HIPÉRBOLE
FRONTERA
LITERATURA Y OTRAS EXPRESIONES ABRIL 2022 | AÑO 2 | NO. 22
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HIPÉRBOLE FRONTERA Año 2 | No. 22 Abril 2022. Imagen de portada Oralia Rodríguez Título: Sosiego Técnica: mixta sobre lienzo. Año: 2021
Editorial
Mónica Morales Rocha Contribuciones
Javier Vargas de Luna Alberto Melena Helly Raven Aleqs Garrigóz Ana Rosa Zamora Ulises Becerra Coralie Pressacco Ajedsus Balcázar Amín Trobelle Luis Alcántar J. R. Espinoza Luis Quintero Juan de Dios Maya Ávila Redes sociales
Revista de divulgación literaria y otras expresiones artísticas sin fines de lucro. Publicación mensual
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HIPÉRBOLE FRONTERA EN ESTE NÚMERO
[CANTO DE PRIMAVERA] 13 PRIMERA FILA | Reseñas de teatro
20 Columna | Lecturas
26 Convocatoria No. 23 | Fuego de
Migratorias
mayo
2 Nota de la Editora
Nota de la Editora
Estamos de regreso en
HIPÉRBOLE FRONTERA Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones artísticas En Hipérbole Frontera damos la bienvenida al mes de abril, con nuestro No. 22 Canto de primavera. Nos llenamos de optimismo ante días más luminosos, observando cómo la vida retoma su ritmo y poco a poco volvemos al abrazo cercano de los nuestros. Agradecemos la generosa respuesta a la convocatoria, tanto a las voces que nos acompañan por primera vez, en poesía y narrativa, como a quienes comparten de nuevo, reiterando su confianza en este proyecto de divulgación. Continuamos con nuestra columna PRIMERA FILA, y la invitación abierta para tus reseñas de teatro. En esta ocasión, Alberto Melena envía dos reseñas: "El banquete de la vergüenza", de Teatro en el Incendio, y "También hay moscas en la luna" de Tijuana Hace Teatro. Estamos, además, felices de inaugurar la columna LECTURAS MIGRATORIAS, de Javier Vargas de Luna, quien nos comparte desde Quebec su experiencia lectora junto a la reflexión en torno a lo que representa, como hispanohablante, entregarse al refugio de un libro estando en un contexto muy lejano de la propia lengua materna. Finalmente, en portada agradecemos la colorida y viva propuesta de Oralia Rodriguez, con Sosiego, como antesala de la riqueza de tonalidades que encontraremos en los textos.
5 Alberto Melena 6 Helly Raven 7 Aleqs Garrigóz 8 Ana Rosa Zamora 9 Ulises Becerra 10 Coralie Pressacco 11 Ajedsus Balcázar 14 Amín Trobelle 15 Luis Alcántar 16 J. R. Espinoza 17 Luis Quintero 19 Juan de Dios Maya Ávila
Dejo ante tu mirada este número primaveral, agradeciéndote como siempre, estar, compartir, divulgar... ¡Gracias por leer!
Mónica Morales Rocha Editora
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EN PORTADA
ORALIA RODRÍGUEZ
Título: Sosiego Técnica: mixta sobre lienzo. Medida 20" x 16" Año: 2021
Oralia Rodríguez Poeta y artista multidisciplinar. Radica en Tijuana, B.C. Estudió la Maestría en Cultura Escrita en el Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana, y los diplomados en Artes Visuales (La Caja Galería) y en Creación Literaria (CECUT), ambos certificados por el INBA. Tiene publicados dos cuentos infantiles y el poemario Trozos de tarde para no ser olvido.
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ALBERTO MELENA CARNE-ACERO
Contemplo el reflejo de quien soy. ¿Por qué me envuelve carne acero, por qué tengo entrañas brunas? Por qué en mi interior viaja un brío explosivo capaz de abatir a la gente con la fricción de mi piel. Por qué penetré en los ojos de la inocencia, e irrumpí en la ilusión del hombre. Por qué sembré en la madre la simiente de tristeza y dejé desprovistos a los párvulos. No quiero ser el instrumento de aflicción o hado mutila sueños. No quiero ser óbito de la existencia, entrada al éter. No quiero ser zarpa de la muerte. No quiero ser daño colateral para la inocuidad en Siria, brío en manos incipientes en una escuela. No quiero ser proyectil quebranta voces llenas de hambre, donador de miedo en Avenida del vacío. No quiero ser acero ejecutor de la diversidad, la rabia de un 22 en una noche de motel. No quiero ser un error disparado.
Alberto Melena (Morelia, Mich., 1987). Lic. en Comunicación (UABC). Con diplomados en litertura, diseño y locución. Su obra ha sido publicada en revistas impresas y digitales nacionales e internacionales, y en los poemarios: En el orgasmo de la palabra, Nidema y Un cuarto para saber qué pasa. Actualmente, es locutor del programa Pulso VMI de UABC Radio y La Voz del Valle, en San Quintín. Además, es docente de nivel superior
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HELLY RAVEN POESÍA AL AZAR
Deshazte del verso es palabra inútil sin cordura. Es placer incierto morbo del alma trasnochada. No escuches los poemas que son brisa suave como primaveral caricia pero han de tornarse, con las horas en vendaval enfurecido. Que la conciencia clara te guíe a un amor profundo. No a un verso efímero desquiciado. No a un sueño torpe de poetas tristes. Solo sé el verso si ha de devolverte la luz perdida el brillo sincero en la mirada
Helly Raven (La Habana, Cuba, 1993). Ha publicado relatos y poemas en disímiles blogs, así como un artículo semanal en El País Digital, durante el pasado año 2021. Twitter: Helly Raven (@hellycrow). Wattpad: Helly Raven (CrowWithAMouth). Medium: Cuervo Escritor
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ALEQS GARRIGÓZ JUSTAS REMEMBRANZAS
A pesar de todo tuvimos una vida ordenada: tú te encargabas del dinero; yo sacaba la basura, alimentaba al gato y sacaba al balcón los zapatos. Teníamos suficiente espacio en la alcoba y sabíamos los nombres de los vecinos y teníamos suficientes cucharas. A pesar de todo nos divertimos: yo manejaba el coche y tú cantabas. Y de acuerdo a sus características, nuestros días eran los de siempre a aquellos en que podíamos mantenernos limpios.
tazatintero.wordpress.com
Aleqs Garrigóz (Puerto Vallarta, 1986) Maestro en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato y periodista cultural. Ha publicado los poemarios: Abyección (2003), La promesa de un poeta (Humo, 2005; Premio Adalberto Navarro Sánchez), Páginas que caen (La Rana, 2013; Premio Municipal de Literatura de Guanajuato) y La risa de los imbéciles (Nauyaca, 2013, Ganadora del I Concurso Internacional de Poesía de Emergente Nauyaca). Ha publicado poemas en medios impresos y electrónicos de México, España, Colombia, Estados Unidos, Colombia, Argentina, Honduras, Perú, Nicaragua, Chile y Suecia.
@javierb.venegas
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ANA ROSA ZAMORA A QUÉ HORA VENDRÁ DIOS
Desde lo alto del cerro camino a casa vi a través de una nube ardiente hilos eternos como la vida pendidos hacia el oriente De ellos colgaban las almas como trapos tendidos al sol mecidas por un suave viento iluminadas por un verde fulgor Esperaban, esperaban con fervor, Preguntándose unas a otras ¿A qué hora vendrá Dios?
Ana Rosa Zamora Profesora de Traducción y Enseñanza de Lenguas, en la Facultad de Idiomas de la UABC. Es aficionada a los versos, la prosa y cualquier otra forma de expresión a través de las palabras.
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ULISES BECERRA SOLÍS QUIERO QUE MORIR SEA NORMAL
Acantilado, moneda de la mano, te lo juro, hija de la pintura, tomar veneno, personas de la misma sombra, oh please don’t go, galope torturado, en los ojos de la ira sujetando el cristal carmesí diluvio, tortura en la esperanza lago de lo que podrías decir, mentirosa sonrisa me da gusto verte me haces imaginar apunto de llorar en la voz del miedo escalofríos me arrepiento, mira lo que hace la humillación tortura de la esperanza, ecos en la tráquea mi propia muerte cansada desesperación, debí vuelto a dormir cuando aún existía opción, nadie te quiere aquí, dolor humano. Ulises Becerra Solís (Tijuana, 1999). Escritor y comerciante. A los pocos meses de nacido muere su padre. Joven conflictivo desde la infancia y de temperamento violento, característica que le lleva a tener problemas familiares y separarse de su primera pareja sentimental. Amante del arte y la cultura, en especial la música, el cine y los libros.
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CORALIE PRESSACCO TABASCO
Vestigios ocultados en la inmensidad frondosa de tus brazos Cabezas colosales estelas, altares un mosaico de jade una carita sonriente Me detengo y contemplo Volando el sol cariamarillo fulgor a bajo Jicoteas, lagartos entre la piedra y la flor Percibo
¡Ahapatlacah! Por tu insaciable codicia ¡Icalaquiantlacah! Tierra nuestra ¡Atlequenquittani! Borrando tragas, tragando borras Abuela guardiana, espíritu de basalto, la piedra que tallan designio desde mis ojos El mono mira al cielo consciente de su pérdida.
El aullido del mono araña voz alerta de la selva La carcajada del tucán en la cima de la majestuosa ceiba Laguna de Ilusiones La cuna de sensaciones El príncipe de la selva depredador sagrado de pelaje dorado me observa y bosteza
Coralie Pressacco De La Luz (Francia, 1980). Doctora en lengua y literatura mexicana por la Universidad de Reims Champagne-Ardenne (Francia), autora de la tesis “La violencia en la literatura mexicana actual. Estudio literario, lexicológico y traductológico” (2019). Su principal línea de investigación es la narrativa mexicana actual. Ha participado en varios congresos internacionales –en Francia, México y Perú– y ha publicado una decena de artículos sobre literatura, lexicología y traductología en revistas de habla hispana y francesa. Además de enseñar el español como lengua extranjera en la Universidad de Reims Champagne-Ardenne, se dedica a la escritura y a la traducción literaria.
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AJEDSUS BALCÁZAR HAY ALGO ENTRE NOSOTROS
Hay algo entre nosotros que va más allá, de toda normalidad en el vínculo sentimental. Hay algo más allá entre nosotros, que repasa al infinito y lo opaca tras avanzar. Hay algo entre nuestros corazones más allá del simple palpitar, un fuego más eterno que la chispa de una supernova. Hay algo más allá entre nosotros que nos hace reconocernos; nos vincula a lo lejos, con cuerdas bien tensadas, reconociéndose a distancias separadas. Algo más allá que un simple capricho; más allá que un simple anhelo, que nos hace desearnos y envolvernos de emociones hasta explotar. Lo que hay entre nosotros consume la eternidad. Destruye lo cotidiano y supera la normalidad. Lo que hay entre nosotros está mas allá de un amor terrenal. Lo nuestro se convierte en un amor sideral y fantasmal. Algo profundo… inexplicable con sonetos simples. Tal vez nuestras almas se reconozcan con esa esencia tan especial, que enlaza parecidos gemelos, gustos gemelos, almas gemelas. Pues entre nosotros hay algo más allá del bien y el mal; más allá de la fantasía y la realidad.
Ajedsus Balcázar Padilla (Tuxtla Gutiérrez, 1993). Escritor mexicano de ciencia ficción, terror y fantasía. Maneja la revista de literatura fantástica El Axioma. Ha sido publicado en diversos medios digitales. Su primer libro Mis tristes memorias eléctricas está disponible en Amazon. Facebook: Ajedsus Escritor. Blog: La Dimensión de Ajedsus ajedsus.art.blog
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PRIMERA FILA El banquete de la vergüenza
También hay moscas en la luna
Alberto Melena
Alberto Melena
El 26 de febrero de este año se estrenó la obra El banquete de la vergüenza, en la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana, luego de varios meses de retraso a consecuencia del COVID19. La compañía Teatro en el incendio presenta el viaje que realiza una mujer en el mundo de los muertos para encontrar a su esposo. En el camino, ella es testigo de las historias de personas que están en este espacio sufriendo a causa de los diversos conflictos sociales que ocurren día a día en nuestro país como la migración, los feminicidios, los asesinatos y la desaparición forzada.
También hay moscas en la luna regresó al Teatro Las Tablas durante las últimas semanas de marzo y principios de abril de este 2022. Cuenta la historia de tres amigos cuarentones que reciben la noticia de que alguien de su pasado ha muerto, esto hace que realicen un viaje a través de los momentos que han marcado su vida.
En la obra se degusta de varios lenguajes que complementan y le dan complejidad a la reflexión que la compañía teatral realiza sobre las problemáticas por las cuales morimos los mexicanos en la actualidad. Es una obra no apta para aquellos que se nieguen a ver lo que diariamente viven muchas personas en la realidad. En ella hay frases memorables, canto y danza que reflejan la crudeza y comicidad de las historias de los personajes. El banquete de la vergüenza está dirigida a adolescentes y adultos, en ella participan todos los miembros de la compañía Teatro en el incendio: Annya Katerina, Carlos Valdés Rosas, Daniel Piñeiro, Estrella Gómez, Gonzalo García González, Leo Aldair, Marcela Durán Mulia y Yara Lina. Escrita y dirigida por Gilberto Corrales.
La obra es una reflexión cómica sobre las expectativas que formamos siendo más jóvenes para alcanzar el éxito en la vida adulta, y es al llegar a esta etapa cuando nos damos cuenta que el fracaso se puede presentar como moscas que no dejan de rondar nuestra cabeza y nos hacen tomar decisiones irracionales, o bueno a los personajes, porque no podemos dejar de ver la obra sin sentirnos identificados y las risas nos delatan, sobre todo cuando ya estamos en estas edades. También hay moscas en la luna es una obra escrita por Bárbara Perrín Rivemar para Tijuana Hace Teatro, estrenada mundialmente en 2019 con motivo de los 15 años de la compañía. Está dirigida para adolescentes y adultos. Cuenta con las participaciones de Lou Best como Mari-Jo, Jenny Lucía como Marianne, Jesús Quintero como Fede, Miguel Ángel Rodríguez como Alex y Jassiel Santillán como El Pianista. Dirigida por Ramón Verdugo.
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AMÍN TROBELLE EL GUARDIÁN DE LA BOLSA QUE SE MUEVE
Una noche en la casa más acogedora de todo el pueblo, la niña que allí vivía junto con su abuelo, le pidió a su Payito (así le llamaba ella al abuelito) que le contara un cuento para dormir: ¡Payito, cuéntame la historia del perro valiente que vivía en esta misma calle y que con magia ya pudo ser hombre! —Ok mi niña, te la cuento y te duermes ya, el abuelo la mira con dulzura y le cuenta: hace un tiempo, en un terreno baldío en el que solo había piedras y hierba seca, abandonaron una camada de perritos bebés, tristemente todos murieron de hambre y sed, menos uno, el más aferrado y juguetón: un día, mientras el perrito buscaba algo de comer en la tierra, observó entre la basura una pequeña bolsa gris moviéndose, él no tuvo desconfianza y se acercó a ver qué era, cuando miró lo que ahí se retorcía, sintió miedo pero también mucha emoción, no sabía cómo reaccionar pues él era muy chiquito, así que miró al cielo y cerrando los ojos pidió con todas sus fuerzas convertirse en hombre de bien para poder cuidar lo de aquella bolsa, en ese momento todo se nubló y el perrito ya nada recordó, solo cuentan que en ese pueblo, nunca más abandonaron en la soledad a nada ni a nadie. El abuelo terminó la historia, se fijó que la niña durmiera y salió del cuarto, no sin antes dar una olfateada al aire para cerciorarse que ningún enemigo acechara a su tesoro nacido de una bolsa gris.
Amín Trobelle (Veracruz, 1982). Se licenció en Inglés en la Ciudad de Xalapa con Máster en Educación. Comerciante, lectora y escritora de clóset. En 2020 inició como Mediadora de Lectura y se integró al programa de Promoción de Lectura en Reflexionario Mocambo donde mayormente se lee a mujeres. Es esclava de tres perros.
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LUIS ALCÁNTAR ENCUENTRO
Julia llegó a dominar la guitarra. Un espacio líquido de posibilidades múltiples. Aprendió con la ayuda de las tablaturas de Internet, luego de un par de clases virtuales. Era el mar de energía que sentía Julia al poner sus dedos sobre las cuerdas, lo que la impulsaba. Luego de aprender algunas de sus canciones favoritas, quiso crear una pieza propia que pudiera comunicarse con la música que le hacía vibrar. Comenzó a ensayar figuras de notas, descartó algunas. Las notas como rompecabezas desordenado sobre la mesa. Una tarde, después de haber tocado un par de horas, Julia sintió un impulso, y el riff que buscaba llegó como un pez encontrado en el río; el provecho del instante.
Luis Fernando Alcántar Romero (Leon, Gto., 1987). Reportero y escritor. Coautor de Cuentos para romper espejos (Ediciones Periféricas/Ediciones La Rana, 2019), junto a Rodrigo Díaz y Francisco Andrade. También ha colaborado en distintos medios de comunicación.
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J. R. ESPINOZA EL ARMERO
…y vio todas las armas creadas en los últimos seis mil años, algunas creadas por hombres. El armero le dio a elegir una que podría usar en la guerra contra los dioses. Después de recorrer cada centímetro del lugar, leyendo las descripciones que iban desde la poderosa Excálibur, o la mítica Summarbrander —llamada Sikanda— hasta las ametralladoras, como M249 capaz de disparar calibre 56 a 900 balas por minuto. El hombre se detuvo frente a una pluma. —¡Esa es la Pluma de Aarón! —Aquí dice: “Pluma de Gilgamesh”. —Vuelve a revisar. La inscripción cambiaba cada tres segundos: Pluma de Homero, Pluma de Shakespeare, Pluma de Cervantes, Pluma de Kafka, Pluma de Borges… —¿Para qué sirve? —¿Para qué sirve una pluma? —¿Para escribir? El armero carraspeó. —Te equivocas grandemente. La pluma no escribe, al igual que los ojos no ven. La pluma es el medio para que la escritura llegue a este mundo. Es el arma más poderosa de mi colección; antes de que te la lleves debo hacerte una advertencia. El hombre ya tenía la Pluma en las manos. Miró al armero a los ojos, que se tornaron oscuros, como charcos de brea. —No hay manera de saber hasta dónde terminará la influencia de lo escrito, como tampoco sabrás si lo que escribes es obra tuya o de alguien más que te ha querido escribir escribiendo. El hombre se marchó, lleno de esperanza, sin saber que no era la primera vez que el armero recitaba aquella advertencia; y que la pluma siempre regresaba a su galería.
J. R. Espinoza (Matamoros, 1990). Becario del PECDA Tamaulipas (emisión 23), en la categoría de Jóvenes Creadores por novela. Columnista en Tríada Primate de Perú. Libros Publicados: Los deseos de Serena (Catarsis Literaria, 2021). Tragaluz (Winged, 2021). Adversus Diaboli (Ómicron Books, 2021).
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LUIS QUINTERO EL RUMOR DEL PACÍFICO ¿Cuántas voces te quedan en el pastillero? pregunté. Giró los ojos para perderse en la radio que sintoniza sólo ruido, un despertador matutino de canciones malditas. El polvo nada lo sabe, el calor quemó las sombras, las imágenes donde aparezco con ella se tornaron amarillas. Soy el delirio para sus ojos, me mira entre lagrimas, en la retina ardiente. Abro una ventana, las casas de los vecinos lucen como pequeños altares donde las lechuzas ululan. Al fondo está el Pacifico, pálido, sin oleaje. En el buzón están mis cartas con su nombre. Sobres marchitos, con fotografías tamaño infantil de mi rostro con dedicatorias en la parte trasera. Todas con fecha del último domingo del mes. Domingo de redención, domingo de culpa, domingo que parecía escuchar decir mi nombre en tono de regaño mientras me retorcía en cama condenado a una resaca. La habitación me expulsaba con una carta más, un montón de palabras, siempre lo mismo. Frases cortas, saliva seca. El teléfono está descolgado, no sé cuánto tiempo lleva así, sin conversaciones. A lado está la libreta de números, todos tachados excepto el mío, alfanuméricos grandes con mi nombre, un número que lancé al mar sobre el malecón de Ensenada llorando como los lobos marinos bajo el frío. Los vientos de Santa Ana quieren arrancar todo, golpean ventanas, manos invisibles, una muerte caliente que parece buscarla a ella. Las torretas de bomberos enloquecen por el bulevar, otra casa incendiada, animales, recuerdos, televisores, todo se queda aquí en ceniza, estatuas sin precio. Siguen las torretas, ella busca el sonido, cree que dice su nombre, aprieta con fuerza una estampa de arcángeles justicieros con cabellos rizados sosteniendo espadas y serpientes, la besa, habla letanías de moribundos. El sol reventó en el mar. Alcanzamos a ver el humo y la noche también. Encendí algunas velas que alumbraron el pequeño altar de ella rodeado de imágenes con rasgos similares al mío, parentescos, pasajes borrosos. Afuera la obscuridad se consume en una larga batalla de flamas como demonios norteños bailando en una pared de cemento, ellos bailan y todos lloran frente a sus pasos, ellos bailan y las torretas giran, rojo azul, la piel es roja azul, el desespero es rojo azul. El viento abrió la puerta, lo dejé pasar, ya estaba dormida con un rosario mudo en la mano soñando una larga carretera hacia Cuervos, con los campos de algodón, el ardor de las espinas de aquel tallo. Sigo siendo su fantasma, de esos que no hablan, sólo cruzan pasillos y escaleras. Avanza el incendio, la escena, el calor, el perfume de la piel quemada. El escándalo la arrulla, se acomoda en el sillón percudido frente a la ventana. Lo ignora todo, la reja oxidada, los gatos callejeros hambrientos. Ahora sueña con el tren que cruza Tecate y los planes que nunca se cumplieron, sueña con las vías y la forma que pasa el tiempo en el camino. Tomo mi mochila, salgo de casa, avanzo hasta el campo donde los grillos cantan desesperados, las luces de Rosarito son estrellas enterradas en la tierra.
Luis Quintero Rosaritense exiliado en la ciudad de México. Gafas obscuras, bourbon, y caminatas silenciosas. Vivo en la melancolía de una ciudad que ya no existe. Sociólogo y fotógrafo callejero.
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JUAN DE DIOS MAYA COPRONÍRICUM
“Antes de la creación el universo era un infinito lago impávido. Fuel el primer movimiento de sus aguas lo que motivó la vida”. (Evangelio de la Sabiduría de Satán, capítulo 1 versículo 7)
De entre sus tiernos cautivos, el Marqués de Nerdrum, escogía a cinco niñas y dos niños que no rebasaban los trece años de edad. La noche antes del rito les obligaba a engullir copiosas cenas a los siete. Muy temprano, cuando el intestino se halla en plena faena, instruía a sus secuaces (a quienes disfrazaba de diablillos escarlatas), para que llevaran a los escogidos a un lago cercano al palacio y allí los desnudaran. Luego, él mismo aparecía en escena y, fustigándolos con una cuarta, forzaba a los siete jovencitos a vaciar la tripa. Siete, decía Nerdrum, por cada uno de los días que duró el génesis. Un éxtasis místico le sobrevenía al viejo marqués, cuando contemplaba el excremento escurrir pausadamente por la orilla del lago hasta alcanzar las aguas divinas, distorsionando el reflejo de aquellos siete púberes seráficos que en cuclillas simulaban la creación.
tazatintero.wordpress.com
@javierb.venegas
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Juan de Dios Maya Ávila (Tepotzotlán, 1980). Ha colaborado en diversas revistas, diarios y antologías literarias nacionales e internacionales. Miembro del consejo editorial de la revista El Burak. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas. Ganó el Concurso Internacional de Cuento, Mito y Leyenda Andrés Henestrosa 2012 y el Concurso Latinoamericano de Cuento Edmundo Valadés 2019. Ha publicado los libros La venganza de los aztecas (mitos y profecías) ), Soboma y Gonorra (Resistencia, 2018), El Jorobado de Tepotzotlán (Literatelia, 2020) y La Serpiente y el Manzano (Paserios, 2021), y editó y antologó Érase un dios jorobado (Ediciones Periféricas-Pacmyc, 2019) y Érase una bruja Malinalco (Ediciones Periféricas-Fonca, 2021). Su obra ha sido traducida al inglés, esloveno y otomí.
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COLUMNA
LECTURAS MIGRATORIAS
JAVIER VARGAS DE LUNA 01. Eliseo Alberto: aferrarse al Caribe Suelen encontrarse entre los bulevares cosmopolitas de América del Norte, con sus portadas y escaparates en lenguas multicolores. En Chicago, Nueva York, Miami, Los Ángeles o Toronto, o en la ciudad de ciudades de la isla de Montreal, por ejemplo. Hablo del milagro literario más ignorado en las urbes del destierro hispánico: las librerías políglotas y los lectores multiculturales. Aquí, en este rincón del Polo Norte, muy cerca ya de las auroras boreales —mundo habitado por tantas formas de sentir frío al pronunciar los desarraigos—, las bibliotecas de Babel nos confirman que leer en nuestro idioma es insistirnos en la fantasía, es acudir a las ortografías heredadas para recordarnos como es debido, es celebrarnos desde las ensoñaciones que definen nuestros silencios, muy a pesar del tiempo y de las nuevas gramáticas que la vida nos impone al cruzar cualquier frontera. Venga de donde venga, del río Bravo o el desierto de Atacama, de las Canarias o la Tierra del Fuego, el lector expatriado de la lengua castellana es una reflexión por rescatar. Al tropezar con títulos parecidos a los nombres que llevamos encima, o frente al accidente feliz de autores que nos representan mientras nos imaginan, diríase que cada novela se hace portadora de nuestra memoria. En efecto, en la intimidad más azarosa de un libro reflejado en el espejo de los diccionarios que somos, muy pronto sus páginas se transforman en instantes que corrigen distancias, o, por qué no decirlo así: en las migas de pan —creo que fue Hansel, no lo recuerdo…, bien pudo ser Gretel— que recuperan el rastro perdido hacia los acentos natales. En suma, debido a nuestra condición de lectores transterrados , un libro en nuestro idioma representa la forma más insólita de regresar a casa en compañía de todos los acentos que habitan en la lengua española. Aunque, por supuesto, nada de esto lo hubiera podido sospechar sin el azar de Eliseo Alberto en los libreros de viejo, la semana pasada. Son tan especiales esos días, cuando los gerentes de la calle más letrada y variopinta de la isla de Montreal se deshacen de sus inventarios multilingües: y allí estaba yo, puntual en un invierno bajo cero, perseverante de bufandas, para decidir que La fábula de José (1999) era el libro que la casualidad ponía ante mis ojos para presentirme antillano entre sus léxicos tan nuestros. Decidido a juzgarme menos distante de mi propia voz con alguien tan aferrado al Caribe como Eliseo Alberto —“¡Ay!, mi madre, le zumba el merequetén…”, así es como hablan sus personajes—, los subrayados y otros garabatos del manoseado ejemplar me han confirmado que, si acaso leer es triunfar sobre la soledad, hacerlo fuera de los ecos sociales de nuestro idioma es vencer dos veces el silencio. Asimismo, me agradó mucho la idea de que alguien más antes que yo hubiera encontrado refugio contra nostalgias idénticas a las mías en las literaturas hispánicas de cualquier siglo.
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Desde sus hemorragias verbales —frases como caudales, párrafos como torrentes, páginas como aluviones—, Eliseo Alberto es un cubano de sonoridades desbordadas. Al leerlo sin posibilidad de intromisiones lingüísticas en los ambientes anglo-franceses de las cafeterías locales, resulta poco menos que imposible no evocar en sus capítulos la coloratura expresiva de Alejo Carpentier, y a menudo también los barroquismos de Severo Sarduy o de Cabrera Infante. Por lo demás, iniciar con La fábula de José este recuento de mis aventuras como lector migratorio resultó más que natural, por cuanto el propio mundo novelesco nos conduce por una galería de seres extraviados en Florida. Allí, en los freeways de la “muerte climatizada” —la expresión es de Julio Córtazar, creo—, recorremos una ciudad entreverada de cubanos, haitianos, polacos, rusos, armenios, salvadoreños, bosnios, mexicanos, y etcétera. Habitada por extranjeros que llegan a Caracol Beach desde las melancolías más distantes, La fábula de José pronto se convierte en reclamo. Sí, este libro es una protesta imaginaria y apodíctica — entiéndase válida, cierta e indispensable— en contra de los espejismos que sostienen la pretendida modernidad de Norteamérica. Con Eliseo Alberto no sólo recorremos una novela hecha de exilios y de soledades, sino que, además, transitamos por páginas que prestan su voz a los desarraigados; de hecho, esa otredad en la que de inmediato nos convertimos al cruzar el río Bravo, dentro y fuera del relato, por fin puede amar y disentir, y además hacer suya su muerte. Dicho de otro modo, en los espejismos de la ciudad industrial tanto como en los avatares de mi lectura, José, convertido en atracción de zoológico, confirma lo que siempre hemos sabido: en las llamadas ciudades primermundistas, trazadas con fachadas perfectas y edificios impecables, los acentos de las y los transterrados no son negociables, están allí, sienten y hablan, aun y cuando el paisaje urbano que los rodea parezca contradecirlos. Por eso y sólo por eso creemos en este libro, porque no sólo libera a José de su cautiverio verbal, sino que, por añadidura, lo hace portador de una certeza olvidada, a saber, que más allá de la lengua de cualquier destierro, “el hombre es el único animal dispuesto a sufrir en lugar de otro”. Al final, qué duda cabe, José es pariente directo de aquel otro personaje cuya monstruosidad nunca supimos descifrar. Me refiero, por supuesto, al Frankenstein de Mary Shelley, esa figura ensamblada con fragmentos de todos los desheredados de su época y que, vale la pena recordarlo, consagró su destino a la búsqueda de un amigo. “Las soledades resultan siempre angustias físicas porque su alivio nunca depende del hambriento o del sediento sino del otro”, nos dice, con nostalgias parecidas a la escritora británica, el narrador de La fábula de José. Al leerlas fuera de la casa común de la lengua castellana, y muy a pesar de los colores cubanos que envuelven tales frases, el lector migratorio sabe que ellas nutren de nuevas elocuencias —y acaso también de nuevas esperanzas— el presente de un idioma que nunca, nunca, nunca dejaremos atrás.
Javier Vargas de Luna Nacido en Tampico, México, es autor de más de una veintena de libros. Poeta, narrador, ensayista, cronista, docente e investigador literario, ejerció el periodismo antes de partir hacia Quebec, Canadá, donde radica desde 1996. Después de cursar la Maestría en Literatura en la Universidad de Ottawa, recibió el grado de Doctor en Letras en la Universidad McGill (Montreal). Desde el año 2004 es catedrático titular en la Facultad de Letras de la Universidad Laval (Ciudad de Quebec) y en diversos periodos de su vida ha sido profesor en la Universidad de Massachusetts (UMASS-Lowell), la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), la Universidad Libre de Bruselas (ULB), la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) de Budapest, la Universidad de Quebec (UQÀM) y el Instituto de Estudios Avanzados de Francia (IEA-París). En la actualidad continúa construyendo una enciclopedia de la lectura en el mundo hispano conocida como Bibliotecas ajenas.
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HIPÉRBOLE FRONTERA: CONVOCATORIA NO. 23 | FUEGO DE MAYO
HIPÉRBOLE FRONTERA Revista de divulgación literaria y otras expresiones artísticas, convoca en poesía, narrativa breve, reseña literaria, ensayo y artes visuales, a participar en el No. 23 FUEGO DE MAYO, correspondiente al mes de mayo de 2022. Favor de enviar tu propuesta al correo electrónico: hiperbolefrontera@gmail.com antes del 24 de abril de 2022; con las siguientes características: Poesía: extensión máxima 45 versos (en total). Arial, 12 puntos, en archivo formato Word, "guardada" con el nombre del autor, Narrativa breve: extensión máxima media cuartilla. Arial, 12 puntos, interlineado sencillo, en archivo formato Word, "guardada" con el nombre del autor, Reseña literaria y ensayo: extensión máxima 2 cuartillas. Arial, 12 puntos, interlineado 1.5, en archivo formato Word, "guardada" con el nombre del autor, Fotografía, obra plástica y/o técnicas mixtas, digitalizada y "guardada" con el nombre del autor, en alguna de las siguientes dimensiones: Página: 210 x 297 mm | 2480 x 3508 pix | 300 dpi Cuadrado: 180 x 180 mm | 2126 x 2126 pix | 300 dpi Media página horizontal: 210 x 150 mm | 2480 x 1772 pix | 300 dpi
En todos los casos, enviar breve semblanza personal, de máximo 50 palabras. Los trabajos recibidos serán seleccionados para su publicación. Los autores serán notificados vía correo electrónico. De no aparecer en el No. 23, es posible que se reserven para ediciones futuras.
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NO. 22
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