Autogestionado: Lo invisible se hace visible (Eje 1)

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PROYECTO DE FORMACIÓN PERMANENTE

Eje 1

Hablemos sobre los consumos y su normativa


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ENFOQUE Y PERSPECTIVA

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esde el enfoque de abordaje integral de las violencias por mo vos de género y la perspec va de derechos humanos, la problemá ca de los consumos de sustancias requiere de una respuesta ar culada por parte de los dis ntos organismos estatales que se centre en el trayecto de vida de las personas, tenga en cuenta sus formas de vincularse y el contexto, con el obje vo de problema zar y deconstruir los procesos de es gma zación social y acompañarlas en el reconocimiento de sus potencialidades y como tulares de derechos. Para abordar el consumo de sustancias es necesario adoptar un enfoque integral y situado que contemple las variables sociales, polí cas, culturales y territoriales, como así también las trayectorias de vida. Los consumos problemá cos de sustancias atraviesan a todas las clases sociales y cons tuyen fenómenos mul dimensionales y complejos en los que se destacan diferentes dimensiones; jurídico- norma va; medico-sanitaria y subje va. El sen do que ene el consumo de sustancias para cada persona se inscribe en lo singular de su trayectoria de vida, en un entramado comunitario que involucra su red social y afec va, condicionado por las representaciones en torno a la sustancia y las personas que las consumen en un contexto sociocultural par cular y en el marco de una cultura del consumo.

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MARCO LEGAL Y NORMATIVO

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¿De qué hablamos cuando hablamos de …

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as conceptualizaciones acerca del consumo de sustancias, marcan dis nciones conceptuales que determinan dis ntas perspec vas desde donde se mira y se interviene.

Distintos posicionamientos como punto de partida Existen dis ntas perspec vas o miradas desde las que se piensa cómo debería orientarse la prevención del consumo problemá co. Esas miradas actúan como marcos conceptuales muy amplios y previos a las prác cas y propuestas. Además, se nutren de representaciones y preconceptos. Ellas conviven y circulan en diferentes espacios ñendo opiniones y propuestas en la materia. Una de estas perspec vas asigna un rol sobresaliente a la sustancia. Ellas son consideradas como objetos que enen la capacidad de captar a los sujetos. Es como si algo poderoso en ellas dominara a la persona. Otras miradas hacen foco en el sujeto. Lo piensan como un ser vulnerable o enfermo/a que ha caído en manos de la sustancia o un comportamiento equis. Pero también existen otras formas de pensar que hacen hincapié en el contexto.

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Desde estas perspec vas es sólo el contexto el que debe tenerse en cuenta, es el espacio en que los sujetos se mueven aquél que promueve los consumos. Algo en el espacio social determina a los sujetos para ser consumidores problemá cos de sustancias. Como afirmamos, estas perspec vas conviven en permanente tensión en el imaginario social, penetrando en las representaciones, los discursos y las prác cas sociales. A su vez, dan lugar a diferentes formas de pensar las prác cas de prevención. 5


El problema es la sustancia Desde esta perspec va se piensa que el problema está en la sustancia o las sustancias, hay algo en ella que determina lo que ocurre con el sujeto. La sustancia es concebida como un problema en sí mismo, como el factor principal que lleva a la dependencia y no como un emergente de otros problemas. Se propone entonces una estrategia de prevención que hace eje en el acceso a la sustancia y en trabar su consumo evitando el acceso. Es una mirada asociada a un régimen prohibicionista.

Prevenir es

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El problema es la persona

Este otro punto de vista no se focaliza en la sustancia, no se pregunta sobre ella, sobre conductas o prác cas, sino que se de ene en el análisis de la persona que consume. Es el sujeto quien ene un problema y debe ser ayudado. Por tal mo vo, desde esta perspec va es vital elaborar mecanismos de trabajo individual con el sujeto visto como paciente, por ejemplo, fortaleciendo su autoes ma para que pueda dis nguir entre lo que le conviene y lo que no, lo bueno o lo malo. Es frecuente escuchar desde el sen do común sostener que el problema y su solución se hallan localizados a nivel de voluntad individual. El voluntarismo no se centra en el sujeto consumidor sino también en el agente preventor que es visto como un salvador, un cruzado contra el flagelo de las drogas. En rigor, es esta una visión centrada en el individuo que piensa que quien consume debe ser auxiliado, salvado. Esto propicia figuras y estereo pos tales como: salvador-salvado, sano-enfermo, fuerte-débil.

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Prevenir es

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El problema es el contexto Ésta propone que el problema se halla en el contexto. Desde esta perspec va, los inves gadores o legos ya no piensan en la sustancia ni se centran en el sujeto que consume. Puesto que muchas sustancias existen y han sido u lizadas por las personas a lo largo de miles de años adquiriendo significados diferentes según el período históricosocial se infiere que debe ser el medio social donde se produce el consumo el que determina el modo y el porqué de dicha prác ca. Se propone entonces estudiar el consumo problemá co de sustancias contextualizando, teniendo en cuenta el momento histórico y analizando las condiciones sociales en que se produce. Entre otros aspectos, toma en cuenta las caracterís cas de la estructura social, las condiciones socioeconómicas y ambientales. Aparece el consumo de drogas como síntoma, pero ya no en términos individuales o psicopatológicos, sino sociales, como manifestación de las disfunciones del sistema. Pensamos que, si bien esta perspec va desplaza el eje de la sustancia y/o de la persona, suele recaer en una suerte de determinismo social. Siguiendo esta línea de pensamiento, bastaría con cambiar el ambiente en el que viven las personas para lograr que modifiquen sus hábitos de consumo. Se simplifican las acciones preven vas considerando al ambiente como la única dimensión a tener en cuenta para el cambio. El consumo problemá co es un tema, en general, asociado a las caracterís cas de las poblaciones. Y determinados sectores sociales son vistos como poblaciones de riesgo. La historia nos muestra así, cómo, en menos de un siglo, el consumo de drogas pasó a presentarse como una muestra de “debilidad moral” de grupos considerados amenazantes (chinos, negros, la nos, irlandeses, italianos). Aquí no negamos el rol del contexto en cuanto a su condicionamiento de ciertas situaciones en las que los sujetos están insertos. Pero queremos rescatar la capacidad del sujeto para poner en cues ón dichas situaciones y transformar la realidad.

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MODELOS DE ABORDAJES

Ético-jurídico Este modelo establece una clasificación tajante de las sustancias en lícitas e ilícitas, más allá de su composición farmacológica. Se centra el eje de explicación de las adicciones en las sustancias psicoac vas ilícitas sobre las que recaerá el nombre de drogas. Las sustancias serán catalogadas como inocuas o peligrosas. Inocuas serán aquellas que social o legalmente no están proscritas y peligrosas serán las ilícitas. El agente causal de la adicción es la droga. La droga es el agente ac vo y el sujeto sería el elemento pasivo en la díada sujeto-objeto. El sujeto es conceptualizado como víc ma y como delincuente/desviado. El acto del consumo de sustancias ilícitas será un delito y el sujeto será un transgresor merecedor de cas go penal. Cualquier uso de sustancias es considerado una adicción, no dis nguiendo dis ntos modos de vinculación de los sujetos con las sustancias. 10


Esta concepción responde a consideraciones morales y jurídicas, y propicia la construcción de un estereo po del consumidor como drogadicto, desviado, peligroso, delincuente. La idea de las drogas como flagelo entendido como amenaza social frente a la cual la sociedad debe defenderse cons tuye uno de los efectos de este modelo. Este modelo se sitúa en la lógica puni va a través de dos ver entes: a) la reducción de la oferta des nada al narcotráfico mediante la prohibición de la oferta, cul vo, elaboración, fabricación, distribución y venta de las sustancias ilícitas b) la reducción de la demanda penalizando al consumidor. La posesión – individual o en común- de la sustancia e incluso, en ciertas circunstancias, la posesión de material o instrumentos para su uso. Los disposi vos de prevención están centrados en campañas disuasorias con información de los efectos nocivos y peligrosos de las sustancias ilícitas y las sanciones y penas asociadas y en programas educa vos de prevención basados en dichos supuestos y que consisten a menudo en la difusión de información donde la apelación se centra en la voluntad de decir que no.

Médico-sanitario Este modelo que surge a finales de la década del 50 toma a las adicciones como una enfermedad, ubicando las sustancias psicoac vas como agentes causales de adicción, concebidas a la manera de un virus que infecta el organismo y que es indispensable ex rpar. De este modo, la operatoria técnica consis ría en la desintoxicación o extracción de la droga, des responsabilizando a los

sujetos de sus actos. Desde este enfoque, las drogas cons tuyen el agente ac vo externo a la manera de un agente patógeno. El sujeto es un actor pasivo concebido como vulnerable, situado en el lugar del huésped infectado. El contexto está conformado por el ambiente inmediato donde el agente patógeno está al acecho. Este modelo responde a la lógica del modelo de las enfermedades infecciosas. El consumo de drogas sería causa de la dependencia, no se realiza ninguna dis nción entre un consumo ordinario de sustancias de consumo problemá co. La dimensión subje va queda excluida de estas consideraciones, el sujeto cumple un papel pasivo y no se explora la relación singular que man ene con las sustancias. El agente (la sustancia) es, por definición, ac vo y, en este modelo, la droga, como agente, asume el papel principal. En este modelo la estrategia se dirige a la reducción de la demanda mediante la prevención específica, evitando el consumo de sustancias tanto lícitas como ilícitas y privilegiando la abs nencia como condición. Los disposi vos de prevención consisten en campañas acerca de los efectos nocivos de las sustancias y en programas educa vos de prevención a través de charlas de expertos (por lo general faculta vos médicos) que proporcionen información acerca de los efectos nocivos de las sustancias y el daño personal y social que provoca el hecho de depender. En este modelo se incluye el alcohol, la nico na y la cafeína como sustancias que producen dependencia. Los estereo pos se vinculan a la demonización/fe chización de las sustancias (otorgarles poderes mágicos) mediante la teoría del contagio. Las consecuencias de la aplicación de este modelo llevan a la es gma zación de los consumidores y a su alejamiento del sistema sanitario. 11


Psico-social Este enfoque surge en la década del 80. En este modelo se asigna más importancia al sujeto como agente ac vo en la formulación del trío sustancia-sujeto-contexto. El eje se centra en el sujeto y en sus relaciones con las sustancias. El sujeto es considerado como en el caso anterior un enfermo, pero aquí su enfermedad es mental. La adicción sería un efecto no ya de una sustancia, sino de un trastorno psíquico. Este modelo otorga importancia al significado y la función del uso de drogas por parte del individuo y al uso de estas como modo de comportamiento. La adicción se presenta como consecuencia de trastornos de la conducta, como forma de sa sfacer alguna necesidad del individuo o de resolver un conflicto. No dis ngue entre pos de drogas, puesto que lo importante es la relación que el individuo establece con la sustancia. El modelo psicosocial ende a hacer una dis nción entre las can dades, frecuencias y modalidades de uso de drogas, dis ngue entre uso, abuso y dependencia. Se habla de adicción cuando hay abuso y/o dependencia. Este enfoque otorga un lugar importante al contexto entendido como entorno inmediato (grupo familiar, grupos de amigos, allegados). El contexto puede actuar para bien o para mal. Si ese ámbito es visto como generador de tensiones y presiones sobre el consumidor entonces se procura aislarlo. Por lo tanto, para la cura se sos ene la necesidad de crear más centros de asistencia y tratamiento excluyendo al sujeto del contexto que lo enferma. La estrategia de prevención es inespecífica, promoviendo conductas de autocuidado de la salud y comportamientos que lleven a un mejoramiento de las relaciones interpersonales, mediante programas alterna vos de ac vidades para la salud integral y el desarrollo humano y personal. Además, centra acciones de prevención en las relaciones del sujeto con el entorno inmediato. Así, considera a la familia o al grupo de pares como agentes que de alguna manera pueden influir en el desarrollo y en la prevención de las adicciones. Los disposi vos de prevención se implementan a través de programas educa vos, que es mulan el desarrollo de habilidades para enfrentar el consumo de sustancias, también desarrollan programas de prevención dirigidos a familiares y allegados, pues dan importancia a la contención de estos actores. 12


Sociocultural En este modelo –dentro de la tríada sujeto, contexto y sustancia- se asigna una importancia destacada al contexto histórico social y cultural y las relaciones que se dan con la sustancia y los sujetos en la conceptualización del fenómeno del consumo de drogas. El lugar y función que ocupan las sustancias en los colec vos sociales variará según los macro y micro contextos históricos y culturales. En este enfoque se dis nguen diferentes umbrales en el consumo de sustancias, se admite como principio la existencia de usos heterogéneos de productos múl ples. La diferencia con otros modelos es que, en este modelo, el consumo de sustancias varía necesariamente según culturas y subculturas. Aquí, si analizamos la tríada sujetos, contextos y sustancias, la dimensión subje va es leída como un reflejo de los problemas sociales, los conflictos psicológicos se ubican como emergentes de condiciones socioeconómicos y ambientales: pobreza, una vivienda inadecuada, vulnerabilidad social. El modelo sociocultural sitúa el consumo de sustancias psicoac vas como un síntoma social contemporáneo. Este enfoque emerge a fines de los 80 en algunos países europeos. Su estrategia apunta a cues onar las condiciones de producción social de los consumos problemá cos y las acciones se media zan a través de disposi vos de intervención social de desmi ficación de los prejuicios sobre las drogas y los/as usuarios/as.

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ACTIVIDAD Como repaso de lo visto, te proponemos que unas con flechas las combinaciones correctas de la ac vidad 1: “Las conceptualizaciones acerca del consumo de sustancias y los modelos de abordajes.”

Actividad online

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Nuestra mirada: una perspectiva relacional y multidimensional

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esde nuestro punto de vista necesitamos cambiar el po de enfoque dejando de centrarnos en cada uno de los cons tuyentes de la problemá ca para pasar a una perspec va relacional. Queremos hacer hincapié en las complejas relaciones que se dan entre la sustancia, el sujeto y el contexto. Este cruce invita a un abordaje interdisciplinar, integral, colec vo con la apertura al sen do que solo puede construirse en el cruce de estos campos y en las relaciones que emergen. Esta perspec va se nutre del paradigma de la complejidad, donde las acciones de prevención enen en cuenta la mayor can dad de aspectos que supone una determinada situación: el sujeto, su entorno y su historia, los vínculos, las redes con las que cuenta, el contexto en el cual está inserto, entre otros factores. Estos aspectos no pueden considerarse aisladamente, sino que precisan analizarse desde su interacción. Pensamos que el consumo problemá co es un proceso mul dimensional en el que interjuegan la sustancia, los procesos individuales del sujeto y la organización social en la que se produce el vínculo de los dos elementos anteriores, incluyendo las dimensiones polí ca y cultural. Se analizan los condicionantes que pueden incidir en el consumo, pero enfa zando que se deben tomar como probabilidades y no como determinaciones. Por lo tanto, el modelo preven vo apunta a la

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interrelación dinámica entre las caracterís cas individuales, las del entorno cercano (familia, grupo de pares, etcétera) y las del entorno macrosocial. La estrategia de prevención consiste en fortalecer las redes sociales. Desde esta perspec va consideramos fundamental pensar la prevención y las prác cas preven vas como parte de la construcción de un proyecto individual inserto en uno colec vo. Un proyecto a través del cual las personas puedan expresar sus anhelos, sueños y expecta vas de crecimiento, progreso y transformación, en el que puedan imaginarse a sí mismos a mediano y a largo plazo, dado que eso cons tuye un factor de protección importante e implica además un mejoramiento de la autoes ma y la confianza. Además, convoca a recuperar espacios, par cipar y construir lugares de encuentro, vínculos y redes comunitarias para reconocerse en el otro, verse en él y entenderlo como una parte fundamental del Nosotros/as. Poner en juego la palabra (Pág. 10)

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INTRODUCCIÓN A LOS CONSUMOS PROBLEMÁTICOS Consumo problemático

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Tramando Redes de Prevención. La prevención de los consumos problemá cos desde la escuela primaria (Libro para docentes)

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Por abuso de sustancias nos referimos a un consumo en exceso, con cierta periodicidad y con una intencionalidad en el vínculo (se consume para diver rse, para “rendir” más, para cambiar el humor, etc). Es, por ejemplo, tomar un remedio no indicado o en dosis mayor a la recetada,

beber alcohol en exceso, etc. Hablamos de adicción o dependencia cuando la persona ene la necesidad inevitable de consumir una sustancia y depende sica y/o psíquicamente de ella. La vida gira en torno de un consumo problemá co: no puede vivir sin esa sustancia, y hace todo lo posible para conseguirla y consumirla. La persona sus tuye progresivamente sus vínculos por el consumo, lo que lo deja cada vez más aislada. Tomando las palabras de Alicia Stolkiner, “la adicción como problemá ca de una persona es compleja, (...) es un vínculo par cular con el consumo de manera tal que la persona no puede de ninguna manera cortar ese vínculo con el objeto, que se va introduciendo como parte de su vida co diana. (...) Dentro de las adicciones, hay un punto común que es tratar de buscar algún alivio a una situación insoportable, (...) una adicción se construye psicológica, biológica y socialmente de manera conjunta.” Como afirma la especialista Graciela Touzé (2015), es clave que tengamos en cuenta que la diferencia entre uso, abuso y dependencia es más una diferencia cualita va respecto de las mo vaciones y el contexto del consumo que una diferencia cuan ta va con relación a la can dad y la frecuencia de drogas consumidas. Estas diferencias dependen mucho más de las caracterís cas de la persona y de su entorno que del po de droga que se consume. Cabe señalar y tener presente que siempre que hablamos de niños/as y adolescentes los consumos de sustancias psicoac vas son problemá cos por los riesgos asociados a la salud y a las consecuencias generadas por el consumo en esas etapas vitales. 19


COMPLEJIDAD Y MULTICAUSALIDAD

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o todas las personas que consumen sustancias lo hacen de un modo problemá co, y de ser así, no se trataría de las mismas causas, de los mismos factores intervinientes, incluso, no menos importante, tampoco serían iguales las posibilidades de abordaje, según los recursos disponibles y las redes de apoyo existentes. Desde este enfoque relacional, una herramienta válida para comprender si un consumo es problemá co o no, es pensar desde la tríada sujeto-sustancia-contexto. Siempre ene que estar presente el análisis de estas dimensiones, con las dis ntas variables que las componen, y sobre todo el análisis de las interacciones y entrecruzamientos entre ellas, ya que centrarse sólo en un aspecto lleva a un abordaje parcial y reduccionista que no da cuenta de la complejidad de la problemá ca. En relación al sujeto, las variables pueden ser la personalidad, la biología, la historia personal, las expecta vas, entre otras; y en cuanto a la interacción con el objeto (sustancia) tenemos que tener en cuenta el po de sustancia, la dosis, calidad, procedencia, etc. Respecto al contexto, es importante considerar lo micro como lo macro, es decir, las creencias y costumbres familiares, el barrio, las circunstancias, etc., como también el análisis de contextos socio-históricos, y los dis ntos discursos de la época.

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REPRESENTACIONES, GENERALIZACIONES SOCIALES, ESTIGMATIZACIONES Y ESTEREOTIPOS ACERCA DE LAS DROGAS Es muy fácil darnos cuenta de la existencia de representaciones sociales. Sin embargo, entender qué son y cómo actúan es más complicado. Tal vez una de las mejores definiciones la dio Denise Jodelet. “El concepto de representación social designa una forma de conocimiento específico, el saber de sen do común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos genera vos y funcionales socialmente caracterizados”. En sen do más amplio, designa una forma de pensamiento social. Las representaciones sociales cons tuyen modalidades de pensamiento prác co orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal. En tanto que tales, presentan caracterís cas específicas a nivel de organización de los contenidos, las operaciones mentales y la lógica. Las representaciones sociales son, entonces, formas del pensamiento social, el conocimiento prác co que se transmite y se sos ene socialmente, a través de las relaciones entre las personas. Cons tuyen un modo de interpretar y de reproducir nuestra realidad co diana, una forma de conocimiento social. Las representaciones configuran lo que sabemos desde el sen do común. Ellas están cons tuidas por opiniones, creencias, nociones, ideas, que ante determinadas situaciones afloran y son

compar das por un colec vo social. La categoría representaciones sociales aparece por primera vez en 1961, gracias a los aportes teóricos realizados por Serge Moscovici, buscando conocer la naturaleza del pensamiento social. En sus trabajos, Moscovici elabora la noción de representaciones sociales con el obje vo de dilucidar los procesos mediante los cuales las personas construyen la realidad social en la que par cipan y al mismo empo, son cons tuidas como sujetos sociales por dicha realidad. La teoría en torno al concepto de relaciones sociales se ha desarrollado principalmente en el campo de la psicología social siendo permanentemente retomada por diferentes inves gadores/as en dis ntos campos. Robert Farr sos ene que las representaciones están cons tuidas por sistemas de valores, ideas y prác cas con una función doble: por un lado, ellas establecen un orden que permita a las personas guiarse, moverse, por así decir, en el mundo natural y social para poder dominarlo; por otro lado, permiten la comunicación fluida entre miembros de una comunidad proporcionándoles un código para el intercambio social y para nombrar y clasificar sin ambigüedades los diversos aspectos de su mundo y de su historia individual y grupal. Según Denise Jodelet en la 21


Resulta entonces fundamental trabajar en la desnaturalización de los estereo pos, desde un enfoque crí co, encarando las situaciones de consumo de sustancias desde miradas inclusivas, interdisciplinarias y alejándonos de posiciones represivas, es gma zantes y prejuiciosas. El modelo mul dimensional desde el cual nos posicionamos para pensar al Sujeto, nos plantea al consumo de sustancias como un fenómeno complejo, donde se lleva a cabo un interjuego relacional entre Sustancia- Sujeto (par cular, histórico, atravesado por intereses, deseos, inquietudes, temores propios) y Contexto (donde los sujetos se relacionan atravesados por las dimensiones polí cas, sociales y culturales propias). Desde esta complejidad, pensamos que hay que considerar la Prevención, dado que los consumos problemá cos y las adicciones se inscriben en un contexto amplio, epocal, un macro sistema que nos implica a todos y a todas y donde no es posible “llegar antes”, sino tomar un posicionamiento crí co, abierto y permeable que permita pensar caminos dis ntos para abordar las cues ones que nos preocupan.

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representación tenemos el contenido mental concreto de un acto de pensamiento que res tuye simbólicamente algo ausente, que aproxima algo lejano. Par cularidad importante que garan za a la representación su ap tud para fusionar perceptor y concepto y su carácter de imagen.” Hay un sin número de representaciones, creencias y mitos compar dos socioculturalmente cuando nos referimos a cues ones ligadas con la salud. Estas pueden derivarse de los modelos hegemónicos que de algún modo han penetrado el sen do común gracias a los medios de comunicación o el “boca en boca”. Citaremos algunos ejemplos para graficar la cues ón: En repe das oportunidades escuchamos sostener que el médico es el único garante de salud, él por sí mismo ene la úl ma palabra en lo que se refiere a la cura, solemos escuchar definición de la salud como la ausencia de enfermedad o que para cada dolencia existe un único remedio. En lo que se refiere al consumo problemá co, por ejemplo, solemos percibir a muchas personas sostener con una fuerte convicción que el problema es la juventud, la sustancia como flagelo capaz de apropiarse de las voluntades o que el/la adicto/a es un/a enfermo/a que debe curarse. Pero también de los mitos y del sen do común emanan prejuicios y estereo pos que devienen en es gma zaciones. Vivimos en sociedades democrá cas en las que las personas son libres y pueden pensar lo que deseen.

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Aunque si bien esto es así, y por más que cada persona individualmente puede pensar desde su propio punto de vista, no hay que dejar de ponderar el hecho de que la sociedad en su conjunto ocupa un lugar destacado en la construcción de representaciones y significados individuales. En alguna medida, la sociedad impacta en la construcción de iden dades y el modo de ser de cada persona, su forma de pensar, sus hábitos, el modo de ves r, sus gustos, etc. A par r de estas construcciones sociales, cada comunidad va elaborando sus reglas, sus creencias, y los indicadores de lo normal, lo anormal, lo natural o lo an natural, lo que se espera de cada uno de sus miembros, lo que está bien o lo que está mal. Por ejemplo, ni bien nos encontramos con un desconocido, enseguida que lo vemos elaboramos una primera impresión sobre sus cualidades o su personalidad. A par r de allí inferimos otras cues ones acerca de su modo de vida, de subsistencia, qué estudia, etc. Pero hay que tener en cuenta que estas primeras impresiones no son verdaderas. Representan más que nada conjeturas y expecta vas. No son reales, sino que pertenecen al plano de las ideas. Por lo general, esperamos que las ac tudes de las personas concuerden con las ideas y prejuicios que nos hemos formado en nuestras primeras impresiones. Se pretende igualar, que todos seamos y actuemos de la misma manera. Cuando una persona no ene determinada caracterís ca común a la mayoría y es diferente puede suceder (no siempre afortunadamente) que la sociedad la rechace, la excluya, la vea incluso como peligrosa. En este caso estamos frente a un es gma.

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Lamentablemente, cuando nos referimos estrictamente a consumo de sustancias nos encontramos con uno de los campos de la vida social en el que circula una gran can dad de mitos, es gma zaciones y prejuicios. Se suele pensar que los adictos son delincuentes o enfermos. Los es gmas y prejuicios dirigidos a los consumidores en muchos casos actúan como trabas para que las personas puedan acceder a un tratamiento adecuado. Es entonces fundamental romper ciertos mitos, desnaturalizar las miradas, cri car ciertas conductas prejuiciosas y tender un puente al consumidor incluyéndose para que él mismo no se auto segregue. Es preciso tener presente que las personas que son es gma zadas sufren una disminución de su autoes ma. A la vez, a estos sujetos se les dificulta generar vínculos sociales. La pérdida de es ma y el ensimismamiento van aislando a la persona de la trama social. También los prejuicios acerca del consumo suelen reforzarse por es gma zaciones respecto a su posición social, su nivel socioeconómico o educa vo, o respecto al po de sustancia o de consumos. Generar estereo pos (el/la consumidor/ar como delincuente, enfermo/a, marginal) puede devenir en respuestas como cas gos, moralinas, agresiones y violencia. Todo esto no ayuda a la persona a mejorar su situación mediante un tratamiento. Cada comunidad regula sus normas respecto a qué sustancias y qué can dades, qué usos son esperables y qué conductas respectos a los usos, además de las prohibiciones. Una acción puede o no incorporarse al conjunto de normas sociales y ser aceptada. Pero hay que tener presente que esto depende del contexto. No todas las sociedades actúan de la misma manera. Por ejemplo, en algunas se tolera mucho más el consumo de las

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sustancias legales como el alcohol, el tabaco que otras sustancias ilegales. No está mal visto ponerse alegre tomando alcohol en una fiesta, pero sí que se tome cocaína. En algunos países es legal y se tolera el consumo de hachís. Incluso dentro de una misma sociedad, dependiendo la clase social o el ámbito que tomemos esto puede cambiar. En síntesis, creemos que es fundamental llevar adelante un trabajo a partir de la desnaturalización, desde un enfoque crítico, encarando las situaciones de consumo de sustancias desde miradas inclusivas, interdisciplinarias y alejándonos de posiciones represivas, estigmatizantes y prejuiciosas.

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"Derribando Mitos”

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Nos despedimos de nuestro primer Eje del recorrido VIDEO: Hablemos de Todo - Consumos Problemáticos

VIDEO: Hablemos de Todo - Consumos Problemáticos 30


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