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El ajuste perfecto de un hombre
ALESSANDRO MARINELLA Y LUCA RUBINACCI: DOS GENTLEMEN INNOVADORES Y EXPERTOS EN ELEGANCIA. ADEMÁS, LOS MEJORES LUGARES PARA UN GUARDARROPA DE ESTILO
TEXTO GIADA BARBARANI
EN UNA ÉPOCA EN LA QUE MANDA el ready to wear, en la que la moda es cada vez más rápida y homologada, un regreso a la tradición, al detalle y a la unidad —en pocas palabras, lo hecho a la medida— es un valor agregado. Un valor que se transmite de generación en generación, hasta llegar a los millennials. “Los millennials siguen una moda marcada cada vez más por el estilo callejero. Sin embargo, en el guardarropa no puede faltar un traje hecho a la medida”, nos dice Alessandro Marinella, que con sus 25 años es parte de esta generación; sin embargo, el gusto y la elegancia están en su ADN. Alessandro es, de hecho, el heredero de Marinella, una histórica sastrería de corbatas de Nápoles. Considerado uno de los under 30 más elegantes de Italia, es el perfecto ejemplo de un joven gentleman. “La elegancia para mí es sorprender sin exagerar. Llevo las riendas de una empresa muy ligada a la tradición y ver que el legado y el estilo de otros tiempos se siguen valorando, me impulsa a hacer cada vez más y a innovar, al mismo tiempo que preservo la historia y la tradición de la empresa”, nos explica Alessandro Marinella. Todo esto con una mirada hacia el mundo digital para alcanzar las ventas omnicanal, materiales nuevos y, quizás, más sustentables, y la producción de accesorios tecnológicos innovadores. Sin embargo, en cuanto a estilo, sus puntos de referencia son los grandes clásicos: las sastrerías Panico (donde se ha realizado la sesión de fotos), Cuomo, Tofani y Pastena, todas de Nápoles, para los trajes; una selección de artesanos, también de Nápoles, para las camisas; mientras para los zapatos, hay que ir a Milán, a la Stivaleria Savoia (marca de E. Marinella). Los accesorios, empezando por las corbatas —sobra decirlo— son de E. Marinella.
“Mi padre Mariano me enseñó que un buen traje hecho a la medida tiene que vestir como una segunda piel: tiene
Alessandro Marinella, cuarta generación de la histórica marca napolitana de corbatas, fotografiado en la tienda de la familia y, a la izquierda, en el taller de la histórica Sartoria Panico, en Nápoles. Página anterior, Luca Rubinacci con su padre Mariano en el taller de Milán (que se suma a los de Nápoles y Londres).
LOS ACCESORIOS SON EL MARCO QUE HACEN UN CUADRO MÁS BELLO.
que ser amplio por dentro y ajustado por fuera”, nos cuenta Luca Rubinacci, tercera generación de la histórica sastrería napolitana que lleva su apellido (y que cuenta con tiendas también en Milán y Londres), fundada por el abuelo Gennaro en los años treinta. Luca Rubinacci ha estudiado con los mejores sastres de Savile Row, ha hecho prácticas en los talleres de la familia y ha logrado dar una nueva dirección a la casa de moda, acercándose a las generaciones más jóvenes también por medio de las redes sociales, donde brinda consejos de estilo, los Gentlemen tips. “Los millennials tienen la ventaja de poder mirar al pasado y decidir su futuro, y esto se aplica también al hablar de elegancia”, nos explica. “Cada persona tiene su propio estilo: solo es necesario encontrarlo.
Arriba, Ciro Pistarino, fundador de Vocative, primera sastrería italiana 100% sustentable y trazable, en su taller de Brera en Milán. A la izquierda, el maestro Gaetano Aloisio, en Roma, y, al lado, algunos de sus modelos.
Para esto hay personas y sastrerías como la nuestra, cuyo objetivo no es solo hacer un traje perfecto, sino interpretar las necesidades y las exigencias de quien lo lleva puesto. Es la belleza de lo hecho a la medida: todas son piezas únicas”, nos cuenta Rubinacci. “El outfit perfecto no existe, la única cosa que importa es sentirse cómodos en un traje”. Gaetano Aloisio, Maestro de las Artes y de los Oficios, embajador del hecho a la medida en el mundo y miembro de la Academia nacional de los sastres y ganador del premio Forbici d’Oro (Tijeras de Oro), comparte la misma opinión. “La elegancia es estilo, naturalidad, es estar bien con uno mismo y con el traje que se lleva puesto. Es una manera de ser y de actuar. Giovanni Agnelli fue un excelente ejemplo, lograba usar todo con desenvoltura, desde un esmoquin hasta botas para la nieve”, nos cuenta Gaetano Aloisio. “Existe una etiqueta del vestir y esto se transmite de padre a hijo. La cultura del vestir bien es parte de la educación. La belleza es educación y amabilidad, un valor estético y una necesidad”.
Por esta razón, entre las sastrerías que Gaetano Aloisio recomienda se encuentran lugares históricos como Cifonelli 1880, en París, una maison que combina la sastrería británica, la elegancia italiana (la primera sede fue en Roma) y la precisión francesa, la Sastrería Manuel Calvo de Mora, en Madrid; Huntsman y la Anderson & Shepard, ambas en Londres. A estas recomendaciones Gentleman agrega siempre en Savile Row, la calle de la elegancia en el corazón de la ciudad — Henry Poole & Co— la leyenda de la sastrería británica que ha inventado el esmoquin, y Gieves & Hawkes. Y, además, el sastre sustentable Ciro Pistarino que, con su taller en el corazón de Brera, en Milán, une a la sabiduría y maestría de la sastrería italiana el deseo de confeccionar prendas sustentables y trazables, Liverano e Liverano en Florencia, Sagripanti en Roma, Ciardi en Nápoles y Crimi en Palermo. Para completar el total look a la medida, no pueden faltar las camisas de Pescetto en Génova; los tejidos de Thomas Mason 1796, marca de Albini Group y de Lanifico F.lli Cerruti dal 1881; los guantes de Ulisses, en Lisboa, y un sombrero de la Antica Cappelleria Troncarelli en Roma. Porque un auténtico gentleman no tiene edad.
En la clasificación de las mejores sastreríasdel mundo, desde arriba: Cifonelli 1880, en París, y Anderson & Sheppard, en Savile Row, la calle de la elegancia en Londres. A la derecha, los refinados tejidos del histórico Lanificio F.lli Cerruti dal 1881.