PÓESÍA
R CHTER Luis Cruz-Villalobos
HEBEL
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Luis Cruz-Villalobos RICHTER POESÍA HEBEL
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PÓESÍA
R CHTER Luis Cruz-Villalobos
HEBEL Ediciones Humus| Poesía 5
RICHTER | POESÍA © Luis Cruz-Villalobos, 2016. © HEBEL Ediciones Colección Humus| Poesía Santiago de Chile, 2017. www.issuu.com/hebel.ediciones Este poemario es parte de “Poemas 1516. Obra Compilatoria” © Luis Cruz-Villalobos, 2017. Registro de Propiedad Intelectual N° 274.405. Revisión editorial: Matilde Escobar Negri. Prólogo: Nicolás Panotto.
Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".
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a quienes conocen en carne propia los altos grados (de) Richter a MĂŠxico y el Caribe en estos dĂas de tragedia
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Todos los poemas de este libro se inspiraron en obras de Max Richter, particularmente en: Memoryhouse (2003) The Blue Notebooks ( 2004) La Prima Linea (2009)
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PRร LOGO Nicolรกs Panotto
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Leer los poemas de esta obra con la música de Max Ritcher que lo inspira de fondo, ha sido una experiencia profunda. Tal como afirma Luis en la dedicatoria, la música de Ritcher personifica “altos grados” de elevación existencial, cuyas notas, melodías y semitonos parecen encarnar los propios vericuetos de la vida, como también sus sismos y derrumbes. Lágrimas y risas, contemplación y violencia, resignación y bravura, altos y bajos, locuras y reservas; todo por separado y todo a la vez. Confusos y conscientes. Contradictorios y convencidos. Esto es lo que producen sus notas. Este poemario es de gran voltaje existencial. A través de la poesía, uno siempre abre la carne y el sentido, aunque ella también es un arte que permite crear una obra de teatro con diversos actores ―familiares y desconocidos― para jugar entre la ilusión y la realidad. Uno puede elegir niveles, aunque siempre estará expuesto. En este hermoso trabajo, Luis se exhibe con ese grado de franqueza y transparencia donde uno mismo se siente expuesto, aunque con una honestidad y sensibilidad literaria envidiables para describirlo. Ritcher es una invitación a permitirnos esos balbuceos del alma, que a veces no nos atrevemos a escuchar por temor a no poder manejar lo que emerge. Esta obra nos muestra que ese riesgo no se basa en la nada misma sino en la hondura de los sentidos más profundos que nos constituyen, evocados por la conjunción de piadosas melodías y recónditas palabras. Nicolás Panotto Junio, 2016
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El salto de la alarma Nos anuncia una angustia Un posible descalabro Que no tiene ya nombre Ni tampoco una fecha La memoria es un lago Sin fondo ni orillas Que sรณlo guarda reflejos Y los deja atados sin amarras En el profundo silencio.
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La niebla se acomoda Sobre los restos del tiempo Sobre los cuerpos caídos La niebla se abalanza Como pidiendo víctimas Como acercándose al centro La niebla pide espacio Quiere ocupar toda la vida El universo entero La niebla oscurece El día que nace y anda Y lo llena de sus sombras.
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Era de mañana cuando llegaste Y yo era de noche Era ya tarde cuando te fuiste Y yo madrugada Nunca el paso fue exacto Siempre fuimos en desfase Pero así es y será esta vida Como el amor y las caricias Siempre comienzan Cuando ya deben terminar Y terminan cuando apenas Se inicia su vuelo Era de tarde cuando llegué Y tú eras plena madrugada Era de mañana cuando partí Y tú media noche.
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En mi corazón Guardo un jardín Donde no hay Largos discursos Donde no hay Gruesas palabras Donde no hay Cálculos duros Donde no hay Miradas sordas Donde no hay Silencios necios Es mi jardín secreto Y pocos lo conocen Es mi jardín secreto Y nadie lo ve de verdad Es mi jardín secreto Que el tiempo ha forjado Es mi jardín secreto Que la noche me alza Es mi jardín secreto Donde vivo y renazco Es mi jardín secreto Que en el fondo soy yo.
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Ella hablaba en un idioma extraño Y yo ni siquiera podía entenderme Ella contaba cuentos remotos Y yo recitaba poemas malsanos Éramos dos extraños que se perdían Juntos en el mismo laberinto Los años pasaban y ya sabíamos Que no había más que una salida Y de pronto corríamos veloces Y de pronto nos tendíamos al sol Pero nada era suficiente allí En medio de tantos caminos vacíos Sólo esperábamos el amanecer Mirando los muros grises y pardos Hasta que un día se abrió una puerta Y el sol nos vino a buscar muy callado.
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Lleva la cuenta De mis muertes Lleva la cuenta De mis besos Lleva la cuenta De mis tiempos Lleva la cuenta De mis cantos Lleva la cuenta De mis dolores Lleva la cuenta De mis dichas Lleva la cuenta De mis manos Lleva la cuenta De mis roces.
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Líneas del tiempo Una Dos Que se juntan Líneas Que demarcan las eras Los eones Que se superponen Para permitirnos el paso Más allá De la desesperanza.
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Qué escribes triste señora En tus amarillas hojas antiguas Dime al oído si quieres Que tu verdad se divulgue Dime musitando tu anuncio Que yo sabré aquí guardarlo En el armario de mis recuerdos Que cada día vacío y vuelvo a llenar Qué historia cuentas allí En tus gastadas páginas Qué devenir haces sonar Sobre ese claro silencio detenido Que sostendrá por largos años Tu imagen como un fantasma Y te permitirá vivir también De algún modo en otros tiempos.
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Lejos Muy lejos Llueve Y se moja la piel del mundo Y se moja la piel del cielo Lejos Muy lejos Aún llueve Y seguirá haciéndolo Mientras alguien viva Mientras perciba alguien El leve palpitar de las nubes Que se desangran Llueve Muy lejos Y alguien parece llorar Alguien canta Como un violín triste Como un lamento Dolido Pálido En medio de los tiempos Llueve Lejos Muy lejos Y después de la lluvia El cielo parece despertar De un letargo amargo De una ausencia oscura Y nadie puede ocultar
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La sorpresa Pues tras la lluvia Todo cambia Todo es nuevo Pero lejos Muy lejos Más allá de este horizonte Donde aún reina la tormenta En medio del alma Y llueve.
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Sobre las aguas se dibujan estelas Que son la música que cantas Melodías para dormir y para soñar O bien sones para remolcar el alma Allí podemos perdernos Cabizbajos como en un luto Pero no podemos permanecer Tanto tiempo en ese páramo Pues la vida corre como un río Y no se detiene sino para morir Y como buenos hermanos del viento Nosotros no queremos irnos A las tierras inciertas de la noche Sino disfrutar del prado y los montes Como si fuesen los únicos Que veremos realmente por los siglos.
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Lentamente comienza Como abrazos de amapolas rojas Y pronto se hace canto agudo y doliente Que se clava en la piel más oculta Pronto de hace canto desgarrado Que no alcanza a terminar Ay Este infierno Que ama y se embelesa con la injusticia Nadie lo para Nadie logra detener su zaga Su estruendo maléfico Su sinfonía de llantos y gritos Nadie obstruye su paso Pues es un ay! Y un ahora Y un siempre Aquí O allá Pero siempre un ay! Y un ahora Que se alza en el cielo del planeta Y no permite Que la madre termine su canto Pues le estremece el arrullo Le destroza el rezo Y el mecer a los hijos de la tierra.
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Como un árbol hemos sido y seremos Como un árbol que sabe hablar y llorar De una semilla hemos venido y escampado Y allí estábamos cuando nadie nos vio Precioso tiempo de la invisibilidad Del misterio que emergía en silencio Brotábamos como un atardecer Lento y colorido e improbable Abríamos las verdes alas del esqueleto Para volar al cielo azul que besaba Y no nos tardamos en ser rectos Altos como una duda o una fe No tardamos en expandir las plumas Y respirar hondo desde el verdor Hasta que por fin pudimos dar fruto Y en su corazón nuevas promesas en flor.
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Hablan Otro acento Otra voz Y falla mi signo Y falla mi roce No encuentro el sendero Y falla el ritmo La melodía tarda en llegar A los oídos más míos Y descoloco levemente A los que pasan Y me duermo En silencio Mientras camino En medio De la gran multitud.
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Podríamos escribir sobre el cielo Pidiendo perdón por tanto y tan poco Podríamos esculpir allí nuestro amor Y sería tan frágil como escultura de luz Podríamos llorar y esperar que muy alto Fuesen guardadas nuestras gotas Podríamos cantar y quedar en silencio Y esperar que todo quedara en un cofre Podríamos escribir nuestros temores Y también nuestros aciertos más dulces Podríamos espigar las memorias Esperando que nadie las pierda Podríamos deletrear nuestros nombres Pero sólo los más verdaderos Podríamos escribir en los cielos Siguiendo el compás del eterno viento.
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Ella cantaba sola Y nadie lo supo jamás Se quejaba del cielo En su lejanía del mundo Y nadie jamás lo supo Parecía una sirena Casi una Casandra Condenada al fin A no ser oída de verdad Y así pasaban los años El silencio era su voz Y el canto era su secreto En las lejanías dulces De su azul soledad Ella cantaba muy bajito Y dejaba que la música Le acariciara los pechos Y el cansancio de vivir Dejaba que la melodía Le besara la boca Y también los pies Y no se permitía jamás Quedarse en el éxtasis Del canto solitario Sino que lo degustaba Fugaz y levemente Como pidiendo permiso A los cuatro vientos Por tan bellos tiempos De tan profunda paz.
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Todo puede acabar de pronto Como un desenfreno duro Que no pide permiso para el paso Y graba su memoria a cal y canto Todo puede terminar de la nada En medio de gritos o de espasmos En medio de musitadas palabras O en medio de ni lo uno ni lo otro Todo puede quedar en silencio De un segundo a otro segundo Como quien abre una puerta En medio de la noche mรกs larga.
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Fragmentos de luces me han venido a ver Y no he guardado rencor por su desatino Me dicen que valgo el agua de un pozo Que mi corazĂłn es bello y claro en el fondo Me proclaman la profecĂa ĂĄlgida del reposo Me declaran que tengo tiempo y amores Pero yo guardo silencio ante sus saltos Y me quedo callado y solitario en la noche.
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Mi pulso un día se unió al tuyo Y luego fueron sólo uno Pero no estaba permitido Por lo cual tuvimos que callar Y nuestra sangre espesa Se derramó por las calles De nuestro futuro previsto Y despertamos solitarios Temblando bajo la lluvia.
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Qué carta de amor me escribiste Que no puede leer Yo tenía tan pocos años Y tantos recuerdos Qué carta de amor me escribiste Qué dulce abrazo me enviabas Y yo era tan frágil Como el papel que guardó tu canto Qué carta fue esa Tan mía y nuestra y de nadie Y sin embargo yo Era un liquen que crecía en silencio Qué carta dime Dime tú qué carta fue esa Que yo nunca leí Y que tú nunca me enviaste.
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Ven Amiga Dulce Noble Árbol Luz Verdor Ven No te tardes Y construyamos Un extraño espacio Donde podamos Vivir y mirar Tocar y dormir No te calles No guardes Ese tan extenso silencio Sino ven Aquí Conmigo A este retablo A esta grieta A esta prisa A este beso Que tal vez Soy.
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Me limito a escribir las últimas palabras Que mi corazón pardo logra escuchar No tengo más que estos despidos No tengo más que estas nostalgias Por eso no te puedo esconder aquí Que esta vida sabe a un otoño ancho No te puedo ocultar que pierdo mi tiempo Lanzando botellas al mar del futuro Aunque sé que nadie responderá jamás Y que todo absolutamente será en vano Mis poemas ser irán con las mareas Y yo en ellos dormido esperaré por siempre Nadie me despertará nunca Lo sé como sé que tengo que partir Lo sé como sé que la vida es tenue y alta Y no espera que nadie se sume a su ritmo.
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Llega la paz Amada Llega y abraza De la nada Llega y nos cubre Como lo haría Una tibia manta Llega lenta Llega esperada Y casi lloramos Al recibirla Llega dulce Anhelada Precisa Directa y clara Al corazón Del instante Llega corriendo Pero como soplo Como sostenida Por pétalos Llega la paz Azul y verde También parda Y no nos deja Huérfanos Ya nunca más.
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El instante lo es todo No te quepa la menor duda Es el acontecimiento prístino Es el medio segundo de la vida Nada hay antes ni después El instante es lo absoluto Pero no olvides también Que el instante es vano Fugaz como todo en el mundo Antes y después de él nada Pero en su centro íntimo En su núcleo vacilante Tampoco está contenido Sino el espejismo y la melodía La vibración de las cuerdas Diminutas y fundantes del espacio.
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Tú eres bella Como una mano Que deshoja una flor amarilla Y no pide perdón Eres bella Como la más recóndita flama En una noche sin estrellas ni luna En medio de las tumbas Eres bella Como un cometa Que deja su estela en el vacío Que nadie miró Eres bella Como esa hoja de acacia Que va cayendo Callada Sola.
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Martilla mi nombre en tu pecho Márcalo una y otra vez Oh tú horizonte lejano Que me olvidaste por siempre Martilla con ritmo errante Con monotonía y calma Pues así puede que la sombra Se marche más lejos Así las penumbras podrán Cantar una canción sola Ya cuando yo esté dormido O simplemente no esté Martilla mi nombre en tu línea Oh tú horizonte desde lejos Y no intentes callar No guardes silencio para mí.
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Un murmullo diminuto comienza Al cual le sigue un galope arduo Y el murmullo se entorpece Y cae de la mano de su autor El galope salvaje y descabellado Avanza y arrasa con todo a su paso Al punto que el murmullo se pierde Y queda al borde del camino El galope ya no es galope El carrera infinita que no tarda Sino que se expande más allá Y no deja espacio al leve sosiego Luego son más de un galope Es ejército en fuga y desglose Es alud de furia que no alcanza Y se derriba a sí mismo sin paz Por todas partes la avalancha Se ve y se oye y nadie puede escapar Pues el cielo y el mar no tienen Ya refugio para el más leve fulgor Todo cae y llora y clama por más Más luz y más tiempo para la vida Pero los galopes ya han arrasado Con todo a su paso y se van lejos La vida pobre y silente se queda Allí arrumbada como media muerta En medio de la nada y de las horas Esperando tal vez renacer otra vez. 41
Cantan las musas sutilmente En mi mente que casi está dividida Cantan como las sirenas de Odiseo Y yo no tengo amarras para salvarme Por eso caigo a sus brazos nefastos Y me hago mar y arena y algas Me pierdo en medio de la sal Me pierdo en medio de las olas Y me hago olas y sal Y me hago algas y arena y mar Allí en sus nefastos brazos suaves Que me cubren y atrapan como luz Pues cantan en mi mente las musas Y yo no soy ningún Odiseo con amarras Sólo soy este pescador pedido En mares hermosos y sin paz.
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Yo te llamo Aunque sé Que no vendrás Aunque sé Que la belleza Equivocó Su nombre Te llamo Y sé que darás Un fruto Hermoso Y tierno Pero malo Sé que Aquí Y allá Donde sea No eres De este sol Ni de esta Nueva luna Sé que Me ves Y no hay Nada Que dar Salvo Ese gesto Hermoso Y hermano De oír El corazón. 43
El poeta declama su poema Como creyendo que a alguien le importa Como soñando que es urgente Que lo que anuncia Es imprescindible Fundante Pero no sabe El poeta que declama Que nadie Ni su madre Ni su amada Ni sus hijos Oirán su serio y solemne clamor Pues está solo Totalmente solo En medio de su mundo Partido en trozos y luces Que nadie logra siquiera atisbar.
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La jornada de las bestias Se inicia en un abrir y cerrar de ojos Y el tiempo corre lento Casi se detiene Y la música es un espléndido pretexto Para subir a lo alto Pero no se llega mucho más allá Solo a las buhardillas del estremecimiento Solo a los sótanos de la demora.
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Es tiempo de sueños De dormires trémulos Es tiempo de oníricos Espasmos y deslices Es tiempo de partir De esta tierra azul Es tiempo de escampes De esta grisácea noche.
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Tócame aquella melodía Que tú conoces y nadie más Deja que penetre en mis venas Y me diga cosas antiguas que ya he olvidado Toca Otra vez Otra más Aquella melodía Que solo tú conoces Y que mi pecho de arrebol conoce Como el susurro de su propio nombre Toca Dibuja en el aire Esa melodía Y déjala caer en mi sien Como una mariposa blanca Invisible Débil Que se va Y vuelve Y me lleva consigo A un tiempo y sitio Que ya olvidé por siempre.
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Se arremolinan las tardes y las mañanas Todo parece fundirse como la luz Se expande y chocan sus estructuras Se difunde y vuelven a clamar pidiendo Los colores huelen a sal y espera Y los trinos saben a pan y dulces aguas Nadie logra entender el pálpito celeste Que se dibuja en medio del sueño Las imágenes se alejan y se alzan Como perdidas de su norte y su este Y callan oyendo a lo lejos las quejas De un mundo que quiere ser otro.
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Luz es tu mirada En mi pecho y mi frente Pero no estรก Yo la busco Como quien busca el pan Y no llega Luz sutil Luz esquiva y tintineante Que no me alcanza.
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TĂş eres un paisaje de afectos Muy curioso Un paisaje de emociones Que me invita Un espacio y tiempo verde Silencioso Una comarca parda y dulce Inmemorial Un valle y un bosque Que canta Un despliegue de luces Y de sombras Un lugar que me llama MĂĄs de una vez Y que no puedo encontrar En esta vida.
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Qué es lo que existe Sino este adentro Adentro del paso Adentro del trote Adentro del salto Qué es lo que existe Sino este palpitar Que se demora Y no llega y no va Y se queda en el acto Qué es lo que existe Sino este ruido Que se repite Y se repite y se repite Y de pronto abrupto Se detiene y calla.
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Poemas escritos en Santiago de Chile y Lima, Perú, los días 13 y 25 de mayo de 2016 LXV
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Luis Cruz-Villalobos (Santiago, 1976). Poeta y editor chileno. Es ministro presbiteriano, psicólogo clínico y candidato PhD (VU Amsterdam). Cuenta con una amplia producción poética, con más de cincuenta obras publicadas (y variados artículos en sus áreas de especialidad), dentro de las cuales se destacan: Poesía Teológica (2014), prologada por el reconocido filósofo norteamericano John D. Caputo, y Como Abrazo Exacto (2015), antología seleccionada y prologada por el 56 destacado poeta Alfredo Pérez Alencart, de la Universidad de Salamanca. Vive en Santiago de Chile con su esposa y sus tres hijos.