Habitando el Agua: Sinopsis
Chaido Kaproulia
El análisis que ha dado cabida al estudio de la relación entre hombre y agua ha destacado la importancia del líquido elemento para el ser humano y su evolución a lo largo de la Historia. Como la vida urbana ha alejado al hombre de la Naturaleza, todavía hoy contempla el agua, con la que siempre ha mantenido una relación simbiótica, con asombro y muchas veces con miedo. La subida del nivel del mar afectará a la mayoría de las zonas costeras. El miedo al agua se dejará sentir en muchos lugares del mundo, sobre todo en países en vías de desarrollo o de extensión escasa, cuya población ya se plantea emigrar. En el presente trabajo de investigación se han estudiado propuestas agresivas las cuales, en vez de alejarse del «peligroso» litoral o dejar fuera al líquido elemento mediante obras muy costosas, aceptan las nuevas condiciones y se ajustan a ellas. Uno de estos ajustes es vivir sobre el agua. Se han mencionado estrategias como alejar a los habitantes y reubicarlos en nuevos territorios, así como la construcción de presas y ciudades cerradas por diques; sin embargo, se han enfatizado las soluciones que dejan al agua penetrar en la ciudad, no yendo en contra de la Naturaleza sino dando pasos hacia el mar, sobrepasando las líneas de costa, con la convicción de que «una ciudad entre diques de contención no tiene existencia». Las soluciones más importantes que han aflorado son las ciudades flotantes, las ciudades sobre pilotes y las construcciones anfibias.
A menudo, el hombre se ha instalado en las orillas de los lagos, pues ofrecían un fácil acceso al agua, alimentación y también protección contra posibles invasores. Además, por razones de supervivencia y del desarrollo del comercio, el transporte y la navegación, también se instaló en el litoral. Los habitantes de Venecia, optaron por vivir en un terreno tan inestable para protegerse de los invasores y porque las aguas de la marisma ofrecían ventajas, como pescado y sal en abundancia. En poblaciones sudamericanas próximas a ríos y lagos, rige la lógica de las islas artificiales; plataformas encima de las cuales se construyen viviendas particulares. El barrio se define por su densidad de población y la existencia de un cuerpo de agua alargado, que hace las veces de calle principal. En líneas generales, la cultura y la manera de vivir de los pueblos flotantes no están aisladas de las del interior del país, como también sucede con las transacciones comerciales y los planes urbanísticos. La investigación de ejemplos arquitectónicos sobre el agua alcanza al siglo XX. Los criterios de elección han sido la relación con el agua y la capacidad de superar las dificultades que surgen de ese tipo de simbiosis Proyectos como las unidades flotantes de Frank Lloyd Wright, que fundiéndose con el paisaje suponen una fantasía, o el de la solitaria vivienda flotante MOS, en el lago Huron, muestran una construcción bien adaptada al medio ambiente empleando materiales autóctonos. Se han estudiado también las islas flotantes anfitrionas
de actos culturales como el Manifesta 11 Pavilion y Rotterdam Floating Pavilion; mientras que el primero ofrecía una la oportunidad a los visitantes para redefinir su relación con el paisaje, participando a la vez en actos culturales y de entretenimiento, el segundo mostraba un ejemplo ideal de la aplicación de elementos bioclimáticos en construcciones flotantes. En el Teatro del mundo de Aldo Rossi y en Floating monolith de Jean Nouvel, se encuentran el miedo al agua y el esfuerzo por superarlo; ambos son paradigmas de la arquitectura de lo inquietante, lo perturbador (uncanny). En Floating Piers, de Christo y Jeanne Claude, se experimentan sensaciones similares, que someten al ser humano a la experiencia única de caminar sobre las aguas, con las calles de la ciudad desembocando literalmente en el mar. Una de estas extensiones es la de Enric Miralles para la ciudad de Tesalónica, que une de modo único el litoral con el agua. Por último, se han estudiado otras extensiones urbanas sobre del mar, como el proyecto de Kenzo Tange para la bahía de Tokio con el océano como una nueva topografía, una propuesta capaz de resolver los problemas creados por la escasez de vivienda. También el proyecto de ΟΜΑ, Waterfront City, en Dubai, que se extiende por el mar debido al mejor clima que ofrecen las aguas en comparación al del desierto, y a que es más agradable vivir al lado del mar. Kikutake ha imaginado una metrópolis en el océano viable, flexible, limpia y segura; un sistema completo con múltiples funciones urbanas.
La progresiva renovación de los wetslums es un paso hacia una mejora en la vida de la gente. A pesar de que las inundaciones son parte de la vida cotidiana de muchos, el cambio climático empeorará la situación. Según se deduce en la investigación de propuestas hechas para estas áreas, para zonas como los wetslums es importante planificar construcciones flotantes lo más autónomas y viables posible, con el fin de mejorar el nivel de vida de los habitantes y aliviarlos del peso económico que supone el gasto de energía. La subida del nivel del mar ya es una realidad en muchas regiones, sobre todo en países en vías de desarrollo. A lo largo del próximo siglo, los efectos del cambio climático alejarán a mucha gente de sus hogares; sin embargo, buena parte de los casos pueden evitarse. La planificación y construcción de edificios sobre el agua, que comenzó hace miles de años con los pueblos lacustres, pareció una utopía en las propuestas realizadas por Tange en 1960. La construcción de obras flotantes ya es posible para grandes proyectos, como el aeropuerto Kansai, o para pequeñas casas unifamiliares. Por ende, se pueden construir estructuras sobre el mar como respuesta a la continua subida del nivel del mar; el agua deja de ser una metáfora1 y se convierte en una alternativa para la expansión del ser humano.
1. Blum, H. (2010). The Prospect of Oceanic Studies. PMLA, 125 (3), pag. 670 – 677.
University of Thessaly: Department of Architecture