Este libro es una crónica histórica de las actividades masónicas en Bolivia, centrada principalmente en las logias que operaron durante el siglo XIX. Documenta debates y polémicas que surgieron en torno a la masonería en el país, con especial atención a la Logia Illimani Nº 49 y su defensa ante críticas sociales y políticas. También explora el rol de destacados miembros y eventos clave que influyeron en la expansión y consolidación de la masonería boliviana.