canto de Sycorax poesĂa Matilde BelĂŠn Escobar Negri
H E B E L
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Matilde Belén Escobar Negri CANTO DE SYCORAX POESÍA HEBEL
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canto de Sycorax poesía Matilde Belén Escobar Negri
HEBEL Ediciones Micro-Bio | Poesía 5
CANTO DE SYCORAX | POESÍA © Matilde Belén Escobar Negri, 2016. © HEBEL Ediciones Colección Micro-Bio |Poesía Santiago de Chile, 2017. www.issuu.com/hebel.ediciones www.benditapoesia.webs.com Imagen de portada, interior y contraportada: “Danza invisible”, Verónica García. Diseño y edición: Luis Cruz-Villalobos. Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".
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a las mujeres de mi clan‌
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…Sycorax canta
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Me dieron un nombre parecido al silencio. Un cuerpo lleno de sol y tierra. Danzarín lunario. Al cuerpo lo quemaron lo enterraron y no canté más. Pero (me) había sembrado poesía viva en cuerpos y voces salvajes. Soy (la) Sycorax de esta tribu me han callado y matado una y mil veces. Soy Sycorax y tengo miles de semillas, y una rama de almendro, que hundo
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en tierra a cada paso, para abrirles el camino. Soy Sycorax hija y madre, madre de madres, sangre de la tierra herida. Soy Sycorax la dadora de la vida.
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soy el hechizo de tus ojos por eso no (me) ves. Voy a cantar(le) a la luna, y al viento, al desierto y sus misterios. para que tu corazรณn (me) oiga lo que callรณ el tiempo.
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soy negra india judía china Esa virgen cristiana y tu atavío musulmán. cada anillo en mi cuello, los píes encogidos para no andar. Soy, estos ojos que ven siempre más. Tengo escrito en mis pieles con savia de la vida color tierra todas las historias que no sangran en heridas.
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trufken-kĂźyen (festival de la luna) hoy tras el curso de los dĂas te he seguido y llego a ti, cuenco plateado llenito de luz. Una lechuza llama a tu encuentro. Somos las hermanas reunidas en un claro del bosque. Traigo conmigo: casco de pĂĄjaro y manto de loba. Celebraremos al crepitante fuego, al viento helado del sur que trae la palabra, a la tierra sembrada y al agua que lleva la vida.
Susurraremos al tiempo la historia, de los amores.
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De aquellos hechizos magnéticos de Aṉtü y las flores. Somos, nosotras las cantoras, las mujeres del clan küyeṉ.
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Apoley wangülen mew kallfü wenu* Bailaron y cantaron alegre y vivamente. Pasada la medianoche brotó Wangulén, alumbrando(la) nueva vida. Y así, fueron tomando sus nombres: Aneley Mailén Ailin Sallen Millaray Inara.
*En mapudungún: “el cielo está lleno de estrellas”.
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Es tiempo de Ko dijo la voz que escribe el oráculo del sabio. sin embargo, Sibila ve volar, danzando al son de un viento helado del sur, que entra en esa cueva, que habita desde todos los tiempos: las profecías. Ellas, grabadas en papel de arroz, resisten o se desgajan, en los envistes del soplo, que las sacude, de aquí para allá, chocando con los limites pedregosos y afilados, de la oscuridad cavernal.
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la espera y la contemplaciĂłn tienen un ciclo: es la espiral que dibujan esos papeles danzantes, a la luz de la llama de fondo. luego, caen al suelo, o son atrapados al vuelo por esa mano adiestra que lee, y siente. sabe quĂŠ es: el momento de cada cosa en su lugar.
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Ko, cambio de piel(es). las escamas verdi-violĂĄceas que cubrĂan todo esto que soy, dieron lugar a nuevos tactos del aire y de la luz solar. sutiles y albinas, emergen estas nuevas alas.
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en ovillos coloridos de aire tibio y luz, canta la vida que llama a la vida.
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y si dar un nombre fuera sĂłlo atribuir(le) un eco a esto que (re)suena suena, suena, suena. sueĂąa y no deja nada sin tocar sin vibrar sin mover cimbron(es) de los tiempos de los espacios otros: eso que (z)ondea donde nadie ve.
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cuando (te) siembres semilla de bambú será la espera la contemplación y la calma. la fuerza adentro de la tierra crece y sólo ves lo pequeño posible: la ternura y fragilidad de la vida nueva. siete ciclos de lunas y soles, lo acompañan lo acunan melodiosamente para a(r)mar el aire, la luz y el agua del afuera que lo espera. danza de (los) tiempos en la flexibilidad del viento, que sopla
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y mece todo su cuerpo. aprende asĂ la entrega.
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walnut flor de nogal es probar(se) (en) el tiempo, de la ternura deliciosa carne y vitalidad dulzona del juego de la vida, en el proceso de romper la cĂĄscara y tomar todo lo que es nuestro (para) ser y oĂr crujiente el estallido de esa voz interior que quiere cantar.
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yo, todas, las otras‌
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Regina viajó hasta mí, a través de tus manos, mamá. Coronada de rosas, su áurea cabellera y su risa de ternura infinita. Sus relatos, saben a dulzuras de harina nuez y miel. Sé que cuando sea, otra-vez, niña-vieja, mis cabellos olerán a galletitas de corazón blando, recién horneado, como los suyos.
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soy… mi abuela, colibrí tornasol(ado), que aprendió a tejer mandalas hilados coloridos de algodón y seda. Sus manos, terciopelos rosados de delicados pliegues, danzarinas creadoras de un cosmos desplegándose en ondulaciones fractales del juego entre la lentitud y lo eterno.
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De mi madre aprendí el lenguaje de las flores de sus caricias coloridas y los encantamientos aromáticos conocí, también las danzas circulares de las abejas, y sus infinitas volteretas. Ellas que canturrean suavecito en tonos amarillos y pardos, el silencioso ritmo de un ciclo fecundo.
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(mi) otra, llegada a la vida, coletazo de sol de otoño. Con los ojos llenos de asombro. Cómplice de sonrisas y lágrimas, siempre mezcladas. Tenés bordadas las plumas de tus (a)brazos con risas de niños, que sueñan volando.
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hla tía. soy ángel vos, quién sos?
Me llegaste, como mensaje celular cimbrón del alma. Rosarito de luz, ojitos de cielo y mar. Te conozco desde siempre, desde todos los tiempos. Y ya te amé antes de saber tu nombre. La música del corazón nos unió, para hacer tu viaje al cuerpo suavecito como algodón. Sé que no hay palabra para este sentir(te). Todo amor, es una revolución.
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espectrales
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(trípode de ajedrez metafísico) I en la partida no hay: peón o alfil soberano de su deseo; se juega siempre en un tablero que es de otro. ¿qué voluntad (nos) gobierna?
II yo, que soy yegua-entre damas chinas.
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(despertar fuera del tiempo) “Touring” Escaleras caracol abajo, reproducen las fugas del tiempo. Un salón sepia lleno de flores blanco y negro. Vidriecitos de colores que distraen la muerte. En el mostrador una señora, que se parece a mí cuando era vieja. Ahí, colgando del gran mesón, con los ojitos inquietos y tambaleándose como al jugar columpiando sus pies. Los mozos barren y juegan a ser maradonas…
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…tic tac, tic tac… Ese reloj atrasa: llego tarde pero no se adónde voy.
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vos y yo entrelazados por un moebius infinito, en este cielo delineado por el juego en el vuelo de las iridiscentes alas de una libĂŠlula curiosa
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Esta vuelta (no) tiene retorno. Voy a salir a ver el mundo. Todo se parece a vos. y‌ como no te tengo ni te tuve (te) transito. Despacio, a paso de (s)ombra.
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“little-Lilith” sos (tu) dueña sueña-despierta. pequeña luna, negriazulada. enorme, sombr(a)lumbra. en tu viaje (es)telar, (te) descubriste (en) ese sitio, auténtico (ir)radial. nada, nunca, será: igual.
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ser caminante llena de sed de amor de hambre y solo caminar. hacer de la senda oasis y océano. horizonte sin límite para ver. más allá. seguir así, el rastro de ese animal que soy. loba de sal esteparia, de cielo abierto y claro de luna para aullar, para amar.
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Matilde BelĂŠn Escobar Negri. Becaria doctoral en CONICET Argentina. Es Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de la Patagonia y actualmente Doctoranda en Letras por la Universidad Nacional de Cuyo.
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