Go Mag #130 Abril 2012

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130 ABRIL 2012 CONSIGUE LA EDICIÓN CON CD EN TU QUIOSCO

NINA KRAVIZ ODD FUTURE THE WAVE PICTURES ADDISON GROOVE SOLEDAD VÉLEZ

GO SERIES 89: L.E.V. FESTIVAL

Incluye temas de Arbol, Soap&Skin, Prefuse 73, Ghostpoet, Holy Other, Various, Robert Lippock, Fasenuova, Mika Vainio, Kuedo, Anstam, Patten, Komatsu, Las CasiCasiotone... € 4,90 (€ 5,05 en Islas Canarias) 00130 8

414090 228688

LEE RANALDO LINDA MIRADA MAIKA MAKOVSKI SOAP&SKIN PEGASVS

DJANGO DJANGO



130

sumario

ABRIL 2012

16 VCMG

staff

08 BITES

Edita UNIPRENSA S.A. GO MAG Directora: Janina Canet. Jefe de redacción: Manu González. Director de arte y diseño gráfico: Fabián Taranto. (www.ftdesignlab.com) Redacción GO MAG. Muntaner, 492, bajos. 08022 Barcelona. Tel. (+34) 93 417 68 67 / (+34) 93 418 50 05 Fax (+34) 93 417 33 63 E-mail: go@go–mag.com Suscripción y logística: 93 418 50 05 solicitudejemplares@uniprensa.com Web: www.go–mag.com MySpace: www.myspace.com/gomagbarcelona Facebook: www.facebook.com/gomagspain Twitter: www.twitter.com/gomagspain Coordinador de cine y literatura: Philipp Engel. Coordinadora de moda: Anna Tomàs. Coordinador de tecnología: Xan Pita. Corrección: Nati Arco. Web: Virginia Arroyo. Redactores: María Adell, Virginia Arroyo, Leticia Blanco, Octavio Botana, David Broc, Óscar Broc, Javier Burgueño, Matías Bosch, Philipp Engel, Albert Fernández, Laura Fernández, Laura Gamundi, Álex Gil, Beatriz G. Aranda, David Giménez, Daniel Gómez, Gloria González, Manu González, Violeta Kovacsics, Milo J. Krmpotic’, Antonio J. Rodríguez, Pepo Márquez, Luís Meyer, Luna Miguel, Àlex Montoya, Half Nelson, Ana Petrus, Banessa Pellisa, Marc Piñol, Xan Pita, Alicia Rodríguez, Vidal Romero, Jesús Sáez, Silly Savage, Ana Sempere, Everett True, Toni Vall, Álex Vicente, Alberto Vidal y Pablo Vinuesa. Fotógrafos: Kate Bellm, Joaquín Calle, Ceci Diaz, David Drake, Vallivana Gallart, Mikael Gregorsky, Peter Juhl, Pavla Kopecna, Juan Limousine, Anabel Luna, Albert Manau, Sven Marquardt, Joss McKinley, Xavi Mercadé, Beatriz Naranjo, Pau Palacios, Pat Pope, Frank Seiffert y Travis Shinn. Fototografía de portada: Joss McKinley.

12 INTRO 26 LEE RANALDO 28 THE WAVE PICTURES

20 EN PORTADA: DJANGO DJANGO

29 SOLEDAD VÉLEZ 32 BRETON 33 ADDISON GROOVE 34 MCENROE 35 PEGASVS

30 ODD FUTURE

36 LINDA MIRADA

40 MANUEL GÖTTSCHING

37 EL_TXEF_A 42 L.E.V.: SOAP&SKIN 46 DISCOS, MAXIS, ÚLTIMO CLÁSICO... 60 AGENDA MUSICAL Y LIVE 66 GADGETS Y MODA

38 MAIKA MAKOVSKI

18 NINA KRAVIZ

75 CINE Y LIBROS

Publicidad Barcelona Tel. (+34) 93 418 50 05 / 93 417 68 67 E-mail: publicidad@go–mag.com Agentes comerciales: Ramón Villarquídez, Gina Selicorni y Eneida Fonseca. Dep. Legal: B-19124-00 Fotomecánica, impresión y encuadernación: Tu Grupo Gráfico 2005 S.L. Distribución gratuita: Barcelona (Blind Records). Resto de España (Envialia). Distribución en quioscos: Logística de Medios.

GO MAG se distribuye gratuitamente en las siguientes ciudades españolas: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cáceres, Cartagena, Castellón de la Plana, Ciudad Real, Donostia, Girona, Granada, Lleida, Logroño, Lugo, Madrid, Málaga, Murcia, Pamplona, Gijón, Vigo, Santander, Sevilla, Tarragona, Valencia, Vitoria y Zaragoza. GO MAG está disponible en los quioscos de España, Portugal, Argentina, México, Chile, Costa Rica y Perú.


004/005

concurso

¡Sorteamos dos camisetas de Zenos Design! Zenos Designs es una marca española que nace de la propia cultura urbana, definiendo como valores la personalización y la originalidad. Zenos Designs cree en el diseño, en la música, en todo lo que te mueve e inspira y sus camisetas intentan transmitir, con imaginación y mucho colorido, la pasión que sienten sus creadores por toda esta cultura artística. Entra en www.go-mag.com y consigue una de las dos camisetas que sorteamos. Puedes elegir el diseño que más te guste desde su web (http://zenosdesigns.com).

¡Sorteamos 3 sudaderas y 3 camisetas de Gio-Goi! A finales de los 80 la discoteca Haçienda de Manchester fue el epicentro de una revolución que trascendió lo musical, y que generó una nueva estética juvenil que pronto se expandiría a toda Europa. Sus responsables crearon la marca Gio-Goi, una línea de ropa que tenía la inspiración deportiva como una de sus señas de identidad, y que se convertiría en una referencia entre los músicos ingleses (desde Happy Mondays pasando por Blur y Oasis hasta los actuales Plan B o Rihanna). Sorteamos tres sudaderas y tres camisetas de la marca. Participa a través de nuestra web www.go-mag.com





008/009

bites

Lana del Rey y otras lindezas en Sónar 2012

Confirmaciones de última hora: Die Antwoord, New Order, James Murphy, The 2 Bears...

Bites

// Festimatge 2012, el festival de la imagen que se celebra del 1 al 29 de abril en Calella (Barcelona), es el primer festival de su clase en España, ya que incluye cine y fotografía en su programación con más de 40 exposiciones, 70 cortometrajes, cursos técnicos, conferencias sobre nuevas tecnologías, muestra popular de fotografía, muestra de cine de coleccionista, sesiones de fotografía nocturnas, y una sección entera dedicada al cine 9,5 mm, la imagen en su formato más antiguo. El certamen, impulsado por Foto-Film Calella, se celebra en la fábrica Llobet i Guri, una antigua fábrica textil de Calella. www.festimatge.org

Ningún recién fichaje del Sónar 2012 ha despertado tanto recelo o excitación como el de Lana del Rey. La neoyorquina sigue polarizando opiniones con su disco de debut “Born to die” (Universal, 12) y se presenta como uno de los nombres con más tirón del cartel de Sónar de Noche junto a The Roots (ojo al discazo que se han sacado de la manga), Fatboy Slim, Amon Tobin o Hot Chip. Para aquellos fundamentalistas de la música electrónica la inclusión de Lana del Rey en el cartel del Sónar no debería ser sospechoso. Si por algo ha destacado la señorita Grant es por saber muy bien que se cuece y lo que es trending en el mundo de la electrónica y sus temas han sido remezclados por gente como Balam Acab, Jamie Woon, Odd Future, Clams Casino, Joy Orbison o el mismísimo Damon Albarn. Pero eso es noticia de ayer y hoy las confirmaciones de última hora incluyen a los sudafricanos Die Antwoord (nuestro portadón del mes pasado), New Order, James Murphy, Pegasvs, Daedelus Archimedes Show, Cornelius, Totally Enormous Extinct Dinosaurs, The 2 Bears, Untold y Keys N Krates, entre otros, y en el escenario SónarDome de Red Bull Music Academy actuarán Rashad & Spinn, XXXY o DJ Harvey como artistas más destacados. Sónar 2012. 14, 15 y 16 de junio, Barcelona. www.sonar.es

Musicland Festival

Santander Music 2012

Musicland es un nuevo festival que nace en Madrid y se celebra el 27 y 28 de abril en la Ciudad Deportiva Rayo Vallecano. Con un cartel donde el grueso principal lo cubre la electrónica y el dance (Carl Cox, 2 Many DJs, Marco Carola, Dave Clarke, Dubfire, The Bloody Beetroots, Simian Mobile Disco, Booka Shade, Umek o Technasia, entre otros), también hay cabida para el hip hop patrio (Violadores del Verso, SFDK, Duo Kie y Falsalarma), el pop nacional (Vetusta Morla, Los Planetas, El Columpio Asesino o Eladio Y Los Seres Queridos) y los new beats (Foreign Beggars, en la foto, Pendulum & MC Verse o Switch). www.musiclandfestival.com

!!!, también conocidos como Chk Chk Chk, referente mundial de la escena dance-punk neoyorquina, completan la programación electrónica del Santander Music 2012, pero sin nuevo disco bajo el brazo ya que su último trabajo data de 2010, “Strange Weather, isn’t it?”. El festival santanderino se celebrará el 2, 3 y 4 de agosto en la Campa de la Magdalena con otros artistas confirmados como la banda irlandesa Delorentos y la representación nacional liderada por Lori Meyers, Sidonie, Love Of Lesbian, The Zombie Kids DJs y la última incorporación, La Casa Azul, que interpretará temas de su nuevo álbum “La Polinesia meridional”. www.musikaze.com/santandermusic

Con Violadores del Verso y Foreign Beggars

Chk Chk Chk confirman su presencia en el festival

// El Festival La Plaça Odissea celebrará su sexta edición esta primavera cambiando sus fechas habituales por el jueves 10, viernes 11 y sábado 12 de mayo. Lo que no cambia es que seguirá siendo un festival gratis y al aire libre, que como cada año se viene celebrando en la Plaza Odissea del Maremagnum, Barcelona. En esta edición, el festival barcelonés contará con FM Belfast como reclamo internacional, y las actuaciones locales de Manos de Topo, Nudozurdo, Klaus&Kinski y Antònia Font, a la espera de nuevas y jugosas confirmaciones. // Durante la semana del festival San Miguel Primavera Sound (30-31 de mayo y 1-3 de junio), la sala Apolo de Barcelona acogerá una serie de showcases capitaneados por diferentes sellos discográficos. El sello británico Memphis Industries será el protagonista el próximo martes 29 de mayo con un rooster que acogerá a Hooray For Earth, Elephant y los mancunianos Dutch Uncles, más la presencia a los platos de los miembros de uno de los buques insignia del label, The Go! Team. Este showcase se suma a la ya anunciada presencia de otros dos grupos de Memphis Industries en el cartel del festival: Field Music y Milagres. www.memphis-industries.com // El festival Electrónica en Abril cumple diez años en la Obra Social Caja Madrid (12, 13, 14 y 15 de abril) y tres en Barcelona (19, 20 y 21 de abril) con un programa arriesgado y vanguardista que despega con la actuación sonada de Manuel Göttsching, quien presentará en directo el seminal “E2-E4”), además de Laraaji, Keith Fullerton Whitman, Thomas Köner, Hype Williams, Nate Young, Raime, THEESatisfaction o la deconstrucción del ambient a cargo de Roly Porter.

Chemical Brothers en Code.080

Fabrik Madrid acogerá a los popes del techno

El próximo 28 de abril Fabrik Madrid está de enhorabuena porque acogerá a el DJ set de Tom Rowlands y Ed Simons, los mismísimos Chemical Brothers. Será dentro del marco del festival Code.080, que ha lanzado una oferta especial de 2000 entradas a 15 euros con dos copas. Además, el festival Code.080 contará con el madrileño Pepo, un clásico de las fiestas Code, el serbio Marko Nastic, buen conocedor también de las mismas y, el heleno Axel Karakasis, no tan habitual pero en un gran estado de forma recorriéndose los clubs con más pedigrí del globo. Venta anticipada de entradas en www.ticketclub.es y www.ticketmaster.com.


Nace el Ibiza 123 Festival

El festival balear combinará a artistas pop-rock con nombres de electrónica Nace el Ibiza 123 Festival, que se celebrará del 1 al 3 de julio en Ibiza (Illes Balears). El show comenzará a las 12h de la mañana y se prolongará hasta las 2h de la madrugada, hora en la que las grandes discotecas de Ibiza (Pachá, Amnesia, Space y Ushiaï) tomarán el relevo celebrando afterparties del Ibiza 123 Festival, aún por concretar. Bajo el concepto de mezclar rock stars y nuevas estrellas del dance, organizado por Live Nation e International Music Summit, el Ibiza 123 Festival ha confirmado un line-up con Sting, David Guetta, M83, 2 Many DJs, Fatboy Slim, Luciano, Wally Lopez, Tinie Tempah, Aswell, JP Candela y DJ Nano, aunque se confirmarán más nombres grandes en breve. El Ibiza 123 Festival estará ubicado en la costa de San Antonio, delante de la que probablemente es la puesta de sol más famosa del mundo. Una explanada junto al mar, totalmente recubierta de césped artificial, que integra en su interior al mítico Café del Mar, el lugar donde se originó la música chill out. El Ibiza 123 Festival tendrá diversas áreas bien definidas: tres zonas de conciertos, zona de playa, espacio chill-out, carpas VIP, mercadillo hippy de artesanía, restaurantes, tiendas de música y merchandising, zona de prensa... 100% espíritu ibicenco. www.ibiza123festival.com

Más nombres para el BBK Live

Entre ellos, Garbage, Four Tet y Bloc Party

El L.E.V. cierra su cartel

Byetone y Ghostpoet completan el line-up

Bites

//El ex Ultravox John Foxx vuelve a la primera línea de la música electrónica con una potente formación electro que interpretará, en un único concierto en España el 26 de mayo en la sala Caracol de Madrid, los temas del álbum “Interplay” (2011) y el recientemente publicado “The shape of things”. En la actuación, basada íntegramente en sintetizadores análogicos, también tendrán cabida temas clásicos de su repertorio “Ultravox!” y “Metamatic” (1980), aclamado como uno de los mejores discos de música electrónica de la historia. //Tras seis años de ausencia, The Montgolfier Brothers vuelven a los escenarios españoles para tocar de principio a fin uno de sus álbumes más aclamados, “All my bad thoughts”. Acompañado de Otto Smart a la guitarra, el dúo visitará Las Cocheras del Puerto de Huelva el 9 de abril, la Sala Cero Teatro de Sevilla el 11, el Centro Cultural Matadero de Huesca el 12, la Plaza Principal de Cerezales del Condado de León el 13 y la Sala El Juglar de Valencia el 15, con fecha por determinar en Vigo.

Tras la confirmación de Radiohead con fecha única en España y The Cure, la séptima edición del Bilbao BBK Live sigue apostando por grandes nombres con la incorporación de los recién reunidos Garbage (en la foto) y de Bloc Party, aunque estos últimos actuarán sin el que es ya su ex-líder Kele Okereke. En el frente electrónico, la gran alegría del festival bilbaíno será Four Tet. También se suman al cartel Mumford & Sons, The Jon Spencer Blues Explosion, The Maccabees, Ben Howard, Enter Shikari, Here We Go Magic, Young Guns, Pure Love y los bilbaínos Zea Mays. Doce nuevas confirmaciones que poblarán junto al resto de grandes nombres el parque de Kobetamendi del 12 al 14 de julio. www.bilbaobbklive.com

El L.E.V. de Gijón sigue sumando nombres a una nómina que puede presumir de reunir lo mejorcito de la electrónica a nivel nacional e internacional. Entre las nuevas confirmaciones destaca el británico Ghostpoet (en la foto) y el alemán Byetone. El festival gijonés también contará con la presencia de Robert Lippok, el colectivo a/v 1024 Architecture y su espectáculo “Euphorie”, Komatsu, Vittus + Paul Prudence, Las CasiCasiotone y las propuestas visuales presentadas por MFO y Normaa. Con estos artistas el L.E.V. cierra el cartel de su sexta edición, que se celebrará durante los días 27 y 28 de abril en diferentes espacios de Laboral Ciudad de la Cultura, en Gijón. www.levfestival.com

Festival Do Norte

Con Love Of Lesbian, Lori Meyers, Los Pilotos...

//En su 17ª edición, el festival Contempopránea Cruzcampo rinde tributo a uno de los grupos más aclamados de la escena española: La Buena Vida. Las 20 bandas que componen el cartel del Contempopránea versionarán durante sus actuaciones alguno de los temas de la mítica banda donostiarra. Un precioso y sentido homenaje a Pedro San Martín y su banda que tendrá lugar entre el 19 y 21 de julio en Alburquerque, Badajoz. //Arranca el Red Bull Tour Bus con la segunda edición de Indomesticables. Las bandas noveles residentes en España que quieran participar pueden inscribirse ya en la web del Red Bull Tour Bus (www.redbull.es) hasta el 23 de abril. Será el 28 de mayo cuando se den a conocer las tres bandas ganadoras, que girarán sobre el escenario del Red Bull Tour Bus en 2012, incluyendo una actuación en un festival de música de España. Además, el premio también consta de cinco días consecutivos de grabación en el Red Bull Studio de Madrid.

A las bandas previamente confirmadas como Nancys Rubias, Fangoria, Love Of Lesbian y Los Enemigos, el Festival Do Norte ha sumado cinco grandes nombres nacionales a su cartel. Se trata de los granadinos Lori Meyers, los gallegos Disco Las Palmeras, Floren y Banin de Los Planetas al mando // Por fin se desvelan algunos de los nombres que actuarán el próximo 21 de julio en de Los Pilotos, los valencianos Polock, el dúo Klaus&Kinski, Fraga (Huesca) dentro del Monegros Desert el kraut-pop latino de Pegasvs y los aclamados el Columpio Festival: The Prodigy, en su única fecha Asesino. Esta nueva edición del Festival Do Norte se celebraen España, Richie Hawtin, 2Many DJs y el rá en Vilagarcía de Arousa los próximos 27 y 28 de abril 2012 retorno de Violadores del Verso. en el Recinto Exterior Fexdega. www.festivaldonorte.com


010/011

bites / club del mes

Bob Dylan se confirma como cabeza de cartel del FIB 2012 + Nuevas incorporaciones de Buzzcocks y Django Django

Bites

El Festival Internacional de Benicàssim ha anunciado al legendario cantautor folk norteamericano Bob Dylan como cabeza de cartel de su edición de 2012. Entre las nuevas confirmaciones destaca otra vieja gloria, Buzzcocks (que llevan años viviendo del recuerdo) y el cuarteto escocés de pop electrónico psicodélico Django Django, nuestro portadón de este mes. Otros grupos que se suman al cartel son la veinteañera londinense Maya Jane Coles (revelación del año), los neoyorquinos School Of Seven Bells con nuevo disco bajo el brazo, el dúo de Londres Chase and Status, el cantautor inglés Ed Sheeran y los también británicos Ligers. Todo esto en lo que se refiere al frente internacional. En la sección nacional, destaca el hipervitaminado Guille Milkyway y su proyecto La Casa Azul como cabeza de cartel, además de Ramón Rodríguez aka The New Raemon, el ex líder de Sunday Drivers en solitario Jero Romero, el DJ de technazo Óscar Mulero y Tuya, el proyecto de David T. Ginza. Esta nueva edición del Festival Internacional de Benicàssim se celebrará del 12 al 15 de julio en la costa levantina y los abonos de cuatro días ya están a la venta a un precio de 165 € con camping gratuito. Consulta el resto de la programación en www.fiberfib.com.

// El Festival ZEMOS98 celebrará su 14ª edición del 11 al 15 de abril en Sevilla. Bajo el título “Copylove: Procomún, Amor y Remezcla” enfocan en esta ocasión la idea de compartir como acto de amor colectivo. Entre las actividades musicales destaca la actuación de Tom Cary en el CICUS el 13 de abril y la de Fundación Robo en el Teatro Alameda el 14 de abril. http://14festival.zemos98.org // Daniel Johnston cerrará su exclusiva gira española el sábado 21 de abril en el LAVA de Valladolid. La gira del influyente músico norteamericano recorrerá únicamente cuatro ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia y la capital castellana. Este concierto servirá además como presentación de la quinta edición de Véral, que se celebrará en el mes de junio, fruto de la colaboración entre la Fundación Municipal de Cultura y la Asociación Cultural Colectivo Laika. En este concierto, Daniel Johnston estará acompañado por Los Punsetes. // PLV Havoc, el proyecto musical del vasco Pedro Gracia Pérez de Viñaspre, presenta su segundo largo “Penny Lancaster”, un tratado de rock y folk con tintes melancólicos y románticos que bebe de influencias como Neil Young o Bonnie Prince Billy, con una gira que le llevará por ciudades como Bilbao (Cotton Club, 27 de abril), Barcelona (Centro de Arte Mutuo, 5 de mayo) o Donosti (Teatro Victoria Eugenia, 20 de junio). // Después del lanzamiento de su esperado duodécimo álbum de estudio, “Old ideas”, Leonard Cohen vuelve a los escenarios con un tour mundial que empezará el 12 de agosto. Lo que es todavía mejor noticia es que la gira tendrá dos paradas españolas: Barcelona y Madrid. El poeta y compositor visitará el Palau Sant Jordi de Barcelona el 3 de octubre y dos días más tarde, el viernes día 5, aterrizará en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Welcome back, Mister Cohen. // Las fechas definitivas del Día de la Música 2012 serán el 22 y 23 de junio en Matadero Madrid. Entre las primeras confirmaciones, destaca esa nueva y jovencísima Azealia Banks (el 2012 es suyo) que vendrá a Matadero a confirmar si es algo más que hype. Otros nombres potentísimos son el de Metronomy, Fanfarlo, Apparat, St. Vincent, Maxïmo Park, Two Door Cinema Club, The Raveonettes y Julia Holter. Como actuaciones nacionales están confirmadas la presencia de Love Of Lesbian, Christina Rosenvinge y Pegasvs.

Faraday 2012

New Order de gira este verano

El festival Faraday vuelve este verano con una primera hornada de grandes confirmaciones, encabezada por Josh Rouse, Frida Hyvönen (en la foto), Love Of Lesbian, La Casa Azul y los muy aclamados Pegasvs. Las apuestas de calidad continúan con Joaquín Pascual, Fasenuova, La Estrella de David, Juli Bustamante con Fred i Son, Sènior i El Cor Brutal, Nu Niles, Ginferno y Mates Mates. Un primer avance del cartel que nos pone los dientes largos y nos invita a volver a disfrutar un año más de buena música al lado del mar, concretamente en el Molí de Mar, en la bonita Platja del Far de Vilanova i la Geltrú. El festival se celebrará del viernes 29 de junio al domingo 1 de julio. www.faraday.tv

Tras la polémica reunión de New Order sin el bajista Peter Hook, la decana banda británica pisará de nuevo los escenarios españoles este verano con actuaciones en el Sónar 2012 (14-16 de junio), FIB 2012 (12-15 de julio, Benicàssim) y el Ibiza Rocks (12 de septiembre, Ibiza Rocks Hotel), a falta de nuevas fechas. El nuevo line-up incluirá, además de Bernard Sumner y Stephen Morris, a la ex teclista Gillian Gilbert, ausente desde 2001, el guitarrista Phil Cunningham y Tom Chapman, bajista de Bad Liutenant, proyecto paralelo de Sumner. Esta vez sin Peter Hook, a quien le faltó tiempo para colgar en su web que New Order sin él era como Queen sin Freddie Mercury. La polémica está servida.

Josh Rouse y Frida Hyvönen entre los confirmados

Los ingleses tocarán en varios festivales sin Peter Hook

Creamfields Andalucía 2012

Orbital y Chemical Brothers a la cabeza

The Chemical Brothers con un DJ set y los hermanos Hartnoll, quienes publican nuevo disco de Orbital el 1 de abril, “Wonky”, tras ocho años de silencio, serán los cabezas de cartel de lujo del festival andaluz, que vuelve el 10 y 11 de agosto al Circuito de Velocidad de Jerez de la Frontera. Además, también se confirman artistas de la talla de Above & Beyond, Carl Craig (presentado su magnífico “69” en directo), James Holden, Knife Party, Magda, Nathan Fake, Yuksek o los DJs nacionales Óscar Mulero y Wally López. Además de estos están los ya anunciados Steve Aoki, Fangoria, Tiësto, DJ Hell o Miss Kittin.



012/013

intro

Futurecop!

Regreso al futuro

Respectivamente un punki y un fiestero profesional, Pete Carrol y Manzur Iqbal eran dos muchachos que soñaban secretamente con aliens, unicornios y una infancia eterna bañada en acordes de vetustos sintetizadores analógicos. “Yo estaba en una banda de punk-rock y Pete pinchaba en varios clubs”, me cuenta Pete. “Éramos muy diferentes en todos los aspectos, hasta que nos dimos cuenta de que a ambos nos encantaban las películas y los dibujos animados de los 80, las películas de fantasía y los sintetizadores”. Era cuestión de tiempo que empezaran a hacer música juntos y a explorar ese universo. “Hacia 2007, estábamos tan absortos en nuestra regresión a los 80 que no sabíamos qué pasaba en el mundo real. Empezamos a trastear con el ordenador y los sintes. Nuestra intención era crear sonidos sintéticos que recrearan los de nuestra niñez, como un túnel a través del cual pudiéramos escapar del mundo hacia los recuerdos, las ilusiones y la fantasía”. Esos productos de su imaginación los plasmaron en “The unicorn & the lost city of Alvograth” (09), EP que ya daba buena cuenta del universo paralelo que el dúo inglés había creado y que vio la luz a través del sello de Fatboy Slim, Southern Fried Records. “Empezamos

a atraer algo de atención de los bloggers con nuestro tema ‘N.A.S.A.’, pero cuando Southern Fried nos quiso fichar ya puedes imaginarte cómo nos quedamos”. Desde entonces hasta ahora, cuando publican su primer largo, “The movie”, su planteamiento no ha cambiado en exceso y siguen empeñados en escapar hacia atrás, en mirar hacia el pasado con los sintes en ristre y la cara sonriente. Los han comparado con Justice y con Daft Punk, pero son más bizarros que los dos dúos franceses juntos. Y si no, lean cuáles son los deseos de Manzur para este 2012. “Con un poco de suerte, un mundo alienígena oirá nuestro álbum y se dará cuenta del inmenso poder que tiene para controlar el universo, así que nos abducirán y nos llevarán

en su nave espacial, lejos de este planeta perdido de la mano de dios que llamamos Tierra. Entonces nos convertirán en mitad hombres, mitad máquinas de combate para luchar contra los aliens malvados que han capturado a la princesa y están absorbiendo su poder y canalizándolo hacia la destrucción de Alvograth (la ciudad de los aliens buenos). Para este propósito, nos darán unicornios que se convierten en pegasos y vuelan por el espacio disparando lásers multicolores por los ojos. Por último, también nos entregarían un par de espadas que, al combinarlas, invocarían a Halcomore, un robot gigante que nos ayudaría a luchar contra el mal en el universo”. Como para decirle que no. Virginia Arroyo

AFFKT

Postales desde Cuba

Parece ser que nuestro Marc Martínez responde al calificativo de estar ‘on fire’. Tras un periplo por Cuba y Berlín, el productor español trajo, aparte de souvenirs y ron, un álbum titulado “Punto 0” (Sincopat, 12) bajo uno de sus alter ego más exquisitos, AFFKT. Un título que esconde varios significados (el concepto físico relativo a la base y el principio, el volver a empezar, entre otros) y sobre todo que muestra al mundo que el house en España también se cuece en altos hornos. “El álbum surgió después de un viaje que hice a Cuba. Siempre me he sentido interesado por saber más sobre las raíces de la música electrónica y pensé que

allí podía encontrar respuestas. No había nada organizado desde un principio, simplemente me fui con material para grabar audio y con mi amigo David, quien llevaba una pequeña cámara de video. Ese fue el principio del álbum y al poco tiempo de volver me fui a Berlín a vivir, fue allí donde empecé a dar forma al disco”, nos desvela Marc. “Punto 0” huele a house con los prefijos deep y tech, pero del bueno. Conserva evidentemente el toque ‘latino’ (qué terror infunde utilizar este ‘palabro’ hoy en día) debido a la estancia cubana, pero sobre todo reúne auténticos temazos (mucho ojo al hit “Bruminha”) bajo una especie de

álbum conceptual. Marc aclara que “el álbum se planteó como un proyecto conceptual, lo último que quería era que al escucharlo la gente pensara que era otro disco de música electrónica latina más. Lo principal para mí era hacer un álbum coherente de principio a fin, que al escucharlo pudieras viajar a un lugar y que al volver se te quedara algo de esa experiencia”. Resulta imprescindible conocer que el debut de AFFKT va inevitablemente de la mano del documental filmado en Cuba. “‘Punto 0’ (el documental) es principalmente un tributo a la gente que conocimos en el viaje, grandes músicos en general. De manera paralela también cuenta mi historia allí, trabajando en el estudio junto a ellos y descubriendo La Habana. Creo que son proyectos independientes pero que ambos se complementan, al ver el documental percibes mucho mejor lo que luego suena en el álbum y viceversa”, recalca Marc. Si en algo también destaca “Punto 0” es en las abundantes colaboraciones con artistas del calibre de dOP, Mathias Kaden o Czubala. Marc nos desvela que “las colaboraciones surgieron de manera muy natural y cada una tiene su historia. Con todos ellos la idea de colaborar surgió casi desde que tuve la oportunidad de conocerlos en persona. Parte del trabajo se ha hecho a distancia y otra parte mano a mano en el estudio. Pero todas han sido una aprendizaje continuo”. Beto Vidal


Lidia Damunt En tierra extraña

Tímida y reservada ante la grabadora, la longitud y profundidad de las respuestas por e-mail de la ex componente de Hello Cuca son una bendición para cualquier periodista. Y más si se es fan de un trabajo tan delicioso e intenso como este “Vigila el fuego” (Austrohúngaro, 12) producido por Hidrogenesse y con Genís Segarra y Carlos Ballesteros como únicos instrumentistas acompañantes. Una colaboración que se veía venir tras su magnífica actuación conjunta en el Primavera Sound 2010. “Recuerdo hablar con ellos después de un concierto de Hello Cuca en el Heliogàbal, en Barcelona (verano 2009)”, nos escribe Lidia desde Malmö (Suecia), donde reside actualmente. “Al final acabamos diciendo que haríamos un disco juntos ‘en plan Suicide’. Cuando salió el concierto del Primavera Sound yo seguía en crisis con la anterior versión de mi misma como cantautora, así que les propuse transformar mis canciones”. Sin embargo, el traslado a Suecia tras publicar “En el cementerio peligroso” (Subterfuge, 09) le produjo un parón porque “tener muy claro quién eres y qué haces en la vida a veces puede suponer una desventaja a la hora de encontrar la creatividad. Durante un tiempo largo me propuse cargarme la idea que tenía de mí misma, y sólo después de haber hecho esto, conseguí volver a hacer música y a escribir, empezando desde cero”. El resultado, un cambio menos radical de lo que estas declaraciones pueden hacer suponer, es un disco mágico a en lo musical, con cajas de ritmos antiquísimas, teclados y mandoli-

nas y de alto nivel compositivo, especialmente en temas como “La escritora” y “La carta” (donde un solo de guitarra oculta el contenido de la misiva), con motivos y formas originales que me hacen preguntarle por su interés en escribir relatos. “A mí lo que me interesa es hacer canciones. En cuanto a melodías es muy difícil inventar algo nuevo... pero con los textos de las canciones hay todavía muchas cosas que se pueden decir y de otras maneras. Yo lo hago por puro hedonismo. Ya que tengo que cantar frases mientras toco la guitarra, prefiero coger las palabras que más me gustan y ponerlas en el orden que más me interesa. Compositoras como Dory Previn son para mí un ejemplo a seguir. ‘The Lady with the braid’ podría ser un relato, sí. Pero lo guay es que no lo es; es una canción perfecta”. De Dory Previn a Patsy Cline, quien cantó “Sweet dreams”, versionada en un bonito cierre a un disco con estética de western y contenido triste, lleno de pérdidas y añoranzas. “Es una canción de la que siempre había querido hacer una versión. La protagonista sigue enamorada de alguien que la abandonó, con quien sigue soñando cada noche. En cierto modo, o al menos para ella, esos sueños son encuentros en el tiempo, pero no en el espacio. Todo lo que le queda son imágenes fantasmales que le visitan en sueños. Primero como dulces sueños, pero que se vuelven pesadillas al despertar a la realidad. Quisimos darle un toque Lynch con los drones y yo creo que la hemos llevado a nuestro terreno”. Half Nelson

Undo

Despacito y con buena tecla A muy pocos de vosotros les sonará el nombre de Gabriel Berlanga. Sin embargo, si les digo Undo, seguro que la mente os hará click. Uno de los señores de la noche barcelonesa y del veterano sello Factor City, que vuelve a planchar vinilos tras años sin hacerlo. Su nuevo disco, “Motas de polvo”, recoge el relevo de “Despacio” (06). ¿Dónde le hemos tenido todo este tiempo? “La verdad es que no he parado en los últimos 6 años. He actuado por medio mundo, he tenido dos hijos y no he cesado de componer y producir. Hace ahora poco más de un año que vivimos en Palafrugell donde, por fin, tengo un estudio como dios manda”. Un municipio de la Costa Brava donde sabemos que goza de una calidad de vida privilegiada. “Hasta que no he estado convencido de tener un buen puñado de canciones, de tener claro y listo el disco que me apetecía hacer, sin colaboraciones, sin samples… No me he decidido a editar este nuevo largo”. Atrás queda su etapa como director artístico del Lo*li*ta (Razzmatazz) y The Loft. También de su banda The Light donde “tocaba el bajo y cantaba, pero al poco tiempo nos disolvimos”. Además de querer mimar y hacer las cosas despacio hay que tener muy en cuenta a “la familia y los amigos que siempre te animan, han estado ahí perpetuamente y son mi máxima fuente de inspiración y motivación”. Sin duda alguna, los mejores aliados en esta vida para seguir ilusionado y por fin rubricar un segundo álbum “ideal que poder escuchar tanto en casa, como en el coche, en un club o un festival”. El oyente percibirá mucho sabor a maquinaria añeja: Juno 6, Korg Prophet, Machinedrum, Korg Ms2000 para los vocoders… “He usado bastante cacharrería analógica, a la que he tenido que limpiar el polvo, pero también un iPad. Me gusta combinar hardware y software, sintes analógicos y virtuales. No soy un talibán de lo analógico”. En “Motas de polvo” vais a toparos con una rica sopa de canciones de claro potencial finales de los ochenta y primeros noventas, décadas que no son una casualidad pues “en ellas descubrí y me enamoré de la música. Pero no siento nostalgia ni opino que cualquier tiempo pasado fue mejor, quizás sí que eche en falta un poco de aquella ingenuidad y espontaneidad, la falta de prejuicios”. Aunque mirando el pluviómetro actual no lo parezca, desde entonces ha llovido mucho. ¿Cambios? Por ejemplo en la escena catalana que él tanto dominaba. “No creo que haya habido grandes cambios, si acaso la aparición y el boom de ese nuevo pop en catalán. Existe mayor atención mediática otra vez a la música pop, algo positivo para la electrónica, a la que a veces le sienta muy bien estar fuera de los focos”. Y nos cita dos buenos ejemplos de sellos de por aquí. “Hivern y Disboot, por supuesto”. Bruno Garca / Foto Pau Palacios


014/015

intro

AtletA

Callado discurso Jaime R. Pantaleón y José Roselló son dos exploradores resueltos. El aliento incisivo y experimentador de su banda, AtletA, consuma un sonido con carácter cambiante, pero credenciales claras. “Verdad” (Aloud, 11) representa un segundo paso sobre un terreno cambiante de rock, jazz, funk y electrónica. Su cancionero es como un ideario: elevado, álgido, pero también metamorfo, mudo pero aguerrido, épico y exclamativamente ordenado. “Nos gusta ver a AtletA casi más como una cuestión de expresión artística o incluso anímico-corporal antes que como un grupo de música propiamente dicho. Tocamos juntos desde hace muchos años y existe una especie de ‘telepatía’. Por supuesto, no es una cuestión de dejar fluir las casualidades, existe un criterio estilístico en cada momento, y hay un proceso compositivo claro, pero la libertad creativa es lo más importante. El hecho de hacer música instrumental, sin duda minoritaria, le da al proyecto un cierto aire reivindicativo, casi de protesta”. La opción de desarrollar música instrumental puede asimilarse a las fotografías: se pueden lograr estampas geniales fotografiando el paisaje, o un ambiente íntimo y significativo, dar con imágenes de una belleza inmensa, artísticos planos que transportan. Eso serían las canciones instrumentales de Atleta. En cambio, aún estando la mayoría de acuerdo con eso, casi todo el mundo va a preferir siempre que salga alguien en la foto. Eso serían las canciones más habituales, con voces. ¿Puede uno sentirse bien creando cosas bellas, pero con cierta cota de impopularidad? “Lo has expresado de una manera tan bella y acertada, que es imposible decir que no nos sentimos bien con

ello. Y el hecho de que formules esta cuestión de la forma en que lo has hecho, certifica que estamos en el camino correcto. Pero es verdad que es un camino muy difícil, y cada día más. Estamos en un momento social de regresión en el pensamiento. El problema respecto a la música, especialmente en este país, no es que la cantada llegue a más gente, sino que la música cantada que nos llega hoy es simplemente mala en gran parte, supeditada al éxito comercial, fomenta la estupidez”. En el transcurso de “Verdad” se da una formidable constante de irregularidad coherente: las canciones suelen empezar con un crescendo difuso (“Eres el océano”), o irrumpiendo con un ritmo más concreto (“Telepatía habitual”), pero habitualmente se rompen en algún punto de su recorrido, para transmutarse en un ciclo melódico diferente. Mucha gente da con un disco claustrofóbico al ponerse instrumental. El de Atleta, sin embargo, es una especie de apertura al mundo,

algo luminoso y gentil, al borde de la comedia a veces. “La música instrumental sufre de una paradoja muy curiosa y es que al tiempo que se ve limitada por la ausencia de una voz que emita un mensaje o unifique las composiciones, es infinita en sus matices e interpretaciones, con lo que se vuelve más libre, más cambiante. El problema es que la música está bajo la influencia de las etiquetas.¿No hacía música instrumental Beethoven? ¿Ennio morricone? ¿Jean Claude Vannier? ¿Alain Goraguer? ¿Miles Davis? ¿John Coltrane? ¿No son muchísimas sardanas música instrumental? ¿Casi todo el jazz? ¿No son instrumentales muchos hits de Daft Punk? Entonces, una vez despojados de etiquetas, ¿qué queda? La libertad absoluta; el derecho a hacer algo luminoso o no, bonito o no, brillante u oscuro, alegre o triste, es como quitarse una armadura después de haberla llevado mucho tiempo”. Albert Fernández / Foto Ceci Diaz

Modelo de Respuesta Polar De redes y micrófonos

Al final de un largo día de entrevistas, Francisco Moyá (guitarra) y Borja Mompó (guitarra y voz), cincuenta por ciento del grupo valenciano Modelo de Respuesta Polar, se reúnen conmigo para hablar de su disco de debut, “Así pasen cinco años” (Limbo Starr, 12). En un bar de barrio, al lado de un acuario, todavía tienen energía de sobras para responder a las preguntas fijamente observados por los curiosos peces. Explican que la banda se forma el año 2009, primero como una diversión de los hermanos Moyá (Francisco y Jorge), añadiéndose después Borja por amistad, lo que conlleva primero el comenzar a escribir canciones y más

tarde completar el grupo con Matías Entraigues a la batería. A partir de ese momento “seguimos ensayando, sacando algunos temas, y a la mínima oportunidad que tuvimos para grabar, nos metimos y sacamos el EP”, comenta Francisco. Un EP autoproducido que mueven con inteligencia en las redes sociales y que les va abriendo puertas. “Yo me dedico a la publi”, aclara Borja, “y disfrutaba mucho trabajando en esto, aprendía en el trabajo o en clase y lo aplicaba al grupo, salían bolos, colgabas una cosa y la gente respondían en México al minuto... nos han ayudado un montón las redes”.

El EP, los conciertos y varios concursos les acaban abriendo las puertas de festivales como Arenal Sound o Low Cost y provoca que su nombre sea cada vez más conocido. Finalmente, en septiembre del año pasado entran en el estudio para grabar su disco de debut, debut que iba a ser autoproducido pero de nuevo el boca a oreja hace su aparición y los lleva hasta Limbo Starr. “Llegó de rebote por una amiga y por una serie de gente que habló de nosotros en el mismo momento en el que estábamos grabando”. Un disco con un sonido todavía más crudo y punzante que el de sus primeros temas. “Hemos intentado que lo que hacemos en directo sonara igual en el disco, ¡es tan complicado meter todo lo que hay por el aire en una cosa que da vueltas! Suena punzante porque tocamos con mala hostia y tenemos unos instrumentos que por sus características suenan chillones, como la telecaster”, y donde los instrumentales han ganado fuerza. “Nos hemos dejado llevar un poco más porque era un aspecto que nos interesaba y nos sentíamos a gusto, algunas canciones son íntegramente instrumentales, sobre todo nos gusta como se acoplan con la voz de Borja”. Una confrontación entre voz e instrumentos que potencia la tensión subyacente en las canciones, incluso en las más tranquilas. “Es una tranquilidad relativa, de la que te tiembla el ojillo”, concreta Borja. Javier Burgueño / Foto Vallivana Gallart



016/017

report VCMG / Kode9

VCMG MÚSCULO ANALÓGICO

Treinta años después de partir peras (el primero para fundar Yazoo y más tarde Erasure; el segundo para convertir a Depeche Mode en una de las bandas más grandes de la historia del pop), Vince Clarke y Martin L. Gore vuelven a unir fuerzas en un proyecto que interpreta el techno a su manera. Un techno que es mitad minimal moderno y mitad nostalgia retro, y cuya mayor virtud reside en su grueso sonido analógico. El tipo de sonido que sólo unos obsesos de los sintetizadores vintage como ellos dos pueden conseguir.

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Vidal Romero Travis Shinn

“T

odo fue idea de Vince”, me confiesa al teléfono un risueño Martin L. Gore. Hace un par de años recibió un correo electrónico, remitido por su antiguo compañero en Depeche Mode, con una propuesta insólita: que trabajaran juntos en un disco de techno. “Fue una completa sorpresa porque Vince y yo no habíamos tenido demasiado contacto en las últimos veinte años", reconoce. "Cuando los dos vivíamos en Londres era fácil que coincidiéramos en fiestas o en conciertos, y si Erasure tocaba cerca siempre intentaba acercarme, pero más allá de eso nuestra relación no ha sido muy sólida”. Y, sin embargo, “pocas personas me hubieran parecido más interesantes para trabajar en un proyecto así”. Un proyecto que, además, llegaba en un momento perfecto. “Coincidió con una pausa en Depeche Mode; esa serie de meses que utilizamos para descansar del larguísimo proceso que supone cada uno de nuestros discos. Piensa que tenemos que dedicar varios años entre la producción, la promoción y la gira, así que si empalmáramos un disco detrás de otro terminaríamos por ser poco creativos. O incluso anticreativos”, se ríe. “Y además, Vince me lo puso muy fácil, porque no había ningún tipo de presión: ni compromisos temporales ni fecha de terminación. Ni siquiera había hablado con ningún sello para publicarlo”. Clarke, por su parte, explica que su motivación era “una mezcla de curiosidad y de ganas de pasarlo bien. Durante toda mi vida he escrito mis temas pensando en una estructura de canción pop, con estribillos, versos y todas esas cosas. Pero hace poco descubrí el mundo del techno, un mundo al que no le había prestado demasiada atención, y comprendí que ahí había una manera de romper todas esas reglas. Que era posible insuflar emoción a un tema a partir de ritmos mecánicos y de descargas de sonido puro”. Converso y emocionado con su nueva religión, comenzó a producir por su cuenta, “pero cuando tenía dos o tres temas bastante avanzados me di cuenta de que todo sería mucho más interesante si trabajaba con alguien a medias”. A diferencia de su compinche, Gore sí es un gran aficionado al techno. “Una de las cosas que más me apasionan es salir de caza a las tiendas de discos en busca de maxis y vinilos. Me gusta estar al tanto de todo lo que sucede en el mundo de la música y el techno es un estilo que me interesa de manera particular desde hace muchos años”. Desde que Daniel

Miller, el fundador de Mute Records, le metiera el gusanillo en el cuerpo “con todos aquellos discos de Tresor”. De hecho, “es la música que más me gusta cuando voy a pinchar por ahí. No es que me vaya a hacer rico pinchando”, se ríe, “porque sólo acepto un par de bolos al año. Pero las pocas veces que me subo a una cabina lo hago con la maleta llena de discos de techno”. Hay que suponer, por tanto, que Gore ha tenido mucho peso en el sonido final del disco de VCMG, “Ssss” (Mute, 12). Un sonido muscular y agresivo, que bebe del minimal techno de mediados de la década pasada, pero que también da mucha importancia a sonidos clásicos de los ochenta; algo inevitable con dos tipos que atesoran enormes cantidades de cacharrería vintage. “Llevo toda la vida utilizando esos instrumentos, así que para mí resulta mucho más fácil, más intuitivo, producir mis temas con ellos que con un ordenador”, reconoce Gore. “Y me imagino que con Vince pasará algo parecido. Después de todo, es la única persona que conozco que tiene todavía más cacharros antiguos que yo”. Clarke confirma que él también ha utilizado “una mezcla de sintetizadores y programas de ordenador”, y que los temas se han realizado de una manera libre y un tanto anarquista. “Uno mandaba unas pistas por correo electrónico, el otro añadía más pistas y cambiaba cosas de la producción o del sonido y las volvía a mandar, y así un montón de veces”. Un proceso muy dilatado en el tiempo, que culminó a mediados del año pasado, cuando los dos se reunieron en California para mezclar el disco, escoger los temas que lo formarían y negociar con Mute su publicación. Como es habitual en el universo Depeche Mode, a “Ssss” le acompañarán un puñado de maxis, con remezclas a cargo de pesos pesados como Regis, Byetone o Matthew Johnson. Un listado de productores escogidos “a medias entre el sello y nosotros mismos”, cuya misión es prolongar la vida de un disco del que no se sabe si tendrá continuación. “Los dos tenemos agendas muy complicadas y es necesario cuadrarlas, pero me gustaría repetir la experiencia”, aclara Gore, antes de confirmar que tampoco habrá gira. Ni siquiera conciertos aislados. “En unas semanas empezaré a trabajar en el nuevo disco de Depeche Mode”, concluye tajante, “y ya no habrá tiempo para nada más durante varios años”.


KODE9 CREAR EN LA CULTURA DE LA DISTRACCIÓN

Los días 2, 3 y 4 de marzo se celebró en el Matadero de Madrid la primera edición de Bass Camp, el hermano pequeño de la Red Bull Music Academy. El escocés Steve Goodman, alias Kode9, fue el encargado de abrir el ciclo de conferencias haciendo un repaso a su carrera como DJ y productor y a la evolución del dubstep y de su sello Hyperdub. Aprovechamos la ocasión para saber la actualidad que rodea a esta enciclopedia andante.

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S

Israel Márquez

teve Goodman es un hombre ocupado. Acaba de aterrizar en Madrid para impartir una charla en la primera edición de la Red Bull Music Academy Bass Camp en nuestro país. Por la noche actuará en su faceta de DJ en la sala Siroco. La semana anterior organizó una mesa redonda en Londres para discutir ese tractatus de la música actual que es “Retromania”, de su colega Simon Reynolds. Enseña asignaturas como “Sonido en el cine”, “Diseño sonoro” y “Música y tecnología” en la Universidad de Londres. Realiza instalaciones sonoras, proyectos de videoarte (no se pierdan su homenaje a la película “La jetée”, de Chris Marker), escribe libros (esa joya llamada “Sonic warfare”) y, por si fuera poco, es el capo de Hyperdub, la plataforma que primero como e-zine y después como sello impulsó el género que más ha dado que hablar en los últimos años en el mundo de la electrónica: el dubstep. ¿Cómo hace el señor Goodman para manejar todas estas facetas de su vida? La respuesta es muy sencilla: “Sacrificando algo. Cuando tienes todas estas responsabilidades en tu vida hay algo que tienes que sacrificar y en mi caso es producir música. Me gustaría sacrificar el dormir pero, por desgracia, me encanta dormir (risas)”. Y claro, cuando no puedes hacer algo que quieres y amas con todas tus fuerzas, lo haces más atrayente, un objeto permanente de deseo que idealizas y rodeas de un aura de felicidad… la nostalgia, que su amigo Reynolds conoce tan bien. “Me encanta hacer de DJ pero soy más feliz en el estudio. Necesito tiempo para pensar en mis propias ideas y llevarlas a cabo, pero ahora mismo no lo tengo. Este año tenemos nuevos lanzamientos cada mes en Hyperdub y he estado trabajando con los productores de cada álbum. Sencillamente, no tengo tiempo para hacer mi música. Me gustaría ser joven otra vez, una regresión, llegar a ese estado mental en el que uno puede gastar su tiempo únicamente en hacer su música”. Sin embargo, aunque sólo haya pequeñas ideas, esbozos que necesitan tiempo para madurar y materializarse, algo nos adelanta de su próximo álbum, que no veremos hasta el año que viene. “Va a ser un álbum en solitario, con muy poca parte vocal. Siempre he trabajado acompañado, con The Spaceape o con otros.

Ahora me apetece trabajar en solitario. Es algo que no he hecho antes y será un desafío para mí”. Lo que no faltará serán esos bajos gordotes y sofocantes marca de la casa, bajos que para Kode9 son como masajes corporales. “El bajo es un masaje, una vibración. Es algo corporal, un gran cuerpo físico que pasa a través de tu cuerpo y te hace vibrar”. Tal es la esencia del dubstep y de toda la escena bass music en general, aunque el escocés no esté muy de acuerdo con esta etiqueta. “No me gusta. Por un lado es preciso, porque es obvio que lo que todas estas músicas tienen en común es el bajo, grandes líneas de bajo. Pero para mí, llamarlo todo bass music pierde su especificidad, el contexto local en el que cada música surge, como evoluciona cada corriente, etc.”. Sobre el ascenso del dubstep al mainstream, Kode9 sonríe irónicamente y dice lo siguiente. “Creo que es estupendo que el dubstep se haya comercializado, pero ‘sólo’ en el sentido en que ha conseguido que gente que estaba en la música rock se haya interesado por la música dance en un momento en que la música electrónica parecía que estaba muriendo. Eso es lo único bueno que puedo decir de la comercialización del dubstep: que ha robado gente de la música rock. Aparte de eso, fuck off! (risas)”. Comentando el libro de Reynolds y su crítica al impacto de Internet sobre la música, vuelve a incidir en su propio drama personal, en todas esas distracciones que no le permiten hacer lo que más quiere. “Vivimos en una cultura de la distracción. Si quiero volver al estudio es también para tratar de recordar estrategias para combatir la distracción, para limpiar toda esta mierda de tu cabeza, todos esos e-mails que entran en tu correo, esas conversaciones on-line que permanecen en tu subconsciente, las 500 promos que te enviaron hoy y tienes que escuchar… todo esto forma parte de una distracción continua que no me deja hacer lo que más quiero, que es escaparme lejos de este mundo y crear mi música”. ¡Escápese, don Steve, y vuelva pronto! ¤ Kode9 tocará en el festival Sónar (CCCB, MACBA y Montjuïc 2, BCN) que se celebrará el 14, 15 y 16 de junio.


018/019

report Nina Kraviz

NINA KRAVIZ ¡ESPÉRAME EN SIBERIA, VIDA MÍA!


El estimulante debut homónimo de la nueva sensación rusa encaja a la perfección dentro del imaginario de las Matrioskas o muñecas tradicionales rusas: pistas acopladas entre sí que van desde el deep-house clasista, pasando por el techno Detroit hasta el dub o el ambient paisajista. Si con “Ghetto Kraviz” demostró que la cosa iba en serio, “Nina Kraviz” (Rekids, 12) señala el camino hacia el éxito con sensualidad y mucha pose. Como decía Jardiel Poncela, si hay que ir a Siberia, se va.

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Beto Vidal Kate Bellm

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or norma general, nos acordamos de Siberia y de todas las familias que componen la susodicha región rusa en cuanto se dejan la puerta abierta y, aparte de escaparse el gato, entra la ya clásica ola de frío que inunda y congela el viejo continente. Si Vladimir Putin se jacta cada año de que tiene la llave del gas natural bajo su dominio, Nina Kraviz puede presumir de tener la llave del mejor deep house cocido a fuego lento de la estepa rusa. Siberiana de nacimiento y tanto productora como DJ de profesión, la música de Kraviz viaje desde el océano Pacífico hasta los montes Urales para deshelar cualquier gélido paisaje de tundra. Un deep-house que viaja en primera clase del ferrocarril Transiberiano para inundar las pistas de baile europeas y que, a ojo de buen cubero, descubrió Matt Edwards aka Radio Slave, tras ser editada previamente en sellos como Underground Quality o Bpitch Control. “Nina Kraviz” es la apuesta del sello Rekids, una idea que surgió “durante una de nuestras conversaciones en un almuerzo con Matt. De repente se dirigió a mí y me preguntó por qué no grababa un álbum. Entonces pensé, ¿y por qué no? Matt y yo”, prosigue la artista, “nos conocimos en Melbourne durante la Red Bull Music Academy, donde él fue profesor y yo participaba como aprendiz. Desde ese momento siempre hemos mantenido el contacto. Al final ha resultado todo un acierto, ya que me siento muy cómoda dentro del roster de Rekids”. Es a partir del fichaje que las descargas de fotos de la exultante y bella Nina han sobrevenido al mismo ritmo que las descargas relacionadas con su gran debut en formato LP. Vayamos aún más atrás en el tiempo, en el punto en que tu carrera como DJ comienza. ¿Cómo surgió? ¿Tuvo que ver una buena educación musical en casa? ¿Cuáles son tus principales influencias? Crecí en la ciudad siberiana de Irkutsk. Mi padre siempre ha sido un fanático de la música y por tanto siempre había algo realmente bueno para escuchar en casa. Cosas que iban desde el jazz hasta el pop de calidad de la talla de Grace Jones o Kate Bush. La primera canción que recuerdo cantar era de George Gershwin, "Summer time". Es entonces cuando un buen día decides interesarte por la música de club… Empecé a pinchar mucho tiempo antes de comenzar a producir mi propia música de manera seria. En mis inicios pinchaba bandas sonoras de películas italianas de los 70, funk y algo de disco underground. Dos o tres años más tarde experimenté por primera vez mi primer bolo en un club. Fue una experiencia total, ya que al fin me atreví a pinchar techno de Detroit y house de Chicago extraídos de mi propia colección de discos, que cada vez aumentaba más a medida que pasaban los días. Como residente del mejor club de Moscú, Propaganda, debes conocer al milímetro la escena electrónica en Rusia. ¿Cómo está evolucionando, sobre todo la escena electrónica underground? La escena clubber rusa está viviendo un momento muy fresco e intenso. El line up es generalmente de mucha calidad y la variedad para elegir buenos clubs es grande. Pero, por desgracia, la escena underground (productores y DJs con un gusto por la música electrónica algo diferente del resto) está creciendo más lentamente de lo que podría aumentar en realidad (debido a su potencial intrínseco). Por mi parte, ya no soy residente en Propaganda. Tuve que renunciar por la creciente necesidad de viajar hace aproximadamente un año para pinchar en otros lugares... pero si hablamos de manera honesta, podríamos decir que fui despedida: justo después de actuar como residente tras una lista de invitados especiales tan grandes como Theo Parrish, Dopplereffect o Ben Klock, el dueño del lugar se acercó a mí para comunicarme que: "ya es hora de irse, muñeca". Fue difícil al principio, pero luego me di cuenta de que todo sucedió de la manera natural en que debían pasar las cosas, así que en el fondo me alegro por haberme ido.

¿Qué tipo de discos podemos encontrar en tu maleta? Siempre llevo conmigo mi música favorita, que puede ser música disco, acid o techno. Pero lo que considero realmente más importante es que todas las canciones de mi maleta tienen algún tipo de nervio y tensión; son crudas y honestas y por supuesto deben ser sexy, incluso cuando son verdaderamente crudas. En realidad, creo que lo primero que pasa por mi cabeza en cuanto doy con la tecla y encuentro o escucho el ritmo adecuado es el sexo. Es hora de hablar de tu fresco álbum de debut. Lo primero que llama la atención es el uso de tu voz. Sobre ésta, queda claro que es una de tus 'armas' para llegar de inmediato al oyente. Suena hermosa y encantadora, pero en muchas canciones se mantiene oculta, en segunda línea o directamente distorsionada. ¿Significa que te gusta jugar con tu voz como un instrumento más? Correcto. Estoy totalmente de acuerdo, mi voz es el mejor instrumento con el que jamás podré juguetear. Es el caso perfecto para demostrar que una posible limitación ofrece una amplia gama de posibilidades y aumenta así la creatividad. "Ghetto Kraviz" es un maldito hit y funciona como tal. Cuando lo escuché por primera vez como avance pensé que sería el sonido tipo del resto del álbum. Pero, para sorpresa de todos, el resto de las pistas no están tan claramente orientadas a la pista de baile. ¿Querías quizás demostrar que “Nina Kraviz” no se trata de 'otro LP con chica guapa que intenta cantar sobre una base techno’ a lo Ellen Alien? Para escribir el álbum fui bastante a mi bola. Cada canción escrita fue seguida de la siguiente de una forma totalmente arbitraria. El proceso fue muy natural. El hecho de que “Ghetto Kraviz” destaque sobre el resto puede ser explicado bajo la comparación con un guión de cine: si mi álbum fuera una película, dicha canción sería algo así como uno de los momentos intensos del film con el poder suficiente para seguir con ganas hasta el final de la película. Pero al mismo tiempo no es la escena definitiva ni te está contando el significado de la película. Sea como sea, es un placer contar con canciones como "Working" (dub techno) o "4Ben" (ambient) en un álbum de tech o deep-house. No se puede ser más ecléctico. ¡Exactamente! Dejémoslo como 'ecléctico' y evitemos así la terrible etiqueta 'beatport' de tech house (risas). Como te comentaba, no estaba persiguiendo ningún género o patrón a la hora de componer mis canciones. Simplemente seguía un flujo interno de ideas que acabaría transformándose en texturas musicales. Música sin fronteras y límites. Acerca de tus métodos a la hora de producir, ¿qué máquinas utilizas? ¿Eres más de hardware o software? He estado usando algunos sintetizadores que están en mi casa como si fueran miembros de la familia propiamente dicha (risas). Esto es un R3 Korg, Yamaha SK 20, Roland MKS-7 y Vermona spring reverb. También alquilé un Juno 106, Mood Voyager y algún cacharro más que ahora no recuerdo. No suelo utilizar software para la síntesis, más bien lo uso para secuenciar y mezclar el sonido, además de para añadir efectos que en hardware resultarían muy costosos a nivel económico. ¿Sacarás de gira a "Nina Kraviz"? Si es así, ¿será en formato live? Creo que nuestros lectores estarían encantados de tenerte en algún gran festival español este verano... Sí, estoy planeando una serie de shows en vivo este año. Ya he tocado tres veces en formato directo y disfruté mucho, especialmente la tercera noche en el club Robert Johnson de Offenbach, Alemania. Creo que hay varios festivales en los que voy a tocar durante este año, entre ellos el Klubbbers Day, aunque espero llegar sobre todo al Sónar de Barcelona. A nivel mundial estaré en el Reino Unido, Japón, Hungría, Alemania, Italia y otros países con buenos festivales. Crucen los dedos para tenerla en el Sónar, camaradas. Yo ya he encendido mi vela en la parroquia más cercana.


020/021

en portada Django Django

DJANGO


Texto

Vidal Romero Joss McKinley

DJANGO Foto

DE VIAJE

En un entorno como el actual, tan pendiente del hype y de la novedad que aún está por llegar, aupar a lo más alto el primer disco de una banda semidesconocida, que apenas dispone de un par de maxis en el mercado, y que encima luce sospechosas conexiones familiares, puede parecer una decisión arriesgada. Pero la realidad es que los escoceses Django Django llevaban tres años ocultos en su madriguera, concentrados en la tarea de pulir un disco que funciona como una coctelera luminosa, que alguien hubiera llenado de referencias esotéricas y de arreglos abstractos. Una coctelera que, bien agitada, ha dado lugar a un puñado de canciones en las que se mezclan todos los estilos imaginables bajo el paraguas de una psicodelia feliz y colorista, ideales para escuchar mientras se viaja, a toda velocidad, por todo tipo de mundos exteriores.


022/023

en portada Django Django

D

esde su apartamento en Londres, Dave MacLean me confiesa que, “como muchas de las cosas que suceden en la banda, escogimos el nombre de una manera casual, el mismo día que decidimos abrirnos un MySpace. Necesitábamos llamarnos de alguna manera, y de entre las muchas tonterías que se dijeron aquella noche esa parecía la mejor opción: tenía un aire funk, sonaba muy clásico” y también escondía una cierta dosis de guasa. “A mí siempre me había gustado cómo sonaba el nombre Django. Me hacía mucha gracia porque me recordaba a las películas del espagueti western y me pasaba el día llamando a la gente de esa manera: ‘Django esto’ y ‘Django aquello’. Así que lo de escoger ese nombre fue una especie de venganza de mis compañeros”. Lo que no podían imaginar es que aquella decisión les obligaría a aguantar, para siempre, todo tipo de chistes y preguntas absurdas sobre la improbable influencia de Django Reinhardt. “Si lo hubiéramos sabido, posiblemente habríamos buscado alguna opción mejor”, se ríe MacLean, “pero estoy contento, porque en el fondo se trata de un nombre que describe muy bien la música que hacemos. Es extraño, exótico y repetitivo, que son cualidades que tienen nuestras canciones y que me gustan mucho”. MacLean es el batería, productor y portavoz más o menos oficial de Django Django, una banda atípica y extravagante para casi todo, cuyo origen se localiza cuatro años atrás, cuando nuestro hombre abandonó Edimburgo para irse a vivir a Londres. Se había mudado a la ciudad “para realizar un posgrado en técnicas de pintura, pero descubrí que me interesaban mucho más los clubes y la vida nocturna”. Fue así, haciendo el perlita, como tropezó con Vincent Neff, otro escocés emigrado. “Vinny estaba entonces produciendo canciones en su casa, de una manera artesanal, y decidí ponerme a trabajar con él” en un proyecto que comenzó como un simple divertimento, pero que terminó por ocupar cada vez más tiempo y energías, hasta que llegó un momento “en el que necesitábamos más músicos para poder tocar en directo”. Fue así como aparecieron en escena otros dos exiliados de Edimburgo: el teclista Tommy Grace y el bajista Jimmy Dixon. Eso sí, MacLean niega que existiera ningún tipo de conspiración escocesa. “Igual que a Vinny, los conocía de vista, de la Escuela de Arte. Pero no habíamos cruzado más de dos o tres frases hasta juntarnos en Londres. Como ya te he dicho antes, las cosas que suceden en esta banda son poco habituales”. Tu hermano mayor, John MacLean, fue teclista de The Beta Band, que es una influencia muy evidente en la música de Django Django. ¿Cómo de importante ha sido John en tu educación musical? Cualquiera que conociera en su momento a The Beta Band querría parecerse a ellos. Tenían mucha personalidad y siempre hicieron lo que quisieron con su música, aunque eso les apartara del éxito. Y aunque ha pasado mucho tiempo, se nota mucho su influencia en todas esas bandas que mezclan bases electrónicas con un formato de canción pop, en gente como Hot Chip o Animal Collective. Pero no quiero que pienses que intento imitar a mi hermano. Crecimos en la misma casa, durmiendo en el mismo cuarto, paseando al mismo perro y escuchando la misma colección de discos. Y también compartimos el gusto por gente como los Beach

Boys o Phil Spector, así que es normal que existan muchos puntos en común entre las cosas que hacemos los dos. Y además, seguimos muy unidos: hemos tocado muchas veces juntos, hablamos de discos y música continuamente y hasta tenemos una residencia mensual en un club, en la que pinchamos mano a mano. ¿Y no habéis pensado nunca en grabar juntos? Pues la verdad es que sí. Ahora mismo John está un poco desencantado del mundo de la música y prefiere concentrarse en el cine; está trabajando en una película que le absorbe mucho tiempo. Pero tenemos en marcha un proyecto a medias: grabaremos un disco dentro de un par de años, cuando lo tengamos más maduro y yo me pueda tomar un descanso en Django Django. MacLean añade que tanta actividad le tiene “felizmente superado. Hasta hace tres años ni siquiera quería tener una banda. Si me sentaba a producir música es porque me hacía falta material para alguna de mis sesiones. La primera versión de ‘Waveform’, por ejemplo, era una pista que hice para pinchar en un club de reggae en el que tenía una residencia, pero que luego hemos ido transformando entre todos hasta convertirla en lo que es ahora”. Y es que nuestro hombre ha sido “DJ mucho antes que músico. Comencé hace un montón de años, pinchando en clubes de hip hop, haciendo scratches y todo ese circo. Y por eso aprendí a tocar la batería, para poder añadir más y más ritmos a mis sesiones”. Y hay que reconocer que el estupendo debut de la banda, “Django Django” (Because / Warner, 12), con sus ritmos gruesos y su destartalada riqueza de arreglos, con ese aire como a pequeño Frankestein que luce en muchos momentos, recuerda mucho a los discos que publicaban en los noventa DJs metidos a productores como David Holmes o Justin Robertson. “Me interesan mucho las producciones de esa época, sobre todo las que hacía Andy Weatherall”, reconoce MacLean. “Me encantaba la actitud de bandas como Primal Scream, que mezclaban rock con cosas más frescas y no tenían miedo de defraudar a la gente. Al final, conseguían que las canciones indies se convirtieran en temas de baile sin perder su espíritu, que es algo que muy poca gente consigue ahora mismo”, y que desde luego forma parte del ideario de Django Django, cuyas canciones funcionan por igual en clubes de electrónica que en ambientes indies. “Es cierto que utilizamos muchos elementos típicos de la música de baile en nuestras bases”, prosigue, “pero a partir de ahí puede suceder cualquier cosa. Todos nosotros somos unos auténticos freaks de la música y disfrutamos por igual de un disco de Public Enemy que de las bandas sonoras de John Carpenter, de las producciones de Moroder, del house de Chicago o de los grupos de surf de los sesenta. Vinny, por ejemplo, es un gran seguidor de Link Wray y del rock antiguo, y siempre está intentando meter guitarras con ese rollo”, como las que suenan en “Wor” o en “Life’s a beach”. “Juntas todo eso (rock, los sintetizadores, las ideas absurdas y las letras de Vinny) y salen esas canciones extrañas”. Y, como además, les encanta probar las canciones en directo, siempre están cambiando cosas y detalles, inventando nuevos arre-


glos, añadiendo instrumentos y samples. No pueden parar de crear, en fin, y esa es una de las razones por las que su carrera se ha desarrollado con tanta calma, apenas un par de singles en tres años, antes de llegar a “Django Django”. “Ten en cuenta que hasta hace muy poco la banda era una ocupación secundaria”, prosigue. “Cuando publicamos nuestro primer single, Tommy y Jimmy ni siquiera estaban con nosotros. No había grupo, no había canciones, era un simple punto de partida desde el que empezar a construir. Ya sabes, todo eso de tocar, tocar, ensayar, ensayar, comprar equipo y seguir tocando”. Y viéndolo en perspectiva, MacLean piensa que esa falta de ambiciones les ha sentado muy bien. “No tener presiones nos ha permitido hacer lo que nos daba la gana”, comenzando por la grabación, “que se ha realizado por completo en mi dormitorio. Como todos los demás estaban trabajando, yo era el encargado de la producción, el que avisaba a los chicos de cuándo tenían que ir a tocar sus distintas partes. Y el resto del tiempo me dedicaba a grabar arreglos por mi cuenta, a mezclarlo todo y a añadir capas y más capas de sonido”. Una producción parca y necesariamente fracturada, porque “sólo teníamos un micrófono, así que no podíamos plantearnos grabaciones complicadas. Había que hacer todo paso a paso, y como el proceso era tan largo no paraban de suceder cosas. Los cuatro somos muy distintos, pero siempre estamos aportando ideas, y en el fondo lo que nos interesaba era pasarlo bien, sin preocuparnos demasiado por cómo sonaría todo eso junto o de si el disco resultaría coherente. En realidad, ni siquiera estábamos pensando en hacer un disco, terminábamos una canción y pasábamos a la siguiente”. Que es la razón por la que “Django Django” estalla en tantas direcciones distintas: desde el aire a western de “Hail bop” a los aromas orientales de “Skies over Cairo”, del espíritu circense de “Zumm zumm” al rollo Beach Boys de “Life’s a beach”. Todo cabe en un disco que MacLean entiende “como un viaje alrededor de la música que he amado durante toda mi vida”. Esa idea del viaje y de los lugares exóticos también está muy presente en las letras de las canciones. Para entender las letras deberías de sentarte a una mesa con Vinny, que es el que las escribe, con una botella de vino de por medio, podríais estar hablando durante horas y te quedarías en la superficie. Desde mi punto de vista, son como pequeños guiones para películas, con sus personajes y sus situaciones. Historias que están desarrolladas por completo en la cabeza de Vinny y de las que él te cuenta sólo un fragmento. Pero a mí me encantan, porque todo ese rollo cinematográfico apoya la idea de ‘viaje’ alrededor del disco de la que te hablaba antes. Películas muy de serie B, por cierto. Sus temas son en general muy esotéricos y psicodélicos, es verdad. Le gusta hablar de naves espaciales y de viajes en el tiempo, pero también es capaz de escribir letras de amor, aunque sea desde una perspectiva particular. La de “Wor”, en la que compara a una pareja en estado de guerra con una guerra real entre dos naciones rivales, es de mis preferidas. De todos modos, tampoco

intentes darle mucha trascendencia, Vinny siempre aparece por casa con letras muy largas, demasiado largas y complicadas. Así que las recortamos y hacemos cut-ups con ellas, para que encajen mejor dentro de las canciones. ¿Y de dónde salen todos esos samples y sonidos étnicos que hay en canciones como “Skies over Cairo”? Somos coleccionistas de discos y nos encanta descubrir cosas nuevas, y eso incluye mucha música no occidental: cosas de África, de Hungría y Europa del Este, mucha library music y mucho rollo tropical. Que después parte de ese material acabe en alguno de los temas del disco, ya sea como un sample o como una inspiración, es algo inevitable. Soy muy fan de la exótica y del tropicalismo, de todos esos estilos musicales que surgieron en los años 60 y que estaban conectados con la idea de montarse en un avión y viajar por todo el mundo, de visitar lugares exóticos o incluso al espacio exterior. “Skies over Cairo”, sin ir más lejos, es un homenaje a la exótica. MacLean añade, además, que al haber grabado de manera casera, “muchos de los sonidos utilizados, sobre todo en los ritmos, están hechos con cosas que estaban a la mano y que dan una atmósfera extraña a las canciones”. Mecheros, tenedores, el borde la cama, papeles y botellas, “incluso unas cáscaras de coco, que utilizamos en ‘Love’s dart’, en ese arreglo que suena como a cabalgada de caballos”. Cualquier cosa valía con tal de “experimentar, pasarlo bien y probar cosas nuevas”. Eso sí, “para la mezcla final sí que nos fuimos a un estudio analógico. Detesto las producciones modernas, que suenan huecas e hinchadas y están llenas de compresiones. Prefiero cuidar los dinámicos, hacer mezclas en las que haya un velo de suciedad, ese rollo de Joe Meek, Phil Spector y los productores de los sesenta”. Un sonido que, precisamente por esa riqueza, les ha costado trabajo llevar al directo. “Al principio resultaba complicado que todo encajara, porque las canciones tienen muchas capas y arreglos y no es posible tocarlos todos. Pero nos lo tomamos como un trabajo en progreso continuo, en el que todo puede cambiar de un día al siguiente. Además, intentamos desviar la atención del público para que no se dé cuenta de que nos equivocamos y metemos la pata mucho”, se ríe. “Nos disfrazamos, jugamos con luces y proyecciones y damos mucha importancia al espectáculo”. Algo sospechosamente parecido a los shows que daban The Beta Band, apunto. “Es cierto”, vuelve a reírse, “en eso tengo que darte la razón”. El caso es que los conciertos tampoco les obsesionan demasiado. “Ahora comenzamos la gira, pero ya estamos trabajando en canciones nuevas. Quiero empezar a grabar el segundo disco a finales de este año y publicarlo durante el que viene. Y siento mucha curiosidad por saber qué sucederá, porque las condiciones son totalmente distintas. Es decir”, remata, “no vamos a cambiar la manera artesanal en la que hacemos nuestras canciones. Pero trabajar desde el primer momento con la idea de hacer un disco, y que ese disco tenga una idea global, algo parecido a un concepto, es algo que me atrae muchísimo”.


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en portada Django Django

James Yorkston

The Beta Band

SETAS EN EL PRADO

EDIMBURGO PSICODÉLICA Ya hemos hablado en las páginas anteriores de la conexión, a un nivel familiar y estético, entre The Beta Band y Django Django. Una conexión tan evidente que no resulta descabellado considerar a los segundos como los legítimos herederos de los primeros; los encargados de mantener viva esa semilla de psicodelia colorista y desprejuiciada que sus mayores sembraron a mediados de los noventa. Una semilla que ha dado lugar, en su Edimburgo natal y en la cercana ciudad de Fife, a una escena poco frecuentada, pero que ha producido un puñado de discos notables. Texto

Vidal Romero

E

n el centro, por supuesto, están los spin-offs que han protagonizado los distintos miembros de The Beta Band. El primero en abandonar la banda fue Gordon Anderson. Cantante y guitarrista en los primeros tiempos, co-autor de canciones tan grandes como “Dry the rain” (la que suena en “Alta fidelidad” cuando John Cusak apuesta que es capaz de “vender cinco copias del ‘The three EPs’ de The Beta Band”), tuvo que salirse del cuadro poco después de que el primero de esos EPs viera la luz, cuando su descontrolada afición a las setas y el LSD fundió los plomos de su cabeza. Desde entonces, Anderson ha vivido en un trajín de entradas y salidas de centros psiquiátricos, alternando periodos de lucidez, en los que es capaz de componer de manera febril (más de trescientas canciones en un sólo mes, según cuentan sus antiguos compañeros) con otros en los que su enfermedad apenas si le deja vegetar; una situación que le convierte en el particular Daniel Johnston de la familia. Los frutos de tan desatada y desordenada creatividad han salido a la luz gracias a los esfuerzos del Fence Collective, una particular asociación de músicos con base en Fife y ramificaciones en Edimburgo, a cuya cabeza está Kenny Anderson, hermano de Gordon y responsable de King Creosote. Fue el sello que posee el colectivo, el encargado de sacar a la luz las primeras grabaciones que (Gordon) Anderson había ido realizando, a salto de mata, bajo el alias de Lone Pigeon (un guiño a sus antiguos compañeros de The Beta Band, cuyo primer nombre fue The Pigeons). Discos como “Moses” (97) o “28 secret tracks” (00), tan irregulares como encantadores, en los que late una psicodelia otoñal, que estallaría en su mejor versión con el fantástico “Concubine rice” (02), un prodigio de pop luminoso y frágil, plagado de hallazgos melódicos y de visiones ácidas, que sigue brillando diez años después de su publicación. Un disco algo menos inspirado, “Schoozzzmmii” (04) y la inabarcable “Time capsule” (10), una caja con siete compactos repletos de música hasta los bordes, que exhuma los archivos y cintas de Anderson, y da la medida del personaje a la perfección, completan la discografía de Lone Pigeon hasta el momento. Pero no la de Anderson, que en 2006 volvió a juntarse con dos de sus compinches en The Beta Band, John MacLean y Robin Jones, para dar forma a un proyecto de psicodelia expansiva y multicolor, The Aliens. Su primer disco, “Astronomy for dogs” (07), era una auténtica explosión lisérgica; algo parecido a lo que sucedería si Brian Wilson se fuera de gira con Primal Scream como banda de apoyo. Una energía que se calmó con el segundo, el más reposado y oscuro “Luna” (08), que parece vibrar con una energía cercana a la del Syd Barret de la última época. Steve Mason, antiguo cantante de The Beta Band, también ha desarrollado una carrera propia, que ha ido mutando de piel y nombre, a la caza del éxito comercial

que siempre se le negó a la banda madre. Primero probó suerte como King Biscuit Time, que en su único disco, “Black gold” (06), cambiaba las capas de psicodelia por ritmos de hip hop, algo de dancehall y ciertos toques de pop mainstream en un cóctel fallido, que en sus mejores momentos sonaba como una mala imitación de Beck. Más interesante resultó su siguiente aventura, Black Affair, que vampirizaba el legado de Gary Numan, New Order y demás luminarias del pop sintético de los ochenta en un disco, “Pleasure pressure point” (08), con buenas canciones y el único pecado de haber aparecido demasiado pronto: si se hubiera publicado ahora, en pleno revival del synth-pop, todo el mundo estaría hablando de él. Su último intento, a pecho descubierto y publicado bajo su nombre de pila, es “Boys outside” (10), un disco que recupera los modos psicodélicos para bien, y que sólo tiene un único punto negro: la pátina de ‘madurez’ que su productor, un irreconocible Richard X, espolvorea sobre todas las canciones. Claro que si hay que hablar de psicodelia luminosa, entonces es necesario volver a poner el foco sobre Fence Collective, reunión de duendecillos capitaneados por Kenny Anderson y Johnny Lynch, donde las colaboraciones y los proyectos compartidos se cruzan como telas de araña. Anderson es posiblemente el más prolífico de todos esos duendecillos: como King Creosote ha grabado dos decenas de discos en los que se mezclan la baja fidelidad, el folk emocionado, la electrónica de saldo y los cuentos de hadas. De tan extensa producción, un servidor se queda con ese caleidoscopio que es “Kenny and Beth's musakal boat rides” (03) y con “Diamond mine” (11), esa pequeña maravilla que grabó junto a John Hopkins. Mucho más contenido, Lynch ha publicado media docena de discos como The Pictish Trail; títulos como el entrañable “Secret soundz vol.1” (08), en los que saca a pasear un folk colorista y delicado, tocado con tímidos arreglos electrónicos y mucho gusto por el absurdo. Otros habituales del colectivo son U.N.P.O.C., cuyo “Fifth column” (03) sigue siendo un inmejorable compañero para las mañanas luminosas de domingo; el extravagante Pip Dylan (hermano menor de los Anderson, con los que comparte esa extraña visión lisérgica), y el gran James Yorkston, autor de discos tan memorables como “The year of the leopard” (07) o “When the haar rolls in” (08), repletos de un estupendo folk de cámara, de instrumentación florida y vocación psicodélica, que son algo así como un cruce imposible entre Talk Talk y Julian Cope. Y puestos a buscar a unos nuevos The Beta Band dentro de las filas de tan particular familia, los que más papeletas tienen son Found, un cuarteto que con su segundo disco, “This mess we keep reshaping” (07), fabricó el disco más cercano a “Hot shots II” que se ha cocinado en Escocia. Al menos, hasta que ha llegado Django Django.



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report Lee Ranaldo

LOS CAMINOS DE LAS CANCIONES

LEE RANALDO Puede que muchos se echen las manos a la cabeza cuando vean a Lee Ranaldo sacando una nueva referencia lejos del círculo de influencia de Sonic Youth. ¿Experimentación? ¿Pajas mentales? ¿Espíritu arty incomprensible? Nada de eso. Puede que sea porque su grupo principal no tiene visos de dar señales de vida durante un tiempo, pero “Between the times and the tides” (Matador / ¡Pop Stock!, 12) es una colección de canciones que podría competir con cualquiera de las últimas referencias del combo neoyorquino.

Texto Foto

Jesús Sáez Stefano Giovannini

“S

i pensamos en el origen de todo esto, probablemente se deba a que durante un periodo de tres años, Sonic Youth no han estado muy activos, y decidimos de algún modo que fuese así, y de esta manera tuvimos mucho tiempo libre para que cada uno nos pudiésemos dedicar a nuestros propios proyectos. He hecho cosas muy diferentes durante ese tiempo, pero simplemente estas canciones surgieron, y me encanta trabajar en canciones, así como me encanta trabajar en performances y otras facetas diferentes”. Lee Ranaldo al teléfono. La manera de hablar del guitarrista de Sonic Youth es relajada, y razona las cosas como si entendiese que simplemente no hace falta explicar más que lo ocurrido, que lo importante son los hechos, sabedor de que detrás hay cosas mucho más difíciles de contar. Realmente el origen del disco es un concierto acústico que le hace encontrarse con un instrumento, la guitarra acústica, que se ajusta muy bien al formato canción, aunque finalmente el disco suena bastante más eléctrico. “Una de las cosas más interesantes para mí de este disco, y también una de las más reconfortantes, es que me dejé llevar hacia donde las canciones me querían llevar, me abandoné a la suerte que ellas marcasen. Fue algo que se construyó de una manera muy gradual, casi sin querer. Cuando llegó Steve (Shelley) y puso las baterías, todo comenzó a ser más eléctrico. Pero las canciones se sostenían perfectamente en su formato original, siento que podría hacer una gira yo solo con mi guitarra acústica e interpretar todas las canciones de este disco. Eso es algo que quería reflejar con el disco, las canciones pueden seguir caminos muy diferentes. Pero con este grupo formado principalmente por amigos, que se fue formando de forma muy casual, llegamos finalmente a este punto con las canciones, a este contexto más eléctrico”. Y menuda panda de amigos. Con alguien experimentado y con recorrido en esto de la música como Ranaldo, no debe haber sido difícil sacar grandes nombres de la agenda: “Todo comenzó con Steve, una elección realmente fácil. Ambos coinci-

dimos en la forma en que nos gusta desarrollar las canciones. Con Alan Licht, por otro lado, nunca había tocado en un contexto de canciones... De alguna manera buscaba gente con la que tuviera confianza, que sintiese que podían tener feeling conmigo y aportar algo a las canciones. Jim O'Rourke es alguien con quien me encanta trabajar. Ya habíamos hecho cosas juntos incluso antes de que se involucrase con Sonic Youth, así que fue algo realmente divertido. En el caso de Nels (Cline) y John (Medeski), ya he trabajado con ellos en múltiples ocasiones en diversos proyectos, pero ésta era la primera vez que lo íbamos a hacer en mi propia música. Son grandes amigos, y he usado sus servicios en algunos discos que he producido. Especialmente aquellos temas que hice para la banda sonora de ‘I’m not there’, en el que hacíamos aquellas versiones de Dylan, allí trabajé mucho con John, y me encantaba el sentido orgánico tan propio de los años sesenta que surgía de aquellas versiones cuando él tocaba. Bob Bert vive muy cerca de donde yo vivo...”. En “Between the times and the tides” podemos rastrear la firma de Ranaldo, el inconfundible sonido de su guitarra y su amor por las disonancias, pero el sonido es más limpio, las melodías prístinas, como demuestran hits incontestables como “Off the wall”, “Angles” o “Lost”. “Es muy diferente a estar en una banda. Sonic Youth era una banda en su concepto más absoluto. He hecho muchas producciones y observar el proceso de construcción de una canción es algo realmente increíble. Pero esto era algo diferente, eran mis canciones. Es como si fueras un compositor, y escribes una pieza para una sección de cuerda. De algún modo confías en todos esos músicos para que transmitan toda la musicalidad que necesita la composición. En mi caso ocurre lo mismo”. Un disco que reivindica el talento compositor de Ranaldo, algo más que un guitarrista, algo más que un escritor, algo más que un artista versátil. Un caminante que deja que las canciones hagan sus propios caminos.



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report The Wave Pictures / Soledad Vélez

THE WAVE PICTURES BRETON IT´S ONLY ROCK’N’ROLL

ELECTRÓNICA & COMPANY

Con una media de edad de 26 años, The Wave Pictures cuentan en la actualidad con una extensa discografía digna de cualquier grupo consagrado. Como sus amigos Hefner y Herman Düne son unos expertos en la creación de singles imperecederos. “Long black cars” (Moshi Moshi / Coop, 12) es el esperado regreso de una de las bandas británicas más adoradas por el público español. Su carismático líder, David Tattersall, responde a algunas preguntas en torno a su pasado, presente y brillante futuro. Texto

Matias Bosch

A

ctualmente sois una de las bandas británicas más queridas y respetadas en territorio español. Quizá mucho más que en vuestro propio país. ¿A qué crees que se debe? La verdad es que no sé por qué, quizá sea el espíritu que transmitimos con nuestros directos lo que gusta tanto al público español. La verdad lo desconozco, pero es así. España es el mejor lugar del mundo para tocar en directo. ¿Cuál es el escenario en el que os sentís más cómodos? Realmente no disfruto tocando en festivales. Me gusta tocar en superficies grandes como salas de conciertos, por supuesto alguna vez te lo pasas bien tocando en algún festival. Pero disfrutamos más tocando en bares con capacidad limitada. Me gustan los espacios en los que se puede intimar con el público, la medida de escenario que te permita cantar una canción sin micro, por ejemplo. La aventura junto a The Wave Pictures comenzó cuando todavía erais muy jóvenes... Realmente empezamos desde abajo. Las giras de verdad comenzaron cuando teníamos unos 21 años, más o menos. Viajábamos los tres en nuestra furgoneta con los instrumentos. Habían días en los que ganábamos algo de dinero y otros en los que nadie venía a nuestros conciertos. No creas que la cosa ha cambiado mucho desde entonces, hay lugares donde pasamos totalmente desapercibidos. No todos los sitios donde tocamos son como España (risas). Recuerdo que “If you leave it alone” tuvo una gran acogida internacional. ¿Crees que hay un disco que haya aportado un cambio sustancial en el conjunto de vuestra carrera? No creo que hubiera un disco que realmente hiciera que todo cambiase a nuestro alrededor. Seguimos en una estricta independencia, así que no hemos notado un cambio notable en nuestro estatus como banda de rock. Se os tiende a clasificar como una banda de rock lo-fi... Lo-fi es un término bastante extraño. No sé exactamente a qué se refiere. Nuestro disco lo grabamos íntegramente en directo en un estudio de Nueva York. Lo importante para nosotros es conseguir un buen sonido en directo, así que cuando escuchas nuestros discos puedes imaginar a los músicos tocando en una habitación. Es el detalle de algunos

discos grabados en los 50, 60 y principios de los 70; nos gusta mucho ese sonido y es lo que intentamos conseguir. Sin embargo, parece que la producción de “Long black cars” consigue alejaros un poco de esa etiqueta... Estamos muy satisfechos con el sonido. Es tan ‘lo-fi’ como los demás, pero tiene un sonido de rock en estado puro. Odiamos el sonido de los discos actuales en los que los instrumentos destacan unos sobre otros. Preferimos tener la sensación de estar escuchando a una banda tocando al mismo tiempo, aunque suene demasiado frágil, es así como nos gusta. Hace poco conseguí una guitarra Fender Telecaster muy barata y es precisamente la que he utilizado para la grabación del disco. Le da un tono más ‘rock’n’roll’ y menos ‘rock’. Debo reconocer que tus solos de guitarra en temas como “Give me a second chance” me recuerdan mucho a Tom Verlaine. ¡Oh, gracias! Me lo tomo como un gran cumplido. Por supuesto, Tom Verlaine es una gran influencia. Neil Young, también. Tus canciones reflejan situaciones e instantes muy concretos ¿Tus letras son verídicas? Normalmente son una mezcla entre realidad y fantasía. No quiero que suene pedante, pero intento retocar las letras hasta que consigo que me emocione cantarlas. Puedo escribir una letra basada en un hecho verídico, pero me gusta cambiarla y darle la forma que me apetezca. ¿Alguna vez te has visto en una encerrona por culpa de una letra? Siempre intento ser precavido con mis letras. Depende del contexto que le des, te puede poner en una situación muy comprometida (risas). Te imagino siempre pegado a un libro. ¿También te dejas influenciar por la literatura en tus letras? Toda obra creativa me inspira en el momento de componer una canción. Pueden ser filmes, cuadros o novelas. Intento no pensar mucho en política. ¤ The Wave Pictures tocarán en la gira Heineken Music Selector los próximos 12 (KGB, BCN), 13 (Mirror, Valencia), 14 (Karma, Pontevedra) y 16 de abril (El Sol, Madrid).


SOLEDAD VÉLEZ EL ANIMAL HERIDO

El autoeditado “Four reasons to sing” (10) y “Black light in the forest” (Sello Salvaje, 11) fueron las primeras huellas en el camino que la cantautora chilena, afincada en Valencia, inició en la búsqueda de sí misma, con un punto de partida conocido y ningún lugar concreto de llegada. En abril ve la luz el fantástico “Wild fishing” (Absolute Beginners 12), un espléndido ‘tête à tête’ de la artista frente a sus propios fantasmas. Folk y blues para templar el espíritu que no encuentra la quietud. Texto Foto

David Giménez Juan Limousine

¿C

uál es tu primer acercamiento a la música? ¿Qué primeros recuerdos tienes de ella? Es una imagen, la casa parecía más grande de lo que realmente era, por lo que supongo que no tendría más de 8 años. Es mi padre sentado en el living con su guitarra, cantando una canción de Elvis Presley, seguida por otras que había compuesto él mismo. Recuerdo la fuerza con la que salía su voz, no parecía el mismo padre estricto; era otro hombre, sensible, con ganas de llorar. Eso para mí era la música, mirarle. ¿Cuándo comienzas a cantar y componer? Creo que a los 13 o 14 años, tras aprender a tocar la guitarra observando a mi padre. Él nunca me quiso enseñar. Siempre decía: “Si realmente quieres aprender, aprenderás sola”. Y eso hice. Nunca le gustaron mis canciones, y decía que cantaba mal, por lo que me limitaba a hacer coros a mi hermana mayor, que canta mejor que yo. Montamos una banda juntas, pero cansada de tocar la guitarra y de no poder cantar mis canciones nos separamos como proyecto. Tomé clases de teatro para perder el miedo y superar mi timidez. ¡Una vez me desmayé y caí sobre una mesa! ¿Has recuperado posteriormente alguna de aquellas primeras canciones? Sólo una, “Wild fishing”, la canción que da nombre al LP. La empecé en Chile, hace casi cinco años. Se la enseñé a Pablo (Maronda), le gustó y me insistió en que la terminase. Durante el verano de 2011, no me sentía muy bien, tuve algunos problemas nerviosos y fue cuando la acabé. A nadie le gustaba, pero yo me volvía loca con ella, siempre que la cantaba agitaba la cabeza, me desataba. Después de componer esa canción se acabaron los problemas nerviosos. El timbre y tono de tu voz parecen venir desde muy adentro, de rincones muy profundos. Tiene matices que la acercan al blues y al soul negro más clásico. Me interesaron siempre cantantes como Billie Holiday, Muddy Waters, blues de principios del siglo XX. Pasé un largo tiempo dedicada exclusivamente al blues, esa música para las penas que te hace llorar por dentro para seguir luciendo fuerte por fuera. Todos tenemos un peso que cargar sobre nuestras espaldas. El mío me hace cantar como canto.

Un poco en esa misma línea. Tus letras me recuerdan en forma a viejos clásicos de los Apalaches (blues/folk/hillbilly). Incluso, diría más, “Don’t worry baby” podría ser el “Ain't no mountain high enough” del folk. ¿Cuál es el peso real de todos esos estilos en ti? Escucho mucho de todo, me gusta mucho la música. Para aprender más, hay que escuchar más, y de todo, mucho. Ahora mismo estoy trabajando en nuevas canciones, es imposible parar. Me alegra recordarte a otras cosas, estoy cargada de influencias que son muy dispares entre ellas, aunque el folk es mi apuesta. En tu imaginario artístico (letras y títulos, fotos y portada) está muy presente la naturaleza. ¿Por qué utilizas ese recurso? ¿Qué nexo de unión encuentras entre lo que deseas transmitir y ella? Crecí sin amigos y con bosques. Nos cambiábamos tanto de ciudad, por el trabajo de mi padre, que era preferible no tenerlos y prescindir de sufrir al despedirte. Mis hermanos eran mis mejores amigos. He vivido junto al bosque, a faldas de la cordillera, en el campo, en la playa, en la ciudad. Me siento más a gusto en la naturaleza, como muchos otros. La naturaleza es salvaje, libre y real. Algo real, eso intento transmitir. Tanto en “Wild fishing” como en “Sea man” se habla de aislamiento, soledad y tristeza. ¿De dónde extraes la materia azul (blue) que te empuja a componer tus canciones? Compuse “Wild fishing” en una temporada difícil, la ansiedad me comía. Todo lo que escribo lo he vivido. En “Sea man” sucede lo mismo. Si no fuera así, al menos para mí, al cantarlas sentiría que estoy mintiendo. Supongo que cuando nos encontramos en situaciones límite, ante la soledad, el pánico, el descontrol, cuando sentimos miedo habitualmente y a la vez coraje y osadía, nos damos de frente con lo que somos en realidad. Leí recientemente un libro de Enzensberger sobre Durruti, en el cual se leía: “el miedo y el valor vienen juntos, nunca sé dónde termina uno y empieza el otro”. ¤ Soledad Vélez tocará los próximos 20 (Cada América, Madrid) y 22 de abril (Ruzafa, Valencia).


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report OFWGKTA / Odd Future

OFWGKTA / ODD FUTURE MORDOR, CIUDAD DE VACACIONES

No hay pandilla de raperos en el negocio musical que pueda servir mejor como radiografía de la juventud actual: en la cresta de la ola gracias a un talento descomunal, la velocidad de propagación viral de los contenidos políticamente incorrectos a través del 2.0, una actitud desafiante, anárquica y violenta, y una visión global lúcida, humorística y con bastante más enjundia de lo que parece a primera vista, los chavales de Odd Future Wolf Gang Kill Them All no paran de mearse encima de las ideas preconcebidas. Y el olor les da gustito.


Texto

Pablo Vinuesa

WHERE IS MY (ODD) MIND?

Parir esta genealogía de OFWGKTA ha sido muy duro, porque sumergirse a pulmón en el puzzle que componen a base de proyectos en solitario y en grupo, mixtapes y discos oficiales, artworks alucinados y más alucinógenos vídeos, disparatados tuits y entrevistas irreverentes, es la dieta ideal para terminar en el diván, largando fiesta a un loquero. Panda de descerebrados con hiperactividad, déficit de atención y un largo etcétera de síntomas de desorden vital, mental y estomacal, al tiempo también suponen una patada al bajo vientre de una industria que se ve obligada a recular por culpa de unos niñatos que vienen pegando empujones con discos catárticos, caóticos directos de mucho stage diving y la potencia de un tsunami negro, y una paleta sonora y estética tan extrema y personal que deja, básicamente, turulato. WOLF GANG, GOLF WANG

Antes de la fama, la polémica y la envidia de los popes, estuvo el Gang. Se definen como una manada de lobos que patina en familia y supera con sus hobbies el angst juvenil y la ausencia de figuras paternas en su entorno, una California suburbial, ni mal ni bien, demasiado aburrida y alienante como para no perderse en un mar de vicios, gamberradas y mucha PlayStation. Es la generación del internet, que desprecia a los sellos y prefiere el trolleo en foros modernos, usa las redes como principal canal de comunicación y ve las mixtapes gratuitas como el mejor arma promocional, en una guerra D.I.Y. total contra el establishment de la escena. Y que no están solos lo demuestran otras jóvenes estrellas como Drake, The Weeknd, A$AP Rocky, Big K.R.I.T. o Kendrick Lamar. TYLER, THE CREATOR

Por mucho que se hable de clan, Odd Future tiene como líder visible e ideólogo a Tyler Okonma. Omnipresente, verborreico, director de muchos de sus vídeos, productor de la mitad de los beats, diseñador de las portadas y de la ropa que lucen, conocido también como Wolf Haley, Ace o Young Nigga, en definitiva Tyler, The Creator es el jefazo de todo este asunto. Comenzó a producir con Fruity Loops a los 12 años y uno más tarde tuvo una revelación mística al ver a Pharrell tocando el piano con Neptunes. En una entrevista para RESPECT. reconoce ser autodidacta con las teclas, además de haber mejorado el nivel de sus beats al recibir el software Reason como regalo de un novio de su madre. Curiosamente, la génesis del Gang no es musical: según cuenta, concibió Odd Future como una revista de skate que iba a publicar junto a Left Brain y Hodgy, quienes más tarde formarán MellowHype. La mutación hasta el colectivo que es hoy día no queda clara, pero sí hay pruebas fehacientes de que todos los adscritos necesitaron su voto de confianza. Con 21 añitos y a pesar de su apariencia de psicópata, Tyler es todo un nigga del renacimiento. La ausencia del padre en la foto familiar no hace sino resaltarlo en su discurso; de ahí referencias obvias como el título de su debut, "Bastard" (09), o esa frase clave en la pedrada sónica que supuso "Yonkers" como segundo single de "Goblin" (XL, 11): "I just wanna know if my father would ever like me / but I don't give a fuck, so he's probably just like me / a motherfuckin' goblin". La canción, es más, comienza con una definición más que acertada tanto para Tyler como para el resto de secuaces: "I'm a fucking walking paradox; no I'm not". Su vídeo, en estremecedor B&N, fue una de las primeras llamadas de atención serias de OFWGKTA al mundo, con un Tyler que se come una cucaracha de tamaño familiar, vomita sangre, ennegrece sus ojos cual Yo-Landi Vi$$er en la portada del Go de marzo y termina ahorcándose. Chimpún. Astracanadas aparte, hablamos de un artista de hip hop straight-edge que, tras reconocer a Interview Magazine la influencia de N.E.R.D., Gucci Mane, Eminem o Dr. Dre en su música, también admite ser fan de Toro y Moi y asegura sentirse sobre las tablas "tan punk-rock como Ian Curtis o Sid Vicious". En esa misma entrevista

declaraba su total indiferencia hacia el bling-bling: "No compro joyas. El dinero que gano me lo gasto en cereales, comida y camisetas con unicornios y gatitos". Genio y figura, su Twitter (@fucktyler) es pura ambrosía. ¿QUIÉN ES QUIÉN?

La voz gutural de Tyler, sus beats forjados en Mordor y esos sintes como de BSO de Polanski han hecho que la adictiva monstruosidad de "Goblin" alcanzara el puesto 32 en nuestra lista de lo mejor de 2011, pero en Odd Future hay mucho más... En el 31 quedó Frank Ocean, un tipo que por edad y carácter no parece tener mucho en común, pero que ha terminado totalmente involucrado. Para Tyler es "como un hermano mayor al que le enseñas cosas divertidas como insultar a la gente y tirar huevos", mientras que él les descubre "movidas de negro rico como conducir un BMW, ir a restaurantes caros y ganar un millón antes de los 23". Su disco "nostalgia, ULTRA", pura orfebrería R&B con temas tan redondos como "Novocane", iba a salir con Def Jam, pero algo no terminó de cuajar entre discusiones con el sello y autorizaciones denegadas para los samples, quedando como mixtape exitosa junto a los skaters locos. Epic win, y'all! Earl Sweatshirt es la otra joya de la corona. Insultantemente joven, del 94, su mixtape "Earl" (10) es ya un clásico. Sobre los beats de Tyler, aturde con la profundidad de su voz y la reptiliana manera de jugar con las sílabas. Mucho se especuló sobre su desaparición durante el boom de OFWGKTA y la subsiguiente campaña mediática al grito de 'Free Earl', hasta que sabuesos de Complex, The New Yorker y LA Weekly desvelaron los detalles: el chico se llama Thebe, es hijo del poeta sudafricano Keorapetse Kgositsile (que inspiró a The Last Poets) y ha pasado una temporada en un correccional militar de Samoa porque, según sus propias palabras, "estaba bastante jodido". Respiren aliviados: ya ha vuelto al redil, como se comprobó en una reciente entrevista en la radio Hot 97 donde Tyler lo veía, olé ahí, "superior al Nas de 'Illmatic'". Muy buena es también la segunda mixtape de MellowHype, "BlackenedWhite", parida en 2010 y reeditada por Fat Possum un año más tarde. El dúo formado por Hodgy Beats (MC) y Left Brain (ritmos) asume su amor por la West Coast más gamberra y a veces lo lleva al límite con el horrorcore, como en "64", ese pepino con vídeo de hacerse caquita. Lo del "Purple naked ladies" (Odd Future Records, 11) de The Internet, es decir Syd tha Kyd y Matt Martians, es interesante por su visión futurista y alucinada del R&B, pero la propia Syd también se erige como figura clave: ser la única mujer, abiertamente lesbiana y crítica con estrellas en el armario como Queen Latifah, Missy Elliott o Alicia Keys, ejercer como DJ habitual de la crew y técnico en The Trap, estudio anexo a la casa de sus padres y lugar de reunión del Gang, parece demostrar que la homofobia y la misoginia de estos es más bien pose. A los ya citados habría que añadir también a los MCs Domo Genesis (su "Rolling papers" de 2010 es entretenido) y Mike G, otros proyectos como EarlWolf (Tyler y Earl) y The Jet Age of Tomorrow (Matt Martians y Hal Williams), y miembros ‘no musicales’ del clan como Jasper Dolphin, Taco (hermano de Syd) y L-Boy. (NOT SO) ODD FUTURE

El futuro de OFWGKTA no parece muy friqui, la verdad. Han alcanzado la fama sin hacer concesiones y, con la ayuda de Christian Clancy y Dave Airaudi, mánagers de Interscope, firmaron con RED (Sony) un acuerdo de distribución para un sello propio, Odd Future Records, que les deja carta blanca en términos artísticos. En Adult Swim, fascinados por su vídeos cafres, les han comprado un programa de sketches, "Loiter squad", cuyos primeros teasers prometen grandes risas. Y con discos muy esperados para 2012 por parte de Tyler ("Wolf") y MellowHype ("Numbers"), su futuro luce más brillante que esos oros que parecen despreciar.

OFWGKTA “The Of Tape Vol. 2” ODD FUTURE RECORDS/RED-UNIVERSAL

OFWGKTA ha disparado ya cuatro balazos. El primero, "The Odd Future tape" (08), fue su debut en mixtape como colectivo, muy superado a estas alturas aunque guarde alguna gema como la oscurísima "Slow it down". En 2010, "Radical" basó su atractivo en los beats 'robados' a gente como Rick Ross, Mos Def, James Pants y hasta Liars (WTF?), en un interesante ejercicio de homenaje/chufla con resultado apoteósico. El año pasado, "12 Odd Future songs" sirvió como recopilación para iTunes de temas ya publicados anteriormente y el último, "The OF tape vol. 2", editado también como disco 'físico', ha venido precedido por una gran campaña de márketing y dos vídeos disparatados, "Rella" y "NY (Ned Flander)", donde Tyler, Hodgy y Domo Genesis lo dan TODO. Como siempre que se

juntan estos tres (o al menos los dos primeros), los resultados son intachables; ocurre en la subyugante "P" y con los laidbacks siniestroides de "Bitches", "Hcapd", "Lean" o "Sam is dead". También tenemos cuota nu-soul con The Internet en "Ya know" y de terrorcore con MellowHype en "50", a Mike G haciendo de Murs en "Forest green", un adelanto del "Wolf" de Tyler en "Analog 2" y a Frank Ocean aportando terciopelo a "Snow white" y "White", para terminar con la explícita (y paródica, intuimos) "We got bitches". Punto y aparte merece "Oldie", extenso final donde toda la crew, Earl incluido, pasa por el micro. Durante una sesión fotográfica con Terry Richardson se grabó un vídeo improvisado de este tema que se ha convertido en uno de los youtubes más cool del momento.


032/033

report Breton / Addison Groove

BRETON ELECTRÓNICA & COMPANY

Pese a tener nombre de bocadillo del Pans&Company, la música de este grupo tiene poco de alimenticia y mucho de vocacional. Tras acabar sus estudios en la escuela de Arte, Roman Rappak y sus colegas se dieron cuenta de que proyectar films costaba mucha pasta y horas de burocracia y de que era más fácil subirse a un escenario con unos sintes, un laptop y una guitarra y colgar detrás una sábana blanca para mostrar sus proyecciones al mundo. Con lo que no contaban es con que los fichara FatCat y los sentara en un avión rumbo a Islandia para grabar en el estudio de Sigur Rós su debut en largo “Other people’s problems” (FatCat / ¡Pop Stock!, 12).

Texto

Virginia Arroyo

R

oman Rappak encabeza este colectivo multimedia que se metió en la música para poder proyectar sus audiovisuales. “Nadie quería proyectar nuestros cortos y era super complicado hacer todo el papeleo, así que decidimos crear una banda sonora para ellos y fingir que éramos una banda para poder buscar bolos y proyectar las películas. Lo que pasó es que tuvimos mucho más impacto del que esperábamos: nos empezaron a reseñar en fanzines y blogs, cada vez venía más gente a vernos… La cosa escapó un poco de nuestro control. Fue entonces cuando empezamos a montar conciertos como tal y a involucrar a más gente en el proyecto”. En sus dos primeros años de vida grabaron con pequeños sellos y se autoeditaron un total de tres EPs. El eco que recibían en el sur de Londres era considerable, aunque más allá eran poco más que unos completos desconocidos. Pero ellos siguieron haciendo música hasta que llego la gran noticia: FatCat estaba interesado en sus temas. “Fue difícil encontrar un sello que nos quisiera y que concordara con nuestra manera de ver las cosas. Lo de sacar un disco físico nos parecía como muy anticuado, un paso atrás. A nosotros ya nos iba bien seguir con nuestro Bandcamp y nuestros directos pero, claro, eso a las majors no les encajaba. En general a ningún sello de ningún tipo le gusta no tener el control total de lo que publica, pero cuando hablamos con FatCat fue diferente. Les parecía bien nuestro planteamiento y lo único que hacían era darnos buenas ideas”. Así nació bajo la pata del gato gordo el EP “Blanket rule” a finales de febrero y ve la luz ahora el primer largo del combo, “Other people’s problems”. Un disco donde la electrónica y las guitarras se acoplan a la perfección en una suerte de banda sonora de las peripecias de estos chicos: “Algunos dicen que suena agresivo, otros que tiene elementos naïf. Yo, si tuviera que decir algo, diría que expresa muchas etapas de nuestra vida como colectivo audiovisual. Es como mirar un álbum de fotos”. De hecho, siguiendo esta idea, estos ingleses rodaron algunos cortos durante sus sesiones de grabación del álbum y el resultado era verdaderamente intrigante. Una sala de espera, el

ala de un avión, gotas de agua salpicando una ventana; una estantería llena de libros, multicámara, el detalle de la rueda de una silla, cables y más cables, LEDs; habitaciones insonorizadas, luz ténue, un prado, madera, un lago. “Queríamos revelar nuestra personalidad poco a poco. No es cuestión de ser super misterioso, básicamente porque desde que existe Google, no se puede: puedes saber hasta que el desayuno favorito del cantante de The Maccabees es el sandwich de jamón y bacon. Queríamos expresar lo que sentíamos en esos momentos. Y lo hicimos con imágenes capturadas allí y música del álbum que estábamos grabando pero ralentizada un 800%. De esa manera la gente ya ha ido conociendo las melodías y la estructura de las canciones”. Como él mismo dice, “claramente es mejor idea que las fotos de ‘hola, estamos en el estudio y esta es mi batería’”. Los cortos, realmente inquietantes, reflejaban a la perfección lo que uno debe de sentir cuando está en Islandia grabando en el estudio de Sigur Rós, Sundlaugin. “Es un lugar realmente fascinante, nunca he visto nada igual. Nosotros nos esforzábamos por captar todo lo que nos rodeaba. Es un lugar muy atmosférico, había luz solar las 24 horas del día… Es muy diferente a nuestro hábitat. Un sitio así te cambia a ti y cambia tu enfoque en las canciones, las hace más universales, y eso es fantástico”. Y pese a esa palpable tendencia a lo etéreo y a lo universal, cuando hay que buscar referencias concretas en “Other people’s problems”, las cuatro primeras que le vienen a uno a la cabeza son británicas: los escoceses Franz Ferdinand, por sus cambios de ritmo; el cuarteto de Oxford Foals, por los fraseos a la par agresivos e indolentes; Metronomy desde Devon, por su manera de conjugar la electrónica con el pop; y el trío de Surrey Hard-Fi, por la grandilocuencia en sus arreglos. Si les preguntas a ellos, no obstante, te señalan hacia tierras americanas y hacia productores como DJ Premier de Gang Starr o el legendario Quincy Jones. Y todo esto es sólo la banda sonora. Lo demás tendrán que verlo con sus propios ojos. Y Roman me promete que podremos hacerlo muy pronto por estos lares.


808 STATE

ADDISON GROOVE No es fruto de la casualidad que el LP debut del otro alias de Antony Williams se titule “Transistor rhythm” (50 Weapons, 12), donde las iniciales TR sirven de sentido homenaje a su inseparable caja de ritmos Roland TR 808. Un estreno sensacional cargado de composiciones polirrítmicas y pasadas de rosca que desbordarán las pistas de baile. Todo ello con denominación de origen 808.

Texto

Beto Vidal

T

odos los fans del dubstep embrionario escrito con mayúsculas recordamos con un par de kleenex arrugados en la mano al bueno de Headhunter. O lo que es lo mismo, el alias de Antony Williams que utilizaba como excusa para fabricar líneas de bajo portadoras del cromosoma de la obesidad mórbida. Tras colocar la miel en los labios con “Nomad” (Tempa, 08), Williams decidió emigrar a otro alias que dio la sorpresa hace ya un par de temporadas: su nombre, Addisson Groove; su hit, “Footcrab” (Swamp 81). Es así como empezó el idilio de los fans de la bass music con el productor británico. “La verdad es que todo surgió de manera muy natural. Durante todo 2010 estuve haciendo música bajo Adisson Groove y necesitaba un lugar para liberar todas esas pistas. Ya tenía algunos singles editados el año pasado en Swamp 81, Tectonic y 3024, pero me di cuenta de que si realmente quería causar un gran impacto con mi música debía poner tales ideas en un LP. Fue alrededor de julio del año pasado cuando me reuní con Modeselektor para ir gestando el acuerdo de dar el salto bajo la plataforma 50 Weapons, un gran sello de música de baile. Para el mes de agosto ya teníamos claro que mi debut aparecería a principios de 2012”, descubre Williams. “Transistor rhythm” es un nuevo triunfo para el sub-sello estrella de la pareja de monos al mismo tiempo que amplía los recursos que venía mostrando Addison Groove hasta el momento. Su puesta en largo descubre más laberintos rítmicos y arropa todavía más las melodías bajo el manto de amenazadores graves. Una manera de producir “que en realidad no esconde secretos. Por lo general, uso la 808 para la batería. Luego meto otra capa en la parte superior, sampleada, con diferentes sonidos de batería a la vez que añado samplers que encuentro por ahí. Lo que trato de hacer es no escuchar demasiado las tendencias actuales de la música e ir un poco a mi aire. Escucho una gran variedad de música de todo el mundo y de cualquier época. Por tanto, de una manera u otra todo ello acaba encajando en mis ideas. La 808 es la columna vertebral del engranaje”. Un amor por la sagrada caja de ritmos creada

por Roland en 1980 que otorga a “Transistor rhythm” un sonido marciano y nostálgico que sirve también de homenaje. Williams relata cómo exprime y magrea el bienaventurado trasto. “Empecé, por supuesto, con el muestreo de la 808 y procesando con Logic. Pero un buen día conseguí la 808 real y fue cuando empecé a samplearla por mi cuenta. El hecho de tener la caja de ritmos en mis manos me ayudó a empezar a pensar de forma diferente para poder así exprimirla de otro modo, ayudándome a simplificar la manera de hacer mi música. Obviamente, la gran ventaja de tener una 808 en tus manos es conseguir una calidad de sonido excelente, aunque también resulta una gran diversión configurarla en mi estudio y conseguir que ‘hable’ con el resto de cacharros. ¡Me lo paso en grande!”. No es ningún secreto que otros productores de su generación también beben de la fuente de la 808 (Pearson Sound o Joy Orbison, sin ir más lejos) y que por tanto el sonido está en primera línea dentro del cajón ‘desastre’ post-dubstep. Williams opina que “la bass music no para de evolucionar. De hecho los sonidos 808 son ya parte del pasado, de hace un año aproximadamente. De todos modos si miramos a través de la historia veremos que la 808 o 909 siempre han sido utilizadas. Pero la última ola de sonido 808 quizás haya sido empujada gracias a la escena Juke. Creo que ha inspirado a muchos productores de todo el mundo”. Dejando a un lado el canonizado cacharro, intentamos centrarnos en la hipotética doble vida que lleva Antony Williams, ya que nos surge la duda de si Headhunter sigue con vida. “Estacionado es una gran manera de explicarlo. No tengo planes importantes para un regreso del alias, pero estoy seguro de que no es un proyecto cancelado”. De hecho, existen algunos sonidos residuales de Headhunter a lo largo y ancho del debut de Addison que nos obligan a esbozar una leve sonrisa. “Hay una canción en el álbum que se llama ‘Starluck’ y que en realidad es 50% Headhunter y 50% Addison. No es algo premeditado, creo que todavía tengo el sonido Headhunter dentro de mi cabeza y sale de vez en cuando a pasear”.


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report McEnroe / Pegasvs

McENROE BORDEANDO UNA NUEVA LUZ

“Tú nunca morirás” (09) fue el destello, casi cegador en su éxtasis, que hizo poner la atención de prensa y público en la trayectoria, tan notable como sigilosa, de McEnroe. De aquellas tormentas y naufragios se han servido los vizcaínos para recoger tesoros llegados a la costa, arrastrados por nuevas y favorables corrientes. El fulgor se eleva sobre el denso gris sin restar un ápice de esa intensidad que conforma el ADN del grupo. Hablamos de todo ello con Ricardo Lezón, voz, guitarra y letrista.

Texto

David Giménez

“L

as orillas” (Subterfuge, 12) mantiene un equilibrio, un ritmo constante, intenso y pausado. Vuestro anterior disco era una montaña rusa, una sierra, ¿qué explicación tienes? “Las orillas” es la fotografía de un momento muy distinto al del disco anterior. Todo lo que le ha rodeado —composición, ensayos y grabación— ha estado envuelto de mucha calma y fluidez. Supongo que todo esto ha quedado reflejado en el resultado final. Es un disco muy de banda, de poder juntarnos todos al fin, tocar y aislarnos de todo. Hemos participado todos de todo y eso se nota mucho. Las letras se han dirigido también hacia otros territorios y sensaciones. ¿El mismo dolor pero diferente? Quizá sea la consecuencia de aquel dolor. “Tú nunca morirás” era el clavo hundido y “Las orillas” es la cicatriz y, la cicatriz, aunque quede para siempre, sólo es visible de vez en cuando. En nuestro nuevo trabajo hay mucho de mirar atrás con cierta alegría de haber vivido algunos momentos y de la luz que se desprende al recordarlos. La ambientación de las canciones y el tono de tu voz obligan al oyente a detenerse y prestar máxima atención. Por momentos parece que quieren ser escuchados de cerca. Las canciones han salido así, no hay nada predeterminado. Son melodías más abiertas, quizás más luminosas y claras. Damos mucha importancia a que se entienda lo que decimos y tal vez se sume el hecho de que he perdido casi todo el miedo a cantar. Tengo una sensación similar a la de haber abierto una habitación en la que costaba respirar, a la de hablar sin miedo a escucharme. Pregunta obligada. En seguida tuvisteis claro que Abel no produciría este álbum, incluso antes de existir. La aportación de Abel en “Tú nunca morirás” fue clave para nosotros. Él es un músico excepcional y alguien que tiene una visión muy amplia, arriesgada y emocionante de la música y sus posibilidades. Nos ayudó a vernos de otra manera, a sentirnos capaces de hacer más cosas y a perder el miedo. Hicimos el disco que soñábamos hacer y estamos muy orgullosos de haber trabajado a su lado y de ser amigos suyos. Nos volveremos a encontrar seguro.

Y ya sin él, ¿qué nuevas facetas, sonidos, arreglos ha desarrollado McEnroe en su nuevo trabajo? Ha sido como haber realizado un máster y, una vez acabado, ponerlo en práctica con todo lo que te han enseñado. Queríamos estar juntos, aplicando este aprendizaje en las nuevas canciones, intentando crecer. La aportación de Olivier nos ha enriquecido mucho. “Las orillas” se acerca bastante a como sonamos McEnroe cuando ensayamos en nuestro caserío. Esa naturalidad y fidelidad en nuestro sonido es lo que buscábamos mostrar. Pavese escribió que “no hay lugar más inhabitable que aquel donde se ha sido feliz”. He recordado esa frase escuchando vuestro disco. Yo creo que hay lugares más inhabitables. Por ejemplo, el lugar en el que no has sido tú mismo. Los recuerdos que quedan de las vivencias importantes, sean buenas o malas, se van comprimiendo hasta quedarse en una frase o en una sola sensación y esa impresión es la que te llevas, olvidando muchas cosas y, seguramente, aportando otras que no fueron así en realidad. De esa percepción es de lo que van muchas de las canciones de “Las orillas”. El título del disco hace referencia en cierta manera a los lugares donde hemos sido felices, los recuerdos buenos, inventados o no. No hay mejor orilla que esa, así que creo que discutiría con Cesare. En vuestras nuevas canciones hay muchas referencias a Bizkaia. ¿De qué manera crees que influye en el espíritu de las canciones? Supongo que influye totalmente. Ensayamos en un caserío en mitad del campo, a dos minutos de la playa y a cinco de los atascos. Casi siempre hay nubes, negras o blancas. Aquí puedes vivir como en un pueblo grande o como en una ciudad pequeña. Hay casas increíbles de épocas pasadas. Algunas de ellas se están cayendo. Hay barcos enormes en los astilleros y a su lado chalupas de pescadores. Las mareas de septiembre llegan hasta las aceras. En mayo la luz es diferente. Mundaka es el sitio perfecto para pasar un día gigante. ¤ McEnroe tocarán los días 13 de abril (Cámara L'Auditori, Castellón), 26 de abril (Joy Eslava, Madrid) y 5 de mayo (La [2], BCN).


PEGASVS CABALLEROS DEL KRAUT

Según la mitología griega, Pegaso, el caballo alado, nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. En la mitología del jazz-fusión catalán, Pegasus es el grupo fundado en 1982 por Kitflus, Max Suñé, Rafael Escoté y Santi Arisa. En la mitología del indie barcelonés, Pegasvs (con uve) es la banda formada por Sergio Pérez García de Thelematicos y Luciana Della Villa de Sybil Vane y Anticonceptivas. Texto

L

Half Nelson

a mitología griega es un ejemplo de endogamia y de amores, luchas y traiciones intestinas. La mitología del underground barcelonés es igual, salvo que todos (músicos, críticos, disqueros, promotores, mánagers…) son amigos entre sí y a veces (demasiadas veces) cuesta distinguir entre la recomendación honesta y el simple compadreo. Esta pataleta no va por Pegasvs, quienes ejercen su oficio con prestancia, pero con lógico distanciamiento de unas generaciones anteriores de las que no tienen por qué saber nada. Como certifica Luciana: “No sabíamos que ya existían otros Pegasus en Barcelona, por lo que no usamos la uve por eso”. “Y no sólo en Barcelona”, apunta Sergio, “al parecer hay más grupos llamados Pegasus, pero la verdad es que sí que es casualidad que ya existiera otra banda con el mismo nombre en la misma ciudad...”. “El nombre de Pegasvs tiene unas connotaciones que nos atraen mucho…”, interrumpe Della Villa. “El tema romano, antiguo; el tema de las constelaciones; la imagen de un caballo volador como símbolo de libertad… son cosas que pueden dar pistas sobre cómo es la banda”. Luciana Della Villa y Sergio Pérez García forman Pegasvs y acostumbran a completarse mutuamente las respuestas. Acaban de publicar su LP de debut “Pegasvs” (Canadá, 12), un notable ejercicio de krautpop construido únicamente con instrumentos analógicos. Responden a mis preguntas en un encuentro en el ruidoso bar La Masia en pleno Raval barcelonés y tienen muy claro que quieren deshacer el equívoco de que su sonido es consecuencia lógica e inevitable de los instrumentos que usan. “Ya teníamos los instrumentos y con ellos buscamos el sonido que queríamos, ya que con esos mismos instrumentos podríamos sonar totalmente diferentes”, nos explica Sergio. Sin embargo, están de acuerdo en considerarse una banda de motorik pop, ya que esa característica combinación de caja de ritmos y bajo sintético que se obtiene con determinados sintetizadores analógicos está en la génesis y en la esencia de su estilo. Sergio nos da la razón: “A nivel técnico, sí que es cierto que hacemos música electrónica, pero el ruido que podríamos hacer durante horas lo comprimimos en una estructura pop”. Pero ese carácter pop queda circunscrito a la duración moderada de las canciones y al uso predominante de las melodías, ya que las letras no suelen ser demasiado narrativas (quizás su punto más flojo sean las letras menos expresionistas como las de “Brillar” o “Atlántico”). “Para nosotros”, aclara Luciana, “la música es mucho más importante que las letras. Los textos surgen a partir de las

ideas que nos sugiere la música”. La gran paradoja de Pegasvs es que pese a tratarse de un grupo eminentemente pop, terminamos hablando de sonido y de cacharrería como si fueran un grupo electrónico y ésta fuera una revista técnica. “Hemos partido de jams, de improvisaciones en las que vamos buscando el sonido que queremos”, comenta Sergio. “Lo grabamos todo y después vamos estructurando las diferentes partes hasta completar la canción. Entonces lo que hacemos es reproducir lo que ya habíamos grabado, pero con la nueva estructura. Muy pocas veces los sonidos del primer ensayo llegan a la canción final. A veces, hay cosas a las que les coges cariño y las conservas como grabaciones de campo que dan textura y carácter. Además, hay muchos sonidos aleatorios que son muy difíciles de volver a reproducir…”. “Como en ‘Atlántico’, al final, cuando entra el (Korg) MS-20…”, puntualiza Luciana. “Hay unos sonidos que parecen unos derrapes, lo preparamos todo para volver a reproducirlos, pero no conseguíamos el sonido que teníamos en mente, así que dejamos en el disco el sonido original”, apostilla Sergio. El resultado, el disco “Pegasvs”, deja una sensación de sana ambición, de largo trabajo de búsqueda y de poda que Luciana confirma con una sonrisa de satisfacción. “El disco está muy pensado, tenía que ser muy homogéneo para poder escucharlo de principio a fin… aunque eso es algo que nadie hace ya”. Pero ese trabajo ahora les permite tener suficiente confianza para poder responder, en un tiempo récord, al desafío de musicar en directo un pase del clásico mudo “El gabinete del Doctor Caligari” (Robert Wiener, 1920) y un futuro lleno de proyectos. “Hemos rescatado alguna cosa para el proyecto de Caligari”, aclara Sergio. “No se trata de reutilizar los temas que ya tenemos, ya que ni siquiera llevamos micrófonos. Es como una improvisación preparada, con unos leit motivs definidos para cada uno de los personajes. Nos lo hemos pasado muy bien preparándolo. Además hay cosas que no han cabido en el disco, no porque fueran malas, sino porque no casaban con lo que queríamos que fuera el debut, pero no borramos nada, si no explota el disco duro todo se queda ahí… (risas)”. ¤ Pegasvs tocarán en el Primavera Sound (Parc del Fòrum, BCN, 30-31 de mayo, 1-3 de junio) y en el festival Sónar (CCCB, MACBA y Montjuïc 2, BCN, 14-16 de junio).


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report Linda Mirada / El_Txef_A

UN VERANO MEJOR

LINDA MIRADA No sé ustedes, pero yo ya empiezo a oler a verano. Y después de escuchar “Con el tiempo y el progreso”, me da la impresión de que Ana Naranjo, nombre con el que paga sus impuestos Linda Mirada, también tiene la cabeza puesta ya en el sol, el mar y la playa. Títulos como “La costa” o “La playa” son una buena pista, pero es que es darle al play y la evocación es instantánea: dulces mañanas de agosto sin despertador con la cabeza resacosa, el corazón inflamado y un Frigo Pie en la mano a medio derretir.

Texto Foto

Virginia Arroyo Beatriz Naranjo

“E

s un disco sobre la nostalgia del verano”, me cuenta Ana Naranjo. “‘La costa’, por ejemplo, habla de los recuerdos que tengo de mis veranos en el Puerto de Santa María”. Esos fantásticos veranos de los 80 donde en las fiestas “se movía el esqueleto” al ritmo de ese synth-pop que tan de moda se ha vuelto a poner en los últimos años. Ana confiesa que siempre le ha gustado “casi toda la música que se hizo en esa época. No he parado de escuchar y descubrir grupos desde que era muy joven, desde Hall and Oates a China Crisis o las producciones de Nile Rodgers”. No obstante, Linda Mirada va más allá de los 80 y penetra en sonoridades “de la década anterior, como David Bowie o The 10cc”. No se queda ahí la cosa. Cuando hablamos de referencias, Ana cita a Jan Hammer, Godley and Cream, las bandas sonoras de las películas de Brian de Palma, Bananarama o New Musik (“recuerdo obsesionarme muchísimo con sus discos y el sonido de sus baterías, de hecho sampleé una para ‘Adicta a nivel internacional’”); y no se sonroja al apuntar a figuras de la canción melódica española como Julio Iglesias, las producciones de Fernando Arbex, “e incluso algunos grupos infantiles tipo Parchís, o un tal Carlos Vila, que creo que las 400 vistas que tiene en YouTube deben de ser nuestras”. OTRAS MIRADAS

Ana habla en plural porque detrás de Linda Mirada se esconden otras personas sin cuya inestimable colaboración “Con el tiempo y el progreso” (La Cooperativa, 12) sonaría muy diferente de cómo lo hace. Y es que Ana ha trabajado codo con codo con su hermana María. “Ella aporta mucho a nivel de baterías y, además, tocará conmigo en los directos”. Aunque reconoce que “a veces es más estresante trabajar con alguien cercano por la propia confianza que existe”, María es quien pone orden, método y salida a las crisis, mientras Ana se define como “un auténtico desastre”. Pero no sólo ha contado con María. En guitarras como las de “La costa” se nota la mano de Bart Davenport: “Bart se mimetiza muy bien con el tipo de sonido que quiero conseguir. Yo soy muy cabezota, pero él es muy paciente

y sabe darle los giros necesarios a las canciones para que suenen como tienen que sonar”; pero también la producción de Monte Valley, con quien Ana reconoce haber tenido algún problema de comunicación, fácilmente solventado por medio de ejemplos musicales: “A veces el idioma puede ser un obstáculo, pero yo le ponía canciones con las que podía describir el tipo de efecto que quería conseguir y lo pillaba al instante”. Además, Ana ha contado con la colaboración de Davida de Part Time (“un genio”) y de Sam Flax, aka Higher Color, que “metió unas guitarras en ‘Dinamo’ o ‘Las cosas nunca salen como las planeas’ que son de lo que más me gusta del disco”. DISCOTEQUERA

Pese a que la producción anterior de Linda Mirada siempre había tenido cierto espíritu pistero, nunca se había postulado como música de baile, y aunque con su nuevo disco Ana tampoco pretende arrasar en las pistas de baile, sí que es cierto que ha subido las revoluciones hasta convertirlo en su trabajo más uptempo hasta la fecha. “En ‘China es otra cultura’ (09) casi ningún tema alcanzaba los 120 BPMs, mientras que en éste, unos cuantos los superan. De todas formas siempre me muevo en unos 110-112, no me preguntes por qué. Los bocetos salen así, sin intención alguna; pocas veces empiezo pensando qué tipo concreto de canción quiero hacer”. Esta nueva vocación casi discotequera es indiscutible en el tema “Secundario” y sobre todo en el vídeo no oficial que Ana y María han realizado para él con fragmentos del film “Roller boogie”. Tanto éxito ha tenido el vídeoclip que se empiezan a plantear hacer un vídeo oficial, pese a su reticencia inicial “por cuestión de presupuesto y porque más allá de Internet no sabía si tenía mucho sentido. Es una pena que hayamos crecido viendo vídeos y que ciertas cadenas (ejem) se hayan convertido en lo que son ahora. Supongo que la juventud está interesada en otras cosas”. Y digo yo que una juventud que no esté interesada en sacudir las caderas al ritmo de “Secundario” merece ser ingresada en el asilo de cabeza.


EL_TXEF_A PIANO Y BEAT

Aitor Extebarria lleva un buen puñado de años en la música electrónica a pesar de ser todavía un jovenzuelo. Tras grabar para Hypercolour, Neovinyl y Cray1 LabWorks, publica estos días el largo “Slow dancing in a burning room” al tiempo que ya tiene lista la canción que significará su debut para Hivern Discs. Contactamos con él para que nos respondiera un pequeño cuestionario. Aitor nos habla de su relación con la música electrónica, su proceso creativo, la familia y sus estudios musicales. Texto

David G. Balasch

A

los que no estén introducidos en El_Txef_A, ¿qué les dirías que haces? Música con mucha sensibilidad. Por una circunstancia u otra, la elaboro en una vertiente más electrónica, aunque creo que si hubiese nacido en otra época hubiese creado música con la misma sensibilidad. Tengo entendido que tocas la batería y que también pinchas. ¿Cómo empezaste a interesarte en la música electrónica y por qué? Empecé a interesarme con 16 años, cuando vi a mi hermano samplear por primera vez. Me abrió la mente. Tuve la suerte de que mis padres le dieron mucha importancia a que los dos estudiáramos en conservatorios de música. Después de unos años de rebeldía retomé mis estudios para empezar a estudiar percusión, con el piano como segundo instrumento, pero tuve que dejarlo: no lo podía compaginar con mis estudios de técnico de sonido. ¿Cómo es tu proceso de trabajo? ¿Por dónde empiezas cuando arrancas una canción? El otro día Kresy me comentaba que sus canciones pueden partir de un simple charles o una caja. Mi proceso de creación se basa siempre en un piano y un beat. Me siento frente a mi Juno 106 o mi Yamaha DX 100 y me dejo llevar. No soy nada freak de los plugins, de los sintes ni de las cajas de ritmos. También vale con un vocal que me inquiete, pero la mayoría de las veces la base de todo suele ser el piano. Aunque tu música tiene un fuerte componente de club, tomas prestadas referencias del pop.. Hasta ahora creo que he lanzado cosas más de club, pero en esta ocasión para el disco necesitaba ir más allá y adentrarme más en mí mismo. Veía la necesidad de sacar un álbum con un formato más pop en cuanto a la duración de los tracks, las estructuras, las sensaciones... Las cuatro o cinco últimas cosas en música de baile en España toman como referentes puntos alejados entre sí del mapa como inspiración. Algunas vienen del club, otras del mainstream o de la experiencia de pinchar... ¿Cuáles son tus mayores influencias? Mis influencias vienen mucho del house, del hip hop, pero llevados a una vertiente mas pop e intimista. Mi disco diez es el "Chronic 2001" de Dr Dre.

A pesar de que no es algo nuevo, se está convirtiendo en habitual autoproducirse. Pional, por ejemplo, ha optado por además de samplear voces, cantar encima de sus canciones con un resultado óptimo. ¿Te lo has planteado? Está claro que hoy en día, se tira mucho de la autoproducción. En mi caso he tenido la oportunidad de poder trabajar en un estudio muy potente de Bilbao, con ProTools HD, Genelec 5.1, etc... En el disco conté con dos grandes vocalistas, Hannot y Biskonti. Escuché hace poco que Hivern va a sacarte alguna cosa próximamente. ¿Se puede avanzar algo del asunto? Cierto. Soy muy fan de lo que están haciendo Oriol and company: en breve saldrá "Your tiny things", un track muy íntimo en el que canto y que irá dentro de un recopilatorio. También canto en una remezcla para Sasse y Thugfucker. Cuéntame un poco acerca de vuestra plataforma Fiakun, en la que sale el disco. Trabajar en conjunto siempre es complicado. No sé cómo os organizáis los seis en el sello... Si que es complicado trabajar en equipo, pero somos amigos desde la guardería, nos conocemos muy bien. Para mí es todo un honor sacar el disco en mi propio sello con amigos de toda la vida. ¿Dónde grabaste el álbum? ¿Cuánto tiempo te llevó? Empecé en mi home studio, donde sacaba las ideas para luego llevarlas a un estudio más profesional, en el que terminaba de estructurar los tracks, grabar los vocales, los instrumentos, etc. El disco se comió casi 2011 entero ya que lo compaginaba con el tour. También me sorprende el tratamiento de las voces, ¿cómo trabajas las armonías vocales? En canciones como "Rise and fall" hubo una pregrabación mía. Le comenté a Biskonti que la grabase él, creía que el podía dar mas de sí. En "Lovely minds" el trabajo vocal es de Biskonti también. En "Save the world", Hannot se lo comió y se lo guisó todo... pero sí, en alguna que otra he pitcheado algunos samples.


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report Maika Makovski

MAIKA MAKOVSKI BETTER TIMES

Aquella noche las cosas empezaron mal. Llovía sin violencia, aunque más de lo tolerable para acudir de público a un concierto al aire libre; mucho menos para subirse a un escenario entre cables, a la intemperie de las tablas. Maika Makovski compareció en escena sola, pero con aire decidido. Su banda se había perdido en algún atasco. Mientras los paraguas se iban acercando a los altavoces, ella comenzó a rasgar la guitarra, al tiempo que sus botas pisaban rítmicamente el suelo, invocando tiempos mejores.

Texto Foto

Albert Fernández Pat Pope

E

l talón retumbó varias veces sobre la madera, acompañando cada acorde con energía, y, a la enésima, el sortilegio funcionó. El trote estático de aquellas botas congregó a la banda de Maika, que poco a poco se fue añadiendo física e instrumentalmente a un concierto que acabó definitivamente bien. Es posible que aquellas botas invocaran también los buenos y agitados tiempos que llegarían a la vida de la hija del instrumentista macedonio Vangel Makovski. “Thank you for the boots” (Outstanding / Warner, 12) representa la era dorada de Maika Makovski. Ahora Maika apenas tiene tiempo de cambiarse de calzado. En solo unos meses ha compuesto la banda sonora para un montaje de Calixto Bieito, ha debutado como actriz de teatro para esa misma obra junto a Juan Echanove, y ha simultaneado una gira nacional de su banda con decenas de representaciones teatrales. Ah, claro, y ha escrito y grabado su quinto disco de estudio, homenaje a unas botas. Con todo, Miss Makovski no ha perdido su gusto por saturar mi grabadora con un cómico falsete, antes de comenzar a rememorar. “En marzo fue cuando escribí ‘Desaparecer’ (Warner, 11). Ensayamos la obra en abril, grabé el disco en mayo, y en junio ya estrenamos. Pasé julio representando la obra, y por las mañanas escribía las canciones de ‘Thank you for the boots’”. Tras “Desaparecer”, debió ser reconfortante regresar a la confidencia de su banda de toda la vida, la que forma junto a Óskar Benas a la guitarra y coros, David Martínez a la batería y JC Luque al bajo y percusión. “En realidad, ‘Desaparecer’ es el único disco que no he hecho con ellos. Lo hice porque tenía claro que quería que fuera un sonido un poco diferente. Busqué un batería que se acerca al mundo de jazz, también un contrabajista… Quería que hubiera mucha madera: mandolina, banjo, guitarras eléctricas… Es el primer disco que compongo con el piano”. Y no el último. Desde la primera escucha, se puede apreciar que en “Thank you for the boots” muchas canciones nacen de una primera composición de voz y piano. “Sí, he seguido con

el piano, porque después de ‘Desaparecer’ sentía como si lo hubiese exprimido del todo. Lo había estudiado de pequeña, pero había hecho clásico, y es un mundo totalmente diferente. No sabes cuán liberador fue poder escribir con el piano, darse cuenta de que ya no era yo la esclava de la partitura, sino que ese instrumento iba a hacer lo que yo le dijera”. FONDOS

“Thank you for the boots” no es una obra sucesora, sino una imbricación de ideas entre lo que fue “Desaparecer” y la línea más rockera de su tercer disco, el homónimo “Maika Makovski” (Origami, 10), que, a su vez, catapulta a los primeros pasos de la artista mallorquina. Estamos ante algo así como una noche en la ópera de Maika. A cada canción van floreciendo cosas, y aparecen gran cantidad de connotaciones en formas y significados. Las cosas han ido creciendo en la vida de Maika, que se ha hecho una artista grande, importante. Y ella sabe darle respuesta al momento, con este disco grande y orgulloso. “Creo que cada vez estoy más cerca de no tener que pensar cuando escribo canciones. Con este disco tenía muchas ganas de jugar sin más, de disfrutarlo intensamente y divertirme. Pero no de una manera frívola, sino entregándome a la música. Creo que esa es la razón por la que es un disco rico, que he dejado que ocurra, no he intentado meter el intelecto entre las canciones y yo. El proyecto ha ido creciendo en un buen momento, en un tramo dulce de mi vida. No veía ninguna razón para perpetuar un concepto que ya no se me antojaba sincero”. Anímicamente, el disco sigue dos vertientes. El carácter que predomina es el luminoso. El sonido se desliza hacia cierto hedonismo musical. Hay canciones muy sonrientes, como “Get along” y, especialmente, “No news”, que incluye unos coros a capella y en falsete que te hacen levantar las cejas la primera vez que los oyes. Pero hay otra faceta que confiere definitivamente la estampa


de ‘grande’ al disco. Es la que imprimen piezas como “When the dust clears” o “Vulnerable”. Esas canciones se posan al otro lado de las cosas. Son temas trascendentes, con una atmósfera elevada y cierta aureola de solemnidad, como si la artista dejara de hablar de sí misma y pusiera la mirada en el horizonte. “Es verdad que además de la parte más luminosa queda la otra parte de la moneda, el disco no deja de tener ese punto melancólico. Por ejemplo, la última canción, ‘A dream’, tiene un aire irlandés, que es una música que a mí me llega muchísimo, es una pieza nostálgica. Sigo bebiendo de África, ‘Vulnerable’ es África. Y ‘When the dust clears’ vuelve a tener raíces irlandesas. No es algo que tuviera en mente al crearlas, pero son cosas que suceden, de las que te das cuenta una vez están hechas, cuando lo piensas. La manera de hablar de las cosas también es algo sobre lo que medito. A veces me saldrían letras más generalistas, hablaría de una forma más grande de las cosas. Pero me parece que se puede explicar mejor el universo desde un pequeño acto, entre tú y yo, que tratando de abarcarlo todo. Por eso me permito hablar en primera persona muchas veces”. Queda además la sensación de que se ha ampliado aquel discurso más unidireccional que tenía el tercer disco, como si se le estuviera diciendo adiós con un pañuelo a una época oscura, y, de paso, se estuviera perdonando alguna cosa. En el tramo final de “Vulnerable”, Maika susurra un misterioso “I love you” que corta el aliento. “Ese ‘I love you’ es clave en este disco. Es un disco de perdón hacia muchas cosas. Pero de perdón y auto-perdón, de amistad y auto-amistad. Yo creo que una de las cosas más complicadas que hay en ser quién eres en tu música. Quitarte las suficientes capas como para ser esencial, ser transparente y para que la gente no diga “mira, Maika son dos, la persona y el personaje”. Eso es lo que yo busco hacer en la música con todas mis fuerzas, y lo que creo que cada día estoy más cerca de conseguir. En este disco he sido muy transparente con mi vida y con el momento”. FORMAS

Los que la hemos visto en directo sabemos cuán capaz es de cantar y tocar bien Maika Makovski. Pero hay algo diferente en su manera de cantar “Thank you for the boots”. Como si el teatro la hubiera vuelto más hábil y meliflua, como si hasta ahora Maika no hubiera demostrado todas las cosas de las que es capaz con su voz. Estas canciones alcanzan infinidad de registros, y en ocasiones albergan cierto aire de cabaret. “Cool cat”, por ejemplo, es una canción ligera, poseída por una gran dosis de énfasis interpretativo. “Siempre me he dejado llevar por la canción para cantar de una forma u otra. No suelo ser muy controladora con mi voz. Al ser peor músico que cantante, le presto más atención a cubrir bien mi actuación con el instrumento que con la voz. Pero sí es verdad que me ha pasado una cosa: tenía un complejo. Tenía el complejo de cantar bien. Porque la gente a la que más admiro

son cantantes que tienen mucha personalidad, pero que quizás no tienen una gran voz. Esta vez me muestro más liberada; no cantando demasiado, porque para mí la canción siempre es lo primero, pero dejando que mi voz sea lo que es en cada ocasión”. Todas las canciones siguen aquí un curso muy natural, no se abren en un solo que no es necesario, ni se precipitan a inflexiones gratuitas. Se sigue en todo momento esa semilla melódica principal que ofrecen la voz y el piano. “Yo creo que se ha respetado mucho la canción en este disco. Obviamente la canción desnuda es diferente, porque es como el esqueleto de lo que llegará a ser. Pero no hemos hecho grandes cambios, se ha tenido cuidado en respetar el tono, la atmósfera y la intensidad iniciales de cada tema. No se ha cambiado la épica de ninguna canción”. La inspiración de Maika siempre ha tenido referentes artísticos y literarios. Hasta el más distraído se dará cuenta de que en “No news” aparece Hemingway, aunque el verdadero protagonista de la canción es incluso más celebre. “Bueno, ‘No news’ habla de Picasso, de los últimos días del pintor. Picasso me resulta fascinante, es uno de mis personajes históricos preferidos. La manera que tenía de crear era destruyendo. También en su vida personal destruía todo lo que tocaba. Bueno, sólo hace falta ver el cubismo, ¿no? Tengo la impresión de que llegó un momento en que, de tanto destruir, ya estaba vacío. No había entusiasmo en nada, no había cultivado suficientemente el amor. La anécdota con Hemingway es real, según cuentan. Se llevaban muy mal, y Hemingway, que había estado en la Guerra Civil española, tenía una granada de mano en su coche. Puso el nombre de Picasso en la granada y se la regaló”. BOTAS

Si vamos a hablar de objetos simbólicos, hay que culminar con esas botas a las que está dedicado el título. Unas botas que, por lo que se comenta, le prestaron a Maika hace doce años. Puede que esta sea una sagaz manera de agradecer un préstamo sin devolverlo (risas), o tal vez un canto a la hermandad, al brindarse a los demás. “Sí, es un gesto para reconocer que no estoy sola, que no lo he hecho todo sola. Si estoy aquí es gracias a toda la gente que he tenido alrededor, que han sido un motor muy potente en ocasiones en las que apetece más tirar la toalla o empezar algo nuevo como excusa para no pensar que has tirado la toalla (se ríe). Las botas me las regalaron cuando vivía en un internado, y para mí los amigos que hice en ese momento eran mi familia. Esas botas son la prenda más fuerte que he tenido nunca, son indestructibles”. * Maika Makovski tocará los próximos 12 (Ochoymedio, Madrid), 14 (Bikini, BCN), 15 (Cafè del Teatre, Lleida), 19 (Kursaal, Manresa), 20 (Teatro Principal, Santiago) y 26 de abril (Foment Vilanovi, Vilanova i la Geltrú).


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retrospectiva Manuel Göttsching

LA ETERNIDAD EN UN BUCLE

MANUEL GÖTTSCHING Sólo por haber llevado las riendas de Ash Ra Tempel, una de las bandas más intensas y emocionantes de la kosmische musik, ya habría que guardar un hueco de honor a Manuel Göttsching en las enciclopedias de la música moderna. Y sólo habríamos rascado en la superficie, porque su gran obra llegó a principios de los ochenta, cuando su pasión por mezclar guitarras procesadas con sintetizadores y secuenciadores desembocó en un disco seminal e imperecedero, "E2-E4". Un disco que ha marcado por igual a los pioneros del techno, a músicos neoclásicos, a los guitarristas más aventureros y a todo tipo de rockeros desprejuiciados. Un disco que, treinta años después de su creación, vuelve a la vida sobre un escenario madrileño. La cita, en el festival Electrónica en Abril. Texto Foto

Vidal Romero Frank Seiffert

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e todos los héroes de la kosmische musik, Manuel Göttsching es el guitarrista por excelencia. Por supuesto, no es el único;le acompañan bestias pardas como Michael Karoli (Can) o Chris Karrer (Amon Düül II) y tipos como Michael Rother (Neu!), capaces de arrancar grandeza a su falta de virtudes. Pero ninguno dedicó más empeño que él a desarrollar un vocabulario propio, una manera de tocar reconocible, en la que se mezclan la reverencia al pasado y la voluntad por inventar un futuro. Un proceso que, como sucede con muchos de los músicos de su generación en Alemania, tuvo que ver con el descubrimiento del rocanrol. "A finales de los sesenta, Alemania era un lugar en ebullición, y escuchar rock era una manera de ir contra el sistema”, recuerda Göttsching al otro lado del teléfono. "Yo había estudiado guitarra clásica desde muy joven, pero el mundo académico no me llenaba por completo, así que monté un grupo con un amigo de la infancia, Harmut Enke, para tocar versiones de rocanrol". Cuenta también que, "al principio,

la guitarra eléctrica me resultaba un instrumento extraño, pero luego empecé a fijarme en cómo tocaban los guitarristas de blues: Hendrix, Clapton, Mick Jones. Para ellos, el blues era una cuestión de raíces, pero a nosotros nos interesaba porque se trataba de una música con muy pocos elementos, que permitía mucha libertad a la hora de improvisar". Improvisar era el deporte preferido de Enke y Göttsching, así que convertir su banda de versiones en un power trio fue algo natural. "No quería limitarme a copiar lo que escuchaba, y comencé a frecuentar el estudio de Thomas Kessler", un compositor suizo que apadrinó a muchos de aquellos músicos jóvenes, que les inculcó el amor por el arte y la música experimental. "Nos enseñó las mejores estrategias a la hora de improvisar, la manera en la que teníamos que construir los temas para poder hacerlos evolucionar". Y, más importante, "nos puso en contacto con Klaus Schulze", otro futuro héroe de la kosmische. Schulze, que en aquel momento estaba grabando


el primer disco de Tangerine Dream, el seminal "Electronic meditation" (70), les descubrió también la importancia de utilizar sintetizadores y un equipo especializado a la hora de experimentar. "Antes de Tangerine Dream, sólo habíamos escuchado cosas parecidas en los discos de Pink Floyd", reconoce Göttsching, así que adquirir equipo con el que poder hacer cosas parecidas se convirtió en una necesidad imperiosa. Tan imperiosa que, "ante la imposibilidad de encontrar los aparatos en Alemania, enviamos a Londres a Enke, con un montón de dinero, para que le comprara al manager de Pink Floyd el equipo que la banda ya no utilizaba". Aquel equipo les permitiría “tocar sonidos extraños utilizando instrumentos tradicionales". Göttsching recuerda que mezclaban “música experimental con elementos clásicos de composición y añadíamos una gran dosis de improvisación". Una manera de actuar que basculaba entre la violencia pirotécnica y una especie de proto-ambient, como demuestran las dos largas piezas que contiene su primer disco, el influyente "Ash Ra Tempel" (71): la ácida y salvaje "Amboss", que pervertía la estética del power trio y la llevaba al límite, y la hipnótica "Traummaschine", que evolucionaba con suavidad, entre perezosos efluvios sintéticos e instrumentos de consistencia gaseosa. Los siguientes discos de la banda, ya sin Schulze, insistirían en esa bicefalia entre lo eléctrico y lo deshilachado, con resultados brillantes en "Schwingungen" (72) y "Join inn" (73). Más discreto es el caso de "Seven up" (73), un título grabado junto a Timothy Leary, cuya extraña trascendencia cósmica no ha envejecido demasiado bien. También es la época en la que Rolf-Ulrich Krieger (un periodista, promotor y dueño de sellos discográficos, que tuvo mucho que ver en el nacimiento, desarrollo y decadencia de la kosmische musik) abrió las puertas de los berlineses Studio Dirks. Allí, organizaba fiestas en las que los músicos se juntaban a improvisar, al calor del alcohol, las chicas y las drogas, mientras un ingeniero de sonido grababa todo lo que sucedía. Fue así como se concibieron discos como el estupendo y muy lisérgico "Tarot" (73), del poeta cósmico Walter Wëgmuller, o toda la saga de The Cosmic Jokers. “A muchos de los músicos que participaron en aquellas sesiones les molestó que se utilizaran sus grabaciones sin pedir permiso”, explica Göttsching, “y a mí mismo me cuesta reconocer aquellos discos como algo propio. Pero también reconozco que de allí salió música de mucha calidad. Y además, poder disfrutar de una libertad tan grande dentro de un estudio, que por entonces eran lugares demasiado caros, a los que se entraba con prisas y miedo, fue una experiencia muy reveladora”. De hecho, fue aquella experiencia la que empujó a Göttsching a construir su propio estudio, "para poder experimentar sin presiones". Y la primera criatura que nació allí, "Inventions for guitar" (75), demuestra lo acertado de su decisión: utilizando capas y más capas de guitarras, efectos de sonido y manipulaciones de cinta, Göttsching dio forma a un paisaje hipnótico y expansivo, en el que tuvo mucho que ver su descubrimiento de la música minimalista. "Para mí, la música contemporánea era algo tan interesante como árido. Compositores como John Cage, Stockhausen o Penderecki me parecían demasiado intelectuales, poco conectados con la realidad". Frente a ellos, un tipo como Terry Riley suponía un vendaval de aire fresco. "Era un pianista fantástico, pero sobre todo utilizaba técnicas muy sencillas con resultados espectaculares; nunca he escondido que 'Inventions for guitar' está muy inspirado en sus discos". Y otra influencia clave fue Steve Reich, "que me empujó a utilizar sintetizadores. Me encantaba esa manera de componer que tenía, era música electrónica tocada con instrumentos convencionales. Y también me interesaba el modo en el que utilizaba los instrumentos étnicos". Enseñanzas que Göttsching utilizaría, a su modo, en "New age of earth" (76), un disco sin guitarras, con bases minimalistas y un contenido melódico muy alto, "cuyo título hace referencia a que yo me sentía comenzando una nueva etapa a un nivel musical. Lo de la new age llegó mucho después". En discos sucesivos Göttsching iría añadiendo más equipo a su estudio, que poco a poco se fue convirtiendo en un organismo vivo, capaz de sustituir a los músicos tradicionales por aparatos que podían realizar las mismas funciones de una manera automática. El estupendo "Blackouts" (77), el primer disco en el que utilizó un secuenciador, marca un punto de inflexión en su carrera. "Antes de aquello lo tocaba todo a mano, lo que suponía una limitación a la hora de improvisar. Pero tampoco pienses que me limitaba a programar los secuenciadores y las cajas de ritmos y los dejaba sonar; a mí me gustaba manipularlos en tiempo real, manejarlos como si fueran instrumentos e ir introduciendo variaciones continuamente". Una manera de trabajar que dejaba mucho espacio a la improvisación, que fue puliendo y perfeccionando durante los años siguientes, y que un día de diciembre de 1981 dio unos frutos inesperados, los casi sesenta minutos de "E2-E4". "En aquella época estaba trabajando en un disco muy complejo y ambicioso, con una estructura inspirada en las sinfonías clásicas, que no conseguía rematar", explica Göttsching. "Pero también me gustaba entrar al estudio a improvisar, a practicar de cara al directo". Así que “E2-E4” fue “el resultado de un accidente. Me limité a programar varios ritmos sencillos, a tocar improvisaciones con la guitarra y a ir

cambiando poco a poco las secuencias y los efectos. Ni siquiera fui consciente de lo que había grabado hasta algún tiempo después. De algún modo me molestaba que algo realizado de una manera casual, sin demasiado esfuerzo, tuviera más calidad que el disco que tanto me costaba terminar". Por supuesto, no hay nada de casual en esos frutos; Göttsching había estado entrenando esas habilidades durante varios años, y tarde o temprano tenían que cristalizarse en una grabación. Una realidad que terminaría por reflejar con el título escogido, que hace referencia a otra de sus grandes pasiones, el ajedrez. "La E2-E4 es una apertura bastante habitual”, explica. “Es una de las más sencillas que existen, pero al mismo tiempo es muy compleja, muy difícil de defender, así que resultaba perfecta para describir la música. Y además, aquella era la época de ‘La guerra de las galaxias’, y me gustaba que la sonoridad del título se pareciera al nombre del pequeño robot en esas películas, R2D2. Después de todo, mi disco también era una criatura electrónica". Que "E2-E4" no se publicara hasta 1984, tres años después de haber sido grabado, dice mucho de lo que estaba sucediendo en Alemania durante la década de los ochenta. "De repente, surgió una nueva generación que había perdido todo el interés por la kosmische. Nadie quería escuchar a Can o a Tangerine Dream, y en consecuencia la industria también dejó de estar interesada". Göttsching no paró de hacer música, "nunca he dejado de grabar”, pero la situación le obligó “a buscar nuevos caminos, y comencé a trabajar para el mundo del arte experimental. Hacía música para obras de teatro y danza, para instalaciones artísticas, para piezas de videocreación", y sólo de vez en cuando conseguía publicar algún disco de Ashra: títulos que oscilaban entre lo estimable ("Walkin' the desert") y lo directamente desechable ("Tropical heat"). Sólo el renovado interés que mostraron los cachorros del post-rock a mediados de los noventa consiguió que algunos sellos rescataran grabaciones que no habían llegado a ver la luz en su momento, como la estupenda banda sonora que grabó en 1975 para "Le berceau de cristal", una película de Philip Garrel, o que el propio Göttsching se decidiera a exhumar sus archivos en los seis volúmenes de "Private tapes" (96), una fascinante recopilación que mezcla grabaciones en estudio y en directo de Ash Ra Tempel con piezas elaboradas en solitario, casi todas de la segunda mitad de los setenta. Mientras tanto, y para sorpresa del propio Göttsching, "E2-E4" se estaba convirtiendo en una pieza muy popular entre los aficionados a la música electrónica. "Me contaban que la gente lo bailaba en los clubes de Detroit y Chicago, y no me lo podía creer". Hasta que en 1989 llegó la versión de Sueño Latino, que superponía voces de diva y algunos elementos rítmicos al tema original "y todos los DJs comenzaron a pincharla. Lástima que la mayoría de las versiones fueran ilegales y nunca recibiera derechos de autor", se ríe. Sucesivas remezclas, a cargo de bestias como Derrick May y Carl Craig, terminarían de elevar a "E2-E4" al estatus de leyenda que posee ahora mismo, "hasta tal punto que hay gente que le ha dedicado tesis enteras". Él, mientras tanto, sigue sin tener del todo claras las razones de tanta locura. "Creo que su éxito se debe a que es una pieza flotante y de apariencia sencilla, que siempre está cambiando y en movimiento. Que maneja aspectos clásicos de la composición, pero que no resulta en absoluto intelectual. Que la puede disfrutar cualquiera". Lástima, entonces, que él mismo no pudiera aprovechar tanta fama. "Hasta hace poco no podía tocar 'E2-E4' en directo, porque habría tenido que llevarme mi estudio de gira, y eso es imposible", explica. "Sólo ahora, que los ordenadores han comenzado a tener potencia suficiente, he podido plantear un espectáculo para el que no necesitaba llevar un tráiler a cuestas". Aún así, y por algún motivo que se le escapa, “se trata de una pieza que no se ha tocado demasiadas veces en directo". Aparte de una primera versión junto a los freaks de Zeitkratzer, "que aparecieron con todos sus instrumentos acústicos, y la transformaron en algo completamente marciano —como demuestra el EP "E2-E4 live" (05)—”, el auténtico debut de Göttsching tocando en solitario, con la única ayuda de su guitarra, un ordenador y varios sintetizadores, no se produjo hasta 2006, en el japonés Metamorphose Festival. Desde entonces, sólo ha sonado en el Berghain de Berlín (celebrando, precisamente, el 25 aniversario de la pieza), en Beijing y en el Lincoln Center de Nueva York. "Hay también planeado un concierto en Londres", añade, "y una big band de la NDR, la televisión alemana, está preparando una versión que se estrenará a final de año". Todo esto convierte el concierto del festival Electrónica en Abril en una cita única, un evento de esos que se guardan con cariño en la memoria. Además, Göttsching confiesa que tiene "muchas ganas de ir a Madrid, que es una ciudad que no conozco. En realidad, sólo he estado una vez en España. Fue en Barcelona, en 1981. Michel Legrand nos llevó a tocar a Musical Express, un programa de música para televisión. Pero, por desgracia, no conseguimos aprovechar el viaje para tocar en una sala de verdad". ¤ Manuel Göttsching tocará en el festival Electrónica en Abril (La Casa Encendida, Madrid). Del 12 al 15 de abril.


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L.E.V. Festival Soap & Skin / Ryoji Ikeda y Ryoichi Kurokawa

SOAP&SKIN REINA DE INVIERNO

Tras su brillante álbum de debut, la austríaca Anja Plaschg retorna con nuevo mini-LP. Inspirada por la muerte de su padre, Soap&Skin enfatiza la carga dramática de sus composiciones en un trabajo a ratos asfixiante y siempre tan duro como bello. “Narrow” (PIAS, 12) aborda la pérdida y la tristeza con una honestidad desarmante, a la vez que muestra a una artista que, a sus 21 años, puede presumir de haberse convertido en una de las figuras más interesantes y pujantes de la escena europea.

Texto Foto

Joan Cabot y David Giménez Evelyn Plaschg

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ublicado en octubre de 2009, apenas unos meses después de su álbum de debut, el notable “Lovetune for vacuum” (Couch-PIAS, 09), el EP “Marche funèbre” tenía un simbolismo especial para Anja Plaschg. Aunque la canción no era una de las que la habían aupado a lo más alto de las listas de ventas de su Austria natal, la muerte de su padre en febrero de aquel mismo año dotaba a la canción de un nuevo significado. Había sido una triste premonición. Su nuevo mini-LP se inspira igualmente en esa pérdida. “Narrow” se inicia con un grandilocuente réquiem cantado en su lengua materna, quizás su forma de abordar un hecho traumático de la forma más cómoda y honesta posible. “Habitualmente me preguntan cómo consigo sentirme cómoda cuando me desnudo de tal forma en mis canciones”, explica ella. “Veo a qué te refieres y estoy de acuerdo en que cantar en mi propia lengua ha sido una cuestión de honestidad. Ha sido como una confesión, el retrato de ciertos procesos personales bastante radicales”. “Vatel” delimita en buena medida el terreno en el que se mueven las canciones de “Narrow”: una atmósfera más oscura y arisca que la que encontrábamos en “Lovetune for vacuum”. Si su álbum de debut —y el hecho de haber interpretado a la cantante alemana en la obra de teatro de Werner Fritsch y haber participado en un homenaje a la artista junto a John Cale— supusieron un buen número de comparaciones con Nico, en esta ocasión Plaschg exagera deliberadamente las aristas de su personalidad. “Hasta el verano de 2011 ni me había planteado seriamente

grabar un nuevo álbum. Durante dos años había estado peleándome con ‘Vater’. No encontraba la forma de terminar la canción, pero una vez conseguí encontrar el tono propicio, el resto de ‘Narrow’ fue surgiendo de forma fluida”. En esta ocasión Plaschg ha grabado ella misma todas las canciones y producido el álbum en su estudio casero, ahondando en el ambiente opresivo de un trabajo duro como el frío invierno austríaco: “El clima no tiene ningún tipo de influencia en mi música”, tercia ella. “Hay demasiados días de grabación repartidos a lo largo de dos años desde la edición de ‘Lovetune for vacuum’. Ha sido un proceso intermitente y a ciegas, condicionado tanto por el día a día como por la inanición”. También por una voluntad clara por definir a la inversa los límites de su música. Partiendo del piano como base instrumental y compositiva, el nuevo trabajo de Soap&Skin muestra de forma más profunda y clara la influencia que han ejercido en su forma de crear canciones compositores clásicos como Arvo Pärt y malrolleros electrónicos como Aphex Twin. Ésta último es precisamente la referencia más evidente en otro de los grandes momentos de “Narrow”, “Deathmetal”, otra opresiva confesión personal articulada en torno al tremendismo electrónico. “Durante buena parte del proceso de grabación, ‘Deathmetal’ sólo era una canción instrumental”, comenta Plaschg. “La letra surgió después, metida de lleno en los desórdenes de personalidad propios de una relación de pareja con alguien que cambió mi vida por completo”. Y ese gusto por los rincones oscuros, el monumentalismo y una


RYOJI IKEDA RYOICHI KUROKAWA VIDEO-ART FOR THE MASSES

dolorosa sinceridad afecta incluso la sorprendente versión del clásico de Desireless “Voyage, voyage” incluida en el nuevo mini-LP de la austríaca. Soap&Skin transforma un clásico de la música de baile de los 80 en una turbia balada llena de emotividad. “Cuando escuché la canción, me concentré especialmente en la letra. Empecé en seguida a grabarla”, explica. “Fue el modelo a partir del cual capturar cierto sentimiento de dislocación, de andar perdida”. En gran medida ése ha sido el espíritu que ha guiado la obra y vida de Soap&Skin. Nacida en una pequeña comunidad austríaca, en la región de Estiria, y criada en una granja, Anja Plaschg se instaló en Viena cuando apenas tenía 16 años para estudiar arte junto al pintor Daniel Richter. Apenas dos años después abandonó los estudios para dedicarse a la música. A los 6 años empezó a tocar el piano. A los 14 también el violín. Por entonces ya había empezado a interesarse en la música electrónica. Con apenas 21, muchos la consideran la figura más prometedora de la escena musical de su país y la edición de “Narrow” promete extender su presencia en el panorama europeo. “És difícil comparar ambos discos”, asegura ella. “Ambos fueron grabados de forma muy distinta. Además, ‘Narrow’ es mucho más concreto, el resultado de experiencias que son más que nostalgias abstractas”. Precisamente por eso quizás el nuevo trabajo de Soap&Skin suene valiente y arrojado. Si uno ya sentía que las canciones de “Lovetune for vacuum” iban directas al hueso, en esta ocasión sus temas dejan directamente la herida abierta y sangrando. Una clase de vibración que también producen sus directos, como el que ofreció en la Plaça del Rei dentro de la programación del BAM 2009. En esa ocasión, Plaschg consiguió algo fuera de lo normal en un recital al aire libre y en un escenario abierto al público tradicionalmente ruidoso y transitado: imponer el silencio con sus canciones. “Para mí los conciertos son siempre algo confuso. Es como si me desvaneciera, precisamente después de prepararme para estar muy concentrada. Antes de tocar me siento como si tuviera una cita con el miedo. A veces acaba en un romance, otras en amenaza de muerte”. Podríamos pensar que hay algo de ironía en eso último, pero la música de Soap&Skin deja poco espacio para las bromas. Sí, resulta más fácil de comprender su referencia al miedo: hay momentos en que su música transmite esa misma sensación de estar enfrentándote a algo profundo y oscuro, algo que deberías temer, pero que en cambio ejerce en ti una profunda atracción. Como la necesidad de hablar de la pérdida y el dolor. Algo como “Narrow”. ¤ Soap&Skin tocará el viernes 27 de abril.

El componente audiovisual de esta edición del Festival L.E.V. queda en buenas manos con la participación de dos de los más importantes creadores en ese ámbito en toda la escena internacional: los japoneses Ryoji Ikeda y Ryoichi Kurokawa. Ambos representan la punta de lanza de la vanguardia contemporánea, aunque desde perspectivas y con metodologías y objetivos diferentes. Una oportunidad única de disfrutar de dos inusuales colisiones entre arte y tecnología.

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Half Nelson

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l japonés Ryoji Ikeda (Gifu, 1966) es un habitual de los circuitos más avanzados en lo audiovisual y es uno de los maestros indiscutibles del minimalismo audiovisual contemporáneo. Ikeda lleva años redefiniendo su propio concepto del tiempo, el espacio y la misma materia sonora a través de una obra polifacética y es bien conocido por los expertos en electrónica por sus participaciones en festivales como Sónar, donde presentó su impactante instalación “spectra” y el directo “test pattern” como inauguración de la edición de 2010; y por su habitual colaboración con el sello alemán Raster-Noton donde ha editado buena parte de sus trabajos, como el propio CD “Test pattern” (Raster-Noton, 08). Para completistas más allá de su faceta estrictamente musical, el libro + DVD “formula” (Forma, 04), es la monografía ideal para hacerse con buena parte del universo del artista japonés. Para esta edición del Festival L.E.V. Ikeda propone una nueva versión, adaptada a la monumentalidad de la Sala de Proyectos de LABoral, de su ambicioso proyecto “datamatics”. “data.tecture [5 SXGA+version]” es el título de la imponente vídeo-instalación, que permanecerá en Gijón hasta enero de 2013, y supone una oportunidad única de disfrutar de un impactante universo artístico que combina a la perfección imagen y sonido. En esta versión, ocupando un espacio proyectable de varios centenares de metros cuadrados, las habituales transformaciones, visualizaciones y sonificaciones de una gran cantidad de datos científicos, como ADN del genoma humano, coordenadas astronómicas de estrellas en el universo, estructuras moleculares de proteínas e incluso datos de la propia arquitectura de datamatics se ven sometidas a una profunda revisión y re-representación a través de computaciones de programa en tiempo real y al escaneado de datos para crear una abstracción, mayor incluso, de la “datamatics” original. La dinámica técnica de la pieza, como la frecuencia —extremadamente acelerada— de imágenes y la profundidad de bits variable, ahonda en el desafío y la exploración de los umbrales de nuestras percepciones. Además de Ikeda, otro renombrado artista japonés participa en el L.E.V. y por partida doble. El escultor audiovisual Ryoichi Kurokawa (Osaka, 1978) vuelve al L.E.V. tras su paso por la primera edición en 2007, para presentar en formato concierto “syn_”, un trabajo concebido alrededor de cuatro elementos fundamentales: sincronización, síntesis, sinopsis, sinestesia. Kurokawa compone esculturas audiovisuales a partir de grabaciones de campo y la generación de estructuras digitales con el fin de reconstruir continuamente la arquitectura del fenómeno audiovisual. Ganador del Golden Nica en Ars Electrónica (Austria), y con trabajos que han pasado por la Tate Modern (Reino Unido), la Bienal de Venecia, el MACBA (Barcelona) o el MUTEK (Canadá), también ha editado sus propios CDs y DVDs, además de colaborar como HUMAN AUDIO SPONGE con sus compatriotas Sketch Show y Ryuichi Sakamoto manipulando imágenes en sus conciertos en tiempo real. Paralelamente a “syn_”, en el L.E.V. podrá verse “rheo: 5 horizons”, una video-instalación de ocho minutos que explora la transición temporal y espacial hacia el movimiento audiovisual como un fluido dinámico e incorpora la noción de fluido temporal.


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go series 89 L.E.V. Festival 2012

89 go series L.E.V. Festival 2012 Este CD promocional se vende exclusivamente con el número #130 de GO MAG disponible en quioscos de toda España.

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Manu González

Old Apparatus “Kocol” Poco, muy poco, sabemos del colectivo británico Old Apparatus, compuesto por cuatro artesanos del audiovisual amantes del dub, de los sonidos ariscos y de ese ambient cubierto de hollín y mugre. Tras dos impactantes 12” (en Deep Medi Musik), nos regalan este “Kocol” que abre el sampler dedicado al L.E.V. Soap&Skin “Wonder” Anja Plaschg debutó en Shitkatapult con solo catorce añitos. Y desde entonces no ha parado de crecer. Con dos increíbles trabajos en el mercado —“Lovetune for autumn” (09) y el reciente “Narrow” (PIAS, 12), de dónde se ha extraído esta preciosa “Wonder”—, Soap&Skin podrá ahuyentar la oscuridad de tu corazón con sólo un piano y su desnuda voz. Arbol “In this castle” Tras más de diez años publicando trabajos, el forestal seudónimo de Miguel Marín ha sacado su mejor álbum hasta la fecha, ese inquietante “She read the wrong book” (spa.RK, 12), disco que apunta alto en las listas de este año. Para muestra, la cinemática “In the castle”, donde se nota su ‘escuela’ como compositor de bandas sonoras para cine y danza. Robert Lippok “Whitesuperstructure” Cuando el año pasado sacamos un “Go Series” dedicado al sello Raster-Noton, entrevistamos a Robert Lippok como parte del informe al tratarse de un amigo del sello que publicaba por primera vez en el label teutón. Con “Redsuperstructure”, el To Rococo Rot consiguió lo imposible, que minimalismo digital y post-rock fueran cogidos de la mano.

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Prefuse 73 “All around us (feat. Faidherbe)” Hace tiempo que Guillermo Scott Herren se acercó al pop para seguir desarrollando sus abstractos paisajes sonoros de marcado acento hip hop. Pero no sabíamos mucho de su faceta más visual. En el L.E.V. tendremos oportunidad de verlo defenderse con música y visuales. Mientras, puedes escuchar este exclusivo “All around us” con la voz de Faidherbe.

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Holy Other “Touch” “With U” fue, seguramente, uno de los mejores EPs publicados el año pasado. Fuera, ya, de la orbita ‘witch house’ que fomentó el label Tri Angle, a Holy Other habría que situarlo en esa senda desconocida e inexplorada del post-dubstep. Arisco con los medios (no suele conceder entrevistas), nos regaló esta “Touch” para este “Go Series”.

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Ghostpoet “Cash & carry me home (Gang Colours remix)” A veces ocurre, y no es la primera vez que esta “Cash & carry me home” se asoma por esta sección. Ya lo hizo cuando Agoria la seleccionó para el “Go Series 81: Sónar 2011”, pero ahora vuelve con ropajes nuevos gracias al abstracto remix de los Gang Colours. Muchas ganas de volver a ver al británico Obaro Ejimiwe, más conocido como Ghostpoet.

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Various “Moving on” No ha pasado mucho (unos seis años), desde que Adam Phillips e Ian Carter sorprendieran a medio mundo con la edición de “The world is gone” (XL, 06), pero parece que haya pasado un siglo si hablamos del continuum hardcore. Various o Various Production nunca desaparecieron, continuaron editando 12” repletos de ambientes humeantes como este interesante “Moving on”.

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Komatsu “McMurphy somos todos” Tras un largo período de silencio, Komatsu (Héctor Sandoval, mitad de Exium) presentará en el L.E.V. nuevo directo y nuevo material. En la parte gráfica, una colaboración especial en formato A/V junto al colectivo visual MFO, en la parte musical aquí tienes una muestra, esta “McMurphy somos todos”, donde Sandoval demuestra su dominio del ritmo y la melodía.

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Kuedo “Salt Lake cuts” De los muchos discos que el año pasado se quedaron a las puertas de estar entre los cuarenta primeros del año se encontraba el “Severant” de Jamie Teasdales, más conocido como Jamie Vex’d o, mejor, grabando ahora para Planet Mu con el nombre de Kuedo. Si usted es fan de todo lo que huela a Boards of Canada, corra a escuchar “Salt Lake cuts”.

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Pattern “Fire dream” De Pattern sabemos tanto como sabíamos de Burial al principio de su carrera. O sea, nada. Amante de esconder hasta su nombre y su cara (como el creador de “Untrue” o nuestro John Talabot), Pattern publicó el año pasado en No Pain in Pop “GLAQJO XAACSSO”, un tratado de IDM abstracta, sonidos low-fi y post-rock. ¿Le veremos la cara en el L.E.V.?

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Anstam “Watching the ships go down” Anstam apareció de la nada en la escena techno berlinesa en 2007 con tres vinilacos negros que hacían llorar de placer al tratarse del hijo bastardo de Autechre y Basic Channel. Lars Stoewe volvió en 2011 gracias a Modeselektor y su nueva factoría de 50 Weapons con un largo, “Dispel dances”, de donde hemos sacado esta puntiaguda (pincha, mama) “Watching the ships go down”.

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Fasenuova “Vamos a bailar a la noche” Roberto Lobo y Ernesto Avelino llevan más de 20 años transgrediendo los límites de la electrónica más áspera y experimental pero no ha sido hasta la edición de su “A la quinta hoguera” el año pasado en Discos Humeantes, cuando han visto cómo toda la crítica española caía rendida a sus pies. Avisamos, tienen uno de los mejores directos de España. No se lo pierdan.

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Mika Vainio “Teutons” Tarde o temprano, Mika Vainio tenía que volver a RasterNoton (tras la serie “Minimax”). Sus idearios son parecidos, aunque todos sabemos que al finlandés le gusta guarrear mucho más sus producciones digitales. Tras el doble CD que ilustraba la exposición sonora “Time examined” (09), Vainio les regaló un “Vandal EP” que le acercaba un poquito a la pista... bueno, sí.

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Las CasiCasiotone “El viaje de la Colipinta” Según el catálogo del L.E.V.: “Las CasiCasiotone son Eugenia Pañeda y Ana Quiroga, dos artistas asturianas inmersas en diversos proyectos dentro del campo de la música electrónica experimental, las artes audiovisuales y el ámbito educativo”. “El viaje de la Colipinta” es un track ambient analógico donde intentan explicar musicalmente el viaje de un ave migratoria del Ártico.

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Vittus “Last train to Tahiti” “Last train to Tahiti” es la banda sonora del corto de mismo título del director Carlos Navarro. Con este medio tiempo neoclásico (a medio camino entre la IDM y el score más tradicional) del compositor asturiano Ramón Prada, más conocido como Vittus, nos despedimos de este “Go Series” dedicado al Laboratorio de Electrónica Visual 2012 de Gijón.


Nueva entrega GO SERIES_MAYO 2012

TOUCH Para un número tan redondo como el Go Series número 90 hemos queridocontarconelselloTouchqueeneste2012celebralafriolerade 30 años editando discos sin descanso. Para celebrar como merece el aniversariodelmíticosellobritánicopublicamosunGoSeriesdiseñado porelloscontemasdeFennesz,PhilipJeck,OrenAmbarchi,ChrisWatson,BJNilsen,MikaVainio,JanaWinderen,HildurGudnadottir,Sohrab, Biosphere y Eleh.

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discos

La selección Jäger

discos The Time And Space Machine “Taste the lazer”

Disfruta de un consumo responsable 35o

TIRK

Release The Beast De La Soul’s Plug1 & Plug2 “Present first serve” JESGREW / PIAS

Blood Red Shoes “In time to voices” V2 / COOP

Rock. Los dos primeros trabajos de los británicos Blood Red Shoes —“Box of secrets” (08) y “Fire like this” (10)— se movían en unos márgenes tan estrechos, el de un rock de inspiración garaje-punk basado en la economía de recursos que imponía la formación básica batería-guitarra, que era lógico pensar que tarde o temprano debía plantearse un cambio de orientación, y eso es precisamente lo que supone “In time to voices”. Laura-Mary Carter y Steven Ansell han querido darle otros vuelos a las canciones de su tercer largo, complicarse la vida a la búsqueda de un sonido en el que haya hueco para la necesaria evolución del proyecto, pero, a pesar de haber repetido con Mike Crossey, su productor de toda la vida, parecen haber perdido algo esencial en el camino. Puede que “Cold” e “In time to voices” funcionen como single, y ciertamente señalan en la dirección de una composición más profunda y ambiciosa, pero el resto del álbum se deshincha lentamente y te deja con la sensación de que apenas “Je me perds” pasaría el corte del interesante “Box of secrets” (Coop, 08). Joan Cabot

Hip hop. Lo que han hecho aquí David Jude Jolicoeur y Kevin Mercer, ambos miembros fundadores de De La Soul, es algo así como el equivalente discográfico de escribir bajo pseudónimo unas memorias parcialmente inventadas. Haciéndose llamar Plug2 y Plug1 respectivamente, presentan un disco que sería el guión rapeado de una película sobre Deen Whitter y Jacob ‘Pop Life’ Barrow, dos jovenzuelos neoyorquinos que quieren dedicarse al hip hop y que pueden recordar sus propios inicios, aunque no son ellos. Utilizando un amplio abanico de recursos old-school, entre los que destacan, además de unos toques disco por aquí y por allá, los pesadísimos skits en tono gracioso que popularizaron precisamente De La Soul (gracias, De La Soul), narran en clave de diversión sus éxitos (parciales) y decepciones (relativas) y ofrecen de paso consejos de valor inestimable si tú también eres un chaval neoyorquino y quieres dedicarte al hip hop hasta que tengas 40 años, aunque al final sea ante la indiferencia generalizada. Gloria González

Psicodelia. Me llevé a casa el disco de The Time And Space Machine con cierto recelo. No el tipo de aprensión que le tienes a algo que disguste o sea aterrador, sino algo mucho más rebuscado, como el escrúpulo que te da entregarte a algún tipo de éxtasis, sumirte en un mareo placentero que cierto día probaste y te desubicó. Hace algún tiempo escuché la primera incursión de Richard Norris en su alambicado mundo de crescendos, hedonismo melódico y capas de sonido superpuestas, y los resultados fueron desconcertantes. Sé que cerré los ojos y me ablandé en la silla, justo después de poner el primer disco de The Time And Space Machine, “Set phazer to stun” (Tirk, 10). Vislumbré un enorme sítar iridiscente sobre el cielo, las barreras del tiempo se difuminaron, y un hilo de baba me despertó con una sensación de pérdida irremediable. Me habían llevado a otro planeta y escupido de vuelta. La sacudida mental embriagadora de aquella escucha me tiene todavía confuso, así que, si voy a someterme a las nuevas emisiones musicales de ese loco inglés obsesionado por la psicodelia sesentera y su rastro en las décadas posteriores, necesito testigos. Así que alerta, ¿eh? No me pierdas de vista en estas próximas líneas, puedo despeñarme por un sinfín de párrafos incomprensibles, abducido por la deriva rítmica. Voy a ponerlo. Brrrr… phhsssffh...

Sí, todo es suave al principio. “Hiding in the light” despega como una intro creciente, entre teclados orgánicos que devienen un correteo de cuerdas y metales parsimoniosos. “Black rainbow” aplica una diferencia de potencial en su jugueteo constante, con un gancho melódico cíclico apremiando desde el primer segundo y fraseos que se pierden en el espacio, dilatando la estructura de la canción. Uf, ahora sí, el viaje se ha enrarecido: “Pill party in India” es una odisea descabellada con un ritmo fracturado, describiendo frecuencias asintóticas entre fogonazos de club. Es todo un trance hedonista, algo tan infectado de los años 90 inyectados en los 60, con algo de ácido y fiebre de los 70… Todo flota, todo reverbera, hay muchos colores. El maldito Norris, ese cómplice de Erol Alkan, remixador de Goldfrapp y The Chemical Brothers, se ha convertido en un verdadero devorador de mundos. Antes ponía la pistola en modo aturdidor, pero ahora se dispone a hacernos probar el láser, de lleno. Ugh, todo tiembla, pierdo pie: unas voces repiten “Explosions in the sky” con un aire de vocoder angelical, y la figura de Richard Norris se recorta entre edificios como un enorme Galactus del space rock. Extiende su brazo de bucles infinitos, sus dedos eléctricos ya casi me alcanzan… ¿Euh? Pero bueno, ¿no te dije que vigilaras? Albert Fernández

blemente convincente dan forma a un disco pensado para llevarse parte de ese pastel que hoy tiene el sonido ‘indie’ en el mercado musical. Y en ese aspecto hay que reconocer que está conseguido: su escucha es ligera y suficientemente adictiva, si quitamos ese par de ladrillos que son “Swimmer” y “Little sparks”, “Did we ever really try” o “Bullet in a gun” (y algunas más) están pensadas para ser bailadas en el pub de moda de turno o sobre el escenario grande de algún festival estival, y la escucha en general disfruta de buen ritmo. Así que si pasamos el ‘critic mode’ a desconectado, podremos disfrutar de este disco, para olvidarlo rápidamente en los próximos meses, sobre todo por culpa de su falta de personalidad. Jesús Sáez

su intimismo de sonoridades folk-rock hacia cotas de intensidad instrumental épica, como suenan los paisajes más bellos, a veces oscuros. En “The clearing”, el tercer álbum de esta formación, la luz es la protagonista indiscutible. Destello que desnuda en la claridad del día los temores del vivir: heridas, inseguridades, fragilidad y muerte. Las composiciones del disco crean una atmósfera que transcurre cálida y amable como el murmullo del río, bucólico en su apariencia de postal, hipnótico y sedante en su forma, pero peligroso y traicionero en su fondo. El hecho de haber grabado este nuevo trabajo en el estudio de Justin Vernon (Bon Iver) ha ayudado a los de Carolina del Norte a conferir y concretar su especial ambientación. David Giménez Band of Skulls “Sweet sour” ELECTRIC BLUES / PIAS

Bowerbirds “The clearing” DEAD OCEANS / ¡POP STOCK!

Delorentos “Little sparks” AUTOEDITADO

Pop. Inmediatez y accesibilidad. El segundo disco de la banda irlandesa tira por el camino fácil y previsible: unos cuantos hits de rápida digestión, un par de medios tiempos y una épica demasiado reconocible y pota-

Folk-rock. Como el vuelo del ave sobre un paisaje colorista que renace bajo las caricias del sol al inicio de la primavera, los primeros acordes de “Tuck the darkness in” se desplazan sobre nuestra imaginación con sutil maestría y seguridad. La canción se despereza progresivamente, abandonando

Rock. De Band of Skulls se dijo en un primer momento que eran la respuesta inglesa a The White Stripes. Luego, que a The Black Keys. Es lo que tiene llevar el rock clásico de riffs poderosos por bandera. Nunca acabaron de petar, sin embargo, y eso que incluso habían formado parte de la banda sonora de Crepúsculo... Pero de ahí que hoy respiren tranquilos: la fama mentirosa no les ha engullido y han sabido naturalizar un estilo propio tan dual como el título de este segundo trabajo, “Sweet sour”, que podríamos definir como un ramillete de gratas sorpresas entre el hard rock de punteos rellena-estadio y los medios tiempos de armonías emocionalmente punzantes entre una voz femenina y otra masculina. Con Ian


Unsane “Wreck” ALTERNATIVE TENTACLES

Davenport (Supergrass, Badly Drawn Boy) produciéndoles, lo que quiera que sea que consigue el trío de Southampton con este disco (ya les digo que es algo bueno) crece en cada escucha, especialmente en su segunda mitad, que viene marcada por la arrebatadora “Wanderluster”. A partir de ahí, “Navigate” (con Emma Richardson llevando imprevisiblemente su voz al terreno de Laura Veirs), “You’re not pretty but you got it” (sí, pueden sonar tan stoner como los mismísimos Queens Of The Stone Age) y las bucólicas “Hometown” y “Close to nowhere” (Low estarían muy orgullosos de ellos, de verdad) te agarran para siempre y no te sueltan. Carola Guerrero

aún así erigirse en portavoz de tal cantidad de gente parece un idea demasiado ambiciosa. Tras lograr cierto éxito con su anterior largo, en el que ya exploraba las posibilidades de trabajar con banda en vivo, y codearse con The Roots, el MC de origen ghanés Blitz The Ambassador (Samuel Bazawule) ha volcado toda su ambición en “Native sun”, álbum en el que estrecha vínculos entre el hip hop y el highlife y para el que ha rodado incluso una película. Todo ello para mostrar la realidad del lugar del que procede con la habitual ración de lucha vital y denuncia social y lograr un vivaz y convincente híbrido musical con demasiados antecedentes como para considerarse verdaderamente algo nuevo. Joan Cabot Dictaphone “Poems from a rooftop” SONIC PIECES

Boy & Bear “Moonfire” V2 / COOP

Folk progresivo. La épica no es algo que pueda enhebrarse. Es esa sensación de perfecto cosido, de tejido sin rotos ni margen de fisura lo que vuelve demasiado hermética la marcha del debut en largo de esta banda de Sidney. “Moonfire” supera claramente la marca dejada por su EP, “With Emperor Antarctica” (Chess Club, 10), pero hay algo que no deja respirar a este disco. Sus progresiones armónicas y las casuales crecidas eléctricas resultan imponentes, pero las fronteras sonoras del cancionero son relativamente estrechas. Dave Hosking y los suyos han crecido a la sombra de Mumford & Sons y las escuchas trasnochadas de Simon & Garfunkel. De ahí que sus composiciones se muestren sólidas, con partes melódicas diferenciables y complementadas, un copioso y acertado atrezzo instrumental que incluye banjos y mandolinas, y un tejido que no se rasga en los abundantes descensos anímicos. A menudo, el álbum suena grande; es sólo que nunca se desata, y acaba resultando más contenido que heroico. No diría que le falta alma, solo le sobra simetría, artilugio. La voz de Hosking recuerda a demasiadas otras como para poseer entidad propia, y abundan las canciones intrascendentes, como “My only one” o “The village”. Con todo, es admirable la cima que se logra alcanzar en el crecimiento de densidades de “Feeding line”, y la impresionante circularidad del estribillo de “Milk & sticks”, con ese aire a Arcade Fire. Los viejos vientos de “Part time believer”, o la pausada aspiración final de “Big man”, consiguen mantener el latido de una banda que sabe vestirse de la cabeza a los pies. Aunque es posible que esta vez se hayan vestido con más etiqueta de la que la ocasión requería. Albert Fernández

Ambient jazz. De todo el marasmo de bandas y artistas que surgieron en el efervescente Berlín del cambio de milenio, Dictaphone era una de las propuestas menos evidentes, menos arraigadas en las distintas formulaciones indietrónicas que dominaban el ambiente de la época. Este dúo prefería mezclar fondos electrónicos con arreglos de free jazz, grabaciones de campo y detalles de música concreta con técnicas de grabación experimentales; una forma de producir música más bien culta y compleja, pero que conseguía dar a sus discos un aire cercano, una melancolía cotidiana, con la que no resultaba difícil sentir empatía. Semejante manera de hacer motivó que en su momento Dictaphone pasara bastante inadvertido, pero también es responsable de que su discurso haya envejecido mucho mejor que el de sus contemporáneos, como demuestra “Poems from a rooftop”, primera entrega de la pareja tras seis años de silencio. Y es que el contenido del disco sigue apelando a ese ambient nocturno y un poco tristón, en el que se mezclan texturas digitales con instrumentos acústicos (saxos, clarinetes, pianos, percusiones y melódicas); un ambient que mira de reojo hacia el jazz, que utiliza samples y grabaciones de campo de una forma imaginativa y que (y esta es la principal novedad) añade un fondo de ritmos y pulsos cinemáticos en los que se percibe cierta vocación cósmica. Una más que interesante manera de volver a la vida. Vidal Romero

Ceremony “Zoo” MATADOR / ¡POP STOCK!

Noisecore. Chris Spencer (voz, guitarra), Dave Curran (bajo) y Vincent Signorelli (batería) han necesitado poco menos de dos décadas para convertirse en leyendas vivientes. Veinte años dan para mucho: siete discos oficiales, dos compilaciones de singles, una visita a los estudios de John Peel en la BBC y un incontable número de canciones inspiradas en la perra vida de las calles de Brooklyn. Spencer siempre ha reconocido escribir sus letras partiendo de hechos reales que acontecían a su alrededor. Y es que hubo un tiempo —sobre todo a finales de la década de los ochenta y mediados de los noventa— en el que pasear por según qué zonas del Lower East Side se podía convertir en una negligencia mortal. Con motivo de la aparición de “Wreck” en una reciente entrevista publicada en la web Pitchfork, él mismo reconocía en una de sus declaraciones: “El distrito de Brooklyn está totalmente aburguesado y Manhattan bajo control, pero cosas muy jodidas siguen pasando en Nueva York”. Durante veinte años muchas atrocidades han tenido lugar también en el seno de la banda, hechos con consecuencias directas que en más de una ocasión han estado a punto de paralizar su trayectoria musical para siempre. A mediados de 1992 su batería Charlie Ondras moría a causa de una desmedida sobredosis de heroína, dejando al resto de la banda hundido y sin expectativas de futuro, hecho que salvó la entrada en la banda de Vinny Signorelli (Swans, Foetus y ahora también en Storm of Light). En 1998, durante la gira de presentación de “Occupational hazard” y tras su concierto en la ciudad de Viena, Chris Spencer fue atacado por un grupo de cuatro personas y recibió una paliza tan brutal que le removió las entrañas de sitio, recuperando milagrosamente la vida gracias a la cirugía y tras meses de recuperación. Aún habiendo vivido tales experiencias, Unsane no se han dejado in-

talidad salvaje de sus primeros discos se ve sustituida por temas más contenidos con influencias post-punk y riffs garajeros. Una evolución en toda regla (no hay más que tomar cualquier tema de sus anteriores discos y compararlo con los del nuevo álbum) que, aunque en algunos temas todavía chirríe, sienta unas bases sobre las que asentarse y poder seguir hacia delante, y de paso nos proporciona buenos y entretenidos momentos. Javier Burgueño Don Niño “In the backyard of your mind” INFINÉ

Blitz The Ambassador “Native Sun” EMBASSY MVMT

African hip hop. Uno de los errores más comunes entre los artistas africanos que logran cierta repercusión a nivel mundial es querer echarse el continente a la espalda y explicar algo tan complejo como África a través de su música. Por supuesto, se trata de un tic bienintencionado que responde a la cómoda ignorancia con la que los países ricos le dan la espalda a mil millones de personas, pero

Rock. ¿El sello Matador ha decidido ampliar miras y ha fichado a la banda de hardcore punk Ceremony o han sido los miembros de Ceremony los que han templado su sonido para acercarse a postulados cercanos a los del sello y ser fichados por el mismo? Aunque desconozcamos la respuesta a esta pregunta, el hecho es que la banda californiana Ceremony ha editado su cuarto disco en el sello Matador, y eso implica muchas cosas. Cosas como que en “Zoo” la fiereza marca de la casa sigue existiendo, pero de otras formas; lo que antes era violencia explícita ahora es amenaza latente, y la bru-

Avant rock. Ocho años después del estupendo “On the bright scale”, y con un cambio ortográfico de por medio (ahora se hace llamar Don Niño, con eñe), el francés Nicolas Laureau recupera su proyecto más ambicioso y personal; ese en el que se dedica a conjurar al espíritu de Arto Lindsay, de ese rock psicodélico y alambicado que se podía escuchar en las catacumbas del Nueva York de los ochenta. La novedad primera es que por fin dispone de una banda estable para dar mayor empaque a sus composicio-

timidar por la adversidad y han continuado fieles a su estética —todas sus portadas recrean ambientaciones gore inspiradas en la criminología forense— y su sonido, a día de hoy, continúa siendo tan contundente y despiadado como el primer día en que el extraordinario single “Body bomb” vio la luz. Su método de trabajo levanta fascinación: aún tratándose de la banda de rock más ruidosa del planeta, niegan utilizar pedales de efectos, y el propio Spencer se encarga de retocar manualmente sus amplificadores hasta convertirlos en auténticos instrumentos de tortura, justo hasta conseguir la ecuación perfecta entre volumen y distorsión. Así se entiende que cualquiera de sus directos y discos como “Total destruction” (93) “Scattered, smothered and covered” (95) y el mencionado “Ocuppational hazard” (98) estén fácilmente considerados como verdaderas obras de arte. “Wreck” devuelve a unos Unsane en estado de gracia (nunca la han perdido), envueltos por completo en la obsesiva búsqueda de lo malsano y realizando certeras incursiones en el método más degradado de la fabricación de sus composiciones. “Wreck” suena a gloria. Habiendo fichado por Alternative Tentacles, sello que regenta el idolatrado Jello Biafra, su nuevo disco se puede entender como un perfecto resumen de toda su carrera y aporta una notable nitidez desde el punto de vista de la producción en estudio. Pese su linealidad invariable —algunas voces les acusan de sonar siempre igual—, en “Wreck” hay lugar para tremendos momentos como “Decay”, “No chance” y “Roach”, tres de los temas en los que Spencer deja fluir su imaginería sádica como nunca, entregándose por completo en sus letras ubicadas en la más profunda desesperación. Signorelli no se queda atrás luciendo su técnica detrás de los tambores y experimentando ritmos en las temerarias “Metropolis” o “Ghost”. El impresionante cambio de registro de “Stuck”, pieza de marcada lentitud slowcore, pone la nota discordante en el disco (para que nadie se queje). La sorpresa la dejan para el final: una ejemplar revisión de “Ha ha ha” de Flipper que en sus manos está más que justificada. De nuevo atroces, de nuevo sensacionales, un diez. Matías Bosch

nes; una banda que ya había comenzado a cimentar en “Mentors, menteurs!” (07), un entrañable divertimento en el que versionaba a viejos favoritos como Gainsbourg, Syd Barret o el “Porque te vas” de Jeanette. Y la segunda novedad es que, para la ocasión, ha fichado al gran Luke Sutherland (Long Fin Killie, Bows y un viejo favorito del que esto suscribe), que aporta letras, su violín y su particular voz a “In the backyard of your mind”, y le ayuda a convertirlo en el mejor disco de su carrera hasta la fecha. Un disco que, a un nivel estético, no presenta grandes variaciones: sigue enredado en ese rock amable y acariciante, que frecuenta ritmos huidizos y estructuras complejas, que amontona melodías, texturas y samples circulares, que se regodea en el detalle meticuloso y premia la escucha atenta. Su gran virtud, en realidad, es el esfuerzo por ampliar los registros compositivos, por buscar paisajes menos comunes; un esfuerzo que se traduce en un tono más sombrío y trascendente (y apuesto el bazo a que Sutherland tiene mucho que ver con esto), que añade profundidad, sabiduría, grandeza, a unas canciones preñadas de lirismo. El fruto maduro de una carrera que apunta maneras de clásica. Vidal Romero


048/049

discos

M Ward “A wasteland companion” BELLA UNION / COOP

Folk-rock. Elevadas son las torres que orgulloso levantó M Ward en el pasado con aquellas obras magnas tituladas “Transfiguration of Vincent” (03) y “Transistor radio” (05). Cimas de creación artística a las que siguieron unas no menos notables “Post-war” (06) y “Hold time” (09). Tan altas entregas hoy lucen, de alguna manera, en contra del músico afincado en Portland. Porque si bien es cierto que sus composiciones siguen brillando a lo largo de muchos de los cortes de su nueva entrega, su discografía anterior aparece aquí amenazante ante ciertos pasajes menos resplandecientes, ensombreciendo injustamente el conjunto de la obra. ¿Estamos ante un mal disco? No, para nada. Sencillamente “A wasteland companion” se presenta algo irregular, incapaz de mantener sus mejores momentos a lo largo de las doce composiciones. Peca quizá de una selección que bien podría haber reducido el número de tracks en beneficio de entregar otra obra magistral. El lapsus de dispersión es comprensible si tenemos en cuenta que esta nueva entrega fue grabada contando con dieciocho músicos —entre la extensa nómina de colaboradores aparecen nombres como Steve Shelley (Sonic Youth) y Mike Mogis (Bright Eyes)— a lo largo de siete estudios —desde Portland, a Omaha y pasando por Nueva York, Los Ángeles o Bristol— y contando con ocho técnicos de sonido diferentes.

El motivo no es otro sino que el californiano no ha dejado de viajar alrededor del mundo, desde la publicación de su último disco, presentando su proyecto más personal o haciéndolo a través de sus otras dos aventuras musicales: She & Him y Monsters of Folk. Entre lo mejor de este trabajo destaca “Primitive girl”, un arrebato pop-rock dinámico y excitante que en apenas algo más de dos minutos condensa un sinfín de virtudes y se acaba por convertir en el hit bailable del LP. El litoral del Pacífico que se extiende desde California a Oregon está muy presente en “Clean slate”, que recrea en sus ambientaciones y cadencias todos los tópicos que podamos imaginar sobre paisajes marítimos al sol, brisas frescas que atracan en la costa, cielos azules y límpidos Es éste un tema de country-folk con sabor añejo, un espíritu que consigue recrear el norteamericano en buena medida gracias a su maestría en el uso del fingerpicking, técnica de la que vuelve a servirse en la cálida y confortable brisa que es “The first time I ran away”, y que demuestra notoriamente que es en estas lides técnicas donde su trabajo resulta mucho más brillante, sobresaliente y disfrutable —otros buenos ejemplos de ello son el western-folk “Pure joy”, “There’s a key”, “Wild goose” y el blues-folk noctámbulo “A Wasteland companion” (la canción)—. También hay mucho de beach sound clásico en “Sweetheart” aunque aquí vestido en un lenguaje mucho más pop. La tónica retro del sonido continúa presente en el rock’n’roll de “I get ideas” y el folk orquestado tiznado de soul que es “Crawl after you”, donde la susurrante voz de Ward se torna seca y arrastrada, como un trago amargo en la garganta polvorienta. David Giménez

un fondo en el que florecen sutiles reminiscencias sureñas y ecos de tiempos pasados. Añadan a esto la clásica calidez que transmiten todas las grabaciones de Friedlander, esa capacidad para pulsar la fibra de la melancolía, y tendrán (una vez más) un disco notable entre las manos. Vidal Romero Erik Friedlander “Bonebridge”

Oberhofer “Time capsules II” GLASSNOTE / COOP

SKIPSTONE

Jazz. Como varios de los discos que ha publicado en los últimos años el chelista neoyorquino Erik Friedlander, “Bonebridge” hunde sus raíces en un viaje por los caminos secundarios de Estados Unidos que el autor realizó hace muchos años: una suerte de epifanía, que marcó su manera de entender la música, y a la que siente que tiene que rendir cuentas de algún modo. En este caso, el punto de partida es una excursión que realizó junto a sus padres, siendo todavía niño, a un famoso festival de bluegrass de Virginia. Allí descubrió el particular sonido de la steel guitar, un instrumento que desde entonces le ha obsesionado hasta el punto de que muchas de las técnicas con las que toca su chelo son adaptaciones de recursos propios de ese género tan redneck. Un viaje al que “Bonebridge” rinde tributo mediante la incorporación, al trío habitual que acompaña a Friedlander en sus conciertos y grabaciones, del guitarrista Doug Wamble. Y aunque no me considero un gran seguidor de los distintos palos del country, debo reconocer que me parece fascinante la manera en la que los dos instrumentos de cuerda dialogan, utilizando todo tipo de pizzicatos, golpeos, arañazos y caricias, mientras el contrabajo y la batería dibujan

Post-teen pop. Nada puede detener el entusiasmo de un hombre joven. A los 19, Brad Oberhofer logró poner sus primeras canciones en la calle, y, con su EP auto-editado, alcanzó cierta atención especializada. Con tales méritos contraídos, no es de extrañar que apenas dos años después se le infle el pecho y se sienta capaz de todo en su debut en largo, “Time capsules II”. El aire volador y atrevido domina este decálogo de canciones de pop garagero. Desde la orquestal y paulatina introducción trascendente de “Heart” queda claro que la música de Oberhofer es un artefacto airado y anímico. Su pop encendido es una invitación al incendio de su cuarto adolescente, una irreflexiva llamada a la épica desde sintetizadores picados, bombos teatrales, guitarras en desorden y fraseos ululantes. Brad consigue arrastrarnos al baile galopante con cortes como “Landline”, “Cruisin’ FDR” o “Could go”, y se expresa con contundencia en “Away frm u”, tema que varía su nervio desde la lluvia de guitarras al relajado redoble con silbidos, anclando su ritmo en un estribillo enrevesado, coreable y juguetón. Pero este joven adulto se muestra a menudo taciturno y cambiante. “Yr face” o “oOoOo” bajan la cabeza y clavan la vista en un suelo revuelto de aullidos y reverberaciones, anulando

toda empatía. Así las cosas, por el momento nos conformamos con el gancho contagioso de sus horas animadas. Al fin y al cabo, su música acaba de superar la pubertad: aún le faltan muchos cola-caos. Albert Fernández

Edwin Moses “Cabrini Green” SIESTA

Soul-pop. La carrera musical de Edwin Moses es una demostración de lo mucho que nos queda por aprender musicalmente en nuestro país. Una propuesta de soul lujoso, soleado y en ocasiones edulcoradamente melancólico, positivo y vitalista, que con cuatro discos y un EP en cerca de ¡dieciséis! años, apenas ha conseguido la respuesta que una propuesta tan singular en nuestro territorio merece. Podríamos poner peros y buscar razones, pero la realidad está ahí. Haciendo referencia al barrio de Chicago en el que ‘supuestamente’ creció Edwin Moses, Pablo Errea y Pedro Vigil vuelven a darnos más razones en forma de canción: maravillosas “Lonesome rain”, “Yasmine Nafsum” y “Edna”, preciosa “Love is groove”, e infecciosamente adictiva, con un ritmo ardiente, “Keep on fire”. Tan solo hay que achacar el bajón rítmico a mitad de disco, que remonta a golpe de vientos gloriosos y cuerdas luminosas. Podemos dar gracias a la fuerza para que, después de todos estos años, sigan ahí. Jesús Sáez Errors “Have some faith in magic” ROCK ACTION / PIAS

Post-rock moderno. Los escoceses Errors siguen construyendo su ondulante carrera musical sobre un imán al que atraen tanto el post-rock más guitarrero como la modernidad electrónica pro-chillwave. Ambos estilos están de lo más concurridos, por no decir saturados, aunque (por haber surgido antes) quizás más el primero que el segundo. Es por lo tanto una noticia excelente que “Have some faith in magic”, su tercer disco, se decante más bien hacia los sonidos de esta temporada, a menos que la que se decante sea yo, que podría pasarme la primavera entera escuchando “Barton spring”, dulce electrónica lo-fi con voz distante incluida, e ignorando el resto del disco, que los intentos del grupo de combinarlo todo con todo suenan demasiado a menudo a despilfarro gratuito de teclados y energía, algo así como Explosions in the Sky tocando la guitarra con las manos llenas de grasa, un amontonarse de lugares comunes por el que sólo se inclinarán quienes echen de menos desesperadamente a Trans AM (“Tusk”, “Earthscore”). Gloria González Hannah Cohen “Child bride” BELLA UNION / COOP

Folk-pop. Ciertas voces femeninas despiertan en mí un grotesco instinto cruel. No sabría decir si es algo generalizado entre la población masculina o si soy sólo yo quien tiene algo roto ahí dentro, pero cuando Han-

nah Cohen canta “tell me what you want me to do” en “Say anything” se me ocurren mil cosas malas. Y me pregunto si es así como reaccionamos algunos ante el candor femenino, porque la voz de Cohen desprende una luz pura, como si Karen Peris (The Innocence Mission) hubiese muerto reencarnándose en una hermana algo más consciente de la presencia de la maldad en el mundo pero igualmente angelical. Y la producción, discreta pero inteligente, de Thomas ‘Doveman’ Bartlett (The National, Antony & The Johnsons) no hace más que multiplicar esa sensación de estar enfrentándonos al desdén de un ser demasiado bello para este mundo de mierda. Por suerte, de vez en cuando sobrevuela el debut de esta neoyorquina el espíritu turbulento de Kate Bush. De lo contrario, este disco sería uno de esos demasiado bonitos como para dejar poso. Joan Cabot

Iñigo Ugarteburu “Back & forth” FOEHN

Cinemática. La tradición señala que cada trimestre Foehn Records publique alguna pequeña maravilla que difícilmente encontraríamos en cualquier otro catálogo. El sentido de misión lo convierte en un sello marcadamente poco comercial y quizás demasiado hiperactivo como para mimar cada una de sus referencias como merecerían, pero a este lado de la barrera su simple existencia es motivo de alegría. Tras la edición de “Eclíptica” de Santiago Latorre, disco nacional del año según GO, la casa catalana edita el primer trabajo en solitario de Iñigo Ugarteburu, miembro de Café Teatro y desde hace un tiempo afincado en Inglaterra. En “Back & forth” Ugarteburu da forma a una colección de piezas entre la clásica, la banda sonora y el post-algo que funcionan como cuaderno de viaje, empezando por la Europa de Yann Tiersen, visitando el rancho de Friends of Dean Martinez para tomarse un bourbon con Tom Waits y sus secuaces antes de plantarse en la Chicago de Jim O’Rourke, sin dejar en ningún momento de hacer pie donde ha estado con anterioridad. Una maravilla. Joan Cabot Islet “Illuminated people” TURNSTILE / PIAS

Pop-rock experimental. El cuarteto galés Islet tiene pinta de no dar tregua sobre un escenario. Al menos eso es lo que uno intuye escuchando el caótico, histriónico por momentos y anti-pulido debut “Illuminated people”, donde llevan sus canciones-experimento indistintamente de un punto de tensión máxima a la etérea dispersión lánguida, rebotando una y otra vez. Porque sí. Y ya está. El magnetismo que ejerce sobre las mentes inquietas una fuerte personalidad, tan brusca como vitalista, ha hecho que el boca a oreja se haya puesto de su parte después de tres años de vida. Su música es exactamente igual que el artwork con el que rellenan sus fanzines de fotocopia: un collage coloridamente psicotrópico con cachitos de cantos de sirenas, distorsión guarra y baterías entre el kraut, el post


Julia Holter “Ekstasis” RVNG INTL

rock, el disloque tribal y el trip-hop (“A warrior who longs to grow herbs” sería en este último sentido su homenaje particular a Massive Attack). Entre tanto ruido y concepto, hay respiros más melódicos como “We bow”, donde la cercanía a Bristol vuelve a aflorar, la tropical desembocando en rap “Funicular”, o la aparentemente inocentona “A bear on his own”, que acaba como se nota que les gusta acabar, desgañitándose. Carola Guerrero

Kindness “World, you need a change of mind” V2 / COOP

Disco-funk. Irresistiblemente cautivador, el verdadero triunfo de “World, you need a change of mind”, el debut en largo de Adam Bainbridge con su proyecto Kindness, reposa en su habilidad para manejar y mezclar con naturalidad elementos, si bien no antagónicos, sí distantes, y dotar al conjunto de un sugerente aire a la vez decadente y cool: la carnalidad disco de Arthur Russell y Larry Levan (“Swingin’ party”, “Cyan”), la sensualidad retorcida de Prince y el sentido funk de Babyface (“That’s allright”), pero también el R’n’B visionario de Shuggie Otis (“Gee up”) y un uso de la reverb claramente extendido hoy en día. Bainbridge incluso versiona “Everyone can fall in love”, tema de Anita Dobson para la banda sonora de la popular serie “EastEnders”, convirtiéndolo aquí en una balada digna de una boy band cualquiera, aunque la canción también funciona como broma interna en un álbum que se toma tan en serio conceptos como hedonismo, perversión y deseo. Bajo su engañoso título, se esconde un álbum que podría perfectamente funcionar como banda sonora para la próxima película de Steve McQueen. Joan Cabot Krazy Baldhead “The noise in the sky” ED BANGER / KARONTE

Electrónica. Uno de los niños mimados de la casa Ed Banger, Pierre-Antoine Grison alias Krazy Baldhead, está de vuelta tras el éxito cosechado con su anterior trabajo, “The b suite”. El autor del que fuera uno de los trabajos electrónicos más frescos de 2009 regresa tras consumir toneladas de jazz setentero en los ratos muertos de la gira de presentación de “The b suite”. Para componer “The noise in the sky” Grison ha intentado enmascarar los aromas french touch que tanto emanaban en su primera obra, aunque temas como “Empty boy” o “Resurrection” mantengan la llama encendida y funcionen como excepciones que confirman la regla. El resultado es un batiburrillo de un puñado de buenos arpegios de sinte —teñidos con un sonido que recuerda mucho a Squarepusher, dicho sea de paso— pero que en general no acaban de despegar a lo largo de los tres cuartos de hora del disco. Tras sucesivas escuchas, la sensación de que a las canciones les falta sal y que nunca llegan a su punto de ebullición es prácticamente inapelable. Beto Vidal

Joaquín Pascual “La frontera” GRABACIONES EN EL MAR

Pop. Por mucho que el humorista Joaquín Reyes haya sido el responsable del arte que encierra al nuevo trabajo de Joaquín Pascual, poco espacio encontraremos para el humor entre las diez composiciones que aparecen dentro de esta nueva entrega. La serpenteante y fantasmal ‘Un ritmo caliente’ es un blues mínimo, sensual y enfermo, que ya había visto la luz, en su versión primigenia, en aquella “Aproximación a la frontera” (11), un álbum autoeditado, y de tirada muy limitada, que se regaló como premio a todos los asistentes en algunos de los conciertos del albaceteño. El debut para Grabaciones en el Mar pone sobre el tapiz un muestrario exquisito de canciones íntimas y susurrantes, de atmósferas oníricas excelentemente arregladas (un buen ejemplo son los pianos y arreglos de cuerda y viento de canciones como “Tres vidas” y “Los protagonistas”). La elegancia se desborda en “Hotel romántico”, una sobresaliente pieza funky de arreglos souleros, pegadiza, bailable y con mucha clase. Sobresaliente, como siempre. David Giménez

Matt Elliott “The broken man” ICI D’AILLEURS / ACUARELA

Folk. Matt Elliott es sin duda un artista digno del más profundo respeto y la más sincera admiración: ha escrito algunas de las páginas más convulsamente bellas de la música moderna como The Third Eye Foundation, contribuyó muy activamente a la efervescente escena subterránea de Bristol de los 90 y desde hace ya años intenta re-actualizar el folk desde coordenadas personales. Sin embargo, desde que un día me quedé profundamente dormida durante un concierto suyo, me consta que, por mucho que el curriculum de Elliott impresione, el pobre hombre a veces aburre. “The broken man” también aburre, con su guitarra flamenca y esa voz que evoca la desolación de Leonard Cohen y el cansancio vital de Stuart A. Staples pero carece del carisma de ambos, con su continuo lamentarse y con su penosa solemnidad —a pesar de palpitar efímeramente en “If anyone tells me ‘It’s better to have loved and lost than to never have loved at all’ I will stab them in the face”, lánguido tema con el piano de Katia Labèque—. Gloria González

Ambient pop. El primer disco ‘oficial’ de Julia Holter, “Tragedy” (11), estaba revestido con un extraño halo de misticismo. Producto, por un lado, de que quería funcionar (con éxito, además) como la traslación musical de una tragedia griega escrita por Eurípides hace dos mil quinientos años: una elección que en las manos equivocadas sólo hubiera servido para sacar a relucir un esnobismo desatado, pero que a esta joven compositora de Los Ángeles le permitía explotar una capacidad innata para la teatralidad. Y por otro lado, de que todos los temas estaban construidos a partir de un denso entramado de elementos atmosféricos, que se iban superponiendo, agregando y disgregando, y que aquí y allá se abrían en canal para dejar aflorar a la superficie temas de pop extravagante (“Try to make yourself a work of art”, por ejemplo), masas corales, interludios neoclásicos, ecos medievalistas y hasta algún estribillo que parecía robado a la mismísima Enya (ese delicado guilty pleasure que era “Goddes eyes”). La cantidad de voces y de referencias que se daban cita en aquel disco, en fin, situaban a Julia Holter en algún lugar indeterminado entre el pop hipnagógico, el ritual paganista, la new age y el ambient de drones; un lugar por el que transitan, cada una a su manera, muchas de las nuevas luminarias femeninas del universo independiente: ahí están, para demostrarlo, Nite Jewel (que además es su amiga), Grouper, Maria Minerva, Grimes, Julianna Barwick o Zola Jesus. Eso sí, más allá de los puntos comunes, Holter se diferencia de todas sus compañeras de generación en que posee una (insana) percepción global de lo que hace, y eso le permite trabajar con su música a un nivel cosmogónico, en el que todas las partículas guardan una íntima relación entre sí. Es algo que se nota en el carácter onírico que revisten sus composiciones (que tienen vocación surrealista, que desdibujan sus límites para fundir-

en Kranky, Touch, o Miasmah), por lo que era muy improbable que defraudaran como Orcas, proyecto que pusieron en marcha a raíz de una primera colaboración para grabar una versión del “Until then” de Broadcast. Bueno, podrían haberse limitado a hacer cada cual lo suyo, uno al lado del otro, cultivando sus soledades en paralelo, mirando cada uno sus propios zapatos, refugiándose en su propio gusto exquisito. Sin embargo, a medida que “Orcas” se despereza (muy lentamente en “Pallor cedes”) y va susurrando cosas bonitas (“Arrow drawn”) y, sobre todo, a medida que Pioulard se va hundiendo en el esponjoso mundo de Irisarri (“Standard error”) para flotar mejor sobre la pesadez de la tierra (“Carrion”), lo inevitable se confirma: el debut de Orcas es grande, desde el inmóvil shoegaze borroso de “A subtle escape” hasta la magnífica suavidad ambiental de “High fences”. Orcas divinas. Gloria González Sanjays “Laboratorium”

Orcas “Orcas”

BANKROBBER

MORR MUSIC

Ambient indie pop. Benoît Pioulard y Rafael Anton Irisarri no han hecho nunca nada malo por separado (aunque han publicado mucho,

Pop-rock. Tras el autoeditado “Welcome to Lemür City”, Sanjays vuelven a la palestra musical con una propuesta que los aleja de la psicodelia y el garage para meterlos de lleno en el desenfreno de un indie pop-rock acele-

se unas en otras), en el hecho de que muchos de los pasajes de su música estén ‘compuestos’ en un sentido clásico de la palabra, y sobre todo en la sensación de que sus discos funcionan como un organismo completo: esa vocación teatral de la que hablábamos más arriba, que también está presente en “Ekstasis”, aunque de una manera diferente. Y es que, si “Tragedy” era un disco en el que las canciones tenían que rasgar el tupido velo ambiental para asomarse a la superficie, en esta ocasión es el silencio el que se ve perturbado por una miríada de líneas melódicas y percusiones deslavazadas que, paso a paso, van construyendo piezas laberínticas, de elevadísimo poder hipnótico y desarrollo complejo. Piezas como la inicial “Marienband”, que va cambiando de tono y cadencia de manera incesante, desenterrando en el proceso maravillosos tesoros melódicos. O como “Boy in the moon” y “Four gardens”, sometidas a un juego de apilamiento y sustracción de capas, en las que igual se multiplica la voz de Holter para dar forma a un coro infinito como aparece un baño de drones de entre los ecos de un clavicordio. O como ese patchwork descontrolado y excéntrico, “This is ekstasis”, que cierra el disco entre letanías, síncopas imposibles, cuerdas arañadas y un saxofón que se saca de la nada un arreglo de free jazz. Y, como si no hubiera bastante con ese babel de claroscuros, Holter redondea el trabajo dejando caer varias perlas adhesivas de pop psicodélico (“In the same room”, “Für Felix”, las dos partes de la ya conocida “Goddes eyes”) en las que conviven la delicada intimidad de Stina Nordenstam, la suntuosidad climática de los últimos This Mortal Coil y un inopinado toque lisérgico, posible homenaje a la ácida tradición californiana. Un auténtico viaje por el tiempo y el espacio, repleto de ecos, acentos y citas crípticas que, como decíamos más arriba, se crece cuando se contempla en todo su esplendor; es decir, cuando se escucha de una sentada, dejándose absorber por su incesante caudal. Dejándose convencer, con cada giro inesperado, de que “Ekstasis” es una de las experiencias más intensas y emocionantes que pueden encontrarse ahora mismo en las estanterías de una tienda de discos. Vidal Romero

rado y festivalero. Recién fichado por Bankrobber, el sexteto de la Bisbal de l’Empordà mantiene la diversión como elemento clave de la fórmula desarrollada en este “Laboratorium”. Por lo demás, aquí los catalanes suben las revoluciones y afilan unas guitarras cada vez más cortantes y agresivas. No en vano la primera referencia que le viene a uno a la mente al escuchar este segundo trabajo es Arctic Monkeys. Pero los Arctic Monkeys que molaban, los del principio, los que no tenían miedo de descoyuntarse con tanto cambio de ritmo, los que parecía que nunca podrían dejar de acelerar. La influencia de los de Sheffield es más que palpable en temazos como “Assaults end some time”, “Hemorrhage” o “Smells of erection”. A veces le añaden los berreos y el desenfado festivo de Los Campesinos! (“Champagne club sister”), a veces viran hacia territorios propios del rock’n’roll más clásico (“Atomic panties”), otras veces toman lo mejor del math-rock y lo dulcifican (“A field to fight”) y en general le ceden el protagonismo a su cantante femenina, Demmy Sober, que igual pone nervioso al personal masculino con la sensualidad de “Your first life was with me” que se convierte en nervio puro sobre el escenario. En definitiva, un segundo esfuerzo más que notable con un cambio de dirección que les ha sentado de maravilla. Ganazas de verlos presentarlo sobre las tablas. Virginia Arroyo


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discos

Claro Intelecto “Reform club” DELSIN

Techno. Tres años de silencio en el mundo de la música electrónica, a día de hoy, parecen pesar más que los gramos de mandanga consumida por el ex chófer de Guerrero. Mientras vientos huracanados como el dubstep, el revival disco en las pistas de baile o la vuelta del house más nostálgico destruyen todo a su paso, los hay quienes llaman a la puerta tímidamente, enseñan la patita por debajo de la puerta para demostrar su identidad y balbucean con voz temblorosa su identidad. Es el caso del británico Mark Stewart, aka Claro Intelecto, (abstengámonos de realizar bromas tontas con su nombre durante la presente reseña), quien publica este 2012 su primer trabajo desde aquella irregular compilación de maxis, “Warehouse Sessions” (Modern Love, 09). Un trabajo, recordemos, en el que Stewart decidió romper con los ecos del intelligent techno Warpianos que deleitó en el magnífico “Neurofibro” (Ai Records, 04); concretamente virando hacía un techno de carácter germanófilo, esto es, con bases dub, paisajes gélidos y con bombos martilleantes marca de la casa (justo como la portada de la recopilación, con hombres forjando el hierro de la metalurgia alemana). Pero ojo, Intelecto tampoco se ha atrincherado en el sofá de su casa durante el letargo, como demuestran sus remixes a gente bien como The Black Dog u OCH. Decíamos que 2012 era el esperado retorno

Oso “Sealand” BCORE

Americana. Despiertan los primeros acordes de “Hide & seek” y con ellos se eleva un puente directo entre Barcelona y Carolina del Norte, o Nueva Jersey. La melancolía de esta canción, que da sus primeros pasos de manera sobria y elegante, se subleva y acaba explotando en una canción que bien podría recordar a artistas del calibre de Ryan Adams o Neal Casal. Porque el discurso de Oso —banda cuyo génesis podemos encontrar a partir de algunos proyectos pertenecientes a la escena más underground de la ciudad y sus alrededores (Her Only Presence, Puerto Esperanza, Tetsuo)— se basa precisamente en una sonoridad reconocida como el alt-country. En “Mountains” galopan a lomos de una rítmica folk & western en la cual irrumpen constantes cambios de estilo, acercándoles a referencias como Megafaun. “Superman’s last words” es un medio tiempo al uso que, ayudado por un conjunto de melodías vocales muy pastoral, resulta un cocktail ideal para destemplar las emociones atolondradas. David Giménez

Perfume Genius “Put your back N 2 it” MATADOR / ¡POP STOCK!

del mancuniano, más específicamente el pasado febrero con el EP “Second bood”, crujiente adelanto de “Reform club” —ambos publicados en el excelente sello holandés Delsin, es decir, abandono de lo que fue su principal feudo, Modern Love—. Un vinilo planchado con esmero en el que cuando uno depositaba la aguja en los surcos de la cara principal sabía de qué se trataba el asunto: una línea de bajo reverberado, percusión renqueante y un sinte deudor del new age de fondo que suena apagado. Nada más, ni nada menos: Claro Intelecto en su esplendor, pero con al parecer una velocidad menos, quizás debido a la creciente influencia de uno de sus colegas de profesión más cercanos, Andy Stott. La fórmula para su tercer LP parece beber de la misma fuente que la citada serie Warehouse y su segundo álbum, el correctísimo “Metanarrative” (Modern Love, 08): los strings que ponen pelos como escarpias siguen ahí (“Reformed”, paradójico título de un tema que bien podría figurar en el reverso de “Neurofibro”), el techno detroitiano de contrastes metálicos y ensoñador (“Blind side”), los ambientes nebulosos y tensos que solo el de Manchester sabe plantear sin pillarse los dedos o, que, incluso, se atreve con algún tema cercano a la pista de baile (los claps juguetones de “Control”) o bien al polo opuesto de la misma (dos piezas ambient monocromáticas esculpidas a golpe de piano, “Still here” y “Quiet life” que recuerdan al Leyland Kirby melancólico de “Eager to tear apart the stars”). El resultado final está claro (intelecto... perdón): un buen disco de techno en el que Stewart unta con sus viejos trucos de magia las texturas húmedas de las nuevas producciones. Es decir, ni defrauda, ni enamora. Chinpún. Beto Vidal

Sad songs. “Learning”, el debut de Mike Hadreas, expuso como sábanas secándose al sol algunos de los traumas más arraigados en la psique del artista afincado en Seattle. Una obra soberbia sobre el desconsuelo que, por dolorosa, encerraba en sí misma alguna leve esperanza de lograr extirpar toda la aflicción del alma del artista. Error. Al menos por el momento. “Put your back N 2 it” se presenta como una secuela de aquel. El piano sigue siendo, junto con su trémula voz, el gran protagonista de las piezas. Notas negras, pesadas, lastradas y apesadumbradas crean ambientes opresivos, donde a duras penas caben, sin apretarse unos contra otros, secretos demasiado dolorosos como para ser guardados. Barreras que nunca debieron cruzarse creando un sufrimiento que siempre regresa a cobrar su tributo. Nuevos matices ayudan al compungimiento del corazón del oyente, aportaciones sonoras entre las que destacan las baterías, trombones y la steel guitar de John Parish. Perfume Genius lo ha vuelto a hacer. Sublime congoja. David Giménez Niños Muntantes “Náufragos” ERNIE RECORDS

Pop-rock. Veteranos sin grandes ambiciones, Niños Mutantes repiten discográfica, equipo de producción y estudio respecto a su anterior “Las noches de insomnio” (Ernie, 10). “Náufragos” es su octavo álbum ya y carece de la tensión de antaño. Con la madurez emergen con fuerza influencias antes disimuladas como la del pop español de los sesenta (Nino Bravo, Los Brincos) y se percibe cierto grado de inercia en las canciones más flojas, algo que ellos intentan contrarrestar invitando a vecinos y amigos (Antonio Lomas

de Lori Meyers, Banin de Los Planetas, Raúl Bernal, Jimmy Gacía de Escorzo), y apenas consiguiéndolo a medias. Porque “Hundir la flota” o “Empezar de nuevo” son grandes canciones, dos nuevos himnos que sumar a un repertorio ya extenso, pero, aunque “Náufragos” sea un disco que más que sobre hundimientos habla de salir a flote, lo nuevo de Niños Mutantes sugiere precisamente el pesar que intenta ahuyentar. El naufragio, en todo caso, sólo es parcial; aunque lenta y herida, la barca llegará a puerto. Joan Cabot

Portico Quartet “Portico Quartet” REAL WORLD

Electrónica cinemática. Varias cosas han cambiado en el seno de la banda londinense Portico Quartet. La primera y más evidente es la marcha de Nick Mulvey, el encargado de tocar el hang, el curioso instrumento híbrido entre gamelan y gong. Los sampleos y Keir Vine, miembro sustitutorio, siguen aportando el instrumento. El otro cambio, todavía más importante, reside en el giro a la electrónica del cuarteto: uso frecuente de samplers y sonidos digitales en lugar del recurrente sonido acústico del que hacían gala hasta la fecha, que sigue presente, pero no de forma tan obvia. Si en “Isla” (Real World, 09) los británicos jugaban a ser Terry Riley y a experimentar con el free-jazz, en el tercer disco de la banda homónimo que nos ocupa encontramos más manipulaciones sonoras (“Rubidium”, “Steepless”), sintes en modo loop como si Steve Reich estuviera poseído o percusiones tribales matemáticas ejecutadas por cajas de ritmo (“City of glass”). Un LP sólido que camina siempre de puntillas por el jazz cinemático y que evoca imágenes de aquellos días lluviosos en que sólo apetece mirar por la ventana el paisaje urbano. Beto Vidal Pond “Beard, wives, denim” MODULAR / COOP

Rock. El cuarto disco de Pond, banda que comparte más de la mitad de su formación con Tame Impala, no es recomendable para aquellos que huyen de los disco intensos, que apuran el exceso. Con un sonido grueso, turbio, y sucio, acometen con espléndida inspiración un ejercicio de psicodelia rock que recoge lo mejor de la tradición del género realizando una respetuosa pero interesante actualización de sonido: las baterías sebosas de Led Zeppelin y Flaming Lips, los excesos lisérgicos de Syd Barret y sus Pink Floyd, la imaginación melódica y etérea de The Beatles, y pequeños asomos de The Stooges, Bowie, The Kinks... El disco comete el pecado típico de este tipo de discos, el minutaje y las divagaciones sónicas rompen el ritmo de la escucha, pero, a pesar de todo, están sabiamente dosificadas, y qué quieren que les diga, un disco de psicodelia rock sin sus dosis de esparcimiento ruidista es como un disco de David Ghetta sin bombo. En cualquier caso, la pegada melódica y rítmica es incuestionable, con trallazos como “When it explodes”, “Sorry I was under the sky” o “You broke my cool”. Al loro. Jesús Sáez

Sea Of Bees “Orangefarben” HEAVENLY / COOP

Folk DIY. La singularidad de Julie Anne Baenziger se escapa de todo marco. En su mundo aparte, Jules compone canciones a partir de un fuero interno hecho de música y experiencias. Las va tejiendo pieza a pieza, tocando cada parte instrumental hasta tener un tapiz sobre el que resbale su voz sentida y apacible. El mosaico resultante, una vez más, es bello y abrumador. Con una esperanzadora diferencia: allí donde “Songs for the ravens” (Heavenly, 11) aparecía lóbrego y dolido, “Orangefarben” suena positivo y radiante, un telar henchido con versos contemplativos y acordes melancólicos. Jules lleva a sus canciones la impronta de quien sabe sonreír por encima de su dolor, de la chica que creció y se enorgullece del camino recorrido. El segundo disco de Sea Of Bees tiene una palabra para cada canción, define sus títulos con un solo término, tal vez porque todo es único en el mundo de Jules. “Broken” inaugura espléndidamente un arco de melodías anaranjadas, que se encienden con el énfasis de cada estribillo. Los tempos solemnes que dan forma a “Take” dibujan campos de ensoñación nítida. Después, el aire de retirada en el repiqueteo de baterías de “Gone” promete una deriva anímica en paz con los horizontes. El interior de Jules se compone de muchos relieves. Sólo ella sabe darles forma para que afloren con el único y suave contorno de una colina de melodías. Albert Fernández

Remate “Una araña a punto de comerse una mosca” TODOS NOSOTROS

Rock. Desde luego no se le puede negar a Remate su constante inquietud. Después de “Superluv” estrena sello (y van...) y se da un nuevo baño de lustre y color para esta nueva entrega. Con la fuerte y maravillosa presencia de Marina Gallardo haciendo el contrapunto en las voces, esta nueva entrega juega una vez más al descoloque, planteando un extraño diálogo entre el plano musical, que funciona como una especie de viaje onírico entre múltiples voces, cuerdas y vientos, como si de una sinfonía ensoñadora se tratase, y el plano lírico, que traza una inquietante línea entre la realidad y la belleza del absurdo. Exigente pero atractivo, sugerente y misterioso, como casi siempre han resultado sus lanzamientos, Remate firma un disco corto (apenas siete temas) pero sugerente, totalmente cantado en castellano, que le sigue erigiendo como un compositor de tremenda personalidad al que merece la pena acercarse, y puede que en esta ocasión con más razón que en ediciones previas. Si cabe. Jesús Sáez Tarwater “Inside the ships” BUREAU B / GREEN UFOS

Pop alemán. El undécimo disco de los veteranos Bernd Jestram y Ronald Lippok es el primero para Bureau B después de pasar


por Kitty-Yo, Morr y Gusstaff. Ajeno a presiones comerciales, la música de Tarwater fluye, con más o menos acierto, desde el post-rock conceptual de “Silur” (Kitty-Yo, 98) o el pop con aristas del también magnifico “Animals, suns and atoms” (Kitty-Yo, 00) hasta una suerte de esquivo pop tecnológico (con bases, samples y un montón de instrumentos de viento que arropan la distante interpretación de Ronald Lippok) en este “Inside the ships” que más bien parece, por inconexo, un recopilatorio de sus últimos experimentos que un LP al uso. Curiosamente, sorprenden ahora menos sus combinaciones de bases meticulosas y vientos exóticos, justo cuando, gracias a “In a day”, apreciamos cuánto han influenciado a bandas como The Books. Como novedad, incluyen por primera vez dos versiones: “Do the Oz”, tema de Lennon y Ono en escrito en 1971 en solidaridad con la revista Oz; y “Sato sato” de los también alemanes D.A.F. que, además de ser el único tema cantando en alemán en toda su carrera cuenta con ¡¡mandolina y saxo!! Disco esquivo, inconexo, pero gratificante para los que ya conocen al dúo berlinés y su pop de raíz exploradora. Half Nelson

llas tardes mágicas, cuando escuchaba conciertos mucho antes de acercarme a ningún escenario. Entonces, con la aguja pasando, pongamos, por el vinilo de Woodstock de mi padre, me quedaba embelesado escuchando a esos seres inmortales que embrujaban el aire a través de enormes amplificadores, y hablaban con masas que aullaban en respuesta como una sola criatura complacida. Es así como, escuchando el directo de The Decemberists, he preferido guardar la postura del niño, y no dejarme vencer por la idea de que esta puede ser otra excusa para postergar un nuevo trabajo, o que represente un trampolín definitivo al público general. Prefiero cerrar los ojos y adentrarme en noches extraordinarias de música sin excusas; vibrar con cada acorde de este extenso repertorio, desde el grandioso saludo inicial que propulsa “The Infanta”. “We all raise our voices to the air (Live Songs 4.11-8.11)” funciona como un disco en directo de los de antes, cuando a un concierto no le pedíamos que fuera un alarde o una variación, sino una entregada y fiel recapitulación de las gestas de la banda. Albert Fernández

fuero interno en incesante contrucción, en continuo cambio. “Given to the wild” parece buscar aperturas hacia nuevos horizontes sonoros, pero es en realidad el relato sonoro más fiel de una honda intropección. El laconismo del corte que sirve de intro hiela las entrañas de quien lo escucha. La voz de Orlando Weeks emerge desde un letargo dolido, y en “Child” adquiere la forma de un niño maltratado.“Feel the follow” confirma la herida: se abre con un sencillo ritmo y una voz en falsetto, que pronto navega entre coros ululares y crestas de emoción servidas por punteos que corren y se paran, cortan y huyen. Parece que subimos, pero sólo descendemos y descendemos. “Ayla” es grave y profunda, y nos encuentra dentro de un pozo por donde se escurren “Glimmer” o los ecos ingrávidos de “Forever I’ve known”. “Pelican”, cuyo vídeo y sonoridad recupera destellos del Bowie de los 80 es un aislado resuello de ánimo antes de que nos venza la intimidación trémula de “Go”, “Slowly one” remueva nuestros sueños y “Grew up at midnight” enraíce más si cabe todos los brotes que le unen a uno al terreno. The Maccabees se han adentrado en un mundo de tinieblas, crepuscular y doliente. Sólo ellos saben a dónde lleva esta extraña metamorfosis, bella por momentos, y a ratos monstruosa. Albert Fernández

“Open your heart” es más y mejor; un disco de rock mayúsculo, demoledor, que juega bien la partida, sin trampa ni cartón. The Men pueden recordar a un número infinito de bandas además de las anteriormente citadas, pero parecen poseer una personalidad férrea, habilidad para el manejo de sus instrumentos, fabricar un buen puñado de canciones y conseguir conseguir colgar el letrero de ‘sold out’ en sus conciertos al otro lado del charco. El inicio del álbum con “Turn it around” y, sobre todo “Animal”, demuestra que los de Brooklyn van al trapo pero con cerebro; todo suena en su sitio y no se dejan caer en la abundante mediocridad. Ellos están aislados del resto. Habrá cientos de bandas que, a su manera rindan homenaje a toda una generación, pero pocas conseguirán adaptarse a un sonido tan personal como The Men. Y sí, “Presence” es descaradamente parecida a Spacemen 3, ¿y qué? Matías Bosch

Tyme. x Tujiko “GYU” MEGO

Saschienne “Unknown”

Strings of Consciousness “From beyond love” STAUBGOLD

KOMPAKT

Pop electrónico. Ah, Kompakt, ese gran sello cargado de nostalgia que tan bien sabe —o intenta— renovarse cuando toca. Su última intentona recae en manos conocidas y experimentadas, por lo menos por la parte masculina de la pareja de hecho: Sascha Funke, talentoso y todavía más respetado productor germano (qué bien sonaba aquel “Bravo” publicado en Bpitch hace ya casi una década). Junto con su mujer, la pianista clásica Julienne Dessagne, han decidido formar Saschienne para intentar cubrir la vacante de dueto de pop electrónico dentro del panorama underground germano. Las armas para la conquista de los charts son afiladas: por un lado está el olfato clubber que Sascha mantiene intacto (“Grand cru” es la prueba de ello) y por otro tenemos la sensibilidad clasicista de conservatorio por parte de Julienne. El resultado de la ecuación se palpa en “Unknown”, o lo que es lo mismo, la nueva sensación del pop electrónico. Suaves bases electrónicas vía Sascha son matizadas con pinceladas de piano y voz de Julienne —aunque Sascha también mete vocales—, creando algún hit instantáneo como el que da título al debut. Un trabajo que entra del tirón, de manera pausada y sin grandilocuencia alguna. Blanco y en botella. Alberto Vidal The Decemberists “We all raise our voices to the air (Live Songs 4.11-8.11)” CAPITOL-ROUGH TRADE / ¡POP STOCK!

Live folk. ¿Recuerdas tus primeros conciertos antes de haber ido a ningún concierto? Algo me estremece la primera vez que escucho esta antología en vivo de los hombres de Portland. Desde el momento en que las ovaciones del público cortan el silencio, mi mente se retrotrae automáticamente a aque-

Rock experimental. Strings of Consciousness es el colectivo que nace de la síntesis entre los músicos de vanguardia Hervé Vicenti, Philippe Petit y Perceval Bellone, sumándose a éstos las aportaciones vocales de algunos de los más representativos exponentes de la vanguardia experimental como Lydia Lunch, Graham Lewis (Wire), Cosey Fanni Tutti (Throbbing Gristle), Andria Degens (Pantaleimon, Current 93), Julie Christmas (Battle of Mice) y Eugene Robinson (Oxbow). La finalidad del colectivo es conseguir unir elementos acústicos y digitales para hallar territorios inexplorados por la música rock. Compuesto por cinco extraordinarios cortes, “From beyond love” se convierte fácilmente en uno de los discos más transgresores de la temporada. Divagando entre el jazz, el industrialismo, el rock y la música de cámara y como si estuviera ordenado por intensidad, el disco se adentra paulatinamente en un pozo de oscuridad que tiene su colofón en “Hurt is where the home is”, casi veinte minutos de tinieblas conducidas por un diálogo entre el dúo formado por Lydia Lunch y Eugene Robinson (vaya par). A título personal, “Sleepwalker”, interpretada por Degens, es el plato más delicioso de un menú para paladares exquisitos. Matías Bosch The Maccabees “Given to the wild” FICTION / COOP

Ting Tings “Sounds from Nowhereseville” SONYBMG

Pop. Ya lo reconocían ellos mismos en el título de su álbum debut “We started nothing”, Ting Tings no han inventado la sopa de ajo, pero han sabido servir raciones la mar de sabrosas con una sencilla receta: estribillos coreables, descaro, ritmos uptempo y melodías pegadizas. Así nacieron éxitos de la banda como “Great DJ”, “Shut up and let me go” o “That’s not my name” y en esa línea sigue parte de este disco, encabezada por los dos singles “Silence” y “Hang it up” (uno de los temas más destacables del álbum). Pero “Sounds from Nowhereseville” también explora otras facetas sonoras del dúo, y aunque en esta casa seamos muy de apoyar la experimentación, aquí la cosa les ha salido regulera y hay pocos temas que se salven de la medianía, como es el caso de “Guggenheim”. El resto es un déjà vu más o menos descarado según la canción, que se agradece si tenemos en cuenta que uno de los temas más diferentes que han hecho ha sido “Day to day”, una especie de medio tiempo ultra azucarado para hacer llorar a quinceañeras suprahormonadas. Virginia Arroyo The Men “Open your heart” SACRED BONES / ¡POP STOCK!

Rock. Desde que esta banda de Brighton se mostró por primera vez al mundo, ha sentido la necesidad creciente de tapar cualquier transparencia. Las en parte justas críticas que recibió “Colour it in” (Fiction, 07) marcaron el devenir de su continuación, un mucho más acertado y penetrante “Wall of arms” (Fiction, 09). Su tercer disco habla de entrega en su título, pero no se trata de otra cosa que dedicación a un ideal, a un

Punk-rock. El sensacional “Leave home” (10) en la casa de Sacred Bones no hizo más que confirmar el nacimiento de una banda de rock infalible, de pegada directa para entendidos en la materia, pongamos, un público habituado a las dentelladas punk de The Stooges, Undertones, y MC5 o a aquellos lisérgicos desarrollos instrumentales perpetrados por Spacemen 3 y Loop. Bien, pues

Pop. Sin llegar a ser, quizá, la Yayoi Kusama del pop electrónico, Tujiko Noriko encarna en cualquier caso cierta marginalidad alegre, algo así como un compromiso con lo experimental que se niega a tener que prescindir del buen humor y la ternura. Oriunda de Osaka, residente en París, empezó a grabar “GYU” hace años con su compatriota Tatsuya Yamada, artista electrónico que se hace llamar Tyme. (con un punto al final), celebrando juntos la llegada de cada año nuevo con una canción nueva. Así surgieron varios temas pop sutiles e imparables (como la eufórica “Akete, akete”, la contagiosa “Tropic penguin”, o la más discotequera “Heart koorasete”), a los que han sumado ahora otros más románticos, todos ellos interpretados entre profusión de voces dobladas y en su propio idioma (aunque yo juraría que canta “Santa Claus, Coca-Cola” en el segundo 50 de “Vacation of God”). Dicen que la palabra “gyu” es el ruido que hacen los japoneses cuando abrazan algo. Digan “GYU”. Gloria González Tu Fawning “A monument” CITY SLANG / COOP

Pop. La tercera referencia de Tu Fawning justifica por qué formatos como el single o el EP deberían ser las claves de la industria musical a día de hoy. Un tema redondo, tres bastante buenos, y el resto, hasta nueve, puro relleno de música matemática y vacía, a base de acople de capas y montaje de complejos esquemas sonoros sin ningún tipo de intención más que justificar el metraje del álbum. Una prensa que no dedica la misma atención a los lanzamientos de formato corto que a los largos, y las discográficas, que obtienen más rentabilidad del concepto ‘disco’ (¿y qué es eso exactamente?) acaban provocando referencias como este “A monument”. ¿Esto debería enterrar a Tu Fawning? Pues no. “Anchor” es una maravilla de pop abstracto en forma de tour de force épico, y “Blood stains” no está nada


052/053

discos

Warm Digits “Keep warm with the Warm Digits” DISTRACTION

Krautrock. Es posible que los más viejos del lugar se acuerden de Cathode, un alias que inventó el inglés Steve Jefferis a principios de la década pasada para mezclar con mucha sabiduría dos de sus pasiones: el shoegaze y la IDM. Después de un puñado de singles y splits, Cathode publicó en Expanding el fabuloso “Special measures” (04), una joyita tan poco conocida como recomendable (hasta mereció un puesto entre lo mejor de aquel año para esta santa casa), que también incluía elementos de naturaleza cósmica: ritmos motóricos, sintes gaseosos, guitarras sonando en mantra; esas cosas que tanto le gustaban al tito Michael Rother. Aquellos elementos volverían a aparecer en su segundo disco, un “Sparkle plenty” (09) que resultaba menos inspirado, precisamente porque la mezcla no estaba tan medida como en su debut: Jefferis había buscado un golpe de timón, pero sólo le había salido bien en algunos de los temas. Uno de esos temas, “Without memory or desire”, estaba escrito y grabado junto a un tal Andrew Hodson. Hodson, por su parte, había publicado en 2006 un disco (que también pasó injustamente inadvertido) como The Matinee Orchestra. Un collage colorista y minucioso, construido casi por completo a partir de samples, en el que se arremolinaban decenas de instrumentos acústicos y arreglos digitales. El resultado, evocativo y de apariencia naíf, se revolcaba entre armonías imposibles y sorprendentes grabaciones de campo, siempre a la caza de un instante de psicodelia feliz. Pero en cuanto uno rascaba un poco la superficie quedaban al descubierto capas y más capas de extravagancia: ritmos raros, disonancias, recursos propios de la música concreta y, por supuesto, ecos de kosmische, que amplificaban el goce en proporciones indecentes. Con esos antecedentes, no es raro que Hodson le propusiera a Jefferis que se embarcaran en un proyecto conjunto, en

un principio dedicado a improvisar en directo. Y aunque al principio intentaron montar un dúo de portátiles, con inclinación hacia el techno-dub a lo Basic Channel, lo que les terminó saliendo fue Warm Digits, un retoño feliz que disfruta construyendo ritmos motóricos, maltratando sintetizadores analógicos y diluyendo capas y más capas de guitarra en el interior de unas canciones que parecen lanzadas a toda velocidad por esa misma autobahn que recorrían Neu! y Kraftwerk hace cuarenta años. Un proyecto que ha ido creciendo poco a poco, en los escenarios de su Newcastle natal, y que finalmente ha dado a luz un disco: el estupendo “Keep warm with the Warm Digits”. Eso sí, como buenos chicos modernos que son, Hodson y Jefferis no se limitan a tirar de nostalgia y a copiar fórmulas, sino que salpimentan sus canciones con otras especias: programaciones y crujidos digitales de espíritu IDM (como la línea de 303 que vertebra “One track groove (living stereo)”), texturas de guitarra con un aire shoegaze, arreglos que miran de reojo a la música disco (esos cencerros tan DFA que suenan en “Grapefruit”) y pads ambientales en las que se percibe cierto gusto por la cultura rave. Todo cabe en el interior de unos temas con estructuras muy abiertas, con bases rítmicas monolíticas, en las que apenas se producen cambios (sí, muchas decoraciones y efectos especiales), que están pensadas para favorecer la improvisación en directo. Para favorecer el arabesco de guitarras y sintetizadores, siempre en busca de progresiones climáticos y de quiebros de cintura, de arreglos con los que dar color a un conjunto cuyas propiedades adhesivas son indiscutibles y que funciona de maravilla en la pista de baile: escuchen, si no, bombas como “Here come the warm digits” o la apoteósica “Weapons destruction”. Es por eso que se pueden entender las diez canciones de “Keep warm with the Warm Digits” (que vio la luz hace unos meses, en un lujurioso y limitadísimo doble vinilo, y que este mes se reedita en formato CD) como un fascinante punto de partida, como una versión, condensada y colorista, del tremendo estallido de energía que la pareja es capaz de montar sobre un escenario. Vidal Romero

de nostalgia en el que debo reconocer que mi favorito es el “LED storm” de Tim Follin, que comienza parodiando “Smoke on the water” para luego convertirse en una macarrada con guitarras sintetizadas y efluvios progresivos. Infinitamente mejor que cualquier disco de chiptune moderno con el que se puedan tropezar. Vidal Romero Varios Autores “Pop ambient 2012” KOMPAKT

Ambient. Nueva entrega de la franquicia estrella del sello de Colonia, Kompakt, que intenta cada temporada y desde 2001 explorar las circunvalaciones entre el ambient, el techno y el pop. Wolfgang Voigt ha sido el encargado de pringarse las manos en la nueva cosecha, —recordemos, siempre en temporada invernal—, seleccionando aquellos artistas normalmente sospechosos habituales de las noches más movidas (el caso más claro, el de Superpitcher, inédito hasta ahora en la serie). “Pop ambient 2012” se aleja más de las últimas ediciones de cariz neoclásico (ahí estaban el la edición de 2009 Tim Hecker o The fun years, por ejemplo) para acercarse de manera furtiva a composiciones más fáciles de digerir. Sorprende ver a un Wolfan Voight en buena forma por partida doble (junto a Jörg Burger como Mohn o bien con una pieza cercana al jazz, “Rückverzauberung 5”) y tanto a Bvdub como Marsen Jules de buen humor. El resto de temas resultan un paseo agradable en bici, justo como el que propone Alex Willner bajo Loops of your heart en “Riding the bikes”, con un riff de guitarra sonámbulo marca de la casa. Un camino, en todo caso, plagado de somníferos y un tanto carente de la calidad de ediciones pasadas. Beto Vidal

Wild Flag “Wild Flag” mal. Si ambas hubieran sido las componentes de un single, al que, generosamente, podríamos haber añadido “Wager” y “A pose for no one” hasta componer el EP, estaríamos hablando de una de las sorpresas del año. Eso sí, seríamos cuatro. Cosas de eso que se llama música, pero que muchas veces, es de todo menos eso. Jesús Sáez

Varios Autores “Sid chip sound: the music of Commodore 64” ROBOT ELEPHANT

8-bit viejuno. Hago memoria, pero no consigo recordar ninguna recopilación con un punto de partida más descaradamente nerd que ésta que tengo entre las manos. Y es que, como ya avanza su título, “Sid chip sound: the music of Commodore 64” recopila temas que sirvieron de banda sonora a los videojuegos del mítico ordenador per-

sonal Commodore 64, allá por la década de los ochenta. Temas que estaban construidos aprovechando la ‘avanzada’ arquitectura del SID, un chip de sonido que supuso un progreso gigantesco en el mundo de la computación, a pesar de limitaciones tan grandes como el hecho de no poder utilizar más de tres voces de polifonía. Claro que fueron precisamente esas carencias las que empujaron a los creadores a inventar complejas maneras de representar el sonido, ya fuera utilizando de manera creativa los ruidos de origen robótico, programando complejas sucesiones de notas para dar la sensación de que sonaban muchos instrumentos, o diseñando velocísimos arpegios con los que producir texturas y mantos de sonido. Hablamos de tipos como Rob Hubbard, David Whitaker o Ben Daglish; auténticas leyendas a las que se venera ahí fuera (basta echar un vistazo por los foros especializados para comprobar que esto es así), y cuyos temas anticipaban de manera sorprendente gestos y estrategias que después se han convertido en moneda común en el ambient, la IDM y las distintas formas de la música de baile. Mucho de eso está aquí, en las entrañables sintonías de títulos como “Gauntlet”, “Arkanoid”, “Last ninja” o “Commando”, que se han vuelto a grabar utilizando los mismos equipos con los que se crearon. Un aluvión

WICHITA / COOP

Indie rock post punk. Estas cosas se saben. Un grupo como Wild Flag es desde el minuto cero de su existencia una apuesta segura donde el talento no tiene otra cosa que hacer que levantarte del asiento y sacarte a bailar. A bailar rock. Del que carga las pilas sin darse uno cuenta. El secreto está en juntar a un plantel de reinas del indie norteamericano como Carrie Brownstein (guitarra/voz) y Janet Weiss (batería) de Sleater-Kinney, la ex Helium Mary Timony (guitarra/voz) y Rebecca Cole (teclados) de The Minders dejándoles hacer a su manera, siempre con el sonido directo como principal baza. ¿Y el bajo? No les hace falta. Su homónimo primer álbum aparece cuando apenas llevan un año girando juntas. Y salta a la vista, son expertas en exprimir el dinamismo al que puede aspirar una canción con los amplis a tope. Puede ser con un himno punk a lo Joan Jett (“Romance”), ribeteando partes psicodélicas (“Glass tambourine”) o glam (“Boom”, “Endless talk”), haciendo un viaje post punk hacia el recuerdo de, por ejemplo, Stereolab (“Short version”) o bañándose una vez más en el revival 90 más básico (“Electric band”) para salir frescas como una rosa. El caso es que no fallan. Carola Guerrero

Young Magic “Melt” CARPARK

Post shoegaze. Sobre el papel, el debut del trío neoyorquino Young Magic pinta como un experimento más que interesante: un disco construido a partir de las grabaciones de campo que dos de sus miembros han ido realizando en sus viajes alrededor del mundo y de la exótica manera de cantar del tercer implicado, el indonesio Melati Malay. Un invento que funciona bien en las distancias cortas, gracias a la mezcla de samples marcianos, ritmos cinemáticos y guitarras de aire shoegaze que destilan canciones como “You with air”, “Watch for our lights” o “Slip time”, que recuerdan poderosamente a lo que hacían bandas como Rollerskate Skinny o los primeros Mercury Rev a principos de los noventa. Pero que en el contexto de un disco largo pierde fuelle debido a la repetición continua de las mismas ideas, a una utilización del r’n’b bastante descafeinada y a la existencia de varios cortes que se pierden en una deriva ambiental chiclosa y vacía. Da la sensación, en fin, de que “Melt” es un disco que ha llegado demasiado pronto; de que hubiera sido mejor si Young Magic hubieran pulido su discurso (que, insisto, tiene mucho de interesante) a través de singles y EPs, antes de atreverse con una pieza de caza mayor. Habrá que tener fe en ellos. Vidal Romero Stephan Mathieu + Caro Mikalef “Radioland (Panoramica)” LINE

Ambient noise. Como su título indica, este disco es una evolución del celebrado “Radioland” (08), posiblemente la referencia más conocida (también una de los mejores) del compositor alemán Stephan Mathieu. Decir ‘evolución’ en este caso es meterse en camisas de once varas, porque Mathieu es un tipo al que le interesa, sobre todo, la manipulación de fuentes de sonido con un cierto punto de obsolescencia: discos de pizarra (muy) antiguos, cintas carcomidas por el polvo, instrumentos que ya no se utilizan y ondas de radio son algunos de sus cachivaches preferidos; un material de base que luego manipula mediante técnicas de grabación poco convencionales y procesos de síntesis en los que apenas quedan reveladas ciertas características de las fuentes originales. Es así como construye piezas de apariencia fantasmal y largo desarrollo climático; ese tipo de ambient en el que da la impresión de que el tiempo se suspende, en el que las leyes de la física parecen quebrarse, al capricho de algún lamento acústico de origen indescifrable. Así que “Radioland (Panoramica)” apenas comparte con su antecesor el punto de partida y la estrategia utilizada: la manipulación de ondas de radio capturadas al azar. Una estrategia que convierte a cada representación de la pieza en una experiencia única, que depende muchísimo del espacio geográfico (en este caso, Buenos Aires) y de su particular espectro radiofónico, y que para la ocasión se completa con la aportación de Caro Mikalef, que añade a la pieza los pulsos de un autoarpa, tocada con técnicas poco convencionales (slides, canicas, e-bows y demás juguetitos). Un instrumento cuyas notas y drones se enredan con delicadeza infinita entre los pliegues atmosféricos de Mathieu, aportando ocasionales explosiones climáticas (oleadas de rudio, oscuras lamentaciones, estallidos de luz) al fascinante discurso del alemán. Brillante. Vidal Romero



054/055

discos maxis / libros-dvds-cómics

+maxis Arttu “Soul stream”

Textos

que no siempre se ve en un debutante, por cierto. Promete, promete. MP

4LUX, 12”

Airhead “Wait/South congress” Después de facturar uno de los hits incontestables del año pasado en Royal Oak (“Nuclear funk”, con la inestimable ayuda al micrófono de un tal, ejem, Jerry The Cat), Arttu Snellman vuelve a la senda del jack trax más crudo y pendenciero con su primera referencia para 4Lux. Dos temas de house old skool de alto octanaje hechos enteramente con máquinas que lo mismo nos pueden recordar a Larry Heard en su etapa Gherkin Jerks que a cualquier joya de Ray Castoldi para X-Ray Records. Tremendo, para entendernos. Y no sólo eso: en “Attic house” se marca un pad majestuoso en clave “Pacific state” y en “Soul stream” se ayuda de un montón de percusiones reales producidas con mano de santo. Por si fuera poco (que no lo es, claro), el 12” viene con remezclas finísimas de Gerd y Snuff Crew. Más respetuoso el primero y más en su línea los segundos, pero igual de inspirados los dos. Un diez. MP

Bobby Champs “Moonlight”

R&S, 10”

No es casualidad que la primera vez que el mundo vio prensado el nombre de Airhead en un disco fuera en un split compartido con James Blake. Como el niño milagro, este productor londinense utiliza estructuras quebradizas, fragmentos vocales recortados y ritmos que parecen desmoronarse en cada vuelta de compás. “Wait”, un tema que mezcla con maestría rasgueos de guitarra acústica y alquimia digital, suena a eso, a fractura y a tensión contenida, a clímax abortado justo en el límite del llanto. Una pequeña maravilla que no encuentra eco en la cara B, que superpone líneas de chelo y capas de guitarras gaseosas en un “South congress” con barniz shoegaze, pero carente de chispa. VR

Polar “Merge” MARKETING MUSIC, 12”

PICTURES MUSIC, 12”

Al sello Pictures Music lo seguíamos de cerca gracias a las referencias que había firmado el joven y prometedor Koreless. Ahora se sacan de la manga a un tal Bobby Champs —que tiene nombre de megamix de actor porno y estrella del fútbol inglés de los setenta—, tipo que parece saber destilar lo mejor y más seco de Joy Orbison para servirlo en un contexto mucho más technoide y afilado. Tres hits como tres soles y una versión dub del tema titular, mucho más profunda, humeante y delicada a nivel de mezcla. Para tratarse de su debut, el chaval parece saber tocar todas las teclas que se necesitan para triunfar en este género: ritmos rotos en su justa medida, redobles de rimshot de TR-808, velocidad de crucero y un par de samples vocales bien encajados. Todo ello bien alambicado y sin parafernalias, pero efectivo y funcional. Cosa

El sello de Tim Paris —ya saben, cincuenta por ciento de It’s a Fine Line junto a Ivan Smagghe— sigue lanzando referencias interesantísimas. En esta ocasión es el turno de Diego Cortez Salas y Thomas Sari, dos chavales afincados en Bruselas que se lanzan a un techno lento y profundo, de raíz casi new beat, y lo adornan con trucos de producción cercanos al house ketamínico de after ibicenco. O sea, bien. Junto a sus dos tracks, todos ellos muy bien fabricados y efectivos hasta decir basta, dos remixes a cargo de Chloé y el mismo Tim Paris. La artífice de “One in other” se marca un remix más seco que la mojama, e igual de rico, en el que los redobles de caja de ritmos están a la orden del día. En cuanto al remix de Tim Paris, invita a la fiesta a un tal Allonymous que firma unas vocales al más puro estilo David Bowie y reconvierte “Dusty voodoo” en un llenapistas de mucho cuidado. MP

Kresy “Lords of percussion” HIVERN, 12”

El joven Alejandro Rodríguez se estrena en Hivern con un maxi que, en el tema titular, se pliega a un techno tenso y musculoso, que asienta sus pies en Detroit y mira hacia el cielo, mientras llena el primer plano con oleadas de sintetizador y melodías expansivas. Una pieza abrasiva, estupenda, que viene acompañada de dos remezclas: una de Alter, que quita varias capas de texturas, dando (aún) más protagonismo al ritmo y los elementos melódicos, y otra de Jacob Korn, con varias líneas de piano que son pura nostalgia de los noventa. La cara B se completa con “Holding space”, una pista de house expansivo y de alto calado emocional, que confirma que Rodríguez tiene mucho futuro por delante. VR

Emeralds “Does it look like I’m here? (Daphni mixes)” JIAOLONG, 12”

Cada vez más abrasivo y reconcentrado, Dan Snaith exprime un tema de los krautistas Emeralds hasta montar dos remezclas que huelen a tormenta. Dos remezclas que utilizan un arpegio de sintetizador, filtrado hasta que adquiere una consistencia ácida, como un eje conductor alrededor del que ir depositando texturas y capas de sonido. Capas que en la cara A se concentran en el ritmo (bombos obsesivos, fragmentos de guitarra recortados y percusiones tribales) y en la cara B prefieren frecuentar el efecto especial, superponiendo electricidad estática, barridos de filtro y todo tipo de ruidos incómodos. Como perderse en una nube de psicodelia química. VR

F600 “The voices from hypothalamus” NICE CAT, 12”

Daniel Rossen “Silent hour/Golden mile” WARP, 12”/CD

Aunque Grizzly Bear funcione como un colectivo, está muy claro que el alma y la voz principal dentro del grupo son las de Daniel Rossen. Se nota porque, tanto las canciones que graba junto a Fred Nicolaus en Department of Eagles, como las que contiene este precioso EP, exudan esa épica de andar por casa, esa grandeza disfrazada de melancolía, que tiñe los discos del cuarteto neoyorquino. Y se nota también al escuchar “Silent hour/Golden mile”, la

primera aventura de Rossen en solitario, que no alcanza el barroquismo de “Veckatimest” (esa maldita maravilla sigue siendo intocable, su último y mejor trabajo), pero sí comparte muchos rasgos: esa manera tan particular de tocar la guitarra, con un rasgueo casual, que se transforma en arpegio floreado y viceversa, o esa voz preñada de emoción, que parece siempre a punto de romperse, pero que de repente se desdobla en coros sutiles. Y también los arreglos de cuerda, que caen sobre la canción en oleadas, y esos detalles de percusión que puntean los momentos álgidos. Todo entre los pliegues de cinco canciones como cinco soles: en la delicadeza de “Up on high” y en los tonos disneyanos de “Return to form”; en una “Silent song” que, como bien señala nuestro jefe Manu González, encuentra el equilibrio perfecto entre Nick Drake y Paul McCartney; en los tonos frágiles y pastorales de “Saint nothing” y en la brillantez pop de “Golden mile”, broche perfecto para un EP que es una auténtica joya. Vidal Romero

Al chileno Miguel Conejeros le gusta producir pistas en las que el ritmo, un ritmo desnudo y obsesivo, de pulso hipnótico y vocación analógica, se adueña de todo el protagonismo. Es sólo cuando tiene esa base bien fijada que comienza a esparcir magia sintética por encima: fragmentos vocales trenzados en repetición continua, pulsos melódicos que se pegan al oído, líneas de bajo contenidas, que puntean el ritmo de manera elegante, y sobre todo masas de ruido, que van cambiando de coloración e intensidad a medida que progresan los temas. Que incluso se arriman al lado oscuro en cortes como “Just try”, último tema de un EP generoso en minutaje y emociones. VR

Iueke “Tapes” ANTINOTE, 12”

El sonido de la cinta, sea de cassette o de reel to reel, está volviendo a ponerse de moda. Ese resoplido analógico, imposible de conseguir con plugins (ojo, porque hay plugins que emulan la dinámica con más o menos acierto,

Marc Piñol y Vidal Romero

pero nunca podrán emular con propiedad el wow, el flutter y el hiss), se antoja como uno de los más ansiados trucos de producción del momento. Y el sello francés Antinote aprovecha esa moda para editar una primera referencia que bien podría ser un bulo de tres pares de narices: música grabada a caballo de los años 91 y 92 por un un tal Iueke (ni un solo dato al respecto aparte de su nombre) que encaja mejor con muchas de las cosas que se están editando a día de hoy que con las de su época. Nosotros, sin querer mojarnos todavía, advertimos un notable trabajo, por lo que instamos al Antinote a ‘rescatar’ del baúl más material de Iueke. MP

Juk Juk “Unwrap/Fall” NOMMOS, 12”

Que el primer maxi de Juk Juk se publicara en Text, el sello de Kieran Hebden, no sorprendió a nadie; después de todo, este joven productor de Londres comparte con Four Tet el gusto por las campanitas, las producciones fracturadas y las melodías encantadoras. La delicada “Unwrap”, con su euforia contenida, su ritmo sencillo, con su continuo apilar de guitarras troceadas y voces recortadas, demuestra que el chico sigue mejorando la fórmula. Y lo mismo se puede decir de “Fall”, que se sustenta sobre uno de esos ritmos cinéticos marca de la casa; una base sobre la que encallan fragmentos vocales mientras los bajos zumban, cargados de ácido, en el plano de fondo. VR

Warren Suicide “World Warren remixes” SHITKATAPULT, 12”

Flaco favor le han hecho a Warren Suicide en Shitkatapult, porque las dos remezclas que contiene este maxi son infinitamente mejores que los temas originales. En la cara A, Apparat recupera su mejor forma y se monta una odisea expansiva, de tintes espaciales, repleta de ecos y reverberaciones, con masas de sonido que aparecen en oleadas, melodías desenfocadas y un pulso rítmico que es pura hipnosis. Y Oval, en la otra cara, secciona pequeños fragmentos de la pieza original, y los va ordenando en un collage cada vez más florido y complejo, que a los dos minutos estalla en remolino de (¿falsos?) arreglos de cuerda, empañado con todo tipo de detritos sonoros. De vicio. VR

David Shaw and The Beat “The jackal” HER MAJESTY’S SHIP, 12”

Podríamos decir que “The jackal” está a medio camino de Arthur Russell y New Order, terminando así con la crítica de un plumazo. Pero es que aquí hay mucha clase reconcentrada, diablos. Desde los arpegios de raigambre cósmica, a los pianos y los overdubs, pasando por los silencios, los sintes o pura y llanamente una producción impresionante. Desgraciadamente la referencia sólo tiene una canción original de Shaw y The Beat, delegando el remix a Pulp Disco and The Outcasts y Massimiliano Pagliara. Los primeros lo intentan, pero no hay manera de conseguir la tensión del original. El segundo, más bregado en remixes y sabiendo que se le haría imposible mejorar la original, tira en línea recta y se marca un remix con redobles de 707 y 808 que tiene un algo de ese high energy italiano que lo petaba tantísimo en la ruta del bakalao. O sea, que aunque no tan bien como la original, se disfruta sin complejos. MP


Neil Strauss “Todos te quieren cuando estás muerto” CONTRA EDICIONES

Justo ahora que estoy empezando a reciclar mi colección de cintas de entrevistas (el otro día borré una de Starsailor, supongo que a nadie le importará) llega la traducción de “Everyone loves you when you’re dead: Journeys into fame and Madness” (HarperCollins, 2011) donde Neil Strauss demuestra como rentabilizar una impresionante colección de entrevistas originalmente publicadas en medios como Village Voice, Rolling Stone —el de verdad— o New York Times con una impresionante colección de personajes: básicamente las mayores celebrities (músicos, presentadores, actores y Paris Hilton) de esta parte del universo. Desde Madonna a Kenny G pasando por Chris Rock, Britney Spears, Kraftwerk, Marilyn Manson, Tom Cruise o Leonard Cohen. A todos ellos Strauss, un auténtico animal empático, consigue pillarles con la guardia baja y grabarles alguna confesión que va mucho más allá de lo estrictamente promocional. Se considera a Strauss como uno de los maestros de la entrevista contemporánea, hábil conductor que lleva a los entrevistados no adónde él quiere, sino a un lugar al que

“Imposible X-Force” Remender, Opeña y Ribic

no sabían que querían llegar. Su relación con las estrellas no es fácil (ya la contraportada nos avisa: “todos los clientes satisfechos, excepto Phil Collins”) pero se las ha apañado para escribir biografías autorizadas sobre Mötley Crüe, “Los trapos sucios: Confesiones del grupo de rock más infame del mundo” (Es Pop, 2008,); sobre Marilyn Manson, “La larga huida hacia el infierno” (Mondadori, 2003,); y ayudar a la actriz Jenna Jameson a escribir su autobiografía titulada “Como hacer el amor igual que una estrella del porno” (Mr. Ediciones, 2005). Aunque su gran éxito, y el mayor ejemplo de su capacidad empática, sea “El método” (Planeta, 2006): manual para ligar desarrollado después de su infiltración en una sociedad secreta de ‘artistas del ligue’ de la que llegó a ser principal estrella. Por si todo esto fuera poco, también salió en un capítulo de “Curb your Enthusiasm”, ¿qué más quieren? El libro se estructura en diez actos que agrupan partes de diferentes entrevistas, pero no en atención a su temática (las drogas no están en el capítulo titulado “Llévate a tu camello al trabajo”, por ejemplo) y no hay un índice onomástico (si sólo quieres leer sobre Phil Collins has de leerte las 592 páginas hasta encontrarlo), así que quizás lo mejor sea abrirlo al azar y dejarse llevar por el estilo incisivo de Strauss, los inverosímiles sets de entrevistas y las increíbles respuestas. Si te mareas, el índice ya incluye la entrada “lectores frustrados por la inutilidad de este índice, ver Xanax”. Half Nelson

+libros/dvds Paul Gravett “1001 cómics que hay que leer antes de morir”

Radiohead “The king of limbs. Live from the Basement”

MONDADORI

COOP

Tarea nada sencilla la del editor Paul Gravett recopilando estos mil y un cómics que tendrías que leer antes de morir (último libro que forma parte de esa serie un poco cansina, todo sea dicho, de recopilatorios de canciones, discos, películas, videojuegos, etc.). Difícil porque la sobreexposición del noveno arte en las tres últimas décadas se come la mitad de un libro que comienza en 1837 con el suizo “Las aventuras de Mr. Obadiah Oldbuck” de Rodolphe Töpffer, el considerado padre de las tiras cómicas. Apenas más de cien obras cubren un periodo de un siglo (de 1840 a 1940), la parte más interesante de este libro para aquellos ‘expertos’ que se acerquen a él. También es complicado comprimir tantos cómics en 960 páginas, donde algunas obras son glosadas superficialmente, sin apenas espacio para poder profundizar en ellas. Pero para el profano que se acerque a estos “1001 cómics que hay que leer antes de morir”, ésta puede ser una guía valiosísima para no perderse en la densa e impresionante historia de las viñetas. Manu González

Esto no es una salida. En un corte de caminos, una emboscada, un encierro en toda regla. El pasado julio, los reyes del rock alternativo se enclaustraron en el sótano de su productor, Nigel Godrich, para ofrecer una actuación televisada donde interpretaron el último disco en su evolución natural, “The king of limbs” (XL / ¡Pop Stock!, 11). En los claroscuros del programa, ahora editado en dvd y blu-ray, se puede sentir en primera persona el oficio de la banda inglesa. Philip, Ed, Jonny, Colin y Tom, esta vez con el batería Clive Dreamer, miembro de Portishead y Roni Size, custodiándoles en las bases, más una impresionante sección de vientos elevando algunos de los cortes, se muestran circunspectos y cuidadosos, mientras dan rienda suelta al repertorio de su último disco, al que añaden la casi inédita “Supercollider”, y dos nuevas canciones, “Daily mail” y “Staircase”. La algidez sonora que alcanza la grabación, conjuntada con la minuciosa realización, ofrecen un acercamiento estremecedor a los músicos. Un encierro deseado. Albert Fernández

cómics

PANINI

“The Sandman: ” Gaiman y Bachalo

“Fuego negro” Hernán Rodríguez

ECC EDICIONES

NORMA

8

En la Marvel actual hay cuatro series que debería seguir cualquier aficionado al género. Una, “Factor-X” de Peter David, escritor que vive una segunda juventud creativa y se saca de la manga tebeos no sólo tan buenos como los escritos para Hulk en los noventa, si acaso mejores. Otra, “Daredevil” de Mark Waid, que renueva al personaje y lo saca de ese mundo oscuro en el que estaba sumido desde que Kevin Smith escribió a Matt Murdock y que, en mayor o menor medida, fue continuado luego por Brian Bendis, Ed Brubaker y Andy Diggle. El Daredevil actual se acerca más a la BD europea que al tebeo superheroico norteamericano. “Amazing Spider-man” de Dan Slott es la tercera de las inexcusables: la suya es, sencillamente, una época que será clásica. Y es aquí, en esta liga de titates, donde juega “Uncanny X-Force”, un verdadero prodigio, la sorpresa de las sorpresas. Respaldado por un monstruo de los lápices como es Jerome Opeña (y Ribic), Rick Remender da lecciones de diálogo y control del ritmo en cada número, uniendo sus propias ideas a conceptos que navegan entre lo clásico (“Inferno”, “Era del Apocalipsis”) y lo más reciente (los “Nuevos X-Men”). De paso, guionista y dibujante demuestran que sí, que se puede, que los mutantes pueden volver a ser interesantes. Xan Pita

“Escenas de un matrimonio inminente” Adrian Tomine SINS ENTIDO

Después de recopilar los setenta y cinco números de “The Sandman”, la novela gráfica “Endless night”, el “Absolute Sandman” y un anual en siete tomos de 400 páginas cada uno (que correspondía al nombre de los siete eternos “Sueño”, “Deseo”, “Delirio”, “Destrucción”, “Desespero”, “Destino” y “Muerte”), ECC Ediciones presenta el último tomo donde se recopilan todas las apariciones de la hermana mayor de Morfeo, esa parca tan simpática creada por Neil Gaiman llamada Muerte. “Infinito” recoge, sobre todo, las dos miniseries (de tres capítulos cada uno) que el autor de “American gothic” y Chris Bachalo (mucho antes de que su estilo se convirtiera en una especie de mezcla entre manga y superheroico) dedicaron a Muerte, “El alto coste de la vida” (1993) y “Lo mejor de tu vida” (1996). También se añaden historias cortas como aquella dibujada por Jeff Jones para “Vertigo: Winter’s Edge”. Ideal para completistas y profanos. Manu González

Tras sus dos volúmenes de “Visiones” dedicados al terror de H. P. Lovecraft, “Fuego negro” confirma al autor uruguayo Hernán Rodríguez como uno de los actuales maestros del horror en el noveno arte. Inspirado en el mítico “Nekrodamus” de Héctor Germán Oesterheld y Horacio Lalia (1975), Rodríguez nos adentra en los horrores de la retirada final de la campaña de Rusia de Napoleón (el largo invierno de 1812) en la que perecieron alrededor de un millón entre rusos y la Grande Armeé del emperador francés. Los soldados franceses, diezmados y separados, son masacrados por los cosacos pero dos de ellos consiguen huir a una ciudad donde los temibles guerreros rusos no se atreven a entrar. Allí descubrirán a más refugiados de la Gran Armada y algo tenebroso que flota en el ambiente. La extraña muerte de uno de los soldado (a quien le han arrancado corazón e hígado) hará sospechar al curioso grupo de refugiados de que en esa ciudad existe algo maligno. Manu González

He visto todo tipo de regalos terribles para los invitados de las bodas: alpargatas, muñequitos horrendos, lazos, cosas de comer incomibles… Ahora, imagina asistir a la boda de Adrian Tomine con su mujer, y que el regalo sea un pequeño cómic, algo bonito y ligero, que represente en viñetas las memorias prenupciales del autor y su mujer. “Escenas de un matrimonio inminente” es una historieta entrañable y divertida, donde el autor de “Shortcomings” nos arranca sonrisas rememorando breves episodios de su carrera hacia el altar. Haciendo la lista de invitados, Tomine piensa que hace un favor a la gente por no invitarla; dar con el banquete y las invitaciones apropiadas suponen verdaderas odiseas, y encontrar un DJ que no sea un auténtico plasta, un reto casi insalvable. Bueno, imagino que no hace falta decir que este mini-cómic fue otro más de los encargos que le hizo su mujer, Sarah, para la boda, ¿no? Albert Fernández


056/057

songwriters / último clásico

songwriters

Las letras de las canciones suelen ser una soberana chorrada en el mejor de los casos. Lo mejor que le puede pasar al 80% de los artistas es que su público no entienda el idioma en el que cantan, porque ese momento en que te das cuenta de que el estribillo de tu canción favorita de todos los tiempos dice cosas tan profundas como “let’s party”, “I wanna rock you” o profesa declaraciones de amor super edulcoradas como “you’re my sunshine”, te sientes estafado, ultrajado y con el azúcar por las nubes. Quien más y quien menos ha montado una banda y ha compuesto un tema cuyo leit motiv y núcleo narrativo era “I love you, baby” y se ha creído la rehostia. Y sin embargo, ¿a quién le sale natural un “Te quiero, nena” sin sonrojarse? A Loquillo y poco más. Con eso ya lo digo todo. Y ése es el problema de componer en español, que las letras cobran una relevancia inusitada y en muchas ocasiones innecesaria. La gente te escucha, te entiende y te analiza. El otro gran problema del castellano como idioma musical es, por supuesto, la métrica. Con sus agudas, sus esdrújulas, sus sobreesdrújulas y su variada acentuación, el castellano constituye un idioma enormemente rico pero muy complicado de encajar en la estructura de una canción pop sin recurrir a rimas de vergüenza ajena como “amor-dolor” o “sufrir-(sin) ti”. En realidad es bastante loable que estas desgracias no se oigan todos los días. ¿Y por qué les suelto todo este rollazo? Pues para aplaudir a todos los grupos españoles que no caen en la rima fácil (que, por suerte, son bastantes) y para ensalzar a uno en particular, que ha sabido aprovechar la riqueza y las limitaciones de nuestra lengua para crear unas letras atípicas y personalísimas, Astrud. Desde esa invitación al celibato que es “La boda” a la demencial “Paliza”, pasando por las geniales “Miedo a la muerte estilo imperio” y “Me desdigo”, la sesuda “La música de las supercuerdas”, o la que es posiblemente la mejor letra del dúo, “El vertedero de Sao Paulo”. Pero ahora quierlo hablarles de otro grande entre los grandes: “Noam Chomsky”. En este tema del incomprensiblemente denostado “Tú no existes”, Manolo Martínez imagina al estudioso de la teoría lingüística y la ciencia cognitiva Noam Chomsky enamorado platónica e irremediablemente de una choni valenciana. Nos lo descubre cotilleando la página de la muchacha en cuestión (que no es Facebook, porque en 2007 estas cosas tan modernas no se llevaban todavía por estos lares, sino más bien un blog, un Fotolog o, como canta Manolo en alguno de sus directos, un Tumblr), cayendo rendido ante cada foto con morritos en el espejo del baño, deseando que lo “añada en el Messenger” (¡el Messenger!) o suspirando por “volar de Boston a Valencia y pasear contigo por el cauce del Turia hasta que tú le quieras”. Por ella, aun teniendo ya 83 añazos, “no tendría prisa y tendría paciencia”, por ella renegaría de sus ideales y no les cogería “el teléfono a los anarquistas”. Por ella lo dejaría todo, la lingüística, la universidad, la gramática generativa, todo. Por ella “tiembla como una hoja y le entra la risa floja”, primero ríe, luego llora, “es Dioniso, una noria”. Es intenso y es feliz y está dispuesto a escuchar El Canto del Loco y David Guetta con ella en su Golfito tuneado hasta el fin de sus días. Vuelve a tener 20 años y todo porque “hace meses que Chomsky está loco por ti”. Bien por Chomsky y mejor por Astrud.

Pablo Moreno Virginia Arroyo

Ilustración

Astrud

“Noam Chomsky”

Texto

Letrista y compositor: Manolo Martínez. Incluida en el álbum “Tú no existes” (Sinnamon, 07)

Baja a la cafetería del campus con el corazón en un puño. Sus colegas suspiran y lloran sus alumnos. Él tiembla como una hoja y le entra la risa floja, y ahora llora, y ahora euforia, es Dioniso, una noria. Noam Chomsky se ha enamorado de ti, hace meses que Chomsky está loco por ti. Sólo piensa en volar de Boston a Valencia y pasear contigo por el cauce del Turia hasta que tú le quieras, él no tendría prisa y tendría paciencia, él tendría paciencia. Nadie sabe cómo llegó a tu página pero pronto se hizo asiduo. será por las cosas que escribes o tus fotos o tus vídeos. Cuando piensa que te lleva más de 50 años, él querría no quererte, pero no puede evitarlo. Noam Chomsky se ha enamorado de ti, hace meses que Chomsky está loco por ti. No les coge el teléfono a los anarquistas ni piensa jamás en el programa minimista, sólo quiere que le añadas en el Messenger. Noam Chomsky se ha enamorado de ti, hace meses que Chomsky está loco por ti. Noam Chomsky...


el último clásico Tras abandonar oficialmente Fairport Convention, Sandy Denny daba el gran salto en solitario con “The north star and the grassman” (71), subrayando que se bastaba para situarse a la altura de sus coetáneos masculinos. Con un par. Más tarde entregaba una obra maestra: “Sandy” (72), que la situaba automáticamente en el trono del folk británico justo entre los regazos de Nick Drake y Bert Jansch. Tan lejos llegó que ni lo vio venir y, sin darle tiempo apenas para saborear el fruto de la fama, se desvaneció para siempre. 40 años más tarde, su providencial influencia ha conseguido atravesar el charco tatuando las carreras de artistas como Neko Case (The New Pornographers) o Chan Marshall (Cat Power). No es casualidad.

Sandy Denny “Sandy”

ISLAND, 1972

Texto

Matias Bosch

N

adie excepto ella supo mejor cuál fue el peso de la fama que tuvo que soportar tras su separación de Fairport Convention —sin acabar nunca de zanjar su afiliación a Fotheringay—, mientras sus aficiones al alcohol y las drogas le pasaban factura y se veían duplicadas, cómo no. No cabe duda de que todo esto desencadenaría un huracán interior difícilmente soportable para una mujer de su sensibilidad. En todo caso, se la llevó a la tumba. La aventura la arrolló directamente al vacío de unas escaleras y puso fin a una breve carrera, que con 31 años, zanjó toda posibilidad de levantamiento hacia el coliseo de los gigantes en vida. La duda sobre la accidentalidad de los hechos, a décadas de distancia de su muerte, han seguido sin desvelarse aunque el desfase marcara la nota predominante en sus últimos días y asaltara la duda de si ¿fue Sandy Denny otra

mártir del rock? ¿Se le respeta como una artista de actividad deslumbrante? No. Sandy Denny seguirá siendo una artista fantasma, a pesar de la enorme repercusión musical de “Sandy”, disco descomunalmente atractivo para cualquier seguidor del folk —del rock— de tradición (de la música, qué demonios), dotada de una sensibilidad inusual, imperceptible para las masas, claro. Hoy revisar canciones frágiles como “I’ll take a long time” no se entiende. Mucho menos abrazar la nítida belleza de “Sweet Rosemary”. Tampoco habrá lugar para el soul sanguíneo y vitalista que bombea la sección de vientos de “For nobody to hear”, directamente situada en las coordenadas del blues blanco que Van Morrison trazaba en “Moondance” (70). No, hoy en día no se aprecia siquiera que se atreviera con Bob Dylan y revisitara “Tomorrow is a long time”, pese a que los contemporáneos Arboretum maticen aún más el clásico y lo hagan suyo. Cosa rara en nuestros días. Sandy Denny continuaba por entonces un camino que pocas artistas serían capaces de seguir en la actualidad: se exponía a la desnudez a capella de “Quiet joys of the brotherhood” —escalofriante exhibición vocal, por si habían dudas— para saltar directamente a su single, probablemente su canción más representativa: “Listen, listen” (con miles de visitas en YouTube, claro). Pese a que la figura del jazz-master

y productor Trevor Lucas supuso para ella una razón para vivir de forma acomodada, tranquila, sin sobresaltos —una posible casa en el campo donde sentar la cabeza y criar una familia—, la actitud lo acabó por destrozar, sin más. Los arreglos de “The lady” y su letra cobran hoy un dramatismo a la par con el oscurantismo existencial de Nick Drake: “When it ends it will seem / That we hear silence fall”. Continúa “Bushes and briars” versando: “I can’t believe it’s so cold / and there ain’t be no snow” y no había Flying Burrito Brothers lo suficientemente expuestos a una voz así. La capacidad de Denny vuelve a multiplicarse a través de una inacabable capacidad de contar historias —el clásico estilo irlandés del “feral story telling”— con una brutal adaptación literaria de “It suits me well”. Queda el colofón que eleva la escucha de este disco a la cercanía de la obra maestra atemporal. Por la que el mismísimo Jeff Tweedy (Wilco) es capaz de manifestar públicamente su respeto por una artista y un disco infravalorados por igual y que, hoy por hoy, en los circuitos más selectos de la música se sigue considerando una artista sin par. Su cercanía a Led Zeppelin, la escalofriante “Battle of evermore” es y seguirá siendo el testimonio de una voz más allá del entendimiento de las maltrechas juventudes que crecen. No hay remedio, es el fin de los tiempos. Melancolía.


058/059

open mic

+net labels Columna

David Broc

+import

Columna

SONIDOS DE LA NOCHE En los últimos meses nos hemos hecho eco en diversas ocasiones de ese fervor pianístico que se vive en los circuitos independientes. Ya en su momento le dedicamos un informe al tema, con el testimonio de Nils Frahm y la exposición pública de todos esos referentes que han conseguido llevar una noción clásica y moderna del piano a estratos de público en apariencia muy alejados de ese radio de acción. Los discursos de todos ellos, decíamos, pasan por convertirse en el futuro de la banda sonora tal y como la conocemos, pues en sus partituras cohabitan muchas de las pautas necesarias para hacer carrera en ese terreno. No es de extrañar, visto lo visto, que algunos de los compositores más reconocidos del firmamento cinematográfico estén tomando nota de estos movimientos y no tengan inconveniente en manifestarlo en sus grabaciones. Es el caso del británico Clint Mansell, conocido ya por sus constantes coquetos con el universo sonoro no académico —ahí queda su colaboración con Mogwai en la banda sonora de “La fuente de la vida”, por ejemplo— y por sus ganas de plantearse a sí mismo retos creativos que le permitan seguir creciendo. Después de una banda sonora de perfil más clásico y convencional, la que acompaña a la película “United”, emotiva recreación de los Busby Babes y sus trágicas circunstancias, Mansell cambia de tercio en “Last night” (en la foto), filme de 2010 protagonizado por Keira Knightley, y concentra su discurso de manera exclusiva en el piano. Y en esa tesitura es este un disco que encaja sin problemas en el tono, las maneras y las formas de esta comunidad ficticia pero bien avenida que configuran autores como Peter Broderick, el propio Frahm o Dustin O’Halloran. De hecho, no es casualidad que el mismo Broderick haga acto de presencia en una de las piezas de la banda sonora, “Final movement”, la única con aportación vocal, que viene a demostrar que además de buen gusto y criterio, el compositor está muy atento a lo que se está cociendo en la actualidad y tiene las antenas perfectamente ubicadas. “Last night” es una banda sonora breve, exigua, apenas treinta minutos de duración. Pero ya se trata de eso, más sería excesivo y reiterativo. La película cuenta con otra banda sonora integrada por un compendio de hits de perfil indie, muy a la manera de Sofia Coppola, por lo que se entiende por qué Mansell ha optado por un discurso de notoria austeridad formal que encaje en las escenas más introspectivas y relevantes de la película. A excepción de la canción de apertura, de siete minutos, el resto está integrado por composiciones breves, casi casi chispazos pianísticos —con la excepción de “Streets of New York”, que desentona en el contexto general del proyecto— que ayudan a incentivar ese carácter emocional fugaz y pasajero que intenta retratar y capturar la cinta. Es un Mansell minimalista, íntimo, lejos de su versión más grandilocuente y expansiva —la de “Requiem for a dream”, por citar su obra más conocida—, que trata el piano y su emoción sin aspavientos ni atajos efectistas. Y esa despedida con la compañía de Peter Broderick es magnífica y elocuente, broche de oro para una grabación que sabe transmitir con especial mimo ese sentimiento de nostalgia que nos invade cuando sabemos que se nos está escapando un momento importante de nuestra vida. Dos años después del estreno comercial del filme el sello Milan Records ha tenido la maravillosa idea de editar la banda sonora para disfrute de melómanos embelesados, solitarios con tendencia al masoquismo y depresivos con pedigrí. Mejor tarde que nunca.

Gloria González

30 AÑOS, 39 GRADOS Y MÁS DATOS Hace ilusión ver que bajo licencias copyleft se publica música de la misma calidad, o mejor, que bajo licencias tradicionales. Sin embargo, no por ello hay que dejar de constatar que gracias a los netlabels tenemos también acceso a mucha música distinta, que quizá no habría visto la luz de otra manera: propuestas iconoclastas, artistas tímidos o periféricos, discos improbables, sonidos inauditos. Los rumanos Makunouchi Bento llevan ya como una vida respirando libertad en estos mundos y publican ahora en Camomille (http://camomille.bandcamp. com) un mini-álbum de ruiditos trémulos y drones que se apiñan, se disuelven y se transmutan con elegancia en música folclórica, llamado “Rinbo”. Fabuloso. Mientras, el sello Dystopiaq (http://dystopiaq.com), desde Pittsburgh, edita “Mix-toor presents: This is material music. I do your condition”, un recopilatorio de hip hop instrumental tendiente a la abstracción y procedente, seguro, de otro planeta. Impresionante, al menos tanto como el larga duración de Talk Less, Say More (muy locuaz, aunque pretenda lo contrario), puesto en línea por Records On Ribs (http://recordsonribs. com). Se llama “England without rain” y es una suerte de pop inteligente y surrealista, pero también muy bailable, sobre el que todo apunta que se hablará mucho, muy pronto. June Lauren Prescott, estudiante de musicología, tiene cantidad de cosas que decir y parece haber encontrado con la ayuda de 20kbps (http://20kbps.sofapause. ch) la forma ideal de hacerlo; en “Hitting 30 for the first time” presenta siete reflexiones

en clave de electrónica kitsch con diálogos ajenos, que se adentran en el significado de la edad adulta y del mundo en el que vivimos mientras unos se matan a otros. Explorando el lado más experimental de la existencia, el netlabel italiano Nostress (www.nostressnetlabel.net) ofrece un magnífico recopilatorio titulado “The Noisy Garden”, donde el silencio y el ruido se abrazan arriesgadamente, como quien escarba bajo el más profundo ambient. The Plastic Jazz Orchestra, por su parte, llevan una actitud vital más conciliadora. Combinando electrónica vivaz, melodías diáfanas e imaginación desbordante, han firmado un “39 degrees” denso y ameno, editado por Headphonica (www.headphonica. com). Quédense además con el indie pop minimalista de MeDo’s Little Trap, cuyo “Medicine sound” está disponible en La Bèl Netlabel (http://labelnetlabel.com), uno de los mejores sellos del momento a nivel

+jander Columna

MEDIDAS CONTRA LA CRISIS De todos los sellos que han aparecido en los últimos años en el universo del jander, uno de los que más alegrías está dando a los aficionados es PAN, una plataforma con base en Berlín, pero dirigida por un griego, Bill Kouligas. Kouligas, un viejo conocido de la escena noise, decidió montar PAN para dar salida a esos discos que llegaban a sus manos, pero no a las tiendas, porque nadie se atrevía a publicarlos en estos tiempos de crisis discográfica. Decidido a llenar ese vacío, Kouligas supo comprender que si quería sobrevivir en un entorno tan hostil (pocos aficionados para tanta oferta de mercado), debía estimular el consumo interno, ofreciendo un producto de mucha calidad tanto a nivel de contenido como de envoltorio. Y es así como ha convertido sus lanzamientos, casi siempre vinilos de alto gramaje, en un festival de materiales extraños, tactos lujuriosos e impresiones realizadas con procedimientos poco habituales.

Vidal Romero

En cuanto al contenido, si algo caracteriza a PAN es la amplitud de estilos que abarca. En su catálogo caben desde el noise al jazz extravagante, pasando por la electrónica experimental, el arte sonoro, la música concreta o la electroacústica. Y es en esa dificultad para categorizar lo que publica, en esa curiosidad por saber en qué (estupendos) charcos se meterá con la siguiente referencia, donde radica otra de las virtudes del sello. Y como prueba, ahí están los tres discos que ha lanzado a la calle en lo que llevamos de año. El primero, “Dance classic vol. 1”, llega de la mano de NHK’Koyxe, la versión más accesible y (ejem) bailable del proyecto siempre cambiante que capitanea el japonés Kouhei Matsunaga, y que para la ocasión se deja contaminar con ecos de dub y bajos de profundidad abisal. El segundo luce en la portada el nombre de Ben Vida, un viejo favorito del que esto suscribe, que habitualmente experimenta en los márgenes del folk, el jazz y el post-rock (en proyectos con tanta chicha como Joan Of Arc, Bird Show, Town & Country o Singer), pero que en “Esstends-esstends-esstends” pone sus manos sobre un sistema de sintetizadores modulares para crear un paisaje de psicodelia alucinada, repleta de contaminaciones acústicas y crujidos electrónicos. Y el último es un Split, de diseño especialmente lujurioso, que comparten los ingleses .snd, con una pieza sobresaliente, que desarrolla su fracturada visión del r&b (un r&b contaminado con todo tipo glitches), y de nuevo NHK, en esta ocasión en su versión más clínica y afilada.


+all that jazz Columna

Pepo Márquez

CARGAMENTO PELIGROSO Agrupar una discografía tan apabullante como la de John Coltrane (Carolina del Norte, 1926 — Nueva York, 1967) en diferentes volúmenes puede ser un arma de doble filo: si bien contribuye necesariamente a su asimilación por períodos, corre el riesgo de pasar por alto detalles y momentos que precisamente hicieron de la discografía de Coltrane un monumento de forma retorcida y de una riqueza incalculable. Precisamente por eso, más que en una mera exposición de datos —qué canciones podemos encontrar en cada volumen, pertenecientes por cierto a una serie que acaba con la quinta entrega, dónde fueron grabados los discos o cuánto vendieron en su época—, prefiero detenerme de un modo absolutamente arbitrario en mis momentos favoritos de estos diez discos (5 por cada volumen) e intentar de esta forma captar la atención de quién sea que se haya parado a leer este diminuto artículo. Allá vamos. 01. En la tercera canción (“Evolution”) del segundo disco (“Live in Seattle”, 1971) del volumen 5, encontramos el que sea, quizás, el momento más espeluznante de toda la obra grabada de John Coltrane y uno de los momentos que más miedo dan de toda la música grabada del siglo XX: en uno de los compases de los más de 35 minutos que dura el corte, Coltrane y Pharoah Sanders, al observar que no podían llegar más lejos con las escalas de los instrumentos que estaban soplando, ¡se ponen a gritar y a gemir sus improvisaciones! 02. La gran diferencia entre estos volúmenes 4 y 5 con respecto a los anteriormente editados es que estos 10 discos

representan la transición entre el Cuarteto Clásico formado por John Coltrane, Elvin Jones a la batería, Jimmy Garrison al contrabajo y McCoy Tyner al piano, y el combo que acompañó a Coltrane en sus últimos años de vida, cuando se volcó de forma definitiva en el free jazz. Este grupo de experimentadores estaba formado por Pharoah Sanders al saxo, Alice Coltrane al piano, Jimmy Garrison al contrabajo y Rashied Ali a la batería. Auténticos expertos en retorcer compases de jazz. 03. El volumen 5 contiene algún disco polémico; todos los trabajos fueron editados después de morir John Coltrane y uno de ellos, “Infinity”, fue producido por Alice Coltrane, que al parecer hizo lo que le vino en gana con las decenas de horas de grabación de que disponía, poniendo este arpa aquí y este piano allá y alterando presuntamente la idea original del difunto. No en vano, este disco se conoce con el sobrenombre de “Infamy” (Infamia). 04. En el volumen 4, aparece la canción más bonita jamás compuesta por Coltrane, “My favourite things”, esta vez precedida por una introducción maravillosa de Jimmy Garrison al contrabajo. Sólo por esos más de 20 minutos de absoluto delirio melódico merece la pena adquirir el “Live at Village Vanguard”. Puede que este sea el final de estas series donde se recogen todos los discos editados por Coltrane en Impulse, pero es también el principio para muchos que aún desconocen una de las trayectorias más recomendables de la música del siglo XX.

+the true report Columna

Everett True

TRIBUTO A JOHN GRABSKI III Estoy aquí sentado, con la cabeza entre las manos, con lágrimas rodando por las mejillas, intentando disimular los sollozos porque tengo a mi hijo de dos años sentado junto a mí tomando el desayuno y no quiero que vea a su padre en este estado. Me acabo de enterar de que un tipo al que nunca he conocido en persona y que ni siquiera conozco bien, ha muerto. El puto cáncer se lo ha llevado. Son las 5.45 de la madrugada y, afortunadamente, los demás están durmiendo. Daniel está tarareando para sí mismo, comiendo sus cereales. Los pájaros cantan en el jardín y parece el comienzo de otro glorioso largo día de verano. Y yo estoy aquí sentado, llorando para mis adentros. A veces la excelencia de ciertas personas nos da lecciones de humildad. La primera vez que me interesé por la música de John Grabski III fue gracias a un email que me envió en enero Gary Jarman de The Cribs. Decía así: “Hemos acabado de grabar el nuevo disco con Steve Albini en su estudio de Chicago. No sé si conoces muy bien como funciona el estudio, pero tiene una zona residencial donde se quedan los grupos mientras graban. Allí conocí a una banda increíble, se llama Teeth. He intentado correr la voz y pienso que podría ser tu rollo. Son crudos, honestos, anti comerciales... Sus influencias van desde Shellac a Melvins, y un poco de Jesus Lizard. Sólo quería recomendártelos”. Al poco de recibir ese email, John me escribió él mismo. No intentó venderme la moto, simplemente me envió un link con su música y agradeció mi interés en el grupo. Me pareció un tipo amable y educado, así que escuché el link: me flipó desde el primer instante. Hace mucho tiempo escribí una columna sobre las bandas que emanaban del Pacific Northwest y que en su día se les llamó ‘grunge’ (un tiempo más tarde, otra escena se apoderaría de ese nombre). Me alucinaba esa música porque causaba en mí una reacción emocional inmediata: su crudeza, la fiereza de la batería y las guitarras, la forma de

cantar lacónica, el volumen a todo trapo. Podía sentir todo eso con la banda de John, Teeth. Me gustó tanto su música que escribí sobre ellos lo siguiente: “Teeth tienen un sonido alucinante, árido e incisivo, abrasador y directo sin ningún atisbo de artificio. Sé que a mi colega Jack Endino le encantaría esto, sé que a mí me encanta y sé que a Steve Albini le encanta. Y sé que a Thurston Moore le encantaría y a Mudhoney y sé que a Gary Jarman le encanta... y Bangs se echó a llorar cuando los escuchó. ¿Qué otra recomendación necesitas más que esta?”. Estas palabras aparecen en la página principal de la web de Teeth (http://teethhasteeth.bandcamp.com) cuando la visito tras escuchar la noticia de que John ha fallecido la noche anterior. ¿Puedes imaginarte lo mucho que me halaga ver mis palabras repetidas a modo de epitafio en la web de Teeth? Sobre todo cuando la música es tan cojonuda y el tipo en cuestión es tan jodidamente encantador y una bellísima persona. No me atrevo a escribir ningún elogio sobre John. No le conocía. Intercambiamos emails y mensajes en facebook unas cuantas veces; nunca se quejó de su situación o el sufrimiento y dolor que debía padecer: era tan solo un amigo más en facebook, que frecuentemente dejaba comentarios en mi muro y participaba en las discusiones. Siempre fue educado, atento y vivaz. La última vez que hablé con él fue hace dos semanas cuando me escribió para agradecerme lo que había publicado sobre su banda. Voy a dejar que sean las personas que sí le conocieron los que le elogien. En memoria de mi hermano mayor, John Grabski III Estoy seguro de que John no querría que estuviéramos aquí sentados solos, ahogados en nuestra pena. Él desearía que estuviéramos todos juntos, celebrando su vida y nuestras vidas juntos. Es tan difícil dejar que se vaya desde el otro lado del mundo... John fue una inspiración para mucha gente, especialmente para esas almas valientes que tenían que luchar contra la bes-

tia negra del cáncer. John era un luchador. Era un hombre de verdad. No había nada pretencioso en su ser. Era un músico de rock. Puso todo su corazón, alma, sangre, sudor y lágrimas en su música, igual que hizo su familia. En sus últimos días, John hizo realidad su sueño de grabar un disco en un estudio de Chicago para dejar como legado a sus hijos, familia y cualquiera que se preguntara quién era John Grabski III. Él era un hombre lleno de vida, sueños y rocknroll... Rock vs. Cáncer. ¡Puedes haberte llevado a mi hermano, hijo de puta cabrón, pero no puedes llevarte al Rock, el Rock siempre vivirá! El Cáncer se puede llevar a mi hermano, pero no puede llevarse sus sueños. No puede llevarse su legado. No puede llevarse su música. Y no puede llevarse sus memorias. Te quiero John. Tu memoria permanecerá siempre en mi corazón. Rock vs. Cáncer. ¡El Rock gana!” (Sachea Crowe) PD. Teeth finalmente publicaron su disco “The strain” el 29 de febrero. ¿Hablamos de Rock vs. Cáncer? El Rock gana, joder que sí.


060/061

agenda

agenda

Daniel Johnston

La Casa Encendida (Madrid), 18/04/12 Bikini (BCN), 19/04/12 El Loco (Valencia), 20/04/12 Laboratorio de las Artes (Valladolid), 21/04/12

Barcelona Domingo, 1 de abril _Julia Kent + Santiago Latorre. Miscelanea. Hora y precio S/C. _Jamez Zaiela. Row14 (Viladecans). 17 h. 18 €. Lunes, 2 de abril _Mark Lanegan Band. Apolo. 20 h. 24 €. _Daniel Higgs. Heliogàbal. 22 h. 8 €. _Fredovitch & His One Man Band. Jazz Cava (Vic). 23 h. Gratis. Martes, 3 de abril _Gruff Rhys. Razzmatazz 3. Hora S/C. 15 €. Miércoles, 4 de abril _Hans Laguna + Les Suaques. Heliogàbal. 22 h. 6 €. _Black Box Revelation. Music Hall. 20:30 h. Invitación. _Tigercats. Jazz Cava (Vic). 23 h. Gratis.

S/C. Abono 30 €. Día 12 €. _Paul Chambers + Midnight Magic. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _Animal Neo + Marc Piñol. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 15 €. _Frankyeffe. BeCool. 1 h. 12 €. Domingo, 8 de abril _Paul Ritch. Row14 (Viladecans). 17 h. 20 €. Jueves, 12 de abril _Heineken Music Selector: The Wave Pictures. KGB. Hora y precio S/C. _Mina Tindle + Guillamino. L’Antiga Fàbrica Damm. 20 h. Invitación. _Samitier + La Sentina. La [2]. 20 h. 10 €. _Aries + Beach Beach. Sidecar. 21 h. 12 €. _Abraham Boba. Heliogàbal. 22 h. 7 €. _Pegasvs. Music Hall. Hora y precio S/C. _Sizzla Kalonji. Apolo. 20 h. 24 €.

Jueves, 5 de abril _Dum Dum Girls. La [2]. 21 h. 20 €. _Capitán + Chelis. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _Pablo Bolivar + Tigercats. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 15 €. _Purky, Dhanimal, Isaki... Voltech@Mephisto. 24 h. 10 €.

Viernes, 13 de abril _Heineken Music Selector: Sidonie. Silenci (Manresa). Hora y precio S/C. _Paul Kalkbrenner. Sant Jordi Club. 21 h. Precio S/C. _Febrero. BeGood. Hora y precio S/C. _Nach. Faktoria d’Arts (Terrassa). 21 h. 16 €. _The Casters + Zombie Nation. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _Kosmos + Naturalesa Salvatge. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 13 €. _Gerd. BeCool. 1 h. 12 €.

Viernes, 6 de abril _Agrofest: Joan Colomo, Surfing Sirles... Circ Cric (Sant Esteve de Palautordera). Hora S/C. Abono 30 €. Día 12 €. _El Columpio Asesino + Mondkopf. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _La Banda Inedita. BeCool. 21 h. 10 €. _DJ Fra + Evripidis And His Tragedies. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 13 €. _2manyDJs. Row14 (Viladecans). 17 h. 20 €.

Sábado, 14 de abril _Maika Makovski. Bikini. 21 h. 18 €. _Joaquín Pascual. La [2]. 21 h. 12 €. _Sanjays + Nathan Fake. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _Spencer + Boddika. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 15 €. _Dixon. BeCool. 1 h. 12 €. _Pigmy, Nando Caballero... Depósito Legal (L’Hospitalet Llbr.) 22 h. Gratis.

Sábado, 7 de abril _Agrofest: La Celula Dumierte, Les Aus... Circ Cric (Sant Esteve de Palautordera). Hora

Domingo, 15 de abril _The Waterboys. Teatre Coliseum. Hora y precio S/C.

_Will Samson. Jazz Cava (Vic). 23 h. Gratis. _Electro Putas. Apolo. 24:30 h. Precio S/C. _Marc Maya. Row14 (Viladecans). 17 h. 18 €. Lunes, 16 de abril _Rocky Botolato + The Secret Society. Heliogàbal. 21 h. 8 €. _Brooke Fraser. Bikini. 21 h. 17 €. Martes, 17 de abril _Isaac Ulam. Heliogàbal. 22 h. 6 €. _Killing Joke. Music Hall. Hora y precio S/C. _Barrence Whitfield & The Savages. Sidecar. Hora y precio S/C. Miércoles, 18 de abril _Isaac Ulam. Heliogàbal. 22 h. 6 €. _LA. Music Hall. Hora y precio S/C. Jueves, 19 de abril _Electrónica en Abril: Keith Fullerton Whitman, Koreless... Obra Social Caja Madrid. 20 h. Precio S/C. _Daniel Johnston. Bikini. 21 h. 25 €. _Om. La [2]. 20:30 h. 17 €. _El Decantador: Lorena Álvarez y su Banda Municipal. Magatzem Escolà. Hora S/C. Invitación. Viernes, 20 de abril _Electrónica en Abril: DJ Rashad & DJ Spinn, Ekoclef... Obra Social Caja Madrid. 20 h. Precio S/C. _Duo Kie + Praxis. Apolo. 19:30 h. 25 €. _Absynthe Minder. Sidecar. 22 h. 18 €. _Zahara + Marcel Cranc. Bikini. 21 h. 15 €. _Capitán. BeGood. Hora y precio S/C. _Lagwagon. Razzmatazz 2. 19:30 h. 20 €. _Rex The Dog + Tyson. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _DJ Fra + The Feeling of Love. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 13 €. Sábado, 21 de abril _Electrónica en Abril: Nate Young, Factory Floor... Obra Social Caja Madrid. 20 h. Precio S/C. _Templeton. La [2]. 21 h. 10 €. _Alexander Kowalski + Pegasvs. Razz Clubs.

1 h. 15 €. _Angel Molina + Jacuzzi Boys. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 15 €. _Floating Points. BeCool. 1 h. 12 €. Domingo, 22 de abril _The Strange Boys. La [2]. 21 h. 14 €. _Oscar Aguilera. Row14 (Viladecans). 17 h. 18 €. Jueves, 26 de abril _Nothink + Fura. La [2]. 21 h.13 €. Viernes, 27 de abril _Mil·leni: Philip Glass Ensemble. Palau de la Música. _A Place To Bury Strangers. Sidecar. 22 h. 18 €. Precio S/C. _Silverstein. Razzmatazz 3. Hora y precio S/C. _Robert Hood + Class Candy. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _Shelby Grey + DJ Coco. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 13 €. Sábado, 28 de abril _Jero Romero. Music Hall. Hora y precio S/C. _De/Vision. Bikini. 21 h. 25 €. _Cola Jet Set. BeGood. Hora y precio S/C. _Very Pomelo, El Surfing Sirles, Le Petit Ramon. Apolo. 20 h. 15 €. _Lazer Sword + Cut Your Hair. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _John Talabot + DJ Coco. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 15 €. _Soul Clap. BeCool. 1 h. 12 €. Domingo, 29 de abril _Of Montreal. Apolo. 20 h. 25 €. _Tiga + Dubfire. Row14 (Viladecans). 17 h. 20 €. Lunes, 30 de abril _Sabrina + Twin DJs. Razz Clubs. 1 h. 15 €. _Marc Piñol + The Lovely Jonjo. Nitsa&La [2]. 24:30 h. 13 €. _Ludovid Vendi. BeCool. 1 h. 12 €.


Dum Dum Girls

La [2] (BCN), 05/04/12 Cafe Antzokia (Bilbao), 06/04/12 El Sol (Madrid), 07/04/12

Madrid Domingo, 1 de abril _Mark Lanegan Band. Kapital. Hora y precio S/C. Martes, 3 de abril _Osaka Monourail. El Sol. 22 h. 18 €. _Fredovitch One Man Band. Nasti. Hora y precio S/C.

man, Koreless... La Casa Encendida. 20 h. Precio S/C. _The Montgolfier Brothers. El Juglar. Hora y precio S/C. _Brooke Fraser. Caracol. Hora y precio S/C. Lunes, 16 de abril _Heineken Music Selector: The Wave Pictures. El Sol. 22 h. 16 €.

Sábado, 7 de abril _Dum Dum Girls. El Sol Hora S/C. 20 €.

Martes, 17 de abril _Heineken Music Selector: The Waterboys. Kapital. Hora y precio S/C. _Rocky Botolato + The Secret Society. Siroco. 21:30 h. 10 €.

Miércoles, 11 de abril _Joaquín Pascual. El Sol. 22 h. 12 €. _Gecko Turner. Café La Palma. 20:30 h. 12 €. _Umberto. Nasti. Hora y precio S/C.

Miércoles, 18 de abril _Daniel Johnston. La Casa Encendida. Hora y precio S/C. _Om + Valis. El Sol. 23 h. 12 €.

Jueves, 12 de abril _Electrónica en Abril: Manuel Göttsching. La Casa Encendida. 21 h. Precio S/C. _The Cabriolets. El Sol. 22 h. 12 €. _Lengedary Shack Shaker. Gruta 77. 21:30 h. 15 €. _Autumn omets + Hâ. Siroco. 21 h. 8 €. _D’Wachman. Café La Palma. 24 h. Gratis. Viernes, 13 de abril _Electrónica en Abril: Thomas Köner, Hype Williams... La Casa Encendida. 20 h. Precio S/C. _Los Petersellers. Gruta 77. 23 h. 10 €. _Sizzla Kalonji. Arena. 20 h. 24 €. _DeNiro + Suite Anhelo. Silikona. 21:30 h. 10 €. _Anstam, Frankie Pizá... Post Club@Siroco. 24 h. 12 €. Sábado, 14 de abril _Electrónica en Abril: Nate Young, Raime... La Casa Encendida. 20 h. Precio S/C. _HD Substance. Café La Palma. 24 h. Gratis. Domingo, 15 de abril _Electrónica en Abril: Keith Fullerton Whit-

Jueves, 19 de abril _Heineken Music Selector: Jero Romero. Teatro Kapital. Hora y precio S/C. Viernes, 20 de abril _Jack Daniel’s Music Day: The Pains of Being Pure... Los Campesinos!, The Whip, Didonie... Madrid Arena. Hora y precio S/C. _Mujeres. El Sol. 22 h. 15 €. _The Boys. Gruta 77. 23 h. 20 €. _Applescal, Tinkers... Specka. 24 h. 12 €. Domingo, 22 de abril _La Otracina + Domo. Rock Palace. Hora y precio S/C. Lunes, 23 de abril _The Strange Boys. El Sol. 22 h. 18 €. Miércoles, 25 de abril _Philip Glass Ensemble. Auditori Nacional de Música. 19:30 h. Precio S/C. _Those Darlins. Siroco. Hora y precio S/C. Jueves, 26 de abril _Silverstein. Caracol. Hora y precio S/C. _Deltonos. Gruta 77. 21:30 h. 15 €.

_McEnroe + Remate. Joy Eslava. 20 h. 18 €. Viernes, 27 de abril _MusicLand: Carl Cox, The Bloody Beetroots, 2ManyDJs, Violadores del Verso... Ciudad Deportiva Rayo Vallecano (Arganda del Rey). Hora y precio S/C. _Bob Wayne. Gruta 77. 22 h. 15 €. _Shrag + El Palacio de Linares. Siroco. 22 h. 13 €. Sábado, 28 de abril _MusicLand: Carl Cox, The Bloody Beetroots, 2ManyDJs, Violadores del Verso... Ciudad Deportiva Rayo Vallecano (Arganda del Rey). Hora y precio S/C. _Chemical Brothers DJs, Marko Nastik... Fabrik. Hora y precio S/C. Domingo, 29 de abril _A Place To Bury Strangers. El Sol. 21 h. 15 €. Lunes, 30 de abril _Of Montreal. Joy Eslava. 20 h. 25 €.

Andalucía

Domingo, 15 de abril _Zemos98: Loran Álvarez y Su Banda Municipal. Centro de las Artes (Sevilla). Hora S/C. Gratis. Jueves, 19 de abril _Grupo de Expertos Solynieve. Edificio Constitución 1812 (Cádiz). Hora y precio S/C. Sábado, 21 de abril _Lektrono + Popout!. New Sitio (Sevilla). Hora y precio S/C. Jueves, 26 de abril _Those Darlins. Planta Baja (Granada). Hora y precio S/C.

Aragón Domingo, 1 de abril _Gruff Rhys + Nine Stories. La Lata de Bombillas (Zaragoza). Hora y precio S/C. Viernes, 6 de abril _Pet Duo. Florida 135 (Fraga). 24 h. 15 €.

Sábado, 7 de abril _Lektrono. Imagina Club (Sevilla). Hora y precio S/C.

Domingo, 8 de abril _Dum Dum Girls. Arena Rock (Zaragoza). Hora S/C. 18 €. _Richie Hawtin. Florida 135 (Fraga). 24 h. 20 €.

Martes, 10 de abril _The Montgolfier Brothers. Planta Baja (Granada). Hora y precio S/C.

Jueves, 12 de abril _The Montgolfier Brothers. CC Matadero (Huesca). Hora y precio S/C.

Miércoles, 11 de abril _The Montgolfier Brothers. Cero Teatro (Sevilla). Hora y precio S/C.

Viernes, 13 de abril _Cooper. López (Zaragoza). Hora S/C. 15 €.

Sábado, 14 de abril _Zemos98: Fundación Robo. Teatro Alameda (Sevilla). Hora S/C. 5 €. _De Pedro. Malandar (Sevilla). Hora S/C. 10 €.

Sábado, 14 de abril _Oscar Aguilera. Florida 135 (Fraga). 24 h. 15 €. _Akrog + Dark Selector. Kinder Cavern (Zaragoza). Hora y precio S/C.


062/063

agenda

Of Montreal

Apolo (BCN), 29/04/12 Joy Eslava (Madrdi), 30/04/12

Sábado, 21 de abril _Paco Osuna. Florida 135 (Fraga). 24 h. 15 €. Viernes, 27 de abril _Osk + Renegade. Muffin (Zaragoza). Hora y precio S/C. Sábado, 28 de abril _Astrio. López (Zaragoza). Hora S/C. 10 €. _Narkotic Dlux. Florida 135 (Fraga). 24 h. 15 €. Lunes, 30 de abril _2manyDJs. Florida 135 (Fraga). 24 h. 20 €.

Asturias Miércoles, 18 d abril _The Waterboys. Teatro Laboral (Gijón). Hora y precio S/C. De 27 a 28 de abril _LEV Festival: Various, Byetone, Prefuse 73, Mika Vainio, Soap&Skin... Laboral (Gijón). Hora y precio S/C.

_The Cabriolets. Wah Wah (Valencia). 22:30 h. 14 €. _Joaquín Pascual. Loco (Valencia). 22:30 h. 12 €. _McEnroe. Càmara L’Auditor (Castelló). 22 h. 11 €.

Viernes, 27 de abril _Festival Do Norte: Love Of Lesbian, La Casa Azul, Pegasvs... Recinto Exterior Fexdega (Vilagacía de Ardusa). Hora S/C. Abono 40. Día 30 €.

Jueves, 19 de abril _L.A. Wah Wah (Valencia). 22h. Invitación.

Martes, 17 de abril _Om. Azkena (Bilbao). Hora y precio S/C.

Viernes, 20 de abril _Daniel Johnston. Loco (Valencia). 21:30 h. 25 €. _Depedro. Wah Wah (Valencia). 22:30 h. 10 €.

Jueves, 19 de abril _Heineken Music Selector: The Waterboys. Santana 27 (Bilbao). Hora y precio S/C.

Sábado, 28 de abril _Festival Do Norte: Lori Meyers, El Columpio Asesino, Los Pilotos... Recinto Exterior Fexdega (Vilagacía de Ardusa). Hora S/C. Abono 40. Día 30 €. _Artec Primavera: Mweeslee, Funkarma... Centro Ágora (A Coruña). 21 h. Gratis.

Sábado, 21 de abril _The Casters. Kafé Antzoki (Bermeo). Hora y precio S/C.

Illes Balears

Viernes, 27 de abril _Heineken Music Selector: Jero Romero. Mirror (Valencia). Hora y precio S/C. _Those Darlins. Loco (Valencia). 22:30 h. 13 €.

Domingo, 1 de abril _Osaka Monaurail. Loco (Valencia). 21:30 h. 22 €.

Sábado, 14 de abril _Sidonie. Cotton Club (Lleida). 22 h. 20 €. _The Nu Niles. Zero (Tarragona). 22:30 h. 10 €.

Viernes, 13 de abril _Heineken Music Selector: The Wave Pictures. Mirror (Valencia). Hora y precio S/C. _The Waterboys. Palacio de Congresos (Valencia). Hora y precio S/C.

Euskadi Viernes, 13 de abril _Rocky Botolato + The Secret Society. Azkena (Bilbao). 20:30 h. 8 €.

Catalunya

Jueves, 12 de abril _The Waterboys. Teatre Principal (Alacant). Hora y precio S/C.

Sábado, 21 de abril _Heineken Music Selector: Jero Romero. Capitol (Santiago). Hora y precio S/C. _The Waterboys. Pazo de Cultura (Pontevedra). Hora y precio S/C.

Sábado, 14 de abril _MEED: Denite, JV Reactable, Fábel. La Lonja (Elx). Hora y precio S/C. _Sizzla Kalonji. Auditorio Escuela Sanjose (Valencia). 22 h. 24 €.

C. Valenciana Miércoles, 11 de abril _The Legendary Shack Shakers. Loco (Valencia). 21:30 h. 18 €.

Viernes, 27 de abril _In-Somni: Cyberpunkers... Polivalent (Quart, Girona). Hora S/C. 15 €. _Mendetz. Zero (Tarragona). 22 h. 13 €.

Domingo, 15 de abril _Maika Makovski + Gentle Music Men. Café Teatre (Lleida). 19 h. 15 €. Viernes, 20 de abril _Heineken Music Selector: Luís Brea. Highland (Tarragona). Hora y precio S/C. Sábado, 21 de abril _Duo Kie. Zero (Tarragona). 22 h. 16 €.

Martes, 24 de abril _The Strange Boys. Campus de la Universidad (Vitoria-Gasteiz). Hora y precio S/C. Sábado, 28 de abril _Those Darlins. Le Bukowski (Donostia). Hora y precio S/C.

Galicia Sábado, 7 de abril _GOA: 2manyDJs, Marco Carola, Miss Kittin... Expocoruña (A Coruña). Hora y precio S/C. Sábado, 14 de abril _Heineken Music Selector: The Wave Pictures. Karma (Pontevedra). Hora y precio S/C. _Rocky Botolato + The Secret Society. Café & Pop Torgal (Ourense). 20:30 h. 8 €. _The Montgolfier Brothers. Museo de Arte Comtemporáneo Marco (Vigo). Hora y precio S/C.

Viernes, 13 de abril _2 + 2: CatPeople, Layabouts, Crystal Fighters DJs... Abraxas (Palma de Mallorca). Hora S/C. 25 €. Sábado, 14 de abril _2 + 2: Triángulo de Amor Bizarro, Chinese Christmas Cards... Abraxas (Palma de Mallorca). Hora S/C. 25 €.

Murcia Miércoles, 4 de abril _Gruff Rhys. 12&Medio (Murcia). 21 h. 9 €. Viernes, 20 de abril _Los Pilotos. 12&Medio (Murcia). 22:30 h. Precio S/C. Sábado, 28 de abril _A Place to Bury Strangers. 12&Medio (Murcia). 22:30 h. 9 €.


in & out Clubbing BCN C/ ARC DEL TEATRE, 3. TEL. 93 318 59 66. Techno-house, incursiones en el electro y la música disco. Miércoles, invitados internacionales. Vie-Sab., sesiones con el DJ residente Robert X. Todas las noches de 23.30 a 5 h.

SALA RAZZMATAZZ 2. C/ PAMPLONA, 88. TEL. 93 272 09 10 Tech-house, hard techno y techno con los residentes MouseUp, Undo, Vicknoise, además de las residencias de James Holden, Felix da Housecat, Miss Kittin o Tiga. H: Vie-Sab. y vísperas de festivos de 1 h. a 5 h. Entrada única a Razz Club: 15 € (c/i).

SALA APOLO. C/ NOU DE LA RAMBLA, 113. TEL. 93 301 00 90 La meca del eclecticismo: house, techno, breakbeat y pop electrónico, según el día. Alberga residencias de Kompakt, Bpitch Control, Bungalow, Cristian Vogel, etc. Nitsa selectors: Fra, Marc Piñol, DJ Coco y Graham. H: Vie-Sab. y vísperas, a partir de las 24.30 h. Precio: 12 € (c/i).

Clubbing Madrid electro-pop, deep house y leftfield de mano de MouseUp, Undo, Vicknoise); Rex (technopop). H: vie-sab. y vísperas de festivos de 1 a 5 h. Entrada única: 12 € (c/i). www.salarazzmatazz.com

B LOUNGE @ HOTEL BARCELÓ RAVAL RBLA. DEL RAVAL 17-21. TEL. 93 320 14 90 El lugar más cool de la ciudad, el nuevo punto de encuentro de Barcelona. Tapas sorprendentes, extensa carta de cócteles y la mejor música. Terraza Plaza Manuel Vázquez Montalbán. Jueves, viernes y sábados DJ en directo de 23 h a 02 h. Entrada libre. www.BarceloRaval.com

C/SANTA ANNA 14, L’HOSPITALET. T. 93 337 76 16. Más de 25 años ofreciendo la alternativa desde L’Hospitalet. Conciertos de pequeño formato y sesiones de DJs... de la mano de los DJs Jordi Monamí, Marty Mcfly, Crtl+alt+supr, Gato. Actuaciones musicales en pequeño formato. www.depositolegal.com.

@ SALA APOLO. C/NOU DE LA RAMBLA, 113. Residencia semanal para la noche de los jueves en el Apolo. Powder Room acoge las mejores noches de deep funk, breaks y rare grooves en Barcelona. H: todos los jueves, de 24.30 a 6 h. 9 €.

C/ FONTRODONA, 33 (BCN). TEL: 93 441 80 15 Antigua nave industrial convertida en enorme y comfortable lounge club. Urban & soulful music + laid-back atmosphere + underground attitude. www.maumaunderground.com. H: jueves 23 - 2.30 h., vie-sáb 23 - 3 h., domingos tarde (excepto verano).

SALA CITY HALL C/ RAMBLA CATALUNYA, 4. Lun: Internacional Party. Mar: Budah Hall Night. Mie: Pigs & Diamonds. Jue: Club 4 (techno & minimal techno). Vie: 100% Uhm Underground (tech-microfunk). Sab: Pure City Nights (house, deephouse, latin). Dom: Zen Club (techhouse/ electro).

C/ ALMOGÀVERS, 122. TEL. 93 272 09 10 5 clubs en un mismo espacio: Razz Club (Viesab. DJ Amable y Dj Gato, el mejor indie y rock de todos los tiempos. Jue. Bongo Palace (latin house); Pop Bar (vie-sab. lo mejor en pop, electro y sixties); The Loft (tech-house, hard techno y techno); Lo*Li*Ta (techno-pop,

C/ LINCOLN, 15. T. 93 238 07 22 Martes: Glitter and Glamour. Miércoles: Strawberry & Chocolate. Jueves: Buziós - Brazilian soul. Viernes y Sábado: 3 floors open- hip hop and R&B, house music, classic garage 80’s-90’s. www.ottozutz.com

C/ VALLDONZELLA, 40 / PLAZA MILANS, BARRIO GÓTICO. Tel. 627 73 30 81 En el bar Manchester se dan cita amigos y seguidores de la música de los 80 y 90 y sus tendencias más brit. Desde Joy Division hasta Placebo, pasando por The Smiths y Happy Mondays.

RAMBLAS, 27. T. 93 301 16 289 INFO@BOULEVARDCULTURECLUB.COM Boulevard Club, ubicado en La Rambla, donde antes se encontraba Fellini, ofrece la localización más céntrica y de más fácil acceso al público. House, techno, electrónica, hip hop, R’n’B, rock... DJs residentes: D’Julz (Bass Culture, París), Andre Buljat (4line, Indigo Raw) y Dr. Barry (BLV). http://boulevardcultureclub.com

C / ESCUDELLERS BLANCS, 3 (BARRI GÒTIC) Con una acertada mezcla de graffiti, videos, skate y grunge. Su amplia sala alberga cómodamente a los personajes más diversos de la fauna barcelonesa, que se pierden entre detalles y acordes, cubatas y chupitos, chicas y kickflips. A tres pasos de la turística Plaza Real se esconde el secreto mejor guardado del Gótico, Nevermind. Abierto todos los días hasta las 3 h. www.nevermindbcn.com

SALA 1 AV. CARRILET 235 - SALA 2 AV. CARRILET 301, L’HOSPITALET. T. 93 337 06 02 La Salamandra es el espacio de referencia de las noches de L’Hospitalet. Dos salas que ofrecen la mejor programación de conciertos y sesiones de DJs de la escena indie y mestiza. Sala 1: Musicollage con Nafentt & Darkomedia. Sala 2: Indie-pop-electro con YoSET & McFly, visuals de High Distortion & Mon Feijóo. H. Abierto todos los viernes, sábados y vísperas de 24 a 6 h. Entrada única: 8 € (c/i). Gratis hasta las 2 h. www.salamandra.cat

C/AMPLE, 46 (GOTICO) T 663 710 095 El bar rockero por excelencia en el centro de Barcelona. Casi tocando Correos se encuentra este sitio con aires de estación de metro abandonada donde cada día, entre riffs y whiskey, se dan cita aquellos que llevan el rock en la sangre. Todos los días desde las 19 h a las 2.30 / 3 h www.bollocksbcn.com

Clubbing Bilbao C/ RAFAEL DE CASANOVA, 3. SANTA COLOMA DE GRAMENET. [M] L1 SANTA COLOMA La Sala Pop tiene una programación semanal de conciertos cuidadamente seleccionados dentro de la escena independiente tanto catalana como estatal. Los conciertos se realizan viernes y sábado pero la sala ofrece sesiones de indie, pop, rock, electrónica a cargo de DJ Oki One y programación cultural los domingos. H: mie-dom 19 - 3.30 h. www.myspace/popclubsantacoloma

EN SANTANA 27. POL.IND.SANTA ANA. TELLERÍA 27. BOLUETA. WWW.FEVER.ES Pink Fever: tecnopop & electropop. Gold Fever: pop-rock & hits. Black Fever: hip-hop, reggae, soul & funk. Blue Fever: tech house & tecno. Desde su inauguración en 2005, Fever se ha convertido en el club de referencia del norte de la península. Una iniciativa de ocio de calidad incontestable que sitúa a Bilbao en el pelotón de cabeza europeo de la cultura del baile. H: Vie y Sab 24 h, 12€ c/i.

@ LA RIVIERA - Pº VIRGEN DEL PUERTO S/N. @ HEINEKEN - C/ PRINCESA , 1. Actualmente es el club de referencia en Madrid por su excelente e inagotable programación dedicada al indie rock y la electrónica, con residencias de sellos como Ed Banger Records y DJ sessions de Boys Noize, Rex The Dog, Felix Da Housecat, Steve Aoki, Peter Hook... www.intromusica.com

C/BAILÉN 16, 28005. MADRID ContraClub es un bar donde coinciden varias tipologías de noctámbulos con un denominador común: su gusto por la calidad y variedad musical. ContraClub pretende romper barreras entre disciplinas y generaciones, ser un lugar de encuentro de artistas y un escaparate para todo tipo de espectáculos de calidad. Un lugar abierto y dispuesto a juntar funk con flamenco, cabaret con música electrónica. X y J de 22 a 05:30 h. V y S de 22 a 06 h. www.contraclub.es

C/FOMENTO 30 (MADRID) Desde 1997 el Home Bar es un referente para los amantes de la música. El pop, la electrónica y el indie son el eje central de las sesiones de nuestros DJs, desde los clásicos imprescindibles hasta las últimas novedades. En el Home podrás escuchar desde Depeche Mode, REM o The Smiths hasta White Lies, Hot Chip y Temper Trap, pasando por Placebo, Massive Attack, Muse, Royksopp, Radiohead, Ladytron, Foo Fighters, Interpol... Abierto los viernes y los sábados a las 23h.

Clubbing Galicia COMPLEJO PLAYA CLUB. AVENIDA DE LA HABANA, ESTADIO DE RIAZOR (LA CORUÑA). WWW.PLAYACLUB.NET Pop, indie y electrónica. Más de 60 conciertos de música alternativa al año. Sesiones los jueves, viernes, sábados y vísperas de festivos desde las 3 h. +info en www.playaclub.net


064/065

live

M83

RAZZMATAZZ 1 (BCN), 09/03/12

Pese a haber sido elegido como uno de los mejores discos del año en ésta y otras muchas publicaciones, pese a contener lo que ya es un himno generacional como “Midnight city”, pese a haber conseguido dignificar un género como el AOR , pese a ser absolutamente brillante en el 80% de su recorrido, pese a todo eso, “Hurry up, we’re dreaming!” tiene momentos verdaderamente tediosos, sobre todo en su segunda parte. Por eso, la

expectativa era la de un concierto bonito, plagado de medios tiempos épicos, y con sus buenos momentos de asueto para acercarse a la barra en busca de fuelle. Para mi alegría y la de mi hígado, Anthony González le dio la vuelta por completo a mis expectativas y salió dispuesto a arrasar un Razzmatazz lleno hasta la bandera. Tras la breve aparición de alguien con la máscara de la portada del single “Midnight city”, empezó sin dilaciones

Los Evangelistas

Carlson desarrolló una vez más ese lenguaje musical tan esencial e intrínseco. La repetición de una nota, ayudada por calculados movimientos de su guitarra, bastaban para crear acoples infinitos que se deslizaban sobre los ritmos de la excelente batería de Adrienne Davies y las profundas líneas de bajo de Karl Brau. La apoteosis llegó con la relectura de “Harvey”, aquél que abría el mítico “Phase 3: Thrones and dominions” (95). Inmenso. Matías Bosch

PALAU DE LA MÚSICA (BCN), 01/03/12

El homenaje a Morente por parte de Los Evangelistas fue una misa sónica en toda regla. De negro e introducidos por música gregoriana, los músicos salieron al escenario para convertirnos a todos a la religión de Morente tal como ellos lo habían hecho años atrás. Casaron rock y flamenco sumando guitarras ambientales y psicodélicas y baterías retumbantes a las canciones del maestro, consiguiendo esparcir su semilla hasta el último rincón del Palau. Desgranaron los temas del disco e incluyeron también una inédita revisión de “El pastorcillo”, pero lo mejor no llegó hasta los bises: la intensa colaboración con Carmen Linares nos llevó hasta las mismas puertas del infierno y “La estrella”, con una de las hijas del maestro (Soleá), fue el clímax de ese sentido y respetuoso homenaje. Terminaron con una de Los Planetas y unos compases de “Ciudad sin sueño”, la canción que cerraba “Omega”. Pau Cristòful

Earth + Mount Eeerie CITY HALL (BCN),19/03/12

El neo-folk de Genevíéve Castrée (Ô Paon) inauguraba una velada memorable. La destreza vocal de la canadiense y la resolución de “Courses” (10) sobre el escenario le dejaba a uno petrificado. Sus escasos 35 minutos de actuación supieron a poco. Le siguió su pareja, Phil Elvrum, al frente de su prolífico proyecto Mount Eerie, con guitarra eléctrica de doce cuerdas y una hilera de pedales que atrajeron al público con el singular dronefolk que se respira en discos como “Wind´s poem” (09) . Elvrum aprovechó la coyuntura para presentar algunos de los temas que se hallarán en su inminente trabajo “Clear moon”. Earth aparecieron sobre las tablas secundados por violonchelo de Lori Goldston y comenzó el éxtasis: en alrededor de una hora y media rock comatoso, más allá del doom y del drone, Dylan

Heineken Music Selector: Dawes SOL (MADRID), 29/02/12

El aperitivo enganchó. Robert Ellis, un barbudo que parecía un indie-folk al estilo del ganador del Grammy, Bon Iver o de Iron and Wine. Pero lo suyo es distinto. A este veinteañero de Houston le encanta el country. Y lo demuestra. Con una sola guitarra, cantó sobre la amistad, la familia, la vida en la carretera y la muerte. La transición al plato fuerte, los Dawes, fue tranquila. Uno de sus miembros se subió al escenario a acompañar a Ellis. Cuando el cuarteto californiano arrancó con “Far away” ya no cabía ni un alfiler. Solos de guitarra y de teclado, escalas virtuosas y voces de conservatorio. La banda de los hermanos Taylor y Griffin Goldsmith se esforzó al máximo. Guiños a los Doors y Crosby, Stills & Nash. Su concierto fue inmaculado. Tal vez demasiado. Hubo espacio para la improvisación y algún momento cercano a la jam sesión. Y, sin embargo, faltó algo: a ratos, la banda se diluye en su propio virtuosismo. Pero, como en el pasado Heineken Jazzaldia, siguen prometiendo. Ana Sempere

Tindersticks CASINO DE L’ALIANÇA, (BCN), 20/03/12

A la tercera va la vencida, dicen. Y el caso de Tindersticks parece dar la razón al dicho. El tercer álbum tras la refundación del grupo, el soberbio “The something rain”, es uno de los mejores momentos de su discografía

un “Intro” en que Morgan Kibby hizo las veces de Zola Jesus. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos: estábamos escuchando “Intro” y al público enloquecer con Anthony, sus estudiadas poses de rockero y sus pantalones ajustados. Acto seguido, la banda se disponía a rescatar dos éxitos de sus dos anteriores trabajos, “Teen angst” y “Graveyard girl”, de “Before the dawn heals us” y “Saturdays = Youth”, respectivamente. Bombo y emoción, electrónica y dream-pop, instantaneidad y solemnidad conjugadas a la perfección. Luego, consciente de que la mayor parte del público que allí se congregaba eran devotos de los coros épicos y el hit instantáneo, Anthony tiró de temazos coreables de su último álbum como la inmensa “Reunion” o la todavía más intensa en directo “Steve McQueen”, que provocó entre los asistentes un sentimiento de comunión universal al tiempo que gritaban juntos su “oeeeoooo ooooh oh”. Lástima que la audiencia no estuviera tan entregada (ni respetuosa) en números más reposados como “Wait”. Algo que sí consiguieron el galo y sus secuaces, cómo no, con el momento más esperado de la noche: el colofón, el cúlmen, himno de los himnos, “Midnight city”, con su muy ochentero solo de saxo incluido. Manos (y iPhones) en alto, público desatado, locura colectiva. Tras ésta, amagaban el final con una potente versión de “A guitar and a heart”, para luego volver en los bises con dos facetas muy diferentes de “Saturdays=Youth”: la expansiva “Skin of the night” y una versión zapatillera de “Coleurs” que ponía la guinda a un set de lujo en el que ausencias notables de su discografía como “Don’t save us from the flames” o “Kim & Jessie” palidecieron ante la fuerza de un directo memorable. Virginia Arroyo / Foto Xavi Mercadé

y su puesta en escena hizo honores a las expectativas generadas tras su publicación. Rodeados de luces y cortinas rojas que por momentos evocaban al Club Silencio de David Lynch, Stuart Staples y compañía, con el añadido del versatil Terry Edwards a los instrumentos de viento, tejieron un hermoso manto alrededor de su último disco, tocándolo entero y casi sin variar el tracklist, intercalando temas escogidos especialmente para arropar los nuevos temas, versión del “If you’re looking for a way out” de Odyssey incluida. No hubo apenas concesión a la nostalgia de los dos primeros y míticos discos ‘gemelos’ (el comienzo con “Blood”, un postrero “Cherry Blossoms”) a sabiendas de que el nuevo material era la estrella de la velada, como demostró la cerrada y larga ovación provocada por “Frozen”. Javier Burgueño

Megafaun LA [2] (BCN), 21/02/12

Volvían Megafaun a la sala Apolo dos años después de su primer y mítico concierto en Los Caprichos del Apolo y la expectación era muy grande, había ganas de comprobar si eran capaces de repetir la hazaña y la sala La [2] estaba hasta los topes para ver la presentación de su celebrado cuarto disco. El trío formado por los hermanos Cook y Joe Westerlund (un divo cómico en potencia por lo que vimos en los bises) no defraudó, demostrando maneras y dando la razón a aquellos que los ven como un futuro recambio para Fleet Foxes. Pero Megafaun son mucho más que eso; son toscos, divertidos, y a veces incluso encantadoramente patosos, algo que no hace más que añadir magia a su puesta en escena. Sonaron “Heretofore”, “Hope you know”, “Isadora”, “His robe” y muchas más; cambiaron instrumentos, se despistaron, charlaron animadamente entre ellos y tuvieron tiempo para bajar del escenario al final de los bises y acabar el concierto entre el público con una desarmante y desenchufada “Worried mind”. Javier Burgueño


obra de terror patrocinada por el sello mancuniano Modern Love y comandada por el ambient teñido de negro, el techno o la hauntology. Uno al que le van las emociones fuertes se decantó por la segunda opción, en un auditorio a reventar (no cabía ni un alma más) expectante por calibrar en directo el éxito dentro del circuito underground del tito Stott —todavía rechinan muy fuerte “We stay together” y “Passed me by”— y

la pareja ‘malrrollera’ por excelencia: Demdike Stare. La conclusión rápida, Stott pinchó y la otra pareja salió a hombros. Más exhaustivamente, Miles Whittaker y Sean Canty arrancaron la velada apocalíptica con un set-up de lujo: un portátil por barba más los respectivos controladores, mesa de mezclas y un plato de apoyo entre ambos al que iban insertando una serie de vinilos par aplicarles efectos. Detrás, visuales narcóticos y turbadores con imágenes de cementerios, brujos y demás situaciones de noche de luna llena, que acompañaban a la perfección la música que cincelaba el dúo: primero con un ambient recargado de mala leche, borroso, con atmósferas humeantes y percusiones tribales que obligaban a apretar el culo a la mullida butaca. Mientras transcurría el hechizo, la dupla fue mutando a una especie de techno a medida que los visuales hacían un rewind, para cerrar el directo con beats de rostro figurado que mostraban un atisbo de luz. Bravo, bravo y tres veces bravo. Sin momento para respirar, se plantó en el escenario Andy Stott con un mísero laptop y un controlador. Cero visuales, cero preparación del set: su Mac Book le jugó una mala pasada al entrecortarse el sonido la friolera de una decena de veces, probablemente al intentar manipular plugins orondos. Una auténtica lástima, ya que el ansia por degustar ese techno tan suyo que hace footing alrededor de 100-110 BPMs y repta dejando la marca de baba a su paso era mayúscula. El resultado del directo, por tanto, quedó como una foto en blanco y negro, sin matices que apreciar, cogido con pinzas y que provocó que una gran manada de gente abandonase la sala antes de la finalización del concierto. Malditas CPU y malditos artistas de élite que juegan a ser punkis. Beto Vidal / Foto Anabel Luna

que aún queda mucho por hacer para impulsar esta rama —para muchos desconocida— de la música electrónica, y que la fiesta y la diversión siguen primando sobre la cultura y la reflexión. En ECO, además de conciertos, hubo conferencias, coloquios, presentaciones de sellos, documentales, performances, etc., en un intento por dar a la música electrónica la importancia cultural que merece, y este trabajo es de agradecer. También es de agradecer el habernos traído a artistas que no habían pisado Madrid hasta la fecha, como oOoOO (en la foto) y sus sonoridades espectrales y bizarras (llámenlo ‘witch house’ si

lo prefieren) o Mark Fell y su banquete de glitches y clicks n’ cuts (aunque su actuación se solapara con la de Kreng, que mucha gente prefirió por lo macabro de sus sonidos y sus impactantes visuales, a medio camino entre el expresionismo alemán y el surrealismo de David Lynch). Es imposible destacar aquí todos los nombres que aparecieron por el festival, pero fue sin duda Hieroglyphic Being quien se llevó una de las mayores ovaciones con sus mezclas imposibles a cuatro platos, combinando directo y sesión de DJ, y devolviendo el espíritu del house de Chicago a un público muy entregado. BNJMN también recibió una sonora felicitación por un live que a muchos nos dejó boquiabiertos, desgranando sonoridades de esa pequeña joya llamada “Plastic world”. Andy Stott también destacó con su mezcla de dub jamaicano y techno berlinés, generando un universo oscuro y asfixiante que retomaría horas después el colectivo audiovisual Old Apparatus, añadiendo sonoridades industriales, drones y ritmos post-dubstep a una fórmula que dará mucho que hablar. A Winged Victory for the Sullen, o lo que es lo mismo, Dustin O´Halloran (Devics) y Adam Wiltzie (Stars of the Lid), despidieron el festival con sus delicados paisajes sonoros construidos a partir de sutiles melodías de piano y drones de guitarra, acompañados por la orquestación de tres guapas concertistas que aportaron más ternura a una música pensada para el silencio, la meditación y el amor. Perfecto final para un festival del que esperamos ya su segunda edición. Israel Márquez / Foto Joaquin Calle

Andy Stott + Demdike Stare CAIXAFÒRUM (BCN), 09/03/12

El 9 de marzo se avecinaba una noche movidita en la Ciudad Condal, pudiendo escoger por un lado el torbellino de sonido (y mediático) de M83 o bien decantarse por pasar una noche escalofriante de la mano de Demdike Stare y Andy Stott, dentro del mini-ciclo de música electrónica organizado en el CaixaFòrum (el viernes 23 tocaría Rustie). Es decir, tirar de hits del gabacho de moda o bien ver sentadito una auténtica

ECO 2012

MATADERO (MADRID), 16-18/03/12

Interesante contraste el que se produjo en Madrid el pasado Puente de San José en cuanto a oferta festivalera se refiere: por un lado, el Klubbers’ Day, símbolo de la electrónica más puramente hedonista y recreativa; y por otro, ECO, un nuevo festival cuyo objetivo es precisamente destacar la otra cara de la música electrónica, su vertiente más vanguardista y experimental, dando prioridad a artistas emergentes cuyo trabajo no suele formar parte de los grandes festivales. El lleno absoluto con el que se cerró el festival Klubbers, comparado con la exigua cantidad de personas que acudimos a ECO, es un síntoma claro de


MODAGADGETS Reebok Classic Freestyle Ultralite

TEXTO ANA TOMÁS

GADGETS

Las Freestyle Hi Ultralite presentan la clásica sensibilidad a la última moda de la emblemática Reebok Freestyle combinada con el sistema de amortiguación 3D Ultralite. Unas super zapatillas cuya parte superior está confeccionada con cuerpo suave para mayor comodidad, apoyo y ajuste. Asimismo, la suela exterior 3D Ultralite proporciona una sujeción ligera al tiempo que facilita la transición natural del movimiento del pie al pisar. El diseño es de corte medio para una mayor estabilidad y sujeción, con dos cierres de velcro en el tobillo para una sujeción segura. Libertad de movimiento y gran ligereza. ¿Qué más se puede pedir?

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Susana Vacas Alicia al Viento

Promise Luxury Del woking look al cóctel La firma de lencería de la diseñadora Roser Salmón, Promise, propone para esta primavera-verano un look super sexy sin olvidar el confort. La feminidad en los diseños se aprecia a través de las blondas, el satén y los tonos como el verde jade, los lilas o el azul klein. La colección Luxury, la línea más sofisticada de Promise, se divide en Luxury Boho, Chic y Luxury Japo con delicadas propuestas que van del interior al exterior, del look working al cóctel. Como prenda clave de la temporada se impone el “bandeau”, que ha arrasado en las pasarelas de alta costura (Prada, Versace o Miu Miu). En la colección Summer Luxury, Roser Salmón ofrece modelos de los sujetadores “balconnet” que, además de favorecedores y elegantes, son ideales para los minúsculos atuendos de verano. La diseñadora ha combinado tejidos de satén, siempre con un toque vintage en malva y rosas pastel, para conseguir unos conjuntos ultra chic. El must de la temporada.

Susana Vacas ha tenido una obsesión desde el año 2007, una obsesión por un objeto también muy cotidiano para todos nosotros: la silla. Fruto de varios viajes, almacenando experiencias y dejando volar su imaginación, ha elaborado una serie limitada de 50 piezas, unas sillitas (4 cms.) metálicas y personalizadas, a disposición de los clientes del establecimiento Soho de Zaragoza. Partiendo de los alambres de los tapones de las botellas de cava y añadiendo corazoncitos cojín procedentes de aquella isla corazón que la artista descubriera en el río Ebro, Susana Vacas ha prepado once sillas corazón que evocan el lejano mundo de Oriente, el fantástico de Alicia, el urbano del plástico o el surrealista de Dalí.

Goggle Jacket Reversible 100% C.P. Company presenta la nueva colección Primavera/Verano 2012, la tercera que lleva la firma de Enzo Fusco después de la adquisición de la marca en febrero de 2010 por FGF Industry. Toda la colección es fruto de un cuidadoso estudio de materiales y lavados, con detalles de fabricación que ofrecen practicidad extrema para un estilo clásico, pero nunca pasado. Entre las prendas presentadas destaca una importante edición limitada: la Goggle Jacket Reverso, una de las pocas prendas reversible 100 % del mundo, que además incorpora una lente en la manga para ver el reloj sin necesidad de remangarse. La Goggle Jacket fue creada por pilotos de coche en los años 20 para estar protegidos contra viento y lluvia. Esta chaqueta de edición limitada tendrá por primera vez las etiquetas interiores dentro del bolsillo para no estropear el efecto doble cara, mientras que la apertura de la manga izquierda para proteger el reloj, una de sus características más originales, tendrá solo en esta ocasión forma rectangular.


MODA

Paco Gil Brisa mediterránea Para la próxima temporada Paco Gil ha investigado sobre todo en nuevas construcciones, formas y tacones. Como la construcción tipo guante, una nueva apuesta de la firma eldense fruto del empeño de hacer sus diseños cada vez más confortables. También destacan las cuñas que convierten a las sandalias en obras escultóricas, combinando colores y materiales con infinitos tacones curvados compensados por estudiadas plataformas. Reminiscencias vintage impregnan diseños que van desde cómodas bailarinas hasta salones con kitten heels, que están elaborados en tonos ácidos y célebres binomios como el blanco y negro y el rojo y negro; o los colores pastel que dentro de su misma gama se combinan añadiendo un punto cromático más. Algunas de las firmes apuestas del diseñador son los peep toes de corte años 50‘s, con tacones curvados que cabalgan entre el estilo lady y el pin up re-versionado; y las sandalias con pulsera en mix de colores y materiales, donde destacan los diseños más night de corte elegante en lujoso pitón de tonos pastel en combinación con imponentes charoles.

We Wood Relojes de madera El uso de la madera como material para realizar objetos de diseño, desde anteojos hasta art toys, piezas de arte o zapatillas, es una tendencia que viene creciendo con fuerza los últimos años y en la que se inscribe la gente de We Wood, quienes diseñan sus relojes enteramente en madera y enfatizan su lado sostenible ya que, junto a American Forests, plantan un árbol por cada reloj vendido. Con tres modelos disponibles de inspiración clásica en diferentes terminaciones según la madera, se pueden comprar a través de su web: http://we-wood.us/collections/collection

Loreak Mendian Haritu Reciclaje de materias primas ¿Cuántas vidas puede tener un objeto? ¿Puede reciclarse la creatividad? En Loreak Mendian piensan que sí. Y con esta idea ha nacido Haritu, un espacio en el imaginario de la marca en el que crear y recrear nuevos objetos a partir del reciclaje de las materias primas de sus colecciones: las telas y las ideas. Respetando su filosofía, la marca ha confeccionado prendas funcionales para el día a día, como bolsas del pan, fundas para pantallas Mac, delantales, cojines, etc. De cada objeto sólo se producen 10 unidades, que podrás adquirir en las tiendas de la firma en San Sebastián, Bilbao y Barcelona.

TEXTO ANA TOMÁS

Quien piense que UGG Australia es una firma de zapatos únicamente para la temporada de invierno está más que equivocado. UGG, una de las marcas urban que más está dando que hablar dentro y fuera de nuestras fronteras, tiene preparada para esta primavera/verano una colección de zuecos que bien merecen la pena. El zueco alto de la firma llega con un tacón de 8 cm de altura y una amplia gama de lujosas pieles, antes y tejidos de algodón en varios colores: beige, marrón, negro y rojo. Con suela de madera y tachuelas, son uno de los complementos más ideales para este verano.

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UGG Australia Zuecos de madera

Siguiendo con el éxito de ‘Fred Perry x Cycling Blank Canvas’ que expresa la unión perfecta entre sport y la subcultura urbana de la firma, Fred Perry nos trae para la temporada Primavera - Verano 2012 el segundo lanzamiento de productos de ciclismo. La clásica camiseta de ciclismo se convirtió en una prenda básica en la cultura mod desde principios de los años sesenta, llegando hasta la actualidad y siendo, todavía a día de hoy, una línea de cycling muy presente entre los aficionados de Fred Perry y los amantes del ciclismo. Este nuevo lanzamiento consiste en cinco camisetas cycling Fred Perry 100% algodón, todas ellas con el detalle de la cremallera hasta el pecho. Una variedad de características técnicas se muestran en toda la prenda incluyendo bolsillos y cremalleras en la parte trasera y cuello, mangas coloreadas y paneles completos de color tanto por la parte delantera como trasera de la pieza. La camiseta clave de la línea es la camiseta cycling de topos con tres bolsillos traseros y botones para su cierre. El look se completa con la propuesta de nuevas zapatillas cycling perforadas.

GADGETS

Fred Perry Cycling Blank Canvas


625 líneas Juego de tronos / Cine Eli Craig

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Juego de tronos ESPADAS EN TODO LO ALTO

Ned Stark ha muerto, pero los dragones han nacido. Nunca un invierno se había antojado tan caliente. “Juego de tronos” vuelve con los deberes hechos después de una primera temporada apoteósica. Se avecinan tiempos oscuros, muertes, vísceras y traiciones. Nuevos personajes llaman a la puerta. Nuevos territorios piden paso. Y nadie quiere perdérselo. Quién diría que la fantasía medieval terminaría siendo algo cool… Y un enano acabaría convirtiéndose en un sex symbol. El 1 de abril en Estados Unidos; el 23 del mismo mes en Canal +. Texto

Óscar Broc

E

n tiempos de recortes e ideas baratas, “Juego de tronos” ha puesto en el ojo del huracán televisivo un estilo ambicioso, épico y cercano a las superproducciones hollywoodienses. Grandeur. Exceso. Pero lo mejor es que la aparatosidad estética de la serie no ha oscurecido en ningún momento el brillo del drama. Su logro más destacable ha sido sacar la fantasía medieval de la charca nerd y elevarla a categoría de entretenimiento para adultos. El manejo de las constantes del género de espada y brujería es sumamente hábil. En lugar de apostar por hechiceros barbudos, trols armados con garrotes, arañas gigantes, monstruosidades con tentáculos y arqueros de orejas puntiagudas, los guiones se decantan por el drama humano en toda su extensión: codicia, sexo, violencia, ambición de poder, mezquindad, amor… Más cercana a “Los Soprano” que a “El Señor de los anillos”, la producción de la HBO ha dado un baño de credibilidad y crudeza a un género prejuzgado por muchos, cuyo arquetipo de espectador era el clásico gafotas con granos sangrantes arrasados por la maquinilla de afeitar, camiseta de Lovecraft y un libro de Warhammer bajo la axila. Gracias a “Juego de tronos”, esto ya no es así. Ahora el medievo fantástico y los dragones molan. De hecho, en muchas piscifactorías, la serie se ha convertido en un opener ideal para pillar cacho. Después de su arrollador éxito, servidor ha visto a pijas, relaciones públicas, publicistas, vigoréxicos y modernas devorar los libros de George R.R. Martin como si fueran la última novela de Carlos Ruiz Zafón. Es normal, pues, que el retorno de “Juego de tronos” sea con diferencia la patum televisiva del momento. Los carteles promocionales prometen dolor. Una pica sostiene la cabeza de Ned Stark sobre un fondo blanco tan saturado que agrede la retina. En la parte superior

de tan perturbadora estampa se puede leer: “El Rey hace lo que quiere”. Un huevo de dragón eclosiona con violencia sobre un colchón de brasas incandescentes. La proclama que acompaña al momento augura tiempos de guerra y rencor: “Recuperaré lo que es mío”. Pocos días después del apoteósico cliffhanger que bajó el telón de la primera temporada, los seguidores de “Juego de tronos” ya estaban ojo avizor, atentos a cualquier movimiento en el ciberespacio que les diera alguna pista, por pequeña que fuera, de lo que estaba por venir en la segunda campaña. Desde los mejores tiempos de “Perdidos”, no se había visto un espasmo televisivo tan contundente entre los seriófilos. Y la fiebre se ha revelado imparable. La cepa se ha propagado exponencialmente entre la población. Cualquier póster, teaser o entrevista ha servido como analgésico de corto alcance para paliar el síndrome de abstinencia. Ni siquiera la lectura apresurada del segundo libro de George R. R. Martin para ponerse al día y anticiparse a los fuegos artificiales ha sido lo suficientemente balsámica como para ahuyentar el ansia. HBO ha creado una nueva droga, ha sabido dosificarla entre su ejército de yonquis con rigor espartano y ha conseguido lo que quería: dar al fenómeno categoría de acontecimiento cósmico y tenernos comiendo de su mano como obedientes pollinos. Hermetismo y pequeños adelantos servidos en cuentagotas. Ni preview del piloto para fans, ni leches. Cuando servidor escribe estas líneas, sólo unos privilegiados periodistas han visto el primer capítulo en Londres y apenas han podido piar por razones de secretismo contractual. De todos modos las reacciones más recientes, como cabía esperar, son positivas. “Juego de tronos” se expande y aumenta el número de jugadores en un tablero de luchas y conspiraciones que admite más

pliegues. Nuevos territorios aparecerán (Islandia ha sido la región elegida para rodar) y también un nutrido elenco de personajes que enriquecerá, todavía más, el ya amplio cásting de la serie. Con el repelente niñato de los Lannister ejerciendo el poder con inquina púber, las conspiraciones para arrebatarle el cetro se intensificarán. 30 personajes se suman a la fiesta, entre ellos Stannis Baratheon, el hermano del fallecido rey Robert Baratheon y legítimo sucesor del Rey de los Siete Reinos. También promete Melissandre, su seductora y enigmática hechicera. No obstante, todo parece indicar que el rol que cobrará mayor relevancia será el de la deliciosa Daenerys Targaryen, la hija del dragón; el potencial que puede desatar la chica cuando sus mascotas crezcan puede ser de órdago. Por otra parte, los fans de Tyrion, pueden dormir a pierna suelta. Peter Dinklage ha dejado claro que el enanito superdotado tendrá un papel crucial en el desarrollo de la segunda temporada. La frase que escuchamos en uno de los avances —“un hombre pequeño puede proyectar una larga sombra”— no es baladí. Todo presto y dispuesto, en definitiva, para embarcarnos en el segundo viaje a los Siete Reinos. Una temporada con nuevos contribuyentes que seguramente nos preparará para baños de sangre y enfrentamientos épicos en futuras entregas. “Juego de tronos” no tiene ni tendrá rival; después de una mid season llena de medianías y estrenos que prometían el cielo y no pasan el corte, la nueva andadura de la serie de la HBO está destinada a salvarnos el pellejo. Imprescindible revisar la primera temporada en el magnífico pack en Blu-ray que corre por esas tiendas de Dios. Disfrutar de esta maravilla vía Torrent es lo mismo que comer caviar de beluga con kétchup y cuchara de madera. Feo. Muy feo.


No sabemos si Tucker y Dale son dos personajes salidos de la factoría de Judd Apatow, dos amigos freaks que no se atreven a hablar con una chica guapa, o si pertenecen al universo de un sangriento slasher. En realidad, están a medio camino, pues ahí es donde se sitúa “Tucker y Dale contra el mal”: una comedia que juega con los códigos del terror, una propuesta entretenida y (en contra de lo absurdo de sus protagonistas) extremadamente inteligente.

Eli Craig NO TE RÍAS QUE ES TERROR

Texto

Violeta Kovacsics

“L

a idea principal era hacer que las escenas más gore fuesen las más divertidas”, decía el director Eli Craig en una entrevista de YouTube. Si esa era su premisa, se puede decir que lo ha logrado, pues “Tucker y Dale contra el mal” recorre los lugares comunes del slasher para llevarlos a la parodia inteligente. ¿Qué habría pasado si Freddy o Jason no hubiesen sido chiflados asesinos despiadados sino víctimas de una tremenda equivocación? ¿O si, en vez de empuñar un cuchillo de cocina con oscuras intenciones, Michael Myers fuese un simple cocinero? ¿O si el asesino encapuchado de “Scream” tan sólo saliese de una fiesta de disfraces? “Tucker y Dale contra el mal” arranca como mandan los cánones, con un grupo de adolescentes repelentes de viaje por el bosque; pero pronto da un magnífico vuelco cuando Tucker y Dale (dos colgados no fumados) entran en escena. Los jóvenes (delgados, bien vestidos y más listos que todo) están tan dispuestos a sospechar de Tucker y Dale, que cuando estos

Yorgos Lanthimos, el gran dictador Periodista: “¿Es tu nuevo filme, ‘Alps’, una suerte de ‘Canino 2’?”. Director: “En absoluto, son películas totalmente opuestas: ‘Canino’ contaba la historia de una chica que intenta escapar de un mundo ficticio, mientras que ‘Alps’ trata de un grupo de personas que desean vivir en un mundo de mentira”. Aunque Yorgos Lanthimos, principal responsable de que se hable del ‘nuevo cine griego’ en el circuito festivalero, lo niegue, su cuarto filme guarda enormes similitudes con la provocadora “Canino”, la surrealista ¿comedia? con la que ganó el premio de Un Certain Regard en Cannes 2009. “Alps”, que inaugura el 4 de abril la segunda edición del Atlántida Film Fest, un interesante festival online de películas inéditas, comparte con su predecesora una estética minimalista, un tono que oscila entre el

salven a una de las chicas del grupo creerán que en realidad la están raptando. La confusión está servida e irá a más: las muertes casuales parecerán asesinatos premeditados y sangrientos. Los dos bandos quedarán definidos y el slasher abrazará con fuerza la comedia. “Sería divertido hacer algo al estilo de ‘Rashomon’, en el que la percepción lo es todo. Pensé en hacer un corto enteramente desde el punto de vista de los chicos”, apunta Craig. Todo en “Tucker y Dale contra el mal” se apoya en el juego de puntos de vista: cuando los jóvenes se acercan a la cabaña de la desaliñada pareja, Tucker sale disparado con una sierra mecánica porque es incapaz de controlarla; cuando el policía local va a buscarles, ellos están intentando sacar un cuerpo que se ha quedado atascado en una máquina de triturar carne... Siempre son pillados con las manos en la masa. Más allá del buen uso de la parodia en torno a los tópicos del terror (de chicas ombligo al aire y camisetas bañadas de sangre), el acierto de Craig

radica en el buen manejo de los puntos de vista para construir una confusión que terminará en masacre. “Supongo que podría citar ‘Zombies Party’, pero en realidad lo que más me influyó fueron las películas de género de los ochenta”, subraya el director. Si bien es cierto que las escenas gore son las más divertidas; los momentos más brillantes de “Tucker y Dale contra el mal” son aquellos en que la acción se para, en una pausa absolutamente antinatural desde la perspectiva tanto del género como de la situación. Es, por ejemplo, el plano general de Dale y su enemigo tranquilamente sentados en torno a una mesa, mientras la chica rescatada les sirve té, como si no acabasen de dejar atrás un reguero de cadáveres. Craig domina a la perfección los códigos del género. Sólo así, se entiende que haya podido crear una película sensible en su composición entrañable de los zoquetes Tucker y Dale y desternillante en su transformación de la sangre en carcajadas.

desapego emocional y el humor excéntrico, y la descripción de un universo cerrado, y artificial, sometido a estrambóticas reglas de conducta. El control paterno que regía la casa/cárcel familiar de “Canino” es sustituido aquí por el liderazgo que ejerce el lúgubre Mont Blanc sobre los miembros del club Alps, quienes se dedican a sustituir a personas fallecidas para paliar el dolor de familiares y amigos. ¿Es “Alps” un filme sobre el duelo? “Creo que la película plantea una situación terrorífica y divertida a la vez. Hay personajes que están intentando recuperar algo que han perdido, y personajes que están buscando algo nuevo, una emoción, una conexión con alguien. Para mí, es relevante que los ‘dobles’ sean personas mucho más atormentadas que aquellos a los que están intentando ayudar”. La obsesión por el control del padre de “Canino” o de Mont Blanc en “Alps” podría ser una adecuada metáfora del trabajo como cineasta de Lanthimos. Director teatral antes que de cine, Lanthimos

construye elaborados universos en miniatura, maquetas de una realidad distópica por las que se mueven unos actores que forman parte de la ‘compañía estable’ del director: Aggeliki Papoulia deslumbró como rebelde hija en “Canino” y ahora lo hace como rebelde enfermera; Ariane Labed, la gimnasta harta de practicar con música clásica (“¿Por qué no podemos poner pop?”), triunfó con “Attenberg”, otra oscura comedia made in Greece producida y protagonizada por Lanthimos. ¿Podemos hablar de un ‘nuevo cine griego’ surgido de una situación política y económica hostil? “No estoy seguro de ello; lo que sí ha sucedido es que toda una generación de directores está aprendiendo a hacer cine con lo que tienen, sin esperar a conseguir una financiación adecuada. De todas formas, no es que haya una diferencia abismal con respecto a la situación anterior a la crisis: simplemente, antes teníamos un poco de dinero y ahora no tenemos nada”. María Adell


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cine

Columna

Texto

Laura Gamundi

Philipp Engel

“Martha Marcy May Marlene” DE SEAN DURKIN (EE.UU., 2011)

“35 rhums” DE CLAIRE DENIS

La gran estrella del II Festival de Cinema D’Autor de BCN será Claire Denis. Del 27 de abril al 6 de mayo, podrán verse en retrospectiva todos sus largos. De “Una mujer en África” (2009), único film de esta cineasta de los cuerpos y las sensaciones estrenado en España, retrocederemos hasta la no menos africana “Chocolat” (1988). Ansioso como estoy por colmar algunas lagunas, no puedo, sin embargo, dejar de reivindicar “35 rhums” (2008), un film de Ozu en el París del siglo XXI. Una chica que conocí perdió todo su atractivo en el momento de decirme que esta película no era gran cosa.

el cine que viene (al D’A) “Un amour de jeunesse”

“Once upon a time in Anatolia”

DE MIA HANSEN-LOVE

DE NURI BILGE CEYLAN

Otra francesa muy talentosa, aunque con la mitad de años. Sin llegar a las alturas de la trascendental “Le père de mes enfants” (2009), la compañera sentimental del gran Olivier Assayas recuerda aquí aquel primer amor, el que deja huella y marca para siempre. Culminación de la trilogía iniciada con la inédita y más oscura “Tout est pardonné” (2007), puede leerse como un capítulo de claros tintes autobiográficos en el que ustedes ya reconocerán al padre de sus hijos.

Ahora mismo no me viene a la cabeza ningún otro realizador turco, pero éste sin duda es el mejor. Ya se ganó el cielo con la obra maestra que fue “Lejano” (2002), y sigue siendo un valor seguro. Aquí, a lo largo de toda una noche y de una mañana, resumidas en dos hipnóticas horas y media, Ceylan sigue el proceso del levantamiento de un cadáver, desde la laboriosa búsqueda del lugar del crimen por una memorable comitiva policial hasta la autopsia final. Imperdible.

“L’Apollonide (Souvenirs de la maison close)”

“El estudiante”

DE BERTRAND BONELLO

DE SANTIAGO MITRE

El realizador de la mítica “Le pornographe” (2001), con un inconmensurable Jean-Pierre Léaud (salí acongojado, casi en lágrimas, cuando la vi en el desangrado Festival de Gijón), firma otra de sus mejores películas con este retrato de las interioridades de un burdel parisino al alba del siglo XX. Retrato coral femenino y feminista, que se vive como una gran celebración estética y como un homenaje al propio cine en el que el director, amo de la función, ejercería de Madame.

Nueva oportunidad para ver una de las dos ganadoras (junto a la incomprendida “Declaración de guerra”) del último, en todos los sentidos, Festival de Gijón. Se recomienda una buena sesión de wikipedia previa para no perderse en los vericuetos de la política argentina, pues la trama, como toda una temporada de “The wire” concentrada en dos horitas, puede resultar complicada para el neófito. Superado el obstáculo, a disfrutar de un film audaz con guapa pareja protagonista.

“Hors satan”

“Into the abyss”

DE BRUNO DUMONT

DE WERNER HERZOG

Personajes feuchos y paisajes desoladores, ritmo moroso y estética pictórica. Tales podrían ser, a vuela pluma, las señas de identidad del peculiar realizador de “La vie de Jésus” (1997) o “L’humanité” (1999), inéditas pero estrenadas por Avalon en DVD. En esta ocasión, la acción se desarrolla en desérticas landas al borde del océano. Ni más ni menos que un crimen tramado entre un curandero desarrapado y una gótica de pueblo que acaba con un milagro a lo Dreyer.

¡Ah! Herzog y la pena capital, dos de las cosas que más me atraen de este perro mundo. Era inevitable que acabaran por encontrarse, tan inevitable que el alemán se ha entusiasmado con la idea y ya ha prolongado el concepto con una serie de 188 minutos, “Death row”. En esta primera entrega, la voz de Dios, obviamente contraria a la pena de muerte, ya sea el reo culpable o inocente, se interesa por el caso de unos adolescentes que en su día mataron para robar un coche.

“La fin du silence”

“Snowtown”

DE ROLAND EDZARD

DE JUSTIN KURZEL

Para acabar con la remesa francesa, que domina (con toda lógica) esta selección del mejor cine de autor, el cautivador debut de un realizador que escarba en los secretos de una familia que vive aislada en el corazón de la Francia profunda, rodeada de bosques (amenazantes) y montañas (enloquecedoras). Mal lugar para pasar el duro trance de la adolescencia, acabas corriendo entre los árboles con un fusil de caza de mira telescópica que terminará apuntando a tu propio padre.

Nos hemos acostumbrado a la violencia (simulada) como espectáculo. Nos reímos cuando una pierna salta por los aires, todo nos hace gracia. Pues bien, el debut del australiano Justin Kurzel, basado en una oleada de crímenes muy reales, logra hacernos sentir todo lo que la violencia tiene de sórdido, brutal y repugnante. Una película magistral y muy importante en este sentido, que deja “Animal kingdom” como un cuento para niños. No apta para pusilánimes, eso sí.

Me gustan las historias que se resisten a una plantilla argumental. Sí, ya sé que no está bien abusar de la primera persona del singular, pero puesto que esto es una columna aprovecharé la ocasión para dejar claro que no soy ni lectora ni espectadora de argumentos. No hay nada que pueda aburrirme más que explicar la sinopsis de un libro o una película que me haya emocionado. Y ya no digamos si la historia en cuestión es tirando a abstracta. Creo que ante ciertas películas tipo “Inland Empire”, de David Lynch, o la novela “Punto Omega”, de DeLillo, dos claros ejemplos de obras maestras construidas a base de opacidad argumental, preguntas como “¿de qué va?” o “¿quién es el asesino?” deberían estar inmediatamente sancionadas. “Martha Marcy May Marlene” —sensación del Sundance de 2011— no es tan radical como la cinta de Lynch, ni tan metafísica como el más abstracto DeLillo. Pero comparte con esos referentes la preferencia de la atmósfera sobre una trama que se extravía por los rincones oscuros de la narrativa no lineal. Si por algo destaca la opera prima de Sean Durkin es por esa ambigüedad turbia y enrarecida que crece en paralelo a la acumulación de misterio y constante amenaza. Y que casa tan bien con los rasgos de su protagonista: una Elizabeth Olsen capaz de conjurar el morbo físico (o sex-appeal mental) con el frívolo (la cruz de ser la hermana pequeña de las gemelas Olsen). Martha es un extraño ser a la deriva, atrapado entre un pasado en una secta rural, que le ha hecho perder los valores y el norte sexual, y un presente vivido junto a su hermana y el marido de ésta en la casa burguesa a la que corre a refugiarse. Este contraste acentuará no sólo el choque entre ambos mundos, sino también esa identidad fragmentada y perdida entre múltiples variaciones de sí misma: Martha (su verdadero nombre), Marcy May (tal y como la bautiza el líder de la secta) y Marlene (el pseudónimo con el que las mujeres contestan al teléfono en la ‘comunidad’). A ritmo de unos flash-backs nada efectistas y agradecidamente confusos, asistimos a la desintegración moral de un personaje que, incapaz de manejarse entre las cuatro ‘M’ de su personalidad, se ve envuelto en un clima de pesadilla y paranoia permanentes. Nunca sabremos el qué ni el cómo; ni de dónde viene ni adónde va esta Martha Marcy May Marlene. Pero precisamente en ese enigma irresoluble reside lo mejor de un filme que sabe conjugar el thriller psicológico a lo Alfred Hitchcock con fogonazos del mejor terror doméstico made in Haneke.

autopsia


cine

“Cumbres borrascosas”

“The sitter”

DE ANDREA ARNOLD (UK, 2011)

DE DAVID GORDON GREEN (EE.UU., 11)

“[REC3] Génesis” DE PACO PLAZA (ESPAÑA, 2012)

Cuenta Paco Plaza que el espíritu de “[REC]3: Génesis” se resume con un “¡Qué siga la fiesta!”. Y monta un bodorrio con todas las de la ley para continuar, o dar pistas sobre su origen, con una saga que transformó el más que manido subgénero de zombis con una mezcla de experimentalidad, toneladas de sentido del humor y una profunda cinefilia. Tras dos entregas que podrían ser una sola, esta tercera, sin Jaume Balagueró formando dream team con Plaza (dirigirá en solitario la cuarta, y dicen que última, parte), cambia de tercio y gira la tuerca: “[REC]3” sería lo que el “Aliens” de James Cameron significó a “El octavo pasajero” de Ridley Scott. Sin traicionar las constantes de la franquicia (sí, hay cámara doméstica al hombro, “BBC-bodas, bautizos y comuniones” mediante, puro cinema-vérite que diría Atún; pero también un estelar uso del panorámico), Paco Plaza va más allá y nos invita a un festín sangriento y muy gamberro en el que se dejan entrever las sombras de su idolatrado Robert Rodriguez, del primer Sam Raimi y del Peter Jackson pre-“Anillos”. Una gozosa montaña rusa en la que la acción macarra toma los mandos y una blanca, y a cada minuto menos radiante, novia con sierra mecánica (una Leticia Dolera que deja en pañales a la Uma Thurman del chándal amarillo) no permitirá que una horda de infectados destruyan su gran día. ¡Que siga la fiesta, sí señor! Àlex Montoya

¿Otra adaptación de las hermanas Brontë? El bostezo es comprensible, aunque en el fondo esto no sea lo que parece. Detrás del asunto se encuentra Andrea Arnold. Tras demostrar en “Fish tank” que el cine social no tiene por qué estar homologado por Ken Loach, la directora se enfrenta al reto mayúsculo de sacarle el polvo a la archiconocida historia de amor entre dos hermanastros, Heathcliff y Catherine, en la campiña inglesa de hace un par de siglos. Erróneamente presentada como carne de cañón para Bridget Jones en potencia, Arnold apuesta por redescubrir la novela y presentar un mundo tan brutal como el de hoy, que filma con hipnóticos juegos de luz y la misma cámara nerviosa que le sirvió para retratar el suburbio empobrecido donde transcurría su anterior película. En el fondo, que Heathcliff sea negro y Catherine sea la chica de “Skins” es lo de menos. Lo que permanece en la memoria es su capacidad para concentrar en una sola el millón de lecturas para las que daba el clásico. Cuenta la directora que, a media película, se dio cuenta de “lo ambicioso y estúpido” que resultaba resumir en un par de horas algo interpretable “en clave gótica, feminista, socialista, sadomasoquista y freudiana”. Lo admirable es que lo haya conseguido sin renunciar a su propio universo. Álex Vicente

Las comedias que dirige David Gordon Green llevan incorporadas cierta pátina de respetabilidad que las hace adecuadas para hablar de ellas en según qué círculos. Te mirarán menos raro que si reivindicas a Adam Sandler o aseguras que a la llamada Nueva Comedia Americana la mató Tom Green en 2001 (¡hace una década!) con la inenarrable “Freddy el colgao”. Al fin y al cabo Gordon Green empezó su carrera como uno de los abanderados del indie del nuevo milenio, con películas como “George Washington” o “Undertow”. Después de “Snow angels”, en 2007, dejó de escribir sus películas y se pasó a la comedia. La suya es una mutación que algún día nos tendrán que explicar. “The sitter”, su último filme, es una revisión en clave escatológica de “Aventuras en la gran ciudad”, con el siempre carismático Jonah Hill sacando de paseo a tres niños disfuncionales (una aspirante a putón, un terrorista y un aficionado a la lucha libre masculina) en busca de amor y droga. Es una película ligera, nada memorable, pero su director logra que acabemos queriendo a los personajes y que, cuando asoman los créditos, ladeemos la cabeza ligeramente y pensemos en lo bello que es a veces viajar en coche por la noche y que te pasen cosas dignas de contar. Toni Junyent

“Madrid, 1987”

“El diario del ron”

“Miss Bala”

DE DAVID TRUEBA (ESPAÑA, 2011)

DE BRUCE ROBINSON (EE.UU., 2011)

DE GERARDO NARANJO (MÉXICO, 2011)

A pesar de estar construida en torno a lugares comunes como la fascinación de la vejez por la belleza de la juventud o la fractura vital que se abre entre generaciones distintas, “Madrid, 1987” posee la virtud de sustentarse en la agudeza intelectual de su personaje protagonista —o más bien de su actor principal, José Sacristán—, un articulista veterano que se da cita con una joven estudiante de periodismo a la que quiere seducir. Rodada de forma minimalista y sin ningún artificio visual, David Trueba saca el mayor provecho al espacio ínfimo de un baño, donde transcurre la mayor parte de la película, para articular un discurso sobre los sueños robados por el franquismo, las promesas rotas de la transición y la imposibilidad de conciliar las expectativas de los entonces jóvenes estudiantes universitarios con la realidad social, política y económica de un país anestesiado por la dictadura. El film avanza zigzagueante primero a través del descaro del escritor y, después, a través del encuentro y la fragilidad de los cuerpos desnudos de ambos personajes. Y en todo momento el espectador puede percibir los ecos cinéfilos de su director y pensar a ratos tanto en “La bella mentirosa” como en “Una jornada particular”, e incluso, aunque de forma más lejana, en “El apartamento”. Anna Petrus

Quizás Hunter S. Thompson no debería haber escrito jamás una novela, porque su talento radicaba precisamente en ridiculizar al género sirviéndole su desaforada vida como certificado de las minusvalías de la ficción. Es comprensible que transcurrieran casi cuarenta años entre que la empezara y fuera publicada. Es evidente que la conversión del material literario en una película, en vez de lograr una suerte de redención, ha perpetuado el despropósito. Si el combustible gonzo del autor de “Los Ángeles del Infierno” requería de un artificiero como Terry Gilliam para avivar llamas, su faceta más convencional exigía todo menos un operario tan gris como Bruce Robinson. Sin embargo, en el fondo del asunto late un acto de coherencia: igual que Hunter S. Thompson diluyó sus señas de identidad al crear una visión domesticada de sí mismo (el protagonista de la novela “El diario del ron” es un periodista dipsómano, sí, pero al que un empleo en Puerto Rico no le baja a los infiernos, sino que lo llena de ética profesional y amor por una mujer cañón), el director y guionista ha creado un producto hueco por el que un desganado Johnny Depp arrastra también un doble anémico del que encarnó en “Miedo y asco en Las Vegas”. Más que un homenaje a su teórico escritor de cabecera le ha confeccionado un túmulo. Antonio Lozano

Sin necesidad de aferrarse a los parabienes acumulados por su convulsa radiografía del teen angst en “Voy a explotar”, el cuarto trabajo tras la cámara del polifacético Gerardo Naranjo viene a confirmar la perspicacia expositiva de toda una generación de jóvenes cineastas mexicanos, aun cuando la materia prima de la que se parte (un desmesurado relato fronterizo no exento de tópicos y clichés) se revela más como una anécdota que como una oportunidad. Más sutil y minuciosa que la aparatosa “Días de gracia”, “Miss Bala”, la crónica del descenso a los infiernos del crimen y el narcotráfico de Laura Guerrero, el personaje interpretado con vehemencia por la televisiva Stephanie Sigman, no es sino un rutilante ejercicio de estilo que aúna la oscura introspección en los bajos fondos de la realidad social del país (en ese sentido, compañera ideal de la prometedora ópera prima de su compatriota Jorge Michel Grau) y el fascinante despliegue técnico del que hacen gala sus hermanos mayores (Alfonso Cuarón, del que parece heredar sin contemplaciones el ingenio a la hora de esbozar los planos-secuencias). O como escudriñar, una vez más, los claroscuros de un hábitat azotado por la corrupción institucional y la violencia estructural con un talento irrefutable para la arquitectura narrativa. Una gozada. David López


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libros

american most wanted Texto

“Trilogía de la Ocupación”

Patrick Mondiano ANAGRAMA

Philipp Engel Tamara (Anacronic)

Ilustración

Breece D’J Pancake

SOUTH CHARLESTON (WEST VIRGINIA) 1952 — CHARLOTTESVILLE (VIRGINIA), 1979

“M

iro más allá de la colina y del tiempo. Hay cabellos pelirrojos en la almohada, manchados de sangre por el balazo. Otro cuerpo yace ovillado y frío al pie de la cama”. Breece D’J Pancake (“Trilobites”). Si “Tucker y Dale contra el mal” (Eli Craig, 2010) no fuese la desternillante comedia que es, una de mis favoritas de los últimos años, sus protagonistas podrían haber transitado fácilmente por las páginas de “Trilobites” (Alpha Decay), primer y último libro de relatos de Breece D’J Pancake, originalmente publicado en 1983, cuatro años después de que su joven autor decidiera despedirse de nuestro amable mundo a los 26 años con un balazo en la boca. ¡Bang! Un disparo ciertamente lamentable, más después de haber leído “Trilobites”, y sobre el que bien nos guardaremos de especular, pese a que circule por ahí alguna que otra Teoría de la Conspiración. Hablemos mejor de Tucker & Dale que, como habrán leído unas páginas atrás, son los típicos rednecks de las montañas, de los Apalaches y concretamente de Virginia Occidental, uno de los estados más pobres de la Unión. El mismo que vio nacer a Breece D’J Pancake, y en cuya flora y fauna centró sus esfuerzos literarios, ocupándose de personajes sucios, violentos, malcarados y vestidos con ropa de trabajo, entregados a labores agrícolas, mecánicas o mineras, que encajan como un guante en el prototipo representado por Tucker & Dale (“Me paso la mano por la quemadura de sol que tengo en la nuca”). Podríamos seguir con los parelelismos, divertirnos con un estudio comparativo, ya que en uno de los cuentos de “Trilobites” incluso aparece el serial killer que sembró de cadáveres los bosques poblados de sicómoros… Pero basta ya, yo he venido aquí a hablar de mi libro. Dejémoslo en que Pancake, que tuvo la feliz idea de convertirse al catolicismo, profundiza, con la gravedad de un predicador

que recita la Biblia, en lo que Craig se limita a parodiar con una gracia ciertamente inhabitual. Y en que, pese a que el mismo nombre del escritor parezca un chiste (y de hecho lo es, ya descubrirán por qué), los doce relatos contenidos en este cuidado volumen traducido por primera vez al castellano con toda la devoción de Albert Fuentes, no brillan precisamente por su humor, ni tan siquiera por su humor negro. Ni rastro hay aquí de ninguno de los dos. Tal y como indica el zorro de la portada, “Trilobites” se lee como un bestiario. Por estas páginas desfilan también tortugas, alces, bueyes, cerdos, perros, ardillas, avispas, gallos de pelea y hasta una zarigüeya, animales para los que el hombre no deja de ser nunca “un enemigo gigantesco”, una bestia más, que caza y pesca, la más peligrosa de todas. Pancake, que pudo ser uno de aquellos rednecks, aunque tocado por la varita mágica, puede que letal, de la literatura, no se limitó sin embargo a hacer inventario. Gran conocedor de la historia y prehistoria de su región natal, ofrece una mirada en la que el paisaje mental y el geográfico se entremezclan, abriendo abismos que llegan hasta los orígenes del tiempo, donde reposan los fósiles del título, puntas de lanzas indias y constructores de túmulos. Aunque los doce relatos de “Trilobites” responden a diferentes estrategias, la narración nunca es lineal, conformista o explicativa. Poseído por una ambición descomunal, preñada de insatisfacción permanente, Pancake le da unas cuantas vueltas de tuerca a las elipsis y yuxtaposiciones extrañas a las que nos tiene acostumbrados el relato corto americano, creando así un estilo que se diría influenciado por su escarpado entorno, “una tierra donde los mapas de carreteras se parecen a un balde lleno de gusanos con el baile de San Vito”. Es el estilo propio del loco de la montaña. Nadie en sus cabales los conserva ahí arriba, y ustedes también acabarán tocados si se suben a lo alto de este libro.

En 1974 Louis Malle bateaba la retina de los espectadores con su filme “Lacome Lucien”, obra maestra cinematográfica, dura como un peñón, que ofrecía al espectador la infalible valencia del binomio MalleModiano. Por entonces en Francia apenas se debería conocer la obra primigenia del joven Modiano que, con tan sólo 23 años, editaba su primera novela, “La Place de L´Étoile”, incomprensiblemente traducida aquí como “El lugar de la estrella” (1968). Así se iniciaba la posteriormente denominada “Trilogía de la ocupación” que se completaría con las entregas de “La ronda nocturna” (1969) y “Los paseos de la circunvalación” (1972). La edición conjunta de los tres volúmenes es un extraordinario tomo opaco, brutal, puro calco del París desconocido, sub-mundidsta y sádico. El magnetismo modianesco contagia la paranoia, la angustiosa lucha por la supervivencia en las calles, bares y subsuelos —esas listas geográficas a lo Brainard, a lo Perec— del París ocupado, de ese París en el que nadie se podía fiar ni de su propia sombra: espías de las SS, colaboracionismo enmascarado, falsedad y traición en todos los rincones. Más Schnapps que absenta en los tugurios de mala muerte, para entendernos. A su manera, Modiano homenajea a Louis-Ferdinand Céline en el inicio de “El lugar de la estrella”, que tiene las avenidas del distrito VIII como escenario y por las que circula el enorme personaje que es Raphaël Schlemilovitch, un judío antisemita, animal herido que subsiste gracias a una jugosa herencia, el contrabando y la trata de blancas (como Bardamu, un encanto). En “La ronda nocturna” se respira el asfixiante spleen que se percibía en la atmósfera desoxigenada de “La caída de los dioses” de Visconti. Aquí se asiste al circo de la degradación absoluta, en una orgía intempestiva por la que el alcohol y la sangre derramada tras infames torturas salpican a un joven espía doble —imprescindible guía turístico del lector por los tugurios y antros del París infectado—. La traca final estalla con “Los paseos de la circunvalación”, merecidamente galardonado con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa. Una bomba de metralla. Modiano vuelve a alardear con un uso de la ficción —ese complejo trazado de círculos narrativos— en el que recurre al reencuentro entre padre e hijo (sangre y patria), epicentro que se completa con un desfile de ex-legionarios y alcohólicos que tienen los bares del extrarradio como principal punto de encuentro y en los que sus charlas apaciguan la espera. Hasta que llegue el régimen de Vichy y el fin de los días. Matías Bosch



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libros Antonio Luque / Javier Calvo

Antonio Luque no necesita presentación en esta revista, tras casi veinte años dedicado a deleitarnos el oído disco tras disco hasta sumar doce; y con el último recién salido del horno, “Más samba” (Mushroom Pillow, 12), da el salto a la novela. Tras “Socorrismo” (Alpha Decay), un minitomo que recogía dos relatos veloces, ahora publica “Exitus” (El Aleph), donde se dan cita sus habituales verborrea e ironía. No está de paso en esto de la literatura; quedan avisados, ya está escribiendo su segunda novela.

Antonio Luque ESCRIBA CUANTO ANTES

Álex Gil Luis Diaz Diaz

Texto Foto

C

uento hasta cinco túneles en esta entrevista. Antonio viaja de Málaga a Madrid en AVE. Tiene tres días seguidos de bolos para presentar su nuevo disco. Sale al pasillo. Nos oímos alto y claro. Hasta que llegue el primer túnel, y los siguientes. Quien conozca el universo del músico sevillano se podrá hacer una idea de por dónde van los tiros en esta novela. Pepito es un chaval que se ve obligado a crecer a marchas forzadas. Costumbrismo de barrio obrero, protagonistas del montón, familias desestructuradas, sexo, amor, drogas, delirios varios. Y errores. Muchos errores. Cuando presentó “Socorrismo” me dijo que había escrito los relatos del tirón; le pregunto si ha hecho lo mismo con estas 500 páginas. “La primera fase sí que fue a borbotones, pero no es lo mismo dedicar dos noches a escribir dos cuentos que una novela. Estuve ocho o nueve meses, y luego la he releído y he quitado, he cambiado y he puesto”. ¿Por qué se pone a escribir Antonio Luque? “No recuerdo muy bien cómo fue, creo que

Milo J. Krmpotic, interior gótico Quieren los hados que mi conversación con Milo J. Krmpotic acerca de su intrépida última novela, “Historia de una gárgola” (Seix Barral) sea precisamente ante una iglesia parroquial. Hay alguien tocando un enorme piano en la plaza, los niños juegan alborotados y, con todo, acierto a oír el batir de unas alas pétreas sobre nuestras cabezas cuando Milo abunda en cómo buscó la mejor manera de tratar diferentes épocas de la historia a través de los ojos de una criatura de fantasía. “El aspecto histórico es importante, porque pensé que una gárgola, como criatura eterna, no podía llevar una narración lineal. Un ser inmortal cuenta su vida a través de saltos diacrónicos, con visitas a diferentes eventos históricos. Balial no logra recordar qué fue antes o después, y es el tiempo de los hombres el que

la primera vez que publiqué textos largos fue en un fotolog. Luego vino el blog de la FNAC. Y la mecha definitiva fue tras un concierto, en una charla con Ana S. Pareja (Alpha Decay), los editores de Alfaguara y Agustín Fernández Mallo, que me animaron a escribir. Y entonces ya me picaron”. ¿De dónde sale la historia de Pepito? “Supongo que es lo que los literatos llaman una transustanciación. Yo tuve un Casiotone como el vecino de abajo y problemas para dedicarme a la música. También me he burlado muchas veces de la crítica y de los concursos, supongo que todo eso, transformado, lo he convertido en ficción, caricaturizado”. Preguntado por los posibles referentes, me dice que quería hacerlo como los mejores. “Pero sobre todo quería que se entendiera bien. El primero que la leyó me dijo que era hiperrealista y preciso, yo creo que también tiene ese punto neurótico que es el que seguramente me hace artista. Pero vamos, si es difícil mantener una postura impostada con la música, en la literatura

es mucho más complicado. Al final te sale lo que te sale”. ¿Volverá a sentarse a escribir? “No sé cuántas novelas más escribiré, dependerá de si yo veo que merece la pena encerrarse. Lo del grupo mola más, porque de repente te viene la inspiración y si la canción es buena te sale en 10 minutos. Luego quedas con los colegas, haces conciertos... es más divertido. Creo que la relación entre esfuerzo y premio no va a ser tan satisfactoria como en la música”. El tren entra en otro túnel. Antes de que se cortara la comunicación le preguntaba por la crítica social (y cultural) que contiene “Exitus”. “Era en plan ‘por si acaso no escribo más, voy a repartir aquí para todo el mundo’. Esto lo escribí en 2009, ahora hay mucha más desgana y mala leche. Yo tenía que poner eso en el libro de algún modo”. ¿Qué esperas de la novela? “Me conformaré con que la lean y que la gente se sienta tocada en su orgullo, en plan: vamos a hacer las cosas bien, eso molaría. Y llamar los atención sobre los vicios, somos un país de viciosos”.

le permite poner en contexto sus recuerdos. El primer capítulo es, el que más claro tuve siempre: el relámpago, el regreso a la vida, y la narración en primera persona de Balial apelando al lector, para meterle en la historia. Siendo un anti-héroe tan feo, escamoso, verde y maloliente, si yo quería que el lector se interesara por él, tenía que ser el mismo Balial quien agarrara al lector por el pescuezo y lo trajera. Era un riesgo que había que correr”. Consultar sobre referentes a quien escribe la narración en primera persona de una gárgola podría parecer absurdo. Pues no. “Me fascinan las gárgolas y la arquitectura gótica, pero un referente clarísimo es Batman. La figura de su perfil sobre una cornisa de Gotham, bajo la tormenta. Batman hace el bien bajo unos parámetros torcidos, de venganza, mientras que la gárgola es una criatura diabólica que curiosamente en las catedrales sirve para ahuyentar a otras criaturas diabólicas”. Balial es un ser ambiguo incluso a nivel

sexual, está a medio camino entre multitud de significados. Es un ser horrible, pero no tanto. Le gusta asustar, pero no tanto. Luego le seducen con el bien, pero tampoco se decide. Todo eso con un Apocalipsis en ciernes. “El contexto de la novela iba a ser una lucha dicotómica bien-mal; pero esa lucha es muy ingenua, la tenemos muy vista. Una forma de darle la vuelta es que el héroe fuera un anti-héroe. Pero también ha habido antihéroes. De hecho, aunque Balial se pretenda diabólico y criatura del averno, es tremendamente humano: es mezquino, disfruta con el vicio, pero se enamora y es capaz de sentir lealtad. No quería que los personajes fueran evidentes, unpersonaje caballeroso contra otro completamente negro. A partir de ahí, era cuestión de forzar la ambigüedad, dar lectura posmoderna a temas como la Leyenda de Sant Jordi, ¿qué caballero ni qué leches? El caballero es gay, y es la princesa la que acaba derrotando al dragón”. Albert Fernández


Javier Calvo es un buen agente doble: sabe ser imprevisible, y llamar la atención sobre algunas cosas para soterrar aspectos menos evidentes. Así es como el escritor barcelonés ha sabido componer un thriller de terribles simetrías y violencia entrecortada, durante la Transición Española. En “El jardín colgante” (Seix Barral) un meteorito cae cerca de Barcelona mientras agentes sociópatas de los servicios secretos tratan de dar con revolucionarios con nombres de personajes de los Hermanos Grimm, y el ocaso de una organización terrorista se consuma en un islote bajo los acordes rasgados del primer punk.

Javier Calvo EL CIELO SE CAE

Texto

Albert Fernández

“A

quí solamente hablaremos de España” es la recia sentencia que abre el último capítulo de “El jardín colgante”. Sin embargo, en esta novela, la enlatada realidad de la Transición, la cerrazón de España y sus vías muertas son sólo la alfombra sobre la que se derrama un río de personajes que viven en un perpetuo estado de engaño. “Quería escribir una novela sobre los momentos de cambio político, en general”, afirma Calvo. “Me resultaba más práctico escribir sobre este porque es cercano y mucha más gente lo recuerda. Puedes escribir sobre él sin tener que hacer una reconstrucción de la época, porque das por entendido que todo el mundo conoce la Transición. La idea era tratar sobre los cambios de régimen político y lo que se sacrifica en esos momentos, tanto a nivel de vidas humanas, como de memoria histórica y posibilidades de oposición al sistema”. En manos de Javier Calvo, la Transición se convierte en una metamorfosis, un cambio mucho más drástico y violento. Es una brecha abierta por donde se cuelan un meteorito, el nacimiento del punk y los clásicos baños de sangre de los 70. “Claro, aunque en cierta manera, yo creo que

en aquellos años tenemos la esencia del cambio político: la ley de partidos, la Constitución, la entrada en el régimen de la izquierda institucional, etc. Y ciertamente, todo eso se cerró bajo la tutela del servicio de inteligencia, que fue auspiciando contactos, diálogos y negociaciones. A mí me interesaba sobre todo que funcionara como novela criminal, pero lo que cuento no está tan alejado de la realidad. Hay dos elementos ficticios que son obvios: una banda armada que no existió y un meteorito que no cayó. Hay una conjetura ficticia final, que es esa idea de la mano negra interesada en que el terrorismo siga vivo, que haya un enemigo”. Una de las estampas más poderosas de la novela es como contrapesa Calvo el ascenso del coche de Carrero Blanco con la caída del meteorito en Sallent. “Esa fue la gran excentricidad de la planificación del libro. Lo más normal, metiendo un meteorito en una novela de estas características, es cagarla. Quería que la novela tuviera dos partes distintas, pero con su propia personalidad: la primera centrada en el meteorito y la segunda en la isla. Eso me permitía contraponer

atmósferas opuestas. La del meteorito sería sucia, contaminada, polvorienta, sin sol. La segunda sería como una novela de J.G. Ballard, todos desnudos corriendo por la isla. El meteorito que cae, y el otro meteorito, que es el esquizofrénico que va a la isla, circulan en paralelo. Más allá de todo esto, en el mundo primitivo los meteoritos se consideraban mágicos, porque eran trozos de cielo que caían al suelo. Era algo que llegaba del mundo celeste al mundo terrestre. Todo esto suena un poco chiflado cuando lo digo, pero para mí tenía sentido. Al meteorito se le atribuían poderes, como cambiar la Tierra, derrocar imperios, iniciar épocas nuevas…”. Lo que cuenta Javier Calvo suena chiflado, porque la realidad está chiflada. Uno imagina un meteorito y empiezan a pasar cosas raras. “Tenía que decidir dónde caía el meteorito, así que cogí el típico mapa de carreteras y señalé un punto con los ojos cerrados. Cayó en Sallent. Hace poco me contaron que en Sallent tienen problemas de corrimientos de tierra. Hace unos años apareció una grieta que se tragó una calle, tuvieron que evacuar el pueblo. Yo no tenía ni idea de todo eso”.

hubiera imaginado) presentando una realidad distópica (estamos en el 2080) en la que gran parte de la humanidad ha sido aniquilada y el mundo está dominado por las multinacionales, el terrorismo, los robots y la gelidez de los sentimientos. Ahí es nada. Sardá se aleja desde el primer capítulo de todo lo que se asocia directamente con la literatura sci-fi y, armándose de una estructura de narrativa poliédrica que funciona como un mecanismo de relojería suizo, nos sumerge en un festival de la imaginación. En sus manos, aquello que podría resultar manoseado, aparece atípico, novedoso, incandescente, brutal. Asistimos fascinados a un despliegue de géneros como el thriller político, el drama más íntimo, la literatura erótica e incluso la filosofía existencial. Un cóctel anfetamínico de temas

narrativos como la homosexualidad, la familia, las drogas, la autodestrucción y el cine. Leyéndolo, es inevitable pensar en el grupillo literario barcelonés que se va formando alrededor de editoriales como Suma de Letras, Alpha Decay, Blackie Books y muchas otras. De nombres como Miqui Otero, Laura Fernández o Antonio J. Rodríguez, que van produciendo bajo la mirada del Capitán Javier Calvo y la sombra del General Casavella. Autores desprejuiciados que se atreven, con alegría, a transitar por ecuaciones poco trabajadas en la literatura en nuestro idioma. Sardá pertenece, sin saberlo y sin querer, a ese grupo. Y es que sólo por la originalidad y el arrojo y valentía suicidas que esconden las páginas de “Taksim”, este libro merece la pena. Como todo el mundo sabe, hacer ciencia ficción en España es cosa de locos. Bienvenida la enfermedad mental si tiene la forma de estas páginas. Javier Giner

Juan Sardá, el futuro En mi vida, Juan Sardá ha sido como el personaje de Orson Welles de “El tercer hombre”: me he pasado media vida escuchando su nombre sin poder ponerle cara. Todo el mundo hablaba de él pero yo no le conocí hasta la última secuencia, a raíz de la publicación de su primera novela, “Dinámica de los cuerpos eléctricos”. Para entonces, Juan llevaba años colaborando como periodista cultural en multitud de publicaciones (desde el underground barcelonés hasta la información cinematográfica del suplemento El Cultural). En ese primer libro demostró una capacidad asombrosa para crear un misil literario incómodo e incendiario en forma de rabiosa oda road-trip al descontento vital. Ahora, con su segunda novela, se pasa al terreno de la ciencia ficción humanista y decadente (quién se lo


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libros

libros “Miami Blues” Charles Willeford

“Memphis Underground” Stewart Home

“Col recalentada” Irvine Welsh

RBA

ALPHA DECAY

ANAGRAMA

La reedición en el último año de tres obras que trajeron una mutación al género negro americano como no se había visto en medio siglo, por un lado las setenteras “Los amigos de Eddie Coyle” de George V. Higgins y “El último buen beso” de James Crumley, por el otro la ochentera “Miami Blues” (arranque de una tetralogía), ha rescatado del olvido esa edad de oro del diálogo rasposo, la pose chulesca y la estética macarra, todo rayando en la autoparodia, que siempre queda tapada entre los clásicos y los últimos en llegar (un espíritu que, por cierto, homenajea el palillo y la cazadora con escorpión que luce el protagonista del film “Drive”, a partir de la novela de James Sallis). En el Miami tomado por los marielitos, y que entra en la era del neón y el vicio, Charles Willeford plantea un western (“este sitio es demasiado pequeño para ambos”) entre un sargento de homicidios, pobre como rata y dueño de una dentadura postiza que sólo le da disgustos, y un ex convicto sociópata al que sólo una cosa le gusta más que atracar y comprar con tarjetas de crédito ajenas: hacerse pasar por poli con una placa y una porra robadas. Su violencia elevada hasta la carcajada sarcástica y su humor absurdo sirvieron de norte a “Pulp fiction” pero, si hasta cuatro maestros (Leonard, Block, Westlake y Burke) prologaron la reedición del ciclo por la santificada colección “Vintage crime” del sello Lizard Press, se debió a que Willeford hizo lo que le dio la real gana con la novela negra, como matar a un Hare Krishna tirándole del dedo anular o componer haikus sobre ranas. Antonio Lozano

Cómo nos gusta la guarrería, sí, cómo nos gusta. Cómo nos gustan los autores drogatas, los que hablan de sexo, los que se cagan en el mundo, los que se miden el pene y hacen (je-je) peleas de sables espirituales con su brutal inteligencia… porque uno los lee y piensa “Oye, no sé si tirármelo o darle el Nobel”. Autores como el mítico Bukowski, como el aún más mítico Burroughs, autores como Chuck Palahniuk, Frédéric Beigbeder, Denis Cooper, Irvine Welsh, Richard Milward, Alexander Trocchi, Bret Easton Ellis o el pequeño Ben Brooks. Escritores que tienen en común el pinchazo, la fiesta y la mala vida pero que sorprendentemente conservan intacto (je-je 2) su cerebro, capaz, a pesar de todo, de darnos una literatura que perdurará y agitará las mentes de sus apasionados lectores. Pero la lista no acaba aquí. Para nada. Y es que hace unos meses la editorial Alpha Decay nos dio a conocer el que para mí es el rey de toda esta party. Se trata del británico Stewart Home, autor de “Memphis Underground”, un libro que te deja marcado, un libro que desearías haber leído hace tantísimo tiempo porque ¿cómo es posible que no lo hubieran traducido ya?, ¿hola?, ¿cómo es posible? Siéntete, lector, orgulloso de que “Memphis Underground” vaya a ser la novela de tu vida: una crítica voraz al mundo del arte lleno de trepas y enfermos mentales; un retrato brutal de la decadencia de los clubs, de la decadencia de la droga y del (je-je 3) sexo. Porque Home es un guarro con clase. Y eso nos gusta. Luna Miguel

Un tipo al que su mujer obliga a salir de casa el día en que los Hibs se enfrentan a los Hearts y bebe más de la cuenta (ella) y acaba sin piernas (también ella) en la estación de metro porque él tenía prisa, tenía prisa, joder, tenía que volver a casa a tiempo para ver el partido y ella lo sabía, sabía que quería ver el partido y aún así tuvo que fastidiarlo todo y ahora él está en la ambulancia y ella está gritando y los críos también y él se está preguntando si no podrán dejarlo en la próxima rotonda para que pueda llegar a casa a tiempo y ver el partido, joder, ¿es tanto pedir? “Una avería en la línea” es el título de la bomba de realismo sucio, sucísimo, escocés (ríanse de Carver), que abre “Col recalentada”, el puñado de viejas historias (más una, “Miami soy yo”, la del reencuentro entre los protagonistas de “Cola” y su odiado Blackie, el profe que les zurraba, escrita como cierre al volumen que adora el mismísimo Chuck Palahniuk) que Welsh publicó en la década de los 90, esto es, en la época en la que aún era agente inmobiliario y sólo descendía a los infiernos (duelos futbolísticos a muerte mediante) por las noches, cuando podía sentarse ante su máquina de escribir y teclear alguna de las historias que había vivido en otra época. Por ese entonces tecleó la que aún hoy es su buque insignia (y cuya precuela, que piensa titular “Skagboys”, ultima estos días), “Trainspotting”, historia con la que los ocho relatos reunidos en “Col recalentada” (antología portentosa, al nivel de “Éxtasis”) comparte brutalidad y asfixia, dos constantes en la obra del Gran Míster Hago-Lo-MeSale Welsh. Must have. Laura Fernández

“La felicidada conyugal” Lev Tolstói

“Irse a Madrid y otras columnas” Manuel Jabois

“Boneshaker” Cherie Priest

ACANTILADO

PEPITAS DE CALABAZA

LA FACTORÍA DE IDEAS

Esta es la historia de A y B, Masha y Serguéi. La vieja historia de la dama A, joven e impresionable, que establece una relación pigmaliónica con el caballero B, mucho más sabio y vivido, no puede ofrecer nada que no sepamos. Quien más, quien menos conoce las diversas fases —o mutaciones— por las que pasa el sentimiento amoroso: cortesía, idealización, pasión, serenidad, estancamiento, la aparición de un marqués C… y así hasta que alguno de los dos, A o B, caiga fulminado por el tedio y sólo queden dos caminos: la extinción definitiva o que alguien se atreva a darle al botón de reinicio. Pese a que el esquema es archisabido, la nouvelle “La felicidad conyugal”, del Tolstói pre-“Guerra y paz”, no deja de ser una maravilla cargada de sabiduría. Le perdonamos al autor de “Anna Karenina” las ganas de sentar cátedra sobre una concepción del amor algo maniquea que contrapone siempre el bien (la vida apacible en el campo) al mal (la ciudad y las tentaciones que conlleva). Y si se lo perdonamos no es tanto por el espíritu moderno de su encantadora heroína —esa Masha a la que llegan a aburrirle su marido y sus hijos— sino por la lucidez formal de unos pasajes donde el juego dialéctico, la lucha verbal entre ambos personajes, adquiere la forma de un cuento terror proto-bergmaniano que ríete tú de “Secretos de un matrimonio”. Son de sobra conocidos los tormentos amorosos que Tolstói padeció en la vida real, pero aún así su conclusión sobre “la felicidad conyugal” fue mucho más benévola que la del maestro Ingmar tras, claro, ocho hijos y cinco matrimonios. Laura Gamundí

Leer a Manuel Jabois es ser feliz. Es reír por dentro y por fuera, a carcajada suelta. Si ser (y escribir) gracioso es una de las cosas más difíciles que existen, Jabois lo consigue sin esfuerzo aparente y con una ligereza, frescura y generosidad total para el lector, que terminará la recopilación de artículos “Irse a Madrid y otras columnas” (edita Pepitas de Calabaza) con lágrimas en los ojos, agujetas en la mandíbula y muchas, muchas ganas de irse con Jabois de cañas y lo que haga falta, a conversar acodado en la barra de cualquier bar. Jabois, niño adicto a esa especie en vías de extinción que son los periódicos, creció rodeado de ellos y debutó como periodista en su natal Sanxenxo como corresponsal de pueblo (“Yo echaba horas sentado en casa mirando el fax para ver si de allí salía algún comunicado del Partido Popular o algo...”). Desde entonces ha publicado en El Progreso y en el Diario de Pontevedra, en 2003 ganó el Premio Nacional de Periodismo Julio Camba y últimamente escribe columnas en El Mundo. La antología recoge artículos gloriosos en los que Jabois, gamberro, deslenguado y entrañable cuando toca, escribe sin vergüenza de todo: de su incorregible obsesión, como todo gallego que se precie, por Manuel Fraga, de sus sesiones onanistas frente al ordenador, del paro, de su primera rueda de prensa (¡con Camacho!), de Castro, de las chicas que hay en Pontevedra y del licor café. Todo un placer, sí señor. Leticia Blanco

La verdad es que me esperaba mucho más del primer capítulo de la serie “El siglo mecánico” de la norteamericana Cherie Priest. Famosa en el gran universo sci-fi angloparlante por haber sido finalista del Nebula, nominada al Hugo y ganadora del premio Locus (a la mejor novela de ciencia-ficción) del pasado 2010, “Boneshaker” fue el debut literario en el steampunk de Priest, autora que se dio a conocer con “Four and twenty blackbirds” (primera novela de la serie de tres libros de southern gotic de Eden Moore) y como buena historia de retrofuturismo decimonónico, existen grandes avances científicos como naves de guerra dirigibles, armas eléctricas o, como la propia Boneshaker, grandes máquinas taladradoras. Dando un paso más, Priest introduce en su historia fantástica unas hordas de zombies que invaden una Seattle amurallada (por culpa de una plaga de gas venenoso que convierte a cualquiera que respire ese aire en un no-vivo) muy alejada de los rumores de la guerra civil del Este durante 1863. Estos muertos vivientes son el gran problema de “Boneshaker”. Por un lado, es un recurso original en el arte del steampunk, pero, por otra parte, las continuas persecuciones de “podridos” hace avanzar el libro a trompicones. Nos quedamos, mejor, con la parte electrónica de este pasado tan futurista y, sobre todo, con la familia protagonista. Esa gran figura dramática que es Briar Wilkes y su hijo Zeke, perdidos en una Seattle repleta de peligros y gas venenoso en busca de sus raíces. Manu González




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