ACORDES FAMOSOS

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HECTOR M. ISLAS LICONA LA ARMONÍA: LA UNION HACE LA FUERZA


EXPLORACIÓN MUSICAL VIII LA ARMONÍA: LA UNION HACE LA FUERZA (ACORDES FAMOSOS) Por: Héctor M. Islas Licona

Tocar un acorde es sencillo, basta con oprimir, por ejemplo, tres o más notas en un teclado y obtenemos un acorde. Claro, hay acordes “oficiales” (permitidos) y acordes “no oficiales” (que son discriminados por no ser compatibles con ciertos estilos musicales), por ejemplo si tocamos los 2 acordes del siguiente ejemplo, y aunque en ambos casos estaremos tocando un acorde (tres o más sonidos simultáneos, de acuerdo a la definición del diccionario), podremos advertir que el segundo de ellos no parece ser muy útil, especialmente si intentamos usarlo en cualquiera de los estilos que más conocemos. (Y digo “parece”, porque en realidad si tiene un sentido, disonante, tenso o “extraño”, pero algo tiene).

Para poder desarrollar una amplia musicalidad, tanto el músico profesional como el oyente serio y formal, deben comprender en primer lugar que la verdadera belleza de los acordes no se halla únicamente en un sonido “bonito”, dulce o tierno. Hay acordes que pueden sonar horrorosos (subjetivamente hablando), pero NO porque sean “feos”, sino por causa de su propia tragedia interior. Es decir, cada acorde tiene una diferente personalidad y cada uno de ellos, si lo aislamos de la melodía, nos dice algo en específico, nos otorga la visión de un paisaje único e irrepetible. Si a lo largo de la historia de la música únicamente hubieran sobrevivido los acordes “agradables” y sin tensión, seguramente nuestra experiencia musical sería muy pobre. Sería como ver películas en donde todos los personajes son “buenos”. Lo queramos o no, la tensión es definitivamente importante para la música, y los acordes tienen que ver mucho con ello.


¿Quién no recuerda, por ejemplo, esa dramática y memorable escena de la película “Psicosis” de Alfred Hitchcok y la que tal vez sea la escena más referencial: el crimen en la ducha. Un solo acorde, muy disonante y tocado de manera repetida, se convirtió prácticamente en un recurso a imitar por todo género audiovisual, desde los dramas hasta las comedias, pues el siguiente acorde, cuando se usa en plan de broma, puede hasta hacer reír a la gente. http://www.youtube.com/watch?v=r_ygbdoU_X4

La anécdota cuenta que Hitchcock no deseaba usar música en esa escena, pues su idea estética cinematográfica le pedía el uso del silencio como elemento dramático. Bernard Herrmann, el compositor contratado para musicalizar la película, al contrario, insistía en que la música era vital. Cuando Herrmann – después de intensas discusiones con el director- compuso ese tema utilizando cuerdas exclusivamente, Hitchcock respondió agradablemente sorprendido aceptando de inmediato la musicalización de la escena

Hay otros acordes muy conocidos y definitivamente famosos, tanto así que a veces con escucharlos una sola vez, uno puede reconocer la obra a la cual pertenecen. Claro, suponiendo que conocemos esa obra.Por ejemplo, tocando el siguiente grupo de acordes, ¿pueden reconocer la obra o pieza musical a la que pertenecen?*


El primer acorde (1), que se repite varias veces, se encuentra en el inicio vocal de la “Rapsodia Bohemia” de QUEEN, compuesta por Freddie Mercury; http://www.youtube.com/watch?v=fJ9rUzIMcZQ

el siguiente (2) es el acorde inicial de la sonata “Patética” de Ludwig van Beethoven http://www.youtube.com/watch?v=lq4G3KRAuXc


y el último (3) es el acorde de guitarra eléctrica con la que empieza “A Hard Day’s Night” de los BEATLES.

Escuchar esos acordes es predecir lo que viene a continuación (para quien ya conoce las piezas), pero para quien los escucha por vez primera, son señal importante de que algo impactante está por suceder en el reino de los sonidos. Existen otros acordes muy interesantes, como el acorde “místico” de Alexander Scriabin, el cual puede hallarse de manera predominante en su sinfonía Prometeo. Una característica interesante de ese acorde es que contiene de manera simultánea a los cuatro acordes fundamentales de la armonía tradicional: mayor, menor, aumentado y disminuido. http://www.youtube.com/watch?v=r6vIf2WVYeg


La armonía es sumamente compleja no tanto por sus bases de funcionamiento (armonía tradicional), sino por toda la cantidad de posibilidades que hay tanto en los enlaces de acordes (enfoque HORIZONTAL de la armonía), como por la construcción de los acordes en sí (enfoque VERTICAL). La composición “Giant Steps” de John Coltrane, en el sentido horizontal, muestra la siguiente progresión de acordes: http://www.youtube.com/watch?v=2kotK 9FNEYU


La composición en sí es bastante sencilla: son 16 compases, cada uno con dos acordes, por lo general. El tempo, la velocidad de la pieza, es bastante rápido (la partitura indica una velocidad de metrónomo de 286 cuartos por minuto, es decir, un poco menos de un compás –o casi cuatro tiempos- ¡por cada segundo!). Los colores indican las relaciones de acordes que se repiten en otras secciones de la pieza. Es interesante observar como hay paralelismos, similitudes y en general, una estructura con una lógica armónica muy clara. Como base, solo se están utilizando tres tipos de acordes: Acordes con séptima mayor (ejemplo:Bmaj7) Acordes menores con séptima (ejemplo:Am7) y Acordes de dominante (ejemplo:F#7) Naturalmente, los intérpretes pueden agregar acordes o modificar los acordes que aparecen aquí de muchas maneras. Esa es la virtud fundamental de jazz, sus posibilidades de adaptación que, a diferencia de la música clásica, son abiertas e infinitas.

Cada estilo musical posee sus propias reglas y características, por lo cual no es fácil que cualquier músico toque cualquier estilo. De hecho, existen especializaciones a veces muy profundas, pues, por ejemplo, hay músicos clásicos que interpretan música barroca exclusivamente. De hecho, en la música rock y pop, los artistas implícitamente tienen negada la posibilidad de interpretar música (estilos o géneros) que no sea “la suya”. Sería tema de una novela de fantasía escuchar a U2 tocar solo cumbias, o escuchar a Miley Cirus cantar exclusivamente piezas de la trova cubana, o ir a un concierto en donde Armando Manzanero tocara (y cantara) música de rock progresivo (YES, GENESIS) o asistir a un enorme estadio para escuchar a IRON MAIDEN cantar música de Los BEE GEES …


Para terminar, aquí hay un ejemplo en donde la melodía y la armonía forman una pareja excelente (en realidad la música bien compuesta e interpretada siempre será signo de una relación perfecta entre melodía y armonía). Se trata del “Concierto Varsovia”, compuesta por Richard Addinsell, un compositor inglés, nacido en Oxford que no asistió a la escuela (siempre fue instruido en casa), que fracasó en su intento de estudiar derecho en la universidad y que, a causa de ello, intentó estudiar música en el Royal Collage of Music … sin terminar la carrera. Sin embargo, el arte –música incluida- es vida, y no necesariamente se necesita escuela (formal) para la vida. http://www.youtube.com/watch?v=AqVKDPxEqnM

Por todo lo anterior, es recomendable escuchar siempre la música con mucha atención, con todos los sentidos y siempre a la expectativa de lo que sucederá en los siguientes segundos, pues aunque la melodía es casi siempre la voz esencial, la armonía es una contraparte, y complemento, importantísimo e imprescindible … aunque claro, además, el ritmo será también un elemento vital …


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