poesía
LA CAJITA MUSICAL
Luis Cruz-Villalobos
H E B E L
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póesía
LA CAJITA MUSICAL
Luis Cruz-Villalobos
H E B E L Ediciones Arte-Santa | Poesía 3
LA CAJITA MUSICAL | poesía © Luis Cruz-Villalobos, 1997 Poemario perteneciente a la obra: Poesía Toda 1991–2011 © Luis Cruz Villalobos, 2012 Registro de Propiedad Intelectual N° 213.820 2ª Edición © H E B E L Ediciones Colección Arte–Sana|Poesía Santiago de Chile, 2016 www.issuu.com/hebel.ediciones www.benditapoesia.webs.com Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo". 4
Luis Cruz-Villalobos LA CAJITA MUSICAL POESÍA HEBEL
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Dedico esta cajita musical a los gorriones.
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Le temo al silencio de los espacios infinitos. B. Pascal
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Capítulo I LA CAJITA MUSICAL
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I. LA CAJITA MUSICAL
La cajita musical es abierta por un niño quien sin saberlo ha dado música al universo Y la melodía diminuta llena y espanta al silencio Esa voz pequeñita es como un aroma que se expande por el mundo fecundando los corazones que no sabían cantar.
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II. LA MÚSICA
"Sea la Música" y la Música fue Como una doncella llena de vida salió a recorrer todos los lugares de la hermosa creación que aún se estaba gestando La invisible princesa recorrió el espacio buscando un hogar Buscó entre las estrellas Entre los planetas y de toda la infinitud eligió un planeta azul Azul es mi alma –pensó Al llegar a su hogar escogido descubrió los océanos inmensos y sumergiéndose en ellos sólo besó algunos seres ya que prefirió
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que aquellos reinos pertenecieran al silencio Entonces emergió y vio en el cielo las aves de todo el mundo Mi alma vuela –pensó Luego besó a cada ave Llegó a la tierra y viajó besando las selvas y sus habitantes Los ríos y sus aguas agitadas Los montes y los volcanes Besó también al viento Besó la lluvia y la tormenta Finalmente se encontró con el hombre Mi alma es lenguaje –pensó Y sin saber cómo se fue a vivir para siempre en el corazón de aquel desnudo ser que llamaron Adán. 13
III. LOS GORRIONES
Ustedes son los gorriones Todos los que han cantado alguna melodía tierna a mi oído pequeño Ustedes son los gorriones Los que me han acariciado aún cuando no lo pedía Los que me besaron de lejos con alguna palabra Con algún silencio atento Ustedes son aunque pequeños y sencillos de traje los que han cantado por mi ventana Ustedes son los que han traído flores a mi otoño Los que han traído música a mi silencio invernal Ustedes son los gorriones.
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IV. LOS NIÑOS
Los niños tienen música en su corazón sencillo y caben miles de melodías en él Por eso bailan felices Aplauden y gritan cuando alguna canción les acaricia el rostro Los niños están llenos de música Todo su ser entona una melodía Miren sus ojos alegres y tristes siempre cantan Miren sus manos ¿No forman acaso melodías con sus movimientos? Miren sus juegos Miren su voz y su silencio Los niños tienen música en su corazón sencillo.
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V. UNA LÁGRIMA
Una lágrima cristalina como los ojos que son su fuente Es melodía que corre y que callada dice algo Una lágrima es música cuando cae por la mejilla de un hombre De un niño o de un viejo Es música incluso en la mejilla de una mujer Tú lágrima pequeña Música que naces de los ojos y besas los rostros Campanilla de luz que no se escucha pero que canta de veras.
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VI. EL SILBIDO
Un hombre en su copla me dijo que su silbido era redentor Que su silbido lo salvaba de toda su tristeza Del no tener pan para sus hijos Del palpitar terrible de sus entra帽as Dijo que su silbido lo libraba de su realidad amarga De ese fruto agrio que le toc贸 servirse De esa muerte que vivi贸 cada d铆a y cada noche.
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VII. EL SILENCIO
Cuando llamo al silencio y grito su nombre por las calles silenciosas sin palabras Me recojo en mi corazón y me tiendo sobre el prado que es mi lecho Busco al silencio Busco sus besos de hermano Sus abrazos tiernos Para estar en paz Para mirar con ojos de mármol y sonreír callado Para ser nube Para ser soplo otoñal Para ser árbol quieto Por estas razones busco al silencio Por estas razones lo llamo desesperadamente callado.
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VIII. LA PLAYA SUEÑO
En una playa Llena de otoño en el aire En la arena En el prado y en un árbol En la choza En los muros Las ventanas y en la puerta En una playa soñada Donde el mar y el cielo se unen en un beso infinito El otoño Ese otoño que lo cubre todo era el alma El oxígeno El silencio y la música.
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IX. LA PRIMAVERA
Eres canción Melodía de colores Eres abrazo del cielo que llega a los hombres Eres gorrión Golondrina Polen y flores que se encienden Eres cielo claro Y aquí en mi invierno silencioso eres un canto nuevo Una música que llega desde todos los rincones a despertar mis ojos de este letargo que me oculta.
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Capítulo II ASTERISCOS
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I No puedo detener esta voz terrible que brota de mi pecho y de mis dedos Que brota de mi frente marchita por ideas que se quieren ir lejos
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II Mi hijo me dio una sonrisa nueva Me puso un nombre nuevo y me dio una nueva mirada Me dio una sonrisa que apunta a su alma Un nombre que apunta a su alma Y una mirada que apunta a su alma
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III Si me dejo caer de pronto en este abismo sin fondo lleno de tiernos y humanos deseos de muerte Quiero que me amen Quiero que me amen si logro salir de ese abismo que odio y que a la vez amo Quiero que me amen si no logro salir incluso
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IV Suenan los minuetos o sonatas de piano en el cuarto donde mi Hada quiere llevar a mi hijo al mundo de los sueĂąos Yo me escondo detrĂĄs de mis palabras bajo un sol diminuto y tiemblo sin saber por quĂŠ
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V – Tú qué eres – Un hombre – Tú quién eres – Un hombre como cualquier otro que vio su alma en un espejo y lloró al ver allí la mísera alma de todos
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VI – Dónde vas – Voy donde Dios – Por qué camino – Por el único Por Dios mismo
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VII – Cuál es tu nombre – No lo sé Aún no lo conozco El día que vuelva a la vida lo sabré para siempre
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VIII – Bésame – Te besaré cuando te hayas dormido besándome
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IX – Venus Yo amo tu rostro Dime dónde lo puedo encontrar – Búscalo en lo prohibido Allí está mi rostro Búscalo donde quieras Donde tus ojos perdidos vean una tentación.
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Capítulo III CUATRO POEMAS
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I. EL POETA Y EL OBRERO
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I Él con su martillo rompe la roca Yo sobre un sofá escribo un poema Él golpea y golpea Yo escribo y escribo ¿Qué separa nuestros oficios? ¿Qué diferencia nuestras labores? Él golpea y la roca se rompe Pero queda tanta roca por romper con aquel martillo pequeño Con aquel cincel diminuto Yo escribo y el silencio se rompe Pero queda tanto silencio por romper con este verso pequeño Con este poema diminuto ¿Qué separa nuestros oficios? ¿Qué diferencia nuestras labores? Al detener el trabajo ambos miramos a lo lejos
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Él con sus manos curtidas Yo con mis manos de pĂŠtalos Ambos acariciamos una esperanza o una desesperanza escondida Al detener el trabajo ambos lloramos y reĂmos Ambos suspiramos al cielo
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II No compares mi dolor con tu dolor Mi dolor es de piel De hambre de pan No de ideas No de cantos azules Mi dolor es de muerte De herida que sangra De manos rotas Tu dolor de ni単o poeta es mentira Tu llanto no quema Mi dolor es real No sabe de letras No sabe de poemas Es un dolor que duele Es un dolor visible Un dolor que no besa Un dolor que viene y me quita la risa Me quita el amor y me entrega un odio profundo
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Una pregunta que no se escucha Yo tengo un dolor que tú no tienes niño poeta Tus dolores son creados Tu sangre corre por dentro No brota como la mía No mancha tu camisa ni la bebes ni la escupes Tu sangre corre escondida Poeta niño Niño poeta Tú escuchas el canto del mundo El grito y el llanto del mundo entero en tu cajita musical Pero tu dolor no duele Tu dolor es falso Ilusión de es tu canto.
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II. OSCURO
Oscuro no puedo hablar ni consolar a nadie Oscuro quiero sentarme en un árbol viejo que me aleje y me una al cielo y la tierra Oscuro soy otro que brota de mi cuerpo como una flor hermosa pero apagada Oscuro y más oscuro me olvido de tantas cosas y me siento caer aquí en mis entrañas Pero oscuro me dejo iluminar por el Sol y brillo nuevamente amando.
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III. NO ES FÁCIL
No es fácil olvidarse de uno mismo De este gato de cinco patas que ronronea y traiciona con sus garras No es fácil mirar virginalmente el corazón de los cuerpos con ojos claros negándose a sí mismo No es fácil ponerse a reír si uno ve su rostro Su rostro profundo y descubre –nuevamente que el brillo de los ojos se ha ido para siempre –¿Para siempre? No olvides que el Sol ya viene.–
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IV. BELLEZA La Belleza alegra profundamente mi alma A ella -hija de Dios- van dedicados estos versos
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I Como doncella Desnuda Blanca Suave Así la Belleza Salió a recorrer Las calles de la urbe Todos la vieron Y comentaron oscuras cosas de ella Callejera Impúdica Desvergonzada Malvada bruja Hija del demonio Lujuriosa En fin De mil epítetos Cubrieron su nombre Pero ella siguió su camino Y la urbe turbulenta No fue su hogar
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II Por los caminos polvorientos Pisando guijarros La dulce doncella Siguió Pero ya estaba cansada Tantos días caminando Sin comida Sin agua Sin compañía Que decidió detenerse Se tendió en el pasto Y durmió largamente Días Semanas No se sabe cuanto La hierba creció en torno a ella Las enredaderas la abrazaron Los caracoles besaron su cuerpo Y las crisálidas durmieron Junto a sus brazos y su cabellera Allí quedó Belleza Durmiendo en silencio Pero un día un niño Cándido y risueño Tropezó con ella Y calló rodando al suelo Se puso en pie 45
Y hurgueteó agachado La hierva crecida Y tocó la blanca presencia De Belleza que dormía Buscó su rostro y le habló Con sutileza en murmullo Belleza se puso de pie Y descubrió su primaveral ropaje sobre su cuerpo Se desprendió de su prisión vegetal Besó veloz al niño en la frente Y corrió sin detenerse ni ver atrás El niño asustado Quedó mirando a la doncella Como en un sueño hermoso Y se tocó la frente Sintiendo el frescor del beso recibido
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III Belleza Vestida de hierbas Corría y corría Y por el camino la vieron pasar Unos rudos comerciantes Que bella –pensaron con un dejo de lascivia– Y uno de ellos salió en su caza Que pronto logró Ramera deseada Le llamó el engendro feroz Que la tomó de la cintura Sin ninguna sutileza La arrastró hasta el carro Allí la amarró con cuerdas oscuras Y la dejó entre sacos de nueces Viejos cofres sucios Y cajas con frutas y hatos de leña Ella en silencio lloró Y luego se durmió nuevamente
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IV De súbito Belleza adolorida Despertó en un cuarto terrible Se sentía sucia Violada Ofendida en su centro En su corazón meridiano Pero de lo más hondo Sacó fuerzas vivas Para escapar Y sin saber de qué cielo Fue embestida Por una fuerza profunda Y de certeros garrotazos Destrozó las sienes De los infames Que en embriagado letargo Dormitaban distraídos Corrió Vestida de dolor y humillación Corrió Vestida con lágrimas Con sudor de espanto y miseria Corrió Y no quería detenerse Pero su cuerpo cayó rendido Como ancla Y allí quedó 48
Al borde de un camino En la tierra húmeda y las rocas frías Al abrir sus ojos horas después Un joven sencillo curaba sus heridas Y ella supo que no tenía que temer Él la miró a los ojos Y supo su nombre sin dudarlo Ella lo amó en su corazón Casi sin comprender porqué Y se dejó acariciar el cabello En el silencio más hondo y santo Que nunca había conocido.
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V El joven se llamaba Amor Y no fue necesario Que dijese su nombre Pues sus cuidado por Belleza Ya lo habían confirmado Amor limpió las heridas Y las vendó con ternura Haciendo jirones su traje Belleza Quiso conocerlo Y caminaron largos caminos Hasta llegar a un faro Allí Amor En sacro silencio La invitó a ser por siempre su esposa Y Belleza aceptó Siendo el Sol el Ministro Que ofició la solitaria boda Y bendijo desde lo alto la unión Por siempre.
FIN
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