Enfoque Americano Diciembre 2011

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PRIMERA EDICIÓN

Diciembre 2011

DOMINGO 4 DE DICIEMBRE DE 2011

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ENFOQUE AMERICANO LATINOAMÉRICA Y CARIBE LANZARON EN CARACAS SU ORGANIZACIÓN REGIONAL SIN ESTADOS UNIDOS

América se piensa sin el norte La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños surge como otra respuesta a la integración geopolítica. Idea de Hugo Chávez, la Celac se suma a otras alianzas regionales como el Mercosur y la Unasur. a Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) nació al cierre de la semana en una cumbre en Caracas que marca la culminación de un lento proceso de afirmación de la región, deseosa de un espacio político sin Washington, aunque la heterogeneidad de liderazgos puede limitar sus ambiciones. Casi todos los mandatarios de 33 países acudieron a la cita invitados por Hugo Chávez, para quien la fundación de la Celac hará “historia” en una región que celebra el bicentenario de la independencia de varias de sus naciones y económicamente pisa fuerte ante el declive de las potencias occidentales. La creación de la Celac, heredera de los foros Cumbre de América Latina y El Caribe y Grupo de Rio, fue propuesta en febrero de 2010 en México por los líderes de la región, lanzando un claro mensaje de que había llegado la hora de contar con un organismo de concertación política genuinamente latinoamericano y caribeño, que se despegara de la histórica influencia de Washington. En otras palabras, más de 60 años después del lanzamiento de la Or-

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ganización de Estados Americanos (Oea), la región acordó dar a luz a una suerte de alternativa institucional con Cuba dentro y Estados Unidos y Canadá, excluidos. “La creación de la Celac es una muestra de la seguridad de la región en sí misma y del creciente deseo de independencia respecto a Estados Unidos”, afirmó Cynthia Arnson, directora del programa latinoamericano del Wilson Center. Desde Colombia hasta Ecuador, que representan extremos en las relaciones con Washington, los mandatarios latinoamericanos subrayan el hito de constituir la Celac y la mayoría confirmó su asistencia

a la cita, un mes después de que la tribuna de la Cumbre Iberoamericana e n Asunción -que incluye a las antiguas potencias colonizadoras, España y Portugal-, luciera semi vacía de líderes.

sobre la Celac el presidente colombiano, Juan Manuel Santos. Pero ni Santos ni ningún otro aliado de Estados Unidos respondió al llamamiento del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, de “reemplazar” a la Oea con la Celac. Los expertos, aunque admiten que la existencia del nuevo organismo es susceptible de rivalizar con la Oea, descartan una amenaza inmediata para el organismo con sede en Washington. Ambos organismos “operan de alguna manera en el mismo sendero,

DISTANCIA A diferencia de la Oea, la Celac deja afuera a Estados Unidos y Canadá, países influyentes en el bloque que conduce José Miguel Insulza y que es muy cuestionado por varios presidentes latinos. “Esta es la década de América Latina porque tenemos para ofrecer todo lo que el mundo está buscando y cuanto más nos integremos, más preparados estaremos para afrontar ese huracán que está viviendo la economía mundial”, dijo días atrás

con una naturaleza política y una vocación de arreglar los problemas regionales”, dijo Alberto Pfeifer, director ejecutivo del Consejo Empresarial de América Latina. Pero la Oea “siempre ha tenido algo que ofrecer, con un mandato,

un sistema de cooperación y recursos financieros. Por ahora la Celac no tiene nada de eso”, asegura este brasileño, profesor a la vez de Relaciones Internacionales. Para Milos Alcalay, ex embajador venezolano ante la Organización de las Naciones Unidas (Onu), el “éxito” dependerá de si la Celac es planteada por sus 33 miembros como un “además de” la Oea y se evitan declaraciones excluyentes por parte de países hostiles a ese organismo con sede en Washington. La cita “debe llevar un mensaje de unidad latinoamericana e integración regional sin pretender sustituir lo ya existente”, algo que no cuajaría entre los aliados de Washington como Colombia, Brasil o Chile, señala Alcalay. Las divisiones sobre el peso de la Celac respecto a la Oea es sólo una muestra de que por ahora “América Latina no se puede definir como un bloque con ideas convergentes, ni modelos en común”, capaz de defender una posición conjunta en foros internacionales, según Pfeifer. “Es poco probable que la Celac hable con una sola voz en cuestiones políticas, hay demasiadas personalidades y puntos de vista diferentes bajo un mismo techo”, reafirma Arson, del Wilson Center basado en Washington. Pfeifer contrasta las altas expectativas que Chávez y sus socios de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) confieren a la Celac, atribuyéndole una vocación de cumplir el sueño de unidad continental del libertador Símon Bolívar, con el pragmatismo de países como el gigante Brasil. Para el Gobierno brasileño, “la Celac no es una prioridad” como lo es la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), integrada por doce países y cuyo alcance integrador es “más profundo” al abordar temas comerciales, económicos, de infraestructura o de defensa, dice Pfeifer.


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