Go Mag 134

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134 SEPTIEMBRE 2012 EDICIÓN GRATUITA FREE ISSUE

THE XX GRIZZLY BEAR DEAD CAN DANCE INFORME SKWEEE 2012 CALEXICO ANIMAL COLLECTIVE BAND OF HORSES THE VACCINES BETH ORTON DEXYS THE NEW RAEMON TWO DOOR CINEMA CLUB TEENGIRL FANTASY DEEPCHORD

CAT POWER



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sumario

septiembre 2012

28

staff Edita UNIPRENSA S.A. GO MAG Directora: Janina Canet. Jefe de redacción: Manu González. Director de arte y diseño gráfico: Fabián Taranto. (www.ftdesignlab.com)

06 BITES 10 INTRO 16 INFORME SKWEEE 2012 24 BLOC PARTY

Redacción GO MAG. Muntaner, 492, bajos. 08022 Barcelona. Tel. (+34) 93 417 68 67 / (+34) 93 418 50 05 Fax (+34) 93 417 33 63 E-mail: go@go–mag.com Suscripción y logística: 93 418 50 05 solicitudejemplares@uniprensa.com Web: www.go–mag.com MySpace: www.myspace.com/gomagbarcelona Facebook: www.facebook.com/gomagspain Twitter: www.twitter.com/gomagspain

25 THE VACCINES

Coordinador de cine y literatura: Philipp Engel. Coordinadora de moda: Anna Tomàs. Coordinador de tecnología: Xan Pita. Corrección: Nati Arco. Web: Virginia Arroyo.

31 TWO DOOR CINEMA CLUB

Redactores: María Adell, Virginia Arroyo, Leticia Blanco, Octavio Botana, David Broc, Óscar Broc, Javier Burgueño, Matías Bosch, Joan Cabot, Alfonso Cardenal, Pau Cristòful, Philipp Engel, Albert Fernández, Laura Gamundi, Bruno Garca, Álex Gil, David Giménez, Daniel Gómez, Gloria González, Manu González, Toni Junyent, Violeta Kovacsics, Milo J. Krmpotic’, David López, Israel Márquez, Pepo Márquez, Luis Meyer, Luna Miguel, Beatriz Montalvo Pulgar, Àlex Montoya, Half Nelson, Banessa Pellisa, Marc Piñol, Vidal Romero, Jesús Sáez, Silly Savage, Everett True, Toni Vall, Álex Vicente y Berto Vidal. Fotógrafos: Barbara Anastacio, Erez Avissa, Ikram Bouloum Sakkali, Mireia Carulla, Autin Conroy, Alex Chelba, Filip Johansson,Óscar L Tejada, Raimon Molinari, Musicsnapper & Tom Hagen, Liberto Peiró, Markus Thorsen, Sissi Vuorjoki, Alexandra Waespi y Jairo Zavala. Fototografía de portada: Austin Conroy. Publicidad Barcelona Tel. (+34) 93 418 50 05 / 93 417 68 67 E-mail: publicidad@go–mag.com Agentes comerciales: Ramón Villarquídez, Gina Selicorni y Eneida Fonseca. Dep. Legal: B-19124-00 Fotomecánica, impresión y encuadernación: SOLGESTXXI S.L. Distribución gratuita: Barcelona (Blind Records). Resto de España (Envialia).

DEAD CAN DANCE

14 En portada: CAT POWER

26 DEXYS 27 THE NEW RAEMON 30 JENS LEKMAN

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GRIZZLY BEAR

ANIMAL COLLECTIVE

32 DEEPCHORD 36 BETH ORTON 38 TEENGIRL FANTASY 39 WOOKY 40 CALEXICO 42 DISCOS, MAXIS, ÚLTIMO CLÁSICO...

12 THE XX

37 BAND OF HORSES

56 AGENDA MUSICAL Y LIVE 68 GADGETS Y MODA 76 CINE Y LIBROS

GO MAG se distribuye gratuitamente en las siguientes ciudades españolas: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cáceres, Cartagena, Castellón de la Plana, Ciudad Real, Donostia, Girona, Granada, Lleida, Logroño, Lugo, Madrid, Málaga, Murcia, Pamplona, Gijón, Vigo, Santander, Sevilla, Tarragona, Valencia, Vitoria y Zaragoza.


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concurso

¡Disfruta del concierto de Sigur Rós desde el escenario en el Dcode Fest! El próximo 14 y 15 de septiembre se celebra en el Complejo Deportivo de Cantarranas ubicado en la Ciudad Universitaria (en pleno centro de Madrid) la segunda edición del Dcode Fest. Dos días repletos de música con las actuaciones de The Killers, Sigur Rós, Justice, dEUS, The Kooks, Django Django, Kings of Convenience, The Shoes y muchos más (más información en www. dcodefest.com). Dcode Fest y Go Mag sortean un abono doble con el que podrás (además de ver todos los conciertos durante los dos días) tener el privilegio de disfrutar del concierto de Sigur Rós desde el escenario. Una oportunidad única en la vida. Participa a través de nuestra web www.go-mag.com

¡Sorteamos tres abonos para el YouFest! Por primera vez en la historia, los fenómenos culturales y los usuarios de la red podrán experimentar la energía del contacto directo en un festival ecléctico que tendrá lugar el 28 y 29 de septiembre en Matadero Madrid y La Riviera. YouFest es el festival de la generación YouTube, la mayor celebración de la cultura digital popular. La lista de artistas confirmados incluye a grupos como Underworld, Primal Scream, Diplo, Buraka Som Sistema, Netsky o El Guincho. Go Mag sortea tres abonos para que puedas disfrutar del festival más mediático de la temporada. Participa a través de nuestra web www.go-mag.com



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bites

Retorno por todo lo alto del 981 Heritage Son Estrella Galicia El festival se celebrará en Madrid, Londres y A Coruña

Bites

// Que este septiembre Two Gallants nos traía nuevo trabajo tras cinco años de espera ya lo sabíamos y nos llenaba de orgullo y satisfacción, pero además ahora el dúo californiano anuncia que vienen a presentarnos ese “The bloom and the bright” a Madrid, Barcelona y Bilbao. Será el 29 de noviembre en la sala Music Hall de Barcelona, el 30 de noviembre en la madrileña Sala Caracol y el 1 de diciembre en la Sala Azkena de Bilbao.

Tras dos años de parón y reflexión, se acabó la incertidumbre: este año vuelve el 981 Heritage Son Estrella Galicia. En esta nueva edición el festival aterrizará en Madrid, Londres y A Coruña. El festival, que contó en su anterior edición de 2010 con artistas de la talla de Beak>, WhoMadeWho, Dels, Juan Maclean, Crystal Fighters, Roska o Hudson Mohawke, cambia de nombre pero vuelve a recoger lo más granado del panorama electrónico internacional. La primera fecha será el sábado 6 de octubre en la Nave de la Música del Matadero Madrid, donde podremos disfrutar de los directos de Actress, Kode9, Solar Bears, Judah y la componente de Au Revoir Simone, Erika Spring, entre más artistas aún por anunciar. La fecha elegida será el próximo sábado 6 de octubre. La cita londinense se celebrará, en colaboración con la marca Spain Now! 2012, del 21 al 25 de noviembre en la The Gallery Soho, y entre más nombres que aún no se han dado a conocer, estarán Cooly G, Old Apparatus, Mweslee y Santiago Latorre. De la tercera y última cita, poco más se sabe que su fecha y su localización: tendrá lugar el sábado 15 de diciembre en el Playa Club de A Coruña. Qué artistas participarán en él es aún un misterio, pero viendo el nivel de las dos citas precedentes, no hay que perdérselo.

Casa Jäger vuelve a Barcelona

The Kooks, al BAM

Tras traer a artistazos como Liars, Metronomy, Crystal Fighters, Health o Triángulo de Amor, Casa Jäger anuncia una nueva fiesta para el jueves 18 de octubre en la ciudad donde se realizó la primera edición: Barcelona. La música volverá a ser protagonista, pero también el propio espacio donde se celebrará Casa Jäger, y es que la diseñadora María Escoté y el actor Eloy Azorín decorarán dos de las habitaciones de la casa, junto con otro artista aún por confirmar. El resto de detalles y de artistas invitados se irá desvelando en breve. Como siempre, la entrada a Casa Jäger será por rigurosa invitación y podrás conseguir tus invitaciones a través de concursos en las plataformas habituales.

El Festival BAM (Barcelona Acció Musical), que se celebra del 21 al 23 de septiembre en diversas localizaciones de la Ciudad Condal, ya ha revelado las bandas que actuarán en el escenario de l’Antiga Fàbrica d’Estrella Damm, posiblemente la cita más multitudinaria y popular dentro de la programación del BAM. Este año los representantes internacionales serán los británicos The Kooks, mientras que los protagonistas locales serán los barceloneses Love of Lesbian y el trío de indie folk de Osona La Iaia. Será el próximo sábado 22 de septiembre, como cada año en la calle Rosselló. Estos nombres se suman a los ya anunciados para otros escenarios como Meneo, McEnroe, Los Punsetes, THEEsatisfaction o Woodkid.

Nuevo fiestón el 18 de octubre // The Tallest Man On Earth llega a Barcelona para presentar su esperadísimo tercer disco, del cual se editó su primer single con casi un año de antelación. Su nombre real es Kristian Mattson, y se dice de él que es la reencarnación nórdica de Bob Dylan, aún así, si algo ha conseguido el sueco es esquivar el siempre odioso juego de las comparaciones para irrumpir con autoridad en el folk contemporáneo. Voz, guitarra y banjo son las únicas herramientas que necesita The Tallest Man On Earth para moldear un puñado de sonidos emocionantes y desgarrados, y no se nos ocurre un escenario mejor para ello que el Casino de l’Aliança de Poble Nou de Barcelona, donde el sueco estará actuando el próximo 5 de octubre. // Tras su debut en solitario bajo el nombre de Julian Plenti en 2009, Paul Banks se estrena con su nombre real este año. Su segundo trabajo, “Banks”, verá la luz el 23 de octubre y ya puedes reservarlo a través de la tienda de Matador. Además, ya puedes escuchar el primer tema del disco, “The base”. // Tras su paso por el San Miguel Primavera Sound 2012, Japandroids volverán a España en octubre a poner sobre las tablas lo mejor de su “Celebration rock” y su debut “Post nothing”. El dúo actuará el viernes 12 de octubre en la Sala El Sol de Madrid y el sábado 13 de octubre en la Sala Apolo de Barcelona. El precio de la entrada en taquilla será de 23 euros. A través del Portal Primavera Sound saldrán a la venta entradas a un precio reducido de 18 euros solo disponibles para usuarios registrados con la tarjeta abono Primavera Sound 2012. // La sala QOQOA de Valencia empieza temporada en septiembre y no podría hacerlo mejor: Norman Cook se pondrá tras los platos el viernes 21 de septiembre

Desvelada la programación de la Fàbrica Damm

Participa en el B-DCoder

Inscríbete en el concurso de bandas del DCode El DCode Festival lanza el concurso de bandas B-DCoder para descubrir talentos. Dentro de la web del DCode, en la sección B-DCoder, los grupos tendrán hasta el 3 de septiembre para subir su material y será el propio público quien elija a sus favoritos. Los 20 videos más votados pasarán a una fase final en la que un jurado especializado será el encargado de elegir al ganador, que tendrá la oportunidad de compartir cartel junto a grupos como The Killers o Sigur Rós en esta nueva edición del DCode, que se celebrará el 14 y 15 de septiembre en el Campus de la Universidad Complutense de Madrid.


Precios y nuevas confirmaciones para el Youfest

El festival de la generación Youtube contará con Battles y Felix Da Housecat

El festival de la generación internet vuelve a dar muestras de su eclecticismo con sus nuevas confirmaciones, y es que tras la última hornada de nombres con Vive la Fête, Meneo, Chimo Bayo, Butch Clancy, Zorman y El Remolón, el Youfest ha anunciado al DJ y productor Felix Da Housecat, los neoyorquinos Battles, el cómico Raúl Cimas, el fenómeno de internet Keenan Cahill y el sorprendente colectivo Improv Everywhere. Estos nombres se suman a los ya conocidos; por un lado, Wendy Sulca, La Tigresa del Oriente, Delfín Hasta El Fin, Shakiro, Los Manolos, Locomía o Rick Astley; por el otro, Primal Scream, Underworld, Diplo, Buraka Som Sistema o El Guincho, entre otros. Los conciertos tendrán lugar el 28 y 29 de septiembre en Matadero Madrid, sede que acogerá el festival entre las 16 y las 24.30 h, y en la sala La Riviera, donde continuará la propuesta en formato de fiesta ecléctica a partir de las 24.30 y hasta las 06 h. Síguelo en Twitter @YouFestweet. Las entradas para YouFest Matadero para el 28 o 29 de septiembre cuestan 30 euros; los tickets para YouFest La Riviera para el 28 o 29 de septiembre cuestan 20 euros; los pases “All Day, All Night” para YouFest Matadero + La Riviera el 28 o 29 de septiembre valen 40 euros; y los abonos para disfrutar de toda la programación del YouFest en Matadero Madrid y La Riviera durante ambos días sale por 75 euros.

XIV edición del Festival de Sitges

Cronenberg y Argento serán algunas de sus estrellas

La producción catalana “El cuerpo” inaugurará el XLV Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya el 4 de octubre. Este thriller psicológico del debutante Oriol Paulo protagonizado por Belén Rueda, José Coronado, Hugo Silva y Aura Garrido será el disparo de salido de un festival por el que pasarán films de directores como David Cronenberg con “Cosmópolis”, Im Sang-soo con “The taste of money”, Leo Carax con “Holy motors”, Tsuki Hark con “Flying swords of dragon fate”, Jennifer Lynch con “Chained”, Takashi Miike con “For love’s sake”, Kim Ki-Duk con “Pieta”, Guy Maddin con “Keyhole”, Kim Nguyen con “Rebelle/war witch” y Dario Argento, que se erigirá en padrino de lujo del festival con su nuevo largometraje “Drácula 3D”.

American Autumn en Ourense

Vive el otoño más americano

Bites

//El documental “I need a Dodge! Joe Strummer on the run” sigue la pista a un coche que el líder de The Clash olvidó en un garaje de Madrid durante los años de La Movida. A través de la búsqueda del Dodge, el realizador británico Nick Hall descubre la etapa en que el cantante se refugió en España huyendo de sus problemas en Londres. La búsqueda del coche se convierte, pues, en un viaje al corazón de Joe Strummer, el hombre que lideró una de las bandas más rebeldes e importantes de su época. //Vuelve el Días Nórdicos, el primer festival español multidisciplinar dedicado enteramente a la escena musical y cultural de los países nórdicos. El festival lleva desde 2010 sorprendiendo al público con sus propuestas y este año volverá a hacerlo los meses de septiembre y octubre en la Nave de la Música del Matadero de Madrid. Las primeras confirmaciones ya han llegado: el jueves 20 de septiembre se subirán al escenario los daneses Turboweekend y los islandeses Kúra, y el viernes 21 será el turno de la noruega Hanne Kolstø, los fineses Husky Rescue y el sueco Familjen. Puedes hacerte con tu invitación en www.diasnordicos.com.

Vuelve un año más American Autumn. Para los que aún no lo conozcan, American Autumn es un ciclo musical que nace en 2009 con la intención de enriquecer la escena musical de Ouren- //Si te perdiste las dos actuaciones de Nicolas Jaar en el pasado festival Sónar y te encuense por medio de música independiente americana de calidad. La tras cerca de la Ciudad Condal a mitad de idea de estos conciertos es, además, conseguir una mayor proxiseptiembre, el Primavera Sound te vuelve midad entre público y artistas, como se hizo en las anteriores a traer al jovencísicimo autor de “Space is ediciones con Ken Stringfellow, Eef Barzelay y Micah P. Hinson, only noise” en directo el 16 de septiembre entre otros. Los nombres más destacados de esta cuarta edición en la Sala Apolo. del American Autumn son Howe Gelb, Basia Bulat y Will Johnson, además de Daniel Martin Moore, Joan Shellley, Patterson Hood, Craig Finn de The Hold Steady, Crooked Fingers y Little //Rufus Wainwright sabe bien que nuestro Wings. Todos ellos pasarán por la localidad gallega entre el 27 de país lo adora, por eso aprovecha para pasarse por nuestras tierras siempre que septiembre y el 10 de diciembre.

We Love Closing Party en Space

Modeselektor, confirmados para el 30 de septiembre

tiene un hueco. Y el próximo hueco que ha conseguido hacernos en su agenda tras su precioso concierto en el Primavera Sound es el 8 de diciembre. Será la sala La Riviera de Madrid la que acoja el concierto de Rufus Wainwright and His Band presentando su último álbum hasta la fecha, “Out Of The Game”.

Tras haber acogido el pasado agosto a artistas de la talla de The Chemical Brothers, Joris Voorn, Agoria o Jeff Mills, We Love pone el broche de oro a la temporada con la confirmación del dúo más fiestero de toda Alemania: Modeselektor. //The Walkmen vuelven a España el mes de noviembre para presentarnos en directo Gernot Bronsert y Sebastian Szary lo darán todo en la We su nuevo trabajo “Heaven”, además de las Love Closing Party en Space Ibiza el 30 de septiembre. Los perlas más relucientes de su discografía. El teutones compartirán escenario con otros fiesteros de reconoquinteto americano estará el 7 de noviembre cido estatus afincados en el Reino Unido como The 2 Bears, en la sala Bikini de Barcelona y el 8 de Hot Chip (con Joe Goddard repartiendo hits por partida noviembre en Arena de Madrid. doble), Simian Mobile Disco o Groove Armada. Casi nada.


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Un otoño lleno de música con Budweiser Live Circuit El circuito contará con Mendetz, Los Campesinos!, Jero Romero y más

Bites

// Tras los calores del verano, Goa refrescará las pistas de baile el 23 de septiembre con su Opening Party “The September issue”, edición dedicada al mundo de la moda, las pasarelas y el fashioneo en general. En la Main Room, como siempre, Marcos in Dub y Borderline, que esta vez estarán acompañados por nada más y nada menos que Magda y Ellen Allien. En el Upper Floor podremos ver el directo del israelí Chaim y los DJ sets de Camea, Kiki y Thomas Muller, mientras que en el Crystal Club Nice & Nasty calentarán la noche para la entrada de Marc Houle, Troy Pierce y Click Box. Y no nos olvidemos de la sala Satélite, con un showroom de Araña donde podremos ver las nuevas tendencias british de la mano de los ingleses Freestylers y los bastardos beats de The Warriors, Tony Karate y Kaze. // El próximo 15 de septiembre Barcelona vuelve a convertirse en la capital mundial del hip hop con la novena edición de Festival Hipnotik: más de 12 horas de música non-stop, competiciones, hip hop dance, conferencias y audiovisuales. Los diversos escenarios del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona acogerán un año más el evento, que apuesta en esta edición por la participación a través de internet y las redes sociales. A la espera del gran grueso de confirmaciones, el festival ha confirmado la presencia de The Louk, Sharif y Rosa Rosario. Además Hipnotik 2012 ha firmado un acuerdo con DJs contra la Fam mediante el cual los asistentes que hagan una donación al Banco de Alimentos tendrán un descuento en el precio de la entrada. Ya ves, este año menos que nunca, no hay excusa para perdérselo. // Tras el tropezón que supuso esa mezcla de jazz experimental y disco psicodélico que fue “Six cups of rebel”, Lindstrøm vuelve el 5 de noviembre con nuevo trabajo. Y por si eso no fueran excelentes noticias, además este “Smalthans” estará remezclado por su amigo Todd Terje. // Del 7 al 10 de septiembre se celebra por primera vez el Eufònic, la primera Muestra de Arte Sonoro y Visual de las Terres de l’Ebre. El festival, comisionado por Vicent Fibla, tendrá lugar en el Centro de Arte Lo Pati de Amposta y en espacios naturales del Delta del Ebro. Entre los nombres confirmados para el festival destacan Balago, Arbol o Ángel Molina. Además también habrá talleres, instalaciones, conferencias... Y todo gratis.

Después de la gira de Hola a Todo el Mundo, el Budweiser Live Circuit ha mantenido el listón bien alto con sus 6 nuevos fichajes. Para empezar, Zahara estará en el Music Hall de Barcelona el 4 de octubre, La3 de Valencia el 5, la alicantina Stereo el 6, la Industrial Copera de Granada el 25, Metrópolis de Córdoba el 26 y Supersonic en Cádiz el 27. Más extenso aún será el tour de Mendetz, que estarán el 8 de noviembre en Music Hall, el 16 en Stereo Alicante, el 17 en Stereo Murcia, el 22 en la Industrial Copera, el 23 en Metrópolis, el 24 en Supersonic y el 30 en Copérnico. Budweiser también trae de gira conjunta a Dry The River y Los Campesinos!, que pasarán por Music Hall de Barcelona el 4 septiembre, por La3 de Valencia el 5 y el 6 por la madrileña Copérnico. Las dos últimas incorporaciones al Budweiser Live Circuit han sido el ex Sunday Drivers Jero Romero y La Iaia. Jero Romero acaba de publicar su primer álbum, “Cabeza de león”, y lo presentará el 30 de noviembre en la malagueña París 15, el 1 de diciembre en Supersonic en Cádiz, el 14 en Stereo Murcia y el 15 en Stereo Alicante. Por su parte, el trío de Osona La Iaia llevará su indie-folk a Es Gremi de Mallorca el 5 de octubre, a La3 de Valencia el 10 de noviembre y a Supersonic el 29 de noviembre.

Daniel Johnston y su universo

Gira y disco de Micah P. Hinson

Ya anunciamos hace un tiempo que el Espai Cultural Caja Madrid de Barcelona acogerá la exhibición más completa de Daniel Johnston exhibida en España. Pues bien, llegó el momento: a partir del 13 de septiembre se podrá ver “Visiones simbólicas. Una mirada al universo de Daniel Johnston”, que recoge muchos de sus dibujos, marcados por sus obsesiones, pasiones, símbolos y angustias vitales, con su alter-ego, La Rana Jeremiah, como hilo conductor. La muestra también ofrecerá proyecciones y un documental de producción propia. Comisariada por Estela Aparisi e Iñigo Pastor y en colaboración con el ex-manager de Daniel Johnston, Jeff Tartakov, la exhibición podrá disfrutarse hasta el 11 de noviembre.

Micah P. Hinson tiene nuevo disco y lo vendrá a presentar en directo en noviembre. El álbum verá la luz ese mismo mes con el título de “Micah P. Hinson & The Lonesome”. Para este tour otoñal, Hinson ha decidido bautizarse como Micah P. Hinson & The Junior Arts Collective. ¿Y quiénes son The Junior Arts Collective? Nada menos que Timber Timbre. Estarán el 13 de noviembre en San Sebastián (Teatro Principal), el 14 en Zaragoza (Sala Explosión), el 15 en Vitoria (Jimmy Jazz), el 16 en Gijón (Acapulco), el 17 en Valladolid (Laboratorio de las Artes), el 18 en Santiago de Compostela (Capitol), el 19 en Madrid (Joy Eslava), el 20 en Algeciras (TBC), el 21 en Granada (Planta Baja), el 23 en Valencia (El Loco), el 24 en Barcelona (Apolo) y el 25 en Santander (Espacio Santander).

La exposición sobre el cantautor llega a Barcelona

Presentará “Micah P. Hinson & The Lonesome”

Participa en Girando Por Salas

60 serán los artistas ganadores en esta edición Este mes de septiembre se lanza por tercer año consecutivo la convocatoria del Circuito de Músicas Populares Girando Por Salas. Como en sus anteriores ediciones, el objetivo de GPS es apoyar a artistas emergentes, organizando giras dentro del circuito de salas en todo el territorio español, además de ofrecer a los artistas ayuda en la promoción discográfica de sus trabajos. De entre todas las solicitudes recibidas hasta el 20 de septiembre, se seleccionarán 60 artistas que ofrecerán 5 o 6 conciertos en salas españolas de tamaño pequeño o mediano entre noviembre y marzo.


la cultura no es un lujo

Tras el anuncio de las últimas medidas tomadas por el Gobierno de España relacionadas directamente con materias culturales, un considerable grupo de medios musicales del país hemos decidido unirnos para manifestar una común disconformidad. Esperamos que lo expuesto a continuación sea compartido anímicamente y respaldado dentro de lo posible por nuestros lectores, tan afectados como nosotros mismos.

Ilustración

Pepo Pérez

T

odas las cabeceras que firmamos este manifiesto tenemos en común la pasión por la música, que cada cual refleja a su manera, de forma peculiar e independiente. Más allá de eso, otra característica nos define prácticamente a todas: salvo algunas excepciones, en nuestras páginas el comentario político había sido hasta hoy, cuando algunas ya están cerca de los treinta años de existencia, tangencial o incluso inexistente. Sin embargo, vivimos un momento histórico extraordinario que requiere de respuestas no menos extraordinarias por parte de todos. No se nos escapa que España pasa por momentos muy complicados. Tampoco, que en esta situación se demanda del ciudadano de renta media-baja un esfuerzo enorme que se traduce cada día en cientos y miles de nuevos dramas humanos. A la vez, asistimos atónitos a los beneficios millonarios de los directivos de esas cajas que han quebrado el país, a las suculentas indemnizaciones de altos cargos que abandonan sus puestos de responsabilidad en medio del escándalo, a la indecencia de buena parte de nuestros políticos. En medio de este paisaje, el Gobierno ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca a una situación ya insostenible, tomando una serie de medidas que condenan a la ciudadanía en general a poco menos que la indigencia y a un sector determinado, el de la música y la cultura popular, a la desaparición. Entre las medidas adoptadas el pasado viernes 13 de julio se encuentra el incremento del 8% al 21% del impuesto del valor añadido (IVA) sobre el precio de las entradas a salas de cine, teatros, festivales musicales y conciertos. Es el definitivo golpe de gracia para un sector que depende del gasto en ocio para su supervivencia y que ha ido viéndose acorralado progresivamente por las decisiones de nuestros gobernantes. Porque en el mundo de la música popular, a diferencia de otros sectores industriales e incluso culturales, la subvención siempre ha sido escasa, cuando no directamente nula y, sin embargo, la lista de zancadillas a la iniciativa privada por parte de las Administraciones es interminable: desde la promesa incumplida por parte del anterior Gobierno de considerar los discos y directos como producto cultural y rebajar su IVA al 4% hasta la prohibición a acceder a una sala de conciertos a los menores de edad, pasando por las periódicas trabas a promotores y hosteleros para impedir que programen música en directo. Especial hincapié merece la nula respuesta que han dado nuestros gobernantes durante la última década al problema de las descargas ilegales, que se ha llevado por delante infinidad de puestos de trabajo en discográficas y distribuidoras. Discográficas, distribuidoras, promotores, salas, empresas de promoción y comunicación, técnicos y, por encima de todo, músicos son los damnificados del desprecio y hasta rencor que muestran nuestros gobernantes para con un sector que supone buena parte de ese 3% del PIB generado por la cultura y que se encuentra en pro-

ceso de descomposición. También, uno de los mejores escaparates posibles para esa marca “España” que a nuestros políticos tanto les gusta pasear: ¿alguien duda de lo mucho que hacen por la imagen y la economía de este país nuestros músicos o festivales? Por supuesto, entre los damnificados también nos encontramos nosotros, la prensa especializada, que vemos cómo la publicidad (una importante fuente de ingresos, y otra vez insistimos, no el dinero público) se bate en retirada. Primero se fueron las discográficas como consecuencia de las nulas ventas, luego las grandes marcas a causa de la caída en el consumo y ahora lo harán los promotores, salas y festivales, condenados por la subida del IVA del ministro de Hacienda, el señor Montoro. Esto, unido a la inevitable caída de las ventas de quiosco, definitivamente nos deja en una situación difícil de sortear. Por eso, la razón de ser de este manifiesto es doble. Por un lado, mostrar nuestra absoluta solidaridad con el resto de compañeros del mundo de la música, brindar nuestro apoyo y demandar el suyo a la vez: si de todo esto algo se salva será únicamente por la fuerza que mostremos unidos. Y por otro, dirigirnos a todos los que nos leéis, que nos consta que sois muchos y fieles. Lo cierto es que el tiempo se ha acabado y nos encontramos ante un ahora o nunca: o reclamamos aquello que consideramos justo o nos veremos privados de ello para siempre. Y esta advertencia se refiere tanto a la posibilidad de ver a tu grupo favorito tocando en tu ciudad como al acceso a la educación y la sanidad. No nos corresponde a nosotros señalar a unas siglas concretas, pero sí pedirte con todas nuestras fuerzas coherencia y que actúes conforme a tu conciencia desde hoy mismo respecto a todo lo que está ocurriendo a tu alrededor, vivas en Barcelona, Madrid, Burgos o un pueblecito de Galicia. No te calles. No te acomodes y reclama lo que consideras que es justo. Y si a pesar de nuestro esfuerzo nos lo siguen negando, no te olvides de cuanto ha ocurrido estos últimos años cuando llegue la hora de votar. Firmado inicialmente por: A Viva Veu, ARDEmag, bi fm, Binaural, Blogin’ In The Wind, Clone, Club de Música, DJ Mag, El Enano Rabioso, Efe Eme, Enlace Funk, Fantastic Plastic Magazine, Freek!, Funkmamma, Gent Normal, Go Mag, Guía del Ocio BCN, H Magazine, HH Directo, Hip Hop Life, Indienauta, Indiespot, Jenesaispop, Klubbers, La Heavy de Mariskalrock, La Ventana Pop, Lados Mag, MondoSonoro, Muzikalia, Numerocero, Orbita, PlayGround, Revolver, Rockdelux, Rockviu, Rockzone, Rock Estatal, Ruta 66, Time Out Barcelona, The Metal Circus, This Is Rock, Versos Perfectos, Vicious, We Go, Zona de Obras.


010/011

intro

Dry The River Marea baja

Dry The River tienen una posibilidad de afianzarse en sus próximos discos, si los hay. Lo primero que tienen que hacer es la maleta. Pueden marcharse del Reino Unido e instalarse en Brooklyn o LA. Si escuchan “Lion’s Den” no queda lugar a duda. Existe una posibilidad de recuperación, un camino genuino que se encuentra íntimamente relacionado con la calidad de sus letras. Sorprendentes, hondas y valientes letras a las que ahora debería acompañar una cita de la entrevista que les hice. Pero no va a poder ser. Cuando te topas con la industria musical británica estas cosas acostumbran a pasar. ¿Entrevista? Bien. ¿Barcelona? Ah. Vale. Pues lo hacemos rapidito y nos lo quitamos de encima. Londres es experta en dinamitar sus propias campañas de PR internacional. Por norma general, lo hace a costa de sacrificar a sus bandas, sin compasión. Una vez más, ignorando el contenido de mis preguntas como si fuera una pordiosera que les estuviera pidiendo si pueden ‘spare a dime’, la entrevista es respondida por ‘uno del grupo’, Matt Taylor, guitarrista de la banda. De nada importa que tu entrevista esté pensada y diseñada para hablar con el líder de la banda, Peter Liddle; una entrevista pensada para preguntarle no por cómo se escriben las canciones, sino sobre cómo manejan el imaginario de sus letras, los motivos casi religiosos que elevan estas canciones por encima de su realidad. Una, que en el fondo es buena, envía un cuestionario ideado para rescatar al grupo de una crítica tibia, porque a este disco quizás se le vean las tuberías, pero no está mal, y son jóvenes y tienen algo, que puede estar muy bien si siguen adelante.

Pero la bondad de una no se ve recompensada. Esta es la respuesta que obtiene a cambio de tantas consideraciones: “Peter escribe las letras de las canciones como un proceso completamente separado de la composición de la canción”. Peter. El Otro. Pobre, Matt se esfuerza y pasa a intentar explicarme lo que él cree que Peter intenta decir con sus letras. Pues, nada, se le agradece. Otro día será. Por suerte, no son solamente sus letras. “Shallow bed” tiene otras virtudes. En particular un sonido seco, fabricado por el productor Peter Katis (The National, Jonsi), que ejerce un contraste perfecto con las intenciones hipermelódicas de la banda británica, así como los juegos vocales, armónicamente inteligentes, que se alejan del esoterismo más barato y buscan

rutas melódicas nuevas. “La mayor parte del tiempo son armonías bastante sencillas, a menudo juegos con intervalos, de modo que cuando toquemos en directo podamos reproducir las armonías del disco”, responde Matt. “Imagino que estas armonías seguirán siendo parte del sonido del grupo, aunque quizás las usemos menos en el futuro. En parte, pienso que podría ser algo despreocupado por nuestra parte echarle tres voces a cada canción —a veces puede oscurecer la belleza real de una melodía—. Es difícil encontrar el equilibro pero creo que, de momento, lo llevamos bien”. Banessa Pellisa ¤ Dry The River tocarán el próximo 4 (Music Hall, BCN) y 6 de septiembre (Copérnico, Madrid).

Antibalas

Un regreso por amor

Tras cinco años de silencio discográfico, Antibalas vuelven con la edición de un álbum homónimo. Un disco lleno de energía que supone el esperado regreso de la banda que mejor captó la esencia del afrobeat en EE.UU. “Es verdad que ha pasado mucho tiempo. Con nuestro último disco giramos mucho y nos quemamos un poco porque nos dimos cuenta de que nuestra música solamente es conocida en algunas ciudades”, explica por teléfono Martin Perna, miembro fundador de Antibalas. El grupo ha grabado en Daptone con Gabe Roth, exmiembro de Antibalas y responsable del sonido de sus primeros álbumes. “Roth y yo compartimos apartamento en Nueva York durante cinco años y nos entendemos muy bien; además creímos que Daptone

es un sello perfecto para dar a conocer nuestra música, algo que no todos han sabido hacer”. Estos años de silencio no han sido en balde, Perna ha estado estudiando en la Universidad de Houston y algunos miembros de la banda han estado involucrados en el sonido de “Fela”, el musical sobre Fela Kuti que ha triunfado en Broadway. “Los organizadores querían contratarnos para desarrollar la música. Los que viven en Nueva York se apuntaron y eso ha ocupado mucho tiempo, pero fue una buena oportunidad para llegar a mucha gente y explicar qué es esta música y quién era Fela Kuti. Además sirvió para hacer nuevas relaciones. Ahora estamos en una posición mejor para presentar nuestra música porque la obra ha llegado a mucho público”.

Perna reconoce que llegó al afrobeat de casualidad. “Mis padres tenían una buena colección de jazz que yo escuchaba de niño pero al afrobeat llegué por el hip hop. En el año 91 había un grupo que usaba un sample de Fela Kuti que me emocionó. El hip hop de finales de los ochenta era un collage de músicas del pasado y eso despertó mi curiosidad y me llevó a buscar esos discos. Escuchando esa música aprendí a tocar”. Ahora la banda se encuentra en su mejor momento, lista para comenzar una nueva gira. “La verdad es que esto tiene mucho de amor por el arte, por mucho que nos paguen somos demasiados a la hora de repartir y hay que buscarse otras maneras de pagar las facturas, aunque ha llegado la hora de volver a salir a la carretera, ha pasado demasiado tiempo. Aunque hemos sacrificado muchas cosas por la música, vale más la música que cualquier otra cosa. Esto es una cruzada musical y esa es nuestra mayor satisfacción”, explica el músico. El afrobeat no es un género musical que pague facturas, pero es una forma diferente de entender la música. “Somos una banda con mucho talento, casi todos los miembros trabajan con otras bandas, los Dap-Kings y Antibalas eran una misma banda hasta que en 2001 tuvimos que dividirnos para poder hacer frente a las obligaciones de cada grupo”. Ahora Antibalas regresa con más fuerza que antes y con ganas de retomar la cruzada de enseñar al mundo el legado de aquella música que comenzó en Nigeria hace más de cuarenta años”. Alfonso Cardenal


Absynthe Minded Pequeñas aritméticas

“Envoi” fue la canción que presentó a todo el mundo el cuarto disco de los belgas Absynthe Minded, y el que propició su fichaje por AZ Labels, filial de Universal, después de siete años sacando referencias al mercado. “As it ever was”, su quinto álbum, debería ser la confirmación internacional de una banda que se ha ganado su condición a golpe de furgoneta, y su propuesta, una suerte de brit-pop con querencias por Coldplay, pero afortunadamente alejado de lugares comunes y tópicos, contiene muchos ingredientes para conseguir adeptos por el camino. Bert Ostyn, que dio a luz el proyecto hace cerca de catorce años en su habitación, destaca que la banda es hoy algo muy diferente a lo que surgió en sus inicios. “Obviamente es diferente la forma de trabajar cuando lo haces todo en tu habitación que cuando por fin consigues una banda que se acaban por convertir en tus amigos, y participan por completo del proceso creativo. Aunque la conclusión más positiva que puedo sacar a día de hoy es que la banda aún existe, está viva. Cuando tienes 18 años lo que quieres hacer es demostrar a la gente que puedes escribir buenas canciones; a día de hoy ya no siento que tenga nada que demostrar a nadie, solo queremos lograr nuevos objetivos nunca antes alcanzados por la banda, sorprendernos, desafiarnos, pero sin la necesidad de pasar cuentas ante nadie. Por eso teníamos claro que lo único que queríamos de este disco es algo diferente a lo

que habíamos hecho hasta ahora”. Un álbum que busca esos complicados parajes de emoción pura y etérea, pero que lo hace con habilidad, sabiendo mezclar sonoridad y jugar con los límites más ortodoxos del pop, y que ya ha convencido al público francés, holandés y, como no, belga. “De algún modo siempre hay cosas que aunque no quieras, se repiten. En algunos países ya somos conocidos, pero en otros sitios tenemos que volver a empezar desde cero, y eso supone un desafío apasionante para nosotros. A veces es frustrante, pero poder tocar en salas pequeñas con pequeñas cantidades de público también es reconstituyente, como ocurrió hace poco en Barcelona. Es parte del estilo de vida del músico, y es algo que nos encanta”. Y aunque pueda parecerlo, el factor Universal no resulta clave en este aspecto. “La verdad es que no percibimos que el fichaje esté teniendo una gran influencia. No quiero decir nada malo de la discográfica, en particular en España no conozco a la gente que trabaja allí, y no sé cómo lo hacen; supongo que son malos tiempos para los sellos, pero nosotros principalmente hemos llegado hasta donde estamos ahora gracias a una persona que trabaja con nosotros exclusivamente en la promoción y nuestro management. Al final lo importante es que la gente te conozca”. Principios básicos de la industria musical. Jesús Sáez ¤ Absynthe Minded tocará el próximo 23 de noviembre en la sala Apolo (BCN).

Friends So fresh

Otro puto grupo de Brooklyn. Esa es la primera reacción cuando descubres a Friends, grupo que responde a la perfección al patrón de tantos otros proyectos ensalzados en blogs: pop fresco e inmediato, chicas guapas al frente, Brooklyn, siempre Brooklyn. Pero resulta que “Manifest!” (Lucky Number / Coop, 12) es un disco especialmente divertido, una colorida y desenfadada colección de viñetas sobre escarceos sexuales y amorosos en la gran ciudad en el que el quinteto va sumando peso a su saca a medida que van apareciendo por ahí Roxanne Shanté, ESG, Tom Tom Club y The Go-Go’s. “Compartía piso con Lesley (Hann, bajista del grupo) y tuvimos una plaga de chinches. Lesley conocía a Samantha (Urbani, cantante) porque se habían criado juntas en Conneticut y Sam nos dejó quedarnos en su casa. Así nos conocimos”, explica Oliver Duncan, el responsable de las baquetas. La banda la completan el guitarrista Nikki Shapiro y el teclista Matthew Molnar. “En el local solemos probar lo primero que se nos ocurre, cualquier idea, por loca que parezca. Por supuesto que hay discusiones sobre cuál tiene que ser el rollo de la canción, pero lo más normal es que cada uno aporte lo que cree mejor para la canción y suele funcionar. La primera idea fue crear un grupo con voz, teclados y un montón de percusiones. Es evidente que desde entonces el grupo ha crecido, pero seguimos intentando mantener la idea lo más simple posible, aunque a medida que hemos ido añadiendo miembros al grupo es cada vez más complicado”. A partir de las composiciones de Urbani la banda ha creado una heterogénea colección de himnos de pop urbano, pegadizos a más no poder, que los ha situado entre las bandas preferidas en las revistas de tendencias, algo en lo que Duncan reconoce un peligro. “Es algo que no hemos pedido, pero soy consciente de ello. Sí, asusta un poco. Es difícil no pensar en ello. Hemos aparecido en muchas revistas de moda como el típico grupo cool, y, ya sabes, estar de moda significa que algún día dejarás de estarlo. Es algo inevitable. Por otro lado, aunque puede que algún día la gente pierda interés en Friends, ahora mismo me siento muy afortunado de tocar en un grupo que la gente quiere escuchar”. O puede que no. Puede que Friends consigan sobrevivirse a ellos mismos, no ser triturados por la velocidad de las cosas en esta era nuestra. “No soy una criatura de internet”, asegura el batería del grupo, “así que no me entero demasiado de estas cosas. Lo único que me importa es seguir haciendo música”. Y, si es como la que hay en “Manifest!”, nos parece muy bien. Joan Cabot


012/013

report The xx

The xx Inception

En el límite de confundir coolness con empanamiento, The xx rebajan aún más el tempo de su música, se repliegan sobre sí mismos para dejar entrever que pese a la fortaleza de los lazos que les unen, la presión del mundo exterior, la vida en definitiva, les ha obligado a hacer un ejercicio de máxima concentración y depuración para llegar al fondo de lo que ellos consideran la esencia de su música. “Coexist” representa el ADN de The xx: pensamientos apenas susurrados, delicadas líneas de bajo y guitarra, ritmos sutiles… pura esencia.

Texto Foto

Half Nelson Alexandra Waespi

E

l caluroso y luminoso mediodía barcelonés de finales de mayo y, sobre todo, la piscina de la terraza del Hotel Zero frente al recinto del Fòrum contrastan vivamente con los negros atuendos de los tres miembros de The xx que han convocado a la prensa para hablar acerca y alrededor de “Coexist” (Young Turks / ¡Pop Stock!, 12). Romy Madley-Croft (voz y guitarra), Oliver Sim (voz y bajo) y Jamie Smith (bases y producción) evitan el sol a toda costa, sentándose a la sombra frente al entrevistador. Curiosamente, es el más ‘viajado’ de los tres, Jamie Smith, brazos cruzados y siempre de perfil para ocultar un pavoroso ataque de acné en su rostro, el más remiso a contestar y tan sólo lo hará tras las invitaciones de sus compañeros. Su papel, ahora que los tres solidariamente afrontan el trámite promocional, ha dejado de ser el de “el único miembro de The xx que tiene vida social” y se remueve en su asiento mientras Romy contesta a mi primera pregunta.

a un lado lo personal para mantener la unión, eso es “Coexist” para nosotros. Así pues, esa coexistencia se refiere a las diferentes personalidades dentro de la banda. Llámenme paranoico, pero la incomodidad de Jamie Smith a lo largo de la entrevista me huele a desautorización por parte de Romy y Oliver. La parte lírica ha salido triunfante esta vez sobre la bailable.

Habíais dicho que este segundo LP iba a estar marcado por la música de baile y, por el contrario, es incluso más introspectivo que el primero. (Romy) Bueno, nunca debimos haber dicho eso porque hasta muy tarde, sobre finales de 2010, no terminamos la gira y empezamos a pensar en el siguiente disco. En noviembre de 2011 empezamos a grabar y entonces decidimos cómo iba a ser el disco, qué canciones seguían adelante y cuáles se desechaban…

También Jamie está gozando de un gran éxito como DJ y remezclador, ¿qué opináis de él? (Oliver) ¡¡¡Somos sus mayores fans!!! Vamos a verle pinchar muchas veces y es una gran alegría verle compartiendo escenario con gente a la que todos admiramos. Ha trabajado muy duro y es un honor ser su amigo… En este momento, Jamie Smith ya no sabe si levantarse y salir corriendo o seguir sentado en la entrevista.

Empecemos por el título, ¿qué significado tiene “Coexist”? (Romy) Cuando hicimos el primer disco éramos muy jóvenes y nuestra vida ha cambiado totalmente desde entonces. En primer lugar, nos hemos independizado y ya no vivimos con nuestros padres (se le escapa una media sonrisa cargada de timidez), así que hemos aprendido a coexistir con vivir la vida diaria. Eso está muy bien, pero supone una gran responsabilidad porque hay muchas decisiones que tomar que interfieren con las de estar en un grupo. Cada uno de nosotros tiene unas nuevas preocupaciones y motivaciones para estar en la banda, pero existe un compromiso de mantenernos unidos, como en un matrimonio, hay que saber dejar

¿Y tú cómo lo ves? (Los labios de Jamie se mueven, pero ni siquiera Oliver, sentado a su lado, puede descifrar lo que ha dicho, así que con un gesto le anima a volver a contestar) Para mí lo fundamental es estar en The xx. Todas las sesiones y las remezclas que he hecho las he conseguido porque estoy en The xx.

Está claro que Baria Qureshi (guitarra) no soportó la presión y decidió, en pleno tour de presentación de “XX” (Young Turks, 09), no sumarse al compromiso, abandonar la banda. (Romy) Fue muy doloroso al principio, pero ahora todos vemos que fue lo mejor. No esperábamos tener tal éxito que nos llevara a estar muchos meses de gira, no estábamos preparados, pero una vez lo aceptamos nos dimos cuenta de que habíamos tenido suerte y que lo que nos pasaba era maravilloso.

Me da la sensación de que las letras son más personales en “Coexist” que en el primer LP. (Romy) Con el primero pensamos que nadie nos escucharía, así que escribí más libremente, antes de empezar “Coexist” tenía miedo (risas) porque sabía que mucha gente lo iba a escuchar y quería ser sincera sin mostrarme demasiado.


(Oliver) Lo que queríamos era expresar de manera sencilla sentimientos muy complicados. Creo que en el primer disco escribí sobre mi punto de vista hacia cosas que les pasaban a otros. Era sincero, pero no eran mis experiencias, ahora tenemos más experiencias de primera mano, pero no queremos ser totalmente transparentes.

¿Qué os llevó a hacer un disco más pausado e introvertido que el primero? Lo normal habría sido hacer algo más grande, más contundente. (Romy) Sí, es cierto, pero queríamos huir del cliché de preparar las canciones para impresionar en directo. Nuestra idea es poner en el disco sólo lo que podamos tocar los tres en directo y eso ya es un gran límite, pero además, creo que pensamos de forma diferente a muchos otros artistas y creemos que es más eficaz una pausa que un redoble…

de lleno en su análisis conjuntamente con sus autores. Lo peor es que pese a las comprensibles reservas por parte de su compañía tanto recelo no sirvió para nada y “Coexist” se filtró finalmente el día 20 de agosto. De los doce temas escuchados, sólo un tema ha quedado fuera de la versión definitiva: “Reconsider”, una balada a dos voces sin ningún beat. Demasiado para un disco que camina peligrosamente sobre el límite de ser demasiado lento, demasiado desnudo, sin estribillos (aunque algunas frases se clavan como cuchillos) y mucho más narrativo. Del resto, destacan las dos canciones avanzadas a lo largo del verano: “Angels”, con Romy bordando lo de “Being / As in love with you as I am”; y “Chained” donde ambas voces se entrelazan hasta un glorioso y ascendente “We used to be closer than this”. A ellas se une “Fiction” (“Fiction when we’re not together”), “Reunion” con subidón final y steel drums (según Oliver, “fueron idea de Jamie, se propuso aprender a tocarlos y ya los domina”) y “Swept away”, la única con una base bailable sobre la que Romy canta en lugar de recitar. “Romy y yo aportamos las canciones que vamos a cantar y entre todos decidimos qué es lo que le conviene a cada una”, explica Oliver. “Pese a trabajar por separado, ya sabemos qué tipo de letras son las que van bien para la música de The xx y viceversa. Jamie propone las bases y los arreglos y entre los tres vemos si es algo que nos hace sentir cómodos o no”. Romy le interrumpe. “En este disco ya hay algunas canciones que hemos compuesto conjuntamente y ya no creo que dejemos de hacerlo. Al principio fue complicado, pero ahora ya no podemos hacerlo de otra manera”. En cuanto a los arreglos de “Coexists”, Romy y Oliver sólo proponen lo que pueden reproducir en directo, “todo lo demás es cosa de Jamie: los steel drums de ‘Reunion’ el órgano de ‘Missing’, el piano de ‘Swept away’, todo lo toca él”, como bien apunta Oliver.

Pocos redobles, pero sí muchas pausas pueden encontrarse a lo largo de “Coexist”. Sólo dos escuchas en las oficinas de Go Mag un par de días antes de la entrevista es a todas luces insuficiente para tomar conciencia de la calidad del disco y apenas lo justo para desbrozar sus características de cara a entrar

Con una agenda tan llena, seguro que Jamie ya tiene un montón de remezcladores preparados… (Jamie, después de hacerse el sueco y de la mirada matadora de Romy) Sí, ya he hablado con mucha gente, pero aún no puedo confirmar nada. Me gustaría que John Talabot hiciera una, ya veremos.

¿Creéis que gracias a vuestro éxito ciertos músicos se han atrevido a tomar un rumbo más íntimo, más introspectivo? Artistas como James Blake, The Weeknd, Drake… (Oliver) No creo que sea por nuestra influencia, estás hablando de grandes artistas, con mucha personalidad, pero sí que es cierto que parece que la gente está más interesada en una cierta tristeza y sobre todo en la sinceridad. (Romy) Incluso el pop mainstream es algo más introspectivo ahora con canciones como el “Someone like you” de Adele. Recordemos que Adele es compañera de sello de The xx dentro del conglomerado XL, un sello que, como hizo con su debut, les ha dejado todo el espacio necesario para desarrollar su trabajo. (Jamie) Grabamos en un estudio en Londres que está muy cerca de nuestras casas y sin ninguna fecha de entrega.


014/015

en portada Cat Power

Cat Power Casada con el cielo

Texto Fotos

Albert Fernández Austin Conroy

A la chica de la larga melena le dijeron que ya no sabía escribir canciones. O eso pensó ella. O tal vez alguien vino y le contó cómo se tienen que hacer las cosas. Fuera como fuere, Charlyn Marie Marshall no es el tipo de persona a la que se le dice que no puede hacer algo, porque eso es justo lo que va a hacer. Chan cortó su cabellera, y, sin ningún mechón cayendo sobre sus ojos, volvió a fijar su mirada en la música. Atrapada en un laberinto que ella mismo creó, hecho de alcohol, recelo y falta de confianza, Cat Power ha sido prisionera del silencio durante muchos años. Durante ese tiempo, ha sabido fabricarse sus propias alas. “Sun” (Matador / ¡Pop Stock!, 12) es su vuelo de Ícaro. Un disco construido enteramente por ella, destinado a alcanzar el fulgor del astro. Cuando Cat Power arde, sus llamas alcanzan al mundo entero.



016/017

E

en portada Cat Power

l renacimiento de Cat Power se consuma con la brillantez de una creación individual, como un último gesto optimista de alguien que ha vivido el desamparo, y ha sabido sacudírselo de encima. “Sun” es una catarsis y una reivindicación del libre albedrío, musical y personal. Sus canciones se reparten como rayos cegadores, en un espectro que alcanza nuevas formas de folk y soul. De la misma manera que sus canciones, el discurso de Chan Marshall vuela sin responder a pauta alguna. Ahora se acelera, ahora decrece, como un vinilo variando de revoluciones. Chan se interrumpe a mitad de frase, pierde el hilo y me lo hace perder, y a menudo sus respuestas se solapan con mis preguntas. Así que lo que viene a continuación no puede considerarse tanto una entrevista como una dilatada y enriquecedora conversación, donde la artista se pierde en pensamientos y se entrega a la charla con encanto y algo de locura. Si hay algún sitio por donde empezar, sería aquello que cualquiera se ha estado preguntando sobre Cat Power. Todo el mundo quiere saber qué fue de Chan Marshalll. “La verdad es que he estado trabajando en este disco durante cuatro años. He estado muy ocupada, intentando dar lo mejor de mí y hacerlo tan bien como pudiera con las herramientas que yo misma me permitía tener al alcance. No quería tener un productor, ni la influencia de nadie. No quería a un productor adoctrinándome, es muy insultante. Soy consciente de que también había gente que sólo quería cuidarme, pero ya sé cuidarme sola”. Pero más de tres años por su cuenta es mucho tiempo. En eso se ha convertido la última aventura artística de Chan Marshall: “Sun” es su vuelo renegado, la historia de Cat Power tratando de alcanzar el sol por sí sola. “Guau, qué bonito. Creo que el sol sigue siendo mitológicamente poderoso. Todavía da la vida, y también la quita, siempre allí, como un orbe gigantesco e impasible. Ante eso, yo simplemente me siento feliz por haber logrado acabar mi disco (risas)”.

CORTE DE PELO La espera ha valido la pena, porque “Sun” alberga un repertorio de canciones lleno de vida. De aquí a un tiempo, Chan olvidará todo el resentimiento que ha atravesado para grabarlo, y sabrá sentirse orgullosa de él. Pero durante una época, Chan fue incapaz de ver la luz, o de sentirse cómoda con lo que veía en su espejo creativo. A veces, uno necesita cambiar del todo para volver a sentirse como es. “Por un tiempo, me sentí muy frustrada. Pensaba que no era capaz de hacer un disco lo suficientemente bueno, algo que pudiera tener proyección comercial. Seguí aquello que sentía que era bueno para mí, lo que yo quería. Estoy orgullosa de haber conseguido... conseguido... desdecirme de cosas que había pensado, como que no sería capaz de acabarlo. Al final, ni siquiera necesité un productor, porque me sentía muy intimidada por toda esa mierda. Así que estoy muy contenta de haber seguido trabajando, de entregarme de corazón”. Ahora venía una pregunta mía, pero no. Chan tiene algo más que decir. “Todo el mundo se siente así alguna vez en la vida acerca de lo que hace: ‘no puedo hacer esto o aquello, no voy a poder llegar...’. Son los retos los que revelan la verdadera naturaleza humana”. Muchas de las canciones de “Sun” hacen pensar en una odisea antigua, donde algo mueve a la compositora, mientras ella busca esa otra cosa, tal vez la confianza como artista. “Sí, tenemos una sola copa que apurar. Lo sepas o no, cada paso que das en la vida es tuyo. Esas elecciones te llevarán a un día en el que estés exactamente donde querías estar. Sólo tenemos una vida, deberíamos hacer con ella lo que deseamos”. Apelemos a algo más terrenalmente obvio: de dónde salieron las canciones. Chan ha estado viajando mucho últimamente. Estuvo en Miami, pero el disco se acabó de mezclar en París. Tal vez en algún punto debió imponerse una cota de obligación para acabar. Después de tanto tiempo con esas canciones en la cabeza, en su voz e instrumentos, el estudio y un tracklist de 11 cortes puede


ser la mejor manera de detener la espiral. “Escribí el disco en el estudio, y es algo que nunca antes había hecho”, confiesa extrañamente Chan, contradiciendo la idea generalizada de que algunas de estas canciones estaban escritas desde poco después de “The greatest” (Matador, 06). Bueno, ¿quién mejor que ella para contradecirse a sí misma? “Empecé en Silver Lake hace cuatro años, cuando me mudé allí para vivir con mi novio. Rompimos hace cinco meses. Pero en aquella época, en Los Angeles, empecé con el disco, escribí canciones durante mucho tiempo. Dejé que un amigo escuchara las canciones, algo que nunca antes había hecho. Me dijo: ‘Joder, Chan, ¡esto es deprimente!’. Me puse muy triste, fui yo quien acabé deprimida por la etiqueta que se había puesto a lo que había creado. Así que durante ocho meses la cosa no funcionó, me sentía una fracasada que no sabía escribir música, canciones tan grandes como las de los artistas que admiraba. Tenía el espíritu herido”. Sorprende escuchar decir esto a alguien como ella, siempre acompañada por oleadas de aplausos, refrendada por una discografía con cumbres como “You are free” (Matador, 03). “Sigo siendo una persona. Una persona que no tiene ni idea de qué va a hacer con su vida, si va a aprovechar las oportunidades, si sabrá adaptarse al espíritu del mundo real, si encontrará un lugar óptimo o deberá viajar siempre para escribir canciones... Parte de eso es genial, pero no quita que algunos días me despierte y piense: ‘¿qué estoy haciendo con mi vida?’. A todo el mundo le pasa eso alguna vez, incluso a aquellos que tienen hijos preciosos y una hermosa familia. ¡Es ese error humano de pensar demasiado!”. Sí, a mí también me pasa. “Pero no es un problema, así es como somos. Hemos creado la Coca-Cola y los Doritos, prácticamente estamos hechos de ellos: es normal que nos preguntemos qué estamos haciendo, o queramos interpretar nuestros sueños. La duda, el valor, la comprensión, la debilidad, son naturales e inherentes”. Después de todo eso, empiezo a perder pie; sólo se me ocurre hablar de su pelo. Chan se ha cortado su larga melena, justo después de cortar con su novio; quiero encontrar la metáfora en eso. “Cortamos cuando me quedaban tres semanas para acabar el disco. Todavía tenía que acabar un par de canciones, ‘Peace and love’ era una de ellas. Entonces fue cuando me corté el pelo. Cogí el avión a París y acabé el disco. Fue extremadamente duro, pero lo hice. Así es la vida, hay que levantarse y seguir”. Bueno, al menos con ese nuevo look tan Nouvelle Vague debía entonar mucho en París. “No, no, no, no. No me parezco a eso en absoluto. Soy más como Audrey Hepburn. Aunque bueno, ahora mismo mi pelo es amarillo”. COPA DE VINO Con el paso de los minutos, aquí renglones, Chan va sintiéndose más relajada, y alcanza mayores grados de confianza y extrañeza en sus sentencias. Su humor oscila, pero va cada vez a mejor, como si acabara de descorchar una botella. Brindemos entonces por la renovada indepencia creativa de Cat Power. En “Sun”, la chica más polémica de Atlanta toca todos y cada uno de los instrumentos del álbum. Aunque diría que también usó alguna caja de ritmos. Chan me engaña. “No, no, toqué las baterías. Toqué todos los instrumentos en el disco. Pero tengo un amigo en Miami, que es músico hip hop. Ha grabado infinidad de samples digitales, y me enseñó algunos. Estuve trasteando un poco, pero todos los ritmos que uso son míos. Disfruté grabando, algo que nunca antes me había pasado”. Lo cual me hace pensar en aquel amigo que le dijo que sus canciones eran deprimentes. Debe de haberlas cambiado mucho, porque el cancionero de “Sun” te lleva a muchos estados, pero ninguno tiene que ver con la languidez o algún síndrome de tristeza profunda. “¡Éstas son totalmente diferentes! De hecho, son otras. Aquellas canciones están en un hard drive, no están en este disco (risas)”. A lo largo de los años, los discos de Cat Power nos han puesto melancólicos, sensuales o rebeldes, pero creo que nunca han transmitido la energía que se agita en “Sun”. Estas canciones hablan de cosas duras, pero tratan de traer algo de brillo a quien escucha. Se usa un tono irónico y seductor, sin parar nunca de jugar con las formas y colores de cada melodía. Son canciones nómadas e inestables. El teclado de “Ruins”, sin ir más lejos, invita a caminar, y promueve un viaje mental. “Si pasa eso al escuchar el disco, entonces he hecho algo bien”. Más que bien, diferente. Aquí las percusiones siempre se metamorfosean en formas, los ganchos melódicos se alternan entre guitarras y teclados, pero el ancla de la canción es siempre la voz de Chan, que se desdobla en tonos, coros y reflejos. “Oigo un montón de melodías en mi cabeza, todo el día. Adoro cantar, y amo la música. Es como un mundo, una criatura que siempre me acompaña. Y la criatura está viva”. En “Ruins” se disloca un viaje alrededor del mundo, y se satiriza el tránsito diario del ser humano. Su letra dice “What are we doing? We’re sitting on a ruin”, como si en nuestro día a día conviviéramos con cosas desastrosas y miserables, a las que ya ni siquiera prestamos atención. Nos echamos sobre ellas, y nos sentimos cómodos. “Básicamente, dice que todas las grandes civilizaciones caen. ¿Por qué caen? Porque se sirven a sí mismas. Creo que las cosas podrían ser mejor que eso, tiene que haber una mejor manera de existir”. La idea del hogar planea en varias canciones, tal vez porque quien nómada nace... “Nunca he tenido un hogar estable, ni he sentido el tipo de cosas que suceden en una casa. Mi relación personal con mi madre era un desastre absoluto, y andaba rebotando de un sitio a otro. Por esa razón, ni siquiera pude mantener los lazos con los amigos mientras crecía. Ahora trato de preservar una felicidad independiente, que mi libertad no se vea afectada por nadie, que nada me impida hacer siempre lo que quiera. No creo que sea un buen modelo para los demás, pero sí lo soy para mí”.


018/019

en portada Cat Power

Cat Power “Sun” MATADOR / ¡pop stock!

Own pop. Hay algo abrupto en la entrada de este disco, una suerte de desordenada familiaridad que se hace notar desde el primer instante. Esa ausencia de formas te hace sentir como si entraras a la casa de alguien y te recibiera en zapatillas, hablándote desde el piso de arriba, pero al mismo tiempo pudieras ver sus recuerdos y objetos más personales en el recibidor. Si lo piensas bien, Chan Marshall no es el tipo de persona que vendría a abrirte la puerta de su casa. En primer lugar, porque nunca ha tenido una. Por eso “Sun” es un adentramiento en la errática imaginación de una de las más personales escritoras de canciones de nuestros días. En este disco, Cat Power rompe toda hilación evidente de una melodía. “Sun” es valioso y atípico, porque deshace los itinerarios más concurridos de cada canción. Su voz se alza por encima de todas las capas instrumentales, grave a un nivel, fina y aguda en la escala siguiente, alcanzando cotas de belleza sobrenatural en algunos pasajes. Su obstinación por hacer este disco por sí sola, sin la influencia de otros músicos, ni lo que ella considera la afrenta ominosa de un productor, han convertido el disco en una suerte de epopeya creativa, que le confiere una aureola realmente íntima y distintiva. Veinte años después de su debut, Chan Marshall ha firmado un álbum con aire de maqueta eternizada, porque ella misma tiene algo de experta amateur. En este renacimiento del fuego, “Cherokee” se aposta como el primer paso decidido de una exploración sin miedo. Esa canción posee una honda hipnótica incomparable. Su textura electrónica se vuelve ingrávida y etérea en el remix que Nicolas Jaar ha proyectado desde la inspiración de Chan Marshall; pero la versión del álbum desborda por el carisma de sus teclados, la manera en que unas voces sobrevuelan a las otras, o el sensacional empuje hipnótico de su estribillo. La ambivalencia de tonos se hace presente también en el corte que da título al disco, que representa un trote encendido hacia un haz cegador, el sol que llega para hacerlo arder todo. Los

interruptores se han vuelto locos, van del on al off sin remedio, para cuando el hermoso teclado de “Ruin” irrumpe en escena. Esas teclas incitan al movimiento: “Ruin” es un viaje cínico y hedonista, donde el bajo y la caja de ritmos disponen un camino de piedra por el que pasan de puntillas el sintetizador y unas voces melosas. “3, 6, 9” tiene un estribillo con mucho swing y encanto, y su tempo es toda una invitación a las palmas y los chasquidos de dedos, aunque olvidé preguntarle a Chan cómo se le ocurrió dedicarle una canción a un ácido graso. Las sombras se ciernen sobre la segunda parte del disco, que describe un camino de mayor profundidad e intriga, y abunda en un mayor detenimiento por el entorno. “Always on my own” deja que sintamos el acostumbrado rasgueo de guitarra de Cat Power, y los chisporroteos electrónicos de “Real life” casan a la perfección con la mofa de la vida ordinaria que su letra retrata. Cuesta saber donde pudo meter mano Philippe Zdar, miembro de la banda Cassius, en su sometida mezcla del álbum. Según la versión de Miss Marshall, esas semanas no fueron fáciles para ella. No quiero imaginar qué tal las vivió el productor francés. “A veces tenía que dejar mi ego en casa”, cuenta Chan. “Le decía, ‘bueno, vuelvo más tarde’. Pasadas unas horas, escuchaba lo que había hecho y le decía algo como: ‘bueno, esa batería habría que subirla’”. Más increíble aún debe de ser la historia del cameo de Iggy Pop en la grandiosa “Nothing but time”, una fabulosa corriente de rock épico y clásico, que crece como un río de pianos hacia el mar. Cuando llega la antológica intervención de Iggy, ya no queda un solo centímetro cuadrado de piel sin erizar. “Sun” es un caleidoscopio de variaciones, una constelación de ideas filtradas por el tamiz de incontables géneros, desde el soul al folk, llegando al hito electrónico. Tal vez Chan Marshall nunca encuentre una verdadera casa que desordenar, pero entre tanto seguiremos encantados de que descorra nuestras cortinas. Albert Fernández



020/021

informe Skweee

Es funky, Es raro, Y está por todas partes

SKWEEE A mediados de 2008, el skweee, un género minoritario surgido en las catacumbas de Estocolmo y Helsinki, parecía señalar el futuro de la música electrónica: artículos y editoriales en las revistas y webs más influyentes de todo el planeta, presencia nutrida en festivales como el Sónar, y la bendición de artistas consagrados de otros ámbitos hicieron crecer la pelota del género hasta alcanzar proporciones desmesuradas. A mediados de 2009, sin embargo, todo rastro del skweee había desaparecido de la prensa y de las tiendas, y nadie parecía recordar que alguna vez hubo algo que se llamó así. Ante el desprecio, aquellos artistas supieron replegarse a sus madrigueras y siguieron trabajando aún con más ahínco. Y el resultado es que, lejos de los focos, el género ha seguido creciendo, generando discos y maxis que cada vez tienen más calidad, y expandiendo su semilla por todo el mundo. Incluso por España. Texto

Vidal Romero

C

oinciden los pioneros del skweee en que aquella explosión mediática se produjo demasiado pronto. “Apenas había música que se pudiera escuchar”, reconoce Daniel Savio, “y eso provocó que mucha gente pensara que todo era una gran broma, un castillo en el aire. El ‘hype’ debería haberse producido ahora, cuando ya existen suficientes discos con calidad dentro de la escena”. Savio, inventor del término “skweee” (según cuentan, “salió de su boca mientras comía salchichas negras”), cree que otro problema fue lo mal que el género supo explicarse en aquel momento, que el skweee “parecía mucho más complicado a un nivel teórico de lo que realmente era en realidad”. ¿Y en qué consistía, según Savio? “En una mezcla de influencias que incluye los primeros discos hechos con sintetizadores Moog en los sesenta, la música disco de Giorgio Moroder, Kraftwerk, el synth pop y la new wave de los ochenta, el hip hop y el r&b, Bruce Lee, Peter North y Super Mario. Pero por encima de todo, el skweee es una música acerca de sentimientos. De sentimientos funky”.

En el principio fue Pavan

A pesar de lo que diga Savio, lo cierto es que resultaba complicado catalogar una música en la que los elementos base podían ser muy diferentes: algunos productores ponían el énfasis en el hip hop y el R&B, otros parecían estar diseñando una versión extraña de la IDM y más allá había quien potenciaba los sonidos de

naturaleza cósmica. Sólo la utilización de elementos funk, la defensa de las producciones lo-fi y los tiempos arrastrados parecían ser moneda común. “Es cierto que se trataba de un asunto muy variado”, reconoce el sueco Frans Carlqvist. “Una de las reglas básicas consistía en trabajar con tempos alrededor de los 100 BPM, y ni siquiera eso era muy estricto, así que en realidad funcionaba aquello del ‘si sientes que es skweee, entonces es skweee’. Después de todo, la escena estaba construida alrededor de música que no encajaba muy bien en ninguna parte y que poseía (al menos según nuestro punto de vista) una cualidad especial de funk aleatorio”. Auténtico pionero de todo este asunto, Carlqvist es el tipo que fundó el primer sello de skweee, Flogsta Danshall, y también quien estaba detrás del alias Pavan, un proyecto que, pese a su escasa discografía, suele ser citado como “la gran influencia” por muchos de los productores del género. “Creo que esa fama se debe más a mi labor en el sello que a la propia música”, reconoce. “Pero también es cierto que en aquellos primeros días solíamos dedicar mucha más energía a pinchar y a tocar en directo que a trabajar en el estudio”. Como testamento queda “Holy volt” (Harmönia, 11), una interesante recopilación de temas de Pavan, grabados entre 2003 y 2006, que además ofrece una imagen nítida de lo que era el skweee en sus primeros días. Pavan desapareció en 2006, “cuando vendí mi sampler Ensoniq ASR-10 y dejé de utilizar el Atari 2006”, pero Carlqvist no ha dejado de producir música. Påve, Uday Napoleon y, sobre todo, Limonious (busquen su excelente


álbum “House of usher”, editado en Flogsta Danshall el año pasado), son los alias que el productor sueco utiliza para dar salida a un material (“tengo prácticamente terminados tres discos con distintos proyectos, alguno de ellos secreto”) que se le acumula. La explosión

“Cuando comencé a dar forma a Flogsta Danshall pregunté a todos los productores que conocía por material para el sello, pero nadie parecía entender de qué diablos estaba hablando”, recuerda Carlqvist. “En dos años sólo fui capaz de encontrar a Beem y Daniel Savio. Luego aparecieron los chicos de Harmönia, y todo comenzó a ser mucho más sencillo”. Harmönia, el sello con base en Helsinki que dirigen desde 2006 Perttu Eino Häkkinen (aka Randy Barracuda) y Tatu Metsätähti (aka Mesak), es la segunda gran pata sobre la que se asienta el skweee. Cuenta Häkkinen que, a diferencia de lo que le sucedió a Carlqvist, ellos dieron forma al sello “porque había muchísima música que publicar en la ciudad”, y que sus principios no fueron para nada duros. “Eran días de amistad y felicidad, repletos de sustancias intoxicantes y de música extraña, que la gente de fuera de la escena era incapaz de entender”. Precisamente para intentar manejar la ingente cantidad de música que tenían entre las manos, publicaron en 2007 y 2008 los dos volúmenes de “Harmönia presents: Skandinavian skweee”. Dos vinilos que servirían para definir la escena (Riga Den Andre, Boyz Of Caligula, Spartan Lover, Eero Johannes, Claws Cousteau) y que, junto a las otras dos que publicó Flogsta Danshall en paralelo, bajo el título “Museum of future sounds”, ayudarían a que el skweee atravesara las fronteras de Suecia y Finlandia, y a que las revistas comenzaran a hablar sobre aquellos locos escandinavos como si fueran la salvación de la música electrónica. “El hype que se produjo nos ayudó a aumentar las ventas de los discos”, reconoce Carlqvist, “pero nos pilló completamente por sorpresa y no supimos manejarlo. Y ya sabes lo que sucede cuando la prensa comienza a hablar de algo como si fuera el ‘next big thing’: que la gente no se llega a enterar de cuál es la auténtica filosofía del asunto”. Y además, como señala otro de los pioneros del estilo, el productor Fredrik Mjelle (aka Beem), aquello era un gigante con pies de barro. “Todo se hizo mucho más grande. Es decir, que pasó de ser muy pequeño a ser no demasiado grande. Es cierto que recibía ofertas todas las semanas para tocar en lugares como México o Australia, pero también es verdad que me pagaban menos de lo que gano trabajando media jornada para el mundo real”. Eso sí, “es muy guay que gente de todo el mundo te escuche. Y que rapee por encima de tus temas, o que produzca su propia música, inspirada por lo que tú has hecho. Y que a partir de ahí todo crezca”. La expansión

Y es que toda la publicidad generada sirvió para atraer a la causa a multitud de artistas y sellos que, repartidos por todo el mundo, comenzaron a convertir la comunidad del skweee en un asunto global. Dos de aquellos conversos, Pete y Dave, dirigen desde hace un par de años un sello con base en Brighton, Donky Pitch, que surgió tras todo un año programando fiestas en su (hasta entonces) “aburrida ciudad”. Cuenta Pete que lo hicieron “porque nadie ponía la música que nos apetecía escuchar”, y que llegaron al skweee gracias a su amor por el pop sintético más underground y todas las mutaciones genéticas que ha sufrido en los

últimos años. “No nos concentramos sólo en el skweee”, explica, “pero es uno de los elementos clave en nuestras fiestas, y desde luego una de las razones por las que nuestra fórmula es muy diferente a la del resto de la gente que nos rodea. Además, y para nuestra sorpresa, hemos descubierto que al público le encanta el skweee: basta con enseñarle el camino a alguien para que acabe tan enamorado como lo estamos nosotros mismos”. Tal vez porque son ingleses, en Donky Pitch les gusta pasar el skweee por un tamiz hip hop y dar protagonismo a los bajos y los ritmos gruesos. Para Pete, esa es precisamente una de las grandezas de un género “que es capaz de mutar de manera que los distintos productores incorporen sus propias influencias, por medio de referencias a otros géneros que son populares en sus zonas de origen, hasta conseguir algo que es genuino y original”. Otro que se convirtió relativamente tarde en “skweeeadict” (como él mismo dice) es Jordi Jaime i Bofill, uno de los personajes más activos dentro del mapa creciente del skweee nacional, y ayuda clave para la confección de este artículo. Recuerda que todo comenzó en junio de 2010 “durante una visita a París, en el festival La Vilette Sonique. Una amiga finlandesa comenzó a hablarme de un género musical con origen en el norte de Europa, que combinaba sintetizadores y líneas de bajo simples con ritmos de funk, R&B, electro y funk”. Intrigado, Jordi acudió “a la zona de stands del festival, y allí conocí a Thomas Lanza, el dueño del sello francés Mazout, que me recomendó comenzar con la recopilación ‘Internationalizacion of mässy’ (Mässy, 10). Por delante me quedaba un verano para descubrir y entender el sonido de aquella palabra tan particular”. Y España también

Cuenta también Jordi que su historia como promotor de skweee comenzó en otoño de 2010, cuando, “en colaboración con el 981 Festival de la Coruña, invitamos a tocar a V.C., que dio un concierto inmenso”. Horas más tarde, mientras tomaban “una copa en un garito de la ciudad, algunos clientes del bar le reconocieron y le pidieron que volviera a montar sus cacharros. Los que tuvimos la suerte de estar ahí pudimos vivir cómo fueron las primeras sesiones ancestrales en el norte de Europa. Se desató una auténtica locura, con un público que se dejó llevar por la música hasta que el club tuvo que cerrar puertas, a altas horas de la madrugada”. La aventura continuaría el verano siguiente, cuando “uno de los clubes habituales de Barcelona organizó una noche temática con un artista nacional de skweee. La multitud que había en aquella sesión bailó como si estuviera poseída, y eso que muy pocos de los asistentes conocían al artista que estaba en el escenario”. Así que cuando Spartan Lover le comentó “que había decidido comprar un billete de avión para venir a tocar en algún lugar de España”, decidió dar forma a Skweee Gallery, una serie de fiestas con las que hacer bandera del skweee, y por las que ya ha pasado gente como Levon Zoltar, el citado Spartan Lover, el inglés residente en Barcelona Fitzroy North o los locales DJ Chelis (uno de los responsables del sello maño Lo Fi Funk), Hybakusha, y el que para muchos es el mejor productor que tenemos del género por aquí: Niño. Detrás de ese alias se encuentra un vallisoletano, Ignacio Valbuena, que no quiere considerarse “productor de nada en concreto. Igual que cualquier persona nunca se despierta con el mismo humor, yo no soy capaz de sentarme en mi estudio y pensar en una etiqueta antes de componer nada”. Por eso, se resiste a considerar su música como skweee, “aunque tenga algunos puntos en común” y, en lugar de encasillarse en un género particular, prefiere “tomar presta-


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informe Skweee

do de muchos a la vez”. Como demuestran los cortes del estupendo “Clase de 1984 EP” (Donky Pitch, 11), su pasión por el hip hop (a la que considera “la piedra angular” de sus producciones) es precisamente lo que le diferencia dentro de la familia skweee. Primero, porque utiliza samples vocales, algo inusual en un género básicamente instrumental, y segundo, porque maneja tempos más veloces de lo que suele ser norma. “Tal vez el skweee se queda en lo puramente instrumental porque muchos de los otros géneros actuales se centran en el aspecto vocal”, reflexiona. “Pero yo utilizo samples vocales y colaboro con cantantes porque me gusta y porque aportan algo que yo sólo, y por culpa de la genética, no puedo incluir en mis canciones”. En cuanto al tempo, reconoce que su sonido es, “en general, más barroco o maximalista. Pero si hablamos estrictamente de skweee, para nada se trata de un género incompatible con el baile. Todo lo contrario: desde mi forma de verlo es puro movimiento, ya que a fin de cuentas tiene mucho de funk, de electro y de hip hop. Claro que hay mucha gente que piensa que todo esto no se puede bailar”. El futuro

Una ronda de preguntas entre todos los que han participado en este artículo basta para demostrar que la de 2012 está siendo una de las mejores cosechas del skweee. Sobre todo, porque aparte del buen material que están poniendo en la calle los sellos más jóvenes (Mazout, Donky Pitch, Myor, Tiburoni o el español Lo Fi Funk) y de los francotiradores que aparecen por todas partes del globo (Lazercrotch, Motëm, Miramichi, Fengir, Fitzroy North, Lazercrotch, Sprutbass, Ya Tosiba, Levon Zoltar, KDG: la lista es interminable), los pioneros no han perdido fuelle. Antes bien, se nota que los años de oficio han ayudado a pulir su sonido, lo que en muchos casos les acer-

Bailando Skweee en Helsinki Texto

David G. Balasch

Si hay una ciudad, junto a Estocolmo, donde disfrutar del skweee esa es Helsinki. Con su pequeña pero bien tejida red de clubs, tiendas y festivales, la capital finlandesa es un sólido baluarte. A pesar de que su popularidad no es demasiado grande, el número de adeptos ha crecido considerablemente en un período corto de tiempo. Me lo cuenta Perttu Häkkinen, con el que intercambio unas palabras durante la celebración del festival Kuudes Aisti, un curioso evento de tres días donde electrónica, rock, y dub cruzan miradas. Es sábado por la noche. Acudo al showcase de Härmonia en Kuudes Aisti, a celebrar en el mismo lugar donde el ahora magnánimo Flow Festival empezó: una escuela de arte con un enorme patio interior de formas rectangulares en el distrito de Sörnäinen. Al otro lado del patio cinco miniclubs dan cabida a la programación nocturna. Uno de los clubs reúne

ca a una suerte de synth pop evolucionado. Algo que Häkkinen ve como “un paso lógico, ya que el synth pop británico es una de las vetas de las que comenzamos a extraer la esencia del skweee. Escucha por ejemplo ‘You take some lentils... and you take some rice’ de Eurythmics: ahí está concentrada toda la estética del género”. Uno de los pioneros que mejor ha envejecido, y que representa este giro hacia lo amable sin abandonar un cierto latido freak es el sueco Beem. Tras un par de aventuras en formato digital acaba de publicar su primer disco ‘oficial’, el excelente “Beem sings with his hands” (Flogsta Danshall, 12). En su interior, sublima un particular método de trabajo que consiste en “reutilizar elementos musicales que en otras épocas se consideraban malos, pero manejados desde un punto de vista apropiado”. Tallados a partir de texturas analógicas y de insertos melódicos que parecen flotar en el ambiente, los ocho temas que contiene el vinilo conforman el material más luminoso y descaradamente pop que Beem ha grabado hasta la fecha. “En el fondo, se trata del mismo tipo de melodías que he hecho siempre, pero tratadas de una manera distinta. Y por supuesto, incluye todos los sonidos que he descubierto en los últimos tiempos, y que me sirven de inspiración: cosas como los discos de Wally Badarou”, teclista de Level 42 y mago de los sintetizadores horteras, “y mucha música insustancial de los ochenta y de principios de los noventa. Me divierte muchísimo encontrar un ángulo positivo para ese tipo de material”. Añadan a este título el inminente y muy divertido “The random works of Randy Barracuda vol. II” (Losonofono, 12) y el recién horneado “Daniel Savio” (Dødpop, 12), y no les quedará más remedio que estar de acuerdo con Beem. “Cada vez es más fácil encontrar cosas interesantes ahí fuera, pero lo cierto es que la vieja guardia ha mejorado mucho en los últimos tiempos, así que esos cachorros tienen mucho que demostrar todavía”.

esta noche a lo más granado del sello. Mi hombre en Helsinki es Perttu Häkkinen aka Randy Barracuda, fundador junto a Tatu Metsätähti (Mesak) del sello: “Éramos unos pardillos entonces”. Tras escuchar a Missy Elliott en la MTV, Häkkinen mandó su primera demo a Frans Carlqvist de Flogsta Danshall, que a la postre se convertiría en la cuarta referencia del sello: “nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común, fue entonces cuando decidí arrancar mi propia marca”. Son las 22 horas y se abren las puertas. Unas 60 personas aguardan para coger sitio en la cola. A escena Spartan Lover: en 45 minutos calienta y de qué manera al personal. Skwee, funk y techno-pop van de la mano; en un momento dado suena “Computer games” de la YMO, padres espirituales del skweee. Los siguientes en entrar son Anaalivaihe (literalmente “Estado Anal”), el proyecto nuevo de Perttu: “nos inspiramos en un texto de Philip K. Dick, aunque el nombre está sacado, hablando en términos psicológicos, de un ensayo Sigmund Freud”. Hakkinen, acompañado de un bajista y un tercer miembro a los teclados, ha dispuesto tres personas agitando maracas en distintos puntos de la sala para añadir tensión arterial cuando la situación lo requiera. En los parones, las maracas enturbian de forma casi imperceptible los silencios. Sus disfraces, a mitad de camino entre lo demoníaco y un personaje de Anthony Burgess,

suman pavor a su fría música de afilados sintetizadores. En 15 minutos el ambiente se hornea hasta niveles extremos (caen gotas del techo). Su show, entre tribalista, pagano y telúrico —parece que de un momento a otro vayan a sacrificar una gallina— flirtea con la cacharrería de juguete sin dejar de lado el humor, omnipresente en el género: “lo sé, es algo que está en nuestra sociedad. Los finlandeses somos así. Son ese tipo de cosas que nunca ocurrirán en el dubstep”. El público es en un 90%, local. Lo cierto es que el skweee se ha propagado hacia otros países, pero, siempre según Häkkinen, estancado en Finlandia: “los dos primeros años fueron de expansión, tras lo cual ahora podríamos decir que estamos asentados: hace dos semanas metimos 500-600 personas en un showcase, aunque tengo que decir que en general aquí no se nos entiende de la misma forma que se nos ve fuera. El público finlandés es muy raro (risas)”. La noche se va a cerrar con Eero Johannes, uno de los primeros músicos de skweee en dar el salto internacional gracias a Planet Mu. Ataviado con un chubasquero y con la compañía de una MPC, una Maschine y un portátil, el finlandés masacró a los valientes que aguantaron el asfixiante calor a base de dubstep.,synth gamberro y fieros ritmos funk, es decir, escenificó sin piedad los titulares de los cuales el skweee presume. A las 3 de la madrugada, con una sudada considerable encima, damos por terminada la noche.



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Bloc Party / The/Vaccines report Regina Spektor Peaking Lights

LA FIESTA CONTINÚA

bloc party Una vez resueltos los problemas personales y acallados los rumores de una supuesta separación, Bloc Party acaban de lanzar su cuarto álbum, “Four” (Frenchkiss / Coop, 12), el más directo, oscuro y agresivo de toda su carrera. Conversamos algunos minutos con Gordon Moakes (bajista) y Matt Tong (batería) durante la presencia del grupo en el festival BBK Live, donde presentaron su nuevo disco al público español.

Texto

L

Israel Márquez

a historia más reciente de Bloc Party ha estado excesivamente marcada por el amarillismo musical: que si separación, que si conflictos entre sus miembros, que si búsqueda de un posible sustituto para su frontman Kele Okereke, etc. Rumores todos ellos que nos inclinaban a pensar en el fin del grupo y que hacían difícil imaginar el anuncio de un nuevo álbum. Pero tal anuncio llegó y con él, el cuarto álbum de la banda británica, llamado precisamente “Four”, un título susceptible de varios significados (cuatro años han pasado desde su último álbum, el “IV” de Led Zeppelin es uno de los discos favoritos de Kele, etc.), pero que como me explica Matt Tong, “es una forma de destacar nuestra identidad como banda después de todo lo que ha pasado durante estos últimos años: los rumores de desaparición, el álbum en solitario de Kele, los proyectos de cada uno de nosotros… es un título que señala la interacción entre nosotros, identifica a las cuatro personas de esta banda”. Estas palabras evidencian el espíritu democrático que rodea actualmente al grupo, algo que estuvo presente desde el mismo momento en que se sentaron a trabajar en este nuevo álbum. “Las primeras conversaciones que tuvimos cuando nos reunimos de nuevo fue que el disco tendría que sonar como sonaríamos los cuatro juntos en una habitación”, señala Gordon Moakes. “Queríamos hacer un disco más fuerte, más furioso, más enérgico, una vuelta al sonido directo, sin depender tanto del estudio. Todos nuestros discos anteriores, desde ‘Silent alarm’ (05) a ‘Intimacy’ (08), han estado muy basados en el estudio, lo que después nos llevaba a pensar cómo trasladarlos al directo sin perder la esencia del disco. Queríamos hacer algo más honesto, con menos trucos de estudio”, recalca Tong. El grupo tomó este ideal antitecnológico como un desafío —el propio Kele dijo en su blog que querían desafiarse a ellos mismos no dependiendo tanto de ProTools y del tipo de producción y de sonido que está dibujando (literalmente) la música popular actual— y el resultado es el disco más directo, crudo y guitarrero de cuantos han

grabado hasta la fecha. Para dar forma a este sonido, el grupo decidió trabajar con el productor Alex Newport (At The Drive-In, The Mars Volta, etc.) ya que buscaban “un productor sólido, capaz de grabar el disco que queríamos hacer. Fue todo muy sencillo, muy simple, una manera muy intuitiva de hacer un disco: nosotros tocando y Alex grabando, escuchando y mezclando”, explica Gordon. Esta decisión de un estilo más crudo y directo convierte a “Four” en un disco lleno de sonidos duros y ásperos que más de uno ha llegado a describir como heavy: “es absurdo que hablen de heavy metal, nosotros no hacemos heavy. Puede que el disco tenga sonidos duros pero de ahí a hablar de heavy…”, critica Tong. Y es que más que de un género o etiqueta en concreto, “Four” es un disco ecléctico que recoge varios estilos e influencias que van desde el rock de Police (“Day four”, “V.A.L.I.S”), al virtuosismo de Muse (“3x3”, “Octopus”), pasando por el hardcore punk (“We are not good people”) y que en determinados momentos coquetea incluso con el nu-metal (“3x3”). Cortes como “So he begins to lie”, “Real talk” o “Team A” hacen revivir los mejores momentos de la banda, ese rock inteligente y bailable que les hiciera famosos y que aquí queda en gran medida ensombrecido entre tanta influencia y guitarrazo, convirtiéndolo en un disco bastante irregular que hay que entender dentro del contexto personal y emocional de la banda, que dice estar unida y haber superado sus conflictos y polémicas, pero que algunos ya ven como el último de su carrera. Sin embargo, Kele, fiel a la lógica de los discursos promocionales, escribía hace unos meses en su blog que este disco es lo mejor que el grupo ha hecho jamás, algo que Matt Tong me confirma: “Kele dice eso cada vez que sacamos un nuevo disco (risas). Mucha gente dice que nuestro primer disco es el mejor, pero pienso en la forma en que nos sentimos en este momento como banda, el hecho de habernos reunido y haber conseguido grabar el disco que queríamos, estar ahora de gira presentándolo… sólo por eso creo es el mejor disco que hemos hecho”. Escuchen y juzguen ustedes mismos.


I’m popular?

the vaccines Cuando eres conocido por tu carisma, es un reto estar siempre a la altura. The Vaccines entraron por la puerta grande del hype gracias a su vigor, desenfado y capacidad de fascinación. El punk-pop despeinado que exhibieron en “What did you expect from The Vaccines” (Columbia, 11) les encumbró tan rápido como cabía esperar con una sola escucha de la contagiosa “Post break-up sex”. Entonces, ¿qué esperar de su segundo disco? Más. “The Vaccines come of age” prende una mecha de ardor juvenil, reivindicando la inmediatez y el rock de toda la vida, al tiempo que se levanta un estandarte estridente por la naturalidad musical.

Texto

Albert Fernández

P

ara qué negarlo, Justin Young tiene nombre de ídolo, voz de gran amigo y estampa de loser entrañable. Al otro lado del teléfono, suena cercano y visceral, un verdadero músico comprometido con lo que hace: trabajar. The Vaccines parecen no querer darse cuenta de todo el revuelo que provocan. Como dice una de sus nuevas canciones, no creen ser “los héroes de nadie”. Sin duda es ese tesón y una creatividad inherente los que han elevado el fenomenal cancionero “The Vaccines come of age” (Columbia / SonyBMG, 12). El nuevo disco de los ingleses representa un paso más allá en su mirada sin ira al pasado, una recapitulación del sentimiento de los días adolescentes y las primeras impresiones de un joven adulto, a través de canciones directas y soñadoras. “Es importante tratar de ser cada vez más honesto, envolver de cuantas menos cosas mejor la esencia de tu música”, empieza Justin. “Cuando empiezas en una banda, tienes confianza en tu gusto. Creo que lo más difícil es no preocuparse por lo que la gente diga, y trabajar con constancia. Después de girar interminablemente con el primer disco, hemos estado grabando a diario seis meses en el estudio, con tan sólo algún día libre de vez en cuando. No estoy seguro de que hayamos escogido las mejores ideas, pero sí de que hemos sabido darle un sentido, una evolución, a este nuevo paso”. La épica romántica y las capas de melancolía de “I always knew”, la estela de himno generacional de “No hope”, las referencias a Frankie Avalon entre las guitarras vacilonas de “Teenage icon”, o el tempo decididamente sesentero de “All in vain”: este disco suena como si sonara en una radio de coche, hace cinco décadas. “Jaja. La idea era hacer canciones clásicas de pop, con melodías que permanecieran en la cabeza. Queríamos tratar con instrumentos y formas muy elementales, nada de baterías electrónicas. También tiene que ver que nuestro productor, Ethan Johns, que es una institución (responsable de discos como el “Heartbreaker” de Ryan Adams) tiene un súper equipo vintage en su estudio de

Bélgica”. La marcha y estridencia de canciones como “No hope” contrastan con la suavidad de algunas otras canciones, como “I always knew”, haciendo del disco un retrato de la ambivalencia anímica de la adolescencia, con “Bad mood” como paradigma de todo ello. “Teníamos muchas canciones, y tuvimos que componer nuestro pequeño puzzle entre las airadas y las tristes. Creo que es mejor escoger las mejores, y no tanto las que cuadran más entre ellas. A mí me encanta ‘The white album’: aunque alguna gente crítica su falta de cohesión, a mí me gusta su progresión”. La foto sonora de cada canción es clara en la imagen, y trémula de emoción. Puedes sentir las guitarras con agallas, la línea de bajo vibrando, y como la batería impulsa cada tono. “Sí, es eso, tal cual. Necesitábamos esa claridad, menos reverb y efectos, incluso desafinar si hacía falta. Lo único que debes entender al final del disco es que has estado escuchando a cuatro personas tocando”. Esta vez, la voz de Justin se muestra rota y desnuda. Usa gran variedad de grados anímicos, y los coros resaltan algunos fraseos con un énfasis especial. “Creo que está menos enterrada, más expuesta que en el primer disco. He hecho lo que he podido (risas)”. Por supuesto, The Vaccines no han perdido su toque especial para las letras y los títulos. “Aftershave ocean” o “I wish I was a girl” demuestran que esa ambivalencia laxa entre humor y drama es inherente a la banda. “Usamos letras sencillas, nos gusta que la gente se identifique con la banda. Las historias que contamos siempre tienen un poco de las dos cosas, pueden ser miserables y desternillantes, con la perspectiva adecuada”. Con todo el mundo esperando tanto del disco de graduación de The Vaccines, ¿qué esperan The Vaccines de la prensa musical? “Pues, a decir verdad, esperamos mucho. Esperamos una opinión válida, ajena a clichés o a facetas políticas. Cualquier estado de opinión es siempre contextual, pero siempre merece atención. Incluso las críticas negativas aportan algo”.


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Dexys /Spektor The New RaemonLights report Regina / Peaking

dexys Una labor de amor

Paladines del pop de los ochenta, puede que ningún grupo en la historia de la música popular refleje de manera tan fiel el orgullo de la clase obrera, incluso en sus arrebatos dandis. 27 años después de la edición de “Don’t stand me down” (Mercury, 85), Kevin Rowland y compañía han conseguido al fin terminar el cuarto trabajo de estudio de la banda antes conocida como Dexys Midnight Runners. En “Some day I’m going to soar” (SonyBMG, 12), vuelven a contar con algunos viejos colaboradores para crear un nuevo y arrebatado relato de amor, pérdida y heroísmo romántico. Texto

Joan Cabot

E

s curioso, en su momento, el hasta hace poco último disco de Dexys Midnight Runners fue maltratado por parte de la prensa especializada, considerado aburrido, y lo único que recibió por parte del público fue tibieza e incomprensión. Demasiados excesos. Demasiado Kevin Rowland, demasiado poco pop. Pero no son pocos los fans del grupo que consideran “Don’t stand me down” una obra maestra, el trabajo más ambicioso de un grupo que había hecho de la heroicidad un modo de vida, una manera de enfrentarse al mundo. Rowland nació con un “no pasarán” escrito en la frente. En “One day I’m going to soar” subyace cierta sensación de revancha. Al retomar la carrera de Dexys (acortaron su nombre tras la reunión de 2003) donde la habían dejado, parece como si el líder del grupo hubiera querido resarcirse del fracaso de un disco que hace 27 años hizo bueno aquello que dijo Maiakovski: la barca del amor chocó contra el muro de lo cotidiano. “Sí, estoy de acuerdo en que hay algo de continuación”, admite el batería original del grupo, Jim Paterson, de nuevo a bordo, “aunque haya pasado tanto tiempo entre ‘Don’t stand me down’ y ‘One day…’. Las referencias musicales siguen estando allí, los violines, las trompetas… Incluso la forma en que canta Kevin, aunque pienso que su voz está mejor que nunca y además todo está grabado en directo. Creo que el sentimiento de las canciones es también el mismo. También coinciden en que no puede decirse que sean composiciones pop. No sabría cómo describirlas…”. ¿Una ópera en clave de soul y rhythm & blues, quizás? “Sí, tienes razón. A menudo hablábamos entre nosotros de las canciones como si fueran parte de una película. Está el peso narrativo y está la yuxtaposición de las voces de Madeleine (Hyland, quien comparte labores vocales con Rowland en buena parte de las canciones del disco), que dialogan continuamente entre ellos. Creo que es algo más que simple música”. “Es un disco sobre el amor”, prosigue Paterson. “Sobre encontrar el amor y sobre perderlo. También sobre el autodescubrimiento, el viaje de cada uno en la vida. Creo que las letras de Kevin son muy personales en este trabajo y que ha tenido mucho coraje al desnudar su alma. Hay muchas personas sorprendidas por lo personal y emocional que se muestra en… especialmente por esa fama que arrastra de ser muy testarudo y difícil. Pero en realidad es una persona muy emocional. Y creo que el disco

habla por sí mismo en ese aspecto. Personalmente lo veo como una obra de arte, y creo que esa es otra de las razones por las que ha llevado tanto tiempo acabar el disco. Está lleno de detalles, Kevin y Mick (Talbot, ex Dexys y ex Style Council) hicieron un trabajo increíble con los arreglos. Hay muchos días de trabajo en cada canción, probando cosas diferentes para cada una de ellas. Escuchábamos demos y dábamos nuestra opinión, aunque Kevin siempre tiene la última palabra. Al fin y al cabo, él es el líder del grupo. Para todos ha sido un viaje personal, pero especialmente para Kevin. Y el grupo le ha dado un apoyo incondicional”. El batería insiste en rebajar la fama de díscolo y perfeccionista de Rowland, con quien ha vuelto a trabajar después de haber abandonado las baquetas durante más de dieciséis años. “Kevin siempre querrá hacer el mejor disco posible, y puede que en el pasado se haya obsesionado en exceso. Pero trabajar en este álbum de nuevo con él ha sido un auténtico placer, la verdad. Está más calmado. Creo que todos lo estamos, en realidad. Llevó tiempo porque quería que todo fuera correcto: las canciones, las letras, la producción, los músicos… Quería formar un equipo de gente que hiciera de este un trabajo especial. Y lo ha conseguido”. En los 80, Dexys sentaron las bases de una rutilante y corta carrera con “Searching for the young soul rebels” (EMI, 80), un canto a la energía juvenil, al hambre vital de sus miembros y la urgencia de toda una generación. ¿Queda algo de aquellos muchachos rebeldes en los actuales Dexys? “Sí, creo que sí. De hecho, tocar en directo es igual de divertido que siempre. Hay menos vientos y cuerdas, pero la energía sigue estando allí, aunque seamos todos un poco más viejos. Diría que estamos tan motivados como siempre. Lo que sí ha cambiado es el grado de presión, interna y externa. Creo que ahora tocamos por amor, mientras que antes queríamos tener éxito. Ahora sólo lo hacemos porque nos gusta estar allí. Nos podemos relajar y concentrar nuestros esfuerzos”. De hecho, Paterson asegura que la intención del grupo es seguir adelante, tocando en directo, y que esperan que el próximo disco no se haga esperar casi tres décadas. Un tiempo que no ha hecho más que engrandecer el legado de un grupo único y cuya ética de clase obrera los convirtió en algo más que una simple banda pop: Dexys eran un símbolo. Todavía lo son.


El corazón en las tinieblas

the new raemon Ramón Rodríguez es uno de esos personajes hiperactivos de la escena nacional del que te puedes esperar cualquier cosa, cuando de una nueva referencia se trata. Ha navegado por diferentes estilos, facetas y disciplinas, firmado colaboraciones variopintas y producciones sobresalientes, trabajado en cómics y montado sellos. Por eso, su nuevo disco “Tinieblas, al fin”, marcado por su salida de Bcore y su entrada en la nómina autoeditora de Marxophone, ofrece una jugosa cantidad de posibilidades a la hora de enfrentarse a él. Texto Foto

Jesús Sáez Noemí Elías

“A

l respecto del tema de Bcore, sentía que habíamos llegado de alguna manera a un techo. Jordi y yo nos llevamos muy bien, hemos trabajado juntos durante muchos años, y de hecho seguiremos haciendo cosas porque para mí Bcore seguirá siendo mi casa. Por el camino tuve ofertas de otros sellos, incluso de una multinacional que casi me dio la risa cuando la leí. También tenía la posibilidad de haberlo sacado en mi propio sello, Cydonia, pero Marxophone era una opción muy cercana a la autoedición, y de alguna manera el matrimonio con I’m An Artist (oficina de management detrás de Marxophone), también me parecía interesante”. Porque lo de la autoedición pura y dura suena bonito y poético pero la realidad es diferente. “Te puedes audoeditar un disco, pero después tener detrás una infraestructura de promoción y contratación con esas raíces es algo muy difícil, y que cuesta mucho tiempo y dinero”. “Tinieblas, al fin” parece ser un resumen de lo que han sido las inquietudes compositivas de Ramón Rodríguez a lo largo de más de diez años editando discos bajo diferentes proyectos, un regreso a los tonos oscuros. “De alguna manera es algo que ya comencé en el disco anterior, que era un paso declaradamente abierto hacia el inconformismo. Una vez se disolvieron Madee pensé que me apetecía volver a hacer canciones como anteriormente, que no tenía por qué seguir concibiendo las canciones desde el mismo prisma. En cualquier caso creo que es un disco algo más brillante que el anterior, sobre todo por los arreglos. Pero todo esto del título del disco es por un lado como una autoparodia, por aquello del tema de la oscuridad, y por otro lado, por la actualidad que estamos viviendo, dándole un tono irónico a esa pregunta que nos planea a todos, ¿hacia dónde coño va este país?”. A colación de todo esto, hay un grupo de artistas que exigen el deber moral del creador de dar a luz obras que protesten y luchen por la situación actual, descartando la validez de cualquier otra opción creativa ante la que está cayendo. “Hace tiempo que estas cuestiones aparecen en mis canciones. Y sí creo que es algo interesante. Ese tipo de obras pueden tener validez como desahogo o como estimulante, como punto de partida sobre el que se apoyan diversos pensamientos”. Hace unos días el propio Miguel Ángel Landete de Senior i el Cor Brutal ponía en su Facebook: “Fans del mundo, exigid a los artistas que sigan una implicación

explícita, directa y activa en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Los tiempos de la música popular como pasatiempo para evitar la realidad se han acabado. Tenéis que posicionaros y exigir lo mismo a vuestros artistas. La inacción en el mundo de la música es parte del problema. Recordadlo la próxima vez que una canción os acompañe”. Una posición que deslegitima a la gran mayoría de las composiciones actuales. “Estoy muy de acuerdo. Si puedes ayudar de alguna manera a que la gente comparta una serie de pensamientos, hazlo. Una canción es poderosa. Billy Bragg o The Clash son claros ejemplos de esto. Yo lo hago de manera más sutil, porque es mi manera de hacerlo. Pero yo estoy hablando sobre todo de algo que más que político, es de carácter social, lo que afecta a la gente, que es lo que a mi me preocupa”. Precisamente las letras funcionan a dos niveles diferentes de lectura: lo hacen como anotaciones con carácter social, y también con carácter sentimental y emocional, una ambigüedad que enriquece considerablemente el disco: “Voy jugando con ello a lo largo de todo el álbum. Hay dos tipos de nosotros: el grupo o la pareja. Y esto no hace más que demostrar que al final hay muchos puntos en común entre lo individual y lo social. Al final lo único que cambia es la cantidad de personas que entren en juego en dicha relación. De algún modo llevamos toda la vida escribiendo y cantando sobre lo mismo, donde lo único que cambia es la perspectiva del autor, que al final, es lo que cuenta”. Una vez más aparecen los nombres de colaboradores suyos habituales como Santi Garcia o Ricky Falkner. ¿No se plantea un cambio de tercio después de tanto tiempo? “La verdad es que con Santi hay tan buena relación y nos entendemos tan bien que hasta ahora no ha hecho falta. Ahora mismo, después de haber hecho la colaboración con Fran Nixon y Ricardo Vicente, estoy en un disco a medias con Maria Rodés, y que es algo que probablemente grabaremos con Paco Loco, alguien con quien hace mucho tiempo que tengo ganas de trabajar”. Esperaremos los resultados con impaciencia. ¤ The New Raemon tocará los próximos 6 (Nocturama, Sevilla) y 21 de septiembre (Europa Sur, Cáceres).


028/029

report Deac Can Dance

dead can dance alquImia


Dieciséis años después de su último trabajo, siete después de una gira mundial en la que no se quedó una sola butaca sin vender, Dead Can Dance emerge de la nada con un nuevo disco entre las manos. “Anastasis”, además, no es un producto coyuntural ni una torpe excusa para volver a salir de gira. Antes bien, los ocho cortes que contiene demuestran que Lisa Gerrard y Brendan Perry se encuentran en plena forma: que no han perdido esa capacidad única para mezclar folk, músicas del mundo, instrumentaciones medievales y rock de tintes épicos en canciones grandiosas, destiladas con un mimo y una perfección propias de la alquimia. Texto

Vidal Romero

A

l otro lado del teléfono, Lisa Gerrard suena como esa tía hippy, un poco lunática pero encantadora, que suele ser personaje recurrente en las películas y comedias de situación norteamericanas. “Hola, corazón”, me espeta con un timbre meloso y algo cascado, nada que ver con la voz sobrenatural que inunda los discos de Dead Can Dance. “Espero que estés teniendo un buen día. Nosotros aquí estamos un poco atareados, como te podrás imaginar”. Veinte segundos de conversación y ya he estado a punto de tirar al suelo todas mis notas y el cuestionario que tenía preparado. Gerrard tiene muy desarrollada la capacidad (una destreza adquirida con el oficio que dan tres décadas metida en el negocio de la música) de desarmar al entrevistador, de embaucarlo y guiarlo hacia donde ella quiere. Apenas he conseguido volver a ordenar los papeles, y ya me está contando que “Anastasis” (Pias, 12), el décimo disco que ha grabado junto a su compinche Brendan Perry, “ha significado volver a entrar en un mundo que es a la vez familiar y extraño. Trabajar con Brendan implica dejarse llevar por completo. Es la única persona con la que no tengo nunca certezas acerca de lo que estamos haciendo, la única con la que siento que no me pliego a fórmulas, sino que realmente me sumerjo en el lado más experimental de la música”. Cuesta trabajo abrir una grieta en el interior de esa letanía dulce, hipnótica, que es el discurso de Gerrard, pero de algún modo alcanzo a encajar una pregunta y consigo comenzar por el principio. Es decir, por el final. Repasando entrevistas y material antiguo para nuestra charla, he descubierto que el final de Dead Can Dance no fue algo premeditado, sino más bien un accidente. Que incluso habíais comenzado a escribir canciones para otro disco después de “Spiritchaser” (96). Es cierto, nunca nos peleamos ni llegamos a montar un escándalo, pero resultaba muy evidente que estábamos trabajando en direcciones diferentes. Era un poco como esos matrimonios que siguen compartiendo la casa, pero duermen en habitaciones separadas. ¿Cuándo supisteis entonces que había terminado? Llegó un momento en el que decidimos dejar de insistir. La música de Dead Can Dance siempre había sido un toma y daca que surgía desde el corazón, y por algún motivo esa magia había desaparecido. Necesitábamos tomar distancia, y esa distancia terminó por ser demasiado grande como para volver a contactar con facilidad.

“Cuando has volcado tanto de ti en una banda y en una persona terminas por considerarlo como parte de tu familia”, prosigue. “Necesitas moverte hacia delante, pero te paras a esperar, a ver si esa persona es capaz de recorrer ese camino contigo. Y por fin lo abandonas, aunque esa decisión te parta el corazón”. Gerrard no habla con ligereza: aunque sería erróneo pensar en Dead Can Dance como un producto minoritario, lo cierto es que los proyectos y bandas sonoras que la cantante ha grabado en solitario la han aupado a un estatus muy superior al que la banda llegó a tener nunca. “No he hecho este disco por dinero”, insiste en dejar muy claro. “De hecho, para sacarlo adelante he tenido que rechazar otros proyectos con los que habría ganado mucho más. Pero había algo en mi interior que me repetía una y otra vez que debía volver a trabajar con Brendan, que nuestra historia no estaba cerrada todavía”. Le comento entonces que “Anastasis” no ha sido la primera tentativa de volver; que cuando hicieron la gira de 2005 muchos pensaban que después habría una completa refundación del grupo. “Creo que, aunque nunca lo llegáramos a decir en voz alta, esa era también nuestra idea”, reconoce Gerrard tras una breve pausa, “la de darnos una oportunidad para ver si podíamos volver a estar juntos. Pero en aquel momento todavía no estábamos preparados”. ¿Cómo fue el reencuentro? Para lo que sí sirvió la gira es para que volviéramos a hablar con cierta regularidad. Hubo una conversación muy emotiva, cuando se produjeron los grandes incendios de Australia y se enteró de que mi propiedad estaba afectada. Pero creo que el momento definitivo fue en una ocasión en la que coincidimos en Los Ángeles y él daba un concierto. Fui a verle y me emocioné con la música que estaba escuchando, y al mismo tiempo comencé a sentir una enorme tristeza por no estar ahí arriba con él. Me preguntaba por qué no podíamos estar juntos, y no era capaz de encontrar ninguna razón que lo impidiera. Y entonces decidisteis volver a escribir. Escuchar música y escribir música son dos cosas que Brendan y yo siempre hemos hecho para compartir, nunca para demostrar nuestra superioridad respecto al otro. Y desde el primer momento quedó claro

que esa extraña relación que mantenemos seguía viva. No es una relación sencilla: podemos llegar a ser bastante crueles a la hora de comentar lo que hacemos, pero los dos sabemos que en el fondo es todo una cuestión de amor. Y una de las propiedades más hermosas que posee la música es que consigue que tus sentimientos salgan a flote. Abre cosas que estaban cerradas. Y eso es algo que puede provocar miedo, pero que también resulta inspirador. En “Anastasis” hay dos tipos de canciones: las que canta Perry, que tienen un sonido más clásico, cercano a un pop épico, y las que cantas tú, que tienen muchos más instrumentos étnicos y son más complejas en cuanto a estructura ¿Elegís la instrumentación y la producción en función de las voces? En absoluto. Ni siquiera nos planteamos cuál de los dos tiene que cantar, o qué tipo de instrumentos vamos a utilizar: es algo que surge de una manera natural, que va creciendo a la vez que la música, a medida que hablamos y comentamos referencias o imágenes que se nos ocurren. Nuestras canciones no sólo contienen música, sino que muchas de las decisiones que tomamos tienen que ver con las conversaciones sobre arte, filosofía, literatura y hasta arqueología que mantenemos mientras estamos preparando el disco, y que continúan durante la grabación. O sea, que se trata de un disco lleno de símbolos. No es tan sencillo. Los símbolos están ahí, pero en general están muy enterrados y son demasiado numerosos. Nuestras canciones surgen tras un proceso largo, y es muy habitual que durante ese proceso se produzcan muchas decisiones y cambios de rumbo que pueden llevar a la canción a lugares completamente inesperados. Así que se trata de decisiones que son importantes para el resultado final y, dejan un poso detrás, aunque no se note en la superficie. A pesar de que contiene canciones muy distintas entre sí, “Anastasis” es un disco muy compacto. ¿Cuáles son las fuentes de inspiración que habéis manejado? Creo que la razón es que hemos vuelto de algún modo al Mediterráneo. Hay muchas afinaciones, instrumentos y sonidos que hablan de ese espacio geográfico. Y también hay muchas referencias a cuestiones que ya habíamos investigado en el pasado, pero que ahora nos apetecía retomar desde un punto de vista nuevo. Tu voz sigue siendo un instrumento impresionante, pero lo que de verdad me ha sorprendido es cómo ha crecido la de Perry. En canciones como “Children of the sun” hasta me recuerda a Scott Walker. Los dos hemos crecido mucho como músicos y productores. En “Anastasis” hemos volcado todas esas cosas que hemos aprendido por separado en todo este tiempo, y precisamente eso es lo que nos ha permitido relacionarnos del mismo modo que lo hacíamos antes, con esa sensación de descubrimiento continuo. También me han llamado la atención las letras de Perry: la lectura política, o más bien social, que contienen. A mí también me sorprendió en un primer momento, pero en realidad son un reflejo bastante acertado de la personalidad de Brendan. Está muy preocupado por todo lo que sucede, piensa que el mundo va a peor, que está descontrolado y que la gente es cada vez más infeliz. Y sus letras son la manera que tiene de desnudarse y de demostrar la tristeza que siente. No es un buen momento para hablar de amor. ¿Habrá más discos de Dead Can Dance en el futuro, o “Anastasis” es sólo una especie de brindis por los viejos tiempos? Nos hemos tomado este disco y la gira como un nuevo principio, no como una recuperación del pasado, así que cualquier cosa es posible. Pero no quiero adelantar nada. Tenemos por delante una gira de varios meses: vamos a dejar que el carro de la música nos lleve, y ya veremos qué dicen después los corazones. Para terminar, una curiosidad: siempre habéis protestado porque os calificaban como un grupo gótico. Pero, si te digo la verdad, a mí me resultaba más molesto tener que buscar vuestros discos en la sección de new age. Nunca me he terminado de creer que a ,los góticos les interesara lo que hacía Dead Can Dance, al menos en general. Se trataba más bien de una estrategia de marketing, de publicistas intentando vender discos. Y lo mismo sucede con la new age: no creo que la gente que escucha new age se sienta muy cómoda con la música que hacemos nosotros, que en general es compleja y exige bastante implicación por parte del oyente.


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Jens Lekman / Two Door Cinema report Regina Spektor / Peaking Lights Club

jens lekman Esto sí es amor

Desde el lanzamiento de aquel delicioso “Night falls over Kortedala” en 2007, Jens Lekman había escondido la cabeza debajo del ala y poco más habíamos sabido de él. Hasta ahora. Secretly Canadian nos trae el precioso “I know what love isn’t”, un nuevo trabajo donde el sueco vuelve a salir de su caparazón para abrazar su sonido más íntimo hasta la fecha. Y tres días más tarde de su lanzamiento, aterriza en España para presentárnoslo en directo.

Texto

Virginia Arroyo

Q

ue Jens Lekman se toma su tiempo entre disco y disco ya lo intuimos cuando no sacó su segundo largo “Night falls over Kortedala” hasta tres años más tarde del lanzamiento de su debut, pero esto de ahora ya pasaba de castaño oscuro. Ya había ganas de disfrutar de sus exquisitas melodías y de su pop gentil. E igual de gentil y afable se muestra Jens ante mi leve reprimenda por hacernos esperar tanto tiempo: “El ritmo no lo he marcado yo, ¡échale la culpa al álbum! (Risas). Ha sido el disco el que me ha ido marcando el camino, el ritmo, todo. Él quería ser un disco, pero yo no sabía cómo hacer que todas mis ideas y temas sueltos funcionaran juntos, así que seguí trabajando hasta que un día simplemente todo encajó”. Y eso se nota al escuchar este álbum. En “I know what love isn’t” todo está perfectamente engrasado, todo fluye de un modo que sería imposible de prever o forzar. Lekman ha depurado su sonido, como ya hiciera en el EP “An argument with myself” el año pasado, dando con un resultado mucho menos barroco, más sencillo y quizá, por qué no, más honesto. No es casualidad que algunas de las ideas de este nuevo disco ya surgieran en el periodo de grabación del EP. “Con el EP estaba en mitad del proceso de saber hacia dónde quería tirar con el álbum. Lo que tenía claro es que quería controlar la paleta que le aplicaba. Tenía la sensación de que ya había trabajado con todos los colores, así que ahora quería trabajar con menos. Cuando lancé mis primeros temas era muy joven (tenía apenas 19 años) y no quería seguir haciendo lo mismo que entonces, aunque quería mantener el mismo sustrato”. Algo que también ha cambiado sustancialmente es su manera de afrontar la composición. Ya la canción que abre el álbum, “Every little hair knows your name”, establece el tono melancólico y tranquilo de un disco donde parece que cada canción tenga detrás una historia real. “Líricamente lo que quería era no escribir sobre amor, sino sobre todo lo demás. Estaba pasando por una ruptura y no pretendía llegar a ningún lugar concreto con las letras, simplemente quería pensar en otra cosa. Era mi manera de huir del desamor. Por eso en este disco lo que quería era reflejar la imaginería que pasaba por mi cabeza, plasmar

esas imágenes y ponerlas en palabras. Cosas que a lo mejor parecen no tener sentido de entrada, pero que para mí sí lo tienen. Por ejemplo, la imagen de mí tendido en el suelo abrazando una bolsa de guisantes congelados, que me lleva directamente a la ola de calor que hubo en Melbourne, que me hace pensar instantáneamente en mi cumpleaños… Y así se va encadenando todo en mi cabeza”. Ya que en el título de su disco afirma que sabe lo que no es el amor, pensaba preguntárselo, pero parece que él está tan perdido o más que todos nosotros. “El amor o lo que no es el amor no es algo que se pueda señalar de una forma precisa”. Jens me cuenta que “el título hace referencia a esa búsqueda que todos vivimos a los veintimuchos. Miramos hacia atrás y analizamos: aquello fue amor, aquello no lo fue… El título hace referencia a cómo, sin apenas darnos cuenta, nos vamos volviendo más sabios con el tiempo”. Del mismo modo, el tiempo ha cambiado en más aspectos a Jens. Si bien hace cinco o seis años no paraba de escuchar “Graceland” y estaba completamente obsesionado con las letras de Paul Simon, ahora sus influencias tiran por otros derroteros, “aunque me sigue encantando Paul Simon. Tiene una manera de escribir abstracta y cautivadora, como si fuera un cuadro. Te quedas admirándolo fascinados y piensas, ¿de qué irá todo esto?”. Contrariamente durante la composicion y grabación de este tercer largo Jens ha escuchado bien poca música. “La verdad es que estado con la cabeza más metido en libros que en música. He leído sobre todo muchísimas novelitas y cuentos cortos”. No obstante, si le preguntas por algún referente, el primero que le viene a la cabeza es el de Tindersticks, “no por parecernos en lo que hacemos, sino porque lanzaron ‘Curtains’, que era muy orquestado, y luego pasaron a un sonido mucho más sencillo y jazzy en ‘Simple pleasure’”. ¤ Jens Lekman tocará los días 7 (Music Hall , BCN) y 8 de septiembre (Copérnico, Madrid).


déjate de inventos

two door cinema club Suenan a Vampire Weekend sin el factor sorpresa; a Phoenix sin la elegancia de los franceses; a Death Cab for Cutie sin su punto sofisticado y oscuro, y suenan también como un montón de bandas británicas ‘nuevaoleras’. Two Door Cinema Club sólo pecan de falta de originalidad, todo lo demás, lo tienen: buenos temas y directos impecables. Su segundo álbum, “Beacon”, es más redondo que el primero y está repleto de hitazos. Definir a un grupo sólo a base de referencias apesta, pero ya que estamos, ¿serán los nuevos Coldplay? Texto

E

ntiéndase por Colplay “grupo capaz de llenar estadios”, no que su estilo tenga mucho que ver. Two Door Cinema Club tienen todas las papeletas para ser acusados de grupo prefabricado, ya que su música es un compendio de lo mejor de otras fórmulas que han funcionado en el pasado reciente. Cuando uno escucha su primer álbum, el pelotazo “Tourist history”, resulta difícil rascar algo que los identifique como banda autónoma, algo que no suene a lo hecho una y mil veces con anterioridad. Y tras la escucha de su segundo “Beacon”, en la calle a partir de este septiembre, más de lo mismo: el disco está más trabajado y denota más dinero, más producción y más tiempo, pero esa sensación de grupo hecho a base de retales se mantiene. Y entonces uno se encuentra con ellos pocas horas antes del concierto que dieron en El Día de la Música en Madrid, y enseguida se da cuenta de que cualquier acusación sería infundada. Este trío no es más que un grupo de cuasiadolescentes del norte de Irlanda aficionados a la música y en concreto a los grupos antes mencionados, que como hicieron antes tantas otras bandas se juntaron un buen día para tocar y vieron que la cosa funcionaba. Y así hasta hoy. La entrevista empieza hablando de grupos irlandeses, y este periodista se da cuenta de lo viejo que es ya: “Sí, U2, recuerdo que mi padre tenía un casete del ‘October’ por casa”, rememora el bajista, Kevin Baird. Pero aparte también hay grupos que están saliendo ahora de Irlanda del Norte, como ‘And so I watch you from afar’ o ‘Kowalski’, que os han remezclado. ¿Podemos hablar de un nuevo movimiento musical norirlandés? (Kevin Baird) No creo que sea tanto una tendencia como que ahora se está descubriendo más esa escena. Además hay una buena relación entre bandas norirlandesas, siempre nos estamos apoyando y ayudando en lo que haga falta, como una comunidad. Cuando vamos fuera y nos entrevistan solemos hablar de las novedades de lo que se hace por allí, intentamos hacer de embajadores, animamos a la gente para que presente y lleve a tocar a su país a las bandas de Irlanda del Norte. Especialmente cuando tocamos en Reino Unido o Europa solemos llevarnos a una banda irlandesa con nosotros. Es inevitable, sin embargo, relacionar vuestra música con la de bandas de fuera de Irlanda como Phoenix o Death Cab for Cutie. (Alex Trimble) Esas bandas han significado muchísimo para nosotros, y nos han influido en nuestra manera de

Luis Meyer

escribir. A Phoenix los vi en una de sus giras por Europa, y me marcaron. Hemos crecido con esa música. (Kevin) Pero sería demasiado reduccionista limitarse a esas bandas. Escuchamos muchísima música, y muy diferente. Durante las 10 semanas que duró la grabación del disco, hemos escuchado a The Beach Boys, Kraftwerk, Talking Heads, Gang of Four, Bee Gees... ¿Y eso se refleja en vuestro último álbum? (Kevin) Si, tal vez algunos loops y melodías. Nosotros no copiamos, pero una vez hecho el disco sí decimos: “mira, esto suena a The Beach Boys”, por ejemplo. Intentas llegar a un sonido propio, pero en todo sonido propio hay referencias, aunque en ocasiones es muy difícil distinguir cuáles son esas referencias porque son muchas, y muchas veces el poso que dejan es minúsculo. Pero desde luego nunca caeremos en la tentación de usar un sampler de otra canción. ¿En qué medida habéis buscado un sonido propio en este disco? (Sam Halliday) El primer disco fue más de: ‘grabemos en el estudio lo que tenemos en la maqueta, tal cual: guitarra, bajo, batería’, y ya está. En este hemos tenido más tiempo para descubrir sonidos nuevos y eran momentos realmente bellos: parar, decir ‘esto suena muy bien’, y replantear algunas partes de las canciones. Hemos tenido la posibilidad de probar instrumentos poco frecuentes, como por ejemplo un ‘thumb piano’ (basado en un instrumento africano) o un ‘field organ’ (órgano de pedales). Con la repercusión del primer disco, y a la vista de que “Beacon” sigue la misma línea y está lleno de éxitos potenciales, ¿os habéis planteado la idea de que posiblemente vais a ser estrellas del pop? ¿Existe esa figura hoy, con los tiempos que corren? (Kevin) Para ser una estrella hay que crear un personaje, y eso es algo que te aleja de la música que haces. Es algo falso. Nos resistimos a dar esa imagen, necesitamos representarnos como realmente somos. Nuestra vida no ha cambiado tanto con el éxito. Espero que nuestros amigos nos den un toque de atención si nos ven caer en algo así.


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Deepchord / Animal Collective report Regina Spektor / Peaking Lights

deepchord

La génesis del loop

Si hay alguien capacitado en la, a veces ninguneada, escena dub techno para representarla, ese es nuestro hombre Rod Modell, capataz y único al timón del prolífico proyecto Deepchord. Alquimista del loop, genio musical y manipulador de atmósferas únicas, Modell publica nuevo trabajo (“Sommer”, otra vez en Soma) con la única intención de eternizar los loops hasta el infinito. Texto

Beto Vidal

P

or la cabeza de Rod Modell hierven y colisionan entre sí muchas cosas, quizás demasiadas. Capaz de “dormir durante todo el día y producir por las noches en mi etapa viviendo en Ámsterdam” (justo cuando compuso el colosal “Hash-bar loops” para Soma el año pasado) a autoimponerse la estricta regla de “desde 1995 publicar al menos un maxi por año de cualquiera de mis diferentes proyectos” (recordemos que el bueno de Rod tiene más alias que novias, como bien demuestran los congelados proyectos Cv, A601-2, Delayvarience, Global Systems Silently Moving o por supuesto la coletilla Presents Echospace junto con al desaparecido en combate Mike Schommer). Justo ahora que pica piedra él solo, es cuando su creatividad y actividad alcanza picos históricos de calidad. “Sommer” (‘verano’ en alemán) es su particular oda al estío (“lo grabé justo cuando llegaba el verano, con las ventanas del estudio abiertas, un cielo azul radiante y más de 20 grados centígrados de temperatura”) en contraposición al frío de la ciudad holandesa por excelencia. “Creo que mis inspiraciones para componer se encuentran a un nivel subliminal, no me doy cuenta de ellas hasta que han desaparecido de mi cabeza. Probablemente lo que me inspiró de Ámsterdam, más que sus canales o edificios, fueron las vibraciones de energía que flotaban por el aire. Ahora vivo en Michigan, a una hora en coche del norte de Detroit, y me quedo embobado mirando con un café en la mano los barcos pesqueros del lago Hurón. Quizás este ambiente ha influenciado el nuevo disco”, confiesa el artista. En cualquier caso, Modell sigue ejecutando el dub techno del bendito eje Berlín-Detroit que tanto ama a base de loops eternos. “Los loops son mi medidor e instrumento para componer música. No me gusta secuenciar, en la medida que sea posible trato de no secuenciar vía midi mi sonido. Antes que secuenciar, tengo mis sintetizadores enrutados hacía una serie de viejos pedales que me permiten loopear. Mientras voy jugando con el sinte, en cuanto encuentro el sonido o melodía adecuado, acciono el pedal para inmortalizarlo en formato loop. En mi opinión, la atmósfera es siempre lo primordial en la música. Sin ir más

lejos, prefiero que mis temas no presenten bajos ni beats, pero es algo que la gente no entendería. Así que por casa escucho esos temas ‘capados’ sin rastro alguno de ritmo y solamente compuestos de loops sin fin”, ilustra el de Detroit. Un particular estilo de componer y de concebir el arte de la música, pasado siempre por el tamiz del loop en modo ad eternum con la única intención de provocar un efecto cuasi físico en el oyente. “Siempre me esfuerzo para lograr un efecto visual en la música mediante el uso de loops. Realmente, nunca me he considerado un músico… digamos que soy un diseñador de sonido. Nunca me siento cómodo hablando con los músicos, de hecho, me siento más cómodo en una habitación llena de pintores y escultores, ya que tengo mucho más en común con ellos. Cuando intento entablar conversación con un músico, en la que por ejemplo se pone a discutir acerca de sintetizadores, me marcho de la habitación porque me parece algo aburrido. En definitiva, creo que trato de crear un efecto físico como cualquier otro artista”. Cuando el dub techno entra en el loop

Tras la prolífica década de los 90, ¿qué nos queda dentro de la etiqueta dubtechno? ¿Ha entrado paradójicamente el estilo en un loop sin salida? ¿Queda algo por exprimir? ¿Puede el proyecto Deepchord seguir investigando? Rod lo ve claro. “Creo que sí, aún hay cosas por hacer. Tal vez sea necesario que se ramifique en híbridos más electroacústicos. Me gusta cuando el dub techno se contamina con otros elementos orgánicos. ¿Quizás Hafler Trio o Robert Rich deberían hacer un álbum dub techno? No estoy seguro. Se trata de que la gente involucrada dé un paso adelante. Es hora de desarrollar un nuevo algoritmo, aunque todo lleva su tiempo en el mundo de la música. Si no, fíjate el tiempo que llevó la mutación desde el ‘Rapper‘s delight’ de Sugarhill Gang en 1979 a Nicki Minaj o Die Antwoord. La evolución musical es más lenta que la evolución humana. Dale tiempo”. Genio y figura.


El nuevo sonido de Marte

animal collective Lejos de repetir la fórmula que los erigió como uno de los grupos más influyentes y relevantes en lo que llevamos de siglo XXI, Animal Collective retornan a sus inicios, encerrándose en un garaje para componer su noveno largo, “Centipede Hz” (Domino / PIAS, 12), un denso, melódico e intenso disco en que, sin reinventarse, vuelven a abordar su música desde una óptica totalmente nueva, arriesgándose y, sobre todo, divirtiéndose. Texto

Joan Cabot

“S

implemente, no queríamos repetirnos”. Cada vez que los entrevistas, el estribillo aparece en algún momento de la conversación. En esta ocasión es Brian Weitz (Geologist) quien está al otro lado del teléfono, pero la canción es más o menos la misma. La carrera del cuarteto de Baltimore es una huida hacia delante. Cuando crees que han llegado al final del trayecto, te sorprenden llevando esa actitud suya de hacer de todo un juego hasta un nuevo extremo, aunque ello suponga volver a encerrarse en un espacio pequeño, todos amontonados, volver a tocar instrumentos reales y componer como un grupo convencional. “No queríamos repetir un disco como ‘Merriweather…’, en gran medida porque no suponía un reto para nosotros tocarlo en los conciertos. Fue un álbum construido a base de samples y máquinas, con poco espacio para la improvisación en directo. Nos apetecía componer un disco que, daba igual cuantas veces tocáramos las canciones, para nosotros siguiera suponiendo un reto. Incluso aunque nos sepamos los temas a la perfección, con los de ‘Centipede Hz’ siempre hay mucha adrenalina y energía. Es como empezar de nuevo desde el principio, volver a componer todos juntos en una pequeña habitación con los amplificadores a todo volumen”. Esa habitación era un garaje en Baltimore, su ciudad natal, propiedad de la madre de Josh Dibb (Deakin), quien se ha reintegrado en la banda tras abandonarla temporalmente coincidiendo con la grabación y gira del celebrado “Merriweather post pavilion” (Domino, 09). Esa decisión condiciona por completo el sonido de un álbum más orgánico, denso y, en cierto sentido, rockista que su antecesor. Weitz explica que “la mayoría de partes de ‘Merriweather...’ fueron escritas por separado, cada uno desde casa, con los cascos delante de un ordenador. Cuando estás sentado en el estudio en soledad, es obvio que eso te invita a componer música más calmada, ambiental y cerebral. En cambio, tocando todos juntos en un mismo espacio, con la música destrozándote los tímpanos, surgen ideas totalmente diferentes”. De hecho, Geologist asegura que, en parte, la intención era elaborar un trabajo más rock, aunque a su propia manera. “Partimos de dos conversaciones distintas que acabaron convergiendo en el disco. Por un lado, nos interesaba todo el tema de la radio, la idea de que las canciones se fundieran usando transiciones sonoras”, algo presente en “Centipede Hz”, “nos parecía divertido convertir los directos en una especie de programa de radio porque el padre de Josh fue DJ en una radio mainstream. De hecho, nos regaló un CD con

efectos, jingles e indicativos, aunque nunca lo utilizamos finalmente y creo que, de hecho, lo hemos perdido. Pero nos gustaba mucho la idea y creo que encaja en cómo tocamos estas canciones en directo y cómo suenan. Por otro lado, paralelamente habíamos estado hablando de que nos gustaría hacer música que tuviera ese rollo del rock de toda la vida, pero que fuera como si un grupo de otro planeta oyera una transmisión defectuosa de música rock e intentara imitarlo. Ya sabes, las ondas de radio se expanden por el espacio, así que quizás haya alguien por ahí escuchando. Bromeábamos sobre ello, pero al final ha sido el punto de partida para el disco”. El resultado final tiene bastante de eso: Avey Tare, Panda Bear, Deakin y Geologist crean de nuevo un ecosistema sonoro tan marciano, intenso y colorista que bien podría ser la obra de una cultura extraterrestre que hubiera recibido, vía transmisión, algunos retales de canciones de los Beach Boys, música africana y asiática, psicodelia ruidista y rock garajero. Weitz, de hecho, cita cuando pregunto una canción realmente sorprendente: “Low rider” de War. “Cada vez que la escucho ahora, me da por pensar que hay algo de ella en algunos temas de ‘Centipede Hz’”. Producido por el mismo grupo y Ben Allen, el nuevo trabajo del grupo suena además más claro y limpio, a pesar de las polirritmias y la casi obsesiva profusión de melodías. “Bueno, es un disco muy denso en realidad”, admite Geologist. “Pero sí, creo que es evidente que intentamos usar menos efectos como la reverb y el delay, que siempre habíamos utilizado en el pasado. Supongo que por eso tienes esa sensación. Mezclamos el disco todos juntos con Ben (Allen, productor del disco), e intentamos que se pudieran apreciar todos los instrumentos, líneas y melodías, aunque no estoy del todo seguro que lo consiguiéramos”. De hecho, Weitz asegura que el grupo buscaba un sonido menos sobrecargado, pero acabó topando con otra cosa. “Creo que todos teníamos una idea más minimalista de cómo debía sonar. Aunque te parezca sorprendente siempre nos ha apetecido hacer un disco con más espacio y aire, sin tanta percusión y notas, pero luego sentimos el impulso de llenar cualquier vacío. No podemos resistirnos. Si alguno encuentra un hueco, acaba encontrando algo que hacer para rellenarlo. A veces pienso que la densidad es un mal hábito de Animal Collective”. Una afirmación sorprendente teniendo en cuenta la explosividad de su música y la intensidad de “Centipede Hz”, una nueva prueba de que Animal Collective siguen jugando en su propia liga, solos, con los marcianos.


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report Grizzly Bear

grizzly bear el rastro de la niebla


La espera del nuevo disco de Grizzly Bear se ha hecho infinita. Pero una vez empieza a sonar “Shields” (Warp / Pias, 12), se deshace toda pauta de tiempo y espacio. Las canciones que ha tejido el cuarteto de Brooklyn son una punzada onírica, un adentramiento a un terreno brumoso, a través de capas de niebla y frondes desconocidas. En esa senda del sueño se ha abandonado la orfebrería de su anterior hito, “Veckatimest”. El quinto disco de la banda es una maraña de voces crudas y guitarras destempladas, un manto de hojarasca donde las canciones tragan las melodías y salen volando. Texto Foto

Albert Fernández Barbara Anastacio

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a última vez que nos encontramos, Ed Droste mencionó que a todos en la banda les costaba escribir durante las giras, que en aquel tránsito únicamente podían viajar, hacer la prueba de sonido, tocar e ir a dormir. Más allá de eso, cada uno de los integrantes de Grizzly Bear necesitaba espacio, separarse unos de otros para componer. Tras la oleada de reconocimientos que llegó con el magistral “Veckatimest” (Warp, 09), la banda ha atravesado una odisea personal y creativa, que les ha llevado a sentarse juntos de nuevo por primera vez. “Después de aquella tremenda gira, en octubre de 2010 paramos para tomarnos un largo descanso. Chris Bear y yo nos fuimos un mes de viaje a México. Estuvimos en la Península de Baja, y pasamos un mes caminando, hablando de música y poniendo ideas en común. Después cada uno estuvo escribiendo por su cuenta, de vuelta a casa. En primavera nos reunimos y dijimos, ‘está bien, vamos a grabar un disco, tenemos un montón de canciones’. Así que alquilamos un sitio en un pueblo de Texas fascinante, en la frontera con México. Pensábamos que estaríamos allí un mes o dos, y grabaríamos el disco sin más, soltándolo. Resultó que habíamos estado tanto tiempo separados, que necesitamos un montón de tiempo para volver a concertar nuestras almas, tanto personal como creativamente. Pero estábamos allí porque teníamos un acuerdo, y teníamos que grabar. Así que grabamos y grabamos, pero de alguna manera sabíamos que aquello no estaba bien. Básicamente, íbamos grabando cosas, pero sabíamos que aquello no era el disco. Estábamos ejercitando nuestras formas creativas y nuestro trabajo en equipo, pero no sabíamos si alcanzaríamos un producto final. Así que estábamos en aquel sitio, y estallamos. Era una época muy extraña del año, el calor era terrible, y había incendios arrasadores a nuestro alrededor. Acabamos grabando doce canciones, y teníamos algunas más, pero sabíamos que no estábamos acertando, que debíamos seguir trabajando. Cada uno de nosotros tenía que reconocer a los demás musicalmente, debíamos saber dónde estábamos todos”. Esa primera toma de contacto infructuosa demostró que en este combo de genios nada puede venir impuesto. Hubo de abrirse un hiato para recalibrar fuerzas, ocuparse de los asuntos personales y confrontar sus creatividades individuales. Y, en medio de todo eso, saber donde había quedado Grizzly Bear. La solución era bien obvia, en Veckatimest. “Llegado el otoño, algunos como Chris Taylor o Daniel, trabajaron en proyectos en solitario, yo me casé, con todo lo que eso significa, y nos plantamos en diciembre. Para entonces, todo el mundo estaba realmente ansioso por volver a trabajar en Grizzly Bear. Decidimos volver al punto donde lo habíamos dejado la última vez, en ‘Veckatimest’. Regresamos a aquella isla inhabitada de Cape Cod que dio título a nuestro último disco, y de repente surgieron nuevos niveles de confianza. Estábamos grabando canciones juntos de nuevo, surgían nuevas formas de colaboración... Yo había estado escribiendo, y el resto escuchó cuidadosamente lo que tenía. Trabajamos con las estructuras, le dimos la vuelta a todo, y adquirimos una dinámica de grupo que nunca antes habíamos tenido. Acabamos con treinta canciones, lo cual también era nuevo y revelador, porque antes siempre solíamos tener el número de canciones exactas que entraban en el disco. Esta vez teníamos tantas, que debíamos escoger las que realmente fueran mejores”. Esas sacudidas de creatividad han cambiado muchas cosas en su música. Se acabaron los juegos de voces y los coros infinitos. “Shields” se consuma antes que nada con la ruta de una voz desnuda, solitaria. “Quisimos remover nuestros cimientos, romper las fronteras entre nosotros y quien escucha. Acostumbrábamos a construir muchas capas de voz, pero empezamos a pensar que eso puede convertirse en una barrera, porque cuanto más desdobles y pulas las voces, más estás apartando al oyente. Teníamos una enorme idiosincrasia de perfección en las voces, y eso en cierta manera era una trampa. Además, este disco es algo más. No es una colección de canciones, es un camino con principio y final. Diría que nunca habíamos hecho un disco así antes, claro que juego con ventaja (risas)”.

HOJAS VOLANDO

Desde el primer minuto de “Sleeping ute”, se puede sentir esa nueva desnudez sonora de Grizzly Bear. Antes, sus canciones solían vestirse con harmonías, espejos de escalas y estrofas. Ahora, en el principio nace una voz, que inicia la marcha en soledad. A medida que el camino prosigue, se añaden coros, como aliados que llegan para echar una mano de vez en cuando. “Sí, pero tampoco diría que fuera necesariamente una decisión consciente. Nos condujimos orgánicamente hacia ello, porque era algo nuevo que no habíamos tenido oportunidad de hacer en el pasado. También se dio un sentimiento de madurez, de estar más cómodo en nuestra propia piel. Nos decíamos: ‘Está bien, acabas de cantar una toma muy buena. Hay un par de momentos donde la voz fluctúa o sucede algo extraño, pero eso hace la toma especial’. Así

que lo guardábamos, en vez de tratar de hacer todo perfecto. Muchos de nuestros discos se basan en hacer todo perfecto. Esta vez hemos querido capturar un momento y un sentimiento especial. Buscábamos una estética de rock, más desordenada. Por supuesto que hay cojines de harmonía, pero sin duda hay menos capas, y tampoco están algunos elementos más suaves que usábamos en el pasado”. En esta banda pasa algo tremendamente distintivo: todo el mundo aquí es creativamente aventajado, son multi-instrumentistas y dominan varias facetas de la música. No contento con su gloriosa banda alternativa llamada Department Of Eagles, Daniel Rossen editó recientemente “Silent hour / Golden mile” (Warp, 12), un EP maravilloso del que se dijo que estaba hecho de descartes para “Shields”. “Creo que es genial que todo el mundo tenga sus proyectos en solitario, porque tienen una buena voz, y una urgencia creativa que necesitan soltar. Chris Taylor tiene proyectos paralelos, como Cant, y tareas como productor de artistas como Twin Shadow, que le hacen trabajar de otra manera, le confieren experiencia. Todo eso también le hace más creativo y productivo en Grizzly Bear”. SENDEROS CONVERGENTES

Esta vez, la necesidad de narrar una historia se hace más evidente que nunca. El ambiente de ensoñación, y la manera en que la voz principal cuenta algo hacen pensar en trovadores fuera del tiempo. Cada canción se introduce con una suerte de cortina de niebla, donde las baterías entran al trote y las guitarras disipan la bruma. Una vez el escenario está establecido, la canción empieza de verdad. El camino del disco es insondable. “A medida que avanzábamos en la grabación, Chris Taylor empezó a valorar algunas variaciones de tono, y el ambiente de cada canción. Se puso a hacer cosas muy divertidas, como poner un micrófono en el pasillo, la guitarra en una habitación, cerrar la puerta y grabar. Quería crear esos momentos, emociones atípicas. En una entrevista, le escuché decir que le gusta recolectar diferentes periodos de tiempo, sólo por un momento, de manera que cuando escuchas, sin apenas darte cuenta, estés percibiendo pequeños reflejos del pasado, que centellean ante ti. Le gusta llevar a la gente a un tunel sónico hacia el corazón de los sesenta, o a una leve aureola de los veinte, o hacia elementos de guitarra setenteros. Crea esas fisuras como imágenes antiguas. Contextualiza todos esos flashes con una forma moderna, que lo reúna todo y lo encauce en ese mismo camino que mencionabas. Hemos descubierto nuevas maneras de grabar un instrumento, para hacerlo diferente también a quien escucha, hacer que se pregunte: ‘Oh, ¿eso que escucho es un saxofón o una voz? Esos momentos en que no estás completamente seguro de qué instrumento estás escuchando...’”. En “Shields” se da una ambivalencia entre el aire gentil de algunos cortes y pasajes más agresivos y rockeros. La airada “Yet again”, que se alza por encima de todo a mitad del cancionero, es un buen ejemplo de todo ello. El quinto disco de Grizzly Bear abunda en canciones largas, aderezadas con introducciones misteriosas y sinuosos epílogos. “Es cierto que las canciones son muy largas, pero de alguna manera nos vimos abocados a ello. Queríamos llegar a algunos sitios, y aquella era la manera. Nunca quisimos hacer temas pop de tres minutos y medio. Más allá de que alguien piense que este es nuestro disco más pop, o algún otro diga que es un disco progresivo. Para cada oreja, habrá una impresión. Para mí, es el más accesible que hemos escrito”. Una obra tan esplendorosa sólo podía envolverse con el mayor de los gustos. El arte de la portada de “Shields” es estremecedoramente bello. Hay una hoja de trébol contenida dentro de otra forma vegatal, en una estampa en tres colores que recuerda a un escudo heráldico de otro tiempo. “Esa sensacional pintura es de un artista llamado Richard Diebekorn, ya fallecido. Su imaginería posee una naturaleza extraña e icónica, que representa muy bien el disco. Pensamos que no había necesidad de que apareciera el nombre de la banda en la portada, la imagen era suficiente para presentar con fuerza cómo son las canciones. Ese arte funciona muy bien con el título, la colección de canciones, y la identidad de nuestra búsqueda”. Un escudo para protegerlos a todos, tal vez “Shields” represente la armadura que ha preservado a Grizzly Bear, después del éxito masivo de “Veckatimest”. “Jaja, no, no es eso. Creo que muchas de las letras del disco son de alguna manera desagradables. Necesitas navegar en ese tira y afloja que se da cuando alguien debe tratar con alguien muy cercano, y afrontar el hecho de estar solo. Siento que en esos momentos en que estás con alguien, existe una cuerda de dependencia. Cuando estás siempre rodeado de gente, no sientes el control que tienes estando solo. Hay una balanza, tienes que pivotar en ese terreno. Las letras hablan de cómo a veces levantas una barrera, o de cómo la echas abajo, de cuál es el momento y el lugar para hacer una cosa y la otra, y cómo oscila tu confianza con ello. A veces estás bien solo, pero a la vez deseas que otra gente entre en tu mundo”.


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Beth Orton / Band Of Horses report Regina Spektor / Peaking Lights

Cosecha interior

beth orton Beth Orton representa la banda sonora de muchas vidas. La mítica autora de canciones como “She cries your name” ha pasado seis años fuera del escaparate musical. En este tiempo, Beth ha luchado con sus demonios internos, se las ha arreglado como madre soltera, ha vuelto a casarse y dar a luz, y ha dejado de fumar. Durante ese silencio, la persona ha crecido, pero la artista no ha hibernado nunca. “The sugaring season” (Anti / Pias, 12) es el gran regreso inesperado de la temporada, un paso al folk más bello y sentido, donde las hojas caen sobre una tierra que vuelve a germinar.

Texto

Albert Fernández

A

unque Beth usa mucho la palabra “fuck”, no puede ser más encantadora y entusiasta. Tomamos café la mañana antes de que salga a tocar sola y valiente con su guitarra, en la noche en que Bon Iver mesmerizaría a media Barcelona. A mitad de repertorio, un insecto le pica en un brazo, como si quisiera despertarla de un sueño que ya no lo es. Beth Orton ha regresado al estudio y los escenarios, y los que anhelábamos su vuelta nos preguntaríamos por qué estos seis años, si no fuera porque, curiosamente, coinciden con la edad de su hija. “Podría contarte las razones prácticas, como que tuve una niña, que cambié de sello discográfico... Pero lo cierto es que nunca dejé de hacer música. Cuando Nancy apenas contaba un año, ya estaba trabajando con Tom Rowlands en el estudio. De aquellas sesiones surgieron ‘Call me the breeze’ y ‘See through blue’. Un par de años después todo se volvió más difícil, porque era una madre soltera. Escribir canciones se convirtió en una excusa: ‘estoy componiendo, que venga una canguro y se queden en la otra habitación”’ Y aunque simplemente me sentara y mirara a la pared, valía la pena. Aunque la inspiración inicial para la mayoría de estas canciones fue muy rápida, tomó años regresar a ellas”. Con tanto trasiego, reformar una banda debió aparecerse como un reto casi inalcanzable. “Intenté diferentes cosas, como en todos los demás aspectos de mi vida. Lo interesante llegó cuando entré en contacto con Tucker Martine, productor de My Morning Jacket y The Decemberists. Fue casi un milagro que fuera bien. Fue amable y cálido, me dio mucha confianza”. “Sugaring season” es un disco donde se respira intimidad. Se sigue la línea folk y orgánica de la obra precedente, pero allí donde “Comfort of strangers” (Astralwerks, 06) trasmitía encierro y ansiedad, el nuevo disco de Beth Orton produce calma, aire e introspección, como si se desplegara un espacio abierto en el fuero interno. “Sí, totalmente. El último era mucho más tenso, hecho de confusión. Y este es como... (exhala todo el aire que le queda) “Sugaring season” es la época del año en que se extrae de los árboles el sirope de arce. Consideraba que era algo muy romántico,

la época en la que el azúcar empieza a aflorar, donde emerge la dulzura”. Todo eso me recuerda a una de estas nuevas canciones, “Dawn chorus”, que habla del alba, y como en “Comfort of strangers” todo parecía acabar, mientras aquí todo amanece de nuevo. “Sí, aquí se habla del principio de la vida, y ‘Comfort of strangers’ es una muerte. Nunca me he sentido más miserable en mi vida que cuando grabé aquel disco. Era tan infeliz... Teniendo una hija y atravesando situaciones difíciles, como ser una madre soltera y sacar a la niña adelante. Pero por fin me enamoré de nuevo, me casé con otra persona y tuve otro hijo. Es divertido, porque estas canciones se escribieron antes de que todo lo bueno pasara. Cuando estaba dando a luz, la enfermera me decía, ‘piensa en algo agradable’. Yo la agarraba y gritaba, ‘¡voy a grabar otro disco! (risas)’. La ruta del disco está clara para quien lo escucha pero en su momento había que saber qué elementos instrumentales usar, cuándo subrayar los fraseos de Beth. “Fue muy instintivo. No podría haber tenido una banda más intuitiva y expresiva”. Hay una palabra típica para eso, ‘orgánico’, que se usaría cuando una banda se convierte en un organismo. “¡Sí! ¡Hablamos de ello! Fue puta y pura química. Todo el mundo estaba muy emocionado por trabajar juntos. Incluso mi niña fue una capa de sentimiento en aquel estudio. Y todo pasó en tres días”. Hay otra cosa que florece hermosa y diferente en “Sugaring season”, que depende únicamente de Beth Orton, su voz. “Me convertí en cantante siendo muy joven, pero nunca pude llegar a saber lo que era capaz de hacer. Así que estos años investigué como si fuera un secreto: en mitad de la noche surgían diferentes sonidos de mi cara. Una mañana, me desperté y salí de la cama agarrando la guitarra. Era una mañana soleada, y la melodía de una canción surgió sin más, justo en aquel tono alto con el que había estado jugando. Todo se unió al unísono. Lo mismo pasó con el disco. Todo el buen trabajo de muchos años se condensó en un solo momento, eclosionó de la mejor manera”.


band of horses

Galopes no tan épicos

Cuando en mayo de 2010 Fat Possum publicó el fantástico “Infinite arms”, dio comienzo una estampida que llevó a los de Seattle a recorrer la casi totalidad de los escenarios más importantes del mundo de manera ininterrumpida durante más de dos años. Quizá, por ello, “Mirage rock” (SonyBMG, 12) muestra un lenguaje y unos horizontes estilísticos más universales que en cualquiera de sus anteriores entregas. Ante nosotros el regreso de los mismos Band of Horses de siempre, aunque diferentes. Texto

David Giménez

“G

ran parte del álbum tuvo su origen en la carretera, mientras viajábamos. Los hoteles eran los únicos lugares donde podíamos detenernos para crear con sosiego. En el disco hay canciones que Ben y yo compusimos juntos. Yo grababa alguna demo y se la daba a él para que escribiera las letras en su casa o en un hotel”. De esta manera Bill Reynolds, bajista del grupo, muestra claramente que el espíritu democrático a nivel compositivo continúa vigente. Un hecho al que Ben Bridwell acude desde el anterior disco bien por convencimiento, comodidad o falta de tiempo para emplearse de lleno en la confección de un nuevo cancionero. “Ben es el cantante, pero a todos nos gusta trabajar de manera abierta. Cada miembro es capaz de aportar algo a la música de Band of Horses”. “Mirage rock” muestra un sonido más directo y una ampliación estilística que parece cobrarse su propia recompensa: la pérdida de la energía guitarrera de sus dos primeros álbumes. “En realidad no nos preocupamos en discernir en qué estilo deberían incluirse nuestras canciones, o qué música las influye. Nos encanta anidar en el mundo del rock, pero lo único cierto es que nosotros simplemente escribimos música. ‘How to live’ es el perfecto ejemplo de cómo usamos esa vibración rock. Es una encarnación repentina de lo que podemos hacer con el legado de la música británica. Es simple rock’n’roll. Queríamos que este disco sonara como un concierto. Del 80 al 90 % de este disco se grabó en directo, incluidas las voces. Si hay un lazo directo con el r’n’r, es ese. Queríamos que fuera honesto de principio a fin. Recuerdo que teníamos instrumentos que debían tener unos doscientos años. Algunos ni los conocíamos. Cuando tocas instrumentos acústicos de folk, como los que había en el estudio, las cosas se mueven hacia otra dimensión. Nos ofrecían nuevos sonidos que ni siquiera podíamos asumir en un principio, que ni sabías de dónde venían. Aquello nos transmitió algo similar a un poder, una vibración loca”. Para lograr la plasmación fiel de esa sinceridad de la

que alardean y esa lealtad al ADN musical que forma parte de los integrantes de Band of Horses contaron con Glyn Johns como productor, que en su haber cuenta con el currículum de haber trabajado con artistas como Bob Dylan, Rolling Stones, Led Zeppelín o Ryan Adams. El single, “Knock knock”, es una canción vívida y luminosa que sirve como presentación del nuevo álbum, un trabajo que podría calificarse erróneamente —si nos dejáramos llevar por algunos de los títulos de las canciones que lo conforman— de amargo y escéptico. “Fue la primera canción que compusimos para el disco, y de las últimas en grabar. Ni tenía título cuando decidimos que iba a ser el single. Queríamos realizar un disparo seguro y certero. Es una gran canción que le encanta a la gente. Si te soy sincero, no sé muy bien lo que quiso decir Ben con ella. Creo que no es más que un tema divertido y salvaje”. Pero entre los surcos o las pistas de “Mirage rock” también se encuentran letras menos lúdicas y sin pretensión de trascendencia. “Dumpster world”, por ejemplo, parece transportar una carga política. ¿Vuelve la canción protesta? “No diría eso, aunque siempre hay un trasfondo en las letras. Estamos en un mundo donde hay gente que vive en la calle y no tiene dinero alguno, y llevamos esas imágenes con nosotros. Quizá está influenciada por tipos de escritura como la de Neil Young, gente que quería decir algo”. Como suele ser habitual en todas las entregas de los norteamericanos sus álbumes acaban erigiéndose como un imaginario de diferentes paisajes geográficos y emocionales. “Nuestros discos tienen picos y valles. Ben vive en el campo, al igual que yo, y eso es un hecho que nos influye mucho”. Es esta una sensación que siempre ha venido potenciada gracias al magnífico material visual del fotógrafo Chris Wilson. “Consideramos a Chris el sexto miembro de la banda. Él se encarga de cada imagen que se asocia a nosotros, desde las fotos promocionales a las proyecciones que se lanzan en los conciertos”.


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TeengirlSpektor Fantasy/ /Peaking Wooky Lights report Regina

Fantasías hechas realidad

teengirl fantasy Los niños crecen y se vuelven hombres. Las fantasías, antes de morfología púbera, ahora pueden tocarse al tornarse lúcidas y reales. La música se transforma en algo más profundo y tupido: bienvenidos a la siguiente entrega del capítulo del dúo norteamericano, “Tracer” (R&S, 12). Una segunda parte que narra la valiente travesía hacía un sonido intransferible (aunque deudor del ambient-house británico), hedonista y deliciosamente melancólico. Nick Weiss y Logan Takahashi nos cuentan su visión al respecto.

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Beto Vidal Erez Avissar

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ras el éxito de “7 AM” (True Panther-Merok, 10), ¿con qué ideas volvisteis a sentaros en el estudio? (Logan) El éxito siempre es relativo. Ambos creíamos que tras nuestro debut podíamos hacer algo mucho mejor. El único y verdadero objetivo inicial para este álbum era hacer algo que resultara coherente como una pieza única, en lugar de una colección de singles. (Nick) “7 AM” fue compuesto en época escolar, es decir, con prisas. “Tracer” ha sido nuestra primera oportunidad para sentarnos y ser capaces de trabajar nuestra música sin interrupciones durante un período prolongado de tiempo.

Llama mucho la atención la cantidad de capas y elementos diversos que contienen vuestras nuevas canciones. ¿Cómo manejáis este asunto? (Logan) Hay toneladas de corta y pega, nos encanta superponer diferentes sonidos. También tiene mucho que ver el proceso de mezcla, asegurándonos de que cada sonido tenga su espacio para ser escuchado separado del resto. (Nick) A veces se torna muy difícil la gestión de todas las capas. Por suerte tuvimos ayuda de otros profesionales para la mezcla final, algo que realmente hizo que cada sonido sonara como una pieza por separado.

En vuestras propias palabras, “Tracer” está mucho más enfocado y toma más riesgos. ¿A qué os referís exactamente? (Logan) Creo que en muchos sentidos este álbum es realmente más difícil de digerir que el primero al exigir un poco más de atención activa por parte del oyente. Las canciones son más densas, pero también más gratificantes después de dedicarles el tiempo suficiente. (Nick) Sentimos que teníamos la experiencia suficiente para ir un paso adelante. Queríamos esforzarnos más con el fin de hacer algo completamente diferente.

Respecto a los cacharros utilizados, ¿con qué os gusta juguetear y cómo es vuestro proceso para crear las canciones? (Logan) Componemos a través de jam sessions. Después de tocarlas en vivo y afinar su estructura, las pasamos al ordenador para acabar de rematarlas vía software o hardware; normalmente para dejarlas totalmente limpias. Todas las máquinas que utilizamos son las mismas que cuando tocamos en vivo, excepto una 909 que amamos y algunos filtros y compresores. (Nick) Yo seré más explicito: un Juno-106, MPC1000, Korg Wavestation, 909, Machinedrum Elektron, SP 404-, R3 Korg, Yamaha TG33, y un par de otros sintetizadores y cajas de ritmos aleatorios.

Parece que ahora suena todo más orgánico. Tal vez sea porque “Tracer” está completamente libre de samples, dando ese toque de ‘limpieza’ a la grabación final. ¿Por qué surgió la idea de no utilizarlos? (Logan) No hubo una decisión consciente de no utilizar samples, sino que todo surgió por pura casualidad: cuando nos sentamos por primera vez a escribir las nuevas canciones, todas las ideas comenzaron a partir de nuestros propios instrumentos. Creo que parte de esto se debe al hecho de que hemos avanzado mucho en la programación de nuestro equipo en los últimos dos años, así que resultaba mucho más divertido e interesante generar todo nosotros mismos en lugar de utilizar fuentes ajenas. (Nick) Usamos tantos samples en nuestro debut que nos pareció que sería interesante trabajar sin ellos.

Las colaboraciones con otros grandes artistas es probablemente lo más destacado del nuevo álbum. ¿Cómo se iniciaron dichas contribuciones? ¿Qué habéis obtenido con ellas? (Nick) Todos los colaboradores, excepto Romanthony, eran amigos ya o se convirtieron en amigos muy cercanos durante el proceso de grabación. Trabajar con otros artistas es muy estimulante, ya que permite tener a alguien más en el mismo espacio vital para ofrecerte un mundo completamente diferente de ideas. (Logan) Todas las canciones estaban compuestas antes de que los vocalistas las escucharan, para que acto seguido pudiesen aportar sus propias letras o proponer aspectos de mejora u otras recomendaciones.


red bull pequeño formato

wooky Albert Salinas, alias Wooky, es el primer residente dentro del Red Bull Pequeño Formato, una iniciativa diseñada entre Go Mag y Red Bull donde un afortunado artista será invitado cada mes a grabar su propio material en los estudios de Matadero Madrid durante una semana, que será publicado y presentado en directo en una fiesta exclusiva. Albert nos cuenta cómo piensa aprovechar la oportunidad y sus planes a corto plazo para seguir componiendo exquisitas miniaturas electrónicas.

Texto

Beto Vidal

¿Q

ué papel tendrá Wooky dentro del Red Bull Pequeño Formato en colaboración con Go Mag? Sobre todo aprovecharé mi residencia para hacer las mezclas finales de los temas que estoy terminando y añadirles algunos arreglos. La mezcla es un proceso que requiere concentración y me tomaré esos días como un ‘carpetazo’ al material en el que llevo tiempo sumergido. Después del éxito de “The ark” (Lapsus, 10), ¿tienes abundante material nuevo propio en tus manos? ¿Es precisamente lo que vas a grabar en El Matadero Madrid? Exactamente. Como te decía, llevo un par de años enfrascado en nuevas ideas y espero tenerlo todo listo para entonces. Digamos que soy bastante lento trabajando, siempre hay retoques que hacer. Me cuesta horrores dar una canción por terminada. Tener una fecha en mente será de gran ayuda para cerrar un ciclo y empezar otro. Espero y deseo que sigas la estela en tus nuevas producciones de esa especie de idm sosegada y bien conducida que paladeamos en “The ark”, que tantos paisajes disparejos evocan al oyente… Personalmente, no tengo la sensación de haber cambiado de estilo. A mi parecer sigo haciendo electrónica para contar pequeñas historias, al margen de etiquetas. Creo que las nuevas canciones son incluso más narrativas que las anteriores y todo el disco respira un mismo hilo conductor.

De hecho, se intuye una alta carga de Intelligent techno británico de principios de los 90. ¿Es esa época tu inspiración más cercana? ¿Qué otras corrientes de la electrónica te inspiran? Sin duda los 90 son una gran inspiración para mí, pero hoy en día bandas como Ochre, Kettel, Rumpistol o Floex tienen un sonido que no deja de sorprenderme, gente joven con muchísima clase. Por lo general me inspiran las cosas que suenan limpias y con una alta carga emocional. ¿Qué crees que podrá aportar la experiencia y medios técnicos contrastados de

la Red Bull Music Academy a tu sonido? ¿Valoras la oportunidad como algo muy importante? ¡Por supuesto! Sé que voy a disponer de un material al que no tengo acceso durante el día a día. Estoy seguro de que el entorno en el que voy a trabajar ayudará a que mis mezclas suenen más ‘pro’. Me muero de ganas por probar el juego de monitores de su estudio, he dado un vistazo al equipamiento técnico y la verdad es que quita el hipo. ¿En qué estado de salud se encuentra tu plataforma personal, Lapsus Records? La verdad es que editas con cuentagotas, pero con calidad contrastada. ¿Seguirá siendo el vinilo el hilo conductor de las futuras referencias? Lapsus camina despacio y sin prisa. Después de verano saldrá un EP de remezclas del disco de Gros (la segunda referencia del sello) en digital y en noviembre verá la luz un recopilatorio en vinilo a propósito de la segunda edición del festival MiRA, una joya súper limitada en la que hace tiempo que trabajo. Tras la exquisitas referencias del “Onda corta” de Pina y tu propio maxi de remixes de “The ark”, ¿tu próxima referencia la editas bajo Lapsus? Esta vez spa.RK será quien apadrine mis nuevas canciones, algo que me hace mucha ilusión. Siempre ha sido mi sello estatal favorito. ¿Qué puede aportarte spa.RK? La relación con ellos es inmejorable. Vicent y Sílvia son gente transparente, con la que da gusto trabajar, y sobre todo con un montón de ideas. Desde mi punto de vista a día de hoy spa.RK ya es uno de los sellos nacionales más sugerentes del momento. Para mí es un honor trabajar con ellos y estoy seguro de que mi música llegará a gente que hasta ahora no me conocía. ¤ Wooky actuará el próximo 11 de octubre en Matadero Madrid dentro de los conciertos Red Bull Pequeño Formato en colaboración con Go Mag.


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report Calexico

calexico Alegría de vivir

Burns y Convertino cambian su rutina para que nada cambie. Graban en Nueva Orleans, pero no hay grandes variaciones en su música de regusto arenoso. Algo más dinámico y de apariencia más optimista, es sorprendente como la sombra de la enfermedad y la muerte se cierne alrededor de “Algiers” sin que los autores parezcan conscientes. ¿O es que son muy buenos actores?

Texto

Half Nelson

J

oey Burns (voz, guitarras, bajo) es un tipo amable y buen conversador, tanto que repasando la cinta tras su llamada desde Madrid, donde Calexico centralizan la promoción europea —se oye a John Convertino (batería) manteniendo otra entrevista justo a su lado—, me doy cuenta de que evita hábilmente las cuestiones espinosas sin dejar el menor regusto amargo en el entrevistador. Rie continuamente pese a que hablamos varias veces de muerte y enfermedades y es hábil cuando recrea divertidas conversaciones, pero no podemos evitar despedirnos al borde de la lagrimilla cuando me habla de su amiga la congresista demócrata Gabrielle Giffords, gravemente herida en un atentado terrorista en enero de 2011. ¿Cómo estás Joey? “Todo bien (me responde en castellano)”. Ha pasado mucho tiempo desde “Carried to dust” (Quarterstick, 08) Sí, demasiado tiempo. No era esa nuestra intención, aunque yo personalmente estoy muy feliz porque hemos hecho muchas cosas, grabaciones, bandas sonoras, el documental “Circo” (Aaron Schock, 11) sobre un circo familiar mexicano, la banda sonora para “El irlandés” (John Michael McDonagh, 2011) con Brendan Gleeson y Don Cheadle. Hemos hecho un montón de colaboraciones y una gran caja recopilatoria de nuestros tour CDs… Y además, Dios mío, he tenido dos niñas gemelas, así que he estado bastante ocupado (risas). Tenía ganas de volver a grabar, pero la mujer de nuestro colaborador Craig Schumacher —productor o ingeniero de prácticamente todos los discos de Calexico— tuvo cáncer de pecho y después él mismo tuvo cáncer en el cuello, así que decidimos esperar a que todos estuvieran bien. Y entonces decidimos salir de nuestro entorno habitual e ir a grabar a la ciudad más bonita del mundo, Nueva Orleans. ¿Revisasteis todo el material antes de compilar ese recopilatorio de tour CDs “Selections from Road Atlas: 1988-2011”? El dueño de Touch And Go fue quien tuvo la idea de la compilación y ya tenía una lista de las canciones. La intención era pasar todos esos CDs a vinilo, lo que nos parecía una idea maravillosa para que nosotros, fans del vinilo, pudiéramos tener todos esos maravillosos objetos. Antes un periodista me preguntó: “¿Por qué no habéis hecho un ‘Greatest hits’?”. La verdad, prefiero centrarme en sacar a la luz cosas que sean difíciles de encontrar antes que en volver a publicar canciones que ya todo el mundo debería tener (risas).

¿De dónde sale el título de “Algiers” (City Slang / Coop, 12)? El barrio de Algiers está justo al otro lado del río del centro de Nueva Orleans y es una de las partes más antiguas de la ciudad. Los fundadores franceses le pusieron ese nombre porque les recordaba a Argelia. Esa parte de la ciudad está más elevada que el resto, así que no resultó afectada por las inundaciones tras el huracán Katrina. El estudio era una vieja iglesia de madera que se trasladó tras el huracán y conocíamos a los ingenieros que la rehabilitaron. Estar en un lugar así, con ese sonido, nos inspiró a componer las canciones del álbum. El instrumental “Algiers” parece el cierre de la cara A. Es curioso que lo digas porque John y yo cada vez somos más cuidadosos con la secuenciación. Al trabajar con CDs dices “tenemos 60 minutos de música y aún nos quedan 10 minutos más (risas), vamos a poner unos vídeos y un tema extra…”. Ahora hemos vuelto a una mentalidad más de vinilo: “vamos a ser concisos, con una cara A y una cara B”. Eso ayuda mucho a distribuir los momentos álgidos y las pausas, igual que en el setlist de un concierto. ¿Es “Algiers” un disco más optimista? Creo que tú eres como yo: te gustan las canciones oscuras, tristes, deprimentes y melancólicas (risas). Sí, es cierto, pero eso no significa que no me guste “Algiers”. Reconozco que a mí también me gustan esas canciones que me hunden aún más en la melancolía, pero también de cuando en cuando está bien escuchar música disco, mambo o salsa y bailar en la cocina con mis hijos. Aunque la verdad, cuando escucho música para mi placer normalmente escojo música triste, melancólica. La verdad es que creo que “Algiers” suena más optimista simplemente porque John toca con baquetas en lugar de con escobillas… ¡¡Así es, tienes toda la razón!! Es divertido porque cuando empezamos el proceso de composición y grabación siempre estamos John y yo tocando batería con escobillas y guitarra acústica. Es una de nuestras señas de identidad y hemos hecho grandes canciones así. Cuando empezamos a trabajar en “Algiers” saqué mi guitarra eléctrica para que John tuviera que usar las baquetas y pusimos un micro muy lejos de la batería como se hacía en los cincuenta y en los sesenta. Creemos que es importante mantener la excitación a la hora de grabar. Nosotros ya hemos llegado mucho más lejos de lo que nunca lle-


gamos a imaginar, así que necesitamos nuevos retos para mantener esa excitación. Sin duda, grabar fuera de nuestro querido WaveLab Studio (el estudio de Schumacher) en Tucson fue una buena idea, estamos muy contentos con “Algiers”. Hablemos de las canciones. “Splitter” (sin relación con el pivot de los Spurs) es una de mis favoritas. Cuando empiezas a improvisar en el estudio tienes que ponerle un nombre a lo que vas grabando, escogí “Splitter” aún no sé por qué y cuando llegó el momento de poner los títulos, así se quedó. Es una canción que parece optimista, pero el estribillo no lo es en absoluto (“Holding on / Holding on to no one”) y ese contraste es algo que me encanta. En el fondo, el personaje no tiene a nadie, pero al menos se tiene a sí mismo. “Sinner in the sea” está dedicada a Cuba, a Nina Simone, a una imaginaria orquesta formada por músicos de las dos orillas, pero también está la historia de Luis (Grass) el cubano que intentó llegar a EE.UU. primero (en 2003) en un camión Chevrolet de 1951 y después (en 2004) en un Buick de 1959 transformados en lanchas. Las dos veces fracasó, pero existe un puente histórico y simbólico entre Cuba y los EE.UU., aunque el puente no se vea, el puente está ahí porque sino, no podrías ir de Cuba a Miami en coche, ¿no crees? El disco “Tucson-Habana” (Wrase, 10) de Amparo (Sánchez) fue la llama que me llevó a escribir esa canción, pero he sido un gran fan de la música afrocubana desde hace mucho tiempo. Mi primer interés fue el jazz y llegué a ser bastante bueno, cuando estaba en el instituto gané el premio Louis Armstrong (concedido a jóvenes promesas del jazz, entre sus ganadores figuran Pat Metheny o el Trey Parker de “South Park”). La música afro-latina siempre fue mi favorita en cuanto al jazz se refiere, especialmente cuando tocas el bajo, porque eres mucho más libre que tocando rock o pop, donde sólo has de seguir el ritmo. Cuando Amparo nos invitó a John, a mí y a nuestras familias a visitar Cuba fue como cumplir un sueño y siempre le estaré agradecido por haber podido tocar con Oscar Ferret u Omara Portuondo. “Para” es la última canción que grabamos en Nueva Orleans, sólo teníamos una pequeña base de guitarra y batería y estuvimos trabajando unas tres horas hasta encontrar una buena melodía y estructura. Faltaba la letra y estaba pensando en hablar de Lhasa de Sela (fallecida en 2010 de cáncer de mama), porque la melodía me recordaba a ella, pero teníamos prisa y John hizo una letra sobre sus impresiones tras ver “El árbol de la vida” (Terrence Malick, 2011) y también sobre su propia experiencia. Para mí era demasiado personal porque mis letras no suelen ser así y

sabía que el texto tenía significado para John, por eso fue una sorpresa cuando el sello la escogió como primer single. Pero ellos tienen razón, es la mejor canción del disco. El título se nos ocurrió al ver una serie de pinturas de Neo Rauch (Leipzig, 1960) llamadas “Para” y que parecía ser una palabra española. En español ‘para’ tiene un sentido de dedicatoria, pero también de ‘stop’ y a ambos niveles encajaba con el texto de la canción. Nos gustan mucho estas conexiones abstractas y que, muy posiblemente, sólo tienen sentido para nosotros. Antes de despedirme quiero que me hable de Gabrielle Giffords, la congresista demócrata por Arizona fan de Calexico que en 2008 escogió “Crystal frontier” como una de las canciones que despertaban cada mañana a los tripulantes de las misiones en los transbordadores espaciales ya que su marido, Mark Kelly formaba parte de la tripulación del Discovery. En 2011, el último viaje del transbordador Endeavour fue comandado por Kelly y su esposa escogió la preciosa “Slowness”. La desgracia quiso que Giffords recibiera un disparo en la cabeza en un atentado y que para su esposo escuchar la canción en el espacio mientras ella todavía se recuperaba en el hospital, fuera un momento especialmente emotivo. “Que una canción tuya suene en el espacio es increíble, pero es especialmente emocionante después de lo que pasó a Gabrielle. Hay un vídeo en Youtube en que puedes escuchar el momento en que desde Houston despiertan a la tripulación y se me pone la piel de gallina cada vez que lo oigo: el sonido de mi propia música que llega desde tan lejos a través de esos pequeños altavoces y con ese intenso significado para Mark de desear, como en la canción, poder volver a comunicarse con la persona amada. Gabrielle está muy bien ahora. En junio volvió a Tucson para apoyar a los demócratas en la elección del que había de ser su sustituto en el Congreso, hicimos un concierto y estuvimos muy felices de poder abrazarla de nuevo. Además, los demócratas ganaron y Arizona envió otro representante progresista a Washington. Aunque aún tenemos mucho trabajo en Arizona debido a las racistas medidas de acoso a los inmigrantes que impulsa nuestro Gobernador. Es una vergüenza para nosotros y por eso intentamos oponernos con nuestros medios: organizamos conciertos, intentamos que la gente se reúna para hablar y discutir, que la gente abrace las diferencias, no que las convierta en un motivo de separación. No es algo premeditado que nuestra música tenga influencias tan diferentes, pero supongo que nuestra actitud es la de aceptar y aprender de lo diferente, no de despreciarlo”.


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discos

La selección Jäger

discos Yeasayer “Fragrant world”

Disfruta de un consumo responsable 35o

Mute / PIAS

Release The Beast

Archive “With us until you’re dead” DANGERVISIT / COOP

Odisea electrorock. Siempre he pensado que a mi padre podría gustarle Archive. En los discos de este colectivo británico adorado en Francia siempre se han podido respirar las premisas del rock progresivo, esa suerte de grandilocuencia interpretativa, la dilatada exploración experimental del subconsciente a través de la música. Con “With us until you’re dead”, la banda sigue habitando en esa interfase estilística que los vuelve inclasificables y atemporales. Las canciones de su noveno álbum desatan de nuevo ese torrente desbocado de bases electrónicas, distorsión, voces sentidas y orquestación, todo elevado al enésimo grado de sofisticación híbrida. Pese a que la calidad del cancionero es irregular y decae en su segunda mitad, todas las melodías surgen del mismo caldo primordial que siempre han preparado Darius Keeler y Danny Griffiths. En los albores del disco, podemos sentir como las canciones nacen, crecen y respiran. La fiebre mecánica y reverberante que se transmite con el avance de “Conflict” da lugar al mejor momento del álbum, ese que se sucede tras el vuelo de guitarras, violines y alaridos, más el desenlace de marcha espacial que se engarza con “Violently”. El single del disco se abre en sobresaltos

orquestales, pautados por los fraseos ciclotímicos de la nueva vocalista, Holly Martin. A partir de “Calm now”, se pone énfasis en las aristas soul y trip hop de la banda, dando gran protagonismo a las voces, convirtiendo todo en un paisaje íntimo pero carente de interés. Llegados a este punto, el disco se vuelve excesivo. En cambio, ese primer acto de música física y a la vez translúcida consigue lo que adivino es el objetivo de esta formación musical: crear estados mentales concretos, vacíos interiores insondables. El desasosiego existencial de esa zona de nadie musical es el territorio al que pertenece Archive. Tal vez ya nadie mire al techo e imagine galaxias escuchando sus discos, pero, como anuncian en este título, ellos proseguirán con su viaje alucinante, hasta la muerte. Albert Fernández Amanda Mair “Amanda Mair”

Pop. Una primera escucha del nuevo trabajo de Yeasayer resulta engañosa. Inocuo de entrada, carente de estribillos pegadizos, “Fragrant world” podría pasar sin pena ni gloria para el oyente ansioso de hits, que se hartará de darle al skip forward buscando el “O.N.E.” de marras. Dejadlo, no lo encontraréis. Hallaréis, no obstante, algo que puede ser mucho mejor: un disco templado y magnético en el que cada canción va penetrando en tu subconsciente inadvertidamente hasta que, de repente, te encuentras en el sofá tarareando el estribillo de “Fingers never bleed”. No es un suponer: a mí me ha pasado. Y no entiendes muy bien qué está sucediendo hasta que te vuelves a poner el disco y de golpe todo cobra sentido. El disco parece un mosaico construido con teselas irregulares; es al alejarnos cuando vemos la imagen que pretende mostrar y es entonces cuando podemos volver a acercarnos a gozar de cada una de las piezas por separado. Y pese a su innegable rareza, su construcción inusual y su aspecto inconexo, “Fragrant world” es también el disco más pop de Yeasayer. La psicodelia que había caracterizado a sus discos anteriores se difumina levemente aquí (aunque conserva una presencia poderosa) para dejar paso a un personalísimo R&B como género conductor de los nuevos temas del quinteto de Brooklyn. El tema que

abre el disco, “Fingers never bleed”, uno de los highlights absolutos, es un buen ejemplo. La estrofa entra suave, el puente genera una excitación creciente y augura épica, y ahí es donde Yeasayer juegan una de sus mejores cartas, la del desconcierto, convirtiendo el estribillo en un pasaje de R&B de ritmo pausado pero muy marcado. “Longevity” ya abraza el R&B desde el minuto cero y Chris Keating presta su histriónica voz a un tema que en manos de The Weeknd hubiera sido un mojabragas certero pero que en sus labios, aunque sensual, suena demasiado oscuro e inhóspito como para correr a quitarse la ropa. Algo que sí que podría suceder si te despistas con “Devil and the deed” o el intrigante single “Henrietta”. Pero antes de que acabemos todos en pelotas llega un bailongo “Reagan’s skeleton” cuyo estribillo recuerda muy mucho al “Sweet harmony” de The Beloved, como si alguna máquina perversa hubiera retorcido todos sus efectos y harmonías y al final de todo les hubiera metido un globito piyuli y unos coros pseudo africanistas. Una cosa muy rara pero que funciona la mar de bien. Precisamente esta última frase resume a la perfección la esencia de este disco, extraño y a la vez cercano, con melodías eternas enterradas bajo giros compositivos y capas de efectitos raros. Una rareza bellísima e inmortal. Virginia Arroyo

para una artista con potencial de estrella, capaz de, a su edad, sonar sorprendentemente madura cuando se pregunta si el amor va a acabar con ella (“Doubt”) o desarmarte sin compasión en los momentos más recogidos del álbum (“Skinnarviksberget” y “You’ve been here before”). Una delicia pop, sofisticada e inteligente, y un gran debut. Joan Cabot

te filtrado de los Beach Boys a través del tamiz de Animal Collective), la narcótica belleza de “Go slow” o ese experimento de baile marciano que es “OJ”, casi todos los cortes del disco tienen mucho más grano que paja. Tanto grano y tan variado, de hecho, que “Both lights” termina por parecer más una recopilación de singles, realizados a lo largo de toda la carrera de una banda, que un disco en el sentido clásico de la palabra. No sería mala idea que, para su próxima entrega, Wyland se decidiera a contratar a un productor; alguien capaz de poner orden en esa orgía de (buenas) ideas que tiene que ser su cabeza. Vidal Romero Anywhere “Anywhere” ATP / COOP

Au “Both lights” LEAF / ¡Pop stock!

Labrador / ¡Pop Stock!

Pop. Con apenas 15 años, Amanda Mair se convirtió en el fichaje más joven en la historia del sello Labrador, así que no es extraño que Johan Angergard, jefe del sello, líder de Club 8, Acid House Kings, Pallers y The Legend y toda una institución en la escena sueca, haya decidido mimarla y componer para ella una colección de canciones cuya estilizada y sinuosa producción recuerda a la mejor Kate Bush, aunque la voz de Mair se desenvuelva en un mundo menos ultraterreno. Junto a Angergard, participan en el disco Philip Esktröm de The Mary Onettes, ejerciendo de factótum, y Pelle Carlberg y Roger Gunnarsson, estos dos últimos contribuyendo con una composición por cabeza. Todo para ofrecer las máximas garantías

Rock. Se da en Au la curiosa paradoja de que la mayor de sus virtudes, la infinita capacidad para inventar formas con las que retorcer un rock de naturaleza mutante y colorista, es también la causa directa de su principal defecto: la falta de una coherencia interna, que sirva como espina dorsal en sus discos. Y es una lástima, porque “Both lights”, tercera entrega de este proyecto radicado en Portland y liderado por Luke Wyland (instrumentista prodigioso y de una imaginación desbordante) está repleto de canciones sobresalientes. Desde la inicial “Epic”, un puzzle sonoro, pleno de energía, que recuerda a los mejores Battles, hasta el épico cierre a cámara lenta de “Don’t lie down”, pasando por expansivos ejercicios de pop psicodélico como “Get alive” (brillan-

Progresivo. Por definición, los supergrupos dan miedo. Si encima entre sus miembros hay fans de rock progresivo, hay que prepararse para lo peor. E incluso aunque estés preparada para lo peor, el debut de Anywhere, supergrupo liderado por Cedric Bixler-Zavala (de At The Drive In y The Mars Volta) y Christian Eric Beaulieu (Triclops!), en el que también participa Mike Watt (de The Stooges, Minutement y fIREHORSE), puede desestabilizarte, ya sea por su psicodélico desparpajo de influencias casi contradictorias (del post-hardcore a Fleetwood Mac), por su profusión de guitarras pseudo-orientales infumables, por su rollo aquí te pillo, aquí te mezclo, que ni los Celtas Cortos tras una insolación, o porque todo esto se materializa a la vez, sin pausa y entre pegajosas capas de voces y/o falsas gaitas (“Infrared Moses”). Sería un error, no obstante, afirmar que Anywhere carecen de destellos de genio, que


Swans “The seer” “We rose from your bed with the sun in our head” YOUNG GOD

los hay, aunque tirando a pocos (el final de “Pyramid mirrors”, “Anywhere” o “Shaman mantra”). Gloria González

Bill Fay “Life is people” Dead Oceans / ¡Pop Stock!

Heart-shaped rock. Algunas vidas se asemejan a un vehículo cruzando la más profunda geografía de un país. A lo largo del trayecto la cabeza es vencida por una calma ruidosa, los estados emocionales varían, la balanza de la euforia se decanta intermitentemente por la pesadumbre y la duda. De entre el bosque de fantasmas interiores surge la pregunta: “¿De qué sirve todo lo que estoy haciendo?” y el deseo de que la siguiente curva descubra la respuesta que aclare el motivo de una existencia. Bill Fay inició ese recorrido cuando en 1971 su discográfica de entonces decidió que tres intentos eran suficientes para demostrar qué tipo de músico estaba hecho. Jeff Tweedy no mide la talla de un artista por el número de ventas sino por la calidad de sus composiciones y por ese mismo motivo siempre ha reivindicado al británico. Cuarenta años después de la grabación de su último disco en estudio, el viaje nos lo devuelve emocionado y henchido de la melancólica forjada en los años de destierro. Sublime, heroico y necesario. David Giménez Beat Connection “The palace garden” Moshi Moshi / COOP

Indie disco pop. Niños y niñas, acercaos, que empieza la minidisco. Esta noche, con nosotros, el penúltimo hype de la nueva modernidad: ¡Beat Connection, dúo de Seattle! Sus electrónicas melodías pegajosas se derretirán en vuestras orejas, su indie disco post-Delorean hará brillar vuestras gorras fluorescentes, su aproximación a los 80 con toque tropical nos deleitará sin freno. Mirad cómo el estribillo de “The palace garden, 4am” conquista de inmediato a vuestros papás, porque no hay quien le resista. Observad la ligereza de “Saola” y ved cómo la aprecian vuestras mamás, todas ellas fans de Animal Collective. Notad la frescura de “Invisible cities” y sentid cómo dirige sutilmente vuestros piecitos hacia la playa. Cuando, poco después, Beat Connection se empiecen a repetir y abusen una y otra vez de lo trágicamente previsible (como en el momento yo-también-soy-Daft-Punk de “Trap house”, o la lamentable “Think feel”), ya será la hora de ir a la cama y mañana será otro día, otro hype, y nadie recordará nunca nada. Niñas y niños, bienvenidos a la felicidad. Gloria González Cooly G “Playing me” Hyperdub

New post-dubstep. Pese al escaso peso (estadístico) de las productoras femeninas en la escena relacionada con lo que ahora llamamos bass music, en Gran Bretaña siempre ha habido un ‘factor femenino’ que ha

ayudado a reconducir el género. Cuando el drum’n’bass se encazurró y sacó a las chicas de los clubes, el cimbreo 2step fue la válvula de escape. Ahora que el dubstep es un cliché lleno de tíos con capucha que buscan inspiración en callejones con charcos oscuros como agujeros negros, la apuesta de Hyperdub por Cooly G debería aportar pop, luz y aire fresco. Lástima que este LP no culmine lo apuntado por su segundo maxi “Up in my head / Phat si” publicado hace eones (o sea, en 2010), donde combinaba relajados beats futuristas y recitados neosoul. La maternidad (por partida doble) de Merrissa Campbell ha ralentizado todo el proceso y ha dejado “Playing me” en un incómodo medio camino entre la vanguardia y el mainstream. Mientras que “Up in my head” se rescata al final del álbum, la inicial “He said I said” no anda lejos de The xx (voz quejumbrosa, beats y guitarra mínimos) y equilibra hacia el pop un LP con destellos rave que, muy calculadamente, Campbell nunca deja estallar (“Come into my room”, “Landscapes”) consiguiendo una atmósfera relajada pero elegante ideal para el piscineo veraniego. La imposible versión del “Trouble” de Coldplay (junto a su timorato directo en el pasado Sónar), sencillamente no se la tenemos en cuenta. Half Nelson

Dead Can Dance “Anastasis” Pias

World music. Conscientes de su propia leyenda, Lisa Gerrard y Brendan Perry titulan “Anastasis” (‘resurrección’ en griego clásico) su primer LP con material nuevo en dieciséis años. Sin embargo, basta oír a Perry entonar con voz grave y acento solemne eso de “We are the children of the Sun” y ya se ve que este pretendido disco de renacimiento lo es sólo en el aspecto temporal. La capacidad de Gerrard y Perry para integrar sonidos, arreglos y melodías pertenecientes a diferentes culturas y tradiciones permanece intacta, como si no hubieran dejado de verse y trabajar juntos tras la breve gira de reunión de 2005, que, a su vez, rompía una separación anunciada en 1998. Plenamente coherente con la evolución estilística del dúo, “Anastasis” mezcla conceptos, sonidos y culturas sin originar pastiche ni empacho, gracias a la capacidad evocadora que les ha dado su amplia experiencia (juntos o por separado) en bandas sonoras cinematográficas. Aunque sí que podemos agrupar claramente los temas cantados por cada uno de ellos. En los de Lisa Gerrard (“Anabasis”, “Agape”, la refulgente “Kiko”), la voz entona melodías con letras indescifrables punteadas por arreglos y melodías de Oriente Próximo: violines, cítaras, salterios con sabor al mediterráneo oriental, salvo en “Return of the She-King” (donde Perry se le une en los coros finales) de claro aire celta y quizás demasiado cinematográfica, muy posiblemente una muestra de que se han reaprovechado ideas o grabaciones de este largo lapso de descanso. Por otro lado, en los temas de Brendan Perry la tecnología (bases sintéticas, samples…) queda más a la vista, las letras se entienden y las melodías y arreglos no pueden asociarse a ninguna cultura en concreto, pero son precisamen-

Rock mayúsculo. Cuando hace algo más de dos años Michael Gira anunció que Swans volvían a ser una banda, insistió de manera vehemente en que no se trataba de “una simple reunión. No es un estúpido acto de nostalgia ni una repetición del pasado”, advertía, con su proverbial falta de buenas maneras. Reformar Swans significaba un trabajo a jornada completa; significaba dejar aparcadas todas sus demás aventuras y sumergirse en un proceso que implicaba grabar un disco y salir de gira, y luego grabar otro disco y salir otra vez de gira. Un proceso que, para el hombre con sombrero de cowboy, forma parte de una rueda interminable, en la que cada acción conlleva una reacción y una evolución. Pensando de esa manera, no es raro que anuncie “The seer” como un disco “que es el resultado de 30 años de trabajo. La culminación de todos los álbumes anteriores de Swans y de cualquier otra música que haya grabado o imaginado”. Y tampoco que, a renglón seguido, añada que se trata de “una obra inacabada, como las canciones que contiene. Como imágenes en el interior de un rollo de película. Imágenes que se difuminan, se mezclan y, de manera eventual, desaparecen”. Y es que Gira siempre ha entendido sus canciones como organismos vivos, capaces de mutar y de adaptarse a nuevos entornos; una idea que tenía clara ya en la primera época de Swans, cuando imaginaba collages colosales, como “Soundtracks for the blind” (96), en los que se fundían grabaciones capturadas en directo con retales de estudio y todo tipo de souvenirs sonoros. Siguiendo esta filosofía, Gira anunció a principios de año la publicación de “We rose from your bed with the sun in our head”, un disco que en principio estaba limitado a 1.000 copias, y que sumaba, a un puñado de grabaciones en directo de la última gira de Swans, maquetas acústicas de las canciones que contendría “The seer”. La idea era recaudar fondos con los que sufragar los gastos que acarrearía la grabación del disco, pero la respuesta fue tan contundente (se agotó en menos de una semana), que decidió publicarlo también en una versión ‘oficial’, con un artwork impresionante. Y aunque faltan las maquetas (después de todo se trataba de ‘un regalo’ para los fieles que compraron la primera tirada), hay que dar gracias por esta segunda oportunidad, que permite asomarse de primera mano al proceso creativo, a esa tremenda capacidad de transformación, que posee Swans cuando tiene la maquinaria engrasada y funcionando a todo piñón. Por un lado, están las canciones de “My father will guide me up a rope to the sky” (su onceavo disco publicado en Young Gods en 2010), que para la ocasión crecen hasta convertirse en monstruos voraces: es el caso de “No words/no thoughts”, que alarga su introducción a lo largo de 17 minutos cargados de tensión; de “Jim” y “Eden prison”, que se retuercen y asalvajan; de una “Little mouth” prácticamente desnuda de instrumentación, y sin embargo más intensa que la original. Por otro, viejos clásicos

de la banda (“Sex God sex”, “Yr property”, “Beautiful child”) henchidos de épica para la ocasión. Y por último, los avances del disco nuevo: la abrumadora “The apostate” y la enormidad de “The seer”, señales inequívocas de que a la vuelta de la esquina se estaba fraguando algo muy serio. Tan serio, de hecho, que ha sido imposible contenerlo dentro de los confines de un único disco: “The seer” es una barbaridad que se extiende a lo largo de dos horas, y que nunca baja la guardia. Una sucesión de canciones enormes (en el fondo y en la forma, con varios cortes que sobrepasan los veinte minutos), que arranca apelando al sonido más clásico y reconocible de Swans: con una “Lunacy” construida alrededor de un vibrante manto de guitarras y teclados, sobre el que se alza un coro enfebrecido (en el que también berrean Alan Sparhawk y Mimi Parker), y una “Mother of the world” anclada a un ritmo tenso y monolítico, interminable, sobre el que Gira gime y musita antes de que todo pare de golpe, para disolverse después en una oscura sopa psicodélica. El primer momento grande del disco llega con “The seer”, media hora de tensión climática, en la que el sonido de la banda se va enroscando alrededor del oyente, como una serpiente de proporciones colosales, y que de repente toma forma de de canción hipnótica, pantanosa: apenas un momento de respiro, y enseguida aparece una coda, “The seer returns”, que vibra con los coros enfermizos de la recuperada Jarboe. La masa de ruido informe de “93 Ave. B blues” guía entonces el disco hacia terrenos más amables, enraizados en ese blues fantasmal que tanto le gusta a Gira, delicado en “The daughter bring the water” y preciosista en “Song for a warrior” (en la que canta Karen O). Y por fin las campanas de “Avatar” abran las puertas de esa ciénaga en la que palpitan los dos últimos cortes del disco: la monumental “A piece of the sky”, que se levanta sobre las cenizas de un collage de ruidos y voces cocinados junto a Ben Frost y Jarboe, para terminar transformada en una melancólica canción de aire lejanamente country (con ayuda de Akron/Family), y ese trozo de infierno que es “The apostate”, una montaña rusa de veintitrés minutos, en la que la tensión y la sensación de peligro no desaparecen nunca, y que resume las muchas virtudes de un disco enorme, brutal, demoledor. Una salvaje increpación, un ataque directo hacia un oyente al que se quiere hundir en un pozo de perversión, de religiosidad opresiva, de esclavismo y negrura de corazón. “The seer” es todo eso, y “We rose from your bed with the sun in our head” viene a ser la versión cruda y sin pulir de ese mismo ataque. Se trata, en fin, de las dos caras de una misma moneda, que en conjunto suponen una de las experiencias más extenuantes que el mundo de la música puede producir en el año 2012: la confirmación de que el Apocalipsis está a la vuelta de la esquina, y de que lo único que podemos hacer es revolcarnos en el fango de nuestra propia miseria. Alabado sea el Señor. Vidal Romero


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discos

Frank Ocean “Channel orange” Def Jam / Universal

R&B. Los armarios han llegado al mundo del hip hop y el R&B. Y no hablo de hombretones de espaldas anchas, ni siquiera de esos mamotretos desmontables que vende Ikea, me refiero a los armarios imaginarios de los que suelen salir gays, lesbianas y bis. Frank Ocean decidió utilizar uno de estos armarios para lanzar una ensordecedora mascletá sobre las cabezas del público, llamar la atención a lo grande con la intención de cocinar como es debido el alumbramiento de su esperado debut en una major y remover un poquito más una escena construida a base de esencia de testosterona afroamericana. Hay que tener cojones para admitir que, aparte de las mujeres, tampoco te importa darle candela a los señores, y nuestro héroe lo hizo. Un movimiento casi suicida, pero ‘jarto’ en términos de promoción, que además, sea verdad o no, ubica al vocalista en cabeza de un nuevo estado de conciencia en las hasta ahora oscuras ciénagas de la sexualidad en la música negra. Lo cierto es que con el falsete que gasta en la codeínica “Thinking about you”, el de New Orleans podría ser adicto a la gerontofilia o desayunar bebés, que servidor seguiría escuchándole feliz y con un reluciente moquillo. Versátil a rabiar cuando se trata de abrazar los distintos tonos del arco iris vocal negroide, Ocean salta a la Grandes Ligas de la industria —digamos que este es su primer álbum oficial, mixtape mediante— con los ojos del hype clavados en su nuca. Y no le tiembla la glotis, antes al contrario, hace gala de una confianza ciega en su calidez y en su dominio de los registros. Pone los pelos de punta. Escucha “Sweet life”,

te esas canciones las que cierran el círculo conceptual con la imagen gráfica del álbum. Sobre todo una “Opium” a juego con las amapolas que pueblan la portada que plantea el algo manido tópico del vuelo/ viaje como metáfora del escapismo a través de las drogas. En esa canción, el autor huye de lugares y también de recuerdos, algo que se repite en “Amnesia”, basada en unas bonitas frases de piano a las que sobrevuelan unos violines y vientos con un tremendismo muy Vangelis. Con todos sus (pocos) defectos, lo mejor de “Anastasis” es que los australianos han vuelto siendo fieles a sí mismos. En todo caso, sólo cabe darles la bienvenida entre los vivos. Half Nelson

soul tostado con despuntes jazzísticos en modo bruma sobre los juegos vocales del joven maestro, y verás a un cantante que parece veterano, maduro no, lo siguiente, un artista armado con toda suerte de recursos, acariciándote los adentros a golpe de cashmere vocal. “Channel orange” es un disco apasionante, y no sólo porque Ocean es capaz de exprimir una voz superlativa a media luz, sin los excesos y gorgoritos barrocos que aquejan al 80 % de los cantantes masculinos de R&B. La carcasa musical del disco es básica también para delimitar con exactitud los contornos de esta monumental pirámide y comprender su magnitud. Precisamente, el funk psicodélico y los slaps de bajo de “Pyramids” —uno de mis cortes favoritos— se combinan con la melancolía vocal de un Ocean más grande que la vida, en un club banger emo y futurista a partes iguales de casi 9 minutos que sabe a gloria bendita. Sintetizadores hipnóticos, melodías básicas, vocales lánguidas lanzando estribillos acolchados, bajos saltarines que refrescan como la brisa nocturna. En la penumbra también hay segmentos musicales que te dejan sin capacidad de reacción. Las baterías jazzísticas diluidas, los teclados neblinosos y las placenteras descargas de soul de “Crack rock” se funden con los lamentos del cantante sin necesidad de mayores apliques. “Monks” podría ser una alegre psicofonía grabada en la mismísima tumba de Marvin Gaye para poner banda sonora a un guateque de toseína. “Pink matter”, con un segmento rapeado a base de pucheritos por Andre 3000, es una especie de exorcismo donde una guitarra, un par de efectos y unos violines le bastan a nuestro hombre para dejarte la nuez atascada. Triunfo de los gordos, gente; música y genio vocal fluyendo como lava tibia, agradable, reparadora en el mejor álbum de R&B del 2012 con abrumadora diferencia. De todos los miembros de Odd Future, el suyo es el futuro menos extraño: el mejor Ocean desde Billy. Óscar Broc

culturales. Por otro, podría decirse que el debut de su banda, hasta nueve músicos de orígenes completamente diversos, con sede en Boston, funciona a su vez como tesis sobre Ethio-groove, la música que dominaba entre las orquestas del país en los años 70. Con la imponente sombra de Mulatu Astatke dominando el paisaje, Debo Band aporta poco más que pequeños detalles procedentes de otras tradiciones —un violín por aquí, un efecto de guitarra por allá—, que adquieren carácter de impureza en un álbum tan robustamente construido entorno a un pasado tan concreto. La virtud del grupo se apoya, en cualquier caso, en dar sentido a esa recuperación a fuerza de respeto y un academicismo que sólo aburre a ratos. Que este disco aparezca bajo el auspicio de Sub Pop, merece un estudio aparte. Joan Cabot En “Already gone” Marielle V. Jakobsons “Glass canyons” STUDENTS OF DECAY

Debo Band “Debo Band” Sup Pop / ¡Pop Stock!

Ethio-groove. De origen etíope aunque estadounidense de nacimiento, para Danny Mekonnen estar al frente de Debo Band tiene sentido de dos formas igualmente importantes y complementarias. Por un lado, se trata de un viaje a través de sus propias raíces

Drones. Aunque lleva en activo desde 2005, hace poco tiempo que el sello norteamericano Students Of Decay ha decidido abandonar por completo el proceloso mundo de los compactos regrabables, para concentrarse en las ediciones ‘serias’ (y muy elegantes, añado). Un paso que ha implicado reducir el número de lanzamientos, pero que también les ha obligado a separar el grano de la paja, y a intentar quedarse sólo con obras

sobresalientes, que es el caso de “Already gone”, segundo disco del dúo californiano En. Destilado a partir de la sabia mezcla de guitarras acústicas y guitarras procesadas, esta dividido en dos partes. En la primera, la pareja demuestra su habilidad para dibujar viñetas pastorales, en las que los delicados drones de fondo, de una naturaleza entre acuática y gaseosa, arropan los burbujeos de las guitarras y algún arrebato melódico (piensen en Tim Hecker, en Loscil, en Stars Of The Lid). Una habilidad que estalla en todo su esplendor en la segunda parte, una única pieza que va creciendo a lo largo de veinte sinuosos minutos, mientras suma grabaciones de campo, voces fantasmales, guitarras de todo tipo y nubes de distorsión en un absorbente ejercicio de paisajismo, que termina por convertir a “Already gone” en uno de los mejores títulos de ambient de la temporada. Y de una estatura parecida es “Glass canyons”, el primer disco en solitario de la también norteamericana, y muy ocupada (Date Palms, Myrmyr, Darwinsbitch y mil proyectos más), Marielle V. Jakobsons. Compuestas a partir del diálogo entre un violín y un puñado de sintetizadores, las seis piezas que contiene gustan también de perderse en un mar de efectos y drones (casi siempre arañados a las cuerdas del violín), pero sin hacer ascos a las florituras melódicas, las citas descaradas a la kosmische (como en la estupenda “Dusty trails”) y los cambios abruptos de intensidad. Añadan unas pizcas de neoclásica y un algo de folk fantasmal, y tendrán otro disco notable, de esos que no pueden faltar en casa. Vidal Romero

Duot “Cactus” Repetidor

Jazz. Albert Cirera (saxos) y Ramon Prats (batería) publican el segundo LP de Duot tras más de un año de actuaciones semanales (los jueves) en el minúsculo bar Robadors 23 (en la misma calle y número) convertido, gracias a su disciplina, en pequeño epicentro de la escena de improvisación jazzística barcelonesa. Como el propio título parece querer sugerir, los cuatro temas que forman este LP son espinosos por fuera, pero jugosos por dentro. Desde los primeros licks de saxo en “Esbart pencaire” se aprecia que ese año de constantes actuaciones les ha dado una notable conjunción y un endemoniado sentido del ritmo y del humor (no sólo en los títulos, obra de Alfred Artigas). Además, saben esquivar la tentación del exceso histérico y templan el tono y el tempo en la espectral “Nocturn per a dos cactus” que deja al oyente a punto para la espiritual “Nahafsi National Anthem”: diecinueve minutos de exploración que acaban ante la tumba del Coltrane más sedado. Glorioso. Half Nelson Frames “In via” SPV / PIAS

Post-rock. El telón de “In via” alza majestuosamente las primeras recreaciones del horizonte sensible, y eleva al oyente a una altura que le permite observar el paisaje

instrumental por encima de los accidentes de su geografía musical. El piano con el que se abre este recorrido sólo es el preludio al estallido eléctrico, una suerte de invitación tentadora a despertar nuestra curiosidad por descubrir que se encuentra más allá de lo que, a priori, parece un confín inaccesible. Los alemanes exhiben una maestría en las lides de conducir sus composiciones, desde la tensión al paisajismo más calmado, conjugando sabiamente las mejores bazas del post-rock, el metal, el rock progresivo y el jazz, todo ello subyugado siempre a una máxima imperativa: la ambientación como instrumento hipnótico emocional. Es éste un trabajo exuberante y compacto, sin fisuras, que agradará por igual a seguidores de bandas como Mogwai, Explosions In The Sky o Godspeed You! Black Emperor, y que merece un hueco en el olimpo del género. David Giménez

DVA “Botanicula soundtrack” MINORITY RECORDS

Collage pop. Dotados con una sensibilidad mágica, a medio camino entre la fábula naíf y una cierta crítica social, los programadores de Amanita Design son únicos a la hora de inventar universos oníricos para sus videojuegos, en los que criaturas diminutas y luminosas se enfrentan a pequeñas epopeyas. Meticulosos hasta el detalle, suelen encargar la música de sus obras a artistas experimentales, para que añadan una última capa de misterio a los distintos escenarios del juego. Una tarea que en el caso del reciente “Botanicula” ha recaído en DVA, un dúo checo (nada que ver con el artista de Hyperdub) que mezcla percusión, grabaciones de campo, voces, instrumentos acústicos, juguetes y samples, para construir viñetas encantadoras, que encuentran acomodo en algún lugar indeterminado entre Pascal Comelade, Joe Meek, Felix Kubin, los discos de Ghost Box y el pop aniñado de múm. Piezas cortas, de elevado contenido melódico, repletas de guiños jazzísticos y efectos especiales, que funcionan a la perfección tanto en su contexto original (al menos en el par de pantallas de muestra que este servidor ha podido ver), como al escucharlas de manera autónoma, pero que en el conjunto de un disco resultan derivativas y monótonas. Y es una pena, porque con una edición y un orden más cuidado, les habría quedado un artefacto de lo más encantador. Vidal Romero Fur Coat “Mind over matter” Crosstown Rebels

House. El primer LP de los venezolanos Sergio Muñoz e Israel Sunshine es un compendio de temas nuevos y provenientes de sus previos EPs para el sello de Damian Lazarus. No falta la versión CD de su primer hit “Space ballad” junto al también venezolano Argenis Brito (colega de Luciano y de Jay Haze), un número de bajo juguetón potenciado por una excelente remezcla ‘vocal’ a cargo de Totally Enormous Extinct Dinosaurs. La fórmula de house relajado y elegante con bajos rotundos y letras


Ariel Pink‘s Haunted Graffiti “Mature themes” 4AD / ¡Pop Stock!

algo dispersas se repite una y otra vez en este LP lleno de colaboraciones —Rap Lisa en “Pettit pillow”¸ Big Bully en “She’s all good” y “Understand what I do”, Mel Blatt (ex All Saints) en “Falls away”¸ Stee Downes en “Going nowhere” y Cari Golden en “You and I”— lo que hace que la escucha en casa de todo el metraje sea una experiencia escasamente gratificante. Un ejemplo de disco con ínfulas de calidad y pretensiones comerciales que queda a medio camino de todos los sitios. Half Nelson

para un tipo que ahora escribe canciones densas y coloristas, ancladas a floridos ritmos sintéticos, en las que distintas melodías cibernéticas colisionan entre sí, mientras una voz sumergida en vocoders inventa pegajosos estribillos. Imaginen una versión cósmica y alocada de Gary Numan, o unos Telex pasados de ácido, que por ahí van los tiros. Y si se preguntan por los devaneos rock que tanto le gustaban antes a Dalton, sepan que aquí sólo los encontrarán de manera tangencial: en los aromas krautrock de “Pleading for annihilation”, y en las (deliciosas) vaharadas psicodélicas de “World after”, una de las canciones más marcianas de un disco irregular y excesivo, pero que a ratos brilla con notable intensidad. Pop escapista, para robots con el software caducado. Vidal Romero

Frank Bretschneider “Kippschwingungen” LINE

Electrónica. Cuando se habla de instrumentos para hacer música electrónica, los aparatos diseñados en la antigua República Democrática de Alemania tienen fama de ser sorprendentes para lo bueno y para lo malo: cacharros que casi siempre fracasaron en su intento por imitar los modelos que se fabricaban en el mundo (ejem) occidental, pero que a cambio poseían un insólito potencial para producir sonidos de naturaleza alienígena. Ese es el caso del Subharcord, un generador de ondas subarmónicas, creado en la década de los sesenta para realizar efectos de sonido en radio y televisión, a imagen del Trautonium de Oskar Sala y del Electronium de Raymond Scott. Su escaso éxito comercial (se fabricaron apenas ocho unidades, de las que sólo sobreviven tres), tiene que ver precisamente con su capacidad única de manejarse por el rango más bajo del espectro audible. Una capacidad que Frank Bretschneider exprime al máximo en “Kippschwingungen”, un disco en el que todos los sonidos están realizados con el Subharcord (con ayuda puntual de un módulo Clavia), pero en el que se nota su mano por todas partes. Ritmos crujientes, racimos de notas circulares, pulsos mecanicistas y drones densos como el puré se amontonan en siete pistas que fluyen en continuidad, buscando acomodo en algún punto indeterminado entre el techno hipercinético que Bretschneider suele publicar como Komet y la electroacústica clásica, y que alcanzan todo su potencial cuando se escuchan en un buen equipo, a ese volumen en el que los vecinos comienzan a aporrear las paredes. Pero no hagan caso: suban aún más el volumen y dejen que los subgraves golpeen con violencia en la boca del estómago. Vidal Romero Gary War “Jared’s lot” SPECTRUM SPOOLS

Pop cósmico. Que el neoyorquino Greg Dalton (aka Gary War) haya terminado dando con sus huesos en Spectrum Spools, el subsello ‘cósmico’ de Editions Mego, es el paso más lógico dentro de su carrera. Una carrera que comenzó embarbascada entre las nieblas del pop hipnagógico, pero que poco a poco ha derivado hacia un synth pop en el que las guitarras han cedido el protagonismo a las máquinas analógicas y a las melodías inspiradas en la década de los ochenta. En este sentido, “Jared’s lot” funciona casi como un renacimiento, un nuevo bautismo

Grushenka “Técnicas subversivas” El Genio Equivocado

Shoegaze. ¿Tiene sentido un revival shoegaze a nivel nacional? No tengo respuesta a esa pregunta. Nadie la tiene, ni siquiera los miembros de Grushenka, y puede que lo que no tenga sentido en realidad sea hacerse esa pregunta, aunque es un hecho que la escuela anglosajona se ha tomado el noise y el shoegaze en serio de nuevo, y que aquí grupos como Tom Boyle abrieron la veda para el retorno a un género que dio muchas alegrías a principios y mediados de los 90. En todo caso, es curioso que tenga la sensación de que en España ese retorno al noise sea más revivalista y sume menos de lo que han hecho proyectos, como por ejemplo, Blank Dogs. Sin ir más lejos, para su primer EP los catalanes Grushenka se pusieron en manos del ex Surfin’ Bichos Joaquín Pascual, un guiño a la génesis de la ola noventera. Y la existencia de unos referentes claros no es que debilite el discurso del grupo, que por suerte se sostiene en unas canciones convincentes, una melancolía venenosa y unas letras realmente bonitas —además, esa base rítmica algo desmañada suma encanto—, pero limita su trascendencia. Joan Cabot

Pop. No busquen más a Syd Barrett: se lo comió Ariel Pink. También a Prince, a David Thomas (eso sí que tiene mérito), a Frank Zappa y a Don van Vliet, incluso al pobre Julian Cope y, bueno, a casi cualquier otro raro que haya dejado huella en la música popular en las últimas cinco décadas, además de una cubeta llena de LPs de música disco setentera de saldo. Ariel Pink ha hecho de la personalidad múltiple y la excentricidad un arte, su arte. Ser todos y no ser nadie. O ser otro sin ser nada de lo anterior. Todo muy raro. Ése es el juego. Y eso es algo evidente incluso en “Mature themes”, su disco más pop, más enfocado, menos desquiciante a pesar de temas como “Is this the best spot”, puesta ahí en segundo lugar, como para recordarte que a Ariel Marcus Rosenberg sostenerle la mirada todavía puede provocarte un mal rollo tremendo y ponerte de los nervios, con ese genial grito de guerra que es “G spot, H bomb, let’s go!” (compite en la categoría Mejor Frase del Disco con el estribillo de “Schnitzel boogie”, himno gastrofreak en el que el cantante repite decenas de veces “I need a schnitzel”). Escuchando el nuevo disco del de Los Angeles, uno no puede evitar preguntarse cómo alguien tan rematadamente raruno ha llegado a ser uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo. Aunque habría que meterle a ese relevante trescientas comitas, es un he-

marcianas (“Except memories”, “Synoise”) y piezas que gestionan los silencios de manera notable, como la explícita “End silence”. Siempre en pistas de duración contenida, más efectivas mientras más se acercan a un cierto espíritu cinematográfico (“Red reflections”), y que conforman un disco encantador: la prueba de que Hauschka no tiene que ir muy lejos si necesita encontrar teloneros con clase para su próxima gira. Vidal Romero

cho que Ariel Pink tiene a la prensa especializada de su parte. Tanto que su tema más popular hasta la fecha es su versión de “Bright lit blue skies” de The Rockin’ Ramrods —grupo que apenas unos cuantos de ustedes conocían antes de que él decidiera rescatarlo del olvido, admítanlo—. De hecho, el single de presentación de “Mature themes” vuelve a ser una versión, “Baby”, en esta ocasión de Donnie & Joe Emerson, los cuales son más recordados por la portada de su álbum “Dreamin’ wild” (79) que por su música. Y puede que a Pink le acabe sucediendo algo parecido: que su excentricidad sea más importante que el fruto de la misma, que sus resultados no sean tan trascendentes como la mera influencia que puede ejercer ver cómo un tipo dispuesto a arrollar cualquier tipo de preconcepción y prejuicio tiene cierto éxito (relativicémoslo, lo que haga Ariel Pink nos importa a cuatro gatos, pero resulta que esos cuatro gatos escriben en revistas o tienen blogs o montan festivales, etc). Así que quizás recordemos “Before today” (4AD, 10) y este “Mature themes” como el momento en que hordas de visionarios aficionados a las setas y los discos de segunda mano de a euro decidieron que era un buen momento para empezar una carrera en el mundo del espectáculo y alcanzar cierto prestigio social en un momento histórico en que vestir como si hubieras asaltado una tienda de disfraces en 1982 no estaba mal visto. No descarto que así sea. Porque, ahí va lo importante, ahí está el quid de la cuestión, la mayor virtud de Ariel y su grafiti embrujado es precisamente esa habilidad para hacer de la locura algo mínimamente confortable, soberbiamente divertido y definitivamente excitante. Viva él. Joan Cabot

diferente y, lo importante, pone de relieve que, más allá del tufillo algo pretencioso y premeditado que se intuía en la forma en que decidió darse a conocer, Lee es una compositora sólida, fascinante y personal, cuya música y voz te dejan atrapado sin remisión. Joan Cabot

Jeremiah Jae “Raw money raps”

Insa Donja Kai “Insomnie joyeuse”

Brainfeeder / PIAS

SONIC PIECES

Neoclásica. Detrás de un alias compuesto a partir de la suma de sus nombres propios (Insa Schirmer, Donja Djember y Kai Angermann), se encuentran tres de los músicos que suelen acompañar a Hauschka en estudio y en directo, y que en “Insomnie joyeuse” han decidido dar forma a una aventura paralela. Un spin-off que comparte con los discos de su mentor el gusto por los ritmos cinemáticos y una sensibilidad puntillista, y que sabe exprimir al máximo las posibilidades de una instrumentación particular: un set de percusión, un vibráfono y dos violonchelos. Una formación muy poco habitual en el mundo de la música de cámara, que dota a sus composiciones de un tono grávido y oscuro, y que el trío maneja con habilidad, alternando viñetas en las que dialogan varias líneas melódicas (“Expansion II”) con ejercicios en los que exploran texturas

Iamamiwhoami “kin” Coop

Arty-pop. Tras irrumpir en forma de videoacertijos hará a finales de 2009, la curiosidad inicial que despertó el proyecto de la cantante sueca Jonna Lee parece haberse ido disipando a medida que el misterio que rodeaba aquellos primeros trabajos ha ido revelándose. Y puede que “kin” llegue algo tarde, con proyectos similares como Austra, Planningtorock o Zola Jesus concentrando la atención en la escena dark pop. Aunque también puede que Iamamiwhoami encuentren el terreno allanado y un público preparado para un álbum como éste. Los nueve cortes del disco ya habían aparecido a lo largo del año en YouTube, pero, lógicamente, escucharlos al fin en formato álbum supone una experiencia totalmente

Hip hop. Apadrinado por Flying Lotus, quien rápidamente encontró un hueco para él en el roster de su sello Brainfeeder, Jeremiah Jae nada en sentido contrario al de la mayoría de nuevos artistas del rap, en concreto, en dirección al pasado y el hip hop clásico, renegando del rollo swagger con un primer álbum poliédrico, disperso, algo confuso y volátil, pero en el que se adivina un talento especial. Porque no es tanto que haya mucho de desechable en algunos de los diecinueve cortes de “Raw money raps”, sólo que el rapero de Chicago se la juega continuamente y no siempre sale airoso. El suyo es un viaje lleno de baches, aunque en la dirección correcta, y cuando las piezas encajan Jae se desmarca como un productor fascinante con una especial habilidad para navegar en el éter y orientarse entre vaharadas de humo. Pero también hay saltos mortales con resultados inciertos, un tanto vagos. En


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discos

Animal Collective “Centipede Hz” Domino / PIAS

Pop AC. Probablemente el grupo de música popular más influyente desde Radiohead, Animal Collective son un grupo difícil de imitar. Entre otras cosas, porque cuando tu llegas allí ellos ya están en otra parte, han huido, se te han escurrido entre las manos. Hay un sonido AC, y eso es algo evidente en “Centipede Hz”, su noveno largo, pero la febril heterodoxia con la que abordan cada uno de sus trabajos hace difícil ponerle límites. Son siempre lo mismo sin ser nunca igual, y que hayan sido capaces de mantener su música viva, excitante y relevante durante tantos años es su mayor logro. A mi modo de ver, todo empezó con “Sung tongs” (Fat Cat, 04). Curiosamente, en aquel disco sólo participaron Noah Lennox (Panda Bear) y David Portner (Avey Tare), pero de alguna manera sirvió para sentar las bases, trazar la hoja de ruta, de lo que vendría a continuación. A partir de entonces, Animal Collective se erigieron como uno de esos grupos que redefinen los límites de la música pop demoliendo convenciones. En unos años dominados por la épica y la gravedad de los últimos hijos del revival post-punk, ellos devolvieron la psicodelia al campo, imponiendo de paso una nueva sensibilidad, desproveyendo a lo experimental de cualquier pretensión. Eran como niños haciendo experimentos con cola y Mentos, un simple juego. Y esa es la única regla: jugar, divertirse. El celebrado “Merriweather post pavilion” (Domino, 09) era un disco construido a base de samples, compuesto por separado y con

todo caso, se agradece el riesgo y el ligamen latente con la vieja escuela, algo que da sentido a este debut más allá del resultado mismo. Joan Cabot

el guitarrista Josh Dibb (Deakin) fuera de la banda temporalmente. En cambio, según explicaba Brian Weitz (Geologyst), el de nuevo cuarteto decidió enfocar la composición de su siguiente disco de forma conservadora: volvieron a su ciudad natal, Baltimore, y allí se encerraron en un garaje para dar forma a “Centipede Hz”, un álbum orgánico, en el que la voz y la melodía son un elemento omnipresente, con baterías y guitarras reales —Lennox no tocaba las baquetas desde “Here comes the indian” (Paw Tracks, 03)—. No es un salto mortal, pero de nuevo “Centipede Hz” es otra cosa: hay algo de los Animal Collective de “Feels” y “Strawberry jam”, sí, pero también algo completamente nuevo, una claridad sonora inusual y novedosa en un grupo que ha convertido la polirritmia y la sampledelia colorista en una forma de vida. El single “Honneycomb/Gotham” (Domino, 12) podría haber servido de aviso: voces al frente, melodías complejas y líquidas, transiciones y progresiones continuas, The Beach Boys nadando en un nuevo mundo. Con Animal Collective las cosas empiezan siempre con un Big Bang, en este caso un “This is the news, 5, 4, 3, 1, one, one, one, one…” y la danza de la lluvia que es “Moonjock”, un tema histriónico y multidireccional. Pero una vez superado “Today’s supernatural”, el saltarín single de presentación escogido por el grupo, lo que viene a continuación es un trabajo sorprendentemente relajado, incluso plácido. Me atrevería a asegurar que hay incluso una traza de indulgencia (“Rosie oh”, por ejemplo, suena a Animal Collective imitando a los imitadores de Animal Collective, aunque es una excepción, el único patinazo del disco). Hay sobre todo una voluntad por simplificar las cosas, divertirse aporreando tambores de nuevo, saltando como siempre. Así es “Centipede Hz”. Sí, de nuevo un disco magnífico. Campeones. Joan Cabot

lidad para las triquiñuelas de estudio, el gusto por la complejidad y un mimo obsesivo del sonido, lo que convierte a “Musostics” en un artefacto detallista y repleto de sorpresas, pero también encantador y (deliciosamente) snob: un disco estupendo para acompañar esas mañanas de domingo, indolentes y perezosas, en las que el desayuno se puede alargar durante horas. Vidal Romero Lightships “Electric cable” Geographic-Domino / PIAS

Junior Electronics “Musostics” Bureau B

Retrofuturismo. Personaje habitual de la escena indie de Brighton, donde dirige su propio estudio de grabación, miembro de los entrañables Imitation Electric Piano, y músico ‘en la sombra’ de Stereolab y The High Llamas, Joe Watson siempre ha preferido actuar como gregario antes que publicar su propia música. Es por eso que su primer disco en solitario ha tardado más de una década en ver la luz (apenas existe un EP homónimo, publicado en 2007), tiempo en el que ha ido puliendo una decena de canciones que, como suele suceder en los proyectos alumbrados a la sombra de la cofradía que dirigen Tim Gane y Laetitia Sadier, poseen esa nostalgia juguetona, poderosamente analógica, que conlleva la combinación de teclados rescatados de algún anticuario, ritmos de factura metronómica y melodías de aire naíf. Una estética formal perfectamente reconocible, a la que Watson añade su habi-

Pop-rock. En la discografía de Teenage Fanclub, las canciones compuestas por el bajista Gerard Love siempre han sido sinónimo de inmediatez. Suyos son algunos de los mejores temas de la banda de Glasgow, aunque tienen tantos que es casi una herejía ponerse a pormenorizar. Tras colaborar con The Pastels en los últimos años, Love publica bajo el nombre Lightships su primer trabajo en solitario, para el que ha contado con amigos afines como Tom Crossley (The Pastels, International Airport), Bob Kildea (Belle & Sebastian) y Brendan O’Hare (primer batería de Teenage) y en el que sorprende la placidez y el reposo con el que aquí se desgranan las melancolías. “Electric cable” es un disco bellísimo, repleto de melodías crepusculares y guitarras delicadamente trenzadas, surcado por una extraña sensación de paz que hace que la tristeza parezca casi un regalo digno de ser conservado y en el que el ya suficientemente contrastado talento compositivo de Love topa con algunas de sus mejores canciones, como la preciosa “Sweetness in her spark”. Joan Cabot

Kristofer Åström “From eagle to sparrow” Startracks / Green Ufos

Folk. La dilatada trayectoria discográfica del sueco Kristofer Åström, con ocho álbumes, cinco EPs y un sinfín de singles sobre sus espaldas, siempre ha deambulado sobre los terrenos del folk y la americana más domada e intimista, cosechando un relativo gran éxito en su lugar de origen. Con la publicación en nuestro país del excelente “From eagle to sparrow” las cartas deberían cambiar y tornársele favorables, situando a este cantautor entre los artistas más destacados del género, pues es esta entrega, sin lugar a dudas, su obra más completa, redonda y emocional. Las sonoridades acústicas, la austeridad y el estilo confesional y melancólico podrían conducirle a ciertas comparaciones con el Ryan Adams de “Ashes & fire”. Piezas mayores como “Strong & tall”, “For you” —el sonido espacial de su armónica haría levitar cualquier alma adormecida—, la dylaniana “Can you imagine?” o “Come summer (Come standing outside your door)” son algunos ejemplos del alto nivel compositivo. Un trabajo extraordinario. David Giménez

Lorn “Ask the dust” Ninja Tune / PIAS

Hip hop instrumental gótico. El estadounidense Marcos Ortega, alias Lorn, hace años que tiene un pacto en Milwaukee con algún demonio dubstep que le obliga a trabajar noche tras noche para ofuscarnos el espíritu a base de ritmos grasientos y melodías insidiosas y amenazantes, como quien se empeña en hacer que bailen las losas del cementerio. Tras el aplaudido “Nothing else” publicado en 2010 por el sello Brainfeeder, de Flying Lotus, aparece ahora en Ninja Tune con un “Ask the dust” que reincide en lo del ritmo lento y en lo del tono apocalíptico, rozando de vez en cuando, inevitablemente, lo cargante (“Diamond”). Por suerte, de vez en cuando Lorn logra sacudirse las cadenas de un estilo que a fin de cuentas podría habérsele quedado ya pequeño, para aventurarse en terrenos más refrescantes (y personales), como en “Dead dogs” o en la pasmosa “Weigh me down”. Hay vida más allá del electro para zombies. Gloria González Logreybeam “Perhaps” Muri

Ambient pop-folk. Esta es la historia de Gabriel Morley, un músico de Los Angeles que viene del ambient (como atestiguan múltiples referencias para los excelentes netlabels

Monotonik, City Centre o Camomille) y navega ahora a la deriva hacia nuevos mundos. Vaya, lo que para él los representan, a saber, instrumentos clásicos como el piano, el acordeón, el clarinete o el violonchelo, todo ello con un romanticismo muy marcado, a través del cual persigue transportarnos hacia lo que él denomina la vieja Europa. El resultado es “Perhaps”, un disco quizás demasiado comedido, prudentemente enmarcado entre un prólogo y un epílogo, donde no ocurre casi nada (unas palmas, una voz lejana, mucho piano) y nadie nos transporta demasiado lejos, pero donde todo fluye lento y bien, cual alfombra mágica perdiéndose en el horizonte. Este disco había sido publicado en CD-R de edición limitada por Les Enregistrements Variables del infalible Vincent Fugère, pero merece sin duda más público (un poco, al menos). Gloria González

Matthew Bourne “Montauk variations” Leaf / Green Ufos

Clásica. Matthew Bourne, innovador pianista inglés más conocido por participar en tríos, firma aquí a solas un disco voluntariamente muy inglés, con mucho piano, algo de violonchelo y, a fin de cuentas, no demasiada innovación, lo que no resulta en sí un gran problema. “Montauk variations” es la primera obra que graba en estudio y gira en torno al arte de cortar elegantemente el césped en jardines ingleses (“The greenkeeper”), de tomar el té (“Cuppa tea”) y de pasear melancólicamente cerca del mar, suspirando al ritmo de las olas que se van para siempre (en general). Si las primeras variaciones, al piano y punto, suenan algo áridas (como la frenética “Étude psychotique” dedicada a John Zorn), después nostálgicas nubes van llenando de sentimientos delicados los espacios entre las notas, culminando en una sentida interpretación del “Smile” de Charlie Chaplin. Se supone que esta es sólo la primera entrega de muchas que tiene previstas Bourne para el sello Leaf. Que vuelva cuando quiera. Gloria González Martin Creed “Love to you” Moshi Moshi / COOP

Pop lo-fi. Que a la hora de definir un álbum el calificativo arty sea peyorativo o no depende mucho de los resultados de las intenciones. Las de Martin Creed son rematadamente arties. Su música busca epatar, es convulsa, irracional, imprevisible, pero siempre hay un concepto detrás, aunque sea puesto en juego a grito pelado, o entre ruidos insufribles. Con lo cual, aquí riesgo hay, eso no se puede negar. Pero los resultados acaban siendo de lo más variopinto, sobre todo después de 18 temas, muchos de los cuales no llegan a los dos minutos, que van desde lo estúpido (“1234”), a lo irritante (“Fuck off”), por supuesto, pasando por lo inspirado (“Love to you”). Con lo cual, la obra de Martin Creed sólo se puede evaluar por sus logros puntuales; su filosofía de trabajo es la inundación, el exceso, y mediante él, llega en ocasiones a costa de interesante exploración. Con lo cual, probablemente, el que más provecho


Nas “Life is good” Def Jam / Universal

pueda sacar de él, sea otro creador avispado dispuesto a sacar lustre y provecho a dichos hallazgos. Jesús Sáez

Mika Vainio “FE3O4 - Magnetite” TOUCH

Electrónica. De los muchos discos que Mika Vainio ha publicado bajo su nombre propio (los que graba como Ø o con Pan Sonic son harina de otro costal, y hay que medirlos con distinto rasero), los más cuidados y mejor conseguidos son siempre los que lucen el logo de Touch en el lomo. Parece que el hecho de estar bajo el paraguas del sello inglés obliga a Vainio, un tipo que tiene facilidad para el capricho impertinente, a dar lo mejor de sí mismo, a aparcar las veleidades y los experimentos conceptuales que arruinan algunos de sus otros lanzamientos. Compuesto a partir de un violento equilibrio entre opuestos (analógico contra digital, ruido contra silencio, grosería contra belleza), “FE3O4 - Magnetite” es un festival de ondas senoidales puras, drones analógicos, pulsos electrónicos y ambientes tóxicos, salpicado aquí y allá con crujidos digitales, monstruosas erupciones de ruido y abruptos saltos hacia el silencio. Un disco ensamblado con extrema pericia, que entiende el ambient como un campo de juegos en el que no hay lugar para el gesto amable: son la tensión, la pureza del sonido y el enfermizo amor por el detalle los motores que impulsan a un Mika Vainio muy inspirado, en plena posesión de sus facultades. Vidal Romero Montevideo “El año del dragón”

sar también a cualquiera que se pregunte cuáles son exactamente las diferencias entre el pop electrónico moderno de tendencias retro y el pop caduco de ambiciones modernillas, siendo el presente un brillante ejemplo de esto último, tal y como ilustran (por lo que se refiere a la caducidad) los redobles de batería decadente de “I call this home”, el empeño en multiplicar sistemáticamente la voz de la cantante a través de varias pistas, incluso añadiéndole efectos, el melodrama continuo que cultiva la misma a través de tanto gorgorito entre teclados y arreglos recargados y (en lo que concierne, en fin, el intento de que todo ello cuele como relevante en la sociedad de hoy en día y para las generaciones venideras) el triángulo de la portada. Ah, “Jennifer” me mata. Gloria González Pleasant Dreams “Hacia los bosques del sur” Green Ufos

Pop-folk. En las nuevas composiciones de Pleasant Dreams se pueden leer rastros de aquellos artistas que les han llevado a firmar este segundo disco: Manel, Mishima, Senior i El Cor Brutal... pero su gran movimiento ha sido intentar hacer de todo ello su propio terreno: acercarse al folk localista con honestidad, cariño y una actitud entrañable, con gran habilidad para construir canciones ricas en arreglos y matices, con facilidad para establecer líneas directas de contacto con el oyente sin resultar burdos ni excesivamente evidentes (algo que no se ve demasiado por estos lares). La mezcla de Adam Selzer (Norfolk & Western) era justo el aditivo apropiado para dar el golpe de personalidad necesario al resultado final en el que los supervivientes a la formación original Juanjo Clausell, Pere Mendo y Jordi Villarroya, administran las dosis de pop con el edulcorante justo. Uno de esos trabajos que disfrutan de esa rara cualidad de no emanar grandes aspiraciones, sino pequeños sueños compartidos y que al final pueden acabar siendo grandes. El tiempo dirá. Jesús Sáez

El Genio Equivocado

Pop-rock. Con “Vértigo y euforia” los sevillanos Montevideo marcaban un giro de timón en su trayectoria que se confirma en este su cuarto disco. Distorsiones, canciones enérgicas donde el rastro del pop melódico que practicaban anteriormente apenas aporta las dosis justas de luz, y donde refuerzan una sobria interpretación y aprietan en el sonido contundente de las guitarras. El pero viene en algo que podría ser positivo: la dispersión de los temas. Pero aquí la banda se muestra hábil cuando entra en terrenos de capas de distorsión y shoegazing brillantes y enérgicos, y algo más ramplona cuando se deja caer por el funk (?) y sobre todo por esas sonoridades algo más oscuras y atormentadas que les acercan a soluciones más superficiales. En cualquier caso se trata de un disco notable, que destaca en la sobriedad sónica de un grupo que, en un momento de inspiración, puede acabar firmando un gran disco. Jesús Sáez Saint Saviour “Union” Surface Area / ¡Pop Stock!

Pop. Gran noticia para los coleccionistas de portadas con triángulos: aquí va otra. Por lo demás, “Union”, debut oficial de Saint Saviour, que viene a ser Becky Jones, la ex cantante de Groove Armada, podría intere-

Spitzer
 “The call”

Hip hop. El reloj biológico y las deudas marcan la hora de sentarse delante del cuaderno y reflexionar, de estudiar minuciosamente el camino que te ha llevado hasta aquí, de llorar si es preciso. Nas ha vuelto. De hecho, ha vuelto varias veces. Pero en esta ocasión va en serio. Ahora sí que sí. Aunque para ello haya tenido que hurgar en el lamento y echar mano de la nostalgia y el victimismo. Del Nasty Nas de “Illmatic” (94) al Nasir Jones de “Life is good” dista todo un universo. No en el apartado técnico; el de Queensbridge sigue teniendo uno de los flows más embriagadores del rap, sigue bordando una lírica compleja, inteligente, cargada con más aforismos que un libro de Oscar Wilde, un storyteller desde la punta de las sneakers hasta la visera de la gorra. No se trata de skills. Se trata de la vida. Al Nas hambriento del 94 le tenían que pasar muchas cosas hasta llegar a la acera de los 40. Y el camino no ha sido precisamente un mar en calma. Divorciarse de Kelis le ha costado una denuncia por la manutención del retoño que tuvieron juntos (el vestido de novia de la portada pertenece a la cantante de R&B); Hacienda le persigue y le reclama 6 millones de dólares en impuestos atrasados; su hija adolescente es una pendona de cuidado y se dedica a salir con tipos de dudosa reputación, lo que le ha convertido en un papi cascarrabias… En fin, la vida adulta le ha golpeado y la única forma de estar en paz con todos —con el fisco, la ex esposa, la hija calentorra y él mismo— era exorcizar demonios a través de un disco que nos devolviera parte de la fe que muchos perdimos en el rimador de “Illmatic”. No ha sido fácil reconciliarse, aunque sea un poco, con el poeta. Su trayectoria durante la primera década del siglo XXI ha sido una oda a la inconstancia: la elección de los beatmakers, siempre desacertada, ha hecho que las canciones de calidad de sus discos post “It was written” (96) se hayan visto engullidas por el abrumador tonelaje de la mediocridad. El problema parecía crónico, especialmente después de ver cómo el esperado álbum mano a mano con DJ Premier —en “Life is good” no hay un solo corte de Preemo, por cierto— se perdía en un limbo que se antoja eterno. Pero el décimo LP del rapper que antaño se proclamó “medio hombre, medio maravilla” es otra historia. Es Nas reconciliándose con

el rap, apelando a un sonido en el que predominan los beats de calidad y se respira un hip hop más creíble, más street, sin el lastre de las ansias por coronar las listas. Lo bueno es que el componente nostálgico de esta película no afecta en absoluto a sus componentes. Lejos de apostar por una cuadratura retro y cerrada, Nas reivindica el pasado y rememora mejores épocas con música rap contemporánea, adulta, equilibrada. Los mejores cortes pertenecen al productor de Chicago No I.D., un veterano que ha sabido conjugar el poso street con el exigido componente emocional del disco. Ahí quedan tracks memorables como “Loco-motive”, rap gordo con teclados siniestros cosecha del 94, pero adecuadamente actualizado y con la participación de Large Professor, uno de los popes del fat beat que avalaron al joven Nasir en sus comienzos. Temas redondos como “Accident muderers”, con pianos epidérmicos, coros épicos, arreglos orquestales que saben a grandeur callejera y Rick Ross provocando ictus entre el personal con su dicción de bulldog. Piezas de orfebrería urban inyectadas en nostalgia y reproches, como las maravillosas “Back when” y “Daughter”, con un No I.D. en estado de éxtasis sirviendo bases relajadas y juegos vocales que tienen el calor de una tarde de verano en los portales del gueto. La inclusión en la mesa de mezclas de J.U.S.T.I.C.E. League, para dar vida al opener “No introduction” —más que una base de rap, una banda sonora—, y el sorprendente rescate de Buckwild, uno de los puntales del colectivo D.I.T.C., en la fabricación de la magistral pieza de soul sintético “You wouldn’t understand”, son tranquilizadoras. Incluso “Summer on smash”, el club banger forjado en las cuadras de Swizz Beats suena grande y pone las nucas de las reses a prueba, como si fueran de goma. Es en la extensa aportación del productor Salaam Remi donde hay más altibajos. Capaz de servir medianías como “Cherry wine”, con Amy Winehouse en los coros, y joyas de valor incalculable como la cinematográfica “Queens story”, Remi regala su hit más rotundo en compañía de Heavy D & Da Internz: el ya conocido, celebradísimo y rocoso single “The Don”. Por fin, Nas brilla de nuevo: la zarza vuelve a arder y el profeta vuelve a bajar del Sinaí entre vítores a pesar de las deudas, de los problemas familiares, de una década perdida y de toda la mierda que le han convertido en un rapper nostálgico apegado al ‘remember when’. Pero me gusta verle así, porque parece que le hemos recuperado, porque ha grabado su mejor álbum desde “It was written”: el último con Def Jam, el primero del resto de su vida. Óscar Broc

InFiné

Dance. Aunque musicalmente goteen el mismo aceite que el nórdico Anders Trentemøller, se trata de dos hermanos amamantados en un distrito de Lyon donde antaño pelaban cabezas bajo la guillotina. Tras dos EPs de adelanto, este álbum debut en el ex sello de Agoria me ha dejado prendado todo el verano. Ornamentan canciones de electrónica medular como “Sergen” o “Vor”, temas con mucho fondo en ellas y excelente acabado. Igual suerte corren piezas épicas a medio camino entre lo vikingo y el western, como “Madigan”. Aciertan Matthieu & Damien con las guitarras. Se nota que tienen un background relacionado con el rock y el techno más escapista en cortes como “Clunker”, “Marsch” y “The call”. Corazoncito IDM y voces de nenas en remojo tampoco faltan: “Too hard too breathe” y “Masbat”. Me los escucho, me los bailo y me los creo. Bruno Garca

Sensations’ Fix “Music is painting in the air” RVNG INTL

Kosmische italiana. Una de las reacciones que ha provocado el obsesivo expolio al que se han sometido, durante los últimos años, los archivos de los músicos ‘clásicos’ de la kosmische (con el consiguiente descenso de calidad en las distintas grabaciones ‘perdidas’ que afloran cada cierto tiempo), es que los sellos y coleccionistas han comenzado a rebuscar entre artistas más marginales y entre otras escenas, distintas a la alemana, en las que también existían bandas que miraban hacia las estrellas antes de afinar sus guitarras y sintetizadores. Una de las más prolíficas de estas escenas ha resultado ser la italiana: ya hemos hablado en estas páginas de las excelentes reediciones de Wah

Wah y también de “Cold nose”, un estupendo disco de experimentos cósmicos, grabado por el guitarrista Franco Falsini en 1975, bajo la influencia de Manuel Göttsching, y que Spectrum Spools recuperó hace unos meses. Durante los setenta, Falsini fue también el líder de “la más alemana de las bandas italianas”, Sensations’ Fix, un proyecto que a lo largo de seis años de existencia y otros tantos discos evolucionó desde un formato de power trio a lo Ash Ra Tempel hasta un ambient cósmico y planeador, para más tarde terminar realizando una versión bastante sui generis del blues psicodélico californiano. Ensamblado por el propio Falsini a partir de las cintas originales, el doble “Music is painting in the air” realiza un recorrido por aquellos maravillosos años, alternando canciones de todos los discos y algunos fragmentos de “Cold nose”, para dar forma a un collage que retrata a la perfección lo muy


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discos

Francis Alun Bell “Agustín” Moonpalace

Pianismo emo. Contra viento y marea, como ilusos que cruzan los más extensos desiertos en busca de otro oasis, los exploradores sienten la pulsión de la excitación ante el acometimiento de un nuevo reto, cada vez más complejo, siempre mayor. Este guión sirve para definir el trabajo y la pasión de Juanra Prado, responsable del esencial sello Moonpalace Records. Convertido en un Jacques Cousteau de la industria discográfica, ha vuelto a sumergirse en la búsqueda de nuevos pequeños grandes tesoros para dar con las composiciones instrumentales del portugués Francis Alun Bell. Su fascinación inmediata por aquellas piezas pianísticas de alto poder emocional se recopilan ahora en esta cuidada edición que recopila, en un cofre ‘handmade’, tres álbumes con numerosas de aquellas pequeñas sinfonías. Definido por el compositor como su trabajo más personal, “Agustin” se inspira en los acontecimientos pasados de su vida: el desamor, la vuelta a los orígenes, comenzar de nuevo. El primero de los CDs se titula “At any given time“ y fue grabado durante el mes de noviembre de 2010, exceptuando “Sparkle sparkle” (recuperada del 2006) y “Scottish drums” y “Klezmer” (del 2009). Mezclado nuevamente para la ocasión (como sucede con “All the girls”, otro de los discos de esta caja de lujo) es inevitable encontrar en estos primeros temas la herencia

en forma que estaba la banda, y que mezcla, sin solución de continuidad, cabalgadas cósmicas, retales de ambient, emocionantes visiones psicodélicas, viñetas pastorales y hasta alguna descarga progresiva: un espectacular banquete para los gourmets de la cosa cósmica. Vidal Romero

estilística de otros proyectos musicales en los que ha estado involucrado el luso. Sus encuentros con el género post-rock, a través de bandas como How Comes The Constellations Shine, marcan la pauta de la tensión sensorial en piezas como “Marcenda” o la propia “Scottish drums”. “All the girls”, el segundo CD cronológicamente hablando, fue grabado en agosto de 2011. A medio camino entre el minimalismo conmovedor de un clásico como Erik Satie y artistas contemporáneos del género como Nils Frahm u Olafur Arnalds, este álbum —que bautiza cada una de sus pistas con el nombre de una mujer— mueve los hilos del corazón del oyente como si se tratara de un simple títere entregado sumisamente al deseo emocional del pianista. Cierra esta santísima trinidad “All of you”, grabado en el ocaso del pasado año. Concebido como la banda sonora de una película imaginaria, este disco supone un reto para el artista, ya que Francis se propuso grabar uno o dos temas por día, dedicando cada una de estas composiciones a un amigo diferente, y subiéndolas a internet de inmediato, si ningún tipo de edición posterior, para ser escuchada por el homenajeado casi en tiempo real. Trece de aquellas cuarenta y una músicas aparecen aquí seleccionadas por el propio artista y la discográfica. El cuerpo de estas composiciones se muestra voluble y ambiental, con instrumentales tan maravillosos e inquietantes como “Vera”, una postal musical fabricada con la piel y el aroma que dejó en nosotros quien ya es un espectro del pasado, paisaje otoñal que se desprende como la corteza muerta del recuerdo. En definitiva, “Agustín” es una soberbia caja de música difícil de parar a voluntad. David Giménez

sigue, en su génesis, claramente influenciados por los sonidos de los conjuntos vocales de los años 50 y 60. David Giménez

The Flaming Lips “The Flaming Lips and heady fwends” BELLA UNION / COOP

Tennis “Young and old” Fat Possum / Coop

Pop. Regresar a los rincones transitados con la esperanza de dotarlos de un nuevo aliento más refrescante, de colmarlos de un mayor encanto del que ya poseían. El matrimonio compuesto por Alaina Moore y Patrick Riley, más el batería James Barone, vuelven por la senda del pop luminoso, dulce y ensoñador que ya condujo a “Cape Dory” (11), su primer álbum, al éxito más apabullante entre el público de espíritu enamoradizo y ‘teenager’. Sin embargo, en esta segunda entrega, la producción del Black Keys Patrick Carney eleva hacia un escalón superior el nivel de las nuevas composiciones. El tratamiento vocal de Alaina —algo similar a un supuesto cruce entre Diana Ross y el Julian Casablancas de “Is this it”—, el sonido más sucio de las guitarras, la inclusión de pianos o un acercamiento puntual al rhythm & blues (como en el caso de ‘Petition’) redondean el resultado final de un repertorio que

Superband-multiverse. ¡Bienvenidos a la fiesta de Wayne Coone! No hay necesidad de sentirse incómodo, dejen de aletear las orejas a un lado y otro, aquí podrán escuchar lo que su mente necesita, así que hagan el log in en la entrada y aparquen su robot en el recinto. La fiesta futurista de Flaming Lips está a punto de empezar, y tal vez no acabe nunca, porque el fin del mundo la eternizará. ¿Qué otra cosa podría estar haciendo aquí sino la musa maintream Ke$ha, más que celebrar el último de los días con la cabeza hecha una tostadora y el culo botando? ¡Y vaya si lo consigue con el frenesí metálico de “2012 (You must be upgraded)”! Bajen las palmas y apaguen las luces: justo ahora Justin Vernon enciende todos los compresores vitales. Con “Ashes in the air”, Flaming Lips y Bon Iver lanzan al aire proyecciones de robots con alma, mientras la máquina percute ritmos y gases. Ahora, abróchense los cinturones, y empiecen a entender. El viaje a la luna es primero una centrífuga puesta en órbita en la lanzadera que Coone impulsa junto a Prefuse 73 en “Supermoon made me

want to pee”, y acaba como una procesión lisérgica sobre la superficie de cráteres en “Children of the Moon”, una tabla de surf espacial barnizada junto a Tame Impala. ¿Entendieron, entonces? Todo guarda un sentido, sí. En este carnaval se sirve histeria un momento y recogimiento al próximo, pero no hay dislocación, se sigue una secuencia. “The Flaming Lips and heady fwends” es una celebración del Apocalipsis en compañía de amigos, una congregación donde se afronta el final desde la mejor atalaya, prendiendo una hoguera de coros, guitarras y horizontes de sintetizadores, disponiendo el nervio y la abstracción en capas superpuestas. Por eso, debemos dar las gracias a Jim James y a Nick Cave por erizarnos la piel con desdén y electricidad en sus cortes, pero también a Lightning Bolt por hacernos flotar con locura. Aplaudan también a Neon Indian, que conjugan su drama con la extrañeza sideral de Flaming Lips en esa tremenda canción, “Is David Bowie dying”, que bien podría firmar el Duque Blanco. Mención aparte merece la versión de “The first time I ever saw your face” en voz de Erykah Badu, fenomenal como la polémica que acompaña la grabación de su videoclip. Hace poco The Flaming Lips batieron el Record Guiness de actuaciones en vivo en el término de 24 horas, y, con discos tan erguidos de gloria como éste, parecen dispuestos a superar marcas cada día que pasa, hasta que el mundo acabe. Oh, pero no se preocupen por eso ahora. Presionen ‘play’, sigan la órbita, disfruten de la fiesta. Albert Fernández

to profundo, pero lo mismo subyugadoras. Chaz encanta porque es tierno y es vacilón, y canta con un aire sincero y aterciopelado, pero también distraído o incluso desafinado, mientras sus pautas y punteos de guitarra apelan a las mejores canciones de antaño, y también a lugares en que todos hemos estado. Son canciones que recuerdan algo, cada uno sabe el qué. Después del reconocimiento ganado con “Underneath the pine” (Carpark, 11), esta edición limitada que lleva por nombre el mes del verano en que Chaz se enamoró, “June 2009”, compila algunas de sus tentativas y descartes de aquella época. “Best around” serviría como el despertador más dulce del mundo, con sus “pa-pa-pa’s” y trémulos sintetizadores. Esa maravilla titulada “Dead pontoon” te anima y da confianza como una carrera que le ganas al autobusero malcarado. “Ektelon” en los auriculares te hace sentir las venas latir y las neuronas conectando, creando esas otras cosas que no sabemos explicar. En este cancionero, la guitarra eléctrica se convierte en la mejor compañera de los trémulos fraseos de Bundick. Pero aquí también encontrarás tramos de disco arremolinado, en los ritmos y reverberaciones de “Sad sams” o en esa primera versión de “Talamak”, espectral como la fotografía de una vieja discoteca ardiendo. “New loved ones” es una despedida extrañada, de gestos básicos, sobre el mástil de la guitarra y la vela de una barca con la foto de Brian Wilson en la popa. No podría sonar mejor en cassette. Albert Fernández

The Magnetic North “Orkney: Symphony of The Magnetic North” Full Time Hobby / PIAS

Sailor-folk. Erland Cooper aparca momentáneamente su interesantísimo proyecto conocido como Erland and the Carnival para entregarse en cuerpo y alma a The Magnetic North. Esta nueva aventura discográfica parte con la intención de rendir tributo al archipiélago que lo vio nacer, las islas de Orkney. Según la leyenda que él mismo ha ido alimentando, el encargo de esta obra fue recibida a través de un sueño. Habiendo reclutado a Hannah Peel y Simon Tong, nuestro héroe se embarca junto a su tripulación de músicos en una travesía de sonidos paisajísticos que recrean el viaje desde el norte de Escocia hacia sus costas natales. Las canciones se calan del espíritu melancólico con el que Erland evoca los recuerdos de su niñez en barco y crecen, como grandes oleajes atlánticos hacia una épica contenida. Postales de un itinerario convertido ahora en canciones que fermentan con la semilla del folk local y se expanden a través de los desarrollos de un pop susurrante aunque ampulosamente orquestado. Suban a bordo. David Giménez

Toy “Toy” Heavenly / Coop

Kraut-psicodelic-rock. No es casual que The Horrors los escogieran como banda de acompañamiento en una reciente gira. Señalados desde hace un tiempo como una de las bandas más prometedoras de la escena británica, Toy comparten con los de Farris Badwan la densidad atmosférica presente en “Skying” (XL, 11) y ese hálito oscurantista, una vena algo gótica que mantiene en tensión sus canciones, aunque en lo formal nada tengan que ver. De hecho, Toy beben tanto de Syd Barrett como de Neu! y Faust y consiguen sonar evocadores a pesar de esas melodías lánguidas de Tom Dougall y el pulso ralentizado pero en el fondo tan kraut de cortes como “Dead & gone”. De hecho, el grupo suena especialmente sugerente en esos tempos en los cuales sacan todo el jugo envolvente a los sintetizadores, tocados por la española Alejandra Díez. Si consiguen que la prensa británica deje de hablar de sus peinados y se concentre en su música, el de Toy pinta uno de los debuts del año en las islas. Joan Cabot The Skies “Egyptology”

Toro Y Moi “June 2009”

CLAPPING MUSIC

CARPARK / GREEN UFOS

Weirdo retro-pop. A todo el mundo le gusta Chaz Bundik, y no hay nada malo en ello. Quiero decir, es guay. Toro Y Moi mola. Su música es deslavazada y seductora. Son canciones instintivas, ajenas al planteamien-

Kosmische. The Skies es el proyecto de dos viejos conocidos de la escena IDM francesa, Olivier Lamm (O.Lamm) y Stéphane Laporte (Domotic), que crecieron viendo películas de ciencia ficción de serie B, escuchando bandas sonoras de Vangelis y discos de Tangerine Dream, y soñando con un futuro de coches


John Tejada “The predicting machine” KOMPAKT

voladores y robots parlanchines. Dispuestos a rendir homenaje a esa infancia perdida (decisión en la que, apuesten algo, tiene mucho que ver el éxito de tipos como Oneohtrix Point Never o Com Truise), han desempolvado sus viejos sintetizadores y cajas de ritmos de los ochenta, para imaginar la banda sonora de una delirante epopeya cósmica, que mezcla pirámides y viajes espaciales, encuentros entre civilizaciones y religiones ancestrales. Ya desde su portada, un dibujo con tres pirámides de estética retrofuturista, “Egyptology” deja claras sus reglas del juego: pulsos hipnóticos, ritmos metronómicos, texturas de grano grueso y melodías con sabor analógico, que se utilizan para dar forma a una estupenda bacanal sintética, que igual rinde homenaje a Vangelis y John Carpenter que se apropia de la herencia de Giorgio Moroder, se pierde en codas de ambient nebuloso o se lanza a cabalgadas kraut. Todo en un disco que se va creciendo a lo largo de su minutaje, hasta estallar en “Egyptology A-B”, diez minutos de odisea cósmica que resumen y condensan a la perfección las muchas virtudes y trampas de un artefacto brillante y (deliciosamente) excesivo. Los fans de la kosmische y el synth pop tienen aquí un ineludible objeto de deseo. Vidal Romero

cortes de “The return of love”, un disco en el que “el astronauta regresa a la Tierra tras su odisea en el espacio, encontrando de nuevo a su amor”, y que tal vez por eso rezuma más azúcar que melancolía. Brillantes, luminosos, vocacionalmente horteras, Woolfy y su socio Projections van saltando del pop psicodélico (“Electric storms”, “Cellophane”) al house sedoso (“March of the wizards”), de un synth pop gáyer, muy ochentas (“Running around your love”) a una electrónica de tintes cinematográficos, también muy ochentas (“Chameleons tale”, “Shadows”), sin que se les lleguen a reventar las costuras en ninguno de los bandazos. Incluso son capaces de dar forma a tres o cuatro singles estupendos (como “Nina”, producido junto a Tensnake), con los que sacudirse la sensación de empalago que acecha al disco aquí y allá: los riesgos inevitables del amor. Vidal Romero

Varios Autores / DJ Sneak “Fabric 62” Varios Autores / Digital Soundboy Soundsystem “Fabriclive 63” Guy Gerber “Fabric 64” Fabric / PIAS

Vladislav Delay “Espoo” Raster-Noton

Xprmtl. In media res empieza la cosa. Es decir, sin prolegómenos. De entrada estamos en medio de un sonido alocado que parece repetirse siempre igual, pero se repite, en realidad, siempre un poco distinto, de manera que, al irse desplazando y modulando casi imperceptiblemente, va haciendo surgir como desde dentro de sí mismo otros sonidos, dando lugar a ritmos incisivos, contundentes y sin embargo siempre movedizos e imprevisibles. El tema se llama “Olari” y le sigue sólo otro, “Kolari”, construido al contrario a partir de un ritmo simple al que progresivamente todo se le complica, produciendo una música de baile de tal profundidad que parece contener, de repente, hasta una lejana e inasible melodía. Por si le cabía a alguien alguna duda tras el tremendo “Vantaa” del año pasado, “Espoo”, a pesar de no ser más que un EP, demuestra que el finlandés Vladislav Delay, as de la manipulación digital, está en (plena) forma (entrecortada). Estupendo. Gloria González Woolfy vs. Projections “The return of love” PERMANENT VACATION

Pop electrónico. Cuatro años después de “The astral projections of starlight” (08), una pequeña odisea de house cósmico y pop electrónico, que narraba las aventuras imaginarias de un astronauta perdido en el espacio, los californianos Simon James y Dan Hastie recuperan al protagonista de aquella historia, el capitán Starlight, para una segunda entrega que mantiene las mismas coordenadas estéticas. Teclados analógicos, guitarras teñidas de psicodelia, ritmos que avanzan perezosos, melodías preciosistas y un agradable tufillo a banda sonora de serie B inundan los doce

House / Bass music / Tech-house. En pleno debate sobre la validez de los DJs que ‘pinchan’ con los brazos en alto y que, a cuenta de la maldita EDM, han conseguido por fin romper el tabú de la música electrónica en el mainstream estadounidense y vaciar los bolsillos de veinteañeros sin criterio, sirvan estos tres CD-mix de la factoría Fabric para reivindicar a la verdadera escena electrónica formada por artistas con solvencia, recorrido, perspectiva y, sobre todo, honestidad con el público. Al portorriqueño Carlos Sosa, conocido en todo el mundo y en el “Teachers” de Daft Punk como DJ Sneak, le sobra tiempo para dar la vuelta al globo de club en club, poner a caer de un burro a los Swedish House Mafia y enlatar esta sesión de puro house. Que nadie espere concesiones ni modernidades, Sneak se reivindica haciendo lo que lleva más de veinte años haciendo: cuatro por cuatro con machacones samples vocales de disco y soul, con negras gritonas (“No turning back” de Tripmastaz), solos de saxo (“I’m gonna make you mine” de Yeshua Murillo) y sirenas (“Old school” de Mendo). Muy grande. Normalmente, soy bastante crítico con los DJs que aprovechan los CD-mixes comerciales como vehículo promocional para sus propios temas, sus remezclas o los pupilos de su sello, pero hay que reconocer que pese a barrer un poquito para casa los comisionados por el sello Digital Soundboy (el fundador Shy FX y Breakage y B. Traits) hacen un gran trabajo mezclando y comprimiendo nada menos cuarenta y nueve temas en los setenta y un minutos de un CD: amen breaks, sirenas, y barridos de bajos que alcanzan el siete en la escala de Richter hermanando grime, dubstep, wobble, reggae, dub y drum’n’bass… con trallazos de Zed Bias, Roska, Artwork, Skream, Pangaea, Bok Bok, Dismantle, Redlight, Buraka Som Sistema, DBridge, Musical Youth, Die o Dizzee Rascal. ¿Estás preparado para el d’n’b revival? Además, sólo por

Techno. En una entrevista realizada el año pasado, justo después de que editara el estupendo “Parabolas” (11), John Tejada contaba en estas mismas páginas que la producción de aquel disco había supuesto un cierto punto de inflexión en su carrera: que había vuelto a situar los sintetizadores y las máquinas de ritmo analógicas en el corazón de su estudio de grabación, y que eso le había llevado a recuperar sonidos y gestos ‘clásicos’, más propios de la década de los noventa que de estos tiempos de máquinas virtuales y plugins. Decía también Tejada que el hecho de publicar “Parabolas” en Kompakt se había producido de manera casual. Que tras conocer a Michael Mayer pensó que sería una buena idea enviarle las pistas en las que había estado trabajando, a ver qué le parecían, y que fue el entusiasmo de Mayer el que provocó que los acontecimientos se precipitaran. Un entusiasmo que, según afirma ahora Tejada, ha querido corresponder, ‘homenajeando’ de algún modo el sonido del sello de Colonia en su nueva entrega, “The predicting machine”. Un homenaje que se intuye en ciertos desarrollos melódicos y en la construcción de alguno de los temas (pienso, por ejemplo, en “The function and the form”, que parece sacado de alguna recopilación de “Ambient pop”), pero sobre todo en el tramo central del disco, en el que los ritmos desaparecen para dejar paso a

empezar con Nina Simone (“Funkier than a mosquito’s tweeter”) y acabar con el brutal “Original nuttah” de Shy FX & UK Apachi ya se merecen el cielo. Por último, el israelí Guy Gerber rompe la baraja pinchando en “Fabric 64” únicamente temas propios expresamente compuestos para la ocasión, algo que sólo se había atrevido a hacer Ricardo Villalobos en el ya lejano “Fabric 36” (Fabric, 07). La idea de Gerber es “presentar una única composición que cambie gradualmente de estado de ánimo a través de simples cambios de nota” según confesó a Resident Advisor, pero las transiciones son demasiado acentuadas por lo que las referencias a Steve Reich le vienen bastante grandes. Aunque se acerca a Four Tet en “Shady triangle” lo de Gerber es un ejercicio de tech-house elegante y ensoñador —atención al sample del “How will I know” de Whitney Houston en “Lady falkor”— que sorprende más por la forma que por el contenido. Half Nelson

Wild Nothing “Nocturne” BELLA UNION / COOP

Dream pop. Jack Tatum no parece una de esas personas dispuestas a hacer promesas, pero, si las hiciera, estoy seguro de que las cumpliría. Con su segundo disco, el tímido chico de Virginia que se oculta tras la identi-

dos pistas de alto poder atmosférico: la nebulosa “Radio channel” y “Winter skies”, un absorbente experimento en el que se entrecruzan con maestría varios arpegios y líneas melódicas. Eso sí, más allá de esas citas puntuales, el grueso de “The predicting machine” insiste en esa estética de maquinas analógicas y clasicismo en la producción, que igual salpica de bleeps y recortes vocales un tema de techno de aire retro (la inicial “Orbiter” o la estupenda “Stabilizer”, que recuerda poderosamente a The Black Dog) que borda un techhouse preciosista, más elegante que un desfile de Prada (“A familiar mood”). Como es habitual en Tejada, los temas evolucionan en varias líneas paralelas: por un lado, las fantásticas melodías que construye, que se pegan a la oreja y que insuflan una tenue melancolía dentro de las atmósferas robóticas de cortes tan deliciosos como “Glaringly happy”, un fogonazo puro de felicidad sintética. Por otro lado, las texturas y ritmos que se entrelazan en el plano de fondo, que van mutando a lo largo de los temas e introducen una sensación cinética, de movimiento continuo: es así como da forma a temazos como “Horizon to horizon”, que mezcla ritmos clásicos de Detroit con sintetizadores cósmicos, arrebatos melódicos y arreglos de cuerdas sintetizadas, o como “An ounce of perception”, que lanza todo tipo de efectos especiales y melodías sintéticas sobre una base disco que parece robada a Giorgio Moroder. O como la espectacular “When all around is madness”, que cierra “The predicting machine” sumando arpegios hipnóticos, melodías delicadas, atmósferas que se hinchan a cámara lenta y ritmos a baja velocidad: la guinda perfecta para un disco estupendo. Vidal Romero

dad de Wild Nothing se acerca un poco más a ese ideal de pop que ya proclamó con su aclamado debut “Gemini” (Captured Tracks, 10). “Nocturne” es un disco onírico y embriagador, una recapitulación de sentimientos áridos bajo una luz de neón. No hay apenas fisuras en la ruta de este cancionero, que se mantiene solemne y hermoso de principio a fin, plasmando la elegancia lánguida que anida en el alma melódica de Tatum. Esta avenida de canciones presume de un equilibrio exquisito: las guitarras son siempre infecciosas, la telaraña ambiental merodea o prepondera en función del momento, las voces sueñan y hacen soñar, y la sección rítmica induce al movimiento hipnotizado. El poder de seducción del corte que da título al disco es paradigmático, por la fuerza en que se usan todos esos elementos, pero hay otras cumbres en la relativa linealidad del álbum. “Shadow” es una apertura inigualable, con un gancho de guitarra y un trote rítmico al que pocos podrán resistirse. Las líneas de guitarra tan Smiths, presentes en cortes como “Dissappear always”, esa voz afectiva pero desafectada, y tantos otros homenajes al pop de ayer, y a lo que se hace con aquel pop hoy, no tiñen la nítida nocturnidad de Wild Nothing. El aire meloso en “This chain won’t break” encoge por su candidez, en un ovillo donde la línea de voz en reverberación y el tejido de sintetizadores hacen de la batería y el bajo más obvios un mundo de ensueño. Los riffs y la línea de bajo de “Paradise” son fáciles de seguir, aún cuando la melodía se deja mecer en ambientaciones difuminadas, para coger fuerzas y regresar con ritmo febril. Este es el tipo de canción que explica una vida. Parece como si Jack Tatum acabara de descubrir la noche y el amor, y nos lo quisiera enseñar en forma de música. Wild Nothing ya no es una promesa, es la perpetuación de un sueño. Albert Fernández


050/051

discos maxis / libros-dvds-cómics

+maxis Aster “Danza” Hivern Discs, 12”

El dúo barcelonés muestra su incuestionable talento de la mano de Hivern Discs, gracias al presente maxi de precioso diseño que pega el puñetazo definitivo en la mesa. “Danza” nos lleva perezosamente a los años dorados del techno de los 90, pero sin fusilar impúdicamente su zeitgeist. El tema homónimo enlata en cinco minutos todo lo bueno del techno, gracias a la calidez de la cacharrería analógica y la percusión de la vieja escuela inglesa. El ñigo-ñigo muy 303 allana el camino de “Lamento castellano”, un tema que parece acabar mutando en un luminoso tema de John Talabot. “Assis” diluye sampleos de canto gregoriano (¿Enigma?) en pedacitos de house. Cierra el remix de “Danza” a cargo de Ital, mudando el tema a terrenos más oscuros y farragosos con infinita clase y sentido del humor (esos samples de un vídeo de reggeaton de YouTube). BV

Roisin Murphy / Bobby Bell
 “Simulation” / “Long journey”
 Permanent Vacation, 12”

Textos

su justa proporción, nos brindan una de las sorpresas de la temporada (mucho ojo a la melodía inmortal de “Art in veins” y la hipnótica línea de sintetizador en “The vront”). Dos maxis imprescindibles, señora. BV

Blanck Mass “White math/Polymorph” MEXICAN SUMMER, 12”

Tras su inesperado debut del año pasado, un (fantástico) disco repleto de niebla espacial, legaña ambiental y electricidad estática, esa cabra que es Benjamin John Power (cincuenta por ciento de Fuck Buttons, recordemos) tira de nuevo al monte y pone en marcha sus reconocibles cajas de ritmos. Y le salen dos señores temazos, que se alargan más allá de los diez minutos, mientras van apilando ritmos monolíticos, arpegiados analógicos, melodías entrecruzadas, polvo cósmico y toda clase de ruidos, sumergiendo al pobre oyente bajo una imparable avalancha de tensión que, como sucede en los discos de la banda madre, nunca llega a explotar. Llamarlo espectacular es quedarse muy corto. VR

Lindstrøm
 “Ra-ako-st / Ed-ged-osis”
 Feedelity-Smalltown Supersound, 12”

Desde finales del año pasado que circula una suculenta demo en YouTube de “Simulation”, un enorme tema de Roisin Murphy a medias con un “respetado productor del norte de Inglaterra” (hoy sabemos que se trata de Richard Barratt, ex Sweet Exorcist) que suponía la vuelta al ruedo de la diva irlandesa. La canción en cuestión, una absorbente pieza de house progresivo que no para de reptar hasta conquistar tu sistema límbico, deambulaba por la red sin encontrar casa. El sello de Munich, siempre atento, echa el lazo y edita el artefacto (de once minutos y medio) junto a una robusta versión dub a cargo de Eric Kupper más la gran aportación de Mano Le Tough, capaz de transformarla en un himno de house sintético adictivo y mucho más bailable. Permanent Vacation también nos entrega con lazo de regalo el debut del dúo Bobby Bell formado por Eric Duncan y Lovefingers, quienes a base de 5 temas teñidos de house y balearic (y un delicioso regusto retro) en

Nuestro querido Hans-Peter Lindstrøm publica nuevo álbum en su propia plataforma, una grandísima noticia si tenemos en cuenta que en enero no convenció del todo a la parroquia space disco con el irregular y arriesgado “Six cups of rebel”. Pero si al anuncio añadimos que Todd Terje produce el disco, uno se ve obligado a contener las lágrimas. Sirva precisamente este maxi a modo de dosis inicial de “Smalhans”, con dos edits extendidos de Terje (quién editará todos los temas en diferentes entregas de 12’’) que liberan al Lindstrøm espacial que todos conocemos. La impronunciable “Ra-ako-st” convierte una melodía pop luminosa en un laberinto de arpegios de sintes con reflujos balearic, mientras que “Edged-osis” resulta su típico viaje disco-kosmische con múltiples —y celestiales— subidas y bajadas que demuestran que Lindstrom ha vuelto para quedarse. BV

Diamond Version “Technology at the speed of life/Empowering change”

Percussions “Bird song/Rabbit song” Anunciado durante años, y retrasado por los continuos líos de agenda de sus dos artífices, el proyecto que comparten Alva Noto y Byetone se estrena por fin en largo con dos estupendos cortes que tienen la potencia de una explosión nuclear: “Technology at the speed of life”, con su ritmo agresivo cortado a cuchillo, las cortinas de ruido que lo atraviesan, los pasos de filtro y las ocasionales erupciones melódicas es un temazo capaz de poner boca abajo cualquier club del planeta. Y “Empowering change”, en la otra cara, muestra la capacidad del dúo para mezclar fondos ruidistas con complejos entramados rítmicos, que entienden el techno como un campo de juegos en el que cualquier cosa es posible. VR

Downliners Sekt “Trim/Tab” INFINÉ, 12”

Mientras terminan su debut en largo para Infiné, esos favoritos de esta casa que son Downliners Sekt entretienen la espera con un maxi en el que subliman su particular estilo: planos de fondo que crujen en un mar de ruiditos, ritmos deslavazados que avanzan a trompicones, floridos fragmentos melódicos que entran y salen de la mezcla de manera misteriosa, y recortes vocales que lo salpican todo, añadiendo matices humanos a una música que parece ultraterrena. Esa es la materia con la que están hechos dos temas que manejan tempos altos, y sin embargo parecen avanzar a baja velocidad, envueltos entre vapores dub y perversiones ambientales. Hay quien lo llama alquimia. VR

DISTRACTION, 10”

Pachanga Boys “Christine” HIPPIE DANCE, 12”

Aunque al principio intentaron probar suerte en las movedizas arenas de un techno experimental (la cara B de su primer maxi, “Thanks for nothing”, sigue siendo un caramelo de difícil digestión), esa inigualable pareja que conforman Rebolledo y Superpitcher ha terminado por asumir que lo que de verdad les sale bien son esos temas en los que se mezclan la capacidad para construir ritmos propulsivos que tiene el primero con

banda y dedicarse a la música disco (en su vertiente más cósmica y exploratoria, nobleza obliga) es algo aún más divertido. Y en esas anda, inventando temas como “Foam fangs”, que ancla infinitas capas de teclado analógico, varias melodías superpuestas y todo tipo de efectos especiales a una base rítmica que cabalga con furia hacia el sol. Una combinación ganadora, que repite con ligeras variaciones (más luminosa en “Auto grift”, más cruda en “Hot black mastic”) en los otros tres temas de un estupendo cacho de vinilo. VR

MUTE, 12”

Field Music & Warm Digits “BBC Radio 3 Late junction session”

la habilidad del segundo para alargar melodías hasta el infinito. En “Christine”, tercera entrega de una saga que ya anuncia disco largo en el horizonte, se dedican exactamente a eso, y juntan tres temas como tres soles en los que no faltan el detalle freak, las voces en falsete y la tensión ambiental (ambiente de club de mala fama, se entiende). La cara A se la reparten “Legs”, una adhesiva pista de techno con capas y capas de teclados, lanzadas en una interminable subida de tensión, y “The untold legend of mysterious Ondo”, más oscura y drogadicta, con un delirante estribillo para corear en el club (“Respira hondo / ondo / cachondo”). Y para la cara B se reservan los doce minutos de “Poem of the youth”, un corte de house ambiental y psicodélico, con melodías circulares, ritmos mecanicistas, el ruido del agua al correr y esos impagables coros que son marca de la casa. Le falta un himno del calibre de “Time”, pero aún así “Christine” es lo mejor que Pachanga Boys han publicado hasta la fecha. Vidal Romero

Vidal Romero y Beto Vidal

Gente muy de bien, los responsables de Late Junction juntaron hace meses en un estudio a Field Music y Warm Digits para un felicísimo experimento de improvisación. En la cara A se nota que la batuta la llevaba Field Music: dos temas que son como laberintos rítmicos, con melodías e instrumentos que entran y salen, se retuercen y se desperezan, consiguiendo que lo muy complicado parezca un juego de niños. En la otra cara son Warm Digits los jefes, con un “Snow watch” que crece entre volutas ambientales y masas de ruido domesticado (a lo Cluster), y que luego desemboca en un estupendo ejercicio de krautrock, “Higgs”, propulsivo y feliz. Todo en un vinilo de bonito diseño que, una vez aterriza en el tocadiscos, se puede quedar allí durante horas. VR

Jonas Reinhardt “Foam fangs” 100% SILK

Aunque dio sus primeros pasos en solitario, como un heraldo del krautrock más ambiental y planeador, hace ya algún tiempo que Jonas Reinhardt ha descubierto que tener una

TEXT, 12”

Cada vez está más claro que, con la excepción de One Little Plane (la delicada cantante folk que, vaya usted a saber por qué, le remueve las mariposas del estómago), Kieran Hebden está decidido a utilizar su sello Text como una casa de acogida para artistas que quieren ser Four Tet en lugar de Four Tet. Percussions, sin ir más lejos, entrega en “Bird songs/Rabbit song” dos temas que van en la línea de ese techno quebrado y cinemático que tanto le gusta a Hebden cuando se pone verraco (los que le hayan visto en directo sabrán de lo que hablo). Que en la cara A añada por encima grabaciones de pajaritos, y en la B mezcle percusiones aflamencadas con florituras digitales (lo que de paso demuestra que debe de ser un freak adorable), termina por cerrar el círculo. VR

Sandro Perri
 “Changes / Love & Light Remixes”
 DFA, 12”

Más de uno estaremos de acuerdo en catalogar “Impossible Spaces” (Constellation, 11) del artista canadiense Sandro Perri como uno de los álbumes tapados del año pasado. La escudería DFA, siempre abierta de mente, publica ahora remezclas de los jugosos temas “Changes” y “Love & light”. Para el primero, Eluvium pone toda la carne en el asador con un lavado de cara cósmico y flotante, donde los ecos de la voz de Perri se difuminan sutilmente en un beat ahogado cargado de neblina sideral. Zongamin, en cambio, convierte la pieza en un hit disco ochentero altamente disfrutable. “Love & light” es fortificada en su percusión por Mickey Moonlight mientras que Max Gross (Glissandro 70) la aparta de la pista y la deforma a un mero boceto de postdubstep. Maxi de culto desde ya. BV

Zombie Zombie
 “Rocket number 9 EP”
 Versatile, 12”

La dupla francesa de freaks de las películas de Carpenter y el kraut, Cosmic Neman y Etienne Jaumet, presentarán en octubre “Rituals”, su nuevo LP producido por Joakim. El caramelo de adelanto se trata de la reinterpretación de “Rocket number nine take off for the planet” del legendario Sun Ra, ni más ni menos. Un trabajo que respeta los cimientos del original en cuestión, a la vez que multiplica sus posibilidades de despegue hacía el citado planeta. El EP lo completa primero el trabajo de Gesaffelstein, que por supuesto eleva el tema central al macarrismo de fiesta universitaria yankee gracias a una remezcla plagada de subidones. Joakim, por otro lado, se mueve como pez en el agua sacando punta a los afilados sonidos de su preciada 808. Una innecesaria versión a capella completa un maxi un tanto irregular. BV


Alex Ross “Escucha esto”

+libros/dvds

seix barral

Hay una anécdota que Alex Ross repite un par de veces en “Escucha esto”: un consejo que el padre de Mozart le dio a su hijo, acerca de que debía componer buscando el equilibrio “entre lo demasiado difícil y lo demasiado sencillo”; que existieran aspectos en los que “puedan encontrar satisfacción únicamente los entendidos, pero que esté hecho de tal modo que los no entendidos hayan de sentirse contentos con lo que oyen, sin saber por qué”. Tan complicado equilibrio, que en realidad es el sueño húmedo de cualquiera que se dedique a la música, es precisamente la especialidad de Ross. Su primer libro, “El ruido eterno” (una muy torpe traducción al español del título original, “The rest is noise”), contaba la historia de algo tan oscurantista como la música clásica del siglo XX desde una perspectiva única: bajando a los compositores del pedestal inalcanzable en el que suele situarlos la crítica ‘seria’, para convertirlos en personas mundanas, que reaccionaban a estímulos tan básicos como el sexo, el alcohol, las drogas o los acontecimientos sociales y

“Daredevil: la sonrisa del diablo” Mark Waid, Paolo Rivera y Marcos Martín

políticos que se producían a su alrededor, y que de ahí extraían la inspiración para sus obras. Que un libro que trata de un tema tan árido se haya convertido en un best seller inesperado, aplaudido además por la crítica (incluso en España), es la mejor prueba de que Ross tiene, efectivamente, la llave para encontrar ese raro equilibrio. Una llave que también utiliza para abrir el contenido de “Escucha esto”, un volumen donde recopila algunos de los mejores artículos que ha publicado en The New Yorker durante los quince años que lleva allí escribiendo crítica musical. Semblanzas reveladoras sobre compositores como Schubert, Verdi, John Cage o Mozart, retratos de atípicos directores de orquesta (Esa-Pekka Salonen) y músicos (Marion Anderson, Lorraine Hunt) insólitos acercamientos a estrellas del pop (Björk, Radiohead, Sonic Youth) y brillantes reflexiones sobre temas supuestamente tangenciales, como la vibrante y desconocida escena musical en China o el cataclismo que supuso la aparición de la música grabada, dan forma a un libro fascinante, cuya mejor pieza es el texto autobiográfico que le da nombre, en el que Ross cuenta su relación de amor (y ocasional odio) con la música clásica, su descubrimiento del punk, del rock y el pop, y su escasa querencia por el entramado de la mal llamada música culta, que según él se empeña en encerrar “un arte tenazmente vivo dentro de un parque temático del pasado”. Así se las gasta, el bueno de Ross. Vidal Romero

Josep Maria Doménech i Fedi “La música del diablo”

Stefan Goldmann “Parameter” Macro

Curbet

Primer libro que se escribe en España sobre el blues cosechado en el Reino Unido a partir de finales de los años 50, de la mano de un señor muy aficionado a la música y a hacer radio con ella, y publicado además por una pequeña editorial independiente; lo cual siempre es de agradecer. José María Doménech Fedi parte de la historia de pioneros del blues en Gran Bretaña tales como Alexis Korner o Cyril Davies (casi ni se atisba todo el fenómeno precedente del British r’n’b) y ofrece un repaso de su evolución durante los 60 y los 70, hasta nuestros días. Faltan algunos nombres, pero otros son explicados y descritos con todo lujo de detalles. El hecho de que el libro sea hijo de una serie de monográficos radiofónicos brindados por el autor sobre el tema en la radio de Tiana (Barcelona), hace que cada biografía y capítulo se complete con canciones escogidas ad hoc. Un excelente complemento que al profano en materia le ayudará a youtubear según vaya leyendo y empapándose de la historia del blues made in Britain. Alberto Valle

Dice el simpático Stefan Goldmann que la tecnología está muy sobrevalorada y puede que tenga razón, pero, para sobrevalorado, el contenido de este DVD. “Parameter” se presenta como el primer documental exhaustivo sobre este artista afincado en Berlín, como si a) hubieran previsto publicar cantidad de documentales exhaustivos sobre el mismo tema y b) pudiera calificarse como tal una serie de trozos de entrevistas mezclados con interludios visuales donde, además de imágenes de calles de Berlín, vemos a este artista electrónico (más o menos) conceptual pinchar en un bar (el Soju Bar), tocar el secuenciador (GenoQs Nemo, muy bonito), permanecer sentado en una silla en una tienda de discos (Hard Wax), o vibrar ante las máquinas con las que masteriza sus vinilos (en Dubplates & Mastering), siendo este último palpitar suyo lo que constituye sin duda lo más emocionante de lo que, por lo demás, viene a ser un breve reportaje muy normalito sobre un artista no especialmente elocuente. Gloria González

cómics

PANINI

Daredevil saltando despreocupadamente hacia atrás desde una cornisa. Matt Murdock escuchando deleitado un vinilo de Chet Baker. El abogado ciego sonriendo. Hacía tanto tiempo que las páginas del demonio de la Cocina del Infierno venían cargadas de tinta negra, que resulta asombroso abrir un cómic de su serie y ver una explosión de color y optimismo como la de esta nueva etapa. Mark Waid ha demostrado ser un verdadero hombre sin miedo, decidiendo dar un vuelco al creciente drama en que se había convertido la vida de Murdock desde que Frank Miller refundara el personaje. Sus más dignos continuadores, Brian Michael Bendis y Ed Brubaker, acompañados de ilustradores geniales pero siniestros como Alex Maleev y Michael Lark, acrecentaron la espiral maldita hasta extremos que la olvidable etapa de Andy Diggle volvió ridículos. La tragedia griega se acabó: el descaro y humor de Waid, y la alternancia a los lápices de ese formidable tándem de líneas finas que forman Rivera y Martín, han hecho que Daredevil renazca lúcido y optimista. En estos episodios, Matt encuentra una brillante solución al hecho de que su identidad secreta sea de dominio público. Además, irrumpe en una boda entre familias del crímen, se enfrenta a La Mancha o Klaw, ¡y pone a Foggy a dieta! Lee y sonríe. Albert Ferrnández

“Starstruck” Elaine Lee y Michael Kaluta norma

“La hermandad de la Biblia Perry” Nicholas Gurewitch

“Wonder Woman” Brian Azzarello y Cliff Chiang ecc ediciones

ASTIBERRI

“Starstruck” nació hace más de treinta años como una obra musical experimentar y futurista en el off-Broadway a principios de los convulsos ochenta. La autora del libreto y actriz Elaine Lee contó con el imaginativo artista Michael Kaluta para diseñarle el atrezzo y los vestuarios. El resultado era una loca space opera feminista donde los números musicales se improvisaban sobre un libreto completamente libre. Desde entonces, la obra ha tenido una larga vida en el cómic, donde se publicaría a lo largo de veinte años y en varias editoriales diferente (desde la revista Metal Hurlant hasta Marvel, pasando por Epic, Dark Horse o Cómico). El año pasado IDW recopiló todo el material en la esencial “Starstruck deluxe edition”, versión que Norma ha editado en nuestro país ahora. Aunque “Starstruck” sea hija de su tiempo (esa locura ochentera donde todo valía), es un placer volver a repasar las aventuras cósmicas de Gallatia o Brucilla. Manu González

Siempre he adorado las tiras cómicas. El arte e ingenio que se requieren para explicar algo con sentido en apenas tres o cuatro viñetas están al alcance de muy pocos. Si a esa narración se le añade un componente humorístico, el listón sube enteros. Nicholas Gurewitz es sin duda un nuevo genio de ese noble arte. Y es un genio irreverente. “La hermandad de la Biblia Perry” recoge las tiras que el autor publicó en el diario universitario The Daily Orange entre 2001 y 2008, demostrando una audacia iconoclasta y un imaginario expansivo. No se trata únicamente de piezas desternillantes: este libro es un verdadero tobogán hacia el surrealismo, pues, incluso cuando sus chistes no hacen gracia, queda abierta una psicodélica rendija a la fantasía. Si hay algo que me encanta es esa manera que tiene de pervertir lo naif, de irradiarlo todo de color y criaturas adorables que acaban fornicando, excretando o dilapidando todo lo más sagrado y bucólico. Albert Ferrnández

Cuando se anunciaron las 52 series que comenzarían el nuevo Universo DC (ya saben, el reboot que han sufrido las historias de todos los héroes de la editorial comenzando todas sus series en el número uno), muchos pensábamos que haberle dado las aventuras de la Princesa Diana a Brian Azzarello no era la mejor de las ideas. El problema con el guionista de “100 balas” es que los superhéroes se le suelen atragantar un poco (como ya vimos en sus historias para Superman o Batman), pero, finalmente, nos hemos tenido que tragar nuestras palabras. Azzarello ha sabido dotar de nuevos y renovados aires a Wonder Woman recuperando todo el aura mitológico clásico que siempre había tenido el personaje, dotando a los dioses del Olimpo de aires de familia mafiosa. Ayuda el arte de un inconmensurable Cliff Chiang, a medio camino entre Darwyn Cooke y Mike Allred. Una de las mejores series que han surgido del reboot deceriano. Manu González


052/053

songwriters / último clásico

songwriters

Tenía tanto frío que me abracé al bolso, como si la presión del nylon contra el pecho fuera a tener el efecto reconfortante de una bolsa de agua caliente. El ambiente era espeso y helado, una sensación desconocida para mí y que a ratos se parecía a la intensa ‘xafogor’ de Barcelona en agosto, pero en su versión refrigerada: una sensación imposible de frío pegajoso. Me había vuelto a perder, pero eso no me preocupaba demasiado porque, seamos francos, perderse de vez en cuando te da un aire muy interesante, de intelectual libre y creativo que se ve forzado a convivir con las extrañas leyes del orden y el urbanismo. Pasar tres veces por delante de la misma cabina de teléfonos no me asustaba. Mi temor a esas horas era de un carácter algo más mundano. Tenía hambre. Dicen que tener hambre es un subterfugio de la soledad. No sabría qué decirles. Hambre, lo que se dice hambre, tenía. Hamburgo, a poco de dar las once de la noche, no estaba siendo todo lo hospitalaria que debería. Desde mi atalaya de optimismo romántico, había visualizado la posibilidad de cenar agradablemente en algún lugar sencillo y típico y volver a mi habitación de hotel a una hora decente para seguir con mi viaje por la mañana. Intenté distraerme concentrándome en la arquitectura decrépita de Hamburgo. Me recordaba a Liverpool. No podía evitarlo y les reto a que lo intenten si alguna vez visitan la ciudad. No se puede pasar por alto el peso de la historia musical que comparten y, lo que es más sorprendente, esas casas, esas calles tan parecidas. Es un tanto desconcertante. Hamburgo y Liverpool son hermanas bastardas, hijas del mismo marinero noruego. Tardé un poco en darme cuenta de que por debajo del murmullo de gente se oía música y que venía de un bar. Aceleré el ritmo y doblé la esquina justo a tiempo: “Smile and pray, like dreamers do. Then I fall asleep to dream my dreams of you”. Era tan sólo un bar, así que mi plan de cenar correctamente se fue un poco a pique, pero tenía prisa. Arriba, arriba y más arriba todavía. Cuando oyes a Roy Orbison cantar, todo es un poco más urgente. Puede que a ratos no pienses en él, pero cuando le escuchas sabes que es el mejor. Entré en el bar, del que he olvidado el nombre, la calle, todo. Estaba pensando en Inglaterra, casi diría que añorándola, cuando apareció El Gran O a rescatarme de la calle. Un bocadillo, cacahuetes y una cerveza hicieron su efecto y se me pasó el hambre. Hacía rato que sonaba música distinta pero yo seguía escuchando “In dreams” en mi cabeza. Esta canción interminable, sin fondo, una escalera en espiral hacia el cielo, cada vez más lejos del suelo. Seguí con los cacahuetes por vicio, para darme cuenta, al poco rato, de que seguía teniendo frío. El agujero en el estómago se había desplazado. Ahora lo tenía en las entrañas. Antes de irme le pedí al camarero que volviera a poner la canción, y lo hizo. ¿Cómo elegimos las canciones que son más importantes para nosotros? ¿Las que consiguen elevarnos pase lo que pase? Me imagino que debería ser siempre así, cuando somos rescatados por música importante que nos revela la realidad tal y como es, no como querríamos que fuera. No me he sentido nunca tan sola como esa noche en Hamburgo, abandonada por completo a mi realidad, con todas mis ideas fantasiosas sobre la música, los viajes, la gente y la literatura deshechas, formando un charco de agua sucia a mis pies. Roy Orbison, haciéndose ilusiones de que la vida le sonreía, se dejaba seducir por el payaso disfrazado de Sandman y se iba a dormir. Qué letra tan oscura. ¿Qué diablos era ese impostor disfrazado de hombre de arena? Él se abandonaba y soñaba que todo era perfecto, que todo iba bien. “But just before the dawn” (ya lo sabías antes de empezar) la realidad aplastaba todas sus ilusiones. Más solo de lo que estaba antes. “I can’t help it if I cry”.

Roy Orbison “In dreams”

Compositor: Roy Orbison (letra y música). Incluida en el disco “In dreams” (Monument, 1963)

Texto

Banessa Pellisa Pablo Moreno

Ilustración

A candy colored clown they call ‘The Sandman’
 Tiptoes to my room every night
 Just to sprinkle stardust and to whisper 
“Go to sleep, everything is alright”

Un payaso de colores 
 al que llaman Sandman 
 Entra cada noche de puntillas 
en mi habitación 
 Para rociarme con polvo
de estrellas y susurrarme: “Duérmete, todo va bien”

I close my eyes Then I drift away
 Into the magic night
 I softly sway
 Oh, smile and pray Like dreamers do
 Then I fall asleep
 To dream, my dreams of you

Cierro mis ojos 
 Y me dejo arrastrar Hacia una noche mágica Me balanceo suavemente, 
 sonrío y rezo, como los soñadores 
 Entonces me quedo dormido 
 Para soñar contigo

In dreams, I walk with you
 In dreams, I talk to you In dreams, your mine

En sueños, paseo contigo, 
 En sueños, hablo contigo 
 En sueños, eres mía

All of the time
 We’re together In dreams, in dreams

Todo el tiempo siempre contigo. 
 En sueños, en sueños

But just before the dawn I awake and find you gone I can’t help it, I can’t help it If I cry
 I remember That you said, goodbye To end all these things And I’ll be happy in my dreams
 Only in dreams
 In beautiful dreams

Pero poco antes del amanecer, 
 despierto y descubro que te has ido 
 No puedo evitarlo, no puedo evitar, Llorar 
 Al recordarte 
 Diciendo: “Adiós”
 Para terminar esas cosas Y seré feliz en mis sueños 

 Sólo en sueños 
 En preciosos sueños


Slick Rick

“The art of storytelling”

de los grandes de la era dorada. Una rara avis muy apreciada, un talento extravagante e incontenible que podría haber hecho acopio de más dinero, fama y reconocimiento, de no ser por sus pugnas con la ley. En su época de máximo esplendor, el MC nacido en Londres y criado desde niño en La Gran Manzana no supo mantener la cabeza fría.

def jam, 1999

Barrotes y estrellas

Texto

Óscar Broc

A

finales de los 80, Richard Walters se paseaba por los meandros del rap como una extraña aparición, entre el asombro de la comunidad negra y el rictus de espanto del mainstream. Su carta de presentación era “La Di Da Di”, un hit vírico pergeñado junto a Doug E. Fresh, y uno de los himnos más sampleados de la historia del rap. Mitad comediante, mitad rapper chungo, el MC acuñó un estilo de narración novedoso y una musicalidad en el flow nunca antes oída. Demasiado suave para ser un poeta de guerrilla, demasiado street para tomárselo a broma, Slick Rick enamoraba a la parroquia femenina con su voz aterciopelada mientras convertía en hit una oda a la misoginia y al maltrato como “Treat her like a prostitute”. No es de extrañar que muchos rappers actuales profesen auténtica devoción por el legado del Black Clark Gable. Las combinaciones de melodía y rapeado avanzadas a su tiempo; la suavidad adictiva de su flow —Snoop Dogg le debe muchísimo—; el humor freak de sus relatos; el arte a la hora de desgranar historias con principio, nudo y desenlace; la imagen de pimp ochentero, con boina, cadenas de oro —uno de los padres del bling bling junto a Mr. T—, chaqueta de chándal y un parche en el ojo marca de fábrica… Slick lo tenía todo para destacar y convertirse en uno

Después del magistral debut “The great adventures Of Slick Rick” (88), The Ruler se convirtió en un icono, y a pesar de su aparente suavidad vocal, también se granjeó una fama de pústula social que el tipo cultivó esmeradamente merced a su comportamiento perruno. Como suele ocurrir en el drama afroamericano del ‘from rags to riches’, la cárcel se interpuso entre su parche y la eternidad. Acusado de tentativa de asesinato con arma de fuego después de disparar a su primo, y perseguido por el Departamento de Inmigración dada su nacionalidad británica y sus antecedentes, Slick escribía sin proponérselo el clásico guión que haría salivar a Chuck D: la historia por todos conocida de celebrity negra perseguida tenazmente por el poder blanco; carne de presidio cotizada. El tour de force de Slick Rick con los juzgados da para una novela. Russell Simmons, capo de Def Jam, decidió pagar la fianza al rapper para grabar un álbum a toda prisa, antes de su ingreso en la trena. De ahí surgió el notable “The Ruler’s back” (91), disco que ha aguantado con mucha dignidad la erosión del tiempo. Lo mismo puede decirse de “Behind bars” (94), un LP que Walters pudo registrar durante sus días de reo, gracias a un permiso carcelario, junto a beatmakers de la talla de Easy Mo Bee, Prince Paul o Pete Rock. De todos modos, oficialmente, el primer trabajo del MC después de cumplir condena fue “The art of storytelling” (99). A pesar del reuma y el papadón (preach), el mejor contador de historias de la Vieja Escuela todavía tenía mucho que decir en la nueva era de rappers vigoréxicos.

el último clásico

A pesar de su apariencia cómica, Slick Rick fue uno de los cabronazos más talentosos y controvertidos de la Vieja Escuela. Detrás del parche, las cadenas de oro y la boina se escondía un eximio narrador que aportó nuevos trucos al tablero de juego. Una pena que le pegase un tiro a su primo y la cárcel truncara su futuro. Este es su primer disco después de cumplir condena. Primero y último. Trece años después, Slick todavía se resiste a grabar en un mercado hostil con el underground. Aquí va mi particular homenaje a The Ruler.

Historias históricas

Era un hecho, el tren de Slick Rick había pasado mientras éste se hacía la manicura con navaja en una celda. Se acercaba el año 2000 y el negocio del rap no se jugaba con las reglas de antes. Pero en “The art of storytelling” el hip hop decidió devolverle lo que él le había dado: la presencia de Nas, Raekwon, Snoop, Outkast, Q-Tip o Peter Gunz lo dejaba claro. El cuarto álbum de The Ruler sabía a homenaje, y estaba concebido para afianzar el aura clásica del personaje, no para reinventarlo. DJ Clark Kent, Kid Capri, Rashad Smith y Trackmasters, entre otros, dieron lustre a una colección de beats ajustados a la talla del tuerto afincado en el Bronx. Bombos suavizados, samples espartanos, melodías juguetonas, chispazos festivos y algún que otro banger sin apretar en exceso las riendas. El telón perfecto para recuperar el aroma y escuchar en su esplendor la voz del viejo storyteller que dejó boquiabierto al mundo a finales de los 80. Y The Ruler estuvo a la altura de su apodo: eran sus mejores letras desde “The great adventures of Slick Rick”. Hay canciones que 13 años después suenan más modernas que el 80% del rap actual. El duelo con Raekwon en “Frozen” —sample acelerado de Portishead— tendría que estar en la maleta de todo DJ que se precie. El beat viscoso de “Kill niggaz” —Clark Kent doctorándose— es como una ducha de oro líquido sobre las diatribas violentas de Slick Rick. El funky minimalista y los hipnóticos chops vocales de “Why why why” envuelven la lengua de gamuza de The Ruler en un orgasmo atemporal. La base de “Memories” —Clark Kent, otra vez— te captura en su sample obsesivo y se sostiene sobre una de las mejores líneas de bajo que he oído en mi puta vida. Me vuelven loco los pellizcos de guitarra y bajo de “Unify”, con Snoop fumado hasta las orejas. Y las descargas de soul melancólico de “I own America Part 2”. Y el piano y el coro en falsete de “Street talkin’”. Y las brumas callejeras à la Wu-Tang de “Me & Nas bring it to you hardest”. Todo se aprovecha en este festín. Uno de los discos más infravalorados de la historia del rap, joder que no.


054/055

open mic

+net labels Columna

David Broc

+import

Columna

De la nada al todo Estos días se pone a la venta “Something from nothing: The art of rap”, un recopilatorio de 23 canciones en el que se hace inventario, grosso modo, de la historia del rap. El disco incluye grandes clásicos del género, entre ellos “Straight outta Compton”, de NWA, “The world is yours”, de Nas, “Full clip”, de Gang Starr, “Sucker MCs (Krush-Groove 1)”, de Run D.M.C. o “Follow the leader”, de Eric B & Rakim, además de alguna concesión al presente —la aparición de Immortal Technique, por ejemplo— para redondear la selección. Como compilación no tiene mucho secreto, aunque supone una magnífica vía de entrada al género para aquellos que tengan ligeras o nulas nociones de su historia y genealogía. También hay canciones de Wu-Tang Clan, Das EFX, Ras Kass o Big Daddy Kane, y si lo que pretendes es iniciarte en la materia por la vía rápida y sin verte obligado a dar muchas vueltas, este disco es ideal, cien por cien recomendable, pues contextualiza y sitúa de la mejor forma posible. Aunque en realidad, y al margen de su carácter introductorio, lo que también interesa de este CD es que es la banda sonora de un documental de mismo título dirigido por Ice-T y que tiene prevista su aparición en DVD a mediados de este mismo mes. “Something from nothing: The art of rap” fue presentado y proyectado en la última edición del festival de cine independiente Sundance, y cosechó reacciones y feedback muy positivos. El principal objetivo de la cinta no es tanto explicar qué es el hip hop o qué significa como exponer con argumentos de peso por qué se ha convertido en el género musical más influyente desde los 80 hasta nuestros días, cómo ha cimentado su crecimiento y expansión y cómo ha extendido sus tentáculos en la sociedad y la cultura de todo el mundo con apenas veinte años de edad y trayectoria. Y lo hace a través de los testimonios de algunas de las figuras más importantes y trascendentes del rap: Chuck D, KRS-One, DJ Premier, Nas, Raekwon, Ice Cube, Doug E. Fresh, Eminem o Dr. Dre, entre muchos otros, aportan luz, experiencia y opinión a todo lo que intenta descifrar y exponer su director, que como es habitual ejerce de maestro de ceremonias y también de hilo conductor del documental, sin intervenir más de lo estrictamente necesario pero transmitiéndole su personalidad y energía al contenido que él mismo va presentando. Hay muchos documentales de hip hop ahí fuera, pero es difícil dar con un título que aglutine tantos quilates artísticos en su cásting como éste. Y también supone el más completo y analítico del rap desde un punto de vista musical pero también social y económico, dos argumentos muchas veces olvidados o ensombrecidos por otros aspectos más amarillistas como los enfrentamientos o la violencia. Y ya no sólo impacta por el peso específico de la historia y legado de aquellos que desfilan por la cinta, sino por el sentido de las opiniones volcadas a lo largo y ancho de la película. Ice-T formula preguntas, plantea dudas y extrae jugo de sus invitados, incluso les arranca freestyles y rimas míticas a modo de exposición práctica de lo que es su aportación a la historia del género. Y como telón de fondo, la música, obviamente, presente en todo momento y encargada de contextualizar todo lo que se habla en las imágenes con retazos del pasado más glorioso y pedagógico de su currículo. Esperemos que el Festival In-Edit, siempre al quite, se haga eco de este título y lo incluya en la programación de su próxima edición.

Gloria González

Son míos El concepto de amigo es históricamente inestable. En La bèl Netlabel (http://labelnetlabel.com/) llaman amigos a todos los artistas del sello y han titulado “La bèl’s friends” el primer recopilatorio de su ya impactante historia, en el que los amigos en cuestión ofrecen doce temas inéditos, adentrándose en múltiples facetas del indie, aunque sobre todo en las más familiares y afables, con cierta sana tendencia a irse por las ramas más electrónicas de todo ello. Yo quiero ser amiga sobre todo del alemán F.S. Blumm, que se aproxima a la bossa-nova indie perezosa como nadie, y de la romana Elisa Luu, que firma un instrumental luminoso. El también italiano Nicolas Joseph Roncea estaba más bien solo, creo, cuando grabó en su casa “Impossible roncea EP”, aunque no del todo, porque le acompañaban una chica que hace coros discretamente y, sobre todo, el dios del pop lo-fi en persona. Sus cuatro canciones están disponibles en Yo[U-turn] (http://www.yonetlabel.com): no sean tontos y vayan a por ellas hoy mismo. Idiot Queen es el nombre artístico de Dawn Mendonça, británica de origen portugués que no tiene un pelo (de tonta) y sí mucho futuro como reina de un nuevo territorio musical que ella misma está creando, delante de nuestras orejas, con pinceladas de electrónica y hachazos vocales, con lo justo de experimentación y lo necesario de inspiración, en fin, con mucho talento. Su debut “Idiot queen” les está esperando en Mimi (www.clubotaku.org/ mimi). No sean pesados y descárguenlo. En el oeste de Londres, mientras tanto, Lowpines sueñan con viajar al lejano oeste de las

películas, ir cabalgando hasta el salón en el que Will Oldham se está tomando un whisky y darle un abrazo muy, muy fuerte. El single “Give me a horse” de este dúo sensible, que recuerda también a Iron & Wine y a Belle & Sebastian, es breve pero inolvidable y lo regalan en Eardrums Pop (http://www. eardrumspop.com/), netlabel del que se habla aquí muy a menudo, es cierto, aunque hay razones objetivas que justifican esta presencia recurrente. Injustificable es, por otra parte, que no se haya siquiera mentado aquí antes la existencia de “Animal are not things!”, delicioso álbum de folk libre, modalidad protesta pacífica, firmado por Apenino & Árbore y editado hace unos meses por Microphones In the Trees! (http:// calmintrees.blogspot.be/) que, si bien no es oficialmente un sello sino un blog, podría argumentarse que es un blog que oficia esporádicamente de netlabel. En fin, que lo escuchen.

+jander Columna

Regreso a la tierra prometida Igual que cada religión tiene sus particulares lugares sagrados, tierras prometidas en las que descansan mausoleos de profetas, se levantan templos antiguos y se guardan reliquias, los aficionados a la música tienen también sus sitios a los que peregrinar. Festivales, salas de conciertos, estudios de grabación, barrios de ciudades y tiendas de discos; mecas a las que acudir en busca de iluminación, de inspiración, de crecimiento personal. Para los aficionados a la música experimental, una de estas mecas está en el estudio que el Groupe de Recherches Musicales (GRM) creó en París, bajo la dirección de Pierre Schaeffer, a finales de la década de los cincuenta. De aquel estudio-taller-de-creación salieron en las dos décadas posteriores obras fundamentales de la música concreta y discos pioneros en la utilización de los recursos electrónicos: un gusto por el i+d que no se ha perdido con el paso de los años, ya que sus peculiares características (una combinación

Vidal Romero

única de mesas y equipo de grabación analógico, cacharrería modular exclusiva y diseño arquitectónico específico para la captura de obras multicanal) lo convierten en la Ítaca particular de muchos músicos experimentales. Uno de los sellos que mejor relación tiene con el Estudio GRM es Editions Mego, que en los últimos años ha mandado a grabar allí a varios de sus artistas (el último Robert Hampson, de cuyo “Répercussions” hablábamos hace un par de meses). Y como el roce hace el cariño, ha conseguido que los actuales responsables del estudio le abran sus archivos, para dar forma a un ambicioso programa de reediciones con el que rescatar pequeños clásicos, perdidos en la memoria del tiempo, en la misma forma en la que fueron imaginados: en cuidadas ediciones en vinilo. Una serie que, bajo el nombre de Recollection GRM, estrenó hace unos meses el inevitable Pierre Schaeffer con “Le trièdre fertile”, un disco editado a mediados de los setenta, que pasa por ser el único trabajo estrictamente electrónico que grabó el maestro francés (cuyos gestos resultan perfectamente reconocibles en su fantástica organización espacial), y que desde entonces ha recuperado dos títulos de Guy Reibel (“Granulations-sillages/Franges du signe”, un fascinante ejercicio de acusmática) y Bernard Parmegiani (“L’oeil ecoute/Dedansdehors”, dos maravillosas piezas electroacústicas), y una sorprendente recopilación, “Traces one”, con cinco compositores (ejem) menores, que demuestran el amplísimo abanico de músicas que bullían en el interior del estudio en aquella época dorada.


+all that jazz Columna

Pepo Márquez

Conociendo a Nina Simone No vamos a negar que en esta vida marcada por el superávit de la oferta se hace cada vez más complicado conocer en profundidad a los artistas que por talento, personalidad, biografía y obra, marcaron de forma indeleble la última mitad del siglo XX, esto es, donde se cocinó todo lo que ahora comemos. Tampoco negaré —ya me disculparán el uso de la primera persona— que el motivo que ha provocado esta columna fue una conversación de carretera con el ingeniero de sonido Javier Ortiz (de Estudio Brazil, Madrid) a raíz de una duda surgida por la escucha casi fortuita del más que recomendable disco “Broadway-Ballads-Blues” (Philips, 64/ Verve, 06) donde se aportó un dato que me descolocó y que resolví a mi favor horas más tarde, ya en casa, gracias a la ayuda de mi conexión wi-fi y de los aproximadamente 30 € que pago mensualmente por ella: no fue la prestigiosa escuela de música neoyorquina Juilliard School of Music la que rechazó a la cantante nacida en Carolina del Norte en 1933, sino que fue el Curtis Institute of Music de Filadelfia la institución que consideró que Nina Simone no era apta para dedicarse a la música. La artista estimó que los verdaderos motivos de esta decisión nada tenían que ver con su particular forma de interpretar, sino con el color de su piel. Afortunadamente para algunos, el sentimiento de rebeldía que prendió en ese preciso momento acabó marcando toda su carrera musical. A pesar de que suene estúpido, hay que decirlo: la única manera de conocer y entender el porqué Nina Simone sigue considerándose todavía hoy una excepción, un asterisco, una nota al pie en la historia del jazz, es escuchándola. Algo así como lo ha sido Chavela Vargas para la canción popular o lo es Tom Waits para la escena rock mundial: un elemento disonante, extrañamente bello, irresistiblemente molesto. Siguiendo con la anécdota, para poder pagar sus clases en

Juilliard School (cuya fama viene por sus precios asequibles) Simone aceptó un trabajo de pianista en Atlantic City, en el Midtown Bar & Grill de Pacific Avenue. El trabajo, sin embargo, incluía una condición: además de tocar el piano tendría que cantar. Absolutamente mentalizada de que aquello era una prueba para ella, tomó una decisión drástica, a partir de ese momento dejaría de ser Eunice Kathleen Daymon para llamarse Nina Simone (‘Nina’ de ‘Niña’, que era como un novio suyo solía llamarla y ‘Simone’ de la actriz francesa Simone Signoret, que por aquella época protagonizó la película de “Casque d’or”, del director Jacques Becker). Su vida fue una constante lucha contra la calamidad: En 1958 Simone grabó “I loves you Porgy”, de George Gershwin, canción perteneciente al disco “Porgy and Bess” y que ya grabaron Billy Holiday y Louis Armstrong. Esa sería su primera ¡¡¡y última!!! aparición en el Top 50 de singles de la lista Billboard. Después de grabar más de 40 discos —desde aquí recomendamos todos los que grabó para el sello Phillips, reeditados en 2006 por Verve—, Simone fue estafada (más de un millón de dólares en royalties por la re-edición de “My babe just cares for me”, a mediados de la década de los 80), infravalorada (muchos no entendieron su constante bascular entre el pop, el folk, el R&B, el jazz, el soul o los musicales de Broadway) y casi nunca entendida (tras el asesinato de Martin Luther King, en 1969, abandonó Estados Unidos hostigada por la situación racial y llegó a vivir en lugares tan dispares como Suiza, Liberia, Barbados, Francia y Reino Unido). Después de su muerte a los 70 años de edad (Carry-Le-Rouet, Francia, 2003), quizás la única y mejor manera de rendirle un homenaje justo sea, a pesar de que suene estúpido decirlo, escuchándola. Y quizás entonces alguno, gracias a algún verso, a alguna estrofa o a alguna melodía, acabe encontrando uno de los infinitos detalles de belleza inalcanzable que se esconden casi sin querer en cada una de sus canciones.

+the true report Columna

Everett True

Punk rock fuck yeah. Todos somos Pussy Riot La peste a hipocresía que emana del gobierno americano en relación con el ‘veredicto’ de Pussy Riot (con comillas porque, claramente, ya se había decidido encarcelar a estas tres mujeres antes de que el ‘juicio’ empezara) es abrumadora. ¿Creéis que ellos habrían actuado de otra manera si se tratara de tres americanas? Por supuesto que no. Tampoco los políticos británicos. Todo es un inmenso carro al que cualquiera se puede subir y clavar su bandera y desde él dar acalorados e indignados discursos sobre la libertad de expresión. Sting hace público su apoyo a las chicas de Pussy Riot y el mismo día que se anuncia el veredicto toca en una fiesta en honor a la hermana de Putin. Eso es coherencia. Los Laboristas condenan el ‘veredicto’ del ‘juicio’. Bien. Los putos laboristas. Los cristianos rusos ortodoxos hicieron mucho ruido con su condena al colectivo antes de que saliera el veredicto del juicio, apostando totalmente por una pena de prisión: “Es la voluntad de Dios”, anunció uno de los miembros más veteranos del clero (es curioso, yo pensaba que era la voluntad de Putin, ¿o es que ambos son la misma cosa en Rusia a día de hoy?). Ahora que la Iglesia Ortodoxa ve a la mayoría moral ponerse en su contra —al fin y al cabo no es más que un “ojo por ojo”— dice que estaría bien que se libere a las chicas. Beatos, hipócritas engreídos. El juez del caso dice que hombres y mujeres son iguales en toda Rusia y que, por tanto, el feminismo sólo consigue generar odio religioso. O algo. Es difícil traducirlo. Y estoy seguro de haber leído en alguna parte hace unas semanas que la Acusación argumentaba que claramente la canción “Punk prayer” de Pussy Riot era un ataque a las creencias religiosas -es genial saber que el destino de la Tierra recae en gente que cree en seres sobrenaturales- y no políticas, porque no se menciona a ningún político. Esto… Excepto a Putin, en el primer verso y en el estribillo. ¿A lo mejor es cierto que los ortodoxos realmente lo consideran un dios? Sea como sea, Pussy Riot han sacado un nuevo single. ¡Por

supuesto que han sacado un nuevo single! Y es la cosa más punk de 2012, aparte del “Ill manors” de Plan B. Claro que sí. Contexto, por favor, contexto. No es casualidad que hayan sido las mujeres las responsables de cualquier cambio significativo en esa ciudadela envenenada que está siendo el rock’n’roll en 2012. Los hombres están devaluados, tal y como demuestran Putin, sus colegas sin sentido del humor y sus hipócritas homólogos que los condenan por todo el mundo. De todas las celebrities y políticos de

segunda fila que manifiestan su reconocimiento por la causa de un puñado de chicas rusas sin derecho a voto que libran una batalla que la mitad de nosotros mismos apenas entendemos, ¿quién habría hecho lo mismo hace 30 años en el Reino Unido con Crass contra el orden establecido (o incluso hace 20 años, con las riot grrrls, aunque a una escala mucho menor)? ¿Kate Nash? Sí. ¿Peaches? Porque no. ¿Björk? Seguro. ¿El Departamento de Estado de Estados Unidos? ¿¿¿Estás de puta coña???


056/057

agenda

agenda

Nicolas Jaar

Apolo (BCN), 16/09/12

Barcelona Sábado, 1 de septiembre _Foramuralla: Bigott, Mishima, Sanjays.... Mas del Bigues (Vic). 20 h. 20 €. _Paul Chambers, Nguzunguzu... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Pional... Nitsa-La[2]@Nitsa. 24:30 h. 15 €. _M de Miguel, Elman... Voltech@Mephisto. Hora y precio S/C. Domingo, 2 de septiembre _Jack White. Sant Jordi Club. Hora S/C. 40 €. Martes, 4 de septiembre _Los Campesinos! + Dry The River. Music Hall. Hora y precio S/C. Viernes, 7 de septiembre _Jens Lekman. Music Hall. 20 h. 22 €. _Fuck Art Let’s Dance, Âme... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Theo Parrish... Nitsa-La[2]@Nitsa. 24:30 h. 15 €. _Martin Eyerer. BeCool. 1 h. 12 €. _Odette. Depósito Legal (L’Hospitalet Llbr.). 22 h. Gratis. Sábado, 8 de septiembre _Foramuralla: Sílvia Pérez. Teatre L’Atlantida (Vic). 20:30 h. Precio S/C. _Surface: Crows, Garaje Hermético, Electric Boots.... Salamandra 1 (L’Hospitalet Llbr.) 17 h. 12 €. _Single + Renaldo & Clara. Apolo. 21 h. Precio S/C. _Molotov. Razzmatazz 2. 21 h. Precio S/C. _Sigha, Christian Löffler... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Nina Kraviz, Jack of Heart... Nitsa-La[2]@ Nitsa. 24:30 h. 15 €. Lunes, 10 de septiembre _Chrysta Bell. Sidecar. 21:30 h. 12 €.

_Bill Orcutt + Sun Color. Miscelanea. Hora S/C. 7 €. _Elekbass, Purky... Voltech@Mephisto. Hora y precio S/C.

Miércoles, 19 de septiembre _Austin TV. Sidecar. 22 h. 8 €. _Sunflare + Ulisses7. BeCool. Hora S/C. 6 €.

Miércoles, 12 de septiembre _Mi Ami + Mistakes Are OK. BeCool. Hora S/C. 12 €.

Del 21 al 23 de septiembre _BAM: Black Dice, Filastine, Howlin Rain, Los Punsetes, The Dream Syndicate, McEnroe... Varios Escenarios. Hora y precio S/C.

Jueves, 13 de septiembre _Hoteler: Dulce Pájara de Juventud, Esperit!... Hotel Can Pamplona (Vic). 17 h. Precio S/C.

Viernes, 21 de septiembre _Ken Ishii... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Benga & MC Youngman... Nitsa-La[2]@Nitsa. 24:30 h. 15 €.

Viernes, 14 de septiembre _Hoteler: L’Hereu Escampa, Stole, Aliment... Hotel can Pamplona (Vic). 17 h. Precio S/C. _Los Chicos + The Cynics. La [2]. 20 h. Precio S/C. _Sidonie. Atrium (Viladecans). Hora y precio S/C. _Nathan Fake, Aeroplane... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Todd Terje, Marc Piñol... Nitsa-La[2]@Nitsa. 24:30 h. 15 €. _Surgeon. BeCool. 1 h. 12 €. _Ninette & the Goldfish. Depósito Legal (L’Hospitalet Llbr.). 22 h. 6 €.

Sábado, 22 de septiembre _BAM: The Kooks, Love of Lesbian... Antiga Fàbrica Estrella Damm. Hora S/C. Gratis. _Green On Red. Sidecar. 22 h. 15 €. _Ángel Molina... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Julio Bashmore... Nitsa. 24:30 h. 15 €. _Cosmin TRG. BeCool. 1 h. 12 €.

Sábado, 15 de septiembre _Hipnotik: Swan Fyahbwoy, Fresh Daily, Sharif... CCCB. Hora y precio S/C. _Hoteler: Furguson, Beach Beach, Univers... Hotel Can Pamplona (Vic). 17 h. Precio S/C. _Rebecca Gates + Ted Leo. Carpa Negra (Vic). 22 h. Precio S/C. _Cam Deas + Summer Recreation Camp. Miscelanea. Hora S/C. 5 €. _Dorian, Walls... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Magda, Marc Houle... Nitsa-La[2]@Nitsa. 24:30 h. 15 €.

Jueves, 27 de septiembre _Jonquil. Razzmatazz 3. 20 h. 20 €. _Nashville Pussy + Bob Wayne & The Outlaw Carnies. Apolo. 20:15 h. Precio S/C.

Domingo, 16 de septiembre _Nicolas Jaar. Apolo. 20 h. Precio S/C. _Rebecca Gates + Ted Leo. Heliogàbal. 21 h. 10 €.

Domingo, 23 de septiembre _Moonlight Matters, DJ Coco... Nitsa-La[2]@ Nitsa. 24:30 h. 15 €. Martes, 25 de septiembre _The Jayhawks. Apolo. 21 h. Precio S/C.

Viernes, 28 de septiembre _Umek, Superpitcher... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Scuba... Nitsa-La[2]@Nitsa. 24:30 h. 15 €. Sábado, 29 de septiembre _Sharon Van Etten. La [2]. 20 h. Precio S/C. _Agoria, Lasers... Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Luna Martinez, DJ Rosario... Nitsa-La[2]@ Nitsa. 24:30 h. 15 €. _Tiger & Woods. BeCool. 1 h. 15 €.


Jack White

La Riviera (Madrid), 01/09/12 Sant Jordi Club (BCN), 02/09/12

Madrid

Viernes, 21 de septiembre _Doctor Explosión + Las Aspiradoras. Gruta 77. 23 h. 12 €.

Sábado, 1 de septiembre _Jack White. La Riviera. Hora S/C. 40 €. _Faith Keepers. Tempo. 23 h. 8 €.

Sábado, 22 de septiembre _The Movement + Sally Brown. Gruta 77. 23 h. 12 €.

Jueves, 6 de septiembre _Los Campesinos! + Dry The River. Copérnico. Hora y precio S/C.

Domingo, 23 de septiembre _GOA: Kiki, Thomas Muller, Magda, Ellen Allien... Fabrik. Hora y precio S/C.

Sábado, 8 de septiembre _Jens Lekman. Music Hall. 20 h. 22 €. _The Sound of Arrow. Ochoymedio. Hora y precio S/C. _Fuck Art, Let’s Dance + Amatria. Intruso. 20:30 h. 9 €.

Miércoles, 26 de septiembre _The Jayhawks. Joy Eslava. Hora y precio S/C.

Martes, 11 de septiembre _Mi Ami. Siroco. 22 h. 10 €. Miércoles, 12 de septiembre Jueves, 13 de septiembre _Rebecca Gates + Ted Leo. Café Berlín. 22 h. 10 €. Viernes, 14 de septiembre _DCode: Sigur Rós, Justices, Kings Of Convenience, The Shoes... Complejo Deportivo Cantarranas. Hora S/C. Abono 90 €. Día 55 €. _The Three Chords Club. Intruso. 21:30 h. 7 €. Sábado, 15 de septiembre _DCode: The Killers, The Kooks, Django Django, Lüger, The Right Ons... Complejo Deportivo Cantarranas. Hora S/C. Abono 90 €. Día 55 €. Martes, 18 de septiembre _Cave. Moby Dick. Hora y precio S/C. Miércoles, 19 de septiembre _Son Estrella Galicia: Christina Rosenvinge. Teatro Lara. Hora y precio S/C. _Graveyard Johnnys. Gruta 77. 21 h. 8 €.

Del 27 al 29 de septiembre _En Vivo: Nach, La Excepción, SFDK, CPV, Falsalarma... Recinto Auditorio Miguel Riós (Rivas Vaciamadrid). 19 h. Abono 50 €. Jueves, 27 de septiembre _Son Estrella Galicia: Sharon Van Etten. Teatro Lara. Hora y precio S/C. _BRioles + Radioactive Kids. Gruta 77. 21:30 h. 10 €. Viernes, 28 de septiembre _YouFest: Primal Scream, Buraca Som Sistema, El Guincho... Matadero Madrid. 16 h. Precio S/C. _YouFest: Meneo, Felix Da Housecat, Amp... La Riviera. 24:30 h. Precio S/C. _Nashville Pussy + Bob Wayne & The Outlaw Carnies. Gruta 77. 23 h. 23 €. _Jonquil. Moby Dick. 20 h. 20 €. _La Habitación Roja + Jonston. Joy Eslava. 20 h. 21 €. Sábado, 29 de septiembre _YouFest: Underworld, Battles, Paul Potts... Matadero Madrid. 16 h. Precio S/C. _YouFest: Diplo, Netsky, Chimo Bayo ... La Riviera. 24:30 h. Precio S/C. _Los Coronas + Leone. Gruta 77. 23 h. 12 €. _Hazte Lapón + Ornamento y Delito. Intruso. 21 h. 6 €.

Andalucía Del 7 y 8 de septiembre _South Pop Isla Cristina: Herman Dune, Delorentos, Whomadewho, Nosoträsh... Recinto Festival (Isla Cristina). Hora y precio S/C.

Aragón Jueves, 13 de septiembre _The Cynics. López (Zaragoza). Hora S/C. 15 €. Domingo, 16 de septiembre _Paul Gilbert López (Zaragoza). Hora S/C. 26 €. Jueves, 20 de septiembre _Austin TV López (Zaragoza). Hora S/C. 8 €.

Miércoles, 5 de septiembre _Los Campesinos! + Dry The River. La 3 (Valencia). Hora y precio S/C. Viernes, 7 de septiembre _The Dirt Tracks. Wah Wah (Valencia). 22:30 h. 8 €. Viernes, 14 de septiembre _Rebecca Gates + Ted Leo. Matisse (Valencia). 22 h. 13 €. _US Rails. Loco Club (Valencia). Hora S/C. 13 €. Sábado, 15 de septiembre _Midnight Wolf + Chewbacca’s. Wah Wah (Valencia). 21:30 h. 15 €. Jueves, 20 de septiembre _Green On Red. Loco Club (Valencia). Hora S/C. 15 €.

Sábado, 22 de septiembre _Arizona Baby López (Zaragoza). Hora S/C. 10 €.

Sábado, 22 de septiembre _The Dream Syndicate. Wah Wah (Valencia). 22 h. 25 €.

Asturias

Domingo, 23 de septiembre _The Movement. Loco Club (Valencia). Hora S/C. 12 €.

Viernes, 21 de septiembre _Humo Fest: Cave, Lüger, Fasenuova... La Calleja La Ciega (Oviedo). Hora y precio S/C.

Jueves, 27 de septiembre _Jeff Hershey And The Heartbeats. Loco Club (Valencia). Hora S/C. 13 €.

Sábado, 22 de septiembre _Humo Fest: Dolores, Las Ruinas, Chiquita y Chatarra... La Calleja La Ciega (Oviedo). Hora y precio S/C.

Viernes, 28 de septiembre _Sharon Van Etten. Loco Club (Valencia). Hora S/C. 18 €.

C. Valenciana

Catalunya

Sábado, 1 de septiembre _Aftersun: Vetusta Morla, Eladio y los Seres Queridos... El Puerto del Grao (Castelló). Hora y precio S/C.

Del 7 al 10 de septiembrE _Eufònic: Arbol, Balago, Ángel Molina, Guillamino... Varios Escenarios (Amposta, Deltebre). Hora y precio S/C.


058/059

agenda / live

Todd Terje

Nitsa (BCN), 14/09/12 We Love@Space (Ibiza), 16/09/12

Euskadi Viernes, 7 de septiembre _Kutxa Kultur: Maxïmo Park, The Raveonettes, Russian Red... Parque Atracciones Igeldo (Donostia). 16 h. Precio S/C. Sábado, 8 de septiembre _Kutxa Kultur: The Horrors, Love Of Lesbian, Los Campesinos... Parque Atracciones Igeldo (Donostia). 16 h. Precio S/C. Domingo, 23 de septiembre _Cave. Ibu Hots (Vitoria-Gasteiz). Hora y precio S/C. Viernes, 28 de septiembre _The Hives. Rockstar Live (Barakaldo). 20 h. 30 €. Sábado, 29 de septiembre _The Jayhawks. Walk On Project Fest (Bilbao). Hora y precio S/C.

Galicia Sábado, 15 de septiembre _Amnesia Ibiza Festival: Luciano, Laurent Garnier, Surgeon... Expocoruña (A Coruña). Hora S/C. 35 €. Sábado, 22 de septiembre _Son Estrella Galicia: Christina Rosenvinge. El Ensanche (Vigo). Hora y precio S/C. _Cave. Capitol (Santiago). Hora y precio S/C. Jueves, 27 de septiembre _American Autumn: Basia Bulat. Café & Pop Torgal (Ourense). 21:30 h. 12 €. _The Jayhawks. Capitol (Santiago). Hora y precio S/C. Viernes, 28 de septiembre _American Autumn: Howe Gelb. Café & Pop Torgal (Ourense). 21:30 h. 12 €.

Domingo, 30 de septiembre _Sinsal: Veronica Falls. Auditorio del Concello (Vigo). Hora y precio S/C.

Illes Balears Domingo, 2 de septiembre _Carl Craig, Four Tet vs Caribou... We Love@ Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Luciano, Mirko Loco... Vagabundos@Pacha (Ibiza). Hora y precio S/C. Martes, 4 de septiembre _Bloc Party. Mallorca Rocks Hotel (Palma). Hora y precio S/C. Miércoles, 5 de septiembre _Bloc Party. Ibiza Rocks Hotel (Ibiza). Hora y precio S/C. _Kaiser Chiefs. Privilege (Ibiza). Hora y precio S/C. Jueves, 6 de septiembre _Richie Hawtin, Magda, Nina Kraviz... Enter@ Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Jamie Jones, Cajmere... Paradise@DC10 (Ibiza). Hora y precio S/C. Viernes, 7 de septiembre _Underworld. Space (Ibiza). Hora y precio S/C. Domingo, 9 de septiembre _Tiga, DJ Hell, Slam... We Love@ Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Luciano, Kenny Larkin... Vagabundos@Pacha (Ibiza). Hora y precio S/C. Martes, 11 de septiembre _New Order. Mallorca Rocks Hotel (Palma). Hora y precio S/C. Miércoles, 12 de septiembre _New Order. Ibiza Rocks Hotel (Ibiza). Hora y precio S/C.

_Alex Metric, Aeroplane. Privilege (Ibiza). Hora y precio S/C. Jueves, 13 de septiembre _Richie Hawtin, Magda... Enter@Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Jamie Jones, Damien Lazarus... Paradise@ DC10 (Ibiza). Hora y precio S/C. Viernes, 14 de septiembre _Orbital. Space (Ibiza). Hora y precio S/C. Domingo, 16 de septiembre _Todd Terje, Agoria, Simian Mobile Disco... We Love@Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Luciano, Stacey Pullen... Vagabundos@Pacha (Ibiza). Hora y precio S/C. Martes, 18 de septiembre _Two Door Cinema Club. Mallorca Rocks Hotel (Palma). Hora y precio S/C. Miércoles, 19 de septiembre _Two Door Cinema Club. Ibiza Rocks Hotel (Ibiza). Hora y precio S/C. Jueves, 20 de septiembre _Richie Hawtin, Magda, Maya Jane Coles... Enter@Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Jamie Jones, Soul Clap... Paradise@DC10 (Ibiza). Hora y precio S/C. Viernes, 21 de septiembre _Justice, Cassius... Space (Ibiza). Hora y precio S/C. Domingo, 23 de septiembre _2manyDJs, Derrick May, Technasia... We Love@ Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Luciano, Reebot... Vagabundos@Pacha (Ibiza). Hora y precio S/C. Domingo, 30 de septiembre _Modeselektor, Hot Chip, 2Bears... We Love@ Space (Ibiza). Hora y precio S/C. _Luciano, Robert Hood... Vagabundos@Pacha (Ibiza). Hora y precio S/C.


siados solos, hasta que esperamos la remontada con Stone Roses, que siempre chutan a gol y esta vez sólo empataron. Aunque abras ya a bocajarro con un tiro como “I wanna be adored” la cosa no se salva si estás desganado, por mucho baile que se gaste Ian Brown. El jueves fue el turno de St. Vincent, la chica a la que le dan espasmos guitarreros, de voz perfecta y conocedora de los poderes del theremin. La combinación que se

gasta de agresividad y dulzura funcionó. Y que Oslo mira mucho a EE.UU. quedó claro con Frank Ocean. Un cantante R&B por el que las quinceañeras en primera fila lloran y las treintañeras bostezamos, llega 20 minutos tarde destrozando con almíbar caducado el “By your side” de Sade y para el concierto porque se queda sin voz. Mientras, un histriónico y sudado John Maus ofrecía un set minimalista de electrónica gótica, menos es más. Por fin llegó el turno de Björk, totalmente desquiciada en lo estilístico, vestida con tubos negros de lentejuelas y pelucón de colores (mitad serpiente, mitad Sara Montiel). Actuación correcta, disimulando sus crecientes problemas de voz gracias a un coro de diez voces femeninas e insistiendo en su presente, “Biophilia”, pero también en el pasado, con “Possibly maybe” o “All is full of love”. El viernes, los trallazos hardcore del retorno de Refused (en la foto) fueron de lo más esperado. ¿Cómo olvidar la explosión de vitalidad de su cantante, subido a un ampli? Salieron a matar, y las cervezas (llenas) volaban, y eso que van a 7 euros. Mientras llovía cebada, sonaban las míticas “Summerholidays vs Punkroutine” o “Rather be dead”. Atendimos también al guitarreo progresivo de los británicos Cloud Nothings y los norteamericanos Black Keys nos demostraron con hits como “Money maker” o “Strange times” que sólo saben de rock. Similar a lo que le sucede a Charles Bradley, maestro vivo del soul e incombustible en escena. La jornada dio también para joyitas prometedoras, como los noruegos Heyerdahl, surgidos de las semillas de Beezewax y artesanos multiinstrumentalistas del pop atmosférico. ¿Quién dijo que Oslo es aburrido? Alicia Rodríguez / Foto Markus Thorsen

sagrados del este de Europa (como el serbio Exit o el húngaro Sziget). A orillas del Lago Pasarea y muy cerca de la capital, Bucarest (unos 15 minutos en los baratos y destartalados taxis), un servidor pudo deleitarse con el directo de los principales cabezas de cartel (programados en dos escenarios pegados entre sí). Para empezar, los británicos Pulp (en la foto), que gracias a un Jarvis teatral y en modo diva, sirvió de maestro de ceremonias al recitar clásicos como “Do you remember the first time?”, “Babies”, “Common people” o el cierre con “Dogs are everywhere”, tocada en vivo por primera vez desde 1994. Röyksopp se dejaron querer y

ejercieron su papel de artistas de renombre dentro de un cartel un tanto freak. Pese a que sus actuaciones en vivo jamás parecen despegar del todo, hicieron botar a los asistentes con “The drug“ o la muy Kraftwerk “The girl and the robot”. Acto seguido, el dúo germano Booka Shade se alzaron los triunfadores de la calurosa noche del sábado, con un cierre caracterizado por la energía de su directo (batería y guitarras incluidas), donde además aprovecharon para presentar temas de su inminente nuevo trabajo (“Honeyslave” y “Tomorrow belongs to us”, que sonaron muy frescos, en la línea de “More!”). Garbage se subió al escenario para defender las pobres canciones de su vuelta al formato largo, “Not your kind of people”. Una Shirley Manson un tanto descafeinada solamente vislumbró manos alzadas cuando tocó los temas que les dieron la fama en los 90 (“I think I’m paranoid”, “Stupid girl” y los bises “Supervixen” y “Only happy when it rains”). Aunque si querías emociones fuertes, siempre podías acercarte el escenario Aftershock Stage, que programaba hardcore, metal o thrash sin interrupciones (Obituary, Tristania), al escenario Dance Arena para quemar el alcohol ingerido (con el dúo de Bristol Stanton Warriors pinchando proyectiles breakbeat) o bien paladear el buen rollito en el escenario Blazing Vibez, con una programación atiborrada de dub, reggae, dancehall y rocksteady (dejarse caer por el soundsystem de los Irie Warriors Sound era algo así como sentirse en Kingston). En definitiva, un festival curioso con gente curiosa. De hecho, quizás deberíamos aprender aquí —y en buena parte de los festivales occidentales— del buen rollo y ambiente sin complejos que se respiraba en cada centímetro cuadrado del recinto. Beto Vidal / Foto Alex Chelba

ØYA 2012

Varios Escenarios (Oslo, Noruega, 08-11/08/12)

Oslo, un mundo (casi) feliz, con festivales que cuentan con desinfectante de manos a la salida de los WC y enfriadores de vasos de cerveza. Dicho esto, a lo musical: Florence & The Machine emergió el miércoles de lila cual aspirante a princesa del indie, y los vikingos aclamaron su viaje sonoro repleto de guitarras, sintes, piano e incluso harpa. Y mucha (quizás demasiada) épica. Luego llegaría Feist, con show eléctrico y dema-

B’Estfest Summer Camp Recinto Festival (Bucarest, Rumania), 06-08/07/12

De Rumanía pueden decirse muchas cosas, o mejor dicho, puede uno imaginarse en la cabeza varias imágenes sugerentes del país de los Cárpatos. Un rápido repaso mental nos lleva al conde Drácula postrado en su ataúd o bien a Gica Hagi y Popescu llegando a cuartos de final del Mundial de fútbol EE.UU. 94. Pero la imagen del país del Este organizando un festival de música no estaba presente en nuestras retinas, al menos hasta no hace mucho. Porque hace ya siete años que se celebra B’Estfest Summer Camp, un festival atípico que cada año intenta ganarse a pulso el pasar a formar parte de la liga de los festivales con-


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live FIB 2012

school of seven bells

FIB 2012

noel gallagher

at the drive in

recinto festival (benicàssim), 12-15/07/12

Jueves, 12. La jornada se abría en el escenario principal con la actuación de los patrios The Tiki Phantoms, que pese a las horas a las que les tocó lidiar y el sol imperante en el cielo, ofrecieron una fiesta sin parangón que hizo hablar entre el público extranjero congregado de la versión nacional de The Hives. Casi a la misma hora, y con una leve nota de prensa que anunciaba el cambio de horario del viernes al jueves con apenas unas horas de antelación, Zola Jesus empezaba su concierto en el otro escenario habitado ese día, acompañada por un excelente trio en los que destacaba una percusión y un violín soberbios. La americana deleitó a aquellos que venían sólo a la jornada del jueves por ver a Florence, aunque su exceso de explosividad y energía hizo que por momentos se pareciese más a Courtney Love que a la pelirroja inglesa con la que tanto la comparan. Sin tiempo para el descanso, The Horrors ofrecían uno de los conciertos de la noche en el escenario Maravillas. Amparados en un sonido casi perfecto que han mejorado sobremanera en los últimos años, sus efectos y sintetizadores que recuerdan a los mejores Jesus & Mary Chain prendieron rápidamente en un público ávido de rock. Su final con “Still life” y la inédita “Moving further away” quedará sin lugar a dudas como uno de los momentos de la noche. De vuelta al escenario pequeño, Kurt Ville y sus Violators, ofrecieron una muestra de como un concierto puede variar 180° en unos pocos minutos. De las guitarras distorsionadas con efectos imposibles a un set acústico en unas pocas canciones. El final de la noche mostraría las diferencias existentes entre un grupo que ha vuelto y no se sabe muy bien por qué y un GRUPO con mayúsculas, que pese a los años que llevan sobre el escenario siguen demostrando su calidad y ambición en cada canción. At The Drive-In eran la gran esperanza de la noche y pese a los esfuerzos de su cantante Cedric Bixler, sólo con la irrupción final

de dos temazos como “Catacombs” y la insuperable “One armed” consiguieron conectar con el público. La desgana de un Omar Rodriguez apático hasta decir basta, contagió a sus compañeros de grupo que sonaron sin brío ni fuerza, como si fuesen una versión descafeinada del grupo que triunfó a finales de los 90. En el lado opuesto, se encuentran unos veteranos como De La Soul, que fueron capaces de hacer mover el público al unísono. El trío, con sus rimas y beats, puso patas arriba un escenario que les adoró desde el minuto uno a los instantes finales en los que interpretaron, ya desde los laterales del montaje, su colaboración con Gorillaz, “Feel good Inc”. Víctor Ramos Viernes, 13. Disappears, encargados de abrir el escenario Maravillas y con el batería de Sonic Youth en sus filas, sonaron compactos, afilados y con nervio; rock de vanguardia sin florituras y directo al sentimiento. Klaus & Kinski volvían al FIB para mostrar su melancolía pop y su preciosismo de las pequeñas cosas, para todo aquel que los quisiera oír. A Miles Kane le sobra actitud y presencia como para convertirse en referente del espíritu brit más modernista y pinturero. Sólo había que verlo lucir palmito en el backstage minutos antes de su actuación. Pero es que además, el líder de The Rascals y compañero de Alex Turner en The Last Shadow Puppets, sabe cómo hacer canciones pegadizas y defenderlas en directo. La presencia de Bob Dylan en el FIB tiene un peso específico que merece la pena recalcar. Con él, el festival traspasa un límite más en su historia, el de la presencia de artistas IMPRESCINDIBLES (con mayúsculas) en la historia (musical y la otra) de nuestra época. Porque Dylan es, desde hace décadas, un icono cultural y una referencia más allá de la música. Y como tal se comportó, ofreciendo un recital de aquellos que quitan el hipo. Fiel a sus principios, llegó, desplegó su

the vaccines

Fotos

Óscar L. Tejada y Liberto Peiró

magia, se despidió sin aspavientos, tocó un único bis y se marchó. Y lo que quedó después de su concierto es un público con la boca abierta y con la necesidad de digerir con tiempo lo que ante sus ojos se había manifestado. Como un viaje por la historia musical (blues, rock sureño, folk, rock primigenio…), la noche dejó momentos estelares y para conservar en la retina, como la despedida con un “Like a rolling stone” que todos hubieran deseado infinita… Inolvidable. Los escoceses Django Django montaron una fiesta descacharrante a base de pop psicodélico escurridizo y juguetón. Aunque sea la comparación más socorrida y recurrente, sigue siendo obvia su conexión con sus paisanos y medio parientes The Beta Band (les unen lazos familiares). Joe Crepúsculo y su electro pop hedonista y saltarín, disfrutó, animó al baile y al despiporre (“tenéis que quedaros todos a ver a David Guetta”; qué más daba que no fuera ese el día indicado), y se divirtió tanto, al menos, como el público, que se dejó llevar, como él dice, por las olas de paz (momento álgido del show fue su “El día de las medusas”). Tremendamente divertido. Los Maccabees ocupaban espacio privilegiado en el escenario principal, pero a la vez complicado, después de que el bardo de Minnesota y su banda arrasaran con todo. Difícil levantar el vuelo en ese caso con un pop que pretende más que consigue, que apunta más que concreta. Artificialmente expansivos y con vocación épica, pasaron con más pena que gloria. No así los Bombay Bicycle Club, que en los últimos años han ido trabajándose una carrera más que digna. Su pop poliédrico se retuerce, se redefine con vocación de baile y se concreta de manera robusta y refrescante. Javier M. Carpi Sábado, 14. Los dublineses Delorentos exhibieron músculo rockero de fácil pegada y contagiosa energía. Una forma más que agradable de iniciar el


crystal castles

escenario Maravillas. Con la reunión del grupo postpunk Department S el FIB reincidió en su labor de divulgación de lo que ha sido el planeta pop de las últimas décadas. Favorecer el conocimiento de gente que en un momento dado contribuyó a definir el zeitgeist musical es una labor digna de elogio. Como programar a unos Buzzcocks aún insurgentes que empalmaron “Ever fallen in love” y “Orgasm addict” al final de su set para alegría de todos los presentes. Nunca le he pillado el punto a los School of Seven Bells, desde que la crítica bendijera su primer trabajo, “Alpinisms”, allá por el 2008 y su actuación en este festival tampoco ayudó a cambiar la opinión. Pretenciosos y algo plomizos, su dream-pop tecnificado sonó denso y poco animado. Fujiya & Miyaji congregaron a bastantes fieles en torno a su electro-pop milimétrico de influencia kraut, gracias en parte a todos los que se sentían desubicados a esas horas en que la máxima expectación estaba concentrada en torno a Jessie J y sus florituras soul. Maverick Sabre y Dizzie Rascal se cocinaron a cuatro manos los momentazos rap del día mientras que The New Raemon representaba al pop nacional a modo de jabato solitario. Noel Gallagher y sus pájaros de altos vuelos defendieron con solvencia su primer trabajo de la era post-Oasis. Mucho más relajado en escena que en su última visita con su antigua banda (pocos días antes de hacerse pública la desbandada), se agradece que no abusara de antiguos temas, limitándose a “Free” y al esperado “Don’t look back in anger” que le sirvió para cerrar en medio del éxtasis colectivo. Aunque para fervor casi religioso, como era previsible, el vivido en la reunión de los más esperados de la noche. Es curioso cómo la historia puede entenderse en forma de coincidencias; cuando The Stone Roses publicaban su primer trabajo, el que esto escribe contaba con dieciocho añitos. Hoy, los mancunianos vuelven (su second coming) al FIB

the stone roses

totally enormous extinct dinosaurs

en su edición número 18, avalando con su presencia la mayoría de edad del festival. Motivos más que suficientes para esperar algo grande de esta reunión. Y las mejores previsiones se cumplieron. Ya desde el intro con las Supremes y su “Stoned love”, el concierto discurrió entre el orgullo british más peleón y la sensación de estar viviendo un momento mágico, en volandas hacia la celebración general. ¿Y cómo no conseguirlo si se empieza con “I wanna be adored” y se acaba enlazando “Made of stone”, ”This is the one”, “She bangs the drums” hasta el clímax final con “I am the resurrection”? Se podrá dudar de las intenciones verdaderas y de la relación real que existe entre los cuatro miembros, pero lo que está claro es que los Stone Roses facturaron uno de los conciertos más tremendos de la historia del FIB, ever. JMC Domingo, 15. Pepo Márquez y sus The Secret Society dieron toda una lección de cómo abrir el alma a la desolación y a la espesura emocional. Actitud (“Muerte y destrucción” rezaba su camiseta), densidad sonora y crudeza lírica (tremendas sus más recientes letras en castellano). Para poner los pelos de punta. El bueno de Cooper es de los pocos que siguen, en este mundo ingrato del pop nacional, fiel sólo a sí mismo, caiga la que caiga y pase el tiempo que pase. Viviendo en la era pop forever. The Vaccines, que venían precedidos por la curiosidad de comprobar si en directo eran lo suficientemente robustos como para defender de manera consistente su refrescante “What did you expect from…? “, jugaron sus cartas con eficacia, desarrollando un concierto directo y arrebatador. “What did you expect from post break-up sex?”. Pues eso, el calentón. Stevie Jackson, miembro de Belle And Sebastian, bordó un set cercano y emotivo. “Cuando me siento al piano, me siento un poco como Elton John” contó con su actitud estudiadamente tími-

zola jesus

da (lo que habló el tío). “No, eres más Brian Wilson”, le espetaron desde el público. Encantador. Mucho más divertido estaba a esas horas el FIB Club con el desparrame festivo de Totally Enormous Extinct Dinosaurs o lo que es lo mismo, Orlando Higginbottom empalmando ritmos de subidón y sus go-go animando al personal. El 15 de julio de 2012 Ian Curtis habría cumplido 56 años. Por esa razón, Bernard Sumner le dedicó el concierto de New Order, que se abría con “Elegía” y se cerraba (cómo no) con la inevitable “Love will tear us apart”. Entre una y otra, una hora y media excelsa donde la remozada banda lo tocaron (casi) todo; ahí estuvieron “Blue monday”, “True faith”, “Ceremony”, “Bizarre love triangle”, “Regret”, “Love vigilantes”… hasta la pretérita “Isolation”. Sus años ha costado traer a quizá los únicos que faltaban para completar el listado de héroes de poster on the wall de toda una generación, aquella que creció escuchando el pop británico de los ochenta; ese pop que creíamos que era nuestra vida y que, conforme van pasando los años y cambia nuestro status (aspecto, dedicación, estado civil y motivaciones), descubrimos de sopetón en cada recodo del camino y que nos ayuda a reencontrarnos con nosotros mismos. Por gente así y para gente así nació este festival, ese FIB al que algunos hemos acudido ininterrumpidamente desde su primera edición (diecisiete de dieciocho en el caso del que éste escribe, para no faltar a la verdad). Sus años ha costado, pero ha merecido la pena, para que, a día de hoy, cuando otras obligaciones personales y familiares te obligan a abandonar el barco y la atalaya desde la que les hemos contado el devenir del festival todos estos años, pensemos que siempre nos quedará el FIB. El punto final a este FIB 2012 lo puso David Guetta, pero esa guerra (y las que deparará el festival en sus años venideros) ya la contarán otros. Fue un placer. JMC


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live

glasvegas

radiohead

noah and the whale

the cure

patrick wolf

BBK Live 2012

Fotos

Musicsnapper & Tom Hagen

kobetamendi (bilbao), 12-14/07/12

J

ueves 12 de julio. En plena crisis los grandes festivales optan, al contrario de lo esperado, por sublimar su programa con cabezas de cartel de cachés estratosféricos, pero garantes de llenazo absoluto. El BBK Live es el ejemplo más sonado, con un batallón de bandas capaz de hacer palidecer al mismismo FIB, que por cierto coincidía en fechas (muchos guiris han cambiado este año las arrocerías de Benicàssim por los bares de pintxos bilbaínos). A estas alturas, habrás oído un montón de quejas por la larga duración del concierto de The Cure del jueves en Kobetamendi. Lo cierto es que la banda ofreció un repertorio diferente al esperado, con más caras B y temas de sus desdeñados últimos discos que hitazos —aunque de estos tampoco faltaron—, pero dos detalles hicieron al encuentro único. Uno: debido a los problemas técnicos que demoraron el inicio, Robert Smith, cada vez más mimetizado con Liz Taylor, se marcó tres temas a pelo con la guitarra, entre ellos “Boys don´t cry”; dos: tocaron la poco frecuentada “Caterpillar”, para un servidor una joya infravalorada. Bloc Party se encargaron a continuación de dar a la noche el color que muchos buscaban, y todo pinta a que su último disco va a funcionar de maravilla, porque el personal botaba con los adelantos de “Four” igual de alto que con trallazos clásicos como “Modern live”. En horas más tempranas, la nota más rockera la habían puesto Band of Skulls y The John Spencer Blues Explosion, con conciertos solventes y de consumo rápido, perfectos para un festival. La cosa patria la defendieron, igual de solventes y poco impregnantes, McEnroe, Lori Meyers y La Habitación Roja (sorprende el enorme poder de convocatoria que estos mantienen después de una década)... Los bilbaínos Belako sí que impregnaron, y de qué manera: ojo a los de Mungia y su ruidismo melódico, que no han

hecho más que empezar y ya ponen los pelos como escarpias. Luis Meyer Viernes 13 de julio. Ignoraron el prodigioso “The bends”, dedicaron demasiado tiempo a su último y descafeinado disco, “The king of limbs”, y no sonaron con el volumen que deberían. Ahora lo bueno: Radiohead juegan en otra liga, así que a veces qué toquen o dejen de tocar queda en un segundo plano, porque lo importante es cómo tocan. Lo del viernes en Kobetamendi, con el sirimiri amenazando todo el rato con convertirse en aguacero, admite casi cualquier adjetivo hiperbólico: catártico, epifánico, paroxístico... La banda británica es perfecta sobre el escenario, como el juego de luces que los envuelven, espectaculares pero no efectistas, bellas pero nada ‘chic’. Igual que su música. Cayeron algunas del “Amnesiac” y el “Kid A” para compensar su excesiva atención a la promoción de su último disco, y no faltaron himnos del todopoderoso “OK computer”, como “Karma police” o “Paranoid android”. Tampoco faltó la mención a la entidad bancaria que patrocina el festival: Thom Yorke, ni corto ni perezoso, llamó “ladrones” al sector de la banca en general. Antes había tocado otra banda con madera de cabeza de cartel: Mumford & Sons son una banda de folk británico que no lleva mucho en esto, pero ya levanta pasiones: llenazo absoluto, baile sinfín al compás de un sinfín de instrumentos y una caña inusitada gracias a una base rítmica más potente en directo que en el estudio. Posiblemente fue el concierto más redondo del BBK. Entre otros destacados de la noche, Vetusta Morla compensaron, una vez más, su cansino repertorio con una puesta en escena apabullante, Four Tet logró llenar el escenario grande con una sesión de infarto de electrónica y dubstep, Here We Go Magic

demostraron que su último viraje atmosférico los engrandece y el zaragozano Bigott volvió a demostrar con su folk americanísimo que tras su pose cachonda hay mucha más música que frivolidad. Luis Meyer Sábado 14 julio. El último día de festival se caracterizó por un descenso considerable de público con respecto a los dos anteriores. Esto tiene una explicación sencilla: si The Cure fue el reclamo para el jueves y Radiohead para el viernes, el sábado no contaba con una oferta de este tipo, o más bien su oferta era difusa, quedando dividida entre Keane y Garbage. Abrieron la jornada Corizonas con un concierto animado y divertido que nos dejó además una interesante versión del “Wish you were Here” de Pink Floyd. La misma tónica encontramos en el concierto de Eli ‘Paperboy’ Reed, que continuó haciéndonos bailar con su sonido neoMotown y sus gestos y tics a lo James Brown. The View ofrecieron un concierto insípido y aburrido, mientras que Glasvegas congregaron a su alrededor a todos los amantes de las atmósferas densas y oscuras. Enter Shikari dieron el toque metalero a la jornada (y al festival) y fueron los responsables del único pogo que vimos por allí. La actuación de Keane fue correcta en la ejecución y el sonido pero demasiado lineal y repetitiva en lo musical, y la de Garbage nos llevó de vuelta a los noventa con la sensación de que sus temas nos calaron más hondo de lo que creíamos (“Stupid girl”, “Push it”), a pesar de los graves problemas de sonido a los que el grupo tuvo que hacer frente. Sum 41 y su punk rock adolescente, y más tarde los inevitables DJs festivaleros, con sesiones claramente noventeras, cerraron la jornada, el festival y la siempre apetecible aventura bilbaína, que ya tiene fechas para 2013: 11, 12 y 13 de julio. Nos vemos por allí. Israel Márquez


!!!

la casa azul

fanfarlo

love of lesbian

patrick wolf

Santander Music 2012

Texto

Manu González Mireia Carulla

Fotos

campa de la magdalena (santander), 02-04/08/12

C

antabria es una de las comunidades más verdes de la Península. Es lo primero que piensas cuando la sobrevuelas mientras tu aeroplano desciende rápidamente sobre la Bahía de Santander para aterrizar en un aeropuerto que está demasiado cerca del agua. Una capital capaz de albergar en un pequeño espacio hasta tres campos de golf (la gran afición de los santaderinos, junto a la pesca) tiene que ser un sitio donde llueva mucho. Y ese es el gran problema al que tuvo que enfrentarse la organización del Santander Music en su cuarta edición. El jueves fue un día muy frío, lluvioso, pero que perdonó al público durante toda la noche (al acabar el último concierto se puso a tronar). Quizá por eso, fue el día que menos gente acudió (también puede ser que influyera el cartel, el más flojo de todo el festival) a la Campa de la Magdalena, un espacio único para celebrar un festival (sí, se que esta frase se dice mucho pero, en serio, junto al Faraday y su Molí del Mar son los dos festivales de España con las mejores localizaciones, con la montaña del Palacio detrás y al lado de la playa). Comenzó La Bien Querida junto a su inseparable David Rodríguez (Beef) como el día: extremadamente gris. Ni el poderío de algunas de sus canciones pudieron quitarnos de encima el frío que venía desde la bahía. Todo lo contario que la malagueña Ana López, cargada de buenas intenciones, simpática entre canción y canción, y dueña de una banda muy bien engrasada que defendieron su último “Oh, Monsters!” (Subterfuge, 12) como si llevaran años tocando juntos. Todavía no entiendo las críticas a Anni B Sweet. Cualquiera que escuchara el concierto del Santander Music se daría cuenta de que estamos ante una gran compositora.

Porque las comparaciones son odiosas, pero todo el buen sabor de boca que nos dejó Ana se nos quitó, de golpe, con los odiosos franceses If The Kids, un dúo que sólo ha escuchado dos discos en su vida (uno de Garbage y otro de Prodigy) y que intentan reproducirlos sin ninguna gracia. El horror. Lo de Fuel Fandango tampoco fue para tirar cohetes. Su empanada electrónica-rockera-flamenca parece, en muchos ratos, un mal chiste. De vez en cuando, entre kilos de maquillaje hortera, aparece algún destello de calidad pero no es suficiente. Tras un día prioritariamente nacional, Santander Music comenzó su jornada de un viernes soleado con dos propuestas internacionales. Fanfarlo en directo son infinitamente más luminosos que en sus discos, algo raro para gente que ha compuesto temas como “Comets”. En algunos momentos llegaron a recordarme la alegría de unos Masters of Hemisphere o a unos Elephant 6 menos psicodélicos. Será que había bastante sol. Lo de Delorentos es otro de esos casos únicos de grupo irlandés con una inexplicable fama en nuestro país (llevan dos años tocando en multitud de festivales y su último disco es de 2009) que factura un indie-rock divertido para grandes escenarios pero completamente inane. Tan inocuo fue lo de Delorentos que los primeros compases de Lori Meyers me parecieron sublimes. Pero, ay, los de Granada siguen teniendo el mismo problema de siempre: canciones brillantes encerradas en un cancionero demasiado ramplón. Capaces de lo mejor y lo peor en un solo tema, ¡qué lejanos quedan aquellos excitante momentos de “Hostal Pimodan” (06)! El teatrillo de rockstar de Noni tampoco ayuda mucho. Debería tomar nota

de Nic Offer sobre lo que es ser una auténtica rockstar. El de !!! salió a darlo todo (como siempre) con sus calzoncillos de Rolling Stones, su bailoteos constantes y su batidora disco-funk-rock. Los de Sacramento firmaron el Concierto del festival. Después de esto, el espectáculo visual de La Casa Azul me pareció poco ilusionante y más cuando venía a presentar su peor disco, el muy cansino “La Polinesia Meridional”. Del sol a la tormenta. Amenació un sábado lluvioso tras un viernes con una Playa del Sardinero repleta. En el último día del Santander Music les tocó defenderse en el gran escenario lluvioso de la Campa de la Magdalena a dos grupos que, por sí solos, son capaces de justificar todo un festival: Love of Lesbian y Vetusta Morla. La banda de Santi Balmes tiene tablas, discos y canciones suficientes para perdonarles esos momentos tan banales como la insufrible “Club de fans de John Boy”, aunque un repertorio más basado en su último (y muy recomendable) “La noche eterna. Los días no vividos” hubiera estado muy bien (pero, claro, hay que contentar a los fans). Lo de Vetusta Morla es inexplicable en todos los sentidos. Canciones malas, discos aburridos, directo flojo (¿no se suponía que este era su fuerte?). Pero fueron el Grupo (con mayúscula) de esta edición por la cantidad de fans que corearon y saltaron sus temas. Los ‘olvidados’ Clap Your Hands Say Yeah me recordaron por qué fueron portada de Go. Comenzar con la excitante “Satan said dance” es ganarse el cielo. Brillantes, la banda de Alec Ounsworth ensombreció a todos los que vendrían después, como unos densos Sidonie que no tuvieron el día (raro en ellos) o la patochada de The Zombie Kids. Adiós Santander, nos vemos el año que viene.


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live

herman dune

bowerbirds

frida hyvönen

the montgolfier brothers

patrick wolf

Faraday 2012

Fotos

Raimon Molinari

molí de mar (vilanova i la geltrù), 29-30/06/12 y 01/07/12

V

iernes 29 de junio. La luz de pretéritas ediciones atrajo a un buen número de público que año tras año, y guiados por el buen gusto de los responsables del festival a la hora de confeccionar un cartel que aúna propuestas para paladares exigentes y otras de obligado reclamo popular, asisten fieles a esta cita estival. Los mallorquines Gran Amant desbordaron actitud con su rock psicodélico e indignado, y lograron derribar el invisible muro que separa al público de las bandas que tienen por premio, y castigo, el logro de inaugurar los soleados y tórridos festivales de verano. Mates Mates subieron el ánimo festivo (y festivalero) potenciando las virtudes de su “Vida animal”, ya que hoy por hoy el grupo de Vic es mucho más disfrutable, por actitud, variedad de matices (indie-rock, punk, ska) y energía, en las lides del directo. Ainara LeGardon hizo válida la Ley de Lavoisier y transformó esa energía en rock crudo y blues afilado, con actitud grriot girl y una sección rítmica merecedora de los mejores elogios. Joaquín Pascual naufragó con una propuesta de post-rock ambiental y krautrock. El repertorio del estupendo “La frontera” no lució como se esperaba y merece. Los norteamericanos Bowerbirds superaron un sonido criticable y entregaron una actuación cálida de folktrónica coronada con la magnífica “Tuck the darkness in”. Continuó errante la velada con Herman Dune. No estuvieron mal los franceses, esforzados en ofrecer un repertorio sostenible en formato dúo, pero parte del público parecía distraído. Love of Lesbian cumplieron con sus fans. Lo de los madrileños Ginferno fueron palabras mayores. Cercanos a una versión nada académica y orquestada de Tindersticks, los ambientes cabareteros de Tom Waits y los jazzísticos de Morphine. Lo mejor de la primera noche. Fasenuova también volaron a gran altura, mostrando un live show ruidista y melódico, siempre bailable. Nu

Niles dieron una lección de rockabilly clásico y sudoroso haciendo mover las caderas a los presentes. Kimberly i Clark DJs se convirtieron en dioses y salvadores de una noche que comenzaba a dejar de serlo. David Giménez Sábado, 30 de junio. Después de la experimentación de fin de curso de Ocellot (sólo las cabalgadas post-rock valieron la pena), los valencianos Senior i el Cor Brutal nos dieron un chute de realidad empezando con una acertada versión de Guided By Voices —“A salty salute” convertida en “El bar no tanca”— y sus himnos de americana contundente y reivindicativa. El también valenciano Juli Bustamante volvió a reivindicarse como cantautor de inspiración mediterránea y espíritu new wave en un soberbio concierto, emocionante, comprometido y lleno de ingeniosas intervenciones al que se sumaron Renaldo y Clara para cerrar con “Quan m’estimes” el que fue el mejor concierto de esta edición. Tras la exaltación, la contundencia experimental de Esperit! asombró a todos y dejó paso a una Frida Hyvonnen en plan diva al piano con capa a lo Suzanne Ciani y todo. Su aspecto frívolo contrastó con la solemnidad de su música que iba de las estridencias de Kate Bush o Joanna Newsom a la contención de Carole King o Laurie Anderson en un show imparable (aunque irregular) que continuó en el backstage. Tras la pausa para no coincidir con los fuegos artificiales en honor a Sant Pere, Josh Rouse tomó el escenario y confirmó que, aunque está muy lejos de ser el compositor que sus comienzos auguraban, es un inteligente intérprete que sabe que alternando hits añejos (“Quiet town”, “Love vibration”…) con sus nuevas canciones puede sacar adelante un solvente concierto veraniego con simpatía y macarrónico castellano. No es la simpatía lo que más destaca en David Rodríguez de La Estrella de David, pero por su carrera le perdo-

namos su desenfocado y sarcástico sentido del humor no muy acorde con un muy buen concierto de pop-rock de reminiscencias sónicamente planeteras gracias a su superbanda. Con ánimo más experimental, Pegasvs se defendieron de los problemas de sonido en el escenario pequeño y lograron imponer sus hits en un concierto que, pese al tracklisting , fue de más a menos. Para cerrar, La Casa Azul triunfaron con su directo multimedia con especial incidencia en los cuidados visuales. Una catarata de estribillos y referencias pop con letras que bordean lo indignado y lo sensiblero al mismo tiempo y que sólo los parones de los temas al piano pudieron frenar. Half Nelson Domingo, 1 de julio. El último día del Faraday las nubes jugaron al escondite con la organización. Al final, la tormenta hizo inviable disfrutar de las actuaciones en el Molí de Mar. Pero no hubo anulación, la actuación rápida y eficaz por parte de la dirección trasladaron los conciertos al Hotel Ceferino. Comenzó la banda local Copa Lotus con un guiño a la protagonista del día (“Down in the rain”) y fueron desgranando magníficamente las canciones de su reciente debut en clave folk-rock. Les siguió un viaje enérgico y vital, por momentos brillante, con el folk primitivo de Isaac Ulam. La intimidad del piano bar sirvió para acentuar más si cabe la desoladora tristeza de las canciones de Montgolfield Brothers, con Mark Tranmer al piano de cola y Robert Quigley absolutamente desgarrador y melancólico. “¿Estáis pasando un buen rato?”, preguntó en cierto momento al público, “Bueno, entonces es que no estamos haciendo bien nuestro trabajo” se respondió a sí mismo haciendo gala del cinismo que destilaban sus intervenciones entre tema y tema. Y tanto que lo hicieron bien, cerrando por todo lo alto la novena edición del festival. Javier Burgueño


ewan pearson

richie hawtin

laurent garnier

wu-tang clan

patrick wolf

Monegros Desert Festival 2012

Texto

Pau Cristoful

recinto festival (fraga), 21/07/12

S

i no has asistido nunca al Monegros Desert Festival, la idea de cubrirlo en su integridad con más o menos dignidad se puede figurar en tu mente como algo digno de Hunter S. Thompson y pocos más. Una carrera de resistencia de veinte horas en la que tus compañeros de viaje son en su mayor parte hordas de raveros y de quillos a la italiana. Ambas, como no, con el torso al aire y segregando estimulantes concentrados en gotas de sudor. La presencia en el cartel de nombres tan amenazadores como Pet Trio (no dos, ¡tres!) tampoco ayudaba. Pero la excelente programación del escenario comisariado por la Red Bull Music Academy y, sobre todo, la presencia de los cuatro pesos pesados de Wu-Tang Clan me animaron a lanzarme a la aventura. A posteriori tengo que admitir que mi opinión del festival es más bien opuesta a la que uno se puede imaginar leyendo la apocalíptica presentación que precede estas líneas. Una producción excelente hizo que mi paso por el desierto fuera pacífico y agradable. A pesar de las más de cuarenta mil personas que llenaban el recinto, la movilidad dentro de este resultó ser mucho más cómoda que la de otros grandes festivales, mucho más venerados por el sibarita musical. Y aunque el perfil de público era el que era y que el aforo de la carpa donde ponían remixes hard tek de la canción del Mario Bros fuera varias decenas de veces superior al del chiringuito que tenía la RBMA, no fuimos testigos de ningún enfrentamiento. Además de todo esto, si uno se pla-

nificaba bien su ruta podía sobrevivir a los Monegros bailando música de calidad durante prácticamente todo el tiempo. Eso fue gracias a los artistas de los que os hablaré a continuación, o en todo caso a gran parte de ellos. Laurent Garnier y su proyecto LBS pusieron banda sonora a la puesta de sol con la misma maestría con la que lo hicieron en el pasado Sónar mientras los primeros rayos atacaban nuestros ojos. De hecho el set fue prácticamente calcado. Acompañado por Scan X y con la ausencia del teclista Benjamin Rippert, quien actualmente está recuperado de su enfermedad, el clásico francés demostró una vez que aún cuenta con uno de mejores directos de la electrónica actual. A continuación nos acercamos por primera vez al escenario de la RBMA, lugar donde estaríamos la mayor parte del tiempo. Allí Cosmin TRG estaba repartiendo techno del bueno a los asistentes con más elegancia y menos evidencia que las que impregnaron su sesión del Sónar Día 2011. Seguidamente paso rápido por la actuación en directo de Booka Shade; con uno de sus miembros a los sintetizadores y otro a la batería electrónica, mezclaron sus éxitos con algunos de los temas que formarán parte de su prometedor nuevo larga duración. No me quedé hasta el final porque tenía que acudir a una de las actuaciones principales de la noche/madrugada/mañana: la de los británicos The Prodigy. Estos descargaron enérgicamente los clásicos que los han convertido en unos imprescindibles de los 90. Con-

siguieron hacer bailar a la multitud, pero su actitud verbenera hizo que el recuerdo de este concierto desapareciera de mi mente de la misma forma en la que el sonido se desvanecía por culpa del viento (el único ‘pero’ si hablamos del sonido de los escenarios). Mientras esperaba que empezase la actuación de la noche presencié el final de la sesión de And.Id, quien finalizó su set de techno y deep house versionando el “The man with the red face”, trompeta en vivo incluida. Y entonces sí, Raekwon, Methon Man, GZA y Ghostface Killah encima de un mismo escenario entregándose al máximo en un concierto de hora y media en el que sonaron casi todos los éxitos del Wu-Tang Clan. Ver a gran parte de uno de los grupos más importantes del hip hop ofreciendo una actuación de ese calibre no se puede calificar por debajo de lo legendario. Más tarde, Tiga manifestó su acertada reinvención con una infalible sesión de techno y electro con algún toque house que hizo bailar tanto a la muchedumbre como a los más exigentes. A partir de esa hora, sobre las cuatro de la madrugada, residí durante casi todo el tiempo en el escenario de la RBMA. Destaco los sets de Applebim, una de las pocas o directamente la única sesión encaradas al house británico que está tan de moda, y de Addison Groove, quien con sus BPMs elevados (footwork y derivados) ofreció la última sesión de calidad del festival. Posteriormente Niskerone me haría huir del escenario RBMA y finalmente Richie Hawtin incitó mi salida del festival con una sesión aburrida y lineal.


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maschine!, maschine!, maschine!

Juegos móviles El boom de los juegos para llevar El mercado de videojuego para móviles está que arde. Y lo demuestran unos simpáticos pajarillos. Rovio, padres de “Angry birds”, han vendido 50 millones de copias de su popular producto. Una prueba más de que el mundo del videojuego también está cambiando Textos

L

Xan Pita

o vimos en el pasado GameLab celebrado en Barcelona. La industria del videojuego para teléfonos móviles y tabletas seguirá creciendo de forma vertiginosa en los próximos años, según indican todos los datos y predicciones. De hecho, el sector se está convirtiendo en una especie de isla para los creadores de videojuegos. La razón es bien sencilla: las compañías de juegos grandes, para consolas de sobremesa (Xbox 360, PlayStation 3), no cuentan con un mercado tan grande como antaño. Para dejar la cosa más clara, veamos números: la utilización de juegos para las dos grandes plataformas, Apple y Android, ha crecido a un ritmo vertiginoso. Tanto es así que el 60% de los juegos portátiles son diseñados para teléfonos móviles. El ejemplo más conocido de todo este fenómeno es el de Rovio, un fabricante finladés que ha demostrado hasta dónde puede llegar esta industria. Dicho así seguro que no te suenan de nada. Pero ten en cuenta que son los padre de “Angry birds”, un fenómeno mundial que ha llegado a vender ni más ni menos que 50 millones de copias… ¡en un solo mes! Y no sólo eso: sumando todas las plataformas y juegos de la casa, Rovio ha conseguido superar (ojo) los mil millones de descargas. 1 billón. Piénsalo por un momento. Si alguien tenía dudas de que había dinero en esta industria, y mucho, el fenómeno de “Angry birds” y Rovio lo deja extremadamente claro.

Más números: Flurry, empresa experta en analizar audiencias de plataformas móviles, calcula que en todo el mundo el número de dispositivos móviles con videojuegos puede superar los 15.000 millones en 2015 y que sólo en el último año, el consumo de juegos móviles se ha multiplicado por 20. Es lógico que los grandes nombres de la industria del videojuego, se muestren entre contentos y desconfiados ante esta nueva tendencia. Kazunori Yamauchi, creador de la serie “Gran Turismo”, se encuentra en el primer grupo: los que se felicitan ante el boom de los juegos para llevar. “Antes el juego estaba limitado a la sala de estar de casa”, dice, “pero ahora ya no hay vuelta atrás: es un proceso inevitable”. Por su parte, Karl Magnus Troedsson, mánager general de DICE (responsables de la franquicia “Battlefield”), asegura que “quienes pintan un panorama desolador respecto a las consolas están del todo equivocados. La gente juega más en sus móviles que antes, pero no creo que esto suponga un problema para los desarrolladores de triples A, al contrario. Cualquier nuevo usuario, a independencia de su plataforma, es bueno para la industria”. Ahora bien, todo este paisaje contrasta con los últimos números arrojados por la industria de la telefonía móvil. Y es que las ventas mundiales de móviles a usuarios finales alcanzaron los 419,1 millones de unidades en el primer trimestre de 2012, lo que supone

una caída del 2% respecto a los 427,84 millones del mismo periodo de 2011, según los datos de la consultora tecnológica Gartner. A un nivel más local, La Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales (AMETIC) ha dado a conocer el mercado de terminales móviles registrado en 2011 en España, que ascendió a 20 millones, un 10% menos respecto al mismo ejercicio del año anterior. Del mercado total de terminales móviles, 9,8 millones corresponden a los denominados teléfonos inteligentes (smartphones), un 49% del total mientras que en 2010 representaron el 31% de las ventas totales. Así, el parque actual de smartphones en España se estima en los 18 millones de unidades, con un crecimiento del 30% respecto al año 2010. En este sentido, España sigue la tendencia mundial, ya que el volumen de ventas mundiales de terminales móviles ascendió a 488 millones, de los que un 63 por ciento fueron inteligentes. Estos datos reflejan el comportamiento experimentado en España durante el año 2011 marcado por un contexto de crisis económica y el inicio del descenso de las subvenciones a los operadores móviles. Igualmente, durante el pasado ejercicio irrumpieron nuevos dispositivos tablet con tecnología 3G y los tabphone (híbridos entre tablets y teléfonos) cuya evolución comenzará a ser representativa a partir del presente ejercicio.


“Superbrothers: Sword & Sworcery”

El juego para móviles más famoso de todos los tiempos llega al espacio. Básicamente se trata de una secuela de las de toda la vida. Es decir, mismo sistemas de juego (para qué cambiarlo si ha sido un éxito rotundo) y nuevos mapas. El escenario cambia, y ahora los pajaritos hacen de las suyas en el espacio. Vamos, que cada uno de los escenarios tendrá su propia gravedad, también habrá nuevos personajes y retos. Eso sí, la adicción es la de siempre. Éxito asegurado.

Una aventura de exploración con énfasis en el estilo audiovisual. De lo que se trata aquí es de atravesar un reino mítico y abrirse paso por el mundo a mandobles y conjuros. Lo interesante es que aquí resuelves y usas una espada para luchar e invocas conjuros para resolver misterios místicos y musicales. Coopera con amigos a través de Twitter, experimenta un mundo de videojuego afectado por las fases de la luna y ayuda a un monje guerrero errante a completar su triste peregrinaje.

“Infinity Blade II”

“LostWinds2: Winter of the Melodias”

Otra continuación imprescindible. Esta secuela ha arrasado. De hecho, fue considerado el mejor juego para portátiles según la popular publicación IGN. Juego de acción con tintes de rol y ambientación medieval. Incluye todas las características que esperas en un producto de este tipo: explorar por entornos de corte fantástico medieval muy amplios, habilidades y armas que van mejorando, etcétera.

Otra señora secuela. Un juego encantador, extremadamente original. Y por encantador queremos decir enternecedor. De esos que hacen que tu sangre se convierta en horchata. Nuevos personajes e historia, gráficos fantásticos, nuevas posibilidades de juego con cambio de estación, además de entornos nuevos y tremendamente amplios para explorar.

maschine!, maschine!, maschine!

“Angry Birds Space”


MODAGADGETS Arnette A.C.E.S.

Texto ana tomás

gadgets

Arnette, siempre a la vanguardia, ha conseguido que elegir tus gafas de sol sea un ejercicio divertido y original. The Arnette Creative Exchange System (A.C.E.S.) es un ingenioso sistema para intercambiar las patillas de tus gafas en diversos colores y detalles ornamentales, y así poder lucir un modelo diferente cada día. En este vídeo, Arnette te explica como combinar tus gafas de todas las maneras posibles para transformar tu look de la noche a la mañana (http://vimeo.com/arnette). Los modelos de montura Dibs y Moolah son los últimos en aparecer de la colección, que ya cuenta con los modelos Glory Daze, After Party, So Easy y Swing Plate. El equipo de riders de Arnette están entusiasmados con ellas. ¿Y tú, a qué esperas?

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Botas Hunter Toque flúor Las legendarias botas de agua Hunter que popularizaran en su día ‘it girls’ como Kate Moss or Alexa Chung, vuelven a pisar con fuerza esta temporada de otoño/invierno y son el calzado perfecto para los días de lluvia y barro, ya que además de ser impermeables marcan estilo. Combina los básicos de tu armario con un toque de flúor, como el de este modelo bicolor de Hunter que puedes encontar en elarmariodelatele. com, PVP 129.00 €

Alexa Chung para Vero Moda Prendas con un toque ‘British’ La firma Vero Moda vuelve a repetir celebrity para su nuevo catálogo. La británica Alexa Chung, ‘it girl’ entre las ‘it girls’, se enfunda los diseños románticos y retro de la firma dando lugar a un catálogo otoñal muy femenino y romántico. Una colección a precios asequibles y con un amplio abanico de prendas y combinaciones posibles para un otoño muy chic. El color blanco es el leitmotiv del nuevo catálogo de Vero Moda. Un blanco impoluto que transmite calma y feminidad formando parte de un look boho-chic con falda y jersey ancho. En la colección también podemos encontrar prendas de estilo retro y mod, prendas muy British y del estilo de Alexa. Destacan los estampados de pata gallo para chaquetas y vestidos, y los colores básicos totalmente combinables entre sí. Blusas románticas para llevar con shorts o camisas con tachuelas y pitillos para un look más actual. Vero Moda nació en 1987, de la mano de Troels Holch Povlsen. En 1989 ya parte como marca como tal destinada a una mujer joven. Su centro de operaciones está situado en Brande, Dinamarca, y pertenece a la empresa Bestseller, en la cual encontramos otras marcas como Pieces, VILA y ONLY, entre otras. www.veromoda.com

SuiteBlanco FW12 Con Erin Heatherton Blanco, negro y rojo escarlata. Un trío clásico y chic con el que SuiteBlanco firma su campaña para el próximo Otoño Invierno. Las combinaciones se inspiran en el día a día de las grandes ciudades, en la necesidad de hacer que las tendencias sean algo práctico y versátil. La firma de moda apuesta por looks diarios y after-work que encuentran una divertida armonía entre el confort y el encanto. Con rostro risueño y actitud de Lolita, la top model Erin Heatherton da imagen a una colección en la que se imponen las líneas minimalistas. Frente a ellas, pequeñas dosis de ostentación a través de la voluminosa forma péplum, del print de leopardo o de las aplicaciones y collares que crean auténticos cuellos joya. Diferentes modelos de jeans estilizan siluetas femeninas que se resguardan bajo un amplio despliegue de prendas de abrigo: parkas, chaquetas masculinas desestructuradas, abrigos lady de influencia militar, plumíferos acolchados o el abrigo-capa, prenda estrella de la temporada. El tweed, junto con el encaje y la gasa, se reserva para los vestidos y blusas más especiales.


MODA

Mama Mio Fit skin for life

Kimmidoll Diseño oriental Cada una de las muñecas de inspiración oriental es imagen de los diferentes gadgets que Kimmidoll ha creado para este año. Accesorios de colores intensos y atrevidos, con líneas elegantes y tintas metalizadas o brillantes, y estampados tradicionales de la cultura oriental. Además incorporan elementos propios del continente asiático como abanicos, farolillos o flores (lirios, peonias o flores de loto). Entre los nuevos complementos, destaca la línea de baño y la línea de materiales de oficina, que combina a la perfección con el estilo de cada una de las muñecas.

Kenzo para Vans Flores y rayas Ha llegado la segunda parte de la increíble colaboración entre VANS y uno de los grandes de la pasarela: KENZO. Esta vez le ha tocado el turno a las Authentic. Humberto Leon y Carol Lim, los directores creativos de la marca parisina, han plasmado en ella los estampados florales y de rayas de su nueva colección, que se venderá en las tiendas de KENZO y puntos de venta seleccionados en Europa como Open Ceremony, Colette, Harvey Nichols, Bosco Mila, IT y Lane Crawford. PVP: 90 euros.

Chopin Sofa by Tomek Rygalik Líneas asimétricas Añadirá una buena dosis de asimetría ahí donde lo coloques. Hablamos del Chopin Sofa, un sofá –como bien reza el nombre– de líneas minimalistas creado por el diseñador polaco Tomek Rygalik para la casa Comforty (www.comforty.pl). Es una pieza de líneas geométricas puras y sencillas que quedará de miedo en cualquier living de decoración contemporánea. Está fabricado a modo de ‘tres-en-uno’ para ser utilizado como mejor te convenga. Sillón, diván o chaise lounge, tú eliges. Está disponible en rojo intenso –el de la foto– y negro mate. ¿Necesitas darle un toque especial a tu habitación? Entonces elige Chopin.

Tiralahilacha Estilo femenino retro-vintage Vestidos vaporosos en telas azucaradas. Tiralahilacha recupera el espíritu romántico del siglo pasado y nos lo brinda a buen precio y con la máxima calidad. Los clásicos serán siempre modernos. “Grease” y Sandra Dee matizados por pinceladas de Monet. Los cincuenta en su versión más naif y pura. Así podríamos definir la ropa super femenina de la firma catalana Tiralahilacha, que presenta colección una vez al año. Cuellos Peter Pan, tejidos de gasas y algodones estampados, vestidos vaporosos y colores pastel. Una nube de azúcar para una ensoñación eterna y un toque de ingenuidad para la mujer moderna. Foto cortesía del blog La sonrisa de Ameliè. Más info: www.tiralahilacha.com.

Es definitivo. La piel del pecho y el cuello desafía todas las leyes de la física. Con el tiempo, la delicada zona del escote pierde elasticidad y firmeza. La marca londinense Mama Mio ofrece fórmulas infalibles para recuperar la tersura de la piel y evitar el antiestético “efecto acordeón”. Las estrellas de Hollywood parecen adictas a esta marca, desde la ‘Mad Men’ January Jones hasta las hermanas Kourtney y Kim Kardashian, Gwyneth Paltrow o Sienna Miller. Los productos estrella de la marca son la super hidratante OMega Superrich Body Cream, para nutrir tu piel diariamente; Tummy Rub Butter, el anti-estrías revolucionario; el reafirmante de pecho Boob Tube o Lucky Legs, más su gama indicada para el embarazo: Tummy Rub Stretch Marks, Congratulations Kit... Boob Tube de Mama Mio combina Coenzima Q10, un poderoso agente antioxidante que previene y repara la degradación del colágeno, con una amplia gama de aceites naturales. Aceite de onagra rico en omega 3, 6 y 9, aceite de almendras, oliva y aguacate, que proporcionan una hidratación máxima. En España la distribuye exclusivamente Luxurious Goods Spain. www.luxuriousgoods.es


MODATENDENCIAS

02

TEXTO ANA TOMÁS

H&M

MODA TENDENCIAS : 2012

otoño/invierno 2012

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Faldas de tubo

DIESEL

Estilizan la figura y se pueden combinar prácticamente con cualquier otra prenda. Algunos expertos las califican como la prenda básica de la temporada, pero aunque no lo fuesen, son un infaltable. Probablemente su versatilidad es lo que las rescata una vez más y las pone en las pasarelas, así que debe haber una en cada armario.

Transparencias y encajes Los bloggers apuestan por ellas y, por si alguien todavía no se ha enterado a estas alturas, lo que dicen los bloggers va a misa. El reinado de las transparencias en la ropa interior expande sus fronteras. Habrá blusas en tonos oscuros (verde botella y burdeos) con cuellos redondos y ribetes que por más que se empeñen en dar un toque inocente al conjunto, enseñan más que insinúan; la sensualidad también estará en faldas vaporosas y delicadas –en realidad veraniegas– que contrastarán con anchos jerséis de lana gruesa.

Terciopelo

Ninguna prenda se resiste al terciopelo: abrigos, trajes, vestidos, pantalones y maxibolsos se rinden a este material protagonista que habla de riqueza, elegancia y siglos pasados. Y no solo se limita a formar prendas completas, las aplicaciones discretas –aunque imprescindibles– como las solapas aterciopeladas de las chaquetas se verán por doquier y además también hará su aparición estelar en ornamentos al estilo barroco en cualquier vestimenta y complemento.

ZARA


MODA

KLIING

Colores invernales Negro, marrón y gris no pueden faltar jamás en los días fríos y este año no son excepción, pero ahora vienen acompañados de verde musgo, borgoña y mostaza, una pugna de titanes entre los clásicos de invierno y las novedades que intentan hacerse un lugar y quitarles algo de protagonismo. Algunas marcas perpetuaran tonos veraniegos –los colores primarios amarillo, rojo y azul– para dar una nota de color y los flúor y pasteles se dejan ver aquí y allá esporádicamente para que no nos olvidemos de ellos.

KnK

Vestidos de manga larga

HIDROPONIC

GINGER + SOUL

Se odian o se aman y parece que nunca llegan para quedarse ni acaban de irse definitivamente. Asoman de nuevo en esta temporada, parece que con más fuerza que las anteriores, ya que vienen sin miedo a los excesos, combinando los patrones de los diferentes clanes en una sola prenda y además son un elemento imprescindible del look college. Desde camisas y pantalones a abrigos y bolsos lo abarcan todo.

Flores Se pueden reutilizar algunas prendas de verano, pero las flores de esta temporada vienen a lo grande. Hay cierta influencia oriental con peonías y flores de loto, juegos con materiales y bordados (lentejuelas, perlas, punto de cruz) y sobre todo, flores tan enormes que solo se aprecian a metros de distancia. Y por si no es suficiente cambio, se presentan de nuevas maneras, por ejemplo en conjuntos de falda y chaqueta de cuero, que les dan un toque grunge.

GOORIN

Cuadros y tartán

Nacen como un derivado de los ‘little black dress’, vestidos cortos negros y ajustados, pero les dan un giro decisivo. Expanden sus horizontes hasta límites insospechados y ahora aceptan casi cualquier cambio que respete la estructura de manga larga, ajustado y hasta la rodilla. A partir de ahí se deja volar la imaginación, se pueden encontrar en cualquier color o estampado, en raso, seda y lana, arrapados o con volumen en hombros y/o caderas, etc.

Boinas Varios diseñadores llevan más de una temporada intentando hacer cuajar las boinas de deshollinador. El que la sigue la consigue y quizás en esta temporada otoño-invierno llegan por fin para quedarse. Están más inclinadas hacia la moda masculina, pero ellas no se quedan cortas en opciones. Lisas o estampadas, pueden ser el complemento de color que de vida a tu vestuario.

Goorin


MODATENDENCIAS otoño/invierno 2012

MODA TENDENCIAS : 2012

ADA GATTI

Piel y pelo

TEXTO ANA TOMÁS

Volvieron el año pasado y atacan de nuevo. Los exuberantes gabanes de pelo que antes se reservaban para la clase alta, ahora reviven su gloriosa década de los 70. Se llevan frondosos y llamativos abrigos, pero el pelo también funciona mágicamente como detalle en parkas de estilo militar (a su vez otro must) adornando las capuchas, puños o cuellos. Incluso puede que nos sorprendamos saliendo de los típicos tonos tierra para pasar a unos vibrantes violetas, verdes y azules.

H&M

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02

El corte sastre DIESEL

Maxibufandas Nuestras abuelas, con sus mantones y toquillas, estarían orgullosas de nosotros. Llegan bufandas anchas y kilométricas –como los chicles de nuestra infancia– que nos dan mil y una vueltas para envolvernos casi como momias en esos días extremadamente fríos que nos trae el cambio climático.

Minimalismo y maximalismo van de la mano este otoño. Las piezas sueltas son la clave, como lo demuestra la nueva colección de H&M, que tiene como prendas estrella el abrigo cocoon con mangas quimono en tweed o un abrigo sastre en negro de doble botonadura que adquiere una nota deportiva estilo años 90, combinado con una chaqueta con capucha y unas zapatillas deportivas de caña alta con plataforma oculta. Los pantalones son esenciales, desde los modelos sastre con cremallera en el tobillo hasta los leggins con estampados abstractos inspirados en la naturaleza en colores vivos.

Capas

DOLCE & GABBANA

Dan un aire ceremonial y romántico al mismo tiempo y la forma piramidal es imponente. Los grandes volúmenes vienen pisando fuerte, así que esta prenda encuentra su hueco idóneo. Si las habíamos visto como sucedáneo de chaqueta, a la altura de la cadera, ahora crecen hasta las rodillas y suelen tener mucho vuelo. Para los hombres, los diseñadores combinan este abrigo medieval con trajes oscuros de corte clásico, el conjunto perfecto; claro que si tienes buen ojo serán la guinda de un look casual.


MODA

H&M

Estampados

DIESEL

No te quedes en el negro, el verano viene estampado. Con motivos florales, animales, paisley o retro, las pasarelas se inundan de color y formas, y ahora es la calle el mejor reflejo. Las colecciones de Mary Katrantzou, Laura Bernal, D&G o Almatrichi incluyen los estampados en sus colecciones, además de H&M que propone estampados más atrevidos como el de la foto.

Pantalones anchos Van y vienen una temporada tras otra y en esta les toca venir otra vez. En un remember de los 70, los boyfriend jeans y los acampanados causarán furor entre las más jóvenes. Claro que es prácticamente imposible que desbanquen a los pitillo, reyes indiscutibles de los pantalones.

Look motero

El look de chica motera futurista, al estilo “Mad Max”, pisa fuerte esta temporada. La colección Denim Modernist de G-Star Raw le rinde homenaje con el pantalón Radar, con cortes ajustados y costuras ergonómicas en el muslo y la rodilla, en piel o vaquero, que garantizan que las chicas moteras corten limpiamente el aire; mientras tanto, los tops y cazadoras de piel complementan los pantalones ceñidos y la colección de faldas.

Animal print Se niega a extinguirse. A muchos les costó hacerse a la idea de que el ‘animal print’ conseguiría romper esquemas y dar el salto a la fama, pero poco a poco todos nos hemos visto tentados por este lado salvaje y hemos caído en sus redes. El leopardo, la cebra y la pitón, como empieza a ser costumbre, son los reyes de los complementos y dominan calzado, bolsos, pañuelos y cinturones; y además se pasan a vestidos, pantalones, camisetas y hasta abrigos, no hay quien los detenga.

FRIIS & COMPANY

G-STAR


074/075

625 líneas Line of duty

625 líneas

La BBC se ha empeñado en barnizar sus thrillers policiales con espesas capas de realismo y mucha profundad psicológica. Como siempre, el guión es lo primero, y en “Line of duty” la excelencia de la trama se ve refrendada por interpretaciones soberbias y una puesta en escena muy absorbente. La corrupción policial vista desde sus mismas entrañas. Detectives aparentemente ejemplares que esconden demasiado polvo bajo la alfombra. Cliffhangers que no te permiten apagar la televisión. Dudas constantes. Suspense british. Pedazo de serie.

Line of duty Loca Academia de Policía Texto

L

Óscar Broc

as series de policías ya no son lo que eran, gracias a Dios, a Vic Mackey y a la BBC. Los antaño paladines de la justicia, hombres de bien y principios inquebrantables, han ido entrando en el gris hasta convertirse en complejos personajes que escapan de maniqueísmos a precio de saldo; más bien son contradicciones con patas, personajes aquejados por un conflicto moral que ya es habitual en las producciones más adultas de este tiempo: defender la Ley, quebrantarla al mismo tiempo e intentar vivir con la conciencia horadada. Inglaterra ha sabido depurar concienzudamente este género, aportando un realismo y una profundidad psicológica a sus thrillers. Servidor era de la opinión de que después de un esfuerzo magistral como “The shadow line”, a la BBC le costaría un tiempo volver a tricotar con semejante encaje de bolillos un thriller policial de tantos quilates. Pues poco ha tardado la cadena británica en quitarme la razón. Con “Line of duty” se refuerzan los tópicos positivos sobre los dramas televisivos con acento inglés: sobrios, inteligentes, elaborados, elegantes y excelsamente escritos. Y la lista de triunfos británicos sigue comiéndole la tostada una y otra vez a la cantera estadounidense, excesivamente apegada a medianías para todos los públicos en las franjas de prime time. Así, mientras en la meca de la grasa triunfan ficciones inofensivas y olvidables como “Blue bloods”, los picos de audiencia británicos se hincan en pechugas tan jugosas como “Line of duty”, que pese a su complejidad y formato —cinco episodios de una hora— ha obtenido este verano audiencias muy elevadas. “Line of duty” es la consolidación de una fórmula impecable que la BBC ha patentado en los últimos años. Una fórmula de acabado artesanal, macerada

con paciencia y cocinada en puchero, para protagonizar una digestión lenta, procelosa, pero enormemente gratificante. Provista del inequívoco sello visual de la cadena —paisajes urbanos inquietantes, colores fríos, sobriedad en los encuadres y zooms estilo mockumentary—, la serie se introduce en las tripas del estamento policial británico para relatar una historia de corrupción en la que nada es lo que parece y todo Dios pasa de inocente a sospechoso en un pestañeo. Después de dirigir una operación fallida, y negarse a encubrir la muerte de un inocente, Steve Arnott, líder de una unidad antiterrorista, se ve relegado a la odiada sección de anticorrupción policial. Su primer cometido consiste en sacar los trapos sucios de Tony Gates un detective ejemplar que lleva tres años ganando el premio a oficial del año, gracias a los numerosos casos resueltos por su equipo. Curioso, el policía honesto es el más odiado por sus colegas y el detective corrupto el más querido y premiado. Las dudas iniciales de Arnott, admirador confeso del trabajo de Gates, terminarán convirtiéndose en punzantes sospechas, después de hurgar en los entresijos de la vida y actos del investigado. Partiendo de esta premisa, la serie deja que el espectador agonice en una telaraña de dudas, recelos, secretos y revelaciones que le llevan de un lado al otro del barco. La incertidumbre aumenta, pues, de forma exponencial a medida que nos acercamos al último episodio y los claroscuros de Gates se tornan cada vez más insostenibles. Perfectamente milimetrada en el guión por Jed Mercurio —aparte de gastar un alias de actor porno, el tipo tiene en su haber la interesante serie “Bodies”—, la trama se complica en una progresión cada vez más absorbente que tiene en los magníficos cliffhangers una de sus principales

bazas. Resulta difícil no tragarse los cinco episodios del tirón. A pesar de su realismo y de auscultar la cara más burocrática de la ley, amén de sus numerosas contradicciones —hay también una afilada crítica al sistema—, “Line of duty” es ante todo un thriller atmosférico que atrapa al televidente hasta robarle cinco horas de su vida que discurren como una exhalación. Un thriller, eso sí, que no recurre a tópicos, y avanza con pausa siguiendo el ritmo flotante de los pianos de la banda sonora. Guión de altura, realismo à la “The wire”, suspense inoculado con gran pericia, elegancia supina, giros narrativos que generan adicción, dudas constantes, crítica social… “Line of duty” es un drama policial que lo tiene todo. Y evidentemente, tampoco falla en el apartado interpretativo. Los actores, como suele ocurrir en el grueso de las series británicas, dan auténticos recitales y rayan al mismo nivel de excelencia que el entramado argumental de la serie. Quede como ejemplo de esta finura, el duelo entre Martin Compston, en la piel del joven sargento relegado a anticorrupción, y Lennie James, actor británico de casta conocido en la industria yanqui, en el papel del misterioso detective Gates. Con unos tres millones de espectadores de audiencia, “Line of duty” se ha revelado como uno de los éxitos más rotundos de este verano en el reino Unido: un logro destacable que ha llevado a la BBC a confirmar el rodaje de una segunda temporada a estrenarse el año que viene, acaso con un número de episodios más generoso. ¿Cuánto tardaremos en ver esta joya en la televisión patria? No hay oráculo en este plano existencial que lo sepa. Habrá que consultar con el viejo Torrent o acudir a la Amazonia y engrosar la cuenta de Jeff Bezos.


in & out Clubbing BCN C/ ARC DEL TEATRE, 3. TEL. 93 318 59 66. Techno-house, incursiones en el electro y la música disco. Miércoles, invitados internacionales. Vie-Sab., sesiones con el DJ residente Robert X. Todas las noches de 23.30 a 5 h.

SALA RAZZMATAZZ 2. C/ PAMPLONA, 88. TEL. 93 272 09 10 Tech-house, hard techno y techno con los residentes MouseUp, Undo, Vicknoise, además de las residencias de James Holden, Felix da Housecat, Miss Kittin o Tiga. H: Vie-Sab. y vísperas de festivos de 1 h. a 5 h. Entrada única a Razz Club: 15 € (c/i).

SALA APOLO. C/ NOU DE LA RAMBLA, 113. TEL. 93 301 00 90 La meca del eclecticismo: house, techno, breakbeat y pop electrónico, según el día. Alberga residencias de Kompakt, Bpitch Control, Bungalow, Cristian Vogel, etc. Nitsa selectors: Fra, Marc Piñol, DJ Coco y Graham. H: Vie-Sab. y vísperas, a partir de las 24.30 h. Precio: 12 € (c/i).

Clubbing Madrid electro-pop, deep house y leftfield de mano de MouseUp, Undo, Vicknoise); Rex (technopop). H: vie-sab. y vísperas de festivos de 1 a 5 h. Entrada única: 12 € (c/i). www.salarazzmatazz.com

B LOUNGE @ HOTEL BARCELÓ RAVAL RBLA. DEL RAVAL 17-21. TEL. 93 320 14 90 El lugar más cool de la ciudad, el nuevo punto de encuentro de Barcelona. Tapas sorprendentes, extensa carta de cócteles y la mejor música. Terraza Plaza Manuel Vázquez Montalbán. Jueves, viernes y sábados DJ en directo de 23 h a 02 h. Entrada libre. www.BarceloRaval.com

C/SANTA ANNA 14, L’HOSPITALET. T. 93 337 76 16. Más de 25 años ofreciendo la alternativa desde L’Hospitalet. Conciertos de pequeño formato y sesiones de DJs... de la mano de los DJs Jordi Monamí, Marty Mcfly, Crtl+alt+supr, Gato. Actuaciones musicales en pequeño formato. www.depositolegal.com.

@ SALA APOLO. C/NOU DE LA RAMBLA, 113. Residencia semanal para la noche de los jueves en el Apolo. Powder Room acoge las mejores noches de deep funk, breaks y rare grooves en Barcelona. H: todos los jueves, de 24.30 a 6 h. 9 €.

C/ FONTRODONA, 33 (BCN). TEL: 93 441 80 15 Antigua nave industrial convertida en enorme y comfortable lounge club. Urban & soulful music + laid-back atmosphere + underground attitude. www.maumaunderground.com. H: jueves 23 - 2.30 h., vie-sáb 23 - 3 h., domingos tarde (excepto verano).

SALA CITY HALL C/ RAMBLA CATALUNYA, 4. Lun: Internacional Party. Mar: Budah Hall Night. Mie: Pigs & Diamonds. Jue: Club 4 (techno & minimal techno). Vie: 100% Uhm Underground (tech-microfunk). Sab: Pure City Nights (house, deephouse, latin). Dom: Zen Club (techhouse/ electro).

C/ ALMOGÀVERS, 122. TEL. 93 272 09 10 5 clubs en un mismo espacio: Razz Club (Viesab. DJ Amable y Dj Gato, el mejor indie y rock de todos los tiempos. Jue. Bongo Palace (latin house); Pop Bar (vie-sab. lo mejor en pop, electro y sixties); The Loft (tech-house, hard techno y techno); Lo*Li*Ta (techno-pop,

C/ LINCOLN, 15. T. 93 238 07 22 Martes: Glitter and Glamour. Miércoles: Strawberry & Chocolate. Jueves: Buziós - Brazilian soul. Viernes y Sábado: 3 floors open- hip hop and R&B, house music, classic garage 80’s-90’s. www.ottozutz.com

C/ VALLDONZELLA, 40 / PLAZA MILANS, BARRIO GÓTICO. Tel. 627 73 30 81 En el bar Manchester se dan cita amigos y seguidores de la música de los 80 y 90 y sus tendencias más brit. Desde Joy Division hasta Placebo, pasando por The Smiths y Happy Mondays.

RAMBLAS, 27. T. 93 301 16 289 INFO@BOULEVARDCULTURECLUB.COM Boulevard Club, ubicado en La Rambla, donde antes se encontraba Fellini, ofrece la localización más céntrica y de más fácil acceso al público. House, techno, electrónica, hip hop, R’n’B, rock... DJs residentes: D’Julz (Bass Culture, París), Andre Buljat (4line, Indigo Raw) y Dr. Barry (BLV). http://boulevardcultureclub.com

C / ESCUDELLERS BLANCS, 3 (BARRI GÒTIC) Con una acertada mezcla de graffiti, videos, skate y grunge. Su amplia sala alberga cómodamente a los personajes más diversos de la fauna barcelonesa, que se pierden entre detalles y acordes, cubatas y chupitos, chicas y kickflips. A tres pasos de la turística Plaza Real se esconde el secreto mejor guardado del Gótico, Nevermind. Abierto todos los días hasta las 3 h. www.nevermindbcn.com

SALA 1 AV. CARRILET 235 - SALA 2 AV. CARRILET 301, L’HOSPITALET. T. 93 337 06 02 La Salamandra es el espacio de referencia de las noches de L’Hospitalet. Dos salas que ofrecen la mejor programación de conciertos y sesiones de DJs de la escena indie y mestiza. Sala 1: Musicollage con Nafentt & Darkomedia. Sala 2: Indie-pop-electro con YoSET & McFly, visuals de High Distortion & Mon Feijóo. H. Abierto todos los viernes, sábados y vísperas de 24 a 6 h. Entrada única: 8 € (c/i). Gratis hasta las 2 h. www.salamandra.cat

C/AMPLE, 46 (GOTICO) T 663 710 095 El bar rockero por excelencia en el centro de Barcelona. Casi tocando Correos se encuentra este sitio con aires de estación de metro abandonada donde cada día, entre riffs y whiskey, se dan cita aquellos que llevan el rock en la sangre. Todos los días desde las 19 h a las 2.30 / 3 h www.bollocksbcn.com

Clubbing Bilbao C/ RAFAEL DE CASANOVA, 3. SANTA COLOMA DE GRAMENET. [M] L1 SANTA COLOMA La Sala Pop tiene una programación semanal de conciertos cuidadamente seleccionados dentro de la escena independiente tanto catalana como estatal. Los conciertos se realizan viernes y sábado pero la sala ofrece sesiones de indie, pop, rock, electrónica a cargo de DJ Oki One y programación cultural los domingos. H: mie-dom 19 - 3.30 h. www.myspace/popclubsantacoloma

EN SANTANA 27. POL.IND.SANTA ANA. TELLERÍA 27. BOLUETA. WWW.FEVER.ES Pink Fever: tecnopop & electropop. Gold Fever: pop-rock & hits. Black Fever: hip-hop, reggae, soul & funk. Blue Fever: tech house & tecno. Desde su inauguración en 2005, Fever se ha convertido en el club de referencia del norte de la península. Una iniciativa de ocio de calidad incontestable que sitúa a Bilbao en el pelotón de cabeza europeo de la cultura del baile. H: Vie y Sab 24 h, 12€ c/i.

@ LA RIVIERA - Pº VIRGEN DEL PUERTO S/N. @ HEINEKEN - C/ PRINCESA , 1. Actualmente es el club de referencia en Madrid por su excelente e inagotable programación dedicada al indie rock y la electrónica, con residencias de sellos como Ed Banger Records y DJ sessions de Boys Noize, Rex The Dog, Felix Da Housecat, Steve Aoki, Peter Hook... www.intromusica.com

C/BAILÉN 16, 28005. MADRID ContraClub es un bar donde coinciden varias tipologías de noctámbulos con un denominador común: su gusto por la calidad y variedad musical. ContraClub pretende romper barreras entre disciplinas y generaciones, ser un lugar de encuentro de artistas y un escaparate para todo tipo de espectáculos de calidad. Un lugar abierto y dispuesto a juntar funk con flamenco, cabaret con música electrónica. X y J de 22 a 05:30 h. V y S de 22 a 06 h. www.contraclub.es

C/FOMENTO 30 (MADRID) Desde 1997 el Home Bar es un referente para los amantes de la música. El pop, la electrónica y el indie son el eje central de las sesiones de nuestros DJs, desde los clásicos imprescindibles hasta las últimas novedades. En el Home podrás escuchar desde Depeche Mode, REM o The Smiths hasta White Lies, Hot Chip y Temper Trap, pasando por Placebo, Massive Attack, Muse, Royksopp, Radiohead, Ladytron, Foo Fighters, Interpol... Abierto los viernes y los sábados a las 23h.

Clubbing Galicia COMPLEJO PLAYA CLUB. AVENIDA DE LA HABANA, ESTADIO DE RIAZOR (LA CORUÑA). WWW.PLAYACLUB.NET Pop, indie y electrónica. Más de 60 conciertos de música alternativa al año. Sesiones los jueves, viernes, sábados y vísperas de festivos desde las 3 h. +info en www.playaclub.net


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Cine Lynn Shelton

Lynn Shelton LAS CHICAS (INDIES) ESTÁN BIEN

Tras poner a prueba los límites del bromance con “Humpday”, en la que dos colegas heterosexuales decidían hacer una peli porno gay, Lynn Shelton repite protagonista —el actor, director y estrella del Mumblecore, Mark Duplass— en “El amigo de mi hermana”. Tras su inofensivo título español se agazapa una deliciosa comedia de enredo con una refrescante visión del amor y la familia, y en la que, como ya sucedía en “Humpday”, ningún modelo (familiar) u opción (sexual) se da por sentado. Texto

S

María Adell

on sólo las ocho de la mañana en Seattle y una enérgica Lynn Shelton da los buenos días desde el otro lado del teléfono. Cabía esperar tal ímpetu de una cineasta que, desde que en 2009 ganara el Premio Especial del Jurado en Sundance con “Humpday”, ha estrenado una película (“El amigo de mi hermana”), ha acabado de rodar otra (“Touchy feely”) e incluso ha dirigido un capítulo de “Mad men”, serie de la que se declara fan absoluta. La estrecha colaboración con Mark Duplass, auténtica personalidad del cine indie norteamericano (es el autor, junto con su hermano Jay, de la interesante “Cyrus” y de filmes bandera del Mumblecore como “The puffy chair” o “Baghead”), ha tenido mucho que ver con este fulgurante despegue, “Cuando nos conocimos yo estaba montando mi segunda película y él acababa de terminar ‘Baghead’. Nos asombró darnos cuenta de que compartíamos una misma filosofía: a ambos nos interesaba trabajar a partir de la improvisación, jugar con las reacciones de los actores. Pensamos en hacer algo juntos, y de ahí surgió ‘Humpday’”. Duplass no sólo aparece como actor en “Humpday” y en “El amigo de mi hermana”, sino que es productor de la segunda y aparece en ambas, junto al resto de actores principales, como ‘consultor de guión’, un gesto que aproxima a Shelton a otro cineasta afín a la improvisación y a esta suerte de técnica colaborativa con los actores, Richard Linklater. “Siempre utilizo el mismo sistema: a partir de una idea principal, trabajo con los actores durante meses para desarrollar conjuntamente el origen de sus personajes, aportando ellos su propia experiencia, historias similares que

les han pasado a sus amigos, familiares, etc. De este modo, se consigue un solapamiento entre actor y personaje que añade capas de autenticidad a la película”. El método de rodaje, en localizaciones reales, con un equipo reducido y en poco tiempo (“El amigo de mi hermana” se grabó en sólo 12 días) facilita esa espontaneidad y ese sentimiento de verdad que busca Shelton. “Hay una escena que muestra todo el potencial de este sistema: el momento en el que la hermana mayor (Rosemarie DeWitt) desvela un secreto íntimo, y bastante embarazoso, de la hermana menor (Emily Blunt) fue totalmente improvisado; Emily no sabía lo que iba a decir Rosemarie por lo que, cuando lo escuchó, ¡se sonrojó realmente! Esto no lo puedes conseguir con ensayos, son esos momentos que suceden solo una vez”. La idea original de la película procede del hiperactivo Duplass y giraba en torno a un treintañero, Jack (Duplass), en crisis vital desde la muerte de su hermano, que empujado por su mejor amiga, Iris (Blunt), iba a pasar unos días a la solitaria cabaña familiar de ésta. Una vez allí, descubría que en la casa también estaba la atractiva madre de Iris y, tras una borrachera y el inevitable encuentro sexual entre ambos, todo acababa de complicarse con la llegada, al día siguiente, de la hija. Shelton cambió a la madre por una hermana mayor, Hannah (De Witt), que acababa de salir de una larga relación con otra mujer; así, el clásico triángulo amoroso es aderezado con dos jugosos elementos: confusión sexual y rivalidad fraternal. “Cuando cambié el personaje de la madre por el de la hija la película se convirtió en una historia sobre dos

parejas de hermanos y las complejas dinámicas de las relaciones entre ellos. Me fascinan enormemente este tipo de lazos afectivos tan fuertes y lo complicados que pueden llegar a ser, el difícil equilibrio entre amor y rivalidad, o envidia”. Shelton forma parte del selecto club de mujeres cineastas que, en los últimos años, parecen haberse apoderado del circuito indie. Las obras de Kelly Reichardt, Debra Granik, o Lisa Cholodenko acaparan premios y alabanzas y aunque, debido a la heterogeneidad de sus propuestas, no se puede hablar de ‘Generación’, al menos sí de curiosa coincidencia temporal. De todas ellas, la más próxima a Shelton es, tal vez, Cholodenko, cuya “Los chicos están bien” comparte con “El amigo de mi hermana” una visión abierta, desprejuiciada, de la sexualidad y la familia y una sutileza prodigiosa a la hora de combinar comedia y drama. “Cuando empiezo una película nunca pienso si es una comedia y, si lo es, nunca es el tipo de comedia en la que los actores están todo el rato intentando ser divertidos. Mi humor proviene de situaciones cotidianas, de esos momentos absurdos de la vida que el público puede reconocer”. En este sentido, la secuencia de apertura, que parece sacada directamente de un filme de los hermanos Duplass, es modélica: los etílicos reproches de Jack a su hermano en la fiesta de homenaje por el aniversario de la muerte de éste son, a la vez, incómodamente divertidos y profundamente tristes. “Para mí, comedia y drama van absolutamente de la mano. Ése es el tipo de humor que me interesa más, el que surge de un drama humano real. Creo que es mucho más poderoso, y emocionante”.



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cine

Columna

Texto

Violeta Kovacsics

Albert Fernández

“The deep blue sea” de TERENCE DAVIES (REINO UNIDO, ESTADOS UNIDOS, 2011)

“Desafío total” DE LEN WISEMAN

Uno estaría mejor en Marte que cuestionándose el por qué de algunos remakes, o llegando a pensar que cualquier Schwarzenegger pasado fue mejor. Y me temo que eso no es algo que vaya a arreglar el desatino total del repelente Colin Farrell, junto al director de “Underworld” y su cansina musa, Kate Beckinsale. Esta consolera revisitación del relato de Philip K. Dick promete bostezos y epilepsia a un tiempo. Claro que, ¿cómo empezar septiembre, si no es con una peli sobre un tipo que mataría por unas buenas vacaciones, reales o virtuales?

el cine que viene “Dredd 3D”

“Sin ley”

de Pete Travis

de John Hillcoat

Si bien muchos añorarán la aventura distópico-futurista de Arnie en Marte, a otros nos han tenido que implantar recuerdos que sepultarán la adaptación que hizo Sly de “Juez Dredd” en 1995. Así pues, si se trata de hacer justicia al cómic postapocalíptico de John Wagner y Carlos Ezquerra, esta vez debería ganar el remake a la nostalgia. Policía, juez, jurado y verdugo a un tiempo, con “I am the law” de Anthrax de fondo: el sueño húmedo de Garzón antes de refugiar a Assange en Ecuador.

El tipo duro que rodó con violencia “The proposition”, adaptó desde las entrañas “La carretera” de Cormac McCarthy, y se desparramó con los feroces virales de Grinderman, ha terminado ablandándose. Este thriller sobre tres hermanos que hacen contrabando de alcohol durante la ley seca sigue las líneas y acordes simples de Nick Cave, pero se diluye como el whisky aguado. El sobrepeso del reparto, y ese discurso hueco de macho sentimental, endulzan un trago que se preveía ardiente.

“Holmes & Watson. Madrid Days”

“Salvajes”

de José Luis Garci

de Oliver Stone

Ver los planos pasmados, los torpes travellings y las interpretaciones acartonadas del último capricho de Garci me deja la mandíbula desplegada. El título de su nueva película es tan elocuente, que no haría falta decir que aquí Sherlock Holmes y el Doctor Watson se desplazan a Madrid tras las huellas de Jack el destripador. Mi boca no se cierra aún ante los elementales diálogos del film: “En la belleza también está incrustada la fealdad”. Cameo y subvención de Gallardón.

Seguramente, no existe mejor materia prima para que Oliver Stone recupere su instinto asesino que la literatura de Don Winslow. Nacotráfico entre fronteras, ménage à trois con chica multiorgásmica, tensión narrativa y críticas a la sociedad del consumo: eso es lo que ofrece la novela del autor de “El poder del perro”. ¿Quien apuesta a que el viejo Oliver hace de todo eso un relato de búsqueda del éxito, promesas de amor, venganza desaforada y Salma Hayeks emperifolladas?

“Todos tenemos un plan”

“Martes, después de Navidad “

de Ana Piterbarg

de Radu Muntean

Alguien debería explicarle a la debutante directora de este thriller familiar las diferencias entre genotipo y fenotipo. Una cosa es que Viggo Mortensen interprete a un agobiado hombre de familia y a su hermano gemelo reapareciendo de un pasado abrupto, y otra que ambos luzcan, treinta años después, exactamente el mismo corte de pelo y arreglo de barba. Con su particular acento del litoral argentino, Viggo huirá a los pantanos del Delta del Tigre, donde los engaños arraigan.

No suelo tener preferencias apriorísiticas para escoger película, pero, en los últimos años, si se estrena un film rumano, lo más probable es que me lance a la sala más cercana. La cinematografía de ese país contempla la realidad con un tamiz singular, áspero e íntimo, exento de montajes o artificiosidad al transmitir el drama. Con su hilación de planos secuencia, Muntean nos incomoda haciéndonos presenciar la encrucijada de un adúltero, y la desintegración de su matrimonio.

“Solo es el principio”

“Cosmopolis”

de Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier

de David Cronenberg

Muchos de nuestros políticos aprenderían mucho del taller preescolar de filosofía al que se da seguimiento en este documental. Tal vez regresando a los conceptos más básicos, explicados en las voces de niños de 3 y 4 años, las clases dirigentes aprenderán a recortar, y repararán en la importancia de la educación para la sociedad. Me he puesto un poco panfletero, pero no por eso dejes de asistir al aula de la profesora Pascaline con sus infantes. Todo un debut en humanismo.

La controversia acompañó a la edición de la treceava novela del poderoso Don DeLillo, y la polémica envuelve el nuevo estreno de Cronenberg, aunque sólo sea porque Robert Pattinson, el protagonista de esta adaptación, lleva desde hace unos meses los cuernos más vistosos del mundo. La odisea en limusina por un corte de pelo del multimillonario Eric Packer nos sumerge en el pulso de un personaje en transformación. Tal vez si Robert se corta mucho el pelo, Kristen Stewart vuelva algún día.

Mucho tienen que cambiar las cosas para que la película que nos ocupa no esté en el número uno de mi lista de lo mejor del año. El amor, en su dimensión más apasionada y dolorosa, es el centro de “The deep blue sea”. Todo comienza con la que quizá (sí, se lleva todos los premios) sea la mejor secuencia de la temporada. Mediante una serie de movimientos de cámara circulares, vemos como la joven Hester, casada con un hombre adinerado, abandona a su marido para vivir con un piloto con quien mantiene un tórrido romance que termina en el intento de suicidio de la protagonista. El director, Terence Davies, se basta con unos pocos minutos y una narración sin apenas diálogos para servirnos en bandeja el drama de un triángulo amoroso, en el que la protagonista desea a aquel que le hace mal. Ya se sabe que la pasión desaforada a menudo termina en caída libre. Y que, en los dominios del corazón, los sentimientos extremos siempre tienen su lado oscuro. Situada en la Inglaterra de después de la Segunda Guerra Mundial, “The deep blue sea” se abre con el plano de unas ruinas. Davies se muestra coherente con la época, pero parece más preocupado en reflejar las ruinas emocionales de la protagonista. El país, como el personaje, ha sido devastado; a la postre, sólo hay espacio para la reconstrucción. Davies crea una película que juega constantemente con la evocación. Para ello, se sirve de lo circular (ya sea en los movimientos de cámara o en la propia estructura del filme), un recurso que suele emplear para ahondar en los recovecos de la memoria. Sus películas a menudo funcionan como un torrente de recuerdos, como si formaran parte de una suerte de monólogo interior. En un momento de la película, Davies aguanta el plano de la espalda del aviador, que ha decidido no mirar a Hester. Lo importante no es el acto de darse la vuelta; sino la manera en que se mantiene el gesto, que señala el rechazo de él y el dolor de ella. “The deep blue sea” está llena de detalles como este. Y de palabras que suenan en fuera de campo, cobrando así un mayor significado. “Puedo soportar lo que sea mientras estás aquí”, oímos que dice el marido de la vecina de Hester, enfermo y en cama, a su esposa. Esto es el amor, y no la relación apasionada y virulenta de los dos protagonistas. Terence Davies se ha centrado en el romance, impulsivo y vertiginoso, de sus protagonistas. Michael Haneke ha hecho lo propio con el amor, sacrificado y suave, de un viejo matrimonio en “Amour”.

autopsia


cine

“Eternamente comprometidos”

“Mátalos suavemente”

De Nicholas Stoller (Estados Unidos, 2012)

de Andrew Dominik (USA, 2012)

“Blancanieves” de Pablo Berger (España, 2012)

“A veces no se trata de ser el mejor, sino de llegar primero”. Es una de las sentencias amables con las que Risto Mejide despacha a aquellos concursantes de “Tu sí que vales” que se presentan con el enésimo número de acrobacia aérea. Muchos se apropiarán de ella para menospreciar el segundo film de Pablo Berger, sin valorar que el director bilbaíno imaginó a esta Blan-cañí-eves monocroma y silente antes de que Hazanavicius maquinara “The artist”. Poco importa, pues el gran valor del film está en el contenido y no en su forma. Intentando recuperar la memoria perdida del cine mudo español, del que los libros de historia recuerdan “La aldea maldita” de Florián Rey y poco más, Berger españoliza el popular cuento de los Grimm hasta extremos casi sonrojantes, en una reunión de tópicos que vence por KO: del flamenco a la fiesta nacional, pasando por el tricornio, la revista Lecturas y el Bombero Torero. El conjunto resulta menos efectista pero más honesto que las monerías de Dujardin y Uggie, y se guarda para su desenlace un as en la manga que es pura justicia poética. Pues nunca fue de recibo que en el cuento que nos contaron Blancanieves abandonara a los enanos con un “Si te he visto no me acuerdo” para marcharse con el príncipe besucón. Por suerte, como descubrió Javier Cámara en “Torremolinos 73”, a Pablo Berger no le tiembla la mano cuando toca ser cruel con sus protagonistas. Gerard A. Cassadó

El gobierno que Judd Apatow ejerce sobre la comedia estadounidense se parece a un régimen absolutista: los que se atreven a oponerse al establishment quedan condenados al ostracismo. No deja de tener gracia que uno de los escasos brotes de resistencia detectados en el sistema haya surgido desde su propio interior. El director Nicholas Stoller es un protegido de Apatow, productor de esta comedia romántica de planteamiento banal (palabras clave: pareja perfecta, boda inminente, dificultades inesperadas) y resultado inusualmente atinado, que nos habla de la frustración implícita en la vida de pareja y subvierte el patrón de hombre-buenopero-inmaduro y mujer-obsesa-del-compromiso que tanto ha hecho para fortificar los estereotipos de género. La intimidad y la amargura que desprenden algunas escenas recuerdan a lo que Apatow quiso alcanzar, sin conseguirlo, en “Funny people”, o a esa sensibilidad chapada a la antigua que James L. Brooks inyectó en la incomprendida “¿Cómo sabes si…?”. En el conjunto, sólo rechina su apartado más estridente, sus bromas lúbricas pero ya poco escandalosas y unos secundarios unidimensionales y sin interés, como el hermano douchebag o la jefa lesbiana butch, con cometido similar al de Jane Lynch en “Virgen a los 40”. Es decir, todo lo que recuerda al mismo Apatow. Álex Vicente

La novela de George V. Higgins en la que se basa el último film de Dominik se publicó originalmente en 1974, y justo ahora la recupera Libros del Asteroide (léanlo, si quieren, unas páginas más adelante). De modo que no resulta complicado deducir lo que viene de la novela (un 80%), y lo que Dominik, también autor del guión, ha querido añadir: todo el trasfondo político que alude a la crisis, al desastre financiero y a la decepción que trajo consigo la era Obama. Todo, en breve, lo que conduce a la cínica, lapidaria aseveración final de un Brad Pitt que, en la piel de un asesino a sueldo (inmenso), concluye: “I live in America and in America you’re on your own”. Tan nihilista como los tiempos que corren, “Mátalos suavemente” se vive como un constante desfile de referentes y, en este sentido, no alcanza la grandeur de “El asesinato de Jesse James…” (2007) que, aún a la sombra de Malick, lograba erigirse en un soberbio caso aislado que replanteaba y relanzaba, ella solita, un género tocado de muerte. Aquí no se llega a tanto, pero aún con sus brochazos políticos, su presentación como catálogo de influencias y algún error imperdonable (“Heroin” sonando en una escena de chute, pues no), permanece como lo que es: un deslumbrante noir contemporáneo. Philipp Engel

“Una vida nueva”

“A Roma con amor”

“Aurora”

de Ounie Lecomte (Corea del Sur, Francia, 2009)

de Woody Allen (EE.UU., Italia, España... 2012)

de Cristi Puiu (Rumania, Francia... 2010)

Ahora que a los políticos les ha dado por pagar su deuda con el medievo y que pronto tendremos que aceptar todo lo que Dios nos eche, tal vez estemos más cerca de la realidad que retrata esta película: el orfanato de monjas, en la Corea de los 70, al que llega la pequeña, pero enorme, protagonista, Jinhee (Kim Sae-ron), una niña de nueve años impunemente abandonada por su padre. Si es que hasta hay solución para la lisiada: aunque ningún hombre la quiera, siempre puede entrar a servir en la casa de una familia más o menos pudiente, y así se hace obra social ¡Recuperemos de una vez nuestras más rancias tradiciones! Este es sin embargo un film humanista, sin villanos, y tampoco corresponde aquí señalar con el dedo. La directora, nacida en Corea pero educada en Francia, se basó en su propia experiencia, y aunque el film es un debut en toda regla, contó con la inestimable ayuda del maestro Lee Chang-dong (también a vueltas con el cristianismo en “Secret sunshine”) en la producción y en retoques de guión. Lecomte apareció además junto a J.P. Léaud en “Paris s’éveille” (O. Assayas, 1991) y ha sido diseñadora de vestuario en algún film. Todo esto enriquece un relato naif, plagado de símbolos cristalinos, pero que trasciende, cala hondo y llama involuntariamente a la revuelta. Philipp Engel

Jamás le reprocharé nada a Woody Allen. Le debo tanto que sería incapaz. Llevaba años sin detectar los signos de decadencia en sus películas que algunos se empeñaban en proclamar. Incluso sus relatos más simples —“El sueño de Cassandra”, “Vicky Cristina Barcelona”, “Conocerás al hombre de tus sueños”— seguían emocionándome. Y ahora, llegado el momento en que ¡ay! vislumbro defectos ostensibles, no se me pasa por la cabeza hacer sangre. Porque sí, “A Roma con amor” es, con bastante diferencia, la menos inspirada de sus obras recientes. Abonado a este tour europeo que le obliga a poner los nombres de las ciudades en sus títulos —un detalle bastante revelador—, Allen se ha inventado para Roma una narración episódica al modo de las viejas películas de Risi y Scola —la magistral “Monstruos de hoy” (1963)— y ha pergeñado un guión tirando a discreto para contarnos, con humor, varias historias de desamor. Pinceladas de su genio de siempre —el tenor que canta en la ducha, la crítica a la televisión en el episodio de Benigni— se combinan con la sonrojante historia de Penélope Cruz y con un desdén visual insólito que no había advertido tan claramente hasta ahora. Uno se pregunta si, ya puestos, no habría sido buena idea confiarle un papelito al gran Alvaro Vitali o, todavía mejor ¡a Edwige Fenech! Toni Vall

Dice la etiqueta que un crimen merece discreción. Por eso Fritz Lang levantó la vista mientras la pequeña Elsie moría a manos del vampiro de Düsseldorf para mirar un globo con patitas de cartulina atrapado en el cableado del camino. Lisandro Alonso la bajó cuando se olió que el malhechor de “Los muertos” volvería a atacar. Pasaba por ahí una gallina. También el rumano Cristi Puiu tiene ese tipo de pudor. Aurora es la historia de un loco vengativo que anda envuelto en un chaquetón de plumas, paso sigiloso y escopeta en mano, asomando las narices por cada esquina de Bucarest. No falta sangre fría. Puiu se preparó para el asunto con un episodio de “Dark stories” dedicado a un homicidio brutal en Transilvania que en 12 horas acabó con cinco vidas. Aparte de que el asesino, interpretado por el mismo Puiu, se da un aire a Àlex Brendemühl en “Las horas del día”. Pero no actúa por sádico placer. No estamos ante un psicópata rollo James Holmes, o por lo menos éste no lleva peluca naranja. Y no hay bala que se dispare sin que la cámara retroceda helada, igual que le pasó a Hitchcock en “Frenesí” cuando el maníaco estrangulador de Londres liquidaba a la respingona y larguirucha Anna Massey con una de sus corbatas. Sabrán ustedes que Hitchcock tenía tripas para aguantar cosas mucho más desagradables. Josep Lambies


080/081

libros Jean-Philippe Toussaint

american most wanted Texto

“Medusa”

Ricardo Menéndez Salmón seix barral

Philipp Engel Tamara (Anacronic)

Ilustración

George V. Higgins

BROCKTON (MASSACHUSSETS), 1939 – MILTON (MASSACHUSSETS), 1999

“E

l tipo mazas estaba sentado frente a Jackie Brown y dejaba que se le enfriara el café. —No sé si esto me gusta— dijo—. No sé si me gusta comprar material del mismo lote que otra persona, porque no sé qué hará con él, ¿comprendes? Si otra persona compra pipas del mismo lote y eso causa problemas a mi gente, también me los causará a mí”. George V. Higgins (“Los amigos de Eddie Coyle”).

Basta hojear las primeras páginas del clásico “Los amigos de Eddie Coyle” —originalmente publicado en 1970— para darse cuenta de su influencia sobre todo lo que vino después: Elmore Leonard, Tarantino, Scorsese, “Los Soprano”… todo. Y no sólo porque enseguida aparece un traficante de armas que se llama como el título que Tarantino le puso a su adaptación de una novela (y media) de Leonard, sino por los diálogos: el 80 % de Higgins son los diálogos, sus personajes no callan. Los hampones de las novelas de George V. Higgins son tipos duros con alma de storytellers y una marcada tendencia al monólogo amenazante que no cierran la boca al menos que les estén propinando una soberana paliza (precisamente para hacerles hablar), o que acaben de meterles un tiro en toda la cara. Y en ese caso, son los otros quienes continúan la charla: detalladas conversaciones sobre armas, coches, negociaciones, golpes, problemas domésticos y anécdotas carcelarias. En las antípodas del estilo telegráfico, de réplicas secas y cortantes, patentado por Dashiell Hammett, tanto “Los amigos de Eddie Coyle” como “Mátalos suavemente” (ambas cortesía de Libros del Asteroide), se leen como un furioso torrente de diálogos encadenados, tan vivos que uno los calificaría de “muy cinematográficos”. Y sin embargo, si de algo pecan las películas —tanto “El confidente” (Peter Yates, 1973), con Robert Mitchum como Eddie Coyle, como la inminente “Mátalos suavemente” (Andrew Dominik,

2012), ambas excelentes—, es de excesiva fidelidad a la letra escrita. Por muy bien que lo hagan, y tanto Mitchum como Pitt están estupendos, se nota que están recitando. Filosofía de pub, que dijo un crítico. Es una paradoja que no deja de obsesionarme, diálogos que revelan en pantalla sus costuras literarias, cuando sobre el papel parecían tan reales. El mismo Elmore Leonard, para el que “si algo suena a escrito, lo reescribo”, confesaba, en una reciente conversación con Antonio Lozano su deuda con los diálogos de Higgins, aunque apuntando que “luego llevó demasiado lejos su técnica y dejó sus novelas en puros diálogos sin contexto”. En el prólogo de “Los amigos de Eddie Coyle”, Dennis Lehane abundaba en lo mismo: “Higgins pasó el resto de su vida tratando de arreglar lo que no estaba roto, intentando refinar los diálogos en sus novelas posteriores”. La reciente publicación de su tercera novela, “Mátalos suavemente”, original de 1974, nos permite dudarlo, Higgins continúa en plena posesión de sus facultades. No sólo como maestro del diálogo, sino como vehículo de una subyugante inmersión en los bajos fondos que, más que a Leonard o Lehane, me recuerda a Eddie Bunker, aunque sus viajes vitales fueron diametralmente opuestos: si Bunker fue un criminal que salió de la cárcel al lograr convertir en literatura el lenguaje de la calle que conocía de primera mano, Higgins fue abogado y fiscal antes de ponerse a escribir. Como abogado, tuvo clientes célebres: defendió entre otros a G. Gordon Liddy, uno de los más célebres implicados en el Caso Watergate, y a Eldridge Cleaver, líder de los panteras negras, cuya presencia se deja notar en el cargado ambiente de “Los amigos de Eddie Coyle”. Qué importa si Bunker se formó en San Quintín y que Higgins se graduara en Stanford, que uno naciera pobre y el otro rico, el talento del que hicieron gala les ha acabado colocando en el mismo pedestal, el placer para el lector es del mismo calibre. ¡Viva el thriller de los 70!

Pocos aspectos de la experiencia humana se muestran de forma tan evidente, sin por ello dejar de revelarse inasibles, quizá incluso inefables, como el del mal. El mal, a priori, parece una voluntad, pero nunca palpita con mayor fuerza que en su realización: los gestos del dolor, la aritmética de las víctimas... y son tales efectos los que nos conducen a encumbrarlo, a prestarle una eme capitular, obviando el posible apartado casual de su puesta en escena, también la mediocridad que muchas veces lo alimenta. Nuestra percepción del nazismo, por cierto, fluctúa entre ambos extremos: aquí los monstruos, allí el apartado burocrático y social que plasmó mecánicamente y amparó silenciosamente el obsceno dictado de los primeros. Ya en “La ofensa”, título inicial y más redondo de su llamada “Trilogía del mal”, trató Ricardo Menéndez Salmón la circunstancia de un personaje enfrentado a un abismo, el de la esvástica, del que él mismo formaba parte; el nietzscheano efecto de esa mirada que es devuelta y amplificada, que se interioriza, que pasa a corroer desde dentro. El punto de partida de “Medusa” es sin duda paralelo: la grabación cinematográfica de una ejecución de prisioneros lituanos, doce tiros en la sien a lo largo de tres minutos veintisiete segundos, dentro de lo que podría haber sido una serie de cientos, conduce al narrador hacia la figura que sostiene la cámara, Karl Gustav Friedrich Prohaska, documentalista de la Wehrmacht, artista plástico, hijo de una madre ausente, marido devoto, padre de un niño muerto… y, en adelante, espejo de los efectos del mal bélico y político del siglo XX: los bultos y quemaduras debidos a la bomba de Hiroshima, el hambre de la España franquista, la pobreza extrema en la Latinoamérica de las dictaduras. “La ofensa”, pues, confluye aquí con los contenidos artísticos de la anterior “La luz es más antigua que el amor”. Lo cual no hace más que ahondar en el enigma: Prohaska es una sombra apenas revelada por su amigo y biógrafo Stelenski, cuyo testimonio fílmico, fotográfico y pictórico se ve a continuación interpretado por ese Bocanegra que viene ejerciendo de álter ego de Menéndez Salmón. Y la respuesta, prisma tras prisma, es la ausencia de respuestas. No existe más salida, en realidad, que la pregunta misma. Y a pocos narradores les está dado formularla desde tamaño rigor intelectual, preciosismo formal, detallismo lírico y piedad. Milo J. Krmpotic’


infinitésimo

Jean-Philippe Toussaint En lo más alto está la forma, y Jean-Philippe Toussaint es uno de los más exquisitos formalistas de la literatura de los últimos 20 años. Al mismo tiempo, su obra resulta muy divertida, cosa rara. Tal vez sea eso lo que le hace único. La traducción de sus grandes y a la vez pequeñas obras al castellano, un tiempo parada, ha arrancado de nuevo, y es con esta excusa que nos encontramos con él en un café de París. Mon Dieu! Texto

Philipp Engel

Q

uedo con Jean-Philippe Toussaint en el Café de la Fragate, literalmente en la Rive Gauche, al borde del Sena, pasado el Pont des Arts, que me parece una metáfora perfecta de la necesidad de distinguir entre alta y baja literatura: todos esos cientos o miles de candados Moccia conviven en un mismo espacio con una discreta placa a mayor gloria de las heroicas Éditions de Minuit, cuna de los formalistas que reinventaron la novela en los 60, y de los que Jean Echenoz y Jean-Philippe Toussaint siguen siendo los más destacados herederos. En línea recta, al otro lado del Pont Royal, puedo ver el Louvre, donde Toussaint comisaría una pequeña exposición, “Livre / Louvre”, que nació a partir de una escena de “Fuir” (2005) —novela aquí sólo traducida al gallego (sic) como “Fuxir” (Galaxia)— que se desarrolla en el museo. “Fuir” es la segunda entrega de lo que, por lo pronto, sigue siendo una trilogía (Toussaint anda escribiendo un cuarto volumen, y puede que vengan más) que completan “Faire l’amour” (próximamente en la flamante editorial Siberia) y “La verdad sobre Marie”, publicada este verano por Anagrama. Es lo que se llama caos editorial. Para Toussaint, hay que tener paciencia: “En Alemania también hubo una década completamente caótica, y luego llegó un editor que compró todos los derechos y lo retomó todo, mismo traductor etc… Si la obra merece la pena, el orden acaba triunfando”.

DE QUÉ HABLAMOS…

A diferencia del ciclo anterior que podríamos denominar “utilitario” y que culmina con “La televisión” (Anagrama) —la novela más larga de Toussaint, y por tanto la mejor (original de 1997)—, los episodios del ciclo

al que pertenece “La verdad sobre Marie” comparten personajes —Marie y el narrador, una pareja que no acaba nunca de separarse—, aunque gracias a Dios (Toussaint) pueden leerse de forma independiente y en desorden (“aunque en orden siempre es mejor”). De un ciclo a otro, Toussaint se ha vuelto más grave, tal vez porque el amor, un amor moribundo pero persistente, ocupa el lugar del humor. Me pregunto hasta qué punto son compatibles el amor y el humor, o si por lo contrario el humor desaparece en la medida que el amor se muere. Pero son cosas mías. “A los actores más guapos no se les da bien la comedia. El humor no es muy compatible con el canon estético de la belleza, el amor… Está al margen de la norma. El humor siempre es un poco revolucionario, crítico, impertinente. Las dictaduras detestan el humor… El humor desequilibra y reorienta la mirada, eso es lo que siempre más me ha interesado. Siempre quise ser un formalista, conciliar el humor y la forma. Pero a partir de ‘Faire l’amour’ surgieron otras prioridades, una búsqueda más precisa de belleza y poesía. En un principio quise distanciarme, pero el humor ha ido resurgiendo. Los libros carentes de humor suelen ser bastante decepcionantes y es posible que el mío se haya refinado. Incluso Proust era un gran humorista. En cualquier caso está claro que estos últimos libros no podrían existir sin los primeros donde el humor era más evidente”. Exacto, su sentido del humor no ha desaparecido, sino que se ha refinado, todavía más; el humor en una pareja que está rompiendo siempre se convierte en algo más irónico, cínico e incluso cruel. Toussaint nunca deja de hacer gracia, y un formalista que roza lo sublime con

sentido del humor es casi una anomalía. Y también es raro que un tipo como él llegara a Minuit por azar: “Es cierto que cuando empecé con ‘El cuarto de baño’ (1985), donde lo banal y lo cotidiano conviven con las más altas preocupaciones, como el sentido de la vida o el destino profesional, di enseguida con algo original. Aunque es verdad que esta exigencia, esta búsqueda formal de hasta donde puede llegar la literatura encaja a la perfección con la filosofía de Minuit, entonces no era muy consciente del lado social de la literatura, no conocía demasiado y llegué ahí por casualidad. No soy un continuador homologado, aunque evidentemente me siento orgulloso de estar en la editorial que publicó a Beckett y a Robbe-Grillet”. Lo banal y lo sublime, una yuxtaposición que nos recuerda a Oriente, amén de que Japón y China están muy presentes en lo que provisionalmente llamamos la Trilogía de Marie: “Japón y luego China han ido ganando espacio en mi vida, porque mis libros son muy apreciados ahí, donde tienen un éxito tremendo. Creo que esa mezcla entre lo cotidiano y lo metafísico —me gusta la palabra infinitesimal, que es la última de ‘Faire l’amour’, porque indica lo más pequeño y al mismo tiempo contiene la noción de infinito— es algo que los orientales aprecian, comprenden y conocen muy bien. Es algo que está muy presente en la poesía y la pintura oriental, aunque al principio no conocía demasiado de todo esto. Ha sido una influencia creciente, pero más vital que intelectual. Simplemente me dejé guiar por el instinto, aunque al final he tenido que rendirme a la evidencia de que en otra vida fui japonés. Mi gusto por la comida japonesa, que es mi principal dieta en Bruselas, viene de ahí”.


082/083

libros

libros “El público” Bruno Galindo

“El sentido interrogativo” Padgett Powell

“El viajero sobre la tierra” Julien Green

lengua de trapo

alpha decay

Automática

Si tuviéramos que imaginar una biblioteca que resumiera estos tiempos de decadencia cultural y auge mercantil, posiblemente libros como “Las cosas”, de Georges Perec, o “El mapa y el territorio”, de Michel Houellebecq, ocuparían los primeros estantes. Al terminar “El público”, servidora no tiene la menor duda de que el debut narrativo de Bruno Galindo, periodista cultural conocido por sus poemarios y brillantes ensayos musicales, no desentonaría en una clasificación tan privilegiada. Pocos (muy pocos) autores pueden enorgullecerse de salir tan victoriosos tras desmontar ese “gran aparato industrial sin inocencia” en que se ha convertido la cultura de hoy. Bravo. Con definiciones así no es extraño pensar que estamos ante un devoto del lenguaje y la reflexión sociológica en estado puro que poco a poco se va desplegando como un amante de las estructuras y el juego literario vilamatiano (sí, los guiños a la obra del escritor y a la vanguardia experimental oulipista comandada por Queneau, Perec o François le Lyonnais son evidentes). En esta novela fragmentaria con aire de thriller, Galindo nos sumerge en los cenagosos mundos del marketing y el más infecto periodismo de lujo y tendencias para anunciarnos el fin de la cultura, el declive de las oportunidades y el fin del amor sin recurrir a la cursilería o la solemnidad. Sus punzantes reflexiones tienen la precisión aforística de un misil nuclear y una lucidez que desarma y ante la que sólo cabe subir los hombros, bajar la cabeza y asentir. Amén. Laura Gamundí

Padgett Powell escribe un libro que sólo contiene preguntas. ¿Tiene sentido a día de hoy (la edición original es de 2009) un experimento formal como el que nos ocupa? “Los ejercicios de estilo”, de Raymond Quéneau (1947) o los “Me acuerdo”, de Joe Brainard (1970) y Georges Perec (1978), entre otros muchos ejemplos, en los que el estilo o la estructura se convertían en el leit motiv de la obra, ya nos divirtieron lo suyo. A estas alturas de la película, la intención del autor no puede ser otra que entretener al lector. Él es el verdadero protagonista de “El sentido interrogativo” en cuanto a que es el único responsable de otorgar valor a estas preguntas con sus respuestas. Confiemos, como también lo hacen los editores de Alpha Decay y los que publiquen su libro en el resto del mundo, en la complicidad del receptor para soportar este tercer grado que abarca desde las cuestiones más nimias a las más trascendentales. Si uno se deja llevar por la propuesta de Powell puede acabar generando más preguntas, un libro de respuestas o reseñas donde sólo el estilo interrogativo sea el protagonista. El autor parece habérselo pasado de lo lindo: “¿Te apetece preguntarme algo? ¿Tienes curiosidad por saber qué voy a hacer con las respuestas que me has dado? ¿Crees que puedo confeccionar algún tipo de ‘perfil’ significativo sobre ti? (…) ¿Cómo te llamas? ¿Conoces a los druidas? (…) ¿Ha llegado la hora de que me vaya? ¿Ya hemos terminado? ¿Te lo has pasado igual de bien que yo?”. Pónganse a prueba. Álex Gil

He pecado. Se dice que Julien Green es uno de los grandes (la nota de Borges incluida en la solapa de esta edición así lo indica). Para mí, era más bien un gran secreto. Al menos, hasta que descubrí este pequeño libro, publicado por una pequeña y flamante editorial. A camino entre la novela de misterio y el relato epistolar, “El viajero sobre la tierra” se desarrolla bajo el velo de una intriga tamizada y de una trama que elude constantemente lo concreto. Un joven estudiante ha muerto. Lo único que queda para resolver, si realmente cometió suicidio, es el manuscrito del fallecido y las breves cartas de algunos testigos. El manuscrito, tremendamente sugerente, ocupa la primera parte del libro, como si se tratara de un breve relato fantasioso. La correspondencia llega al final, como una suerte de coda, de puntualización con todo el carácter de un giro. Green domina las fórmulas del diario y de la carta y, sobre todo, aprovecha las primeras personas para crear el juego de puntos de vista sobre el que se construye la intriga. Por su escritura y por su estructura, “El viajero sobre la tierra” es una obra que fluye con total libertad, sin ataduras de género o de convenciones artísticas. Green se muestra a la altura de otros maestros de la sugerencia, del misterio en fuera de campo, desde Nathaniel Hawthorne al Henry James de “Otra vuelta de tuerca”. Pues eso, uno de los grandes. Violeta Kovacsics

“Te elige” Miranda July

“La contabilidad privada de Christie Malry” B.S. Johnson

“En el patio” Malcom Braly

seix barral

LIBROS DEL SILENCIO

sajalín

Dicen que los géneros, en el arte, están para romperlos, para investigar con ellos, para destruirlos y empezar de nuevo. Miranda July es una de esas artistas que apuntan al corazón del lector con una pistola cargada de novedad, simpatía y buen gusto. La editorial Seix Barral nos trae su último proyecto “Te elige”, un divertido y emocionante libro en donde la mezcla de géneros es total. Aquí Miranda July nos presenta un libro que es realmente un documental: entrevistas, fotos, fragmentos que podrían recordar a los de un diario... las obsesiones de la escritora se mezclan con las de sus extraños entrevistados, entre todos ellos consigue crear un vínculo e incluso consigue que el lector llegue a imaginar sus voces, los olores que sus casas desprenden, los soidos de sus animales o incluso sus risas... como si de un documento audiovisual se tratara. El fondo de “Te elige” no es otro que un homenaje a las personas, una especie de investigación sobre cómo son las personas normales —o no tan normales— en donde uno llega a la conclusión de que efectivamente todos somos normales y ninguno lo somos, de que todos somos especiales y ninguno lo somos. Así Miranda July se acerca a unos ‘elegidos’ tras haber visto sus nombres entre los extraños anuncios clasificados que han dejado una revista. De este modo, July nos los acerca, nos los retrata, nos da cuenta de todo lo que les emociona, emocionándonos a nosotros al mismo tiempo, convirtiendo este libro, al fin y al cabo, en una sabia lección de humanidad. Luna Miguel

Hace poco leí un libro que decía algo así como que no puede haber nada más vulgar que un personaje inventado. El libro era formidable, pero no puedo estar más en desacuerdo con esa afirmación. En la madeja de una buena novela debe darse la confluencia de una trama y unos personajes hábilmente delineados, tan creíbles que podrían ser reales, o tan increíbles que sólo podrían ser ficción. Cuando la novela gira en torno a un personaje principal, lo principal es que su figura sea subyugadora. Llegados a este punto, Christie Malry aparecería erguido y orgulloso, con su aspecto variablemente imaginado, pero con un carácter bien descrito, más un plan perfectamente trazado, exhibiendo en cada línea del libro su naturaleza ficticia, dejando su coyuntura irreal a la vista de todos. “La contabilidad privada de Christie Malry” es una novela inusual e iconoclasta, que deconstruye las pautas habituales de la narración, y golpea una y otra vez la cuarta pared, reclamando la implicación del lector. En esta sátira se narra la historia de Christie Malry, un jovencito cuya mayor ambición es situarse cerca del dinero. Para ello, Christie aplica una particular estadística a sus relaciones laborales y personales, que resume periódicamente en balances donde acumula el “débito de agravios” y el “crédito de recompensas” que su vida le acarrea. Johnson no impuso barreras ni limites formales a su adentramiento en los pensamientos de un calculador resentido social. Por eso, tanto tiempo después, su texto nos llega igual de abrasivo que en el momento que lo escribió. Albert Fernández

Puede que no exista un perímetro más fértil para la generación de historias que una prisión. En la asfixia de la privación de libertad, entre el terror y la (des)esperanza de intramuros los relatos humanos brotan como microorganismos en una charca sometida día y noche a altas temperaturas. “En el patio”, que con su voluntad de ser honesta a la realidad de su marco, sin dejar por ello de elaborar una narrativa novelesca, reprende toda aproximación maniquea a la vida carcelaria que ha facturado con especial ahínco el cine, constituye un ejemplo excepcional. En la rutina de la prisión de San Quintín confluyen el funcionamiento de la institución y las almas de los funcionarios que lo hacen posible, el recuerdo de los pecados o los errores que han conducido hasta ahí a sus huéspedes y sus variadas técnicas de supervivencia, sean estas prácticas (la cárcel como un reino cruel y despiadado con unas leyes precisas para que a uno no le corten la cabeza) o, muy especialmente, mentales (el escapismo por la vía de los sueños y el autoengaño). Historias, historias, historias, que empiezan por unos apodos evocadores (El Flaco Higiénico, Gasolino, Hielo Willy) y en las que caben desde el que aspira a escapar en un globo auto confeccionado, se desdobla en un vampiro o se imagina al mando de un ejército de idiotas, hasta el que puede morir por culpa de unos tristes zapatos o un cartón de tabaco. Malcolm Braly, que pasó diecisiete años atrapado entre cemento y acero, entrecruza sinfónicamente sus días, retratando el infierno con la ternura que sólo puede transmitir aquel que lo sobrevivió. Antonio Lozano




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