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Georges Brassens: El Centenario de un Cantor Insubordinado

GEORGES BRASSENS

EL CENTENARIO DE UN CANTOR INSUBORDINADO

POR EDGARD “GALO” UGARTE

Licenciado en Teoría de la Música Universidad de Chile Cantautor, compositor y guitarrista.

Este mes de octubre se cumplen 100 años del nacimiento de uno de los más grandes cantautores que ha dado Francia, epítome del trovador moderno, Georges Brassens. Y aquí en Chile tenemos a uno de sus más connotados intérpretes, conocedor a fondo de su obra, gracias a sus adaptaciones al español “chileno” muchos hemos conocido la obra del bardo del Languedoc: Eduardo

Peralta, quien a través de sus relatos y experiencias nos dará a conocer algo más de Brassens.

TROVADOR POR EXCELENCIA

Es el 22 de octubre de 1921. En Sète, localidad ubicada en plena región Occitana, al sur de Francia, donde otrora surgieron los trovadores medievales, nace Georges Charles Brassens. Su infancia transcurrió en un seno familiar conformado por una madre católica y un padre librepensador y anticlerical, de nombres Elvira (de soltera Dagrosa) y Jean-Louis, además de su media hermana Simone Comte y sus abuelos Jules y Marguerite. En este ambiente de ideas disímiles había algo que, sin embargo, convocaba y unía a todos: la música. Gustaban cantar los éxitos de Mireille, Jean Nohain, Tino Rossi y Ray Ventura et ses Collégiens, además de viejas canciones occitanas y napolitanas. No era muy asiduo que digamos a la escuela y prefería como tantos otros niños los juegos, las peleas y los baños de mar. También desde pequeño sintió gran inquietud por aprender música, pero sus bajas calificaciones en la escuela hicieron que su madre le negase dicha enseñanza. Llegando a su adolescencia, también se interesa por la poesía, la canción popular y el jazz. Es por ello que su gran ídolo a seguir es Charles Trenet, quien encarna estos tres intereses suyos. Y a pesar de su desconocimiento en teoría musical, ya esboza su habilidad para hacer canciones. Ello no le impide, sin embargo, tener amistad con otros jóvenes de su pueblo, con los que conforma una pandilla que, lamentablemente, comete algunos robos. Esto termina siendo un escándalo. Para dejar atrás esa mala reputación, en 1940 convence a sus padres para salir de Sète y se traslada a París a casa de su tía materna Antoinette. Allí juguetea con el piano y trabaja de obrero. Vuelve a su ciudad natal, pero

EDUARDO PERALTA JUNTO A JOËL FAVREAU, GUITARRISTA ACOMPAÑANTE DE GEORGES BRASSENS

ya no hay nada para él allí. Regresa a París a pesar de que ahora está ocupada por los nazis. En medio de aquella situación, su gran refugio es la lectura: pasa tardes enteras en la biblioteca municipal local leyendo a Villon, Baudelaire, Verlaine, Hugo y muchos otros. Esto le llevó a escribir sus primeras colecciones de poesía: Les Couleurs vague y Des Coups d´epée dans l’eau. Ya en la Francia de Vichy, como muchos jóvenes franceses es reclutado para ser enviado a Alemania como obrero, pero una licencia de trabajo lo devuelve a París. En este período hace grandes amigos, sigue leyendo profusamente y comienza a desarrollar sus ideas libertarias, por lo que debe comenzar a esconderse de la Gestapo. Luego de la guerra, funda con amigos el periódico anarquista Le Cri des gueux y el “Partido Prehistórico” que tiene como objetivo sobre todo burlarse de otros partidos políticos. A la par de sus peripecias políticas, su producción en versos y canciones va adquiriendo madurez. De esta época son, entre otras, las canciones “Le Parapluie”, “La Chasse aux papillons”, “J’ai rendez-vous avec vous”, “Brave Margot”, “Le Gorille”. En 1951, Brassens conoció a Jacques Grello, quien lo introdujo en varios cabarets para que lo audicionaran y lo convenció de dejar el piano por la guitarra. Pero primero debe superar su pánico escénico, lo cual tardó un poco en suceder. Su consagración finalmente llega el jueves 24 de enero de 1952 en el Patachou’s, donde su tímida performance es recibida con entusiasmo por el público y encuentra ahí un lugar donde desarrollar su arte. También conoce al contrabajista Pierre Nicolas, quien se transformaría en su incondicional compañero de escena. El marzo, el diario France-Soir proclama en el titular: “¡Patachou ha descubierto un poeta! “. El 19 de marzo, realiza su primera grabación: El gorila, canción que de inmediato suscita polémicas por su contenido. De ahí el resto es historia: dieciséis discos de estudio más muchos otros registros, canciones célebres como “Chanson pour l’Auvergnat”, “La Mauvaise Réputation”, “Le Gorille”, “Les Amoureux des bancs publics”, “Les Copains d’abord”, “Supplique pour être enterré à la plage de Sète”, “Les Trompettes de la renommée” En 1967, obtiene en su país el Gran Premio de Poesía, fuera de otros reconocimientos. Hoy se multiplican los festivales dedicados a su obra. Y se ha erigido una verdadera cofradía internacional de seguidores que aman su obra.

DE CHILE PARA “EL MUNDO BRASSENSIANO”

Es un verdadero embajador de la obra de Brassens en Latinoamérica. Eduardo Peralta es también una de las leyendas vivas de lo que se llamó el “Canto Nuevo” en Chile. Con una vasta obra personal y con una gran cantidad de versiones hechas por él de canciones de Brassens, hoy se encuentra preparando una serie de conciertos que lo devuelven a la escena presencial, todos para celebrar este primer centenario de Brassens. Entre ellos, una presenta-

ción en el Teatro Galia de Lanco, construido por un arquitecto francés, para mayor coincidencia. Vuelve también al Mesón Nerudiano, por ahora algunos días martes. Y para fin de mes, está organizando un homenaje multitudinario online en el que una gran cantidad de artistas interpretarán a Brassens (entre ellos, quien escribe estas líneas). En esta entrevista, nos irá develando curiosidades del trovador languedociano y la particular relación que ha tenido él mismo con su obra.

Galo: ¿Cómo conociste la obra de Brassens?

Eduardo Peralta: A través de un amigo que me mostró dos canciones. Yo no conocía nada de Brassens. Él me las mostró cuando yo estaba en tercer año de universidad y ya estaba decidiendo dejarla para, en pocos meses después, partir a Europa. Aquí en Chile Brassens era poco conocido y a mí me impactó su voz, la encontré muy especial. También la estructura de las canciones. Yo había estudiado en el Notre Dame y me gustaba mucho el idioma francés pero aun así se me escapaban muchas cosas con Brassens por su poesía de alto nivel. Su trabajo con el lenguaje fue una de aquellas cosas que me atrajo, aun cuando no entendía del todo sus textos. Después, ya en Europa, tanto los amigos chilenos como latinoamericanos en general, además de los franceses, belgas y suizos que conocí, me mostraron más en detalle su forma de utilizar el lenguaje, el argot. El lenguaje expresivo es clave en Brassens y ahí cabe de todo, desde la paráfrasis de François Villon del siglo XIV, Víctor Hugo (Brassens compuso dos canciones basadas en textos de dicho escritor) y el lenguaje de la calle, aquel argot a veces incluso violento, de los bajos fondos, mezclado con la alta poesía hacen un alquimia poderosa en Brassens, me recuerda un poco a François Rabelais, que es como el paralelo de Cervantes en lengua francesa, autor de Gargantúa y Pantagruel, que también mezclaba la alta poesía con el lenguaje popular. Por algo Brassens compone el “Cordero de Panurgo”, que es un personaje de Rabelais. Y por supuesto, también su uso del verbo procaz, cuando incluye garabatos del habla cotidiana, tanto los del siglo XX como los antiguos, a él le gustaba recuperar los viejos garabatos franceses. En resumen, toda esa expresividad, poesía e inteligencia para construir canciones, que es el objetivo de todos los trovadores, fue lo que me cautivó de Brassens en este viaje que empezó en diciembre de 1979 y terminó en octubre del ‘80. Fueron más de diez meses viajando, primero un mes en Argentina y Uruguay (ocasión en que cumplí 21 años) y después cinco países que recorrí cantando, como Bélgica, Francia, Suiza, con aventuras intensas y fructíferas, como la de conocer la obra de Brassens, que ya cumple su primer centenario y que para mí es un trovador inmortal.

¿Qué significa para ti la obra de Brassens y en qué influyó en tu obra propia?

Para mí la obra de Brassens es un resurgimiento del trovador medieval, mezclado con el poeta medieval obviamente, como el mencionado François Villon o como Guillermo de Aquitania, el cual era un deslenguado que se burlaba de los curas y obispos… y que después tenía que arrodillarse pidiendo perdón debido a su condición de noble.

Claro, la mayoría de los trovadores de esa época pertenecían a la aristocracia

Así es. Pero lo increíble a nivel sincrónico es que Guillermo de Aquitania nace un 22 de octubre, al igual que Brassens, 850 años exactos antes que este. Me parece increíble, porque ambos son símbolos de sus épocas, son hermanos astrales, podríamos decir. El asunto es que Brassens surge como cantautor en los años ‘50, una época en que la moda en Francia eran las grandes orquestas como las que acompañaban a Brel, a Trenet y a la Piaf. Él, en cambio, impone (junto a otros trovadores como el canadiense Félix Leclerc) la guitarra junto al contrabajista (que en este caso era Pierre Nicolas) en escena. En ese sentido, Brassens es un trovador químicamente puro, comme il faut, como dirían en Francia. Esto a su vez habla de las influencias musicales de Brassens, que tienen que ver con el jazz antiguo (el dixieland), las canciones napolitanas que también tienen muchas veces ese dúo instrumental (su madre, de hecho, era iltaliana, Elvira Dagrosa), además que los intervalos musicales

de esas canciones a veces eran muy largos al igual que en muchas canciones de Brassens. Toda su familia cantaba. En síntesis, este renacimiento del trovador medieval que llegó con Brassens viene con la poesía, con la estructura de la canción, tantas virtudes que nos entrega la obra de este “viejo mostachudo” que al igual que yo, amaba a los gatos, además.

Además, él nace en el sur de Francia, que es donde precisamente surgen los trovadores en la Edad Media.

Exactamente, él es del Languedoc, que es la zona de los trovadores medievales. Curiosamente de esa misma zona -o de la Provenza que está ahí al lado y que juntas conforman el “Midi de la France”- son otros chansonnieres de la época de Brassens, como Gilbert Bécaud, Charles Trenet y también Boby Lapointe, trovador lamentablemente casi desconocido en nuestro país y al que yo quiero difundir de a poco y para esto ya traduje una de sus canciones, que juega con las palabras. Todo ello conforma un paralelo entre los trovadores del Midi de los siglos XII y XIII con todos estos trovadores franceses del siglo XX surgidos en la misma zona (además de otros como Jean Ferrat y Leo Ferré), entre los cuales, a mi parecer, Brassens ocupa el lugar principal y por eso he dedicado un esfuerzo grande y he desarrollado una vocación de cantarlo en escena, llevarlo a distintos países, lo cual siempre me ha dado alegrías tremendas.

En cuanto a su influencia en mi obra propia, además de otras múltiples como el jazz antiguo, el buen rock como The Beatles, Brassens me ha influido en varios aspectos: el filosófico, con su forma tan particular de pensar, bastante socarrona por ser del sur, alejado de esa cosa tan intelectualmente seria de París. Ese humor socarrón del suroeste francés mezclado con una visión de mundo libertaria, anarquista a veces. Hay ciertas canciones que representan eso como “El Gorila”, “Hecatombe” o canciones en que se burla del mundo curil como “Tempestad en una pila bautismal” o “El descreído”. Además de esta dimensión filosófica, su construcción de canciones también me influyó, sus rimas tan cuidadas, mi interés en usar la rima consonante yo ya lo tenía desde mis primeras canciones como “Navidad” o “Juan González”, y al conocer la obra de Brassens fui profundizando aún más en ello. Intercalar las rimas, jugar con las palabras por ejemplo, al hacer las rimas con la mitad de la palabra dos versos después con una palabra que suena como esa semi-palabra, lo cual no es fácil, son cosas que yo he intentado aplicar en mis canciones y también, por supuesto, en las adaptaciones que hago de Brassens.

La primera adaptación tuya que escuché fue la de “La guerra del 14”, ¿esa fue la primera que hiciste?

Sí, fue la primera, que la grabé para el sello Alerce en Filmocentro y desde aquel entonces yo ya he adaptado sesenta canciones de Brassens, de las cuales solo hay unas veinte grabadas. Hay una cantante chilena llamada Catalina Claro que también grabó un disco con canciones de Brassens y ahí hay un par de adaptaciones mías.

Tus “Lunes Peraltianos” en el Mesón Nerudiano fueron durante veinte años los “Lunes Brassensianos”. ¿Tu idea inicial con esto fue difundir la obra de Brassens?

Yo diría que fue una especie de coartada para darle un sentido diferente a un encuentro de trova normal, haciendo hincapié en que cantaríamos a Brassens abordaba a otros cantautores francófonos y de hecho eso es lo que sigo cantando durante esos veinte años y a partir de eso, ya fui abordando también la trova chilena y latinoamericana, con un montón de artistas invitados. En resumen, fue una coartada que devino en una vocación por la que pasaron casi cuatrocientos artistas en jornadas que unieron la trova chilena,

Cancionero Peralta-Brassens, con canciones del cantautor chileno y algunas de sus adaptaciones de Brassens. Precio de referencia en librerías: $15.000

latinoamericana, francófona y, en contadas ocasiones, la canción anglo. Entonces, se creó una especie de cenáculo musical que fue muy emocionante, yo aprendí a ser intérprete gracias a esa experiencia, antes me dedicaba sólo a mis canciones, a Brassens y a las payas y con esta experiencia, al tener que variar cada lunes el repertorio, terminé cantando incluso otros estilos, y artistas de distintas generaciones. Algunas noches eran con un tema forzado, con canciones relativas al tema elegido. Llegaban muchos poetas también, entre los cuales estuvo nuestro Premio Nacional de Literatura, Manuel Silva Acevedo, quien incluso interpretó unos tangos. Por el tema de la pandemia esta bella actividad ha estado detenida, pero ahora que ya están las condiciones vuelve por fin y justamente en el marco del centenario de Brassens, este 19 de octubre.

¿Has tenido contacto con otros cantores que hayan versionado a Brassens?

Claro. De hecho he cantado, por ejemplo, con Joaquín Carbonell, aragonés fallecido recientemente el año pasado, que tiene muy buenas adaptaciones y que también ha adaptado algunas versiones mías al habla de su región. Otro gran traductor es el catalán Miquel Pujadó, tiene versiones muy bien trabajadas, poeta y trovador de primer nivel. También tuve la suerte hace algunos años de cantar en Sète, la ciudad natal de Brassens, junto al ruso Alexandre Avamessov, uno de los más grandes traductores de Brassens al ruso, lo cual no es fácil. Recuerdo siempre ese día en el Teatro Moliére, con un lleno total, mientras ensayábamos -yo lo acompañé con la guitarra en dos canciones- “La Marguerite”, que tiene un aire ruso justamente. Yo, entusiasmado con el ritmo, me aceleraba, mientras él me gritaba “Monsieur Peralta, pas si vite, pas si vite” para que no fuese tan rápido. Y esa noche también cantamos a tres bandas con otro de los grandes intérpretes de Brassens, Paco Ibáñez, uno de los momentos más emocionantes y uno de los aplausos más bonitos que he recibido en el mundo Brassensiano, hicimos “Le testament” cada uno aportando con versos de su propia adaptación. También he tenido la suerte de estar en el teatro d’O de Montepellier con Jean Pierre Mariel, actor que recitó versos de Brassens, y Guy Bedós, otro gran intérprete de su obra. Grandes experiencias que han seguido alimentando mi amor por la obra de Brassens.

Sin duda experiencias no solo musicales, sino importantes experiencias de vida. Fuera de esas experiencias, has recibido ya varios premios relacionados con Brassens. Cuéntanos respecto a ello.

PRÓXIMAS ACTIVIDADES BRASSENSIANAS DE EDUARDO PERALTA:

Domingo 3: PLAZA DE LOS ARTESANOS de Horcón Martes 19: MARTES BRASSENSIANO en el MESÓN NERUDIANO Viernes 22: TEATRO GALIA de Lanco (Región de los Ríos) Martes 26: MARTES BRASSENSIANO en el MESÓN NERUDIANO Contacto: eperalta@musica.cl

TEATRO GALIA DE LANCO (REGIÓN DE LOS RÍOS)

Sí, hay tres premios que yo conservo en mi “egoteca” como decía el querido Payo Grondona. Uno es el “Premio Memoria George Brassens”, que lo dan varias agrupaciones francesas que tienen que ver con él. Siempre se lo han dado a europeos y esa fue la primera vez que se lo dieron a un latinoamericano. Otro es la medalla de la orden de “Chevalier des arts et des lettres” que también recibieron en su momento Francisco Coloane y Pablo Neruda, así que para mí es motivo de gran orgullo. También el Grand Prix SACEM en la categoría a la Canción Francesa en el extranjero, para no franceses que han difundido la Chanson, categoría que no se da todos los años y que muy pocos hemos obtenido, como la gran cantante Nana Mouskouri y Anancio Prada, que tiene un disco maravilloso con la obra de Leo Ferré y con quien he tenido la suerte de cantar también. En aquella premiación pude compartir con Georges Moustaki. La experiencia brassensiana ha sido realmente reconfortante porque hay toda una cofradía mundial que ama sus canciones y me ha permitido cantar en lugares tan disímiles como Turquía y Corea del Sur y compartir con gente tan diversa que quizás no conoce nada de la trova chilena pero sí de Brassens a través de estos cenáculos que son las Alianzas Francesas alrededor del mundo.

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