El Oficio de Masón

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EL OFICIO DE MASÓN Marino Pizarro Pizarro

Ediciones de la GRAN LOGIA DE CHILE



Iniciase la formación masónica del Venerable Hermano Marino Pizarra Pizarra en la Resp:. Log:. "Superación" N° 21 del Valle de Santiago, el 21 de noviembre de 1949, taller en el que recibe los tres grados simbólicos y en el que ha permanecido por espacio de 45 años. En su Logia madre ha desempeñado diversos cargos de la Oficialidad: Bibliotecario, Vigilante, Orador y Venerable Maestro en 1965-1966, cargo en el que fue reelegido por dos períodos sucesivos y nuevamente en el período 1973-1975. Especial preocupación tuvo durante sus Venerablías por las actividades de docencia masónica, innovando en su metodología a fin de acrecentar en los Hermanos, el interés por los estudios de la filosofía, rituales y símbolos masónicos. La estructura logial fue robustecida con sus iniciativas que posibilitaron la creación de comisiones de Docencia, Administración y de Acción Masónica. También por su espíritu organizativo se conformó el Consejo Asesor que integraron los ex Venerables Maestros de la Logia. En retribución a su abnegado trabajo, la Resp:. Log:. "Superación" N° 21, le concede en 1981 la calidad de Miembro Honorario del Taller. Es, además, miembro de la Resp:. Log:. "Pentalpha" N° 119 y fundador de la Resp:. Log:. "Moisés Mussa Battal" N° 154 y miembro Honorario de varios otros Talleres de Obediencia. Durante 1968 se incorpora como miembro del Consejo de la Gran Logia de Chile por expreso llamado del Gran Maestro I:. H:. Sótero del Río Gundián. Posteriormente, en 1971, es reelegido Consejero por el período 1971-1974. Como integrante del Consejo se distingue en el cumplimiento de diversas funciones asignadas por el Gran Maestro y por acuerdos del Consejo, participando en diferentes comisiones de estudios, presentando los informes correspondientes al Gobierno Superior de la Orden. En la Asamblea Solsticial de la Gran Logia de Chile, de junio de 1974 es elegido Segundo Gran Vigilante y cumple un destacado cometido en la organización de las Jomadas de Docencia y Cámaras en Conjunto de ios tres grados simbólicos, elaborado para el efecto programas y manuales de instrucción. Reelegido en 1978 Segundo Gran Vigilante, continúa su labor docente y en 1981 es designado Primer Gran Vigilante por el período 1981 a 1986. En septiembre de 1982 por Decreto del Gran Maestro I:. H:. Oscar Pereira Henríquez asume el cargo de Presidente de la Comisión de Educación de la Gran Logia, función desde la cual ha orientado desde entonces el quehacer de la docencia masónica de nuestra Augusta Orden. Nuevamente es designado Primer Gran Vigilante en el período 1986 a 1990. Afianza su ideario docente en un valioso trabajo que se traduce en normativas y orientaciones de alto contenido pedagógico destinadas a fortalecer la educación iniciática en todos los grados simbólicos. En la Asamblea solsticial de la Gran Logia de Chile, celebrada en junio de 1990 es elegido el primero entre sus iguales, para dirigir los destinos de la Masonería chilena desde el sitial de los Grandes Maestros.

"En mi lejana provincia, verde y frutal, árida y mineral, de nieve y ríos, oro y leche de cabras, de hombres trashumantes como rebaños y mujeres fuertes y generosas como sus montañas, una escuela rural me entregó el asombro del silabario y un liceo cordial y severo me (sigue en solapa 2)


EL OFICIO DE MASÓN

Ediciones de la GRAN LOGIA DE CHILE


Mañno Pizarra Pizarro

Gr a n Ma e s t r o


P6^o

EL OFICIO DE MASÓN Marino Pizarro Pizarro

Revitalización, Modernidad, Trascendencia

Santiago de Chile 1994

04893


© Ma r in o Piz a r r o Piz a r r o ,

1994

Inscripción N" 89.653

Texto compuesto con matrices Linotron Baskerville. 10/12 I.S.B.N 277-004-4 Se terminó de imprimir esta PRIMERA EDICIÓN en los talleres de Ed it o r ia l Un iv e r s it a r ia , S.A. San Francisco 454, Santiago de Chile en el mes de marzo de 1994

Edición de 1.000 ejemplares po r t a d a :

Guillermo Abarca Girard DEPARTAMENTO DE PUBLICACIONES

Alfredo Valdés Loma DIRECTOR

Ricardo Zúñiga Quezada Jorge Carvajal Muñoz Eduardo Muñoz Valdivieso Orlando Guerrero Delgado Claro Sanhueza Peña y Lillo Juan Dixon Worttmann

Eugenio García-Díaz SECRETARIO COORDINADOR

Oficinas Dr. Sótero del Río 326 - Depto. 1407 Teléfono 6966915 - Casilla 9511 SANTIAGO-CHILE

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE


INDICE

Una vocación para el oficio verdadero

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EN EL INICIO DE LA GRAN MAESTRÍA

Asunción al cargo de Gran Maestro

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Cultivando el espíritu, la responsabilidad y la paz

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VISIÓN HISTÓRICA

La Francmasonería en Chile - Orígenes y rasgos históricos de la Francmasonería

27

80 años de la Respetable Logia Cóndor Na 9

89

120 años de la Respetable Logia Verdad Ns 10

45

100 años de la Respetable Logia Cruz del Sur NB 16

49

95 años de la Respetable Logia Francisco Bilbao Ns 23

55

TENIDAS EN CONJUNTO

Fiesta del Aprendiz

63

Fiesta del Compañero

67

Fiesta del Maestro

71

Cámara en Conjunto de Primer Grado

75

Cámara en Conjunto de Segundo Grado

79

Cámara en Conjunto de Tercer Grado

79


Tenida de Confraternidad en Homenaje a la Indepen dencia del Perú en la Respetable Logia Juan Noé Crevani Ne 159. Valle de Arica

87

Tenida Solemne de Primer Grado en la jurisdicción de Antofagasta

93

Tenida Solemne de Primer Grado en la jurisdicción de La Serena 103 Tenida Solemne de Primer Grado en la jurisdicción de Valparaíso 111

Tenida Solemne de Primer Grado en la jurisdicción de Concepción 119 Tenida Solemne de Primer Grado en la jurisdicción de Temuco 133 EL ACONTECER EN LA GRAN LOGIA DE CHILE

Cámaras de Verano 1991

143

Reunión Blanca en Homenaje a las Damas de la Fraterni dad 147 Francisco Cargill Strachan, Soberano Gran Comendador

151 Ceremonia de Homenaje al V:. H:. Salvador Allende Gossens 157

Oración Fúnebre por el Ex Gran Maestro V:. H:. René García Valenzuela 161

Premio “Alfonso Sanhueza Diard” a Emilio Schoenberr Siebert 165

Agradecimiento por la condecoración otorgada por la Respetable Logia Aurora N2 6 de Valparaíso 169 Tenida Solemne de Homenaje a los Soberanos Grandes Comendadores de América 175


LA PALABRA AL ENCUENTRO DE LA COMUNIDAD,

SUS HOMBRES, SUS INSTITUCIONES

Discurso en la Cámara de Diputados

187

Discurso en el Senado de la República

193

Discurso en la Comida ofrecida por el Presidente de la Cámara de Diputados señor Jorge Molina V. en los come dores del Congreso Nacional 199 Almuerzo en Honor del señor Presidente de la Honora ble Cámara de Diputados y Honorables señoras y señores Diputados, en el Club de la República 205 Homenaje al señor Diputado José Antonio Viera-Gallo, ex Presidente de la Cámara de Diputados, en el Club de la República 209

Día de la Integración Americana

215

Sesquicentenario de la Universidad de Chile

219

La Gran Logia de Chile al Instituto Nacional en sus ciento ochenta años 233

Homenaje de la Gran Logia de Chile a la Biblioteca Nacional 237 Homenaje del Cuerpo de Bomberos de Santiago a la Gran Logia de Chile 243

Colegio J.B. Etchegoyen deTalcahuano. Colocación de la primera piedra 247 Colegio J.B. Etchegoyen de Talcahuano. Inauguración del nuevo edificio 253

Ceremonia de otorgación de becas a estudiantes de la Universidad La República 259



Una vocación para el oficio verdadero

Durante 132 años hemos consolidado, esforzadamente, una institu ción para la patria, un lugar para la reflexión serena, desapasiona da, objetiva. Encontramos en la razón el numen de su naturaleza y la consistencia de sus principios, y creemos que dentro del respeto que nos merece toda forma de pensar, toda visión de la creencia, el examen plural de las cuestiones que son propias del hombre, debe ser el camino que conduzca a la expresión decantada de la fraterni dad humana. El simbolismo, que caracteriza nuestro método de superación espiritual, extraído de la disciplina de los constructores de catedra les del Medioevo, nos garantiza que nada de las pasiones que agitan el espíritu de cada época, interfiere en nuestro aprendizaje iniciático, en esta maravillosa analogía de ser los masones de hoy, inspira dores del destino humano. Desde esta trascendente perspectiva consideramos al hombre un factor de permanente perfeccionamiento, como la unidad esencial para consolidar una sociedad integrada en definidos propósitos de paz, de justicia, de libertad y de verdadero amor a sus semejantes. A través de este quehacer de afirmación institucional, de perma nencia y de enraizamiento en la sociedad chilena, de haber defen dido con entereza y vigor la libertad de conciencia, numerosas y preclaras personalidades de la vida nacional asumieron la dirección superior de la Francmasonería de nuestro país. Hoy nuestra Augusta Orden se encuentra en un franco proceso de revitalización, modernidad y trascendencia, conceptos que con toda propiedad ha acuñado nuestro actual Gran Maestro, Venera ble Hermano Marino Pizarro Pizarro, quien con su experiencia de educador y académico, de su acendrado masonismo, fortalecido por cuarenta y cinco años de actividad iniciática, ha conducido a la Francmasonería chilena por un camino de abierta convivencia con la comunidad nacional. La revitalización la concibe nuestro Gran Maestro como el “sen tir que se renuevan los propósitos universales de la Institución, que 11


los principios reverdecen y que el mundo en sí es una posibilidad cierta para que la Francmasonería abra un camino de verdadera superación espiritual para el hombre de hoy, asediado por fanatis mos y extremismos ideológicos”. El crédito de modernidad se asocia estrechamente a un cambio de mentalidad en el masón para sentir que hay que vivir en plenitud esta realidad contemporánea. También la modernidad se expresa, en la infraesü'uctura institucional, en la utilización de la tecnología en el mejoramiento de las funciones directivas, administrativas, de relaciones públicas, de extensión, de preparación del personal y en la adquisición y puesta en marcha de modernos equipos computacionales, de comunicaciones y de reproducción gráfica. Respecto de la trascendencia, señala el Gran Maestro: “trascen dencia que compromete a todos en globalidad. A cada masón en particular lo compromete hasta en la más mínima actitud intra y extramural, en la convivencia ciudadana, en esa caracterización que se intuye por su comportamiento, que se manifiesta en una actitud recta, tolerante y generosa”. La singular capacidad de convocatoria de nuestro Gran Maestro ha hecho posible que en este tiempo de recreación de las ideas sociales, políticas, económicas y culturales, surja desde el interior de nuestros Templos con toda su potencialidad el pensamiento masó nico, enriquecido por un humanismo integral, para entregar a la sociedad su palabra visionaria y postular su preocupación por el hombre como el objetivo medular de toda acción social. En el transcurso de su exitoso mandato, nuestro Gran Maestro ha tenido oportunidad de expresar en nuestros Templos, en nume rosas ocasiones, su pensamiento frente al trabajo de las Logias, de los Hermanos y de los diversos organismos que integran nuestra Augusta Orden. Asimismo, se ha escuchado su voz en importantes tribunas, como el Senado de la República, la Cámara de Diputados, Academias, Institutos, Universidades. Numerosas son las entrevistas concedidas a distintos medios de comunicación: diarios, revistas, radioemisoras, canales de televisión. Su presencia en significativos acontecimientos, de la vida nacio nal, sus visitas a los Poderes del Estado, ha reafirmado el importante papel que siempre ha tenido la Francmasonería chilena en el desarrollo del país, especialmente, en el ámbito de las ideas, de la 12


exaltación de la moral y del libre albedrío de la persona humana en los dominios de la conciencia. No ha sido fácil compendiar las ideas que reflejan la versación de nuestro Venerable Hermano Marino Pizarro Pizarro. Por otra par te, era necesario realizar una selección de sus discursos, conferen cias y alocuciones para hacer posible este libro que hoy se presenta a la Hermandad. Al asumir la Gran Maestría, elegido en la Asamblea Solsticial del 24 de junio de 1990, expresó: “Al plantear la postulación a la Gran Maestría dije que anhelaba para nuestra Institución un urgente im pulso de revitalización a través de la unidad, la fraternidad, la cul tura y la modernización. Y reiteré que anhelaba esa revitalización para hacer más dinámica la fuerza interior de nuestros Templos; más viva la trascendencia de nuestra acción hacia la comunidad; más agresiva la forma de encarar la multiplicidad de problemas que nos corresponde como miembros pensantes de una sociedad reno vada; más constancia y decisión en las horas destinadas a este oficio de masón, que hemos asumido para darle estatura a los cimientos de nuestra Institución y no para su obsolescencia o estatismo”. En todo este tiempo de su conducción, el Gran Maestro ha dado con su ejemplo, dignidad a lo que él llama “el oficio de masón”. A los meses de su labor, señaló: “He aceptado una tarea apasionante y compleja que mis Hermanos pensaron que podía cumplir. Eso me dio un cierto coraje. Un sentido del sacrificio, un sentimiento del honor y la responsabilidad moral que no pude eludir y que he asumido con decisión”. En la misma oportunidad, con claridad manifestó el Gran Maes tro sus propósitos, expresando: “Quiero hacer con ustedes una Gran Logia que se empine a la estatura de la modernidad y de la historia. Una Gran Logia que imite la más pura lección de sus Grandes Maestros, un Gran Logia hecha de luz nacida del diario afán de todos, de la sabiduría y el corazón de ustedes”. Intenso ha sido el trabajo del Gran Maestro. Se multiplicaron las visitas a los valles, el Consejo de la Gran Logia sesionó en pleno en distintas jurisdicciones, se acentuó la presencia del Gobierno Supe rior en ceremonias programadas por los Talleres de la Obediencia. En estas ocasiones el Venerable Hermano Marino Pizarro Pizarro ha puesto énfasis en la necesidad de intensificar la docencia masó

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nica, manifestando: “El simbolismo, la historia, el ritual, la filosofía son las fuerzas fundamentales que mueven toda la acción progra mática, impresas en cada instante de la vida interior del Templo y de la Cámara”. En cuanto al quehacer extramural ha precisado: “Necesitamos solicitar de ustedes, hermanos todos, un proyecto de desarrollo que demuestre la capacidad de enfrentar con éxito las actividades que pueden ser puestas en práctica en provecho de esta idea de expan sión comunitaria. Se trata, en otras palabras, de realizar un diagnós tico de la realidad de la comuna, de la provincia o de la región y estudiar la posibilidad, sobre esa base, de bosquejar el programa que seamos capaces de llevar a cabo con los hermanos que tenemos en las respectivas logias y que digan relación con las necesidades del programa que la autoridad u organismos de la comunidad haya establecido. De esta conjunción de ideas entre Logias y comunidad deberá desprenderse la efectividad del trabajo colectivo en benefi cio de todos. De esta solidaridad de acción deberá, asimismo, revelarse la presencia del actuar masónico y recuperar el respeto de los demás por la institución a la cual pertenecemos”. La lectura de esta obra entregará todos los elementos de juicio para aquilatar la personalidad del Gran Maestro y los cambios producidos al interior de nuestra Augusta Orden, originados en la dinámica de su praxis sustentada en las expresiones de revitaliza ción, modernidad, trascendencia, avalada por un espíritu siempre dispuesto a acometer empresas dignas de nuestra estirpe masónica. Libro pictórico de ideas, proposiciones, desafíos, con sugeren cias estimulantes, innovadoras, constructivas, imposibles de desoír, son el trasunto de una experiencia masónica vivida y denotan la consistencia de una vocación para el oficio verdadero. Al cerrar este prólogo lo hacemos con estas palabras decidoras del Gran Maestro: “En el mundo de hoy, la Francmasonería consti tuye la opción ética, la opción moral laica, que ofrece una alterna tiva a la sociedad. Ella es, en esencia un poder moral capaz de contribuir a la mejor convivencia de la humanidad de hoy, realizan do un efectivo aporte para estrechar los lazos de una fraternidad real, sin exclusiones”. Eu g e n io Ga r g ía -Día z

Valle de Santiago, 31 de enero de 1994, e:.y 14


EN EL INICIO DE LA GRAN MAESTRÍA



Asunción al cargo de Gran Maestro

Ilustres y Venerables Ex Grandes Maestros, Ilustre y Poderoso Sobe rano Gran Comendador, Respetables e Ilustres Hermanos del Oriente, Venerables Hermanos. Con la certeza de que me acerco al más alto sitial de la Francma sonería Chilena y consciente de este honor, agradezco emocionado este momento, tal vez el más importante de toda mi dilatada vida. No tengo otro mérito que creer en la dignidad del oficio de masón y en la fe y el amor que me alentaron para hacer la tarea de cuarenta años de pertenencia a esta noble institución. Muchos de ustedes me dieron fe. Desde mi querida Logia Superación N° 21, los Talleres de mi lejana provincia del norte, las Respetables Logias que me aceptaron entre sus miembros y mi detenida responsabilidad en el Gobierno Superior Simbólico. Por todo eso, a todos, mi gratitud más sentida. A todos los que, con disciplina inexcusable, respetan la fidelidad de los principios y la verdad de la doctrina. A todos los que creen, con sabiduría de madurado hacer, en la innegable fuerza espiritual y moral de nuestra Orden. A todos los hacedores reales de pensamiento, de fraternidad, de credo y tolerancia. A todos mis queridos hermanos, porque seré el Gran Maestro de todos, sin exclusión y sin devaneos. Al plantear la postulación a la Gran Maestría dije que anhelaba para nuestra Institución un urgente impulso de revitalización a través de la unidad, la fraternidad, la cultura y la modernización. Y reiteré que anhelaba esa revitalización para hacer más dinámica la fuerza interior de nuestros templos; más viva la trascendencia de nuestra acción hacia la comunidad; más agresiva la forma de enca rar la multiplicidad de problemas que nos corresponde como miembros pensantes de una sociedad renovada; más constancia y decisión en las horas destinadas a este oficio de masón, que hemos asumido para darle estatura a los cimientos de nuestra Institución y no para su obsolescencia o estatismo. Digo ahora que estoy seguro de que seremos capaces, con la

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colaboración de todos, sin distinción, de enfrentar el futuro con verdadera dedicación al trabajo por medio de una integración unitaria en la fraternidad y de una renovación y modernización acordes con los avances del mundo actual y por venir. Y ésta, nuestra Institución, debe ejercer su magisterio espiritual y moral respecto a la sociedad así como su misión universalista, filosófica e iniciática. Alejada de las controversias ideológicas, sin titubeos ni transacciones, sin claudicaciones ni lenidades, lealmen te luchadora por sus principios y doctrina. Y si hay quienes piensan que ha descuidado los valores, siempre queda, por fortuna al alcan ce de todos nosotros, la facultad de ponerse a pensar y a trabajar. Siento con profunda convicción los principios e ideales de la Francmasonería y, por lo tanto, es mi decidido propósito defender y cautelar la identidad de la Institución, tanto en el orden interno como externo. Tengo plena conciencia de que asumo la responsabilidad de Gran Maestro con el convencimiento de que presidiré, con la sabiduría de mis hermanos, el más grande poder moral y fraternal, que nos une y dignifica para la consecución del bien común. Pero nada de esto podremos alcanzar si no revivimos la vocación del oficio de masón. El oficio en la vida del hombre —dulce y agraz ejercicio— no se acaba sino al final de su incesante quehacer, porque la vida se hace hacia adelante y nuestro espíritu está siempre en el futuro. Por eso, el hombre masón hace de esta Institución un lugar en donde no sólo se hable de la vida masónica sino se viva en una convivencia humana real que sirva para que se realicen cada noche y cada día los valores vitales plenos, tan sepultados a lo largo de la patria, y para que, con formas de vida auténticamente demo cráticas, se cumpla la gran misión de la Francmasonería. El porvenir de nuestra sociedad es la madurez, el desarrollo, el cambio. El masón que nuestra Institución tiene que formar es el hombre del desarrollo humanizado y del cambio al porvenir. La responsabili dad, pues, de nuestra Orden es la de capacitar a cada uno para la más plena expresión de su personalidad y de su libertad v para la participación más eficaz en las decisiones de la vida. Seria responsa bilidad es, pues, mis respetables hermanos, el oficio de masón. Todos hemos comprendido a lo largo de los años vividos en la Francmasonería que este oficio es una faena de difícil trabajo y que

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hay que empaparla de heroísmo, de amor, de humildad, de liber tad, de dignidad, de acción. Es un oficio de labor incesante, de desbastamiento interminable de la piedra bruta. Es un oficio de masón que nunca acaba de agotar. Es un oficio, al fin, el más alto de los oficios, que representa la mayor fuerza moral y la más elevada altura del pensamiento y de la acción del hombre. Que esta vocación del oficio nos dé la fuerza necesaria para poder cumplir con la revitalización, renovación y trascendencia de la francmasonería chilena y la unidad e integración de los masones todos. Asamblea Solsticial, 24 de junio de 1990, e:.v:.



Cultivando el espíritu, la responsabilidad y la paz

Venerables hermanos: He aceptado una tarea apasionante y compleja que mis hermanos pensaron que podía cumplir. Eso me dio un cierto coraje, un sentido del sacrificio, un sentimiento del honor y de la responsabilidad moral que no pude eludir y que he asumido con decisión. Y estoy aquí en este Gran Templo de la Masonería Chilena con todos mis hermanos mayores en el amor al saber, al trabajo y a la solidaridad. Ajenos al individualismo y a la pusilanimidad y atentos sólo al quehacer inacabado y al convivir fraterno. Con todos se construye la justicia, la libertad y la tolerancia. Con todos se edifica la caridad, la dolida esperanza, la paz. No quiero aquí adentro a los agoreros del pesimismo y de la discordia. Anhelo un hogar de alto y supremo destino espiritual y moral. Y éste es de todos y no de algunos y no debe dolerse por voz mezquina o aserción errada. Somos los hombres de la revitalización y la unidad, los hombres de la renovación y de la fe, los hombres del oficio verdadero y de la buena voluntad. Quiero compartir con todos esta elevada dirigen cia y a todos pido un trozo de sus vidas para el templo de la fraternidad, un trozo de sus vidas para esparcir el credo a lo largo de Chile, un trozo, para ayudar a los desvalidos, a los incultos, a los jóvenes, a los ancianos, a la mujer de todos. Aquí se estudia para estallar afuera en obra y no bullicio, en creación y no falacia. Aquí se educa para el aprender masónico; aquí se aprende para el actuar ciudadano. Quiero hacer con ustedes una Gran Logia que se empine a la estatura de la modernidad y de la historia, una Gran Logia que imite la más pura lección de sus Grandes Maestros, una Gran Logia hecha de luz nacida del diario afán de todos, de la sabiduría y el corazón de ustedes. Quiero que sepan, los que aún no me conocen, que mi voz no tiene muros, que mi recinto de trabajo no tiene límites, que

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mis oídos no están cegados a la inquietud y a la verdad de todos mis hermanos. Quisiera exclamar hoy como el poeta peruano del presidio: “hasta cuándo serán cuatro paredes”. Quiero abrir nuestros valores, ideales y principios a la comunidad que nos acucia con sus necesi dades, al hombre de la calle que exige nuestra ayuda, a la autoridad civil que espera nuestro juicio seguro. Quiero que sepan todos los del mundo exterior que aquí existen hombres dispuestos a trabajar la cultura, a cautelar la democracia, a cuidar la libertad. ¿O no son estos hombres, ustedes, los que laboran también cada día y cada noche para ejercitar la convivencia y para asegurar la reconciliación de todos los hermanos de la patria? Hagamos que el discurso logial derribe los prejuicios y traduzca en acción, positiva y valerosa, el pensamiento sereno y sabio de toda la Obediencia. Por eso quiero llevar el Gobierno Superior a las regiones para que sientan ellas la presencia de la Orden y desde allá dirigir los intereses comunitarios con la cooperación recíproca y solidaria de todos sus integrantes. Por eso también el interés de reanimar la vida interna de los Talleres para alcanzar la comunión de un laborar profundo, sin tiéndonos cada quien responsables, sin excusas, de que la voluntad de estar aquí significa responder, sin descanso, a la misión que hemos jurado frente al ara de nuestra propia conciencia. Miro de nuevo este Gran Templo y veo a la Institución integrada por hombres investidos de las mejores cualidades para ejecutar la obra a que fueron destinados. Una comunidad de laborar colectivo para investigar la verdad, descubrir la belleza y difundir sus saberes. Una comunidad fraterna para ayudar a la nación a reencontrar su identidad y a renovar su fe. Estar aquí no es vivir sin desazones, prisas ni desperezos, ni menos eludir las ásperas tareas humanas. Es, lo saben todos, trabajar la responsabilidad en la soledad de los Templos con ardiente calma para reconquistar la auténtica comu nidad del hombre, la maravillosa ocasión de trascendencia y la espléndida vocación del masonismo. Espero confiado en que nuestro quehacer sea capaz de respon der efectivamente a los requerimientos del país en este momento de recuperación, renovación y cambio. Y que a la vez sea capaz de apoyar las iniciativas que surjan de la comunidad y ofrecerle la responsabilidad de realizarlas.

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Que nadie diga, pues, que hemos vivido en un estado de inedia francmasónica en estos años, porque ese nadie debe saber que es nada más que su propia culpa, su máxima culpa. El alimento de la doctrina está presente en cada rito, en cada símbolo, en la historia y en la filosofía, en los textos y en los hombres mayores que son nuestra cultura y que desbrozan el camino en el peregrinaje hacia el perfeccionamiento. El mandato que inicio desde este alto cargo no está exento de incomprensiones y de críticas y sé que enfrentaré muchas dificulta des, pero afirmo la confianza de lograr la tarea con el esfuerzo y la colaboración de todos. Porque en ese apoyo, sostenido en la aspira ción al cambio, al estilo diferente a que todo hombre nuevo que dirige tiene derecho, se integran y están representados todos uste des que están aquí —como lo he dicho— para levantar la estatura de este gran edificio espiritual y material de la Francmasonería Chilena. Que ninguno de ustedes, en sus respectivas Respetables Logias, se sienta indiferente y ajeno a los problemas de nuestro diario vivir masónico, porque ustedes son la voz y la experiencia, porque ustedes son la Gran Logia de Chile, aquí en este cuerpo colectivo de la Gran Asamblea y allí, en el interior de sus Templos. Son, pues, voz y experiencia; son autoridad constitucional respeta ble y respetada. Quiero, finalmente, levantar mi voz para ratificarles que he recibido la fraterna adhesión de mis hermanos en estos cortos meses, y quiero agradecerles en esta tarde de octubre, como ellos se merecen, esta leal cadena de masones sinceros. Quiero reconocer en todos la afinidad y el acuerdo, y también la divergencia. Y esta cadena de apoyo, signo de la unidad en lo diverso y de la continui dad constitucional, es la fuerza que me anima, es la potencia que me reconforta también en la soledad de mi pensamiento. Gracias a todos por trabajar para la unidad y trascendencia, para la renova ción y el oficio. Gracias a todos por la comprensión y solidaridad. Gracias por su intocado magisterio de fraternidad. Y gracias por seguir cultivando el espíritu, la responsabilidad y la paz. Tenida Solsticial, 27 de octubre de 1990, e:.v:.

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VISIÓN HISTÓRICA



La Francmasonería en Chile. Orígenes y rasgos históricos de la Francmasonería

El siglo dieciocho —el Siglo de las Luces— vio transformarse la Antigua Masonería Operativa en una Masonería Moderna, Especu lativa. En efecto, los decaídos gremios de constructores, que ya no vivían el brillante período de auge, aceptaron o permitieron el ingreso a sus Logias —como una forma de revitalizarlas— de algu nos destacados vecinos, de alta figuración intelectual y valer moral que, comprendiendo el significado de la organización, depositaron la autoridad suprema de estas logias reunidas en una Gran Logia, en la ciudad de Londres. Pronto, toda Europa fue sembrada gene rosamente de estos talleres de obreros libres, que deseaban cons truir un mundo nuevo liberado de fanatismos y persecuciones, de tiranías y dogmas. Descartes había abierto el mundo intelectual de la duda metódi ca, haciendo que la nueva especulación quedara cimentada sobre la razón y la libertad, lo que contribuyó al advenimiento de la revolución de los filósofos —de la Ilustración— y abrió también el camino del progreso de las ciencias, las artes y la cuestión social, en las que el desarrollo de las ideas como fundamento de la liberación del hombre tomó un lugar de avanzada. Otra fuente del pensamiento ilustrado hay que buscarla en el empirismo sensualista de la filosofía inglesa. Bacon, Locke, Hume y otros pensadores habían abandonado el estudio de las cuestiones metafísicas y, tomando como base del conocimiento la experiencia sensible, iniciaron una revisión de las ideas tradicionales, la que tendría una intensa repercusión en toda la Europa del siglo diecio cho. John Locke afirmó que el hombre poseía ciertos derechos natu rales, tales como la libertad, la igualdad y la propiedad. Sus ideas se vieron posteriormente apoyadas por los estudios de los científicos que indicaban que el Universo era algo así como un mecanismo

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ordenado, cuyo funcionamiento obedecía a leyes determinadas. Muchos pensadores llegaron a la conclusión de que, mediante la razón, se podrían descubrir también las leyes y principios para organizar una sociedad en la cual el ser humano pudiera ser feliz. El pensamiento de la Masonería moderna depende en último término y en su más profundo fundamento del racionalismo carte siano, como lo han reconocido todos los más eminentes filósofos, escritores y pensadores que han pertenecido a nuestra Orden. Pero, si el naciente pensamiento masónico estuvo claramente influido por estas corrientes filosóficas cu la época de su adveni miento, no puede decirse que la Francmasonería permaneciera allí en una posición estática. Por el contrario, apartó cuidadosamente todo extremismo para hacer valer, en el mismo plano, razón y sentimiento, tomando al hombre en su sentido unitario, tal cual es, con todas sus exigencias intelectuales y emocionales. De esta mane ra se ha constituido en el movimiento universalista que fomenta un ideal puramente humanitario. En síntesis, la historia de los orígenes de la Francmasonería está sumida por varias razones en un brumoso pasado y no ha sido posible crear una razonable claridad. Se puede, de todos modos, reconocer dos raíces: una esotérica que viene de los antiguos miste rios iniciáticos egipcios y griegos, y otra pragmática que nos llega de los masones operativos, es decir los constructores de las grandes catedrales de la Edad Media. Al lado del sitio de cada construcción se erigía una pequeña casa provisoria que servía de lugar de trabajo para trazar los planos y tareas administrativas y también para que los obreros comieran y durmieran. Esas casas se llamaban logias, nombre que se ha mante nido y designa ahora el lugar de reunión y también el conjunto de sus miembros. Al cesar la construcción de las catedrales al final del medioevo, las logias cayeron en decadencia y aceptaron en su seno a persona jes que por distintos motivos decidieron entrar en ellas. Con el tiempo esos miembros aceptados formaron mayoría. En 1717, en el día del solsticio de verano, cuatro logias londinenses de masones aceptados formaron una Gran Logia, la primera del mundo y madre de todas las demás. Actualmente se llama Gran Logia Unida de Inglaterra. Desde Inglaterra, la nueva Masonería que ya no era 28


operativa sino simbólica, se extendió luego por el continente eu ropeo y después por todo el mundo. Los Pr in c ipio s

La Declaración de Principios de la Masonería precisa muy clara mente lo que es: “Una institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo tradicional y simbólico”. Dicho de otra manera, es una cultura de vida, que asigna a la conducta ética de sus miembros máxima prioridad. La Orden ha mantenido invariablemente la vigencia de valores como la lealtad, la fraternidad, la tolerancia, el libre examen, la justicia y la obligación imprescindible de cada uno de sus adeptos de buscar su propio perfeccionamiento, lo que señala claramente que existe un sistema de edificación de la individualidad, que se asienta en el reconocimiento de las esencias tradicionales que la Orden Masónica recibe a través del estudio de los símbolos. Con estas herramientas, cuyo uso diestro procura enseñar la Orden, ofrece al hombre la posibilidad de perfeccionarse intelectual y moralmente para dinamizar la lucha que el individuo y la sociedad mantienen en su búsqueda de la Verdad, de la Libertad y de la Justicia. Con fe renovada cada día, la Masonería aguarda la gratifi cación espiritual de que cada uno de sus adeptos se empeñe en esta lucha, sin transigencias, pero con un irrestricto respeto a las posi ciones religiosas, filosóficas, jurídicas y económicas de los demás. En otro párrafo de la Declaración de Principios, se puntualiza que como institución docente busca el perfeccionamiento del hom bre y de la humanidad, promoviendo la búsqueda incesante de la Verdad, el conocimiento personal de cada uno de sus integrantes y del hombre “en el medio en que vive y convive, para alcanzar la fraternidad universal del género humano”. Vale decir que la Orden Francmasónica no se adhiere a ninguna postura coyuntural o con tingente, no se enrola detrás de ningún estandarte, sigla o denomi nación partidista, puesto que por encima de cualquiera divergencia entre personas, está segura de que todos, aplicando estos princi pios, llegarán al dominio donde reinara la Fraternidad Universal, sin pretéritos, sin atemorizados por futuros inciertos y donde la justicia alcance a todos por igual. 29


Pero la Orden, además, defiende invariablemente el postulado que la Masonería no es una secta, ni es un partido. Por ello, recomienda a sus integrantes la práctica incansable de la tolerancia, desestimando toda afirmación dogmática y todo fanatismo. La Or den, a lo largo de la historia ha sido acosada, perseguida, difamada por oponerse a los fanatismos. Ella ha cultivado como valor eterno el predominio de la Libertad, en lo espiritual, en lo político y en cualesquiera formas dentro de las cuales se expresa la convivencia social. No acepta que dentro de la convivencia masónica, vale decir, al interior de sus templos, donde se busca incesantemente el perfec cionamiento individual y se trata de abrir los caminos que conduz can a la Verdad, la discusión política partidista o las expresiones de sectarismos religiosos perturben la serenidad del análisis de sus trabajos o se conviertan en factores de divergencia o discrepancia. La Francmasonería sustenta, defiende y rinde culto permanente a tres postulados: la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Ellos señalan claramente que cada masón, cada persona que ostente la dignidad de haber pasado por las etapas de su docencia iniciática, debe combatir los privilegios y la intolerancia y luchar por que impere la justicia social. Pero además, recuerda de manera muy clara que la vigencia de sus postulados, la realización de sus aspira ciones de la redención del hombre no le llegará a la sociedad “por añadidura”. De ahí que en cada tiempo, en cada lugar, haya maso nes trabajando en la batalla activa por alcanzar la perfección espiri tual y material del hombre. El masón no ha de ser espectador pasivo de este combate, todo lo contrario, ha de mantenerse “en un lugar avanzado del proceso evolutivo e integrado!' del hombre y de la sociedad”, como lo recomienda la Declaración de Principios. En cuanto al recurrente tema de sus secretos y reserva, debemos decir que esto ha sido manejado con desconocimiento y equívocos. Pensamos que ha persistido en ello la leyenda que sindica a los francmasones como depositarios de los misterios órficos y los cultos egipcios. Y avanzando en los tiempos, sus vinculaciones con las sociedades reservadas de los constructores del Medioevo ha permi tido conjeturar sobre sus supuestos secretos. Sin embargo, podemos precisar que nuestra reserva no es más que la de una familia que anhela conservar un entorno de privacidad legítima para su propia e interna convivencia. 30


Por otra parte, la literatura que se relaciona con la Francmasone ría se encuentra a disposición en librerías y bibliotecas. El secreto no es tal. Sólo que se tiene el derecho a la intimidad de que goza toda institución que se regula por una Constitución y un Reglamento para su ordenamiento espiritual y administrativo. La Francmasonería, pues, no es una sociedad secreta. Sus diri gentes y sus direcciones son de conocimiento público. Mantiene ciertas reservas, como lo hacen muchas otras instituciones. El secreto masónico es el resguardo, el silencio, la tranquilidad que se exige para llevar adelante la misión de alcanzar la Libertad, la Justicia Social y la Verdad. La Fr a n c m a s o n e r ía y n u e s t r o

t ie m po

Las palabras no construyeron muros, decía Plutarco en la vieja Grecia, movido por incontenidos impulsos libertarios. Los hombres no son quienes, pues, para inventar silencios, me nos aún los francmasones para acallar los secretos del espíritu de los tiempos milenarios. Ellos no pertenecen a una Orden solamente contemplativa, pertenecen a una Orden integrada por hombres de acción, responsables, en el templo y en la sociedad, de traducir sus ideales y principios en obras de generosa trascendencia, trasunto de un quehacer fraternal histórico de sentimientos y de razón. Los francmasones asumen su tarea con coraje, competencia e imagina ción. La revolución de las ciencias y la técnica producida por los hombres de este siglo, la tiranía del presente y del porvenir impues ta por este asombroso progreso, nos impele a todos a una sucesión de estados de crecimiento y nos perturba sensiblemente en nuestra noción del secreto. Los efectos de esta sorprendente transición del mundo, son las manifestaciones conmovedoras del espíritu en un período donde la humanidad, consciente de esta evolución, se adapta forzosa y lentamente a esta realidad y donde la Orden francmasónica, influida también por esta conciencia de transforma ciones, ha debido readecuar su voluntad para establecer una situa ción mental consecuente con este proceso de evolución posible. La Francmasonería, que aporta a sus hombres de nuestro tiempo el conocimiento iniciático, el espacio sagrado de sus templos, la

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modernidad de la integración de los talentos individuales y el respeto de su doctrina, permite que cada francmasón encuentre la apertura de su fe y de su vida interior, la vida del espíritu. He ahí la raíz de la fuerza y la cohesión de la Orden y su razón en el mundo contemporáneo. He ahí la comunicación del pensamiento moder no con el pensamiento antiguo. He ahí el conocimiento profano amasado en los recintos del conocimiento sagrado. Reducir al hombre a una sola dimensión económica, política y social, es muti larlo, degradarlo en su naturaleza y su vocación. Es preciso restituir al hombre la totalidad de sus poderes y así podremos devolverle su esperanza y su libertad. La institución masónica que ha estado presente en la vanguardia de los acontecimientos decisivos de la historia de la humanidad y alejada de explicaciones providenciales sobre el destino del hom bre, busca con indeclinable afán el perfeccionamiento individual, centro de toda su aspiración docente, y considera que el grado de avance a que el individuo llegue se expresará en la prosperidad de la sociedad. La Francmasonería acoge en su seno a todos los hom bres de buena voluntad —sin tomar en cuenta nacionalidades, fortunas, estirpes o creencias— que busquen el perfeccionamiento como herramienta para lograr la felicidad, la paz, la tolerancia, la solidaridad y la defensa de los derechos humanos. En Va l pa r a ís o , h a c e

130 a ñ o s , n a c ió l a

Fr a n c m a s o n e r ía Ch il e n a

La Masonería en Chile, precedida de ilustres ancestros universales y enraizada en lo medular de la gesta de la Independencia nacional, tuvo su inicio corporativo en Valparaíso, el 24 de mayo de 1862, hace 130 años. Posteriormente, con el terremoto del año 1906, su sede fue transferida a la ciudad de Santiago. Desde antes que se plasmara el anhelo libertario e independentista de los habitantes de esta tierra, la savia de las doctrinas masó nicas nutrió las raíces del árbol de la Independencia, de una institucionalidad republicana y democrática. Fueron iniciados en los principios masónicos en Europa o Argentina figuras como Bernar do O’Higgins, José Miguel Carrera, Manuel Rodríguez, Camilo Henríquez, Andrés Bello, Francisco Bilbao y otros patriotas de análoga devoción cívica, los que dejaron su impronta en la edifica-

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ción del nuevo estado. Grandes hombres de la Masonería chilena construyeron con sus ideas y sus obras la historia de la República y su presencia espiritual y su hacer renovador jamás han estado ausentes del diario afán de trabajar por el engrandecimiento de la patria y la vivencia de los valores que la han llevado a los más altos niveles. Estos hombres, con tenacidad inclaudicable, han defendi do la libertad, el derecho a disentir, la vigencia de la norma jurídica, la libertad de enseñanza, el derecho a la salud. Se han comprome tido en la lucha por la emancipación de la mujer, la defensa de los derechos de la niñez, la erradicación de la miseria y el pleno respeto de la persona humana. Estos hombres no hicieron que sus palabras construyeran muros, hicieron que sus palabras gritaran en todos los muros de la patria los nombres de libertad, igualdad y fraternidad. El prohombre de la Masonería sudamericana es Francisco Miran da. Todos los luchadores por la independencia de distintos países del continente como José de San Martín, Simón Bolívar, Antonio Sucre y otros fueron masones. Después de varios intentos de arrai gar la Masonería en Chile, don Manuel Blanco Encalada fundó en el año 1827 la Logia Filantropía Chilena, de la cual eran miembros destacadas personalidades de la vida pública. Esa logia tuvo corta vida. La actividad masónica continua empezó a mediados del siglo xix. Se fundaron primero las logias americanas Bethesda y la francesa L’Etoile du Pacifique por masones iniciados en sus respectivas patrias. En 1852, Manuel de Lima, oriundo de Curazao, reconocien do que la Masonería no se podía desarrollar si no existía una logia que hablara en castellano, fundó con la ayuda de la logia francesa la primera logia chilena, Unión Fraternal, bajo los auspicios del Gran Oriente de Francia. Diez años más tarde, en 1862, cinco logias chilenas formaron la Gran Logia de Chile cuyo primer Gran Maes tro fue don Juan de Dios Arlegui. De esa fecha en adelante la Masonería chilena se desarrolló, creciendo hasta llegar al estado en que hoy se encuentra. Es necesario recordar que el simbolismo de la Masonería moder na consiste en que los masones representan, al mismo tiempo, al obrero y al material que él trabaja. Se habla de la construcción del Templo de la Humanidad con las piedras que son los masones. Ellos llegan a la logia como piedra bruta y el trabajo consiste en desbastar

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las aristas y pulir la piedra para llegar a crear la piedra cúbica que es la perfección. Este trabajo simbólico se efectúa en tres etapas o grados, como aprendiz, compañero y maestro masón. Cada logia tiene un presidente que lleva el título de Venerable Maestro y todas las logias de un territorio forman en conjunto una Gran Logia que es dirigida por el Gran Maestro. Los masones operativos se protegían con un mandil que cubría toda la parte anterior de su cuerpo. Ahora se usa un mandil simbó lico mucho más pequeño. El Venerable Maestro de la Logia abre y cierra las reuniones, Tenidas, con un mallete. Grandes hombres de la historia patria han pertenecido a las logias masónicas. Fuera de los ya nombrados, los siguientes presi dentes de la República: Manuel Blanco Encalada, Aníbal Pinto Garmendia, Pedro Montt Montt, Arturo Alessandri Palma, Carlos Ibáñez del Campo, Juan Esteban Montero, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos Mora les, Gabriel González Videla, Salvador Allende Gossens. Muchas obras de bien público son inspiradas por las logias. En la mayoría de los casos este hecho es desconocido, pues uno de los principios masónicos es hacer el bien anónimamente. No obstante, nombraremos algunas fundadas con la concurrencia de masones: Bote Salvavidas de Valparaíso, Hospital Alemán de Valparaíso, Escuela Blas Cuevas de Valparaíso, Clínica Alemana de Santiago, Hogar del Senescente “Sótero del Río”, Universidad La República de Santiago, varias Compañías de Bomberos, Universidad Popular Pedro Aguirre Cerda, Liga de Estudiantes, Colegio Las Américas, de Santiago, Talleres Industriales Nacionales Pedro Aguirre Cerda, Sociedad de Artesanos La Unión, Colegio de Concepción, en varias ciudades del sur, Escuela Hogar La Providencia, de Traiguén; Boy Scouts, Osorno College, y muchas otras. Re v it a l iz a c ió n , Mo d e r n id a d

y

T«a s c e n d e n c ia

Como a cada circunstancia histórica corresponde una conducta diferente, sostuvimos en su oportunidad que, sin perjuicio de la consistencia institucional que sustenta a la Orden, se hacía necesa rio encaminar sus pasos, en los nuevos tiempos, hacia tres objetivos fundamentales: revitalización, modernidad y trascendencia.

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Tres conceptos que parecían en un momento antinómicos de lo que era nuestra propia realidad, pero que el transcurrir de estos años nos han confirmado como instancias necesarias para afrontar con éxito los muchos desafíos que se presentan a una organización como la nuestra. Pensábamos que no podíamos permanecer expectantes ante el acontecer vertiginoso, porque nuestra institución, integrada por hombres de distintas convicciones filosóficas, religiosas, políticas, debía encontrarse a sí misma en una expresión de generosa compa tibilidad de intereses y ser un ejemplo de convivencia positiva frente a los requerimientos del presente. Revitalizar la Orden es un imperativo irrenunciable que se expre sa en una manifestación cotidiana de nuestro quehacer, es ahondar en el estudio de los problemas que acucian a la sociedad y repensar, incluso, los fundamentos jurídicos y sociales que regulan la vida nacional. Es expresar en los foros públicos el pensamiento de los hombres que viven y conviven nuestra interioridad iniciática, soste ner con entereza y convicción los postulados que permiten consoli dar una sociedad que se escancia en un humanismo integral. La revitalización se ha manifestado, en este tiempo, en el continuo contacto del Gobierno Superior de la Orden con los miembros de la institución a lo largo del país; con las reuniones del Consejo de la Gran Logia en distintas ciudades; con la manifestación pública de nuestro parecer ante los problemas de orden nacional y atenta también a las aspiraciones de los miembros de las distintas logias de la Obediencia. Así entendemos su forma de revitalización. Comprender que toda acción de la Orden sería estéril si en ella no estuviesen com prometidos todos los miembros de la Masonería chilena. Revitalizar es crear, es sentir que se renuevan los propósitos universales de la institución, que los principios reverdecen y que el mundo en sí es una posibilidad cierta para que la Francmasonería abra un camino de verdadera superación espiritual para el hombre de hoy, asediado por fanatismos y extremismos ideológicos. La modernidad a la que aspiramos se sitúa en dos direcciones: una, que concibe todo este quehacer, desarrollado con el aprove chamiento que la tecnología proporciona, siendo evidente el cam bio institucional producido. Se encuentran en pleno uso todos los

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elementos de que se puede dotar una función administrativa, opti mizada tanto por la preparación del personal, como por la adquisi ción de modernos equipos computacionales, de comunicación, de reproducción, para mantenerse en constante y diaria comunica ción con todas las logias del país. Pero la modernidad no es sólo la óptima utilización de recursos; es también concebir un espíritu renovado adecuado a la realidad que vivimos. Esta otra dirección de la modernidad se sitúa en cada uno en este querer hacer de la Orden un centro catalizador e innovador de conceptos tan sentidos como la libertad, solidaridad y tolerancia. La modernidad, para expresarle al hombre común que la Maso nería no es ajena a sus propias aspiraciones, que el núcleo de la existencia ideal está en el hombre de una sociedad que aspiramos renovada. Y luego, convergiendo estas dos ideas de revitalización y moder nidad, sentimos que podemos trascender y expresarle a todos que la Masonería es una fuerza moral importante. Trascendencia que compromete a todos en globalidad. A cada masón en particular lo compromete hasta en la más mínima actitud intra y extramural, en la convivencia ciudadana, en esa caracteriza ción que se intuye por su comportamiento, que se manifiesta en una actitud recta, tolerante y generosa. Revitalización y modernidad para que la Orden Masónica tras cienda los muros de sus templos y deje de ser una entidad rodeada de misterios y sea para el hombre una opción cierta hacia el encuentro de su libertad, de su desarrollo y de su verdad. Al g u n a s e x pr e s io n e s d e n u e s t r a m o d e r n id a d

De esta usina secreta del pensamiento y de la fraternidad salen los francmasones a difundir su credo y a convertirlo en acción verdade ra. Este credo y esta obra de masones le permite a la Masonería situarse en el “lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad”, como lo dicen los principios de su Constitución. En el transcurso de estos últimos años, la Francmasonería se ha hecho presente en la comunidad a través de diversas empresas, que 36


poseen el sello institucional. Por de pronto, en 1992 y en adhesión al Quinto Centenario de la llegada de los europeos a América, se ha editado con gran éxito editorial el libro “Descubrimiento y Conquis ta de América”, en el que distinguidos masones entregan su visión de este acontecimiento americano. Por esos mismos meses aparece el importante libro “Introducción a la Historia de la Francmasone ría”, del distinguido hombre público y conductor por antonomasia de la Orden, el Dr. René García Valenzuela. En fecha reciente, del destacado jurista Jorge Mario Quinzio Figueiredo, se ha publicado su libro “O’Higgins, demócrata y masón”. La “Revista Masónica de Chile”, destinada a la membrecía, tiene largos años de labor de divulgación masónica, y la revista “Occiden te” cumplirá en 1994 cincuenta años de existencia al servicio de la cultura, las artes, la literatura, la ciencia, la tecnología, destino difícil de homologar, en un medio en que las revistas de pensamien to encuentran dificultades para su subsistencia. A la permanente y silenciosa labor que los masones han mante nido por años en el campo de la educación, los boy scouts, bibliote cas, ligas de estudiantes, policlínicos, colonias escolares, se puede señalar la habilitación de un Internado Universitario, instalado en el centro de la capital, para colaborar con la educación de jóvenes que no están en condiciones de financiar altos costos de perma nencia en Santiago. Con mucho orgullo se destaca la construcción y habilitación de un moderno Hogar de Senescentes, en el que de preferencia, por cierto, se recibe a hermanos ancianos que requie ran disponer de solaz y tranquilidad. Muchos colegios a lo largo del país, una universidad, la Univer sidad La República, son también proyección de esta inquietud social y cívica de la Masonería chilena. No podemos realizar, en verdad, un escrutinio totalizador del quehacer de la Francmasonería; sólo podemos decir que en el más remoto lugar del país encontraremos a un masón entregando lo mejor de sí en las tareas propias de la comunidad que lo rodea, participando en su desarrollo espiritual y material, sin retribución alguna, respondiendo plenamente a lo que hemos denominado el “oficio de ser masón”. Estas y otras son tareas que encara en estos días la Gran Logia de Chile empeñada en revitalizar, renovar y dar plena trascendencia a

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la Masonería en todos los afanes que preocupan a la sociedad. De allí que haya redoblado su esfuerzo por entregar a la dignidad humana, a la convivencia democrática y a la participación activa del hombre y de la mujer en el desarrollo de Chile, su más efectivo apoyo. Porque anhela que los chilenos consoliden —en un ambien te de respeto y solidaridad— una fórmula que defienda a la familia, cautele el orden moral, sin temores ni privaciones; cuide a la niñez y a la juventud, y las aleje de las peligrosas desviaciones provocadas por la violencia, la drogadicción y el alcoholismo. Impulsada por el propósito de contribuir a la solución de vitales problemas que impiden la más plena vigencia de ese armónico ambiente que preconiza, la Orden Masónica ha formado y puesto en actividad diversas Comisiones, todas integradas por capacitados profesionales y especialistas en cada materia, que estudian aspectos fundamentales relacionados con educación, salud, obras públicas, justicia, ecología y medio ambiente y otras. El resultado de su trabajo ha sido puesto, oportunamente, en conocimiento de las autoridades competentes del Ejecutivo y Parlamento como un apor te efectivo al mejoramiento de la realidad social del país. Se han firmado convenios con instituciones importantes como el suscrito con la I. Municipalidad de Santiago, en aspectos culturales. La institución se encuentra, pues, en plena ejecutoria de un programa de servicio hacia la comunidad. Hace sentir su inquietud frente a los problemas que agobian al mundo, su nunca desmentida preocupación por el hombre y por la sociedad, por el destino de aquél en su desarrollo integral y de ésta en su consolidación como el entorno propicio para que la humanidad encuentre la solidari dad y la paz.

Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, Instituto de Chile Santiago, 18 de agosto de 1993

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80 años de la Respetable Logia Cóndor Ns 9

Venerable Maestro, Queridos Hermanos: Esta noche tiene un especial significado para todos. Celebramos 80 años de una Logia que por extraña circunstancia, que nos enorgullece a todos, permanece joven y llena del ánimo que siem pre estamos deseando para lo que amamos de verdad. Hoy he volado desde Puerto Montt, después de visitar Osorno, por razones de fraterna obligación, y me he venido meditando en lo que es la trayectoria y lo que es el tiempo. Se puede transcurrir, sin trascender. No parece necesario expli carlo. Es un dejar pasar los días, los meses y los años. Casi sin prisa. Casi sin sentirlos. Cuando esto sucede, por lo general, es que también los días, los meses y los años pasan sin que suceda nada, porque nada hacemos. Hay, sin embargo, los días vertiginosos, los que pasan raudos, los que corren perseguidos por el viento de mil urgencias. Perseguidos por un reloj imperativo que no permite dilación y olvidos. Es el tiempo de los que hacen cosas, de los que realizan planes. De los que tienen la urgencia del tiempo limitado. Un día a veces nos parece de la enorme dimensión de un año. Ochenta años a veces adquieren la dimensión de un puñado de días en los que se engarzan recuerdos mediatos y perdidos, nombres que aún no se aprendieron bien, con otros rescatados de los pretéritos casi próximos, casi olvidados. Ochenta años donde desfilaron los afanes de queridos hermanos en ausencias: Enrique Rodríguez Mac-Iver, Javier Castro Oliveira, Alfredo Richaud Villegas, Agustín Vigorena Rivera, Alejandro Renjifo Reyes, Luis Constela Jurado, Jerónimo Méndez Arancibia, Gui llermo Labarca Hubertson, Ulises Vergara Osses,Jorge Tiska Caste llanos, Manuel Enrique Aguilera Aguilera, Eliodoro Flores Toledo, Miguel Aylwin Gajardo, Matías González Rioseco... Ustedes lo saben muy bien. Mucho mejor que mi recuerdo, con seguridad. Son éstos Maestros, Compañeros y Aprendices que cons 39


tituyeron el primer apronte de esta iniciativa que plasmó la Respe table Logia “Cóndor” N9 9. Esta noche traigo dos recuerdos que golpean una y otra vez en la memoria: Reunidos en Comité, los Hermanos fundadores comisio naron a los Hermanos Richard y Renjifo para que tomaran a su cargo los arreglos del local en que funcionaría la naciente Logia y se les facultó para gastar hasta la suma de sesenta pesos. Y los Hermanos Rojas, Richard y Tiska ofrecieron donar una Lámpara. Dineros y Lámpara para emprender la batalla por más Luz. Hermoso recuerdo de las páginas del tiempo. La Orden funda, como sabemos, su quehacer positivo y optimista en el convencimiento de que el hombre es perfectible. Nada podría proyectarse sin este convencimiento. No importa repetirlo. Conven cimiento. Sólo si es posible remediar los vicios de la herencia, es también posible construir para el futuro. Mejorar los vicios de la herencia cultural, naturalmente. Sobre esos ideales correrá siempre este tren ilusionado en que vamos todos en busca de la luz de la Lámpara obsequiada en el principio por los Hermanos Richard, Rojas y Tiska. En la tentativa del hombre mejor que estamos procurando, todos los esfuerzos están basados en que la arista es supuestamente posi ble de limar como acomode al modelo que se va soñando. Y el hombre surgirá de lo aparentemente imposible. El hombre despojado de maldades y de bajezas. El hombre capaz de amar con entereza, sin condiciones ventajeras; sin proyectos de beneficios mezquinos. Somos, entre nosotros, un continente, una legión inmersa en el mundo que se va plasmando poco a poco. Somos un mundo en c o m pr o m is o . Todo nuestro hacer y nuestro quehacer está basado en el más obligante de los compromisos: el compromiso voluntario. Nadie nos trae, nada nos trajo, nada nos obligó, pero contraído el compromiso, todo nos obliga, todo nos impele a continuar realizan do lo que empezaron hace apenas ochenta largos y breves años, esos hermanos a los que debemos todos nuestros respetos. Sabemos que es difícil. El Gran Maesü’o lo siente cada mañana y cada noche. Lo siente en los rostros, a veces cansados, de los hermanos que vienen después de la jornada diaria, a continuar el

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día, de nuevo trabajando. El Gran Maestro se alienta en el esfuerzo que, en vez de generar desaliento, busca encontrar realizaciones. Y es así como vamos elaborando nuevos programas. Buscando otros quehaceres con nuevas iniciativas. Programando realizaciones cada vez más complejas, quizá, pero alentados en los talentos que mostraron los que fueron y realizaron las tareas. Hace unas semanas, por ejemplo, recibimos el homenaje del Presidente de la Cámara de Diputados. El homenaje parlamentario para la Gran Logia de Chile. Un grupo de altos dignatarios y oficiales cenó en el comedor del Parlamento. Fue gratificante para este duro quehacer del masón sentir la convicción de un ciudadano, que lo dice con voz destinada a ser pregón, que la Masonería es parte del hacer progresista desde los albores de la República. Y recibimos esas palabras con agrado. Y pocos días después viene hasta nosotros un Senador que pos tula su nombre para Presidente y también lo dice en palabras más lacónicas, como es su naturaleza, pero con igual significación y la misma trascendencia. Porque, lo decía al comienzo, se puede transcurrir sin trascen der. Y eso es lo que no ha hecho “Cóndor” N2 9, y tampoco lo ha hecho la Masonería. Ha pasado el tiempo, y ha trascendido su hacer mucho más allá de lo que presumimos; mucho más allá de lo que nos permitíamos suponer en un mundo que se ha caracterizado por su afán de disimular el sello masón de todo lo que se ha hecho en pro del progreso, en beneficio del avance; en procura del cumpli miento de las altas metas de los buscadores del futuro. Nuestro propósito primero, al asumir este alto y honroso cargo de Gran Maestro, ha sido ir cumpliendo, en la medida de lo posible, cada uno de los proyectos prometidos. Y uno principal ha sido la apertura hacia el exterior, para que la otra gente, la que ha creído lo que el silencio silenciaba, supiera un poco de los masones, de nuestra Orden, de su viejo trabajo, de tantas espaldas olvidadas, de tantos nombres ilustres que no se perdieron, pero no se les mencio nó en su momento y en su lugar. Hemos querido abrir nuestras puertas para que se vea nuestra realidad sin misterios. Para que se conozcan nuestras intenciones siempre limpias. Para que el mundo exterior sepa que decimos 41


nuestros planteamientos sin transarlos por motivo alguno. Porque estamos convencidos de su pureza y su bondad. Hemos entregado a la consideración ilimitada del gran público el contenido de nuestras publicaciones editoriales. En La Serena, en Valparaíso, aquí en Santiago. Se ha abierto el salón de exposiciones Marco Bontá, con el nombre señero de este gran artista y gran Hermano de esta noble Logia, para que desde su alero se proyecte el talento de los artistas jóvenes y se muestren los logros de los consagrados. Se ha restituido su nombre para el Museo de Arte Contemporá neo de la Universidad de Chile. Hemos hecho algunas cosas. Nuestro proyecto está vigente y continúa realizándose. El Gran Maestro cuenta con la colaboración de sus hermanos, de todos ustedes, en este compromiso voluntario que en forma tan profunda obliga. El futuro está siempre en la puerta de cada día. En el futuro de nuestra amada Orden Masónica se palpa la potencialidad de ese mañana. De todos nosotros depende. Todos somos antiguos y aceptados masones libres para hacer lo que cada uno quiera, pero con una vocación de verdad que sí obliga. Una obligación de sinceridad en las ideas y principios. Una sinceridad en la historia de nuestra Institución de ciento treinta y un años, cuyos hombres de pensamiento siguieron a las ideas y no a los hombres. Ellos sabían las ideas y los principios, los estudiaban, tenían la luz en el corazón, llevaban esas ideas y principios en la cabeza y los vendían. Es sinceridad la que deseamos en los masones a fin de que se empiece a reivindicar ese sector todavía bastante hostigado por la indiferencia. Es preciso un previo proceso de purificación para ir a la plena revitalización y trascendencia; es preciso ganar una previa batalla de sinceridad; es preciso que las Logias que van hombro con hombro en esta lucha, se miren primero a sí mismas, hagan un examen de conciencia y después, a la luz de la verdad de todas, se digan si pueden ser en realidad sinceras con sus ideas y principios, con su doctrina y con sus obras. Mirando el escenario interno, dentro ya del proceso de purifica 42


ción habrá quizá el resultado de un estado de conciencia y de un ejercicio del verdadero masón. Bienvenida, pues, la sinceridad de los hombres y sobre todo la sinceridad de estos inspiradores de su optimismo. Si los masones no oyen la voz que los invita a sembrar optimismo, que sea por lo menos su ejemplo claro el que los llame a cuenta. Yo espero que estos masones asuman la actitud que reclama la responsabilidad que tienen, porque su palabra vale como vale su labor desarrollada en el Taller de todas las Logias de la Obediencia así como en este propio gran Taller de ochenta años de inclaudicable quehacer. Queridos hermanos, no es una repetición. Es algo que nace de un nombre que no se puede ignorar. Este Gran Maestro espera de “Cóndor” N" 9 el vuelo majestuoso y dominador del que es capaz de dar un impulso en cada movimiento de sus alas poderosas. Todas las Respetables Logias tienen alas poderosas, porque alientan vocación y empeño. Pero esta Logia lo siente doblemente por su nombre y por su octogenaria tradición. Como dijo un poeta ignorado y sincero: Para mirar por ella, por Dios, que quede abierta de par en par la puerta. Se refirió a la esperanza. El Gran Maestro se remite también a la esperanza y las realidades de ustedes y de la Orden toda. Que así sea.

Oriente de Santiago, 17 de noviembre de 1993, e:. v:.



120 años de la Respetable Logia Verdad Nü 10

Llegar a esta Logia de la historia primera es un honor que roza, sin quererlo, el espíritu y la razón de cualquier hombre, más aún cuando de aquí nacieron sabios y señeros masones para alcanzar la inesperada maestría suprema. Y más todavía, cuando en los viejos años de lucha por la libertad y la justicia, valientes de esta Logia empuñaron espada y pluma para salvar la dignidad de la patria. Llegar a esta noche de 120 años es volver a vivir el inicio de un pasado forjador de devenires y esperanzas y a unir los trozos de una propia vida que es al unísono la vida misma de la Francmasonería chilena. Por eso, es privilegio singular compartir voz y recuerdo con ustedes para ir al encuentro de tantos hombres que han escrito los hechos de los tiempos de este hermoso pretérito. Es necesario llevar a la conciencia colectiva que la Gran Logia de Chile creó sus cimientos en estas primeras Logias y creció en los muros de las obras nacientes de sus preclaros hombres. Es necesario saber que así nacen las grandes apetencias humanas y así, en el hilo de la trama, inconocida a veces, se yergue altiva la más fraterna sociedad del hombre. Por eso, quizá recuerde ahora a todos los que somos herederos de la antigua tradición de constructores. Del Templo de duras piedras imaginado por Salomón a la edificación de las viejas cate drales, la historia de todos está hecha de esperanza sin cesar para elevar la digna mansión del verbo y limitar el espacio en que el hombre habrá de encontrar la armonía vibrante de su hacer y trascendencia en el universo. Porque el Templo, este Templo, es la casa del Gran Arquitecto del Universo, es el albergue del hombre, es el refugio de su cuerpo. Estamos juntos al pie de cuatro muros para volverlos a elevar con nuestra propia fuerza. Y si esta fuerza es débil o vigorosa será de todos modos la mansión de cada uno, será el vivo testimonio simbólico de nuestra obra común y será el centro convergente de estas fuerzas que nos unen. Y será un lugar de encuentro en la

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medida de nuestras esperanzas, un lugar que, sin olvido, se extiende del cénit al nadir, del mediodía al septentrión y de occidente al oriente. Es para vibrar unidos, para mover el corazón de todos, para aproximar los pensamientos de los otros, para construir juntos el caminar hacia la libertad, para hallar, en fm, la luz, la propia luz de la verdad. La verdad, esta “Verdad” que a ustedes los ampara y los alienta, es el motivo esencial de nuestro permanente transitar por la Franc masonería. Verdad hecha símbolo en el verbo primero, en la pala bra sustantiva de nuestro cierto y exacto fin último. La idea más alta de esta palabra es elevar nuestro convencimiento al concepto del Gran Arquitecto del Universo. Y la investigación de la verdad se transforma así en el objeto primordial de la Francmasonería toda: Aprendices, Compañeros y Maestros buscan la luz interminable mente, que no es otra cosa que la palabra, la verdad. Verdad sabiamente escondida en cada espacio de tiempo, en cada esquina del templo, en cada trozo de nuestro propio acaecer. Está allá y aquí en la voz del Venerable, en el parlamento que se recita cada noche, en el ritual del laborar constante, en el resquicio de la frase no expresada, en la idea yacente de la historia, de la filosofía, de la simbología entera. Allí, en las herramientas del ara, en el piso que pisamos cada noche, en las manos unidas del calor fraterno, en los astros que lucen sus hermosos brillos, en las columnas abiertas al paso de iniciados, en los gestos de estos hombres, en los silencios de ellos mismos, en el Templo, en fin, espiritual y material de nuestro cuotidiano y propio afán. La investigación de la verdad no cesará jamás para el masón de verdad. Es como esa vieja alegoría relatada por Milton y que quiero retomar para ustedes esta noche, en que ciento veinte años de inagotable búsqueda no bastan todavía para hallarla, a pesar de sus sabios esfuerzos. “La Verdad vino al mundo con su Maestro Divino, en forma tan perfecta, que era glorioso contemplar. Pero cuando ascendió, de jando a sus discípulos en un sueño profundo, surgió, desde luego, una raza de impostores perversos, quienes, semejantes al Tifón egipcio que menciona la tradición, el procedimiento inicuo de los conspiradores empleados con el bondadoso Osiris, al tomar la 4(5


Verdad virginal, destrozaron su adorable cuerpo en mil pedazos, los que fueron esparcidos a los cuatro vientos. Desde entonces, los amigos de la Verdad, tal como perduran, imitando la minuciosa pesquisa que hizo Isis por el cuerpo mutilado de Osiris, han ido por el mundo recogiendo sin cansancio pedazo por pedazo”. Así, como en la vieja leyenda, esta ‘Verdad” N2 10, ha ido tam bién recogiendo pedazo por pedazo la obra de su inacabado cami nar. Lo demuestran los pasos de su oficio al encender en el tiempo la claridad encerrada en los años de su larga historia. Por aquí pasaron los hombres que levantaron la fe rediviva de la educación chilena, los hombres que conocieron el especü'o de la horrorosa y fratricida guerra, los hombres que sintieron el fragor de las luchas libertarias y de las incomprensiones humanas, los hombres que, en las pasiones veleidosas, se acordaron de usar la serenidad y toleran cia, la solidaridad y la justicia. Fueron y son hombres de la Verdad virginal no destrozada, de la verdad impoluta, de la verdad edificada trozo a trozo, con ansias de pescar la luz cada noche con paciencia y sabiduría. Hombres que auscultan la marcha constante de la sociedad y los designios ignorados del destino del hombre y de la humanidad futura. Hombres que caminan por las rutas de la moral y la justicia. Hombres de esta Logia que, en el recuento de sus noches, trabajan, me parece, por haberlos leído en el curso de sus actos y discusiones, por el nuevo hombre para su actuar sobre el mundo con inteligencia y sentido de interés, para hallar la coheren cia y la felicidad entre todos, para la realización concreta de sus virtualidades y de la idea del hombre verdadero. Estos y muchos otros son los caminos que buscan en este Templo los masones para desempeñar este momento histórico, momento de orientación del pensamiento hacia el porvenir y la mutación, hacia el descubrimiento de la real seguridad por la adhesión al progreso. “No se puede predecir el porvenir; se pueden inventar porvenires”, ha dicho un autor. Y otro ha exclamado: “Se pueden prever diversos porvenires; pero se debe escoger y desear un porve nir”. Es lo que espera este Gran Maestro de los hombres de esta Logia y de todas las Logias de su Obediencia para cumplir con el propósito de participar en el progreso de la educación y la cultura, para tener una visión amplia del futuro, para discernir las eleccio

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nes que ofrecerá el próximo camino, para identificar con claridad las intenciones de nuestra propia realidad, para asegurar con ente reza la respetable estatura de nuestra Institución masónica. ¿No es esto acaso revitalizar nuestras acciones, reanimar la frater nidad y la inteligencia y difundir el convencimiento de nuestra responsabilidad? ¿No están aquí los hombres del futuro que aprendieron de los hombres del ayer la valentía de su coraje y la verdad de sus valiosas vidas? Así lo dicen, por lo menos, sus lecciones de cada noche en este Templo y, sin duda, su trascendencia en el proceso de su actuar profano. Que sea, pues, este Feliz Aniversario un nuevo encuentro de la Palabra develada, un nuevo intento asombrado de la Verdad y una nueva promesa para el futuro de esta Francmasonería que tanto amamos. Y que nunca cese en este Templo la infatigable búsqueda de los inhallados trozos mutilados de ese cuerpo de Osiris, símbolo exultante de la verdadera Verdad. Que así sea.

Oriente, de Santiago, 21 de julio de 1992, e:.v:.


100 años de la Respetable Logia Cruz del Sur NQ 16

Hace 130 años, con los hombres que crearon su propia historia nació la Masonería de Chile en la ciudad de Valparaíso un 24 de mayo de 1862 dirigida por su primer Gran Maestro Juan de Dios Arlegui Gorbea. Cuarenta y cuatro años más tarde se instala defini tivamente la Gran Logia de Chile en su sede central de la ciudad de Santiago. De ese pequeño grupo de cuatro Logias de Valparaíso, Copiapó y Concepción, que dieron origen a la Orden chilena, surgieron desde Arica a Magallanes las 168 Logias de la actualidad. Y de ese Serenísimo Gran Maestro, lo han sucedido en la dirección de la Institución más de treinta Grandes Maestros. Y hace 100 años, en los inicios de la Masonería Chilena, y en esta ubérrima y rica tierra del sur, nació también esta Respetable Logia, con hombres que continuaron los trozos de la historia y que hicie ron de sus voces el grito penetrable de libertad, igualdad y fraterni dad. Estar en ella ahora es reencontrar a los maestros del pasado, reconocer el rastro de sus obras y sentir el aire de su espíritu. Es, después de cien años, volver al principio y nombrar a todos los hombres que empezaron a construir el edificio moral para destino de la patria. Y es para nosotros, masones de estas Logias reunidas, regocijado honor compartir esta noche feliz con estos hombres nuevos que se afanan también en levantar la estatura de esta Logia centenaria. Aunque se haya repetido ya cien veces, es preciso acentuar ahora una vez más su vieja y noble historia. Y porque no deseo acallar ese recuento, quiero hoy reiterarlo otras cien veces con la venia de ustedes y la de mi propia persistencia. Sabido es que las primeras reuniones de los Hermanos interesa dos en fundar un Taller Masónico en este valle se efectuaron, en verdad, el 13 de septiembre y el 6 y 20 de diciembre de 1891. No deja de ser curioso que las realizaran en los mismos momentos en

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que Chile cruzaba por sus más difíciles días, en que la revolución alzada en contra del Presidente Balmaceda había llegado a su etapa más áspera. Por ello, seguramente, la primera intención de los masones reunidos fue reflexionar acerca de la Potencia Masónica a que pedirían su Carta-Patente y el idioma que emplearían en sus trabajos, resolviendo pedir ayuda a la Bethesda Lodge, dependiente de la Gran Logia de Massachusetts en el Oriente de Valparaíso y usar el idioma inglés. En el curso de la Tenida de 21 de febrero de 1892 se dio lectura a la respuesta de la Logia norteamericana, en la cual recomienda dirigirse a la Gran Logia de Chile, la que podrá darles la Carta Constitutiva para realizar los trabajos conforme al Rito Escocés, Antiguo y Aceptado. Elevada, pues, la solicitud a la Asamblea de la Gran Logia de Chile, reunida ésta el 31 de mayo de 1892, después de conocer un informe del Venerable Hermano Carlos Ignacio Palacios, se autorizó la fundación de la Respetable Logia “Southern Cross” Na 16, en el valle de Coronel, permitiéndole trabajar bajo su dependencia y adoptar el idioma inglés, con excepción del que utilice en su correspondencia con la Gran Secretaría. Obtenida la documentación oficial, la Logia se declara fundada el 2 de junio de 1892 y sus trabajos se iniciaron el 14 de junio de ese mismo año. La instalación definitiva del Taller se hará esperar hasta 1895 y, durante este lapso, la Logia no aumentó su cuadro, no hizo fiestas ni ceremonias de ninguna especie para no alterar en nada la autorización recibida. Se explica este atraso en la resolución de la Gran Logia por algunas dificultades surgidas en el seno del Taller. En efecto, mientras en las sesiones de la Gran Logia de 12 de junio y 19 de julio se consideraron “...los sucesos ocurridos en la “Sout hern Cross”...”, el Serenísimo Gran Maestro dictó el decreto N2 52, de 6 del mismo mes, mediante el que designó Inspector-Delegado ante dicho Taller al querido hermano Carlos Ignacio Palacios, Venerable Maestro de la Respetable Logia “Estrella de Chile” N217, de Santiago, para levantar un informe sobre la situación planteada. En la Tenida de 19 de diciembre de 1894 la Asamblea tomó conocimiento del informe del Inspector-Delegado, Venerable Her mano Palacios acerca del “informe favorable sobre el funciona miento de la Logia y, previo debate, se acordó concederle su Carta-Patente”. En consideración a ello, el Gran Maestro dictó un 50


decreto, concediéndole la Carta-Constitutiva y designando una Co misión Especial presidida por el Venerable Hermano Enrique Pas tor e integrada por los Venerables Hermanos Enrique S. Bunster y Lorenzo Arenas para proceder a su instalación. En la noche del 30 de enero de 1895 se llevó a efecto la ceremo nia de instalación de la Respetable Logia “Southern Cross” Nfi 16 en el valle de Coronel, en presencia de todos sus integrantes y con la concurrencia de ilustres visitantes tales como los Venerables Her manos Romualdo Colombo, Orador de la Respetable Logia “Paz y Concordia” Ne 13, de Concepción y Enrique Bianchieri, de la mis ma Logia; John H. Strory yjames Scott, de la “Sam Quem Lodge” y J. B. Ferlice, de la “Luz y Verdad” del Río de La Plata. Introducida en el templo la Comisión Instaladora, ésta procedió conforme al ritual respectivo a declarar instalada, en nombre de la Gran Logia de Chile, a la nueva Logia y a sus Oficiales, entregándole el mallete rector al Venerable Maestro Ilustre Hermano Raby y sus Vigilantes. El Cuadro del Taller, para 1985 quedó conformado por veinti cinco Hermanos. Sucedieron en el cargo de Venerable Maestro al Hermano Raby los Hermanos Guillermo Burrows (1897/8) y Fede rico Oreste Fródden (1898/1904) período este último de brillante actividad. Y, en él, sucedió un hecho curioso: la Logia, nacida un poco como hijastra del suelo en que había surgido, al adoptar el idioma y formas inglesas, aunque con patente chilena, se naciona lizó bajo la presión ambiental. Fue tal la cantidad de componentes del cuadro que no dominaban el idioma inglés, que se acordó adoptar el uso del castellano a partir del 3 de abril de 1901, lo que creó algunos problemas que, luego, fueron superados. La Logia, entonces, tradujo su nombre al castellano: “Cruz del Sur”. En una noche tan especial de aniversario, creo que nunca deja de ser válido el recuerdo de los grandes y maravillosos hechos de los hombres que empezaron y siguieron haciendo la historia de esta Respetable “Cruz del Sur”. Son muchos los maestros, desde la creación de esta Logia, que aportaron su esclarecido talento a la construcción de este Templo y muchos son los que les deben a ellos la formación que dejara su hermosa escuela de sabiduría. Y desde aquellos lejanos años hasta los diferentes instantes sucesivos, apren 51


dices, compañeros y maestros, no han hecho sino aprender la doctrina de la masonería a través de la sorprendente simbología de aprendizaje en la historia, el rito y la filosofía. Han sido los pasos entre la escuadra y el compás los que han marcado, sin excusas, el sello de pertenencia irrenunciable al deber de nuestros principios. Porque sin celeridad apresurada y con reposo confiado se aproxima el masón cada vez al reencuentro con el camino que lo ha de conducir algún día a la verdad. Cien años ya cumplidos en esta Respetable Logia “Cruz del Sur” han significado, sin duda, la más convincente tarea de perfeccionamiento humano, camino seguro también a la otra difícil tarea de la perfectibilidad. Por eso, creo, convencido, que en noche de cien años, vale el recuerdo de todos los momentos del pasado para que queden en la reserva de nuestra conciencia como la más clara y transparente experiencia vivida en este Templo centenario. Pero el recuerdo del pasado ha de incitar nuestras reflexiones para considerar también la inmensa influencia de la Orden masó nica en los muchos campos de la civilización actual. Esa influencia es notable por la calidad de sus miembros que de manera honesta y activa impulsan las labores propias de la fraternidad por el bien general de los hombres y su evolución. La Masonería, como lo saben todos, surgió en 1717, cuando se fusionaron cuatro Logias en Londres, producto de las corporaciones de constructores de la Edad Media. La Masonería, como es y debe ser, es el reflejo de los trabajos basados a su vez en el compendio de las artes reales y mayores de todos los tiempos. Y a través de las Logias masónicas, los espíritus selectos han sido el instrumento de la fraternidad para todos los hombres del mundo. Sin embargo, no todos los hermanos de este universo han sido merecedores de reconocimiento en el transcurso de la historia, pero ha habido masones, yjusto es decirlo, gobernantes, escritores, artistas, filósofos, místicos, comerciantes y hombres del pueblo que han servido a la causa de la libertad y el entendimiento, bases esenciales para las relaciones entre todos los hombres. Si todos tuvieran la armonía interna y buscaran la tran quilidad de su espíritu, el mundo podría vivir en paz, mundo de auténtica fraternidad y de camino civilizado para la verdadera evolución del ser humano. El espíritu de la masonería es el espíritu del hombre en la 52


búsqueda de la verdad, de su lugar en el universo, del porqué de las cosas, de quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Y ello implica el estudio del hombre y el estudio del universo. Y ese estudio es permanente y está presente en todo tiempo y lugar, como ahora en este fin de siglo. Y mientras el hombre exista y especule y trabaje con su inteligencia, corazón y voluntad, existirá la Masone ría como un edificio siempre vivo y trascendente. La Orden no es estática, está en constante evolución y, por ser sabia, no cambia su tradición ni desaparece. No se aparta de lo nuevo, ni olvida los preceptos del pasado. Los hombres pasan por las épocas y hacen la historia de su tiempo, pero el espíritu de sus palabras y de sus obras crecen en los hombres de esta Institución como guías de luz para el encuentro de los saberes y esencias de la verdadera Masonería. El renovado propósito de la Francmasonería actual es despertar el corazón de los hombres y mostrarles el universo en que vivimos para que comprendan que no estamos solos. La misión de nuestra Masonería de Chile es revitalizar la fraternidad entre los hombres para encender la libertad de su espíritu y construir el gran Templo de la comprensión humana en que estamos todos empeñados. Por eso, venir a esta noche memorable de cien años, es reabrir la fe en la responsabilidad de la Orden para suscitar entre los hombres de estas Respetables Logias los más puros anhelos de solidaridad y de unión y para fortalecer la voluntad del deber y repetir a todos el compromiso con los más importantes problemas del presente, del destino humano y del país. Es cierto que ciertas instituciones sobreviven a veces por la inercia, pero esta Francmasonería tiene que ser capaz de mirar el futuro, convencida desde aprendiz a maestro, que hay respuestas para las inquietudes e ideales de los hombres. Venir aquí esta noche es sentir este aniversario como renovado estímulo para estrechar los lazos de la solidaridad y exaltar el fortalecimiento y trascendencia del quehacer de la Masonería de Chile. Que estos cien años de incesante y fraterno laborar remezcan la voluntad de los hombres de otros Templos para que se unan y hermanen de verdad en la consecución de la alta misión que la historia les ha dado. 53


Que el abrazo de todos, en esta noche feliz, perdure para siem pre como el más puro símbolo de la esperanza y la unidad de esta amada y querida Masonería de Chile. Que así sea. Valle de Coronel, 5 dejunio de 1992, e:.v:.


95 años de la Respetable Logia Francisco de Bilbao N- 23

Armado con su espada, el Guardatemplo protege simbólicamente la integridad de la Logia e impide el paso de las pasiones y odiosi dades profanas hacia el interior del templo, recinto que debe conservar los altos propósitos de estudio, paz y concordia que lo caracterizan. No siempre, sin embargo, ha ocurrido así y la historia, que es una vieja y sabia maestra, nos enseña que en algunas ocasio nes la guardia flaqueó, permitiendo, sin desearlo, la incorporación de elementos indebidamente decantados o la creación de un am biente hostil a la formación del organismo. Así parece haber ocurrido en algunos valles de nuestra Obedien cia con los Talleres creados en épocas de dificultades ya superadas, al introducirse subrepticiamente una carga de efervescencia políti ca y social, subproducto de guerras, revoluciones, tendencias nacio nalistas y otros elementos perturbadores. Tan sólo la reflexión y el tiempo se han constituido en bálsamo para calmar los efectos de estos hechos, ya lejanos en la historia. Los primeros brotes del árbol masónico en Iquique parecen haber florecido hacia la sexta década del siglo xix, fecha en que se fundara la Resp:. Logia “Fraternidad y Progreso” Ns 18, bajo los auspicios del Supremo Consejo del Grado 339 del Perú, Taller que se afiliará, años después, a un Supremo Consejo que funcionó en el valle de Tacna en calidad de integrante del Gran Oriente de Ñápe les, del Reino de las Dos Sicilias. Desaparecido éste hacia 1870, cuando se produjo la ansiada reunificación de Italia bajo Víctor Manuel I, de la Casa de Saboya y el generoso apoyo de los masones italianos, la Logia “Fraternidad y Progreso” vivió un período letár gico durante la Guerra de 1879, reanimándose en 1885 cuando la tempestad amainó. Una trizadura en la estructura del Taller perua no creó una nueva Logia, con el nombre distintivo de “Unión Fraternal” N9 13, esta vez bajo los auspicios del organismo capitular limeño.

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Pero, bajo una obediencia u otra, la Resp:. Logia mencionada se constituyó en un foco de luz masónica en toda la costa del Pacífico y, hacia fines del pasado siglo, en madre prolífica de algunos compatriotas nuestros que desearon, teniendo presente la circuns tancia de hallarse en suelo chileno, alzar las columnas de una Logia Simbólica en la jurisdicción de la Gran Logia de Chile con la conducción del Rodolfo Castro Herrera. Reunidos para con cluir un acuerdo de esta naturaleza, los masones iquiqueños solici taron del Gran Maestro Alejo Palma Guzmán la autorización necesaria para su funcionamiento, la que fue otorgada el 30 de octubre de 1895, con el objeto de organizar y fundar una Logia con el nombre distintivo de “Francisco Bilbao” Ns 23. El propósito de creación de ésta y de otras Logias en los valles de la Obediencia coincidió con los aires de renovación del nuevo Gran Maestro, sucesor del Gran Maestro Enrique Mac-Iver, que debió enfrentar los difíciles días posteriores a la Revolución de 1891 y que buscó fórmulas para reanimar los trabajos masónicos, decaí dos en todo el territorio de la República. Pero, por sobre la nobleza de las aspiraciones de los fundadores, que intentaron comunicar vida y permanencia al Taller recién creado, realizando tareas de beneficio general en el mundo exte rior, la Logia sufrió los embates de aquellos que se ofuscan con propósitos e intereses profanos. La parte más vulnerable del Taller, que es su estructura humana, recibió entonces rudos golpes, al hacerse patentes los ecos de la pasada guerra, las disputas por cuestiones territoriales, el nacionalismo exacerbado y los resabios, vivos y ardientes durante muchos años después de 1891, de la Revolución que sólo cuatro años antes había derribado de su eleva do sitial al Presidente de la República, don José Manuel Balmaceda. Este y otros problemas habían creado un ambiente negativo a la supervivencia de un organismo que tiene como base de su estabili dad el pedestal de la fraternidad, especialmente frágil mientras se consolida sólidamente este bello sentimiento en torno a los ideales y a las obras y trabajos. La nueva Logia 23 cayó en sueño. Sin embargo, el grupo de masones que tan brevemente había gozado del privilegio de animar una logia nacional en el valle de Iquique no se mantuvo en una quietud derrotista, así como tampo co los tenaces dirigentes de la Orden que, desde 1906, presidían la 56


Gran Logia, II:.HH:. Víctor Guillermo Ewing y Luis Navarrete y López, que no cesaron en insistir en su correspondencia epistolar a los masones dispersos que se reunieran para aunar esfuerzos y trabajarjuntos en una Logia rediviva. Fue así como un grupo de una veintena de masones, resueltos a despertar la dormida Logia, inició las gestiones para levantar columnas. Encabezados por quienes serían sus dirigentes, se reunieron en 1911, catorce años después del término de los trabajos, bajo la presidencia del V:.H:. Pablo Martens Müller, hijo de “Fraternidad y Progreso”, químico de pro fesión. Así, los masones iquiqueños lograron reagruparse oficialmente el 24 de julio de 1911, en la pequeña sala de clases de una pequeña escuela ubicada en calle Moquegua, actual Alessandri, en un inmue ble que perteneció al Círculo Italiano. Elegida la Oficialidad provi soria, el Venerable Maestro hizo dar lectura a los documentos que se había acordado remitir a la Gran Logia, solicitando autorización para reanimar los trabajos de la “Francisco Bilbao” N" 23. Esa noche, el Orador hizo resonar su voz en el aula de la escuela iquiqueña, declarando que la logia “Francisco Bilbao” había inte rrumpido su sueño para volver a entregarse a los trabajos masónicos y destacando la actitud de los viejos masones que pertenecieron a ella en el primer período, al abandonar resueltamente el reposo a que tenían derecho, para participar en esta nueva etapa del cons tructivo trabajo francmasónico. Luego de referirse al hecho de que esta Logia abriría una nueva senda masónica en el valle, ya que “Fraternidad y Progreso” no sólo dependía de un Or:. ajeno a nuestro país, sino que usaba un Rito diferente, agregó que tendría la misión de reanimar el trabajo sobre la piedra bruta que, abandonada en uno de los ángulos del templo, yacía en espera de ser labrada por los nobles artífices. Saben, queridos hermanos, el resto de la positiva aventura que se reinició en aquel lejano 1911. La Logia iquiqueña no dejó de sufrir los más diversos avatares en el transcurso del tiempo, no sólo de parte de aquellos que le propinaron los tres golpes que la derriba ron en 1895, sino que los efectos de dos Guerras Mundiales, la crisis del salitre, cambios profundos en lo político, social y administrativo y otros. Se ha mantenido, pues, la Logia “Francisco Bilbao” NQ 23 conforme a sus estatutos, apegada a las antiguas normas que en 57


todas las latitudes distingue a la Masonería: el trabajo esforzado, difícil, lento, con resultados aparentemente poco espectaculares, pero firme, sostenido, con la noble intención de redimir y perfec cionar al hombre, para integrarlo a la sociedad como un obrero de paz, progreso y libertad. Trabajo de no fácil ejercicio que esta Logia ha sabido vivir durante noventa y cinco años con la fuerza que transmite la unidad de sus hombres. Trabajo y unidad es, justamente, lo que la Franc masonería chilena reclama para su revitalización y trascendencia. El Gobierno Superior no cesará de reiterar a través de toda la Obediencia su renovado interés por la importancia de su misión esencial. La conocen ustedes, la preservan, la transmiten y la acre cientan. No hay válida razón para no subrayarla —con respeto y fidelidad a su tradición— con la atmósfera nueva de los nuevos tiempos del acontecer humano. Y para subrayarla no precisamos oratoria y decires fraternos sólo, requerimos la contribución efecti va de cada quien haya jurado frente al ara del Templo su pertenen cia a esta noble Institución de la cierta moral y de la perfección interminable para hacerla realmente la Institución de la Esperanza. No basta ser socio del Club de la fraternidad, es necesario y urgente ser socio de la Masonería. Ser iniciado permanente de sus principios, ideales, valores y doctrina. Ser el avanzado de la libertad, la justicia, la moral y la cultura. Ser el responsable de la educación de su pueblo, de su hermano, de su amigo, de su prójimo. Ser el incansable defensor de la persona humana, de su espíritu, de su imagen, de su estatura. Los que han vivido la historia de esta Respetable Logia y los que conocen su desarrollo pretérito en la contienda de los tiempos, no podrán olvidar jamás que estos noventa y cinco años no han sido sino un trozo señero en el alma de la historia civil de esta tierra norteña. Nadie ha podido escapar de su responsabilidad en las páginas de la conciencia de cada uno. Así se ha hecho el pasado, así se construye el presente y así se prepara el equipaje espiritual y material del porvenir. Por eso, quiere esta Directiva Superior del Gobierno Simbólico reunir otra vez, como si fuera el inicio, la voluntad de sus francma sones para que levanten la fuerza de su inteligencia y su coraje en la acción indesmentida de la masonería chilena. Necesita esta Or

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den chilena revivir con entereza el legado de los hombres que nos han precedido para hacer que los hombres del presente sientan vibrar su orgullo adormecido y comprendan que son los protagonis tas del progreso de la patria. Somos los hombres de estos Templos los encargados de asumir la dirección de los caminos del desarrollo y del cambio; somos los hombres todos de esta francmasonería los que tenemos que recordar, sin olvidarlo nunca, que llegamos a esta vida singular para trabajar el futuro positivo de este país. A eso estamos entregados, a eso los invito a ustedes, mis queridos herma nos, para que recomiencen otra vez el trabajo para la construcción interminable de la patria. No podemos hacerlo efectivo sin el concurso de todos, sin el deseo íntimo de unirnos, por la fe de nuestro propio convencimiento, en la cruzada sincera de la frater nidad. Esta revitalización que preconizamos es animar el espíritu creador de cada uno, es pensar en sí mismo y por sí mismo para persistir en el bien del hombre y de la francmasonería, es lograr la consecución del progreso, y es ayudar a trabajar el venturoso porve nir de este país. Queridos hermanos, en esta solemne Tenida de Aniversario de este Respetable Taller “Francisco Bilbao”, quiero decir la gratitud del Gobierno Superior de la Orden por el trabajo ralizado en estos Templos para contribuir al proceso de unificación y trascendencia de la masonería chilena en que todos estamos empeñados. Quiero declarar, sin descanso, la inmensa fuerza de la misión masónica, la más alta cima de los principios y doctrina, la más esclarecida fe en el valor de la responsabilidad y de la unidad de los francmasones de nuestro país. Quiero decir que sólo el rumor del saber masónico hará posible el perfeccionamiento del hombre en el nunca acabado oficio del masón ismo. Quiero agradecer a nuestro Delegado Regional de esta Jurisdic ción, al Venerable Maestro de esta Respetable Logia, a todos los Venerables Maestros que ocupan y han ocupado esta compleja dirección masónica y a los hermanos todos de todos estos Templos, la entrega de fiel ejercicio en el cumplimiento de su tarea. Quiero, finalmente, repetir, una vez más, la seguridad que alien ta a este Gran Maestro y a sus colaboradores por el permanente afán de laborar la intimidad del conocimiento para levantar el templo

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chileno de la modernidad y la esperanza y para hacer que la historia sea siempre el acontecer de nuestra propia historia. Que así sea. Valle de Iquique, 27 de septiembre de 1991, e:.v:.


TENIDAS EN CONJUNTO



Fiesta del Aprendiz

Algo se mueve en el corazón de los jóvenes que nacen a esta nueva vida de la Francmasonería. Algo que alienta la esperanza y el optimismo. Algo que va más allá de la cuotidiana cansina tarea de un voluntario compromiso. Nos alegra que por fin el llamado de la historia de doscientos setenta y cinco años, allá en Londres y los cientos treinta aquí en Chile signifiquen el reto inexcusable para mover también la mente. Nos alegra por la Orden. Por ella, porque somos todos los iniciados; por la sociedad misma, porque cuando se ganan hombres como éstos para trabajar por la verdad se construyen hombres más justos, libres y honestos para la convivencia en la humanidad. Anthony Sayer y Juan de Dios Arlegui, allá y aquí, fueron los Grandes Hombres que movieron las conciencias de la hermandad de nuestro mundo. Fue el inicio de un renacimiento que los años de esta historia se han comprometido con la moral, la filosofía y la cultura. Es imposible olvidar que la existencia de nuestra moderna Maso nería universal se debe no sólo al genio y al talento de estos viejos grandes hombres sino también al arrojo de la acción de todos los que han seguido los tiempos de esta historia. Ellos se han arriesgado a levantar su inteligencia y sus manos en las obras innúmeras que la civilización conoce y que muchas veces contradijeron opiniones, gustos, pensamientos de mayorías, iglesias o gobiernos. Esta noble tradición universalista está viva y a ella le debemos esta noche y todas, todas las noches y los días de común fraternidad feliz. Necesitamos recobrar cada instante la maravillosa tradición, no sólo para repetirla, sino para continuarla, enriquecerla y renovarla. Necesitamos inquietarnos cada día para mover sin descanso esta lección de la historia, lección de maestría, de pertinacia y despren dimiento. La Masonería se ha de resolver siempre en la celebración de su existencia y su misión más alta ha de estar en la responsabili dad del oficio de sus hombres. Sólo así podremos celebrar también 63


la dignidad de su corazón y su estructura en todos los aniversarios de los siglos del futuro. La república de esta Augusta Orden pretende, pues, conducir a los hombres a lo más noble que la evolución histórica produce: la civilización universal de la fraternidad. Y ese camino está enseñado por su doctrina de alta educación. Principios, preceptiva, organicidad, sistemas, son sus cimientos axilares. Su esencia, su substancia está en la vida de sus hombres y sus circunstancias. Y recordando a Ortega, se encuentran, se realizan, se desarrollan. Y como no están desvestidos de conocimiento y de cultura, ayudan a construir la sociedad. Por eso que no es utópico estructurar la sociedad de acuerdo con los caminos de la Francmasonería. No es utópico contemplar un mundo circundante de humanidad si verdaderamente hay trascen dencia de pensamiento, de doctrina y actitud masónicos. Y ahora que el mundo de la Francmasonería celebra sus centenarios aniver sarios, allá y aquí, que sea oficio de masones enseñar y aprender a conquistar la igualdad, a adquirir la libertad y a ejercitar la solidari dad, que es lo mismo que convencer al hombre de su pertenencia a una sociedad realmente humana. Queridos hermanos aprendices, quiero recordar esta noche con ustedes un pasaje de Unamuno en la “Vida de Don Quijote y Sancho”: “Me preguntas, mi buen amigo, si sé la manera de desencadenar un delirio, un vértigo, una locura cualquiera sobre estas pobres muchedumbres ordenadas y tranquilas que nacen, comen, duer men, se reproducen y mueren”. “Tú mismo te has acercado a la solución en una de esas cartas con que me asaltas a preguntas. En ellas me decías: ¿No crees que se podría intentar alguna nueva cruzada? “Pues bien, sí, creo que se puede intentar la santa cruzada de ir a rescatar el sepulcro de Don Quijote del poder de los bachilleres, curas, barberos, duques y canónigos que lo tienen ocupado. “Defenderán, es natural, su usurpación y tratarán de probar con muchas y muy estudiadas razones que la guardia y la custodia del sepulcro les corresponde. Lo guardan para que el Caballero no resucite”. Quiero compartir con ustedes, en esta Fiesta del Aprendiz, el

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recuerdo del inicio de una Cruzada, ocurrido hace doscientos setenta y cinco años en Londres, época en que las viejas tendencias operativas de la Francmasonería debieron dar paso a impulsos renovadores, incorporación de adeptos al margen de determinados oficios y traducción de las herramientas y símbolos tradicionales a un nuevo lenguaje de amor y paz universalistas. Quiero compartir con ustedes estos ciento treinta años de los francmasones de Chile, cruzada también plena de razón y senti miento para fomentar el ideal humanitario. “En marcha, pues, decía Unamuno a su amigo. Y ten cuenta no se te metan en el sagrado escuadrón de los cruzados, bachilleres, barberos, curas, canónigos o duques disfrazados de Sanchos. No importa que te pidan ínsulas; lo que debes hacer es expulsarlos en cuanto te pidan el itinerario de la marcha, en cuanto te hablen del programa, en cuanto te pregunten al oído, maliciosamente, que les digas hacia dónde cae el sepulcro. Sigue a la estrella. Y haz como el Caballero: endereza el entuerto que se te ponga delante. Ahora lo de ahora y aquí lo de aquí. ¡Poneos en marcha!” Queridos hermanos, algo se mueve en el corazón de los jóvenes que nacen a esta nueva vida del aprendizaje masónico. Algo que alienta la esperanza y el optimismo en esta Fiesta del Aprendiz. Algo que mueve el espíritu y hace revitalizar y trascender a esta noble Institución. Algo que la historia y esta Fiesta nos hacen recordar que la misión nuestra es la de construimos para un propósito útil y sano a la patria; la de hacemos para laborar en pro del engrandecimiento y bienestar colectivo y fraternal; la de encontramos para facilitar la acción y el pensamiento entre los hombres de Chile y el mundo. Algo para tener fe en nosotros y confianza en la capacidad de obrar. Algo para alcanzar el éxito y el triunfo con voluntad de hombres persistentes y capaces. Para hacer este camino es imprescindible que tengamos fe en la construcción de esta obra. Para que hagamos triunfar los valores positivos es infaltable la presencia de la confianza en la seguridad de nuestra acción. Para que seamos verdaderamente los líderes en la tarea diaria es preciso que pongamos toda nuestra fuerza con la certidumbre del hombre resuelto y optimista. Es necesario, pues, aprendices de la esperanza, mover el corazón infatigablemente para poder construir el camino de nuestra propia

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vida y el camino de la historia de esta maravillosa humanidad masónica. Que así sea. Oriente de Santiago, 12 de noviembre de 1992, e:.v:.


Fiesta del Compañero

Para los adultos del mundo actual, el término del siglo xx, tan próximo ya, plantea una situación de asombro y desconcierto, de esperanza y temor, quizá si irrepetible en la historia de la humani dad. En menos de un cuarto de siglo el mundo ha cambiado con velocidad de vértigo en todos los aspectos que abarca el saber humano, y el conocimiento acelerado y multifacético ha llevado al hombre a la luna, a mirar de cerca a Marte, a descubrir, recrear, dilucidar, imaginar la mayor aventura posible: la creación del uni verso, de la vida, en el estallido aterrador y magnífico de los átomos en la dimensión maravillosa del tiempo. Nosotros, los que hace un cuarto de siglo leíamos a Ray Bradbury como a Julio Verne de la infancia y nos aterrábamos con el mundo electrónico y deshumanizado que nos ofrecía como perspectiva, vemos ahora con un terror certero que esa ciencia-ficción hoy es realidad, con todas sus maravillosas creaciones, con todas sus terri bles secuelas, como si una gran peste cósmica fuera la necesaria consecuencia de una tecnología que va del simple interruptor doméstico a la creación de gemelos perfectos en probetas de labo ratorio y a la posible destrucción de la vida en un estallido atómico mundial. Vida-muerte en la mano del hombre que hasta no hace mucho dependía de sus manos para la existencia. Los niños de este fin de siglo, en cambio, nacen al mundo tecnológico y lo manejan con pericia, apenas necesitan un dedo para echar a andar el mundo que los rodea. Ya no escriben, no caminan, no amasan, no siembran, no... Casi todo es un no enorme que lleva a la molicie, salvo en los tocados por el don de crear arte y pensamiento. Pero la mayoría de los niños y adolescentes son llevados por complicados manejos propios de una sociedad que es empresa en su mayor extensión. En todos los países del universo surgen, hoy, palabras y clamores de hombres que ven con espanto cómo la tendencia mayor de la

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gente joven está marcada por el materialismo, el arraigo a lo inme diato, el vivir para el placer y el conseguir, fácil, el dinero que compra todo lo anterior. Se dice que la educación puede salvar al adulto futuro, que las políticas de justicia social, las creencias de fe, la paz universal, lograrán que el hombre siglo xxi sea un individuo armónico, espí ritu y materia sanos, para lograr un mundo mejor que el que hemos vivido. Sin embargo, infecundo e intrascendente sería todo si el franc masón que se genera en estos Templos no tuviera presente su acción de vida, su interés por la concepción del hombre, por su destino y su felicidad. Si no insistiera en vivir su vida ligado al trabajo permanente y liberador y lograr la plenitud de su formación iniciática y el ejercicio virtuoso de sus principios y doctrina. Si no orien tara la dirección de su trabajo en el camino cierto y efectivo del estudio y de la investigación y pretendiera ser portador de esos principios y de esa doctrina. Los cimientos de la Orden son sus francmasones y ellos son su vida y su futuro y con ellos, ella consigue la realización de sus fines y la consecución de su vigencia. Los francmasones son los protago nistas de la responsabilidad que les permite cumplir con dignidad la incansable tarea del intelecto y la fraternidad. Y los francmasones compañeros son los hombres que levantan la responsabilidad del trabajo como su misión esencial en el segundo tramo de su único y principal deber ineludible. No es fácil, lo saben, la función y actividades del Grado de Compañero, pero es parte fundamental de estas raíces de! aprender para promover el tránsito hacia el peldaño siguiente de este ascenso a la calidad del oficio. No nos engañemos con el fácil expediente de la celeridad de este aprendizaje segundo. Ascender no es sólo cosa de reglamento y disposiciones literales, ascender es responsable cuota de sacrificio, y no menos de dolor, en el camino a la preten dida aspiración de la maestría. No es cosa de apurar las normas, es cosa de apurar la inteligencia y el comportamiento conductual para alcanzar el ansiado nombre de maestro. El Gran Maestro reitera esta noche su fraternal decisión de advertir a docentes e iniciados —porque iniciados son todavía los compañeros— que no se obtiene el conocimiento y la experiencia 68


del grado sin antes evaluar, en honesto examen de conciencia, los aspectos fundamentales de la enseñanza programática y la rectitud disciplinaria del quehacer cuotidiano. No es fácil, pues, acercarse a los tramos superiores. Examen y apreciación propios y personales son condiciones previas para la exaltación del grado. Si no, ¿con qué títulos pretender este favor? ¿sólo con presentarse a las puertas del Templo recomendado y sin los avíos imprescindibles, claros, precisos y verdaderos? ¿Es lícito interrumpir los trabajos de la Logia sin estar seguro y compenetrado de los saberes aprendidos? ¿Se trae la noción de la dignidad personal, luz primera del espíritu de independencia moral, que hace del hombre una fuerza capaz de dirigirse y dirigir? Simbolismo, filosofía, historia y ritualística, ¿están asimilados? Vano esfuerzo será llamar a las puertas del Templo sin el equipa je iniciático exigido. Vano intento de superación sin el diploma de la conciencia y sin el título de aprendizaje interno. Vano, pues, será salir a las puertas de la calle ciudadana si las cinco gradas del templo de la personalidad de cada uno no se han transitado con rectitud y valentía. Queridos hermanos compañeros, el mundo de la calle ciudada na los espera, en días y noches de fiestas permanentes, y que la educación de ustedes en estos Templos del saber masónico los levante sin hastío para salvar al adulto futuro, para lograr un hom bre sano de espíritu y materia y para alcanzar la verdadera luz de progreso y esperanza para la patria. Que así sea.

Oriente de. Santiago, 4 de noviembre de 1993, e:.v:.



Fiesta del Maestro

Para acabar esta Fiesta de Maestros quiero esta noche recordar al poeta y patriota de la libertad, José Martí, en su sentido, breve y profundo mensaje de la arquitectura de la libertad. “Catedrales debieran hacerse, porque los edificios grandiosos entusiasman, conservan y educan; pero no esas catedrales de ritos, a que los hombres sólo se apegan para salvar su hacienda y privile gios en esta hora obscura, y son, más que catedrales, murallas, y más que altares, parapetos; sino una arquitectura nunca vista, donde se consagrara la redención del pensamiento y fuese el entrar en ella como en la majestad, y como sublimarse en la compañía de los héroes, vaciados en bronce; ¡y las puertas, siempre abiertas! La libertad debiera ya tener su arquitectura. Padece, por no tenerla”. Venerables Maestros, “nuestra Orden ama la libertad y enseña a sus adeptos a romper por sí mismos las cadenas que tienen subyu gada la exacta percepción de los fenómenos de la naturaleza, así como los juicios y raciocinios de su mente”. Así lo proclama nuestro ritual y así lo he querido traer otra vez al entendimiento de ustedes, porque hay conveniencia de mantener vivas esas enseñanzas para no olvidar cuán sabias son en el plan trazado por la Masonería. Y recuerden ustedes ese hermoso pasaje de la leyenda de Hirarn, cuando el maestro le responde al compañero Jubelás: “El camino seguro para conseguir tus deseos se encuentra en el estudio de la arquitectura; en ese grandioso, incomparable palacio de la naturaleza, en el cual trabajan miríadas de millones de seres, que tú no ves ni escuchas, ni siquiera presientes, a pesar de que tu existencia misma no es sino su obra constante de armonía. Vuelve en ti, rompe la venda de tus ojos; estudia, trabaja y la palabra secreta de la fortuna y del poder brillará para ti. La ignorancia es la negación de la luz; la pereza es la negación de la vida. ¿Cómo, pues, podría darte, aunque yo lo quisiera, vida y luz, si tus condiciones son ignorancia y pereza?” 71


Catedrales grandiosas hagamos, mis queridos hermanos, de es tos Templos; que entusiasmen, reconforten y eduquen y donde se consagre la redención del pensamiento, como reclamaba Martí y donde fuese el entrar en ella como en la majestad. Puertas abiertas a la inteligencia, a la fraternidad y a la cultura. Puertas abiertas a la libertad del espíritu, a la libertad de conciencia individual, a la libertad de la conciencia de todos. La libertad hay que trabajarla desde el fondo de uno mismo, en el medio de la disputa entre la ignorancia y el conocimiento, la abulia y la firmeza, la soledad y la alegría. La libertad hay que educarla con la pasión del que está convencido de que es el único camino hacia la propia identidad y autonomía. La libertad es luz y es vida; es la arquitectura humana consagrada en estos Templos por la fuerza del aprendizaje y la pertenencia, de la solidaridad y la pertinacia. No hay que olvidar que nuestra Orden ha nacido en la historia de la humanidad con un mensaje de igualdad y fraternidad entre los hombres. La tolerancia y el respeto surgidos al interior de nuestros Templos iniciaron un diálogo fecundo entre los herma nos. Se trata hoy de extender este diálogo intramuros hacia el exterior para que esta libertad masónica aprendida entre la igual dad y la fraternidad, la inteligencia y el amor, se convierta en fundamento de un diálogo a nivel universal. Si la Francmasonería en el pasado fue capaz de imponer en el mundo el término de las desigualdades de clases y de hacer posible la aparición de la demo cracia, debemos pensar hoy que, de la misma manera, la Francma sonería debería ser capaz de desencadenar un diálogo fructífero entre todos los hombres y los pueblos para afianzar la libertad y la democracia, la tolerancia y el respeto, la moral y la concordia y aguardar con esperanza y optimismo el futuro de nuestras patrias. La libertad a la que aspiramos, mis venerables hermanos, es la libertad de cada masón, es la soberanía de cada uno repartida a lo largo de la Obediencia, es la soberanía de todos. Pero es, más que nada, la libertad y soberanía conquistada por sí mismo, por el trabajo iniciático que nos hace capaces de pasar de la ley que nos fuerza a perseverar en la existencia a la ley del amor que nos hace un poco ceder nuestro deseo para acceder al deseo del otro. Se trata, pues, de una conversión de la mirada que dirigida al exterior

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se vuelca al interior para descubrir allí no la imagen de sí mismo, sino aquella otra presente en nosotros mismos. Tal es la libertad y fraternidad que hemos puesto en nuestra obra y que debemos practicar sin renunciamiento de verdaderos masones. La Fiesta de ustedes esta noche nos ha acentuado la idea de que la libertad es indispensable para el progreso del individuo y de la sociedad, pero, a la vez, es uno de los temas más complejos y cuestionables de cuantos existen. “No hay filósofo, ni ensayista, ni ideólogo —decía un periodista, recientemente— que, frente a su bandera multicolor, no exponga sus propias ocurrencias”. Ya lo hemos oído en el trabajo de esta noche y seguiremos, sin duda, conociendo en el futuro interpretaciones plurales acerca de nuevas ocurrencias. Y continuaba el articulista: “a la libertad paradójica mente la exaltan con igual fervor los partidarios de la democracia como los devotos de las dictaduras. Por añadidura, agréguese que el mismo grado de libertad que acrecienta a un ciudadano ya preparado para disfrutarla, rebaja a otro que no sabe qué hacer con ella. Y hay más aún: en el orden social es más fácil que funcione bien gracias a las cortapisas impuestas por la ley, que en el orden individual, donde el egotismo es incontrolado y gravitante en esos enfoques críticos que debieran ser lo más objetivos posible”. Por eso, mis queridos hermanos, es hoy más que nunca un deber ser fieles a la cadena de la transmisión iniciática, proseguir la obra iniciada hace siglos y permitir que todos persistamos siempre en la construcción del Templo de la humanidad para que la libertad pueda tener su propia arquitectura y para que no padezca por no tenerla. El progreso de los pueblos nunca ha dejado de sufrir dolores y penurias, soledades e injusticias, pero siempre ha levantado la inteligencia y la voluntad de los hombres y las fuerzas de la natura leza para enaltecer las edades de la historia. El estudio de la vida del mundo conocido ha sido misión esencial de los maestros masones y hoy, como ayer, esta Masonería de Chile reclama este deber irrenunciable compatible con sus propios derechos. Este deber trabajará, en la confidencia bullcnte del Taller, la libertad política y espiritual del hombre y la conquista de su emancipación. La libertad necesita la indispensable solidaria atmósfera del Templo para estallar afuera en verdadera resurrección de vida a la libertad.

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Así será posible enseñar a los demás la responsabilidad para hacer a los hombres libres, iguales y hermanos. Misión de maestros es, pues, enseñar a conquistar la libertad. Hiram, lo saben ustedes, es el símbolo universal de la fuerza misteriosa que cada día produce en el universo más armonía, más justicia, más amor, más libertad. “Hiram es la justicia escarnecida, es la libertad violada, es la civilización invadida por la barbarie, es la cultura intelectual y moral avasallada por la superstición y el fanatismo, es el progreso conteni do por sofismas y persecuciones. Pero la libertad y la justicia, la civilización y el progreso, son fuerzas indestructibles que, como Hiram, pueden padecer un eclipse momentáneo; pero que impri men rumbos a la evolución y provocan, un día u otro día, la resurrección gloriosa de los nombres de aquellos que cumplieron abnegadamente su deber y su misión”. Hiram, mis queridos hermanos, es el maestro de los Templos de la historia; es el maestro de los Templos del hombre. Que las puertas de estos Templos estén siempre abiertas a la redención del pensamiento para que la libertad construya en ellos su ansiada y verdadera arquitectura. Que así sea. Gran Templo, 12 de noviembre de 1991, e:.v:.


Cámara en Conjunto de Primer Grado

Voy a citar un trozo de la Carta VIII de las “Cartas a un joven poeta” de Rainer María Rilke, por convenir al tema que nos ha preocupado esta noche, por ser cartas de un poeta maestro a un aprendiz de poeta. Dice él: “...Porque estamos solos con lo desconocido que ha entrado en nosotros, porque nos han quitado por un instante todo lo familiar y habitual, porque nos hallamos en medio de un tránsito donde no podemos permanecer, es por eso que también lo nuevo, lo agrega do, ha entrado en nuestro corazón, ha ido a su cámara íntima, y ya tampoco está allí..., está ya en la sangre. Y no llegamos a enterarnos de lo que fue. Se nos podría hacer creer fácilmente que no ha acontecido nada y, sin embargo, nos hemos transformado como se transforma una casa en la que ha entrado un huésped. No podemos decir quién ha venido, quizá no lo sepamos nunca, pero por mu chos indicios conocemos que lo futuro ha entrado de esa manera para transformarse dentro de nosotros mucho antes que acontezca. De ahí que sea tan importante estar solitario y atento, porque el instante aparentemente en blanco, inmóvil, en que nos penetra nuestro futuro se encuentra mucho más cerca de la vida que aquel otro momento ruidoso y casual en que él nos acontece como desde fuera...Así como se estuvo mucho tiempo en engaño sobre el movi miento del Sol, se engaña uno todavía sobre el movimiento del porvenir. Lo futuro está fijo, señor Kappus, pero nosotros nos movemos en el espacio infinito”. Hasta ahí la cita. Queridos hermanos aprendices: He participado con vivo entusiasmo en vuestras Cámaras conjun tas anteriores, he conocido la expresión de numerosas respuestas vuestras al compromiso escrito en el recinto secreto de las reflexio nes al ingresar aquí vosotros, he tenido la oportunidad de leer los trabajos presentados en vuestras Logias, he tomado contacto perso nal y escuchado vuestros pensamientos, y siempre he podido com

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probar vuestras aspiraciones y anhelos en relación con el hombre, la sociedad y el mundo. Deseo ardientemente invitaros hoy a compartir estas mismas inquietudes vuestras y a proseguir con tenacidad iricnunciable el camino que os dicte vuestra joven conciencia. Invitaros a pensar en vosotros mismos y a reconocer responsablemente que el futuro lo hacéis vosotros. A convenceros de que el tiempo y el espacio son estáticos e infinitos y que vosotros pasáis por ellos así como el viajero ve pasar el paisaje desde la ventanilla de un tren. Deseo invitaros a que no cedáis a la indolencia y pesimismo vuestra sana voluntad de vivir resueltamente el momento que os ofrece esta noble y vieja Institución de la Esperanza, a sentir que sois parte de ella y que espera de vosotros vuestra inteligencia y vigor para asumir la tarea del futuro. Sois los hombres del porvenir, los encargados de mirar el mundo y sus realidades con la confianza juiciosa de que formáis parte de esta sociedad fraterna que os ha recibido para iniciar la aventura del pensamiento y de la acción francmasónicos. Deseo deciros que de los jóvenes debe nacer el optimismo masó nico, así como lo manifestáis entusiastas en el encuentro de esta noche. El Gran Maestro y la Obediencia toda están necesitados de vuestra respuesta personal, nacida desde el claustro mismo de las reflexiones, al llamado interrogante de los deberes que tenéis para consigo mismo y los del hombre para con sus semejantes. Si pene tráis honradamente en vosotros, sabréis, a ciencia cierta, qué re cuerdo desearíais dejar después de vuestros días y cuál sería vuestra última voluntad. A vosotros corresponde luchar también con insistencia por la dignidad del hombre, por una vida noble, por el amor, y sobre todo, hacerlo con una voluntad indesmentida. Todos sabemos —y lo supimos con transparencia en la cámara de Reflexiones en esa noche memorable, y lo seguimos sabiendo— que al descender a nuestro yo interior descubrimos aspiraciones no satisfechas y ripios y defectos, pero de la misma manera sabemos que yacen en nuestra intimidad fuerzas y virtudes todavía no ejerci tadas y aptitudes deseosas de estallar en concretas realidades. Eso vosotros lo sabéis y quiero que sigáis pensando en ese calor y fervor vuestro para hacer verdad lo tanto positivo de vosotros que

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hay a vuestro alcance, material de voluntad y espíritu que brota como la hiedra apegada a vuestra propia figura humana. Apartad de vuestro lado la pusilanimidad, la ligereza, la comodi dad y el egoísmo y recordad la lección de Maestría que aprendisteis el maravilloso día de vuestra iniciación. Leed y repasad la profunda humanidad del Ritual de vuestro grado y hallaréis allí el camino verdadero hacia vuestra perfección y crecimiento. Así descubriréis que vuestro discurso diario se transforma en acción cierta en la incansable tarea de ayudar a los que sufren, de enseñar a otros a trabajar por una sociedad más justa, por un país ansioso de levantar su propia identidad. Será más fácil la ruta del desarrollo y el progreso si vosotros cooperáis con vuestra inteligencia a construir la vida de los hijos de esta patria. Sed vosotros los protagonistas jóvenes de esta fraternidad nuestra, de esta modalidad distinta de encarar el ejercicio de este oficio, de esta pasión devoradora de masonismo. Bajad, pues, al nacimiento de esta nueva vida vuestra de apren dices a coger la semilla primera del alfabeto iniciático y miradla como si fuera ya el árbol de vuestra conciencia emancipada. Bajad otra vez y cuantas veces sea necesario al aposento donde aguarda bais el encuentro con la luz masónica y vivid vuestras vidas, con sus pesadumbres y grandezas, en la más honda sinceridad, sin pregun tar jamás por las recompensas o salarios. Ese descenso a vuestras soledades os hará suscitar las riquezas de vuestros pensamientos y aireará vuestros temores para hallar las otras recompensas del espíritu. Esas son las esencias de vuestro mundo, esas son las atalayas de la responsabilidad de vuestra fe. Aprendices de hoy, os digo esta noche con unción de viejo caminante, volved a encontraros a vosotros mismos, sed generosos y valientes, descubrid otra vez vuestros orígenes, avivad vuestras raíces, revivid vuestros valores auténticos y así se hará posible más limpia vuestra personal historia y la historia bullen te de la herman dad de Chile. Os repito las palabras del poeta, como si fuera la Cámara incierta de la Reflexión primera: “Se nos podría hacer creer que no ha pasado nada y, sin embar go, nos hemos transformado como se transforma una casa en la que ha entrado un huésped. No podemos decir quién ha venido, quizá 77


no lo sepamos nunca, pero por muchos indicios conoceremos que lo futuro ha entrado de esa manera para transformarse dentro de nosotros mucho antes que acontezca”. Ojalá que ese futuro del poeta sea el futuro de ese hombre puro de la Cámara de Reflexión que se quedó en vosotros definitivamen te para siempre.

Oriente de Santiago, 01 de junio de 1993, e:. v:.


Cámara en Conjunto de Segundo Grado

En el ceremonial de aumento de salario, se recuerda a los candida tos que la Francmasonería es una escuela que derrama la verdad y que impulsa a la acción. Y que el hombre es cierta y esencialmente social y no se le puede considerar aislado. Pero evidentemente no se concibe, sin absurdo, una sociedad de constructores, si sus miem bros carecen de capacidad para construir. Y he aquí, pues, que la Masonería, en cada región o en cada lugar —como lo estamos comprobando en cada jurisdicción del país visitada— es lo que son los masones en esa región o lugar y que, si como asociación preten de contribuir a solucionar los problemas sociales, debe comenzar por la educación de sus adeptos en los principios y métodos relacio nados con el ideal que se propone convertir en hechos económicos, científicos, sociales, de civilización, en una palabra. Yel hombre es el punto de partida y el objetivo de nuestra Orden para despertarle el sentimiento de la propia dignidad. Estas Cámaras de Conjunto tienen el propósito, pues, de demos trarnos cuánto de ese conocimiento asimilado hemos sido capaces de reelaborar con nuestras propias fuerzas interiores. En cada Logia se ha recibido la enseñanza del grado y cada cual ha podido reconstruir en aprendizaje lento su más íntimo repertorio de viven cias masónicas, y también, en detenido examen descubrir el reco nocimiento de su personal progreso. Porque es obra de la Masone ría propender a despertar esas fuerzas que se hallan en el fondo de cada hombre para que surja esa noción clara de la dignidad perso nal de que hablamos. La incansable búsqueda de sí mismo no ha de cesar jamás, porque en el encuentro de los avíos intelectuales reconocibles en cada uno y de los impulsos del saber que llega ha de efectuarse el diálogo interno del asombro del aprendizaje nuevo. Esa búsqueda sostenida del saber que se esconde en la simbología y el ritual trae la luz necesaria para la comprensión de las ideas, los conceptos, los valores, la visión, en suma, del renacimiento del saber masónico. 79


Por eso es tan importante ese afán de cada día y cada noche de recogimiento reflexivo del templo interior del masón de esta Or den. Por eso es tan importante reconocerse en la intimidad de las Cámaras de Logias y mirarse también en el ejemplo de estas Cáma ras Conjuntas. Yeste ejemplo debe entenderse como la consecuencia del traba jo realizado por todos y cada uno. Porque el trabajo en Masonería es el creador y el educador de la vida. “Es la dignidad del hombre, su emancipador, la garantía de su libertad y potencia progresista”. El ritual de los hermanos Compañeros les proclama que el trabajo educa para libertar al hombre, para convertirlo en fuente de salud y alegría, para elevarlo como lábaro de perfectibilidad y redención. ¿Acaso no han descubierto ustedes que el objetivo del trabajo en los Talleres es el camino hacia la perfección y el progreso humano? ¿Y que es el camino de la educación y la cultura? No erramos cuando afirmamos que es duro ejercicio el oficio de masón. No erramos, porque ser hombre de estos Templos cuesta tanto como la vida misma de cada quien, de cada pueblo, de cada humanidad. Es duro ejercicio, lo saben ustedes Compañeros, si se han aplicado lo suficiente, construir el edificio inmaterial de la propia personali dad al ascender las gradas de la inteligencia, la rectitud, el valor, la prudencia y la filantropía. En este ejercicio reside toda la importancia del encuentro consi go mismo y con los hombres que nos rodean. Es la forma elemental de la convivencia y la cooperación. Es la fuerza unificadora social, es prueba y expresión de la vida en común. Produce la voluntad de ayudar, de respetar la opinión de otro y de trazar la segura ruta de la fraternidad. Este modo de trabajo masónico es el de una forma ción auténtica, profundamente ética, construida a través de la escalera del perfeccionamiento humano en la casa de la justicia, de la libertad y de la tolerancia. Construida en el acceso abierto a los bienes espirituales de la vida y a la plenitud de su condición huma na. Al ser éste su propósito esencial, se constituye esta Cámara en la morada de noble humanitarismo. La formación educativa y cultural es para nosotros mucho más una pregunta dirigida al masón mis mo, al uso de su saber, a la confirmación de su vida. Es convertir este proceso vital en la finalidad del trabajo masónico. Esta es la razón de la Orden para dignificar el trabajo y dignificar al hombre.

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Queridos hermanos, el mundo que tenemos que buscar es un mundo en el cual el espíritu creador esté vivo, en el cual la vida sea una aventura llena de alegría y esperanza, basada en el impulso de construir sin descanso. Eso es lo que pretende esta Institución de la esperanza. Tiene que ser un mundo en el cual la solidaridad pueda obrar libremente; el amor esté purgado del desamor; la crueldad y el terrorismo hayan sido disipados por la educación y la cultura, y los instintos constructivos de vida se llenen de ideales, valores y de espíritu. Un mundo así, queridos hermanos Compañeros, es posi ble; sólo espera que los hombres de estos templos quieran ayudar a crearlo. Gran Templo, 12 de junio de 1991, e:.v:.



Cámara en Conjunto de Tercer Grado

Esta noche hemos asistido a una Cámara de estudio sobre el “Len guaje específico del Grado de Maestro”y hemos podido comprobar una vez más la importancia de este proceso docente iniciado hace tantos años en nuestra Masonería chilena. Esta es una Cámara trabajada por las Respetables Logias Verdad, Renovación, Hermes, Avance Victoria, La Cantera, Concordia, Moisés Mussa Battal; todas ellas del día lunes, con una sola excepción, Verdad, y otras que no se sumaron a esta conjunción y que pertenecen al mismo día de la semana. Esta labor conjunta significa para los Hermanos de esas Respetables Logias un esfuerzo y una dedicación de aprendizaje que es justo apreciar en todo lo que ello vale. Y significa, además, la respuesta cierta de estos Hermanos por avanzar en la comprensión del lenguaje masónico, domiciliado en grado y nivel legítimos. Es como recordar ahora el texto literal del Respetable Maesüo en su primer parlamento del Ritual de Exaltación: “Aspiráis a la plenitud de los conocimientos que la Masonería Simbólica suministra. Esto nos indica vuestro propósito de perseve rar en la vida masónica”. Comprender este lenguaje es entrar al inicio de los muchos caminos que avanzan hacia las varias y complejas estancias de este llamado sublime grado de maestro. Quedarse en los atajos es como no caminar el camino derecho e ir bordeando la aspiración a la maestría de modo artificial, matando la real aspiración y tornando vacío el intento de alcanzar lo deseado. Es también como tener esclavizada nuestra inteligencia y no quisiésemos discernir por sí mismos para familiarizarnos con el libre examen que emancipa y poder ser masón de verdad. El lenguaje del maestro es el lenguaje de la Masonería, que no puede sembrar la duda en las inteligencias, porque es una escuela constructora de educación. Y ese lenguaje debe conservar la integri dad de su inteligencia para conquistar la plenitud de la maestría. Cuando se estudia, como lo hacen los masones en sus Cámaras, 83


es posible reconocer cómo los conocimientos diversos y esotéricos se asemejan y se agrupan y de los más varios ocultos asuntos surgen, tendiendo a una idea altay central, las mismas ideas. Esta educación directa y sabia; esta aplicación de la inteligencia que inquiere sin cesar; este empleo sereno de la mente en la investigación de todo lo que salta a ella que la estimula y le da modos de vida; este pleno y equilibrado ejercicio del hombre, de manera que sea como de sí mismo puede ser; esta educación de este lenguaje, quisiéramos que fuese plural en todos los maestros de todos estos valles de la Obe diencia. Este lenguaje y su vitalidad dependen de nuestra propia vitali dad, porque esta educación, al abrirnos vastos caminos desconoci dos, nos inspira el deseo de entrar por ellos. Todo hombre en estos Templos recibe su enseñanza, como código de virtud, fijador de ideas y esclarecedor de la mente. Y deja esta enseñanza en el espíritu, cierto gigantesco ímpetu de renovada experiencia y sabiduría. Este lenguaje de la Masonería enseña modestia, y a medida que se va conociendo más y más, pareciera que la virtud se hiciera más fácil y más amiga, y la fraternidad más verdadera. Esto es lo que han estado haciendo estos Talleres en laborío colectivo y esto es lo que se espera en cualquiera otra geografía logial de la Obediencia. Porque no hay que olvidar —como lo reitera la doctrina— que la facultad que da al hombre acción preponderante sobre los demás seres animados y sobre los elementos y fuerzas de la naturaleza, es la inteligencia, que fortifica la voluntad y ennoblece los sentimien tos. Y no hay que olvidar que es necesario mantener vivas estas enseñanzas para recordar siempre la sabia lección que encierra este grado de maestro. Lección que otros apuntaran, ajenos hombres de estos Templos nuestros, hombres que nada saben de este lenguaje nuestro, en el homenaje reciente del Senado de la República a la Gran Logia de Chile. Dijeron entonces esos hombres que los principios que la conforman contribuyen a afianzar el camino hacia la tolerancia y el respeto y a comprender en el sentido de nación todas las filosofías a fin de consolidar el humanismo, la libertad y la paz. Que sus hombres asumen unidos el futuro, con la tranquilidad de saber que 84


las instituciones que agruparon a los grandes pensadores se aleja ron del integrismo y el maniqueísmo al comprender que la verdad absoluta no admite interpretación, que el afán de libertad sólo se justifica cuando acepta el derecho del hombre de creencias y cuan do éste, a su vez, comprende a aquél que yerra, y ambas posiciones confluyen en la expresión tomista: distinguir para unir, sin exclusio nes. Apuntan que lo anterior significa un avance hacia nuevas formas de convivencia intelectual y social, donde no es la razón la que une o divide a los hombres, sino la capacidad o incapacidad de respetar los derechos de los demás. Connotan que como ese dere cho es parte de la esencia de la Masonería, ésta tiene un espacio asegurado en el tiempo por construir. Señalan, además, que negar el papel protagónico que tantos masones ilustres han desempeñado en la causa de la independen cia, desarrollo, tolerancia y progreso del país, sería negar la historia. Recuerdan que el renacimiento de la democracia permite que el Senado rinda homenaje a instituciones tan importantes como la Masonería, a la cual suman sus saludos y reiteran su disposición para dialogar en aras del bien común. Y agregan, por último, que, dados los difíciles momentos que vive la humanidad, los profundos pensamientos comprendidos en sus postulados serán indispensables para iluminar el próximo futu ro. Venerables Hermanos: ¿Cómo no recordar ahora estos principios tan férreamente sóli dos en la conciencia ciudadana de otros hombres? ¿Cómo no esperar que la lección de los maestros de estos Tem plos no sea más imperiosa y detonante que esa, alzada en la voz generosa de los hombres del Senado chileno? Voces y palabras de este particular lenguaje que en esta noche de Cámara se muestra como una enseñanza más para el entendimien to de todos los maestros de esta Orden. Ojalá que esta lección nos ayude también a protagonizar en propiedad la misión esencial de la Masonería para saber difundirla con leal entereza y con respeta do oficio. Ojalá que nuestros maestros, responsables gemimos de la lección de maestría y hacedores permanentes de la perfectibilidad humana de estos Templos, no olviden nunca la lección primera: 85


“Nuestra Orden elige hombres, los educa, los organiza y discipli na; corrige en ellos, cuanto es posible, los defectos de herencia; les enseña a seleccionar los elementos útiles del ambiente en que se desenvuelven, y les indica el rumbo de las evoluciones que han de llevarlos a su destino”. “Purifica al hombre, se purifica a sí misma, por el propio esfuer zo, sin intervenciones extrañas, purifica por medio del estudio, por el ejercicio de [ajusticia y por la actividad del trabajo”. “No es una secta, ni es un partido. Investiga, enseña, educa, sin móviles religiosos ni políticos. Comienza su obra en los hermanos, y por consecuencia lenta, pero eficaz y profunda, la termina en la sociedad profana. Prescinde de las pasiones e intereses de círculo para inspirarse sólo en altos ideales. Aquí se encuentra el funda mento de la solidez de la Institución Masónica, el secreto de su proselitismo, la universalidad de su prestigio y la flexibilidad, a la vez que la certeza de sus métodos. Puede así adaptarse a las evolucio nes sucesivas de la civilización en cada tiempo y en. cada país. No lo olviden, mis Queridos Hermanos. De otra manera, la Francmasone ría habría desaparecido, como una de tantas instituciones huma nas; mientras que, por el contrario, la encontramos inconmovible, imperturbable, como una roca, en medio del oleaje de las evolucio nes y revoluciones de la humanidad.” Ojalá que esta lección sea la de todos los maestros que responsa bilizan con su sabiduría y asistencia el Templo de todos los hombres de esta amada Obediencia. Ojalá que así sea. Gran Templo, 21 de agosto de 1992, e:.v:.


Tenida de confraternidad en homenaje a la Independencia del Perú en la Respetable Logia ‘Juan Noé Crevani” Ns 159. Valle de Arica

“Voy a hablar ele la esperanza"

César Vallejo “Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente. “Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente. “Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo! “Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy

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no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente”. Siempre habrá una esperanza. Esta noche he querido recordar, a cien años de su nacimiento, a este poeta genial, cuya sin par estatura nos seguirá clamando las raíces primeras de esta América nuestra. Hablar de la esperanza en su norteña voz es llamar a defender juntos la solidaridad, la libertad, la democracia. Es respetar la diversidad de hombres y palabras y caminar unidos en los caminos del desarrollo individual y colectivo. Hablar de la esperanza esta noche de agosto es añorar, en conciencia americana, a todos los que han construido nuestras patrias y han levantado su espíritu con fuerzas de valientes y pode rosos. Hablar de la esperanza entre hermanos de estas fraternas tierras es también seguir creyendo en la exaltación de los más altos valores y en la integración de los pueblos de este verde continente nuestro. Es, como diría un poeta de Chile, “partir de la raíz del indio” y recorrer su apasionante geografía sin temores y descanso. Es, en cierto modo, recrear un mundo nuevo con la misma fe de los que hicieron la historia de sus tiempos. Y justamente aquí, en este pequeño y grande universo de la Masonería, están los hacedores del porvenir y la esperanza. Aquí están los hombres que en la intimidad de sus Templos trabajan el futuro y las lecciones de la vida, las ásperas tareas humanas y la auténtica comunidad del hombre, de todos los hom bres que buscan la verdad. Porque la misión de la Masonería es el encuentro con la verdad y su renovado propósito es despertar el corazón de los hombres para mostrarles el universo en que vivimos y comprender que no estamos solos. Y la misión de esta Masonería de Chile es también reanimar la fraternidad entre los hombres para reencender su espíritu y edificar el gran Templo de la unidad humana. Un ideal nunca deja de serlo, mientras haya hombres que lo consideren su aspiración máxima, su meta necesaria e intransable, su proyecto de futuro para sí y para la humanidad.

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El ideal bolivariano cobra cada día relieves de más realidad, precisamente en los momentos en que los acontecimientos mundia les han desembocado en el derrumbe del cuadro político de post guerra de dos bloques contrapuestos designados con los nombres convencionales de Este y Oeste. Las grandes potencias que repre sentaron ambas formas antagónicas de concebir la organización social, buscan afanosamente una fórmula para compatibilizar las posiciones extremas, dando paso a una nueva concepción del hom bre, de su libertad y de su cometido social y, en lo económico, a una más justa organización del trabajo, de la estructura de la propiedad y, especialmente, del control de los llamados medios de la produc ción. Es, sin embargo, innegable que este vuelco fundamental ha dejado en evidencia el peligroso y creciente abismo que existe entre las dos Areas Geoeconómicas que hoy dividen el mundo. Una, la del llamado Norte Desarrollado y la otra, la del Sur en Vías de Desarro llo. A la abundancia de bienes y servicios existentes en el Norte, corresponde en el Sur un inadmisible retraso, siendo precisamente en el Sur donde vive la mayor parte de la humanidad. De este modo, la anhelada unidad del mundo, en otras palabras la unidad del género humano, está seriamente comprometida. Nuestra América Latina vive aún ese retraso inadmisible. Reinan en ella las diversas formas de desigualdad económica, social, políti ca y también religiosa de que son víctimas los países, y las discrimi naciones de todo tipo, de modo especial, la más odiosa, basada en la diferencia racial. Esta realidad que viven nuestros pueblos constituye un gran desafío, ante el cual debemos reaccionar de manera planeada, racional y voluntaria. Es necesario realizar la Gran Proeza de la Integración Latinoamericana, reeditando ese ideal que sustentaron en su momento los proceres de nuestra Independencia. De allí el profundo y trascendente significado de esta Tenida de Confraternidad en homenaje a la Independencia de la República hermana del Perú, que esta noche realizan las Respetables Logias del Valle de Arica. La presencia de nuestros queridos hermanos del Sur del Perú representa una vez más la voluntad de trabajar, con elevados sentimientos y generosidad, sobre el mosaico unificador del Templo Masónico.

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La proclamación de la Independencia del Perú, ocurrida un 28 de julio de 1821, fue el resultado de la confluencia de grandes corrientes libertadoras: la argentino-chilena de San Martín y O’Higgins, la venezolana de Bolívar y las propias iniciativas emancipado ras del pueblo peruano, que aportaron su ideal y su acción a una gran cruzada continental. Yen ese ideal estaban el pensamiento de la Ilustración, de la Revolución Francesa y de la Independencia de los Estados Unidos, vinculados todos por el ideal libertario de la Francmasonería Universal. Ideal libertario que se transforma en una noble tradición al interior de nuestros Templos y que está presente esta noche para recordarnos que debemos ser capaces de desencadenar un diálogo fructífero entre todos los hombres y los pueblos para afianzar la libertad y la democracia, la tolerancia y el respeto, la moral y la concordia, y construir con esperanza y opti mismo el futuro de nuestras patrias. Estos y muchos otros son los caminos que buscan en estos Templos los masones para desempeñar este momento histórico, momento de orientación del pensamiento hacia el porvenir y la mutación, hacia el descubrimiento de la real seguridad por la adhesión al progreso. “No se puede predecir el porvenir; se puede inventar porvenires”, ha dicho un autor. Y otro ha exclamado: “Se puede prever diversos porvenires; pero se debe escoger y desear un porvenir”. Es lo que espera este Gran Maestro de los hombres de estas Logias y de todas las Logias de las Obediencias para cumplir con el propósito de participar en el progreso de la educación y la cultura, para tener una visión amplia del futuro, para discernir las elecciones que ofrecerá el próximo camino, para identificar con claridad las intenciones de nuestra propia realidad, para asegurar con entereza la respetable estatura de la Institución masónica uni versal. ¿No es esto acaso revitalizar nuestras acciones, reanimar la frater nidad y la inteligencia y difundir el convencimiento de nuestra responsabilidad? ¿No están aquí los hombres del futuro que aprendieron de los hombres del ayer la valentía de su coraje y la verdad de sus valiosas vidas? Así lo dicen, por lo menos, las lecciones de cada noche en estos Templos y, sin duda, su trascendencia en el proceso de su actuar profano. 90


Gracias, Venerables Maestros y queridos hermanos, por haber nos invitado a participar hoy en este homenaje tan sentido a nuestra hermana República del Perú. Gracias por hacernos participar en esta modalidad masónica de revivir un ideal, que debe seguir siendo nuestra aspiración máxima, nuestra meta necesaria e intransable, nuestro proyecto de futuro para nuestros pueblos de América y para la humanidad. Gracias por la esperanza. “Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente”. Siempre habrá una esperanza. Ojalá que así sea. Valle de Arica, 8 de agosto de 1992, e:.v:.



Tenida Solemne de Primer Grado en la Jurisdicción de Antofagasta

Hemos venido con los Venerables Hermanos que constituyen el gobierno Superior de la Francmasonería Chilena y los Grandes Delegados del Gran Maestro de las Jurisdicciones del norte del país a participar en una Tenida Solemne de Primer Grado en el valle de Antofagasta. Se hallan aquí las más altas autoridades de la Gran Logia de Chile, para cumplir el compromiso de la Gran Maestría de poner en práctica su programa de descentralización, informar acer ca de la labor cumplida y conocer el desarrollo del trabajo masónico de estas Respetables Logias. Están con nosotros, pues, Grandes Dignatarios, Altos Oficiales, Consejeros y algunos colaboradores más cercanos al Gran Maestro, aparte de sus Delegados Regionales de La Serena, Copiapó, Antofagasta, Iquique y Arica. Con ellos, funciona mañana sábado el primer Consejo de la Gran Logia efectuado fuera del Oriente de Santiago y se hace efectivo el gobier no de la Orden durante dos días en provincia. He querido elegir esta sede por ser la Jurisdicción que reúne el mayor número de Talleres y por mi ausencia de esta hermosa tierra desde hace tantos años. Después de escuchar sus gentiles y fraternas palabras de bienve nida que agradecemos sentidamente y los informes que nos han proporcionado de su acción interna y externa, permítaseme hacer un recuento de los hechos ocurridos en nuestro mandato desde julio pasado para conocimiento de todos los hermanos; para aque llos que, siendo miembros de la Gran Logia, no pudieron asistir y para los otros, de los diferentes grados, que deben saber también lo que ha ocurrido. Esto es lo que hasta ahora hemos logrado hacer:

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En cada una de las semanas transcurridas hemos celebrado una reunión de oficiales y funcionarios para planificar, controlar y evaluar responsabilidades. 93


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Se han efectuado en estos últimos tres meses, tres Consejos generales, uno cada mes, con día, hora y materia a tratar anunciada. Asisten los Grandes Dignatarios, Grandes Oficiales y Consejeros de la Gran Logia. Hay tres Consejeros que viajan de provincias: Copiapó, La Serena y Valparaíso. Se designaron dos Consejeros Honorarios. Los Grandes Dignatarios, Grandes Oficiales y funcionarios del Gobierno Central han formulado la descripción de sus funcio nes, conforme reglamento y han entregado sus horarios de trabajo para atender público y cumplir algunas tareas propias del cargo que ocupan. He visitado Logias de Coquimbo, Concepción y de la Región Metropolitana. También he sido representado en Actos LogiaIes por otros miembros de la Gran Oficialidad. Oportunamente se constituyeron los organismos colegiados con sus nuevos miembros: El Tribunal de la Gran Logia, que eligió Presidente al I:. y V:.H:. Samuel Goldzveig, y el Consejo de Beneficencia, bajo la dirección de su Segundo Vicepresiden te, I:.V:.H:. Luis Harlowe. En este período de mediados de año, por contingencias de la vida logial, se han autorizado Comisiones Instaladoras de Ofi cialidad para las Logias N”s- 34 de Illapel, 60 de Santiago, 90 de Providencia y 128 de Viña del Mar. Hemos autorizado la normalización de la vida masónica de la Respetable Logia “Hiram”, con la ceremonia de refundación celebrada el 28 de septiembre recién pasado. Se autorizó el funcionamiento de una Logia en Instancia en la ciudad de Rancagua y de un Triángulo en la Localidad de Tongo y. Se dictaron los decretos de designación de Pro Gran Secretario General y de Subtesorero de la Gran Logia. Se dictó el decreto del Gran Maestro donde en uso de sus atribuciones procedió a indultar al Querido Hermano Diego Portales Frías y a su afiliación en la Respetable Logia “Nuevo Horizonte” Ns 136 de Santiago. Están en estudio otras situacio nes de rehabilitación. En relación con la designación de Grandes Delegados Regiona les del Gran Maestro, debo informar a mis hermanos que, para

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hacer uso de esta atribución, deseo formarme una adecuada imagen de las delicadas funciones que debe desempeñar en su jurisdicción cada uno de estos representantes y, en consecuen cia, de las características especiales que debe reunir el hermano que las cumpla. Hasta la fecha, de 18 delegaciones, sólo he recibido 8 renuncias. He ratificado a dos de ellos, uno en La Serena y otro en Valparaíso y Viña del Mar. Además, hemos concedido la calidad de Gran Delegado Emérito al V:.H:. Oscar Martínez Castro. Los demás Delegados Regionales continúan en sus cargos hasta nuestro pronunciamiento definitivo. 12. Se ha constituido una Comisión de Publicaciones, para norma lizar esta actividad importante de nuestra Gran Logia, la dirige el Q:.H:. Alfredo Valdés Loma. Se ha designado el Comité Editor de la Revista Masónica y a su director el Q:.H:. Juan Dixon W. Hoy recibirán el ejemplar respectivo que hemos publicado bajo nuestro mandato. Director de la Revista Occi dente es el Q:.H:. Claro Sanhueza Peña y Lillo, quien con su Comité Editor está preparando la publicación respectiva, con la colaboración de los más distinguidos profesionales de nues tra Orden. Esta Comisión de Publicaciones efectuará sus reu niones de trabajo con los Comités Editores respectivos cada quince días. 13. Se ha organizado una Comisión Central de Docencia con la participación de doce representantes de Logias para colaborar con los programas respectivos de los Grandes Vigilantes y del Gran Orador. 14. Ante la necesidad de ordenar las diversas interpretaciones que se presentan en cada Logia frente a liturgias y rituales, se ha constituido una Comisión Asesora integrada por un Grupo de Hermanos Especialistas con la colaboración de la Logia de Investigación Pentalpha. 15. Para investigar y determinar los principales hechos históricos de nuestra Orden, he dispuesto el funcionamiento de una Comisión Asesora de Estudios Históricos, la cual se encuentra abocada a preparar publicaciones sobre la Historia de la Maso nería en Chile y la presentación de una obra conmemorativa del Quinto Centenario del Descubrimiento y Conquista de América.

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16. Contamos, además, con el concurso de hermanos especialistas que se concentrarán para analizar los problemas filosóficos de la Masonería. 17. He obtenido la participación de hermanos expertos en diversos campos de la cultura, tales como Educación, Justicia, Salud, Ecología, Economía y Finanzas, Obras Públicas, con quienes estoy organizando Comisiones Asesoras que se están constitu yendo gradualmente. En ellas se aprovecharán los aportes que se recibieron en el Convento Masónico último. 18. El día cuatro de septiembre, con ocasión del traslado de los restos de nuestro Venerable Hermano Salvador Allende Gossens, Miembro de la Asamblea de la Gran Logia de Chile, se efectuó un Solemne Homenaje de Recuerdo en el Gran Tem plo de la sede central. 19. La Gran Maestría y los Grandes Dignatarios han celebrado reuniones específicas, en forma separada, con los Venerables Maestros, los Primero y Segundos Vigilantes, los Oradores y los Tesoreros del Oriente de Santiago. En estas reuniones de con tacto personal se han analizado las situaciones inherentes a cada una de las funciones que ejercen en sus Talleres. 20. Se ha procedido al cambio de autoridades del Club de la República, donde he asumido su Presidencia. Además integra mos el Directorio de la Sociedad Inmobiliaria La República. He designado la Junta de Vigilancia del Casino de Santiago para atender las situaciones que presenta este Servicio. 21. El Presidente de la Comisión Nacional “Verdad y Reconcilia ción” ha enviado a este Gran Maestro una carta con el propósito de conocer la opinión de la Masonería Chilena acerca de los acontecimientos ocurridos en nuestro país durante su anterior administración. Este documento fue objeto de análisis en una Comisión ad-hoc y con aprobación de nuestro Consejo se pre paró la respuesta correspondiente. No contamos con la atribución indispensable para el conoci miento de ustedes. 22. En cuanto a Gobierno Interior se está revisando acuciosamente las actas de las tenidas de las Logias de la Obediencia, para establecer el cumplimiento de los objetivos de la Orden y

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conocer a través de estos documentos las formas de aplicación de la actividad logial. Es nuestro propósito impulsar un programa de manifestaciones culturales hacia la comunidad de la Orden en todo el país. Como respuesta a esta inquietud, hemos contado con la colabo ración de la Asociación Coral que presentó en nuestra Sede un Festival con participación de 20 coros de la capital. Además, la Resp:. Logia “Concordia” N2 151 organizó un Ciclo de Cine de películas seleccionadas que se está presentando con gran éxito, en funciones dominicales, junto con el respectivo comentario crítico de los aspectos técnicos y masónicos a cargo de especia listas. Creemos interesante informar a ustedes que en estos meses de julio, agosto y septiembre se han autorizado y realizado 198 Iniciaciones, 149 Aumentos a Segundo Grado y 106 Exaltacio nes al Grado de Maestro. Un total de 453 movimientos, demos trando la vitalidad y actividad de nuestros Cuadros. En el mes de septiembre se ha designado al nuevo Jefe del Departamento de Acción Masónica. Se encuentran funcionan do 10 organizaciones de profesionales universitarios; 4 que agrupan a funcionarios de empresas; y 3 que agrupan a ios Bomberos, a los scouts y a los grupos juveniles. Los 3 últimos tienen una vida activa, aunque los grupos juveni les no se han desarrollado integralmente en las l.ogias. Se encuentran trabajando los Centros Femeninos, que en el mes de octubre han cumplido 35 años de existencia, y las Damas de la Fraternidad que desarrollan sus actividades en los hospitales de niños y de ancianos de Santiago. Se ha determinado que del total de las Logias de la Obediencia, 70 de ellas aún no han constituido la Comisión de Acción Masónica. En estos momentos se están analizando las Memorias de las Logias para tomar conocimiento de su acción masónica. Enuó en funcionamiento una Oficina de Relaciones Públicas, dependiente del Gabinete del Gran Maestro, con el propósito de establecer vinculaciones más fraternales enue los ¡itiiiiauus de Santiago y Provincias con el Gobierno Superior y atender sus necesidades e inquietudes.

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2. 1. Con el propósito de conseguir la mayor trascendencia de nues tros ideales hacia la comunidad nacional, que comprende y aprecia la labor de esta institución, se está propiciando un mayor acercamiento con las autoridades nacionales, regiona les, departamentales y comunales. Uno de estos principales contactos se concretará a través de una reunión amplia con los parlamentarios hermanos masones, que está auspiciando la Delegación Regional de Valparaíso y Viña del Mar. 28. Esta Maestría desea objetivar sus anhelos de descenüalización trasladando su Gobierno Superior hacia los puntos Norte y Sur del país, con dos reuniones anuales de su Consejo, ampliadas con representantes de las respectivas regiones, desde las cuales se procederá, en lo posible, junto con el conocimiento de su realidad, a obtener la solución de los asuntos que a ellas les interesan. La primera reunión se realiza en el valle de Antofagasta. 29. Para atender la modernización de la Administración central de nuestra Francmasonería y mejorar la percepción de sus recur sos, estoy contando con la Asesoría de un Comité de Adminis tración y Finanzas, que ha programado la utilización de los adelantos tecnológicos y organizacionales, el cual se inicia con un diagnóstico de la actual estructura administrativa. Junto a este grupo de Hermanos Especialistas ya contamos con un estudio para utilizar los servicios de computación, cuya adquisi ción y puesta en marcha dependerá de las recomendaciones que indique el Comité. En futuras presentaciones, la programa ción presupuestaria de nuestra Gran Logia estará determinada por estos estudios; por lo tanto, el cálculo presupuestario que se presentará en esta Asamblea ha debido seguir el procedi miento histórico empleado hasta ahora. 30. A contar del próximo año masónico se reunirá una Comisión especial designada por este Gran Maestro con el propósito de que analice los aspectos fundamentales del Reglamento de Elecciones y presente el proyecto correspondiente para su tra tamiento en el Consejo. 31. Una de las principales preocupaciones actuales de este Gran Maestro es sobre lajuventud, para cuya atención se recreará un

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organismo especial. Otra es acerca de la Extensión Cultural, que contará con un Centro Coordinador de sus actividades. 32. Se ha propuesto y acordado en el Consejo fijar el período de vacaciones en la Sede Central durante el mes de febrero. Por lo tanto, los Talleres podrán extender su actividad logial en todo el mes de enero. Otro tanto podrá acontecer en la Obediencia entera. Hemos tenido recientemente la oportunidad de presentar los saludos de la Francmasonería Chilena a Su Excelencia el Presidente de la República de Chile, don Patricio Aylwin Azocar. Fue una importante ocasión para darle a conocer al señor Presidente el amplio espíritu de la Orden Masónica, sus proyectos programáticos y la intención de contribuir con sus estudios y trabajos en la conse cución de la obra democrática del actual gobierno. Su Excelencia espera recibir los estudios anunciados sobre los principales asuntos que le preocupan “dada la calidad de nuestros profesionales y la reconocida respetabilidad de nuestra Orden”, según sus propias palabras. El Jefe del Departamento de Relaciones Exteriores de la Gran Logia de Chile, I:. y V:.H:. René García Valenzuela, cuya ausencia física debemos lamentar temporalmente en Marcoleta (559 por su delicado estado de salud, nos proporciona en forma permanente valiosos, detallados y muy completos informes sobre las relaciones interpotenciales de nuestra Obediencia. Queridos hermanos: Hemos venido con la más alta jerarquía masónica a compartir esta noche la fraternidad con todos ustedes, a agradecer su cortesía, a conocer su trabajo e inquietudes y a verificar el modo de extender su acción en beneficio de la comunidad. Apreciamos con agrado y regocijo esta noche la presencia de los hermanos de estos Talleres y de los muchos otros venidos de las Logias de la Jurisdicción. Ocasión feliz para destacar la importancia de esta visita y para señalar el interés de la Gran Maestría en la consolidación de una labor cooperativa, integradora y solidaria. Este es precisamente uno de los aspectos que ha informado nuestro plan de trabajo al iniciar las funciones del honroso cargo que ostentamos. Es nuestro propósito darnos cuenta de la realidad

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vivida al interior de los Templos de la Obediencia para sugerir, de común acuerdo, aquellas motivaciones que sean las más adecuadas para el desarrollo y progreso de las Logias y de su trascendencia hacia el mundo exterior. Importa saber cuáles son las obras inicia das, proyectadas a futuro o incompletas en el diario quehacer de su laborar, para identificar y precisar aquellas que estén más acordes con los intereses y competencia de los hermanos y con las necesida des del entorno ciudadano en que nos encontramos insertos. Reco nocemos, sin duda, el trabajo individual y la autonomía de que goza cada una de las partes de esta cadena masónica chilena, pero, a la vez, creemos firmemente que un trabajo compartido, aparte de enaltecer la fraternidad y practicarla, hace más factible la aplicación del esfuerzo de acción social en beneficio del conglomerado huma no en que diariamente se vive. Por eso, hemos querido traer esta noche a ustedes el vigor del estímulo, para que juntos los Talleres que conforman esta importante zona recomiencen un nuevo sesgo de acción en los requerimientos que exigen los hombres y autorida des del lugar. Estamos empeñados en promover el liderazgo de la masonería en el trabajo cuotidiano de los constructores del país, porque cada uno —masón o no— es responsable de entregar la gota de su conocimiento, en la profesión o el oficio que se ejerce para que sea aprovechado en los diferentes campos en que discurre el trabajo que se emprende. Necesitamos solicitar de ustedes, hermanos todos, un proyecto de desarrollo que demuestre la capacidad de enfrentar con éxito las actividades que puedan ser puestas en práctica en provecho de esta idea de expansión comunitaria. Se trata, en otras palabras, de realizar un diagnóstico de la realidad de la Comuna, de la Provincia o de la Región y estudiar la posibilidad, sobre esa base, de bosquejar el programa de acción. Este programa debería comprender la inclusión de aspectos que seamos capaces de llevar a cabo con los hermanos que tenemos en las respectivas Logias y que digan rela ción con las necesidades del programa que la autoridad u organis mos de la comunidad hayan establecido. De esta conjunción de ideas entre Logias y comunidad deberá desprenderse la efectividad del trabajo colectivo en beneficio de todos. De esta solidaridad de acción deberá, asimismo, revelarse la presencia del actuar masónico

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y recuperar el respeto de los demás por la institución a la cual pertenecemos. En entrevistas sostenidas con varios Venerables Maestros de Logias de la Obediencia, hemos propuesto estas iniciativas con el propósito de proporcionar a los hermanos una cantera diferente en el ejercicio de su laborar masónico. Esperamos muy confiados en la recepción de estas ideas y en la buena voluntad para materializarlas. Que no se diga más que no tenemos oportunidades para efectuar obras de bien y que el prójimo no piense más que somos sólo un lugar de encuentro para el estudio esotérico y un remanso sólo para la recreación personal. Somos, en verdad, un centro de convivencia para la realización de la vida masónica. Somos la expresión del convivir, que está en la esencia del hombre y que es fundamentalmente el deseo de querer aprender a convivir. Eso es lo peculiar del hombre en general y del hombre masón en especial. La francmasonería tiene la obligación de fortalecer esa voluntad positiva para la convivencia, alentarla y desarrollarla. Porque la convivencia, que equivale a decir la solidaridad y la fraternidad, forma parte fundamental en el proceso de formación del hombre y preocupación principal en la educación del hombre francmasón. La Francmasonería desea que el hombre pueda enten der en común los problemas de la vida, que aprenda a comunicarse, convivir y cooperar con los demás y a ser capaz de convertir sus ideas en acción. Este espíritu de convivencia no es algo meramente pasivo sino que es una actitud de diálogo. Y ello supone la disposición para mantener ese diálogo, para buscar terrenos comunes en que coope rar, para crear, en pocas palabras, una auténtica comunidad huma na. Ello no supone tampoco mengua alguna ni debilidad de nues tras convicciones. La esencia misma de la calidad del hombre masón consiste en la participación en la vida intra y extramural. Y la crisis más seria entre nosotros se ha debido muchas veces a la apatía e indiferencia con que enfrentamos el diario acontecer. Y no sólo válido para la actuación permanente en el silencio de nuestros Templos o en el recinto más íntimo de nuestro propio yo o en el ámbito más amplio del mundo ciudadano. Por eso queremos insistir en que el fracmasón considere como

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propios los asuntos públicos, que no se “despolitice” según la acep ción griega, sino que, por el contrario, sienta como un deber irrenunciable la preocupación y la participación en la vida ciudada na y en la vida humana. Si la comunidad masónica ha de mantener su variedad y autono mía y al mismo tiempo tener un auténtico sentido colectivo, su meta debe ser infundir en todos los hombres-masones, respetando su personalidad, robusteciéndola siempre, el espíritu de convivencia fraternal, honda y sincera, y la voluntad de una participación abier ta y libre. En torno, pues, al diálogo y a la convivencia fraternal surgirán, sin duda, las demás esencias y virtudes de la comunidad masónica, el clima de sinceridad, el rigor espiritual y de austero amor a la verdad, la mutua estima y el respeto recíproco, el hábito de convivir y la facultad de comprender. Así, la Francmasonería, conservando sus propias y secretas peculiaridades, podrá integrarse en la socie dad en que vive como uno de los sectores más importantes de ella y no se separará como un mundo distinto, sin contacto con el pulso de la vida ciudadana. Mis queridos hermanos, que esta visita nuestra en noche de solemne Tenida reciba para ustedes cálidamente nuestro abrazo y acepte participar con todos los hermanos de esta comunidad masó nica —propia y vecina— en la tarea de renovación, modernidad y trascendencia en que este Gran Maestro y sus colaboradores se hallan empeñados. Que así sea.

Valle (le Antofagasta, 16 de noviembre de 1990, e:.v:.


Tenida Solemne de Primer Grado en la Jurisdicción de La Serena

Deseo expresar mi júbilo por estar aquí entre ustedes, hombres de mi tierra norteña, tierra verde, serena, clara de sol y luminosa de estrellas de la noche, en momentos importantes en que la esperan za de la Orden se dirige al conocimiento de su quehacer en las diferentes jurisdicciones. Júbilo mayor, porque se compromete aquí también la responsabilidad masónica de todos en el V Cente nario del Descubrimiento y Conquista de América yen los 130 años de la creación de la Gran Logia de Chile. Ambos acontecimientos nos vuelven al lejano pasado y hacen que la historia reescriba los nombres de los que inventaron las ideas y las obras de la Francma sonería. Y en este año, esta noche, aquí, cercano al corazón y raíz de mi hermandad primera, siento redivivo el anhelo de unión y de trabajo de los hombres que construyen los templos de los valles, sin cansancio, de Vicuña, Coquimbo, Ovalle, Illapel, y La Serena. Ysin cansancio, espero también la labor optimista de los hombres que inician sus tareas en Tongoy y Montepaüia. Aquí, pues, esta noche, para ensanchar el júbilo con la presencia toda del Gobierno Supe rior de la Masonería chilena que esta vez se reúne en esta Casa. Y se reúne aquí para conocer a los francmasones que desbastan sin cesar en el tiempo de sus Cámaras y Logias los trazos del camino hacia la perfectibilidad. Aquí hay urgencias que claman por la mano, la experiencia y la voluntad de todos para rehacer el sosiego y la felicidad de muchos. Ayer no más estos pueblos se vieron trizados por la fuerza insospechada de la naturaleza y seguro esta mos que habrá surgido desde el fondo de los templos fraternos la ayuda precisa y oportuna. Se reúne aquí esta Directiva Superior para saber de qué modo se responde al propósito de revitalización y trascendencia del oficio y de qué modo se ha cumplido el compromiso contraído y cómo se ha ido desarrollando el aprendizaje y aplicación de los principios y doctrina. Para que conozcan a los hombres destinados a orientar el 103


futuro de esta Orden y para que sepan de sus diversas funciones y deberes. Así son, como los ven, distinguidos por sus mandiles y collares, y por sus saberes aprendidos desde todos los tiempos. Durante estos tres días se traslada desde su Sede Central hacia provincias, por cuarta vez, este grupo de Grandes Dignatarios y Oficiales para gobernar descentralizadamente la Masonería de Chi le. Serán jornadas de Tenidas, Cámaras de Oficiales de Talleres, encuentro de venerables y ex venerables maestros, Consejo de Gran Logia y presencia extra muros de cultura y música. Se cumple así con el programa puesto en práctica desde hace dos años y ofrecido para su realización a través de toda la Obediencia. Le importa a este Gobierno Superior intensificar la docencia, renovar sus procedimientos, adecuar sus estructuras, modernizar su estilo, reanimar la fraternidad, extender su acción de servicio y cultura y destacar el influjo de la Masonería en el desarrollo y progreso de Chile. Le importa a este Gobierno Superior que la Masonería siga siendo respetable, respetada y fuerte, no sólo por el contingente que sus hombres han dado a su dirección sino por la meritísima labor social que realizan en auxilio de su prójimo. Le importa, pues, a este Gobierno descentralizar su quehacer para que todos puedan participar; participar para integrarse. Inte grar la tarea personal para trabajar todos. Trabajar para poner en acción los principios y poner en acción para realizar la misión escogida de la Masonería Chilena. Realizar acciones que condigan con nuestros ideales para lograr un mundo mejor, una sociedad más justa, una familia más íntegra, un hombre más válido. Un hombre que viva con valores que emanan de una filosofía de vida y se centran en su hacer diario de hombre individuo, familia, socie dad, patria, humanidad. Porque de otro modo, si no vivimos de acuerdo con nuestros principios, estamos siendo falaces, mentimos al declarar y no actuar conforme a ello. Y para ser en común hombres de acción masónica de verdad, tenemos que encontrarnos, conocernos, vernos trabajar mutuamente. Por eso esta descentralización. Para que ese trabajar juntos no sea una mayestática labor de consejo cerrado y conjurado en el silencio de su círculo, sino una democracia que se estatuye en organismos abiertos en su hacer, públicos en su procedimiento, 104


llanos a la crítica que construye justamente, porque así nace verda deramente el hacer común, que es nuestra misión, toda nuestra misión. Y esta misión empieza y termina en lo que constituye su propia ciencia: la formación del hombre masón y la responsabilidad de su oficio. Vigilantes y Oradores son los encargados de orientar el proceso formador y de desentrañar en cada uno la esencia escondi da de sus capacidades. Nunca dejaremos de insistir en la necesidad de trabajar incesantemente en la realización de estos objetivos de la educación masónica. El simbolismo, la historia, el ritual y la filosofía son las fuerzas fundamentales que mueven toda la acción progra mática, impresas en cada instante de la vida interior del Templo y de la Cámara. Cumplida cada etapa de este aprendizaje, cada uno será capaz de valorar su avance en el no fácil camino hacia el perfeccionamiento de sí mismo y el conocimiento de los demás. Y sólo así, después del convencimiento de que este proceso se ha cumplido, será posible hallar las innúmeras respuestas a las pregun tas y encontrar la salida segura a la labor de cada uno en cada grado. Los Grandes Dignatarios, coordinadores y supervisores de la docencia de aprendices, compañeros y maestros, se reunirán maña na con los responsables de esta función en las Logias de la Jurisdic ción. Se conocerá, de este modo, la aplicación del programa desa rrollado, las formas de trabajo empleado y la evaluación de la enseñanza impartida. Otro tanto sucederá con cada una de las otras funciones de las oficialidades encargadas de sus respectivas tareas, para apreciar su trabajo, recibir sus inquietudes y responder a sus necesidades. El Gran Maestro se reunirá en el mismo horario matinal con los Venerables y Ex Venerables Maestros de las Respetables Logias para enterarse del funcionamiento de éstas, escuchar sus planteamien tos, verificar el cumplimiento de los planes de trabajo interno y externo y ver de qué modo se lleva a cabo la revitalización y trascendencia de su labor. No escapará tampoco a nuestro conoci miento la preocupación de nuestros maestros por la propiedad con que se ejecuta su acción y su influencia de maestría en el quehacer logial y en su interés por guiar y sostener la actividad planeada intra y extra muros. A mediodía de mañana, en el Teatro Municipal de la ciudad, se 105


hará la presentación del libro “Descubrimiento y Conquista de América” seguida de un breve recital de piano ofrecido por nuestro hermano concertista René Reyes Rojas, Jefe de la Columna de la Armonía del Oriente de Santiago y que nos acompaña en este viaje. Se ha querido que sea la ciudad de La Serena el lugar adecuado para el lanzamiento de este primer libro, que aparece como obra de la Comisión de Estudios Históricos de la Gran Logia en home naje masónico y público al V Centenario. Esperamos que nuestros hermanos puedan estar presentes junto a las personalidades que han sido oportunamente invitadas. Con este acto deseamos demos trar la importancia cultural de nuestra Orden, extender su influjo y cumplir con el propósito de trascendencia que se ha fijado. En la tarde funcionará el Consejo de la Gran Logia en su cuarta sesión en provincias como signo de descentralización de su Gobier no Superior, con temas de normal ocurrencia y en que participarán como especiales invitados algunos Delegados Regionales del Gran Maestro y los Venerables Maestros de los Talleres de la Jurisdicción. Culmina este Consejo, como es habitual, con la cena de gala en los Comedores del Hotel Francisco de Aguirre. El domingo viajaremos a Vicuña a compartir con nuestra her mandad de esa Logia, para, posteriormente, regresar a Santiago. Se habrá cumplido así un trabajo de conocimiento de la Masonería de esta zona de la Obediencia y habrá tenido oportunidad cada uno de nuestros hermanos de saber quiénes son los Grandes Dignatarios y Oficiales que tienen la responsabilidad de la Dirección Superior de la Gran Logia de Chile. Y el Gran Maestro habrá cumplido así su ansiado anhelo de diversificar su tarea con los Respetables Herma nos de su Gobierno y de trabajar con los hermanos de su querida tierra. Sabido es que hace 130 años, con los hombres que crearon su propia historia y precedidos de herencias universales, nació la Masonería de Chile en la ciudad de Valparaíso un 24 de mayo de 1862 dirigida por su primer Gran Maestro Juan de Dios Arlegui Gorbea. Cuarenta y cuatro años más tarde se instala definitivamente la Gran Logia de Chile en su sede central de la ciudad de Santiago. De ese pequeño grupo de cuatro Logias de Valparaíso, Copiapó y Concepción, que dieron origen a la Orden chilena, surgieron desde Arica a Magallanes las 168 Logias de la actualidad. Y de ese Serení 106


simo Gran Maestro, lo han sucedido en la dirección de la Institu ción más de treinta Grandes Maestros. Sabido es también que hace 500 años se conquista y descubre América y se abre para este maravilloso mundo de los grandes y poderosos imperios azteca, maya e incásico, el mundo nuevo ame ricano para ese otro ignaro mundo de la vieja Europa. Y en este año tan especial de aniversarios, creo que nunca dejará de ser válido el recuerdo de los grandes y esplendorosos hechos de los hombres que empezaron y siguieron haciendo la historia de estos dos mundos. Deseo volver a decir aquí lo que expresara ayer no más, con motivo de celebrar los 100 años de la Respetable Logia Cruz del Sur Nu 16 del valle de Coronel, el recuerdo del pasado ha de incitar nuestras reflexiones para considerar también la inmensa influencia de la Orden masónica en los muchos campos de la civilización actual. Esa influencia es notable por la calidad de sus miembros que de manera honesta y activa impulsan las labores propias de la fraternidad por el bien general de los hombres y su evolución. Y la Masonería, como lo saben todos, surgió en 1717, cuando se fusio naron cuatro Logias en Londres, producto de las corporaciones de constructores de la Edad Media. La Masonería, como es y debe ser, es el reflejo de los trabajos basados a su vez en el compendio de las Artes Reales y Mayores de todos los tiempos. Y a través de las Logias masónicas, los espíritus selectos han sido el instrumento de la fraternidad para todos los hombres del mundo. Sin embargo, no todos los hermanos de este universo han sido merecedores de reconocimiento en el transcurso de la historia, pero ha habido masones gobernantes, escritores, artistas, filósofos, comerciantes y hombres del pueblo que han servido a la causa de la libertad y el entendimiento, bases esenciales para las relaciones entre todos los hombres. Si todos tuvieran la armonía interna y buscaran la tran quilidad de sus espíritus, el mundo podría vivir en paz, mundo de auténtica fraternidad y de camino civilizado para la verdadera evolución del ser humano. El espíritu de la Masonería es el espíritu del hombre en la búsqueda de la verdad, de su lugar en el universo, del porqué de las cosas, de quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Y ello implica el estudio del hombre y el estudio del universo. Y ese

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estudio es permanente y está presente en todo tiempo y lugar, como ahora en este fin de siglo. Y mientras el hombre exista y especule y trabaje con su inteligencia, corazón y voluntad, existirá la Masone ría como un edificio siempre vivo y trascendente. La Orden no es estática, está en constante evolución y, por ser sabia, no cambia su tradición ni desaparece. No se aparta de lo nuevo, ni olvida los preceptos del pasado. Los hombres pasan por las épocas y hacen la historia de su tiempo, pero el espíritu de sus palabras y de sus obras crece en los hombres de esta Institución como guía de luz para el encuentro de los saberes y esencias de la verdadera Masonería. El renovado propósito de la Francmasonería actual es despertar el corazón de los hombres y mostrarles el universo en que vivimos para que comprendan que no estamos solos. La misión de nuestra Masonería de Chile es revitalizar la fraternidad entre los hombres para encender la libertad de su espíritu y construir el gran Templo de la comprensión humana en que estamos todos empeñados. Por eso, venir a esta noche memorable de encuentro fraternal es reabrir la fe en la responsabilidad de la Orden para suscitar entre los hombres de estas Respetables Logias los más puros anhelos de solidaridad y de unión y para fortalecer la voluntad del deber y repetir a todos el compromiso con los más importantes problemas del presente, del destino humano y del país. Es cierto que algunas instituciones sobreviven a veces por la inercia, pero esta Francmasonería tiene que ser capaz de mirar el futuro, convencida, desde aprendiz a maestro, que hay respuestas para las inquietudes e ideales de los hombres. Estar aquí, ahora, es, de algún modo, reencontrar a los maestros del pasado, reconocer el rastro de sus obras y sentir el aire de su espíritu. Es volver al principio y nombrar a todos los hombres que empezaron a construir el edificio moral para destino de la patria. Y es para nosotros, masones de estas Logias reunidas, regocijado honor compartir esta noche con muchos hombres nuevos, que se afanan también en levantar la estatura de estas Logias, que hicieron de sus voces, a través de la historia, el grito penetrante de libertad, igualdad y fraternidad. Venir aquí esta noche, lejos del ruido mundanal, es sentir un renovado estímulo para estrechar los lazos de la solidaridad y

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exaltar el fortalecimiento y trascendencia del quehacer de la Maso nería de Chile. Que el incesante y fraterno laborar de los masones de estas Respetables Logias remezca la voluntad de los hombres de otros Templos para que se unan y hermanen de verdad en la consecución de la alta misión que la historia les ha dado. Y que el abrazo de todos, en esta noche feliz para este Gran Maestro, perdure para siempre como el más puro símbolo de la esperanza y la unidad de esta amada y querida Masonería de Chile. Que así sea. Valle de La Serena, 12 de junio de 1992, e:.v:.



Tenida Solemne de Primer Grado en la Jurisdicción de Valparaíso

Aquí, en el recuerdo del hogar primero donde naciera la Gran Logia de Chile, vienen los dignatarios actuales de su Gobierno Superior a encontrarse de nuevo con las raíces ciertas de la Franc masonería chilena. Vienen a celebrar su quinto Consejo fuera del Oriente de Santiago, a participar del homenaje a una de sus Logias más antiguas, “Aurora” Ne 6, cuyo Venerable Maestro preside esta Tenida Solemne, a designar oficialmente a un segundo Gran Dele gado Regional, a proponer al Consejo de mañana el nombre de un Venerable Hermano de este Valle para integrar el Tribunal de la Gran Logia, a reunirse con las damas y a presentar, seguido de un Concierto, los últimos libros editados por el Departamento de Publicaciones. Aquí, pues, donde aún resuena en las paredes de este Templo la vigencia de los valores masónicos. Esos valores que permiten la vigorosa vida, en la historia de sus años, de la Francmasonería universal. Aquí, conviene repetirlo mil veces, diez millones de veces, en la Casa donde residen los hombres de esta institución universal esen cialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Fundada en el sentimiento de la fraternidad, es el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y cre dos. Como institución docente promueve el perfeccionamiento del hombre y de la humanidad y la búsqueda incesante de la verdad para alcanzar la fraternidad del género humano. No es una secta ni es un partido y aleja de sus recintos las discusiones de política partidista y de todo sectarismo religioso. Sustenta los postulados de libertad, igualdad y fraternidad y propugna la justicia social y com bate los privilegios y la intolerancia. Sus hombres aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente.

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La Francmasonería es un espíritu, es un lugar; sus hombres son hombres de aprender interminable; sus templos son talleres de trabajo y fuentes de aprendizaje de humanidad. Protege las tradi ciones, honra lo nuevo y verifica sus valores; cree en la verdad, protesta contra el error y encamina a sus hombres por medio de la razón y no por medio de la fuerza. Sus hombres no son simples hombres de oficios o profesionales aislados de su paü ia sino ciuda danos que se esfuerzan por ser útiles con vocación de servicio de bien público y necesidad general. La Francmasonería no es un claustro de estudiar a la sombra, aislado de la calle, es una luz que va indicando también el camino de la cultura. Es para sus hombres, en sus templos nocturnos, como diría Ncruda: “si cada día cae, dentro de cada noche hay un pozo donde la claridad está encerra da. Hay que sentarse a la orilla del pozo de la sombra y pescar luz caída con paciencia”. Y la Francmasonería trata de lograr esto. “Las obras que se hacen declaran la voluntad que tiene el que las hace”, dijera así la mujer de la aventura de la cabeza encantada, en la casa de don Antonio Moreno, huésped de don Quijote. Háganlas, pues, estos masones; que hacer sus propias obras declararán su propia voluntad y la de la institución toda. Pero, las obras de los hombres de esta Francmasonería de Chile son el resultado del aprendizaje moral de la tarea diaria ejercitada conscientemente en el ámbito sagrado de sus templos desde el instante mismo de haber ingresado a esta sociedad de la fraterni dad. Así lo advierte el Venerable Maestro, en esa noche inolvidable: “Profano, los obreros de paz que se encuentran congregados en este recinto, vienen a encender su celo, a fortificar su voluntad y a reforzar su perseverancia, para dedicarse al cultivo de la virtud y a la adquisición de la verdad. ¡Qtie seáis un obrero esforzado de nuestros puros y dignificadores ideales!" Y más adelante, ya en el proceso mismo de la iniciación, prosi gue: “Los masones hemos seleccionado estas pruebas de entre aquellas que la sabiduría antigua ideó para inculcar sus enseñanzas morales. Son simbólicas. Observadlas juiciosamente, para que sa quéis provecho de ellas”. Y continúa: “Los hombres sin doctrinas arraigadas son como las embarcaciones con que juegan los vientos arremolinados, hasta sepultarlas en el fondo del océano o hasta encallarlas, desmanteladas, contra la costa. La Masonería enseña a 112


tener valor para sobreponerse al desfallecimiento y desarrolla las fuerzas necesarias para suprimir, en lo posible, esos males”. Yen los momentos de las purificaciones, el Venerable Maestro asevera: “Habéis sido purificados por el agua, y eso os hará entender que el masón debe estar puro y limpio de toda iniquidad, que no debe dedicarse sino a obras meritorias, y que, especialmente, debe puri ficar su inteligencia de prejuicios por medio del estudio.” Y el Venerable Maestro reitera: “Con esto, empezaréis a comprender que la Masonería no es fuente de pasatiempos, sino austero sacrifi cio: no es contemplación pasiva del bien, sino activo combate contra el mal y el error”... “De aquí que os preguntamos: ¿Persistís en ser masón, señor?” Y vuelve el Venerable Maestro con su mensaje, y concluye: “en lo apacible de nuestros Templos se reúnen hombres de buena voluntad para consagrar sus esfuerzos a la redención por sí mismos de su individualidad y la de sus semejantes, inculcando la práctica de la virtud e induciendo al estudio sereno, pero resuelto y constan te, de todo antecedente antes de llegar a cualquiera conclusión. La Francmasonería, con todo esto, aspira a que entre los suyos haya sólo inteligencias esclarecidas, sentimientos ennoblecidos y volun tades intrépidas. Medid, pues, vuestro valor y constancia, y respon ded con resolución sincera: ¿persistís en ser masón?” Y el Gran Maestro os dice hoy, en voz alta: ¿Persistís en ser masón? ¿Juráis guardar inviolablemente todos los secretos que os confíe la Francmasonería; nunca revelarlos a nadie en el mundo, sino a los masones regularmente recibidos en Logias regularmente constituidas? ¿Juráis, además, nunca escribirlos, pintarlos, trazarlos, esculpirlos, grabarlos, imprimirlos o estamparlos sobre cosa alguna en el mundo entero, a fin de que dichos secretos no puedan descubrirse? ¿Juráis y prometéis respetar la Constitución y Regla mentos de la Gran Logia de Chile y observar en todos sus puntos y sentidos el juramento que habéis prestado? Y aquí, también, como aquella noche, el Gran Maestro os dice: Os presento mi mano derecha para levantaros en nombre de todos los masones de la tierra; y en nombre de todos ellos os doy el triple abrazo fraternal: salud, fuerza, unión, y desde hoy, lleváis el grato nombre de hermano; haceos digno de él, para que lo seáis en verdad. 113


Y hoy, como en todas las noches de los Templos, se abre el Libro de los libros en el Salmo cxxxm: “¡Mirad, cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos también en uno!” Y este Salmo se emparenta con el Génesis xm cuando dice:

“Entonces Abraham dijo a Lot: No haya ahora cuestión entre mí y ti, y entre mis pastores y los tuyos, porque varones hermanos somos nosotros”. Ycon Hebreos xm: “El amor de la hermandad permanezca entre vosotros”.

Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e inevitable de la hermandad, como viven en el goce del aire y de la luz. Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en'el pecho y les haga el supremo bien de sentirse generosos. Aquel que se da, crece; y el que se repliega en sí y vive de pequeños goces, se va trocando de hombre en soledad. Los hombres crecen, de una manera visible crecen, cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo, cuando han hecho algún bien, cuando logran enten der al hombre. La fraternidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía de la tolerancia y la práctica constante de la generosidad y la virtud. En el interminable tránsito del hombre por la tierra, le nacen nuevas y variadas experiencias. Y en ese caminar sin fin se pregunta a sí mismo ¿quién eres?, ¿qué deseas? Y como no ha sabido respon derse, busca la compañía de otros semejantes y ellos le llaman de mil maneras diversas y le atribuyen las más extrañas intenciones. Pero los hombres de estos Templos le llaman hermano solamente. Y se sorprende que saben en verdad de él tanto como él se ignora a sí mismo. ¡Ah, si él pudiera llamarse hermano de sí mismo, tal vez llegaría a conocerse a sí mismo! Ser del hombre y su quehacer —dicen los filósofos— son una misma realidad y esa realidad del hombre habrá de llamarse entre nosotros su propio bien, su vida ética y moral. Y hablar de ética es 114


una responsabilidad muy seria. Lo que en ella va comprometido es el destino del hombre en su más trascendente proyección. La vida humana conlleva un orden ético y dentro de ese orden la vida del hombre existe y crece. Ese orden ético que el hombre necesita para existir es el que asume como educación y cultura, como oficio y vocación. Ese es el sentido que he querido dar esta noche a los recuerdos textuales de la liturgia masónica, a los principios que la informan y a la doctrina que se expresa en sus palabras. Ese es el sentido moral de la institución masónica. Ella provee la esencia espiritual indispensable para el desarrollo propio de la vida humana. Y ella es el ámbito natural y principal que hace posible el proceso de la existencia humana individual y social. La filosofía moral nacida en nuestros Templos está llamada a establecer los principios fundamentales donde pueda edificarse con propiedad la educación y la cultura del hombre francmasón. Y esos principios fundamentales se subrayan con las palabras de libertad, virtud y bien. No hay cuestión ética sino en el ámbito de la libertad. En ella el hombre está entregado a sí mismo, está entrega do a su propio ser, a su quehacer. Y ese hacer propio del hombre es, precisamente, su capacidad de hacer bien lo que hace. Y la virtud es la capacidad permanente de hacer bien hecho el trabajo, de lograr la consecución de su obra. Esa educación y cultura en el orden ético ha de entenderse, pues, en un proceso continuo y cerrado, responsable y fraterno. La libertad es para el bien, que la virtud elige. La virtud elige en orden al bien. El bien es libremente elegido por la virtud. Esta es la figura de un mismo acto, que es la acción ética, libre, virtuosa, buena. Esta es la misión de la doctrina masónica que he querido destacar ahora para que no se nos vaya por los márgenes del olvido la verdad de la existencia nuestra en esta institución de la moral. Yesta verdad es el espíritu que emerge de la substancia misma de los principios que son su propia fuente y su sabiduría. No necesitamos, pues, que recordemos que nada, ni en el mun do físico ni en el moral, se produce incausadamente; todo tiene sus raíces en el tiempo del hombre y se halla engendrado por una vigorosa concausalidad. A un hombre, a un político, a un gobernante podremos, al

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juzgarlo, para justificarlo o paliar su conducta, tener en cuenta el ambiente en que se movió, con su cultura o sus errores, y una vez juzgado ese hombre lo dejamos o lo olvidamos. Pero a un masón, no. Un masón no puede sumirse en el pasado, no puede vivir en la pusilanimidad; un masón ha de estar siempre presente, con noso tros siempre, actuando sobre nuestra sensibilidad y con la fuerza y vitalidad de su cultura ética y moral. Ese hombre ciudadano —que admiramos o reprobamos allá afuera— está fascinado por el gigantesco desarrollo de una parte de sus capacidades, como si no fuera capaz de sobrellevarlas en propor ción con las demás. Todo el irracionalismo que podemos observar en el mundo de hoy proviene precisamente del desarrollo enorme de la civilización racional. Desaparece el mundo de los mitos, de las parábolas y de la fe. Desaparece el mundo que, en cierto modo, controlaba todo lo oscuro, todo lo ajeno a la razón fría. Y esto, sin ese control, se ha vuelto salvaje y deplorable. Vivimos en la época de las paradojas, de las invenciones humanas increíbles, pero tam bién en la época de la increíble ignorancia y fanatismo difundidos por estas invenciones. El hombre moderno es como si perdiera el respeto al orden de la existencia, a las cosas que están sobre él, y por ello también a sí mismo como un milagro más de esta creación universal. Va desapa reciendo el peso y la importancia de una concreta personalidad humana y de su responsabilidad hacia el mundo. En lugar de la ética de los valores y de los más altos, los morales, hoy priman los económicos. Esperemos que esta crisis que hoy padecemos, que se presenta como la encarnación de la felicidad, el consumismo, se sustituya por los valores más humanos de la ética y la moralidad. Ahí y aquí están los hombres de los Templos de la Masonería de Chile para volver a emprender las hermosas jornadas de los hom bres del pasado, de esos hombres que ayudaron con su inteligencia y con su acción a construir y desarrollar la historia de este país amado. Aquí están los hombres probos, los hombres éticos, los hombres de la esperanza. Y en la berma de este caminar masónico habrán de quedar aquellos que no supieron y no entendieron la lectura de la liturgia, de la doctrina, de los valores e ideales de la alta misión de la fraternidad. Y aquí, esta noche, quiero recordar —por obvias razones cono

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cidas— la Carta Masónica de julio, para que no se olvide la sabia y sabida parábola del trigo y la cizaña. Y con ella en la mente, regresar al vivir cuotidiano, a nuestra Casa, a nuestro hacer masónico. Vivir el venturoso presente, frente a los hombres que tienen sus nombres fraternos y sus rostros frecuentes. Y trabajar, y trabajar en los sacros sosiegos de los Templos el camino de la verdad, amparados en los valores del más puro humanismo, para cumplir la promesa de desarrollo, progreso y porvenir de la Francmasonería Chilena; y proyectar este camino al escenario del mundo externo, que se agita en una lucha entre las formas vivas del trigo y las esencias palpitan tes de la cizaña. Persistir en ser masón, mis queridos hermanos, significa, pues, respetar la tarea de enseñanza y aprendizaje de los principios y doctrina y comprender la verdad de la misión ética y moral de la Francmasonería universal. Persistir en ser masón significa, en fin, valorar la experiencia y sabiduría de la incomparable historia masó nica del quehacer humano y vivir la vida en la limpia transparencia del oficio. Os presento mi mano derecha, mis queridos hermanos, para levantaros otra vez en nombre de todos los masones de la tierra; y en nombre de todos ellos, os doy el triple abrazo fraternal. Y en nombre y homenaje de los cien años y más de la Respetable Logia “Aurora” Ne 6, os repito las sabias palabras de su Venerable Maestro: “Si nuestro taller ha de crecer y florecer; si se ha de dar a los hombres la oportunidad de descubrir la riqueza de la orden; si lo mejor ha de ser para nuestra Gran fraternidad, entonces hagamos que quienes nos sucedan puedan decir: “éstos fueron hombres de gran visión, porque vieron las posibilidades, encararon los desafíos y superaron los obstáculos. Gracias a su dedicación y a sus obras, llevaron adelante a la Francmasonería”. Salud, fuerza y unión. Valle de. Valparaíso, 24 de septiembre de 1993, e:.v:.

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Tenida Solemne de Primer Grado en la Jurisdicción de Concepción

Es especialmente grato para este Gran Maestro saludar muy frater nalmente a todos los queridos hermanos en la ceremonia de esta noche y, en forma muy particular, a los Venerables Maestros de las Respetables Logias de este Valle de Concepción, a quienes tanto les debe el calor de mi corazón. Deseo agradecer a todos los queridos hermanos por esta amable y delicada invitación y por darme la satisfacción y el honor de ser éste mi primer encuentro de herman dad fuera del Oriente de Santiago. A todos un abrazo fraterno de Gran Maestro agradecido. A todos los que, con disciplina inexcusa ble, respetan la fidelidad de los principios y la verdad de la doctrina. A todos los que creen, con sabiduría de madurado hacer, en la innegable fuerza espiritual y moral de nuestra Orden. A todos los hacedores reales de pensamiento, de fraternidad, de credo y tole rancia. A todos mis queridos hermanos, porque seré el Gran Maes tro de todos, sin exclusión y sin devaneos. Estar aquí esta noche es lo mejor que podía ocurrirme para conversar con mis hermanos acerca de ésta, nuestra común escuela de aprendizaje del hombre. Hace cuarenta años inicié este hermoso camino de la francma sonería. Los queridos maestros de mi escuela y mi liceo prepararon, sin duda, el deliberado intento de aproximación a estas nuevas formas de ejercitar el conocimiento humano. Quizá no advertí la verdadera intención en esos años de preparación para la nueva vida, porque no estaban todavía las incipientes fuerzas interiores capacitadas para entender la complejidad de la naturaleza humana. Quizá el rumor de los deleites juveniles unidos desarmónicamente con las obligaciones escolares pusieron la valla opositora para no entrever la significación del promisorio devenir. Quizá la pequenez de mi existencia en el tiempo de esta andanza incierta dejó algún sello de incomprensión en los todavía tempranos registros de la razón de entonces. Y quizá, tal vez, como en los versos del poeta, 119


seguí las huellas de “la monótona vida provinciana que rueda olorosa, tímida, inocente” y no hallé en esos pueblos del viejo norte chico la todavía escondida respuesta. Han pasado más de cuarenta años desde que en 1949 inicié en mi Respetable Logia “Superación” Na 21 el aprendizaje de la res ponsable, noble y delicada misión de la fraternidad y tolerancia, la justicia y libertad, la moral y la unidad, la solidaridad y la paz, sentimientos y valores del más transparente código del ideal masó nico. Todos mis hermanos de Logia tuvieron la bondad de observar nuestro detenido viajar por ese templo y, sabedores de que tratamos de proseguir con la mayor tenacidad el complejo deambular hacia el conocimiento y la virtud, nos distinguieron siempre para partici par en los trabajos. Llegamos, como muchos, confiados en la ayuda generosa para cumplir con los perspicaces propósitos de esa noble Logia y continuar nuestra acción con la certeza de hallar entre los hermanos la diafanidad del saber y del espíritu. Este honor ha sido un permanente compromiso más para nuestra responsabilidad de masones azules, para el afianzamiento de nuestra convicción doctri naria y para la consolidación de nuestra fe en el hombre y la perfectibilidad de la figura humana. Han sido los viejos y nuevos maestros de esa y otras Logias los que, con la experiencia de madurados años, nos han impelido a oxigenar nuestro espíritu y nuestra razón para ser capaces de develar la realidad con depurado amor, para sentirnos siempre empujados a luchar por la fraterni dad, la lealtad, el bienestar común, la comprensión y felicidad del hombre. Ha sido el juramento de todos ante el ara de nuestra propia conciencia el que ha marcado para siempre la férrea voluntad de francmasones, el juramento a los principios del estatuto de la institución más poderosa en el espíritu y la moral de nuestra patria. Esos principios son el mayor acto de fe del francmasón y cada día será preciso decirlos en altavoz para el cumplimiento de la fidelidad a ellos. Nos excusamos ahora por repetirlos una vez más para no olvidar la sujeción que le debemos y para justificar la decisión de pertenecer a esta escuela de conocimiento y del saber. “La Francmasonería es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constitu ye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Se ingresa a ella

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por medio de la Iniciación. Fundada en el sentimiento de la Frater nidad, constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Como institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad. Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la frater nidad universal del género humano. A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta. No es una secta ni es un partido. Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo. Aleja de sus Templos las discusiones de política partidista o de todo sectarismo religioso. Sustenta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia. Los francmasones se reconocen entre sí como Hermanos donde quiera que se encuentren. Se deben ayuda y asistencia. Tienen, además, la obligación de practicar la solidaridad humana. En la búsqueda de la verdad y en el logro de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad. Los francmasones respetan la opinión ajena y defienden la liber tad de expresión. Anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva la paz y entendimiento y elimine los prejuicios de toda índole. Aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente. Los francmasones, de acuerdo con los Antiguos Usos y Costum bres de la Institución, se reconocen entre sí por medio de signos, palabras y tocamientos que se comunican tradicionalmente en Logia dentro del secreto del ceremonial. Cada francmasón es libre de dar a conocer o silenciar su condición de tal, pero le está vedado revelar la de su Hermano. Considera la Orden que el trabajo, en todas sus manifestaciones, es uno de los deberes y uno de los derechos esenciales del hombre 121


y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad, contribuyendo con ello al progreso social. Proclama al Grande Arquitecto del Universo como Principio Generador y como Símbolo Superior de su aspiración y construc ción éticas. No prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convic ción religiosa. Las Grandes Logias se gobiernan según los principios tradiciona les de la Orden Universal, de acuerdo a sus propias Constituciones y a los principios legales regularmente adoptados en el ejercicio y función de su soberanía. Francmasones, Logias y Grandes Logias se empeñan constante mente en el perfeccionamiento del Hombre y de la Sociedad, a través del Amor, la Solidaridad, la Justicia y la Paz, para Gloria del Grande Arquitecto del Universo”. He querido reiterar los principios, porque ellos han guiado la vida de todos los masones de este Templo y de los muchos que se levantan a lo largo de toda la Obediencia. Porque ellos son el fundamento de nuestro diario vivir y porque son los que orientan el laborar constante desde el medio día hacia la media noche. Porque, además, han hecho que uno de los vuestros haya aspirado a la responsabilidad máxima de nuestra Institución. Porque la Francmasonería es esencialmente ética, filosófica e iniciática quisi mos persistir en ello y quisimos alcanzar la dignidad de la Gran Maestría. Sabemos que para intentar cumplir este alto propósito elige hombres y los forma mediante un sistema educativo tradicio nal y simbólico. A través del desarrollo de este proceso educativo, la Francmasonería aspira a que sus adeptos alcancen un alto sentido ético que determine en ellos normas de conducta que les permitan ser hombres capaces de entregar su aporte a la sociedad en que viven y conviven. De esta manera, los principios e ideales de la Orden Masónica deben proyectarse en la sociedad a través del quehacer de sus francmasones. Son los hombres de la Francmaso nería los que tienen la ineludible responsabilidad de actuar conse cuentemente con su formación ética en la sociedad toda. No es, pues, la institución la que debe efectuar las acciones que hagan realidad en el mundo exterior los ideales y principios masónicos. Es la acción de una Francmasonería especulativa a través de sus hom bres, es la educación ética forjada en los templos la que se expresa

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en la sociedad mediante acciones de los francmasones. En la medi da en que dichas acciones sean consecuentes con los ideales y principios de la Orden, ésta estará logrando su objetivo primordial. En el mundo de hoy, la Francmasonería constituye la opción ética, la opción moral laica, que ofrece una alternativa a la sociedad. Ella es, en esencia, un poder moral capaz de contribuir a la mejor convivencia de la humanidad de hoy, realizando un efectivo aporte para estrechar los lazos de una fraternidad real, sin exclusiones. Hacer realidad estos planteamientos significa enfrentar una ta rea de revitalización y modernización de la Orden, de manera que logre la trascendencia que debe tener como poder moral. Para efectuar esta tarea, la Francmasonería necesita de hombres conven cidos de sus ideales y principios, y que, además, reúnan los méritos personales y la experiencia necesaria para concretarlos a través de una organización y acción masónicas acordes con las necesidades del mundo de hoy. No es posible vivir en el pasado o de logros alcanzados en el tiempo pretérito. Esa es tarea cumplida de la que debemos extraer las experiencias que ellas dejaron. Hoy debemos mirar y proyectarnos al futuro. La tarea es inmediata, pues el desafío del mañana está al alcance de nuestra mano. Esta escuela del saber de la Francmasonería ha impulsado a este hermano de ustedes a trabajar por la revitalización, renovación y trascendencia de la Orden y por la unidad e integración masónicas. Ha sido este aprendizaje de cuarenta años el que emprende este programa que deseo que ustedes, todos mis hermanos, conozcan esta noche. Algunos de estos lincamientos generales podrían sintetizarse como sigue: En

e l o r d e n in t e r n o :

— Renovar los organismos directivos de la Gran Logia de Chile sobre la base del criterio de integrar a estos elementos nuevos de las Logias de la Obediencia que hayan demostrado una actividad permanente y una experiencia en lo docente-administrativo ins titucional. — Efectuar cambios sustanciales en la Administración de la Orden. — Contratar a un profesional especialista en economía y finanzas 123


para asesorar a la Gran Tesorería en la generación de recursos externos. — Designar Comisiones para el estudio de problemas masónicos, las que asesorarán a los Departamentos de Ritos, Historia, Sim bolismo y Filosofía Masónicos. — Designar, en una primera etapa, Comisiones que analicen y formulen proposiciones sobre la juventud y los Centros Femeni nos, con el propósito, en una segunda etapa, de crear Departa mentos para ambas áreas. — Desarrollar y activar las funciones de los actuales Departamentos de la Gran Logia de Chile, considerándose la eventualidad de crear otros que pudieren ser necesarios. — Desarrollar y activar las funciones del Departamento de Acción Masónica de manera que cumpla una labor de coordinación de las acciones que organicen los Departamentos, Comisiones y Respetables Logias y que busquen proyectar la acción masónica en el mundo exterior. Lo anterior sin perjuicio de que impulse las actividades que estime adecuadas para cumplir esta función. — Procurar, sobre la base de los preceptos constitucionales y regla mentarios que rigen el funcionamiento de la Asamblea de la Gran Logia de Chile, que este organismo, por su importancia representativa, cumpla un trabajo de conocimiento masónico de la Obediencia, con sus logros, problemas, dificultades y aspira ciones. — Estimular y apoyar las funciones de las Grandes Delegaciones Regionales para un mejor conocimiento de los problemas y aspiraciones de las Respetables Logias de su jurisdicción, como asimismo obtener la mejor comunicación interlogias. Con este propósito se elaborará un programa orientador de las funciones y acciones de las Grandes Delegaciones Regionales, adoptando todas las medidas conducentes a asegurar una efectiva coordina ción con todas ellas. Para cumplir este objetivo se realizará una reunión semestral, a lo menos, del Gran Maestro con los Grandes Delegados Regionales. — El Consejo de la Gran Logia de Chile sesionara, una vez al semestre, en una sede de la zona norte y en una sede de la zona sur, respectivamente, con la participación de los Grandes Dele gados Regionales. Este Consejo contará de entre sus miembros

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m ayo ri tari amen te a representantes de las zonas norte y sur de la Obediencia. — Constituir grupos asesores, integrados por Hermanos Oficiales de los Talleres de la Obediencia para que colaboren, en sus respectivas áreas de competencia, con los Grandes Vigilantes, Gran Orador y demás Grandes Dignatarios y Grandes Oficiales. — Realizar reuniones periódicas del Gran Maestro con los Venera bles Maestros del Oriente de Santiago para recibir y entregar información y orientación acerca del funcionamiento de los Talleres, en especial, en los aspectos relativos a la docencia y la administración. Asimismo, dentro de las posibilidades, se efec tuarán reuniones con los Venerables Maestros de las Logias de provincia con el mismo propósito. — Establecer, a través de proposiciones del Gran Maestro o del Departamento de Acción Masónica, iniciativas coordinadas de las Respetables Logias de Santiago y alrededores bajo la direc ción de sus Venerables Maestros, para desarrollar determinadas actividades en conjunto, ya sean de acción intra o extramural. Un procedimiento similar podría adoptarse en las Logias de provin cia de una misma jurisdicción, al margen del día de trabajo. Lo anterior sin peijuicio de las proposiciones que las propias Logias formulen al Gran Maestro. — Reactivar la iniciativa del Gobierno Superior en orden a realizar periódicamente cursos de instrucción y perfeccionamiento des tinados especialmente a los Hermanos que cumplen funciones de docencia masónica. — Editar Boletines trimestrales para la información docente de los Hermanos Aprendices, Compañeros y Maestros, bajo la direc ción y coordinación de los Grandes Vigilantes y Gran Orador con la colaboración de sus respectivos grupos asesores. — Renovar los Programas de Docencia de los tres grados con actua lización de los contenidos e inclusión de indicaciones metodoló gicas, de procedimientos de evaluación y de bibliografías. — Impulsar y perfeccionar la docencia masónica con propósitos de mejoramiento de la formación y cultivo del oficio de masón para su mejor trascendencia en el mundo exterior. — Analizar las Actas enviadas por las Logias de la Obediencia con el propósito de conocer las ideas y sugerencias planteadas en 125


Tenidas y que puedan ser de interés institucional para su even tual puesta en práctica. Asimismo, analizar los trabajos dados a conocer en Tenidas con miras al aprovechamiento integral de aquellos que sean de importancia relevante para la Orden. — Realizar estudios de factibilidad para dotar a la Institución de medios propios y modernos de comunicación y difusión: impre sión de textos, revistas y boletines, instalación de un sistema FAX e incorporación de la computación. — Crear una oficina de relaciones para atender a los hermanos de la Obediencia. En

el o r d en ex t er n o

— Designar comisiones, integradas por Hermanos especialistas en las respectivas áreas, para el análisis y formulación de proposicio nes respecto de problemas específicos. En una primera etapa se constituirían las siguientes Comisiones: de Educación, de Salud, de Justicia, de Vivienda, de Obras Públicas, de Investigación de Problemas Nacionales y de Emergencias. Sobre la base de las conclusiones y proposiciones de estos grupos de trabajo, el Gran Maestro, previo estudio, entregará los antece dentes a los Hermanos que tienen una representación pública para que formulen los planteamientos y efectúen las acciones que permitan su efectiva realización. — En relación con obras masónicas ya en marcha, como es el caso del Hogar del Senescente y la Universidad La República, se considera necesario lo siguiente: Realizar los estudios legales y financieros para transformar el Hogar del Senescente en una Corporación que permita su ade cuado financiamiento. — Adoptar todas las medidas conducentes a lograr que la Univer sidad La República tenga el más alto nivel académico en el ámbito de las universidades privadas del país, en atención a su reconocida y pública relación con la Orden Masónica, lo que implica un serio compromiso con la sociedad. — Realizar estudios para constituir organismos masónicos externos de análisis de problemas sociales a través de una planificada labor de extensión a la comunidad. Estas iniciativas podrían

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efectuarse a través de la acción coordinada de agrupaciones de Logias tanto en Santiago como en provincias. — Estimular y apoyar, dentro de las posibilidades reales, aquellas acciones de Logias o agrupaciones de Logias que tengan como propósito entregar servicios educativos a la comunidad, ya sea a través de colegios, bibliotecas públicas, realización de cursos de perfeccionamiento, de actualización y otros. — Estudiar la factibilidad de crear organismos masónicos externos de carácter público que estimulen y otorguen premios para incentivar las actividades, acciones o trayectoria de ciudadanos que digan relación con un efectivo aporte al bien común de la sociedad en sus diferentes expresiones. Esta iniciativa tiene como propósito acentuar la presencia masónica en las expresio nes de nobleza y generosidad, sin importar la condición religiosa o política del beneficiado. — Estimular la formación de grupos juveniles que ofrezcan alterna tivas de real interés para los jóvenes, evitando recaer en errores pasados en esta iniciativa, como asimismo incurrir en acciones de proselitismo que desvirtúen el propósito que se persigue. — Dedicar especial preocupación a las iniciativas que emanen de los Centros Femeninos o de grupos de damas vinculadas a la Francmasonería y que signifiquen un real aporte a los objetivos externos de la Orden. Preponderante labor corresponde en este ámbito a los Hermanos Coordinadores con los grupos femeni nos, ya que su orientación es de particular importancia. — Crear un Departamento Cultural encargado de las publicaciones de la Orden y de su trascendencia al mundo externo a través de conferencias, exposiciones, conciertos y otras modalidades de la expresión artística. — Acentuar las relaciones interpotenciales de las Grandes Logias, especialmente latinoamericanas, con el propósito de promover la solidaridad, el bienestar y la paz entre los pueblos hermanos. Queridos hermanos, haber querido aspirar a la Gran Maestría fue, quizá, para este hermano de ustedes la más noble prueba de que la Augusta Orden haya sido la escuela de mi formación masó nica. He sentido ese interior llamado, y he deseado confesar a todos este superior propósito y relatar esta intención del futuro quehacer 127


en la dirección de la Orden. Será un trabajo cooperativo de Gran des Dignatarios y Oficiales con la concurrencia de todos los maes tros, compañeros y aprendices que destaquen por su real oficio de masón. Y como esta noche es también noche de impresiones de inicia ción, deseo recordar la carta que enviara hace diez años a los aprendices de toda la Obediencia en mis funciones de Segundo Gran Vigilante: “Recibid, pues, ésta, mi primera carta, con la expresión de mi sentido reconocimiento por la forma esforzada con que habéis comenzado el aprendizaje de Aprendiz en la Francmasonería. Por que como ya os lo he dicho tantas veces, ser Aprendiz es un duro ejercicio, un permanente reto y un indecible afán de esperanza y de optimismo. Al leer vuestros trabajos he podido darme cuenta cómo enfrentáis los temas de la enseñanza de vuestros Vigilantes, del interés que ponéis en el avance de vuestro conocimiento y del modo pausado y lento con que intentáis descubrir la trama de nuestra doctrina. También he advertido en otros la natural inquietud por apurar el tiempo y adelantar respuestas a preguntas aún no formu ladas. Y hay todavía algunos que quieren hojear el mundo intramural de igual manera que transcurre la vida diaria de nuestras preo cupaciones. Todo lo que hacéis también fue mi experiencia de pesadumbre y regocijo en los pasados años de aprendiz. Quise hallar recompen sa inmediata sin detenerme a pensar que las cosas no son tan comprensibles como se las quisiera uno hacer creer. Quise traer el mundo extramural a un ámbito de soledad y de silencio e interrogar a los demás con apurada e incisiva vehemencia. Ahora que reviso vuestros escritos, tal vez entiendo mejor mi propia y larga trayectoria en la Columna Norte. No quiero que os ocurra lo mismo. Detened vuestra mirada en vuestra íntima vida y observad cómo se aquieta y sobresalta. Mantened siempre abierta vuestra inteligencia para penetrar en lo más hondo de todo lo que veis. Interrogad, sin cansancio, vuestro yo para saber si el deseo que os impulsó a ser masón perdura todavía y si aún responde a una necesidad sentida en la raíz misma de vuestro corazón. Seguid el ritmo de vuestra propia conciencia y auscultad si el rumor del mundo con sus flaquezas y devaneos todavía traspasa los linderos de 128


vuestra paz interior. Y si en la hora más personal y secreta de vuestra razón aún persiste el querer seguir perteneciendo a la Institución, no lo dudéis ya más y trabajad denodadamente por que así sea. Estudiad mucho, sin arrogancia, y estudiad siempre, con humil dad, para que los merecimientos y el salario los alcancéis sin prisa. El descenso a vuestra vida interior irá transformando cada día vuestras profundidades y os dará, sin siquiera esperarlas, la fe y la esperanza para iniciar el largo y hermoso camino de la fraternidad. Porque la fraternidad, como la libertad y la justicia, la tolerancia y la caridad, no se construyen sin dolor y sin penas, sin renuncias y sacrificios. Nada cuesta más que desbrozar la ruta que habrá de ser nuestro propio camino. Pero nada perturbará ese camino si hemos hallado en nuestra vuelta a lo interior el sentido verdadero que nos impele a persistir en ser masón. Sólo quiero reiterar que el volverse a sí mismo os hará aprender que el aprendizaje de Aprendiz es vuestro y que vuestro Vigilante vigilará sin descanso el comportamiento y evolución de ésa, vuestra responsabilidad”. Queridos hermanos, el estudio y el trabajo son responsabilidades esenciales del francmasón, para que con la ayuda de la razón que ilumina el intelecto humano podamos acrecentar las investigacio nes de los que nos han precedido, para ser luz de verdad y punto de apoyo dentro de nuestra sociedad. Educar nuestra personalidad es perfeccionarnos. Con ello no sólo conoceremos nuestro propio yo, sino que educaremos a los demás para alcanzar el equilibrio al que todos aspiramos como norma de vida para ser iguales, para ser mejores, para ser más fraternos. En suma, luchar incansablemente para ser portadores de luz, de paz y bienestar social. Ser francmasón es ser hombre bueno, socialmente integrado, útil, estudioso, prudente y perseverante, consagrado al trabajo crea dor y reflexivo, dispuesto a luchar por el advenimiento de una sociedad justa y solidaria. Sin embargo, todo sería estéril, infecundo e intrascendente, si el masón no tuviera presente su acción de vida, su preocupación por la concepción del hombre, por su destino y por su felicidad. Más aún, vivir ligado al trabajo permanente y liberador como forma de alcanzar una vida superior con el fin de adoptar, con dedicación y

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optimismo, la práctica de virtudes para hacer carne en nosotros los principios de nuestra docüina y permitir que ella mantenga su inalterable vigencia. Así podremos trascender y proclamar a todos que somos amantes de la justicia, la fraternidad, la igualdad, la tolerancia y la caridad y que aspiramos a que la fuerza y la unión hagan cada vez más sólida y poderosa la Francmasonería Universal. Al francmasón le corresponde expresar su yo interior proyectán dolo a través de la labor profana, porque está preparado para actuar con éxito en la obra extramural. Los cimientos de la Orden son sus francmasones y ellos son su vida y su futuro para alcanzar la prosecución de los fines que son el sublime respeto a la condición humana y la absoluta armonía y convivencia de los pueblos en el concierto mundial de las naciones. La Francmasonería nos invita a trabajar juntos, estudiar juntos, comprendernos y amarnos unos a otros, ser verdaderos hermanos. Esta labor la realizamos no como simples picapedreros en la cante ra, sino como el obrero que sabe trabajar, que sabe hacer obra útil, obra de bien con las herramientas de cada Grado. El francmasón debe borrar los vestigios de deshumanización con que el profano llega hasta nuestros Templos y acentuar en él los rasgos positivos del humanismo, asumir la causa del hombre, incul car y dar a conocer los principios masónicos y su empleo en redimir a ese hombre. La Francmasonería espera de sus hombres una predisposición incondicional a la gestión que se encomienda en cada etapa de nuestra vida iniciática, que no es otra que el mejoramiento social, guiando, aportando y ayudando a nuestros semejantes a encontrar el verdadero camino. Todos, de una manera u otra, buscan este camino para darle verdadero sentido a la existencia y destino a la persona humana. Mis queridos hermanos de Concepción: Al asumir el honroso cargo de Gran Maestro de la Francmasone ría Chilena reiteré, al agradecer a mis hermanos de la Asamblea, algunas expresiones que quiero repetir a ustedes esta noche, por que son, en cierto modo, parte de mi insistente convencimiento. Dije ese día que nada podremos alcanzar si no revivimos la vocación del oficio de masón. El oficio en la vida del hombre no se acaba sino

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al final de su incesante quehacer, porque la vida se hace hacia adelante y nuestro espíritu está siempre en el futuro. Por eso, el hombre masón hace de esta Institución un lugar en donde no sólo se hable de la vida masónica sino se viva en una convivencia humana real que sirva para que se realicen cada noche y cada día los valores vitales plenos, tan sepultados a lo largo de la patria, y para que, con formas de vida auténticamente democráticas, se cumpla la gran misión de la francmasonería. El porvenir de nuestra sociedad es la madurez, el desarrollo, el cambio. El masón que nuestra Institución tiene que formar es el hombre del desarrollo humanizado y del cambio al porvenir. La responsabilidad, pues, de nuestra Orden, es la de capacitar a cada uno para la más plena expresión de su personalidad y de su libertad y para la participación más eficaz en las decisiones de la vida. Seria responsabilidad es, pues, mis queri dos hermanos, el oficio de masón. Todos hemos comprendido a lo largo de los años vividos en la francmasonería que este oficio es una faena de difícil trabajo y que hay que empaparla de heroísmo, de amor, de humildad, de libertad, de dignidad, de acción. Es un oficio de labor incesante de desbastamiento interminable de la piedra bruta. Es un oficio de masón que nunca acaba de agotar. Es un oficio, al fin, el más alto de los oficios, que representa la mayor fuerza moral y la más elevada altura del pensamiento y de la acción del hombre. Que esta vocación del oficio nos dé, mis queridos hermanos, la fuerza necesaria para poder cumplir con la ansiada revitalización, renovación y trascendencia de la francmasonería chilena y la uni dad e integración de los masones todos. Templo de Concepción, 10 dejulio de 1990, e.\ v.‘.



Tenida Solemne de Primer Grado en la Jurisdicción de Temuco

Asisto hoy, acompañado de todo el Gobierno Superior de la Franc masonería Chilena, a esta solemne Tenida de Primer Grado para abrir aquí, en la frontera de la esperanza, el segundo tramo del itinerario que iniciáramos el año pasado en la nortina Antofagasta. Estoy dando cumplimiento, con la presencia de los Grandes Dignatarios, Oficiales, Consejeros y Grandes Delegados Regionales a la labor de descentralización y conocimiento de nuestro masónico quehacer. Seguros estamos todos de la riqueza de esta experiencia y de la nitidez de esta fraternidad de ustedes. Sabedores del trabajo realizado en esta jurisdicción de la Obediencia no hacemos sino ratificarlo esta noche, luego de oír la relación hecha por los Vene rables Maestros. Satisfechos y contentos estamos como al final de una obra acabada con amor y persistencia. Movidos por la seguri dad de la fuerza del espíritu y la razón del masonismo, no podemos sino creer, también, en la certeza de esta acción que reanimará el edificio moral de esta Orden. Gracias por este soplo de aliento renovado y por esta demostra ción de fe en los hombres que han asumido la responsabilidad de dirigir y gracias, también, a ustedes todos por compartir la tarea revitalizadora de la hermandad chilena. Circunstancias tan importantes como éstas son para la Gran Logia y su Gobierno la motivación fundamental en los momentos en que acentúa preferentemente la unidad, la modernización y la trascendencia. Esta motivación significa el respeto a la tradición y a la tarea, a los principios y a la doctrina, y a la filosofía de su peculiar misión. Significa subrayar la memoria de los Grandes Maestros, de sus hechos, sus obras y realizaciones. Significa reavivar el conoci miento de los valores esenciales de la Francmasonería, sus ritos, símbolos, historia y metodología de su aprendizaje y enseñanza. Todo esto se pretende con otras formas y estilos para encarar lo que siempre ha sido el trabajo interno en nuestras Cámaras y Tenidas.

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Nada que no haya marcado ya el contenido elemental de su dilatada labor, rica en experiencias. Pero este deseo nuevo de enfrentar esta misión revitalizadora exige necesariamente el sacrificio de entrega de cada uno en un clima de sosegada actitud y de real integración de todos los hom bres que conforman esta Institución. Y este acercamiento de mayor interacción entre los hermanos supone también un esfuerzo de entendimiento y de sincera y entera voluntad. La convivencia ha demostrado ser el recurso esencial para la realización de la vida masónica. El deseo de querer convivir, que está en la esencia del hombre, exige el querer aprender a convivir, que es lo singular del hombre en general y del hombre masón en especial. La Francmasonería debe fortalecer esa voluntad positiva para la convivencia, alentarla y desarrollarla. La convivencia, vale decir, la solidaridad y la fraternidad, forman parte fundamental en el proceso de formación del hombre y preo cupación principal en la educación del hombre francmasón. El perfeccionamiento de la personalidad, uno de los objetivos supre mos de la Francmasonería, reclama para su realización contenidos integrales y plenitud de valores. No se alcanza la personalidad con el cultivo de un solo lado del ser humano. La educación del hombre debe dirigirse hacia la organización dinámica individual y su total integración. Representa al individuo formado en todos los aspectos de su ser y en todos los sectores de la vida y de la cultura. La Francmasonería desea que el hombre pueda entender en común los problemas de la vida y llegar a razonadas soluciones, que apren da a comunicarse, convivir y cooperar con los demás y a ser capaz de convertir sus ideas en acción. ¿No es ésta acaso la misión más significativa de estas Respetables Logias? Este sello de la acción de los francmasones significa un lento e inacabado ejercicio de aprendizaje. La solidaridad y la fraternidad, como el amor, necesitan una práctica permanente y silenciosa, una tolerancia nacida del corazón y el pensamiento, una voluntad sin claudicaciones ni cansancio, una lealtad y un respeto perspicaces y recíprocos y una fe, entendida como la constancia más sentida y sincera. La más urgente gran misión, la más apremiante y noble de toda la tarea de nuestra Orden, y que ha sido una de las facetas impor 134


tantes de nuestro programa de revitalización, consiste en transfor mar los templos de la Obediencia en lugares de educación para el verdadero humanismo, para lo sencillamente humano, para la conducta genuina y natural en el ejercicio del diálogo fraterno. Cumplir con este deber es procurar dar un sentido más profundo a la auténtica convivencia, en la cual los valores imperecederos vuel van a ser vividos y practicados en el afán diario de cada cual. Y que no sólo la palabra del ritual y la imagen del simbolismo sean enseñanza y aprendizaje sino también el compromiso del ejemplo y la iniciativa, de la cortesía y la responsabilidad, de la participación y el obligado quehacer, del respeto y la solidaridad. Es en la medida en que esta escuela de hombres consiga crear una comunidad auténtica, en la cual no sólo se enseñe y se aprenda, sino se trabaje, piense, imagine y sepa callar, en esta misma medida crecerá su influencia en las columnas de los templos y en las otras tantas donde cada uno de los nuestros eleve su voz y su actitud ciudadana. Allí también, en los plurales lugares externos, podrán surgir entonces las formas de vida democrática que tanto reclama nuestro país, transformándose esta escuela de hombres en la mora da de la concordia, de la unificación, de la fraternidad, del huma nismo. Y que por encima de eventuales quiebras de la ética y de confusas contiendas de palabras, impere permanentemente el len guaje de la cordura y la razón. Por eso, hemos reiterado que, amparados en esta renovada tarea de masonismo, los hombres de estos templos están dispuestos a trabajar la cultura, a cautelar la democracia y a cuidar la libertad, para contribuir al ejercicio de una convivencia digna y para asegu rar la reconciliación de todos los hermanos de la patria. Y hemos repetido que continuarán laborando por la dignificación de su calidad de hombres y por el respeto irrestricto a sus derechos. Durante los primeros meses del mandato que me han confiado los Venerables Hermanos de la Obediencia, he tenido la oportuni dad de efectuar numerosas visitas a las Logias de las diferentes jurisdicciones. En todas ellas he apreciado con satisfacción la cali dad del trabajo realizado. En todas he hallado masones convencidos del valor de nuestros principios y decididos a ponerlos en práctica. Esta feliz comprobación ha fortalecido en mí la voluntad de trabajar por la renovación de nuestra institución y por su acción en la 135


sociedad. Esta renovación significa la decisión de unidad e integra ción de todos con la firmeza de la responsabilidad y de la fraterni dad. Animados todos de los mismos ideales, cumpliremos estos objetivos en la medida en que podamos coordinar nuestros esfuer zos. Libres de encontrar nuestro propio camino, los masones no podemos sino enriquecernos con la confrontación de las ideas, porque es verdad que la influencia del grupo nos permite reducir la propia subjetividad. Nuestras Logias deben continuar siendo un lugar donde se prosiga con la obra de perfección, apartado de las vicisitudes de la vida profana. No podemos olvidar que lo que hacemos en Logia es sólo una preparación para lo que debemos hacer fuera del Templo. Y no se trata de llevar al mundo profano los misterios de la enseñanza masónica y sus rituales, sino de tradu cir, trasladar y subrayar los resultados de su aprender en la aplica ción hacia el exterior. Es deber de cada uno de nosotros buscar los medios que mejor se adapten para hacer efectiva esta indispensable demanda que tanto reclamamos, referida a la edificación del tem plo ideal de la humanidad. Esta noche estamos en esta noble tierra del sur para reconocer nos en la misión que nos ha sido entregada y para cumplir nuestro propósito de acercarnos personalmente a los hermanos de toda la Obediencia. Y para acentuar esta presencia, deseo destacar esta intención de revitalizar, modernizar y dar expresión externa a la Institución Masónica. No es fácil, sin embargo, sintetizar los planes de trabajo y de acción, destinados a ser impulsados por la Gran Maestría y cumpli dos por la Masonería chilena, pero podemos afirmar que los más firmes propósitos se fundamentan en la necesidad de cambios reales en la administración de la Augusta Orden, renovando orga nismos directivos, incrementando los medios económicos para de sarrollar y hacer crecer algunas obras fundamentales. Necesidad de robustecer y de crear Departamentos, Comités y Secciones de la Gran Logia; impulsar y visitar las Logias de provincias; desarrollar los planes de los organismos asesores; acentuar la posibilidad del desarrollo de los trabajos conjuntos de las Logias de Santiago y de las otras que constituyen las diferentes jurisdicciones del país; reali zar cursos de instrucción y perfeccionamiento para docentes; editar boletines, revistas, folletos y otros materiales de estudio; renovar los 136


programas de docencia; dotar a la Institución de los elementos que conduzcan a sus miembros a realizar un mejor conocimiento de la historia de la Masonería chilena y universal y les incite a efectuar trabajos de investigación; mejorar bibliotecas y archivos y asignar los medios actuales de la tecnología para la modernización. Pero, si la labor de reordenamiento y de reforma de aspectos internos del trabajo masónico parece de envergadura, mayor es la que nos hemos propuesto desarrollar en el plano de la acción exterior. La Gran Maestría está creando comisiones especializadas, destinadas a la consideración y conocimiento de los problemas de mayor trascendencia que afectan a la sociedad circundante, en los rubros educacionales, sanitarios, de justicia, vivienda, obras públi cas y otros, de tal manera que funcionen en calidad de asesores de la dirección superior de la Orden para hallar las soluciones. Muchas de estas Comisiones se encuentran ya en funcionamiento y están entregando valiosos informes. Igualmente se buscarán las fórmulas adecuadas para otorgar fmanciamiento a organismos tales como el Hogar del Senescente, que acaba de empezar a funcionar, y otros de importancia; consti tuir organismos masónicos de análisis de los hondos problemas sociales que afectan a nuestra comunidad; estimular la acción que las Logias desarrollan en bien general de la educación, de la mujer y de la juventud. Se ha inaugurado recientemente en Santiago por el Gran Maes tro un Hogar para estudiantes universitarios de provincias, organi zado y dirigido por una Logia de ese Oriente. En la próxima semana se firmará un Convenio con la Municipalidad de Santiago para una acción recíproca de Extensión Cultural. Y como éstas, otras accio nes externas que están siendo impulsadas por distintas Logias y Jurisdicciones. Y estar aquí esta noche, mis queridos hermanos, es también cumplir el propósito de los organismos superiores de informarse de la realidad vivida al interior de los Templos de la Obediencia para sugerir, de común acuerdo, aquellas actividades que sean las más adecuadas para el desarrollo y progreso de las Logias y de su trascendencia hacia el mundo exterior. Importa saber cuáles son las obras iniciadas, proyectadas a futuro o incompletas en el diario quehacer de su laborar para identificar y precisar aquellas que estén

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más acordes con los intereses y competencia de los hermanos y con las necesidades del entorno ciudadano en que se encuentran inser tos. Reconocemos, sin duda, el trabajo individual y la autonomía de que goza cada una de las partes de esta cadena masónica chilena, pero, a la vez, creemos firmemente que un trabajo compartido, aparte de enaltecer la fraternidad y practicarla, hace más factible la aplicación del esfuerzo de acción social en beneficio del conglome rado humano en que diariamente se vive. Por eso, hemos querido traer a ustedes el estímulo, para que juntos los Talleres de esta Jurisdicción recomiencen una nueva acción masónica. Estamos empeñados en promover el liderazgo de la masonería en el trabajo cuotidiano de los constructores del país, porque cada uno es res ponsable de entregar su conocimiento en la profesión o el oficio que se ejerce para que sea aprovechado en los diferentes campos en que discurre el trabajo que se emprende. Necesitamos solicitar de ustedes un plan de acción que demues tre la capacidad de enfrentar con éxito las actividades que puedan ser puestas en práctica en provecho de esta idea de expansión colectiva. Este programa debería comprender la inclusión de aspec tos que sean capaces de llevar a cabo los hermanos que hay en cada Logia. De esta conjunción de ideas deberá desprenderse la efectivi dad del trabajo en beneficio de todos. De esta solidaridad de acción deberá, asimismo, revelarse la presencia del actuar masónico y recuperar el respeto de los demás por la Institución a la cual pertenecemos. Esta acción externa desarrollada por los Talleres del sur será dada a conocer en la Asamblea Solsticial de octubre próximo, así como en la de junio le corresponderá a las Logias de la zona norte. La Directiva Superior de la Gran Logia de Chile llega hasta aquí para que conozcan a los Venerables Hermanos que trabajan en ella; para reunirse con los Venerables Maestros y Oficiales de esta Juris dicción y orientar su labor; para realizar la Sesión mensual del Consejo de la Gran Logia con la participación, como invitados, de los Venerables Maestros y los Grandes Delegados de la zona sur; para instalar, en suma, durante tres días, en este valle el Gobierno Superior de la Gran Logia de Chile. Mis queridos hermanos, apreciamos con agrado y regocijo esta noche especial. Ocasión hermosa para destacar la importancia de

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este encuentro de la Francmasonería Chilena en este Valle y para señalar el interés de la Gran Maestría y su Gobierno en la consoli dación de una labor cooperativa, integradora y solidaria. Que esta visita nuestra reciba para ustedes cálidamente nuestro abrazo y acepte participar con todos los hermanos de esta comunidad masó nica en la tarea de unidad, renovación y trascendencia en que este Gran Maestro y sus colaboradores se hallan empeñados. Que así sea. Valle de Temuco, 31 de mayo de 1991, e:.v:.



EL ACONTECER EN LA GRAN LOGIA DE CHILE



Cámaras de Verano 1991

Es siempre un privilegio dar por iniciado el Programa de Docencia Masónica de la Gran Logia de Chile, pero es mayor aún ahora que, movidos por la significación tan actual de su tema central de verano, recomenzamos a examinar el nunca acabado universo humano que constituye la Orden Masónica. Es el tema esencial del humanismo masónico, humanismo que quisiéramos sin adjetivación, pero que en este encuentro de tem plos y de hombres no se puede eludir el acento peculiar que nos preocupa desde el mismo día de nuestra iniciación. Y es que nos acucia hoy, además, la urgencia del mundo y la realidad de la circunstancia de nuestra propia vida. Esta lección a la que estos hombres aspiran, con toda la riqueza de sus virtualidades, aparte sus inclinaciones científicas, políticas, filosóficas o artísticas, es de nue vo el esfuerzo prodigioso de síntesis de todos los aspectos humanos en la unidad del hombre. Este ciclo de verano, pues, que inauguramos esta noche, preten de hacer pensar una vez más el pensamiento de cada uno para que cada uno se ayude a encontrar su propio camino de verdad y de espíritu, su testimonio de reconocimiento de su propia existencia, su aspiración de homenaje ferviente a su propia calidad de hombre francmasón. La más urgente gran misión, la más apremiante y noble de toda la tarea de nuestra Orden, y que ha sido una de las facetas impor tantes de nuestro programa de revitalización, consiste en transfor mar los templos de la Obediencia en recintos de educación para el verdadero humanismo, para lo sencillamente humano, para la conducta genuina y natural en el ejercicio del diálogo fraterno. Cumplir con este deber es procurar dar un sentido más profundo a la auténtica convivencia, en la cual los valores imperecederos, tan soterrados en el mundo de hoy, vuelvan a ser vividos y practicados en el afán diario de cada cual. Y que no sólo la palabra del ritual y 143


la imagen del simbolismo sean enseñanza y aprendizaje sino tam bién el compromiso del ejemplo y la iniciativa, de la cortesía y la responsabilidad, de la participación y el obligado quehacer, del respeto y la solidaridad. Es en la medida en que esta escuela de hombres consiga crear una comunidad auténtica, en la cual no sólo se enseñe y se aprenda, sino se trabaje, piense, imagine y sepa callar, en esa misma medida crecerá su influencia en las columnas de los templos y en las otras tantas donde cada uno de los nuestros eleve su voz y su actitud ciudadana. Allí también, en los plurales lugares externos, podrán surgir entonces las formas de vida democrática que tanto reclama nuestro país, transformándose esta escuela de hombres en la mora da de la concordia, de la unificación, de la fraternidad, del huma nismo. Y que por encima de eventuales quiebras de la ética y de confusas contiendas de palabras, impere permanentemente el len guaje de la cordura y la razón. Por eso, hemos reiterado otra vez que, amparados en esta reno vada tarea de masonismo en el nuevo año que comienza, los hom bres de estos templos están dispuestos a trabajar la cultura, a caute lar la democracia y a cuidar la libertad, para contribuir al ejercicio de una convivencia digna y para asegurar la reconciliación de todos los hermanos de la patria. Y hemos repetido que continuarán laborando por la dignificación de su calidad de hombres y por el respeto irrestricto a sus derechos. Por eso, este Gran Maestro ha expresado en estos días de paz y de amor que se refuercen en todos los chilenos el espíritu y el corazón para trabajar unidos por el progreso y la prosperidad de Chile y de la humanidad. Por eso, es válido decir también ahora con la palabra universal de Octavio Paz que “perseguimos a la modernidad en sus incesan tes metamorfosis y nunca logramos asirla. Se escapa siempre: cada encuentro es una fuga. La abrazamos y al punto se disipa: sólo era un poco de aire. Es el instante, ese pájaro que está en todas partes y en ninguna. Queremos asirlo vivo, pero abre las alas y se desvanece, vuelto un puñado de sílabas. Nos quedamos con las manos vacías. Entonces las puertas de la percepción se entreabren y aparece el otro tiempo, el verdadero, el que buscába

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mos sin saberlo: el presente, la presencia.”*La búsqueda del presente. Quiero decir hoy a mis hermanos que nos afanamos con persis tencia, aveces con tonos de snobismo o con desmedida usurpación de otros discursos, de blasonar acerca del futuro del universo —como mirada adelantada del observatorio chileno del Paranal— de blasonar el último decenio que nos resta y del umbral del siglo próximo. Cuando en verdad el porvenir sea quizá la honestidad del éxito en la transparencia generosa del pensamiento y el trabajo del presente. Esa es la razón de insistir en este itinerario 91 de la Gran Logia de Chile: tomar conciencia de la realidad del hombre del presente, ayudarlo a vivir y a convivir, hacerlo partícipe de la cultura que él mismo crea y sumergirlo realmente en el universo que constituye esta Orden. Así y sólo así podrá revitalizar, modernizar y trascender esta Institución con la unidad fraternal de todos y podrá mirar y trabajar el futuro con la búsqueda incesante de este maravi lloso presente. Que el año masónico que iniciamos sea capaz de olvidar las desazones del corazón de nuestro pequeño mundo y sea capaz de apurar la paz del gran mundo de la humanidad. Que así sea.

Gran Templo, 2 de enero de 1991, e:.v:.

♦Discurso de Stokolmo del Premio Nobel Octavio Paz.

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Reunión Blanca en homenaje a las Damas de la Fraternidad

La Francmasonería de Chile ha destacado a través de su historial la importancia del papel de la mujer junto a la tarea del hombre masón en actividades que son propias de su femenino hacer e inspiradas en el espíritu que informan los principios esenciales de la institución. Hace años que estas reuniones se vienen realizando a lo largo de todos los recintos de la Francmasonería Chilena que significan el testimonio veraz del laborioso quehacer desarrollado por sus damas con singular diligencia y amor en favor de solidarias obras de bien social. Son años de persistencia en la filantropía para demostrarnos a todos que hay una extensión del pensamiento francmasónico, traducido del modo más digno y delicado, en este contingente de mujeres solícitas y pertinaces. Es un privilegio para este Gran Maestro, y sus Venerables Herma nos que lo acompañan, concurrir esta noche a esta fiesta de la solidaridad y del afecto en un momento de tan trascendente impor tancia. Quiero decirles que estamos agradecidos por la generosidad que ponen en el sublime acto de ayudar y por la decidida promesa que un día juraron para ser cumplida responsablemente. Esa promesa es la que también nos une con el mundo exterior y la que significa compromiso leal con la familia, la comunidad y la patria. La tarea de ustedes es difícil y compleja, pero por eso mismo es hermosa y válida. Se trata de luchar por que la humanidad esté constituida por hombres, mujeres y jóvenes con plena conciencia de humanitarios propósitos. Y este Gran Maestro quiere alentarlas, aún más, para proseguir y extender esta obra de caridad humana que realizan con ese diario afán de entrega en las horas en que su obligación del oficio de ustedes las libera para cumplir esta otra misión. Y quiere alentarlas, porque los nuevos planes de la Gran Maestría 147


subrayan, en estos momentos, la acción de sus mujeres en el mundo externo, que constituye uno de los objetivos esenciales del hacer humanitario. Han llegado ustedes otra vez a esta Institución del Espíritu y de la Razón, de la Fraternidad y la Moral. Y nos permitimos recordar esta noche que para nosotros es un halago compartir esta Fiesta Blanca, porque significa otro especial momento para la satisfacción y la alegría de nuestro pequeño y grande mundo. Nuestro júbilo y nuestro optimismo, estoy seguro, con la presencia de ustedes, sabrá vigorizar la superación y perfectibilidad del hombre de nuestras Logias. Y junto a ustedes y junto a nosotros, también nuestros hijos, sobrinos, nietos y jóvenes todos, guiados por el mismo deliberado camino de nuestra fe y nuestro credo. Tenemos la certeza de que esta institución, respetada y respeta ble, podrá ser cada día más señera e importante con la feliz conjun ción de mujeres yjóvenes, laborando por el mejoramiento de cada uno y el engrandecimiento del país en que vivimos. La Logia recuerda a los masones que la Francmasonería es una escuela que derrama la verdad y que impulsa a la acción. Y que el hombre es cierta y esencialmente social y no se le puede considerar aislado. Pero evidentemente no se concibe, sin absurdo, una socie dad de constructores, si sus miembros carecen de capacidad para construir. Y he aquí, pues, que la Masonería, en cada región o en cada lugar —como lo estamos comprobando en cada jurisdicción del país visitada— es lo que son los masones, sus mujeres y los jóvenes en esa región o lugar. Ysi como asociación pretende contri buir a solucionar los problemas sociales, debe comenzar por la educación de sus adeptos en los principios y métodos relacionados con el ideal que se propone convertir en hechos económicos, científicos, sociales, de civilización, en una palabra. Y el hombre es el punto de partida y el objetivo de nuestra Orden para despertar el sentimiento de la propia dignidad a todos los hombres. Quiero decirles que para nosotros es un privilegio compartir esta Fiesta Blanca, porque significa agregar a nuestro programa otro acento más a nuestros deseos de revitalizar y de renovar nuestro procedimiento en el actuar trascendente de nuestra Orden. Hemos pedido a nuestros hermanos mayor trabajo y mayor persistencia en 148


la obra humana en que todos estamos empeñados. Por eso quere mos también, a costa de los propios sacrificios de ustedes, que se unan a nosotros para que el discurso de la solidaridad se transforme en acción efectiva. Quiero que sepan también que estos hombres, en cada noche de semana o mañana de sábado, están aquí para tratar de conocer mejor el mundo, de escudriñar la verdad de las ideas, de reparar nuestra propia pequeñez. Esa es parte de la misión de la doctrina de nuestra Orden y es la razón que nos mueve a dejarlas esas horas en soledad. Queridas y estimadas damas, en esta noche especial quiero ex presarles, en nombre de todos, que no hay nada comparable con la bondad vivificadora de ustedes, su indesmentido entusiasmo y su dulzura inigualable. Que no hay quien con mayor celo y constancia haya cimentado con fervor la base del hogar y haya puesto la palabra segura en la tristeza de la comunidad. Quiero decirles, finalmente, la gratitud que les debemos por su inseparable compañía, por su apoyo tenaz, su comprensión ilimita da y su permanente y cariñoso amor.

Oriente, de Santiago, octubre 19 de 1991, e:.v:.



Francisco Cargill Strachan Soberano Gran Comendador

Hay momentos en que el silencio debiera ser la única voz para recordar al maestro y amigo, porque no hay palabras valederas para decir la tristeza. Recordar es traer a la memoria al ausente. Es retomar el pensa miento. Es recrear la vida del que no está en presencia. Es volver a creer, sentir, pensar, actuar. Es revivir las ideas y moverlas, hacerlas crecer, generar otras ideas, fructificar el intelecto. Es decir palabras con voz interior. Es nutrir el presente con modelos de conducta, con ejemplos de acción. Recordar es eso: volver a partir, andar, llegar. “Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos; así es que cuando morimos descansamos.”

Así me parece escuchar, repitiendo algunas de las emotivas expresiones de nuestro muy ilustre y querido hermano y amigo, Francisco Cargill Strachan, Soberano Gran Comendador, en una Tenida del Recuerdo Fraternal, que compartimos juntos, en home naje a los hermanos muertos. Cuando estaba con nosotros y era nuestro maestro, amigo, con sejero, no sentíamos tanto su presencia viva como ahora que es ausencia viva la suya. Porque ahora es su nueva manera de vivir. Por eso quisiera poder usar como él la palabra sosegada y quieta, como si fuera la voz de tantos hermanos suyos, para decirle que se quede con nosotros: su pensar y su creer. Ahora casi no necesitaríamos nombrarlo para reconocer dónde está su pensamiento, su espíritu, su aliento vital, porque seguirá vivificando nuestra obra, informándola, nutriéndola de reposada

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acción, de ejemplo de voluntad dirigida por principios de madura y vigente filosofía. Ahora es otra manera de seguir siendo. Paradigma, idea, afecto, honestidad, franqueza, recuerdo. Y el mejor homenaje a su memo ria es declarar aquí que él se irá transformando día a día, en lo que es más alto y verdadero: pensamiento y acción. Quizá si en estos tiempos lo más valioso que debe agradecer la Francmasonería Chilena al I:.P:.H:. Francisco Cargill sea que haya sido siempre un hombre fiel a sí mismo, congruente con sus princi pios, hacedor real de su pensamiento, sin titubeos, claudicaciones ni lenidales, y lealmente luchador por lo que fue su fe y su credo. Como maestro no habría podido demostrar mejor, cómo debe creerse en la tarea, cómo se ponen en práctica los más nobles principios, sin ampararse en ellos para propio beneficio, sin estri dencias, con digna sabiduría, reveladora del hombre de madurado hacer. Hombre con prestancia interior, capaz de trasuntar su espíritu amplio en la acción segura y firme, con sentido de justicia. Hombrede vivir cuotidiano mensurado en el trabajo infatigable de su profe sión, en la agonía permanente por la verdad. Hombre que supo situarse por encima del conglomerado político en la alcurnia ética y espiritual e interesado en la promoción de la cultura. Fue un hombre modesto, sincero y abierto. Quizá su única vanidad fue ser fiel a esa práctica de los principios de la masonería universal. Digna fue su altura intelectual y digno ese sello suyo de respeto a la Orden y de creencia en el hombre, en el hombre ajeno y en el propio. No es fácil señalar los tramos de la historia de un hombre cuando su oficio de profesor lo llevó a desempeñar tantas funciones diversas desde el inicio de su carrera en tantos lugares de Chile y del extranjero y, sobre todo, hombre escondido en la apariencia huma na de cada día y convencido del deber, la disciplina y la responsabi lidad. Quizá si la impronta de su experiencia sea para el hombre —para nosotros— un acicate para oxigenar el espíritu y la razón, para develar la realidad con depurado amor, para sentirse empujado a bregar, sin cansancio, por la fraternidad, el bienestar común, la comprensión y felicidad humanas.

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Lo juzgarán, tal vez, en controversias circunstanciales. Lo dirán equivocado o justo, en la línea errada o en la correcta. Pero hoy, y luego el tiempo, deberán estar acordes en que su acción fue dirigida siempre hacia un propósito claro, que es el del hacer mismo de la Francmasonería Azul y la Capitular. Generación la suya, la nuestra, de difíciles elecciones, de difíciles ascensos, de difíciles tiempos. Generación que hizo de su vida un convencimiento innegable para convencer a los demás, porque su tarea nacía de su propia conciencia que se había ido construyendo a sí misma con rectitud, responsabilidad y amor. Para los grandes dolores —dijimos—, el silencio. Por eso, no es éste, tal vez, el momento para definir la trayectoria de vida del amigo y del hermano. Bástenos saber que su muerte apareció improvisada entre uno y otro trajín diaiio. En este mismo Templo, quizá, lo vieron sus hermanos innumerables veces repartir ideas, acoger con atenta y sincera voluntad las ideas de los otros, buscar, buscar incesantemente caminos nuevos para la educación capitu lar. Porque era por una definida y clara vocación, educador. Su vida entera fue búsqueda de nuevas perspectivas. Lo saben las institucio nes del país y de Europa y lo sabe también nuestra antigua Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, porque era un humanista, en ese sentido hondo de la palabra. La especialidad no ahogó jamás en él la visión total del desarrollo humano y su cátedra, en todas partes, estaba centrada en los valores del ser y su desarro llo, más allá del saber técnico que suele lesionar, a veces, las mejores iniciativas culturales. Era un hombre culto, con una concepción ilimitada del conjunto y por ello buscaba sin descanso las rutas que dieron al espíritu de todos esa amplitud generosa y nutricia de la cultura sin fronteras, bandera, partido o conveniencia personal. Hoy, aquí, en este instante de homenaje, todavía nos asombra y desconcierta. Hay para este momento una sensación de injusticia, un salto al vacío que el riguroso pensamiento no acepta, porque el afecto siente que no debió ser, que su obra no estaba acabada, que los hilos que fue tejiendo a lo largo de su vida inquieta no se habían enmadejado en una urdimbre como él hubiera querido. Cómo olvidar su voz, su saber, su corazón. Cómo olvidar su pensamiento si está vivo aún y para siempre. 153


Francisco, el ilustre y poderoso hermano, no fue aspirante a honores, cargos o prebendas. Hizo su trabajo como la naturaleza hace los árboles y su vocación y su destino se unían con la solidez de lo verdaderamente congruente. Lo conocí desde los viejos tiem pos de provincia y desde entonces jamás se apartó de lo que quiso que fuera su personal existencia. Laboramos juntos algunos años, compartiendo vicisitudes y alegrías, quebrantos y esplendores y en ese largo diálogo permanente del saber escuchar y comprender fue también tejiéndose una trama inacabable de sorprendida y leal amistad y fraternidad. Fue como la palma de la mano sincera, abierto a la dación de su conocimiento, sabiduría y experiencia y egoísta como pocos de sus dolores y amarguras. Así suelen ser los hombres que alguna raíz muy honda de verdadera hombría susten ta la reciedumbre de los espíritus privilegiados. La Francmasonería le debe a Francisco su callado quehacer, su responsabilidad inelu dible en la diaria tarea de trabajar para la consecución de la digni dad y libertad del hombre del mañana, y, quizá, lo más persistente de su denodado afán, el sentido de inteligente humildad para el ejercicio de su función masónica. El Supremo Consejo del Grado xxxm, el Escocesismo y la Franc masonería toda lamentan la pérdida de un hombre cuya capacidad de pensar, organizar y poner en marcha las ideas es poco común. Y se duele, más que nada, de que su muerte lo haya cogido en plena capacidad de producir cuando su tarea estaba en plenitud. Este hermano de él se duele hondamente de ese inconcluso viaje por las Logias de nuestro querido norte verde que habíamos planeado juntos como hijos de esa tan amada tierra; de ese acuerdo de laborar unidos por la grandeza y prosperidad de nuestras respecti vas hermandades; de ese charlar, de renovada sabiduría, en las horas intermedias de las jornadas para contar y recontar nuestras propias historias en aquellos viejos pueblos de la infancia perdida; se duele de esas muchas respuestas que ya no llegarán jamás; se duele... Lo que hizo, lo que dejó hecho, lo que planificó para el futuro, estará presente, sin duda, en el quehacer capitular y en el de sus hermanos y continuadores responsables. Y aunque no se lo nom bre, aunque no se lo cite, esa esparcida semilla de su espíritu creador, recogida en beneficio del hombre siempre nuevo que se 154


concibe para la Francmasonería, será su mejor imperecedero ho menaje. La inolvidable figura de su persona humana será el más perspicaz ejemplo para lo que él amaba hasta la entrega total de sí mismo: su familia, la masonería, sus libros, el futuro, la esperanza...

“¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado La nave ha salvado todos los escollos, hemos ganado el premio que anhelábamos; el puerto está cerca; oigo las campanas, al pueblo entero aclamándote, mientras sus ojos siguen la firme quilla, la audaz y soberbia nave, Mas, ¡oh corazón!, ¡corazón!, ¡corazón! ¡Oh rojas gotas que caen! allí, en el puente, donde mi Capitán yace derribado, frío y muerto! ¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas”. Wa l t Wh it m a n

Campamento de. Santiago, 18 de agosto de 1990, e:.v:.



Ceremonia de Homenaje al V:.H:. Salvador Allende Gossens

“Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar que es el morir allá van los señoríos derechos a se acabar y a consumir”.

Esta noche, el Gran Maestro de la Gran Logia de Chile ha decidido recordar, en ceremonia solemne, acompañado de sus hermanos de Logias, al V.’.H.’. Salvador Allende Gossens. (Acompañadme, queridos hermanos, a tributar un minuto de silencio a la memoria del V:.H:. Allende.) “Que el Gran Arquitecto del Universo lo haya recibido con bondad y le haya acordado la recompensa de los justos”. Nosotros, consolados de los torpes extravíos de la humanidad, estamos seguros de pensarlo libre de las redes de la duplicidad, del adulo, de la intolerancia, de la hipocresía y de la mentira. Más feliz que nosotros, sin duda. Más feliz, porque en medio de las incom prensiones y desvelos surge siempre una voz de desaliento y pesimis mo y un denodado afán de volcar nuestra fraterna voluntad a otras orillas de pensamiento y de injusto domicilio político. ¡Como si no se supiera que nuestra misión es esencialmente ética, filosófica e iniciática! ¡Como si se ignorara el sentimiento de la fraternidad para unir a los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalida des y credos! ¡Cómo no recordar que no somos una secta ni un partido! Quiero decir a mis hermanos que éste es un acto de justicia de hermano; un homenaje de recuerdo en un día que se torna univer sal; un momento para entender la verdadera fraternidad. “Post mortem nihil est... ipsaque tnors nihil”: “Después de la muerte no hay nada... y la misma muerte no es nada”, canta Séneca en sus Troyanas.

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Y digo hoy con decisión de Gran Maestro que nada ni nadie impele este propósito. Ha surgido simple y masónicamente como una fraternidad abierta, trabajada cada día al uso de masones, sin dogmas, con el deber del rigor y de la tolerancia. Tolerancia para la consideración y deferencia a los otros, rigor para nuestra propia consideración y respeto. Es, suponemos, lo que conseguimos tam bién cada día en nuestro ejercicio simbólico y lo que nos confiere la dignidad del oficio de masón. Que este recuerdo del hermano en esta hora presente nos ayude a aprender el olvido y nos dé la tolerancia necesaria para que los mundos del hombre se encuen tren permanentemente en el vértice del trabajo simbólico y de la verdadera fraternidad. Porque su estatura se compuso, como la de todo hombre y todo masón, de luz y caída; de amor y herida; de pequeños terrones de tierra seca y de las puntas altas y brillantes de todas las estrellas. Vivió la vida diaria mezquina y noble. Fue estructura de sueños y alimen to. Sufrió dolor de huesos y de patria. Fue un hombre. Y como masón, en su oscura raíz tanto como en su más puro ideal, vibraba reconocible la esencia de nuestros principios; innegables a quien piensa con nuestro pensamiento, tierra de hoja fértil, abonando el hacer subyacente o explícito de nuestros ideales. Por eso, en esta noche del recuerdo no pongamos lápida ni lágrima. Hagamos en su homenaje un acto de amor a la vida futura. La vida mejor para un hombre mejor. La patria ancha y propia, hecha a mano, de ideales verdaderos. Herencia para los hijos de la carne y del espíritu para esta tierra y todas las tierras del mundo en que se quiebren fronteras que separan con odio y se levanten fronteras que demarquen suelo, idiosincrasia, límite, lengua, pero se siembre humanidad y respeto por el hombre. Así lo quería, porque un masón no cesa jamás de trabajar la humanidad. Hagamos, pues, un acto de futuro y que este sentir y este homenaje se cante en la palabra de un poeta nuestro, sabio y amigo.

“Del aire soy, del aire, como todo mortal, del gran vuelo terrible y estoy aquí de paso a las estrellas, 158


pero vuelvo a decirte que los hombres estamos ya tan cerca los unos de los otros, que sería un error, si el estallido mismo es un error, que sería un error el que no nos amáramos." “Mortal”, Go n z a l o Ro j a s

Templo de la Gran Logia. Ceremonia del Recuerdo, martes 4 de septiembre de 1990, e:.v:.



Oración fúnebre por el ex Gran Maestro René García Valenzuela

El largo caminar del caminante ha terminado. El Gran Maestro ha muerto. Pero la luz se llama todavía hoy luz y la memoria de su tránsito prendida para siempre está en los jaspes profundos de los que fueron sus hermanos. Esa luz aquí está, y me figuro el quemante florecer de su blancor. Que nadie exculpe la verdad de esa luz que aquí presiento y que nadie apague la claridad enorme de su fuerza. El Gran Maestro ha muerto y la flor y el amor aún perviven. Es que mientras el aire a la luz no la consuma, esa flor y ese amor están en este hogar presentes. Fútil apariencia de la muerte entre estas luces falsas de la vida cuando tú estás ahí, Gran Maestro, en un mentís de tu presencia viva. ¡Oh, luz la tuya para todos, luz indesmentida de inteligencia, luz de saberes de inacabada voz! El largo caminar del caminante ha terminado. Se fue yendo como quien recorre el camino en el lento crepúsculo del verano; se fue yendo en silencio para acostumbrarnos a su triste ausencia. Pero él no midió nuestros sentires y hoy tenemos que decir que no nos será fácil su no estar, que lo seguiremos recordando y estimando y que su modo del vivir y del actuar nos será preciso para los momen tos difíciles que significan pensar y trabajar en el futuro y en los amaneceres. Él no midió nuestros sentires y preparó su equipaje largamente y sin dolor, ausentándose de a poco, como si no quisiera entregar a su familia y a sus amigos un adiós imprevisto. En su muerte ha sido tan fiel a sí mismo como en su vida recta, organizada, sin improvi saciones, ni exabruptos. Su mesurado andar, su voz cuerda, su preocupado medir las instancias y su revisión constante de la acción para verificar que estuviera perfecta, siempre serán una guía conductual, un modelo. Su entrega irrenunciable y generosa a la esencia de la misión 161


masónica, a la Gran Logia de Chile, al Gobierno de su patr ia, a los pueblos del Continente, son también un modelo escaso en estos tiempos y, por eso, mejor ejemplo de lo que es la autenticidad en un gran hombre. Hombre visionario y creador de la Confederación Masónica Interamericana. Hombre singular y laborioso en los car gos directivos de Chile y en misiones especiales de otros países. La Francmasonería le debe a este Maestro su callado quehacer, su responsabilidad ineludible en la diaria tarea de trabajar para la consecución de la libertad y la dignidad del hombre, y, quizá, lo más persistente de su denodada acción, el sentido de inteligente orgullo para el ejercicio de su función fraterna y pública. La Gran Logia de Chile le agradece en mi voz esa entrega, como acto de amor, a lo que fue la verdadera razón de su vivir. Su vida ha sido ejemplo de hombre sin renunciamientos y ejem plo de maestro sin claudicaciones. Hombre cabal siempre, igual a sí mismo. Hombre de penas y alegrías, hombre de estos tiempos, generación de violencia y terrorismo, de esperanzas de justicia, igualdad y fraternidad para el futuro. Cómo olvidar su voz, su saber, su corazón. Cómo no deslizar la sílaba del llanto si aprendimos también con él a saber que la lágrima se guarda a veces entre las sombras del hombre, bien hundida. Cómo olvidar su pensamiento si estará vivo aún y para siempre en el hondón del pecho quebrantado. Los hombres de este oficio de masones quieren dejarle esta tarde de marzo a su Maestro un llanto consolado por las páginas preciosas de la historia que escribiera para todos. Dedicarle una liturgia, alzándola en su honor, como copa colmada de las esencias que él tanto laboró y creyó. Anudarle, ceñido al corazón, el eco de la imagen de su padre para que siga sintiendo el calor de su añoranza. Y para él, también el cáliz oloroso, la acacia verdecida y el incienso sagrado de estos Templos. También el susurro secreto de la Obe diencia entera para que escuche el coro enlutado por su voz dormi da. Para el Maestro, todo el abrazo caliente de las manos para que abriguen su cuerpo entumecido y acallado. Para él toda la leña del bosque, todo el calor fraterno, toda la paz y la esperanza. Tal vez, un poema de Goethe, una sonata de Mozart, un cuadro de Velázquez. Quizá, esa vieja canción que entonáramos juntos a su

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amada mujer en el pasado viaje hacia la mar porteña en un maravi lloso día de fraternidad americana. Quizá también, muchas flores salvajes y puras para la ininterrumpida fragancia de la querida casa familiar. Para el Maestro toda gratitud, todo cariño, toda reverencia. El Gran Maestro ha muerto. El, que no quiso creer al inicio de este tiempo nuestro en el camino de revitalización, modernismo y trascendencia de esta Orden de Chile, raíz y fruto de su apasionante existir, él, que no quiso creer, trocó después al mirar que este camino se asentaba en las hormas profundas del esoterismo, la filosofía, la historia y el ritualismo. Porque supo después, como no han sentido algunos, muy pocos todavía, que es la consecución del conocimiento antiguo y de promoción constante por el desarrollo del hacer iniciático. Modernismo revitalizador para la vigencia del espíritu y el cuerpo de la Masonería chilena, para la respetabilidad de su imagen y presencia y para mantener la peana de su sabiduría. Porque es como mover otra vez sus cimientos de tradición y de cultura; reanimar su corazón y el ritmo de su latido; volver a sentir el peso de sus saberes y exaltar la dignidad de la persona humana; encender la inteligencia adormecida para hallar la ruta de la verda dera luz, esa luz del verdadero Maestro que aquí está. Porque él supo siempre que la Masonería no vive de silencios, el Maestro está aquí para reencender entre nosotros, esto en que cree mos, esto en que laboramos y prometimos desde el ayer cercano. Es cierto. La Masonería no vive de silencios: iluminadora actua lidad del humanismo; esperanza feliz de la fraternidad; discurso hecho de trabajo interminable; Masonería hecha de modernidad. Promesa de todos de unidad integradora, de discreción y solidari dad fraternos para gloria y vigencia de la Masonería chilena. El Gran Maestro está ahí y su luz nos ilumina en lampos de segura y esplendente quietud. Parece que dijera como García Loica “si muero, dejadme el balcón abierto, mi mujer está en mi casa, desde mi balcón la veo. Si muero, dejadme el balcón abierto”. O como Juan Ramón Jiménez:

“Señor matadme si queréis. (¡Pero, Señor, no me matéis!) Señor Dios, por el sol sonoro, 163


por la mariposa de oro, por la rosa en el lucero, los correntines del sendero, por el pecho del ruiseñor, por los naranjales en flor, por la perlería del río, por el lento pinar umbrío, por los recientes labios rojos, por ella y por sus nuevos ojos... ¡Señor, Señor, no me matéis!, ...pero matadme si queréis. El Gran Maestro ha muerto. El largo caminar del caminante ha terminado.

Gran Templo, 17 de marzo de 1993, e:. v:.


Premio “Alfonso Sanhueza Diard” a Emilio Schoenherr Siebert

Señoras y señores, vengo aquí a poner a andar de nuevo un nombre en este ancho y hermoso hogar de Osorno. Poner a andar un nombre es un acto usual, pero no lo es cuando se trata de la justicia inobjetable de honrar la memoria del esclarecido osornino Alfonso Sanhueza Diard, hombre sin tacha y ferviente impulsor del desarro llo silvoagropecuario y de la preservación del medio ambiente. Hombre cultor incondicional y perseverante de sus dos grandes causas: la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno y la Francmaso nería universal, a las que sirvió con relevancia singular gran parte de su vida. Que se instituya por vez primera un premio en su homenaje, es el más justiciero homenaje que puede un pueblo rendir a un ciudadano ilustre, e ilustre ya mucho antes de ser declarado hijo ilustre de esta bella ciudad. Las autoridades provinciales, culturales y espirituales así lo han entendido y decidido y han puesto, en consecuencia, en la tierra y el aire de este sur verde y azuloso el rostro de la gratitud, el recuerdo y la amistad. Vengo, pues, aquí a poner a andar de nuevo junto a ustedes el nombre de un hombre que amó a su suelo como el que ama a la mujer amada con voz y corazón apasionados. Amó este hombre a sus árboles, sus lagos, sus ríos, sus frías mañanas y sus arreboles de colores; amó las coces de sus bestias, las yuntas de sus bueyes, los días y las noches y las lluvias y los soles de sus atardeceres; amó la libertad del viento y de los pájaros así como el silencio y el calor de sus gentes y su pueblo; amó la probidad y la justicia, la solidaridad y la prudencia, y en todas partes plantó profunda la raíz de su personalidad serena y fuerte. ¿Qué clase de hombre era este ser tan especial y tan distinto? ¿Qué motivos tan ciertos lo encaminaron por los camellones abier tos de sus tierras? ¿Qué rasgos peculiares lo elevaron pat a abrazar ese amor tan sincero por la geografía de su vida provinciana? 165


No basta ser sólo un hombre con nombre de evangelio, es preciso tener calidad de estatura y firmeza de humanidad. Es preci so haber nacido y querido estos terruños para saberse hijo legítimo de esta villa grande de esperanza y de futuro. Es preciso haber sido hombre de verdad. Patrias felices son éstas donde se dan los frutos de los hombres buenos, donde pasan las lluvias para quedarse alojadas en el cora zón humanizado de estos hombres, donde se hospeda toda la sinceridad de sus pechos y donde nadie osa sembrar el pesimismo y nadie ignora la ofensa del egoísmo. Patrias son éstas donde se quedan los hombres a platicar la palabra universal de la democra cia, de porvenir y de trabajo. Patrias, donde sus hijos no vocean sus nombres para dar a conocer sus tallas personales ni replican la calidez de sus almas para encumbrarse a la altura de sus robles o araucarias. Son lo que son sus mujeres y sus niños que aprenden el alfabeto de la limpieza y el cariño; son lo que son su campo atento al surco y la semilla; son la vida diaria hecha de pulmón y sangre, de sudor y lágrima, de alegrías y quebrantos. Son, en fin, la tierra de Osorno, la ubérrima pradera de la luz y la hermosura, la patria de ustedes, que es la misma patria de todos los chilenos. Y de esta patria osornina emerge el hombre que hoy recibe el homenaje de su amada ciudad. El mismo hombre que resume y trasunta todo el paisaje espiritual y material que hemos descrito y todo el afecto del vivir ciudadano, que es su propia vida. En Río Negro, entre los lagos y los árboles, entre los bramidos y trinos de la selva querida nace Emilio Schoenherr Siebert, agricultor tranqui lo y sabio, masón y hermano ilustre, que en ceremonia solemne se le distingue, el primero, con el Premio “Alfonso Sanhueza Diard”, después de larga y exitosa trayectoria de quehacer infatigable en beneficio del desarrollo y prosperidad de su provincia. Un jurado de distinguidas personalidades de todos los campos del saber y del hacer, presidido por el señor Gobernador, ha elegido su nombre en reconocimiento a su relevante e importantísima labor en el cultivo del agro y de la fraternidad masónica. Es un privilegio y honor para este Gran Maestro hacer entrega de este premio, que lo enaltece a él con justicia y a la comunidad toda que le debe su gratitud sentida. Cuando acepté la misión que se me ofrecía de venir aquí a premiar frente a ustedes la vida de uno de los mejores hijos de esta

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ciudad, realicé un acto de conciencia. Yo sabía desde hace tiempo lo que tenía que decir hoy. Ni siquiera tuve necesidad de buscar las palabras en mí. No hice más que abril' los oídos y tender las manos para escribirlas. Ellas estaban en el aire de Osorno, que había visitado hacía poco tiempo, llovían de los tejados y de las hojas de los árboles, iban empolvadas por todos los caminos y goteaban, como una sentencia, de los destiladeros de su historia. Vengo, pues, lleno de voces que redondean mi voz. Vengo a la gran casa de Osorno, en la algarabía y solemnidad de esta ceremonia, y en este recinto magnífico encuentra mi palabra un millar de palabras vestidas como ella, con el poncho color de bosque y de potrero, con los zapatos color de lluvia y de animales y la camisa color de patria. Pero antes de venir aquí, quise enfrentarme a este hombre especial con el temor de no poder con él. ¡Y me fue tan fácil y tan liviana la carga! Porque eso es característico de esta clase de hom bres grandes: mientras más densos en el contenido, más fáciles de contener. Decía un místico que cuando él se sentía más lleno de la grandeza de Dios, andaba más liviano, sus pies marchaban ágiles y sus pulmones se llenaban de brisa. Porque la presencia de la virtud plena en el corazón infunde seguridad, limpia y orea; se realiza la conjunción del modelo y el espíritu que lo contempla, y realizada ella, luce la conciencia esa honrada seguridad de las casas que duermen con las ventanas abiertas. Al venir aquí quise también recordar la crítica que muchos compatriotas han hecho de esa manera paupérrima que hemos tenido algunos de enfocar a ciertos hombres virtuosos, aislándolos en una nube de virtud impoluta, despojándolos, por ignorancia o entusiasmo místico, de su magnífica fuerza espiritual. Pero quien piense así desconoce el valor indomable, la tranquila majestad o la robusta beligerancia de sus virtudes de hombres como el que es merecedor ahora de este significativo Premio. Pero aquí, en este hombre, es dable encontrar todo lo que se andaba buscando para una síntesis de su hondo contenido regional. Es aquí donde se ha encontrado de pronto la verdadera metáfora del hombre en su tierra. Y así, de golpe, hemos llegado al hombre. Y en llegando a él, hemos llegado a la tierra. Porque al través de Emilio Schoenherr se llega inmediatamente a Osorno. No hay otro personaje tal vez que se haya parecido más a su autor, no hay un otro osornino que acaso

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se haya parecido más a Osorno; no hay quizá otro agricultor que se haya parecido más a su campo; ni otro masón que se haya parecido más a su hermandad. Justo y merecido, pues, este Premio “Alfonso Sanhueza Diard” para Emilio Schoenherr Siebert, agricultor, masón y hombre. Hombre de Corporaciones y ejecutivo, agricultor de cielo y tierra, masón de pecho y voz fraternos. Para él, este hermoso Premio, y el abrazo grande de su ciudad, sus autoridades, sus amigos, su familia, sus hermanos y su Gran Maestro. Valle de Osorno, 16 de noviembre de 1993, e:. v:.


Agradecimiento por la Condecoración otorgada por la Respetable Logia Aurora Ne 6 de Valparaíso

Dice la mitología griega que la diosa Aurora o Eos era llamada “la de los dedos de rosa”; de soberana hermosura, repartía frescor y brillo en su paso por el cielo, trayendo a los hombres la luz desde el fondo del Océano. La precedía en su paso su hijo Eósforo —el lucero de la mañana—, y oü'o hijo suyo, Nésperas —la estrella vespertina—, vigilaba el término del día. Aurora se enamoró trágicamente de dos bellos jóvenes mortales, Céfalo y Orion y los arrebató, en su carro de esplendente fulgor. Pero Céfalo, que amaba tiernamente a su esposa Pocris, no corres pondió al amor de Eos. Esta, comprendiendo el sentir del hermoso joven, lo devolvió a la tierra y a su reino de Tesalia. Orion, que era muy joven, fue criado y educado por Aurora. Era tan bello que Diana, celosa de su hermosura, lo mató de un flechazo. La sombra de Orion descendió a los infiernos y se dedicó allí a cazar a las bestias salvajes con un mazo de bronce. Luego, transportado al cielo, se le encargó destruir las bestias dañinas que pululaban en la tierra. Pero Diana envió un escorpión que, con su clavadura vene nosa, logró darle muerte. Júpiter lo llevó al cielo nuevamente transformándolo en una de las más brillantes constelaciones de estrellas luminosas. Los griegos decían que la constelación de Escor pión desaparece del cielo cuando brilla en toda su luz Orion, el joven educado y amado de la Aurora... En los mitos, los cuentos, las leyendas, hay siempre un aspecto didáctico, un modelo de vida, un ejemplo de ejercicio humano. Así, la Aurora es la luz y engendra luz: el lucero de la mañana, la estrella de la tarde. La Aurora es justa y generosa: sacrifica lo que ama, por amor y comprensión del que ama. Y forma y entrega valores eternos al mortal que educa, porque lo ama: Orion combate en el averno mismo a las bestias dañinas y en la tierra, a las salvajes 169


que matan el ser intrínseco del hombre. Y una pequeña, artera, traidora alimaña, le da muerte: la maldad fue más fuerte que los dioses. Pero la lección de Orion está viva: hay que vigilar, descon fiar, huir de los escorpiones... Esta larga historia es para significar que el nombre espléndido de esta Logia tiene raíces que fructifican en nuestros principios y que más allá de significar el comienzo de algo hermoso como es la luz, involucra valores que son también básicos en nuestro quehacer: el amor generoso, el admirar la belleza —que no es la externa en su símbolo— y cultivarla; la educación del espíritu en valores divinos que se comparten con los hombres; el valor, la resistencia a la adversidad material, el ser capaz de la lucha con la bestia salvaje que acucia al hombre, que se origina en lo infernal y nos cerca siempre en la vida terrenal: la injusticia, la violencia, la envidia, el ansia de poder, la búsqueda desenfrenada del bien material, el abandono del ser interior que es la esencia de ser hombre. Ustedes son “Aurora” y luchan por cultivar los valores que en ella se originan. Por ello, recibir de ustedes esta medalla de conmemoración es tan significativo y comprometedor: no sólo recibo un gesto hermo so en bella realización material. Sé que recibo también una lección de cómo contribuir a cultivar nuestros principios y un compromiso de seguir por nuestro camino común de buscar, sembrar, iluminar el bien de la humanidad desde nuestros pequeños rincones del gran universo de todos los hombres. Homenaje que recibo en nombre de todos mis Hermanos y que por la obra de luz y perseverancia de este Respetable Taller agradez co con íntima sinceridad y afecto. Luz para mí que nace de la conciencia misma de los hombres de este Templo. Esa luz que surge en el diario quehacer del pensamiento entre la siempre sorprendente simbologíay el lenguaje maravilloso del rito. Luz que aparece cada vez que se entrecruza la inteligencia del método con el ejercicio de la razón, la mente solitaria con el corazón solidario. Mientras este aire de fraternidad sea libre y la luz se empine en cada esquina nuestra, sabremos con certeza que este trabajo nos produce emocionada alegría. Alegría entrañada que no se nos revela sino como un apego jamás interrumpido a la gran 170


sucesión de los instantes en que vamos respirando la aireada clari dad del aprendizaje y enseñanza. Vivir y raptar —de vida profana a vida iniciática— todo este mundo que se exhibe en el aire del Templo es volver a vivir y a nacer y a respirar la magia que se construye sólo aquí en la privacidad de la comunidad fraterna. Sólo aquí donde se cimienta el calor que debe producir el estallido de la perseverancia de la “Aurora” para alcanzar la luz. Somos, entre nosotros, un continente, una legión inmersa en el mundo que se va plasmando poco a poco. Somos un mundo en compromiso. Todo nuestro hacer y nuestro quehacer está basado en el más obligante de los compromisos: el compromiso voluntario. Nadie nos trae, nada nos trajo, nada nos obligó, pero contraído el compromiso, todo nos obliga, todo nos impele a continuar realizan do lo que empezaron hace ciento veinticinco largos y breves años, esos hermanos a los que debemos todos nuestros respetos. Sabemos que es difícil. El Gran Maestro lo siente cada mañana y cada noche. Lo siente en los rostros, a veces cansados de los herma nos que vienen después de la jornada diaria, a continuar el día, de nuevo trabajando. El Gran Maestro se alienta en el esfuerzo que, en vez de generar desaliento, busca encontrar realizaciones. Y es así como vamos elaborando nuevos programas. Buscando otros quehaceres con nuevas iniciativas. Programando realizaciones cada vez más complejas, quizá, pero alentados en los talentos que mostraron los que fueron y realizaron las tareas. Hace unas semanas, por ejemplo, aquí, en Valparaíso, recibimos el homenaje del Presidente de la Cámara de Diputados. El home naje parlamentario para la Gran Logia de Chile. Un grupo de Altos Dignatarios y Oficiales cenó en el comedor del Parlamento. Fue gratificante para este duro quehacer del masón sentir la convicción de un ciudadano, que lo dice con voz destinada a ser pregón, que la Masonería es parte del hacer progresista desde los albores de la República. Y recibimos esas palabras con agrado. Y pocos días después viene hasta nosotros un Senador que pos tula su nombre para Presidente y también lo dice en palabras más lacónicas, como es su naturaleza, pero con igual significación y la misma trascendencia. Y en esta pasada semana los Grandes Maestros del cono sur de América comparten con el Gran Maestro de Chile las mismas

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inquietudes del masonismo hacia la integración y solidaridad ame ricanas. Y ayer no más, recibimos, en el Gran Templo de la Masonería chilena, al primer Presidente católico para inaugurar la XII Reu nión de los Soberanos Grandes Comendadores de América y de Europa. Ha pasado el tiempo, pues, y la Francmasonería de Chile, con el trabajo de sus Hermanos todos, ha trascendido su hacer mucho más allá de lo que presumimos; mucho más allá de lo que nos permitía mos suponer en un mundo que se ha caracterizado por su afán de disimular el sello masón de todo lo que se ha hecho en pro del progreso, en beneficio del avance; en procura del cumplimiento de las altas metas de los buscadores del futuro. Nuestro propósito primero, al asumir este alto y honroso cargo de Gran Maestro, ha sido ir cumpliendo, en la medida de lo posible, cada uno de los proyectos prometidos. Y uno principal ha sido la apertura hacia el exterior, para que la otra gente, la que ha creído lo que el silencio silenciaba, supiera un poco de los masones, de nuestra Orden, de su viejo trabajo, de tantas espaldas olvidadas, de tantos nombres ilustres que no se perdieron, pero no se les mencio nó en su momento y en su lugar. Hemos querido abrir nuestras puertas, para que se vea nuestra realidad sin misterios. Para que se conozcan nuestras intenciones siempre limpias. Para que el mundo exterior sepa que decimos nuestros planteamientos sin transarlos por motivo alguno. Porque estamos convencidos de su pureza y su bondad. Hemos hecho algunas cosas. Nuestro proyecto está vigente y continúa realizándose. El Gran Maestro cuenta con la colaboración de sus hermanos, de todos ustedes, en este compromiso voluntario que en forma tan profunda obliga. El futuro está siempre en la puerta de cada día. En el futuro de nuestra amada Orden Masónica se palpa la potencialidad de ese mañana. De todos nosotros depende. Todos somos antiguos y aceptados masones libres para hacer lo que cada uno quiera, pero con una vocación de verdad que sí obliga. Mis queridos hermanos, ustedes son “Aurora” y luchan por culti var los valores que en ella se originan. Y recibir de ustedes este

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honor y esta medalla es un compromiso más para seguir bregando por el bien del hombre y de la humanidad. Es mi deseo ferviente y último que la constelación luminosa que esta Respetable Logia siembra cada día con su acción, no encuentre nunca la traición del alacrán oculto en la hierba. Y si lo encuentran, que estén allí “los dedos rosados” de la “Aurora” para apartarlo, para aniquilarlo, para que la senda vuestra sea limpia y perdurable por siempre. Que así sea. Valle de Valparaíso, 30 de noviembre de 1993, e:.v:.



Tenida Solemne de Homenaje a los Soberanos Grandes Comendadores de América

La Gran Logia de Chile saluda esta noche a los Soberanos Grandes Comendadores de América y de Europa, les da su bienvenida cordial y los recibe oficialmente con un solemne abrazo fraterno de amistad. Reunida aquí, en el Gran Templo, con sus Grandes Dignatarios y Altos Oficiales del Gobierno Superior y sus Maestros, Compañeros y Aprendices del Oriente de Santiago les dicen el honor y privilegio de tenerlos en este Hogar de la Fraternidad chilena. Y en la voz de su Gran Maesüo, les expresa sus más cálidos sentimientos de adhe sión a la causa de la fraternidad americana y universal, del idealismo humanitario y de la preservación de la dignidad del hombre y sus derechos. Patrias felices son éstas de los Soberanos Grandes Comendado res que nos visitan donde se dan los frutos de los hombres buenos, donde pasan los soles y la luz para quedarse alojados en el corazón humanizado de estos hombres, donde se hospeda toda la sinceridad de sus pechos y donde nadie osa sembrar el pesimismo y nadie ignora la ofensa del egoísmo. Patrias son éstas de América donde se quedan los hombres a platicar la palabra universal de democracia, de porvenir y de trabajo. Patrias, donde sus hijos no vocean sus nombres para dar a conocer sus tallas personales ni repican la calidez de sus almas para encumbrarse a la altura de sus cielos o montañas. Son lo que son sus hombres, sus mujeres y sus niños que aprenden el silabario de la libertad y la democracia; son lo que son su campo atento al surco y la semilla; son la vida diaria del mar y la llanura hecha de pulmón y sangre, de sudor y lágrimas, de alegrías y quebrantos. Son, en fin, la tierra de América, la ubérrima geogra fía de la luz y la hermosura, la patria de ustedes, que es la misma patria de todos los chilenos y de todos los masones que la pueblan. Ayer, casi sin pausas, los Grandes Maestros de la Sexta Zona de la Confederación Masónica Interamericana terminábamos reunio 175


nes especiales de trabajo para reafirmar una vez más que la Franc masonería no es un órgano de ningún partido político, ni agrupa ción social y que su propósito es estudiar e impulsar los problemas referentes a la vida humana para asegurar la paz, la justicia y la fraternidad entre los hombres y los pueblos, sin diferenciación alguna de raza, nacionalidad o credos y procurar la integración y solidaridad americanas. Integración y solidaridad que ha sido pasión histórica del hom bre, seriedad de su esfuerzo e inspiración y trascendencia de su hacer de siglos. Tarea permanente de este agente de la historia en todos sus trabajos, de aplicar su inteligencia y sus destrezas en sus actividades múltiples y en las más difíciles de sus actitudes, ejercitar su pensamiento y su capacidad crítica para el afianzamiento de la libertad. Es, imaginamos, la reconstrucción de la vida del hombre desde su instalación primigenia. La vida del hombre que hace, piensa, transforma, lucha, organiza su propia vida y la de su comunidad. Genera, a veces, muchas veces, los anticuerpos destructores de su acción organizativa y luego construye, retoma —modificando— los elementos del pasado, próximo o remoto. Restaura o crea costum bres e instituciones. Es que la historia significa mucho más que la reconstrucción de acontecimientos. Integración y solidaridad americanas es aun algo más que la indagación permanente del juego visible o tácito de todas las ver tientes de la acción del hombre como causa, efecto o consecuencia de esa acción. Es historia social e historia de desarrollos científicos y tecnológicos; de las transformaciones institucionales, jurídicas y morales, interpretación de las creaciones y concepciones artísticas y de los condicionamientos culturales; esclarecimiento de las com plejas trabazones que el mismo hombre como ser individual y social y las sociedades humanas han ido multiplicando, desarrollando, diversificando en cualquier parte del espacio y del tiempo. Todos estos procesos de la obra del hombre son los que han generado y producido cambios en ritmos diferentes a través de las centurias americanas, enriquecido la realidad histórica de la que cada presente es resultado, expresión, rostro, origen y semilla de otros presentes. Cada hombre sintetiza de alguna manera la historia de una cultura.

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Hombres americanos, libertadores y patriotas han contribuido al reconocimiento de esa función transformadora que inició la transi ción a la modernidad. Así como España, hace ya quinientos años, fue protagonista de la expansión de la cultura mediterránea y occidental con su aventu ra colonizadora y legislativa en América; así como España entregó al mundo de su tiempo un nuevo espacio geográfico, América impulsó a buscar y a encontrar las raíces de su propia identidad. Tal vez no haya trama más hermosa que la historia americana de sus hombres. La América de sus indios, de sus ciudades y de sus fiestas, del mérito de sus artes y de la gracia de sus costumbres. Unos vivían aislados y sencillos, sin vestidos y sin necesidades, como pueblos acabados de nacer. Empezaban a pintar sus figuras extra ñas en las rocas de la orilla de los ríos, donde es más solo el bosque y el hombre piensa más en las maravillas del mundo. Otros eran pueblos de más edad y vivían en tribus, en aldeas de cañas o de adobes, comiendo lo que cazaban y pescaban y peleando con sus vecinos. Otros eran ya pueblos hechos, con ciudades de centenares de casas y palacios adornados de pinturas de oro; gran comercio en las calles y plazas, y templos de mármol con estatuas gigantescas de sus dioses. Sus obras no se parecen a las de los demás pueblos, sino como se parece un hombre a otro. Ellos imaginaron su gobierno, su religión, su arte, su guerra, su arquitectura, su industria, su poesía. Todo lo suyo es interesante, atrevido y nuevo. Fue una raza artística, inteligente y limpia. Se leen como literatura fantástica las historias de los nahuales y mayas de Méjico, de los chibchas de Colombia, de los cumanagotos de Venezuela, de los quechuas del Perú, de los aimaras de Bolivia, de los charrúas del Uruguay, de los araucanos de Chile. ¡Qué novela tan hermosa la historia americana de sus hombres! Integración y solidaridad americanas construidas por el hombre de la historia de este nuevo mundo que la Francmasonería de hoy quiere revitalizar con la presencia y la acción de sus propios hom bres, de estos hombres, Soberanos e Ilustres, del escocecismo que llenan esta noche nuestro Templo. Estos hombres definitorios de introspección crítica, de actitud selectiva, de fidelidad al oficio masónico, de estimación de los más

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altos valores, de respeto a las creencias y a las verdades de los otros, de la firmeza y la honestidad en la declaración y defensa de su propia verdad, de la conducta concertada con profundo sentido moral, de la hondura de pensamiento y disciplina rigurosa. Estos hombres que hacen la Masonería con la fuerza de su trabajo al interior de sus Templos para trascender en tarea incesante hacia una sociedad renovada y progresista. Hombres que tensan su espí ritu, su coraje civil y su ánimo vital para la grandeza de la Institución y de las patrias. Estos son también los hombres de la integración y la solidaridad americanas. No sólo aquellos del ayer y de la hermosa historia. Estos son los de la pasión y la vitalidad, los del modernismo y trascendencia. Estos son los hombres del presente y del futuro, que tienen el deber de trabajar la justicia y la libertad para la consecución de la paz y la solidaridad. Porque sobre esa paz y solidaridad se construye también el diálogo humano, ese diálogo del hombre que hace efectiva la comprensión social entre los pueblos, el ejercicio pleno de la convivencia y la promoción de las ideas para el desarrollo y el progreso. Porque ese diálogo es el hombre, el hombre vivo que sólo él es capaz de hacerlo vivir. Porque desarrollo y cambio, unidad e integración americanas es la razón del hombre y de su diálogo del presente y porvenir. Sabido es que la influencia de la ciencia y la tecnología en el mejoramiento de las condiciones humanas y en la transformación rápida y profunda del mundo resulta evidente. Nuestro conoci miento del universo físico y de las bases químicas y biológicas de la vida es cada vez más amplio y, en consecuencia, dicho conocimiento y el de las tecnologías creadas en torno a él es cada día más significativo. Por otra parte, la ciencia y la tecnología son factores determinantes de la competencia internacional de las economías nacionales y, en un sentido amplio, permiten mejorar la calidad de la vida del hombre y la situación del medio ambiente del planeta. Por ello, en este ámbito, los gobiernos han de adoptar decisiones atinadas sobre determinados aspectos: qué tipo de ciencia y tecno logía debe ser impulsada, qué apoyo prestarle y cómo proporcionár selos. En suma, es preciso definir la política de ciencia y tecnología y aprovechar óptimamente el bagaje de conocimientos científicos y 178


técnicos para que contribuyan de manera eficaz a resolver los múltiples problemas y desafíos que la sociedad moderna tiene planteados. Por otro lado, el mundo presenta fotografías diversas y heterogé neas de sus gobiernos, sus estructuras y su gente. Dirigentes de países que caen por corrupción; referéndum que anuncia en sus resultados cambios en los sistemas de administración: organizacio nes internacionales que no son compatibles con el sistema demo crático; luchas interminables contra el tráfico de drogas; crímenes organizados y muertes fratricidas; triunfales visitas a occidente y oriente de monarcas y presidentes ilustres; conmemoración de centenarias muertes de músicos, pintores, poetas y científicos de la cultura universal; fallecimientos de hombres de la escena mundial, de la política y de las letras; golpistas ufanados de sus audacias irreverentes; horrores, violencias, agresiones, ataques entre herma nos y pueblos de la vieja Europa; congresos de filósofos, futurólogos, académicos, artistas; calles populosas de travestís, tránsfugas políticos, obispos en armas, terroristas drogadictos, sidadictos en acción desvengonzada, mujeres liberadas en bragas... Este panorama mundial último muestra a los ojos de todos la caída de las repúblicas socialistas soviéticas; la extinción de la guerra fría; la monosuperpotencia norteamericana; la reconstrucción de Alemania; la definición de la Comunidad Europea como nueva potencia; la crisis de los partidos políticos en Europa; el crecimiento avasallador de China, Japón, los “dragones” asiáticos; la aparición del Océano Pacífico como el mar mediterráneo de la nueva era; el quiebre de las raíces espirituales de la cultura occidental; la plurali dad del hedonismo; la ética y la moral desvanecidas; el choque de las civilizaciones... En fin, mundo cruel y magnífico, apasionante y trágico, sorpren dente y luminoso en este desmesurado fin de siglo, tan colmado de claves para el desarrollo y el progreso. Y aquí nosotros, en estos países nuestros, plenos de urgencias, de necesidades, de innovaciones, de adelantos económicos, cultu rales, científicos; llenos de esperanzas en el duro trabajo de la democracia y la integración; de la consolidación de las formas jurídicas, de las organizaciones sociales, de los cambios-de la educa ción y la salud, de los caminos más ciertos para la elección de

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nuestros gobernantes y representantes del pueblo. En fin, también, países convulsionados y positivos para el futuro y para el éxito. Y aquí nosotros, también, en la Masonería tratando de ajustar el pensamiento para reavivar la actividad de los hombres de este oficio y para hacer que la doctrina penetre al corazón por los ojos de los símbolos y la letra de las liturgias. Sólo penetrando en la conciencia individual de cada uno podrá asegurarse la real pertenencia a esta vida del espíritu y de la cultura masónicos. Institución universal ésta, filosófica, ética e iniciática que, fundada en el sentimiento de la fraternidad, une a los hombres para el estudio de su perfecciona miento y para provecho de los hombres todos de la sociedad en que viven. Pero es necesario no olvidar que el elemento común de la Francmasonería es la fraternidad y que el carácter polifacético de su construcción se suma a esta única misión que es la vocación del oficio de masón, la perfección del hombre, el rostro visible del huma nismo. Pero hay otro elemento que concurre a nuestros afanes y es nuestra vinculación de todos ellos con la “polis”, esto es, con aquella realidad social que configura nuestra condición de ciudadanos o, en otras palabras, de miembros de la sociedad política en que estamos insertos. Dicha sociedad puede teóricamente ser más redu cida que la “polis” griega o más amplia que el Estado moderno, pero su carácter esencial surge de su ubicación en esa área social y cultural. El ámbito de nuestros afanes a que nos referimos es muy extenso. Se refiere al hombre como persona masónica en cuanto pertenece a la sociedad terrestre, aunque no agote todo su ser en dicha dimensión. Se refiere al hombre como sujeto de derechos y deberes. Se refiere a la relación entre masón y ciudadano así como entre éstos y la autoridad pública. Se refiere a los asuntos sociales y morales en cuanto exigen una decisión pública o una acción u omisión de la ciudadanía, o cuando, a la inversa, reclaman que la autoridad no atropelle las libertades. Se refiere a la educación y a la cultura como fuente de problemas públicos que comprometen a la sociedad entera. Se refiere a los asuntos económicos y de salud en cuanto ellos afectan a necesidades vitales de los individuos y de la sociedad. Se refiere, por último, a todo lo que atañe a la suerte misma del contexto histórico en que estamos situados, a nuestro

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destino profano y a las vicisitudes que lo comprometen o a los signos que le son favorables. Es cierto que estos enunciados no agotan los afanes de que se preocupa la Francmasonería. Pero quisiera insistir en que a la comunidad de masones, de variados oficios y profesiones le corres ponde reflexionar acerca de la “polis”. Esta reflexión tiene su primera forma conocida en los escritos de Platón yjamás ha dejado de suscitar interés entre los pensadores y filósofos de todos los tiempos. Difícil ha sido, por tanto, que la Masonería, institución del pensamiento y la razón, haya podido desprenderse de su atadura con el contorno social. Lo que a ella no le está permitido, sin embargo, es presentar juicios ligeros o improvisados ni quedarse en la superficie de los problemas señalados. Lo que se espera de ella es una opinión sólidamente fundada, equilibrada y madura, conse cuencia del trabajo serio de sus hombres y trasunto de la excelencia de su aprendizaje al interior del Templo. No obstante, es indispensable reiterar que la apertura o trascen dencia de la Orden en el ámbito público no debe entenderse nunca en el sentido de que los francmasones no trabajan su intransigente formación iniciática ni que no laboran y persisten en la misión de sus principios y doctrina. Es que no podemos estar con los demás si no hemos estado aquí con nosotros mismos. El fin de la Masonería es crear esta presencia, noble, libre, justa, tolerante, culta y solida ria, en el centro mismo de nuestra propia hermandad. Es aquí donde tiene su domicilio la fuerza del espíritu y la práctica de la convivencia; es aquí donde se piensa, se siente y se construye la persona humana. Por esta ruta segura llegamos a la confianza en el hombre, a la esperanza en la juventud y al compromiso solemne de vigorizar sus vidas para que sirvan a su inexcusable tarea ciudadana. Por esta ruta segura se llega al mundo externo para trabajar por el progreso y el futuro y por el hermoso compromiso de integración y solidaridad americanas. Venerables e Ilustres Hermanos, he dicho que este mundo nues tro está ansioso de desafíos y esperanzas. Mundo nuestro muy lleno de masones verdaderos y también muy lleno de ciudadanos alertas al despertar de estas naciones de nuevo siglo. Abiertos todos a una cultura en la que queremos se identifique en una única voluntad del compromiso con la verdad, con los altos valores y los conceptos

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éticos. Esperanzados en que no aparezca el infaltable muro o la mano del poder irreverente para que esta cultura de la verdad no sea denostada. Una parte importante de la humanidad se encontrara al borde de una era totalmente nueva en relación a los asuntos humanos, pero una marea histórica muíante liara que los ideales y valores alcancen la dimensión esencialmente individual y social para poder superar la crisis mundial del espíritu y la dignidad de la persona humana. He dicho también que sociedad y cansancios no están escritos en los principios y doctrina de la Francmasonería y que es necesario repasar sus lecturas para animar la pertenencia a esta noble y respetada Institución y hacer de cada día un instante seguro para el aprendizaje y el trabajo y fortalecer así la obra de creatividad y de progreso. Masonería de América y universal, es la institución de los hom bres que hacen el futuro, de los que remecen su inteligencia para trabajar desde ahora el progreso y el cambio, para encarar fraternal mente unidos los retos de la ignorancia y la moral, para conquistar la batalla de la humanidad y del laicismo, para lidiar, en fin, por el corazón y las manos de todos los hombres que levantan la unidad de nuestros pueblos. Hagamos realidad para estos pueblos lo que anuncia con palabra de profeta Vicente Huidobro: “Y la tierra enterró las fronteras bajo tierra”. Aire, tierra y mar de Chile, les saludan, Ilustres y Poderosos Soberanos Grandes Comendadores de América y Europa. Aire, tierra y mar de Chile, a la puerta de nuestra Casa, para abrazarles en nombre de la libertad y la esperanza. Y aquí, finalmente, Hermanos míos se escribe una vez más el alfabeto espiritual de estas hermosas patrias de la hermandad para creer y crear, para vivir y amar. Y, para vivir y amar, regreso esta noche especialmente a los Aprendices, Compañeros y Maestros para que la vieja Itaca nos muestre el largo y esplendente camino de la Francmasonería en la brillante voz del gran poeta griego, Constantino Kavafis:

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ITACA

“Cuando salgas en el viaje, hacia Itaca desea que el camino sea largo, pleno de aventuras, pleno de conocimientos. A los Lestrigones y a los Cíclopes, al irritado Poseidón no temas, tales cosas en tu ruta nunca hallarás, si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga. A los Lestrigones y a los Cíclopes, y al feroz Poseidón no encontrarás, si dentro de tu alma no los llevas, si tu alma no los yergue delante de ti. Desea que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas estivales en que con cuánta dicha, con cuánta alegría entres a puertos nunca vistos: detente en mercados fenicios, y adquiere las bellas mercancías, ámbares y ébanos, marfiles y corales, y perfumes voluptuosos de toda clase, cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos; anda a muchas ciudades Egipcias a aprender y aprender de los sabios.

Siempre en tu pensamiento ten a Itaca. Llegar hasta allí es tu destino. Pero no apures tu viaje en absoluto. Mejor que muchos años dure: y viejo ya ancles en la isla, rico con cuanto ganaste en el camino, sin esperar que riquezas te dé Itaca. Itaca te dio el bello viaje. Sin ella no hubieras salido al camino. 183


Otras cosas no tiene ya que darte. Y si pobre la encuentras, Itaca no te ha engañado. Sabio, así como llegaste a ser, con experiencia tanta, ya habrás comprendido qué significan las Itacas”. Porque no es la tierra prometida de Itaca lo que hace válido el viaje a ella, es el camino mismo que el hombre se propone transitar. Por eso, “desea que el camino sea largo”, pues en la vicisitud del tránsito y en el logro de los tramos del recorrido se hace el hombre. Itaca es el final, el quehacer cumplido, el reposo en el seno nutrien te de una patria que es la de nosotros todos. Itaca es el llegar y sentir los principios que informan nuestro andar en los que nos unimos y hermanos en el viaje y en el arribo. Por eso, recolectemos en el camino lo que sembramos en la partida, los ámbares y marfiles, los corales y los ébanos, en que simbolizamos nuestros propósitos. El deseo esencial es, pues, un largo camino, un triunfo perma nente en los escollos y lestrigones, una siega plena de positivos hechos y una llegada recóndita y serena a nuestro espíritu, y la Itaca interior de nuestros ideales e inacabada misión. Que así sea.

Oriente de Santiago, 26 de noviembre de 1993, e:.v:.


LA PALABRA AL ENCUENTRO DE LA COMUNIDAD, SUS HOMBRES, SUS INSTITUCIONES



Discurso en la Cámara de Diputados*

Señor Presidente de la Honorable Cámara de Diputados, don José Antonio Viera-Gallo Q., señoras y señores Diputados, señores: Privilegio y honor por esta invitación de homenaje a la Gran Logia de Chile representada esta tarde por algunos de los Grandes Dignatarios de su Gobierno Superior. En su nombre y en el de la Francmasonería Chilena, la expresión sentida de nuestra gratitud en momentos en que cumple 130 años desde su creación, ocurrida aquí en Valparaíso en 1862, meses próximos con el aniversario 275 de la Gran Logia Unida de Inglaterra, cuando ayer 12 mil hombres de mandiles azules y oro felicitaban al duque de Kent en su jubileo de plata como su Gran Maestro. Expresión de gratitud de la Orden toda por este renovado defe rente gesto de compartir la palabra y la vida, justamente aquí donde nacen las leyes que construyen la historia de la patria. Gratitud por esta bienvenida generosa del señor Presidente y de los Honorables Diputados, de tiempo y sosiego después de una jornada cívica ejemplar, para este encuentro de solidaria plática. Gracias, muchas gracias. La Francmasonería es una asociación universal, ética, filosófica y progresiva. Procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, desarro llar en el corazón humano los sentimientos de caridad y tolerancia y respetar los deberes de la familia. Tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias religiosas y políticas y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la fraternidad y del afecto. Intenta, en fin, mejorar la condición social del hombre por todos los medios lícitos, especial mente por la educación, el trabajo y la beneficencia. ♦Discurso de agradecimiento por el homenaje rendido en la Cámara de Diputa dos a la Gran Logia de Chile, con motivo de su centesimo trigésimo aniversario. Sesión del 1" de julio de 1992

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Grandes hombres de la Francmasonería Chilena han construido con sus ideas y sus obras la historia de la República, y su presencia espiritual y su hacer renovador jamás han estado ausentes del trabajar por el engrandecimiento de la patria y la vivencia de los valores que la han llevado a los más altos niveles. Estos hombres, con tenacidad inclaudicable, han defendido la libertad, el derecho a disentir, la vigencia de la norma jurídica, la libertad de enseñanza, el derecho a la salud. Se han comprometido en la lucha por la emancipación de la mujer, la defensa de los derechos de la niñez, la erradicación de la miseria y el pleno respeto de la persona humana. Estos hombres hicieron que sus palabras gritaran los nombres de libertad, igualdad y fraternidad. La Francmasonería de Chile y el Parlamento —representado aquí por un distinguido grupo de Honorables diputados— no han sido indiferentes en el trabajo por el desarrollo y progreso de la historia de la democracia en nuestro país y por el imperio de la justicia, la libertad y la tolerancia entre los hombres. Sólo a manera de recuerdo, deseo mencionar algunos hechos significativos del pasado relacionados con la reforma constitucional de 1865 a la Constitución Política de 1833; el proyecto de modifica ción del Código Penal en 1873; la dictación de las leyes laicas; el conflicto entre el Presidente y el Congreso en la guerra civil de 1891, y la Constitución Política de 1925. En efecto, en junio de 1865 la Cámara de Diputados, presidida por su Vicepresidente, don Domingo Santa María, inició el estudio de un Proyecto de Ley de Reforma Constitucional, elaborado sobre la base de un Informe de la Comisión de Legislación, presidida por D. José Victorino Lastarria, fundamentado en mociones presenta das por los Diputados D. Federico Errázuriz en 1850 y D. Ricardo Claro en 1864. El Art. 5a del texto constitucional disponía: “...Que la religión de la República es la Católica, Apostólica y Romana, con exclusión del ejercicio público de cualquier otra...”. El debate promovido en el seno de la H. Cámara fue extenso y agitado, participando en él, entre otros, D. Melchor de Santiago Concha, D. José Joaquín Gandarillas —que sería después obispo y Vicario Capitular de Santiago—, D. Manuel Antonio Matta, D. Federico Errázuriz y muchos otros. Especial participación corres pondió a D. Manuel Antonio Matta y al H. Diputado D. Juan 188


Nepomuceno Espejo, refutando algunos argumentos esgrimidos por el Diputado Sr. Larraín y otros, y postulando la introducción de la tolerancia religiosa en el país, el derecho a la libertad de cultos, el rechazo al cierre de las primeras capillas protestantes establecidas en Valparaíso y del texto del juramento constitucional que el ciuda dano elegido como Presidente de la República debía prestar, que exigía la ayuda y protección a una Iglesia determinada, así como guardar la memoria de O’Higgins, Libertador de la Patria, de parte de los participantes en el debate. El asunto se zanjó, al margen del Congreso, por una resolución del Ejecutivo, que disminuyó la drasticidad en la aplicación del texto del artículo mencionado. El proyecto de modificación de las disposiciones del Código Penal, muchas de las cuales correspondían a un vetusto Código Español, suscitó en 1873 una genuina conmoción en el país. La actitud de los obispos logró que no se las considerara, obteniendo la inasistencia de algunos Parlamentarios para que el debate y los acuerdos no alcanzaran quorum. Los miembros de la Francmaso nería condenaron esta acción de impedimento del ejercicio de la soberanía del Congreso Nacional. Seguramente, el más notable aporte de algunos integrantes de la Institución masónica al progreso y democratización de Chile fue el estudio y dictación de las leyes laicas, frente a la preponderancia de las organizaciones de la Iglesia en las actividades públicas. Algunos con una visión particularmente actualizada acerca de la construcción de un Estado moderno, democrático y libre, propen dieron a la separación de la Iglesia y el Estado y la neutralidad de éste en relación con las ideas religiosas, con su propagación y con la secularización de las instituciones y de la sociedad. En 1883 presentaron Proyectos de Leyes de Matrimonio Civil, Cementerios Laicos y Registro Civil, los que fueron promulgados como leyes de la República. El interesante proyecto de separación de la Iglesia y el Estado quedó pendiente por disposición del Presidente de la Repú blica. La guerra civil y el gran conflicto suscitado entre el Presidente Balmaceda y el Congreso en 1891, movió a uno de los parlamenta rios más distinguidos y a sus seguidores a apoyar la posición del Parlamento. Enrique Mac-Iver Rodríguez, orador, político, aboga 189


do, dirigente preclaro, participó activamente en el afán de restaurar en el país las libertades y la constitucionalidad conculcadas con motivo de algunas medidas adoptadas por el Presidente, participan do en un lugar prominente en estas gestiones que harían restaurar al país a sus cauces. Enrique Mac-Iver fue Gran Maestro de la Masonería Chilena. La asunción al poder político en 1920 de Arturo Alessandri Palma extendió en el país la esperanza de que se apoyarían cambios fundamentales, que redundarían en provecho general. Uno de sus logros más trascendentales fue el estudio, redacción y promulgación de la Constitución Política de 1925, que dio a la nación la norma indisoluble a su buen funcionamiento durante un extenso período. Para su estudio y redacción el Presidente no sólo utilizó genero samente su amplio conocimiento de la Orden, sino que llamó a asesorarle a numerosos masones, que colaboraron gustosos en esta hermosa tarea. Memorar estos hechos es, de algún modo, comprobar el vínculo de acción de estas Instituciones por el bien de la república y de la sociedad. Es repetir que ambas trabajan desde que nacieron para propender al conocimiento y desarrollo de la persona humana y para darle las bases jurídicas de su libertad y del valor de la justicia. Es también decir que ambas trabajan para mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad. Ambas respetan la tradición y elevan su estatura a la modernidad. Así trata de hacerlo la Francmasonería Chilena que, al cumplir sus 130 años de vida, está empeñada en revitalizar, renovar y dar plena trascendencia a todos los afanes que preocupan a la sociedad. De allí que haya redoblado su esfuerzo por entregar a la dignidad humana, a la convivencia democrática y a la participación activa del hombre y de la mujer en el desarrollo de Chile, su más efectivo apoyo. Porque anhela que los chilenos consoliden —en un ambien te de respeto y solidaridad— una fórmula que defienda a la familia; cautele el orden moral, sin temores ni privaciones; cuide a la niñez y a la juventud, y las aleje de las peligrosas desviaciones provocadas por la violencia, la drogadicción y el alcoholismo. Impulsada por el propósito de contribuir a la solución de vitales

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problemas que impiden la más plena vigencia de ese armónico ambiente que preconiza, la Orden Masónica ha formado y puesto en actividad diversas comisiones, todas integradas por capacitados profesionales y especialistas en cada materia, que estudian aspectos fundamentales que afectan a la educación, la salud, obras públicas, justicia, medio ambiente y otros. El resultado de su trabajo será puesto oportunamente a disposición de las autoridades competen tes como un aporte efectivo al mejoramiento de la vida nacional. Propio de este nuevo ánimo de trabajo y de acción social, cívica y cultural, y en virtud de un convenio de intercambio cultural con la Municipalidad de Santiago, se han desarrollado en la sede de la Masonería Chilena —el Club de la República— diversos actos de extensión artística, como la presentación de una versión de concier to de “La Flauta Mágica”, ópera de W.A.Mozart, por el Coro del Teatro Municipal y exposiciones de artistas plásticos del medio cultural chileno. Significativa difusión alcanzó el ciclo de conferencias públicas sobre algunos temas de palpitante actualidad nacional: La Reforma al PoderJudicial; Significaciones del trabajo y la seguridad nacional hacia el siglo xxi; Los problemas del divorcio en Chile; El aborto en la legislación chilena; El Sida; La Educación Sexual; El Problema del Ozono y la Irradiación en Chile; Medio Ambiente y Etica del Desarrollo; Educación en Transformación, y La Educación Supe rior en Chile. Un público verdaderamente interesado en los temas desbordó el Gran Templo de la Orden Masónica. En el aspecto editorial, diversas obras de contenido histórico se encuentran en prensa, destacándose, entre ellas, la “Introducción a la Historia de la Francmasonería en Chile”, del distinguido histo riador masónico Dr. René García Valenzuela y el libro “Descubri miento y Conquista de América”, trabajo colectivo de diversos historiadores, con un renovado enfoque sobre la materia. Esta obra fue presentada en la primera quincena de junio en la ciudad de La Serena. De esta manera, este nuevo aniversario de la Gran Logia de Chile encuentra a la institución en plena ejecutoria de un programa de servicio hacia la comunidad, para dejar sentir su inquietud frente a los problemas que agobian al mundo y precisar su pensamiento libre, solidario, tolerante, en su nunca desmentida preocupación 191


por el hombre, por la sociedad, por el destino de aquél en su desarrollo integral y de ésta en su consolidación como el entorno propicio para que la humanidad encuentre su plena prosperidad. Señoras, señores: Les ruego excusar esta no breve digresión, quizá impertinente e innecesaria, pero he deseado decir que el espíritu de la Masonería es el espíritu del hombre en la búsqueda de la verdad, de su lugar en el universo, del porqué de las cosas, de quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Y ello implica el estudio del hombre y el estudio del universo. Yese estudio es permanente y está presen te en todo tiempo y lugar, como ahora en este fin de siglo. Y mientras el hombre exista y especule y trabaje con su inteligencia, corazón y voluntad, existirá la Masonería como un edificio siempre vivo y trascendente. La Orden no es estática, está en constante evolución, no se aparta de lo nuevo, ni olvida los preceptos del pasado. Los caminos de la Masonería están diseñados a lo largo de Chile y nos corresponde a todos caminarlos cada día, como si fuera el inicio de la aventura del Descubrimiento para hacernos la vía segura de la libertad, la inteligencia y la solidaridad. Reclama esta Orden Chilena que los hombres caminen los caminos del desarro llo y la cultura, de la moral verdadera y la concordia cierta. A eso estamos entregados: a recomenzar cada vez el trabajo para la re construcción de la persona humana, entre esta diversidad enriquecedora, en la idea masónica de la universalidad. Y no podemos hacer efectiva la pertinacia noble de esta alta misión sin la comu nión de todos, sin el íntimo anhelo de unirnos, por la fe de nuestro propio convencimiento, en la cruzada sincera de la fraternidad. Y para eso, les ruego que me permitan invitarles a que animemos el espíritu creador, pensemos en el bien del hombre y de las naturalezas que lo circundan y trabajemos por la consecución del progreso para hacer que estos caminos nos ayuden a caminar el positivo porvenir de nuestro amado país. Y de nuevo, a todos, gracias, de todos. Muchas gracias.

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Discurso en el Senado de la República*

El singular hecho de que la Gran Logia de Chile reciba el homenaje del señor Presidente y de los Honorables Miembros del Senado de la República al cumplirse 130 años desde su creación, no sólo constituye un honor que agradecemos emocionadamente, sino también un imperativo cultural que orienta nuestro recuerdo hacia los orígenes de ambas instituciones en los inicios de la época contemporánea. El siglo dieciocho —el Siglo de las Luces—vio surgir la propuesta de la separación de los Poderes del Estado como único medio de evitar el despotismo, y transformarse la antigua Masonería Operati va en una Masonería Moderna, Especulativa. Descartes había abierto el mundo intelectual de la duda metódi ca haciendo que la nueva especulación quedara cimentada sobre la razón y la libertad, lo que contribuyó al advenimiento de la revolu ción de los filósofos—de la Ilustración—y abrió también el camino del progreso de las ciencias, las artes y la cuestión social, en las que el desarrollo de las ideas como fundamento de la liberación del hombre tomó un lugar de avanzada. Otra fuente del pensamiento ilustrado hay que buscarla en el empirismo sensualista de la filosofía inglesa. Bacon, Locke, Hume y otros pensadores habían abandonado el estudio de las cuestiones metafísicas y tomando como base del conocimiento la experiencia sensible, iniciaron una revisión de las ideas tradicionales, la que tendría una intensa repercusión en toda la Europa del siglo diecio cho. John Locke afirmó que el hombre poseía ciertos derechos natu rales, tales como la libertad, la igualdad y la propiedad. Sus ideas se vieron posteriormente apoyadas por los estudios de los científicos *Discurso de agradecimiento por el homenaje rendido en el Senado de la República a la Gran Logia de Chile, con motivo de su centesimo trigésimo aniversa rio. Sesión 17, en jueves 13 de agosto de 1992.

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que indicaban que el Universo era algo así como un mecanismo ordenado, cuyo funcionamiento obedecía a leyes determinadas. Muchos pensadores llegaron a la conclusión de que, mediante la razón, se podrían descubrir también las leyes y principios para organizar una sociedad en la cual el ser humano pudiera ser feliz. Estas inquietudes condujeron a la preocupación por los proble mas referentes a la naturaleza y funcionamiento de las instituciones políticas. Montesquieu, en su obra “El espíritu de las leyes”, expuso y criticó las formas de gobierno, afirmando que en todas ellas puede surgir el despotismo como consecuencia de la concentración de poderes en manos de un solo hombre o de una sola asamblea. Para evitarlo y garantizar la libertad política, sostuvo que debían separar se las funciones esenciales del Gobierno: legislar, ejecutar y juzgar, atribuyéndolas a tres poderes distintos: Legislativo, Ejecutivo yjudicial, respectivamente. Fue este ideario el que condujo inevitablemente a la Revolución Francesa e inspiró la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, elaborada por la Asamblea Constituyente en agos to de 1789. En ella se establece que la ley es la expresión de la voluntad general, que todos los ciudadanos tienen derecho a con currir personalmente o por sus representantes a su formación y que debe ser la misma para todos, tanto para proteger como para castigar. He ahí el origen moderno de nuestro Parlamento, de esta Asamblea de Representantes de la voluntad popular. También a comienzos del Siglo de las Luces los decaídos gremios de constructores, que ya no vivían el brillante período de auge, aceptaron o permitieron el ingreso a sus logias —como una forma de revitalizarlas— de algunos destacados vecinos, de alta figuración intelectual y valer moral, quienes, comprendiendo la significación de la organización, depositaron la autoridad suprema de estas logias reunidas en una Gran Logia, en la ciudad de Londres. Pronto, toda Europa fue sembrada generosamente de estos talleres de obreros libres, que deseaban construir un mundo nuevo, libera do de fanatismos y persecuciones, de tiranías y dogmas. El pensamiento de la Masonería moderna depende, en último término y en su más profundo fundamento, del racionalismo carte siano, como ya lo han reconocido todos los más eminentes filósofos, escritores y pensadores que han pertenecido a nuestra Orden. 194


Para Kant, la Ilustración es la liberación del hombre de la inca pacidad de servirse de su razón sin la guía de otros, no por falta de inteligencia, sino de decisión y valor. Y agregaba: “Ten el valor de servirte de tu propia razón: he aquí el lema de la Ilustración”. Pero, si el naciente pensamiento masónico estuvo claramente influido por estas corrientes filosóficas en la época de su adveni miento, no puede decirse que la Francmasonería permaneciera allí en una posición estática. Por el contrario, apartó cuidadosamente todo extremismo para hacer valer, en el mismo plano, razón y sentimiento, tomando al hombre en su sentido unitario, tal cual es, con todas sus exigencias intelectuales y emocionales. De esta mane ra, se ha constituido en el movimiento universalista que fomenta un ideal puramente humanitario. La América entera, y particularmente la zona colonial española, recibió —hacia fines del mencionado siglo— el reflejo de las nuevas ideas, aunque no las logias, debido a las persecuciones de los oficiales de la Corona y de la Inquisición. La Masonería había adherido firmemente al liberalismo, que irrumpía en todos los lugares para sustituir las formas caducas del viejo régimen, com prendiendo que el único clima en que podría vivir la Institución Masónica sería aquel que permitiera la existencia real de la libertad y la tolerancia. Todos cuantos promovieron estas ideas estaban profundamente imbuidos de estos propósitos liberadores, nacidos en la paz de las reuniones gremiales de los constructores operativos y aceptados. Sus afanes constructivos, sus herramientas y su vocabulario se revis tieron de una significación oculta, misteriosa, esotérica, confor mando los símbolos principales de la nueva entidad y transformán dose en las cabezas de los movimientos independentistas y en los introductores de una cuña libertaria en la sociedad de la época. Muchos de los propagandistas de las nuevas formas sociales y demo cráticas eran miembros de las logias inglesas, francesas, alemanas, españolas y de otras naciones, y buscaban el perfeccionamiento del ser humano por sobre razas, creencias religiosas y convicciones políticas, dentro de un marco de libertad, igualdad y fraternidad. La independencia y la organización de las nuevas repúblicas americanas constituyeron una ardua tarea, que los patriotas —en gran parte miembros activos de la Masonería— debieron desarro

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llar a pesar de la acción obstructiva del sector oligárquico y conser vador. En Chile, las fuerzas regresivas alejaron del Gobierno y lograron el destierro del Padre de la Patria, H:.Bernardo O’Higgins, y después de algunos vanos ensayos políticos se produjo la lucha entre dos tendencias definidas: una, antiautoritaria y descentralizadora, hija de la Ilustración y la Revolución Francesa, que propició una concepción social basada en el racionalismo jurídico, el libera lismo político, el derecho natural y la soberanía del nuevo Estado independiente, lo que constituyó una profunda revolución del pensamiento. Frente a ella se alzó una fuerte reacción centralizadora y autoritaria, partidaria de conservar lo esencial de lo que había sido la sociedad chilena colonial, que estuvo encabezada por don Diego Portales, con el apoyo de la aristocracia y el clero. La Orden Masónica se consolidó como tal en nuestro país tan pronto se produjo el paso de un gobierno aristocrático a uno liberal, en 1861, y se constituyó al año siguiente en un poder autónomo e independiente, que funciona entre nosotros desde hace ciento treinta años dedicado a una tarea que es su fundamento y propósito: la construcción de un hombre de conciencia libre, dueño de sí mismo y de su destino, premunido de una moral de excepción, alejado de toda superchería y dispuesto a dar una lucha sin par en bien de sus hermanos, comprendidos como tales todos los seres humanos que lo rodean, en especial los que sufren. Hoy, cuando el tiempo transcurrido desde su nacimiento y el hecho notable de haber alcanzado ciento treinta años de actividad institucional le hacen posible mostrarse ampliamente a la faz públi ca con su verdadera y real naturaleza de bien general, de altos ideales y nobles propósitos, de inclaudicable defensa de la libertad y la igualdad, la Francmasonería Chilena recibe del mayor baluarte de la democracia y de las más elevada tribuna nacional, como lo es el Honorable Senado de la República, el homenaje de todos los sectores, lo que la honra y la enorgullece. No en vano el Parlamento y la Masonería bebieron, desde sus orígenes, en el mismo manantial del pensamiento ilustrado, la decisión de luchar por el estableci miento de la justicia y el respeto a la dignidad humana en nuestra sociedad. Las históricas puertas del Senado vieron pasar a masones ilustres, que trabajaron la construcción de innumerables leyes y que forjaron el futuro de esta patria con incansable afán. Algunos de 196


esos hombres se llamaron Ramón Allende Padín, José Francisco Vergara, Juan de Dios Arlegui, Enrique Mac-Iver Rodríguez, José Victorino Lastarria, Armando Quezada Acharan, Eugenio Matte Hurtado, Arturo Alessandri Palma, Exequiel González Madariaga, Luis Bossay Leiva, Humberto Alvarez Suárez, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo, Salvador Allende Gossens, Eugenio González Rojas, Angel Faivovich Hitzcovich. Esos hombres de la Masonería compartieron con los hombres del quehacer parlamentario la misma fe de la esperanza, para defender juntos la solidaridad, la libertad, la democracia, para respetar la diversidad de conciencias y palabras, y caminar unidos en los caminos del desarrollo individual y colectivo. Porque en estos dos pequeños y grandes universos están los hacedores del porvenir y la esperanza. Aquí y allá están los hombres que trabajan el futuro y las lecciones de la vida, las ásperas tareas humanas y la auténtica comunidad del ciudadano. No por nada quiso acentuar la misión verdadera del Parlamento el Honorable Presidente Valdés en su discurso del 4 de julio de 1991. “El Congreso”, dijo, “además de estudiar y despachar leyes, es un lugar de meditación, porque es necesario pensar en Chile, en sus problemas y en su futuro. Es un lugar privilegiado y único de encuentro entre quienes piensan diferente. Pero más allá de todo, su función es ser órgano de la integración nacional, función cada vez más importante en una sociedad progresivamente plural... Debe ser el símbolo de que la violencia entre hermanos quedó atrás para siempre. Debe ser el Congreso de la reconciliación donde la Patria se reencuentra. Debe ser el Congreso quien abre las puertas del futuro, a ese mundo nuevo pleno de libertad, que nace por do quier... Debe ser el corazón de la Democracia que nace”. Y no por nada quiero yo expresar aquí, también, el intento de cumplir con la misión que mueve al Gobierno Superior de la Orden de reavivar el espíritu de la Masonería Chilena, de unir a su gente y de dar trascendencia a lo aprendido en cada tramo de su eterno aprendizaje humano; de cumplir, así, con la lección de esoterismo y exoterismo de la vieja escuela de Crotona y de la nueva proyección hacia el futuro que le da el carácter y estilo a esta Francmasonería. Y en la historia de estos dos universos nada se regala ni se da sin

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sacrificios. La importancia de nuestro pasado, la gloria de lo que hicimos, no son garantía de supervivencia. Tenemos que merecer nos el futuro. El comportamiento, la madurez y el valor de nuestros ciudadanos han hecho posible este Chile democrático de hoy, libre e integrado al mundo. A ellos tenemos que seguir recurriendo para construir el futuro. Y a nosotros, con lealtad al pasado y respeto a nuestro carácter y a nuestra propia identidad. Gracias, Honorable señor Presidente don Gabriel Valdés Subercaseaux; gracias, Honorable Senador Carlos González Márquez; gracias, Honorables Senadores, por este homenaje tan sentido a la Gran Logia de Chile, por hacernos participar en este encuentro de revivir el optimismo, de persistir en el oficio de estos hombres y de levantar el porvenir de la patria. Gracias por esta esperanza, muchas gracias.


Discurso en la comida ofrecida por el Presidente de la Cámara de Diputados señor Jorge Molina V. en los comedores del Congreso Nacional

Agradecer este homenaje de la Honorable Cámara de Diputados a la Gran Logia de Chile es agradecer la delicada gentileza de su presidente, el H. Diputado, señor Jorge Molina Valdivieso. Agradecer es también reencontrar el pensamiento y el quehacer del Parlamento chileno y recordar a la vez “el trabajo legislativo que se desarrolla en esta rama del Congreso Nacional, así como de su tradición, de las nuevas exigencias que enfrenta la labor legislativa y de la forma en que sus diputados cumplen con el mandato constitucional que la Ley de la República les asigna”. Agradecer es reconocer el privilegio y el honor de esta invitación, surgida, quizá, por los tradicionales y recíprocos vínculos desde la historia primera de la patria, por las solidarias luchas en defensa incansable de la libertad, la justicia y la igualdad, derechos inaliena bles todos del hombre o por la nueva Masonería que represento junto a mis hermanos del Gobierno Superior de la Orden. Agradecer esta deferencia y mucho más es contar a ustedes, con su tácita venia, algo de nuestra propia realidad. Revitalización, modernidad y trascendencia fueron nuestros ob jetivos fundamentales. Pensábamos que no podíamos permanecer expectantes ante el acontecer vertiginoso, porque nuestra institución, integrada por hombres de distintas convicciones filosóficas, religiosas, políticas, debía encontrarse a sí misma en una expresión de generosa compa tibilidad de intereses y ser un ejemplo de convivencia positiva frente a los requerimientos del presente. Revitalizar la Orden ha sido un imperativo irrenunciable, expre sado en una manifestación cotidiana de nuestro quehacer, para ahondar en el estudio de los problemas que acucian a la sociedad y repensar, incluso, los fundamentos jurídicos y sociales que regulan 199


la vida nacional. Expresar en los foros públicos el pensamiento de los hombres que viven y conviven nuestra interioridad iniciática, sostener con entereza y convicción los postulados que permiten consolidar una sociedad que se escancia en un humanismo integral. Comprender que toda acción de la Orden sería estéril si en ella no estuviesen comprometidos todos los miembros de la Masonería. Revitalizar es crear, es sentir que se renuevan los propósitos universales de la institución, que los principios reverdecen y que el mundo en sí es una posibilidad cierta para que la Francmasonería abra un camino de verdadera superación espiritual para el hombre de hoy, asediado por fanatismos y extremismos ideológicos. La modernidad a la que aspiramos concibe todo este quehacer, desarrollado con el aprovechamiento que la tecnología proporcio na, para producir la innovación del cambio institucional. Pero la modernidad no es sólo la óptima utilización de recursos; es también concebir un espíritu renovado adecuado a la realidad que vivimos. Esta otra dirección de la modernidad se sitúa en cada uno en este querer hacer de la Orden un centro catalizador e innovador de conceptos tan sentidos como la libertad, la solidari dad y la tolerancia. La modernidad, para expresarle al hombre común que la Maso nería no es ajena a sus propias aspiraciones, que el núcleo de la existencia ideal está en el hombre de una sociedad que aspiramos de futuro. Y luego, convergiendo estas dos líneas de revitalización y moder nidad, sentimos que podemos trascender y expresarle a todos que la Masonería es una fuerza moral importante. Trascendencia que compromete a todos en globalidad. A cada masón en particular lo compromete hasta en la más mínima actitud intra y extramural, en la convivencia ciudadana, en esa caracteriza ción que se intuye por su comportamiento, que debe manifestarse en una actitud recta, tolerante y generosa. Revitalización y modernidad para que la Orden Masónica tras cienda los muros de sus templos y deje de ser una entidad rodeada de misterios y sea para el hombre una opción cierta hacia el encuentro de su libertad, de su desarrollo y de su verdad. Los hombres de la Masonería no son simples hombres de oficios o profesionales aislados de su patria sino ciudadanos que se esfuer 200


zan por ser útiles con vocación de servicio de bien público y necesi dad general. Hombres éstos que unen la tradición y el presente de la historia como los hombres ciudadanos de esta Honorable Casa de la Ley, que trabajan con irrenunciable afán y con perspicaz justicia el porvenir de Chile. La lección del renacido Parlamento ha vuelto a poner en pleno vigor los valores tan caros de la libertad, el diálogo, el respeto y la tolerancia. Desafíos esenciales para la construcción y profundización permanente de la democracia y aspersiones necesarias de esperanza para plasmar ese ideario. Pero no habrá democracia verdadera si antes no se distribuye entre todos el cuerpo patrio así como recibe el pueblo el pan nuestro de cada día. Será aún indis pensable echar la voz por el aire para que alcance a todos los hombres válidos y para que se insufle el pensamiento y la conciencia de puro regocijo y de inquietudes. Que no haya necia demagogia sino un propósito sereno y noble de la libertad cierta y que resutja el sentido de humanidad para contrarrestar el de la pertinaz nacio nalidad. Pero en nosotros, que nos estamos moviendo dentro de esta sencilla emoción de democracia; en nosotros, que estamos verifi cando de manera fehaciente cómo ha venido el gobierno chileno acercándose a sus ciudadanos, no resulta insincera, sino muy cor dial y franca esta palabra nuestra de gratitud para el Parlamento de Chile. Para él deseamos responsabilidad en sus hombres y, sobre todo, responsabilidad en los inspiradores de su optimismo y respon sabilidad en los hombres que producen por obra de su saber lo que faltaba desde hace años en nuestra tierra. Posición de estos hom bres para decir cosas y decirlas y arrimarse a las gentes y hablarles, que esa es la función a que está llamado hoy el hombre de pensa miento de esta democracia. Adversario de sí mismo es hoy el que toma la actitud de artista aislado o de genio incomprendido. Adversario de sí mismo, porque en estos momentos se está debatiendo la vida de su propio arte, de su propia cultura, de su propia vida, y él no está en las filas de combate. Sería indispensable comentar el espíritu de uno de estos hombres, sería preciso dividir la palabra política en dos significa dos: se llama política lo que ustedes, parlamentarios, hacen; ocupar

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se de la cosa pública, ocuparse de la ciudad y el campo y ocuparse del destino de los pueblos; preocuparse por la dignidad nacional y por la superación del material que se tiene; y en otro sentido, política es vivir de la política. Felizmente siempre ba habido motivadores del optimismo, ilu minadores del espíritu público. Y estos son los intelectuales, los hombres de pensamiento, los escritores, los hombres de ciencia y los hombres que construyen las leyes. Son ellos, son ustedes capaces de levantar la esperanza y la libertad hospitalizadas y de limpiar con entereza y coraje el semblante del país. De este país llamado Chile que reinicia una política continental y universal que antes había dejado de ensayar y ejercitar. Abre sus puertas ahora a los problemas del mundo, toma conciencia irrefu table de ellos y deja los olvidados surcos de nación constreñida a sus propias circunstancias. Se quiere un mundo unido. Unos lo quieren unido en la idea materialista, otros lo quieren unido en la idea espiritualista, pero, para unos y otros, es preciso tener por delante un principio funda mental; no puede haber unión entre iguales. Para formar una nación hay que formar un grupo de hombres libres, para formar un mundo hay que formar un grupo de naciones libres. Por eso el guiar sus esfuerzos hacia el fin de lograr una nación que en el concierto de las naciones tenga su sitio propio, su estilo propio, su personali dad propia y su grandeza propia. Por eso, Chile reclama su destino en la oratoria de ustedes, no inficionado de literatura oratoria, sino de firme poder de convenci miento y de leal traductor de actos y realizaciones. La vida de Chile no tiene azar, el azar es cosa de nadie. Las patrias grandes se hacen con hijos que vocean su nombre con esbeltez y orgullo, y los hijos de esta patria de larga y angosta geografía, saben cantar su nombre con voz inteligente para crear y para amar. Feliz noche de encuentro, pues, señor Presidente de la Honora ble Cámara de Diputados de Chile, para remover recuerdos y aspiraciones y para que estos hombres individuales y sociales com partan de algún modo la historia cjemplarizadora e incitante de estos tiempos. Tiempos nuestros que en la brega diaria de estos meses próximos habrán de suscitar en los ciudadanos todos la tensión de sus espíritus, su probidad civil, la acción militante de 202


pertenencia, el respeto a sus principios, la intensidad vital y la infinita caridad y tolerancia. Feliz noche para apreciar el valor de la contemporaneidad, del universalismo y de la sustancia de los derechos del hombre y para aproximar la razón y el optimismo, hermosa lección de solidaridad y humanidad. Hombres éstos que construyen con sus ideas y sus obras el edificio espiritual y jurídico de Chile así como construyen el progreso de la patria con la firmeza de su quehacer y la fortaleza de su comportamiento. Feliz noche, señor Presidente, para agradecer, en nombre de la Francmasonería chilena el privilegio y el honor de estar aquí junto a los hombres de la ley y la esperanza, junto a los hombres de la libertad y el desarrollo, del pensamiento y del progreso. Gracias, muchas gracias.

Cámara de Diputados, 29 de octubre de 1993



Almuerzo en honor del señor Presidente de la Honorable Cámara de Diputados y Honorables señoras y señores Diputados

Excelentísimo señor Presidente de la Honorable Cámara de Dipu tados, don José Antonio Viera-Gallo Quesney, Honorables señoras y señores Diputados que lo acompañan en esta muy grata visita a nuestra Casa Masónica, Venerables y Queridos Hermanos: Es ésta una feliz ocasión histórica que nos permite tener entre nosotros a tan altos e importantes representantes de la Honorable Cámara del Congreso chileno. Valoramos esta visita por lo mucho que significa de comprensión acerca de nuestros principios e idea les y por este afán que compartimos dirigido al bien común, al progreso del hombre y de su patria, a la esperanza. Por lo mucho que significa esta coincidencia de defender la solidaridad, el respe to a la diversidad y la libertad para la consecución del desarrollo individual y colectivo a que tiene derecho la humanidad entera. Al ingresar ustedes, Honorables Diputados, quizá por vez prime ra a estos recintos, quiero decirles que esta Institución no es una secta ni es un partido; aleja de sus templos las discusiones de política partidista o de todo sectarismo religioso y exalta la virtud de la tolerancia. Sustenta los postulados de libertad, igualdad y fraterni dad; propugna la justicia social, y combate los privilegios y la intole rancia. Y estos francmasones, que son también ciudadanos de esta tierra, denostados por algunos e ignorados por otros, son amantes de su patria, respetan la ley, la opinión ajena, y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente. Defienden la libertad de expresión y anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva paz y entendimiento y elimine los prejuicios de toda índole. Entienden, también, que la grandeza de los pueblos no está en su tamaño, ni en las formas múltiples de la comodidad material, que 205


en todos los pueblos aparecen según la necesidad de ellos y se acumulan en las naciones prósperas, más que por genio especial de raza alguna, por el acicate de la ganancia que hay en satisfacerlas. El pueblo más grande no es aquel en que una riqueza desigual y desenfrenada produce hombres crudos y sórdidos y mujeres venales y egoístas. Pueblo grande, cualquiera que sea su tamaño, es aquel que da hombres generosos y mujeres puras. La prueba de cada civilización humana está en la especie de hombre y de mujer que en ella se produce. Y comprenden, además, estos masones, que la libertad y la justicia deben ser los ejes de todo hacer solidario y que hay que trabajar con eficacia y proyección de futuro sin prejuicios o culpas inútiles; sin otro intervencionismo que el de la acción humanitaria y en favor de los derechos fundamentales. Y la libertad aquí, como en la Cumbre Iberoamericana de Madrid, no es una condición para que los hombres sean ricos o felices, es una condición para que sean hombres. En este edificante quehacer, se emparenta esta misión que nos une de trabajar por el interés supremo del país y el bienestar de su gente, identidad de fraternal aspiración y superior propósito. Aún están vivas en nuestra mente, Excelentísimo Señor Presiden te, sus elocuentes e inolvidables palabras del l9 de julio pasado que reflejan el profundo respeto por nuestra Orden y de sus anhelos de un mundo mejor para la vida del hombre y de la sociedad. “Se ha sostenido —dijo usted— que la democracia es connatural al pensa miento masónico... Llegan ustedes al Parlamento chileno, institu ción esencial de democracia, sede de la representación soberana del pueblo, escuela de debate tolerante y plural, símbolo de la libertad y de la salvaguardia de los derechos de los ciudadanos frente a los abusos del poder. Llegan como a su casa: por ser ciudadanos y por ser masones”. Y ésta es la Casa y Hogar de los masones de Chile, Honorables Diputados, centro de unión para todos los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Siéntanse ustedes tam bién como en su propia casa, con la expresión del sentimiento agradecido y fraternal por el hermoso homenaje que el Parlamento tributara a la Gran Logia de Chile en sus ciento treinta años de vida y por el honor de esta visita cordial y amiga. 206


Casa y Hogar de ciento treinta años, como en la vida del tiempo, por donde pasan hombres de todas las edades, condiciones y carac terísticas. Como en la vida del hombre, por donde suceden también los momentos primeros de aprendizaje, de formación y madurez. Años que cada quien transita su vivir con alegrías, dolores, desaso siegos y esperanzas. Años en que las estaciones de todos los calen darios traen al amasijo de los días y las noches una nueva razón al pensamiento, una sostenida voluntad de existencia, un nuevo im pulso en la aventura del trabajo sin descanso. Hombres todos que han hecho esta historia de ciento treinta años con la fuerza tremen da de la fraternidad y la tolerancia, la inteligencia y el amor. Hombres que han elevado con honradez y propiedad los principios impolutos de la Francmasonería y han vivido este noble y distinto proceso de vida en la historia de la Gran Logia de Chile. Estos hombres de hoy les dan la más sentida y afectuosa bienve nida, Señor Presidente y Honorables Diputados, sin fardar de secre tos ni egotistas en este claro tiempo de abierto mundo nuevo. Quisieran ser y decir como el hombre de Neruda que en las Alturas de Machu Picchu, entre caída y ascenso, devuelve al hombre inicia do un nuevo ser colmado de experiencias y de espíritu esencial: “Déjame olvidar hoy esta dicha, que es más ancha que el mar, porque el hombre es más ancho que el mar y que sus islas, y hay que caer en él como en un pozo para salir del fondo con un ramo de agua secreta y de verdades sumergidas Sube conmigo, hermano Ven a mi propio ser, al alba mía, hasta las soledades coronadas. El reino muerto vive todavía. Sube a nacer conmigo, sube a nacer conmigo, hermano”. Club de. la República, 17 de agosto de 1992

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Homenaje al señor Diputado José A. Viera-Gallo Q., ex Presidente de la Cámara de Diputados, en el Club de la República

Honorable Diputado señor José Antonio Viera-Gallo Quesney, ex presidente de la Cámara del Congreso chileno, distinguidos amigos del señor diputado, señora y señores periodistas, Venerables herma nos del Gobierno Superior de la Orden, señores: Quiero entregar a nuestras visitas la expresión de los hombres de esta Institución por el agrado de tenerlas en la Casa de la Gran Logia de Chile. Casa de hombres que se sienten nuevamente hon rados con la presencia del parlamentario y amigo, a quien, todos hoy, le decimos la gratitud que le debemos por la deferencia de haber sido el primero, después de más de cincuenta años, en tributar un homenaje de aniversario a la Francmasonería en el corazón mismo del renacido Parlamento chileno. Homenaje gran de y sentido aquél que esta tarde le responde la Gran Logia en un muy pequeño, pero sincero y fraterno momento. A sus amigos, el saludo cordial de bienvenida de este Gran Maestro y sus hermanos. Y a todos, contarles que esta es la Casa donde residen los hom bres de esta “Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Se ingresa a ella por medio de la Iniciación. Fundada en el sentimiento de la Fraternidad, constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Como Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad. Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la frater nidad universal del género humano. A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta. 209


No es una secta ni es un partido. Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo. Aleja de sus Templos las discusiones de política partidista o de todo sectarismo religioso. Sustenta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia. Los francmasones respetan la opinión ajena y defienden la liber tad de expresión. Anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva paz y entendimiento y elimi ne los prejuicios de toda índole. Aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente”. Podemos reiterar que la Francmasonería es un espíritu, es un lugar; sus hombres son hombres de aprender interminable; sus templos son talleres de trabajo y fuentes de aprendizaje de humani dad. Protege las tradiciones, honra lo nuevo y verifica sus valores; cree en la verdad, protesta contra el error y encamina a sus hombres por medio de la razón y no por medio de la fuerza. Sus hombres no son simples hombres de oficios o profesionales aislados de su patria, sino ciudadanos que se esfuerzan por ser útiles con vocación de servicio de bien público y necesidad general. La Francmasonería no es un claustro de estudiar a la sombra, aislado de la calle, es una luz que va indicando también el camino de la cultura. Es para sus hombres, en sus templos nocturnos, como diría Neruda, “si cada día cae, dentro de cada noche hay un pozo donde la claridad está encerrada. Hay que sentarse a la orilla del pozo de la sombra y pescar luz caída con paciencia”. La Francmasonería trata de lograr eso. Y como los gobiernos tienen mucho trabajo que realizar, los hombres de estos templos deben ocuparse también de los proble mas nacionales y procurar dar luz sobre éstos, premunidos y con vencidos ellos de la idea de progreso y trascendencia. Como dijera aquella vez en el Parlamento, repito hoy, como si fuera siempre, que los caminos de la Francmasonería están diseña dos a lo largo de Chile y nos corresponde a todos caminarlos cada día para hacernos la vía segura de la libertad y el desarrollo, de la solidaridad y la cultura, de la moral y la concordia. A eso estamos entregados, distinguidos señores, a recomenzar cada vez el trabajo

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para la reconstrucción de la persona humana en la idea masónica de la universalidad. Y no podremos hacer efectiva la pertinacia noble de esta alta misión sin la comunión de todos los hombres, sin el íntimo anhelo de unirnos, en la cruzada sincera de la verdad y la justicia, de la acción humanitaria y los derechos fundamentales. Pero no he de seguir hablando de esta Casa y de sus hombres. He de referirme al hombre que plantó su estatura en la testera del Parlamento chileno. Al hombre que, mejor que describiéndolo sistemáticamente, se nos aparece como una personalidad cierta por más de un episodio que lo define en todo su valer. Humanista, político, de profesión de fe, de profesión de vida. Hombre de aspecto extranjero, perteneciente a una generación que se perfec cionó en Europa, pero tal vez como pocos con el claro y preciso remanente de la chilenidad que tiene él. Como todas las profesio nes, esta profesión de fe chilena se cultivó en Italia y se alumbró de lampos nuevos. Le pasó lo contrario a él, que escribió parte de su historia allí, de tantos otros hombres que vivieron el exilio sufriente o el destierro silencioso. Hombre que quizá tiene la edad que tienen los pensamientos de tantos otros que alejaron los trozos de sus vidas. La humanidad cada día tiene más años, pero progresa más, se renueva más, y la virtud del hombre en general, que pertenece a ella, consiste en ir marchando con el progreso y cada día sentirse como la humanidad misma, renovada, lograda de nuevo, encon trando en sí nuevos recursos para vivir, nuevas actitudes frente a la vida. Esto es precisamente lo que distingue a este hombre de la mayoría de los de mi país, actuando no ya en función de pasado, sino en función de porvenir. Su historia ansia ser una historia hacia adelante y no una historia hacia atrás, a la que enfrenta con noble serenidad. Y el hombre público que es, lo sitúa en el despliegue de su libertad y su responsabilidad en su vida personal y civil. Su tamaño de ciudadano es del tamaño de sus principios y doctrina, demostra dos en acción fidedigna y recreados cada vez para no sentarse a su sombra. Y lo más extraordinario en él es la manera cómo se ha enfrentado a su pretérito, serenamente. Habla a los hombres nue vos y a los mayores con la confianza total de su espíritu y la recia severidad de su inteligencia. Situado en el centro pujante de la oratoria plural del Parlamento, se irguió siempre como el surtidor 211


de tolerancias y de justicias, de respeto y condescendencias. Hom bre allí, saltando las barreras que lo separaban de los otros que disputaban la plenitud de sus derechos. Hombre alojado en la raíz donde crecen las leyes y se revitaliza la constitución, ambos pactos fundamentales del país y semblante de su pueblo. Porque cuando una ley va a nacer, se la siente venir, está presentida en la necesidad que va a llenar, y su primera condi ción es la falta que hace. Por ello, el pueblo ama su ley, la que le sirve a él, la ve salir a la calle y la acompaña y la regala con su disciplina y la respeta con su acatamiento. Porque esa ley se parece a él; él está contenido en ella y ella en él. Ella toma la forma de su pueblo, como un licor la forma de su vaso. La ley del chileno ha de tomar también su forma, como el agua de la vertiente se hace a la mano del campesino cansado. Hombre enhiesto en el meollo del Parlamento donde la patria se va poniendo joven y responde al progreso que reclama la Repú blica. Este es el hombre, moderno y público que he podido apenas traducir de su figura humana y que es hoy el objeto de este breve encuentro de la Gran Logia en su homenaje. Espero no haber sido el “traduttore, traditore”, porque la execración de sus amigos y de todos los hombres honrados me atormentarían sin tregua hasta el final de la vida. Y como este homenaje coincide con los días próximos de las fiestas de la patria quiero decir que la Francmasonería cree también que es el momento para asumir la historia presente, para pensar en Chile, en sus dolores y esperanzas, en sus problemas, en su futuro y en la consolidación de la democracia. Cree que es el instante para alcanzar una convivencia fraterna entre todos los chilenos y en la búsqueda de los medios que permitan a cada ciudadano vivir en esta tierra con la dignidad que soñaron los Padres de la Patria, y para lograr la consecución de una libertad plena, material y espiritual. El respeto a nuestra tradición junto a la gloria de lo que hicimos, no bastan como garantía de supervivencia; Chile necesita merecer su futuro, con generosidad, verdad y solidaridad. Ésta debe ser la dedicación y la tarea de todos los chilenos. Y ahora que se inicia en el país el proceso eleccionario para elegir a la máxima autoridad de la República y a los miembros del 212


Congreso, es oportuno decir que debemos administrar una buena dosis de responsabilidad, una disposición a reflexionar sobre si cada uno aporta o no aspectos positivos para los nuevos tiempos y un valor para hacerse solidario de lo que haya motivado la voluntad del pueblo. Son talantes necesarios de considerar durante los meses que restan para la celebración de los comicios. Desestimar las razones de los votantes y menoscabar a las personas que no actúan como nosotros supondría, quizás, una falta de tolerancia y, tal vez, una alta opinión de nosostros mismos. Significaría, por tanto, in consecuencia con la verdad de la cultura democrática. Confiamos en la sabiduría de los chilenos, en su respeto por la persona humana y en su reconocida tradición ciudadana para contribuir decididamente al bien común y al progreso de la patria. Y llegada la hora de acallar esta larga palabra, quiero, finalmen te, entregar un pequeño presente al diputado y amigo, tal vez común e inocuo, pero grande en fraternidad y gratitud para que le permita vivir los tiempos de su tiempo, que acaso a los demás no dicen nada, y para que le permita vivir con sus amigos, con sus libros y, lo que importa más, consigo mismo y para que vaya, en fin, con él la vida andando su camino. Comedores del Club de la República, 13 de septiembre de 1993



Día de la Integración Americana

Filósofos, políticos, científicos, educadores y hombres que integran el conjunto de gobierno mundial de las naciones y los pueblos han considerado la educación para la paz y la solidaridad como una obligación inalienable de los hombres de todos los países del mun do. Y no sólo porque la educación promueve internamente el perfeccionamiento del hombre, sino principalmente porque la educación entendida como formación conforme a valores es el único recurso, tal vez, para lograr la comprensión de otros hom bres, de todos los hombres, así sean de razas y credos diferentes, de costumbres disímiles y climas diversos. Porque entender y compren der no significa necesariamente participar, sino todo eso y nada más que ponerse en el lugar de otro, ser capaz de pensar con él, aceptar su escala de valores y buscar en ella los coincidentes y no los diferentes. El entendimiento de los hombres que se basa en tratados econó micos, políticos o circunstanciales es un convenio de frágil atadura. Cualquier intento de mantener la paz y la fraternidad sin un lazo sólido de entendimiento será perecedero en tanto se base en acuer dos que nacen de intereses y no de valores, de necesidades variables y no de esa raíz constante que es el entender y comprender real mente. Comprensión que debe darse no a través de actos solemnes, sino como base de un proceso educativo-cultural, formación paula tina del saber entender y lograr comprender como objetivo funda mental. “De nada serviría —en palabas de Huxley— haber reducido las distancias físicas entre los países si no reducimos al mismo tiempo las distancias psicológicas entre pueblos y naciones”. Estas “distancias psicológicas” no son otra cosa que la intoleran cia, la injusticia, la falta de un pensar y un quehacer solidarios, la ausencia de intereses por todos los hombres en beneficio del pro vecho de unos pocos hombres. La comprensión entre las naciones supone rutas de solidaridad

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trazadas por el respeto a la opinión ajena. Supone unión de hom bres en el ejercicio de una moral universal para promover la paz y el entendimiento y eliminar los prejuicios del mundo. El universa lismo necesita que cada uno trabaje y se esfuerce para que el nuevo orden nacional e internacional sea un orden de paz, de progreso, de fraternidad. Una educación para la paz, la solidaridad y la integración signifi ca entonces una educación para contribuir a la cooperación entre los pueblos, a la promoción de las ideas y a la acción para el desarrollo. Venerables y queridos hermanos: Hoy se reúne la Francmasonería Chilena para conmemorar el Día de la Integración Americana, instituido por la Gran Maestría por Decreto Ns 25 del 9 de octubre de 1987. Día de paz y de solidaridad. De libertad y amor. De justicia, masonismo y cultura. El quehacer de la Francmasonería universal subraya, en todos los tiempos y momentos, el carácter formativo que le dictan sus princi pios en la medida en que se trabaja incansablemente en el marco de la tolerancia, del respeto mutuo y del entendimiento pacífico entre las naciones. En la medida en que están presentes, sin prefe rencias, y unificados, valores de la vida y del espíritu; principios de libertad, de orden y de justicia; poderes creadores y normas directi vas. En la medida, en fin, que ser hombre, para la comprensión entre los pueblos del mundo, significa valorar la respetable figura de la persona humana. De esta manera, también, la Orden de Chile desea que su tarea sea fecunda, rica en entrega y consecuente con la obra de fraterni dad y de acercamiento americano. Sin embargo, ésta no es tarea sólo de una institución en particular, es tarea de todos. Tampoco se trata de establecer hegemonías, sino de cimentar vínculos reales de comprensión y tolerancia. Pero tenemos sí la obligación de ser eficientes y eficaces, pues estamos trabajando por el masonismo y la cultura, que constituyen la proyección más importante de la misión del hombre francmasón. Deseamos que esta tarea tenga la trascen dencia que cada hombre de estos Templos pueda darle con el sello distintivo aprendido en el recinto interior de nuestras Cámaras. Deseamos que esta Institución masónica se reconozca como un Centro vivo de inagotable quehacer cuotidiano, porque tenemos la obligación de ocupar un lugar de vanguardia en el escenario de la

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expresión masónica del Continente. Tenemos, además, la obliga ción de ser dignos sucesores de esos tantos dignatarios y francmaso nes de esta Orden en su ejecutivo amor por la masonería y la cultura entre las naciones. En la medida en que logremos que estas fuerzas que motivan nuestro laborar se alleguen, se integren y se consagren, estaremos caminando por el sendero que nunca se termina de recorrer, pero que en su longitud lleva la esencia del hombre y de su unión en lo mejor de sí mismo y de todos. Quizá si sea nuestro hacer de hermanos el que haga verdad el anhelo bolivariano, el de todos nosotros: América fuerte, unida, diferenciada y auténtica en cada nacionalidad, una sola en aquello que logre constituirla como un cuerpo erguido, una cabeza direc triz en el mundo futuro, un corazón de muchos latidos acompasa dos, una palabra honda y sabia, ausente de lampos y quimeras, para marcar su impronta señera en el conjunto de naciones del año dos mil ya asomado a nuestras puertas. Que el encuentro de esta noche no sea sólo la fugaz y sutil palabra de hombres buenos y veraces sino el firme propósito de un hacer continuado y decidido en cada uno de los recintos, privados y públicos, de nuestra tierra americana. Pensando en este destino de luz, quiero abrir esta cadena de la solidaridad con la permanente voz de un poeta nuestro, porque su decir en su “Descubrimiento de América” interpreta la misión hermosa que nos marca el destino de hispanoamericanos. Habría que empezar de nuevo. Partir de la raíz del indio. Ir al origen puro sin conceptos ya hechos. Sólo así encontraríamos la América no descubierta, la América del vientre claro y los jocundos pechos. La América con su propio idioma cantador galopando su libertad de yegua joven bajo el cielo. Tenemos cuatro siglos de invasiones. No sabemos usar nuestros ojos. Pies extraños caminan por nuestras heredades. Extranjeras palabras definen gestos nuestros. Oro, cobre y sudor americanos —amalgama de gritos y protestas— surcan el mar en barcos de incomprensibles nombres. 217


América. Digo: la América de los bananos y las caucheras, los cafetales y los minerales. La América que pare abundancia. La América de los grandes ríos y las montañas grandes. El Nuevo Mundo que amamanta al mundo viejo. La tierra en que mis hermanos, los parias, tienen hambre. La América, sí, la América que no necesita de nodrizas porque bebe leche de cielo en la cumbre del Aconcagua. No la escolar América sabida por los mapas: tierra tatuada de nombres y colores, partida en Panamá por un canal de fierro y comida en el sur por los hielos australes, sino esa otra, ésta que nace en el pétreo filo de los Andes y cae como un poncho verde a dos mares azules. Esta que va en mi canto americano resonando en el galope del charro, del huaso, del llanero, del indio y del gaucho. Esta que va en la espalda del cargador de muelles y en la espuela grandota y en el sombrero floreado y la ojota besada por aguas y tierras y en el olor del mate amargo y en el lamento de la quena y la trutruca y en el aroma de la pina madura y en el maíz que ríe con risa de sátiro y en el coco y en lajícara que recibe su jugo. ¡Esta es la América, hermanos! Es pura la mañana. Cantan los pájaros. Canta el zinzontle y el quetzal es un relámpago. Vamos a descubrir la América nuestra. El día agita sus banderas anchas. Es hora de partir y amanecer. ¡Partamos! Os c a r Ca s t r o Z.

Oriente de Santiago, 15 de abril de 1991, e:.v:.

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Sesquicentenario de la Universidad de Chile

La Gran Logia de Chile y la Masonería chilena toda se asocia, también, a este año de jubilosas ceremonias de los ciento cincuenta años de la Universidad de Chile, de renovada y actual existencia. De renovada existencia, porque es ya sabido que las aspiraciones de nuestro país por contar con una Universidad se concretaron graciasalabuladelpapaPauloV.de 11 de marzode 1619,otorgada a petición del rey Felipe III. Este documento estatuyó que en los conventos dominicos de las Indias que estuviesen a más de doscien tas millas de las universidades de México y de Lima y en los que se impartiera enseñanza de artes y teología, los estudiantes podían obtener grados de bachilleres, licenciados, maestros y doctores. El citado documento llegó a poder de los dominicos santiaguinos en 1622, y el 19 de agosto de ese año se dictaba el decreto que daba licencia para que el provincial de la orden hiciera uso de la conce sión real y pontificia. Desde el nacimiento de esta primera Universidad, a la que suele llamarse de Santo Tomás de Aquino, hasta la del presente, sin interrupciones, con diversos nombres y regímenes orgánicos, trans curre la historia de la Universidad de Chile. Sus orígenes y evolu ción son, pues, los mismos que los de las más antiguas universidades americanas: Santo Domingo, Lima y Santa Fe de Bogotá, fundadas en 1538, 1551 y 1580, respectivamente. Y esta Universidad de hoy, a la que celebramos recordando esa corriente continua e inagotable de los valores naturales del pasado, Bello la señaló, en esa memorable fecha de instalación, como la institución que “ha restablecido la antigua Universidad sobre nue vas bases, acomodadas al estado presente de la civilización y a las necesidades de Chile”. Difícil es no aproximar las fechas centenarias en este año singu lar de 1992 de la Universidad de Chile y de la Gran Logia de Chile

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con 150 y 130 años de pluralismo, laicidad, democracia, humanis mo y universalidad. Difícil, si ratificamos que el proceso que condujo a la emancipa ción política de nuestro país y al consecuente esfuerzo de construir la República en marcos democráticos, podría reconocer su origen en un poderoso emancipador y liberador de las conciencias, que surgió organizadamente en Europa a mediados del siglo xvm, cul minando en uno de los cambios más decisivos operados en las bases de la esü'uctura de la civilización en los últimos siglos, con resulta dos perdurables en todos los ámbitos. Muchos de los hombres que coincidieron en la necesidad de efectuar profundas modificaciones en el mundo y colaboraron denodadamente para lograrlas, formaron parte de las logias masó nicas, que ya existían con profusión hacia el sexto decenio. De ellas surgió una fuerte convicción, relativa a que la educación debería jugar, en el mundo del futuro, un papel relevante en la liberación humana. Convencidos acerca de la idea de la perfectibilidad del hombre a través del conocimiento, los francmasones se habían dedicado a la tarea de mejorar moral e intelectualmente su personalidad con el propósito de alcanzar el camino de la virtud y del amor fraternal para sí mismos y para todos y coadyuvar al noble impulso de rescatar al hombre por medio de su mejor formación. Así, se estructuró un sistema educacional que intentó liberar de prejuicios a los seres humanos, para dotarlos de una educación asentada en la ciencia, forjadora de hombres libres, ajenos a fana tismos e intolerancias, colocando de este modo los cimientos de una nueva civilización sobre la base de la búsqueda de la verdad y del conocimiento. Se ha dicho que el surgimiento del período de la Ilustración y del Racionalismo en Europa y su propagación por el mundo creó una nueva conciencia en los hombres para despertar en ellos las “luces” del entendimiento humano, reverenciar la razón, establecer el culto a lo útil, la fe en la bondad natural del hombre y su inmensa capacidad de ser feliz. Pero, sin duda, fue eso y mucho más, pues se estructuró, en verdad, un sistema vital, que revolucionó profunda mente el suceder humano y que entregó normas para una vida mejor en la tierra, desdeñando utopías y sueños sin bases positivas.

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La construcción de un mundo mejor y la intención de exaltar al hombre hacia sus más altas capacidades, creó una verdadera filoso fía en torno a las ciencias de la naturaleza, a nuevos conceptos acerca de la historia, del derecho y la política. Destacados pensado res, filósofos e intelectuales esgrimieron las nuevas armas y se dispusieron a crear los medios para alcanzar sus nobles propósitos, destinados a proporcionar días mejores a la humanidad. Todos cuantos promovieron estas ideas estaban profundamente imbuidos en estos propósitos liberadores, transformándose en las cabezas de los movimientos independentistas y en los introductores de una cuña libertaria. Muchos de los propagandistas de las nuevas formas sociales y democráticas eran miembros de las logias inglesas, francesas, alemanas, españolas y de otras naciones, y buscaban el perfeccionamiento del hombre por sobre razas, creencias religiosas y convicciones políticas, dentro de un marco de libertad, igualdad y fraternidad. De esta manera se constituyó en el movimiento universalista para fomentar el ideal humanitario. La América entera y particularmente la zona española, recibió el reflejo de las nuevas ideas, propagadas por lodo el mundo civiliza do. Los monarcas españoles del siglo xvm impulsaron un tipo de “despotismo ilustrado”, equivalente a una ilustración dispuesta “desde arriba”. Felipe V, con quien los Borbones asumen el trono de España y sus Indias, fundó las primeras academias reales en Madrid como expresión inaugural de los cambios que se operarían y, en Chile, la Universidad de San Felipe. Más tarde, en el gobierno de Carlos III se hace efectiva la prosecución de esta tarea. Profundas raíces históricas y filosóficas, así como sublimes prin cipios éticos, de libertad y de justicia social, unen, pues, a la Maso nería chilena con los venerables claustros de la Universidad de Chile, cuya fundación oficial, en su Sesquicentenario, estamos con memorando en este solemne acto. Ciertamente —como se ha dicho— estas poderosas raíces provienen de la atmósfera de liber tad espiritual que caracterizó el movimiento cultural culminante de la Ilustración, que haciendo suyos los postulados trascendentes de la Francmasonería Universal, se alzó en Occidente, durante el Siglo de Las Luces, para emancipar a los hombres de los déspotas, de la intolerancia y del oscurantismo. En efecto, la Masonería, que no pretende establecer verdades absolutas, denota en sus principios 221


una admirable recapitulación, razonada, cual depurada síntesis, de los contenidos humanistas de la Ilustración, cuyo trasunto mediato es el logro del Orden en el Caos. Es importante señalar, desde el punto de vista de la historia patria y de la evolución de sus ideas, que, precisamente, durante la Epoca Indiana se instaló en la Metrópoli “La Gran Logia de Espa ña”, cuya influencia en el pensamiento social y cultural del reino de Chile fue un factor concurrente que explica los orígenes de nuestra Universidad y de nuestra Independencia Nacional. Desafiando al Santo Oficio de la Inquisición, se alzó con valor el racionalismo de los heterodoxos españoles, de los cuales nos da amplias noticias don Marcelino Menéndez Pelayo. Fue, tal vez, un período fugaz en la historia de la madre patria pero decisivo para Hispanoamérica. El monarca Carlos ni, formado en la nueva cosmovisión europea, unido al célebre Conde de Aranda, a la sazón Gran Maestre del Gran Oriente de España a quien elevó al gobierno, designó para nuestra región a presidentes progresistas. Fue así posible que co menzara a florecer la Real Universidad de San Felipe con Faculta des de Teología, Medicina, Matemáticas, Derecho Civil y Canónico. He ahí la sólida base masónica de la actual Universidad de Chile (1842) que mantuvo esas mismas cinco facultades, según lo recuer da hasta hoy su escudo, con lo que favoreció en todo la difusión del pensamiento moderno de la filosofía, las ciencias y la teología, la secularización de las costumbres, las reformas educacionales y la evolución ideológica creadora del pensamiento democrático. La magna gesta de la Independencia Nacional, surgida de las ansias de libertad e igualdad en la Europa dieciochesca, trajo con sigo el propósito de fundar la universidad nacional, sobre nuevas bases acorde con los ideales republicanos y como medio de fundir en ella un alto cuerpo académico y una superintendencia de edu cación para estimular y centralizar la producción científica, literaria y artística y controlar la educación nacional. La instalación de la Universidad de Chile, que recibió ese nom bre por Decreto del año 1839 y un nuevo Estatuto por Ley de 19 de noviembre de 1842, se efectuó solemnemente el 17 de septiembre de 1843 en el Aula de la antigua Real Universidad de San Felipe. Quien más había contribuido a su constitución fue, sin duda, el eminente sabio don Andrés Bello y López, maestro ilustre, vincula

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do a la Masonería durante su permanencia en Caracas e Inglaterra, y más tarde a través de su colaboración atinada a los cometidos doctrinarios del Club de la Reforma. Fue Andrés Bello quien redac tó la Ley Orgánica de la Universidad y su primer Rector bajo este nuevo Estatuto. La instalación se hizo por el Presidente de la República, acompañado de sus Ministros, de ambas Cámaras Legis lativas y de los más conspicuos representantes del Poder Judicial. También asistieron en pleno los 86 Académicos designados para integrar las primeras Facultades reconocidas y los 22 Doctores que permanecían en servicio de la antigua Real Universidad de San Felipe, varios de los cuales, según acota José Victorino Lastarria, se presentaron con borlas y capelos, a la antigua. El propósito fundamental de quienes impulsaron la creación de la Universidad y de otros organismos educacionales fue superar el grave atraso intelectual de Chile, del que con ruda franqueza habla ran Manuel de Salas, Infante, Camilo Henríquez, Egaña y otros, confiados en que “...las luces...” obrarían milagros para remover el atraso y traer la felicidad a la Tierra. No olvidemos que nuestro país era una República recién fundada, con un pasado de pobreza cró nica y un cúmulo de calamidades —terremotos, piratas, pestes—, y cuya población, apenas del millón de “almas”, se repartía entre los ríos Elqui y Biobío. En su magistral discurso inaugural, Andrés Bello planteó la organización de la Universidad como un “centro acumulador de saberes”, que luego habría de expandirse y propagarse, porque en él se cimenta el progreso, que a su vez propaga las ciencias y la filosofía y exalta el valor de las humanidades. En esencia, la Repú blica, a través de su Universidad, debería recoger las luces para que “se asiente la libertad, decía Bello, con arreglo a la razón”. Y acotaba: “La libertad como contrapuesta, por una parte, a la docili dad servil que lo recibe todo sin examen y, por otra, a la desarregla da licencia que se revela contra la autoridad de la razón..., será sin duda el tema de la Universidad en todas sus diferentes secciones”. Este discurso histórico, cuidadosamente ecléctico, verdadera constitución moral de la Universidad, demuestra los escollos que sagazmente debió resolver Andrés Bello para superar las respeta bles diferencias ideológicas y el antagonismo histórico entre conser vadores y liberales. Dijo el sabio maestro, para acentuar la unidad

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de sus sanos principios: “La moral (que yo no separo de la religión) es la vida misma de la sociedad: la libertad es el estímulo que da un vigor sano y una actividad fecunda a las instituciones sociales”. El dijo, con acierto, que todas las verdades se tocan, instando así a unirse en el bien legítimo que proporciona la educación, la cultura y a través de ellas, la verdad como fin superior de la Universidad. “La Universidad, señores, no sería digna de ocupar un lugar en nuestras instituciones sociales, si, como murmuran algunos ecos oscuros de declamaciones antiguas, el cultivo de las ciencias y de las letras pudiese mirarse como peligrosos bajo un punto de vista moral, o bajo un punto de vista político. Lo que enturbia la pureza de la moral, lo que trabe el libre desarrollo de las facultades indivi duales y colectivas de la Humanidad —y digo más— lo que las ejercite infructuosamente, no debe un gobierno sabio incorporarlo a la organización del Estado”. Y como auténtico maestro de las Américas, se alza Bello contra “los que no querrían que la razón desplegase jamás las velas, y de buena gana la condenaría a una inercia eterna, más perniciosa que el abuso de las luces a las causas mismas por que. abogan ”, Así, pues, la majestad de este homenaje que la Masonería rinde a la Universidad de Chile se extiende justicieramente a Andrés Bello, que vivió y practicó los ideales de nuestra Institución y del verdadero humanismo que orienta todos sus esfuerzos hacia la verdad, la belleza y el bien, que persigue y anhela el bienestar común y la paz; el humanismo que tiende a vincular los espíritus, buscar la unidad entre todos los hombres, la comunión y la frater nidad universales. La obra magnífica de Andrés Bello en la Universidad, el ilustre humanista, se extendería por casi un cuarto de siglo y su nombre, recordado con justicia, respeto y admiración por todas las genera ciones. Sin embargo, no es fácil explicar razonadamente la resistencia que despertó la fundación de tan alto e importante instituto impul sor de la cultura. La aparición de una institución dependiente de un Estado neutral y destinado a servir a todas las ideologías y posiciones, se constituyó en breve plazo en un dilema, un escollo difícil de superar. Transcurridos algunos años, el papel que cumplía la Univer224


sidad, seguramente considerada inferior a los nuevos requerimien tos de una sociedad en permanente evolución o porque se esperó de ella mucho más de lo que razonablemente podía dar, significó desesperanzas y decepciones. La Universidad, por otra parte, había nacido bajo dos temores, que su primer Rector trató de disipar: la destrucción “del orden” por la libertad de análisis y, lo opuesto, la imposición de un criterio conservador, que pudiese ahogar los cambios que ese orden retrógrado requería. Y Andrés Bello sostuvo “...que ni lo uno ni lo otro...”. El Rector Diego Bañ os Arana que presidió las festividades del cincuentenario, en 1892, hizo un recuento de los logros del plantel, contrastándolos con el estado de la educación pública antes de 1842. Pivotes del progreso de la cultura, impulsada por la Universidad serán, en esa primera media centuria de trabajo y responsabilida des, el impulso dado a la historia nacional, a las matemáticas y a las ciencias naturales, a algunos muchísimos otros trabajos de gran calidad; a la reforma de 1879, que le entregó la supervisión de la enseñanza pública, que reformó los planes de estudios y que im plantó el plan concéntrico de enseñanza; la fundación del Instituto Pedagógico; la apertura, en 1875, de sus cenáculos de estudios a la mujer, y la ley de 1879, que estableció la gratuidad de la educación universitaria, base de la maduración de la clase media en Chile. La Universidad de Chile alcanzó desde los primeros años de su alta y valiosa actividad cultural en el medio chileno, la pretendida condición de Universidad masónica o profundamente penetrada por las logias masónicas en su quehacer educacional. Ello careció y carece hoy de fundamento y veracidad. Los organismos de la Franc masonería no pueden intervenir ni interferir en las tareas de los institutos públicos o particulares, ni sus hombres trabajan coordina damente en un plan que los concierte y comprometa. La Masonería elige hombres, los educa y disciplina, los insta a cumplir con sus nobles y altos propósitos de bien general, en la forma como mejor lo estimen, libremente, sin coerción alguna, pues no es una secta ni un partido que pretenda el control o el gobierno de ningún organismo. El medio ambiente, el clima exte rior, proclive a los ideales de la Masonería, comunicó, sin duda, a la nueva Universidad sus propósitos de construcción de un hombre

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libre, humano, desprejuiciado, alejado de las supersticiones y del error. El transcurrir del tiempo y algunos hechos que influyeron pode rosamente en la vida chilena, dieron a la cultura el papel de bien social, que debe repartirse con equidad y que la Universidad apro vechó de insuflar por todos los medios en la sociedad circundante. Simultáneamente, los nuevos aires democráticos que soplaron por el mundo, produciendo cambios determinantes, entreabrieron las puertas de la Universidad a los elementos más distinguidos de la clase media, en ascenso desde los años anteriores. La persona del Rector Juvenal Hernández Jaque fue la mejor expresión de dicho ascenso: de niño provinciano de modestas tierras sureñas a Rector por antonomasia de la Universidad de Chile. Rector, en verdad diferente, con acentos notables, que lo distin guieron durante sus cuatro quinquenios. Criticado por algunos y alabado por muchos, pero Rector del progresismo y del futuro que dio relevancia a la Corporación que dirigió con responsable dedica ción. Fue en la Casa de Bello donde aplicó, desde su inicio, sus ideas de renovación en la estructura y en el espíritu para el logro de la modernidad que se propuso, en esa Universidad que recibió con vulsionada. Creó innúmeras facultades, institutos, escuelas, corpo raciones, carreras, centros de investigación y de docencia. Impulsó el desarrollo de las ciencias, las artes y las letras y extendió más allá de la Corporación la influencia de su quehacer con la presencia activa de la extensión cultural y las relaciones internacionales. Editoriales, publicaciones, alumnos, sociedades y construcciones deportivas, entre muchas, fueron su preocupación sin fin. Fue el Rector de una ingente labor, de una realización plena y de un cumplimiento fiel del Estatuto de más larga duración, que él supo aplicar con vigor y entereza. Fue, tal vez, el período más importante de reforma en la historia de la Universidad de Chile. El Rector Hernández recordó, en el vibrante discurso que pro nunció en la velada solemne de celebración del Centenario, en 1942, que “las profesiones no son títulos de lucro, sino derechos para ejercer una función social al servicio de una causa de bien colectivo”. Y luego de referirse al quehacer de la Universidad en el tiempo ido, agregó que “a la sombra de esta Alma Mater se ha

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formado un ejército de maestros que luchan, con la lámpara de la educación encendida, por romper la tenebrosa condición de la ignorancia y por construir el alma de Chile, junto a la cultura y la educación”. Añadió, en su homenaje centenario, que “los estudios deben dominar siempre el esfuerzo de la inteligencia en la investi gación científica, el propósito irreductible de descubrir la verdad por sí misma, la aspiración inquebrantable de descifrar lo descono cido. Ni el maestro ni el alumno serán, de este modo, meros transmisores o receptores de conocimientos, sino por el contrario, en una aspiración común de perfeccionamiento, ambos deben sentirse protagonistas de una misma finalidad. La reforma univer sitaria —agregó el Rector— más que un motivo de ley es un estado espiritual, que se alcanza por una acción y coordinación inteligente de profesores y alumnos. Podríamos agregar que todo hombre debiera sentirse depositario de una parte del saber humano, que deberá perfeccionar y entregar a las generaciones próximas, para un mejor servicio de la humanidad y que la Universidad ayudapoderosamente en esta tarea”. Las fechas centenarias de la Universidad de Chile y de la Franc masonería que se celebran en 1992 reiteran, sin palabra mendaz, que ambas bebieron en el mismo manantial del pensamiento ilus trado, bregaron por la educación y la cultura y decidieron luchar por el establecimiento de la libertad y el respeto a la dignidad humana. Por eso que los históricos cimientos de esta Corporación vieron pasar a Rectores que trabajaron sin cesar la construcción de los saberes y que se esforzaron por forjar el futuro de esta patria con incansable afán. Esos hombres masones se llamaron Andrés Bello, Valentín Letelier, José Ignacio Vergara, Diego San Cristóbal, Daniel Martner UiTutia, Armando Quezada Acharan, Juvenal Hernández Jaque, Juan Gómez Millas, Eugenio González Rojas, Marino Pizarro Piza rro. Dos de ellos han alcanzado la dignidad de Grandes Maestros de la Masonería chilena, entre quienes está Armando Quezada Acha ran. Esos hombres han compartido con los hombres universitarios la misma fe de la esperanza para defender juntos el humanismo, la solidaridad y la democracia, para respetar la diversidad de concien

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cias y palabras, y caminar unidos en los caminos del desarrollo individual y colectivo. Porque en estos dos pequeños y grandes universos están, también, los hacedores del porvenir y la esperanza. Aquí y allá están los hombres que trabajan el futuro y las lecciones de la vida, las acerbas tareas humanas y la auténtica comunidad del ciudadano. La Universidad de Chile, en este año feliz de Sesquicentenario, es y sigue siendo el centro más alto de la vida cultural del país y sus dos tareas fundamentales siguen siendo, también, corno ayer, la educación y el avance del saber. La Universidad está ligada a esas misiones y en éstas ha de ajustar con propiedad ese ejercicio. Ella es el recinto donde se desarrollan en plenitud algunas de las más nobles potencialidades del hombre; es un símbolo de integri dad humana, un depositario de civilización, una comunidad inte lectual. Es el ámbito de desarrollo de la reflexión, la investigación, el raciocinio y la docencia. Es la que contribuye de manera decisiva a conformar un destino nacional común, a orientar voluntades y a responder a los retos del futuro. Esta Universidad, institución superior del saber, la educación y la cultura, alienta las fuerzas creadoras y participa en el proceso de cambio social, orientando las múltiples formas de su actividad interna y externa en el sentido de sus tendencias más progresivas. Sin embargo, una sociedad inteligente no puede pedir una Universidad renovada y eficaz si no está dispuesta a dotarla debida mente y a darle la estimación, el respeto y la calidez pública que necesita. No se puede tener docentes, investigadores y estudiantes si no se les da los medios necesarios para que cumplan su misión. Y no se trata sólo de medios materiales sino que, además, de esc espíritu vivificador del que se alimenta toda obra del saber. No es sólo la Universidad la que tiene que hacer examen de conciencia. Un urgente impulso de revitalización de su estructura material y espiritual de la Universidad, invitaría a mirar mejor al porvenir en este mundo de asombrosas revoluciones científicas, tecnológicas y sociales, con renovado desafío. “Y el verdadero significado de la educación del ser humano —ha dicho tantas veces el Rector Gómez Millas— sería guiar al discípulo a lo que originariamente pertenece, hacia su propio genio; por eso ella sólo puede ser entendida como elevación espiritual”. 228


Por eso, también, hoy es bueno recordar que la Universidad de Chile contribuyó de modo definitivo a la orientación de la educa ción en el país por respeto a su gran tradición universitaria. Aportes indiscutibles de esta influencia son la definición de la enseñanza en el marco de las grandes concepciones de la formación del hombre y de las humanidades. No obstante, hemos sido testigos de que, sin causa justificada, esta noble tradición de la Universidad fue abrup tamente interrumpida, sufriendo el expolio de la función formadora del profesor, la más hermosa vocación de los oficios. “Educar —lo diremos con las palabras del Rector Eugenio González—es siempre una función sagrada. Los que la ejercen deben ser los mejores, los más amparados por el respeto colectivo”. “La Universidad —prosi gue el Rector— debe esforzarse por cumplir cabalmente la misión humanista que le es propia, que siempre ha sido la suya principal, y que ahora, más tal vez que en otras épocas, es su compromiso de honor con el destino humano amenazado, como nunca lo estuvo por las aterradoras energías que ha develado la inteligencia científica”. Señoras, señores, quiero repetir hoy, con la misma certeza —como dijera hace dos años al dejar la responsabilidad mayor de esta Casa de Bello—, que miro esta Universidad como la institución integrada por hombres investidos de las mejores cualidades para ejecutar la obra a que fueron llamados. Una comunidad de laborar colectivo para investigar la verdad, descubrir la belleza y difundir la esperanza. Una comunidad solidaria para ayudar a la nación a reen contrar, trabajar y cautelar la democracia. Una comunidad de hom bres que aprendieron a compartir la responsabilidad y a conquistar la libertad día a día y cumplir con su verdadera y auténtica misión. Esta Universidad de la que algunos creen que estar en ella es vivir sin desazones es por no saber discurrir de su historia y no entender el estridor de su ritmo. El gran problema es evitar que en el tráfago circunstancial la Universidad pierda su alma. Es verdad que deben oírse las deman das sociales, que es necesario adaptar la enseñanza a modernas metodologías, crear carreras profesionales y grados académicos y nexos inteligentes entre las distintas formaciones, acentuar la inves tigación básica y aplicada, promoverla extensión artística y cultural, y es cierto que deben tenerse en cuenta las limitaciones presupues tarias. 229


Pero, la Universidad no puede dejar de ejercer su magisterio moral ni su función crítica. Tal vez haya descuidado los valores en su afán de sorprenderse cada instante en el desafío de la ciencia y de la técnica y no dirigir el debate social sobre estas. Pero, su tarea esencial es investigar los valores fundamentales acerca de los cuales todos pueden ponerse de acuerdo y asegurar que su misión pertinaz es enseñar a pensar. Aveces nos afanamos en buscar falsas Arcadias sin darnos cuenta de que la tenemos en nuestra propia casa, en el aire que respiramos, en los libros, en los laboratorios, en los investigadores, en este hacer cada día la ciencia, el arte, el humanismo. Aquí están los hombres que en la soledad de sus claustros traba jan el futuro sin prisas y sin desperezos. Trabajan los proyectos de la investigación y, también, las tareas humanas, no sólo aquellas que son un amagar de dulcedumbre. Y trabajan, en fin, con una ardien te calma para conquistar la espléndida ciudad de la cultura, la auténtica comunidad del hombre, de todos los hombres que buscan la verdad. Casa y hogar de Bello de ciento cincuenta años, como en la vida del tiempo, por donde pasan universitarios de todas las edades, condiciones y características. Como en la vida del hombre, por donde suceden también los momentos primeros de aprendizaje, de formación y madurez. Años que cada quien transita su vivir con alegría y dolores. Años en que las estaciones de todos los calenda rios traen al amasijo de los días una nueva razón al pensamiento, una sostenida voluntad de aprendizaje, un nuevo impulso en la aventura de laborar sin descanso. Hombres todos que han hecho esta historia de ciento cincuenta años con la fuerza tremenda de la inteligencia y el amor. Hombres sabios que han trabajado con honradez y propiedad el ejercicio impoluto de la educación y los saberes y han vivido este distinto y privilegiado proceso de vida en la historia de la Universidad de Chile. Señor Rector don Jaime Lavados Montes y universitarios todos de esta Casa de Bello quiero, finalmente, dejar aquí en esta noche solemne, la adhesión fraterna de la Francmasonería a la Univer sidad de Chile en el Sesquicentenario de su fundación y cumplir así, tal vez, con la lección que nos legara la vieja escuela de Crotona. Evocar a los sabios maestros y decir que en la historia de estos dos 230


pequeños y grandes universos centenarios nada se regala ni se da sin sacrificios. La importancia de nuestro pasado, la gloria de lo que hicimos, no son garantía de supervivencia. Tenemos que merecer nos el futuro, revivir el optimismo, persistir en el oficio de los hombres y levantar el porvenir de la patria. Para la Universidad de Chile todo el esplendor futuro, toda la esperanza, porque “no sólo la amamos por sus muros de piedra y de sol, sino porque sus cimientos de luz los llevamos enterrados en el corazón”. Teatro de la Universidad de Chile, octubre 27 de 1992



La Gran Logia de Chile al Instituto Nacional en sus ciento ochenta años

La Gran Logia de Chile abre hoy extraordinariamente este Templo para recordar ciento ochenta años de esplendente vida del Instituto Nacional, cimiento de educación y cultura, dirigido hacia la com prensión de una sociedad que se desarrolla y progresa, que aprende a ser civilizada y a ser verdaderamente humana. Templo abierto y público esta vez para recibir y congratular a estudiante y maestro, a cada uno y a tantos quienes, protagonistas de sus quehaceres múltiples, informados o formados por el espíritu centenario, han levantado su estructura intelectual que el tiempo de los hombres no ha sido capaz de desmentir ni derribar. Para acoger a ciudadanos ilustres que se educaron en esa vieja casa aniversaria que supo mantener el saber y la libertad mediante el ejercicio de la inteligencia, como pequeña y gran república que orienta la luz del conocimiento y el camino de la verdad. A los hombres ilustres también que contribuyeron y contribuyen a edifi car la patria y a enaltecer los muros de la civilidad. A todos ellos y muchos otros, ausentes y presentes, que se hicieron a sí mismos, crearon su ambiente e hicieron su institución para parpetuar los valores existentes, descubrir valores nuevos y revitalizar la esencia del intelecto y del espíritu. Aquí, en este Templo, aula secreta de la Francmasonería y usina oculta del pensamiento, abierta para la dignidad del homenaje que se merece el Instituto Nacional de Chile. Quiero que sepan, distinguidas damas y distinguidos caballeros, que la Francmasonería es una institución universal, esencialmente ética y filosófica, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Fundada en el sentimien to de la fraternidad, es el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. No es una secta ni es un partido. Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda

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afirmación dogmática y todo fanatismo. Aleja de sus templos las discusiones de política partidista y de todo sectarismo religioso. Sustenta los postulados de libertad, igualdad y fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia. Como institución docente, tiene por objeto el per feccionamiento del Hombre y de la Humanidad. Promueve la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del Hombre para alcanzar la fraternidad universal del género humano. A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta. Grandes hombres de la Francmasonería chilena contribuyeron con sus ideas y sus obras a la historia de la República y su presencia espiritual y su hacer renovadorjamás han estado ausentes del diario afán de trabajar por el engrandecimiento de la patria y la vivencia de los valores que la han llevado a los más altos niveles. Estos hombres, con tenacidad inclaudicable han defendido la libertad, el derecho a disentir, la vigencia de la norma jurídica, la libertad de enseñanza, el derecho a la salud. Se han comprometido en la lucha por la emancipación de la mujer, la defensa de los derechos de la niñez, la erradicación de la miseria y el pleno respeto de la persona humana. Instituto Nacional y Francmasonería nacen, pues, con discursos afines, en las raíces mismas del Chile republicano y es justo, por respeto a la historia, que aquí también se encienda la voz para aclamar la estatura de su vida.

“El primer cuidado de los legisladores ha de ser la educación de lajuventud, sin la cual no florecen los Estados. La educación debe acomodarse a la naturaleza del gobierno y al espíritu y necesidades de la república”. Ar is t ó t e l e s

“El gran fin del Instituto es dar a la patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor”. Ca m il o He n r íq u e z

Camilo Henríquez, hombre de esta Francmasonería universal, al

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significar la finalidad primordial del Instituto Nacional definía también la función esencial de la educación. El mundo actual es cada vez más cercano y más propio gracias a la comunicación inmediata, al conocimiento accesible con rapidez, a la imagen que conecta instantánea su horror o su esperanza. La patria, sin dejar de ser esa peaña intangible de cada uno y todos, agranda sus límites de espíritu a lo ancho de la Humanidad. Somos ciudadanos de ella y es función de la educación formar hombres capaces de “defender” esa Humanidad de las amenazas de múltiples exterminios que el propio ser humano ha ido creando; consciente de su misión de “dirigir” el mundo a fines nobles; de hacer “flore cer” el espíritu del hombre en sus mejores manifestaciones, y de “darle honor”, es decir, la grandeza, la generosidad, que nacen del amor universal y se cultivan en la paz. Con otro acento y palabra, la educación dice hoy el mismo anhelo, porque la esencia del Hombre, su napa profunda, primige nia, no tergiversada, sigue en busca de los bienes verdaderos y de los más altos valores. La educación es una de las grandes tareas nacionales que un país debe asumir en forma deliberada y consciente. Y en el mundo de todas las naciones civilizadas, la importancia de la educación es una de las misiones que el Estado debe cumplir como una de sus responsabilidades ineludibles. Asistimos hoy a una pertinaz renovación en el campo educativo. Es el frente de combate de los pueblos en la lucha por su progreso y su bienestar. Las transformaciones sociales y el avance de la ciencia y la tecnología de nuestro tiempo impulsan un aire nuevo a los problemas de la educación y plantean problemas, desconocidos en el pasado. Un mundo que nace lanza su reto en este campo como en otros al mundo de ayer, y de la respuesta a ese desafío depende el destino de los pueblos en la nueva era histórica en cuyos umbrales nos ha tocado vivir. La educación, la educación del hombre es, pues, un despertar humano. Yeso es y ha sido el Instituto Nacional: un símbolo de integridad humana, un depositario de civilización, una comunidad intelectual. Una comunidad que tiene el propósito de pensar como un todo para que todos piensen mejor de lo que lo harían individualmente.

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Por eso es y ha sido el centro del pensamiento capaz de comprome ter su propia vitalidad y revivir su espíritu con el influjo de respon sables estudiantes y de esclarecidos maestros. Señoras, señores: Si la vida humana es constitutivamente historia y tiempo, éstos a su vez se convierten en la substancia nutricia de la libertad y de la esperanza personales. Por ello, recordar, como esta tarde, es pro yectar. Ningún proyecto de futuro creador es posible sin remecer la trayectoria y esperanzas humanas anteriores. Por eso hoy todo pensamiento creador se nutre de la historia, recreándola, reformu lándola y aceptándola con sabiduría. Instituto Nacional de humanidad, de intrahistoria y de experien cia, erigido para dar razón de su identidad y destino ante sí mismo y sus ciudadanos. Instituto Nacional que dice de la esplendidez de la cultura, de la amistad, de la inteligencia y la esperanza. Y todo, desde una vitalidad asombrosa y refulgente, desde un optimismo nunca doblegado, naciendo y renaciendo como un río que nunca deja de pasar y que avanza empujando las memorias de su vida y los nuevos rostros del futuro. Que defienda su Humanidad, que dirija el mundo a fines nobles, que haga florecer el espíritu del Hombre y que dé honor, grandeza y generosidad a los ciudadanos de la patria. Templo abierto y público de la Francmasonería de Chile para recibir y congratular esta tarde el intelecto y el espíritu del Instituto Nacional en esta esplendente y hermosa vida de sus ciento ochenta años.

Gran Templa agosto 25 de agosto de 1993 e:. v:.


Homenaje de la Gran Logia de Chile a la Biblioteca Nacional

Homenaje a la Biblioteca Nacional en sus ciento ochenta años por la Gran Logia de Chile. Hogar del libro y la cultura uno, y hogar del hombre y la fraternidad el otro, nacidos ambos en la raíz del grito libertario y el canto nuevo de la patria. Biblioteca Nacional, hogar primero, donde hombres y libros inician el largo itinerario de la palabra y de la idea, del sentimiento y de la acción. Hogar para sugerir caminos que recorrer y devanear, inquiriendo, husmeando, hojeando páginas, estampas coloridas, libros viejos y nacientes. Hogar para los que van y los que vienen; para deambular sin prisa ante el regocijo de ese encuentro con el libro abierto de la razón y el intelecto. Biblioteca Nacional, hogar del libro y la cultura, y para cuya centenaria historia la Masonería de Chile abre esta tarde el Gran Templo en su homenaje. Desde que el libro comienza a nacer en trabajado pergamino, significando a veces la vida entera de un hombre dedicado a copiar lo, su misión ha sido conservar primero y divulgar luego lo mejor del ser humano: su espíritu, su pensamiento, forma de crear y de sentir la cultura, los saberes y las raíces fundadoras de la historia de los pueblos. La invención de la imprenta, de algún modo, es un equivalente tecnológico de la transmisión de imágenes vía satélite. Abrió un mundo cerrado a la inmediatez de la noticia. Creó la posibilidad de comunicación amplia del pensamiento. Adelantó el proceso cientí fico. Aumentó el lenguaje escrito, en fin, dio al hombre la maravi llosa igualdad de acceso al conocimiento y al goce estético que proviene de la palabra. Lo que fue patrimonio de los nobles de dinero llegó a ser un derecho de todos. El libro fue, entonces, patrimonio verdadero de los nobles de espíritu. Se descubre América y entre espejos y baratijas, divulgados por 237


la “leyenda negra”, venían también libros, y si había un ánimo de conquista, enriquecedora, también lo hubo de espíritu y cultura. En nuestra época, en nuestros días nacionales en que el libro es un obsequio generoso, anexo a un diario o revista, es difícil pensar en que alguna vez el libro fue tan valioso, que era objeto de contrabando, de transacciones internacionales, de orgullo de dinastías y, por sobre todo, que fue, en sus orígenes, ojos, pulmón y huesos del hombre que amasó el pergamino, dibujó las letras, perfiló las plumas, mezcló los colores, puso su imaginación en los márgenes del manuscrito en miniaturas maravillosas y dejó su vida en ello, trabajando de sol a sol, sin medida de tiempo. Desde las tablas de Moisés a Gutenberg, de Gutenberg al microfilme, leer es saber y conservar la sabiduría, la historia, el arte, la ciencia. Leer es siembra y cosecha de cultura, y el libro es la semilla disponible, no sólo de cada hombre sino de todo un pueblo. Así lo comprendía el rey de Corea, Htai-tjong, que en 1403 hace promul gar un decreto que declara, según cita de Cari Grimberg: “Para gobernar hay que propagar el conocimiento de las leyes, y de los libros, de modo que llenen la razón y enderecen el corazón de los hombres; así se conseguirá orden y paz. Nuestro país está situado al Oriente, más allás del mar, y por ello los libros de China son raros. Las planchas grabadas se gastan con facilidad, y, además, es difícil grabar todos los libros del universo. Quiero que se fabriquen carac teres en cobre que sirvan para la impresión y se incremente de este modo la difusión de los libros, lo que será una ventaja sin límites. En cuanto a los gastos de este trabajo, no conviene que recaigan sobre el pueblo, sino que incumbirán al tesoro de palacio”. “Hay que propagar el conocimiento de las leyes y de los libros, de modo que llenen la razón y enderecen el corazón de los hom bres”, dice el rey mencionado. Y sigue vigente su forma de pensar. En la medida en que se logre un pueblo lector se logrará una nación madura, capaz de discriminar entre las ideas, de elegir y pensar su propio pensamiento. Y es misión de la biblioteca el logro de ese sensato equilibrio que proviene del saber. Saber del hombre que está allí, testigo y testimo nio de la historia del hombre de todos los tiempos. Porque, a pesar de sus conflictos y sus tormentos, la humanidad perdura después de centenares de siglos. Así es que, estadísticamen

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te al menos, los hombres prefieren el ser al no ser. Y esto es suficiente para que triunfe el optimismo que se contenta con poco. Pero, dejando al moralista el cuidado de pesar los dolores y las satisfacciones individuales, preguntémonos lo que el hombre pue de pensar de él mismo y de su labor. Al recordar sus orígenes, él tiene ciertamente, suficientes moti vos para verse con complacencia. ¿Hasta dónde llegará en su domi nio de las fuerzas? ¿Qué secretos robará a la naturaleza? Mañana, hoy, él libera la energía intraatómica, viaja por los espacios interpla netarios, prolongará la duración de su propia vida, combatirá la mayor parte de los males que lo acosan y aun ésos que crean sus propias pasiones, instaurando un orden mejor en sus colectivida des. Por otra parte, ¿qué suerte puede él predecir a su obra, a su esfuerzo? ¿Qué quedará un día de todo esto, sobre el miserable grano de barro en que vive? La especie humana pasará como han pasado los dinosaurios y los estegocéfalos. Poco a poco la pequeña estrella que nos sirve de sol abandonará su fuerza iluminadora y calentadora. Entonces, toda la civilización humana y sobrehumana —descubrimientos, filosofías, ideales, religiones— nada subsistirá. No quedará de nosotros ni siquiera lo que queda ahora del hombre de Neanderthal, del que algunos despojos, al menos, han encontra do asilo en los museos de su sucesor. En este minúsculo rincón del universo será anulada para siempre la aventura del protoplasma. Aventura que, tal vez, ha terminado ya sobre otros mundos. Aven tura que, tal vez, en otros mundos se renovará, sostenida en todas partes por las mismas ilusiones. Tal vez a la vuelta de un tiempo inconmensurable un nuevo arqueólogo del futuro encuentre este mundo, excave sus cenizas, descubra sus ruinas, suponga sus miserias y esplendores. Y, tal vez, nuestras bibliotecas le parezcan tan impenetrables como las estelas mayas o los símbolos del viejo Egipto. Pero ahí estarán los libros, los libros en cualquier forma conservados, para dar fe de una humani dad que si fue capaz de anularse a sí misma, o se aniquiló, porque era su hora de morir, también fue creadora de un espíritu manifes tado en las mil formas que recogen palabra e imagen, signo y fórmula, lenguajes del hombre, recogidas y guardadas en el libro. Tal vez, también, sean ellos los que permitan renovar la ilusión y 239


la aventura, los libros, esos que han sido nuestro patrimonio y, ojalá, sean nuestra herencia y nuestra esperanza de futuro. Biblioteca Nacional, hogar del libro y la cultura, raíz del grito libertario y canto primero de la patria, en su homenaje, todo porvenir y toda gratitud. Yen su homenaje, también, la voz florecida e interminable de Nemda: “Nosotros los poetas caminantes exploramos el mundo, en cada puerta nos recibió la vida, participamos en la lucha terrestre. ¿Cuál fue nuestra victoria? Un libro, un libro lleno de contactos humanos, de camisas, un libro sin soledad, con hombres y herramientas, un libro es la victoria. Vive y cae como todos los frutos, no sólo tiene luz, no sólo tiene sombra, se apaga, se deshoja, se pierde entre las calles, se desploma en la tierra. Libro de poesía de mañana, otra vez 240


vuelve a tener nieve o musgo en tus páginas para que las pisadas o los ojos vayan grabando huellas: de nuevo descríbenos el mundo, los manantiales entre la espesura, las altas arboledas, los planetas polares, y el hombre en los caminos, en los nuevos caminos, avanzando en la selva, en el agua, en el cielo, en la desnuda soledad marina, el hombre descubriendo los últimos secretos, el hombre regresando con un libro, el cazador de vuelta con un libro, el campesino arando con un libro. Libro, cuando te cierro abro la vida He aprendido la vida de la vida”.

Gran Templo, octubre 5 de 1993 e:. v:. 241



Homenaje del Cuerpo de Bomberos de Santiago a la Gran Logia de Chile

Acudo con una profunda satisfacción y con un sentimiento entre mezclado de modestia y orgullo, a esta sesión extraordinaria del Directorio del Cuerpo de Bomberos de Santiago, destinada a rendir —en mi persona— un homenaje a la Gran Logia de Chile. Ambas Instituciones —en el marco de una mística intransable— se han unido por muchos años en el plano del más elevado afán de servicio y de los más puros ideales. Una y otra han usado las herramientas que son propias de su quehacer específico para escri bir en las páginas de la historia de nuestra Patria los testimonios más elocuentes de un íntimo y silencioso deseo de convertir en realidad y acción los valores y principios que las inspiran. Una y otra se han fundido más de una vez en este noble intento. Algunas de sus páginas nos inducen a evocar los hechos que conmovieron a los habitantes de la ciudad de Santiago en el mes de diciembre de 1863. El Templo de la Compañía de Jesús, durante un oficio religioso que se realizaba el día 8, se convirtió de pronto en el escenario luminoso de la mayor tragedia que enlutara a los hogares santiaguinos hasta esa fecha. El dolor humano agobia y desconcierta, pero es también un agudo acicate para loables iniciativas. Un hombre, que había llega do hacía poco de los rudos lavaderos de oro de California, convocó a los jóvenes que desearan llevar a caito la idea del establecimiento de una compañía de bomberos, a una reunión que se llevaría a efecto el día 14 en su escritorio. La oficina de don José Luis Claro —autor de la convocatoria— no pudo contener a tantos hombres dispuestos a seguir su idea. Pertenecían a todas las condiciones sociales y a todas las tendencias políticas, pero unidos férreamente por un sentimiento de solidari dad y un afán de servir a sus semejantes. El ave fénix del humanitarismo renacía de las cenizas y, como el ave de la leyenda, dio a su nido la facultad generadora para hacer

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nacer siempre a nuevos fénix y multiplicar sus afanes .en el tiempo y en el espacio. Así nació, el 20 de diciembre de 1863, el Cuerpo de Bomberos de Santiago, integrado por tres compañías de agua: del “Sur”, del “Oriente” y del “Poniente”, y una compañía de Salvadores y Guar dias de Propiedad. Así se inició la trayectoria de una Institución que es un paradigma de generosidad y un taller en que se forjan los espíritus, se impulsa a la acción y se desarrollan las más honrosas motivaciones. Concurrir a esta reunión de homenaje es un honor y un privile gio. Al mismo tiempo, una singular oportunidad de entablar un diálogo en aquel lenguaje que nos hace tan afines y que nos guía a comunes realizaciones. La Francmasonería funda su existir en la fraternidad y en la solidaridad. Es un centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Trabaja por el progreso de la comunidad y lo hace inspirada en ideales y valores que dignifican y enaltecen al ser humano. Los que han vivido la historia de la Masonería chilena y los que conocen su desarrollo pretérito en la contienda de los tiempos, no podrán olvidar jamás que su trayectoria no ha sido sino un n ozo señero en el alma de la historia civil de nuestra tierra. Nadie ha podido escapar de su responsabilidad en las páginas de la concien cia de cada uno. Así se ha hecho el pasado, así se construye el presente y así se prepara el equipaje espiritual y material del porve nir. Nuestra Orden chilena busca ahora revitalizar, renovar y dar plena trascendencia a la Masonería en todos los afanes que preocu pan a la sociedad. Necesita revivir con entereza el legado de los hombres que nos han precedido para hacer que los hombres del presente sientan vibrar su orgullo adormecido y comprendan que son los protagonistas del progreso de la patria. Trabajo de no fácil ejercicio es el nuestro y también lo es el del Cuerpo de Bomberos. Significa, en ambos casos, traer el ideal a la realidad; las motivaciones a la acción; lo abstracto a lo concreto. Es el ser, y no sólo el querer ser. En este difícil empeño, muchos hombres han desarrollado sus impulsos altruistas simultáneamente en vuestras Compañías y en 244


nuestros Talleres. No es el caso de enunciar tantos y tantos nom bres. Pero sí es posible personificarlos en la figura de nuestro querido hermano Germán Tenderini, que se constituyó en la pri mera víctima del deber del Cuerpo de Bomberos de Santiago y que, en el momento de su muerte, era miembro de la Respetable Logia ‘Justicia y Libertad” Nfi 5 de nuestro Oriente. Conjunción de idea les; conjunción de valor y de entrega. En nombre del Gobierno Superior de la Masonería Chilena, agradezco este emotivo homenaje. Confío en que este diálogo de hoy haya fortalecido nuestros vasos comunicantes de espiritualidad, nuestros íntimos deseos de un constante trascender fuera de nos otros, de sentirnos no sólo como seres racionales puros, sino como seres plenos, totales, concretos, saturados de realidades y valores. Confío también en que seguiremos cultivando nuestras fuerzas anímicas individuales para ser miembros cada vez más positivos de una familia, de un pueblo, de nuestra patria. Santiago, 28 de noviembre de 1991



Colegio J.B.Etchegoyen de Talcahuano Colocación de la primera piedra

Compartir la solemnidad de esta importante ceremonia es un espe cial privilegio para este Gran Maestro, para el Gobierno Superior de la Orden y la Francmasonería chilena toda. No siempre concurren a los hechos de la educación momentos significativos para la cultura de nuestra historia. Construir un edificio para la construcción del hombre y la mujer de nuestra patria, dondequiera que éste se levante, es, en cierto y particular modo, trabajar la responsabilidad de la irreprimible inclinación a la esperanza. La educación de los ciudadanos de Chile como la de cualesquiera otros del mundo es la más urgente misión de inteligencia y de futuro, promotora de toda personalidad humana y cultivo de toda libertad, de toda ética y de toda verdad. Este Colegio renueva hoy una vez más la fuerza persistente que ha subrayado su perspicaz identidad desde 1914 con el celo incon fundible de los hombres que sellaron su destino. Ellos han cruzado los años de labor incesante para edificar esta obra y ellos han recibido, sin duda, la gratitud que el tiempo de luminosa cosecha les ha dado. Hermoso ejemplo para los muchos Colegios que esperan la oportunidad de ser erigidos en nombre de los caminan tes de esta interminable batalla del saber. La guerra de la educación y la cultura jamás ha sido perdida en el gran universo de la huma nidad. Esta hora, la que reiniciamos hoy, golpea otra vez la concien cia de muchos para alcanzar la conquista de las letras, las ciencias y las artes. Y si hay todavía quienes enarbolan las banderas del derro tismo, tiempo hay para imitar a los que han sido capaces de levantar los muros de estas escuelas del enseñar y el aprender. Y esta piedra que acaba de iniciar otro nuevo itinerario de progreso en las tierras del sur será la que hará replantar muchas otras en los seguros caminos de esta patria. Estamos convencidos de que esta guerra de la razón y del espíritu no acabara nunca mientras haya hombres que sepan encender el fuego de la pertinacia y de la fe. El presente y el 247


futuro de un pueblo no se trabajan sin tropiezos ni desazones, se foijan con el sudor de la tarea diaria y con la lágrima de la angustia y del dolor. Porque el presente y el futuro son el recuento de toda la fuerza del hombre para buscar la historia de su vida y la del mundo, la aventura del cosmos y la infinitud de las galaxias. Ysi no existen hombres que sepan luchar por el conocimiento y la cultura, el destino de su pueblo perecerá en el fragor de la intangible guerra. Hoy asistimos a la colocación de la primera piedra de otra simbólica trinchera de defensa de la educación. Es, en verdad, un nuevo frente de combate en la lucha por el progreso y el bienestar. Es como volver a recordar ante ustedes que las transformaciones sociales y el avance tecnológico de nuestro tiempo impulsan un aire nuevo a los problemas de la educación y plantean problemas, desconocidos en el pasado. Un mundo que nace lanza su desafío en este campo como en otros al mundo de ayer, y de la respuesta a ese reto depende el destino de los pueblos en la nueva era histórica en cuyos umbrales nos ha tocado vivir. Sabemos que el hombre del siglo xx ha creado las dos más grandes realizaciones desde el descubrimiento de América: ha divi dido el átomo y ha levantado el vuelo desde este planeta hacia el espacio. Con toda razón, el hombre puede estar persuadido de que sus sucesores entenderán cómo funcionan todas las cosas y serán capaces de hacerlas funcionar. Con la misma razón puede dudar no sólo de si sus descendientes sabrán utilizar el conocimiento y el poder que adquirirán, sino incluso de su sensatez. La sensatez debe comenzar con el aprendizaje. Por eso, el homo sapiens tiene que sufrir un largo proceso para poder hacerse humano y debe dedicar un par de décadas para crecer y madurar. Y si ha de utilizar todas sus potencias debe aprender una y otra vez durante toda su vida. El aprender a utilizar la mente es esencial para hacerse humano. Si piensa, el ser humano actúa de manera humana. El hombre vive y piensa dentro de una concepción del mundo: una concepción que se vive y una concepción a la cual aspira. La vida del hombre se caracteriza por un movimiento permanente que eleva las condicio nes que posee hasta las que debe alcanzar. Este proceso es el resultado de la influencia de la vida y de la educación, y el pensa miento acerca de la educación está presidido por la idea del hom

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bre. La educación es un problema que tiene la complejidad de la vida humana; es inseparable y se identifica con el vivir mismo. Como idea ofrece la imagen humana hacia la cual mira todo intento educativo; como realidad nos muestra al hombre real que constitu ye el punto de partida del proceso de enseñar y de aprender. Entre estos dos polos se mueve, pues, la educación, es decir, sobre datos concretos y fines ideales. La institución que educa —y ésta sigue siendo su más vigente ejemplo— se responsabiliza, en consecuen cia, en lo que se quiere idealmente que sea la formación del hombre por obra de su acción. Y esta acción se orienta por medio de ideales y valores. Apoyar la educación sobre valores es convertirla en un verdadero proceso de formación. La educación es humanismo, entendido no como mero aprendizaje, sino como un espíritu, una actitud, un permanente estado de ánimo que se manifiesta como un esfuerzo incansable para encaminar la acción, la obra humana. La educación del hombre es, pues, un despertar humano. Yeso es y ha sido este Colegio, cuyos cimientos se vuelven a alzar y remecer. Y este despertar humano retoma con mayor fuerza en este fin de siglo la acción social del hombre. Porque la tarea de hacer del individuo que se educa un ser social, exige de la escuela amplia información acerca de las normas y de los valores que dan forma a la sociedad de su tiempo y una fina sensibilidad para estas normas y valores generales que no son patrimonio de grupos, clases ni profesiones. La sociedad reposa sobre el fundamento de bienes culturales comunes que la caracterizan como un todo y la eficacia de la vida social depende de la fuerza con que estos bienes cultura les circulen dentro de ella. La identificación del Colegio con las normas y los valores que definen la llamada, por algunos, cultura general es uno de sus principales fundamentos. El profesor moder no no actúa exclusivamente sobre el alumno, dentro del aula y en contenido restringido de lo específico que enseña. Alumno y escue la viven dentro de una sociedad y la sociedad toda es concebida por él como un sistema de estímulos educativos y como una energía que permanentemente es canalizada y formada por la educación. Educa a sus alumnos para la vida social, pero educa también a la sociedad para que esté siempre abierta al impulso del progreso y la renova ción. Educar es proyectar ideas y valores hacia su realización y consi

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derar que cada individuo que se educa es un trabajador activo de la sociedad. Es considerar también que la educación tiene una doble dimensión: preparar para los cambios, hacer a los hombres aptos para aceptarlos, crear un espíritu dinámico y no conformista y al mismo tiempo desempeñar el papel de antídoto contra numerosas deformaciones de la persona humana y de la sociedad. Tal vez una educación así entendida podría ser capaz de remediar la frustra ción, la deshumanización y la desesperanza de un mundo que pretende ser dominado por la técnica y la especialización excesiva. Por eso que un Colegio como éste, de hombres y mujeres, espera de sus hijos el sentido verdadero que los impulse a estudiar sin descanso en el aula, en el laboratorio, en el taller o biblioteca para persistir en la elección del futuro de cada quien al decidir la carrera profesional o la actividad en el campo del trabajo. Porque el apren dizaje de estudiante —como el de cualquier hombre o mujer de este país— es de responsabilidad y de orgulloso deber de cada uno. Ojalá que se comprenda que nada hay más parecido a la felicidad que saber que la soledad, la pobreza o el dolor son capaces de poder olvidar con el ejercicio permanente del conocimiento, del trabajo y de esa insistente responsabilidad. Que esa felicidad de los estudian tes de esta institución de ayer, de hoy y del futuro la consigan en la profesión o el oficio elegido por cada uno al encontrar la mejor respuesta en su propio mundo interior, porque esa ha sido y seguirá siendo la más hermosa misión de este Colegio. Señoras, señores, no es infrecuente que la llamada primera piedra, los discursos, los pergaminos y las intenciones que en esos momentos se expresan y se dejan como una raíz, enterrados junto con ella, se olviden con el tiempo. No ha sido así con el edificio primero de este “Colegio Juan Bautista Etchegoyen” de Talcahuano y esperamos que esta piedra inicial de su nuevo cuerpo siga el mismo camino y ejemplo y se transforme en raíz que madura y crece en rama nueva, en el fruto propuesto, en la cosecha prevista para los altos propósitos con que ahora se funda. Esperamos también que esta piedra inicial sea el espíritu y la impronta solidaria para que la Francmasonería Chilena prosiga este año de 1991 su irrenunciable tarea de la educación. Junto con las autoridades y los responsables del hacer nacional trabajaremos

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sin descanso para dar cumplimiento a tan nobles y generosos ideales. Los hombres que siembran piedras y las hacen florecer son dignos de su pertenencia a nuestra Institución o a sus principios. Porque educar es sembrar también hombres dignos de su pertenen cia a la humanidad. Formar hombres que cultiven la paz es, en estos momentos trágicos, un imperativo. Confiemos, pues, en que ése será el fruto de este quehacer común, que quizá no veremos, pero que es uno de nuestros más preciados ideales de vida y de trabajo. Taleahuano, 25 de enero de 1991



Colegio J.B.Etchegoyen de Talcahuano Inauguración del nuevo edificio

Dijimos aquí, en enero de 1991 al plantar la piedra inicial de esta nueva casa para que echara raíces y para que creciera en fronda vigorosa de educación y cultura, que “compartir la solemnidad de esta importante ceremonia es un especial privilegio para este Gran Maestro y para la Francmasonería chilena toda. Construir un edifi cio para la construcción del hombre y la mujer de nuestra patria, dondequiera que éste se levante, es trabajar la responsabilidad de la irreprimible inclinación a la esperanza. La educación de los ciudadanos de Chile como la de cualesquiera otros del mundo es la más urgente misión de inteligencia y de futuro, promotora de toda personalidad humana y cultivo de toda libertad, de toda ética y de toda verdad”. Y hoy, al asistir a su inauguración, agradecemos todos a las autoridades comunales, al directorio de la Liga Protectora de Estu diantes, a las autoridades del Colegio Etchegoyen, a los profesiona les y a los hombres y trabajadores que creyeron en la alta misión en que estaban empeñados y que pusieron su decidido esfuerzo en la obra ahora terminada. Esta obra es, en verdad, un nuevo frente de combate en la lucha por el progreso y desarrollo de esta hermosa y pujante comunidad y es la más indesmentible trinchera en defensa de la educación. Es el más visible ejemplo para los muchos Colegios que esperan ser erigidos en nombre del presente y del futuro de un pueblo que trabaja por elevar la estatura de su patria. Nuestra gratitud y reco nocimiento, pues, a todos los hacedores de este nuevo camino, camino abierto para dignificar la maravillosa creación del aprendi zaje y la enseñanza. Abrir oficialmente esta tarde las puertas de este nuevo edificio para el Colegio Juan Bautista Etchegoyen es sentir, de algún modo, para este Gran Maestro, el regreso a los tiempos de la niñez y 253


juventud del hombre, a la edad en que comienza la real conciencia de la responsabilidad. Abrir esta Casa significa mucho más que el lugar del estudio y la convivencia, significa el recinto para recrear otro hogar, para el encuentro con otros compañeros y amigos, para aprender a vivir la independencia, a practicar la solidaridad y a ejercitar rutas nuevas de comportamiento individual. Abrir este Colegio es responder a los anhelos de profesores y estudiantes para hacer crecer cada día el venturoso porvenir y hacer revivir cada momento el entusiasmo y el cariño que ponga cada uno en su tarea. Este edificio renace como expresión del quehacer incesante de los hombres que laboraron con el afán puesto con tenacidad, afán que habrá, sin duda, de ser imitado por todos para ayudar al crecimiento de esta obra. Llenarlo de espíritu vivificador, de calidez y de afecto es responsabilidad de los niños yjóvenes de este Colegio. Confiada está la esperanza de todos en la manera en que habrán de cuidarlo y engrandecerlo y de hacerlo la respetada morada de sus estudios y trabajos diarios. Abrir este Colegio para la juventud es también nuevo intento para reiterar hoy a los jóvenes, habitantes de este espléndido domi cilio, que ser joven es un hermoso pero duro ejercicio, un perma nente reto y un indecible convencimiento de esperanza y de opti mismo. Abordar los diversos temas que atañen a la juventud no es asunto de desinteresado laborar y vivir, sino de continuo bregar por alcan zar los propósitos más anhelados por cada cual. Hay a veces, es cierto, una natural inquietud por apurar el tiempo y adelantar respuestas a preguntas aún no formuladas. Y hay todavía algunos que quisieran entrarse de lleno al mundo de la vida sin reparar que faltan aún caminos que recorrer antes de acercarse intrépidamente a ese mundo del diario acontecer. Quizá casi todo lo que hacen los jóvenes hoy —en otro tiempo y lugar, pero en la misma historia humana— también ha sido la experiencia nuestra de pesadumbre y regocijo en los pasados años. Quisimos hallar recompensa inmediata a muchos esfuerzos y solu ción rápida a la mayor parte de nuestros problemas, sin detenernos

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a pensar que las cosas no son todas tan fáciles y comprensibles como se las quisiera uno hacer creer. Después de un reposado y detenido tiempo se llega a entender mejor el desmedido apuro por querer crecer a trancos desmesura dos y muchas veces presuntuosos. Nadie desea que a los jóvenes les ocurra que la prisa los conduzca más allá de lo alcanzable y los deje sin la energía necesaria para detenerse en su propia vida íntima y observar cómo se aquieta y sobresalta muchas veces esa vida. Es preciso mantener siempre abierta la inteligencia para penetrar con su ayuda en lo más hondo de todo lo que el mundo circundante nos ofrece a cada paso. Es preciso interrogar, sin cansancio, a nuestro yo para asegurarse de veras que el trabajo y el afán perma nentes son la forma más segura para llegar a ser lo que cada cual ha querido y se ha propuesto ser. Es preciso reflexionar, compartir y estudiar siempre con la convicción de que es el único camino válido para vencer las etapas que nos han de llevar al cumplimiento de lo que queremos, como hombres y mujeres ciudadanos de esta patria. Este interrogarse permanentemente a nuestro yo es una forma de descenso a nuestra propia vida interior, que es también una forma de ir transformando nuestras profundidades para darnos, sin siquiera esperarlas, la fe y la esperanza para iniciar el hermoso e inquieto camino de la profesión o del oficio. Porque la profesión o el oficio, como el amor, y los más nobles y sagrados sentimientos humanos, no se consiguen sin dolor y sin penas, sin renuncias y sacrificios. Nada cuesta más que desbrozar la ruta de nuestro propio camino, que es, al fin de cuentas, de nuestra propia responsabili dad. Pero nada perturbará ese camino si hemos hallado en nuestra vuelta a lo interior, en esa interrogación a nosotros mismos, y no a los demás, el sentido verdadero que nos impulsa a cultivarnos sin descanso en el aula, en el laboratorio, en el taller, en la biblioteca, en la vida, en suma, para persistir en la elección del futuro de cada quien al decidir la carrera profesional o la actividad en el campo del trabajo. Ahora que de nuevo Chile se halla enfrentado a la innovación de su sistema educativo no podemos ignorar el valor de las ideas que han inspirado las obras de los eminentes educadores del pasado. 255


Todos ellos supieron del historial educativo del ayer y supieron también examinar los hechos de su presente para revelar los acon tecimientos del futuro. Ahora que se abre esta nueva casa para la educación de los niños y jóvenes de este significativo puerto de Talcahuano, queremos asirnos al optimismo del pascaliano y a la fe de nuestros viejos maestros para alcanzar la grandeza de la patria y para mirar el porvenir de frente y sin zozobras. Ahora que este Colegio remoza su cimiento y sus estructuras es preciso fortalecer el sentido de responsabilidad para hacerla com patible con el respeto a la dignidad humana, serio desafio al cum plimiento de un serio compromiso de conciencia. Ahora, finalmente, que se abren aquí en estos recintos tantos hilos de Luz para la nueva educación, no puedo dejar de recordar las palabras del ilustre maestro Darío E. Salas dirigidas a los hacedo res principales del oficio de enseñar: “Creo que la educación es una función por excelencia humana y que en ella el factor humano, el educador, es lo esencial y lo primero y que, por lo tanto, no basta en el profesor el cumplimiento frío del deber, no basta la ciencia, aun cuando esas dos cosas sean indispensables, sino que sigue siendo cierto, piensen otros lo que quieran, que nuestra profesión es, además y sobre todo, amor, abnegación, renunciamiento, sacri ficio, en aras de la felicidad de los demás, de una patria mejor, de una humanidad más libre, más inteligente v más feliz. Creo, en consecuencia, que no hay título ni dignidad humana que supere a la simple y suprema calidad de maestro”. Señoras, señores, los hombres que siembran piedras y las hacen echar raíces, crecer y florecer en tan magnífico edificio como éste son dignos de su pertenencia a los más altos ideales, valores y principios. Y educar es sembrar también hombres dignos de su pertenencia a la humanidad. Formar hombres que cultiven el saber y la cultura es un imperativo. Confiemos, pues, en que éste es el fruto de este quehacer común y que es uno de los más preciados ideales de vida y de trabajo.

Talcahuano, 12 de mano de 1993

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Ceremonia de otorgación de becas a estudiantes de la Universidad La República

Siento un emocionado regocijo como Gran Maestro de la Gran Logia de Chile y Patrono a la vez de la Universidad La República al presidir este acto junto al señor Presidente de la Junta Directiva y al señor Rector de la Corporación de Educación Superior de la que son estudiantes los jóvenes que hoy nos acompañan en calidad de invitados especiales. Están presentes también Grandes Dignatarios y representantes principales del Gobierno Superior de la Gran Logia de Chile y Directivos Superiores y Académicos de la Universidad La República para compartir este señalado paréntesis de beneficencia y fraterni dad. Ceremonia importante ésta para la Francmasonería chilena, porque significa cumplir con uno de los propósitos más apreciados por los hombres que la integran: valorar el desarrollo y crecimiento de la persona humana. La Francmasonería es la institución de todos los hombres de espíritu libre que tienen en común el amor a la humanidad y que trabajan por su propio perfeccionamiento para ayudarse a sí mis mos y contribuir al mejoramiento de su prójimo. Es el centro de unión de los hombres que, en las aulas de sus templos, trabajan por la búsqueda de la verdad, el estudio de la ética, la práctica de la solidaridad y el ejercicio sin descanso para alcanzar su personal identidad y libertad. Es la asociación fraternal, laica y adogmática que proclama la libertad absoluta de conciencia, defiende fervoro samente la tolerancia y no rechaza a nadie por sus creencias o no creencias. Sus hombres, por la fuerza de su palabra y de su acción, se enfrentan al presente y al porvenir por caminos más seguros y más responsables, premunidos de una confianza más cierta y de una más clara conciencia de su permanente quehacer. La Francmasonería es una entidad universa!, filosófica, docente, que postula los principios de libertad, igualdad y fraternidad y que

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considera el trabajo como uno de los deberes y derechos esenciales del hombre y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad y del progreso social. La Francmasonería no es una secta ni es un partido y no detenta ningún poder político ni se ingresa a ella para hacer carrera alguna. Es un privilegio reiterar esta mañana ante los jóvenes estudiantes aquí presentes que la Universidad La República es una obra de la Francmasonería chilena, que se vincula a su jerarquía por medio del Gran Maestro, quien representa la existencia e inmutabilidad de los lazos ético-sociales que relacionan a la Universidad con la Orden Masónica. Esta Universidad de ustedes,jóvenes de hoy, es la institución que está integrada por hombres y mujeres investidos de las mejores cualidades para ejecutar la tarea de enseñanza superior a la que están entregados. Una comunidad de trabajo colectivo de profeso res y estudiantes para investigar la verdad, descubrir la belleza y difundir la cultura. Una comunidad solidaria encargada de formar profesionales para ayudar a la nación en su desarrollo y en su progreso. Una comunidad de hombres y mujeres, mayores y meno res, para aprender a proyectar el futuro, a compartir la responsabi lidad, a conquistar los avances de la ciencia y la tecnología y a cumplir su verdadera misión de humanidad. Esta Universidad de ustedes se ocupa de la creación del conoci miento para enriquecer su propia labor formativa, para entregar una docencia renovada y moderna y para contribuir al cambio de un país que ingresa también al nuevo siglo. La labor universitaria contribuye de manera decisiva a conformar un destino nacional común, a orientar voluntades, a llevar adelante las grandes tareas transgeneracionales que son las que cohesionan a una nación. Es necesario repetir que la Universidad —como institución supe rior del saber, la educación y la cultura— debe alentar las fuerzas creadoras y participar en el proceso de cambio social, orientando las múltiples formas de su actividad interna y externa en el sentido de sus tendencias más progresivas. La Universidad y la Francmasonería tienen, pues, algunos rasgos en común: la solidaridad de sus hombres en el saber para abrir el pensamiento y trabajar con su acción en la prosperidad de su gente y su país. 258


La ceremonia de hoy reviste, por tanto, particular relevancia para la Francmasonería chilena. Por vez primera en su historia, congrega a un crecido número de estudiantes universitarios para hacerles entrega de una beca masónica creada especialmente con el fin de ayudarlos a su formación profesional. Esta beca lleva el nombre del Ex Gran Maestro, Adeodato García Valenzuela, que fue distinguido médico y profesor de la Universidad de Chile y esclare cido hombre de esta institución francmasónica. Y se ha querido que se recuerde su nombre porque fue un ejemplo de persona humana que supo influir, con la experiencia de su vida, en la juventud de su tiempo. Quiero hablarles de lo que significa ser un alumno becado, porque yo lo fui. En mi lejana provincia, verde y frutal, árida y mineral, de nieve y ríos, oro y leche de cabras, de hombres transhumantes como sus rebaños y mujeres fuertes y generosas como sus montañas, una escuela rural me entregó el asombro del silabario y un liceo cordial y severo me dio la literatura y la ciencia como maravillas del hom bre. Luego, la Universidad y el mundo abierto. Y todas esas instan cias, el hombre y la mujer, profesores y amigos, compañeros, casi todos becados, también desde muy niños con quienes hacer el camino de la vida. Yo sé que es difícil para el joven que siente que el mundo es suyo y la vida larga, comprender que se contrae una deuda a largo plazo cuando se recibe una beca. Porque ser depositario de una beca es un serio compromiso: con la institución que la otorga; con la comisión que los eligió como usuarios de ella; con el profesorado que les dio la ocasión de aprender y la escuela y el liceo que los formó; con la familia, que pone una emocionada esperanza en esta oportunidad y, por sobre todo, es un compromiso con uno mismo que significa crecer por dentro y asumir responsablemente la consecución de los logros que cada uno se ha propuesto. Esto supone sacrificio de muchas cosas: del tiempo de la dulce holgazanería adolescente yjoven; del sueño físico —porque a los sueños del espíritu no se renuncia—; de la compañía dispersa del grupo ocasional; de la vida al día sin mañana con obligaciones por cumplir. En fin, significa plantearse con ma dura sensatez los límites y los permisos, organizándose de tal modo

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que el estudio serio y el rendimiento eficiente no sacrifiquen la vida joven que les corresponde vivir, y que vivir con pasión por sus ideales no perturbe la elección de formarse como hombres de valía para sí mismos y para la sociedad que empieza en la patria y continúa en la humanidad entera. A ustedes les tocará vivir en todas sus circunstancias la iniciación y la madurez del nuevo siglo que tenemos ya asomándose a nuestras vidas. Esa es, también, una responsabilidad inédita, porque de ustedes dependerá que, en ese futuro, la humanidad valore al hombre más que a la máquina, a los valores del ser humano más que a los poderes del hombre, al pensar y amar más que al tener y ser poderoso, pero efímero. La esperanza de quienes no viviremos la incógnita del pleno siglo xxi está enraizada en ustedes, en los valores en que fundamenten sus vidas, en el saber que dominen como instrumento de sus acciones, en el amor, el gran amor, que sea el hilo conductor y la esencia de sus valores y su conocimiento. Al otorgarles esta beca, la Gran Logia les está diciendo que tiene fe en ustedes, que cree en ustedes, que tiene la misma emocionada esperanza en el éxito de cada uno que la madre, la novia, el padre o el abuelo que no pudieron estudiar; el profesor que sentirá florecer el renuevo que sembró; la provincia que siempre espera la retribución de sus hijos. De todos nosotros, porque si no creyéra mos que es posible hacer un mundo mejor, no valdría la pena vivir y luchar por nuestros jóvenes. A ellos, a ustedes, como una carrera olímpica, entregamos el testimonio, porque son la posta que sigue y debe llegar a la meta. Que lleguen, es nuestro deseo. Creemos en ustedes. No lo olviden. Ser joven, lo saben los jóvenes y lo supimos nosotros, es un complejo ejercicio, un permanente desafío y un tremendo reto de esperanza y de optimismo. Que jóvenes de hoy, de otros continen tes, pacifistas e insumisos, con la mochila y la esperanza y optimismo a la espalda, se dispongan a parar la guerra en la ex Yugoslavia y a llevar alimentos y medicina allí donde la irracionalidad está cegan do a los hombres, prueba que buena parte de la juventud se aparta de esos injustos calificativos con los que se quiere etiquetar a las nuevas generaciones. Gente que cree en la paz y la solidaridad hay mucha, pero gente que luche por ellas, no hay toda la que sería

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necesaria. Comprobar que muchas de las personas que aún quieren hacer realidad estos buenos deseos son jóvenes, invita a que el ser humano siga creyendo en un futuro próspero y feliz. Es un grato instante para este Gran Maestro cumplir esta misión que la Francmasonería chilena le ha confiado al entregar a estos cincuenta y cuatro meritorios jóvenes la beca con que han sido distinguidos por su labor académica en la Universidad La Repúbli ca. Hoy reciben los meses de mayo, junio y julio. Desde agosto a diciembre, en mensualidades, será enviada por la Gran Logia a la dirección de la Universidad para ser entregada por ella a cada uno de los becarios. Feliz, emotivo y bello momento, pues, para este Gran Maestro, porque le ha hecho revivir su propia vida de estudiante provinciano de enseñanza media y superior, que sin el goce de una generosa y continuada beca en su querido y lejano Liceo serenense y en su viejo e histórico Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, no habría podido esta mañana desempeñar tan hermosa y noble tarea destinada a ustedes,jóvenes estudiantes, futuros profesionales de la patria. Para ustedes, toda la esperanza y todo el éxito. Casa Masónica, 16 de agosto de. 1993




ESTE LIBRO DEBE SER DEVUELTO EN LA ULTIMA FECHA INDICADA

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inventario.04893 c.2 Prarro- Marino OfK‘° dc «wón- feviiafcació.

04883


(viene de solapa I)

dió la literatura y la ciencia como maravilla del hombre. Luego, la Universidad y el mundo abierto". Con estas palabras simples rememora nuestro Gran Maestro, en una síntesis magistral, su vida de estudiante. Nace él en Montepatria y recibe su título de Profesor de Estado en Castellano en 1949, en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Entre los años 1950 y 1952 sigue estudios para obtener su Doctorado en Filosofía y Educación en la Universidad de Chile. Realiza estudios de Documentación e Investigación Pedagógicas en la Oficina de Educación Iberoamericana en Madrid y en la UNESCO, París, alcanzando el título de Documentalista en el año 1959. En los año 1961 a 1963, toma parte en cursos y seminarios sobre Educación Secundaria, Planes, Programas y Métodos, y Administración de la Educación Superior en las Universidades de Chicago y de California, Berkeley, USA. Desarrolla sus actividades profesionales en distintos establecimientos de la educación chilena. Cuarenta años continuados de servicios en la Universidad de Chile le permitieron desempeñarse en importantes cargos en los ámbitos docentes, académicos- administrativos y directivos, entre ellos: Profesor Titular de Didáctica General del Instituto Pedagógico, (1963-1965); Profesor Coodinador de Carreras Profesionales Universitarias del Departamento Coordinador de Centros Universitarios, (1963-1966); Secretario General del Consejo Superior de Centros Universitarios de Provincias, (1965-1968); profesor Titular de Didáctica General y de Didáctica General Avanzada (6 horas) del Instituto Pedagógico -Facultad de Educación, (1965-1981); Director de la Secretaría Técnica de Sedes Universitarias de Provincias, (1969-1972); Director del Centro de Estudio y Desarrollo Docente, (1975-1981); Director General Académico y Estudiantil, (1981-1984); Profesor Titular (6 horas) en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Educación. (1981 a la fecha); Pro-rector de la Universidad, (1981-1990) y Rector a contar del 16 de enero de 1990, hasta la asunción del actual Rector. De sus actividades más relevantes se destacan haber representado a la Universidad ante el Ministerio de Educación y el Consejo de Rectores y, en el extranjero, a Chile, en reuniones internacionales, en el ámbito de la educación. Participa en el quehacer de diferentes entidades culturales nacionales y extranjeras, entre ellas el Instituto de Cultura Hispánica, Sociedad Chilena de Educación, Asociación Chilena de Tecnología Educativa, Sociedad Ciéntifica de Chile y Sociedad de Bibliófilos de Chile. En el año 1976 es distinguido con la Medalla Andrés Bello por 30 años de servicio en la Administración Docente y, en 1981, recibe igual distinción, en reconocimiento a su importante trabajo en la conmemoración del Bicentenario de Don Andrés Bello. En 1987, se le concede el Premio Nacional de Educación y en 1988 se incorpora como Miembro de Número a la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. El 31 de octubre de 1989 recibe en Washington D.C., USA. el Premio Interamericano de Educación "Andrés Bello" 1989 otorgado por la Organización de Estados Americanos (OEA). En la actualidad, es profesor titular "ad honorem" de las Facultades de Filosofía y Humanidades y de Ciencias Sociales en la Universidad de Chile; Vicepresidente de la Corporación de Graduados y Profesionales de la U. de Chile; Director de la Corporación Rector Juvenal Hernández Jaque; miembro de la Junta Directiva de la Universidad de Atacama; Patrono de la Universidad La República.


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