La realidad y sus mitos

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H.C. ELÍAS H.C. ELÍAS

La Realidad y sus La Realidad y sus Mitos Mitos


La

Realidad y sus Mitos H.C. Elías

La Realidad y sus Mitos ©Ing. Hiram Castro Elías Registro Indautor 03-2015-100911141900-14 Primera Edición Impreso en México elias.hiram@yahoo.com.mx


Contenido

Prólogo

4 Los Mitos

Primero. La Creación

6

Segundo. El Decreto

15

Tercero. Salto Cuántico

17

Cuarto. Ilusión

22

Quinto. Expansión

32

Sexto. Fe

50

Séptimo. Vida

59

Octavo. Reencarnación

63

Noveno. El Hubiera

69

Décimo. Libre Albedrío

83

Onceavo. Arrepentimiento y Perdón

92

Doceavo. Libertad

101 Las Leyes

Verdad y Certeza

115

Primera ley. Conciencia

120

Segunda ley. Entrelazamiento

124

Tercera ley. Existencia

127

Cuarta ley. Comunicación

128


Quinta ley. Ilusión

131

Sexta ley. Estabilidad

133

Séptima ley. Continuidad

138 Los Senderos

Metamorfosis

144

Oruga o mariposa

149

Perspectiva

154

Epílogo

158


Prólogo En la última década ciertas palabras como física cuántica, realidad, conciencia, dimensiones, decreto, salto cuántico, ilusión, entre otras muchas se han puesto muy de moda, sin embargo, he notado que muchas de ellas se utilizan con demasiada ligereza, frecuentemente de forma equivocada, induciendo al error y alimentando la ignorancia, y todo por la obtención de riqueza. Si estas personas conocieran el verdadero significado, la esencia misma de los conceptos de los que se valen, a veces de mala fe y en ocasiones solo por ignorancia para obtener dinero, sabrían que son la antítesis de lo que enarbolan. En ocasiones se conoce bien el significado de cada concepto y se tuerce intencionalmente, pero en otros, y no se cual es más dañino, ni siquiera tienen la menor idea de las tonterías que afirman al cobijo de ideas, principios y leyes que por haber escuchado algo por ahí, o haber visto un programa en el History o en el Discovery channel, suponen que es suficiente para nombrarse a sí mismos autoridades sobre el tema. Por otro lado hay conceptos cuya definición hemos aceptado como cierta durante mucho tiempo, incluso siglos, pero que a la luz de nuevos hallazgos experimentales nos confrontan con la necesidad de renunciar a ellos y redefinirlos en términos de nuevos paradigmas. En este libro he tenido el valor de llegar al fondo de la verdadera causa de los resultados experimentales, aceptándolos en vez de justificar el que probablemente no se hicieran bajo estrictos controles, por lo que sus resultados no serían confiables como argumentan algunos, simplemente los vi como válidos y decidí replantear algunos de los conceptos fundamentales que hemos dado por hecho, cuando no es así. Esto me abrió la puerta a una insospechada, extraña, maravillosa, inquietante y fascinante concepción de lo que llamamos realidad. He aquí los mitos de la realidad, unos fundamentados en la ignorancia, otros en el error deliberado y aquellos que por falta de un conocimiento más profundo, se han mantenido y aceptado como ciertos por largo tiempo.


Los Mitos


“La creación”

Primer Mito de la Realidad Bajo un esquema de total ignorancia o desenfadada malicia, nos han hecho creer con cínica arrogancia que somos capaces de CREAR la realidad. Pero ¿sabemos que es lo que supuestamente estamos creando? Reflexionen un poco y tratemos de definir que entendemos por realidad. Mientras meditan en esto vayamos al terreno de la física cuántica y al tan mencionado mundo de las posibilidades. De acuerdo a esta rama de la ciencia una partícula puede existir simultáneamente en todos sus estados posibles. Para comprender esto desde una perspectiva más sencilla imaginemos, como en su momento lo hiciera Schrödinger, que tenemos un gato dentro de una caja, si este gato fuera una partícula y la caja su mundo cuántico, en tanto estuviera cerrada, el gato estaría parado, sentado, durmiendo, comiendo, naciendo, muerto, y la caja podría estar incluso vacía, situación que representaría la posibilidad de que el gato aún no hubiese nacido. Esto plantea una lógica distinta pues a diferencia de nuestro mundo, el cual está regido por la “o”, el mundo cuántico lo está por la “y”. En otras palabras, en nuestro mundo el gato estaría vivo O muerto O etc., pero en el mundo cuántico no es así, ya que está vivo Y muerto Y en todo estado a la vez. ¿Qué es entonces lo que hace que la “y” se transforme en “o” al momento en que la caja se abra, es decir, cuando el mundo cuántico se manifieste en el mundo que observamos?, simple, la acción de la conciencia. Cuando la conciencia observa, la nube de posibilidades se convierte en partícula de experiencia. Entonces ¿cómo veremos al gato, vivo, muerto, naciendo?, eso dependerá del deseo del corazón de cada quien. Otro aspecto importante a considerar es la perspectiva del gato, ¿será capaz de percibirse a sí mismo, será consciente de su existencia, sabrá que coexiste simultáneamente en una infinidad de estados posibles? Antes de intentar dar respuesta a tan inquietantes cuestiones retomemos la idea de realidad. Quizá para algunos de ustedes realidad es todo aquello que podemos percibir por nuestros sentidos. En principio suena bastante bien, pero vayamos un poco más a fondo. Por un momento imaginen que pierden todos sus sentidos, no tienen vista, oído, olfato, tacto ni gusto. Según nuestra definición de realidad, bajo estas circunstancias, no existiría


tal cosa. Simplemente no habría realidad. Pero no entremos en pánico, no todo está perdido, aún conservamos nuestra conciencia. Esta imagen mental sugiere que la conciencia es anterior a la realidad, sin embargo, antes de aseverar tal cosa, vale la pena meditar un poco sobre ello. Recordemos que bajo estas circunstancias, somos como el gato dentro de la caja, el que no podamos percibir la gama de posibilidades que conformaran nuestra realidad, no implica que no existan. Bajo este punto de vista, ni la realidad es anterior a la conciencia, ni ésta a la realidad, sin embargo la realidad relativa sí es anterior a nuestra capacidad de percibirla conscientemente. Como nota cabe mencionar que la realidad relativa, es la que observa la conciencia, la Realidad Única o Absoluta. Bien, parece que todo está resuelto, sin embargo aún hay más, pues resulta, de acuerdo a la lógica cuántica, que el gato ni siquiera existe en tanto no es observado. Así que, la pregunta es, ¿sabrá esto el gato?, ¿sabrá que no existe en tanto no es observado? Vayamos a fondo en esto, igual que lo hiciera Alicia cuando siguió al conejo por un agujero cada vez penetrando más y más en él. Cuando realizamos la pregunta acerca de si el gato sabía que no existía en tanto no es observado, la planteamos desde una perspectiva equivocada, en virtud de que estamos haciendo el cuestionamiento desde nuestro punto de vista que es el del observador, donde la existencia la estamos asociando a la observación del gato. Si no observamos al gato, entonces asumimos que no existe. Sin embargo esto solo es cierto desde nuestra perspectiva. Pero desde la perspectiva del gato el está consciente de su existencia aún si no participa en un contexto excluyente, es decir, en alguna realidad específica o relativa. Lo que ocurre es que el gato se percibe así mismo simultáneamente en todos sus estados posibles. Pero percibir todas las posibilidades como una superposición de “realidades relativas” no diferenciadas sería muy similar a percibir nada, tal y como lo supusimos inicialmente cuando imaginamos que todos nuestros sentidos se hubiesen desconectado. Con el fin de lograr una mejor comprensión de esta idea imaginemos que cada posibilidad es un sonido o mejor aún una sinfonía. Supongan que escuchan la 5ta. Sinfonía de Beethoven, sin duda podrán identificarla claramente, pero al mismo tiempo escuchan la 40ta. Sinfonía de Mozart, habría cierta confusión y ya no será fácil identificarlas, luego escuchan alguna canción de los Beatles y así sucesivamente, al final y después de una


infinidad de melodías solo se escuchara un zumbido, y luego incluso, este dejará de ser perceptible produciéndose la sensación de silencio. Para que cada conciencia individual sea capaz de percibir conscientemente y de forma diferenciada una realidad en particular, es decir, dejar el mundo de la “y”, para entrar en el mundo de la “o “, requiere de otra conciencia que la observe. Si para observar requerimos ser observados, entonces este proceso nos lleva a inferir que en última instancia debe existir una Conciencia u Observador Final, el cual conoce el infinito de posibilidades de todo lo observable, de igual forma que nuestra conciencia conoce una infinidad de posibilidades o estados posibles del gato dentro de la caja. Es así que la Realidad Relativa o Individual no es una cuestión de CREACIÓN, pues a pesar de no ser percibida coexiste con la conciencia, recordemos que el gato, aún sin saberlo, participaba de una infinidad de posibilidades que él ¡no CREO!. Lo anterior nos lleva a una inquietante pregunta ¿acaso la existencia de cada individuo depende del deseo del corazón de quien lo observa? Antes de intentar dar respuesta a esta perturbadora pregunta, debemos recordar que existe un Observador Final o Conciencia Primaria, dado que en ella se encuentran contenidas todas las posibilidades así como cada conciencia individual, podemos decir que es omnipresente, omnisciente, omnipotente, que tiene vida y ya que lo abarca todo es claro que trasciende nuestros conceptos de espacio y tiempo. En virtud de esto último y por una confusión comprensible, se le han adscrito los atributos de ser infinita y eterna. En arameo la expresión Jaye D´Lalam se ha traducido erróneamente en todas las Biblias como Vida Eterna, sin embargo, jaye es una palabra en plural, por lo que la traducción correcta debe ser, “Las Vidas del Eterno”. De esta forma podemos ver, desde una perspectiva diferente, que la conciencia individual cuya esencia es la misma que la de la Conciencia Divina no goza de vida eterna, sino que participa de las Vidas del Eterno. En otras palabras, la conciencia individual participa de la percepción-observación consciente de la infinidad de posibilidades inherentes a la Conciencia Divina. Por otro lado, de la física cuántica sabemos que las posibilidades no elegidas no se desvanecen sino que dan origen a existencias o realidades paralelas. Esto en virtud de que cada posibilidad es en sí una realidad alterna. Esta Conciencia Divina representa la Única Realidad, en la que, a manera de superposición de estados posibles, están contenidas ¡absolutamente todas las realidades relativas o


individuales! Y es debido a esta superposición que este estado de Todo se asemeja a un estado de Nada. Es así como tenemos una Conciencia Divina que observa simultáneamente a todas y cada una de las conciencias individuales en todas y cada una de sus posibilidades, acción que define lo que llamamos región cuántica y una “multitud” de conciencias individuales observándose unas a otras convirtiendo la observación simultánea en secuencial y diferenciada, o en otras palabras, experimentando una realidad a la vez, dejando así la simultaneidad, para entrar en el terreno de las secuencias temporales. A pesar de que las conciencias individuales solo pueden experimentar conscientemente una realidad alterna a la vez, esto no implica que las demás se desvanezcan o dejen de definir una realidad sujeta a ser experimentada secuencialmente una vez que la participación en la actual ha cesado. Es en este sentido que la conciencia individual participa de las Vidas del Eterno. Cuando Yahshúa (Jesús) decía que debemos amar a Di-s sobre todas las cosas y a nuestro próximo como a nosotros mismos, nos quería dar a entender que solo con amor la conciencia individual es capaz de participar conscientemente de las Vidas del Eterno, o de cada realidad alterna. Y como el bienestar de cada conciencia individual depende del deseo del corazón de la otra, el bienestar del otro es el bienestar de uno mismo. Pero, ¿qué sucede si el deseo de nuestro corazón no está ligado al amor? Este tema es tan interesante, profundo e importante que más adelante le dedicaré todo un capítulo. Retomando la pregunta que nos llevo a todo esto, es decir, aquella acerca de si la existencia de cada individuo depende del deseo del corazón de quien observa, bueno, yo creo que después de todo esto es claro que la respuesta es ¡SI! La existencia entendida como la participación, percepción y compresión de la realidad experimentada consciente, subconsciente e inconscientemente es el resultado de una interacción de observación múltiple y no de un acto de creación. Ya que la observación está vinculada al deseo de nuestro corazón y este deseo es la manifestación sensible de aquello que verdaderamente somos, la percepción-observación de nuevas realidades estará en función justamente de esto. Lo que implica que si queremos mejorar nuestras circunstancias, bastará con ser mejores personas, y esto conlleva un auténtico cambio de corazón. Todo Gran Maestro sabe que los cambios en el cosmos, la naturaleza, la sociedad, no provienen del exterior, no se logran con decretos, leyes, acuerdos, acciones impositivas,


guerras, conflictos, sino que provienen sin excepción del interior, es decir, de los corazones de los individuos. ¡La felicidad de un pueblo no se alcanza imponiendo leyes que salvaguarden la paz, sino cuando cada individuo es capaz de transformarse en paz! Así que en última instancia las realidades alternas no son cuestión de creación, sino de transformación, en tanto la existencia dentro del marco de una realidad específica lo es de la observación-percepción. Todo este proceso puede resumirse en 3 pasos: Existencia Paso 1 En un principio la conciencia coexiste con una infinidad de realidades alternas simultáneas que por percibirlas sin poder diferenciables le son “imperceptibles”. Esto significa que en este punto la conciencia sólo es consciente de sí misma, en virtud de que aún no ha experimentado la percepción diferenciada, es decir, la percepción de una realidad en particular, es en este sentido que desde la perspectiva de un observador externo dentro del marco de una realidad específica aún no existe. Paso 2 Se da la interacción con otra conciencia la cual observa a la primera trayéndola a la existencia dentro del marco o realidad relativa de la conciencia que observa. La conciencia observada experimenta y percibe la misma realidad en la que se encuentra la conciencia que observa, es como si se tratara de un receptor sintonizado por la conciencia que observa en su propia “frecuencia”. Esta realidad es percibida por la conciencia observada de forma secuencial o sujeta al tiempo lineal (pasado presente futuro). Ahora la conciencia observada existe dentro del marco de una realidad específica y que es la misma en la que el observador existe. Realidad Paso 3 Esta realidad inicial retroalimenta mediante percepción va conformando el ser de la conciencia observada, provocando cambios en ella. Pero como las realidades alternas son un reflejo de lo que somos, un cambio en la conciencia modificará la realidad relativa que percibimos, en otras palabras, es como si sintonizáramos en el receptor de la radio una estación diferente. Este proceso de retroalimentación ocurre a cada instante, lo que implica


que la realidad relativa percibida se forma de “fragmentos” de las diversas realidades alternas predeterminadas dentro del mundo de las posibilidades. Sin embargo para que podamos existir en las realidades relativas que vamos “sintonizando” conforme se va modificando aquello que somos, es necesario que una conciencia nos observe dentro de esa realidad alterna “sintonizada”. En principio esta condición parece implicar un problema, ¿qué ocurriría si no hubiera observadores en la realidad alterna “sintonizada” o percibida?, recordemos que hay un Observador Final o Conciencia Divina que siempre observa a las conciencias individuales en todas y cada una de las posibilidades o realidades alternas, esto resuelve el problema de la existencia. Veamos el asunto de la realidad desde la perspectiva de la conciencia observada. Observador Final

Realidades alternas de la conciencia observada

Observadores dentro de cada realidad alterna Para la conciencia observada su realidad se compone de fragmentos de realidades alternas, mismas que no son identificables como diferentes para ella, pues desde su perspectiva en vez de una línea quebrada pareciera una recta, es decir, momentos secuenciales dentro de una sola y única realidad que, como ya mencioné, piensa erróneamente que va creando. Es desde la perspectiva de la Conciencia Divina u Observador Final que la realidad percibida por la conciencia observada se ve como la unión de diversos fragmentos de realidades dando la impresión de una línea quebrada en lugar de recta.

Fragmentos de realidades alternas no percibidos por la conciencia observada


Observador Final

Realidades alternas

Ahora veamos la realidad desde la perspectiva de las conciencias que observan. Observador Final

Cada conciencia que observa tiene su propio entramado de realidades alternas, mismas que pueden coincidir entre sí y desde luego con las correspondientes a la conciencia observada. Las diferentes conciencias que observan pueden no solo observar los fragmentos de realidad relativa en los que participa la conciencia observada en virtud de que reflejan su verdadero ser, sino también “fantasmas” o “siluetas” de esa conciencia dentro de cada una de sus realidades alternas. Si observamos la figura anterior, la conciencia roja (observador) observa dos fragmentos de realidad de la conciencia azul (observada), fragmentos de los cuales la conciencia observada está consciente. Lugo la conciencia anaranjada (observador) observa de igual forma un fragmento de la realidad de la conciencia azul (observada), de la cual está consciente pero también un fragmento de la misma conciencia azul (observada) de la cual no está consciente (en la figura conserva la forma de la conciencia azul pero está rellena del color del observador (naranja)). La conciencia oro (observador) observa también un fragmento de la conciencia azul (observada) de la cual es consciente. Otra cosa que notamos es que en esa realidad alterna hay dos fragmentos de conciencia azul que aparentemente no son observados (estrellas sin relleno) y por tanto no existen en ninguna realidad, sin embargo,


si lo son, ya que siempre son observados por el Observador Final o Conciencia Divina, dándole así un cierto nivel de existencia de la cual la conciencia azul (observada) tampoco es consciente no existiendo en la realidad de ninguno de los observadores. Resumiendo, tenemos que la conciencia observada es consciente de algunos fragmentos de sus realidades alternas y de otros no. Además los fragmentos observados de los cuales no es consciente la conciencia observada, pasan a ser parte de la realidad del observador. También es importante no perder de vista que aún los fragmentos de realidad no observados por más conciencias que la Conciencia Divina existen desde la perspectiva de esta Conciencia. Dado que la conciencia que observa también es observada, la realidad relativa o realidad individual se forma por la superposición de ambas. Esto significa que la conciencia percibe conscientemente la realidad que refleja su ser, así como otras conciencias que coinciden en esa misma franja de realidad siendo conscientes de ello, incluyendo también algunos “fantasmas” de esas conciencias. De esta forma resulta claro que las Vidas del Eterno o Única Realidad es absoluta, en tanto las realidades individuales o alternas son relativas. En este sentido puede decirse que cada conciencia porta su propia realidad, pero solo existe, participa o interactúa con otras conciencias si es observada por estas. En el camino a través de las Vidas del Eterno la realidad individual es el reflejo del ser, en tanto la observación-percepción es realizada por la conciencia a través de los sentidos físicos y de forma extrasensorial. Esta actividad ocurre en el cerebro mediante procesos químicos, eléctricos y cuánticos. Einstein decía: ¿cómo puedo saber que la luna existe cuando no la observo? Bien la respuesta en este punto es simple, primero observar y percibir hemos visto que no son lo mismo. Por otra parte el observador es el que trae a la existencia un objeto a su propia realidad. Cuando el objeto no es observado por un observador, no existe en su realidad, en tanto si existe en las realidades de otros observadores que la estén observando. Aún si ninguna conciencia la observa, sigue existiendo pues en última instancia siempre es observada por la Conciencia Divina u Observador Final. Esto significa que la “luna” siempre existe, pero no siempre en la realidad de los observadores, necesita ser observada para participar en cada realidad relativa. Cuando además de ser observada por la conciencia, es percibida consciente, subconsciente, o inconscientemente entonces adquiere su carácter de “real”.


Cabe mencionar que la conciencia observa al objeto, en este caso particular “la luna”, tal cual es en su totalidad, pero debido a que la percepción involucra una serie de “filtros”, tal como veremos más adelante, solo la percibe parcialmente, por esto, a pesar de que todo observador “observa” lo mismo, todos perciben de modo distinto. Ahora cuando pensemos en Realidad, Física Cuántica y Conciencia, sabremos que todo cuanto podemos ser al participar conscientemente de las Vidas del Eterno, ha estado ahí siempre y que los conceptos de existencia y de realidad a pesar de estar íntimamente unidos, son distintos.


“El Decreto”

Segundo Mito de la Realidad

Antes de entrar propiamente en materia citaré una antigua leyenda oriental en la cual se cuenta que en tiempos lejanos, cuando la bruma del olvido cubría la memoria de los hombres, surgió un Gran Maestro, cuyo nombre se perdió en el tiempo. Los ancianos que lo conocieron transmitieron de boca en boca su legado. En cierta ocasión uno de sus discípulos llamó a la puerta del Maestro, era de noche y sin acercarse a la puerta, el Maestro preguntó, ¿quién es?, el discípulo respondió… soy yo. El maestro no abrió. El discípulo se retiro y durante muchos años viajo por diferentes países, aprendió, meditó, comprendió y al cabo del tiempo regresó a la casa del Maestro, nuevamente era tarde y volvió a tocar la puerta, el Maestro al igual que años atrás preguntó, ¿quién es?, en esta ocasión el discípulo respondió “SOY TU”, el Maestro abrió la puerta. Decreto es una palabra que conlleva la idea de imposición, exigencia, arrogancia; tres caras del egoísmo. Pero dejemos un poco este asunto y hablemos de la propiedad holográfica del universo. Si rompemos una fotografía en cuatro partes, cada parte tendrá una porción de la imagen, pero si rompemos un holograma en las mismas cuatro partes, cada parte contendrá la imagen completa. Y lo mismo ocurre si seguimos rompiendo el holograma en pedazos cada vez más pequeños, la imagen completa estará contenida en cada uno de ellos. Si nuestro universo es holográfico significa que en cada punto está contenida toda la información y si está cambia en un punto, cambia en todos los demás simultáneamente. Otro aspecto importante que sostiene la física cuántica es que no existe una frontera entre el adentro y el afuera, el reino de la cosmología es una extensión del ser interior. Si existe un cambio en el “interior”, de inmediato se verá reflejado en el “exterior”. Es en este sentido que el Holograma Cuántico o Matriz Divina refleja en nuestro cuerpo y entorno lo que en verdad somos. (Como es adentro es afuera) Si decretamos estamos exaltando el egoísmo, lo que significa que la realidad percibida y observada estará plagada de exigencia, imposición, frustración, arrogancia, envidia… y desde luego enfermedad. En lugar de decretar como instrumento de exaltación del ego, debemos trabajar en nuestro interior por inhibir el ego y dejar paso al amor. Si somos paz, armonía, amor, benevolencia,


misericordia, sabiduría…, la realidad observada y percibida reflejara justamente eso, la misericordia, el amor, la paz… y la salud plena. Todas estas cosas nos serán en abundancia todos los días de nuestra vida. La propiedad holográfica del universo nos enseña que todos somos uno y lo que uno es de inmediato pasa a formar parte del todo en cada punto, de esta forma, el ser equivale al dar y es por ello que el dar precede al recibir. Cuando el ser se sustenta en el amor, el discípulo está listo para contestar SOY TU.


“El Salto Cuántico”

Tercer Mito de la Realidad

Hasta el momento nos hemos referido a la conciencia y a su esencia (ser) con la capacidad de observar-percibir. Esta conciencia individual pertenece a una Conciencia Divina de la misma manera en la que cada punto dentro de un holograma se asocia a la imagen completa. Hablamos de una infinidad de realidades relativas o individuales, las cuales solo son percibidas-observadas por la conciencia individual cuando ella misma es observada. También mencionamos que hay una diferencia entre realidad y existencia. Respecto a sí misma, la conciencia siempre existe, respecto al observador, podría dejar de existir (desaparecer) de su realidad (la del observador). Dentro del dominio de la física cuántica el término “salto cuántico” frecuentemente se aplica al cambio de estado de un electrón que pasa de un nivel de energía menor a otro mayor (estado excitado), o de uno de mayor energía a otro de menor dentro de un átomo mediante la absorción o emisión de un fotón. Dicho cambio es discontinuo y no está regido por la ecuación de Schrödinger: el electrón salta de un nivel menor a otro de mayor energía de modo prácticamente instantáneo. A este tipo de saltos cuánticos usualmente se los denomina transiciones electrónicas. Los saltos cuánticos son la única causa de absorción de energía que tiene el electrón y de emisión de esa misma energía en forma de radiación electromagnética, esta absorción emisión ocurre en unidades cuantizadas llamadas fotones. Cuando la partícula pasa de un nivel de energía a otro, es como si dejara de existir en la realidad del observador sin embargo existe en la realidad de otros observadores, por lo tanto el que el observador no pueda observar su trayecto no quiere decir que sea discontinuo, simplemente que se lleva a cabo en otras realidades que el observador no puede percibir en su realidad relativa. Así que no hay tal cosa como el salto cuántico, pues la aparente discontinuidad en sus estados, es justamente eso, aparente. Para entender esto imaginemos una persona parada en el corredor donde hay dos puertas que pertenecen a un mismo recinto. De pronto se abre una puerta y el observador ve a una persona parada cerca de la puerta en el interior del recinto, luego la puerta se cierra, y se abre la segunda puerta y ¡sorpresa! ve a la misma persona dentro del recinto pero ahora cerca de la segunda puerta. Si el observador no supiera que las puertas pertenecen a un


mismo recinto, diría, ¡esto es algo mágico!, pues la persona simplemente desapareció de un lugar y apareció en otro sin seguir ninguna trayectoria continua, por tanto debe tratarse de un fenómeno cuántico es decir, aparición, desaparición, aparición. Pero si se entera que detrás de ambas puertas existe un mismo recinto, sabrá que simplemente llegó de una puerta a la otra de forma continua pero no observable desde la realidad del observador parado en el corredor. Algunos ¡¿eruditos?! en el tema de la realidad, sugieren que para pasar de una realidad a otra se debe dar un “salto cuántico”, pero, ¿será cierto? Para dar respuesta a esta perturbadora pregunta, imaginemos que cada realidad alterna está representada por una función de onda diferente:

Salto cuántico

Salto cuántico

Y desde luego una separada de la otra. De acuerdo a la idea del salto cuántico cambiar de realidad equivaldría a desparecer de una función y aparecer en la otra como por arte de magia. Para quienes proponen esta idea, la conciencia que es observada dejaría de existir durante el salto, lo que de hecho ocurre, sin embargo, se trata de un problema de perspectiva, aunque es cierto que deja de existir, no lo hace con respecto a sí misma como lo sugieren quienes pregonan esta idea, sino que, como lo hemos mencionado anteriormente, ésta no existencia se da desde la perspectiva del observador y con respecto a su realidad. Así es que desde la perspectiva de la conciencia observada no hay tales discontinuidades ya que percibe de forma continua fragmentos de realidades alternas que no son observables desde la perspectiva del observador. Cuando vuelve a ser percibida por el observador es cuando la conciencia observada vuelve a percibirse a sí misma dentro de la realidad del observador como fragmento de su propia realidad. Por otra parte dado que la Única Realidad solo está formada por realidades relativas o individuales a manera de superposición de estados, no puede existir algo de naturaleza


diferente. Por lo tanto no puede haber entre ellas un algo diferente a cada estado o función de onda que represente una realidad relativa, pues en última instancia todo es realidad, por lo que el esquema anterior representa una visión errónea, ya que no solo no hay salto, sino que ni siquiera existe “ese algo” que supuestamente habría de ser saltado cuánticamente para cambiar de realidad. Una mejor representación sería algo así,

Si en vez de unas cuantas realidades esquematizáramos una infinidad, Se tendría algo como esto, donde el color gris representa la infinidad de realidades relativas súper puestas, por lo que dejan de ser distinguibles individualmente y solo se ven como una especie de “nube”.

Así que para pasar de una realidad a otra no se requiere de ningún salto ya que son tantas que el paso es continuo tal y como lo muestran ambos esquemas. Esto sugiere que no hay niveles de energía no permitidos, lo que hay son estados no perceptibles desde la realidad del observador. Alrededor del año 1300 d.c. el Rabino Joseph ben Snalom de Barcelona sostenía que: “en cada transformación de la realidad, en cada cambio de la forma, o cada vez que el estado de una cosa es alterado, el abismo de nada es cruzado y por un evanescente momento místico se hace visible”. Esto no es más que la definición de un “salto cuántico”. Veamos porque podemos aseverar tal cosa analizando a fondo la frase del Rabino. En cada transformación de la realidad, en cada cambio de forma o cada vez que el estado de una cosa es alterado, nos sugiere un cambio entre dos estados o niveles de energía diferentes; luego dice que el abismo de nada es cruzado, esto equivale a “aparecer”“desaparecer”-“aparecer”. Hasta aquí ambas definiciones son totalmente equivalentes, pero la diferencia radica en la última frase, cuando menciona “por un evanescente momento místico se hace visible”. Es claro que desde la perspectiva del observador esto no


ocurre, ya que solo se podría hacer visible desde la perspectiva de la conciencia observada. El abismo de nada no es otra cosa que la superposición de la infinidad de realidades relativas o posibilidades de la conciencia observada. Es así que la diferencia entre ambas definiciones es que la que corresponde al Rabino Joseph ben Snalom se establece desde la perspectiva de la conciencia observada, en cambio, la que se enuncia dentro del dominio de la mecánica cuántica está descrita desde la perspectiva del observador. Como hemos mostrado, en última instancia la falacia del “salto cuántico”, no es más que una cuestión de perspectiva. Desde la conciencia que observa, la conciencia observada deja de existir en su realidad de forma intermitente, en tanto que desde la perspectiva de la conciencia observada no deja de existir, cualquier cambio de estado en ella debido a la percepción de fragmentos de diferentes realidades o posibilidades que conforman ese “abismo de nada”, ocurre de forma continua. Salto cuántico respecto al observador en R1

R1 R1

RA1

RA2

RA3

Abismo de Nada Observador en R1

Observador en R1

Observador en RA1 Observador en RA2 Observador en RA3 Conciencia observada R1

Realidad del observador

RA1-2-3

Realidades alternas

Cuando observamos un mismo evento pero lo interpretamos de diferente manera, la causa se llama perspectiva. El observador en R1 ve a la conciencia observada en un estado y luego en otro. En cambio la conciencia observada, durante lo que su observador define como salto cuántico, percibe el “abismo de nada” o la superposición de todos sus estados o realidades posibles, lo que ocurre cuando solo es observada por la Conciencia Divina como puente entre varias realidades donde es observada por conciencias individuales y que percibe


conscientemente, hasta finalmente ser observada nuevamente por la conciencia en R1 o la realidad de partida. Ahora con respecto al concepto de realidad relativa debemos agregar una nueva palabra a las cuatro anteriores, conciencia, existencia, observación y percepción‌ perspectiva.


“Ilusión”

Cuarto Mito de la Realidad

Hemos establecido que a la idea de realidad, pueden vincularse otros importantes conceptos, como el de conciencia, existencia, observación, percepción y perspectiva. Antes de continuar vale la pena comprender más profundamente los conceptos de observación y percepción. Empecemos por definir lo que debemos entender por observación dentro de una perspectiva cuántica. Observar es colapsar la función de onda o posibilidades en partículas de experiencia. O en otras palabras dentro del contexto de la realidad relativa, observar es colapsar una de la infinidad de realidades posibles dentro del dominio cuántico, en particular aquella que se ha constituido como el reflejo de la esencia de la conciencia o ser. Es importante notar que el ser no puede describirse como algo estable o que no sufre cambios, por el contrario, esta fluctuando continuamente, lo que propicia que la conciencia “sintonice” diferentes realidades alternas continuamente, o fragmentos de realidad, estos fragmentos determinan el “ámbito” que será observado por la conciencia, observación que convertirá esa realidad o fragmento de realidad en un objeto de experiencia consciente a través de la percepción. Por estar fuertemente involucrada a la observación, toca el turno a la percepción. La percepción resulta de los estímulos cerebrales obtenidos a través de los 5 sentidos, vista, olfato, tacto, oído y gusto, los cuales describen el fragmento de realidad observado dotándolo de un grado de existencia y por tanto adscribiéndole un cierto sentido de “realidad”. De acuerdo a la definición anterior llega el momento de considerar una variable nueva en el entramado concepto de realidad, el cerebro. En tanto la conciencia observa dentro del contexto del mundo cuántico colapsando fragmentos de realidad reflejo de las continuas fluctuaciones del ser, la percepción representa un proceso de recolección de información a través de los 5 sentidos para que el cerebro pueda dar sentido a este colapso cuántico. La interpretación que se lleva a cabo en el cerebro se traduce en imágenes o impresiones, las cuales, junto con las sensaciones que se desprenden de este proceso convierten la información en percepción consciente, acto que da un cierto sentido de “real” a cada fragmento de realidad.


La observación colapsa una posibilidad o fragmento de realidad y le adscribe un grado de existencia, la percepción le da la connotación de “real”. En particular tenemos dos tipos de percepción, la que se realiza en el marco del espacio tiempo o percepción sensorial y la que se efectúa a nivel cuántico o percepción extrasensorial. La percepción sensorial conlleva ciertas limitantes en virtud de que nuestros sentidos están diseñados para recibir estímulos solo dentro de ciertos parámetros. Para comprender esto pensemos en la vista, nuestro ojo solo reacciona bajo el estímulo de frecuencias dentro de la región visible del espectro electromagnético.

Como se aprecia en la imagen anterior, el rango en que el ojo puede ser excitado por frecuencias del espectro electromagnético es muy pequeño, tan solo corresponde a la región visible compuesta por los 7 colores. ¿Cómo nos parecería la “realidad” percibida si en vez de que nuestro ojo fuera sensible a la luz visible, lo fuera al infrarrojo, o al ultravioleta, por ejemplo? Desde luego las cosas se verían de una forma totalmente diferente a la manera a la que estamos acostumbrados. En el caso del infrarrojo solo percibiríamos emisión de calor. Algo como lo mostrado en la siguiente imagen.


Del lado izquierdo, percepción en el rango de la luz visible, del lado derecho lo mismo pero con visión infrarroja, un mundo muy diferente.

En el caso de la luz ultravioleta ocurriría algo similar, el mundo se vería “raro”. Lo mismo ocurre con el espectro audible, hay sonidos que el oído humano no alcanza a percibir. Esto solo es para ejemplificar que el mundo que percibimos depende de la capacidad de los sentidos para ser o no estimulados en diferentes rangos de los espectros de luz, sonido, olor, gusto y tacto. La realidad que cada ser percibe depende del rango en el cual actúan sus sentidos de percepción. Esto implica que la realidad relativa percibida desde la perspectiva de un humano, un gato, una abeja, un reptil, etc. es diferente.


Hablemos ahora de la percepción extrasensorial, aquella que se realiza a nivel cuántico. Existe un fenómeno conocido como entrelazamiento cuántico. El físico de partículas Aspect observó en el laboratorio que después de una colisión entre partículas elementales donde como resultado de la misma aparecían un electrón y su correspondiente antimateria, el positrón (electrón con carga +), sin importar si entre ellos había una distancia de separación pequeña o enorme, cuando uno era excitado el otro respondía instantáneamente. ¿Por qué era esto desconcertante e impresionante?, porque la máxima velocidad en el vacio es la velocidad de la luz, dos partículas que se encuentran separadas una cierta distancia no pueden responder de forma simultánea a un estimulo, de acuerdo a esta limitante una tendría que responder primero y la otra después. Además estaba otro problema, ¿Qué las conectaba?, ¿Por qué al excitar a una la otra respondía? Dentro del contexto del pensamiento de ese momento no había solución aparente, hasta que al físico David Bohm, se le ocurrió un experimento mental para explicar tal situación. Imaginen que ponen un pez en una pecera, colocan una cámara frente a la cara y otra mirando el costado, luego ponen los dos monitores en un cuarto y los miran. Cuando ven ambos monitores desconocen que pertenecen a dos aspectos de un mismo pez, y como ignoran esto supondrán que son dos peces diferentes. Si estimulan el costado del pez, observaran que de inmediato hay reacción en ambos monitores, esto los lleva a pensar que están relacionados de alguna manera en virtud de que el estímulo en uno de ellos provoca una respuesta inmediata en el otro. Ahora pueden salir del cuarto y se dan cuenta que no son dos seres diferentes, sino el mismo, solo que desde la perspectiva de ambos monitores adentro era imposible percatarse de esto. Lo mismo ocurre con ambas partículas, son una misma, aunque debido a nuestras limitantes sensoriales que nos impiden percibir desde una dimensión superior no podamos verlo así. Esto significa que todas las partículas cuyo origen sea el mismo están conectadas como parte de un mismo “cuerpo”. Si consideramos que de acuerdo a la Teoría del Big Bang, nuestro Universo tuvo un origen común, entonces todas las partículas en él están entrelazadas. A esto se le conoce en física cuántica como entrelazamiento cuántico.


El entrelazamiento cuántico implica que el universo es una expresión diferente de un único todo y no está sujeta al marco del espacio tiempo ya que su fenomenología se da dentro del marco de la simultaneidad. Como el segundo tipo de percepción se da a nivel cuántico, se realiza, a diferencia de la primera, fuera del marco del espacio tiempo, es decir, en el dominio del entrelazamiento cuántico. Dado que el entrelazamiento se da en los niveles, mental, emocional y físico, en el nivel mental, podemos hablar de diferentes clases de percepción extrasensorial. La telepatía corresponde a entrelazamiento mente-mente; la clarividencia, mente-materia; la precognición, mente-tiempo; la visión remota, mente-espacio. Irónicamente este tipo de percepción que por siglos se considero imposible y fue motivo de burlas, ahora es la muestra palpable de que el entrelazamiento cuántico trasciende el domino del espacio-tiempo. El espectro completo de la percepción está formado por estímulos restringidos dentro de un marco espacio temporal o percepción sensorial, y por otro grupo de estímulos provenientes del mundo cuántico o percepción extrasensorial. Hasta aquí tenemos dos actividades, una que definimos como observación que ocurre a nivel cuántico y que es realizada por la conciencia. Otra que denominamos percepción y que se realiza tanto dentro del marco espacio temporal, como en el dominio cuántico; una utiliza como órganos receptores los correspondientes a los 5 sentidos, y la otra el sistema de microtúbulos de las neuronas del cerebro y del tejido neuronal del corazón. Mientras que la observación no requiere de la participación del cerebro, la percepción en su dos modalidades, sí. El cerebro hace el papel de una “computadora” que decodifica la información que es transmitida a través de las terminales nerviosas que lo conecta con los 5 sentidos. Lo mismo ocurre con la información que recibe a través de los microtúbulos de las neuronas tanto del cerebro, como del tejido neuronal del corazón. La información sensorial la convierte en representaciones tridimensionales desarrollándose secuencialmente, esto es, sujetas a una secuencia temporal. Cada representación está formada por imágenes, sonidos, olores, sabores y sensaciones táctiles. La información que percibe a través de los microtúbulos la convierte en intuición, presentimiento, inspiración, sensación, imágenes atemporales; sonidos y olores sin contexto, etc.


Hasta aquí todo va muy bien, pero ¿por qué la mayoría de las personas, no experimenta este tipo de percepción y no solo eso, sino que se niega a creer que pueda ocurrir? Bueno, esta negación tiene su justificación en lo que se llama sistema de creencias o paradigmas. El cerebro solo decodifica aquella porción de información recopilada por los sentidos o microtúbulos que, de acuerdo a su acervo de memoria, cree que es posible. Esto marca una cierta dicotomía entre la realidad reflejada (ser), la realidad observada (conciencia) y la realidad percibida (cerebro y sentidos). Como hemos visto, la realidad reflejada depende de la conformación del ser como esencia de la conciencia. Dado que en el proceso de observación realizado por la conciencia no hay filtros, como los paradigmas, la observación colapsa todo cuanto esa realidad relativa es. Sin embargo como la percepción está sujeta tanto a limitantes físicas (sentidos) como mentales (paradigmas), esta se presenta incompleta o parcial. Esto sugiere que la “cantidad” de realidad relativa que es posible percibir tanto sensorial como extrasensorialmente depende de la amplitud del paradigma al cual anclemos nuestro cerebro. La diferencia entre lo posible y lo imposible es tan solo el paradigma. Por su parte la conciencia a través de su esencia (ser) y de su atributo de observación preparan realidades donde no hay tal dicotomía, que simplemente son. Pero, ¿Qué se debe entender por creencia? Una creencia es el estado de la mente en el que un individuo considera como verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa; cuando se objetiva, el contenido de la creencia presenta una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado lingüístico como afirmación. Cuando solo implica mera actitud mental, que puede ser inconsciente, no es necesario que se formule lingüísticamente como pensamiento; pero como tal actúa en la vida psíquica y en el comportamiento del individuo orientando su inserción y conocimiento del mundo. De esta forma, el papel que juega la creencia junto con las limitantes propias de la percepción nos lleva a plantearnos una interesante cuestión ¿Qué tan real es la realidad? Antes de intentar dar respuesta a tan interesante planteamiento, asomémonos al concepto de ilusión, pero desde la perspectiva de la doctrina Hindú.


En el hinduismo, maia o māyā significa ilusión, y representa una imagen ilusoria o irreal. Más concretamente en esta doctrina se suele considerar que todo el universo de cosas fenomenológicas y que aparecen como reales son ilusorias. La palabra māyā está compuesta por dos vocablos en sánscrito, mā que significa “no” y alā que representa “es”. En idioma proto-indo-iranio māiā significa ‘fuerza milagrosa’, ya sea desde la raíz mai (intercambio) o desde la raíz mā (medida). Según la doctrina advaita, percibir la multiplicidad de este mundo fenomenológico (ātmā) perteneciente a un estado u orden diferente al de las almas (Brahman-Di-s) es solo māyā (ilusión): la realidad es que solo hay Di-s. Según la doctrina sankhya, māyā se identifica con prakriti (materia) y con pradhana (presustancia desconocida, fuente de la materia), además, según la filosofía vedānta es la fuente del universo visible. En el marco de la mitología hindú, Māyā es la personificación de la energía ilusoria māyā (materia, en contraposición con el espíritu). En vertientes de la mitología Hindú aparecen diferentes significados para Māyā como personificación de la energía llamada ilusión o materia. Māyā es la deidad principal que manifiesta, perpetúa y gobierna la “ilusión” y el sueño de la dualidad en el universo de los fenómenos. Para algunos místicos esta manifestación es real. Cada persona u objeto físico, desde la perspectiva de la eternidad, es como una breve y perturbada gota de agua en un océano sin límites. La meta de la autorrealización espiritual es entender esto, sentir intuitivamente la diferencia entre el yo y el universo como una falsa dicotomía. Puesto que la idea de que conciencia y materia física, o mente y cuerpo son cosas diferentes, es el resultado de una no iluminada perspectiva. En el Devi Mahatmyam se dice que el aspecto espiritual de Māyā (llamado Yogamaya) cubre los ojos de Vishnú para hacer que él duerma en yoganidra (sueño divino). Cuenta la mitología que en una ocasión, el dios Brahmā no podía matar a dos demonios, Madhu y Kaitabha, por lo que se dirigió a esta Yogamaya para pedirle que despertara a Vishnú. Entonces éste despertó y mató a los demonios. En este relato el sueño divino yoganidra equivale a la realidad relativa o mundo de māyā, cuando Vishnú despierta, es como si su conciencia saliera de la ilusión y acabara con los “demonios” de la dualidad. Solo despertando de la ilusión la aparente dicotomía entre la Unidad y la diversidad, el espíritu y la materia, la mente y el cuerpo pueden ser destruidas. Antes de insertar correctamente esta interesante noción de māyā en nuestra cadena conformada hasta este punto por los conceptos de conciencia, existencia, observación, percepción sensorial, percepción extrasensorial, percepción y creencias, vale la pena


profundizar un poco en aquello que representan los nombres Brahmá y Brahman, que he mencionado en párrafos anteriores. Brahman (pronunciación-brájman) es un término sánscrito que hace referencia a la divinidad absoluta del hinduismo. Etimológicamente, Brahman tiene el significado de ‘expansión’. En los Upanishads (textos sagrados del hinduismo) se señala al Brahman como lo absoluto, que se encuentra en todo el universo, que es la esencia de todo, que transciende a todo, que es inmanente y causa eficiente del cosmos; en tanto que a nivel de microcosmos su correlato es el atma o alma eterna de cada individuo. (Quien desde mi punto de vista guarda un gran paralelismo con el Ein Sof del judaísmo). En la mitología hinduista el primer ser creado por el Brahman es el dios creador Brahmá En el marco del hinduismo, Brahmā (literalmente ‘evolución’ o ‘desarrollo’ en idioma sánscrito) es el dios creador del universo y miembro de la Tri-murti (‘tres formas’), la tríada conformada por Brahmá (dios creador), Visnú (dios preservador) y Shivá (dios destructor). (En este caso, el paralelismo es con Elohim también del judaísmo). Māyā no representa la ilusión respecto a lo que es, sino a la manera en la que cada alma lo percibe. Sin māyā sería imposible percibir, pues māyā en cierto sentido, también es el abismo de nada que hemos mencionado anteriormente, en virtud de que representa la pre-sustancia desconocida fuente de la materia (realidades relativas). Por una parte tenemos un ente que lo abarca todo, Brahman el cual es real, luego un “lente” que permite diferenciar la infinidad de realidades superpuestas, sin el cual seriamos incapaces de percibir conscientemente cada una de ellas. En base a esto resulta claro que esa “lente” es māyā. Y es este “ingrediente” de la percepción el que permite al cerebro decodificar la información y convertirla en neurotransmisores como hormonas, endorfinas, y en general toda sustancia química que podríamos clasificar como moléculas de sentimientos, las cuales, en última instancia, se traducirán en sensaciones responsables de dar a la conciencia esa sensación de real a la ilusión que sustenta la apariencia de fragmentación en la Unidad perfecta. Y aunque la realidad percibida es una ilusión, sin ella la conciencia sería incapaz de percibirse a sí misma de forma consciente, subconsciente e inconsciente. Y digo percibirse a sí misma, porque en última instancia, la realidad relativa no es más que un reflejo de su propia esencia.


Es por esto que el considerar la realidad como ilusión y demeritar su importancia es un mito que debe ser erradicado, pues sin ilusión no hay autoconocimiento, ni integración final del ser, ni unión consciente a la Unidad. Respecto a la Unidad las realidades relativas son percibidas a través de la ilusión, respecto a cada conciencia, son reales, y es gracias a esa perspectiva que la conciencia individual puede participar de la Unidad de forma consciente. La próxima vez que nos demos un martillazo en un dedo, en vez de decir “no pasa nada, no es real”, digamos, gracias a que nos parece real, pude sentir dolor, algo que sin duda es un atributo de la Unidad, pues de no serlo, no lo hubiese percibido conscientemente, ya que si todo es unidad, ¿Cómo percibir algo que no es parte de ella? El martillazo me habrá enseñado que en la Unidad existe el dolor. Ahora conozco algo más de ese maravilloso Todo. Cada sensación es conocimiento, descubrimiento, o mejor dicho redescubrimiento de la Unidad. A veces pienso en la Unidad como un lienzo de Picasso, aunque las partes parecieran no estar donde debieran, la verdad es que tal apariencia se debe a que no puedo percibirla completa desde un mismo punto, así que percibo diferentes aspectos y la conciencia, “mi” conciencia, los une dando la impresión que están fuera de lugar. Esto me lleva a percibir a la Unidad como algo incomprensible, y hago énfasis en esto porque si la conciencia es capaz de sentir amor, misericordia, paz, armonía, desolación, tristeza, dolor, angustia, celos, mansedumbre, templanza, arrogancia, envidia, miedo, benignidad, bondad, felicidad, etc., etc., es porque todo es parte de la Unidad. Ahora sí estamos listos para dar respuesta a la pregunta que plantemos anteriormente ¿qué tan real es la realidad? Tan real como aquello que podamos aprender respecto a la Unidad. Tan real como el aspecto que podamos comprender de la Unidad. Tan real como seamos capaces de experimentar el reflejo de nuestra esencia en la Unidad. La Única Realidad solo puede ser percibida (aunque con un aspecto bastante “cubista”) por la ilusión que desde la perspectiva de la conciencia individual es “real”. Por último veamos cómo quedan ahora, considerando a māyā, los conceptos vinculados a la realidad relativa o individual: conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, perspectiva y creencias.


“Expansión”

Quinto Mito de la Realidad

Cuando nos hablan de realidad normalmente incluyen la famosa frase “expansión de la conciencia”, pero ¿la conciencia será algo que puede expandirse? Como lo he hecho en otras ocasiones, para dar respuesta, comenzaré con algo que aparentemente no tiene relación con el asunto en cuestión. Así que iniciaré hablando de dimensiones, esto es importante, porque es otro concepto del cual todos hablan con preocupante ligereza y muy pocos comprenden. Ya que el concepto de dimensión está muy ligado a los conceptos de espacio y tiempo, comenzaré por hablar acerca del tiempo. Este dista de ser una experiencia directa, no existe un objeto denominado tiempo que pueda estudiarse por sí mismo. Lo que puede observarse es que el universo cambia, guarda una distinción respecto a sí mismo, una diferencia. La cuantificación abstracta de esa diferencia y ese cambio es aquello a lo que llamamos tiempo. El concepto de espacio está asociado a la separación entre cuerpos y al igual que en el caso del tiempo tampoco existe un objeto denominado espacio que pueda estudiarse por sí mismo. Movimiento es el desplazamiento entre dos puntos del espacio, concepto que también está ligado al de tiempo. Dimensión tampoco es una experiencia directa, sino que está vinculada a la manera en la que se puede percibir un objeto en el espacio tiempo, es un marco de percepción abstracto que limita o amplía el “aspecto” del mundo material o māyā. De acuerdo a una de las teorías más aceptadas dentro de la física cuántica y que se conoce como teoría M o de súper cuerdas, nuestro Universo posee 11 dimensiones. Y desde luego es muy importante comprender que representa cada una de ellas. Primera Dimensión P¹


Para hacernos una idea mental de esto basta imaginar dos puntos, y luego unirlos por una línea, esta representa en sí misma, la dimensión uno. Imaginemos un “ser “ que habite en esta dimensión, si desea ir de un punto a otro lo puede hacer de dos formas, una desplazarse por la línea, pues en su mundo no existe otra cosa más allá de esa línea, otro la de “desaparecer” del punto 1 y “aparecer” en la punto 2. Imaginemos que doblamos la línea para formar un círculo y de esa manera podríamos unir el punto 2 con el 1, cuando ambos extremos se toquen el ser pasaría instantáneamente del punto 1 al punto 2.

P¹ P²

Es fácil observar que este movimiento de doblamiento de la línea requiere de la existencia de una dimensión más. Es decir de lo que llamamos plano. De esta forma la segunda dimensión puede representarse por dos líneas perpendiculares, P²

Ahora para llegar de un punto a otro podemos hacerlo siguiendo una línea “quebrada”, o al igual que en el caso anterior, doblando el plano como si tomáramos una hoja de papel y juntáramos ambos extremos formando un “tubo”, luego al regresarla a su forma plana el ser en el punto 2 habría aparecido instantáneamente en el punto 3.


P²-P³

Pero realizar este doblez, al igual que en el caso anterior, se requiere de otra dimensión adicional, es decir de una tercera dimensión. Así que a los tres puntos que definían el plano, ahora vamos a agregar un cuarto con el cual definiremos una línea perpendicular a este. P²

P⁴

Esta es la dimensión que percibimos y que conocemos como espacio tridimensional. La definimos como alto, ancho y profundo. Antes de abordar el tema de la cuarta dimensión imaginemos a la segunda dimensión como una sección transversal de la tercera dimensión.

Tercera dimensión Secciones transversales bidimensionales


Imaginemos que somos seres planos y que somos capaces de crecer, como secciones transversales de una dimensión superior, el ser tridimensional vería los cambios como secuencia en el espacio tridimensional (figura anterior). Pero nosotros, los seres planos lo veríamos como cambios en nuestro propio espacio bidimensional.

Sección transversal bidimensional Desde la perspectiva de un ser tridimensional se trataría de una secuencia de cambios en diferentes posiciones, para un ser bidimensional se trata de una secuencia de cambios en el mismo lugar. Ambos fenómenos están ligados al concepto de tiempo, uno al movimiento y otro al cambio intrínseco o distinción respecto a sí mismo. Con todo esto quiero decir que un ser bidimensional percibe la tercera dimensión de espacio como tiempo. Ahora extendamos esta idea a la tercera dimensión, donde las secciones transversales de lo que podríamos llamar híper sólido, son sólidos en vez de planos en un sólido.

Secciones tridimensionales en un híper sólido. Por analogía el híper sólido representaría la cuarta dimensión a la que llamaríamos desde la tercera dimensión, tiempo. De acuerdo a la física cuántica, hay una cantidad infinita de híper sólidos cada una representando una posibilidad o línea de tiempo correspondiente a todas las decisiones posibles relacionadas a cada punto del espacio tridimensional. En este sentido la quinta dimensión estaría conformada por todas esas posibilidades o hiper sólidos de cuarta dimensión.


Quinta dimensión Historias posibles

Pensemos que todos estos híper sólidos que representan el infinito de posibilidades en una realidad relativa, pueden representarse por un punto. Si queremos unir dos realidades relativas, cada una con su infinidad de posibilidades, requeriremos una dimensión adicional, es decir, la sexta dimensión. P¹ quinta dimensión

P² quinta dimensión

Línea que los une sexta dimensión De forma análoga a lo ocurrido en dimensiones inferiores, si queremos ir del punto 1 al punto 2, podríamos hacerlo moviéndonos en una sexta dimensión o “desapareciendo” y “apareciendo”, cosa que tendría que ocurrir en una séptima dimensión, ya que implica un doblez de la sexta dimensión y esto sólo puede ocurrir, como hemos visto, en una dimensión adicional.

Dobles en séptima dimensión

línea de sexta dimensión

Punto de quinta dimensión

Ahora, si unimos todas las realidades relativas que forman parte de nuestro universo desde el Big-Bang, tendremos una superposición de híper sólidos posibles, pertenecientes a cada realidad.


Nuestro Universo Octava dimensión Historias posibles de todas realidades de nuestro universo

las

Híper sólidos de cuarta dimensión agrupados en la quinta dimensión como puntos sobre puestos en octava dimensión definiendo un nuevo punto. En este punto está incluido el infinito de “historias” posibles que se originaron en nuestro universo después del Big-Bang. Pero de acuerdo a la teoría de cuerdas, pueden existir otros universos cuyas condiciones iniciales sean distintas, en los cuales, tal vez no tengan fuerza electromagnética, o su velocidad de la luz sea diferente, o no haya tal cosa como masa, e incluso tengan fuerzas que ni siquiera podemos imaginar. Así que nuevamente tenemos un punto que contiene el total de historias de nuestro universo en una novena dimensión donde existen otros universos que surgen de condiciones iniciales diferentes conteniendo el infinito de sus historias posibles. Ahora representemos dos universos U¹

Nuestro Universo Octava dimensión

Otro Universo Octava dimensión

Línea de novena dimensión Si queremos unir ambos puntos al igual que antes será mediante un doblez en la décima dimensión.


Dobles en décima dimensión

línea de novena dimensión

Punto de octava dimensión

Todas las historias posibles dentro de todos los universos posibles, conformarán nuestro “punto” en la onceava dimensión.

Historias posibles en el Universo 1

Historias posibles en el Universo 2


Punto deOnceava dimensión

Historias posibles de todas las realidades de cada universo posible Universo “1” Universo “2” De lo anterior es claro que la onceava dimensión incluye a la octava y esta a la quinta en un esquema tipo fractal. Dado que ya no hay más universos posibles que “todos los posibles”, mismos que han sido considerados en la onceava dimensión, al menos en el mundo material o en el dominio de māyā, ya no hay más dimensiones. En libros anteriores, he llegado a la conclusión que también el punto es dimensión, pues a pesar de ser un punto contiene un infinito y en este caso un infinito de infinitos. A este punto le llame la dimensión cero o doceava dimensión. Por tanto considero que nuestro universo pertenece a un entramado de 12 y no 11 dimensiones. De la Kabbalah sabemos que el mundo material proviene de once emanaciones Divinas conocidas como Sefirót. Sin embargo el Árbol de la Vida de este infinito de universos de onceava dimensión + la dimensión cero, no es el único, ya que del Ein Sof en su aspecto revelado, debido a su infinitud e inagotabilidad puede manifestarse en un infinito de Árboles de la Vida con distintas Sefirót tanto en cantidad como en esencia. Dado que a partir de la quinta dimensión solo se trata de “agrupamientos”, es claro que cualquier diferencia en el número de dimensiones posibles tendrá que asociarse con las primeras cuatro. Si un universo solo tiene dos dimensiones de espacio expandidas y una de tiempo tendrá solo diez dimensiones más la dimensión cero. Pero si tiene 4 dimensiones de espacio expandidas y dos de tiempo entonces tendrá en total 14 dimensiones. En este caso la correspondencia lógica sería a partir de la séptima dimensión y no de la quinta, ambas por definición iguales, ya que a partir de aquí estaríamos hablando de historias posibles y no de la conformación de las híper estructuras que definen cada historia.


Ahora que ya somos capaces de comprender plenamente lo que son las dimensiones, es momento de definir aquello que debemos entender por conciencia y por acto consciente. La conciencia es un estado intrínseco al ser que permite que interactúe con los estímulos externos que forman lo que denominamos realidad. La interacción puede ser por estímulo respuesta o de forma consciente. A través de la faceta consciente de la conciencia el ser consigue tener una noción de sí mismo y de su entorno. Tradicionalmente cuando se habla del aspecto consciente de la conciencia se define como el proceso que consiste en percibir el entorno a través de los sentidos, analizándolo dentro del marco de la información que se tiene. Esta información está conformada por las experiencias acumuladas en la memoria del ser. En este punto ya estamos listos para responder a la pregunta acerca de si la conciencia se puede expandir. Desde luego que no, lo que se puede expandir es su capacidad consciente de percibir. Recordemos que vivimos en doce dimensiones no solo en 4, es decir, 3 de espacio y una de tiempo. Retomemos la definición anterior en la que describimos el aspecto consciente de la consciencia. Lo definimos como el proceso que consiste en percibir el entorno a través de los sentidos. El problema de esta parte de la definición es que únicamente considera la percepción sensorial dentro de un marco espacio tridimensional y tiempo, solo 4 dimensiones, cuando somos seres de 12 dimensiones. Bajo la perspectiva de esta definición la expansión de la conciencia consistiría en una percepción más amplia realizada a través de los sentidos físicos, sin embargo, esto no es posible, pues como hemos visto son limitados en su estructura y por tanto solo pueden percibir secciones de los diferentes espectros, es decir, espectro visual, auditivo, olfativo, táctil y gustativo. De acuerdo a esto la expansión de la conciencia estaría limitada dentro del marco de las capacidades biológicas del individuo. Dado que a partir de la quinta dimensión entramos al mundo cuántico, la expansión de la percepción consciente de la conciencia sí es posible, ya que este es el domino de la percepción extrasensorial.


De esta forma expandir equivale a modificar nuestros paradigmas para poder ampliar el espectro de la percepción extrasensorial. Esto es, tomar conciencia de nuestra naturaleza multidimensional. Para entender lo que se puede esperar de un proceso de expansión basado en la percepción extrasensorial imaginemos por un momento que somos murciélagos, nuestra realidad está conformada por sonidos, olores, sabores y sensaciones. La percepción de la luz en forma de colores es parte de su percepción extrasensorial ya que la “vista” es un sentido que no posee dentro del marco de su realidad sensorial, por tanto es extrasensorial. Pensemos en un audaz murciélago que se atreve a romper sus paradigmas y acepta que puede haber algo más que aquello que sus sentidos perciben. Y un día comienza a convertir las sensaciones de calor provocadas por la luz en su cuerpo en siluetas, hasta que después de un tiempo estas siluetas se transforman en objetos “visibles”. Este proceso lo hace consciente de una realidad más amplia. Ha expandido su percepción consciente. La materialización de realidades alternas, se da mediante la observación de la conciencia en la octava dimensión, lo mismo que el “aparente salto cuántico”. Esta perspectiva de lo que son las dimensiones nos deja claro que las realidades alternas se conforman por historias posibles que se “definen como híper sólidos” en cuarta dimensión y que forman parte de distintos niveles dimensionales, en particular la infinidad de historias posibles de cada conciencia individual definen un “punto” en la quinta dimensión. El infinito de realidades alternas que se originan cuando la conciencia observa fragmentos de la infinidad de historias posibles de todo ser en nuestro universo, se representan como un punto de octava dimensión. Y por último el infinito de realidades alternas o historias posibles conformado por el infinito de universos posibles incluyendo el nuestro, conforman un punto en la onceava dimensión. Lo anterior lo destaco con el fin de evitar la frecuente confusión entre realidades alternas y dimensiones. La primeras 4 dimensiones proveen el marco en el cual la conciencia percibirá su realidad, las siguientes permiten la interacción de las conciencias para que mediante la observación puedan convertir la infinidad de historias posibles en fragmentos de realidad relativa. Tal y como lo mencioné anteriormente, todo ser es esencialmente multidimensional, por esta razón la frase “seres que vienen de otra dimensión” ¡no tiene sentido!.


Antes de ir más a fondo en el tema de la expansión imaginemos a todas las historias posibles de cuarta dimensión como un grupo de “líneas” dentro del “punto” de quinta dimensión.

Aunque el número de historias posibles para cada ser es infinito, no todas son igualmente probables, pues como hemos visto, reflejan lo que se es. Si se es bondad, las historias posibles que reflejen bondad, serán más probables de observar para conformar la realidad relativa que aquellas que reflejen maldad. Si esta situación la representamos gráficamente, se vería como la famosa campana de Gauss.

Esta imagen solo tiene 2 dimensiones, y ya que no podemos imaginarla de 5, al menos hagámoslo de 3 considerándola como una sección trasversal de su correcta apariencia.


Esto representa el “punto” en quinta dimensión que incluye todas las historias posibles de un ser considerando que, a pesar de ser posibles, no son igualmente probables. Si unimos las historias de cada ser con líneas de sexta dimensión “dobladas” en la séptima dimensión estaremos formando un nuevo punto en la octava dimensión el cual abarca, como lo hemos visto, todas las historias posibles de todos los seres de nuestro universo desde el Big Bang.


Líneas de sexta dimensión dobladas en séptima dimensión Punto de octava dimensión Infinidad de “puntos” de quinta dimensión “superpuestos”

Hablemos de lo que se conoce como MER KA BA. MER se refiere a un tipo de luz específico. Esta luz proviene de dos campos que giran en contrasentido ocupando un mismo espacio. KA se refiere al espíritu individual, aunque desde mi punto de vista, considero que todo embona mejor si pensamos en KA como conciencia individual y BA se refiere a la interpretación que hace la conciencia de su realidad. Cuando la conciencia interpreta su realidad, como vimos, participa su esencia (ser), la capacidad de observar y la de percibir. Si la conciencia por las limitantes de percepción solo es consciente de sí misma dentro del marco de la cuarta dimensión (3 dimensiones de espacio y una de tiempo), entonces se percibirá a sí misma con un cuerpo físico, pero si fuera capaz de percibirse en dimensiones superiores, en las que de hecho existe, la apariencia de sí misma cambiaría. El MER KA BA representa un campo geométrico de energía contra rotatorio de luz que se liga a la conciencia. Es un vehículo que puede expandir la conciencia, es decir, ampliar su capacidad de percibir, logrando su integración a una realidad alterna en la octava dimensión. Desde la perspectiva hebrea el término MER KA BA significa “carro”. En las enseñanzas esotéricas modernas MER KA BA se define como un vehículo inter-dimensional bajo una


forma isométrica compuesto por dos tetraedros de energía con un centro común y colocados en sentido opuesto, es decir, un tetraedro apuntando hacia arriba y el otro hacia abajo.

Existen básicamente dos maneras de activar este campo, es decir, hacerlo girar en contrasentido. Una, la que se conoce como “masculina”, consiste en practicar un cierto tipo de meditación, apoyada en técnicas de respiración, uso de ciertos mudras y algunos movimientos de los ojos. La otra es a través de métodos que se consideran puramente femeninos. Y se realiza a través de transformar la esencia de la conciencia o ser en amor, o miedo. Esta manera de activar el MER KA BA permite, como ya mencione, que las realidades que la conciencia pueda percibir con mayor probabilidad sean aquellas que reflejan amor, fe, confianza, verdad, compasión, salud, etc.; o dolor, desolación, tristeza, soledad, angustia, enfermedad, etc. Este campo facilita la más amplia percepción de la realidad reflejada ya que abarca no solo la percepción sensorial, sino la extrasensorial. Es en este sentido que el MER KA BA representa un vehículo inter-dimensional que facilita la plena percepción de la realidad relativa del observador y por tanto un medio de expansión de la percepción consciente de la conciencia. La plena percepción de algo nos hace parte de ese algo, por lo que el MER KA BA también es un medio de integración a diversas realidades. Pensemos en una imagen que me será de utilidad en la siguiente idea que voy a desarrollar. Imaginemos un punto amarillo en un cuadro verde,


Es claro que esta imagen no nos da la idea de integraci贸n, pero ahora pensemos en ese mismo punto amarillo, como un punto verde,

Es claro que ahora si hay integraci贸n. Cuando los campos opuestos comienzan a girar en contra sentido,

Generan una forma geom茅trica con la apariencia de disco abultado en su parte media,


Cuando la velocidad de giro aumenta se genera una geometría aún más compleja, algo parecido a esto,

Y por último una especia de toroide o dona, cuya sección transversal se ve algo así,

Comparando el punto en quinta dimensión con la segunda forma geométrica generada por el giro de los campos en contrasentido, podemos percatarnos de que son iguales,

Esto implica que cuando el campo alcanza esta forma geométrica, la conciencia es capaz de integrarse a alguna de sus historias posibles más probables a través del reflejo de su esencia o ser. Recordemos que cuando algo toma la exacta forma y características de otra cosa, se integra a ella sin que pueda distinguirse diferencia alguna. (Punto verde, cuadro verde –como es


adentro es afuera). En otras palabras, antes de activar el MER KA BA somos como el punto amarillo, incapaces de pertenecer al cuadro verde, pero luego al activar el MER KA BA nos transformamos en un punto verde, logrando de forma natural la integración con una de las historias posibles dentro del rango de las más probables. Cuando el campo contra rotatorio supera esta fase y llega a la siguiente, su forma es idéntica a la del punto de octava dimensión. En este nivel dimensional es en el que se realiza la observación de la conciencia sobre fragmentos de historias posibles de todos los seres de nuestro universo desde el Big Bang. Así queda integrado el ser a su historia más probable la cual está conformada por fragmentos de historias de otros seres, esto es lo que hemos denominado realidad relativa del observador, la cual, en este punto, ya está lista para ser percibida tanto consciente, como subconsciente e inconscientemente por la conciencia.

Una importante propiedad de este campo es que no se trata de un mero campo de energía, sino de un campo viviente. Es justamente esta característica la que le permite responder al estímulo ya sea del pensamiento o del sentimiento, canales mediante los cuales se establece la conexión con el campo. Basta con ser, pues el pensar y sentir, son algo más que simple reflejo de lo que se es (pero este asunto lo abordaré en un capítulo posterior) y si la emoción amor o miedo es la que predomina en uno, entonces el MER KA BA de la persona se activa. De otra forma la conciencia permanecerá atrapada en su realidad sin tener la posibilidad de expandir su capacidad de percibirla en plenitud de manera consciente. Su realidad será su prisión. Lo que eres es la clave para la expansión de la capacidad de percibir conscientemente de la conciencia, tu MER KA BA se convertirá en un campo viviente, pero ¡cuidado!, tanto el amor como el miedo pueden activarlo.


Por último veamos cómo quedan ahora, considerando al MER KA BA, los conceptos vinculados a la realidad relativa o individual: conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva y MER KA BA.

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“Fe”

Sexto Mito de la Realidad

Todos hemos escuchado la tan trillada frase “confía en ti mismo”, o equivalentemente “cree en ti”, pero ¿realmente será buena idea?, ¿es justamente uno mismo aquello en lo que debemos depositar nuestra fe? Lo primero que podemos destacar es que ligado a todo este asunto aparecen tres palabras clave, confianza, creencia y fe. Comencemos por entender lo que significa cada una de ellas. Confianza Alude a una suspensión temporal de la situación básica de incertidumbre acerca de las acciones de los semejantes; gracias a ella, es posible suponer un cierto grado de regularidad y predictibilidad en las acciones sociales, simplificando el funcionamiento de la sociedad. Creencias Una creencia es el estado de la mente en el que un individuo considera como verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa sin necesidad de que haya sido confirmada por la experiencia, la razón o demostrado por la ciencia; cuando se objetiva, el contenido de la creencia presenta una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado lingüístico como afirmación. Cuando solo implica mera actitud mental, que puede ser inconsciente, no es necesario que se formule lingüísticamente como pensamiento; pero como tal actúa en la vida psíquica y en el comportamiento del individuo orientando su inserción y conocimiento del mundo. Fe La fe (del latín fides) es la seguridad o confianza en una persona, cosa, deidad, opinión, doctrinas o enseñanzas de una religión. También puede definirse como la creencia que no está sustentada en pruebas. Además sostiene que la fe solo se alberga en la ausencia de buena evidencia que apoye a la creencia. Desde la óptica del Budismo, entre otras cosas, la fe es la convicción de que algo es.


En el Cristianismo el libro de Hebreos 11:1 dice, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Antes de retomar la parte medular de este capítulo y para lograr una mejor comprensión de la anterior definición es conveniente definir certeza y convicción. Certeza La certeza es el conocimiento claro y seguro de algo. Quien tiene una certeza está convencido de que sabe algo sin posibilidad de equivocarse, aunque la certeza no implica veracidad o exactitud. La certeza, por lo tanto, se base en una evidencia, o en lo que el sujeto toma como una evidencia de carácter irrefutable. Lo evidente del conocimiento posibilita la afirmación y la posesión de la verdad. El concepto contrario a la certeza es la ignorancia; si se desconoce algo, no se puede tener ninguna certeza. El grado medio de conocimiento entre la certeza y la ignorancia es la duda (la persona cree que el conocimiento puede ser veraz pero no está en condiciones de afirmarlo). La duda, por lo tanto, tiene lugar cuando existe una insuficiencia del conocimiento para tener la confianza sobre su certeza. El conocimiento, en definitiva, aparece como imperfecto y la persona no posee confianza absoluta en la verdad de sus proposiciones. Todo lo anterior parece indicar que la certeza va ligada a un tipo de conocimiento adquirido a través de los sentidos dentro del marco del espacio tiempo. Por su parte el francés René Descartes sostenía que la certeza no estaba basada en el conocimiento, como se había venido explicando, sino más bien en la conciencia que se tiene acerca de que un hecho concreto es verdad. Esta segunda definición de certeza parece ir de la mano de un tipo de percepción extrasensorial, como podría ser la intuición y por tanto esta certeza proviene del mundo cuántico.

Convicción La convicción es el convencimiento que se tiene sobre algo. Quienes tienen una convicción poseen razones, creencias, emociones e incluso intuición que les permiten sostener un determinado pensamiento, discurso o acción.


La noción de convicción suele confundirse con la idea de creencia. Puede decirse que una convicción es una creencia de la que un sujeto considera que tiene evidencias suficientes para considerarla cierta. No importa si dichas evidencias son científicas, teológicas, intuitivas, racionales, objetivas o subjetivas: la persona cree que son suficientes para sostener su idea. La creencia, en cambio, es más bien una suposición ya sea cierta o falsa. En torno a esto Howard Hendricks dice: “Una creencia es algo de lo que argumentarás, una convicción es ¡algo por lo que morirías!”. Muchos sostienen que tanto la razón como la fe son distintas formas de convicción que pueden co-existir con distintos grados de conflicto. La fe es una convicción que no está basada en el raciocinio, mientras que la razón si está fundada en la lógica. En este sentido el razonamiento, en cierta forma, es innecesario respecto a las creencias religiosas. Con el fin de establecer una relación clara entre confianza, creencia y fe en términos de las anteriores definiciones, comenzaremos con la fe. De acuerdo a lo anterior involucra 4 palabras importantes, certeza-espera (tiempo). Convicción-no se ve (espacio). La certeza como vimos involucra la razón y por tanto el pensamiento, en tanto la convicción es algo emocional. Si consideramos en conjunto estas cuatro palabras, podemos decir que la fe ocurre cuando el pensamiento se une a la emoción generando sentimientos en el marco del espacio tiempo. Sin embargo el asunto es algo más profundo, pues recordemos que la noción de certeza también involucra la percepción extrasensorial y por tanto el mundo cuántico. Además recordemos que toda realidad alterna pre-existe a la capacidad de la conciencia de percibirla conscientemente. Así que en lo tocante a la realidad relativa, como hemos visto, esta no se crea, no se construye, no se llega a ella mediante “saltos”, sino que todo se reduce a una dinámica de reflejo-observación-percepción. Tomando todo lo anterior en cuenta, la Fe involucra observación y por tanto al ser de la conciencia o equivalentemente su esencia, así como ambas percepciones, tanto la sensorial, como la extrasensorial. En el dominio de las realidades alternas toda posibilidad está presente, por lo que integrarse a una o a otra es solo cuestión de reflejar el ser en la más probable para que la conciencia la materializa mediante la observación en octava dimensión y ahí pueda ser percibida por la conciencia.


Para comprender mejor este asunto de la fe, pensemos en el caso de la sanación. Recordemos que la fe involucra, el ser por tanto el MER KA BA, la observación y ambas percepciones. Así que para alcanzar la SANACIÓN, primero hay que transformar nuestro ser, es decir, cambiar el estrés por paz, el odio en amor, el miedo en confianza, la tristeza en felicidad, etc. Con esto la conciencia estará “materializando” aquellas historias posibles que con mayor probabilidad reflejen paz, amor, confianza, felicidad, etc. en realidades alternas que seremos capaces de percibir. ¿Qué tan amplio será el espectro de realidad materializada que seremos capaces de percibir tanto sensorial como extra sensoriamente? Dependerá del grado de activación de nuestro MER KA BA, y esto en función de la intensidad de la emoción amor o la emoción miedo. Hecho esto el cerebro actuará como decodificador y transductor para que la conciencia pueda percibirla conscientemente adjudicándole la connotación de “real”. Y el milagro de la fe, ¡la sanación habrá ocurrido! Todo esto está muy bien, solo que hemos pasado un detalle muy importante por alto y es que la Fe involucra también un conjunto de creencias. Mientras sujetemos las creencias al aspecto racional estas se encontrarán en una posición dominante, constituyéndose en bloqueos de la fe, pero si dejamos que la creencia sea regida desde el mundo cuántico, entonces no habrá muros, ni filtros, ni bloqueos, que nos impidan percibir de lleno la realidad relativa que observa la conciencia y que es producto del reflejo de nuestro ser. En otras palabras debemos inclinarnos hacia el aspecto intuitivo de la creencia. La consecuencia inmediata de la fe apoyada en la creencia es la confianza. Es verdaderamente importante darnos cuenta que en los párrafos anteriores hemos explicado la fe sin necesidad de anclarla a nada o nadie. Esto sugiere que tampoco debemos anclar en algo o en alguien ni el creer ni el confiar. Ahora es momento de retomar las frases con las que iniciamos este capítulo, “confía en ti mismo”, “cree en ti”. Recordemos la definición de confianza que incluimos al inicio del capítulo. “Confianza alude a una suspensión temporal de la situación básica de incertidumbre acerca de las acciones de los semejantes; gracias a ella, es posible suponer un cierto grado de regularidad y predictibilidad en las acciones sociales, simplificando el funcionamiento de la sociedad.” Ahora hagamos algunas modificaciones para que pueda aplicarse a uno mismo.


“Confianza alude a una suspensión temporal de la situación básica de incertidumbre acerca de las acciones de uno mismo; gracias a ella, es posible suponer un cierto grado de regularidad y predictibilidad en las acciones propias, simplificando el funcionamiento de uno mismo.” Si analizamos a fondo la definición anterior notamos de inmediato que no tiene sentido, además convierte al individuo en un sistema cerrado y aislado, donde la confianza depende únicamente de la predictibilidad de las acciones propias, no solo simplificando sino tornando la situación en algo simplista. Además la confianza es un concepto sociológico no psicológico, por lo que, nuevamente no tiene sentido ya que está fuera de contexto la frase que nos ocupa: “confía en ti mismo”. Vayamos con la segunda frase: “cree en ti”. Recordemos que una creencia es el estado de la mente en el que un individuo considera como verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa sin necesidad de que haya sido confirmada por la experiencia, la razón o demostrado por la ciencia; cuando se objetiva, el contenido de la creencia presenta una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado lingüístico como afirmación. Cuando solo implica mera actitud mental, que puede ser inconsciente, no es necesario que se formule lingüísticamente como pensamiento; pero como tal actúa en la vida psíquica y en el comportamiento del individuo orientando su inserción y conocimiento del mundo. En tanto la confianza va ligada a la sociedad, la creencia lo está al mundo, los objetos y a los sucesos que ocurren en él. En general las creencias se pueden agrupar en dos conjuntos, las creencias abiertas y las cerradas, las primeras admiten discusión a través de un análisis lógico y racional; las segundas solo pueden ser discutidas por una autoridad. Las creencias científicas caen dentro del grupo de creencias abiertas ya que cualquiera puede demostrar algo que contradiga o confirme la creencia. El caso de las creencias religiosas que pertenecen al grupo de creencias cerradas es diferente pues emanan de una divinidad y por tanto no están sujetas a debate o comprobación. Dado que el individuo ni es un objeto, ni un suceso y mucho menos una divinidad nos encontramos nuevamente con que la frase “creer en uno mismo” carece de sentido. Lo más preocupante de esto, no es la carencia de sentido, sino el culto al egoísmo. Y como ya mencioné en capítulos anteriores, el egoísmo solo es fuente de enfermedad, tristeza, inseguridad, soledad, fracaso, etc.


Entonces, ¿si confiar en uno mismo o creer en sí mismo, no tiene sentido, en quién si? Empecemos desde la perspectiva religiosa, que tal si intentamos “creer en Di-s”. Por increíble que parezca la palabra hebrea “emuná” que puede traducirse como creer o tener fe, solo aparece una vez en los 26 libros de la Torá, y ocurre en el Libro del profeta Isaías 43:10. “Vosotros sois Mis testigos, dice el Eterno y Mi siervo a quien he elegido, para que sepáis, Me creáis y comprendáis que Yo soy Él. Antes de Mi, no había ningún Di-s formado, no lo habrá después de Mi.” Biblia Hebrea ¿Por qué no se da la importancia que suponemos debe darse a la acción de creer en Di-s o incluso de creerle a Di-s?, si así fuera, la referencia a tal compromiso debería aparecer frecuentemente, sin embargo tal cosa no ocurre. Algunos hemos sido educados con la idea de que debemos creer en Di-s o tener fe en Dis, otros han ido un poco más allá y dicen que debemos creerle a Di-s. Creer en Di-s es una cuestión de existencia, creerle a Di-s implica aceptar Su Palabra. Pero, ¿qué pasa si traducimos directamente del arameo el Evangelio de Marcos 11:22?, el cual conforme a la Biblia Peshitta dice: “Yahshúa respondió diciéndoles: Tengan la fe de Di-s.” En arameo textualmente dice jamainuta d´Alaha Yahshúa (Jesús) dice esto justamente después de que Simón le dice ¡Mira Maestro, la higuera que maldijiste, se secó! Alaha proviene o se relaciona con la palabra hebrea Eleh, raíz del vocablo Elohim el cual se traduce como Di-s. Jamainuta en arameo es el equivalente al vocablo hebreo para fe, emuná. Así es como jamainuta d´Alaha, significa literalmente la fe de Di-s. Esto es realmente importante, pues esta es la fe que mueve montañas. No es la fe en uno mismo, no es la fe en Di-s, ¡es la fe de Di-s!, pero ¿cuál es esa fe? Desde luego es aquella que no va ligada ni anclada a nadie. De acuerdo a lo expuesto en párrafos anteriores la fe de Di-s es la realidad que refleja lo que se es, que se materializa mediante la observación consciente de la conciencia, y que se interpreta como “real” a


través de la percepción sensorial y extrasensorial (MER KA BA) utilizando el cerebro como decodificador y transductor bajo el paradigma más amplio. De acuerdo a esta definición la fe de Di-s puede sanar, mover montañas, secar plantas, modificar el clima, calmar las aguas, transformar una sustancia en otra, etc. Cabe remarcar la aparición de algunas palabras importantes en esta definición: observación consciente, MER KA BA, paradigma más amplio. Si no estuvieran estas tres palabras, consciente, MER KA BA, amplio, la definición de la fe de Di-s simplemente describirá el proceso normal por el cual la realidad refleja el ser, luego la conciencia observa la historia posible más probable para que finalmente el cerebro utilice sus paradigmas como filtros de la percepción. Notemos que la conciencia siempre observa, ya sea de forma consciente, subconsciente o inconsciente, pero cuando lo hace de forma consciente, sabe que está activando su MER KA BA bajo la emoción amor o la emoción miedo, y procura utilizar el más amplio paradigma posible. Es entonces cuando hablamos de la fe de Di-s y no de una observación “cotidiana”. Ampliemos un poco el asunto del ejercicio de la fe de Di-s bajo la emoción amor. Dentro de la definición aparece la palabra paradigma o sistema de creencias y vinculada a estas se encuentra la duda, la cual puede implicar la suspensión de la decisión. Para que todo el proceso descrito en la fe de Di-s bajo la emoción amor culmine con éxito se debe evitar la duda, la cual en última instancia proviene del miedo. En relación a esto citaré algunos versículos del Evangelio de Mateo, en particular del 14:25 al 14:32. 25

…pero a la cuarta vigilia de la noche vino Yahshúa a ellos andando sobre las aguas.

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Al verlo los discípulos andando sobre las aguas, se turbaron y dijeron: ¡Es un fantasma!, y empezaron a gritar de miedo.

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pero Yahshúa hablándoles de inmediato dijo: ¡Tenga ánimo, Soy Yo, no tengan miedo)

28

Pedro, respondiéndole, dijo: Señor mío, si eres tú, mándame que vaya hacia ti sobre las aguas.

29

Entonces Yahshúa le dijo: Ven. Y bajando Pedro de la barca, anduvo sobre las aguas para ir hacia Yahshúa.


30

Pero al darse cuenta de la fuerza del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse, y daba gritos diciendo. ¡Sálvame Señor mío!

31

Y tendiéndole de inmediato su mano, nuestro Señor lo sostuvo y le dijo: hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

32

Cuando ellos abordaron la barca, se calmó el viento

En este relato están todos los elementos que nos son de interés, fe, miedo y duda. En el momento en que Pedro ve a Yahshúa, pasa del miedo a la confianza, su interior se transforma, cuando Yahshúa le dice ven, la conciencia de Pedro mediante la observación colapsa la realidad alterna en la que él puede percibirse caminando sobre el agua. Pero el viento actúa como un distractor que activa su memoria y su sistema de creencias es alertado, bloqueando la percepción de su realidad actual, dado que él sabe de cierto, en virtud de su paradigma, que nadie camina sobre el agua, y al percibir la realidad alterna en la que su creencia lo ha convencido de que se hundirá, el miedo lo invade y su cerebro le da la connotación de “real” a su hundimiento en el agua. Este relato nos coloca en medio de la certeza (aquello que sabemos mediante el recuerdo de una experiencia) y la ignorancia (algo que jamás hemos experimentado), es decir, nos ubica en la duda. La solución, bueno recordemos que el cerebro no distingue entre acción realizada y acción pensada, por lo que tenemos que sentir la posibilidad como si realmente la estuviéramos experimentando aun antes de que suceda. En el caso de caminar sobre el agua, debemos sentir el agua en nuestros pies, quizá un poco fría, así como el golpe de las olas, algo de agua salpicando los tobillos y las pantorrillas, el viento en el cuerpo, el reflejo de la luz de la luna en el agua, etc.; además de un sensación de paz, de alegría, de seguridad. Esto engañara a nuestra mente y guardará la “experiencia” en la memoria como acción realizada, así ambas creencias estarán en igualdad de condiciones en el momento en que percibamos conscientemente esa realidad alterna. Vayamos nuevamente al Evangelio de Marcos 11, ahora citaré el versículo 11:23. “Porque de cierto les digo que todo el que diga a este monte: “Levántate y échate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree que lo que dice será hecho, lo que diga le será hecho”.


Esta declaración de Yahshúa describe el mismo procedimiento del párrafo anterior. “No dudar en el corazón” significa SER y sentir la posibilidad bajo la emoción; “creer que lo que se dice será hecho”, es darle existencia a la posibilidad mediante la observación de la conciencia. “Lo que diga será hecho”, es percibir conscientemente esa posibilidad bajo el paradigma adecuado y mediante la activación del MER KA BA, percepción que el cerebro interpreta dándole un sentido de “real”. La razón por la cual nadie mueve montañas es porque nos han hecho creer que la fe es algo que debe depositarse o “entregarse” a la Divinidad, a otros seres, a animales, a objetos físicos e incluso subjetivos como el poder y el dinero. Esto se llama IDOLATRÍA. Cuando, como hemos visto, ¡no es así!, la fe no se otorga, la fe es un asunto de expresión de la consciencia. Y esto aunque nos lo dijo Yahshúa ha permanecido oculto, al menos para aquellos que se dicen ser sus discípulos, tal vez por ignorancia, por descuido, o quizá con una clara intensión al aparecer en todas las traducciones Bíblicas utilizadas por el Catolicismo, el Protestantismo, el Cristianismo la frase “Tened Fe en Di-s” en Marcos 11:22, en lugar de la traducción literal del arameo que está contenida en la Biblia Peshitta, ¡“Tened la fe de Di-s”! Este hermoso y poderoso conocimiento nos lo negaron ocultándolo por una razón: ¡la IDOLATRÍA es mejor negocio! Ahora en torno a la realidad tenemos una palabra nueva fe, con esto los conceptos vinculados a la realidad relativa o individual son: conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva, MER KA BA, y fe de Di-s.


“Vida“

Séptimo Mito de la Realidad

Antes de abordar de lleno este tema considero importante y necesario hablar de la manera en la que diferentes culturas, e incluso la ciencia definen su postura en torno al concepto de Di-s. Para los antiguos pobladores de Norte América el Gran Espíritu o Gitche Manitu es el creador de todas las cosas y el dador de vida. Aunque una traducción más precisa parece ser “Gran Conexión”; entre algunos de aquellos pueblos también se le considera “El Gran Misterio”. El término Manitu se refiere a un aspecto de la interconexión y equilibrio de la naturaleza/vida. El Espíritu es visto como un concepto, pero también como una persona con la que contactar. Todo tiene su propio Manitu, cada planta, cada piedra e incluso cada objeto. En la tradición chamánica se considera que los Manitu están conectados, situación que facilita el obtener aquello que se desea. Brahman es un término sánscrito que hace referencia a la divinidad absoluta del hinduismo. Etimológicamente Brahman tiene el significado de ‘expansión’. En los Upanishads (textos sagrados del hinduismo) se señala al Brahman como lo absoluto, que se encuentra en todo el universo, que es la esencia de todo, que transciende a todo, que es inmanente y causa eficiente del cosmos; en tanto que a nivel de microcosmos su correlativo es el atma o alma eterna de cada individuo. Si en el plano existencial y fenomenológico (el mundo material de māyā) el alma se considera distinta del Brahman, en el plano esencial absoluto se considera que no existe diferencia entre el alma y el Brahman. El impacto de una gota en el agua es una analogía del atma en el Brahman. Para el pueblo egipcio el único y absoluto Di-s, la causa original, el Todo es Atum Ra, la unidad homogénea estática antes de ser manifestado el Universo. Atum es la traducción griega del nombre egipcio Itemu. Desde la perspectiva de la mística hebrea, los cabalistas introducen una distinción entre los aspectos ocultos y revelados de Di-s. El aspecto oculto e infinito de Di-s es el llamado Ein sof (sin fin). Sugiere que Di-s existe sin implicación alguna sobre Su naturaleza o esencia.


Además la Torá nos habla de un Di-s Viviente, que no se asemeja a nada y por tanto no puede ser representado en forma alguna. En cuanto a la perspectiva científica, considero interesante citar una frase del físico Max Planck, premio Nobel y padre de la mecánica cuántica. “Toda la materia se origina y existe solamente en virtud de una fuerza…Debemos asumir, tras esa fuerza la existencia de una Mente consciente e inteligente. Esta Mente es la Matriz de toda materia”. Más que diferencias, existen una serie de coincidencias en lo que al concepto de Di-s se refiere dentro de la teología de diferentes pueblos y culturas, y aún más, en la ciencia misma. De acuerdo a esto podemos decir que hay “Algo” que subyace la materia, que ha estado ahí desde siempre, que actúa como matriz del mundo material, donde todo está conectado y que tiene varios atributos: dado que es dadora de vida, tiene vida, es inteligente, como el alma es el asiento de las emociones, es sensible, es homogénea e infinita. Sin embargo respecto a este último atributo vale la pena mencionar que más que infinita está fuera de las limitantes del espacio tiempo. Por otra parte el alma se percibe a sí misma como separada de ese “Algo”, pero desde la perspectiva de ese “Algo”, no existe diferencia entre ambos. Ahora ya estamos listos para abordar el tema de este capítulo, “vida”. De acuerdo a la ciencia y en particular a la biología, vida es aquella propiedad o cualidad esencial de los animales y las plantas, por la cual evolucionan, se adaptan al medio, se desarrollan y se reproducen. Desde un punto de vista funcional la definición es cierta, pero recordemos que la certeza no implica veracidad. Ahora entendemos que una Conciencia Divina Viviente subyace e interconecta TODO el mundo material, entonces si esta conciencia tiene vida, todo tiene vida. Esta idea nos recuerda el sentir de los pueblos antiguos de Norte Ameríca cuando manifiestan que “todo tiene su propio Manitu, cada planta, cada piedra e incluso cada objeto”. Además los Manitu están conectados. En estos términos requerimos una nueva definición de vida, desde luego mucho más amplia que la actual.


El concepto de vida no es algo que simplemente puede asociarse a la idea de funcionalidad, sino que en su aspecto más amplio es algo inherente a la conciencia. Cuando la conciencia observa materializa, lo que materializa existe en su realidad y por este simple hecho tiene vida. Es así que cada hombre, animal, planta, piedra u objeto en la realidad observada tiene vida. Pero no todos pueden percibir conscientemente y mucho menos observar. En el génesis Bíblico, particularmente en los versículos 1:11 a 1:31 se mencionan dos tipos de criaturas, los seres vivientes como las plantas y toda vegetación, y los seres alma vivientes como los animales. Y luego en otra categoría diferente el ser humano. En lo tocante a la realidad conjuntado esta información con la anterior, podemos pensar que el reino mineral es conciencia y tiene vida; el reino vegetal es conciencia, tiene vida, y puede percibir su realidad, pero no es consciente de ella. El reino animal es conciencia, tiene vida, puede percibir conscientemente su realidad, pero su conciencia no observa. Por último el ser humano es conciencia, tiene vida, puede percibir conscientemente su realidad y su conciencia es capaz de observar. La pregunta acerca de si hay vida en el universo, encuentra una sencilla respuesta, SI. Esto en virtud de que es un Universo vivo, todo en él tiene vida, sustentado en una Conciencia o Di-s Viviente. Además hemos dicho que se trata de una Conciencia que posee inteligencia ya que la realidad relativa se presenta bajo el esquema de información estructurada. Dado que todo está vivo y posee inteligencia, entonces la comunicación entre el ser humano, los animales, las plantas e incluso el agua, el fuego, el viento, la tierra, los minerales, es posible. Esto nos da una perspectiva distinta de la realidad relativa. En los capítulos anteriores hablamos de la infinidad de realidades posibles, pero en este estamos aprendiendo la manera en la cual podemos comprender y participar de cada una plenamente, valorando e interactuando con todo aquello que las integran mediante un nuevo paradigma, al que podríamos llamar VIDA. VIDA, nos da la oportunidad de modificar la estructura molecular de cristales, minerales, apaciguar el mar, afectar los fenómenos meteorológicos, influir en la conducta de los animales, mejorar los cultivos, etc.


Con Vida el conjunto de conceptos vinculados a la realidad relativa o individual son: conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva, MER KA BA, fe de Di-s, y vida.


“Reencarnación”

Octavo Mito de la Realidad

Anteriormente comenté que cada historia individual se desarrollaba en cuarta dimensión, pero ¿cómo sería esta historia si no hubiera otras historias que participaran o se “interceptaran” con ella? Simplemente no sería. Como hemos visto, para poder percibir conscientemente lo que llamamos realidad, las historias deben sobreponerse y esto solo ocurre en la octava dimensión. Esto implica que la percepción consciente representa una angosta “rendijita” en octava dimensión. Recordemos que la octava dimensión contiene todas las historias posibles de todo aquello que ha sido parte de nuestro universo desde el Big Bang. Antes de emitir cualquier conclusión desde una perspectiva cuántica respecto al controversial tema de la reencarnación, hablemos algo acerca de la manera en la cual diferentes culturas la entienden. Existen ciertas creencias en el hinduismo post védico que no se discuten en absoluto y son aceptadas como evidentes. Éstas son dharma, karma, samsára, Brahman, y moksa. Dharma representa la forma de las cosas tal como existen y el poder que las mantiene tal como son. Es aquello que preserva al universo entero en lo que es, el orden cósmico y a la humanidad en el orden moral concordante con la ley eterna. Brahman, como ya hemos mencionado, es el sustrato eterno del universo, del cual procede el eterno Dharma. Brahman significa lo eterno o sin fin (análogo al Ein Sof de la Kabbalah hebrea) tal como es en sí mismo, más allá del espacio y el tiempo y fuera del mundo fenomenológico. Samsára representa el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento y por tanto se lleva a cabo bajo el esquema de causa efecto, es decir, del tipo fenomenológico y dentro del marco espacio- temporal. Moksa representa el estado del alma liberada, esto es, cuando el alma ya no requiere renacer pues ha aprendido que no es algo separado e independiente al Brahman, sino que es parte de él, pues comparte su misma esencia.


EL mundo de la experiencia sufre la esclavitud de las cadenas del tiempo y el deseo, porque deseo se traduce en apego al poder, al dinero, al sexo; apego que enreda a la conciencia en la rueda de Samsára. Escapar de este ciclo de tiempo y apego se denomina Moksa o liberación. Bajo esta tendencia o modo de comprender la existencia, el tiempo es concebido como una rueda giratoria que vuelve siempre al punto de partida, ciclo en el que no puede existir ni finalidad ni salvación o liberación. Karma representa un caso particular de la ley de causa y efecto, la cual establece que toda acción física, verbal y mental (y yo agregaría de manera fundamental emocional – amor/miedo) son causas, cuyos efectos se reflejan en lo que llamamos experiencias. Estas son los efectos de las incontables acciones que cada uno ha realizado en el pasado. Puesto que no hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas, nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que otro. Cada ser posee su propio karma individual. Algunas personas disfrutan de buena salud y otras sufren enfermedades sin cesar. Unas tienen un físico atractivo y otras no. Algunas siempre están alegres y se conforman con poco, mientras que otras suelen estar de mal humor y nunca están satisfechas. Algunas personas entienden con facilidad el significado de las enseñanzas espirituales, pero otras las encuentran difíciles y oscuras. Como resultado de nuestras acciones o karma, renacemos en este mundo impuro y contaminado y tenemos problemas y dificultades sin cesar. Nuestras acciones son impuras porque nuestra mente está contaminada por el veneno interno del aferramiento propio, regidas por la emoción miedo. Esta es la razón principal por la que experimentamos sufrimiento. Este es producido por nuestras propias acciones o karma y no es un castigo impuesto por nadie. Sufrimos porque hemos cometido numerosas acciones perjudiciales en vidas pasadas. El origen de estas malas acciones son nuestras propias perturbaciones mentales y emocionales, como el miedo, el apego y la ignorancia del aferramiento propio. Cuando hayamos eliminado de nuestra conciencia el aferramiento y demás engaños, así como transmutado la emoción miedo en amor, nuestras acciones serán puras, reflejo de nuestro ser interno. Como resultado de estas acciones, nuestras experiencias, nuestro mundo, cuerpo, deleites y los seres que nos rodean, también serán puros. No quedará ni el menor rastro de sufrimiento, impureza ni dificultades. De esta manera, encontraremos la verdadera felicidad, acompañada de liberación. Hasta hoy la mayoría de nosotros pensamos en el tiempo como algo secuencial, formado por pasado, presente y futuro. El pasado está representado por aquellas percepciones conscientes que guardamos en la memoria, futuro es aquello que desconocemos pues aún


no podemos percibirlo conscientemente ya sea sensorial o extrasensorialmente y presente es el cúmulo de estímulos que nos permiten interpretar conscientemente aquello que denominamos realidad. Esta idea, aunque profundamente arraigada en el sistema de creencias consensuado por la mayoría, implica una imagen de cuarta dimensión, lo cual, como dije al inicio, no solo es inadecuada, sino simplista. Volvamos a la octava dimensión, un punto en esta dimensión representa el infinito de realidades posibles de cada ser que ha sido parte del universo desde su inicio en el Big Bang. Por un momento supongamos que estamos de acuerdo con la idea de que la conciencia o mente puede reencarnar. De acuerdo al actual paradigma de tiempo lineal, al término de una vida inicia otra, luego termina y nuevamente reencarna,

Vida 1

Vida 2

Vida 3

Vida “n”

Sin embargo desde la perspectiva de octava dimensión esto no ocurre secuencialmente sino simultáneamente, Vida 1 Vida 2 Vida 3 Vida “n” “Recordar” una vida pasada equivaldría a percibir “extrasensorialmente” una o varias de nuestras vidas “paralelas”, pero debido a nuestras creencias y en particular a la idea de tiempo lineal, supondríamos que corresponde a algo que sucedió antes y no que está sucediendo en este momento. En última instancia todo ocurre simultáneamente, pues a nivel cuántico las nociones de espacio y tiempo dejan de actuar como normalmente las concebimos. Esto implica una idea diferente de tiempo, desde luego no lineal, a este tiempo lo denominaremos “fractal”. Cuando en física cuántica se dice que una partícula puede ocupar simultáneamente todos los estados posibles, no solo se refiere a espacio, sino también a tiempo.


Pensemos por un momento que estamos en una habitación, ocupar todos los estados posibles implicaría estar en cada punto de la habitación, e incluso entrando a y saliendo de ella, todo al mismo tiempo. Como este tiempo no es secuencial sino “estático” o simultáneo lo hemos llamado fractal. Desde esta perspectiva la participación de la conciencia de diferentes “vidas”, no es cuestión de reencarnación, sino de “encarnación múltiple” simultánea. ¿Cómo encaja el concepto de karma dentro de esta perspectiva cuántica? Con anterioridad hemos dicho que las historias más probables son aquellas que reflejan lo que se es, y esto es justamente lo que equivale al karma. En tanto seamos apego a las pasiones carnales y al mundo material, las realidades más probables que observara la conciencia serán aquellas conflictivas, con gran estrés y poca salud, muy satisfactorias pero escazas de felicidad, llenas de envidia y carentes de paz, etc. Y esto no solo en una, sino en varias vidas, pero conforme vayamos invirtiendo esta tendencia y transformando el ser interior, el tipo de realidades más probables reflejaran paz, felicidad, amor, estabilidad, abundancia, etc. Las otras vidas quedarán más lejos del espectro más probable de historia reflejada. Nadie nos castiga, o nos premia en el domino de māyā, es nuestro propio ser el que determina el karma y con ello la felicidad, o la insatisfacción; la confianza o la inseguridad, la salud o la enfermedad. Este esquema de octava dimensión deja claro que no hay muerte, y por tanto tampoco reencarnación, ¡solo vida! Esto concuerda con la idea de que la conciencia observada puede dejar de existir permanentemente en la realidad del observador (muerte), pero siempre existe respecto a sí misma (vida) en tanto la Conciencia Divina la observe, acción que nunca cesa. En los Evangelios Bíblicos cuando Yahshúa se refiere a Juan el Bautista dice de él, que vino en el Poder y el Espíritu de Elías. Cuando a Juan le preguntan si él es Elías, el responde categóricamente que no, que él es Juan. En este sentido Juan no era la reencarnación de Elías, sin embargo, sí poseía el Poder y el Espíritu de Elías (¿Qué significa esto?), siendo su comportamiento muy similar al de Elías, ya que así lo relata la Biblia misma. Para entender plenamente que significa la frase “en el Poder y el Espíritu”, comencemos por entender que son los campos mórficos. ¿Qué hay además de las dimensiones y de las historias posibles en el mundo de māyā? Lo que se denominan unidades concentradas de información.


¿Qué características tienen estas unidades concentradas de información? Está constituida por información en su estado más esencial, desde luego no es energía, hay una unidad diferente asociada a cada grupo o ente, tiene la capacidad de aprender, el ente asociado a su unidad absorbe y comparte información. Estas unidades de información se comportan como campos y a aquellos que comparten estas características se les conoce como Campos Mórficos, estos son campos de forma, patrones o estructuras de orden. Estos campos al contener información y no energía, no están sujetos a pérdida alguna de intensidad. Además se enfocan en cómo las cosas toman sus formas o patrones de organización. Hay campos para cada cosa o grupos de cosas, por ejemplo hay campos para los fotones, para los electrones, para la molécula del agua, para los gatos, para las galaxias, etc. En este sentido podemos identificar a los campos mórficos con el concepto de Dharma. Este tipo de campos de información tiene dos funciones fundamentales, la de ser un ordenador al reducir la aleatoriedad de los procesos (Dharma) y la de permitir el aprendizaje colectivo por género en virtud de que no son estáticos, por el contrario tienen la capacidad de aprender (Karma). En cada realidad alterna hay unidades de información coherente formadas por la superposición de campos dinámicos. Así la realidad relativa se forma mediante la observación de la conciencia de historias posibles dentro de un marco dimensional conteniendo unidades de información coherente. El proceso por el cual cada ente absorbe información de su campo asociado se llama resonancia mórfica. Todo la información asociada a cada ser desde el inicio de nuestro universo debido al Big Bang está almacenada en un punto de la octava dimensión en la manera de historias posibles, además debido al entrelazamiento cuántico, todo está entrelazado. La frase “en el Poder y el Espíritu” se refiere a resonancia mórfica, y no a reencarnación. En este caso se absorbe la información de otro ser, de tal suerte que el temperamento, carácter y comportamiento son similares, más el ente que absorbe no percibe la información absorbida como si se tratara de sí mismo en alguna “vida pasada”. Absorbe sus características, incluso físicas, pero no su memoria.


Resumiendo, la reencarnación desde el punto de vista de la física cuántica, se corresponde con dos situaciones, la múltiple encarnación simultánea dentro del marco del tiempo fractal, y la resonancia mórfica. En la primera, la percepción extrasensorial da la sensación de situaciones vivenciales, lugares y tiempos ajenos a la percepción sensorial de la realidad actual, dándole al individuo la sensación de estar experimentando el recuerdo de vidas “pasadas”. En el segundo caso solo se trata de información absorbida a manera de temperamento, carácter y comportamiento, y en algunos casos semejanza física, pero no va ligada a ningún tipo de percepción extrasensorial como la ocurrida en el primer caso. Ahora los conceptos relativos a la realidad son, conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva, MER KA BA, fe de Di-s, vida, información, tiempo fractal, resonancia mórfica.


“El Hubiera”

Noveno Mito de la Realidad Toca el turno de desmitificar una famosa frase que se ha vuelto algo más que eso, en virtud de que se ha insertado como creencia consensuada en el subconsciente colectivo de la humanidad. “El hubiera NO existe” Empecemos por dejar claro lo que significa, y de donde proviene la palabra “hubiera”. Lo primero que debemos considerar es que el llamado modo verbal describe la actitud de quien expresa una acción. Esta acción puede ser algo que se está realizando o se ha realizado (escribo, escribí), también puede referirse a algo virtual, hipotético o posible (hubiese/hubiera escrito), o impositivo (escribe). La forma hubiera corresponde al pretérito imperfecto del subjuntivo del verbo haber, y representa una acción que no ocurrió, por tanto cae dentro de lo subjetivo, sin embargo, esto no implica necesariamente que sea inexistente. A este tiempo de conjugación verbal en inglés se le conoce como pasado irreal. Irreal significa que no fue parte de la percepción consciente, ni en su modalidad sensorial ni extrasensorial, pero no por eso es inexistente. Recordemos que la percepción tiene lugar en la octava dimensión donde co-existen todas las realidades relativas de todos y cada uno de los seres en este universo. Tanto lo que ocurrió como lo que no ocurrió respecto al observador conforman esa octava dimensión. Si es observada pasa a formar parte de la realidad del observador. Si no es observada por un observador, quizá lo sea por otro, pero como en última instancia siempre es observada por el Observador Final o Conciencia Divina existe per se. Todo esto nos lleva a proponer una ligera, pero trascendental modificación a la frase anterior. “El hubiera SI existe” Pero, y desde luego lo más importante, ¿tendrá esto alguna implicación en la realidad actual resultante de la observación de la conciencia? O en otras palabras, ¿ya que existen otros pasados posibles, podremos acceder a ellos desde el presente? y aún más ¿se podrá cambiar el pasado desde el presente?


Antes de iniciar el camino que nos llevará a dar respuesta a tan extraña pregunta, consideremos algo que a primera vista pudiera parecer un comentario simple, evidente e incluso insulso, sin embargo más adelante aflorará su gran relevancia. “Desde el pasado, el presente es considerado futuro” En la canción Ding-Dong escrita por George Harrison hay una interesante parte de la letra que refleja un sentir respecto al tiempo muy similar a la idea que intento desarrollar en estas páginas. “Yesterday today was tomorrow, and tomorrow today will be yesterday”. (Para el Ayer hoy era mañana y para el mañana, hoy será ayer). Lo que me atrae más de esta frase es la manera en la que juega con los tiempos “era” y será”. Al ayer y al hoy lo liga en pasado al mañana, y al mañana lo liga en futuro al hoy y al ayer. Ayer

Hoy

Mañana

era

Hoy será

Mañana

Ayer

Solo como nota curiosa, noten que el primer esquema se comprende más rápidamente, el segundo cuesta un poco más de trabajo, esto es porque, nuestro paradigma nos facilita más la comprensión de la secuencia ayer, hoy, mañana; que la secuencia mañana, hoy, ayer. Esta aparente incongruencia al asociar un verbo en pasado (era) al futuro (mañana), y un verbo en futuro (será) al pasado (ayer), solo significa una cosa, que ambos son dependientes entre sí y en particular de su estado intermedio o “eslabón”, el presente. De acuerdo a esto el presente puede influir tanto en el futuro como en el pasado. Así el pasado influye en el futuro en la misma forma en la que el futuro afecta el pasado a través del presente. Si esta propiedad de simetría temporal puede ser descrita mediante el lenguaje, entonces debe ser parte de la esencia misma del universo. Vayamos al Génesis Bíblico, en particular a génesis 1:3,

“Vayomer Elohim Yeji-or, vaYeji-or”


Y dijo Di-s: Sea la luz y fue la luz Y dijo Di-s: que haya luz y hubo luz

Versión Reyna Valera Versión Biblia Hebrea

La palabra or significa luz. La palabra Yeji que se traduce como sea o haya implica que ya había luz. La palabra va, corresponde a la letra vav, la cual en hebreo bíblico no solo significa “y”, sino que también tiene la función de invertir el tiempo de un verbo a su opuesto, es decir de pasado a futuro o de futuro a pasado. De esta forma la frase yeji-or que significa sea la luz o haya luz, es invertida por la vav y en la segunda parte del versículo se lee, fue la luz o hubo luz. Juntando las anteriores ideas, podría inferirse que la luz ya existía en el futuro y fue traída al pasado para que el universo pudiese existir. El poder de la vav de invertir el tiempo requiere atraer la luz desde el futuro hacia el pasado, lo cual representa en sí el secreto del tiempo, el futuro transformándose en luz que permea el espacio. Toda cosa a la que se aplica el término vayeji (y fue), se encuentra en el mundo futuro y en este mundo. Hagamos un ejercicio mental hipotético. Por un momento imaginemos el punto de octava dimensión con todas las realidades relativas posibles de nuestro universo, y supongamos que solo una lleva a una conclusión exitosa, y que Génesis 1:2 hace referencia a una o varias situaciones catastróficas dentro de todas las realidades relativas posibles que reflejan la realización no exitosa del universo. Si pensamos en esta situación como un laberinto de los que comúnmente vienen en algunas revistas, veríamos de inmediato la analogía, si no sabemos cómo encontrar la salida llegaríamos a caminos bloqueados, pero en cuanto conociéramos la salida, resolverlo sería más fácil asegurando el 100% de éxito si lo hiciéramos desde la salida hacia la entrada, o de futuro-presente a pasado. De esta forma garantizaríamos que el camino escogido entre ambos puntos, inicio y final sea el correcto. De acuerdo al análisis que realicé en relación al contenido de Génesis 1:3 pareciera ser que en nuestro universo el futuro funciona como un atractor, sin embargo, Génesis 1:2 se nos presenta a manera de advertencia para resaltar que este atractor no ha sido lo suficientemente fuerte como para evitar eventuales desviaciones, que han llevado a historias relacionadas con universos fallidos. Si entendemos correctamente Génesis 1:2 y Génesis 1:3, notaremos que el universo exitoso que se constituye como atractor, es solo eso, un atractor y no un sendero excluyente, fijo, invariable y predeterminado. En otras palabras, este futuro nos revela la trayectoria a seguir para llegar a él, pero no desaparece las otras trayectorias por las que no llegaríamos a él.


Para entender mejor esta idea imaginemos un campo lleno de surcos, todos tiene profundidades deferentes, pero hay uno que es más profundo, el cual, aunque en el momento que lo vamos recorriendo no sabemos que es aquel que nos llevará al único sitio donde hay agua, posee una característica distintiva, su profundidad, la cual en cierta forma hace las veces de atractor, aunque en cualquier punto podríamos decidir desviarnos y seguir por un surco menos profundo. A pesar de que su profundidad establece una marcada diferencia y por tanto nos “atrae” a permanecer en él, la profundidad que es su característica distintiva, no impide que en cualquier punto del camino optemos por seguir un surco con menos profundidad, el cual, desde luego no conducirá al único lugar donde hay agua. El sendero que queda determinado desde el futuro se constituye como guía, pero no como imposición, nada nos obliga a seguirlo, pero si actúa como “atractor” para llegar al mejor resultado dentro de todas las realidades relativas posibles para nuestro universo. En el misticismo hebreo el secreto de la Teshuvá radica en convertir completamente el pasado en bien. Esto, al igual que se hiciera a nivel cosmológico en génesis 1:3, requiere atraer la luz del futuro al pasado para modificarlo, bajo el mismo principio, pero a diferente escala. Teshuvá implica arrepentimiento y retorno a Di-s por amor. Aunque esto es muy importante pues se relaciona con lo visto en el artículo anterior referente a reencarnación, será tema de un artículo posterior, por lo que no profundizare demasiado por ahora. Hasta aquí contamos con un esquema en el que tanto el pasado condiciona el futuro, como el futuro lo hace con el pasado, pero no todo es perfecto, pues existen desviaciones que se deben corregir modificando el pasado, no desde el “fin del laberinto” (futuro exitoso del universo), sino desde puntos intermedios que ponen en riesgo la trayectoria que se debe seguir para llegar al inicio sin correr el peligro de perdernos en el camino y volver a caer en una historia de universo fallido.

Desde luego el laberinto anterior es una imagen en extremo simple, pero es útil para afianzar la idea que desarrolle en párrafos anteriores. Ya que la octava dimensión es una dimensión cuántica, todas las realidades relativas posibles son conocidas simultáneamente. Todo laberinto se resuelve más fácilmente de fin hacia principio pues la solución es conocida, sin embargo, supongamos


que hay puntos donde a pesar de que la trayectoria es conocida, pueden generar confusión o indecisión lo que propicia que no se siga la trayectoria segura, aunque siempre se pueda retomar la que con seguridad nos llevara al inicio correcto que garantiza el haber llegado a la única salida. Este retorno al camino correcto durante el trayecto es lo que he llamado Teshuva o más universalmente “arrepentimiento”. ¿Existe alguna evidencia física de que esto sea posible, de que el futuro pueda modificar el pasado?, increíblemente SÏ. Como sabemos, en la escala cuántica las partículas pueden existir en más de un lugar en el mismo momento –hasta que son observadas. Esta superposición es uno de los misterios centrales de la física. La física de Newton se define como determinista dado que se caracteriza por definir claramente el comportamiento de un sistema a cada instante conociendo sus condiciones iniciales y las fuerzas que actúan sobre él. En base a esto puede asegurar que dos objetos iguales se comportarán de la misma forma bajo las mismas condiciones iniciales y fuerzas externas. Sin embargo esto no ocurre en el mundo cuántico. En virtud del principio de incertidumbre de Heisenberg, si se conoce la posición de una partícula, no se puede saber nada sobre su velocidad o momento. El determinismo Newtoniano se transforma en incertidumbre en el dominio cuántico. La incertidumbre del mundo cuántico puede observarse en el laboratorio, por ejemplo en el decaimiento de los átomos radioactivos. Si se tienen dos átomos radioactivos idénticos, uno puede decaer en un minuto y el segundo puede tardar una hora en decaer. Simplemente no hay forma de explicar los diferentes comportamientos de cada átomo o de predecir cuándo decaerán observando su historia (condiciones iniciales y fuerzas externas) y, en apariencia, no hay causa definitiva que produzca estos efectos. Este indeterminismo hace necesario plantearse la pregunta, ¿dónde está la información que determina lo que le sucede a las partículas? Aharanov cree que no podemos percibir esa información (condiciones iniciales y fuerzas externas) que regula el comportamiento de la materia porque no existe en el pasado, proviene del futuro. Estas observaciones llevaron a Aharanov a concluir que “La naturaleza nos está tratando de decir que existe una diferencia entre dos partículas aparentemente idénticas con destinos distintos, pero esa diferencia solo puede ser encontrada en el futuro”. Aharanov, ha formulado la teoría cuántica de tiempo simétrico, que explica cómo la información del futuro podría llenar el hueco indeterminista del presente. Desde esta perspectiva estaríamos suponiendo la acción de un “determinismo” bilateral proveniente de la simetría temporal. Así desde nuestra perspectiva en el presente, a la influencia del pasado en el futuro le llamaríamos determinismo y a la influencia del futuro sobre el pasado le llamaríamos incertidumbre o indeterminación.


El mundo sujeto a las leyes de la física clásica y relativista sería un mundo donde los eventos presentes son influidos por los acontecimientos pasados, en tanto en el mundo cuántico, los eventos presentes estarían influidos desde el futuro, forma “extraña” de determinismo que interpretamos como incertidumbre. Aharanov y el físico de la Universidad de Chapman, Jeff Tollaksen, diseñaron una serie de experimentos en los que el resultado es determinado por los eventos que ocurren después de que el experimento fue realizado. El protocolo incluye una medición de preselección realizada en un grupo de partículas; una medición intermedia; y una post selección en la que los investigadores eligen un subgrupo de las partículas para realizar una tercera medición relacionada. Para encontrar evidencia de “retro causalidad” (influencia del futuro sobre el pasado) el experimento tendría que demostrar que los efectos medidos en el estado intermedio están ligados a acciones realizadas al subgrupo de partículas en un tiempo posterior. La idea es que los efectos relacionados a las mediciones realizadas en el futuro regresarían al presente para interactuar con el pasado. Para uno de los físicos más reconocidos del mundo, Paul Davies, de la Universidad de Arizona State es posible que la retroalimentación del futuro este guiando el desarrollo de la vida en el universo. Los cosmólogos desde hace tiempo se han maravillado por cómo las condiciones de nuestro universo, como el ritmo de su expansión, proveen el caldo de cultivo ideal para las galaxias, estrellas y planetas. La probabilidad de obtener un universo como el nuestro por el mero azar es sumamente remota. Pero si el estado final del universo está definido y se extiende de adelante hacia atrás para influir el universo desde sus inicios, esto amplifica la posibilidad de que surja la vida y la inteligencia en el universo. Esta aseveración de Davies coincide plenamente con lo que he expuesto en párrafos anteriores en relación a la interpretación que realicé de Génesis 1:3. Desde ambas posturas se genera la posibilidad de que el universo tenga un destino, una especie de programa que magnetiza los sucesos hacia su estado final. Lo asombroso es que el “destino” del universo podría haber sido establecido tanto en el pasado como en el futuro. El principio cuántico que haría posible el que el futuro pudiera modificar el pasado se conoce como entrelazamiento cuántico, principio que he descrito ampliamente en artículos anteriores. De acuerdo a esto las partículas, sin importar de cuantas estemos hablando, existen en estados interrelacionados o “entrelazados” que permanecen indeterminados hasta que se efectúa una medición en alguna de ellas. Cuando se lleva a cabo una medición sobre una partícula, al instante se fija el estado de la otra u otras partículas. Para que las cosas resulten como se espera se debe considerar que el entrelazamiento ocurre no solo a nivel espacial, sino también temporal. A este enfoque propuesto por Aharanov se le llama formalismo vectorial de dos estados o TSVF. De esta


forma se puede considerar una interacción continua que se extiende entre los eventos pasados y futuros. Aunque esta aproximación es más acertada que simplemente considerar un entrelazamiento espacial, considero que se debe tratar como un fenómeno de octava dimensión y no solo de cuarta dimensión. Dado que en la cuarta dimensión solo existe una partícula y por tanto ninguna con quien entrelazarse, este fenómeno cuántico solo puede ocurrir en la octava dimensión donde se sobreponen todas las realidades relativas posibles que han sido, son y serán de todos los seres posibles de nuestro universo. Hablemos acerca del experimento, para eso me voy a apoyar en una representación esquemática, I

II

Víctor

Víctor

Fotones Entrelazados

Alice

Bob

Fotones Entrelazados T1

Fotones Entrelazados

Alice

Bob

Fotones T2

Todo inicia con dos pares de fotones (partículas de luz), cada pareja de fotones (verde/Aliceazul/Bob), se encontraban entrelazadas entre sí, instantes después un fotón de cada pareja es enviado a un tercer participante hipotético-Víctor. Ahora Víctor tiene un fotón entrelazado con el de Alice y otro entrelazado con el de Bob (figura lado derecho). Víctor al tener un fotón de cada pareja entrelazada, posee pleno control sobre las partículas de Alice y Bob. ¿Qué sucedería si Víctor decidiese entrelazar sus dos fotones? Al hacerlo los


fotones en posesión de Alice y Bob (ya entrelazados cada uno con los que tiene Víctor), se entrelazarían el uno con el otro. Lo interesante de este experimento hipotético es que Víctor puede decidir llevar a cabo la acción de entrelazar sus fotones en cualquier momento, incluso después de que Bob y Alice hubieran medido, modificado o incluso destruido sus propios fotones. III

IV

T3

Entrelazamiento

T4 Víctor

Víctor

Fotones Entrelazados

Fotones Entrelazados

Alice

Bob

Fotones Entrelazamiento en T3 provocado por Víctor en T4

Como el entrelazamiento es instantáneo, si dos fotones se entrelazan en un lugar, sus parejas se entrelazan de inmediato no importando que se encuentren a miles de kilómetros de distancia de sus “hermanos”, como se trata de un evento descrito por el formalismo vectorial de dos estados, es decir, que también incluye el concepto de entrelazamiento en tiempo, siguiendo un razonamiento análogo al anterior, si se entrelaza en un momento en el tiempo, quedará entrelazada en todo momento. Así que no importa que tanto tiempo haya pasado desde que “Víctor” obtuvo su par de fotones, al entrelazarlos en el “futuro” (presente) quedarán instantáneamente entrelazados en el pasado. (Evento en octava dimensión).


Anton Zellinger coautor de este experimento afirma que “lo realmente fantástico es que la decisión de entrelazar los dos fotones puede ser tomada en un momento muy posterior. Incluso en uno en que los otros fotones (los de Alice y Bob) podrían haber dejado de existir”. En pocas palabras la parte medular de este experimento consiste en Intercambiar el entrelazamiento entre dos parejas de fotones, siendo la decisión sobre si hacerlo o no posterior a la lectura de los primeros fotones, y aun así, éstos se entrelazan si lo queremos después, y no lo hacen si en el futuro decidimos que no. Es decir, se está influyendo desde el presente sobre un hecho que ya ha ocurrido. Para llevar a cabo un experimento en laboratorio, bajo esta misma idea, es necesario introducir el concepto de medición débil. De acuerdo al principio de incertidumbre de Heisenberg si se conoce la posición de una partícula se ignora todo respecto a su velocidad y momento; y si se conoce su velocidad y momento, se ignora todo sobre su posición. Cuando se realiza una medición fuerte sobre una partícula o sistema de partículas queda definida su posición o velocidad. En cambio, en una medición débil, prácticamente el estado de la partícula o del sistema no se altera y por tanto la información que se obtiene es muy escaza, y poco representativa. Sin embargo la solución radica en realizar una gran cantidad de mediciones débiles y luego determinar su comportamiento más probable.

Sistema de partículas con dos estados posibles cada una

Medición fuerte sobre una partícula

Tomemos en cuenta que cada dos cubos representan una partícula definida por la súper posición de estados o historias posibles tanto en tiempo como en espacio (en este ejemplo a cada partícula se le han asociado solo 2 estados o historias posibles de su infinito correspondiente). Al realizar una medición fuerte sobre una partícula (azul) de inmediato queda determinado uno de sus dos estados o historias posibles, de hecho la más probable pasando a conformar su realidad relativa, simultáneamente por entrelazamiento cuántico, uno de los dos estados o historias posibles de cada partícula entrelazada también queda determinado, pero no como realidad relativa ya que esta se conforma respecto al observador, sino como estado o historia más probable.


Recordemos que hablamos de estados en el espacio tiempo. Por tanto estamos definiendo la posición de la partícula en un instante determinado al fijar su estado, pero al hacerlo carecemos totalmente de información acerca de su velocidad y momento. A

B

A C

Mismo sistema de partículas sobre el cual se practican una gran cantidad de mediciones débiles Hacer una medición débil es como si viéramos de reojo y muy rápido un sistema de partículas, si consideramos una en particular como ejemplo (azul), en la primera medición, nos parecería que está en la posición A, pero como fue rápido o de “reojo”, no estamos seguros, así que repetimos la medición débil varias veces, al hacerlo nos parecerá que está en diferentes lugares, aunque en ocasiones se repitan algunos. Luego mediante métodos estadísticos llegamos a la conclusión de su posición más probable al igual que la posición por entrelazamiento de las demás partículas del sistema. De acuerdo al esquema anterior, dado que la partícula es débilmente medida en dos ocasiones en la posición A, y en las posiciones B y C sólo una vez, podemos concluir que es más probable que se encuentre en la posición A, pero no es definitivo, pues no hemos hecho ninguna medición fuerte que lo determine así. El experimento inicia con un sistema de partículas sobre los que se realiza una medición fuerte, quedando determinada su posición o velocidad-momento. Luego se realiza una serie de medidas débiles sobre el mismo sistema de partículas, lo que nos da un estado más probable. Es importante remarcar el hecho de que la información promedio obtenida a partir de las medidas débiles está influenciada tanto por las mediciones fuertes futuras, como las pasadas. Finalmente se realiza una medida fuerte del mismo sistema y se compara el resultado con lo previsto por el estado más probable del sistema obtenido a través de las múltiples medidas débiles. Y ¡sorpresa!, resulta ser muy diferente, lo que indica que la medición en el presente, cambia el estado inicial del sistema y por tanto su estado final.

Sistema de Partículas en T1 Medición inicial fuerte

Sistema de partículas en T2 Medición intermedia débil

Sistema de Partículas en T3 Estado final más probable


Modificación del estado inicial

Sistema de Partículas en T1

Sistema de partículas en T2

Medición inicial fuerte

Medición intermedia débil

Alterada desde el “futuro”

Modificación del estado

Sistema de Partículas en T3 Medición final fuerte Estado final diferente al esperado más probable

En el experimento de Rochester se midió el paso de luz laser a través de un aparato que segmenta los haces de luz. Parte del haz de luz pasaba directamente a través del aparato y parte rebotaba en un espejo que se movía milimétricamente debido a que estaba adherido a un motor. Los investigadores midieron la difracción del laser reflejado y así determinaron cuánto se había movido el espejo motorizado. En el caso en el cual los experimentadores decidieron no realizar una medición de post selección los ángulos de difracción de la fase intermedia resultaron ser mínimos. Pero cuando realizaron una medición de post selección, los resultados fueron completamente distintos. Cuando los científicos escogieron medir la luz laser saliendo de una de las aperturas, entonces solo esa luz acabó con ángulos de difracción amplificados por un factor de más de 100 en el paso de medición intermedia. De alguna forma la decisión de medir al final afectaba el resultado de la medición intermedia, aunque esta había sido realizada en un tiempo anterior. En cuanto al experimento los físicos advierten que sus conclusiones son ciertas en tanto la experiencia se limite al ámbito de la Física Cuántica. Sin embargo, por lo que he expuesto en los artículos anteriores en lo referente a la observación y percepción tanto sensorial como extrasensorial de la realidad, si ocurre a nivel cuántico, necesariamente se refleja a nivel macro. Además el tiempo lineal al cual le adscribimos las nociones de pasado, presente y futuro no existe como tal a nivel cuántico, sino que constituye el marco de nuestra percepción, de esta forma, si a nivel cuántico se produce la causa de su afectación, los efectos se hacen evidentes para nuestra percepción y por tanto “ocurren” en la realidad del observador.


Así que en su justa dimensión, este experimento nos confronta con una forma diferente de concebir el tiempo lineal, donde las decisiones, acciones, pensamientos, sentimientos, palabras, expresadas en el presente determinarán tanto el futuro como ¡el pasado! Esto significa que en cada instante durante la observación de la conciencia se determinan el pasado y el futuro, esto representa un impresionante don y por lo mismo una apabullante responsabilidad. ¡Nuestra realidad relativa puede ser modificada en su totalidad a cada instante! Es muy importante notar que digo “nuestra realidad” y no “la realidad”. Si analizamos el experimento resultan claro dos cosas, la primera es que el cambio en el pasado originado en el futuro solo pudo evidenciarse hasta que se realizo una medida fuerte u observación y que el observador era la persona que estaba realizando el experimento. Así que mediante la observación trajo a la existencia el grupo de partículas a su realidad. Si otros científicos también observaron el experimento, el razonamiento sería el mismo. Ya que se requiere de la observación de la conciencia para que el resultado de la alteración en el pasado se perciba, esto solo afecta a la realidad del observador. Así la única realidad que se modifica bajo este comportamiento cuántico es la de cada observador. Al observar nuestra historia posible más probable, seguramente percibiremos diferentes fragmentos de realidad correspondientes a otros seres, pero no cambiaremos su realidad aunque por entrelazamiento si se modificará la probabilidad dentro de sus historias posibles. Hace algunos años y con el fin de demostrar que el ADN influido por el sentimiento era capaz de alterar eventos aleatorios, se realizo un experimento cuyo diseño estaba influenciado por los resultados atribuidos al Dr. Poponin en este campo. El experimento consistió en la grabación de una cinta con sonidos de manera aleatoria de tal forma que prácticamente la mitad se escucharon en el canal izquierdo y la otra mitad en el derecho, la cinta así grabada se guardó como objeto de posterior comparación. El Dr. Poponin logró demostrar que los sentimientos, mediante el ADN pueden modificar la aleatoriedad de los eventos. Con base a esto, se pidió a una persona que entrara en un estado alterado de conciencia y se enfocara en un sentimiento en particular para “sentirlo” intensamente. Y que mediante este sentimiento alterara la aleatoriedad, logrando así que más sonidos se enfocaran en un canal que en el otro. ¿Cuál fue el resultado del experimento?, que efectivamente la nueva cinta mostraba más sonidos en un canal que en el otro. Y para constatar tal resultado se recurrió a la cinta de referencia o control, la cual había permanecida guardada durante el experimento. Lo que sucedió cuando escucharon


la cinta para compararla con la nueva los dejó sin habla, ¡ambas eran iguales!, el pasado había sido modificado desde el “futuro” (presente). Nuevamente no fue el pasado el que se modificó, sino el pasado que formaba parte de la realidad relativa de cada uno de los observadores involucrados. Veamos los paralelismo entre ambos experimentos, es decir, el realizado a nivel cuántico y el que acabo de narrar. La aleatoriedad de los eventos durante la primera fase del experimento con el sonido equivale a la definición del estado más probable bajo el principio de incertidumbre del sistema de partículas determinado a través de una gran cantidad de mediciones débiles. La medición fuerte final sobre el sistema de partículas equivale a la “observación” de la segunda cinta, la que ha sufrido por causa del ADN una alteración en la aleatoriedad de los eventos. Por último la cinta original modificada equivale al estado inicial modificado desde el futuro del sistema de partículas en el pasado. La aleatoriedad de los eventos en el marco del espacio tiempo equivale a la incertidumbre en el mundo cuántico. En ambos experimentos hay un común denominador, a consecuencia del entrelazamiento cuántico las partículas se influyen unas a otras de manera instantánea, pero no se intercambian información. Otro aspecto fundamental que comparten es que el efecto de la alteración sólo se puede observar desde el presente y no es medible en el pasado. Esto significa que solo podemos observar las consecuencias en el presente de los cambios realizados en el pasado, o dicho de otra forma, aunque nos podemos enviar una carta al pasado recomendándonos invertir en las acciones que van a ganar más, el sobre no se podría abrir sino hasta el presente, en donde al abrirlo podríamos constatar que la información contenida era exacta, pero para entonces totalmente inútil. Si todo esto no es para tratar de “engañar” al tiempo, ¿de qué sirve entonces? Bueno, parece ser que todo gira en torno a la conservación de la continuidad y la congruencia que el atractor denominado futuro requiere de sus “cómplices”, el presente y el pasado como integrantes de cada realidad relativa proveniente de cada historia posible de todo lo que existe en nuestro universo. Una oscura referencia a esta situación aparece en el Libro de Eclesiastes 3:15 de la Biblia:


“Aquello que fue, ya es; Y lo que ha de ser, fue ya; Y Di-s restaura lo que pasó”

Sé que para la mayoría de las personas intentar pensar desde este nuevo paradigma no será fácil, pues al igual que todo lo demás que ocurre en el mundo cuántico desafía nuestro concepto de lo que la realidad es o debería ser, sin embargo, el saber que nuestro ahora determina inefablemente el ayer y el mañana, es un conocimiento que debe compartirse a los niños desde una edad temprana. Así como en la escuela nos enseñan lógica, o al menos en la época en la que curse preparatoria lo hacían, debe enseñarse a los niños desde los primeros niveles escolares lógica cuántica, estoy seguro que esto cambiaría su manera de concebir lo que llamamos realidad, haciendo una humanidad más consciente de sus verdaderos alcances. Ahora al concepto de realidad debemos agregar uno nuevo, conservación de la continuidad temporal. De esta forma realidad queda relacionada con los conceptos de conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva, MER-KA-BA, fe, vida, información, tiempo fractal, resonancia mórfica, y conservación de la continuidad temporal.


“Libre Albedrío”

Décimo Mito de la Realidad

Un estudio desarrollado en la Universidad de Rochester, demuestra que la corteza cerebral utiliza señales aparentemente caóticas o "ruidosas", para representar las ambigüedades del mundo real, y que este ruido refuerza de modo notable la capacidad de procesamiento del cerebro, permitiéndonos tomar decisiones en un mundo incierto. La ciencia relacionada con el análisis y obtención de respuestas dentro de un abanico tan caótico de posibilidades con diferente grado de probabilidad se denomina computación Bayesiana. Desde hace varios años, los científicos saben que en el ámbito conductual, nosotros nos comportamos como "computadoras Bayesianas" muy buenas, lo que significa que somos excelentes tomando unos pocos datos sobre probabilidades, sopesando su valor relativo, y llegando rápidamente a una buena conclusión. Sin embargo los científicos no habían sido capaces de explicar cómo nuestros cerebros pueden llevar a cabo tales complejos cómputos Bayesianos tan fácilmente. Ahora los nuevos resultados indican que el ruido neuronal es el equivalente de la distribución óptima (distribuicón de Poison) necesaria para la computación Bayesiana. La corteza cerebral parece haber sido "cableada" desde sus cimientos para efectuar computación Bayesiana con la máxima eficacia posible. La incertidumbre del mundo real es representada por este ruido, el cual está en un formato que reduce los recursos necesarios para computarlo. Dicho de otra forma, la corteza del cerebro usa señales aparentemente caóticas, o "ruidosas", para representar las ambigüedades del mundo real, siendo justamente este ruido el que incrementa de forma inusual el procesamiento del cerebro, permitiéndole tomar decisiones en un mundo incierto. De esta suerte la capacidad de tomar decisiones podría derivarse de las fluctuaciones aleatorias del 'ruido de fondo' del cerebro.


Esto al menos es lo que sugiere un estudio reciente llevado a cabo en el Center for Mind and Brain de la Universidad de California, Davis (EUA). En él, se demostró que se podían predecir las decisiones que tomaría un individuo a partir de dicho “ruido de fondo”. El estudio demuestra cómo estados arbitrarios del cerebro pueden influir en decisiones aparentemente voluntarias. Para alcanzar esta conclusión, Bengson y su equipo situaron a una serie de voluntarios frente a una pantalla, y les pidieron que fijaran su atención en el centro de esta. Al mismo tiempo, haciendo uso de la electroencefalografía o EEG (una técnica de exploración neurofisiológica de la actividad bio-eléctrica cerebral), los científicos comenzaron a registrar la actividad eléctrica de sus cerebros. A los voluntarios se les pidió a continuación que tomaran la decisión de mirara hacia la izquierda o hacia la derecha cuando apareciera un símbolo a modo de señal en pantalla; y que después indicaran su decisión. La señal para mirar hacia izquierda o hacia derecha aparecía a intervalos aleatorios, por lo que los voluntarios no podían, ni consciente ni inconscientemente, prepararse para ella. Se encontraban, por tanto, tomando decisiones en una situación de incertidumbre. A pesar de eso, sus cerebros reflejaron patrones de actividad neuronal un segundo antes de que los símbolos aparecieran en pantalla que sirvieron para predecir el resultado probable de sus decisiones. Por tanto, el cerebro reflejaba lo que los participantes decidirían, un segundo antes de que estos supieran siquiera que iban a tomar una decisión. Como parte del experimento se observó que "el estado de la parte derecha del cerebro, antes de la presentación de la señal, determinaba si el voluntario miraría hacia la izquierda o hacia la derecha". De cualquier modo, el trabajo de Bengson y su equipo abre interesantes cuestiones: si nuestro cerebro se prepara para actuar antes de que sepamos que vamos a actuar, ¿cómo podemos tomar una decisión verdaderamente consciente? ¿Nuestras decisiones se forman después de que somos conscientes de las evidencias que las fundamentan o, por el contrario, se definen antes de que las evidencias hayan alcanzado la conciencia? El estudio se basó en otros experimentos realizados durante la década de 1970, por el neuro-científico californiano Benjamín Libet. A raíz de aquellos, Libet llegó a concluir que la impresión subjetiva de la libertad de acción no es la causa de esta acción, sino su


consecuencia. En otras palabras, que el libre albedrío sería una de las ilusiones que el cerebro es capaz de crear. Lo más sorprendente de este descubrimiento de la neurología más profunda es que aun en lo que concierne a las decisiones más cotidianas, como podría ser elegir entre tomar un té o un café, la decisión podría ser tomada por el cerebro con mucha antelación. Sin ser en sí un acto consciente. Pareciera ser que el ruido neuronal representa la incertidumbre asociada a la “retro causalidad”, donde es el futuro el que determina la acción en el presente. Esto plantea la posibilidad de que el futuro no sea tan solo un atractor, sino que condicione al cerebro para tomar decisiones garantizando la continuidad entre pasado, presente y futuro, y así mantener la congruencia de la realidad relativa completa. Desde la perspectiva de la neurociencia en unión con la incertidumbre cuántica, no resulta aventurado asegurar que en cuanto a la toma de decisiones se refiere, ¡no existe tal cosa como el libre albedrío! El comportamiento está condicionado desde el futuro. Es importante notar que digo comportamiento y no comportamiento humano, esto lo hago porque quizá las acciones de todo ser con cerebro se realicen bajo el mismo tipo de condicionamiento. En cierto sentido es como si el cerebro se comportara como una especie de “piloto automático” colocando a la conciencia en actitud de simple espectador. ¡¿Se imaginan las implicaciones de esto?! en realidad no quiero ni pensarlo. Así que antes de tomar este asunto del aparentemente inexistente libre albedrío analicemos la situación más a fondo y lo más relajadamente posible. Sigamos con la analogía del “piloto automático”. Todo piloto sabe que el piloto automático no se programa así mismo, sino que requiere de la información sobre los parámetros de la ruta. Información que se ingresa en la computadora y así queda programada la ruta por la cual el “piloto automático” conduce al avión. Recordemos el experimento de la cinta, en este la persona era capaz de modificar la aleatoriedad de los eventos y con ello el pasado mediante el sentimiento, utilizando su ADN como medio material para lograrlo. Hasta aquí tenemos que el cerebro responde al determinismo “retro causal” o incertidumbre llevándonos por una ruta predeterminada desde el futuro, pero parece ser que son los sentimientos a través del ADN y no el cerebro aquello que modifica el futuro


desde el pasado, o dicho de otra manera, y retomando el ejemplo del piloto automático, en tanto el cerebro actúa como el propio “piloto automático”, el ADN bajo la influencia del sentimiento es el que determina los parámetros que definen cada ruta o línea de tiempo congruente “futuro, presente, pasado”. De esta forma es el sentimiento el que determina, bajo el esquema de “retro causa” las decisiones que el cerebro realiza sin la participación consciente de la conciencia. Ahora la pregunta es, ¿acaso el sentimiento responde de forma causal o determinista a estímulos externos, o es producto del libre albedrío? Hagamos un paréntesis para mencionar un experimento el cual consistió en colocar a varios sujetos de prueba delante de una computadora en la que se presentaban una serie de imágenes diseñadas para despertar en el sujeto de prueba emociones de amor o miedo y por ende sus correspondientes sentimientos en una secuencia totalmente aleatoria, lo que hacía imposible adivinar si la imagen siguiente iba a culminar en un sentimiento agradable o desagradable. ¿Qué sucedió?, que instantes antes a que el sujeto viera la imagen. es decir, la percibiera conscientemente, su corazón de alguna manera, percibía el sentimiento asociado a la misma y enviaba la información al cerebro, y este a todo el cuerpo lo que significa que es el corazón el que percibe a través de la intuición el mundo exterior aún antes que el cerebro. Es importante tomar en cuenta que el corazón posee tejido neuronal, por lo que, en cierto sentido “piensa”. Es curioso porque la Biblia siempre usa la frase “los pensamiento del corazón”. Como este experimento también se realiza en base a eventos aleatorios, resulta que es la intuición y no la razón la que determina, bajo el esquema de incertidumbre y por tanto de “retro causa”, las decisiones y los sentimientos. Hasta aquí pareciera ser que el asunto del libre albedrío se pone peor que antes, pues ahora, no solo no existe en lo relativo a nuestras decisiones, sino tampoco en lo concerniente a ¡nuestros sentimientos! De esta forma los estímulos externos determinan lo que hemos de sentir, nuestros sentimientos pre determinan nuestras decisiones y todo sin la aparente intervención consciente de la conciencia. ¡Vaya problema! Una cadena causa-efecto puede representarse por un esquema de estímulo respuesta, ambas dentro del marco determinista. Esto significa que conociendo las condiciones


iniciales del sistema y la suma de fuerzas externas que actúan sobre él podremos determinar de forma inequívoca su subsecuente comportamiento. Apliquemos esto a un caso hipotético, supongamos que somos personas agresivas (condiciones iniciales) y que constantemente nos están agrediendo (suma de fuerzas externas), seguramente responderemos violentamente, ya que nuestras acciones seguirán lo determinado en “retro causa” por los sentimientos de odio y venganza. Pero ¿Y si por reflexión y mediante la participación consciente de la conciencia decidimos ser compasivos con nuestros agresores generando desde el interior sentimientos de paz, provenientes de la emoción amor? Estaríamos modificando el pasado desde el presente, pero no bajo un esquema de causa y efecto, sino por decisión propia o ¡LIBRE ALBEDRÍO! De esta forma, la incertidumbre que nos envuelve desde el “exterior” condiciona nuestros sentimientos y estos determinan nuestras decisiones para mantener la congruencia temporal en esa realidad relativa, pero las decisiones que se generan en nuestro “interior” y que rompen la cadena causal, son aquellas que conllevan lo que llamamos libre albedrío y como se traducen en sentimiento, son también capaces de modificar el pasado desde el futuro estableciendo un nuevo “rumbo”, bajo el cual quedan determinadas nuestras decisiones. Anteriormente vimos que por entrelazamiento cuántico no solo el pasado de una partícula se modifica desde el futuro, sino que también quedan determinados diferentes estados posibles como más probables de las partículas entrelazadas a ella. Esto implica que cada vez que se produce en todo ser con corazón y cerebro un sentimiento debido a estímulos externos percibidos mediante la intuición no solo se modifica en “retro causa” su realidad relativa, sino también las historias posibles de las partículas entrelazadas se reducen a un conjunto más probable, generando con esto un comportamiento social donde las decisiones del grupo quedan pre determinadas. Esto ocurre igualmente si el sentimiento es parte de una cadena de eventos deterministas o si se genera por libre albedrío. De esta forma, si somos capaces de usar nuestro libre albedrío para generar desde nuestro interior sentimientos de paz, de armonía, de gozo, de felicidad, aún bajo la influencia de un mundo cada vez más caótico, dominado por el miedo, la avaricia, la soberbia, el deseo de poder, la desolación, etc. podremos “romper” esa cadena determinista que condiciona nuestros sentimientos y decisiones, entonces por entrelazamiento cuántico influiremos los


sentimientos y decisiones de otras personas, llevando a espectros más probables la “programación” de sus “computadoras de vuelo” en tanto no sean capaces de ejercer su libre albedrío. Es importante notar que la programación o pre determinación en cada realidad relativa se da por entrelazamiento cuántico determinando una de la infinidad de historias posibles de cada ser (con corazón y cerebro) como más probable. Esto implica que cada realidad relativa tiene una programación diferente resultado, ya sea del propio ejercicio del libre albedrío, o del entrelazamiento cuántico producto de los momentos de libre albedrío de otros seres. Este estímulo proveniente, ya sea del interior o del exterior provoca sentimientos que predeterminan las decisiones de todo ser por retro causalidad o incertidumbre. Quizá el siguiente esquema aclare un poco la situación:

Historia posible más probable determinada por el miedo

Historia posible más probable determinada por el amor

por entrelazamiento

por entrelazamiento

Decisiones y sentimientos pre establecidos dentro de cada historia posible aunque no pertenezcan al grupo de las más probables

Cada flecha representa la influencia del ejercicio de libre albedrío de otro ser en el espectro de historias posibles transformándolas en más probables de la conciencia observada, aún antes de ser observada. Cuando ejercemos el libre albedrío en el sentido que lo he definido, fijamos una nueva programación para nosotros, ya sea en términos del amor o del miedo e instantáneamente, por entrelazamiento cuántico, quedan determinados “los parámetros de ruta” en alguna historia posible de otros seres restringiendo su espectro a un rango más probable.


Historias posibles más probables observador

Historias posibles otro ser

Nueva programación en

O Estado inicial sentimientos y decisiones pre establecidas realidad relativa

otro ser por entrelazamiento cuántico sentimientos y decisiones pre establecidas en las historias posibles que por entrelazamiento pasan a ser más probables

Nuevo estado en la realidad relativa producto del Libre albedrío con nuevos sentimientos y decisiones pre establecidas

En esta figura las realidades relativas correspondientes a un estado inicial y uno posterior del observador, aparecen rellenas de color verde y morado respectivamente dentro del espectro de historias más probables (lado izquierdo). En el lado derecho las historias posibles influidas por entrelazamiento debido al ejercicio del libre albedrío del observador en otro ser aparecen de color morado desvanecido. Estas representan las historias posibles más probables. Cuando la conciencia observe lo hará sobre una historia dentro del grupo de las más probables de cada ser en octava dimensión convirtiéndola en fragmentos de realidad relativa, cuya suma o “unión” configura SU realidad relativa. Esto implica que la existencia de un ser se da en dos planos, la que es en sí misma producto de la constante observación de la Conciencia Divina y la que se conforma por fragmentos observados de historias probables de otros seres o realidades relativas “engarzados”. Recordemos que cuando la conciencia observa trae a la existencia aquello que observa a su realidad relativa. Mientras la existencia que llamaremos trascendente es absoluta como lo es la Conciencia Divina, la existencia inmanente está conformada por fragmentos de existencia de otros seres, así que en este sentido, y dentro del dominio del mundo de la ilusión o existencia inmanente existimos en un estado natural de yo soy TU “literalmente”. Si este es nuestro estado natural, entonces el estado de confusión sustenta la falsa idea de que yo soy YO, impidiéndonos reconocer nuestra verdadera naturaleza en cuanto a lo que existencia se refiere.


El libre albedrío rompe la secuencia causal de los fragmentos de existencia o realidades relativas de otros seres que conforman la parte inmanente de la propia existencia, conformando una nueva existencia inmanente “engarzando” otros fragmentos de realidades relativas, quedando predeterminadas las decisiones y sensaciones dentro de esa nueva realidad en función del sentimiento. Después de que el libre albedrío se ha ejercido por un sentimiento que emana del interior, ni “sus” decisiones, ni “sus” sentimientos y ni siquiera su existencia inmanente le pertenecen. El ejercicio del libre albedrío surge del interior y representa un evanescente momento en el que la existencia trascedente aflora en forma de sentimiento (pensamiento + emoción amor o miedo). En este punto considero interesante mencionar la posición dentro del Budismo respecto al libre albedrío. “Las enseñanzas de Buda sobre el Karma son interesantes porque establecen una combinación de causalidad y libre albedrío. Si las cosas fuesen totalmente causadas no habría manera para desarrollar una habilidad, nuestras acciones estarían plenamente predeterminadas. Si no hubiese causalidad, todas las habilidades serían inútiles porque las cosas estarían constantemente cambiando sin rima o razón entre ellas. Pero es precisamente por la existencia de un elemento de causalidad y otro de libre albedrío, que uno puede desarrollar habilidades en su vida. Te preguntas: ¿Qué se requiere para el desarrollo de una habilidad? Ser sensible a tres cosas básicamente: Ser sensible a las causas provenientes del pasado. Ser sensible a lo que estás haciendo en el momento presente. Ser sensible a los resultados de lo que estás haciendo en el momento presente. Y es justamente esta sensibilidad la que une estas tres cosas.” Analicemos un poco las palabras de Buda, lo primero que notamos es que aparecen tres elementos importantes, causalidad, libre albedrío y sensibilidad. La causalidad la relaciona a la pre determinación, el libro albedrío al desarrollo de una habilidad y la sensibilidad a la congruencia en el tiempo lineal (pasado, presente, futuro). Cada vez que la conciencia ejerce el libre albedrío a través del sentimiento queda determinado un nuevo camino o historia más probable, y de inmediato se fijan o pre determinan las decisiones y los sentimientos vinculados a esa historia, la cual, por aportar


el elemento causal provee la congruencia entre pasado, presente y futuro; desde el futuro. Cuando la observa se transforma en su realidad relativa. De esta forma cada vez que la conciencia ejerce el libre albedrío, cosa que realiza conscientemente desarrolla una habilidad. Creo que sobra hacer hincapié en la trascendental importancia sobre la manera en la que ejercemos nuestro libre albedrío, ya que cada sensación consciente ligada al amor o al miedo afecta historias posibles de cada ser en el universo. Por último recordemos que ejercer libre albedrió equivale a romper la cadena causal conscientemente, de esta forma la observación consciente a la que hice referencia cuando hable de la fe de Di-s es justamente esta, el libre albedrío. Sin embargo debemos tener cuidado porque el ejercicio del libre albedrío no implica necesariamente que se realice bajo el auspicio de la emoción amor, dado que el libre albedrío también se puede ejercer para generar sentimientos ligados al miedo, esto es, sentir envida por los que te aman, traicionar a los que te ayudan, desear el mal a los que te procuran, en franca oposición al ejercido a través del amor, como bendecir a los que te hacen daño, desear el bien a los que te lastiman, amar a tu enemigo, etc. En pocas palabras, se puede ejercer el libre albedrío tanto con base en la emoción amor, como en la emoción miedo y por ello, así también la fe de Di-s. Después de todo esto, resulta claro que la tan arraigada creencia en el mundo Cristiano acerca del libre albedrío como algo que ayuda a decidir entre el bien y el mal, no es más que otro mito de la realidad. Con esto la cadena de conceptos asociados al término realidad queda conformada de la siguiente manera: Conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva, MER-KA-BA, fe, vida, información, tiempo fractal, resonancia mórfica, conservación de la continuidad temporal, libre albedrío.


“Arrepentimiento y Perdón”

Décimo Primer Mito de la Realidad Mientras que el arrepentimiento es asunto personal, el perdón involucra una relación entre dos seres, el que perdona y el que es perdonado. El arrepentimiento se entiende como la retractación de acciones pasadas, también suele referirse al cambio que hace una persona respecto a sus pensamientos o acciones previas. Desde mi punto de vista esta definición no solo está incompleta, pues deberían agregarse a las acciones y pensamientos, sentimientos y palabras, sino que está fuera de contexto, ya que presupone que somos responsables de nuestras decisiones, lo cual, como hemos visto, no es cierto. Otro aspecto a considerar, es que la actual definición nos lleva a suponer que el arrepentimiento está ligado a la palabra “hubiera”. A pesar de que frecuentemente a la palabra arrepentimiento se le adscribe una connotación religiosa, el hecho es que solo está relacionada con la toma de decisiones de cualquier tipo. Desde esta perspectiva en la que se presupone que las decisiones son tomadas ejerciendo conscientemente el libre albedrío, el arrepentimiento está asociado a acciones, pensamientos, emociones, palabras, y al hubiera. Pero si dejamos atrás el viejo paradigma relativo al libre albedrío y adoptamos el nuevo (aunque solo tenga un “artículo” de antigüedad), surge irremisiblemente la pregunta ¿Cómo puede alguien arrepentirse de algo de lo que no hizo, dijo, pensó o sintió conscientemente? El reto es entender este asunto del arrepentimiento bajo la nueva perspectiva de lo que debe asumirse como libre albedrío. Dijimos que el libre albedrío solo se ejerce cuando a través del sentimiento consciente se rompe una cadena causal o determinista, lo cual, en última instancia no tiene ningún tipo de relación con cualquier evento que pudiéramos definir como bueno o malo. Para entender mejor esta idea supongamos que deseamos determinar la trayectoria de cierta partícula, lo cual hacemos conociendo sus condiciones iniciales (velocidad y posición) y determinando las fuerzas externas que actuarán sobre ella. Luego aplicamos la segunda ley de Newton y listo, como por arte de magia, sabremos con total exactitud donde estuvo y donde estará nuestra partícula a cada instante. Pero ¿qué sucede si de pronto agregamos


una fuerza externa no considerada durante la solución de la ecuación?, tendremos una nueva trayectoria, igualmente determinista en tanto no haya cambios subsecuentes ni en las condiciones iniciales, ni en las fuerzas que estén actuando sobre ella. Aquí cambiar una fuerza externa equivale a ejercer el libre albedrío sintiendo de forma consciente, definiendo así una nueva historia posible donde decisiones y sentimientos quedan predeterminados, historia que “asciende” al nivel de realidad relativa cuando es observada por la conciencia. En cuanto a las partículas solo se trata de dos trayectorias diferentes, ni buenas, ni malas, simplemente diferentes. Lo mismo ocurre con las historias posibles elegidas por libre albedrío, en última instancia, dan lugar a realidades relativas que no son ni buenas, ni malas, simplemente son alternativas posibles. De esta forma ni el libre albedrío, tal como lo mencionamos anteriormente tiene que ver con el asunto del bien y el mal, como tampoco lo tiene el arrepentimiento. Arrepentirse de haber tomado una decisión, realizado una acción, tenido un pensamiento o sentido un sentimiento visto desde la perspectiva del nuevo paradigma del libre albedrío, es tan absurdo e incongruente como arrepentirse de sentir dolor por lastimamos accidentalmente; algo así es claro que no tiene sentido. Lo profundamente trascendente es que tampoco tiene sentido y no aporta beneficio alguno arrepentirnos de nuestras decisiones, acciones, pensamientos o sentimientos porque como lo he repetido reiteradamente ¡no son nuestras! ¿Será posible redefinir “arrepentimiento” manteniendo una congruencia con la nueva idea de libre albedrío? Si tanto Yahshúa (Jesús) como Juan el Bautista iniciaron su ministerio llamando al arrepentimiento, este debe representar algo muy importante, y por tanto, debe ser posible definirlo bajo el nuevo paradigma, pues solo así tendrá sentido. En la teología judeocristiana el equivalente al término arrepentimiento es traducido del Hebreo teshuva "‫"תשובה‬, que significa literalmente volver o volverse. Y de su raíz en hebreo shub “‫”בּוב‬, o en arameo shevak, poner en libertad, dejar ir, soltar, omitir, o restaurar algo a su estado original. Por otra parte "metanoeo”, arrepentimiento en griego y que es utilizada en el Nuevo Testamento, significa cambio de mente e implica un cambio de perspectiva respecto al pasado. También se suele considerar la necesidad de un cambio de conducta, de actitud, de orientación y de dirección.


En Mateo 18:3 se estipula muy bien que para poder llegar a ser como un niño lo primero es arrepentirse. Dentro de la mística Hebrea teshuva implica cambiar el pasado en bien desde el futuro, al igual que retornar a Di-s por amor y esto tiene que ver con hacer Su voluntad. Desde luego no todas estas ideas me son útiles para poder redefinir dentro de un marco de congruencia con el libre albedrio el concepto de arrepentimiento, pero algunas sí. El arrepentimiento es el despertar de la esclavitud, es una “cara” del libre albedrío. Implica la restauración interior a un estado anterior, un cambio del pasado desde el futuro, la participación de una realidad alterna. El arrepentimiento es el destello mismo que precede al percibir una diferente realidad alterna, donde las decisiones y sentimientos quedan determinados. El arrepentimiento nada tiene que ver con las decisiones tomadas, las palabras dichas, los pensamientos o las sensaciones predeterminadas de cada realidad relativa, sino con las emociones amor o miedo, expresadas conscientemente y por lo mismo capaces de llevar a la conciencia por un camino alterno. Un cambio de camino conlleva necesariamente cambios de conducta, actitud, pensamientos y sentimientos. La teshuva determina nuevos caminos o realidades alternas bajo la emoción amor, por eso, la consecuente restauración implica llegar a ser como niño, esto es, ser inocente, dócil, curioso, con una gran capacidad de maravillarse, sin prejuicios, lleno de gozo, felicidad, confianza, seguridad. Pero el arrepentimiento también se sujeta a la emoción miedo, y esta al igual que la teshuva conlleva un estado original, el cual determina la conducta, actitud, pensamientos y sentimientos cambiando el pasado desde el futuro. Dado que cada historia posible representa la “Voluntad” de Di-s, sobra decir que sin importar si se trata de arrepentimiento guiado por la emoción amor o por la emoción miedo, todo ser está sujeto a Su Voluntad, excepto en el místico instante del arrepentimiento mismo, pues es entonces y solo entonces cuando el ser ejerce el libre albedrío. Esto implica que por el solo hecho de amar a Di-s queda sujeta nuestra voluntad libremente a la suya. Pero también resulta claro que si no ejercemos nuestro libre albedrio o arrepentimiento, o si lo hacemos bajo la emoción miedo la cual fortalece el egoísmo


creando el espejismo de que toda acción, decisión, palabra, pensamiento o sentimiento obedece a la propia voluntad, aún así, el ser continúa sujeto a la Voluntad de Di-s, o equivalentemente, a todo lo pre establecido dentro del camino elegido. En cuanto a su actual definición se considera que el perdón es una liberación del resentimiento

con algún ofensor. En suma, es la renuncia a los resentimientos e indignación que ha causado una ofensa. El perdón surge de la libertad y la caridad. No obstante, la presencia del perdón no impide la aplicación de la justicia ante el ofensor. Analicemos un poco esta definición, primeramente menciona que se trata de la liberación del resentimiento con algún ofensor, esto en si mismo representa una ruptura de la causalidad. Como dije al principio del artículo, el perdón es un acto que involucra a dos seres y no a uno mismo como el caso del arrepentimiento. Desde la perspectiva actual parece estar también relacionado con el libre albedrío por su vínculo con la ruptura de la secuencia causal, dado que se renuncia a cualquier resentimiento, venganza, o acciones encaminadas a dañar al ofensor. Otro aspecto importante contenido en la definición es que el perdón no impide el ejercicio de la justicia sobre el ofensor. Insisto, desde el actual paradigma pareciera ser un hecho que el perdón involucra libre albedrío, y suponiendo que así fuera, vale la pena preguntarnos ¿bajo qué emoción, amor o miedo? Por la manera en la que se define es fácil pensar que es bajo el amor, ya que aparentemente involucra misericordia, pero no es así, lo cierto es que surge de la emoción miedo, pues en última instancia acrecienta el ego. Profundicemos un poco en esta idea. Mientras el arrepentimiento modifica el “rumbo” , es decir, traslada a la conciencia a una realidad relativa diferente manteniendo la congruencia en la línea temporal, pasado, presente, futuro, el perdón solo modifica el ser, acercando a la conciencia hacia historias más probables dentro de sus historias posibles. Pero no hacia aquellas que reflejan amor y misericordia, sino a las que fortalecen el ego. Si perdonamos el ego es satisfecho, si no lo hacemos seguiremos atados al resentimiento, amargura, odio, etc, En cualquier caso el tipo de realidades relativas más probables serán aquellas vinculadas a la emoción miedo, y el libre albedrío ejercido con fundamento en esta emoción nos llevará a integrarnos a alguna de ellas. Tal vez el siguiente esquema ayude a esclarecer esta idea,


Conciencia en su estado inicial Ligada a su realidad actual

Cambio del ser o esencia de la conciencia a consecuencia del perdón a otros. Historia posible más probable reflejando el nuevo cambio en el ser ahora con un egoísmo fortalecido

Transformación de la historia más probable en realidad relativa a consecuencia de la observación consciente de la conciencia El perdón es otra cara del ejercicio del libre albedrío pues hay una ruptura de la causalidad, solo que en este caso se fundamenta en la emoción miedo. Si el perdón alimenta el ego, y este en última instancia es destructivo ya que nos aleja del verdadero amor, ¿por qué existen resultados experimentales que muestran mejora en la salud cuando las personas perdonan? Resientes investigaciones científicas realizadas por el doctor Frederick Luskin, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford demuestran que cuando el estado de ánimo se mantiene deseando una venganza o represalia, el cerebro y el cuerpo humano promueven toxinas que actúan sobre el organismo y afectan los sistemas cardiovascular, digestivo y nervioso. Según los estudios de Luskin cuando una persona condona una ofensa eleva su vitalidad, su apetito, sus patrones de sueño y su energía. Todo lo que disminuye la ira, el dolor y la


depresión, puede reducir también la presión arterial y hace a las personas más optimistas, energéticas y vitales. Esto solo refleja el triunfo del ego, pues aunque no lo percibamos de forma consciente, el perdón nos hace sentir superiores a los demás y eso desde luego conlleva a un estado de ánimo exaltado y en consecuencia a todos los efectos observados en los estudios del Dr. Luskin, sin embargo, son efectos a corto plazo ya que detrás de ellos se esconde el miedo y no el amor. El perdón por irónico que parezca es parte de aquello que nos atrapa en un entorno de dualidades, y aunque en apariencia lo concibamos como un cierto tipo de liberación, en el fondo es un grillete que sigue encadenándonos al mundo de la ilusión. Para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, es quien puede perdonar, después de haber odiado, o sentir resentimiento, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior a aquel que en su bajeza mental, nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad y se considera a sí mismo muy “bondadoso o misericordioso” (esto esconde la verdadera motivación <vanidad>), perdona a aquel ignorante que le causó una herida. Sin embargo bajo el paradigma de la unidad todos debemos vernos unos a los otros como almas afines y en particular bajo el principio fundamental yo soy Tu dejando fuera el sentimiento de superioridad, de esta forma nadie puede ser herido, habiendo solo amor en el corazón para los unos con los otros, así no se puede perdonar, solo se ama. Quien ama, ya no necesita perdonar, pues no existe ego que pueda ser herido. Lo anterior resume dos enseñanzas fundamentales de Yahshúa, “amaos los unos a los otros como Yo los he amado”, y “ama a tu enemigo”. Es por esto que Yahshúa no nos dice “perdona a tu enemigo”, en vez de “ama a tu enemigo”. Así que no se trata de perdonar, esto es solo un mito más de la realidad, tal cosa es incongruente en sí misma y su definición nos tiende una trampa para seguir cautivos bajo el miedo. A este respecto se cuenta en las enseñanzas Budistas que un Buda estaba meditando junto con sus discípulos en el bosque, cuando un hombre de repente lo empezó a insultar y a quererlo agredir.


Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido. Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole: “Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida. (Muy parecido a la actitud de Pedro cuando los guardias del templo aprehenden a Yashúa en el Huerto de los Olivos). Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo. Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna. A la mañana siguiente, el agresor se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y dijo en forma muy sentida. “No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”. Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo” El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió: “Entiéndame claramente, para que alguien perdone debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida”. Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me haya herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo”.


El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita: “Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir reafirmado su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado” Y así fue. Solo resta agregar que si el perdón otorgado es pedido o no, el asunto es el mismo, el ego siempre resulta enaltecido. ¿Cómo encajan dentro de esta perspectiva del perdón las palabras de Yahshúa (Jesús) en la cruz cuando le pide al Padre que perdones a sus asesinos, diciendo la famosa frase: “Perdónalos Señor porque no saben lo que hacen”? ¿Acaso este acto implicaba la máxima exaltación del ego, al ser capaz de perdonar a sus asesinos durante los momentos previos a su muerte? La solución a la aparente incongruencia en este asunto radica en la diferencia que hay entre lo que se entiende por perdón entre hombres y Perdón Divino, pues si analizamos la frase, el no es quien concede el perdón, sino que le pide a un tercero, en este caso Di-s que sea Él quien ejerza el perdón. El perdón entre hombres alimenta el ego, pero cuando hablamos de Perdón Divino la traducción adecuada de la palabra perdón es ocultar o cubrir. Bajo esta perspectiva Yashúa le pide al Padre que oculte las acciones de los hombres que participan en su crucifixión, en palabras modernas, los autores materiales, pues no son conscientes de sus acciones (“no saben lo que hacen”), recordemos que están predeterminadas, por lo que, estrictamente hablando no son responsables. En cambio los que ejercieron su libre albedrío para condenarlo bajo la emoción miedo, si son responsables de sus actos y solo el arrepentimiento podría redimirlos, esto es, volverlos a su estado anterior y de esa manera alcanzar el Perdón Divino u ocultamiento de esa realidad relativa, como si jamás hubiese ocurrido.


Ahora la cadena de conceptos vinculados al de realidad queda conformada de la siguiente manera: Conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, percepción, MER-KA-BA, fe, vida, información, tiempo fractal, resonancia mórfica, conservación de la continuidad temporal, libre albedrío, y amor.


“Libertad”

Décimo Segundo Mito de la Realidad Aunque en un capítulo anterior hablamos sobre el libre albedrío, por su trascendencia y gran importancia es necesario dar fin a esta interesante cadena de mitos de la realidad con el asunto de la libertad, pues en última instancia, es el concepto fundamental que determina nuestra relación y vínculo con lo que llamamos realidad. Al igual que lo hiciera anteriormente comenzaré por citar algunas ideas al respecto de la libertad como es concebida actualmente. La libertad es un concepto abstracto de difícil definición; en principio, está vinculada a la facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad. Un ser libre no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva. La libertad garantiza el respeto por la voluntad individual e implica que cada uno debe hacerse responsable de sus actos. Dado que la idea de libertad involucra el concepto de voluntad, será conveniente definirlo. Voluntad es la potestad de dirigir el accionar propio. Se trata de una propiedad de la personalidad que apela a una especie de fuerza interior para desarrollar una acción de acuerdo a un resultado esperado. La voluntad implica generalmente la esperanza de una recompensa futura, ya que la persona se esfuerza para reaccionar ante una tendencia actual en pos de un beneficio ulterior. Dado que el concepto de voluntad involucra la acción de una fuerza que emerge del interior (existencia trascendente), está ligado al libre albedrío. Así, en última instancia, es la voluntad portadora de la fuerza interior la que “activa” el libre albedrío ya sea en términos de la emoción amor o de la emoción miedo. Analicemos la primera parte de la definición de libertad, notamos que involucra la frase “llevar a cabo una acción” y la palabra “voluntad”. A la luz de lo comentado en el párrafo anterior, la libertad no es un concepto que se pueda vincular a la acción pero sí a la voluntad.


La segunda parte de la definición incluye las frases: “no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva” y “responsable de sus actos”. Al respecto ya hemos fijado nuestra posición en artículos anteriores. En lo referente al asunto de la responsabilidad es claro que si no existe tal cosa como libre albedrío en lo concerniente a las decisiones del individuo, entonces tampoco puede hablarse de responsabilidad en torno a sus actos. En cuanto a la otra frase la que reza “no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva”, requiere un análisis un poco más profundo. Con el afán de llevar a cabo este análisis recordemos la propiedad del mundo cuántico que se denomina “entrelazamiento”. En base a esta idea anteriormente comente que cada vez que se ejerce el libre albedrió ya sea bajo el auspicio de la emoción amor o de la emoción miedo, las historias posibles de los otros seres reducen su espectro a un rango más probable. Esto implica que a pesar de no percibir dentro del macrocosmos un tipo de unión coercitiva producto de la voluntad de otro individuo, a nivel cuántico esto ocurre siempre. De esta forma el estado normal es estar a merced de aquellos que son capaces de ejercer su voluntad activando su libre albedrío dentro del ámbito de la emoción amor o de la emoción miedo. Es así como la segunda parte de la actual definición de libertad simplemente se desvanece. La situación es que siempre estamos atados a la voluntad coercitiva ya que esta hace que unas historias posibles sean más probables que otras, pero no conforme a la voluntad propia, sino a la de otros. Y desde luego no siendo responsables de nuestros actos. Respecto a la definición actual de libertad, lo único rescatable es su relación con el concepto de voluntad, todo lo demás, tal y como lo he mostrado, carece de sentido. Sin embargo antes de continuar asumiendo que al menos este vínculo puede conservarse vale la pena revisar a fondo la definición que dimos de voluntad en párrafos anteriores. Esta incluye las frases “potestad de dirigir el accionar propio” y “se esfuerza para reaccionar ante una tendencia actual en pos de un beneficio ulterior”. Nuevamente la primera parte de la definición carece de sentido ya que no hay tal cosa como dirigir o tener control sobre nuestras acciones ya que están predeterminadas. Por otra parte aunque uno podría pensar que cuando se ejerce el libre albedrío en cierta forma se dirige el accionar propio, no es así. Ejercer se relaciona con un estado previo a la observación de la conciencia, y el accionar solo sucede en la realidad relativa cuando los parámetros se han predeterminado lo que ocurre después que la conciencia ha observado. En otras palabras,


el ejercicio del libre albedrío “impacta” las historias posibles o más probables, en tanto las acciones se realizan en la realidad relativa. Veamos que ocurre con la otra frase. Si el escenario posible al que hace mención la frase “se esfuerza para reaccionar ante una tendencia actual en pos de un beneficio ulterior” es del tipo determinista donde la causalidad quede determinada desde el pasado hacia el futuro o del tipo “retro causal”, disfrazada de aleatoriedad o indeterminismo, quedando predeterminada desde el futuro, entonces se trata de un espejismo que confundimos con voluntad pero que en realidad no lo es, ya que el ser continua atrapado en la cadena causal que pre establece sus decisiones, acciones, pensamientos, sentimientos y palabras. Pero si esta frase implica procurarse un beneficio que para ser alcanzado requiere la ruptura de la cadena causal, entonces, este tipo de voluntad sí es el que “activa” el libre albedrío ya sea bajo la emoción amor o emoción miedo. Sin embargo no todo es felicidad, más adelante veremos que aún existe una dificultad con el hecho de que esta definición de voluntad involucre la palabra “beneficio”. Asunto que dejaremos para más adelante ya que en este punto aún no tenemos los elementos para analizarlo a fondo. En última instancia lo único que hemos podido rescatar de la definición actual de libertad ha sido la palabra voluntad, aunque con sus reservas. En la actual percepción que se tiene de la libertad se enfatiza que implica necesariamente la ausencia de dependencia, subordinación, o sujeción. Nada más alejado del término libertad, si esto fuera cierto, implicaría que el entrelazamiento cuántico es falso, sin embargo, hay una infinidad de experimentos que corroboran esta propiedad cuántica. Por tanto lo relativo a la libertad debe ser falso. La libertad no puede implicar la ausencia de dependencia, subordinación o sujeción pues este tipo de dependencia es una propiedad esencial que subyace nuestro universo y actúa a nivel cuántico sobre todas las partículas. En un sentido profundo, y bajo la idea de entrelazamiento cuántico de historias posibles para convertir unas en más probables que otras sin la intervención de uno mismo, no resulta descabellado decir que unos son esclavos de aquellos que logran ejercer su libre albedrió ya sea bajo el amor o bajo el miedo. Lo anterior sugiere que el ejercicio de la libertad, al menos en un universo sujeto al principio de entrelazamiento cuántico, implica necesariamente esclavitud.


Esto nos da una nueva pista, pues cualquier cosa que sea la libertad tendrá que concebirse, ya sea al margen de la idea de sujeción, o tendrá que incorporarla desde una perspectiva cuántica. Pero ¿su relación con la esclavitud debe adscribirse únicamente al mundo cuántico, o también el macrocosmos tiene su parte en esto? A manera de ejemplo analicemos la “libertad de expresión”. Decir lo que uno piensa, conoce o considera que es correcto muchas veces alimenta el ego, ya que las personas están más interesadas en hablar que en escuchar. Así es como esta libertad nos convierte en esclavos de la soberbia, de la insensatez, de la intolerancia, etc. En el caso de la “libertad de culto”, su ejercicio nos limita dentro del rango de ciertas creencias, y esto nos hace esclavos de la arrogancia al pensar que nuestras creencias son las únicas verdaderas, de la vanidad, de la intolerancia, de la discriminación, del odio, etc. No hay que perder de vista que ambos conceptos por ser derivados de la idea de libertad, no están definidos, sin embargo, el espejismo de su ejercicio aún deriva en la esclavitud a diferentes actitudes. Sucede entonces que la libertad sin importar que estemos en el dominio del mundo cuántico o en el del macrocosmos está ligada a la esclavitud, la única diferencia es que desde el mundo cuántico la esclavitud proviene de un tercero, en tanto, desde el macrocosmos proviene de uno mismo. Considero algo apresurado el comentario anterior, sucede que la idea de libertad está mejor prefigurada en el mundo cuántico, tal y como lo hemos mostrado anteriormente, sin embargo en el mundo del macrocosmos la libertad no existe como tal, así que, si la expresión no es libre, sino que está predeterminada por la realidad relativa definida por la voluntad propia o la de otros, entonces en el macrocosmos es la esclavitud y no la libertad la que conlleva esclavitud. Debido a esta observación ahora es claro que la libertad sea lo que sea, solo está vinculada al mundo cuántico ya que se revela únicamente en instantes místicos, y la definición de instante inevitablemente está asociada al mundo cuántico. Antes de intentar dar una definición cuántica de libertad, consideraremos el asunto de la liberación el cual está asociado al de esclavitud. La liberación es romper las ataduras físicas o psicológicas que le privan a un fenómeno natural, animal o ser humano de su posibilidad de desarrollarse en plenitud.


En principio esta definición no parece infringir ningún principio cuántico, por lo cual la consideramos como cierta. Para que experimentemos la liberación esta debe ser provista por uno mismo o por un tercero. Si se logra la liberación por uno mismo entonces se está ejerciendo el libre albedrío, si la liberación es provista por un tercero, aparentemente el libre albedrío queda fuera de la escena, pero necesariamente surge un tipo de esclavitud. Si el propósito es hablar de la liberación y la libertad, sería interesante conocer un poco más sobre aquello de lo cual se pretende liberarse. En primera instancia se trata de liberarse de los sentimientos derivados de pasiones y deseos provenientes del apego al poder, el dinero y el sexo. La satisfacción de los deseos es lo que produce placer. Pero no debemos olvidar que detrás de todo esto está el miedo. Luego en un nivel mucho más profundo también el ser busca liberarse de todo aquello proveniente de la emoción amor, pero esto lo entenderemos mejor más adelante. Para poder concebir una adecuada definición de libertad, veamos cual es la postura al respecto en el Judaísmo, el Cristianismo, el Budismo y el Hinduismo. Judaísmo El concepto Bíblico de la libertad tiene como trasfondo la idea de la prisión o la esclavitud. Los gobernantes encarcelaban a aquellos que consideraban que obraban mal; una nación conquistada podía ser esclavizada por su conquistador; del mismo modo un prisionero de guerra podía serlo por quien lo capturaba; o también un individuo, como en el caso de José, podía ser vendido como esclavo. Cuando la Biblia habla de la libertad siempre está implícita la idea de la esclavitud o prisión previas. Libertad significa el feliz estado de haber sido liberado de la servidumbre para una vida de gozo y satisfacción qué anteriormente no era posible. La idea de libertad aparece en las Escrituras en su aplicación secular común; pero también recibe un importante aporte teológico que surgió de la comprensión, por parte de Israel, de que ese estado que disfrutaba al haberse librado del yugo extranjero era un don que le había dado Di-s. En el éxodo Di-s liberó a Israel de la esclavitud en Egipto a fin de que a partir de ese momento la nación pudiera servirlo como el pueblo de su pacto, llevándolo a la tierra en


"que fluye leche y miel", estableciéndolo allí, y ocupándose de mantenerlo con independencia política y prosperidad económica mientras se apartara de la idolatría y cumpliera sus leyes. Esto quiere decir que el estado liberado de Israel no dependía de sus propios esfuerzos políticos o militares, sino de la calidad de su obediencia a Di-s. Su liberación era una bendición sobrenatural, el don de gracia de Yahweh para su propio pueblo del pacto; era inmerecido y sin Él, inalcanzable en primer lugar, y solamente mantenido por su continuo favor. La desobediencia, ya sea como impiedad religiosa o injustica social, traería como consecuencia la pérdida de su estado de liberación. Di-s habría de juzgar a su pueblo por medio de desastres nacionales y esclavitud; habría de levantar potencias hostiles contra él, y finalmente la habría de deportar a una tierra en la que no podría esperar expresiones de su favor. La libertad, tal como la concibe el AT, es liberación por un lado ante fuerzas creadas que pretenden evitar que los hombres sirvan a su Creador y lo disfruten, y, por otro lado, la positiva felicidad de vivir en comunión con Di-s, bajo su pacto, en el lugar que le plazca manifestarse y bendecir. La libertad se confunde con el acto de liberación de la esclavitud de los poderes que se oponen a Di-s para el cumplimiento de sus demandas sobre nuestra vida. La liberación no es logro del hombre mismo, sino don gratuito de la gracia, algo que, aparte de la acción de Di-s, el hombre no puede alcanzar de ninguna manera. En su continuidad, el estado de liberación es una bendición del pacto, algo que Di-s ha prometido mantener mientras su pueblo se mantenga fiel. Este estado de liberación no significa independencia de Di-s, sino que es precisamente en el servicio de Di-s que el hombre encuentra su perfecta liberación. El hombre puede disfrutar de la liberación de la esclavitud a lo creado solamente haciéndose esclavo de su Creador. Es así que la manera en que Dis libera a los hombres de quienes los mantienen cautivos, como también de sus enemigos, es haciéndolos “esclavos” suyos. Es importante notar que todo este asunto desde la perspectiva de Di-s gira en torno a la liberación y no a la libertad, en este caso, en tanto Di-s ejerce su libertad para liberar a su pueblo esclavizándolo a Él mismo, la gente del pueblo utiliza su libre albedrío para arrepentimiento bajo el amor, o el miedo y con esto optar por esclavizarse al pacto, o a los enemigos del pacto.


Aquí, al igual que en el caso de la libertad, la liberación conlleva esclavitud. Cristianismo En el NT se revela que los enemigos de quienes Di-s libera a su pueblo por medio de Yahshúa son el pecado, Satanás, la ley, y la muerte. El ministerio público de Yahshúa fue de liberación. Él mismo lo inició proclamándose como el cumplimiento de Is. 61.1: "… me ha ungido … (para) pregonar libertad a Ios cautivos" (Lc. 4.16). Yahshúa ignoró los deseos de los zelotes de lograr una liberación nacional de Roma, y declaró que había venido a liberar a los israelitas del estado de esclavitud al pecado y a Satanás en que los había encontrado (Jn. 8.34–36, 41–44). Había venido, dijo, a derrotar al "príncipe de este mundo", y a liberar a sus prisioneros (Jn. 12.31; Mr. 3.27; Lc. 10.17). Los exorcismos (Mr. 3.22) y las curaciones (Lc. 13.16) formaban parte de esta obra de liberación. Yahshúa apeló a estos hechos (Lc. 11.20; cf. Mt. 12.28) como prueba positiva de la llegada del Reino de Di-s a los hombres. En consecuencia, los cristianos están bajo la "ley de la libertad", que según Santiago (Stg. 1.25; 2.12) es la ley del amor (Mr. 12.28; Jn. 13.34), la cual encierra el principio del sacrificio personal voluntario y sin reservas por el bien de los hombres y la gloria de Di-s. Esta vida de amor es la respuesta de gratitud que el evangelio liberador exige y evoca. La libertad cristiana es precisamente libertad para el amor y el servicio a Di-s y los hombres. Yahshúa también libera pero a diferencia de Yahwéh, enseña que el hombre puede liberarse a sí mismo de la esclavitud de sus apegos al mundo material ejerciendo su libre albedrío a través de la emoción amor. Sin amor no habrá decisiones propias y continuara realizando actos de servidumbre a los apegos, hasta que la gracia rompa la causalidad en la que está atrapado y lo haga cautivo del evangelio. Cuando el hombre es liberado, se vuelve esclavo ya sea de la ley o del evangelio. Pero cuando comprende el verdadero mensaje del Masiah ‫( ַ יבִׁשָמ‬Mesías), en el amor trascendente encuentra la libertad, y en el amor inmanente la capacidad de liberarse a sí mismo para esclavizarse voluntariamente a la tutela de Di-s. El amor inmanente es algo que ocurre dentro de la realidad relativa por lo que la liberación aunque sea a través de uno mismo, conlleva sujeción la cual es un cierto tipo de “esclavitud”, en este caso al amor y al evangelio.


En cuanto a la libertad asociada al amor trascendente, lo único que diré es que aún no es el momento de intentar explicarla, así que lo dejaré para después. En nuestro camino por intentar conformar una nueva definición de libertad hasta el momento contamos con algunas claves que podrán ayudarnos más adelante. La libertad está relacionada con la voluntad, es de naturaleza cuántica, se manifiesta de forma inmanente y trascendente, e involucra la emoción amor. También debemos tener presente que la libertad y la liberación son cosas diferentes, y que tanto la libertad inmanente como la liberación involucran esclavitud. En este punto la pregunta que surge de forma natural es si ¿La libertad trascendente también implicará esclavitud? Veamos que nos dice el budismo acerca de la libertad y la liberación Hay un dicho que reza: “Bajo los cielos nada importa realmente; los ignorantes aún se angustian.” Un maestro Chan dijo: “Ver, escuchar, sentir y saber: todos son causas del ciclo de nacimiento y muerte”. Pero él también dijo: “Ver, escuchar, sentir y saber son también las raíces de la liberación”. Ver, escuchar, sentir y saber significa percibir con nuestros órganos sensoriales; saber significa entender con la mente. Así que si usamos nuestros sentidos y nuestras mentes para discriminar entre las cosas, considerándolas como reales y teniendo apego a ellas, se convierten en condiciones causantes para continuar en el ciclo de nacimiento y muerte. Sin embargo, si pudieras percibir objetivamente lo que ves, escuchas, sientes y sabes, sin tener en cuenta tus ganancias y pérdidas, entonces te habrás asegurado el camino hacia la liberación. Cuando inyectas el sentido del ‘yo’ en tus asuntos, entonces eso ocasionará problemas; cuando descartas cualquier sentido de ganancia o pérdida, la liberación es posible. La libertad del cuerpo significa ser capaz de moverse sin obstrucción; la libertad de la mente significa estar libre de aflicciones. Si sólo cultivamos la libertad del cuerpo, es posible obtener poderes sobrenaturales y manifestar capacidades de transformación. Pero para las personas comunes y corrientes, los poderes sobrenaturales son limitados y transitorios. Hasta que hayamos alcanzado la Budeidad, no habrá verdadera libertad del cuerpo; experimentaremos nacimiento y muerte. Entonces, los poderes sobrenaturales no son suficientes para conducirnos hacia la liberación. Cuando nuestras percepciones están basadas en codicia, enfado, ignorancia, orgullo, sospecha, etc. el mundo estará lleno de problemas; cuando percibimos el mundo a través de la sabiduría, la mente se vuelve despejada y libre.


La verdadera libertad radica en no ser atados por el ciclo de nacimiento y muerte. Las personas residentes en la ignorancia no están iluminadas, las personas verdaderamente iluminadas no residen en iluminación. Eso es porque cuando hay apego a estar iluminado, no hay verdadera libertad. Las personas comunes y corrientes residen en el concepto del “yo”, que incluye “mi” y “mío”. En primer lugar, el cuerpo es “mi cuerpo” pero no soy “yo”. En cuanto a “mi dinero”, “mi casa”, etc, todos estos son “míos”. Puesto que no hay un “yo” real que pueda ser indicado o ser sentido, es ignorante considerar lo que es “mío” como “yo”. Quizá lo siguiente aclare esta idea. Si alguien pregunta ¿quién eres?, seguramente dirás soy Martha. Bien, pero no preguntó tu nombre, sino ¿quién eres?, soy doctora, nuevamente, no pregunto tu profesión, preguntó ¿quién eres?, al final te das cuenta que estas tratando de responder algo relativo al yo, con algo relativo a mí. Este sencillo ejemplo muestra que es ignorante responder de esta forma. Si un practicante iluminado reside en la idea de estar liberado, esa no es una gran liberación. La verdadera libertad del camino de los Budas y Budhisattvas radica en no tener idea del “yo”, ni ninguna idea de estar liberado. Esto no significa que uno no deba actuar en el mundo, sino que debe usar compasión y sabiduría para ayudar incondicionalmente a cualquier ser sensible. Esa es la verdadera libertad. Esta noción de libertad también está basada en el amor al involucrar la compasión, pero es más incluyente ya que no solo se refiere a hombres sino a cualquier ser sensible, y dado que hace hincapié en no tener idea del yo, no conlleva esclavitud o sujeción a nada ni a nadie en su aspecto trascendente, en tanto que desde la perspectiva inmanente, nos guía en el sentido correcto ante la pregunta ¿quién eres?, haciéndonos ver que la única respuesta válida que involucra libertad es ¡SOY TU! Este es otro concepto muy importante que debemos considerar al proponer una nueva definición de libertad, “no tener idea del yo”.

Por último hablaremos del Nirvana, el cual es un concepto algo complejo de definir, aparece especificado en el “Udana” (uno de los textos atribuidos a Gautama o Buda) pero aún allí resulta un tanto oscuro. Implica un estado de completa libertad interior en vida o estado de “Nirvana provisional”, este implica un total desapego de las cosas. En tal estado desde luego hay libertad, pureza y tranquilidad. El “Nirvana” definitivo se alcanza tras la muerte por parte de quién ha conseguido un estado que le permite abandonar el ciclo de renacimientos, y es más “disolución” que “extinción”. Aunque la especulación budista de


lo que sucede en ese estado es limitada, podría identificarse como “alcanzar el vacío”, idea que no equivale a la “nada” sino al “vacío de todo lo ilusorio”. De acuerdo al concepto de Nirvana el tipo de libertad al que se refiere es aquello que anteriormente denominé libertad trascendente, la cual implica un total desapego de las cosas y desde luego de los deseos aún en vida, la ruptura definitiva del ciclo de nacimiento muerte y la expectativa de alcanzar después de esta vida y fuera del ciclo de renacimiento el vació de todo lo ilusorio. La libertad inmanente está relacionada con la voluntad, es de naturaleza cuántica, involucra la emoción amor y es parte de la realidad relativa, o del observador. Anteriormente comenté que el asunto de la voluntad como “catalizador” de la libertad incluía la palabra “beneficio”, palabra que podemos seguir conservando, siempre y cuando la redefinamos pero bajo un paradigma diferente, uno más ad hoc con las ideas anteriores. Para esto haremos uso de un concepto del Hinduismo conocido como “mudita”, este representa la "alegría solidaria", “mudita” conlleva el compartir con alguien, forma parte de las cuatro moradas o virtudes espirituales del budismo. Significa alegrarse de algo o alguien y con ese algo o alguien, digamos que compartir la alegría ajena por el bien ajeno, siempre implica apreciar algo que viene de fuera, precisamente por eso es solidario. Siente un beneficio ajeno como algo propio. Esto deja claro que el beneficio como integrante fundamental de la voluntad, no debe estar relacionado con las expectativas propias, sino con las ajenas, con la misma intensidad que si fueran propias. Este nuevamente refleja la frase ¡Soy tu! La libertad trascendente involucra un total desapego de los deseos, una ruptura definitiva con la realidad relativa, la disolución del yo y un estado de contemplación del vacío de todo lo ilusorio. Es interesante notar que este tipo de libertad no implica amor, pero si la disolución del yo, lo cual es consistente con la idea de que más allá de la realidad relativa no hay dualidades. Considerando todo lo expuesto hasta este momento, considero que ya estamos en posición de proponer una nueva definición de libertad. Libertad inmanente es el ejercicio del amor incondicional sobre todo lo que existe en la realidad del observador de acuerdo a su propia voluntad.


A diferencia de la definición convencional, en la nueva definición la voluntad no tiene que ver con ningún tipo de acción sino con una fuerza interior que tiene su origen en el entrelazamiento cuántico y se refleja como empatía al desplazar el YO y adoptar el TU. Así la voluntad apela a un tipo de fuerza que procura el bienestar de todo lo que existe en la realidad del observador. Y a pesar de que la libertad inmanente libera al ser de todo lo relativo a la emoción miedo, lo sujeta o “esclaviza” a la emoción amor. La diferencia entre el libre albedrío y la libertad inmanente es que el primero se ejerce para romper la cadena causal y la fuerza interior que anima la voluntad para ejercerla es la existencia inmanente, en tanto que la segunda libera de los apegos derivados del miedo al mismo tiempo que esclaviza el ser al amor, la fuerza interior que anima la voluntad para realizarla es la empatía que desplaza el Yo y fortalece el Tu. Definamos ahora el otro tipo de libertad. Libertad trascendente implica un desapego de todo aquello que nos mantiene inmersos en la realidad del observador, es decir, en la propia realidad. Este desapego incluye tanto a los derivados de la emoción miedo, como a los de la emoción amor. Representa un estado de conciencia capaz de sumergirse en el vacío de todo lo ilusorio. No implica llegar a un estado de nada, sino al de disolución del Yo. Este tipo de libertad si conlleva una liberación definitiva de la participación de la conciencia en la infinidad de sus realidades alternas. Algunas de las religiones nos ofrecen liberación más que libertad, cambiando un estado de sujeción o esclavitud al miedo, a uno de esclavitud al amor. Otros nos muestran la forma de ejercer la libertad inmanente para liberarnos de la emoción miedo y sujetarnos o “esclavizarnos” voluntariamente a la emoción amor. Muy pocas van más allá y nos hablan de la libertad trascendente como camino hacia la liberación definitiva de la sujeción o “esclavitud” de la conciencia al dualismo ilusorio de las realidades alternas. La conciencia puede existir en tres estados, esclavizada al miedo (Yo soy Yo), sujeta al amor (Yo soy Tu), ambas correspondientes a la existencia inmanente, o en libertad absoluta (disolución del Yo) existencia trascendente.


El libre albedrío es la manifestación en un evanescente instante de la libertad trascendente como agente responsable de la ruptura causal en la realidad relativa. Cuando la conciencia ejerce el libre albedrío (aspecto revelado de la libertad trascendente) rompe la secuencia causal ya sea bajo la emoción amor o la emoción miedo, cuando se sujeta al amor ejerce la libertad inmanente y cuando alcanza el estado de disolución del Yo ha ejercido la libertad trascendente (en su aspecto oculto). Si nos cuestionamos sobre ¿cuál de los tres estados es más deseable?, la respuesta es, aquel en el que la conciencia satisfaga su necesidad de adquirir experiencias tanto en el plano espiritual, como en el mental, emocional y físico. Como autómatas sin ejercicio de la voluntad viviremos esclavizados bajo los deseos de otros. Si optamos por vivir en el amor estaremos bajo la tutela de Di-s, o mejor dicho, de su reflejo en el mundo de la ilusión, si logramos alcanzar el estado de libertad trascendente seremos parte de Di-s. Los dos primeros estados incluyen la emoción miedo, el primero en alto grado, el segundo en su más bajo nivel, pero no desaparece del todo. En tanto el único miedo que conservemos sea a la disolución del yo, la conciencia optará por seguir bajo la tutela de Dis. Solo al vencer ese último miedo, la disolución del yo, la conciencia logrará la integración con Di-s. Ahora el conjunto de conceptos asociados al de realidad es: Conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción extrasensorial, creencias, perspectiva, MER-KA-BA, fe, vida, información, tiempo fractal, resonancia mórfica, conservación de la continuidad temporal, libre albedrío, amor, libertad inmanente y libertad trascendente. Con esto damos por terminada la presentación de algunos de los mitos de la realidad que, de acuerdo a los paradigmas actuales, considero más significativos en cuanto a la falsedad que encierran, y que por lo mismo contribuyen a la esclavitud de la conciencia al miedo mediante el engaño.


Las Leyes


“Leyes de la Realidad Relativa” Antes de abordar de lleno el tema de la Leyes de la Realidad Relativa, considero importante clarificar, hasta donde sea posible, la diferencia entre verdad y certeza. El término hebreo emét, a menudo traducido “verdad”, puede designar aquello que es firme, digno de confianza, estable, fiel, un hecho veraz o establecido. Algunos de los principales puntos de discusión sobre la verdad son acerca de si esta puede alcanzarse tan sólo mediante la experiencia, el entendimiento y la razón, o si es objeto de revelación. Si es objetiva o subjetiva, relativa o absoluta. Pienso que estas disyuntivas no tienen que ver con la esencia de la verdad sino que son un problema de perspectiva. La verdad como concepto absoluto no debe admitir dualidades. Para entender este asunto imaginemos la Estatua de la Libertad, conocemos perfectamente su imagen porque somos capaces de verla simultáneamente desde todas las perspectivas posibles a través de la fotografía. Así que la vemos desde arriba, desde abajo, de lado, por delante y por detrás. Ahora pongan en su mente la imagen completa de la esta estatua, a todos nos parece igual y por tanto sin ambigüedades, tan es así, que la podemos reconocer fácilmente e incluso somos capaces de usarla como referencia para decir, “¡mira este objeto se parece a la estatua de la libertad!”. Ahora imaginemos que no poseemos nada que nos permita observar en su totalidad a la estatua y una persona se coloca a sus pies y otra sobre ella en helicóptero, si le pedimos a cada una de ellas que la describa, seguramente tendrán unos puntos de coincidencia pero las dos descripciones parecerán referirse a objetos básicamente distintos. Así ocurre con la verdad, sus ambigüedades no son relativas a su esencia, sino que son consecuencia de la perspectiva. Con esto en mente de aquí en adelante hablare de verdades relativas, o equivalentemente de la verdad absoluta desde diferentes perspectivas. Así que sin importar si se trata de verdad relativa o absoluta ya que comparten la misma esencia, podemos pensar en la verdad como la cualidad de lo que es estable, fiel y fiable. En cuanto a la verdad relativa podemos aseverar que conlleva un sistema de creencias o paradigma, el cual puede ser cierto o falso esto en virtud de que su certeza solo depende de la congruencia entre sus premisas y su conclusión. Así a pesar de estar vinculada a una verdad relativa, podría ser falso.


Verdad relativa Premisas Sistema de Creencias Congruencia Cierta

Incongruencia falsa

Conclusión Hablemos de algunas verdades relativas, comencemos con la verdad científica. Verdad Científica. Surge de la aplicación del método científico y por tanto involucra, la experiencia, el entendimiento y la razón. Sus verdades relativas son conocidas como leyes o principios y de ella se desprenden sistemas de creencias o paradigmas, por ejemplo el paradigma determinista surgido de la Mecánica de Newton y las ideas de René Descartes, o el paradigma relativista, proveniente de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein, o el paradigma cuántico cuyo padre es Max Planck. Verdad Teológica. Se fundamenta en la auténtica revelación y sirve de base de los sistemas de creencias religiosos. A esta verdad pertenecen tanto las grandes religiones del mundo a las que podríamos denominar, Paradigma Hinduista, Paradigma Cristiano, Paradigma Católico, Paradigma del Judaismo, Paradigma protestante, Paradigma del Islam, Paradigma Mormón, etc, etc, etc…. Nuevamente cabe recordar que a pesar de que estos paradigmas se deriven de verdades teológicas obtenidas por revelación, pueden no ser ciertos si hay incongruencias entre lo que predican y lo que practican. Pero tampoco hay que perder de vista que la falsedad de su paradigma no desacredita la verdad teológica de la que proviene. Solo si tal revelación es falsa, entonces no habrá sustento para la Verdad Teológica. Cabe agregar que el Paradigma Budista se sostiene en una Verdad Filosófica. Verdad Sociológica. Tiene su sustento ya sea en una Verdad Científica, una Verdad Teológica, una Verdad Filosófica y/o en suposiciones consensuadas. El tercer aspecto es subjetivo. Al igual que en los casos anteriores esta Verdad deriva en diferentes paradigmas o sistemas de creencias. El que una suposición consensuada sea subjetiva nada tiene que ver con que su paradigma sea cierto o falso, pues la certeza solo depende de la congruencia entre premisa y conclusión, sin importar la naturaleza de la premisa.


Verdad Psicológica. Proviene de una Verdad Científica, una Verdad Teológica, una Verdad Filosófica, una Verdad Sociológica o una suposición. Y al igual que en los casos anteriores se derivan paradigmas o sistemas de creencias. Desde que la mística cuántica comenzó a tener un papel preponderante en el interés de las personas una de las cosas que más frecuentemente se dicen es que si cambiamos nuestros paradigmas, la realidad cambia. Sin embargo, como podemos ver en lo expuesto anteriormente no hay correlación entre paradigma y realidad, sino entre verdad relativa y paradigma. Tampoco podemos hablar simplemente de realidad, ya que como hemos visto, debemos considerarla desde una perspectiva relativa, al igual que la verdad. Otro punto a considerar es que la relación entre verdad y paradigma no es de dos vías, sino en un solo sentido, esto significa que el paradigma se sigue de la verdad relativa y no al contrario. En otras palabras, no importa cuánto modifiquemos el paradigma, el tipo de verdad relativa al que se asocia no cambiará. ¿Si el paradigma o sistema de creencias no modifica la realidad relativa, qué puede hacerlo? Recordemos lo visto en artículos anteriores, la realidad relativa se relaciona con la observación de la conciencia y actúa como espejo que refleja su esencia, es decir, el ser emocional. Mientras una creencia es algo basado en la razón, una convicción es una extensión del ser emocional. En tanto la verdad relativa se relaciona con paradigmas o sistemas de creencias, la realidad relativa está vinculada a sistemas de convicciones. Y a diferencia del primer caso en el que la verdad relativa determina el sistema de creencias, es el sistema de convicciones el que define la realidad relativa. Como vimos en párrafos anteriores, la verdad relativa está conformada por leyes o principios, ya sean científicos, teológicos, filosóficos, sociológicos o psicológicos, siendo estas leyes o principios los que originan los sistemas de creencias. Y estos serán ciertos o falsos dependiendo de la congruencia entre premisas y conclusiones que el ser racional sea capaz de establecer.


Leyes Científicas, Teológicas, Filosóficas Sociológicas y Psicológicas Verdad relativa Premisas Sistema de Creencias Congruencia (Sistema cierto)

Incongruencia (Sistema falso)

Ser racional Conclusión Análogamente, en lo referente a la realidad relativa y sistema de convicciones tenemos el siguiente esquema, Leyes de la Realidad Relativa Realidad Relativa

Sistema de Convicciones

Amor Miedo

Ser emocional

Además de las diferencias ya comentadas, un sistema de convicciones no contiene premisas ni conclusiones por lo que no se le puede asociar la idea de certeza o falsedad. Sin embargo y en función del grado de integración del ser emocional sus convicciones pueden reflejar amor, miedo o cualquier estado intermedio. En este punto solo hay dos cosas que aún no se han definido, una es, lo que debe entenderse por “Leyes de la Realidad Relativa” y la otra, la manera en la que se puede vincular realidad relativa con verdad relativa. Por el momento dejaremos pendiente el asunto de las Leyes de la Realidad Relativa y nos avocaremos a establecer la relación entre verdad y realidad relativas.


Comencemos por hacer un comparativo entre ambas,

Realidad Relativa

Verdad Relativa

Leyes Convicciones Amor-Miedo Ser Emocional

Leyes Creencias Certeza-Falsedad Ser Racional

De acuerdo a lo que hemos dicho en artículos anteriores sabemos que las historias más probables dentro de las posibles cuando son observadas por la conciencia se tornan en realidades relativas. Además solo se puede romper la causalidad de una realidad y restablecerse en otra ejerciendo el libre albedrío usando como catalizador a la voluntad dentro de un marco emocional (amor o miedo). Hecho esto, en cada realidad relativa quedan pre-determinadas decisiones, acciones, pensamientos, y sentimientos. Lo anterior nos lleva a proponer que la realidad relativa es anterior a la verdad relativa, que las Leyes de la Verdad Relativa están contenidas o se derivan de las Leyes de la Realidad Relativa, por lo que estas son más generales y fundamentales. A pesar de esto la Realidad Relativa y la Verdad Relativa se funden dando lugar a la “ilusión”. Si las he presentado como separadas es solo por cuestiones de comprensión, pero jamás se separan. La ilusión no puede ser en ausencia de una de ellas, la ilusión no se quebranta, se trasciende. No se puede separar, por ejemplo, el Amor-Miedo de la CertezaFalsedad, lo que sí se puede hacer es trascender su influencia. Solo el ejercicio de la Libertad Trascendente puede lograrlo. Realidad Relativa (principio femenino) + Verdad Relativa (principio masculino) = Ilusión La realidad relativa proviene de la observación, la verdad relativa es asunto de perspectiva, y la ilusión es el “lente” de la percepción. Ambas están sujetas a la modulación ya que una está vinculada a los grados entre el amor y el miedo, en tanto la otra a los niveles entre la certeza y la falsedad.


La Realidad Relativa oscila entre el Amor y el Miedo siendo la confusión el estado acotado por ambas. Por su parte la Verdad Relativa se rige por la duda como estado acotado entre la certeza y la falsedad. En tanto no seamos capaces de ejercer el Libre Albedrío tal y como lo he definido, pues como he mostrado, de acuerdo a su definición actualmente aceptada, tal cosa no existe, nuestras conciencias estarán atrapadas en la duda y la confusión, presumiendo de una serie de libertades que ni remotamente gozamos. En el estado de confusión, el amor es esclavo del miedo, tanto como el miedo lo es del amor. Análogamente, bajo la duda, la falsedad mantiene esclavizada a la certeza, tanto como la certeza a la falsedad. Solo cuando somos capaces de ejercer el libre albedrío bajo la emoción amor o la emoción miedo se establecen las convicciones, y las creencias bajo la certeza o la falsedad, quedando determinadas las decisiones, acciones, pensamientos y sentimientos ligados al nuevo camino o realidad relativa, todo dentro del marco de la ilusión. En el mundo de māyā-ilusión o lente de la percepcón, los destellos de libertad inmanente definen periodos de esclavitud. La libertad inmanente la cual se origina en el mundo cuántico, se manifiesta como esclavitud en el marco del espacio tiempo. Ahora que ya conocemos la relación entre Realidad y Verdad relativas, estamos listos para enunciar Las 7 Leyes de la Realidad Relativa


Conciencia “El Todo es Conciencia Viviente Emocional Inteligente”

El Todo es Conciencia, la cual existe, tiene vida, es inteligente, emocional, homogénea, todo lo permea, ilimitada, no sujeta a la idea de tiempo lineal, inmutable, inmóvil y sin embargo tiene la capacidad de producir “movimiento” desde el reposo. Esta entidad que es en sí misma conciencia es incapaz de experimentarse a sí misma. La homogeneidad, la unidad, la inmovilidad, la atemporalidad, la totalidad, definen sin duda una Conciencia Absoluta tan similar a la nada, que no puede percibirse, no se conoce, y en última instancia ni siquiera sabe que existe. Para tener una idea de lo que esto podría significar imagínese usted mismo sin poseer ninguno de sus sentidos, usted no ve, no oye, no percibe olor, no tiene tacto, ni el sentido del gusto, ¿Cómo podría conocerse?, ¿cómo sería su realidad? Sin un conocimiento previo de algo, no tendría ningún parámetro de referencia, solo habría silencio, ni siquiera esa voz interna que escuchamos estaría presente. Solo un absoluto e interminable silencio. Dado que el infinito de historias posibles constituyen la esencia misma de la Conciencia Divina a manera de súper posición de estados totalmente indistinguibles, el silencio no implica la nada, sino el Todo, pero imperceptible. Si volvemos a leer el primer párrafo, nos damos cuenta que pasamos por alto un aspecto que por lo general se da por hecho, pero que vale la pena analizar, su “existencia”. Quizá sea su primer y más fundamental atributo. La Conciencia Divina existe. Esto implica que es la única Conciencia que es capaz de observarse a sí misma, pues no hay más nada, algo, alguien o ente que la observe. Al observarse a sí misma se hace consciente. Observarse a sí misma no solo implica su existencia sino que conlleva la existencia trascendente de conciencias individuales mediante el principio de fractalidad. En otras palabras, cuando la Conciencia Divina se observa a sí misma, ocurren de cosas, se torna consciente de sí misma y trae a la existencia mediante la forma y el principio de fractalidad a conciencias individuales en un estado de existencia trascendente. (En un artículo posterior desarrollare a fondo esta idea). La conciencia absoluta solo puede conocerse a sí misma, percibirse y experimentarse en el marco de la diversidad y por tanto del cambio y la movilidad aparentes. Esto equivale a descubrir qué contiene cada historia posible. La conciencia individual es la que le permite a la Conciencia Absoluta experimentarse a sí misma al ser el vehículo para conocerse en su totalidad. Desde esta perspectiva la creación no representa el


“surgimiento” de algo a partir de la nada, sino el místico momento en el que la conciencia se va descubriendo y conociendo a sí misma. En este sentido cada “creación” no es una acción, es un acto de autoconocimiento. Es así que en el más amplio sentido, la palabra creación no tiene cabida, pues nada se crea, todo existe per se. Todo lo que cada conciencia individual es capaz de observar, percibir, imaginar, soñar, realizar, sentir, es parte de esa Conciencia Absoluta descubriéndose a sí misma.

Esta Conciencia Absoluta es la Realidad Absoluta Sustancial que subyace y se manifiesta en todas las formas y apariencias que conocemos como universo material. A diferencia de la Realidad Relativa y la Verdad Relativa, perspectivas ambas de la Conciencia Absoluta que se funden en la ilusión, la Realidad Absoluta y la Verdad Absoluta son idénticas no diferenciales en modo alguno, no son perspectivas de algo, son el “algo” mismo. En lo más profundo la Conciencia Absoluta o el Todo es incognoscible desde la perspectiva de la conciencia individual, sin embargo, la Conciencia Absoluta solo puede conocerse y experimentarse a sí misma a través de la conciencia individual. Dado que la Conciencia Absoluta es aquello que subyace y permea todo lo que denominamos “ilusión”, entonces, todo existe, es vida, inteligencia y emoción. En otras palabras, tanto la humanidad, como el reino animal, el vegetal y el mineral, elementos como el viento, el agua, la tierra y el fuego, así como las partículas elementales, existen, tienen vida, inteligencia y se sustentan en diversos grados de confusión, siendo sus extremos el amor y el miedo. Sin embargo no hay que perder de vista que ni vida, ni inteligencia deben ser entendidas conforme a sus definiciones actualmente aceptadas. En este caso vida se relaciona con la existencia y la capacidad de observar y percibir conscientemente, no con el ciclo biológico de nacimiento, desarrollo, reproducción y muerte. Reconocemos inteligencia en la capacidad de estructurar información. Toda información estructurada refleja inteligencia, aún más, es inteligencia. Aunque todos los seres que mencioné anteriormente son inteligencia, no todos son inteligentes. De esta forma, todos son capaces de percibir aunque no todos de forma consciente, todos son unidades de información estructurada y todos se sustentan en el amor, la confusión o el miedo.


Por ejemplo, el agua encierra amor, confusión o miedo, es una unidad de información estructurada, es capaz de percibir en el dominio cuántico, es decir extrasensorialmente, aunque no de forma consciente. Una planta, “irradia” amor, miedo o confusión, es una unidad de información estructurada, es capaz de percibir tanto en el dominio sensorial, como en el extrasensorial aunque no de forma consciente. Un gato, “proyecta” amor, miedo o confusión, es una unidad de información estructurada, es capaz de percibir tanto en el domino sensorial, como en el extrasensorial de forma consciente. El ser humano, “posee” amor, miedo o confusión, es una unidad de información estructurada, es capaz de observar, percibir conscientemente en el dominio sensorial, en tanto que en el domino cuántico o extrasensorial, no siempre es capaz de percibir conscientemente.


Entrelazamiento

“Historias posibles, Realidades Relativas, dimensiones, propiedad fractal (como es arriba es abajo), propiedad holográfica (como es adentro es afuera), acción a distancia (todo aquello que ha estado en “contacto” –mismo origencontinúa influyéndose aún cuando el contacto ha cesado). Este principio se manifiesta en los planos físico, emocional, mental y espiritual”.

Está, al igual que las siguientes leyes, definen propiedades del mundo de la ilusión, y se genera a través de la participación activa de dos principios, uno femenino (Realidad Relativa) y otro masculino (Verdad Relativa) manifestándose dentro del marco dimensional como fractalidad, holografía y acción a distancia. El plano físico se considera constituido por bosones o partículas portadoras de fuerza, las cuales representan a la fuerza de gravedad (gravitón), fuerza electromagnética (fotón), fuerza nuclear fuerte (gluón), fuerza nuclear débil (bosones Z, W⁺,W⁻), y el bosón de Higgs responsable de dar masa a las partículas. En este plano también participan los fermiones los cuales comprenden a los quarks, los electrones y los neutrinos. Sus “hermanas” súper simétricas, la antimateria, la energía oscura y la materia oscura; el espacio y el tiempo lineal. Dentro de los planos emocional y mental participan los reinos mineral, vegetal, animal y el género humano, así como las entidades del plano físico. En el plano espiritual está la esencia misma del ser, su verdadera forma, aquello que no podemos alcanzar a percibir ni sensorial ni extrasensorialmente, que es posible comprender plenamente, pero que se puede intuir vagamente. Es como si un sordo tratara de comprender las armonías del sonido, o un ciego los colores de la luz. Sin embargo, aunque no son directamente cognoscibles para ellos, si los son a través de percepción indirecta. ¿Qué significa esto?, bueno, un sordo puede sentir las vibraciones que provoca el sonido y un ciego el calor radiado por la luz. Aunque desconocen y jamás podrán conceptualizar ambas, si las podrán conceptualizar de forma indirecta a través de siluetas en su mundo, y percibirán lo suficiente como para poder intuir que hay algo más allá, más grande, más esplendoroso y maravilloso de lo que ellos pueden siquiera imaginar.


Desde las partículas elementales, pasando por los átomos, moléculas, cristales, plantas, animales, seres humanos, planetas, galaxias e incluso el universo mismo tienen cada uno una infinidad de historias posibles todas entrelazadas (octava dimensión). La fenomenología que se presenta en cada realidad relativa está acotada dentro de un marco dimensional. Esto es, que cada realidad relativa se desarrolla en 12 dimensiones en nuestro universo. En este sentido, como no hay seres independientes de sus realidades relativas, todo ser es multidimensional. Un fractal es una estructura auto contenida, esto implica que en cada repetición se genera una estructura similar. Este principio de fractalidad rige a nivel dimensional, en el plano físico, haciendo, por ejemplo, que la manera en la que las galaxias comparten información, sea similar a la forma en la que las neuronas de nuestro cerebro lo hacen. En el plano emocional la resonancia mórfica es un ejemplo de comportamiento fractal. En el plano mental la fractalidad hace que las decisiones “autómatas” que realizamos fuera del libre albedrió estén sesgadas y representen constante repetición, o ¿no han escuchado la frase: “La historia se repite”? La fractalidad en el plano espiritual quizá esté a nivel del alma siendo cada alma parte de un fractal infinito el cual podría suponerse como una especie de reflejo de la Conciencia Absoluta dentro de la Realidad Relativa. El aspecto holográfico del entrelazamiento implica que la realidad que se “materializa” a consecuencia de la observación de la conciencia refleja el ser, como en cada punto de un holograma está contenida la información completa que el holograma representa, entonces, cada ser se refleja en cada punto del holograma. Ya que el ser cambia se trata de un holograma dinámico. La acción a distancia es la esencia misma del entrelazamiento ya que implica que todo ser es un solo ser, todos somos uno y por tanto no tiene sentido a este nivel la idea de distancia o separación, todo está unido, entrelazado. Toda facultad paranormal encuentra su explicación y esencia en este aspecto del entrelazamiento. Dado que las propiedades derivadas del entrelazamiento actúan conjuntamente, cada punto del holograma representa un fractal de todos los siglos. Es por esto que un cambio en el presente altera el pasado al igual que el futuro. En resumen, las decisiones, los pensamientos, sentimientos y acciones de cada ser, aún si son pre determinados, fijan instantáneamente las decisiones, pensamientos, emociones y acciones en la infinidad de historias posibles de todos los demás seres del universo,


limitando así el carácter de posible a un rango de más probable. El que historias posibles sean más probables que otras se da por el aspecto de acción a distancia del entrelazamiento; el reflejo del ser en la historia más probable se debe a la propiedad holográfica. La predeterminación de las decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones en realidades relativas se da por fractalidad. No perdamos de vista que en este caso el ser no se consolida a sí mismo sino que es producto de las decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones pre determinados en su historia posible más probable debida al entrelazamiento con otros seres. Decisiones Pensamientos Sentimientos Acciones Historias posibles

Historias más probables

Acción a distancia

Historia más probable

P. Holográfica Ser Decisiones Pensamientos Sentimientos Acciones Otros seres

Realidad Relativa Fractalidad

observación de la conciencia


Existencia

“Todo existe en la realidad del observador. Nada existe si no es observado”

Cuando la Conciencia Absoluta observa, la conciencia individual existe en sí misma, bajo la perspectiva de existencia trascendente. Cuando la conciencia individual observa, lo observado existe en sí mismo (existencia trascendente) y en la realidad del observador. Observar es traer a la existencia la totalidad del “contenido” de la historia posible más probable para constituirse en su realidad relativa. Como la observación es un fenómeno de octava dimensión, cada realidad relativa está hecha de fragmentos de las realidades relativas de otros seres. Luego, en conjunto con la Verdad relativa, se genera la ilusión. Para que la ilusión adquiera una connotación de “real” la conciencia debe percibirla ya sea sensorial o extrasensorialmente, siendo filtrada por los paradigmas o sistemas de creencias y decodificada por el cerebro a manera de imágenes tridimensionales en un marco espacio temporal. Es importante hacer notar que en tanto el sistema de creencias está relacionado con la percepción, el sistema de convicciones lo está con la observación y ambas conjuntamente con la “materialización” de la historia posible más probable o ilusión conformada por fragmentos de otras realidades relativas. Todos existimos en fragmentos de realidades relativas de otros observadores, así como ellos existen en fragmentos de nuestra realidad relativa. Nadie jamás deja de existir en sí mismo ya que siempre es observado por la Conciencia Absoluta, sin embargo, sí se puede dejar de existir en la realidad del observador o conciencia individual.


Comunicación

“Nada está aislado, todo ser esta comunicado, la comunicación es intrínseca a la existencia. En cuanto se existe en la realidad del observador la comunicación se establece”

Para que haya una ruptura en la causalidad, se debe ejercer el libre albedrío, pero para observar y por tanto “materializar” una realidad alterna apartada lo más posible de la influencia de las voluntades de otros seres, es importante que la voluntad que impulsa al libre albedrío utilice la fuerza interna que proviene de la existencia trascendente y no de la existencia inmanente, ya que esta está “manipulada” por parámetros predeterminados, así se reflejará más fielmente el verdadero ser en las historias más probables para integrarse a la más probable, y luego por observación consciente transformarla en su realidad relativa. Para lograr una percepción focalizada de esta nueva realidad relativa deberá entrar en escena la fe de Di-s. Resumiendo, la ruptura de la causalidad es debida al ejercicio del libre albedrío, la materialización de la nueva realidad relativa a la observación de la conciencia, y la percepción focalizada de la ilusión, a la fe de Di-s. Cuando quedan predeterminados los parámetros (decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones) en la nueva realidad relativa y por tanto en el mundo de la ilusión, la comunicación entra en acción. La comunicación es la responsable de que todos los seres incapaces de ejercer su libre albedrío como elemento de la fe de Di-s, actúen como “autómatas” bajo la voluntad de otros y no sólo eso sino también, percibiendo partes de realidad relativa que muy probablemente no desean percibir. Dado que los cuatro planos, el físico, el emocional, el mental y el espiritual actúan conjuntamente, la comunicación se da en y entre ellos. La comunicación “sensorial”, es la que se percibe por los sentidos, pero más interesante en este punto es la comunicación extrasensorial. El pensamiento puede comunicarse por entrelazamiento cuántico entre mentes, esto se conoce como telepatía. Pero ¿cómo funciona?, hemos dicho que en última instancia todo es información y la información puede


transmitirse codificada en partículas elementales por entrelazamiento. Imaginemos que tenemos un grupo de partículas cada una con un determinado sentido de giro (spin). Si el giro es dextrógiro (a la derecha), le asignamos un uno, y si es a la izquierda (levógiro), un cero. Ahora sabemos que cada vez que estimulemos este grupo de partículas sus “hermanas” entrelazadas reaccionaran instantáneamente no importa a qué distancia se encuentren o en qué momento de tiempo se ubiquen. Si la mente puede concebir una imagen y es capaz de “colorearla” con sentimientos, entonces esa imagen será codificada por el cerebro como información estructurada y debido al sentimiento estará codificada en el mundo cuántico. Es por esto que son los sentimientos los que permiten el vínculo con la otra mente, los pensamientos por si mismos no logran que la conexión se realice. Finalmente el cerebro decodifica la información cuántica y la imagen acompañada de cierta “sensación” surge en la mente de la otra persona. No solo se puede enviar información relativa a imágenes sino también es posible comunicar solo sensaciones a otro ser sin importar cuando o en donde se encuentre. Recordemos que el corazón tiene un tejido neurológico, así que el sentimiento codificado como información proviene de ahí y no del cerebro. Como en la telepatía intervienen la mente y el sentimiento, el cerebro y el corazón participan conjuntamente. Esta comunicación se da de forma continua, aunque no siempre se realiza o percibe conscientemente. La comunicación tanto sensorial como extrasensorial no solo fluye entre seres humanos, también se da entre y con animales, plantas, minerales, partículas elementales, galaxias, planetas. A nivel extrasensorial los sentimientos percibidos representan la intuición, en tanto las imágenes la inspiración. Sin embargo, como mencioné anteriormente, ambas requieren la participación del sentimiento para que la comunicación pueda realizarse. Por todo lo que hemos venido diciendo es claro que la comunicación se da sin importar si nuestras decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones son pre determinadas por voluntades ajenas, o por voluntad propia mediante el ejercicio del libre albedrío conjuntamente con la fe de Di-s. Recordemos que la fe de Di-s es la realidad que refleja lo que se es, que rompe la causalidadlibre albedrío, que se materializa mediante la observación consciente de la conciencia, y


que se interpreta como “real” a través de la percepción sensorial y extrasensorial (MER KA BA) utilizando el cerebro como decodificador y transductor bajo el paradigma más amplio, el de VIDA. En este caso la acción de los principios femenino y masculino está oculta dentro de la fe de Di-s, el primero, en lo que se es (amor-miedo), y el segundo en el paradigma. Después de ejercer el libre albedrío conjuntamente con la fe de Di-s, la realidad relativa del observador contiene nueva información en la forma de predeterminación de sus parámetros. La comunicación, por entrelazamiento, provoca que las historias posibles de los demás seres se constituyan como más probables quedando sus parámetros igualmente predeterminados, ya que tal determinación es intrínseca a dichas historias. Bajo este principio es posible la comunicación con animales, plantas, minerales, partículas, planetas, galaxias, etc. Si esta comunicación está fundamentada en el amor bajo el libre albedrío y la fe de Di-s, sanará todo ser, si lo está en el libre albedrío, la fe de Di-s y en el miedo, lo enfermará y acabará por destruirlo. Comunicar es “traspasar” la salud, la enfermedad y en general cualquier sentimiento a otro ser, dado que la predeterminación afecta creencias y convicciones. La comunicación permite alterar el clima, secar plantas, mejorar cultivos, purificar el agua, abrir micro agujeros de gusano, sanar, enfermar, infundir paz, armonía, tristeza, angustia, etc.; en pocas palabras, realizar lo que hoy llamamos ¡MILAGRO!


Ilusión

“Todo lo que la conciencia percibe sensorial o extrasensorialmente en el mundo de la ilusión tiene su opuesto. Los opuestos comparten la misma esencia. Entre los extremos solo hay grados”.

En el mundo de la ilusión todo tiene su opuesto, esto en virtud de que se origina por la acción conjunta de dos principios uno femenino “realidad relativa” y el otro masculino “verdad relativa”. Y contrario a lo que se nos ha hecho creer, el que la ilusión se presente ante nuestra percepción a través de opuestos, no implica que se trate de un mundo dual, por el contrario es “trial”. No solo hay opuestos, sino grados entre ellos y estos grados surgen de la aparente disolución del uno en el otro. Un ejemplo simple puede aclarar esta idea, pensemos en el blanco y el negro, la disolución del uno en el otro provoca toda una gama de grises. Lo mismo ocurre con la luz y la oscuridad, con el calor y el frío, con la certeza y la falsedad, con la libertad y la esclavitud, y así sucesivamente. Cuando la Realidad Relativa se diluye en la Verdad Relativa da lugar a un espectro de grados al que denominamos Ilusión. Pero cuando la disolución alcanza su gado máximo se diluyen en la Conciencia Divina. En el dominio de la ilusión nunca habrá extremos puros, es decir, no habrá luz sin oscuridad, ni oscuridad sin luz, libertad sin esclavitud, o esclavitud sin libertad, amor sin miedo, o miedo sin amor, etc. Y sin embargo la paradoja está en que son lo mismo. En el terreno emocional el ser puede transformarse en tanto comprenda que no se trata de transmutar una cosa en otra, sino en “deslizarse” a través de los distintos grados de la misma cosa. Por ejemplo si queremos ser libres, debemos “alejarnos” de la esclavitud. Si queremos vivir de acuerdo a la verdad, debemos alejarnos de la mentira. Pero la verdad no puede transformarse en libertad.


Cuando Yahshúa dice: “la verdad os hará libres”, no se refiere a que la verdad se convertirá en libertad, sino a que la verdad nos alejará de la esclavitud. Ya que el ejercicio del libre albedrío debe ir acompañado de la fe de Di-s y esta se da en términos del ser, para que la causalidad se interrumpa y se establezca una nueva realidad relativa perceptible bajo un esquema de percepción enfocada, el ser debe estar “polarizado” hacia el amor o hacia el miedo, esto no implica que habrá ausencia de miedo en el amor, solo que su presencia será la mínima posible, lo mismo al contrario, en el miedo habrá una mínima presencia de amor. En última instancia todo se sigue de la acción de dos principios, el determinista o de causalidad y el libre albedrío, uno pasivo, el otro activo. El primero femenino, el segundo masculino. Nuevamente dos polos de la ilusión, el libre albedrío-libertad y la causalidadesclavitud. Recordemos que la Realidad Relativa es principio femenino al igual que la causalidad; por su parte, tanto la Verdad Relativa como la libertad representan un principio masculino. De esta forma en tanto la verdad nos hace libres, la realidad nos esclaviza. Esta es la ley de la ilusión.


Estabilidad

“En el mundo de la ilusión el principio de causalidad es el responsable de la estabilidad. Toda perturbación proviene del libre albedrío actuando conjuntamente con la fe de Di-s”.

La estabilidad es la propiedad de mantener un estado determinado o de volver a dicho estado después de haber sufrido una perturbación. Ubicarse en un estado de equilibrio u oscilar en torno a él, ambos definen estados estables. Cada realidad relativa con sus parámetros pre determinados representa un estado estable. Después de la perturbación infringida por el libre albedrío en conjunción con la fe de Di-s, se restablece la estabilidad en todo el “entramado” de realidades relativas en la onceava dimensión. En el mundo de la ilusión la estabilidad definida como oscilación en torno a un punto de equilibrio se da por doquier, la noche sigue al día, y el día a la noche, los planetas giran en torno al sol, el electrón en torno al núcleo, las moléculas en los cristales. En fin la oscilación define ciclos y cada ciclo un estado estable. En ausencia de aire, un péndulo oscila con la misma amplitud en torno a su punto de equilibrio continuamente. Este es su estado estable. Es claro que la estabilidad ya sea por estar en un estado de equilibro o por oscilar en torno a este, se da en el dominio de la causalidad, y por tanto es un proceso inconsciente. Recordemos que en el dominio de la causalidad o determinismo nuestras decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones están pre determinadas, por lo que actuamos como autómatas inconscientes. Cuando se ejerce el libre albedrío bajo la fe de Di-s se rompe la cadena causal actual, esto se puede interpretar desde esta perspectiva como una perturbación, pero una vez finalizada la interacción, la estabilidad se restablece, solo que ahora en otra cadena causal distinta. Cuando se ejerce el libre albedrio conjuntamente con la fe de Di-s es como si detuviéramos el péndulo en alguno de sus dos extremos de máxima amplitud de oscilación y lo giráramos algunos grados y luego lo soltáramos nuevamente. Durante el giro se rompe la causalidad, luego la nueva dirección de oscilación del mismo péndulo restablece la causalidad, ya que


reinicia la oscilación hasta que vuelva a ser detenido y girado unos grados, y así sucesivamente… Si la perturbación se intenta en algún punto intermedio de la oscilación, se provocará un “choque”, luego el movimiento será irregular, para finalmente volver a recuperar su estabilidad pero con una amplitud menor. Es por esto que el libre albedrío junto con la fe de Di-s para que logre un cambio debe ejercerse en los extremos, es decir, donde el amor contiene la menor cantidad de miedo, o donde el miedo contenga el menor amor posible. Para entender mejor esta idea, imaginen que empujan a alguien en un columpio, si quieren “detenerlo” cuando no ha llegado a su máxima altura, provocan un movimiento irregular y luego la oscilación se restablece pero con menor amplitud. Pero si esperan a que llegue a su máxima altura, lo pueden detener sin problema, así fácilmente podrían girar el disco donde se sostienen las cadenas y con una nueva orientación soltarlo y la oscilación reiniciaría suavemente. El ritmo de la oscilación no puede detenerse indefinidamente, de hecho se da en el instante más pequeño que puede existir (10⁻⁴⁴segs.). Esto significa que el libre albedrío en conjunto con la fe de Di-s debe reorientar de inmediato la causalidad como parte de otra realidad relativa. También es el tiempo en el que la conciencia es consciente pues si así no fuera no podría ejercer libre albedrío ni la fe de Di-s. En el plano emocional esta oscilación lleva a las personas a pasar de estados de paz a estados de estrés, de la euforia a la depresión, de la felicidad a la tristeza, etc. Dado que se trata de una ley, ¿estamos condenados a vivir esclavizados a la oscilación y por tanto a la estabilidad? Aunque es cierto que no podemos detener indefinidamente la oscilación, si podemos permanecer en un estado consciente de percepción. Recordemos que la conciencia es la que observa materializando todo cuanto la historia más probable “contiene”, luego sigue la percepción sensorial consciente, así como la extrasensorial que puede o no ser consciente de la ilusión. Esta información se traduce en el cerebro y se convierte en imágenes tridimensionales que se desarrollan en secuencia temporal, así como en sensaciones. Y esto es a lo que le damos la connotación de “real”. En la realidad alterna, en sí el mundo de la ilusión, están los opuestos y se lleva a cabo la oscilación que mantiene la estabilidad. Estabilidad en este sentido implica compensación.


Parece que estuviéramos atrapados sin salida, pero si hay una, y se llama percepción consciente enfocada. La siguiente figura seguramente nos ayudará a comprender esta idea.

Amor

Miedo

Amor

Miedo

De la figura vemos claramente que la estabilidad no se ve afectada, si la conciencia es capaz de percibir conscientemente solo una parte de la oscilación. Aunque los sentimientos, pensamientos, acciones y decisiones están predeterminados y sujetos a las mencionadas leyes, la conciencia puede decidir qué va a decodificar de la información contenida en cada realidad relativa adscribiéndole una connotación de “real” mediante la percepción consciente enfocada. Aquí no se trata de expandir la percepción, sino de enfocarla. Y esto se logrará teniendo un muy bien definido sistema de creencias, un claro conjunto de convicciones, acercarse al amor o al miedo, imaginar a detalle la posibilidad e infundirle sentimientos. Luego la ventana de percepción podrá ser “compartida” mediante la ley de comunicación con otras conciencias de tal suerte que percibirán lo mismo conscientemente. Imaginemos que somos los “chamanes” de la tribu y no ha llovido, la gente sufre por eso, y nosotros por amor decidimos enfocar nuestra percepción a la posibilidad de que llueva, porque de hecho la lluvia es parte de la posibilidad aún cuando no la percibimos, por eso, debemos dejar de percibir la sequía y solo percibir la lluvia. Para lograr esto primero la creencia de que el chaman puede hacerlo debe ser parte tanto de él como de la tribu, el chaman debe actuar bajo la convicción de que puede hacerlo, luego simplemente debe imaginar la lluvia sintiendo sus efectos, como lo son el agua escurriendo por su cara, el golpeteo de las gotas en su cuerpo, el olor a tierra mojada, el lodo que salpica los pies, el viento con cierta sensación de frío en la piel, el cielo nublado, etc. Entre más completa la imagen acompañada del sentimiento, más pronto el chaman valiéndose de su libre albedrío, la observación de su conciencia y el resto de la fe de Di-s percibirá la lluvia y por “comunicación”, los miembros de la tribu también.


Antes de comenzar con el rito descrito en el párrafo anterior debe agradecer a la Conciencia Divina porque algo como la lluvia exista en al menos una historia posible. La oscilación no desaparece o se interrumpe, es la conciencia la que percibe conscientemente solo aquella parte de la oscilación que desea al ejercer su voluntad mediante el libre albedrío, su observación consciente y el resto de la fe de Di-s. Esta percepción selectiva no excluye la compensación como elemento fundamental de la estabilidad. Lo que se obtiene siempre se paga con lo que se pierde. El rico posee mucho de lo que al pobre le falta, mientras que el pobre posee cosas que frecuentemente están fuera del alcance del rico. El millonario que gusta de finos manjares y que tiene la fortuna necesaria para satisfacer sus deseos y asegurarse la satisfacción de su gula, el estrés no se lo permite, y envidia el apetito y la digestión del pobre quien no posee fortuna, gozando más de su sencillo alimento que él sin apetito y con el estómago arruinado. El precio del poder es la renuncia al amor, el precio de la fama, la tranquilidad. Nadie puede tenerlo todo. Mientras la brújula de la voluntad señale hacia el tener, la pérdida irremisiblemente estará presente. Al igual que la conciencia puede “engañar” a la oscilación, ¿podrá hacerle lo mismo a la compensación? La solución es simple, pero muy difícil de llevar a cabo por todos los apegos que nos esclavizan al mundo de la ilusión, esta consiste en cambiar la orientación de la brújula de la voluntad, del tener… al DAR, entonces la GANANCIA siempre estará presente. Cuando se piensa en compensación inmediatamente se nos viene a la mente la idea de Karma y otras vidas. Como hemos visto esto no es reencarnación sino que es encarnación múltiple “simultánea” o resonancia mórfica. Dado que en última instancia el Karma no es más que compensación, la “ruptura” de la causalidad “kármica” ocurre, como dije en el párrafo anterior, cuando el DAR sustituye al tener. Una cosa es liberación del Karma, lo cual solo ocurre mediante el ejercicio de la libertad trascendente y otra la ruptura de la causalidad en el karma a la que acabo de referirme. El libre albedrío como parte de la fe de Di-s perturba la estabilidad, la percepción selectiva enfoca el estado estable deseado, sin alterar la estabilidad; por último, el dar rompe la estabilidad kármica.



Continuidad

“Toda historia posible es un híper sólido de cuarta dimensión, donde la causalidad se manifiesta como determinismo cuando se percibe el tiempo como si fluyera de pasado a futuro, y como incertidumbre cuando el futuro influye al pasado. Este determinismo causal y <retro causal> define la continuidad temporal en cada historia posible, consecuentemente en cada realidad relativa y desde luego en la ilusión.”

La continuidad o congruencia temporal en el híper sólido de cuarta dimensión que representa una historia posible conlleva la predeterminación de las decisiones, pensamientos, sentimientos, y acciones del ser. Este concepto por sí mismo no tiene sentido dentro del marco de lo que llamamos “ilusión”. La razón es que para que el ser se perciba a sí mismo como parte de algo que interpreta como “real”, debe haber interacción con otros seres, una sola historia de un solo ser, estaría, por llamarlo de alguna manera “vacía”. Una sola historia predeterminada dejaría fuera la posibilidad de una participación consciente de la conciencia. Para que la conciencia pudiese observar, percibir, e incluso ejercer el libre albedrío así como la fe de Di-s, debía tener opciones. Y así es como de la cuarta dimensión llegamos a la quinta dimensión donde están contenidas todas las historias posibles de un ser. Aquí cada historia conserva su propia continuidad temporal con su causalidad y “retro causalidad”. Sin embargo, aunque hemos avanzado, sin la “presencia” de otros seres cada historia seguiría estando “vacía”. Es así como llegamos a la octava dimensión, donde coexisten todas las historias posibles de todos los seres posibles en nuestro universo desde su inicio hasta su final. Y donde cada observador transforma la historia más probable en realidad relativa y luego en unión con la verdad relativa en ilusión. Ahora, la pregunta es ¿cómo se conserva la continuidad temporal cuando hay interacción de una infinidad de realidades relativas cada una con su propia congruencia temporal? Para contestar esta pregunta, la siguiente figura me será de gran ayuda,


“Retro Causalidad”

Causalidad Pasado

presente

futuro

Congruencia en la continuidad temporal- parámetros pre determinados Historia posible (vacía) de 4ta dimensión

Súper posición de historias posibles “vacias” de un ser, todas con parámetros predeterminados enmarcados en una continuidad temporal. 5ta dimensión. Veamos ahora que sucede en la octava dimensión, donde lo que percibe la conciencia ya sea consciente, subconsciente o inconscientemente, no es su realidad relativa sino la suma de fragmentos de historias más probables de los demás seres, que al ser observados los trae a la existencia conformando así su realidad relativa, y al percibirlos su mundo de ilusión.


Las líneas verticales indican historias posibles “vacías” de otros seres. Los colores representan la existencia dentro de la realidad del observador de los fragmentos que observa. Cada línea vertical conlleva una continuidad temporal, pero ¿cómo puede conservarse dicha continuidad en una realidad formada por fragmentos de historias? En la figura anterior la línea horizontal coloreada representa en su totalidad un instante en la observación de la conciencia. Ahora un instante anterior estará representado por la línea horizontal inferior, y análogamente uno posterior por la línea horizontal superior.

Esta imagen muestra que a cada instante la realidad del observador se conforma por momentos de realidades relativas no necesariamente de los mismos seres. De hecho, los fragmentos de historias posibles de otros seres que no tienen color no existen en la realidad del observador, pero pueden existir en la realidad de otro observador. El que un fragmento de realidad relativa de un ser participe en la realidad de un observador no lo excluye para participar “simultáneamente” en la realidad de otro observador.


En pocas palabras las historias posibles de cada ser en quinta dimensión están disponibles para ser “traídas” a la existencia dentro de la realidad relativa de cada observador en octava dimensión. Recordemos que cada línea horizontal representa un instante en la realidad observada del observador, así la secuencia de instantes es la que se sujeta a la continuidad temporal como lo hiciera cada historia posible en 4ta y 5ta dimensión. Debemos recordar que las dimensión son incluyentes, esto significa que en la octava dimensión están contenidas todas las anteriores, por eso la realidad observada conformada por fragmentos de realidades relativas de otros seres, se decodifica en nuestros cerebros dentro de un marco de 4ta dimensión, es decir, en el espacio tridimensional y en tiempo lineal (pasado-presentefuturo).

Realidad Relativa

La figura representa la secuencia de instantes de observación en los que la conciencia trae a la existencia dentro de su realidad fragmentos de historias posibles de otros seres. Así como cada historia posible está sujeta a la continuidad temporal, también la realidad relativa lo está. En este punto cabe remarcar que en tanto las historias posibles no sean observadas, no pueden llamarse realidad relativa, solo cuando sus fragmentos son observados se constituyen en la realidad relativa del observador y cuando son percibidos ya sea consciente, subconsciente o inconscientemente constituyen su mundo de ilusión. De esta forma tanto la causalidad o determinismo, como la “retro causalidad” o incertidumbre son parte del mundo de ilusión del observador, quedando por continuidad predeterminados sus parámetros (decisiones, acciones, pensamiento y sentimientos).


Como la conciencia observa a cada instante ya sea de forma consciente, subconsciente o inconsciente, trayendo a la existencia fragmentos de historias de otros seres con los que se conforma la realidad relativa del observador, ésta en cada instante queda totalmente conformada “construyéndose” en ella la congruencia y continuidad temporal. Cada observación conlleva una realidad relativa congruente en el tiempo, así como cada percepción una ilusión igualmente congruente temporalmente. Cuando la observación se realiza de forma subconsciente o inconsciente, la realidad relativa se reafirma, o si por comunicación la conciencia es influida por la voluntad de otras conciencias, el efecto es la observación de otra realidad relativa con una nueva orientación, con poca o mucha desviación respecto a la anterior, que es el caso que se presenta en la figura anterior. Si la observación se hace conscientemente ejerciendo el libre albedrío conjuntamente con la fe de Di-s, el resultado será similar, la nueva realidad relativa podrá representar una desviación mucho mayor, pero seguirá sujeta a la continuidad temporal, la cual será responsable de predeterminar sus parámetros, luego la conciencia seguirá observando inconscientemente reafirmando esta realidad y su continuidad hasta que sea influida por otras voluntades o ejerza nuevamente el libre albedrío. Al percibir estas realidades, conformaran su mundo de ilusión adscribiéndole el correspondiente nivel de “real”. Analizando esto más a fondo cada instante en el presente producto de la observación consciente, subconsciente o inconsciente de la conciencia plasma instantáneamente la realidad relativa completa, luego desde el futuro, como “cascada” se establece la congruencia en la continuidad temporal hacia el pasado. Y esto ocurre cada vez que la conciencia observa conscientemente o no.

Observación de la conciencia

Realidad relativa

Causalidad desplazándose de futuro a

pasado


Resumiendo la congruencia en la continuidad temporal dentro de cada realidad relativa es lo que pre determina los parรกmetros de la misma, es decir, las decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones que definirรกn el ser como parte de dicha realidad la cual al ser percibida, la harรก parecer real en su mundo de ilusiรณn.


Los Senderos


Metamorfosis Imaginemos una extensión cúbica de agua en total quietud, luego supongamos que por algo similar a lo que en física se conoce como sobrefusión ese volumen de agua sufre ciertos cambios. Comenzaré por explicar que es la sobrefusión. El agua líquida y el hielo son dos fases diferentes y la transformación de una en la otra se denomina transición de fase. En condiciones de enfriamiento habituales, la cristalización se produce en cuanto la temperatura alcanza cero grados Celsius. Este proceso ocurre suavemente con una lenta liberación de una determinada cantidad de energía llamada calor latente. Existe, sin embargo, un caso particular llamado sobrefusión en el cual las cosas pasan de manera diferente. En un medio ambiente extremadamente estable, un agua muy pura puede enfriarse y alcanzar una temperatura negativa sin solidificarse por ello. Esta situación es, sin embargo, muy inestable y basta con una perturbación muy pequeña en el agua para que la cristalización se produzca instantáneamente con una liberación de calor latente muy rápida. La sobrefusión, se caracteriza esencialmente por la presencia de una enorme densidad de energía en todo punto del volumen de agua. Luego de la más mínima perturbación se produce la transición de fase agua-hielo liberando al mismo tiempo una cantidad formidable de energía y alcanzando finalmente un estado estable, provocando que algunas zonas en su interior se enfríen lo suficiente como para formar pequeñas y diferentes figuras de hielo. Aunque sigue siendo agua, se encuentra en un estado diferente, y en formas limitantes, además el volumen de agua alrededor de cada hielo tiene condiciones de temperatura diferentes, siendo la temperatura más baja la más cercana, incrementándose conforme la distancia aumenta.


En esta analogía el volumen de agua que se extiende sin límite en todas direcciones, representa, con sus reservas, a la Conciencia Divina. La homogeneidad del agua jugaría el papel de la superposición de infinitos estados o historias posibles. Cada forma de hielo la podemos asociar a una conciencia individual. Es interesante notar que su “forma” o individualidad no está totalmente limitada pues a pesar de que un hielo en el agua puede tener forma, ésta constantemente se encuentra en estado de disolución, lo que equivale a un estado de integración. Así en cierto sentido la zona cercana es una especie de extensión del hielo o de la conciencia individual. Mientras la zonas homogéneas del volumen da agua representan la súper posición de todos los estados posibles en onceava dimensión, la zona cercana a cada conciencia individual, por definir una región con participación tanto del ser como de las historias posibles, representa el conjunto de historias más probables. Sabemos de la Teoría de la Relatividad General que la masa le dice al espacio tiempo como curvarse, en tanto el espacio tiempo le indica a la masa como moverse; bajo el principio de fractalidad (como es arriba es abajo), podríamos proponer algo análogo. En tanto la conciencia individual determina sus historias más probables, estas definen el conjunto más factible de experiencias que habrá de experimentar. En el momento en el cual la Conciencia Divina se observa a sí misma es cuando trae a la existencia a las conciencias individuales, lo que en nuestra analogía correspondería a entrar


en un estado de sobrefusión “generando” zonas de baja temperatura que faciliten la formación de diversos hielos o conciencias individuales. Aplicando nuevamente la fractalidad, podemos afirmar que si la Conciencia Divina observa, la conciencia individual por tener su misma esencia aunque en un estado diferente, también es capaz de observar. Esta diferencia de estado le impide observarse a sí misma, pero le permite observar a otras conciencias individuales. Cuando la Conciencia Divina observa, las partes de sí misma que ha observado existen en la Realidad Absoluta Cuando la conciencia individual observa trae a la existencia fragmentos de historias probables de las demás conciencias, conformándose con ellas su realidad relativa. A diferencia de las historias posibles y más probables, que son por llamarlas de alguna forma, “etéreas”, la realidad relativa, producto de la observación de la conciencia individual representa la “materialización” de la historia más probable. La realidad relativa se forma por observación consciente, subconsciente o inconsciente de segmentos de historias más probables de otros seres. La cadena resultante define la realidad relativa del observador, sin embargo, como hemos mostrado, en esencia no tiene nada inmanente de “ella misma”, solo participa su existencia trascendente. A diferencia de la Conciencia Divina, la conciencia individual no puede observarse a sí misma, para existir tiene que ser observada por la Conciencia Divina. Recordemos que una cosa es observar, y otra percibir. Y aún más ¿Por qué sería la conciencia individual capaz de percibir? Si comparte esencia con la Conciencia Divina, para que la conciencia individual perciba es necesario que la Conciencia Divina tenga tal capacidad. Cuando hablamos del mito de la expansión, comente que no hay tal cosa como expansión de la conciencia, sino más bien, se trata de expansión de la capacidad de percibir de la conciencia. Por analogía y acogiéndonos al principio de fractalidad (como es arriba es abajo), la enorme acumulación de energía o algo equivalente a nivel de la Conciencia Divina, provocó un cierto tipo de “expansión”, al igual que ocurriera durante la fase de inflación de nuestro Universo. En otras palabras, esta ¿energía? es la responsable de la expansión de la percepción de la Conciencia Divina y por tanto de cada conciencia individual.


¿Ahora, si la realidad relativa o materializada del observador solo se forma de fragmentos de historias más probables de otros observadores, cómo puede percibirse la conciencia individual a sí misma dentro de su realidad relativa? Dado que su historia más probable también será observada y pasará a formar parte de la realidad relativa de otra conciencia, cuando la conciencia la observe la participación de la conciencia en su realidad relativa provendrá de un fragmento de la historia posible en la que existe dentro de la realidad relativa del otro observador. En pocas palabras, es como si al observar fragmentos de historias más probables de otras conciencias individuales la conciencia que observa se estuviera “viendo” en un espejo. Cada historia más probable observada (realidad relativa) está conformada por información codificada en la que se encuentran pre determinadas las decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones que habrá de experimentar la conciencia individual. Al materializarse la realidad relativa, simultáneamente, a manera de dos caras de la misma moneda, se integra la verdad relativa y juntas proveen a la conciencia individual el lente que llamamos ilusión a través del cual será capaz de percibir ese mundo donde la súper posición de infinitos estados deja de ser no diferenciable o similar a nada dando paso a la experiencia, y al conocimiento por diferenciación selectiva (historias más probables). Recordemos que el estado de nada es equivalente a oír simultáneamente una infinidad de sinfonías, canciones y melodías diferentes. La diferenciación selectiva equivale a “silenciar” todo emisor de sonido, excepto uno. Al hacer esto podremos escuchar perfectamente la melodía, pues no habrá ninguna otra que al escucharse simultáneamente la distorsione. Además debido a que emerge con todas sus notas, será fácil pensar que estaban codificadas como información predeterminada en la propia melodía. Cada vez que una conciencia individual observa y percibe una historia más probable dando logar a la ilusión, la Conciencia Divina se conoce más a sí misma. Continuando con la analogía del hielo, si se trata de un hielo no muy “grande”, se rodeará de pocas historias posibles más probables las que percibe simultáneamente aunque parezca que lo hace secuencialmente en el tiempo, pues no requerirá de muchas antes de diluirse en el agua. Pero si se trata de un hielo muy “grande”, necesitara experimentar un mayor número de historias posibles más probables antes de diluirse en el agua. La disolución del hielo en el agua representa la disolución del yo en la Conciencia Divina. Desde luego esta descripción ni remotamente se acerca al proceso por el cual la Conciencia Divina se observa a sí misma dando lugar a conciencias individuales, las cuales le permitirán


conocerse a sí misma. Esto es como tratar de describir el sonido sintiendo solamente su vibración. Sin embargo, y a pesar de tratarse de una representación burda e imperfecta, nos ayuda un poco a entender la aparente metamorfosis que se da en el seno de la Conciencia Divina, al intentar mostrar cómo pasa de ser un todo homogéneo no diferenciado ignorante de todo cuanto realmente es, a la plena comprensión consciente de todo lo que es. El proceso no involucra cambio, sino autoconocimiento. Por esto no se trata propiamente de una metamorfosis aunque desde la perspectiva de la conciencia individual así parezca.


Oruga o Mariposa En el actual estado en el que nuestra conciencia se encuentra atrapada en medio de una infinidad de paradigmas restrictivos, la palabra dominante que revolotea constante en la mente de la mayoría es NO. La oruga vive restringida a un mundo lleno de limitaciones, pues no solo cree, sino está convencida del NO existe, NO es posible, NO soy capaz, NO creo, NO tiene sentido, NO…NO…NO…∞ Bajo una nueva perspectiva lo mismo que nos apresa es aquello que nos libera, toda moneda tiene dos caras, así que no se trata de acuñar una nueva, simplemente de descubrir el lado que ha permanecido oculto por ser de beneficio para quienes apostaron a que NO habría conciencias con la voluntad, fuerza, decisión, valor, entendimiento y sobre todo corazón para dejar las limitaciones de la oruga y darse cuenta que son Mariposas con la capacidad de perspectiva desde las alturas, percepción totalmente diferente de la que tenía cuando se arrastraba en la tierra. La oruga se arrastra en el NO, la Mariposa remonta las alturas en el SI. Para la oruga la realidad es cuestión de percepción sensorial. Dado que nuestros sentidos son limitados, además de que no considera la participación de la percepción extrasensorial, su idea de realidad es asfixiantemente limitada. Para la Mariposa la realidad es relativa y es cuestión de observación, la cual es realizada por la conciencia sin ningún tipo de limitaciones, por lo que en la realidad de la Mariposa todo es posible. La oruga identifica la realidad con ilusión la llama māyā y la considera como algo irreal. La Mariposa sabe que la ilusión surge de la fusión de dos principios generadores, uno femenino o realidad relativa y el otro masculino o verdad relativa. Para ella māyā representa el lente de la percepción. La ilusión no es irreal, sino su percepción. La oruga cree que la existencia es un regalo de Di-s o producto del azar. La Mariposa sabe que la existencia es cuestión de observación, y solo se existe en la realidad del observador. Cuando la observación es realizada por la Conciencia Divina se trata de existencia trascendente, cuando es por otra conciencia, inmanente. La oruga cree que lo único real y por tanto existente es aquello que percibe por sus sentidos físicos. La Mariposa sabe que la percepción tiene dos caras, la sensorial y la extrasensorial,


ambas verdaderas y ninguna implica existencia, pues ésta está en función de la observación y no de la percepción. La oruga supone que solo percibe sensorialmente aquello que cree que es posible. La Mariposa sabe que todo es posible por lo que puede enfocar su percepción tanto sensorial como extrasensorial a lo que desea percibir conscientemente. La oruga sostiene que solo la fe en algo, alguien, una divinidad o incluso en sí misma obra milagros. La Mariposa sabe que la fe es inherente a la esencia de la conciencia o ser. La fe es la percepción enfocada bajo el paradigma VIDA que permite percibir conscientemente sensorial y extrasensorialmente aquello que se desea en su realidad relativa reflejo del ser. La fe no obra milagros, ¡percibe milagros! La oruga asume que la realidad es única, invariante, rígida y que su ser interior no tiene relación alguna con el exterior. La Mariposa sabe que existen un infinito de historias posibles, siendo las más probables aquellas que se constituyen como reflejo del ser. La oruga ve la vida como una propiedad esencial de un ente biológico por la cual evoluciona, se adapta al medio, se desarrolla y se reproduce. La Mariposa asume que si todo es Conciencia y esta tiene vida, entonces, todo tiene vida sin importar si se reproduce, se desarrolla, se adapta o evoluciona; por el simple hecho de existir en la realidad del observador tiene vida. Para la Mariposa todo ente capaz de observar y/o percibir ya sea sensorial o extrasensorialmente de forma consciente, subconsciente o inconscientemente, posee vida. La oruga menosprecia la vida, aún en aquellos entes que no considera “vivos”. La Mariposa cuida y procura todo lo que existe en su realidad relativa ya que todo tiene vida. Al reconocer como posible solo la percepción sensorial, la oruga se encapsula en rangos de comunicación limitada, asumiendo que se requiere un lenguaje inteligentemente estructurado para lograr la comunicación entre especies. También asume que solo aquellos entes que considera tienen vida según su propia definición, podrían tener o llegar a desarrollar algún tipo de lenguaje sensorial decodificable. La Mariposa por percibir enfocada y conscientemente, sensorial y extrasensorialmente además de considerar que todo tiene vida, se comunica naturalmente con todo ente existente en su realidad relativa. Por ejemplo, si en su realidad existe el mar, puede comunicarse con él, si existen animales, puede comunicarse con ellos, si existen piedras, puede comunicarse con ellas, si existen otras personas puede comunicarse con ellas, etc., etc., etc… La oruga solo es capaz de percibirse a sí misma dentro del dominio del tiempo lineal, asume que para existir en otra vida la actual debe terminar. Algunas orugas creen que la vida es


eterna al trascender el plano material, otras creen estar atrapadas en ciclos de reencarnaciones en tanto no logren trascenderlo y liberarse. La Mariposa sabe que no hay vida eterna, sino Vidas del Eterno, las cuales se manifiestan en forma de un infinito de historias posibles todas simultáneas sujetas a una especie de tiempo fractal. Todas las vidas se experimentan simultáneamente, hay tantas como sean necesarias para alcanzar la disolución de la conciencia individual en la Conciencia Divina. La Mariposa sabe que existe simultáneamente en las Vidas del Eterno al ser observada por la Conciencia Divina, no hay vida eterna; también sabe que en el dominio del tiempo fractal no hay reencarnación solo una infinidad de encarnaciones simultáneas. La oruga reconoce que en el dominio del espacio tiempo, el tiempo fluye de pasado a futuro, siendo los eventos pasados los que determinan aquello que sucederá en el futuro. En tanto en el mundo cuántico lo que rige es la incertidumbre. Para la oruga el hubiera NO existe. La Mariposa comprende que en su realidad relativa el hubiera SI existe, que los eventos futuros cambian el pasado. Que el pasado determina el futuro de forma causal y que la incertidumbre del mundo cuántico no es otra cosa que el reflejo de la causalidad fluyendo de futuro a pasado. La oruga actúa bajo la idea de que el libre albedrío es para tomar decisiones entre una cosa u otra y da por hecho que la toma de decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones, las lleva a cabo de forma consciente. La Mariposa comprende que todas sus decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones están predeterminadas bajo el principio de la conservación de la continuidad temporal, es decir por la “retro” causalidad o causalidad que fluye de futuro a pasado en su realidad relativa. Todo cuanto percibe, decide, piensa, siente, dice y hace está predeterminado, todo ocurre sin la participación consciente de la conciencia. La Mariposa comprende que el libre albedrío nada tiene que ver en el asunto de la toma de decisiones, este lo ejerce la conciencia conscientemente y por voluntad para romper la causalidad en su realidad relativa. La oruga cree que es libre de decidir sobre su destino, cuando es el destino quien es el que decide por ella. La Mariposa sabe que solo es libre cuando ejerce el libre albedrío entendiéndose como aquello con lo que logra romper la causalidad en su realidad relativa observando una nueva realidad relativa donde, al igual que en el caso anterior, decisiones, pensamientos, sensaciones y acciones quedarán predeterminadas a consecuencia del principio de continuidad temporal. La oruga cree que la libertad rompe las cadenas de la esclavitud. La Mariposa sabe que la libertad la lleva a otra forma de esclavitud en su realidad relativa.


La oruga cree que el perdón representa un acto de compasión y misericordia hacia otro ser, liberándose a sí misma del rencor. La Mariposa sabe que solo un ego herido puede perdonar, y que este acto es más una manifestación de arrogancia que de compasión. La Mariposa sabe que en quien ama no hay ego al que se le pueda herir y por tanto en su realidad relativa la palabra perdón está fuera de contexto, es decir, no tiene cabida. La oruga supone que entre más acumula más tiene. La Mariposa entiende que entre más se tiene, más se pierde. La oruga teme dar por miedo a quedarse sin nada. La Mariposa confía sin ningún vejo de duda que entre más da, más recibe. Sabe que en su realidad relativa la compensación le quita más entre más tiene, y le da más entre más da. La oruga está segura que la manera en la que vive su vida es solo asunto de ella. La Mariposa sabe que en tanto no ejerza su libre albedrío ni siquiera vive su vida conforme a su voluntad, sino que lo hace conforme a la voluntad de otros. También sabe que no son sus decisiones, pensamientos, sensaciones y acciones las que afectan a los demás sino su SER. La oruga piensa que el movimiento proviene de la acción. Movimiento provocando movimiento La Mariposa sabe que la causa del movimiento es el SER. Reposo generando movimiento.

En estas líneas te he mostrado el “Sendero de la Mariposa”, pero ¡solo tú! puedes ejercer tu libre albedrío para transformarte en una.


Perspectiva Y entonces… ¿Ojo por Ojo o, la otra mejilla? Desde la perspectiva de la oruga, ojo por ojo es sinónimo de fortaleza, para ella se trata de justicia que resarce el daño ocasionado por una afrenta. La otra mejilla es signo de debilidad. Como se trata de fuerza y debilidad, para la oruga las dos posturas son diametralmente opuestas, así que, desde su perspectiva solo es posible asumir uno u otra, pues por definición, al menos para ella, se contraponen. Desde la perspectiva de la Mariposa, con respecto a su “mundo”, ojo por ojo es un asunto de justicia que conlleva estabilidad y compensación. Dado que su historia más probable refleja el ser, ojo por ojo no es otra cosa que un evento de justicia del ser en sí mismo. El reflejo representa la compensación y estabilidad manteniendo la congruencia y continuidad entre el “interior” y el “exterior”, esto lleva a un estado de equilibrio. A manera de ejemplo, si el ser está dominado por el miedo y acostumbra aprovecharse de otros seres para su beneficio, extrayendo lo más posible de cada uno sin otorgar a cambio una compensación justa, el equilibrio se rompe y esta ruptura debe ser compensada para que la continuidad “interior”-“exterior” se mantenga. En este caso particular el cáncer aparecerá en su cuerpo, su entorno aumentará su estrés, se sentirá amenazado, inseguro, incapaz de disfrutar en paz el fruto de sus logros o mejor dicho “abusos y robos”. Si el ser está entregado al amor, en cuanto más da, el “espacio” que se genera en su interior debe ser compensado recibiendo en abundancia. Al dar el equilibrio se rompe, al recibir la estabilidad se restablece. Si un ser continuamente esta compartiendo lo que tiene, la compensación garantiza un cuerpo saludable libre de enfermedades, un entorno lleno de felicidad, paz, armonía, etc. El asunto de la otra mejilla, desde la perspectiva de la Mariposa encierra fortaleza. De acuerdo a la compensación asociada a ojo por ojo entre más es lastimado, el mayor daño es para quien intenta dañarlo. Si el ser en vez de responder con violencia ante la violencia lo hace con amor, ejerce su libre albedrío rompiendo la causalidad en su realidad relativa iniciando un proceso de divergencia producto de la fortaleza del ser en el amor, reflejándose, en última instancia, este ser en la nueva realidad relativa. Un ejemplo de esto es la resistencia pacífica de Gandhi, logrando independizar a la India del Imperio más poderoso sobre la tierra, el Imperio Británico. Desde la perspectiva de la Mariposa con respecto a su “mundo”, ambas posturas reflejan fortaleza, una no excluye a la otra, por el contrario se complementan, ya que representan la misma cara de la moneda.


Mientras que la oruga no puede asomarse al mundo de la Mariposa por ir más allá de su capacidad de comprensión y sensibilidad, la Mariposa, desde su perspectiva si puede comprender plenamente el “mundo” de la oruga incluso más de lo que la propia oruga puede hacerlo. Desde la perspectiva de la Mariposa en el “mundo” de la oruga “ojo por ojo” no es asunto de justicia, sino de venganza ejercida por un ser sobre otro que considera que su ego ha sido dañado o violentado. Esto en sí mismo representa un estado de inestabilidad y ruptura del equilibrio. Un asunto en el que la venganza responde a la violencia con violencia. En esto caso aquel que ejerce la venganza, reafirma su ser en el miedo y sin posibilidad de ejercer su libre albedrío continuará atrapado en una realidad relativa que continúe reflejando violencia, agresión, pérdida constante, insatisfacción, etc. Desde la perspectiva de la Mariposa “ojo por ojo” no es una fortaleza como lo supone la oruga, sino una debilidad que esclaviza al ser dentro del dominio del miedo. En cuanto a “la otra mejilla”, desde la perspectiva de la Mariposa en el “mundo” de la oruga, el ser se victimiza a sí mismo, por tanto se trata de una debilidad cuya raíz es el miedo. Esto no represente ruptura de causalidad y por tanto no hay ejercicio del libre albedrío. De esta forma, en el “mundo” de la oruga, “ojo por ojo” representa la venganza que ejerce un ser sobre otro respondiendo con violencia la violencia, dentro de un esquema causal, lo que, en última instancia, no lo hace responsable de sus acciones, sino que la responsabilidad recae en quien ejerce su libre albedrío apoyado en la fe de Di-s bajo el dominio del miedo y predetermina los parámetros de los fragmentos de realidad relativa que serán traídos a la existencia por el observador en su realidad relativa. En este mundo ojo por ojo implica actuar. En el mundo de la Mariposa, “ojo por ojo” es un asunto de justicia del ser sobre sí mismo, justicia que se ejerce mediante la compensación, el equilibrio y la estabilidad. En este mundo ojo por ojo se deriva del ser y no del hacer como en el mundo de la oruga. En el mundo de la oruga “la otra mejilla” refleja pasividad, victimización, actitud que está vinculada al miedo y es producto de la causalidad. En el mundo de la Mariposa “la otra mejilla” representa la ruptura de la causalidad por ejerció del libre albedrío en conjunto con la fe de Di-s bajo el cobijo del amor. Por la importancia que reviste, vale la pena meditar un poco acerca del porqué la idea de que la violencia se combate con violencia está tan arraiga. Pues de esto se deriva que “ojo por ojo” se entienda como acción para el ejercicio de la justicia (venganza) y no como el


reflejo compensatorio del ser que garantiza la continuidad y congruencia entre el interior y el exterior. Pienso que al menos en aquellos que comparten el Génesis Bíblico como fundamento de sus creencias la idea de una humanidad dominante por mandato Divino está profundamente arraiga. Sin embargo esta idea se basa en un trágico y gravísimo error de interpretación. Error que ha esclavizado a la humanidad al miedo. En mi libro “El Legado Olvidado de los Adám”, demuestro que el Génesis Bíblico relata la existencia de dos Razas Adámicas y no una como los intérpretes de las Sagradas Escrituras nos han hecho creer. Los primeros Adám fueron creados de la nada macho y hembra desde el inicio, no como los segundos Adám (Adán y Eva) que fueron formados de la “tierra” y luego la mujer separada del hombre. Los primeros Adám fueron hechos a la imagen y semejanza de Di-s, se les bendijo, y se les mandó dominar sobre todas las criaturas. Los segundos Adám no fueron hechos a imagen y semejanza de Di-s, sino conservando cierta imagen y semejanza con los primeros Adám, después de la caída se les maldijo, no se les mandó dominar, sino guardar, preservar y cuidar el huerto. Estas son solo algunas de las diferencias a las que me refiero en mi libro, sin embargo, las que me son de interés en esto punto, solo son estas. Esa falsa idea de que fue a Adán y a Eva a quienes se les mandó dominar y sojuzgar a las criaturas, siendo además creados a imagen y semejanza de Di-s ha sido el pretexto perfecto para justificar la destrucción, el deseo de poder, el ejercicio de la violencia, la necesidad de dominio, en pocas palabras, la esclavitud al miedo. Sin embargo la indicación que se da a Adán es la de guardar, preservar y cuidar. Esto define un mundo más parecido al que pertenece la Mariposa. Un mundo de hermandad entre el hombre y todo lo demás; animales, plantas, minerales. Este mandato conlleva la idea de que todo tiene vida, de que todo está entrelazado, de respeto y de movimiento desde el reposo, con lo que se potencializa la cultura del ser en vez del hacer. Bajo este mandato, el ser no requiere destruir la naturaleza para obtener la energía y materias primas necesarias para desarrollar diversas tecnologías. De haber comprendido correctamente el Génesis nos habríamos percatado de que, debido al entrelazamiento con todos los seres, la telepatía es una habilidad propia del ser, por lo


que el uso de aparatos de comunicación no sería necesario. Esto evitaría la destrucción de la naturaleza, la sed de dominio, la compulsión por obtener poder y acumular riquezas, el abuso sobre otros seres, etc. Si hubiésemos comprendido que el ser es el responsable de la salud y no las medicinas, nuevamente la competencia por los mercados no implicaría la destrucción de la naturaleza ni todas las cosas que ya cite. Solo son dos ejemplos sencillos pero contundentes. Si queremos ejercer nuestro libre albedrío para salirnos de esta causalidad, debemos empezar por aceptar que no fuimos hechos a imagen y semejanza de Di-s, y que tampoco fue a nuestra raza Adámica a la que se le fue dado el mandato de dominar y sojuzgar. Sin embargo se nos dio algo más grande, la habilidad que tiene Di-s de generar movimiento desde el reposo, es decir, se nos dotó con un ser capaz de reflejarse a sí mismo en su realidad relativa. Esto es mucho más poderoso que la limitada y autodestructiva generación de movimiento a partir del movimiento con la que fueron dotados los primeros Adám. De aquí que jamás generaremos paz mediante el combate de la violencia con violencia, la paz es algo que surge del interior como habilidad del ser. Es claro que esta disertación podría extenderse y extenderse, sin embargo considero que es suficiente para transmitir la idea central de que la humanidad se encuentra atrapada bajo el yugo del miedo y en gran parte por adjudicarse atributos que nunca le han pertenecido.


Epílogo

Considero que lo más valioso de este trabajo es la manera en la que he expuesto una serie de mitos relacionados con conceptos que damos por ciertos e incuestionables. Sin embargo bajo la óptica de las nuevas definiciones, el mundo se revela de una manera tan extraña como maravillosa. Nada es como pensábamos, y aun así nos hemos acostumbrado tanto a la prisión que muy pocos creen que pueda haber algo más allá de ella y los pocos que creen, al asomarse a ese mundo cuya lógica es diametralmente opuesta sienten miedo, y prefieren regresarse a la seguridad de aquello que conocen, otros, los más atrevidos incursionan con cierta cautela, pero conforme se acostumbran a ese nuevo mundo se dan cuenta que la prisión realmente lo era. Estoy seguro que una verdadera reforma educativa en todo país de este planeta debería incluir la enseñanza de este nuevo conocimiento desde la edad más temprana. Es decir, desde los primeros años de primaria. Para lograr el cambio, debemos capacitar tanto a maestros como a padres de familia y autoridades en el ámbito de la educación. Lograr esto requiere llevar a cabo lo que bien podría denominarse el “efecto chamán”. Conforme aquellos que comuniquen este nuevo conocimiento sean capaces de percibir el nuevo mundo, por entrelazamiento y comunicación los demás seres empezarían no solo a aprender, sino también a abrir su percepción al mismo rango que la del chamán, percibiendo lo que el maestro percibe. Einstein decía: “Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor”. Así que en última instancia todo se reduce a éxito o valor. En el mundo de la oruga el éxito se basa en una gran verdad, entre más dinero tienes, más exitoso eres. Un hombre exitoso goza de libertad financiera, estabilidad económica, calidad de vida y cantidad de tiempo. Cuatro pilares de su felicidad. Donde la calidad de vida implica acceso a mejor tecnología, servicios de salud de alta calidad, viajes y pertenencia a altos círculos sociales. En todo modelo financiero que prometa mayores ingresos siempre está presente la palabra “tener”. Solo piensen un poco y díganme sino cada vez que alguien nos presenta una oportunidad a través de un esquema financiero, ya sea como empleado, auto empleado, franquicias, regalías, o mercadeo en red, siempre está presente la pregunta: ¿quién no quiere tener…?


Un buen desempeño dentro de cualquier de estos modelos sin duda nos llevarán a ser hombres de éxito, pero ¡cuidado!, recordemos que “el tener” en el mundo de la oruga siempre conlleva pérdida. De ahí la famosa frase: “nadie puede tenerlo todo”. En algunos la pérdida quizá sea menor, pero jamás desaparece y esto es debido a que las Leyes de la Realidad Relativa son más generales o fundamentales que las Leyes de la Verdad Relativa, o en otras palabras, que el ser está inefablemente sujeto el Principio de Compensación derivado de la Ley de Estabilidad. Desde la perspectiva de la Mariposa, el mundo de la oruga que gira en torno al tener es, en última instancia “egoculturista”, su aparente libertad financiera, no es otra cosa que esclavitud al miedo que se refleja en un asfixiante aumento de estrés, su estabilidad económica la llena de una falsa sensación de confianza, orillándola a la idolatría, pues aunque lo niegue o no lo perciba de esa forma, buscando “tener” le rinde culto al dinero. En cuanto a lo que audazmente se atreve a denominar “calidad de vida”, no es más que aislamiento y arrogancia gracias a que tiene acceso a la tecnología de última generación, enfermedad debida al estrés, se rodea de gente que en su mayoría no es sincera, sino que persigue un interés y por lo general es hipócrita. Su situación “privilegiada” tiende a despertar envidias a su alrededor. No importa que tanta convivencia tenga, siempre se siente sola. Algunos modelos del “tener” le roban a la oruga todo su tiempo, otros le otorgan tanto tiempo que se cae en la ociosidad, lo que lleva a desarrollar vicios, adicciones, enfado, aburrimiento, y en último grado desprecio por sí mismos y por la vida. Y esto no es felicidad, a lo más es SATISFACCIÓN del ego. Vayamos ahora con la Mariposa. En su mundo el Principio de Compensación derivado de la Ley de Estabilidad actúa exactamente igual que en el dominio de la oruga, solo que en lugar de actuar sobre el tener lo cual es compensado con pérdida, actúa sobre el dar, lo que se compensa con ganancia. Un hombre de Valor no busca “tener” como el hombre de Éxito, sino que da con amor, por lo que recibe en abundancia. La libertad financiera del hombre de éxito, se traduce en una libertad existencial que lo “esclaviza” al amor; la estabilidad económica, se transforma en estabilidad emocional pues está lleno de amor, salud, bondad, seguridad, confianza, armonía, etc. La calidad de vida se refleja en un alto grado de integración y empatía con todo ser, así como en una profunda espiritualidad, y la cantidad de tiempo le permite meditar, admirar la belleza de su mundo, sentir la paz que lo rodea y gozar cada momento apreciando y agradeciendo la vida misma. Con una espiritualidad que alimenta sus convicciones y convicciones que incrementan su espiritualidad. Y esto sí es FELICIDAD. En cierta ocasión un hombre le dijo a Buda: “Yo quiero felicidad”. El contestó: Primero retira “Yo”, esto es el ego. Después remueve “Quiero” porque es el deseo. ¡Mira, ahora solo tienes FELICIDAD!


En tanto la oruga vive esclavizada al miedo (hombre de éxito), la Mariposa lo está al amor (hombre de valor), solo trascendiendo más allá del miedo y el amor es que el yo se disuelve y el ser llega a formar parte de la Conciencia Divina.

“Donde quiera que estén las huellas del Maestro, el discípulo, cuando su corazón esté listo, sabrá encontrarlas, asimilará sus enseñanzas y los dos serán uno” H.C. Elías


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