CONCLUSIONES.
G. Ferry Cap. “El trayecto de la formación”. Los enseñantes entre la teoría y la práctica.
Capítulo II. La tarea de formarse. El concepto de formarse es un trabajo sobre sí mismo, realizada a través de medios que se ofrecen o que uno mismo se procura. Cada ser se va formando en todos los niveles de responsabilidad que cada uno posee. Esperamos resultados de la formación, entre ellas destaca: el dominio de las acciones y por supuesto las situaciones nuevas; el cambio tanto social como personal, la comunicación y la cooperación entre todos los seres humanos, en fin, se espera la formación a una “vida verdadera”. No se puede decir que es fácil, pero si se puede lograr, siempre y cuando uno lo desee, se esfuerce por hacerlo, si en verdad reflexionamos sobre nosotros mismos, sobre los sucesos que se vayan dando y por lo tanto sobre las ideas que vayan fluyendo. Existen 3 tipos de formaciones, las cuales son: a) Formación doble.- ésta se da más por lo científico, literario o artístico, una formación profesional que puede llegar a ser pedagógica. b) Formación profesional.- se ve más el acto de la enseñanza, que aparece como un acto banal. c) Formación de formadores.- se refiere principalmente a las personas que se están formando con un cierto objetivo. Para concluir, la formación se entiende como un proceso de desarrollo individual tendiente a adquirir o perfeccionar las capacidades-de sentir, actuar, imaginar, comprender, aprender, utilizar el cuerpo, entre otras- que cada uno posee. El formarse, creo yo, conlleva a varios trámites, es decir, hacer o más bien esforzarse por nuestro objetivo, ya dependiendo de lo que uno desea, por supuesto gracias a la formación en un futuro llegaremos a ser grandes formadores.
Jiménez Lozano. “Aprendices de maestros”. La construcción del sí.
Como ya se ha mencionado antes, la gran pregunta es: ¿cómo se aprende a ser maestro? La respuesta por supuesto, no es tan fácil pero tampoco es tan difícil. El ser maestro es entregarse por completo, el saber las bases y condiciones para llegar a serlo, se toman varios papeles-no sólo el del maestro-, no es cosa de tener los conocimientos básicos, sino que es más allá de ello. Para empezar, debemos de tener en mente de que ser maestro no solamente decirlo, sino hacerlo y llevarlo a cabo; elegir ésta profesión es una decisión sumamente importante porque aparte de darle conocimiento a los niños, también se debe influenciar en ellos para que en un futuro hagan lo que se les enseñó dentro de la institución. Tener un control sobre ellos es un gran reto porque nunca se sabe (en un principio) como son los niños, cómo reaccionan-sabiendo que cada uno es diferente en todos los aspectos-logrando así los propósitos que se plantea el futuro docente. No sólo se trata de que aprendan de uno,
sino también aprender de ellos para así fortalecernos y llevar a cabo esas experiencias vividas. Como todo en la vida, deben existir las motivaciones para hacer lo que se desea, y por otro lado se debe tener vocación, nuestro autor la define con exactitud: <es una profesión bonita, no sólo te dedicas a trasmitir conocimientos, sino a servir a los demás>; es cierto porque a la persona que en verdad le gusta su profesión no tendrá complicaciones para lograrlo, no pone pretextos en los trabajos a realizar, al contrario de una persona que sólo lo hace por quedar bien con alguien, no podrá impartir sus conocimientos a las futuras generaciones. El ser maestro no es sólo formarse con uno mismo, sino el formarse con otros profesores que de igual manera esperan aprender cada vez más para tener un buen perfil como docentes profesionales. Por último-como ya se dijo-ser maestro es una gran responsabilidad que debemos asumir, por el bien de cada uno de nosotros y de los niños que esperan con ansia aprender, no se debe tomar la profesión solo porque sí, sino que realmente sentir esa conexión, sentir la vibra para hacerlo, en pocas palabras aprender y tener la vocación para ser maestros…