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La luz de Beneros
En el concejo de Caso existe una leyenda que el paso de los años ha ido diluyendo, pero que todavía podemos escuchar a las personas mas viejas.
Esta leyenda hablaba de unas luces que se veían frente al pueblo, con una extraña luminiscencia, y que parecía como si tuvieran movimiento.
La razón de esas luces nunca se supo, y en la actualidad no se ven, pero contaban estas personas, que la leyenda hablaba de un conde….
El conde de Carrizo, recordado como un personaje casado con una de las hijas del Cid, fue muy siniestro. Tirano para sus vasallos, maltratador de su esposa, y acusado constantemente de usar y abusar del “derecho de pernada” (privilegio de algunos señores feudales para tener la primera relación matrimonial con la mujer de cualquiera de los ciudadanos de la corte).
En una de las ocasiones en las que el conde esperaba en los aposentos la visita de una recién casada, en contra de los deseos del esposo y los familiares, la recién casada aún adornaba su frente con flores de azahar que representaban la pureza de la muchacha, y el marido caminaba detrás humillado y furioso por tener que dejar a su mujer cumplir el “derecho de pernada”, cuando un misterioso fuego rodeó y consumió el castillo por completo, muriendo entre las llamas el conde.
Cuenta la leyenda que su espíritu fue condenado a purgar sus pecados decorando las noches de las tierras asturianas.
Esta leyenda aún resuena no solo entre los habitantes de Beneros, también entre investigadores, periodistas y muchas personas que por casualidad o intencionadamente han presenciado la llamada luz de Beneros.
Documentación actual
Beneros (o Veneros) es una aldea a unos 2 km de Campo de Caso, en una ladera de la sierra de Beneros. A finales del siglo XIX, algo que llevaba repitiéndose allí desde hace años repercute en la sociedad hasta tal punto que se convierte en noticia en “El Comercio” de Gijón, uno de los periódicos más importantes y leídos.
En el verano de 1898, un periodista que respondía por el nombre de Lauri, llega a Caso buscando algo con lo que captar lectores, escuchó a todos los testigos, y dijo haber experimentado por si mismo el extraño suceso, el cual se resumía en una potente luz de color rojo que cuando entraba la noche se colocaba encima del castillo del lugar, durante quince segundos permanecía allí para desaparecer después de ese tiempo.
Publicó su reportaje el 2 de septiembre, y obviamente la incredulidad era grande por parte de los lectores, pero movió a muchos interesados a viajar a Beneros para ver el suceso.
Algunos vecinos declaraban que la luz traía desgracia, que estaba relacionada con el diablo. El cura tenía la teoría de la leyenda que narré al principio, muy moderno para su época y profesión.
Algunos trataban de alcanzar la luz, pero cuando se acercaban desaparecía ante sus ojos.
Los datos recogidos sobre este tema muestran décadas de apariciones, en cualquier época del año.
Nunca se pudo dar una explicación científica al resplandor, achacándolo unos a la posibilidad de enterramientos, y otros a algún mineral ó vena que desprendiese luminosidad. Pero esa es la leyenda, que también afecta al propio nombre del pueblo, que se debate en si el nombre es con B o con V.
Yo, desde luego, nunca la he visto