Ensayo de la unidad

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Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”

Tema: “Desmotivación del profesorado”. Ensayo: “¿Por qué se desmotiva un maestro?” Alumna: María Goretti Jiménez López. Licenciatura: Educación Preescolar. 1er Semestre.

Materia: El Sujeto y su Formación Profesional como Docente. Maestra: Aneli

Galván Cabral.

Fecha de entrega: 12 de diciembre de 2014.


“Desmotivación del profesorado”. “Las palabras desmotivación, desmoralización, desilusión surgen inmediatamente cuando alguien conversa con un grupo de docentes”.

Introducción. Para comenzar, el elegir el tema me fue algo complicado, realmente todo lo abordado es importante ya que se nos habla de la pura realidad, nos dan un panorama claro de lo que tenemos que vivir para llegar a un nivel merecedor, lo que debemos forjar en su momento, el formarse para cumplir con éste gran reto y tener la verdadera vocación para ser un docente de calidad y con una grandiosa ética, que lamentablemente, es irreconocible. La verdadera pregunta es, pues, ¿Por qué se desmotiva un maestro?, ¿qué es lo que sucede en su trayecto de formación para que abandone su profesión como futuro docente? Me interesa, más que nada, ahondar más en el tema, tener en cuenta los problemas y retos por los que pasamos, o vamos a pasar, pero lo más importante, reconocer que un maestro es irremplazable valorando así, el trabajo que con tanto esfuerzo hace por cada uno de nosotros. Teniendo así como propósito el reconocimiento de las problemáticas que sufre un maestro durante su formación o ya estando en ella. Desarrollo. Hablar de la desmotivación del profesorado es más difícil de lo que parece, habiendo tantas razones por la cual un docente no siente ese mismo entusiasmo por continuar con su profesión, entre ellas podemos destacar: inconformidad en cuanto al sueldo; falta de servicios, de apoyo y de una inspección escolar; incomprensión de sistemas educativos; formación inicial escasa; dificultades para relacionarse con los padres de familia; excesivo trabajo administrativo; falta de interés de parte de alumnos y padres de familia, y la falta de incentivos a maestros destacados. A pesar de todo esto, todavía se preguntan: ¿De qué se quejan los maestros? ¿Qué reclaman? ¿Por qué hacen tantas marchas? Creen que el tener una profesión como ésta no lleva varios compromisos, que es muy fácil, que con tan sólo decir: “Quiero ser maestro/a” tienen la vida resuelta, que lo único que hacemos es “cuidar a sus hijos”, que nosotros debemos implementarles los valores que


deben de venir desde casa, en fin, una gama de problemas por las que tiene que pasar un maestro. Es increíble ver cómo es que un trabajo tan bueno, pueda ser muy mal pagado, que a pesar de todo lo que se hace por los alumnos, no se reconozca ni en lo más mínimo, que las horas extras no se valoren ni mucho menos sean enriquecedoras para la gente ignorante. No es justo que una persona que “trabaja mucho” tenga un mejor sueldo que aquellos que realmente están aportando algo de ellos a la comunidad entera, y por si fuera poco, se les prohíbe que se levanten en armas, porque he de ahí las consecuencias de querer tener un sueldo justo y merecedor. No podemos decir que todos los maestros son buenos en su área, pero, aunque no lo parezca, existen docentes de calidad, con buenos conocimientos que pueden dar a las futuras generaciones; por tal caso, es cuando se da la falta de incentivos para maestros destacados, no reconocen el trabajo de alguien, no se les da mínimo un papel que se tenga que enmarcar, en pocas palabras, es menospreciado el trabajo y el esfuerzo que desempeña un verdadero profesor. “A todos lo mismo y en la misma cantidad” (Torres, 2009), es un pequeño lema que se ha incrementado en la sociedad, lamentablemente, si se practica, o peor, a los que realmente lo merecen es a los que menos se les da. El que no se cuente con los servicios necesarios, no se apoye lo suficiente al docente o no exista una inspección escolar, son causas de la desmotivación, porque si no contamos con todo esto, ¿cómo puede trabajar el maestro?, ¿cómo esperamos que se den los conocimientos necesarios si no ponemos de nuestra parte? Es ahí cuando debemos valorar aún más lo que se nos está brindando, y como se dijo anteriormente, es mal pagado, pero aun así lo realizan sin excepción alguna. Así mismo, la incomprensión por parte de los sistemas educativos también influye mucho en ésta situación, y, desde mi punto de vista, si éste no apoya, ¿Qué podemos esperar de los demás? ¿A quién debemos recurrir cuando se nos presenta un problema mayor si no somos reconocidos como tales? A final de cuentas, el maestro tiene que salir adelante con su grupo, a pesar de todo lo que suscite en el transcurso del día, del mes, del año, tomando como referencia que no se le dan los recursos necesarios para lograr que sus alumnos sean de calidad, sino que él mismo tiene que buscar la forma de que sea así. Como podemos ver, el excesivo trabajo administrativo es aquel en el que se “exige al alumnado que se esfuerce en recordar nombres, fechas, fórmulas, conceptos y teorías,


más que tratar de lograr su comprensión, análisis, juicio crítico, aplicabilidad, inferencias, sus conexiones con otros conocimientos ya aprendidos” (Torres, 2009). Nos podemos dar cuenta de que ahora no es tanto que el alumno comprenda el tema, que lo razone, que pueda dar su opinión sobre ello, sino que se grabe lo básico, que simplemente tenga en cuenta los personajes, los años y los conceptos clave, claro, sin investigarlos. Dejando de lado el incumplimiento de los sistemas educativos, otra cuestión que debe resaltarse es la formación inicial escasa, refiriéndonos a que si el alumno no posee los conocimientos previos, entonces le toca al profesor todo el trabajo, formarlos desde cero dándoles esa iniciativa por hacer lo que deben de hacer, para que así no sea escasa la formación, sino que sea rica en todos los sentidos. “Es preciso ser conscientes de que el profesorado tiene que desempeñar un importante papel como promotor del amor a la cultura entre las nuevas generaciones. Es sabido que quien más conocimientos posee es quien mejor divulga y transmite la pasión por la cultura” (Torres, 2009). En pocas palabras, es el profesor el que se encarga de que los alumnos amen el saber, pero sobre todo, que no lo dejen para ellos mismos, sino que lo divulguen a los demás para que al menos alguien reconozca ese conocimiento del que ha sido acreedor. Algo que es muy común en la desmotivación del profesorado es la falta de interés de parte de los alumnos y los padres de familia, así como las dificultades que existen para comunicarse con ambos actores. Si el alumno no está interesado en aprender, entonces, el trabajo se volverá más pesado ya que se tiene que empezar completamente desde cero, es decir, antes de enseñar tiene que provocarse ese interés por estar en la escuela, por aprender del maestro, de sus compañeros y de él mismo. Claro está que si se es un buen maestro, el alumno lo recordará toda su vida y agradecerá por todo lo que se hizo para que fuese una persona competente así como los que lo formaron en su momento. Otro punto destacable es el desinterés por parte de los padres, si vemos que un estudiante es muy bueno pero no es apoyado, entonces el problema radica desde el hogar, para tal caso, ¿Qué se debe hacer? Pienso que lo importante es que el aprendiz esté realmente interesado ya que sólo así se podrá convencer al padre/madre de que apoye a su hijo/a, que esté de acuerdo con que se le den las pautas para tener una buena calidad educativa, que se le enseñe a ser competente, de no ser así ¿Qué hará el resto de su vida? ¿Será un ignorante que tuvo la oportunidad de cambiar eso?, claro que no, para eso están los maestros, para sacar adelante a esas futuras generaciones que prácticamente dependemos de ellas.


Por último, para que exista un apoyo por parte de todos, antes que nada debe de haber comunicación, relación entre todos los actores que son partícipes de la educación que se imparte, por ejemplo, relación maestro-alumno, maestro-padre de familia, alumnoalumno, en fin, una gama de relaciones que hacen posible el trayecto de formación continua. Dadas las relaciones mencionadas, podemos decir que gracias a éstas se puede dar una educación buena, creando alumnos competentes, con valores, en especial con una gran ética, logrando así que tanto maestro como alumno sean personas de calidad que se van formando día con día. Conclusión. Para concluir, no me queda más que responder a aquellas dudas que tenía desde un principio, y, como pude ver, son muchas las causas del porqué un maestro se desmotiva, deja de hacer lo que le gusta, lo que lo impulsa a ser una mejor persona. Para ello, existen las soluciones, tal vez no muy enriquecedoras, pero nos ayudan a no dejar la profesión por la cual nos hemos formado toda la vida, por la que tenemos una verdadera vocación y que gracias a ésta estamos conformes con lo que hacemos, a pesar de todos los problemas por los que se va a pasar, o se está pasando. Así pues, nos damos cuenta de que la desmotivación del profesorado se puede dar en cualquier momento, así sea de un segundo a otro, lo importante es dejarla de lado, no permitir que algo tan común nos aleje de lo que realmente amamos.

Bibliografía. Torres Santomé, Jurjo, “La desmotivación del profesorado”, Ediciones Morata, S. L., Madrid, 2009, p.p. 32-118.


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