1 minute read
ICONO: FRANK GEHRY
Frank Gehry recibió el premio Pritzker de Arquitectura en 1989 y el Príncipe de Asturias de las Artes en 2014, entre otros muchos galardones a lo largo de su carrera.
FRANK GEHRY
Advertisement
ARQUITECTURA Y ARTE
EN 2014, EN UNA RUEDA DE PRENSA PREVIA A LA RECEPCIÓN del Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Frank Gehry le dedicó una peineta al periodista que le preguntó por la consideración de sus obras como poco más que “arquitectura espectáculo”. Es lo que tiene ser el arquitecto vivo más influyente y conocido: todos opinan, todos elogian, todos critican. Y mientras más crece la popularidad, más críticos emergen: que si se parodia a sí mismo, que si prima la estética sobre la sustancia, que quizás sus obras no resistan el paso del tiempo... A sus 92 años (Toronto, Canadá, 1992), a Gehry le cansa tener que defenderse, pero lo ha hecho en más de una ocasión: que miren esos críticos cuánta arquitectura horrenda hay a nuestro alrededor; que sus edificios no son extravagantes, sino expresivos; y que les respalda una concienzuda investigación sobre materiales y formas. O, simplemente: que a quien no le guste lo que hace, que no le contrate.
En Bilbao, ya no hay debate al respecto. Lo hubo en su momento, cuando, entre 1993 y 1997, Gehry se atrevió a construir en una ría sucia y abandonada de una ciudad sin alma un museo de figuras imposibles forrado de titanio. Ahora, cuando el Guggenheim camina hacia el cuarto de siglo de vida, nadie en la ciudad, en el País Vasco, en España o en el mundo pone en duda la trascendencia de aquella osadía: el Bilbao actual, moderno y vanguardista, dinámico, de marcada personalidad cultural y social, no hubiera sido posible sin el Guggenheim, junto a una clarividente visión de las autoridades implicadas que acompañaron su construcción de un integral y ambicioso plan urbanístico. Incluso la concepción actual de los museos, convertidos en muchos casos en obras de arte en sí mismos, más allá de las obras que albergan, tiene mucho que ver con ese audaz proyecto al que el nombre del arquitecto quedó unido para siempre. María Rosa