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TEMA DE PORTADA: PLANEACIÓN / LA SOCIEDAD EN EL PROCESO
Tabla 1. Indicadores por estado de la República mexicana
No. IGSH Estado Área (km2) Población (habitantes) Porcentaje de área urbana GME
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1 Campeche 57,679.11 902,250 0.45 Alto
2 Chiapas 73,594.23 5,228,711 0.729 Muy alto
3 4 5 Muy alto Nayarit Oaxaca
27,771.26 1,188,671 1.016 Medio 93,948.71 3,976,297 0.726 Muy alto San Luis Potosí 60,462.75 2,723,772 0.743 Alto
6 7 Tabasco Yucatán 24,701.82 2,400,967 0.625 Medio 39,663.36 2,102,259 1.857 Alto
8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21
22 23 24 25 26 27 Alto
Medio
Bajo Durango 122,161.17 1,759,848 0.265 Medio Guerrero 63,608.95 3,542,204 0.733 Muy alto
Hidalgo 20,653.08 2,862,970 1.379 Alto
Jalisco
77,952.90 7,880,539 1.542 Bajo Michoacán 58,300.20 4,599,104 1.496 Alto Quintana Roo 42,659.91 1,505,785 1.212 Medio Tlaxcala 3,981.92 1,274,227.00 1.618 Medio
Veracruz
71,470.07 8,127,832 1.344 Alto Baja California Sur 73,964.04 718,384 0.37 Bajo Puebla 34,119.27 6,183,320 1.876 Alto Tamaulipas 79,404.09 3,453,525 1.216 Bajo Zacatecas 74,502.48 1,581,575 0.479 Medio Chihuahua 246,972.63 3,569,479 0.492 Bajo Coahuila de Zaragoza 150,670.31 2,961,708 2.256 Bajo México 22,227.39 16,225,409 4.848 Bajo
Morelos
4,861.89 1,912,211 6.667 Medio Nuevo León 63,615.16 5,131,938 1.657 Muy bajo Querétaro 11,603.60 2,043,851 1.984 Bajo Aguascalientes 5,559.73 1,316,032 3.148 Bajo Baja California 73,565.74 3,348,898 1.291 Muy bajo
Conclusiones
La principal limitante para la construcción de un índice de seguridad hídrica en México es la falta de información. Existe una ausencia de medición, seguimiento y procesamiento de datos, e información asimétrica en diferentes niveles agregados (estatal y municipal).
Una recomendación para mejorar estos índices es incorporar a la metodología información relativa a los presupuestos autorizados y su empleo efectivo para el control de inundaciones, sequías, tratamiento de agua, mejora de los servicios de agua potable, etc., acciones que sin duda fortalecerían directamente la seguridad hídrica en México.
La principal dificultad para integrar aspectos como la gobernanza del agua, la coordinación institucional y los requerimientos ambientales del agua radica en la falta de información y monitoreo de aquellas variables que normalmente no se miden en México. Sería deseable determinar dichos indicadores, disponibles a nivel de país, para cada uno de los estados.
Por último, la metodología propuesta en este documento puede servir como ejemplo de cómo evaluar la seguridad hídrica, al menos como una primera aproximación, utilizando principalmente información libre y publicada oficialmente, combinada con información comparativa internacional de otros países
28 29 30 31 32 Muy bajo Colima
5,752.31 715,095 0.488 Muy bajo Ciudad de México 1,487.48 8,985,339 41.022 Muy bajo Guanajuato 30,336.15 5,864,777 1.975 Medio Sinaloa 56,801.37 2,977,104 1.099 Medio
Sonora 180,936.70 2,874,391 0.413 Bajo
Referencias
Arreguín Cortés, F., et al. (2020). State level water security indices in Mexico. Sustaintable
Earth 3. Gain, A. K., C. Giupponi, y Y. Wada (2016).
Measuring global water security towards sustainable development. Environmental
Research Letters 11 (12): 2-13. Ortega-Gaucin, D., B. J. de la Cruz y B. H. V.
go, la parte norte de Nuevo León y Tamaulipas), centrooeste (Nayarit, Jalisco, Michoacán y Guanajuato) y sureste (Tabasco, Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo). Aunque la gran mayoría de los estados y municipios más vulnerables a la sequía se halla en el norte de la República mexicana, incluso estados del sur como Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tabasco (que se caracterizan típicamente por ser regiones lluviosas) contienen municipios que tienen un alto grado de vulnerabilidad a la sequía y se ven gravemente afectados por este fenómeno.
Castellano (2018). Vulnerabilidad, peligro y riesgo por sequía en el contexto del cambio climático en México. En: S. R. Lobato y C. A. A. Pérez (Eds.). Agua y cambio climático. Jiutepec: Instituto Mexicano de Tecnología del Agua: 80-105.
Este artículo es una versión actualizada y ampliada del original publicado en inglés con el título “State level water security indices in Mexico”. Fue acreedor del Premio Miguel A. Urquijo 2019 que otorga el CICM al mejor artículo técnico. El original está disponible en: sustainableearth.biomedcentral.com/ track/pdf/10.1186/s42055-020-00031-4.pdf
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Anticipar el futuro ha sido el anhelo de la humanidad desde la antigüedad; conocer lo que ocurrirá pondría en ventaja a quien lo consiguiera, pues podría adelantar acciones para su beneficio o protección. La historia ha demostrado la imposibilidad de lograrlo porque el futuro lo crea la propia voluntad del ser humano de manera colectiva, expuesto, además, a fenómenos naturales fuera de su control.
ESTEBAN
FIGUEROA PALACIOS
Ingeniero civil con maestría en Planeación de infraestructura. Consultor en planeación y financiamiento de infraestructura por más de 35 años. Coordinador del Comité de Planeación en el CICM. La incapacidad de predecir el futuro no significa que no se deba prever empleando la capacidad de análisis y síntesis de los seres humanos. Guardar la memoria histórica, aplicar técnicas de análisis y concluir en posibles sucesos es el proceso intelectual que sustenta la visión del futuro. No significa tratar de adivinar, sino de generar posibilidades apoyadas en evidencias reales y sometidas a un análisis combinatorio, a veces probabilístico, para concluir en posibles escenarios que permitan diseñar acciones para adaptarse a ellos.
La planeación, como disciplina intelectual, es en realidad una forma distinta de entender el futuro, prepararse para él y administrar la incertidumbre, invariablemente inherente a la visión prospectiva.
La planeación de la infraestructura es, por otra parte, una tarea compleja porque involucra el empleo de ingentes recursos, siempre escasos; beneficia o afecta a grandes grupos sociales, constituye el andamiaje de la actividad económica y modifica, a veces irreversiblemente, el entorno natural. Si esta tarea se expande a una región o al país, el reto no es sólo planear un proyecto, sino el entorno de poblaciones enteras.
La sociedad mexicana en los próximos 30 años
La planeación se constituye en instrumento clave para identificar los proyectos y acciones en materia de infraestructura, con el fin de responder al crecimiento de la población, que hacia 2050 se prevé que aumente de 33 a 52 millones de familias (considerando que 50% de los habitantes del país son menores de 30 años), las cuales habrán de exigir servicios, viviendas y nuevos empleos formales –cuya demanda será superior a la actual–, además del incremento constante de la productividad urbano-industrial y del impulso al medio rural para alcanzar, cuando menos, un producto interno bruto tres veces mayor que el de hoy (con tasas de crecimiento promedio del orden del 4% anual). Estas futuras condiciones demandan ahora la obligación de responder a la todavía creciente población, con el fin de elevar la calidad de vida, que se reconoce como responsabilidad esencial de la ingeniería.
La planeación se deberá abordar en un espacio de carácter regional, debido en particular a la función articuladora de la infraestructura, que obliga a la demarcación de regiones con base en vocaciones económicas y condiciones sociales, y no en fronteras geográfico-políticas (de las entidades federativas, por ejemplo), pues las características físicas, climatológicas y culturales son las que integran una unidad geográfica, la cual facilita los acuerdos destinados a mejorar el aprovechamiento de los recursos disponibles.
Esta planeación regional deberá tomar en cuenta el acervo de infraestructura construida a lo largo de décadas que, por una parte, aporta soluciones y contribuye a satisfacer importantes demandas, aunque, por otra parte, exige análisis y soluciones a los graves rezagos, distorsiones e ineficiencias surgidos en el contexto de los escasos recursos humanos, materiales y financieros disponibles.
Necesidad de cambiar el paradigma de la planeación de infraestructura
La frecuencia y profundidad del cambio en la estructura y actitud de las sociedades en los distintos países del mundo –con sus particularidades culturales, pero todas inmersas en la vertiginosa evolución tecnológica– ha dado lugar a la comunidad global mejor comunicada de la historia, y con acceso al mayor bagaje de información nunca disponible. Estos nuevos ciudadanos exigen más e influyen en gran medida en las decisiones de política
La sociedad en el proceso n de la infraestructura
Es preciso modificar la forma de dotar de resiliencia a la infraestructura con medidas creativas.
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económica y social de sus comunidades. Ya no es posible, en distinta medida, según el grado de libertad en cada país, imponer decisiones autoritarias, aun cuando éstas estén sustentadas en criterios rigurosos y, desde la perspectiva de los tomadores de decisiones, racionales.
Enfoques estratégico y adaptativo El enfoque estratégico, que se consideró adecuado para la planeación de empresas, instituciones y países en las últimas décadas del siglo XX, parecía satisfacer el sueño del ser humano de diseñar su futuro, imaginar objetivos de vida, de largo plazo, y trabajar para su consecución a partir de estrategias, políticas y acciones adecuadamente relacionadas para mantener el rumbo firme hacia ese futuro promisorio. Sin embargo, ese futuro deseable comenzó a ser inestable e inconsistente en un entorno que se modifica a un ritmo sin precedentes históricos; los objetivos estratégicos es preciso ajustarlos al nuevo ambiente en el que los mercados cambian, los consumidores modifican sus preferencias, las empresas se automatizan y la producción se segmenta no sólo en distintas instalaciones, sino en países muy distantes entre sí.
La planeación de la infraestructura está obligada a observar este ambiente dinámico; la visión estratégica es adecuada para definir políticas de Estado, sustentar acciones para el desarrollo económico y social, y orientar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y procesos de diseño, construcción y operación de las infraestructuras. Sin embargo, se debe entender que no todos los supuestos serán permanentes y que el cambio puede ser tan profundo que los planes y proyectos previstos perderán su eficiencia o, en el extremo, serán inútiles para el propósito que se concibieron. La planeación debe considerar que los proyectos contengan un cierto grado de flexibilidad, tanto en su desarrollo como en su objetivo, mediante la creación de opciones desde el momento de concebirlos. Los criterios de desarrollo por etapas o de reconversión de ciertos elementos de la infraestructura crean opciones valiosas para el futuro incierto. El desarrollo por etapas administra la incertidumbre de la demanda, cuando se planea la expansión no a partir de hitos temporales, sino de umbrales de demanda, mientras que el diseño de elementos de la infraestructura convertibles permite adaptarla a distintas exigencias de operación.
Resiliencia La resiliencia de la infraestructura es una característica auxiliar en la administración de la incertidumbre. La capacidad de recuperar la condición operativa de un proyecto o, en el extremo, no afectar a la población si sufre daños ante eventos agresivos, constituye un atributo que debe ser parte, desde la fase de planeación, de la visión de desarrollo de los proyectos. El riesgo de daño por fenómenos naturales se evalúa en los