Prólogo to se está culminando la formación inicial de los profesionales con objeto que el próximo mes de enero pueda empezarse a impartir en España el primer programa dirigido a personas cuyo delito sea de tipo económico. En él van incluidos todos los delitos que tienen algo que ver con corrupción. En los programas que estamos elaborando, procuramos que todos lleven un módulo que haga referencia a la justicia restaurativa. Tanto en el programa «Diversidad» para delitos de odio (SGIP, 2018), como para el programa de delitos económicos, la parte final de esos programas se va a tratar de reunir en torno a una mesa, siempre que eso sea posible, aconsejable y voluntario, a la persona victimaria, que causó el daño y a la víctima. Si es posible víctima directa, se haría así. Si no es posible con la víctima directa, lo haríamos con víctimas indirectas o subrogadas. El Derecho Penal no termina de arreglar, abordar todas las consecuencias que se producen ante un hecho delictivo y consideramos que es fundamental empezar a perfilar y a avanzar en esta línea que es la justicia restaurativa. La persona que comete el delito tiene que ser responsable de lo que ha hecho, ser consciente de ello y si es posible pedir disculpas a la víctima de los hechos causados y de reparar, de restaurar en sentido amplio, no solo económico. Es una línea en la cual se tiene que seguir incidiendo. Los avances son muy lentos, pero ya los vamos teniendo y con buen éxito. Esperamos que el año que comienza, sea el año que se consagren las actuaciones que tienen que ver con justicia restaurativa.
ESTRATEGIAS DE TRATAMIENTO Y REINSERCIÓN PENITENCIARIA Hay experiencias concretas que vienen ya realizándose desde hace años en el mundo penitenciario, que tienen que ver con el tratamiento y la reinserción, me refiero a los módulos de respeto (SGIP, 2011). Una iniciativa que ha sido y está siendo seguida por diferentes sistemas penitenciarios de otros países. En este momento en las prisiones de España, sobre un total de 47.600 personas, hay 17.000 internos e internas que conviven en módulos de respeto (SGIP, en prensa). Estamos también impulsando, en 5 prisiones, los llamados módulos mixtos, como forma de normalizar la vida en prisión de hombres y mujeres, pero, sobre todo, porque esa participación hombre-mujer en las actividades más normales de cada día, es lo mejor por lo que podemos apostar por unos y por otras para que cuando regresen a la sociedad en libertad, vean que se parece a la vida en prisión. Tenemos también las famosas UTES (SGIP, 2005), unidades terapéuticas, en las que en este momento hay 2.500 internos e internas. En esas unidades se aborda todo lo que tiene que ver con las adicciones. Una de las inquietudes más reclamadas, más apreciadas y demandadas por las personas privadas de libertad, es el poder ofrecerles un trabajo retribuido dentro de prisión. Es importante que se conozca que, en este momento, y a pesar de la crisis económica que también afecta dentro de la prisión, somos capaces de tener cada mes, y ofrecer un salario, a 12.500 internos e internas. La nómina mensual que recibe ese número de personas está oscilando entre los 3,5 y 4 millones de euros cada mes.
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