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Presentación

La publicación de la Exhortación Apostólica del papa Francisco Gaudete et exultate, volvió a poner de manifiesto la vocación a la santidad a la que está convocado todo el Pueblo de Dios y, sobre todo, la importancia de la vida cotidiana para vivir esa vocación a la santidad. Así dice el Papa: Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos 1 .

Todos estamos llamados por Dios a vivir la santidad. Ese es el horizonte de la vida cristiana para todas y todos los bautizados sin excepción. Dice el papa Francisco que hacia ese horizonte va cada cual por su camino 2 .

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1 2 Gaudete et exultate (GE), 14. GE, 11.

Ambas cuestiones las anticipó muchos años antes Guillermo Rovirosa. La santidad se concreta y se vive en las veinticuatro horas de vida honrada que son nuestra única manera de vivir la fe y, por eso, no hay un solo modo de ser santo, sino tantos como bautizados conscientes que en nuestras circunstancias concretas de vida hemos de hacer palpable el Evangelio mediante el seguimiento de Jesús con su Iglesia. Rovirosa, con esa fina intuición que tienen los santos —de la puerta de al lado— para descubrir cómo dotar de contenido vital las expresiones de fe, ya consideró esencial en la vida cristiana la vocación a la santidad que había de realizarse cada día de la existencia y, de manera novedosa, ya percibió cómo los obreros estaban vocacionados también a vivir de una manera peculiar la santidad de todo bautizado consciente. El mundo obrero era —y es, como toda realidad humana— campo abonado para sembrar semillas de santidad. En esta sociedad líquida en que tantos conceptos se desvanecen y en la que necesitamos volver a recuperar la hondura del enraizamiento en lo fundamental de nuestro seguimiento de Jesús, y la hondura de símbolos y expresiones para que no queden reducidos a hermosas piezas de museo, la exhortación del Papa nos ayuda a redescubrir esa vocación como sentido, camino, horizonte de nuestra vida humana y creyente. En este cuaderno recogemos textos de Guillermo Rovirosa referidos a la santidad y los santos, a la vocación a la santidad y a la manera concreta de vivirla en lo cotidiano, y de manera especial en el mundo obrero. Son textos, como todos los de Rovirosa, que nacen de la fe profunda, de la oración constante y del compromiso evangélico; reflexiones que surgen de la vida militante, de la vida cristiana. Son textos de una profunda actualidad para la vivencia de la fe, para sentir con la Iglesia, para encauzar el encuentro con Jesucristo en la realidad, y para sentirse convocado a la alegría de anunciar el Evangelio con la propia existencia. Son textos que pueden ayudarnos hoy a sintonizar con nuestra vocación y nuestro camino de santidad cotidiana. Y bien pueden servirnos para la reflexión sobre nuestro propio camino de santidad, y para la oración. Las referencias remiten siempre al tomo y página correspondiente de las Obras Completas.

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