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UNA MUJER CON SIGNIFICADO

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IMPACTO ESPERANZA

IMPACTO ESPERANZA

SÁBADO, 04 DE JUNIO

Juan 4:4-26

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4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. 16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

INTRODUCCIÓN

Jesús, desde su bautismo siempre vivió centrado en la misión que vino a cumplir. Todo lo que hacía, su persona entera, su vida total, era en torno a la misión. Vino a gastarse haciendo la voluntad de su Padre (Jn. 5). Salvar al mundo entero era su única pasión. Su trabajo fue tan intenso que estuvo dispuesto a llegar hasta su muerte en la cruz, acto que lo llevó a concluir su obra redentora. Cada movimiento y/o viaje que hacía lo realizaba de manera intencional relacionada con la salvación de las personas. Viajó por Samaria porque una mujer lo esperaba para ser redimida de su vida vacía y sin sentido. Escogió ir por el camino más corto, pero políticamente incorrecto, pues pasaba por Samaria; y los samaritanos eran enemigos irreconciliables de los judíos. Jesús no era enemigo de nadie. Vino a este mundo para reconciliar a la humanidad con su Creador. “Un cristiano puede tener muchos enemigos, pero no debe ser enemigo de nadie”.

I. “CONVERSANDO CON LA PERSONA EQUIVOCADA”

Juan dice “era necesario”, lo que da la idea que había una imposición sobre él. En realidad, así era, pues la misión se lo imponía. Para la mente de un misionero lleno de amor por la salvación de las personas, nada es más poderoso que la misión. Jesús necesitaba comenzar su trabajo misionero

entre los samaritanos, como preparativo para los trabajos futuros que él mismo y sus discípulos iban a realizar en ese territorio. a. Sicar. Quedaba cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo

José, donde estaba el pozo de Jacob. Era el pozo del encuentro de un

Santo hombre con una mujer rechazada por la gente, pero amada por el Cielo. b. Jesús se quedó solo mientras sus discípulos fueron al pueblo a comprar alimentos. c. Jesús inicia la conversación porque él es el autor de la salvación, y también el que busca al perdido para rescatarlo. d. Todo comenzó con un encuentro “casual” para la samaritana, pero para Jesús fue intencional. Un hijo de Dios siempre hace las cosas pensando, analizando, sintetizando y decidiendo.

II. DE SORPRENDIDA A REANIMADA

“Dame un poco de agua” fue el pedido de Jesús. La mujer quedó sorprendida. No existía nada en común entre judíos y samaritanos, pero para el Salvador tenía un propósito. La respuesta de la mujer fue acusadora y desafiante ¡Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana! La mujer ignoraba por completo lo que estaba sucediendo y lo que iba a pasar. 1. El que estaba frente a ella era el que cambiaría su vida para siempre y no lo sabía. Así pasa con mucha gente en la actualidad, buscan ser felices lejos de Jesús, se esfuerzan por cambiar, pero no pueden hacerlo, y llegan al pozo de su propia realidad miserable. 2. El que estaba frente a ella era superior al pozo de Jacob, era la fuente del agua de vida (Jer. 2:13). Jesús no tiene vida, es la vida. No hay nada que podamos comparar con él. Su omnipotencia, omnipresencia, omnisciencia, etc., es inigualable e incuestionable. La samaritana ignoraba, creía que era un judío cualquiera. 3. El que estaba frente a ella tenía el concepto correcto de su vida, pero la samaritana creía que su futuro no tenía sentido. El sentido de la vida la da Dios, él nos creó y sabe qué necesitamos, aunque lo ignoramos.

4. El que estaba frente a ella la conocía y la amaba. Ella decía para sí misma, nadie me quiere, todos me desprecian, soy pecadora.

Así sucede cuando el valor que nos damos es solamente humano, condicional, materialista, egoísta. Pero Dios nos acepta tal cual somos y nos da el verdadero valor. El valor de cada persona se mide por lo que Cristo hizo en la cruz, y no por lo que nosotros pensamos.

III. DISPOSICIÓN PARA DEJAR SU CÁNTARO

La conversación misionera debía hacer algo en el corazón de la mujer. Siempre hay una reacción, positiva o negativa, pero real. Dejó su cántaro y corrió a la ciudad. Al abandonar el cántaro la mujer estaba manifestando que: 1. Nada de lo que había del pasado le importaba. 2. No le importó el agua que vino a llevar porque encontró la vida eterna. 3. Ignoró lo que los discípulos objetaban, Jesús era todo lo que necesitaba y lo había encontrado. 4. Se atrevió a beber de la fuente que la saciaría para siempre.

IV. EL MAYOR TESTIMONIO

Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo? (vs. 29). Era un testimonio personal. Corto. Sencillo pero completo y totalmente nuevo para una ciudad confundida por el pecado, y por una mujer de la que menos pensaban. a. VENGAN: Era una invitación para ir a Jesús. Esa invitación tenía que ser aceptada de manera voluntaria, racional y decidida. b. “A VER A UN HOMBRE”: Pero no uno cualquiera. Dios hecho hombre, capaz de amar completamente, de perdonar y salvar a todo aquel que le cree y lo recibe por fe en su corazón. c. UN LLAMADO: Él sabe toda mi vida y seguro que la de ustedes también. Todo testigo de Jesús tiene que predicar y llamar a las personas a aceptar la salvación. La aceptación de las personas para su salvación no depende del tono de voz del que testifica, sino de su propia experiencia con Jesús. La samaritana la tenía.

CONCLUSIÓN

La mujer samaritana ganó una ciudad. No se puso a pensar en su reputación pasada, tampoco en el desprecio que podría recibir por sus paisanos. Aceptó a Jesús en su corazón y eso era suficiente para ella. Pudo renovar su mente porque Cristo estaba en su corazón. Cambió totalmente el concepto que tenía de sí misma y de lo que podría hacer con su futuro. Todo esto porque se atrevió a beber de la fuente que la saciaría para siempre. No solamente creyó, sino que tuvo fe para dejarse usar poderosamente por el poder de Dios. Lo que acababa de encontrar era tan maravilloso y tan precioso como para no quedarse callada y salvarse sola. Procedió a contar a todas las personas de Samaria lo que Jesús había hecho en su vida. Nunca más llevó malas noticias, ahora lo hizo llevando las buenas nuevas. Ella dijo, aunque muchos no me crean al principio, pero más adelante se darán cuenta que mi testimonio es verdad. La respuesta fue inmediata, porque la Palabra jamás regresa vacía (Isa. 55:11).

LLAMADO

¿Por qué no te conviertes en una evangelista como la samaritana? Atrévete a llevar las buenas noticias a todos los que conoces de que Jesús es real, que murió por todos nosotros, que resucitó, y que vendrá por una iglesia preparada y dispuesta. Deja que por medio de ti sacie la sed de tanta gente que vive cerca de ti. No importa tu pasado. No importan tus excusas. No importa lo que otros puedan decir de ti, pero sí lo que Jesús puede hacer por medio de ti. Oración.

Pr. Edwin Chiroque

Ministerio Personal - MAC

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