Desde la Luz. Poesía (2016). Luis Cruz-Villalobos

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DESDE LA LUZ POESÍA Luis Cruz-Villalobos

HEBEL


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DESDE LA LUZ POESÍA Luis Cruz-Villalobos

HEBEL Ediciones Arte-Sana | Poesía 3


DESDE LA LUZ | POESÍA © Luis Cruz-Villalobos, 2014-2016 © HEBEL Ediciones Colección Arte-Sana|Poesía Santiago de Chile, 2016. www.issuu.com/hebel.ediciones Parte de los poemas de esta obra pertenecen al libro compilatorio: Poemas del 12 al 14, de Luis Cruz-Villalobos, 2015. Registro de Propiedad Intelectual N° 250.199, Santiago de Chile. www.benditapoesia.webs.com Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".

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a quienes trabajan con la luz

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Poemas de los libros de fotopoesía: Sosiego. Santiago de Chile, verano 2014. Deslindes. Santiago de Chile, primavera 2015. Horizontes Mínimos. Grand Rapids, MI, USA, invierno 2016. Todos inspirados en fotografías de Rosa Gómez, La Alberca, Salamanca, España.

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Flor Tú que cantas tan blanco Tú que cantas tan leve Visítame En esta soledad tan ardua Y dame tu beso Tu luz amiga Bésame la frente Como madre Y dame la mano Como hermana Tú que sabes alzarte Desde el triste humus Tú que miras Al sol a la cara Ven amiga dulce Y cántame tu aroma sencillo Para encontrar Por fin La paz anhelada.

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Luz y vida Enlazadas como en danza Abrazadas con espera Perseverante encuentro Que no se rinde Que no se cansa de sortear abismos Luz y vida Vengan a trenzar sus lĂ­neas Sobre nuestras sombras Y sobre nuestras muertes.

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El fruto del fruto Nos colma de sus sabores Nos colma de su nĂŠctar De su fluir remoto y terso Nos anima el paso Y nos anuncia una vida mĂĄs tierna El fruto del fruto Nos anida en sus brotes Y besa nuestras entraĂąas Como quien predice amor y calma En medio de la pena Como quien predice paz Justo en la mitad de los naufragios.

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Los labios de los árboles Han venido a consolarnos Los labios de los árboles Han traído de su savia Los labios de los árboles Nos cuentan sus historias Los labios de los árboles Cobijan como flama Los labios de los árboles Anuncian buen futuro Los labios de los árboles Nos besan con su calma.

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El otoño También aprendió a cantar Como buen aprendiz de los vientos Se adiestró en las demoras Practicó sus baladas Como discípulo que corre Dijo que era un novato Mencionó que aún no tenía oficio Sin embargo Desde su humildad nos vació la pena Nos colmó de plena luz Con sus ojos amarillos y pardos Nos dejó la piel Llena de su tibio hermano sol.

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Las callejuelas Cómplices y amigas Nos encaminan al encuentro Nos toman de la mano Como si niños pequeños Aún fuésemos Nosotros gozosos Y sin resistirnos Nos dejamos guiar al abrazo.

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Ven Acércate Golpea mi puerta No lo dudes Yo abriré sonriente Pues te esperaba Yo abriré sonriente No lo dudes Golpea mi puerta Acércate Ven.

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Cercano el verdor Lejana la dura nostalgia Cercana la luz Lejana la รกspera tiniebla Cercana la caricia Lejano el gris desgarro Cercano el brote Lejano el lento lamento.

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Manos pardas Que construyen el mundo Manos tiernas Repletas de historias Manos viejas Que sostienen la tierra Manos dulces Que anidan el humus Manos sabias Que se elevan y cantan Manos amables Que cimentan la vida.

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En la noche TambiĂŠn las palabras Vienen a abrazarnos Y como pequeĂąas luces Se alzan y expanden Se trenzan Y dibujan paisajes Narraciones vividas Que saben sostenerse a sĂ­ mismas Como antiguos y firmes muros De milenarias piedras.

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Hay soledades Que no duelen Que no manchan Que no angustian Soledades claras Dulces y diminutas Soledades De dar ritmo a las horas De sosiego y descanso De paz y almendras De aire y recuerdos.

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La inmensidad Nos susurra al oído Desde antaño Que hay algo más allá Un silbo eterno Que quiere acogernos Como el abrazo De una tierna madre.

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El ojo de las piedras Mira muy lejos Allรก Donde el cielo Besa en la boca A la tierra Allรก En ese encuentro Pardo y celeste Que hemos llamado Simplemente horizonte.

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La mĂşsica AsĂ­ como la luz No puede ser cautivada Siempre quiere viajar Salir por las ventanas Y palpitar entre la gente Acariciar los rostros Acariciar las manos Para que el paso No sea tan arduo Para que la noche No sea tan larga.

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El éxtasis del color No tiene nombre posible No hay palabra Que alcance a contener su son El éxtasis del color Viene Remonta el vuelo Cual golondrina inmensa Planea y baja hasta la tierra Nos roza los ojos y el pecho Y así Nos salva.

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El amor TambiĂŠn tiene sus formas Sus texturas Sus paseos y miradas Sabe detenerse Esperar Guardar silencio Y arrullar cuando es requerido Da pasos exactos Ni cortos ni largos Y avanza al ritmo Del corazĂłn que lo necesita.

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Dรณnde nos lleva El tren de la vida Sino al fin Al tiempo y espacio cero Donde todos nos hermanamos En un salto diรกfano A la posibilidad radical Del fin de nuestras posibilidades.

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Solo te pido agua Solo te pido blancas flores Nada mรกs te pido Ven Alimenta mi espera Sacia mi vida Con esta simple limosna Nada mรกs te pido Solo agua Solo flores blancas.

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Ver más allá A través de las antiguas puertas No quedarse allí Atrapado en la misma mirada No quedarse esclavo De una memoria que se sueña igual Pero que siempre es otra.

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Diminuta la vida Y pertinaz Obstinada como ninguna Diminuta Pero invencible en su salto En su deambular por el humus En su logro En medio de los infiernos O los paraĂ­sos.

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Dónde vas Belleza Por qué camino Por qué cielo Por qué niebla Dónde puedo seguirte Cuál es tu hogar Tu sitio predilecto Qué prisa es esa que llevas Qué calma Responde Belleza Que no quiero perderte Sino seguir tu camino Al ritmo de tu luz Y de tu bruma.

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Sosiego Vienes a nosotros desde el cielo Eres su abrazo Su regazo gratuito Que nos colma como aire Que nos anima y nos alza Sosiego Déjanos llevarte con nosotros Por los valles y los montes Junto a los ríos Y bordeando los abismos Déjanos guardarte en el corazón Cuando viajemos Por las fosas amargas Que esta tierra nos depara.

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PequeĂąa flama Humilde Mansa No dudes Que puedes entibiar el invierno Y hacer arder los bosques del espanto.

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En medio del frío Aún pueden caminar los arreboles Pues Ellos nos hablan de batallas ganadas Nos anuncian el descanso Y nos invitan al silencio Nos anuncian el descanso Ellos nos hablan de batallas ganadas Pues Aún pueden caminar los arreboles En medio del frío.

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Las raíces nos llevan a ti Y de ti emergen las raíces Las raíces saben a ti Y de ti sacan sus sabores las raíces Las raíces hablan de ti Y de ti nos narran leyendas las raíces Las raíces nos piden de ti Y de ti nos nutren también las raíces Las raíces nos callan de ti Y de ti nos hablan en silencio las raíces.

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Ensambles de memorias Telodendria que se alza Aparente caos que sostiene Todo el sentido Fractales de coherencia Que se repiten Y se vuelven a repetir Pero singulares Siempre otros Siempre nuevos Como juego impredecible De la vida Y la entrelazada libertad.

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La belleza Sabe expandirse Sabe donarse sin distinción Vuela por los siente vientos Y no elige costa ni monte No tiene recóndito edén Es urbana y rural Sombría e impúdica Silente y melodiosa Tierna y abrupta Así la belleza Se expande sin par.

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Las flores saben rezar Con sus pĂŠtalos juntos Y sus ojos mirando a los cielos Piden y dan su gratitud Por el aire y el agua Las abejas y la luz Luego guardan silencio Y esperan que amanezca Con otro rezo de su tierna religiĂłn.

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El instante de tu existir Es pleno Nada que quitar Nada que añadir El instante de tu vivir Es completo Nada que perder Nada que buscar Solo te abres de par en par Y respiras al sol Nada más Nada menos Dándote plenamente En tu vivir.

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Llévame a soñar contigo Un mundo distinto Con tus colores Con tu simpleza Llévame Lejos del dolor Que a veces no tiene El menor sentido Llévame en tus alas Silenciosas y pobres Como una de tus semillas.

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Horizonte Por qué no te cansas de aparecer De extenderte más allá Te encuentro Y brotas nuevo Nunca paras de emerger Nunca te detienes de brotar Y yo sigo Uno tras otro Y siempre tú Allí Nuevo Desafiante Nombrándome abierto Llamándome peregrino.

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Juntos Juntos vinimos Juntos partiremos Juntos y distantes Desconocidos y nuevos Propios y mutuos Perdidos y encontrados Amados y distintos Pero juntos AsĂ­ vinimos Y asĂ­ partiremos.

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Nuestras manos cansadas Ya después de una vida Que ha sido imperiosa Siguen creando el amor La amistad Y la dicha de la llegada Los años no se acumulan Siguen su curso Y solo nuestro tejido de historias Logra contener lo que somos Como relato polifónico Que se esboza Como textura de vida De diálogos y nostalgias que van.

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En la noche oscura Algunas flores pequeñitas Salen a caminar de la mano Y le enseñan el camino A los niños que se han pedido Y aún no encuentran El sendero al hogar También le cantan canciones A los hombres que vuelven De guerras y batallas sangrientas Para que no olviden que aún En medio de este mundo Algo queda de ternura Las mujeres grandes y pequeñas También reciben los dones De estas doncellas nocturnas Y por las noches oyen sus consejos Para la felicidad y la aventura Para la dicha y sanidad del dolor.

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Las puertas A veces se cierran Y no dejan pasar sino los fantasmas Nos atrapan y nos anuncian Una soledad inminente Pero el misterio TambiĂŠn sabe hacer lo suyo El misterio paso a paso Poco a poco Abre las puertas Y deja pasar la esperanza.

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Se puede sonreír de mil formas Se puede sonreír como flor Como abuela Como balcón iluminado Como maderas Como verde vegetal Como trabajo de artesano Como día Como luz de alborada Como arrebol Como mujer que aguarda la luz.

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Entre el sĂ­mbolo y la ventana Ha nacido una amistad Remota y palpitante Una amistad niĂąa Sencilla y melancĂłlica Una amistad alimentada Por la belleza rebosante del mundo Una amistad que camina A paso lento y veloz Por la vida.

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Banderas de una paz MĂĄs sencilla que el pan Y tan honda Como la calma de las flores Flameantes al viento Expandiendo toda la luz Que logran Reflejar en sus pechos Banderas de una alegrĂ­a MĂĄs sencilla que el vino Y tan honda Como la frescura de las flores Flameantes al sol Expandiendo todo el aroma Que logran Contener en sus frentes.

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La liturgia del sosiego No tiene templo Todo el mundo Todo tiempo y espacio Es su lugar definido La liturgia del sosiego No puede profanarse Pues no tiene sitio Donde no pueda aparecer No tiene espacio sagrado Que le resulte Ăşnico La liturgia del sosiego Se asoma como juego de niĂąos Alza el vuelo En cualquier tiempo y lugar.

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La ventana vence a la oscuridad La oscuridad vence a la ventana La ventana y la oscuridad se abrazan La oscuridad y la ventana se van La ventana y la oscuridad dejan pasar El milagro de la perpetua luz.

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Las nubes saben el camino Del retorno a casa Conocen la ruta de los vientos Que nos transportan al lugar Donde sabemos quiénes somos Al sitio exacto Donde está el origen El nido recóndito del amor.

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Blanca es la comunidad De los puros De los pobres De los hambrientos del justo pan De los sedientos del agua humilde Blanca es la comunidad De las bellezas De las hermanas del son De las misericordiosas y sonrientes De las calmadas que vislumbran el mar Blanca es la comunidad De los que esperan la luz Mรกs allรก de la noche mรกs honda.

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El viento es amigo del polen Es amigo de la fecundaciรณn silenciosa Es amigo del florecer aromรกtico de la vida Y corre por los paisajes Cantando su canto sutil y potente Desde donde se funda el paso Del espacio habitado por el verdor Y por la creciente claridad.

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Los cimientos de las fuentes Los muros del descanso La fortaleza de la dulce memoria Las ventanas del andar Los techos de la sorpresa Ensamblados en uno Pueden ser la habitaciรณn De nuestra paz.

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Galopa la vida sobre sí misma Galopa desprovista de plan Galopa como perdida en la alegría Galopa como extasiada de más allá Y el cielo y el verdor Saben seguirle el paso Como amigos eternos De su pleno galopar.

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El curso de las aguas Me cuenta una historia Que no logro entender Pero mi corazĂłn la oye Y se desdibuja En danzarina armonĂ­a.

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Nocturna luminiscencia Ven a mi cuarto Y bĂŠsame el miedo Para tornarlo mariposa blanca.

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El amor nunca estรก solo Siempre camina De la mano con otros Avanza con paso seguro Y abraza por doquier A cualquiera Sin importar el motivo El amor nunca estรก solo Camina en caravana Y avanza en multitud No anรณnima No desconocida Sino en familia En clara amistad En comuniรณn de hombros Y corazones.

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Infancia Hogar Cobijo Espacio de la memoria tenue Que abraza la vida Tiempo de juegos Tiempo de risas Entre aromos o mimosas Que besan de muy cerca El rostro y las manos El canto y la piel.

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Saltar como luz Colorida y sencilla Desde las recĂłnditas y duras tierras De la adversidad Saltar lento y brillante Recomponiendo la dicha Que podrĂ­a haberse perdido sin voz Saltar con mĂĄs fuerza vital Renovada y pertinaz Sedienta de nuevos amaneceres.

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Ya cuando los años Se han acumulado Como rocas sobre rocas Que forman un castillo La serena mirada Se posa a lo lejos Y deambula Buscando sonrisas Buscando luz Y las encuentra Justo allí Donde el cielo se unió A la tierra Allí Donde el amor de abrió Como una flor.

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Los muros saben contar Nuestro relato Saben guardar los secretos Y las verdades dichas Nos cantan silenciosos Sus canciones tibias Para que no olvidemos Que somos como ellos Sencillas superficies A las que se le adhieren cosas Por algĂşn tiempo pequeĂąo.

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Los árboles decidieron salir a caminar Por el elevado horizonte de los cerros Y en hilera santa Emprendieron el viaje tranquilo A una tierra más clara Siguieron a las nubes blancas A las más robustas y sonrientes Siguieron al sol Siguieron a la luna Y al final de su viaje Se encontraron justo allí En el mismo paisaje del origen.

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La vida callada Se abriรณ paso Por los pliegues del aire Y tejiรณ su entramado Como clamor de encuentro Como anhelo de comuniรณn.

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El cristal se dejó besar Por la lluvia fría del otoño E iniciaron un idilio tenue Un sutil y breve amor Que duró el pleno instante.

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La foresta vino a mí Y me nombró con otro nombre Me llamó hermano Me llamó padre Me llamó hijo Así la foresta tornó mi sangre De un verdor delicado Que aprendió a clamar por más sol Por más agua.

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Sembrador Ven Cultiva mi pecho con tus dulzuras PlĂĄntame en la sien Alguna esperanza nueva Poda mis dudas y mis razones Abona mi dicha Y desenraĂ­za mi desolaciĂłn.

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En los espejos del agua Todo se invierte Lo alto es lo bajo Lo pobre es lo rico Los dignos Son los rufianes Los sabios Son los necios Los buenos Son los malvados Los que parecen tristes Son los felices Y los que parecen no tener nada Realmente lo tienen todo.

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La vida habita la vida La alimenta La viaja La atiende La transforma Nunca la despilfarra Nunca la inhibe por siempre Solo la torna vida distinta Estructura y movimiento De otra nueva danza.

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El sol se sabe vestir de hojas Con su amarillo de nostalgias Con su pardo de tibiezas Y pinta sus acuarelas Por doquier Para anunciarnos El misterio Que en el corazรณn del prรณximo invierno Habitarรก feliz la primavera.

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Caminamos de frente al sol La sombra atrás va quedando El día se extiende por delante Como promesa Y la luz y la paz se abrazan Se hacen una El camino se torna arrollo Y los compañeros de viaje Son árboles peregrinos Que cantan con sus hojas Caminamos de frente al sol Y aprendemos a silbar tranquilos Al ritmo del astro rey Que nos llama con su amor.

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El sosiego vino a nosotros Como esplendor de luz Como amistad que no se conocía El sosiego llegó sonriendo Y nos contó nuevas historias bellas Que no se habían visto hasta ahora El sosiego nos embelleció el día Con su miranda nostálgica y buena Con su sonrisa de melancolías El sosiego llegó para quedarse Como el beso de la madre Como el canto de un amigo.

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Deslindes Son los tuyos Que encuentran la luz Y la donan A los cuatro vientos Deslindes claros Y también oscuros Como la vida Que nos besan la boca Y la sien El paso Y las lágrimas Deslindes Son los nuestros Los de tantas y tantos Que se juegan el día Buscando belleza En medio del tiempo Y del espacio.

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El horizonte Tiene un tesoro escondido Que palpita Y nos anima a seguir Nos arremolina la conciencia Nos despeina la paz Nos mueve a caminar A no ceder a la demora Y asĂ­ partimos Como acicalados Por una esperanza Que se sienta Dentro de los ojos Y los arroja como vĂĄstagos Repletos del aroma Del maĂąana.

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La hora azul Qué nos dirá Cuando el corazón se alce Vestido del fruto tierno De nuestras entrañas Qué nos dirá Madura la noche Cuando quiere escampar Como día nuevo Como abrazo fresco Que nos acaricia La hora azul Viene y va Cada día Cada noche Y nos alza Pidiéndonos todo Para construir el día nuevo Que valga su nombre.

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La hora dorada Del otoño y la nostalgia Viene a cantarnos Que el día también sabe De crepúsculo y pasado Tú logras atraparla Y nos las dejas palpable Y de tanto en tanto Vuelve a visitarnos Y nos dice que el tiempo También sabe de sutiles arreboles Y de leves despedidas Y de tibieza que se aleja y llama.

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Sonríes Y cómo no Si la vida ha sido buena Y el sol no ha sido esquivo Sonríes Y cómo no Si los pasos han sido duros Pero han sembrado flores Sonríes Y cómo no Si los besos abundaron Y las caricias supieron alumbrar Sonríes Y cómo no Si queda toda una eternidad Que te mira desde el sol y te espera.

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Las piedras Saben rendir homenaje A aquellos que las alzan Con esfuerzo y belleza Saben Mirar a lo lejos Y saludar a sus artesanos Albañiles de antaño Que supieron Hacerlas cantar En silencio Constructores Que con visiones y coraje Supieron hacer decir A las rocas Su discurso perenne Y su callar también habitable.

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Margaritas Se apresuran a nacer A besar el aire Y disfrazarse de pequeĂąos soles Mendigan solo un poquito de agua Un poquito de luz Y viven AsĂ­ Como don Como diminuto gesto De las estrellas.

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De texturas y sombras Es esta vida De texturas voraces y tranquilas Que saben y pierden su traje De sombras caladas y diĂĄfanas Que no temen y salen de dĂ­a De texturas y sombras Es esta vida Como las de la tabla y la manzana Las de la noche y del cortejo Como las del tiempo y la nostalgia Las del silencio y de la nada.

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La belleza También sabe esperar Tiene melancolías Y sonrisas guardadas Tiene memorias blancas Y dulces gestos Sabe el nombre exacto Del luto y del canto Y no miente Cuando es el tiempo del dolor O de la dicha Así es la belleza Tenaz Y también sencilla Persistente en su respiro Y en su brotar En medio de la muerte O desde el corazón de la vida.

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Desde lo alto De nuestras vidas Se asoman como flores Las ideas y los sueños Se abren por las mañanas Y nos piden luz Nos piden agua Y así crecen Como verdor austero Como frágil semilla Que quiere volar Muy lejos Para conquistar Con su color Mundos no vistos Y tiempos Que aún no han llegado.

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No estás sola Solo callada Solo lejana No estás sola Solo bella Solo detenida No estás sola Solo pensativa Solo ausente No estás sola Solo perdida Solo buscando No estás sola Solo clara Solo luminosa No estás sola.

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Del caminar Ha brotado una flor Del deambular Por los caminos agrestes Por los sederos salvajes Y las huellas remotas Y le hemos dado un lugar Le otorgamos un silencio en el espacio Para que allĂ­ Creciera Fuerte Dulce Y pudiera brillar con su color Que sabe mĂĄs de la vida Que muchos y muchas Que solo tienen palabras.

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La multitud celebra Y lo hace año tras año Celebra el tiempo y la vida Celebra la memoria y el canto Celebra el espacio y la dicha Celebra la multitud Y en su celebrar colorido Pide más tiempo y más vida Más memoria y más canto Más espacio y más dicha.

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Cocinera Prepárame la cena Que parto a tu mesa Quiero que allí me esperen Tus colores más vivos Tus aromas más claros Tus texturas más dulces Prepárame la mesa Cocinera de luz y sombras Que ya parto quién sabe cuando.

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La vida Puede oler a arco iris Los techos Pueden saber a lluvia fresca Las ventanas Pueden caminar a media sombra Las nubes Pueden besar todos los ojos Y la esperanza Puede calzarse de lumbre.

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Los ĂĄngulos del hogar Y los vĂŠrtices del amor Suelen construir fachadas Que aclaran los ojos Y los dejan teĂąidos de miel Y de sepia Pues alzan la llegada Construyen el arribo Para el abrazo del encuentro Que tanto se anhelaba.

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Pulcra La exactitud del corte La perfecciĂłn del plexo La pureza del giro Limpia La claridad tan aurea La delicadeza del punto La silenciosa lĂ­nea.

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Las piedras y las flores Han aprendido a quererse DespuĂŠs de tanto siglos Buscando sus fisuras Y sus flancos dĂŠbiles o torpes Finalmente se abrazan Se besan en la boca Y caminan todo el tiempo Que les queda Pues se han hermanado En la belleza de los pasos Que juntas aprendieron a vivir.

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Luz tibia Caricia que camina silente Por la noche y acompaĂąa Palpitar que ama Y se deja amar Con la sencillez de un espectro Mirar agudo Profundo y tenue Que se funde con el tuyo Vida hermosa Junto a hermosa vida Que aprendiĂł a dar a luz instantes.

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Las estrellas También son posibles Aquí en nuestras manos Pueden venir a visitarnos Así como nos constituyen Con sus diminutos ingredientes Las estrellas También pueden venir A deleitarnos con sus goces En medio de las ásperas jornadas Que nos dejan sinsabores Y aromas a cielos vacíos y ciegos.

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LĂĄgrimas Del cielo Vienen sobre mĂ­ Y me acaricia La piel vegetal Donde habito LĂĄgrimas Como roces Como delgados pasos De un querer lejano Que no tiene nombre.

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El otoño Un día vino a mi casa Y se quedó por siempre Habitó en mi alcoba Habitó en mis ojos Habitó en mi pecho Vino como hermano Como amigo Como amante Vino de paso Y se quedó infinito Se recostó en la cama Y se echó a dormir Por doce años Luego desempacó Sus libros y sus cantos Y pidió ser abrazado En el silencio.

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Hay mundos tan bellos Que no pueden verse Es necesario que un vidente Nos los revelen Es necesario que bellas hadas Abran nuestros ojos con su luz Pues esos mundos impenetrables No caben en la mirada vil No son descubiertos Por los pasos necios Sรณlo los de corazรณn sencillo Desvelan su inefable son.

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De lejos Alguien te mira Y siente tu llamado Al atardecer Perdido en la foresta Desnudo de risas Solo y frĂ­o Te mira y palpita Como una pregunta Espera Aguarda sin saber Que tambiĂŠn es visto.

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Vamos Hijo e hija Madre y padre Vamos Que aún hay amables horizontes Que aún hay dulces cimas Que aún hay claras sendas Que nos llaman Como hija o hijo Como padre o madre Diciendo vamos.

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El corazón del templo Tiene una sonrisa A pesar de su frialdad de piedra A pesar de su porte tan frío El corazón del templo Tiene una bella flama A pesar de la noche que abunda A pesar del silencio de llora El corazón del templo Tienen un canto bello y triunfal.

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La hiedra un día Gobernará la tierra Como dueña y señora del mundo Instaurará sus normas Confirmará su himno y su bandera Elevará sus leyes y sus tributos La hiedra Como verdor omnipotente Derrotará a los hombres con sus fusiles Y a las mujeres con sus rencores Y reinará por siempre Con su silencioso deambular Certero e imparable.

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La golondrina Que vive en tu alero Un dĂ­a golpearĂĄ a tu puerta Tornada en sombra luminosa Y te besarĂĄ las penas Para tornarlas humo.

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La noche más honda El miedo más grande El fantasma más espeso No logran resistir Ni pueden evitar someterse A las luz más pequeña Que se enciende En medio de la noche.

97


El amor Ha querido escribir su nombre Sobre las piedras Ha querido dejar Su más firme huella En la memoria de los hombres Pero el amor También sabe que su sino Es cantar sobre la arena Su camino más ágil Es justo allí Sobre los ríos y las olas.

98


Qué quedará de nosotros Después del beso Qué quedará de nosotros Después de la dicha Qué quedará de nosotros Después del tiempo Qué quedará de nosotros Después del salto Qué quedará de nosotros Sino un silencio.

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Diminuto el corazón del instante Rojo como el perdón Apareció en bandada Por las horas de nuestro encuentro Y nos contó la historia De un día nuevo Donde todos y todas sabrán danzar Al ritmo del medio segundo En que habitamos.

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En la cruz Y en la flor Te puedes ver Allí hallarás La fuente El claro origen Y también El fin El mar que llama.

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A dónde me lleva tu senda De pardo verdor y calma A qué aldea A qué paisaje A qué sentido Me lleva de la mano A la belleza y el candor De los que saben mirar muy hondo Me lleva abrazado A la hermosa casa de los solitarios Donde habita la música y el color.

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Mientras quede vida El camino se abre delante Con sus flores y sus rocas Mientras quede aliento El surco se expande Y nos invita al paso Mientras quede un soplo El tiempo corre Y nos sostiene como abrazo Del cielo aquĂ­ en la tierra.

103


Los artefactos del hogar Los instrumentos del amor Nos habitan y constituyen Como nosotros a ellos Nos arrebatan a tiempos idos Nos cuelgan sus memorias Y nos piden que guardemos Al menos algunos de sus roces.

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AntĂ­podas Que apuntan a mi sur Viento que quiere llevar Tus colores A mis sombras Luz del mismo sol Aire del mismo cielo Sin embargo Tan lejanos Tan perdidos En los rincones bellos De este azul planeta.

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La belleza tambiĂŠn tiene Sus oscuras tormentas Pero en ellas guarda Retazos de amores y dichas Guarda los recuerdos Los atisbos de un poder Que no alcanza a ser contenido Por nuestras cabezas frĂ­as Ni nuestros sangrantes corazones.

106


Vengan todos y todas Niños y niñas de la tierra A recoger los frutos dulces y luminosos Del último cantar de los hombres Cosechen por fin En el jardín de la Utopía Los amables dones Del trabajo de tantos años Y no lloren más Pues en esta tierra Al fin el sol será eterno Y el árbol de la vida dará su canto Que será para sanidad de las naciones.

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Bajo la lluvia Deslindas la hermosura Para mĂ­ y para tantos La detienes La dibujas La acicalas Y la das Aunque sea lĂĄbil Aunque sea pobre Aunque casi muerta La detienes La dibujas La acicalas Y la das Deslindas la hermosura.

108


Nada mรกs tienes que decir Nada mรกs tienes que mostrar Con tu color basta Con ese despliegue claro y vivo Que de ti emana Es suficiente Ya vendrรกn otros tiempos En que se descubra tu pan y tu canto Por ahora Tu color es el deslumbre y la dicha Para estas tierras y prados.

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Es posible perderme En tus laberintos de luz y de savia Es posible doblegar el destino Y hacerlo llegar a tus surcos Oh luz Oh agua Oh tenue y dulce Que haces caminos claros Y me invitas a despertar los ojos Y a conquistar un nuevo salto En las costas de la maĂąana.

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Otra vez vienes a cantarme Oh pequeña música de este día Con tu albo traje Manchado de luz y polen fecundo Vienes con tu brevedad Vienes con tu demora Con ese silencio tan tuyo Que cae en gotas sobre mi piel Y la rejuvenece como un ave Vienes pintada de sol Y con algunos surcos de ríos de luna.

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No te quedarás sobre mí Rocío de la madrugada No te quedarás sobre mi pecho Ni tampoco sobre mi sien Sólo pasarás por aquí corriendo Pues descendiste de lo alto Como ángel con su mensaje Y con el canto del astro rey Partes lentamente a tu tierra Que está más allá de mi dicha Y algo más acá de mi memoria.

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Me seco y me humedezco En medio de la niebla Como pidiendo perdón A un invierno que no llega Y a un estío que se marchó Sin demora y sin estruendo Así me quedo partido en dos Como esperando un salto Al abismo de la vida Que me espera con su abrazo En el pleno humus que seré.

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Pende la vida y la muerte En el horizonte Y nadie les pregunta cómo Ni cuándo Dejarán de ser o no ser En medio de estas olas del día En medio de estos silencios de la noche Así penden Y no nos dejan en calma Hasta que sus voces de fin o comienzo Se anuncien como trueno.

114


Qué escondes En medio del frescor En medio de la mañana Qué escondes Allí Casi entre sombras Entre leves murmullos de luz Dime Para poder saltar al verso Donde todo pueda ser dicho Y así parir claridades.

115


Somos como gotas En los mínimos horizontes de la vida Gotas únicas Pero idénticas en su centro Gotas que reflejan El viento Y la luz de la luna Como también el frío Y la tristeza Gotas somos aquí Y sin embargo podemos volar.

116


Son esas pequeñas cosas Que nos dejan un tiempo de rosas Son esas y sólo esas Las que nos retornan a la infancia Allí donde el tiempo se detiene Y la nostalgia y el amor Pueden construir castillos inmensos Pequeñas cosas Que perfuman el día y lo alzan Como un volantín que parte Libre por fin de su dueño.

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La humedad tiene el nombre De nuestro destino Y tambiĂŠn de nuestra fuente El nombre exacto del placer Y del final El nombre donde se oculta la dicha Y tambiĂŠn el desenlace La humedad nos acaricia Desde siempre y hasta nunca Nos abraza la piel Y la deja a la espera de su olvido.

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Deslumbre y roce Perfecto encuentro En el instante Donde la tibieza Hace olvidar El sufrimiento Y las ausencias Donde la dulzura Nos permite Creer que la vida No tendrรก fin.

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Escondida Como diminuta hada En el bosque Donde reina el musgo Y el humus AllĂ­ vives Sin embargo El cielo y sus estrellas Te miran Y se gozan de tu danza Que es de colores.

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Dos No uno Sino dos Dos que vienen Dos que van Vuelven Piden Se alejan Se duermen Lloran Y mรกs.

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Salta los abismos Oh vida MĂ­a Tuya Nuestra Salta los abismos Y no mires atrĂĄs Pues el pasado Es un relato Que se escribe En pleno salto.

122


Vamos a dejar dormir En silencio Y a media luz A estos horizontes mĂ­nimos Que nos han dado su pan Los dejaremos ir En sus sueĂąos pequeĂąitos A otros sitios Y contaremos que les vimos Que nos alzaron la ternura Y nos empinaron la esperanza.

FIN

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