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LA HISTORIA DE UN CANTAUTOR INCONFORMISTA DE STEVEN A YUSUF

POR EDGARD “GALO” UGARTE

Licenciado en Teoría de la Música Universidad de Chile, cantautor, compositor y guitarrista

Llevaba meses tosiendo, con problemas respiratorios. En su condición de cantautor, esto resultaba ser algo realmente dramático. El diagnóstico: tuberculosis. Una enfermedad que parecía cosa del pasado había asaltado el cuerpo del artista británico en medio de una carrera que aún se encontraba en ascenso. Esto, a la larga, determinaría un punto de quiebre importante en la vida de aquel londinense que todo el mundo conocería como Cat Stevens.

Steven Georgiou

Era 21 de julio de 1948. Europa aún no se recuperaba bien de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. La llamada Guerra Fría ya había comenzado. En Marylebone, una zona de Londres, el matrimonio conformado por el grecochipriota, Stavros Georgiou y la sueca Ingrid Wickman recibieron el nacimiento de su tercer hijo, el menor de ellos. Su nombre, Steven Demetre Georgiou. La familia vivió encima del Moulin Rouge, el restaurante que sus padres explotaban en el extremo norte de la avenida Shaftesbury. Todos los miembros de la familia trabajaban en el restaurante. Si bien sus padres se divorciaron cuando el pequeño Steven tenía 8 años, siguieron viviendo en la misma casa, para mantener el núcleo familiar. Allí el niño se fue nutriendo de la pluriculturalidad y empezó a mostrar interés en la música. Mezclaba su interés por la música clásica y el amor por lo popular y por las danzas y canciones folclóricas griegas que escuchaba su padre. Sin embargo, a los 15 años, Steven no pudo sustraerse a ese torbellino llamado “The Beatles”. Inspirado en ellos, se interesó en la guitarra, convenciendo a su padre para que le comprara el instrumento. Sin embargo, su mayor afición en ese momento era el dibujo. Durante un tiempo se había trasladado a Suecia junto a su madre y allí le nació este interés. Por eso, cuando vuelve a Londres a estudiar la secundaria, es conocido como “el niño artista” y, posteriormente, ingresa en la Escuela de Arte de Hammersmit para iniciar una carrera en el mundo de las historietas.

Cat Stevens

Pero la música era su otro interés y aún deseaba ser cantautor. Sus influencias, además de The Beatles, eran The Kinks, Bob Dylan, Nina Simone, Lead Belly, Muddy Waters, Biff Rose, Leo Kottke y Paul Simon. Y además del rock y el pop, la música clásica, brasileña, latinoamericana y las danzas y canciones tradicionales de la tierra de su padre. Comenzó a cantar en locales de Londres e intentó formar una banda, pero finalmente prefirió ser solista. Por ese entonces, una novia suya le llamaba “Cat”, pues opinaba que tenía ojos felinos. Es por ello que, cuando es descubierto por el célebre productor Mike Hurst, éste lo rebautiza con un nombre más rimbombante: “Cat Stevens”. Cat impresiona a Hurst con su estilo y el productor pronto lo lleva al estudio a grabar su primer demo. Estas primeras canciones que grabó se convirtieron inmediata y sorpresivamente en un éxito. “I Love My Dog” se logró ubicar en la posición

Nº 28 en la lista UK Singles Chart y “Matthew and Son”, canción que daría nombre a su primer larga duración, ocupó la segunda posición en el Reino Unido.27 “I’m Gonna Get Me a Gun” fue su segundo Top 10 en el Reino Unido, y el álbum Matthew and Son se ubicó en la séptima posición de la lista UK Albums Chart 28.

Luego vinieron algunas presentaciones con bastante éxito. Pero surgió algo inesperado: contrajo tuberculosis, una enfermedad que en ese entonces ya era bastante rara, pero no por ello poco peligrosa. Y menos aún para quien se dedica al canto. Pasó varios meses en el hospital y más de un año convaleciente, lo que lo obligó a dejar los escenarios por ese tiempo, a pesar de ser un artista ya con bastante reconocimiento. Fue un golpe duro y un punto de quiebre importante en su vida, pues le hizo replanteársela y le creó una necesidad de acercarse a lo espiritual que lo acompañaría el resto de su vida y, como veremos más adelante, le llevará en algún momento a cambiar completamente sus creencias y su estilo de vida. Pero por ahora, la mayor consecuencia fueron un sinnúmero de canciones que reflejaron aquella difícil vivencia.

Con todo este nuevo material, grabó un segundo disco, pero este no obtuvo el éxito que se esperaba, pues Stevens había tratado de dar con un estilo distinto al del primero. Hurst quiso obligarlo a retomar su estilo anterior a lo que Cat se negó, lo cual los terminó distanciando. El Cat Stevens más célebre que todo el mundo ahora conoce tuvo que esperar un poco. Siguiendo con su búsqueda de mayor libertad creativa, contrató a Paul Samwell-Smith, anterior bajista del grupo The Yardbirds, para producir su nuevo álbum. Surgió en Cat el interés por renovar también el estilo de sus letras, que reflejara sus nuevas perspectivas de vida y lo que quería para el mundo. Y al tiempo que llevaba a cabo sus primeros intentos para entrar al mercado norteamericano, graba un nuevo disco: Mona Bone Jackson (1970), álbum de folk rock que contiene las primeras joyas de su brillante etapa con el sello Island Records: “Lady D´Arbanville”, “Trouble”, “Lillywhite” y “Katmandu”, con la flauta de un jovencísimo Peter Gabriel, quien nunca ocultó la influencia de Cat sobre su forma de cantar.

Pero el mayor éxito lo alcanzaría el mismo año 1970 con una nueva producción discográfica: Tea for the Tillerman, el cual le abrió las puertas definitivamente al mercado estadounidense, pues logró entrar en la lista Billboard de dicho país y logró la certificación de disco de oro tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos. El sencillo “Wild World” fue un rotundo éxito, y canciones como “Hard-Headed Woman” y “Father and Son” también lograron amplia radiodifusión. Respecto a esta última, habla del punto de vista de un padre que no puede comprender los deseos de su hijo de dejar su hogar y buscar su propia vida. Asimismo, el hijo tiene dificultades al intentar explicar por qué debe seguir adelante y encontrar su destino. Sin embargo, al contrario de lo que se cree, no está basada en su propia vivencia, pues Father and Son se lanzó mucho antes de que Cat Stevens se volviera padre y el músico no quería algo biográfico, sino que musicalizar un suceso político: La Revolución Rusa. Pero como la vida también imita al arte, posteriormente Cat encontraría en esa canción claves de su propia vida.

En los años posteriores, seguiría cosechando éxitos con sus siguientes producciones discográficas: Teaser and the Firecat (1971), Catch Bull at Four (1972), Foreigner (1973), Buddha and the Chocolate Box (1974), Numbers (1975), Izitso (1977) y Back to Earth (1978). Con Izitso dio un giro inesperado al synthpop y fue su último álbum que entró a la lista de éxitos.

Yusuf Islam

Cat Stevens, como ya se mencionó, llevaba años en busca de un camino espiritual que lo satisficiese. Constantemente se cuestionaba respecto a la industria musical.

En 1976 estuvo cerca de ahogarse en una playa de Malibu, California. Más tarde afirmó que lo primero que gritó cuando estaba en medio del peligro fue: “Dios, si me salvas trabajaré para ti”. Luego una ola lo arrastró hasta la playa, y pudo salir ileso. Entonces su inquietud espiritual se activó más que nunca. Empezó a indagar en el budismo, el tarot y la astrología, en busca de algo que le diera respuestas. Hasta que uno de sus hermanos, que se había convertido al judaís- mo, le regaló un ejemplar del Corán. Allí Stevens se identificó con la historia de José, hijo de Jacob, un hombre que era tratado como mercancía en una plaza de mercado, encontrando una gran similitud entre esta historia y sus propias vicisitudes en la industria musical. Anteriormente había mostrado interés en el sonido del Aḏhān, un ritual islámico que sirve para hacer el llamado a la oración que es conocido como la “música para Dios”. Por lo que finalmente decidió que dicha fe era la que le daba las respuestas a las interrogantes de su existencia.

El 23 de diciembre de 1977 se convierte al islam y en 1978 cambia su nombre a Yusuf Islam. Yusuf es José en árabe, personaje de la Biblia y el Corán con el que ya mencionamos que se sentía identificado. Esto le significó cada vez más un conflicto interno con su faceta de artista pop. Por lo que en 1979 lleva a cabo sus últimas presentaciones, siendo la última una realizada en la sede de las Naciones Unidas. Después de esto, se retira de los escenarios por casi 30 años. Pero esto no significó que despareciese del interés público. Ahora como figura occidental en el mundo musulmán, solía ser consultada su opinión respecto a diversos hechos. Y algunas de sus declaraciones no estuvieron exentas de polémicas. En 1989 el ayatola Ruhollah Jomeini de Irán había emitido una fetua (pronunciamiento legal en el Islam, emitido por un especialista en ley religiosa sobre una cuestión específica) para condenar con asesinato al escritor británico Salman Rushdie, por su novela “Los versos satánicos”, en la cual este critica varios aspectos del Islam. El ayatolah conminó al mundo musulmán a dar muerte al escritor. Yusuf sale al paso criticando el libro que, según él, había causado división en el mundo. Casi sin excepción, los medios interpretaron esto como un apoyo a la fatua del Ayatolah. Yusuf tuvo que salir en reiteradas ocasiones a desmentir ello, pero el daño ya estaba hecho. Por eso, cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre, rápidamente salió a condenarlos, diciendo que estos no representaban las verdaderas enseñanzas del islam. Aun así, en 2004 fue detenido en un aeropuerto de Estados Unidos y deportado a su país. Su nombre aparecía en una lista de activistas terroristas y fue acusado de ayudar a financiar al grupo Hamas, lo que tuvo que ser desmentido por el propio gobierno británico.

Finalmente, la música pudo más y Yusuf gradualmente retornó a su carrera musical. En 2003 grabó nuevamente la canción “Peace Train” para un álbum recopilatorio que contenía también grabaciones de David Bowie y Paul McCartney. Tocó la canción “Wild World” en el concierto benéfico “46664” de Nelson Mandela junto a Peter Gabriel, convirtiéndose en la primera vez que cantaba en inglés luego de veinticinco años. Finalmente, en 2004 Yusuf abandonó el silencio sobre su obra como Cat Stevens, animado por su hijo que entonces tenía 19 años. En 2004 fue editado Majikat, un DVD que captura una de sus presentaciones durante la ambiciosa última gira de 1976 que incluía actos de ilusionismo y una atractiva puesta en escena. Y por fin, una seguidilla de nuevos discos: An Another Cup (2006), Roadsinger (2009), Tell’ Em I’m Gone (2014) (el más bluesero de su carrera), The Laughing Apple (2017) -el más parecido a su etapa dorada-, Tea for the Tillerman (2020) y King of a Land (2023). Álbumes que anunciarían que nos quedaba Steven-Cat-Yusuf para rato.

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