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Juegos infantiles: más allá del género y más cerca de la equidad
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Jairo Sthiven Moreno Valero
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jmorenova@unal.edu.co Estudiante de Psicología Adriana Diaz Cuevas, docente
La cultura patriarcal produce una simbolización biologizada de la masculinidad como dispositivo estratégico, que justifica y legitima la superioridad, la dominación y el privilegio del varón. (Palacio y Valencia, 2001, pág. 233)
Resumen
[Texto argumentativo] Las implicaciones de la estimación cognitiva de la mano de la psicomotricidad son factores esenciales en el desarrollo cognitivo, pues la corporeidad es de las primeras herramientas con las que nos empezamos a relacionar con nuestro entorno. Este ensayo busca argumentar, a través de estudios y evidencias, la manera en que históricamente se ha desfavorecido a las mujeres en su potencial desarrollo cognitivo. Esta inequidad reside en la falta de búsqueda de habilidades o capacidades relacionadas con la psicomotricidad en los primeros años de vida, búsqueda intrínsecamente relacionada con los juegos infantiles que condicionan a los niños y las niñas de acuerdo con su rol de género a cumplir.
Palabras Clave
Juegos infantiles, Género, Psicomotricidad, Estimulación temprana, Desarrollo cognitivo.
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Hace un par de años, cuando realizaba mi preuniversitario, me vine a encontrar con una cruda y real situación: al ser mujer se tiene casi la mitad de las posibilidades de acceder a la Universidad Nacional de Colombia. Los datos estadísticos son claros: el desempeño de las mujeres en el examen de admisión ha sido siempre más bajo que el de los hombres. Esta idea me dejó desconcertado por completo, e inclusive provocó un eco que hasta el día de hoy resuena. A raíz de ello surgió en mí el deseo de reclamar por todas esas figuras femeninas que me han rodeado. Allí fue cuando me encontré con la tesis de maestría en Estudios de Género de la trabajadora social Cindy Caro, donde se evidencia que, aunque la cantidad de hombres y mujeres que se presentan es casi siempre la misma, las admitidas son siempre menos: el máximo porcentaje de admitidas fue el 2016-1 con un 37.58 % y el mínimo fue el 2014-1 con un 29.47 % (Quintero y Caro, 2018).
Esta desigualdad porcentual me llevó a considerar que el contexto colombiano ha estado marcado por una diferenciación en las labores entre hombre y mujer, lo cual está intrínsecamente relacionado con los roles sociales establecidos desde la infancia. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en los juegos diferenciados por género que realizan las niñas y los niños en dicha etapa. Para ello, es importante destacar que los juegos infantiles son el germen que permite a todo hombre y mujer desarrollarse, reflejan las más profundas y bellas aptitudes de su ser, en primera instancia, las de su corporeidad (Fröebel, 2003). Además, en el caso colombiano, la elección de un juego o juguete se ve más influenciada por un estereotipo de género que por los gustos individuales, ya que las/os niñas/os se ven condicionadas/os a diferenciar actitudes femeninas y masculinas. Esto implica que para ellas/os haya una categorización, al
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asemejar lo femenino con actividades más pasivas en función de la maternidad, del hogar y la belleza; y lo masculino con actividades en función de la fuerza y habilidades corporales. Ahora bien, el salirse de la normativa implica sanciones sociales sobre todo en el rol masculino, pues existe una inferiorización por el simple hecho de representar, por medio de sus juegos, lo femenino (Martinez, 2016).
Con esta diferenciación se ha predispuesto un rol de género a cumplir y, como consecuencia, se han configurado ciertas habilidades a desarrollar. Es válido destacar que esta diferenciación en actividades y juegos marca una predisposición particular a ciertas prácticas, experiencias y habilidades que configurarán, por ejemplo, la educación y la cognición. Extrapolando esto, la educación es uno de los ámbitos en que la mujer se desenvuelve y sería solo uno de varios en donde ella se vería afectada por esta inequidad. Por esta razón, y las que expondré más adelante, considero que los juegos infantiles diferenciados por género son un condicionante social que limita el desarrollo cognitivo de las niñas en Colombia.
De esa manera, este ensayo busca aportar al debate sobre equidad de género, aunque sea poco tratado desde el enfoque cognitivo, al menos en Colombia. Mi objetivo principal es argumentar por qué es importante repensarnos la labor formativa con las/os niñas/os, sobre todo como padres o quienes cumplan con esta labor. A lo largo del ensayo enfatizaré en tres argumentos, basados en evidencia científica, con el fin de fundamentar por qué existe esta inequidad que perjudicaría a largo plazo a las mujeres. Expondré así algunos aspectos principales: la demarcada diferenciación de los juegos infantiles por las implicaciones de género; las etapas del desarrollo y su intrínseca relación con la importancia de la estimulación cognitiva; las inteligencias relacionadas con la psicomotricidad y los juegos que ocasionarían un mayor desarrollo de estas; y, por último, evidencias científicas acerca de las consecuencias en la falta de estimulación en la niña a través del juego.
En primera instancia, los juegos infantiles diferenciados por género responden más a una delimitación social que a un Jairo Sthiven Moreno Valero / jmorenova @unal.edu.co
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gusto particular, predisponiendo actividades que marcarán la vida de la mujer y con ello las habilidades cognitivas que potenciará o no. Se piensa que el cerebro, al ser biológico, tiene preprogramado las diferencias entre los sexos, pero el cerebro es maleable y adaptativo a la experiencia, esta diferenciación responde más a un estereotipo de género impuesto por la sociedad (Eliot, citado en Siebel, 2015). Adicionalmente, la mercadotecnia de los videojuegos, la división categórica por género de los canales de distribución de juegos y los programas que consumen niñas/os y adultas/os se suman a la bifurcación y predisposición de cumplir ciertos roles de género hipermasculizados o hiperfeminizados (Heldman, citado en Siebel, 2015).
Es clave resaltar que necesitamos saber a qué grupo pertenecemos para así saber cómo nos desempeñaremos. Además, no podemos ignorar la composición genética y endocrinológica que predispone diferencias concretas entre el cuerpo masculino y el femenino (Achucarro et al., 2017). El problema es cuando esta categorización está tan marcada y bifurcada en etapas donde somos tan crédulos que se nos impone la categorización como una obligación a cumplir y no una elección de ser. La cuestión realmente importante aquí es no caer en la polarización de actividades determinadas para un género específico y otras, totalmente diferentes, para el otro.
En segunda instancia, los juegos infantiles diferenciados por género, que comúnmente realizan las niñas, son cognitivamente menos estimulantes al implicar un menor esfuerzo cognitivo en etapas imprescindibles para el desarrollo psicomotriz. En el desarrollo de las/os niñas/os es fundamental tener presente en qué etapas y con qué herramientas se les pueden dotar para su estimulación fructífera, esto a través de los juegos. Sus cerebros poseen una flexibilidad en el desarrollo significativo que desaparecerá después de los seis años (al menos a tan alto nivel), sentando las bases cognitivas para el resto de la adultez (Doman y Doman, 2002).
Hay una relación muy estrecha entre estímulo y respuesta, en donde una causa la otra, en este sentido, la poca efectividad del estímulo (juego) causaría una respuesta precaria (desarrollo psicomotriz) (Valdes, 2014). Esta relación la demarcamos en momentos cruciales de las etapas del desarrollo cognitivo de Piaget (citado por Valdés, 2014):
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1) Etapa sensoriomotora (0 a 2 años): se está en un estadio prelingüístico y el aprendizaje depende de actividades motoras corporales. Es importante recalcar que no se debe limitar a las/os niñas/os al uso de su corporeidad (actividad física), de lo contrario y gracias a la circularidad (proceso de reiteración de estímulos) estaremos predisponiéndolas/os a no desarrollar adecuadamente esta psicomotricidad. Aquí no hay operaciones lógicas y se aprenderá por simple emulación y repetición. 2) Etapa preoperacional (2 a 7 años): surgen pensamientos representativos y aparece un razonamiento prelógico de conceptos más complejos dependiendo de la circularidad de la etapa anterior y los estímulos que se recibieron. Es importante destacar que, dependiendo de las actividades, se formarán en gran medida los pensamientos más complejos de la siguiente etapa. 3) Etapa operacional concreta (7 a 11 años): se da un pensamiento lógico y operaciones concretas como la reciprocidad. No olvidemos que la adaptabilidad y la flexibilidad del cerebro disminuirá considerablemente y los cambios serán más fijos, por lo que habrá una normalización de estas actividades y será difícil modificarlas en la adultez.
De esta manera se pacta una estrecha relación entre varios factores: los instantes imprescindibles del desarrollo expuestos anteriormente; la estimulación cognitiva en estadios o etapas específicas; la importancia de la corporeidad y la motricidad; y la tendencia a relacionar ciertos juegos, vinculados directamente a lo femenino, con las niñas. Por consiguiente, habría que preguntarse si estas actividades son acordes a la necesidad de cada etapa, pues si las niñas son excluidas de hacer actividades por el hecho de que deberían ser delicadas o simplemente más calmadas, ello tendrían consecuencias en su desarrollo cognitivo integral, especialmente en habilidades relacionadas con la psicomotricidad Jairo Sthiven Moreno Valero / jmorenova @unal.edu.co
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(Barreno y Macias, 2015). Esta estimulación llevará o no a la formación fructífera de habilidades en ciertos tipos de inteligencia, como enfatizaré en mi siguiente argumento.
En última instancia, la falta de estímulos cognitivos en la niñez, ocasionada por los juegos diferenciados por género, tiene consecuencias notables en el desarrollo de la inteligencia visoespacial y corporal-cinestésica de la mujer. Para ello analizaré dos tipos de inteligencias que están muy relacionadas con la psicomotricidad: • La inteligencia espacial, según Gardner, se caracteriza por la capacidad de crear, rotar y visualizar imágenes mentales tridimensionales y de comprender modelos reales de estas. Se relaciona con juegos como: rompecabezas, ajedrez, legos, videojuegos, Tetris, construcciones y la papiroflexia (citado en López, 2018; Mercadé, 2012). • La inteligencia corporal-cinestésica, según Gardner, se caracteriza por utilizar el cuerpo para la solución de problemas o la efectiva realización de actividades corporales. Estas actividades requieren rapidez, coordinación óculo-manual, fuerza, flexibilidad y equilibrio. Se relaciona con actividades como los deportes y la danza (citado en López, 2018; Mercadé, 2012).
Debemos destacar que, aunque no todo juego está hecho para desarrollar cierta inteligencia o capacidad, no realizar ciertas actividades ocasionaría una falencia cognitiva a largo plazo. Ello se puede evidenciar en los juegos que a gran escala no involucran la corporeidad (juegos estáticos) y que son mayormente ejecutados por las niñas (Martinez, 2016).
Estas consecuencias cognitivas a largo plazo se evidencian en un estudio meta-analítico publicado por la APA (por sus siglas en inglés, Asociación Americana de Psicología), donde se recopila un total de 128 estudios en los que participaron más de 30.000 menores de edad, entre los 3 y los 18 años. Esta investigación permitió evidenciar científicamente que el razonamiento espacial tiene una ventaja de índole masculina; se tiende a poseer mayor habilidad en tareas de rotación mental, razonamiento espacial e inteligencia visoespacial. Se enfatiza en que la causa de ello está
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en factores experienciales y psicosociales que surgen de una ventaja masculina durante la niñez. No obstante, los factores endocrinológicos y fisiológicos no son excluidos como resultado de esta diferencia cognitiva (Lauer et al., 2019).
Otra evidencia de estas consecuencias es el examen de admisión de la Universidad Nacional de Colombia, donde Caro (2017) evidencia estadísticamente que las mujeres, desde el periodo 2010-2 a 2017-1, han tenido, en relación con los hombres y sin excepción alguna, un desempeño demasiado bajo y evidente en los componentes de análisis de imagen y matemáticas (véase tabla 1). Componentes que están muy relacionados con las habilidades que se desarrollan en la inteligencia visoespacial, lógico-matemática y corporal-cinestésica (Rubio, 2000).
Por ejemplo, los juegos en los que son socializados los niños como construir, armar, conducir, permiten un desarrollo que favorece ciertas habilidades, al contrario, la socialización con áreas del cuidado que se hace sobre niñas puede que beneficie ciertas habilidades sociales o de lenguaje e impida el desarrollo de otras, entre ellas, el pensamiento abstracto (Caro, 2017, p.188).
Tabla 12: Resultados del examen de admisión Universidad Nacional por componente.Fuente: Indepaz, (2020). Jairo Sthiven Moreno Valero / jmorenova @unal.edu.co
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No quiero dar a entender que el hombre es más inteligente que la mujer por la estimulación que recibe en la infancia. Lo que argumento es que la falta de realización de ciertos tipos de actividades ocasiona un desaprovechamiento del potencial de habilidades específicas de las niñas, no un conjunto tan etéreo como la “inteligencia”. En esta medida, la mujer destacaría en otros tipos de inteligencias como la lingüística, la intrapersonal y la interpersonal, al poseer habilidades sociales y lingüísticas que la beneficiarían (Baron-Cohen, citado en Esch, 2019). En ese caso, la mujer no sería más inteligente que el hombre, sino más capacitada y con más habilidades para resolver o hacer ciertas actividades específicas gracias a la estimulación cognitiva que se le precisó reforzar.
En síntesis, se ha evidenciado que los juegos infantiles diferenciados por género son un condicionante social que limita el desarrollo cognitivo de las niñas en Colombia. Así, estas se han supeditado, por medio de los juegos a los que se exponen en su infancia, a ciertas habilidades y con ello su potencial cognitivo se ha desarrollado de una forma específica. Es notoria, además, la importancia de una apropiada estimulación en etapas imprescindibles del desarrollo cognitivo por medio de los juegos; sin olvidar que cierto tipo de actividades conllevan al desarrollo de inteligencias relacionadas con la psicomotricidad.
Por estos motivos y argumentos, me gustaría invitar a las y los lectores a indagar más allá, pues considero que se debe visibilizar que la desigualdad de género viene desde etapas tempranas y justamente son esas pequeñas acciones las que condicionan a la mujer a salir a un mundo que ya de por sí es machista. La idea de pensar que, por el simple hecho de haber nacido mujer, se disminuyen las posibilidades para acceder a la educación pública (como es el caso de la Universidad Nacional de Colombia), en lo personal me
2. El punto verde hace referencia a una igualdad relativa entre los resultados de los varones sobre el resultado de las mujeres; el punto amarillo indica resultados que favorecen a los varones, pero no desproporcionadamente; el punto rojo muestra una diferencia muy evelada entre los resultados obtenidos por varones sobre los de las mujeres.
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desconcierta de sobremanera. Puede que pensemos que esta inequidad no está en la crianza de las niñas, en contra-argumentación de lo que se ha evidenciado en este ensayo, entonces valdría la pena preguntarnos: ¿en dónde está? ¿en la biología misma? ¿en los factores fisiológicos y endocrinológicos? Me niego rotundamente a pensar que la naturaleza misma ha generado esta “superioridad”.
Para finalizar, es importante recalcar que fuimos niñas/os crédulas/os que asimilaron percepciones, de las cuales aceptamos algunas nociones como propias hasta el día de hoy. Por ello, es válido indagar tres cosas: con qué cabalidad se cumple la realización de estos juegos en nuestro entorno, de qué manera fuimos y estamos estimulando a las/os niñas/ os, y si estamos indirecta o directamente motivando la falta de esta estimulación cognitiva y, por ende, favoreciendo a algún género.
Debemos reconocer nuestra obligación como sociedad, pues estas cicatrices sociales aún están presentes. Esas actividades que se le delegaron a la mujer, en enorme medida por delimitación social y cultural, tienen y tendrán eco en las niñas, en las mujeres que reivindicarán y reclamarán su importancia de ser mucho más que un estereotipo de género a cumplir, no simplemente como mujeres, sino como personas capaces de contribuir al desarrollo integral de Colombia desde sus capacidades y fortalezas individuales. Jairo Sthiven Moreno Valero / jmorenova @unal.edu.co
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Referencias
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¿Qué opinas acerca de la educación remota en Colombia, en el marco de la pandemia ocasionada por el Covid-19? Te invitamos a ver el siguiente video-ensayo, titulado Cuestionemos la educación remota en Colombia, de Laura Sofía Jiménez Otálora, estudiante de Administración de Empresas.
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