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DOLORES QUE MATAN

Los Padecimientos Afectivos Tambi N Pueden Doler Y Matar

* La ciencia médica hoy reconoce tres tipos de dolor: nociceptivo, neuropático y nociplástico. Este último se caracteriza porque el paciente presenta un cuadro clínico de dolor crónico, pero sin evidencia de lesión que lo sustente.

* Esta clasificación es muy reciente. Por ende, es desconocida por la población, así como también por algunos médicos y otros profesionales de la salud.

* El dolor nociplástico puede acompañarse con frecuencia de depresión, ansiedad, insomnio y pensamientos negativos, lo que genera gran cantidad de consultas a especialistas, en una búsqueda incansable e infructuosa, de la enfermedad que produce esta compleja condición.

POR PIERINE MÉNDEZ YAEGER Periodista

La constante agitación y competitividad de la vida moderna suele provocar consecuencias inesperadas en la salud de las personas; muchas de ellas asociadas a cuadros de estrés, angustia o ansiedad provocados por la constante necesidad de ejecutar gran cantidad de tareas o deberes simultáneos. Tanto en la vida laboral como personal.

Para la mayoría de la población, estos cuadros tienen una duración acotada que no pasa más allá de algunos días. Sin embargo, también existe un sector cada vez más importante de pacien tes que en forma progresiva experimenta dolencias físicas agudas y permanentes, que por lo general no tienen explicación directa.

Esta condición de dolor puede, incluso, volverse crónica y abarcar patologías cada vez más comunes entre la población, como por ejemplo, fibromialgia, síndrome de intestino irritable, síndrome doloroso vesical, cefaleas y fatiga crónica, entre otras.

Hasta hace muy poco tiempo las causas directas de estas afecciones no eran del todo claras, lo cual provoca mayor incertidumbre y angustia entre los pacientes. Sin embargo, la ciencia médica logró recientemente identificar una condición basal común de todas estas patologías de origen desconocido, la cual denominó “dolor nociplástico”.

Así lo confirma la Dra. Delia Ruiz, Médico Fisiatra y vicepresidenta de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos (ACHEDCP), quien destaca que “este mecanismo de dolor corresponde a una nueva definición por parte de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, según su sigla en inglés), que se estableció como tal recién en 2017”.

¿QUÉ ES EL DOLOR?

La Dra. Ruiz explica que el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable vinculada a un daño o lesión, real o potencial. Asimismo, este dolor se vuelve crónico cuando tiene una duración permanente de doce semanas o más.

“El dolor puede estar dado por una condición multifactorial que se manifiesta con síntomas físicos y psicológicos que pueden generar variadas consecuencias, entre ellas, disminución en la calidad de vida, discapacidad, alteración de las actividades cotidianas, cambios en el estado de ánimo y alteraciones del sueño”, destaca la especialista.

La ciencia médica ha identificado tradicionalmente dos tipos de dolor según su origen: nociceptivo y neuropático.

El dolor nociceptivo es causado por la activación de los receptores del dolor (llamados nociceptores) en respuesta a un estímulo (que puede ser una lesión, inflamación o infección, entre otras causas posibles). Un ejemplo clásico es el malestar que sentimos, en mayor o menor grado, luego de sufrir un golpe, una caída o la picadura de un insecto.

Por su parte, el dolor neuropático es una lesión o enfermedad específica del sistema somatosensorial (la parte del sistema nervioso que nos proporciona información del tacto, dolor y temperatura, entre otras variables). Algunas patologías que per tenecen a esta categoría son la neuropatía diabética periférica y la esclerosis múltiple, por ejemplo.

A estas dos definiciones se sumó recientemente el dolor nociplástico, que es precisamente aquel cuyos orígenes no logran ser determinarse con total certeza, y que puede ser causado, entre otras cosas, por padecimientos afectivos exacerbados por las condiciones de un entorno demasiado agitado, angustiante o exigente.

“Con el dolor nociplástico el paciente percibe dolor, es decir, se produce una alteración de las vías sensoriales que están relacionadas con este malestar, pero no hay evidencia de que exista un daño tisular y que se estén activando los nociceptores del dolor. Tampoco hay evidencia real de que sea un dolor neuropático, es decir, que exista una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial. Entonces no es un dolor nociceptivo ni neuropático”, explica la Dra. Ruiz.

En tal sentido, el profesor Dr. Roberto Rey, neurólogo del Instituto Argentino de Investigación Neurológica Sanatorio Finochietto, de la Universidad de Buenos Aires, manifiesta que “así como hay personas que pueden caminar sobre brasas sin manifestar dolor, también hay quienes pueden sentir dolor ante estímulos que normalmente no lo generarían, es decir, sin que se detecten lesiones somáticas ni neurales que justifiquen este dolor en forma crónica”.

Según el artículo “Nueva clasificación del dolor: introduciendo el dolor nociplástico”, publicado en la revista científica Neuro Rehabs News, la perpetuación de este dolor nociplástico se relaciona con factores psicosociales, los cuales ayudarían a “generar cambios plásticos en las neuronas”, lo que induce falsas señales de daños en los tejidos, que llegan al cerebro y son interpretadas como tales por el paciente.

En ese momento, y tal como se afirma en esta publicación científica, “el cerebro responde manteniendo un estado de alerta, amplificando las señales y haciendo que el dolor se perpetúe y se vuelva crónico”.

El Dolor Y Las Emociones

Esta condición puede, entonces, generar cuadros de dolor agudo directamente relacionados con las emociones de las personas. En otras palabras, la angustia por cumplir con el trabajo, preservar la armonía familiar o resolver las contingencias propias de una existencia estresante pueden, de un momento a otro, gatillar falsas alertas que el cerebro mal interpreta y terminan manifestándose en dolor físico (nociplástico).

Según el Dr. Roberto Rey, las personas que sufren de dolor nociplástico también comparten características clínicas y comorbilidades comunes, tales como ansiedad, depresión e insomnio. El especialista también destaca que en estos casos, es común la superposición de distintos síndromes dolorosos crónicos con síntomas muy similares.

Pero las emociones o factores psicosociales derivados de la vida diaria no solo se asocian con manifestaciones de dolor físico. Según la Sociedad Europea de Cardiología, también pueden ayudar a prevenir y tratar los factores de riesgo psicosociales. Esto ayudaría a contrarrestar el estrés psicosocial, la depresión y la ansiedad, así como a facilitar un cambio conductual que mejore la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes.

Una estrategia preventiva que podría, incluso, ayudar a reducir los altos índices de patologías cardíacas y cerebrovasculares que hoy afectan a la población.

En este sentido, el Dr. Fernando Lanas, cardiólogo, académico del departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera, e integrante del Comité de Expertos de la OMS para diseñar la estrategia de infarto y ACV, comenta que existen numerosos estudios que respaldan la afirmación de que los factores psicosociales impactan en la salud cardiovascular.

Al respecto, el Dr. Lanas pone especial énfasis en la existencia del síndrome de Takotsubo, también conocido como “síndrome de corazón roto”.

“Este es un fenómeno más común en las mujeres y se presenta con una pérdida de la fuerza en la punta del corazón. Si bien esta afección puede ser transitoria, se han reportado casos en que (incluso) ocasiona la muerte”, advierte el Dr. Lanas.

El cardiólogo añade que una de las diferencias del síndrome de Takotsubo con un infarto al miocardio es que con este síndrome se produce un cambio en la anatomía del corazón, generando los mismos síntomas de un infarto al miocardio (como dolor en el pecho y falta de aire), pero una vez superado el episodio, el órgano vuelve a su forma normal (lo que no ocurre en un infarto).

“Precisamente participé en un estudio mundial sobre la asociación de estrés psicosocial con el riesgo de infarto al miocardio, el cual arrojó que los factores emocionales como angustia y depresión corresponden a la tercera causa de este tipo de eventos. En primer lugar se encuentra el colesterol alto, luego el hábito de fumar y en tercer lugar los factores psicosociales”, enfatiza.

ABORDAJE MULTIDISCIPLINARIO Como el dolor y sus orígenes deben abordarse desde un enfoque multidisciplinario, mediante instancias de educación médica continua que entreguen una efectiva actualización sobre los diversos tratamientos y métodos diagnósticos, la División Upjohn de laboratorio Pfizer, organizó recientemente en Buenos Aires, Argentina, un encuentro internacional dirigido a médicos y otros profesionales en salud.

Dicha instancia permitió compartir valiosas experiencias sobre el diagnóstico y tratamiento del dolor nociplástico, y contó con las exposiciones de numerosos médicos especialistas de los diversos países de la región, entre ellos, la Dra. Delia Ruiz, de Chile.

En forma paralela la División Upjohn realizó en la ciudad de Medellín, Colombia, la “Cumbre Regional en manejo del Riesgo Cardiovascular”, con el objetivo de enfatizar el cuidado cardiovascular de las personas.

Iniciativas que ayudan a crear más conciencia de los riesgos asociados a un estilo de vida demasiado agitado o estresante, y que sin duda también ayudan a prevenir las consecuencias del dolor nociplástico y el síndrome del corazón roto entre las personas.

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