REFLEXIONES Los Cinco Mundos
H.C. ELÍAS
Los Cinco Mundos H.C. ELÍAS
Extracto del libro: “El Legado Olvidado de los Adám” ©H.C. Elías Registro Indautor 03-2013-070913532700-01 ISBN 978-607-00-7742-5
Durante milenios muchas mentes han leído y estudiado el génesis tratando de descifrar el contenido real que encierra, aquello que va más allá de lo que está escrito sobre sus hojas. Eso que la mente ve y el alma siente, pero que no puede comprender, dejándolo como un inconmensurable secreto guardado en lo más profundo del ser, encerrado en una dimensión más allá de lo perceptible, no solo esperando, sino ansiando ser descifrado.
Como sabemos todos aquellos que hemos estudiado las Sagradas Escrituras, la clave para decodificar la información que está encerrada detrás de cada narración, suele encontrarse en versículos incluidos en relatos distintos contenidos en los diversos libros que conforman la Biblia.
Siempre he pensado que la clave para descifrar un código está dentro del código mismo. Por esta razón para decodificar algunos versículos del Génesis Bíblico que son de gran importancia para comprender el origen de nuestra Raza Adámica, comenzaré citando el versículo 43:7 del libro de Isaías: Todos los llamados de Mi Nombre; para gloría mía los he creado, los formé y los hice.
Versión Reyna- Valera 1960 Quien ha sido creado para Mi gloria, es llamado en Mi Nombre, Yo lo he formado, si Yo lo he hecho.
Versión Biblia Hebreo-Español traducción de Moisés Katznelson
Aún aquel que es nombrado por MI Nombre, pues lo he creado para mi gloria, yo lo he hecho, en verdad lo he formado.
Versión de la Biblia de Israel
Comparando las tres traducciones vemos que es más adecuado sustituir la palabra llamado(s) utilizada en las dos primeras, por la palabra nombrado que aparece en la tercera. Hecho esto, se ve claramente como en el versículo se incluyen cuatro verbos: Nombrar, Crear, Formar y Hacer.
En este versículo Di-s nos manifiesta que utilizo, en nuestra región de existencia, cuatro niveles para lograr que lo uno se manifestara como diversidad, y la diversidad pudiera albergar la noción de individualidad, aunque en diferentes medidas.
El denominador común de estos cuatro niveles es que todos involucran acción, por eso están descritos por medio de verbos. Pero para realizar algo, cualquier cosa, si queremos que salga bien, debemos tener un plan el cual pueda servirnos de guía para la ejecución correcta de lo que deseamos realizar.
A ese nivel que sirve de modelo, se le conoce con el nombre de Adám Kadmon (Hombre Primordial).
Bien, dejemos por un momento de lado al modelo, es decir al Adám Kadmon y concentrémonos en comprender las cuatro fases del trabajo creador representadas por el nombrar, crear, formar y hacer.
En hebreo olam representa mundo, universo, dimensión, siempre; y proviene de la palabra lehialém, que significa ocultar. En el proceso creador, cada paso o nivel es representado por un “olam”. Esto significa que cada etapa se interpreta como un mundo o dimensión en sí misma que existe siempre.
Cada mundo oculta el mundo que le precede, aunque cada uno contiene al anterior.
Aunque pueden distinguirse por su grado de sustancialidad, en realidad hay una sola energía esencial llamada or (luz), la cual fluye desde lo divino, por medio de determinados filtros de percepción.
La descripción de cada etapa o mundo la iniciaremos desde lo más sutil o prístino, hasta su manifestación material.
Es así que damos inicio con la etapa asociada al verbo NOMBRAR, a esta se le conoce como el Olam HaAtziluth, o Mundo de la Emanación.
Este es el mundo de la emanación de la divinidad, es la Voluntad pura primordial. Su clase de realidad es tan próxima a la nada que prácticamente no hay diferencia alguna entre ellos.
Atziluth representa la primera puerta hacia la sustancialidad entre la nada absoluta y su infinitud; y la sustancialidad y su finitud.
La luz del Olam HaAtziluth toma su forma o es adquirida del mundo superior, el Adám Kadmón.
La principal diferencia entre ambos es que el mundo del Adám Kadmón no está estructurado y está tan fuertemente unido, que es imposible distinguir entre arriba y abajo, derecha e izquierda, adentro y afuera, principio y final. En cambio en el Olam HaAtziluth, es agregada la dimensión de una estructura interna.
De hecho el surgimiento del pleno concepto de internalización al ser estructurado, nos vincula con la idea de inmanencia, en oposición a la de trascendencia propia del Adám Kadmón.
Con esto, el Olam HaAtziluth puede entenderse como un mundo donde hay una estructura interna, donde la luz se hace inmanente, es decir que la luz trascendente que desciende del Adám Kadmón, se torna estructurada y ordenada.
Atziluth es un mundo del no ser con una conciencia plena y total de su origen Divino y donde prevalece la unicidad. Representa la unión con Di-s.
Del verbo CREAR se desprende el Mundo de la Creación, el Olam HaBeriáh.
Mientras la luz que emanaba del Adám Kadmón era una luz trascendente Or, ahora la luz que emana de Atziluth hacia Beriáh es una luz inmanente Kav. Gracias a esta diferencia en este mundo aparece por primera vez el concepto mismo del ser, en oposición a la nada de Atziluth. En Beriáh la sustancia “etérea” inicial de la creación emerge de la nada pura. Y gracias al grado de oscurecimiento de la luz inmanente, se propicia la creación de seres limitados.
En virtud de que cada mundo contiene al anterior, Beriáh está cubriendo y ocultando la luz y la gloria de Atziluth, y a la vez trayéndola hacia la realidad creada.
Es en este mundo surgido de la nada, donde da inicio la diversidad, aunque predomina una conciencia colectiva.
A partir de este mundo, debido a que aparece el concepto de ser, Di-s crea de la nada los primeros seres, los cuales Nombra Serafim (ángeles llameantes o arcaángeles).
Estos seres son mensajeros de Di-s creados para implementar la voluntad divina, haciendo que los procesos de diseño entren en acción.
Estos Serafim surgen de la nada y vuelven casi de inmediato a ella, su conciencia de ser es del tipo colectivo y están fuertemente vinculados a la unidad.
El verbo FORMAR, nos lleva al siguiente mundo el Olam HaIetziráh o Mundo de la Formación.
En este mundo, la luz Kav que desciende de Beriáh llega limitada y medida. Una de las características que implica el concepto de límite es que se requieren de al menos dos puntos de referencia, uno donde marcar el inicio y otro donde definir el final y esto conlleva necesariamente la noción de dimensión.
Entonces el Olam HaIetziráh representa el mundo donde se origina la dimensión y con ella la polaridad y la dualidad, y por ende el comienzo de la interrelación, es decir el inicio de la condición en la que cada aspecto es definido en referencia a algún otro, en vez de en términos de sus cualidades intrínsecas.
En este mundo, la sustancia etérea de Beriáh es dotada de un espíritu y una forma genéricos.
Esta forma surge a partir de algo, no de la nada como en Beriáh. Lo existente toma la forma de arquetipos o especies generales. En Ietziráh hay división y mayor diversidad, cada “algo” surge de un “algo” anterior. Aun hay conciencia colectiva, pero comienza a surgir la conciencia individual.
En este mundo también fueron creados otro tipo de ángeles, los que se denominan Querubim o Jaiot HaKodesh que literalmente significa, Vivientes del Santo.
Estos, a diferencia de los ángeles llameantes del mundo de Beriáh que son totalmente consumidos en fuego para entrar a la realidad Divina de Atziluth, son seres conscientes que poseen un poder emotivo y una motivación independiente para llevar a cabo la voluntad de Di-s.
Del verbo HACER, se desprende el Olam HaAsiáh o Mundo de la Acción.
Los seres de este mundo están en un estado de existencia individual, y relacionados a la conciencia espiritual de las leyes de la naturaleza.
Este es el mundo de los sentidos físicos, el mundo de la experiencia y de lo concreto. Esta es la acción como proceso final, e incluye la expresión, la comunicación y la libertad.
Aun hay vestigios de conciencia colectiva en algunas especies o formas, pero también está presente la conciencia individual en su más separada expresión.
Asiáh, representa un plano de existencia material, donde el mundo de las formas con su dualidad y polaridad queda enmarcado dentro de un espacio físico y un tiempo presente, aunque con la noción consciente de pasado y futuro.
Sin embargo Asiáh también tiene, además de la dimensión material, una dimensión espiritual, donde moran el tercer tipo de ángeles, los llamados Ofanim, estos ángeles a diferencia de las Jaiot HaKodesh, no se mueven de forma emotiva, sino que se mueven de forma espontánea e instintiva.
Resumiendo, todos estos mundos son necesarios para llegar de la infinitud a lo finito, de la unidad a la diversidad, de una conciencia colectiva en unicidad a una individual y aislada. De la nada a la expresión material de la forma. Para terminar hablemos un poco acerca del Hombre Primordial o Adám Kadmón.
Las dos palabras que forman este nombre aluden a su paradójica naturaleza, de ser por una parte, un ser creado
(Adám), y por la otra una manifestación de la Divinidad Primordial Kadmón. Es por esto que en este nombre se revela la infinitud primordial en la finita realidad creada.
Este es un plano de existencia muy elevado pues está hecho a semejanza de la luz infinita Or Ein Sof. Esto implica que su nivel es tan sublime, puro y trascendental que es casi imperceptible.
El Adám Kadmón representa la voluntad trascendente de Dis. El deseo de Di-s para la creación, y la manera en la que habrá de manifestarse, está planeada en una pieza, sin ninguna separación en detalles específicos. A esto se le conoce como el “Pensamiento Primordial” y hace las veces de los planos de toda la Creación.
Por esto es que en Adám Kadmón yacen la raíz y la fuente de los cuatro mundos que acabamos de describir, descendiendo por ende todos de él. Como cada mundo contiene a los anteriores ocultos detrás de la manifestación propia, el mundo de Asiáh, cuya naturaleza es tanto espiritual como material, contiene en todas sus formas, cada uno de los cuatro mundos que lo preceden. Igual sucede con los anteriores. Es por esto que Moshé Corvero decía: “Allí donde tú te encuentres se hallan todas las dimensiones o mundos”.