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Mec\u00E1nica de Hermanos

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Capital Humano

Capital Humano

A Carlos y Roberto Medina los une más que su apellido: su amor por los camiones naranjas de GTM es un tema de conversación en todas las reuniones familiares, que iniciaron desde que eran niños cuando su padre, que también arreglaba los tractores de GTM hace muchos años, les hablaba de su amor por su empresa. La familia Medina conoce los camiones desde adentro: su padre, Don Carlos Medina Hernández, trabajó directamente con Don Pablo, fundador de GTM, hace 33 años, en Talleres y Refacciones Monterrey, reparando las unidades colisionadas. Al contarle sus historias de trabajo sus hijos, Roberto, el mayor, quiso seguir sus pasos conociendo los camiones en toda su forma y estructura, y a los 22 años su papá lo recomendó con Don Pablo para que le diera una oportunidad de trabajar en el taller. Así, Roberto empezó a conocer de Carrocería, oficio en el que fue especializándose con los años y hoy acumula 28 años trabajando en ello. “Todos estos años en la empresa han sido muy satisfactorios para mi. Todos los días se aprende algo nuevo, porque los camiones cambian, las tecnologías cambian, y eso es lo que hace interesante el día a día”, explica Roberto. El hermano mayor de los Medina asegura que trabajar por casi 30 años en Talleres y Refacciones Monterrey ha sido muy fácil: “si disfrutas lo que haces, si realmente te gusta, el tiempo se pasa rápido que no te das cuenta”. Carlos, por su parte, trabaja como tapicero, también en Talleres y Refacciones Monterrey. Carlos empezó a trabajar en la empresa dos años después que su hermano Roberto. Él se encarga de vestir y desvestir las cabinas de los tractores, y la calidad de su trabajo es igual o mejor que la del fabricante, aseguran sus compañeros de trabajo. Ya sean vestiduras de asientos, camarotes o páneles de marca Kenworth, Freightliner, International o cualquier otra, Carlos conoce a la perfección el proceso para dejarlos como nuevos. “Mi trabajo es de mucho detalle, de mucha precisión, pero cuando ves el resultado final, cuando queda listo, se siente muy bien uno”, explica. Carlos asegura que si bien su trabajo le gusta mucho y lo disfruta cada día, la razón principal de su larga trayectoria es el buen trato que ha recibido en la empresa, no sólo por sus compañeros y jefes, sino inclusive por el propio fundador y sus dueños. “Yo recuerdo que Don Pablo siempre estaba al pendiente de nosotros. Conmigo en particular, me preguntaba cómo iba, cuando tuve novia, cuando me iba a casar, cuando compré mi casa, cuando compré mi coche… siempre me apoyaron y siempre han estado pendientes de mí, y eso es algo que no se ve en cualquier empresa”, asegura. Amor que se hereda Cuando Carlos y Roberto llegan a su casa después de su día de trabajo, siempre les cuentan a sus hijos y a su esposa cómo fue su día, rodeados de máquinas, cabinas, llantas, remolques. Estas historias han trascendido en la vida se sus hijos, que incluso ya quieren trabajar aquí. “Mis hijos me dicen que cuando trabajen, quieren trabajar aquí, como yo. Quieren hacer lo que yo hago y trabajar en esta empresa”, asegura Carlos, quien es papá de dos varones de 9 y 15 años. “Y para mí es de mucho orgullo que me digan esto, porque ven a su papá que llega muy contento, que le gusta su trabajo, y que me digan que quieren trabajar aquí, pues si me da satisfacción”.

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