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CHOPARD

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ICONO: FRANK GEHRY

ICONO: FRANK GEHRY

SUEÑOS CUMPLIDOS

HACE 25 AÑOS, CHOPARD LANZABA SU PRIMER CALIBRE L.U.C; YA APUNTABA UNA VISIÓN RELOJERA MARCADA POR LA PRECISIÓN Y LOS ACABADOS.

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TEXTO RICARDO BALBONTÍN

Sobre estas líneas, Karl-Friedrich Scheufele, copresidente de Chopard e impulsor de la creación y desarrollo de los calibres manufactura L.U.C. En la página siguiente, exterior de la manufactura Chopard. DETRÁS DE CADA GRAN idea siempre hay un impulsor. Chopard creó hace 25 años su primer movimiento manufactura, el L.U.C 1.96, y el mérito de aquella propuesta hay que atribuírselo por entero a KarlFriedrich Scheufele, hoy copresidente de la firma, quien convenció al resto de la familia del beneficio futuro que tenía el proyecto. “L.U.C siempre ha sido una experiencia muy personal; algo que está muy cerca de mi corazón. Los relojes L.U.C no son el resultado de un grupo de personas de marketing que se reúnen y dicen ‘esto es lo que tenemos que hacer... y este es el precio que debe tener’. Este no ha sido nunca nuestro enfoque, lo que tienen nuestros relojes manufactura es un enfoque humano real y genuino”.

¿Con la creación de los movimientos L.U.C se hacía realidad el desarrollo de Chopard como manufactura? En cierto modo ya éramos una manufactura si se piensa en algo más que los movimientos. Mi padre siempre decía que era importante crear y producir componentes, cajas de relojes y todo lo demás ‘en casa’. Y yo dije, “bueno, ¿por qué no producimos los movimientos in-house?”. Era un paso muy lógico, pero en aquel momento era fácil apoyarse en proveedores externos. Así que básicamente tuve que persuadir a los miembros de la familia de que debíamos hacer este movimiento para reunir algo de experiencia, e hicimos el primer movimiento.

Sobre estas líneas, el calibre L.U.C 1.96 marcó el punto de partida del crecimiento y de la personalidad que 25 años después muestra Chopard. Una decisión que, con la perspectiva del tiempo, resultó fundamental. De lo contrario, nada hubiera sido igual. Ciertamente no. Si no tuviéramos nuestros propios calibres, no creo que nuestra colección fuera hoy la misma. Seguro que no. Además, creo que ya no seríamos un actor relevante en el mercado de la relojería, así que fue una decisión importante, sí, y el momento fue el adecuado. Con la experiencia de estos 25 años, ¿qué ha hecho a L.U.C diferente de otros conceptos de fabricación? ¿Cuáles son los puntos fuertes de la manufactura Chopard? Una cosa fue crear el primer movimiento y otra, todo el camino recorrido hasta hoy. Eso sí, en ambos casos hemos sido fieles a la filosofía que planteamos al principio: un movimiento L.U.C tiene que ser innovador, en términos de precisión y en otros factores, pero al mismo tiempo debe ser finalizado de una manera hermosa y tradicional. Los movimientos tienen que ser precisos, por lo tanto certificados como cronómetros, y cada uno de ellos sin excepción –salvo los que no tienen segundero, que no se pueden certificar–, y queríamos además que nuestros calibres estuvieran a la altura de los más altos estándares de acabado, y de ahí nuestra entrada en el Sello de Ginebra. Hasta llegar incluso a crear su propio certificado, algo que garantiza que sus calibres no son solo buenos, sino excelentes. Sí, la idea era realmente construir calibres excepcionales, con valor añadido, y también calibres estéticamente bellos. ¿Cuál es la creación mecánica de la que está más satisfecho en estos 25 años? Creo que definitivamente es el primero, el 1.96, porque nos abrió muchas puertas. Todavía es un movimiento relevante: era interesante entonces porque tenía un micro rotor y era delgado, por lo que añadía barriletes muy finos. Además, estaba certificado como cronómetro y nació para mover, entre otros, nuestro calendario perpetuo. Con el tiempo lo hemos mejorado y llevado a otro nivel –incluso cuenta con un tourbillon volante–, pero sí, el diseño de hace más de 25 años sigue siendo relevante y creo que eso es realmente algo muy importante.

TODO AL VERDE

El espíritu Riviera de los 70 vuelve a Baume & Mercier con toda la fuerza y una visión mucho más contemporánea. Para todos los públicos –en 36 y 42 mm– y con su característico bisel de 12 facetas marcando el territorio.

Arriba, de izquierda a derecha, visión del frente y fondo del Riviera de Baume & Mercier en su versión de 42 mm y con el verde como gran protagonista. NADIE TIENE YA DUDAS DE QUE EL VERDE ha sido uno de los best-sellers del año venciendo resistencias estéticas. No hay marca que no haya experimentado alrededor de un color que tambien juega con la entonación para mostrar distintas personalidades. Es lo que ocurre con el Riviera, una de las creaciones legendarias de Baume & Mercier –la primera pieza se remonta a 1973– y con el que la casa se reafirma en sus principios de diseño, forma y carácter relojero, pero afrontando una completa renovación. La quinta generación del Riviera no se limita a ser una reedición, y eso se comprueba en los modelos creados.

El primero de ellos, el destinado al hombre, muestra una estética verde profundo con motivo náutico, y en el interior luce un calibre de carga automática. La caja es de acero pulido y satinado, declinada en un diámetro de 42 mm, y hermética hasta 100 metros. Por supuesto, su bisel, con 12 facetas, recuerda el carácter que atesora la colección Riviera desde su primera creación y enmarca una esfera con acabado satinado soleil.

Hay también una versión de corte unisex y 36 mm de diámetro. En este caso, la caja de acero es hermética hasta 50 metros e incluye una esfera verde claro lacada con un refinado acabado satinado soleil y finas ondas estilizadas. Incorpora un movimiento de cuarzo Swiss Made de nueva generación con 10 años de autonomía. Un detalle más tiene que ver con el brazalete, perfectamente integrado en la caja y disponible con armis de acero o correa de caucho que, además, cuenta con el sistema de cambio rárápido Fast Strap.

ESPLENDOR FEMENINO

AUDEMARS PIGUET DEMUESTRA QUE LA RELOJERÍA ES UNA BRILLANTE CONJUNCIÓN DE RIGOR MECÁNICO Y ESTÉTICA... PLACER PARA LOS SENTIDOS.

TEXTO ROCARDO BALBONTÍN La combinación de oro rosa y color morada del Royal Oak Cronógrafo Automático de 38 mm no solo es llamativa, sino también novedosa. En su interior, el calibre 2385 de carga automática.

El efecto arcoiris del bisel es el mejor marco para contemplar el trabajo de esqueletado que se ha realizado en el Royal Oak Frosted Gold Doble Volante, declinado en tres nuevas referencias de 41 y 37 mm.

EL LADO FEMENINO DE LA CREATIVIDAD RELOJERA tiene cada vez más importancia y demanda. Las mujeres aprecian de tal forma el trabajo y el valor de la relojería que las marcas han apostado por crear líneas de trabajo exclusivas donde ellas son las protagonistas. Para muestra, estas cuatro piezas de Audemars Piguet que exploran distintos escenarios de ese universo femenino. Lo hacen con una estética a veces impactante, en otras modificando con elegancia valores clásicos... en definitiva, aportando una personalidad a un estilo y a una forma de entender la relojería.

Un buen ejemplo se halla en el Royal Oak Frosted Gold Doble Volante Esqueleto, de la que se han declinado tres nuevas referencias –por primera vez en 41 mm y también en 37 mm–, todas ellas con un bisel arcoíris de gemas multicolores como elemento distintivo. Un espectáculo compuesto por 12 tipos de piedras (rubí, tsavorita, esmeralda, topacio, tanzanita, amatista y varios zafiros de colores), de talla baguette y un total de 1,91 quilates. A ello se le suma la técnica frosted gold, creada por primera vez en colaboración con Carolina Bucci en 2016 para celebrar el 40º aniversario del primer Royal Oak femenino. Una técnica consistente en abrir minúsculas hendiduras en el oro con una herramienta con punta de diamante; el resultado es un efecto brillante similar al de las piedras preciosas. A todo ello hay que sumar una extraordinario mecánica, la que ofrece el calibre 3132, un movimiento esqueleto con mecanismo de doble volante. Esta innovación patentada, presentada por la manufactura en 2016, mejora la precisión y la estabilidad del reloj con sus dos volantes y dos espirales ensamblados en el mismo eje.

No menos llamativo es el nuevo Royal Oak Cronógrafo Automático de 38 mm. Por vez primera, Audemars Piguet tiene en su colección un reloj de oro rosa de 18 quilates macizo con bisel engastado con amatistas de talla baguette (32 en total). Esta nueva referencia, solo disponible en las boutiques AP, amplía la gama de esta línea iniciada por

A la izquierda, el Royal Oak Automático inauguró el diámetro de 34 mm en 2020; ahora llega una versión con acabado frosted gold, una técnica empleada por primera vez en 2016.

Sobre estas líneas, cierra el círculo de novedades esta versión donde por primera vez en este diámetro se emplea la cerámica negra.

la firma en 2019. La caja y el brazalete de oro rosa alternan las superficies pulidas y satinadas, uno de los detalles distintivos de Audemars Piguet. En el interior de este brillante, late el calibre 2385 de carga automática con funciones de cronógrafo, horas, minutos, segundero pequeño y fecha, el complemento perfecto de esta pieza que impresiona con el tono morado de su esfera... que por su puesto se declina con el motivo Grande Tapisserie.

El repertorio femenino de Audemars Piguet tiene en el Royal Oak Automático otro de sus best-sellers, declinado en diámetro de 34 mm; ahora, por primera vez presenta una creación realizada íntegramente en cerámica negra, tan solo realzada con detalles de oro rosa, presentes tanto en los índices como en las agujas horarias de la esfera y en la clásica tornillería del bisel.

Lo que es evidente es que estamos ante una pieza de marcada elegancia y sobriedad, que alberga el movimiento automático, calibre 5800, concebido expresamente para esta línea y presentado el año pasado. Con 50 horas de autonomía de marcha, este reloj presenta además una hermeticidad hasta 50 metros. Y si miramos a su fondo transparente, hay que destacar el hipnótico atractivo de su masa oscilante de oro rosa. Desde que Audemars Piguet lanzara su colección Royal Oak Automático en 34 mm, en el año 2020, cada versión de esta emblemática línea ha destacado por su refinada puesta en escena. Buena muestra de ello puede considerarse esta nueva incorporación con el acabado frosted gold. Esta técnica, reproducida sobre una caja de oro blanco, se acompaña de una esfera Tapisserie en una también nueva entonación azul; una combinación única que rinde culto al saber hacer artesanal que siempre ha caracterizado a Audemars Piguet. Algo que también está presente en el calibre 5800, que conforme a la tradición se ha ensamblado y acabado alternando decoraciones como las Côtes de Genève, el graneado circular y el satinado con efecto ‘rayos de sol’.

Junto a estas líneas, el modelo actual del Fifty Fathoms No Radiations. A la derecha, el original, fechado en 1965. Debajo, a la izquierda, el primer modelo de 1953. En la esquina, anverso y reverso del Fifty Fathoms Bund de 1970.

LEGADOS QUE PERVIVEN

El Fifty Fathoms de Blancpain es una apuesta segura con llamativas creaciones que se han mantenido casi intactas en el tiempo.

LAS LEYENDAS SE CONSTRUYEN CON HECHOS, y Blancpain, con su Fifty Fathoms, ha conquistado océanos y también muchas muñecas generando su propia historia. Pero hay otro hecho llamativo en su creación estelar y es que, a pesar del paso del tiempo –la primera creación está fechada en el año 1953–, la estética se ha mantenido fiel a sus orígenes, y lo que es más trascendente, el espíritu de algunas piezas conserva toda su razón de ser en la oferta contemporánea.

Piezas emblemáticas y que hablan del carácter de los Fifty Fathoms, relojes que llamaron la atención tanto por su nombre, elegido por Jean-Jacques Fiechter –presidente de Blancpain entre 1950 y 1980– y homenaje al canto de Ariel en La Tempestad de Shakespeare, y por sus cualidades herméticas –cincuenta brazas, algo más de 91 metros– que era la distancia máxima a la que los buzos podían descender.

Bajo estas líneas: Jasper Morrison, en su estudio de Londres. En la página siguiente Lámpara de pie Superloon (2015), con un panel de luz LED ajustable. un panel de luz LED ajustable. un panel de luz LED ajustable. un panel de luz LED ajustable.

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