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Confieso vivido que he

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ANDREA SOLA

ANDREA SOLA

Lo que se ve, no se juzga. Se aplaude. A rabiar. Se disfruta. Se aprecia y se le guarda en el lugar de los bonitos recuerdos teatrales.

¡Qué divertida obra es Sor-presas!, montaje que, sin usar una sola mala palabra, arranca la sabrosa carcajada, la risa franca y desenfadada un viernes por la noche.

¡Y qué talentos!

Aunque poco conocidos (al menos para mí), los actores que interpretan a estas monjas son verdaderos talentazos que lo mismo bailan que cantan, desde tap o en puntas de ballet, y cuya entrega al público es divina, perfecta, y se ve que se divierten, también.

Sin mayor pretensión que la de entretener durante las dos horas que dura el montaje, Sor-presas es un caramelito que nos cuenta la historia de unas monjas que pretenden hacer un festival para recaudar fondos, con los cuales enterrar a cuatro de sus compañeras que murieron por envenenamiento al comer una sopa.

Al gastarse la plata que tenían para tal efecto en una pantalla de plasma, la Madre Superiora decide organizar este festival, en el que cada una de las monjas ofrecerá lo mejor de sus aptitudes musicales o de baile, para juntar el dinero necesario.

Con personalidades y nombres muy definidos, las monjas hacen gala de sus talentos con canciones sumamente hilarantes que van dando contexto de quiénes son y por qué se han ordenado como religiosas.

Pequeño detalle: todas las monjas son interpretadas por hombres. Sí, una cosa muy bonita y bien hecha. E insisto: muuuuuuy divertida.

Mire que, para haber ido en viernes y de a solapa, me la pasé bomba. Bomba-bomba.

Ya de entrada, lo reciben a uno con un vasito de rompope de San-Tito, la congregación a la que pertenecen las religiosas en turno, y los avisos de las primeras llamadas los hacen ellas mismas, tan divertido que uno va entrando en el juego que se desarrollará en el escenario.

Producida y dirigida por Salvador Núñez, con coreografías de Jacobo Toledo y la dirección de Alan Cahue, este montaje respeta el texto de Alejandro Orive, quien tradujo al español de la original de Dan Goggin, y que se ha convertido en un clásico de la cartelera teatral de la CDMX desde tiempos inmemoriales, y en el que han desfilado innumerables figuras, desde una Carmen Montejo, Marga López, Patricio “El Pato” Castillo, sin hacer menos a los talentosos Carlos Rodea (Madre Superiora), Jacobo Toledo (Sor Amnesia), Bobby Mendoza (Sor María Cleo), Diego Llazamares (Sor Elizabeth), Pepe Ángeles (Sor Humberta), Ian Galicia (Sor María Cleo) e Isaac Guerrero (Fray Crispín).

Imperdible, el momento en que la Madre Superiora se intoxica con alguna droga; mi escena favorita. Morí de la risa. En serio.

Esta obra se presentará todos los viernes de marzo y hasta el 28 de abril en el Teatro de la República (Antonio Caso 48, colonia Tabacalera). Los precios de los boletos son sumamente accesibles y tienen promociones constantes, por lo que es un buen detalle para ir con la familia completa.

¡Ah, un gran detalle! Si me ha leído en este espacio, sabrá que también le pego rudo y machín a la ingesta de alimentos, y en cuestión de tacos me considero un experto, por lo que le recomiendo que, antes de entrar a la función, dé unos 20 pasos en reversa al sentido de la calle y se despache unos buenos de suadero, cabeza o de bistec en la taquería El Progreso; para mi gusto, los mejores tacos de esta ciudad. Si pretende ir al finalizar la función: ¡oh, decepción, cierran a las 10 pm!

Tenga un excelente fin de semana.

¡Adiós!

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