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ANNIE ERNAUX
2021
06. LITERATURA
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ANNIE ERNAUX
ESCRITORA
UNA ESCRITURA MUY VIVA
Recurrente en las quinielas al Premio Nobel, la francesa utiliza la autobiografía ficcionada para crear historias envolventes y colectivas en las que los lectores se sienten muy a gusto.
TEXTO DOMINGO CASTILLO
DECÍA MICHEL FOUCAULT QUE LOS TEXTOS de Dante o Cervantes o Eurípides no eran estrictamente literatura, si por literatura entendemos la moderna concepción fundamentada en la descon anza del lenguaje y de las estructuras racionales, en las sombras que Stéphane Mallarmé reveló al señalar que una rosa es l’absence de toute rose (la ausencia de toda rosa) o que Arthur Rimbaud abrazó al a rmar que Je suis un autre (yo soy otro). El siglo XX lo atraviesan imprescindibles libros y autores que, entre máscaras e ilusiones, construyeron y habitaron laberintos para disfrute de muchos. Sin embargo, en ellos nos perdimos algunos lectores, huérfanos de pronto de la perspectiva que permite discernir lo vivo de lo que no lo está.
Enrique Vila-Matas, uno de los mejores arquitectos de esa literatura, se pregunta en Exploradores del abismo: “¿Debía tener la vida un lugar tan preferente?”. No hay respuesta tan abrumadora y tan luminosa como la que nos brinda la escritora Annie Ernaux a través de su obra, marcada de inicio a n por la autorreferencialidad. La escritora, nacida en 1940 en Lillebonne, Normandía, recurre a las herramientas de lo autobiográ co y de lo auto ccional para contarnos las experiencias de una mujer surgida del espíritu revolucionario de los 60 en su país, y las emplea a lo largo y ancho de su producción literaria.
En Una mujer, publicado por la editorial Cabaret Voltaire, Ernaux decía que cuanto escribía “no es una biografía, ni una novela, naturalmente, quizá algo entre la literatura, la sociología y la historia”. En el caso concreto de ese libro, centrado en la gura de su madre, rea rma: “Mi proyecto es de naturaleza literaria, puesto que se trata de encontrar una verdad sobre mi madre que solo puede alcanzarse mediante palabras”. A Ernaux no le interesa contar cuentos, sino historias, y en concreto la suya propia; pero trasciende la autobiografía, rompe las barreras de la subjetividad y el intimismo para dotar a su literatura de la capacidad de intervenir en la sociedad.
Ernaux se ha labrado un reconocimiento que parece no tener límites: ganadora del prestigioso Premio de la Lengua Francesa en 2008 y del Premio Formentor en 2019, los dos concedidos a su carrera, es ja desde hace un tiempo en las quinielas de los Premios Nobel de Literatura. Este año, además, la adaptación de El acontecimiento de Audrey Diwan se hizo con el León de Oro del Festival de Venecia. En el libro, Ernaux cuenta un aborto en 1963, cuando solo tenía 23 años, era una práctica ilegal en Francia y se veía tan mal que un médico, al conocer sus intenciones, le inyectó a traición un fármaco para reforzar el embrión.
Su estilo nos recuerda, por lo autobiográ co y militante del enfoque, a la literatura de otra referente de las letras en este caso italianas, Dacia Maraini, también eterna aspirante al Premio Nobel y ganadora del Formentor, o a la más reciente Leña menuda de la joven Marta Barrio, premio Tusquets de Narrativa de 2021. Ernaux escribe en una tercera persona que a veces se funde con una primera plural, crea una auto cción colectiva, envolvente y abierta, un lugar de acción surgido de los recuerdos de toda una vida en el que los lectores se encuentran, además de a gusto, vivos, muy vivos. Y eso es inmensamente valioso.