Connotación y denotación beatriz g fernández

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DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN REVISITED Beatriz Giudici Fernández Ante la traducción de un texto literario, cabe preguntarse si las definiciones de denotación y connotación que solemos manejar son tan transparentes como a primera vista parece. Pues una cosa es lo que estas dicen y otra, más complicada, cómo aplicarlas para aprehender lo que el texto original quiere decir y trasladar esto a otra lengua. En este artículo me propongo analizar brevemente la complejidad inherente a estos dos fenómenos y sus implicaciones con respecto a los estudios de traducción. Mucho antes de la aparición de la Lingüística como ciencia, la Filosofía había tratado el problema de la relación entre la palabra con la realidad objetiva, es decir, el problema de la referencia o denotación, aunque como polémica engarzada en otra superior: la posibilidad del conocimiento. Ya Platón en el Craülo recoge las dos posturas antagónicas al respecto: la de los materialistas, que planteaban que el nombre es fruto de la convención, y la que lo consideraba el reflejo de la naturaleza de las cosas. Aunque Platón no toma partido por ninguna de las dos, reconoce que el nombre no es el medio para conocer la esencia de las cosas ya que para conocerlas hay que partir de las cosas mismas y no de los nombres que las designan, que son sus meras imágenes. Aristóteles retoma la polémica y, como Sócrates en el Cratilo, dice que las palabras no son el vehículo idóneo para conocer la esencia de algo. Para él, la palabra

lieronymus

es el símbolo convencional que a través del pensamiento le damos a la cosa sensible. En esta aproximación a la palabra, lo natural sería la capacidad de articular el lenguaje, herramienta que posee el hombre para hablar de lo concreto y lo abstracto, que se encuentra fuera de la palabra. Esta será la opinión que prevalecerá hasta la llegada de Ferdinand de Saussure, quien acaba con la concepción aristotélica de palabra como voz para designar la realidad objetiva. Para él, la palabra es un signo que consta de expresión y contenido; es el concepto mental que tenemos de una realidad concreta o abstracta. Sin embargo, esta gran aportación de Saussure, importantísima en su momento para definir la lengua, es insuficiente a la hora de explicar las lenguas. Hjemslev profundizó la dicotomía y desglosó a la expresión y al contenido en forma y sustancia respectivamente. Veamos un ejemplo: castellano peninsular castellano rloplatense tú/usted vos/usted ustedes vosotros /ustedes

En esta tabla vemos cómo se concretan la segunda persona de singular y la segunda persona de plural en el castellano peninsular y en el del Río de la Plata. En el primero la segunda persona de singular es tú. para los casos en los que se prefiere o está permitido un trato más cercano y usted para un trato de cor-

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