H I P É R B O L E F R O N T E R A A Ñ O 3 | N Ú M E R O 2 7 | E N E R O 2 0 2 3 L I T E R A T U R A Y O T R A S E X P R E S I O N E S
Editora
Imagen en portada
Columna
Mónica Morales Rocha
Hipérbole Frontera | MMR
Javier Vargas de Luna
C o l a b o r a c i o n e s
Miguel Tum Ajkot
Yackelin Carrillo
Héctor Limón
Rocío Prieto Valdivia
Miguel E. García R.
Cielo D. Vargas M.
Royina Arróniz
Josué Ramírez
Karla Ruiz
Iliana Hernández
Camila Krauss
Laura V. Medel
Alejandra Balbuena
Beatriz Lorena Sánchez
Alberto García Zatarain
Luis Bugarini
Revista de s artísticas,
Tijuan
e
2023
H I P É R B O L E F R O N T E R A | 1
EN PORTADA
Escribe
Hipérbole Frontera | MMR
Técnica: collage digital
3 PALABRAS DE LA EDITORA
5
INVIERNO
[5] Miguel Tum Ajkot
[6] Yackelin Carrillo
[7] Héctor Limón
[8] Rocío Prieto Valdivia
[9] Miguel Eduardo García R.
[10] Cielo Dafne Vargas Meza
[11] Royina Arróniz
[12] Josué Ramírez
[13] Karla Ruiz
[14] Iliana Hernández
[15] Camila Krauss
[18] Laura V. Medel
[19] Alejandra Balbuena
[20] Beatriz Lorena Sánchez
[22] Alberto García Zatarain
24 Luis Bugarini
SERIE ESPECIAL
Vivir en un ropero
32 Javier Vargas de Luna
36
COLUMNA
Lecturas Migratorias
CONVOCATORIA
No. 28 Primavera, trimestre abril-junio 2023.
2 | H I P É R B O L E F R O N T E R A Í N D I C E
PALABRAS DE LA EDITORA
Con el corazón repleto de buenos deseos para ustedes, damos la bienvenida a este nuevo año con el Número 27 Invierno, de Hipérbole Frontera. Que el 2023, en cada uno de sus meses, nos llene de experiencias enriquecedoras y gozosas Que las lecturas gratas abunden y el embeleso de las palabras resulte bálsamo en el recorrido de cada día
Desde esta redacción hacemos (y estaremos haciendo) lo propio para compartirles, en cada entrega del año, variedad de voces, miradas y sentires Justo así encontrarán en estas páginas colaboraciones en poesía y narrativa, que agradecemos hondamente. Espero disfruten su lectura y la cercanía con cada una de las generosas plumas que nos honra y emociona compartir
En Lecturas Migratorias, de Javier Vargas de Luna: Polvos de arroz, novela de Sergio Galindo, en cuyas páginas se confirma que "dentro y fuera de la literatura, el pálpito amoroso es, y lo es hasta la última gota, la lluvia más vital de cualquier destino "
Les invito, finalmente, a leer La vida en un ropero, serie de Luis Bugarini donde nos comparte un centenar de aproximaciones a su excepcional oficio en la palabra.
¡Que venga, pues, bonito el 2023! Les abrazo con cariño ¡Gracias por leer!
MÓNICA MORALES ROCHA H I P É R B O L E F R O N T E R A | 3 ¡Feliz
2023!
4 | H I P É R B O L E F R O N T E R A
MIGUEL TUM AJKOT
SUAVE CARICIA
Densa neblina en los arrugados cerros
Agitarse en su gigante paso, inquietarse de marrones hojas, la ancha tarde tiene a mis ojos por testigos sombríos
Agotarse la vida, dulce sueño es, blancura, suave caricia
¡Beso tierno en los labios de mi amor!
Miguel Tum Ajkot
(Uspantán, Quiché, Guatemala) Escritor trilingüe: Uspanteko, k'iche' y castellano Ha publicado el poemario Q'eeq Iiq' / Viento Negro, en uspanteko y español (Editorial POE) Publicó en la Antología Maya Chew ksen pich to tquj uj / Pájaros como estrellas sobre un cielo blanco, (Editorial POE)
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YACKELIN CARRILLO
Me ves como una promesa añeja somnolienta entre el bullicio de las calles anacrónica en todos tus tiempos apenas sujeta a esa casualidad más bien premeditada
H I P É R B O L E F R O N T E R A
Me ves como si verme no pudieras ajena a espejos, ojos e imágenes resuelta a estar siempre en la esquina de ese bar que nos contuvo bebiéndome la espuma de cervezas rebosantes en duda
Jackelin Carrillo
PLACEBO |
(Tijuana, BC, 1998) Egresada de Lengua y Literatura, en UABC Asidua consumidora matutina de tecito de manzanilla. Actualmente trabaja en la consumación de su poemario y de lunes a viernes corrobora su amor por la docencia
Pero cuando me ves creo ser más que paisaje creo ser un oleaje dormitando en las ruinas de tu iris. 6
HÉCTOR LIMÓN
AVE MILITAR
Es cierto, guardiana golondrina: es cierto tu vuelo militar es cierta tu estrategia de hambre es cierto
día que te yergues guardiana en mi balcón estática afilando tus plumas-arma de algodón esponjas y el aire abraza con mirada de flama nombramiento al combate
Es cierto, ¿es cierto?
La guerra que liberas no está en mis ojos no es la del hombre gordo no es la de mujer al filo del cigarro
Es cierto, tu guerra es la del nido vacío es cierto, guardiana amiga que la esperanza se guarda en tus recovecos de barro es cierto y tu carne del norte limpiará el cielo. Mis ojos te señalan guardiana golondrina: es cierto
Héctor Limón
(Arandas, Jalisco, 1990) Psicólogo y lingüista Es padre, hijo y esposo Le gusta escribir desde adolescente Ha incursionado en talleres literarios, además de coordinar algunos propios. Publicó su primer poemario “El Síntoma del Impostor” (Espina Dorsal, 2021) Es promotor de la lectura y le hace al huerto urbano
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ROCÍO PRIETO VALDIVIA
ACTO ACADÉMICO
Este mar se despierta cuando te recuerdo
Cuando caen de mis ojos gotas de amargura.
Cuando veo cómo sonríen los niños al salir de clases y la algarabía del fin del año escolar.
Te busco entre sus risas, en el calor de su mirada.
En los salones de clases esperando estés en una esquina
Me vuelvo a la realidad al tocar el vientre, y esa cicatriz que serpentea sigilosa entre los recuerdos
Me oxidan las arterias el exceso de sal y me cierro ante la crudeza
Ato a la anguila que bailotea en mis pupilas
Es necesario saber que has existido, y navegando en el mar esa barca encalló
Te seguiré buscando en cada niño, en sus risas.
En los salones de clases, con este llanto amargo por el acto académico que no pudo ser.
Rocío Prieto Valdivia
(Mexicali, B C, 1974) Escritora y promotora de lectura Imparte talleres de escritura y arte Es autora de libros de poesía y narrativa Su obra aparece en más de 100 antologías Integrante del taller de narrativas con Sergio Seyca, agosto 2022 Incluida en el mapa de escritoras mexicanas, en 2021 Radica actualmente en Ensenada, Baja California
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MIGUEL EDUARDO GARCÍA
PLEGARIA
Desvisto el corazón: transcribo sus latidos le imploro a mi diosa redención: tu piel es el cielo al que rezo mis plegarias. Quiero lanzarme a tus aires: aproximarme a tu región más transparente y escribir mi crónica de viaje Que me den la oportunidad de tocar tu azul perpetuo que tu constelación de lunares guíe mis pasos hacia tu sur hacia tu nombre hacia donde tu carne habrá de consagrarme
Dejo el corazón abierto: gotea Garabatea tu silueta como quien tiene una última plegaria en su revólver
Garabatea tu nombre como quien apuesta todo al negro de tu noche.
Miguel Eduardo García Rodríguez
A Cielo:
Bajo tu amparo me acojo, no desprecies las oraciones de un poeta urgente antes bien, concédeme todo pecado ¡Oh, diosa seductora y gloriosa!
Ruega por nosotros para que nos bendiga la madre de todas las palabras que me conceda el don de leerte entre mis páginas que te vuelvas el verbo que corrompe mi silencio.
Haz que palpiten tus nubes que se erice tu cielo mientras me acerco a las promesas de tu gracia
Así sea
Licenciado en Derecho con diplomados de Literatura Europea Contemporánea y de Creación Literaria Ganador de los concursos: Crónica Literaria “el espacio entre nosotros” (2020) y V Antología de cuento infantil, Consejo Editorial Cordobés, Veracruz (2020) Colaborador del programa de radio “Libro Fest 2022”, UAM Azcapotzalco
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CIELO DAFNE VARGAS
EXPERIENCIA PLENA
Jugué a ser Dios
Prejuzgué, dicté decálogos y decretos
Experimenté el pecado, afilé mis uñas, inundé mi sexo y me dejé ir.
Jugué a ser Dios, tenté el poder, Me quemé, me quedé, queriendo ir para siempre
Escuché que me llamaron por mi nombre, y ya era Dios
Declamen plegarias a mis santos y demonios.
¡Vengan conmigo a todas partes y sola nunca me dejen!
Prediquen en mi nombre, de diez en diez descubran mis misterios
Entre lo divino y lo profano, elíjanme
Me pego una estampa, me persigno ante la luna.
Convoco a mis devotos, a mis ángeles, a mis fantasmas.
Soy un evangelio sin nombre
Recuérdenme con plegarias en sus sueños
Derroché tantas bendiciones como pude
Jugué a ser Dios porque si no nunca lo sabría
Cielo Dafne Vargas Meza
Arrastré mi piel cuando apagaba el sol Prendí mis llagas cuando encendía la luna Jugué a ser Dios, no tuve misericordia. Por diferencias en el cielo no fui eterna. Perdieron la fe en mí: quemaron mis santuarios. Me condenaron a lo efímero
Me herí más allá del cielo Jugué a ser Dios, lloré heridas ajenas Sin duda, ni demoras, no pude salvar a nadie.
Bastó una palabra mía para enfermarlos.
Me soltaron, tuve experiencia suficiente Jugué a ser Dios cincuenta y siete veces Me abandoné, lo sentí, me destrocé me destrocé en mi tierra, desde la risa
Y aunque nada me falta, me falto yo Pero en mi corazón aún late, aún clama, el adiós al Dios que un día creyó en mí.
Fui dueña de mi fe, jugué a ser Dios
(CDMX, 1995) Licenciada en Derecho Ha publicado en medios digitales e impresos: Revista de arte y literaria Monolito, La Liebre de Fuego, Por Escrito y Alegatos Forma parte de la antología de minificciones, homenaje a David Bowie: El fulgor de la estrella negra y de las obras representativas de la cuarta edición de Poesía en la Piel
1 0 | H I P É R B O L E F R O N T E R A
ROYINA ARRÓNIZ
PERROS DE CIUDAD
El paisaje de azoteas insiste en sus tonos marrones; Un perro husmea mis pies que aguardan anclados a una banqueta; racimos de hombres penden del bus ya en movimiento y su estela gris nos tiñe
Resignados volvemos arrastrándonos reptiles del día y del hartazgo Yo intuyo tras un telón de concreto la vida, la vida
Royina Arróniz
Abogada Con Diplomado en autores latinoamericanos Ha participado en diversos cursos y talleres literarios Forma parte de las antologías Cuentos del sótano II y III; y Letras Peregrinas, (Deliz Ediciones / Universidad de Arizona) Es coautora de Fuego a tres voces, ganador de la convocatoria Coyoacán en tus letras Ha publicado en revistas digitales e impresas y promueve principalmente a escritoras mexicanas a través de @escritorasenmovimiento
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JOSUÉ RAMÍREZ
Así sea que, al fondo de un naufragio, hallándome tres décadas y media después quizá de nuevo esté aquí como aquella noche , festinando un poco más por la escena noctívaga:
SM en camisón, con el gorro en cucurucho, debidamente doblado hacia atrás, arremangando manga
para no correr el riesgo de quemarse la tela por la flama, casi líquida, en la palmatoria, imaginando en el papel, la imagen de la mancha tipográfica
perturbación del ingenio en componente disléxico , en el septentrión en su espaciamiento de prismas subdivididos sobre un sentido igualmente visual, en la sucesión, hasta llegar a la unidad.
Qué novedad de aperturas para resaltar la ilusión, como si fuera posible en el empaste, a medianoche, mirar las estrellas.
Evoluciona aquella idea hasta el grafiti; cifra el desenlace de un destino humano en la constelación de un canto roto, en una superficie donde el punto antiguo es tardé treintaicinco años en entenderlo una épica de lo ordinario, no ideal ni estática, fragmentada y dinámica, no en la nada sino nacida de la crisis constante.
El ansia, la incertidumbre, la repetición de A y B. Todos los modos, no en cualquier sitio. Así que, aunque apenas aparece la variable, no todo es el control, no todo es colateral.
Canta el ave, existe el número y el azar que sobre la superficie queda, pulsa
Josué Ramírez
(Ciudad de México, 1963). Poeta, editor y promotor cultural. Es autor de varios libros de poesía entre los cuales se encuentran Hoyos negros, Ulises trivial, Los párpados narcóticos y Multi / verso Ha sido miembro del SNCA
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SM
KARLA RUIZ
NOTAS DE SEPTIEMBRE
¿Quién inicia desde 0? El vaso vacío no es y la oscuridad sola no está
Deleuze y Guattari dicen que hacer filosofía es crear palabras y yo: duermo me ausento soy un papel blanco doblándose con el tiempo que guarda manchas, pecas del tiempo
¿Quién nace en soledad? Si el dolor es esa unión que nos gestó
No hay filosofía sin esperanza ni esperanza que funcione
¿Quién inicia con una hoja en blanco? Si la palabra nos precede
La costa no toca el mar y la arena no comprende de lunas llenas y yo me abraso entre atrojos
[atrocidades que ven los ojos]
¿Quién puede crear palabras? Las letras ya están hechas las palabras son esdrújulas del tiempo.
Karla Ruiz
H I P É R B O L E F R O N T E R A | 1 3
Escritora independiente, no cuenta con un libro impreso publicado, pero sí con dos libros digitales (Silencios y Notas de Septiembre)
ILIANA HERNÁNDEZ
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS SIN SU MIRADA
Cuesta arriba en un pequeño camión la gente silenciada por cubrebocas San Cristóbal en el deseo comunal se me llenan de mazorcas los ojos profusos sembradíos de maíz el rayo de sol cruzando de tanto en tanto la ventana una bruma antigua suspendida sobre el abismo de la carretera inmovilidad de aparecido exacta medida de mi tristeza ese no querer regresar del monte perderme en esa tierra helada escuchar tzeltal y tzotzil, poder entenderlo [todo cuando hablamos con las mujeres [bordadoras caminamos a la huerta llena de chiles [morrones y habaneros luego fuimos al bosque a jugar con los [chiquillos
luego silencios y café negro sabinos, encinos, cerezo y robles montones de tierra roja coloreando las [pendientes
insistencia de maizales tiernos -la vida sonríe con sus dientes de eloteun vaho ancho nos persigue en la colina cubre la memoria de una mujer, mi madre que me espera en Tijuana desmemoria chiapaneca-olvido tijuanense dos tiras de colores son los recuerdos [desatados
Iliana Hernández Partida
alguien le hizo perdedizas las fotos, llaves y [zapatos por eso los forma al lado de su cama para decirse que aún tiene pies mi madre no conocerá las piedras de San [Cristóbal pero entiende de poesía y rocío podré dibujarle con palabras muchos [rostros de la montaña se emocionará al imaginar la sabrosa guayaba de carne [rosa los rezos chamulas en el vientre de la [iglesia de San Juan mi madre va a sonreír satisfecha y mañana no preguntará sobre la bruma los elotes y las mujeres caminantes el café y los árboles eternos atisbará cuando su mente se ilumine con un resplandor de memoria de cuando en cuando recordará su vida entera en la desértica Tijuana pero olvidará el rostro de sus hijos y nos perderemos sin ella desterrados de su cuerpo de madre la veremos internarse en un cañón oscuro para no regresar, nunca, no, nunca, de la profundidad de Chiapas
Es caminante por curiosidad, cree que hay nuevos paisajes cada día, pinta como pensar o escribe para saber y meditar Se le hace tarde vivir
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CAMILA KRAUSS
COVER A "UNA HISTORIA DE AMOR" DE CRISTINA PERI ROSSI
Para que yo pudiera amarte Cinco olas de Covid tuvieron que azotar [al mundo, Y mis abuelos Ser polvo en Bosques del Recuerdo
Para que yo pudiera amarte Marx tuvo que escribir El Capital Y Elon Musk comprar Tuiter
Para que yo pudiera amarte Maria Alyokhina tuvo que eludir a la policía del Kremlin en 2022; Y Debanhi Escobar aparecer en una [cisterna Después de haber sido secuestrada en [un taxi
Para que yo pudiera amarte AMLO le exige a España disculpas por la [Conquista, Pero incrimina a los periodistas [mexicanos que lo cuestionan.
Para que yo pudiera amarte Nodal tuvo que terminar con Belinda Y Amber no ganar el juicio contra Johny; Barry llegar a tres temporadas Y Stranger Things volver a dar golpe en la [cuarta
Para que yo pudiera amarte Murdoch tuvo que partir Y contra todo pronóstico, Yo, sembrar heliconias en mi balcón.
Para que yo pudiera amarte Tuve que huir de Bumble y DateYourAge com
Y tú organizar un Drink & Draw
Para que nos amáramos, al fin, Ocurrieron todas las cosas del mundo
Y desde que nos amamos, A pesar de la peste y el Gran Desorden, Una línea sigue a un punto
Camila Krauss
(1976) Poeta Su último libro publicado es A (tajos) migrantes (UANL, 2020) En 2021 fue parte del programa veracruzano independiente para arte contemporáneo Bruma Laboratoria y actualmente radica en Xalapa, Veracruz IG: @camilakrss wwwcamilakrausscom
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1 6 | H I P É R B O L E F R O N T E R A ¡Enhorabuena
H I P É R B O L E F R O N T E R A I N V I E R N O
y larga vida! Sinceramente
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O
R N
LAURA V. MEDEL
INVIERNO ESPACIAL
De lo más difícil de explicar a las generaciones de humanos nacidas fuera, es la sensación del frío en el cuerpo Ahora la ropa invernal es solo leyenda El clima aquí, desde el inicio del viaje, ha sido siempre cálido.
Fui de las últimas personas en experimentar el llamado "eterno invierno" en la Tierra. Soy de las pocas a bordo que pueden contar cómo era la vida en aquel lugar. A pesar de la traumática infancia que viví en aquel planeta, ahora lejano, en los últimos años de odisea espacial he extrañado beber café o chocolate caliente mientras que la punta de mi nariz seguía congelándose El vaho escapando de la boca, simulando ser humo de cigarro entre juegos con las amigas Pero sobre todo, aún añoro los abrazos de mis seres queridos intentando consolar mi gélido cuerpo cada diciembre No obstante, voy olvidando poco a poco lo que era sentir frío. ¿Será obra de la vejez?
Mi compañera de estancia me ha dicho que recuerdo el frío desde el privilegio. Le he contestado que de existir aún los refrigeradores, me habría metido ya a uno solo por capricho
Aquí los androides se encargan de reparar toda falla en la nave al instante, jamás permitirán que el clima falle o cambie Sería condenar la misión al fracaso Imposible
Navidad del año 2,094. A medio millón de años luz del destino al que nos lleva nuestra casa viajante.
Laura V. Medel
Escritora de microficción, poesía y ensayo Estudió Filosofía en la FFyL (UNAM) Profesora de literatura en Casa del Constituyente (Texcoco) Segundo lugar del concurso “El papel de las lenguas indígenas en el México del siglo XXI” (ensayo universitario, UNAM) Microrrelatos publicados en: Minificción; Minúscula; Rigormortis; Fóbica Fest
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LAS PINZAS ALEJANDRA
BALBUENA
¿Dónde están?, increpó al aire mientras vaciaba el contenido de su cosmetiquera sobre la cama Con la mano buena separó cada objeto hasta encontrar las pequeñas tenazas de acero inoxidable, quienes gustosas, se prepararon para los múltiples micro choques entre sí; ellas no se sabían una herramienta propia para depilar, se creían castañuelas que en ARI-A-TA susurraban muy cerca de la boca rimas sobre raíces y desapegos La mano derecha en alto Un velo carmesí escurría sobre el piso Con la mano buena acercó a las despistadas y comenzó a extraer los cristales que se habían incrustado en la mala al impactar sobre el espejo.
Alejandra Balbuena
H I P É R B O L E F R O N T E R A | 1 9
Emprendedora, empresaria y especialista en RRPP. Trabaja para firmas de tecnología, turismo y algunas compañías internacionales Es lectora empedernida, escritora entusiasta, aprendiz y maestra de vida
BEATRIZ LORENA
LA CASA DE MIS PADRES
La casa de mis padres es un reflejo de sus vidas. Llegaron a estrenarla con juventud inexperta e ilusión La fachada original, con los días de los años maduró Los arcos ondulados y suaves ahora son trazos estrictos, ángulos rectos difíciles de transformar
Las vigas porosas como el soporte de su cuerpo y la techumbre agrietada como las ideas en su cabeza, aguantan piezas vacías, colmadas de memoria, sabiduría y ausencia
La casa de mis padres se mantiene en equilibrio, pulcritud y orden Está cimentada sobre pilotes más preciados que el oro, descansa entre valores, resistencia y trabajo
En el suelo del jardín dormitan hojas desecadas. Brotan macetas de cerámica y barro, chaparritas, redondas y convexas.Acunan suculentas enanas, plantas que cada temporada engendran fragancia de geranios arrebol, bálsamos de hortensias malva y mini girasoles con pétalos como pestañas de luz
Los dedos fraternos de mis padres asisten de ellas, con delicadeza remueven abono en la tierra, hidratan con suero de vitaminas y soplos de sol La benjamina frondosa, anida el canto de gorriones En un bebedero, giran como rehiletes alas de colibríes
La casa de mis padres es Navidad, colección de pesebres y niños Dios Domingos puntuales a misa, tabaco y juegos de fútbol en la televisión
La casa de mis padres aún conserva el aroma a manzanilla, hierbabuena y anís. Se escucha el regocijo de risas, en el arrullo de cortinas mecidas por el recuerdo y en el eco de abanicos, susurros, suspiros y llantos.
Los muros, emanan humedad con lágrimas alegres, aunque llevan maquillaje y varias capas de pintura, no logran cubrir las manitas, como un betún empalagoso de caricias
La tarde en la casa de mis padres lleva esencia de café, empanadas de cajeta y prescripciones médicas surtidas No logra camuflar el olor discreto a nostalgia, alcanfor y gratitud
La casa de mis padres es una venda adhesiva Es limonada fresca, frijoles refritos y consejos.
Es cofradía, un santuario callado y albergue protector. Recetas ancestrales, un recuento de aventuras bajo el cielo de machimbre.
Es vaporub, ungüento sanador, merthiolate en los codos y rodillas, en el pecho un trapo caliente para la tos Plancha y almidón, calcetas zurcidas y bastillas hilvanadas
Es sepulcro de siete vidas de gatos vagabundos y lecho de perros que adoptaron un puesto en la familia Son pollitos de kermés, conejos de granero, tarántulas peludas y pecas de serpiente pitón
2 0 | H I P É R B O L E F R O N T E R A
Es casita de campaña con muros delicados, suelo dulce y cojines alcahuetes para sus nietos y bisnietos
La casa de mis padres preserva la evolución del retroceso de la vida La hipoacusia aturde los pasillos del oído, la presbicia empaña los cristales del balcón y la rutina inquebrantable denota tolerancia, costumbre y aceptación
El hogar familiar trasciende los límites de su edificación, asemeja un puente colgante que guía y une nuestras almas en una travesía hasta la eternidad.
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Beatriz Lorena Sánchez Fernández (Tijuana). Ha participado en Festiarte y Feria del Libro de Tijuan, con lectura de sus textos. Es miembro del taller literario Mañana Lloverá Autora del libro Fatiga Pandémica, crónicas del coronavirus
ALBERTO GARCÍA ZATARAIN
EL HÉROE
Hace dos días encontré en un bote de basura un libro de cuentos deshojado No tenía portada En la primera página estaba una frase escrita a lápiz, decía: “Nadie sabe si va o viene” El índice contenía los títulos de doce cuentos pero solo uno estaba completo, lo leí
Trataba de un filósofo chino que soñó que era una mariposa. Esa mariposa, a su vez, cansada de revolotear en un jardín, se durmió y soñó que era un operador de tranvías en plena jornada de trabajo
El relato decía que cuando el operador de tranvías terminó su turno se fue a su casa, se acostó para tomar una siesta, entonces soñó que estaba en la oficina de la estación donde trabajaba y que era su tiempo de descanso Tomó un libro de la estantería que tenían en el área de comedor y se puso a leerlo
El libro trataba precisamente de un empleado de una compañía de tranvías, que en su sueño se daba cuenta que él, en realidad, era una mariposa soñada por un filósofo chino.
Quedé un poco confundido Dejé de leer el libro, lo abandoné en otro bote de basura y me fui al parque Pasé el resto del día viendo a la gente dar de comer a las palomas Allí me sorprendió la noche
Ayer fue otro día de altibajos Por la mañana, por más que busqué, no encontré nada interesante para leer, sólo un diario que contenía la noticia de un peligroso meteorito aproximándose. Caminé todo el día de un lado a otro. Fui al parque, pasé frente a un puesto de hotdogs y me senté frente a la iglesia. Nada qué resaltar.
La tarde mejoró un poco En un estacionamiento de supermercado salvé a una mujer de un asaltante El hombre se había acercado por detrás de la mujer cuando ella intentaba abrir su auto Yo llegué corriendo, lo espanté moviendo los brazos y gritando La mujer me regaló una caja de donas Más tarde me asomé a un callejón y rescaté a un perro que vegetaba su vida, amarrado a un poste de luz
El perro me siguió camino a la playa. Juntos vimos desaparecer al sol en el mar, fuimos testigos del rayo verde y de que sí se produce un chasquido al sumergirse en el agua,
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cosa que nadie me cree La mayoría de la gente no es observadora
Por último, ya entrada la noche, se podría decir que salvé al mundo
De alguna manera que no podría explicar con exactitud, modifiqué el Colisionador de Partículas. Con él, lancé un rayo que destruyó, justo a tiempo, el meteorito que se acercaba a la tierra Ni yo mismo lo creería si alguien me lo hubiera contado, suponiendo que lo hubiera olvidado Esto lo confirmé después, en una televisión de sesenta pulgadas que vi en el aparador de la tienda de empeños de la calle Constitución
Al menos eso compensó mi día, me fui a dormir satisfecho
Por la madrugada hizo mucho frío, mis pies se congelaban y el mismo auto de la persona que me regaló la cobija, me salpicó de lodo cuando arrancó.
Hoy, muy temprano, me desperté y estaba un policía picándome las costillas, me corrió de mi esquina
A veces pienso que soñar como el chino es mejor que vivir la realidad Pero también recuerdo las palabras de mi abuelo: Tener un gran poder, implica una gran responsabilidad
Alberto García Zatarain (Tijuana, 1957) Licenciado en Lengua y Literatura Hispanoamericana (NSNG) y Administración (UABC) Postgrado en Literaturas de Vanguardia Autor de La playa de los espíritus, El fistol de Moriarty y El caso de Piedras Gordas En proceso de publicación: ¿Dónde está Marcos Gallardo?, Cajas chinas, Entitarios y Los días contados
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LUIS BUGARINI
LA VIDA EN UN ROPERO
100.
Vivo dentro un ropero y sé de lo que hablo.
99.
El mundo es la totalidad de lo que existe fuera de este ropero.
98.
Aquí hay entrepaños y cajoneras, la mayoría inexplorados y silenciosos, de diferentes tamaños y calidades.
97.
Nadie ha tenido el tiempo, ni la paciencia suficiente como para esbozar un mapa que pueda ser incontrovertible.
96.
Dentro de cada uno de los entrepaños y cajoneras hay objetos que ayudan a interpretar la realidad.
SERIE ESPECIAL 2 4 | H I P É R B O L E F R O N T E R A
95
Es frecuente que cuando las personas atestiguan un fenómeno que les ayuda a explicar lo que viven, concluyan que no debe buscarse más
94
Se conforman con ese hallazgo en su perjuicio y en el de quienes los rodean
93
Dentro del ropero me transformé en una parte del mundo, en tanto que chispas multicolor se iluminaban ante mis ojos
92
Si también viven dentro de un ropero, sugiero que abran el mayor número posible de puertas y exploren lo que se encuentren
91
Los tesoros destellan cuando se les permite hacerlo
90
La vida dentro de un ropero me llevó a celebrar la obscuridad.
89.
Otros valoran las tinieblas, la penumbra o incluso el golpe de la luz, aunque no es mi caso.
88.
La falta de luminosidad permite a los seres
inquietos desarrollar habilidades con las que otros apenas logran soñar
87
Hablo de leer el pensamiento, por ejemplo, incluso antes de que suceda dentro de la cabeza de la otra persona
86
Asimismo de modificar el destino de un individuo en contra de la voluntad divina
85
Los entrepaños y cajoneras dentro de un ropero ofrecen una oportunidad a los individuos para averiguar sobre sí mismos, casi hasta el límite de la imaginación
84
No es inusual que sientan miedo o desafecto por sí mismos
83
Más de una ocasión he gritado al interior del ropero sólo para comprobar que mi voz no se escucha
82.
Eso me ha hecho dudar sobre si tengo boca y oídos.
81.
Los entrepaños y cajoneras guardan secretos que no deben ser revelados más que a quienes sienten fascinación por los entrepaños y cajoneras.
SERIE ESPECIAL H I P É R B O L E F R O N T E R A | 2 5
SERIE ESPECIAL
80
Dentro se ropero se preserva el mismo aire, que apenas circula y fluye con aliento apolillado, siempre con la mirada puesta en un lugar fijo
79
Puedes dormir en un entrepaño si es que hallas uno del tamaño de tu cuerpo
78
Es inusual encontrar uno de más de dos metros de largo
77
No suelo cortarme el pelo o las uñas, lo que genera una sensación de un cuerpo olvidado
76
No tengo certeza sobre los límites de mi cuerpo y los del ropero: las materialidades se superponen y emborronan
75
Antes de entrar al ropero soñaba con entrar a un ropero.
74.
Antes de salir del ropero soñaba con un trozo de pizza.
73.
Las imágenes en nuestra cabeza se gastan hasta convertirse en un sitio hostil en lugar de ser un refugio.
72.
Las palpitaciones me obligan a decir “basta”, una y otra vez.
71.
Entonces recorro las líneas de mi rostro con nerviosismo porque no tengo más.
70.
Debe elegirse un ropero que nos permita caminar de un lado a otro para los eventos de crisis.
69. No serán pocos, así que mejor estar listos
68
La ansiedad no me suelta, aunque mi piel se volvió resistente a los moretones y heridas
67
No me avergüenza, ni me enorgullece, ni me produce una sensación de alivio
66
Padezco en el tránsito entre la vida y la muerte y me resisto a asumirlo
65
La mente funciona con mayor eficiencia en la obscuridad
64
La luz es una distracción
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63
Bajo la luz, así fuese mortecina, los objetos se perciben con claridad y eso genera deseo y angustia
62 La penumbra es generosa porque es una zona fronteriza
61 Si bostezas con la boca cerrada, entonces podrás sobrevivir
60
Renuncié a la idea de ser un entrepaño o una cajonera, pero aún me seduce
59
Me embelesan las ideas que se transforman en ahincos imposibles de lograr
58
Rehúyo al contacto humano: el color puro me ofrece un alivio que ya no tengo
57.
El color es la única geografía que se mantiene sin conquistar ante el hallazgo de una posibilidad creativa.
56.
Una mancha es el inicio de cualquier forma posible de representación del entorno.
55.
El punto es una mancha y asimismo la totalidad del universo.
54.
El tiempo es mecánico y huye de la simplificación, así que no habrá forma de comprender su funcionamiento.
53.
Lo que hallemos dentro del ropero es lo que existe dentro de ese segmento de tiempo.
52
La línea no se mueve de lugar: somos nosotros quienes establecemos una arquitectura posible de los afectos
51
Salir no es entrar de la misma forma en que entrar es entrar, pero en dirección ascendente
50
Una franja es una invitación, aunque nadie sabe para qué y por lo mismo no acuden
49
Saltas de la cama a la realidad para esbozar una acuarela que sea una representación de la representación
48
La sombra tenue se recuesta en el muro sólo cuando la miramos de reojo
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SERIE ESPECIAL
SERIE ESPECIAL
47
No puede mirarse al centro de los objetos
46
El trazo de un pincel sobre una tela es el homenaje necesario para cualquier vida humana
45
Quizá lo que llamo “ropero” no es sino otro cajón de este lugar
44
Ayer llamé a los bomberos para que bajaran a mi no-gato de un no-árbol
43
Las categorías del pensamiento se desorganizan a la menor provocación y además lo presumen
42
Soy una lluvia de confeti sobre la estepa sin viento
41
Suenan mis pasos sobre la hierba quebradiza, que no siempre fue así.
40.
Avanzaré hacia ningún lugar hasta que se borre la palabra “avanzo” y no queden sino vestigios.
39.
Me criaron para ser un experto del disfraz,
justo tras la expectativa incumplida y la elección de lo múltiple.
38. Ropero, vuelvo a ti.
37.
El aire del valle y la ciudad moderna me hacen mal.
36.
En los márgenes habita un tumulto que se agita y levanta las manos en señal de alerta.
35
Las notas de esa música se superponen para no ser identificadas
34
Amanecen huecos en el pasto con la forma de un individuo
33
Me agito si me miras y me apaciguo si intentas cualquier fineza
32
Soy el que se duerme en los brazos de la añoranza y el olvido sin final
31
Los entrepaños y cajoneras no tienen objetos de valor
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Lo que es, es como no-es
29
El hueco de mi mano dibuja todos los precipicios del mundo
28
La pendiente siempre es una cuesta y por ahí deben subir los peregrinos
27
Aquí sólo habita la ceniza
26
No deben mezclarse las emociones después de las seis de la tarde
25
Puedo cambiar de forma a placer y ahora elijo ser las palabras que lees
24
También soy la llama que se impone al viento
23.
Si encuentro un cabello suelto, lo abandono a su destino.
22.
La memoria se acerca cuando se siente ignorada.
21.
Esta belleza del mundo se agazapa detrás
de todas las flores.
20.
La vida dentro de un ropero es igual a cualquier otra, sólo que lejos de la acción del viento.
19.
La expresión “vida al aire libre” cobra otro sentido dentro del ropero.
18.
Aquí se puede caminar, al igual que voltear si presentimos que nos siguen.
17
Los sueños ocurren de un modo diferenciado si no sales de este lugar
16
Practico ritos ancestrales para que el grosor de los muros se amplíe en lugar de que se reduzca
15
Voces que brotan como palpitaciones dentro del ropero, la mayor parte del tiempo, me hacen concebir la idea de retirarme
14
Suena el canto de los grillos en la temporada de lluv do oírlos
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SERIE ESPECIAL
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13
A menudo preguntan si no extraño el sol, pero terminas por olvidar lo que significa esa palabra
12
Untarme suficiente crema para la deshidratación sobre la piel es uno de mis pasatiempos
11
El ropero es una posibilidad en el espacio, entre millones y millones de ellas
10
La luz mortecina te obliga a escuchar tus pensamientos
09
Hay entrepaños y cajoneras que necesitan aceite para abrir y cerrar sin hacer una estridencia
08
Al derramar tu agitación sobre el destino de los peregrinos, transformas tu indigestión en acciones para lograr un beneficio colectivo.
07.
No hay leones dentro del ropero, al menos dentro del que habito, ya lo había referido.
06.
Restauré el anuncio de la palabra “peligro” que cuelga en la entrada de los entrepaños
y cajoneras.
05.
Los sonidos viajan más lento dentro del ropero y casi puedes mirar cómo se retiran.
04.
Aquí no hay nubes, ni fenómenos atmosféricos, el aire flota sobre sí mismo.
03.
No dejaré huellas de mi paso por el ropero, lo que aligera mi carga.
02
Los cristales se trozan ante mis ojos
01
El ropero es lo que adivinas que es y así lo será hasta que decidas cambiarlo
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LECTURAS MIGRATORIAS COLUMNA
Por: Javier Vargas de Luna
Sergio Galindo: ciudad y escritura
Sergio Galindo: ciudad y escritura
En la isla cosmopolita de Montreal hay librerías para todos los gustos…, y en todos los idiomas, por supuesto. Y sobre la avenida Saint-Laurent dejé de frecuentar el establecimiento de las novedades hispánicas, los precios subieron el tono, ediciones de importación, era de esperarse, y su propietario es andaluz, los textos llegan siempre del otro lado del mar o del otro lado del tiempo, y en los entrepaños del destierro el mejor vendedor no es el mejor informado de cánones o primicias literarias: es quien desentraña nuestra necesidad de frases natales, o es quien descifra nuestra urgencia de espejos verbales Por lo demás, y para descargo de aquel sevillano, su impagable oferta editorial (nunca mejor dicho) hace sospechar que la vocación de librero transterrado jamás ha sido un oficio fácil, claro que no...
Poco a poco comencé a menudear en las repisas de las lecturas usadas, en los almacenes de títulos ya vividos, esto es, en las librerías de viejo de la ciudad. Aunque allí las portadas en lengua castellana son una rareza, su hallazgo recuerda que ningún lector, venga del idioma que venga, debiera sentirse solo en su acechanza de páginas identitarias… Y hoy, cuando sopla un viento helado en las calles boreales, cuando han caído más de treinta centímetros de nieve en todos los cansancios y en todas las avenidas, he pasado frente a un chiringuito de comida libanesa, fachada de cristal, mostrador al alcance de la mirada, y desde la acera he descubierto varios forros avejentados La decisión de Sofía, de William Styron, coronaba en inglés el insólito montoncito, vaya sorpresa, y al final he entrado para hojear los demás ejemplares (uno nunca sabe lo que deparan las lecturas migrato-
rias en una ciudad que habla más de 150 idiomas)
Debajo de un Moliére en lengua original, allí estaba, el ajado ejemplar de Polvos de arroz, de Sergio Galindo. Con el librito bajo el brazo me he dirigido al mostrador: un expreso largo, falafel y esa salsa parecida a los jocoques, ¿sólo eso?, por favor, y me he sentado en las mesas altas del lugar. Editado por la Universidad Veracruzana en 1958, portada marrón, papel de otro siglo, hojas de tratar con mucha precaución, daba gusto descubrir los subrayados de sus ochenta y tantas páginas. Sobremanera, picaba la curiosidad una inscripción a lápiz, elegante y tímida, bajo el pie de imprenta: “novelita que me gustó por su sencillez, terminada a la manera de un cuento”…
Quise leerlo en un par de horas, y mejor regresaría mañana (con hambres mucho más honestas) para terminarlo. Entre garabatos y comentarios en los márgenes, a muchos años y a muchos kilómetros de distancia, resultaba entretenidísima la presencia de un guía invisible revelándome los exabruptos de su alma. Una y otra vez las anotaciones hablaban de sutiles exploraciones, y era verdad, porque en Polvos de arroz las épocas transcurren empalmadas de soledades: “el presente parecía vivido hacía mucho tiempo…”, nos dice en este sentido una de las páginas finales del relato Por lo demás, en el rebuscado artificio de estar viviendo una
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lectura de fondos múltiples he encontrado en lo no dicho de tales apostillas un asidero para establecer el parentesco de Sergio Galindo con otros autores del siglo XX; en efecto, en el personaje central de aquella solterona, ¡setenta años de amores incumplidos!, subyacen textos cuya intensa brevedad es idéntica a la obra en cuestión:
“A Rose for Emily” de W Faulkner (1930), por ejemplo, o “La engañada” (1930) de T Mann, y ni qué decir de "La amortajada" (1938) de María Luisa Bombal Entre otras cosas, dichos relatos nos confirman que, dentro y fuera de la literatura, el pálpito amoroso es, y lo es hasta la última gota, la lluvia más vital de cualquier destino.
Al día siguiente el cajero, mandil profesional y barbita a lo D’Artagnan, me reconoció de inmediato. Ahora hojitas de parra y ensalada, y dispuesto a triunfar sobre un lector fantasma, he vuelto a cerrar los ojos a sus observaciones para sospechar mejor los elementos centrales de Polvos de arroz. El primero de ellos tiene que ver con las ciudades latinoamericanas al mediar el siglo pasado; ironías aparte, el libro se apresura a informarnos que “el tiempo, entonces, no tenía la prisa de ahora”, y porque aquí leemos coches lo mismo que caballos, está claro que para 1958 las urbes mexicanas seguían transformándose en sociedades de concreto, y que los rasgos de una nueva identidad masificada habían penetrado en sus habitantes tanto como en sus producciones literarias Por ello, a una edad tan impropia para los enamoramientos, el personaje de Cameri-
na deambula por las banquetas de Jalapa (y aquí banqueta es un acto de nostalgia respecto a la palabra acera) ignorando que la atmósfera moral ha cambiado de signo Dicho de otro modo, porque la ciudad latinoamericana mudaba sus axiologías, la experiencia del amor no podía salir ilesa, y a ello se debe que casi todas las figuras de Sergio Galindo sean personajes intermedios, almas a caballo entre varias edades emocionales, y, por desgracia, también almas despeñadas en un lastimoso anonimato sentimental
La segunda y última de las exploraciones tiene que ver con la escritura en tanto que personaje de ficción Sí, en Polvos de arroz domina la mención de cartas, anuncios, revistas, periódicos, escritorios, mensajes y un largo etcétera... Sergio Galindo imaginó una novela (su ópera prima, por cierto) en la cual la vida ensayase a escribirse por primera vez Gracias a dicho artificio narrativo los personajes se presienten aprendices de sus propias sintaxis, son torpes ciudadanos de un destino que tropieza con la novedad de sus renglones, bisoños habitantes de una insólita ortografía emocional , y al salir del chiringuito libanés he tomado notas mentales de todo esto para poder decir aquí que el lector transpatriado vive dos veces en el azar de los libros que le salen al paso: primero, para entretenerse con sus intrigas; después y sobre todo, para confirmarse vigente de reflejos en la lengua que lo define
Javier
Nacido en Tampico, México, es autor de más de una veintena de libros Poeta, narrador, ensayista, cronista, docente e investigador literario, ejerció el periodismo antes de partir hacia Quebec, Canadá, donde radica desde 1996 Después de cursar la Maestría en Literatura en la Universidad de Ottawa, recibió el grado de Doctor en Letras en la Universidad McGill (Montreal) Desde el año 2004 es catedrático titular en la Facultad de Letras de la Universidad Laval (Ciudad de Quebec) y en diversos periodos de su vida ha sido profesor en la Universidad de Massachusetts (UMASS-Lowell), la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), la Universidad Libre de Bruselas (ULB), la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) de Budapest, la Universidad de Quebec (UQÀM) y el Instituto de Estudios Avanzados de Francia (IEA-París) En la actualidad continúa construyendo una enciclopedia de la lectura en el mundo hispano conocida como Bibliotecas ajenas
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H i p é r b o l e F r o n t e r a
Revista trimestral de divulgación literaria y otras expresiones artísticas, convoca en poesía, narrativa breve, reseña literaria, ensayo y artes visuales, para nuestro No. 28 PRIMAVERA, correspondiente al trimestre abril-junio 2023
Favor de enviar tu propuesta al correo electrónico: hiperbolefrontera@gmail.com antes del 12 de marzo de 2023; con las siguientescaracterísticas:
Poesía: extensión máxima 45 versos (en total). Arial, 12 puntos, en archivo formato Word, "guardada"conelnombredesuautoroautora
Narrativa breve: extensión máxima media cuartilla Arial, 12 puntos, interlineado sencillo, enarchivoformatoWord,"guardada"conelnombredesuautoroautora.
Reseña literaria y ensayo: extensión máxima 2 cuartillas Arial, 12 puntos, interlineado 15, enarchivoformatoWord,"guardada"conelnombredesuautoroautora Fotografía, obra plástica y/o técnicas mixtas, digitalizada y "guardada" con el nombre de suautoroautora,enalgunadelassiguientesdimensiones:
Página:210x297mm|2480x3508pix|300dpi
Cuadrado:180x180mm|2126x2126pix|300dpi
Mediapáginahorizontal:210x150mm|2480x1772pix|300dpi.
Entodosloscasos,enviarbrevesemblanzapersonal,demáximo50palabras.
Lostrabajosrecibidosseránseleccionadosparasupublicación.Losautoresseránnotificados víacorreoelectrónico DenoaparecerenelNo 28,esposiblequesereservenparaediciones futuras
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