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Hay demasiados psicólogos en Colombia?
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Resumen
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José Leider Rivera Cifuentes
jriveraci@unal.edu.co Psicología Adriana Díaz Cuevas, docente
[Texto argumentativo] Las palabras de las distintas figuras públicas no pasan desapercibidas y generan distintas reacciones en la sociedad. Tal es el caso de lo dicho por la actual vicepresidenta de Colombia respecto a los psicólogos, afirmación que causó descontento y diversas opiniones al respecto. Aunque no tenía ninguna intención negativa, una opinión emitida por la figura de la vicepresidenta puede llegar a ser bastante influyente y, de ser tergiversada dicha afirmación, podría traer consecuencias negativas para la profesión. Este texto tiene como fin explicar que, a diferencia de lo dicho por la funcionaria, no hay suficientes psicólogos en el país. Para esto se tendrán en cuenta distintos sectores de la sociedad y cómo la falta de psicólogos afecta en estos.
Palabras Clave
Psicología, Salud Mental, Vicepresidenta de Colombia, Acompañamiento psicológico, Reincorporación de víctimas, Desarrollo psicológico.
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A principios del año 2020, la vicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez, realizó la siguiente afirmación durante un conversatorio de mujeres en la ciudad de Medellín: […] tenemos demasiadas psicólogas y sociólogas, carreras que no les sirven para tener mejores ingresos. Queremos ver cómo involucramos a un porcentaje de niñas del departamento [de Antioquia], para entrar a estas carreras y vamos a promoverlas hacia las áreas del conocimiento donde el desarrollo profesional va a ser más importante, como su ingreso económico. (El Espectador, 2020, párr. 3)
Esta opinión desató una polémica en los medios de comunicación durante semanas y fue rechazada por importantes asociaciones colombianas de profesionales. El Colegio Colombiano de Psicólogos (COLPSIC) respondió a la funcionaria explicando que la psicología, además de ser una ciencia basada en la investigación que se encarga de estudiar los procesos de desarrollo cognoscitivo, emocional y social en los seres humanos, no puede ser desestimada por el número de graduados (La Opinión, 2020). Por su parte, la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI) indicó que, primero, el valor de una profesión no puede ser medido a partir de los salarios asignados en los cargos que sus profesionales ocupan; y segundo, “la importancia de las profesiones reside –entre otras–en la generación de conocimiento que permita comprender los fenómenos y procesos que se gestan y desarrollan al interior de las sociedades” (La Opinión, 2020, párr. 7).
Cabe resaltar que, en un país como Colombia, donde el panorama de muchos habitantes está marcado por la pobreza, la violencia y la guerra, la psicología juega un papel clave para el tratamiento de sus víctimas. Esto debido a que dichas condiciones pueden afectar la forma en la que los individuos se relacionan con su entorno y a su vez desarrollar graves problemas psicosociales. Según Sotelo
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(2016), la psicología es la disciplina que estudia los procesos psicológicos de un individuo a partir de su conducta. Sumado a esto, Morris y Maisto (2009) indican que los psicólogos estudian cómo los seres humanos perciben, sienten, recuerdan y aprenden, entre otros procesos psicológicos. Además, los psicólogos pueden concentrarse en las afecciones mentales y emocionales, problemas personales y sociales, la psicoterapia, o en mejorar la moral y las relaciones de grupo.
A pesar de que es posible que Marta Lucía Ramírez no tuviera ninguna intención de carácter peyorativo o descalificativo –incluso no niega la importancia de la profesión–, la figura de la vicepresidenta puede ser muy influyente en distintos sectores de la sociedad y, de ser tergiversada esta opinión, podría afectar negativamente a esta disciplina. Si bien la importancia de la psicología puede llegar a ser indiscutible en muchos casos, en este texto se sustentará que, contrario a la opinión de la funcionaria, no hay suficientes psicólogos en Colombia. Para ello se traerán a colación ejemplos de esta carencia en distintos sectores de la sociedad, lo que evidencia una baja cobertura de profesionales para atender las posibles afecciones psicológicas y los daños que estas pueden causar con el tiempo.
Para empezar, hay colegios en Colombia que carecen de profesionales en psicología, lo que puede afectar el desarrollo psicológico de niños y adolescentes. Esta carencia es visible en diversos lugares del territorio colombiano, como el departamento del Atlántico, en el cual hay más de cien mil estudiantes matriculados en las instituciones educativas, para los cuales solo hay 113 orientadores aprobados por el Ministerio de Educación (Mercado, 2020). Esta situación también puede verse en la capital del país. En una investigación realizada por Alarcón, Ramírez y Hernández (2016), se puede evidenciar que en tres instituciones de la ciudad de Bogotá hay, por cada una, más de dos mil estudiantes en los distintos niveles educativos, además un número de entre 80 y 100 profesores, sin contar a los integrantes del cuerpo directivo, población para la cual solo hay dos orientadores. José Leider Rivera Cifuentes / jriveraci @unal.edu.co
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En ambos casos, el número de estudiantes y miembros de la comunidad educativa de los colegios es mayor al número de orientadores que pueden acompañar –no solo a estudiantes– sino también a profesores que podrían llegar a necesitar intervención psicológica.
La presencia de un psicólogo en estas instituciones es importante, ya que dos etapas esenciales del desarrollo acontecen en los colegios: la niñez y la adolescencia, que van desde los 4 hasta los 18 años. Tal como indica Rice (1997), en estas etapas los individuos están en un proceso de desarrollo cognoscitivo, emocional y psicosocial, además de que el ambiente de la infancia puede repercutir significativamente en el resto de la vida de una persona. Por lo anterior, muchas experiencias negativas que pudiesen tener los niños repercutirán en su desarrollo de no ser tratadas adecuadamente. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), alrededor del mundo hasta 1000 millones de niños entre los 2 y los 17 años fueron víctimas de abusos físicos, sexuales, emocionales o de abandono en el último año. En el país, Medicina Legal reveló que, durante la pandemia ocasionada por el coronavirus, más de dos mil niños han sido violentados en el país, víctimas de distintos tipos de violencia (Radio Nacional de Colombia, 2020). Otra situación negativa que es importante resaltar es el acoso escolar o bullying. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO), al menos uno de cada tres niños en el mundo es agredido de manera física, verbal y psicológica por otros (Revista Semana, 2020).
Sumado a esto, en muchas ocasiones el acompañamiento que pueden brindar los profesores y los psicólogos de las instituciones es poco y no garantiza una cobertura a todos los estudiantes que presenten algún problema. Como bien muestran en su trabajo Alarcón et al. (2016), los colegios presentan distintas necesidades que no pueden atenderse de manera adecuada por la escasez de psicólogos. Generalmente, se necesitan servicios de orientación, asesoría y acompañamiento para estudiantes con problemas familiares, emocionales, de drogadicción y de convivencia, entre otros. Así, la carencia de profesionales en los colegios y el poco acompañamiento que reciben los niños y jóvenes hace que sean más propensos a sufrir futuros problemas psicológicos de no ser tratados
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de manera oportuna y adecuada. Si hubiera más psicólogos en las instituciones educativas, habría una mayor cobertura y una atención más pronta y eficaz para acompañar a los estudiantes que presenten algún problema. Después de todo, desde las escuelas se pueden prevenir muchos problemas sociales, que en Colombia constituyen un panorama preocupante (Mercado, 2020).
Por otra parte, la escasez de profesionales en el área de la psicología no permite la cobertura necesaria para tratar los daños psicológicos de las víctimas del conflicto armado. Este es un hecho preocupante ya que el acompañamiento psicológico es importante para la reincorporación de las victimas a la sociedad. El conflicto armado en Colombia es una problemática de larga data que ha marcado de manera significativa la vida de quienes lo vivieron y por la cual se han enfrentado —en muchos casos— a los prejuicios de la sociedad cuando intentan reincorporarse. En un estudio hecho por la Pontificia Universidad Javeriana y el Ministerio de Salud se explica que “la guerra, la violencia, el despojo y la persecución, trastocan las formas de convivencia, los recursos del pensamiento y simbolización, y el cuidado de sí mismo, de los demás y del entorno” (Martínez, 2020, párr. 11).
Aunque hoy en día han surgido diversas organizaciones y asociaciones destinadas al acompañamiento de víctimas de la violencia en el país, la falta de cobertura y de profesionales enfocados en esta área hace que no todas las victimas tengan la posibilidad de contar con una orientación psicológica apropiada. Tal es el caso del Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas (PAPSIVI), un conjunto de estrategias que el Ministerio de Salud y Protección Social implementa para brindar una atención integral en salud y atención psicosocial a los afectados por el conflicto (Ministerio de Salud y Protección Social, s.f.). El PAPSIVI destina un total de ocho sesiones para la atención psicosocial por cada víctima, después de las cuales no puede volver a ser atendida por este programa.
Si bien el Ministerio ha destinado recursos a este proJosé Leider Rivera Cifuentes / jriveraci @unal.edu.co
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grama, sus sesiones son pocas para lograr un acompañamiento óptimo, ya que las víctimas han tenido que ver y vivir hechos inenarrables ocurridos en Colombia. Tal como lo indica la psicóloga clínica Silvia Rivera (Muñoz, 2019) las sesiones no son suficientes para un diagnóstico concreto y, además, no todos los que atienden a las víctimas tienen el perfil profesional para hacerlo. Por esto, la falta de psicólogos también afecta en cierta medida a muchos programas que tienen como fin brindar este tipo de atención a las víctimas, pues al no haber muchos psicólogos contratados por el Estado, que además tengan un perfil adecuado, no se puede dar la atención óptima y necesaria para esta población. Esto repercute en la atención a las distintas personas que padecen algún tipo de afectación psicológica por la violencia, como se ve reflejado en el número de víctimas atendidas por los programas. Según Muñoz (2019), el PAPSIVI, de 2014 a 2017, atendió a 444.062 víctimas en todo el país de las 7.626.134 que había en total. Por lo tanto, se puede decir que sería pertinente tanto extender el número de sesiones para el tratamiento óptimo, como contar con un mayor número de psicólogos para una mayor cobertura de víctimas a lo largo del país.
Por último, el panorama de la salud mental en Colombia es preocupante, ante lo cual se necesitan más psicólogos que puedan garantizar una mejor atención para los ciudadanos. Anualmente, se presenta un número significativo de suicidios en Colombia (Ministerio de Salud y Protección Social, 2020), que muchas veces son causados por afecciones psicológicas que perjudican a niños, adolescentes y adultos a lo largo del territorio nacional, tales como la depresión, la ansiedad, el miedo, la baja autoestima y la angustia. Nada más en el año 2019 la cifra de niños, niñas y adolescentes que cometieron suicidio es de 287, mientras que en los primeros cuatro meses del año 2020 la cifra alcanzó los 79 casos (El Espectador, 2020), situación que es alarmante y que podría haber aumentado teniendo en cuenta los factores adicionales que pueden generar la aparición de las condiciones psicológicas mencionadas anteriormente, como la cuarentena impuesta por motivo del coronavirus. Además, según un informe publicado por la OMS, Colombia está ubicado en el octavo lugar de los países
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latinoamericanos con más personas que sufren de depresión, alcanzando un porcentaje de 4,7 %, frente a lo cual, según Martínez (2020),“[…] es necesario prestarle toda la atención que se merece y, en lugar de estigmatizar a las personas que la padecen, comprender qué es y cómo puede prevenirse y tratarse” (párr. 3).
El campo clínico de la psicología es el encargado de cuidar la salud mental y de estudiar, diagnosticar, tratar y atender las posibles afecciones que un individuo podría sufrir a lo largo de su vida. Estos trastornos afectan principalmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes y además repercuten en distintos aspectos como el pronóstico, la productividad académica y económica de la población, así como en el capital global (factores personales, simbólicos, culturales y relacionales) (Posada, 2013). Este campo de la psicología también se ve afectado por la carencia de psicólogos, la cual se hace evidente al momento de observar la cobertura que existe para tratar la salud mental, situación que ha adquirido nuevas dimensiones durante la pandemia ocasionada por el Covid-19 (Mouzo, 2021). Esto afecta de manera considerable el tratamiento de condiciones psicológicas, enfermedades y trastornos mentales que los ciudadanos podrían padecer. La carencia de psicólogos y en muchos casos la poca importancia que se le da a la salud mental por parte de algunas personas en el país impide garantizar una cobertura adecuada de psicólogos que pueden atender de manera eficaz y apropiada estas afecciones, generadas por distintos factores a los que se enfrenta una persona día a día, como el estrés, la carga laboral y los problemas interpersonales, entre otros.
En resumen, la escasez de profesionales en el área de la psicología puede repercutir de diferentes formas en el tratamiento que necesitan las personas en relación con diferentes problemáticas que viven o a las que están expuestas. Se puede observar con preocupación que, en muchos ámbitos, no hay una cobertura adecuada para el tratamiento de niños, adolescentes y adultos que padecen de algún tipo de afección psicológica y que, sumado a esto, requieren de una intervención José Leider Rivera Cifuentes / jriveraci @unal.edu.co
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eficaz y oportuna. Además de lo mencionado anteriormente, cabe resaltar que la carencia de profesionales en el área de la psicología no solo repercute en el tratamiento de afecciones ya presentes en los individuos, sino que esto también afecta el desarrollo y la prevención de dichas afectaciones, al no poder garantizar un acompañamiento desde el momento cero. Aunque este texto busca visibilizar las consecuencias que trae consigo la falta de profesionales en ciertos escenarios, son más los ámbitos que se ven perjudicados y sobre los cuales debemos actuar desde la academia y desde la práctica profesional.
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Referencias
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La Opinión. (2020, 15 de febrero). Psicólogos rechazan pronunciamiento de la vicepresidenta Marta Lucía. La Opinión. Recuperado de: https://bit.ly/2VEX42Q
Martínez, I. (2020, 23 de febrero). Más psicólogos para un país como Colombia. El Universal. Recuperado de: https://bit.ly/3tAj8YN
Mercado, L. (2020, 16 de febrero). Psicólogos en las escuelas, deber del estado. La Libertad. Recuperado de: https://bit.ly/3A8NCnd
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Morris, C. G. y Maisto, A. A. (2009). Psicología (13a ed.). Prentice Hall.
Mouzo, J. (2021, 18 de marzo). “El que puede, se paga un psicólogo; el que no, se aguanta”. El País. Recuperado de: https://bit.ly/3hrf7Bg
Muñoz, S. (2019, 27 de diciembre). Atención psicológica a víctimas: la herida invisible del conflicto armado. El Espectador. Recuperado de: https://bit.ly/3k1A5Is
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Posada, J. A. (2013). La salud mental en Colombia. Biomédica, 33(4), 497-498. Recuperado de: https://bit.ly/3yZjwB7
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Rice, F. P. (1997). Desarrollo humano: estudio del ciclo vital. Prentice Hall.
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