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Puntos efervescentes
UNA CHAMPAÑA PREMIUM CUVÉE CREADA EN HONOR A MADAME CLICQUOT. LA GRANDE DAME 2012 ES UNA OBRA DE ARTE. PERO ES, SOBRE TODO, UN HIMNO AL OPTIMISMO QUE LLEVA LA FIRMA DE YAYOI KUSAMA, LA MÁS GRANDE ARTISTA JAPONESA VIVIENTE, CONOCIDA COMO “LA SEÑORA DE LOS PUNTOS”.
TEXTO GIULIANA DI PAOLA
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COMO EL PERLAGE DE UNA CHAMPAÑA, una infinidad de puntos efervescentes envuelven a La Grande Dame 2012. La edición lleva la firma de la gran artista japonesa Yayoi Kusama, conocida como la señora de los puntos, por los elementos característicos de su estilo desde hace más de 60 años. Para la Premium Cuvée, de Veuve Clicquot, los ha dibujado por todos lados: desde el cofre hasta la etiqueta de la botella, pasando por la flor que la rodea. En el formato Magnum, además, la flor toma forma litearal, una creación especial a la cual la artista ha dado el título de My Heart That Blooms in the Darkness of the Night y que es acompañada de un poema. La flor pop con lunares es uno de los símbolos más recurrentes en la obra de Yayoi Kusama. Para muchos italianos representó el primer impacto directo con este ícono del arte contemporáneo en la primera retrospectiva que el Pabellón de Arte Contemporánea (PAC) de Milán dedicó a la artista.
Era el 2009 y desde hace más de medio siglo, las obras de la japonesa dominaban la escena mundial. Sin embargo, era la primera vez que el público en general podía verlas en vivo en Italia. Enfrente de la cándida fachada del museo de la via Palestro —llena de puntos rojos para la ocasión— era la gran escultura Flowers that Blooms at Midnight, la que recibía a los visitantes. Las flores que brotan en la noche son, como escribe en sus versos Yayoi Kusama, el símbolo de la fuerza vital del universo que va más allá de los límites de la existencia mortal del ser humano. No fue casualidad que la muestra se llamara I Want to Live Forever y fuera un flash forward de su carrera: desde los primeros Infinity Net pintados en los años cincuenta hasta las colas infinitas para acceder al Infinity Room con juegos de luces y espejos, pasando por las esferas metálicas de la instalación Narcissus Garden, que invadieron los jardines de la Bienal de Venecia de 1966, así como las enormes calabazas de lunares. Durante el largo periodo de la pandemia, el impulso vital de la artista japonesa nonagenaria no ha perdido La artista japonesa su fuerza. Al contrario, ha Yayoi Kusama con La Grande ganado un toque más persoDame 2012, nal, pasando desde los genéCuvée de Prestige, creada en 1962 ricos Flowers al más íntimo y comercializada My heart. Porque la señora de en 1972, como homenaje a los puntos, clase 1929, sigue Madame Clicquot. teniendo un corazón joven.
Ineos Grenadier nació listo para el extremo con neumáticos todoterreno, chasis y suspensión resistentes.
Desde arriba, de izq a der: el estudio de Yayoi Kusama; Twist with Madame Clicquot! (2006).
Es uno de los muchos paralelismos que conectan a la artista de manera muy estrecha con Madame Clicquot, subraya el presidente y CEO de la Maison de Champagne Jean-Marc Gallot: “La expresión artística de Yayoi Kusama es generosa y profundamente optimista. Está perfectamente alineada con Veuve Clicquot, marca que siempre ha brillado por su optimismo y por su alegría de vivir, llena de esperanza. Creo que esta visión compartida representa una base sólida para nuestra colaboración y sea aun más sorprendente tomando en cuenta la reciente crisis global”. Una colaboración que en realidad se renueva, porque los caminos de estas dos mujeres extraordinarias ya se habían cruzado en 2006, cuando Kusama había sido contactada para volver a interpretar, en versión moderna, uno de los famosos retratos de Madame Clicquot.
El resultado es el magnifico Twist with Madame Clicquot!, cuyo lienzo original está totalmente cubierto de puntos efervescentes, ça va sans dire. El encuentro de estas dos mujeres extraordinarias y excepcionalmente no convencionales fue mucho más que algo casual, como evidencia Jean-Marc Gallot: “La historia
ENTRE LAS VIDAS DE YAYOI KUSAMA Y MADAME CLICQUOT HAY PARALELISMOS FASCINANTES
compartida va mucho más allá: a pesar de vivir vidas distintas en lugares y tiempos muy distintos, Yayoi Kusama y Madame Clicquot han sido ambas mujeres muy valiosas y hay paralelismos fascinantes entre sus destinos”. Y no se trata de un storytelling preparado para fines comerciales, si no de una increíble historia de coincidencias que hace la trayectoria de estas dos mujeres —a pesar de ser diacrónica y distópica— perfectamente alineada y paralela.
Ambas hijas de familias acomodadas y adineradas, tras una infancia de ninguna manera despreocupada, Barbe-Nicole Ponsardin y Yayoi Kusama buscan escapar lo antes posible de los rígidos límites impuestos por una severa educación burguesa. Ambas encuentran pronto su propia autonomía personal e intelectual. Y, por toda la vida, la reivindican trazando una trayectoria propia a la conquista del mundo. Viuda con apenas 27 años, Madame Clicquot tomó las riendas de la Maison del esposo, volviéndose —hace dos siglos, cuando las mujeres no tenían ni permiso de trabajar— una de las primeras emprendedoras de la época moderna. Pasó a la historia como la Grande Dame de la champaña y representó un modelo de referencia por su continua búsqueda de perfección.
Un recorrido similar lo tuvo Yayoi Kusama que, a los 28 años, sola y sin contactos, voló a los Estados Unidos, dejándo atrás Japón y los traumas familiares causados por un padre ausente y una madre opresiva que la forzaba a espiarlo en sus traiciones y no le permitía dibujar. De ahí, las manías obsesivo-compulsivas. Y siempre de ahí, el intento de tenerlas bajo control con elementos gráficos repetidos de manera obsesiva: los puntos, por supuesto, y las formas biomorfas que se han vuelto características del estilo de la señora de los puntos. Así, Yayoi Kusama supo transformar su trauma en un camino hacia la salvación. De la misma manera, la Veuve Clicquot supo elaborar su luto, buscando vivir la vida plenamente y según sus reglas.
Estos dos caminos paralelos se juntan en La Grande Dame 2012, perfecta síntesis de dos mujeres extraordinarias. Cuvée de Prestige de la Maison, creada en 1962 y comercializada en 1972 para celebrar el bicentenario de la casa, es una champaña que pretende ser un homenaje a Madame Clicquot y un reflejo del terroir de Veuve Clicquot. La magia la hace el ensamblaje: una mezcla hecha de 90 % con pinot noir y el 10 % con chardonnay de los Grands Crus de Avize y Mesnil-sur-Oger en la Côte des Blancs. “Un espumoso preciso y, a la vez, delicado”, nos comenta Didier Mariotti, Chef de Caves de la Maison de Champagne desde el 2020. “Divertido, vivaz, alegre”. Efervescente y lleno de un impulso vital, exactamente como las flores que nacen en el corazón de la noche.
La Grande Dame 2012 con My Heart that Blooms in the Darkness of the Night