujeres, todas, por el hecho de serlo viven en desventaja. Eso es injusto. Si además forman parte de otros colectivos, pues, apaga y vámonos. El concepto de sororidad -del latín soror, hermana-, viene a complementar el de hermandad o fraternidad, aunque poniendo el acento en lo femenino. Y eso significa que la lucha feminista ha visto que los viejos conceptos seguían dejándola en segundo plano. Yo solo espero que, con el correr del tiempo, la educación y el progreso, los movimientos antidiscriminatorios se vean ante la feliz coyuntura de haber triunfado y, por tanto, de desaparecer para formar parte de la sociedad humanista, ese mundo en el que todas y todos seamos iguales de verdad. Entonces no será preciso confraternizar o consororizar, porque esa muralla entre géneros será aire. Luego, tal vez solo entonces, comenzará la lucha por entender de verdad que la humanidad forma parte del reino animal y que es solo una más de las especies que pueblan el mundo. Su inteligencia debe servirle para mejorar, cuidar y proteger, no para dominar, porque eso sería y es una variante del machismo.

Óscar Hernández Campano.Tw:@oscarhercam Ig:@oscarhernandezcampano

Raquel Gu. Es filóloga y traductora. Se dedica al dibujo y al humor gráfico, y colabora de forma habitual en varios medios digitales y en papel como JotDown, Principia y El jueves, y también en la tele y en la radio. Ha publicado libros de humor gráfico, cómics de divulgación científica y libros infantiles ilustrados. Twitter/Instagram: @RaquelberryFinn blog: https://raquelgublog.blogspot.com/

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