Capítulo cinco “De la competencia a la incompetencia motriz en los niños de 4º año de la escuela primaria Constituyente Julián Adame Alatorre”
En esta experiencia trata de revalorar las prácticas docentes que los educadores físicos han realizado a partir de la comprensión del concepto de competencia motriz trabajado por el español Luis Miguel Ruiz Pérez, tomando en cuenta el papel que juega en el aprendizaje motor de los niños y las niñas. El punto de partida es analizar los referentes teóricos más significativos sobre la competencia motriz y la relación que guarda con el trabajo cotidiano en la sesión de educación física y su relación con su contraparte la “incompetencia motriz”. El proyecto de intervención tiene como referente cuatro tipos de conocimientos: el declarativo (lo que se conoce previo a la acción motriz); procedimental (lo que hago durante la acción motriz); actitudinal (¿con quién realizo la acción
motriz?) y el metamotriz (¿cómo puedo realizar esta acción motriz?), para Ruiz Pérez considera que “Al hablar
de
conocimientos
en
Educación
Física
adoptamos una postura constructivista que reconoce el papel activo de los alumnos y alumnas en la construcción de su propia competencia motriz”. En el trabajo se plantea que la incompetencia motriz puede ser aprendida y que muchas de las veces el propio profesor de educación física la propicia.
Competencia motriz
La competencia motriz se debe entender como la capacidad de un niño o adolescente para dar sentido a su propia acción, orientarla y regular sus movimientos, comprender los aspectos perceptivos y cognitivos de la producción y control de sus respuestas motrices, relacionándolas con los sentimientos que se tienen y añaden a las mismas, y la toma de conciencia de lo
que se sabe que se puede hacer y cómo es posible lograrlo.
Con la integración de la competencia motriz los niños y los adolescentes desarrollan sus capacidades al percibir, interpretar, analizar y evaluar los actos motrices
personales;
amplían
diversos
tipos
de
saberes en relación con sus acciones individuales; mejoran sus capacidades para solucionar problemas motrices de manera autónoma; y exploran sus propios recursos para actuar de manera eficaz, confiada y segura.
La competencia motriz es un proceso dinámico que se manifiesta a través del manejo que hace un sujeto de sí mismo y de sus acciones en relación con los otros o con los objetos del medio; evoluciona y cambia según la edad de la persona, sus capacidades y sus habilidades. La competencia motriz desarrolla la inteligencia operativa, que supone conocer qué hacer, cómo hacerlo, cuándo, con quién y en función de las
condiciones
cambiantes
del
medio.
Los educandos aprenden a ser competentes cuando interpretan mejor las situaciones que reclaman una actuación eficaz y utilizan los recursos necesarios para responder de una forma que se ajuste a las demandas de la situación, problema o tarea motriz. Una predicción importante para la enseñanza es que aumentando la cantidad y la variedad de experiencias motrices se recupera la riqueza cinética previa, se emplea una mayor cantidad de recursos perceptivomotrices, se incrementan las oportunidades para practicar y se consiguen progresivamente avances en la edificación de la competencia motriz de los niños y de los adolescentes: aprender el procedimiento para realizar una tarea motora (saber hacer), aplicar este procedimiento o conocimiento en diversas situaciones problemáticas o de aprendizaje (saber actuar) y asumir conductas o valores durante la realización de un juego o acción motora (saber desempeñarse).