Trenes para demoler un río

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E dgar R incรณn L una Mezquite Editorial





Trenes Para

Demoler Un Río

Edgar Rincón Luna



My daddy told me, lookin back the best friend you’ll have is a railroad track Bottom of the world – Tom Waits* Ahí yo me moriré, a la orilla del río Beto Lozano

*Mi padre me dijo, mirando atrás, el único amigo que vas a tener es una vía del tren. - Tom Waits



A Vero, la única A Diego y Helena, también los únicos A mis padres Javier y Felicitas quienes fueron nuestros trenes y comenzaron a demoler éste rio por nosotros y nuestros hijos A la leyenda de los Monjes Morados



DEMOLICIONES



Lo que dijeron mis manos Observo la primera grieta de esta casa la raíz de la flor que crece entre las ruinas ese hueco donde flota la primer herida de ésta mi ciudad me asomo al vacío de su árbol caído y sólo veo pesadillas nombres grabados con dolor y fuego cicatrices dejadas por los que aquí se ahorcaron mi brazo es un tornado sacudiendo la seca piel de su memoria el esqueleto de un pájaro se deshace entre mis dedos las calles son astillas flotando en la boca de los perros en una cicatriz que parte las líneas de mi mano izquierda encuentro el día exacto en que inició el derrumbe

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Avenida Juárez. Parte dos I la vieja calle me sonríe con sus dientes apagados -nos ha ido mal- le digo mientras las luces brillantes disimulan el daño que más de 9 mil días le han hecho a nuestras dentaduras aún reconozco en sus voces las percusiones fúnebres de mi juventud II ¡Taxi! ¡Taxi! Para qué diablos necesita un taxi la memoria de él que aquí rompía las botellas contra el piso mientras abrazaba a las pasajeras de este largo tren de polvo y hierba y que nunca terminó la noche sin besar los grises labios de las banquetas III mi joven ayer ahora vomita en una esquina y me saluda con la negra luz de sus ojeras yo bebo dos cervezas y sonrío con él y brindo por los recuerdos de él que sigue aquí y del que me fui.

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Demoliciones Yo pisé esta calle antes de que las ruinas fueran los únicos habitantes de mis pasos no había nada que enterrar porque nada que fuera mío sucedió aquí ¬eso es lo que prefiero decir ahora lo cierto es que en este lugar y bajo el sol del mediodía el jamás de mi saltó sobre su sombra y enterró su destino algunos dirán que aquí esa hora no existe lo único que sé es que yo debí haber guardado ese salto para el mediodía preciso en que derribaron este sitio nadie estaría escuchando esto.

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Mejía y Francisco Villa En la parte baja de ese edificio le digo a Vera había dos grandes ventanas y tras de ellas una galería de cuerpos disponibles en invierno era lo más parecido a un mostrador de carnes podías verlas temblando frotándose las manos encendiendo un cigarro ancladas en la ilusión de procurarse el calor -vamos a ver a la putas- decía uno de nosotros y eso era todo lo que hacíamos verlas y señalarlas con un dedo nos quedabamos de ahí riéndonos con la intención de lastimarlas a todas a los 20 años sin darte cuenta ya eres algo más triste que un animal enfermo

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Inventario de los escombros ajeno soy al desastre del polvo que arde sobre estas ruinas no están ya mis días en el óxido devorado por el sol ni en ese adobe donde el tiempo ha exterminado todo salvo el aroma de la lluvia habitan pues mi pasos los rescoldos del adiós en cada tramo se me cae una cuadra una calle

un árbol

todas las ofensas

aquí un invierno aquí un verano en esta calle la lluvia me llegó hasta las rodillas en este bar vi caer la nieve en este otro llegar el sol frente a esta puerta dejé ir a una mujer mi memoria se hace polvo bajo las maquinas sólo la ciudad permanece

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De lo que pasa en El Recreo seguidamente y no sucede en otros lares según recuerdo Déjame decirte algo –me dijo el viejoel bar olía a gas consumiéndose era invierno y afuera los hombres cubrían sus huesos hasta el cuello ataúdes negros pasaban por la ventana los tragos perdían su sabor en la tibieza del bar el viejo pidió que le cambiaran el tarro un muchacho con las orejas rojas, la cara blanca dejó sus guantes en la barra se frotó las manos y pidió una cerveza fría -así jamás saldrá el invierno de nuestros cuerpos- pensé en el espejo sólo había tres fantasmas -los tres fantasmas de la navidad- dije dirigiéndome a nadie el cantinero sólo sonrió el viejo nunca dijo nada

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Cerrado por remodelaciĂłn si me preguntas conozco mejor las banquetas que los edificios las remodelaciones me entristecen inĂştil es el brillo de la pintura nueva ridĂ­culo el disfraz sobre una miseria tan antigua esta calle para mi es la misma el polvo de mis zapatos sigue recorriendo los eternos callejones del dolor

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DerrumBar I En este lugar cantó mi sombra mientras yo hablaba solo afuera la lluvia no existía y el invierno siempre amigo me arrojaba amable a sus gastadas puertas de madera II Algo buscan mis manos un objeto del tamaño de mi bolsillo algo menos dócil que este pedazo de adobe que lentamente es devorado por la lluvia y por el sol tal vez este trozo de yeso donde descubro todos los colores que han cubierto estas paredes las capas de pintura parecen las páginas de un libro incendiado por el tiempo puedo leer en ellas los años y lo absurdo que es pintar las muros que le pertenecen a la noche III mejor este pequeño espejo que me regresa mi mano encalada en él sólo soy un vestigio que avanza entre las ruinas alguien buscando los restos de una noche perdida entre los escombros de un bar que ya había olvidado.

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II Dos Ciudades sin nombre



de ĂŠste lado



Insomnio un ruido ciego acaricia los parpados de quien duerme la sangre toma un descanso y avanza evitando las cenizas del corazón frías están las manos de los que sueñan a los que duermen lejos del mundo una roca blanda les cuenta historias y la ciudad

esa hembra de oscuras costumbres

se retuerce allá afuera bajo la llovizna de sangre y lágrima mientras los demás abrazan con cariño sus almohadas yo la escucho respirar

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Letras blancas sobre fondo verde I Me gustan las calles con nombre de número me hablan de un orden que ya no existe de algo que terminó por derrumbarse cuando llego a la calle octava y comienzan los nombres propios se que he llegado al fin de algo ésto era la ciudad hasta aquí llegó el sueño de los primeros hombres lo que sigue es el caos y las remodeladas ruinas que habitamos sin darnos cuenta de lo que viene porque ya no hay nada por venir II me gusta escribir nombres de calles que recorro suenan mejor que las que no conozco la calle Piedras, la calle Albatros nombres de objetos o animales que en esas calles no existen al asfalto lo considero la simple domesticación de las piedras las aves que habitan mi calle son grises y no me recuerdan el mar la calle Oregon por ejemplo nada tiene que hacer por aquí pero prefiero imaginar los pinos y las montañas que aceptar que esta calle huele a pollo frito a ropa usada, a plástico y cajas de cartón la ironía es una palabra blanca escrita sobre un fondo verde

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Walkman en la noche Escucho música para borrar todo latido de esta ciudad oprimo play para escuchar otra cosa que no sea el sonido de huesos quebrándose dentro de un auto la vocal extraña que traza el grito rojo de las ambulancias los autos salvajes manchando la calma de mi calle tampoco quiero sobre la almohada las conversaciones ajenas las bromas festejadas por costumbre el ruido que hacen los perros y los hombres con sus narices sumergidas en mi bote de basura oprimo play para imaginar otro sitio para alejarme un poco de esto que soy los ojos de nadie pegados al tren de las noches ajeno a las melodías nocturnas de la desgracia y a las silabas que pronuncian lo terrible el olor de la ciudad aún se filtra por mis ventanas

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Inventario de fantasmas I: Una rubia triste en la ciudad Norma Jean Harlow bebe margaritas en el Bar Kentucky no se fija en la barra

no ve el árbol de roble donde posa sus brazos

no le interesa el triste pedazo de bosque que viajó desde Nueva Orleáns sólo para estar aquí sosteniendo la celebración de cada noche hace frío afuera y ella recuerda un avión atravesando nubes grises ha sido largo el invierno y su abrigo blanco le queda corto al hielo y a la indiferencia de esta ciudad la rubia de raíces rojas invita una ronda a todos los que hoy 20 de enero de 1961 beben en este bar ella insiste en disfrazar de fiesta su tercer divorcio tiene el corazón helado y exige al cantinero y a los meseros que le digan una broma en inglés algo que le entibie de nuevo sus bellas piernas de porcelana algo que mueva de nuevo ese lunar entre las luces que lo haga brillar bajo los cables de un tranvía que ya no existe Norma Jean Harlow brinda por todos los que no la reconocen quienes lo han hecho, terminan arrepentidos -estoy harta de atarme al corazón de los que están hundiéndose de sólo abrazar cajas de madera en mis pesadillasEsa noche Arthur Miller mira una fotografía Marilyn Monroe no está en ella.

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Sรกbado 12:00 A. M. sobre todos los ruidos flota la eterna letra que sale de la garganta de las ambulancias entonces veo los rojos parpados de la desgracia el magenta oscuro en los ojos del herido que recorre las avenidas boca arriba las puertas de los autos se cierran los motores adolescentes se encienden la noche y sus habitantes han iniciado las rutinas de la muerte

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Inventario de fantasmas II: Un hombre de negro busca una farmacia A sus treinta y tres años el cancionero del dolor toma un taxi rumbo /al sur las llantas grises avanzan sobre la grava y el sonido que provocan es el mismo que hacen las agujas sobre los discos negros esos tristes aros de silencio que encierran su lastimada voz el viejo Johnny lleva en el abrigo treinta noches enterradas en la misma canción de furia desvelo y funeral no sabe a dónde a ir

pero sabe lo que está buscando

el taxista lo conduce por el bulevar de los heridos sabe que a este hombre el habitual saludo del ámbar o el cálido suspiro del bourbon ya no le bastan y lo acerca al callejón de los que necesitan el abrazo disperso de un frasco de pastillas en el mercado Juárez compra una guitarra vieja un estuche barato y descolorido como el ataúd de un preso en sus manos tiene las marcas del fugitivo en sus sueños aparecen los rastros de un incendio y en la guitarra setecientas pastillas de Dexedrina le hacen compañía a cuatrocientas dosis de Equanil todo un ejército para atravesar las praderas del abandono

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más de mil balas con que ablandarse el corazón el taxi recorre el otoño sin prisa mientras el hombre de negro golpea con ritmo la gris sepultura de sus heridas su corazón es un pedazo de papel que apunta al norte en el aeropuerto de El Paso dos policías lo están esperando

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Día la noche es devorada por las nuevas sombras que el mundo /arroja el día el sonido de los que despiertan avanza con lentitud miles de arterias abren las cerraduras de la madrugada y los hombres viajan tranquilos sobre las calles homicidas cada uno se enfrenta al rostro de una ciudad enferma caminan sobre sus arrugas de asfalto y tedio los aromas de la noche han desaparecido friéndose están ahora la grasa y la sal el agua desborda las banquetas sucias y se estrella contra la agrietada piel del concreto la ciudad es un libro escrito en el polvo cada día parece que escribimos lo mismo eso preferimos creer los que seguimos aquí escribiendo las palabras que sean necesarias para llenar la página del día que muere frente a las viejas sombras que la noche borrará de las calles nuevamente.

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Una moneda incrustada en el asfalto la ciudad es esto la goma de mascar devorada por el ritual de las hormigas el ave muerta que derrama su paisaje gris discretamente como si volara justo bajo mis pies brillan los restos de alguna celebración furiosa oscuros cristales y restos de sangre una fotografía acariciada por las uñas del rencor:

una mano sobre un hombro

un pastel y un cuchillo

las ropas de un niño

alguien se ha hecho desaparecer de una sencilla escena de cumpleaños lo que hay en el piso es un hombre que sonríe solo la ciudad es esta caja de gestos inútiles de actos dispuestos a retrasar el aniquilamiento algunos viven con la intención de habitar los recuerdos de nadie otros tratan arrancar su presencia de una vieja fotografía son como el anciano que a mediodía se inclina a levantar una moneda incrustada en el asfalto

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a los dos el acto nada mรกs les deja el dolor en los dedos

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Soñando pájaros en la niebla Entre los escombros del insomnio y la turbia sábana del verano la ciudad despierta y se sacude las breves escamas de la noche y mientras las palomas picotean sus rostros en los charcos de agua el sol hace un hueco en todas las puertas y enciende las ventanas extiendo el brazo e intento asir ese prisma de piel muerta el simétrico océano de polvo que vibra entre la luz escucho la voz de los pájaros tan lejos que parecen muertos ahora siento a la ciudad moverse a mis ojos cerrarse demasiado tarde lo que siempre creí grandes aves cantando sólo son viejas puertas que rechinan.

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Breves paraísos sobre la tierra he aquí la medusa tatuada en la roca se extiende por toda la curva del puente y no deja de mirar hacia el norte ahí van las viejas criaturas aferradas al concreto flotan en un mar de piedra adormecida ahí quietas bajo nuestros pasos sobreviven al día y a la noche nos contemplan poderosas mientras estallan más allá de nuestra sombra aquí hay un animal tierno sonriendo en la banqueta es un erizo que de espaldas nos muestra sus patas mientras con sus espinas dibuja la palabra explosión hay un dragón que se extiende varios metros su espalda cubierta de escamas traza en el aire entumecido del concreto una bella curva que termina en su cabeza negra de dónde surgen estas bestias grises quién dibuja sobre el asfalto

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este cielo de animales bellamente atroces desde cuรกndo me habitan la mirada estas manchas en el piso sรณlo mi espalda recuerda el cielo

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Inventario de fantasmas III: Rodolfo Guzmán Huerta viene a decirle adiós a la ciudad el hombre llega temprano y pone su maleta en la mesa saca sus botas la grasa y la tintura plateada ha comprado un par de agujetas blancas que coloca con lentitud en esa labor reconoce lo gastadas que están sus manos mira el blanco de las paredes siempre iguales en cualquier parte ha recorrido el país entero mostrando sus trucos y ahora sólo está dispuesto a pasear sus sesenta y cinco años frente a todos conforme se acerca la hora su cuerpo comienza a hablarle la rodilla izquierda se queja de aquella noche en Tijuana su espalda aun le reclama su insolencia en una feria de Jalisco el sólo quiere despedirse de todas las calles y de todas las noches afuera transcurre el blando verano del año ochenta y dos cerca de aquí la calle de las prostitutas y los billares baratos apenas comienza a enfrentarse a la moribunda tarde del domingo mientras saca lustre a sus botas descubre nuevas grietas en los muros rastros del tiempo que le recuerdan sus cicatrices y sus articulaciones decide darse un baño de agua fría para refrescar sus huesos se pone aceite en los brazos y en el pecho antes de colocarse en su rostro la otra piel ese trozo de tela que reverbera bajo las luces se persigna frente al espejo y le sonríe a sus arrugas

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afuera ya lo espera la ceremonia radiante sobre el ring Rodolfo Guzmรกn Huerta recorre el pasillo que vibra bajo sus pies antes de ver los rostros antes de sentir resplandor de los aplausos escucha las voces de los que desconocen su nombre Santo

Santo

Santo

Santo

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Buscando el significado de tu nombre el asfalto es el mejor lugar donde reflejarnos mĂ­ralo con atenciĂłn aparte de tu sombra no hay nada

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b. Calle que se convierte en puente



Postal de invierno La nieve cae sobre las palabras blancas del asfalto lentamente devora el abismo de mi sombra y la borra de este mundo en los grises huecos que dejan mis pasos sobre el puente me reconozco perpetuo pasajero del vacĂ­o

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Nadie ve lo que dice Lo que suena a mi alrededor -dice el ciego sobre el puentelo escucho en mi interior alguien deja caer una moneda dentro del vaso y entre murmullos flota la palabra -miserablelo que dice el ciego resuena oscuramente en mi corazรณn

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Estando aquí no estoy* Veo a Vera desde el puente y muevo un brazo desde lo alto ella no me mira y para los que están allá abajo soy una sombra que saluda a nadie un ave negra que se despide del otoño un hombre colgando de una mano en medio de dos ciudades en las que ya no existe

*Canción de Santa Sabina

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Retrato del puente con ciudad seguimos de pie sobre el jardĂ­n sepultado bajo el asfalto avanzamos y envejecemos sobre esta sombra y asĂ­ seguiremos hasta que la nuestra desaparezca del mundo

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100 pares de ojos mirando el suelo cada mañana percibo el sol y el suelo desde este sitio mi sombra se confunde con una multitud de voces conocidas media ciudad desaparece y hace del clima conversación los niños arrojan monedas al lago de arena al río de su hartazgo qué somos todos juntos encima de este arco inmundo el gris tatuaje que hace de nosotros el sol deja mi nombre en claro aquí arriba soy nadie

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El verano a solas es una sombra bajo tus pies He caminado por estos puentes durante un mes, el sol como un puño

la sed como una sombra

a la mitad del cráneo otro río se desborda por mi cuerpo uno que cargo conmigo desde siempre tantas gentes así

caminando igual

con sus grandes sombras bajos sus pies con sus ríos naciendo desde el cuello con ese viaje de agua día tras día solo me han demostrado una cosa: el mar que fue este desierto no ha desaparecido sólo es invisible

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MirarĂĄs arder dos ciudades bajo el mismo cielo En el ritual de la limosna sus legionarios exageran ayer saltaban al ritmo de una cumbia envejecida la palabra moneda brillaba lejana en las alturas hoy interpretan una vieja canciĂłn norteĂąa y uno de ellos para asombro de todos baila con la mitad de un perro disecado.

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Media hora mirando hacia el norte mientras la nada avanza bajo los puentes mi sombra permanece en la ciudad que arde y que se hunde en el horizonte de mis parpados al frente esta la que se sumerge en el hastĂ­o espeso de las calles sin ruido en ella puedo escuchar mi sombra esperando la luz verde mientras la oscuridad se extiende y el silencio se instala en sus altas construcciones solitarias

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Calle que se convierte en puente Avanzo sobre esta cuadrícula enferma trazada por los hombres que hartos del caos usaron la misma línea recta de los cementerios para ordenar el progreso y la destrucción Nada hay más gris que un peatón esperando la luz roja en un cruce sin autos ni personas la interrupción del viaje por breve que sea es pesada para la prisa de un hombre solo el torcido brazo del asfalto me aligera el viaje y en él descubro el significado de todas señales que se refieren al tiempo un haz de silabas se sumerge en los muros del puente el latido de la velocidad está bajo mis pies en un tornillo oxidado descubro el significado de la palabra lentitud

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c.We are the alleys



1. Hasta aquí llegamos y estamos bien estos son los pasillos del desespero los patios donde la resignación te va secando las ganas de salir las intenciones de moverte la derrota puede olerse en cuanto das algunos pasos el olor a lágrima se confunde con la perpetua fiesta del solitario con el sudor amarillo de los ancianos con la sangre del camaleón oxidado que hoy tiene la forma de una triciclo las botellas vacías se quedan quietas el ojo negro de los medidores de gas y el duro párpado de los buzones te miran pisar la grava y los breves vidrios nada se escucha más que a tus a pasos diciendo jamás te detengas en este sitio no es peligroso pero es algo peor aquí el tiempo se detiene es como aquel río tranquilo del que tanto te advirtió tu padre cruza rápido y no te confíes ningún otro abismo es tan silencioso

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2. Palabras pronunciadas desde una ventana -simplemente un día despiertas y lo descubresno eres aquello que brillaba con tu ausencia -la costumbre es un mounstro que va creciendo sin dolertu recuerdo es bienvenido mientras pueda decir adiós -el tiempo es una pesada piedra con la forma de tu cansanciouno está viejo cuando los demás dejan de extrañarte -y tu llevas años deseando estar muerto-

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3. Amanecer entre la Calle Oregon y Stanton cada dĂ­a significa una noche derribada el muro de la soledad alzĂĄndose de nuevo cada uno de nosotros perdiendo su batalla con la vida no hemos caĂ­do con la noche y no lo haremos pronto amanece de nuevo y la tibieza del mundo hace rechinar la puerta podrida de nuestra muerte derrotada

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4. Viejos consejos III: mira cómo pasa el tiempo Míralo pasar ahora que puedes mirarlo un día simplemente comenzará a detenerse en ti y con sus manos de roca comenzará a tallar su sombra en tus espaldas mira como pasa de prisa frente a los niños no se detiene ni a mirarlos salvo ese día en que destroza la frágil piedra de su infancia mira como brilla frente a las muchachas como les muestra las joyas de la eternidad mientras les llena de hojas secas el corazón míralo pasar mientras puedas mirarlo pasar antes que él te encuentre a ti con la ojos sumergidos en el roto espejo de los días buscándolo

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5. Viejos consejos IV: No esperes nada de nadie Esperar es lo que más rápido te acerca a la muerte hacer eso no cambia el brillo de lo que flota alrededor de tu polvoso corazón tampoco repara los errores de tus manos esperar extiende el día hasta que la noche se dispersa en la invencible sangre de las ciudades esperar no ayuda al olvido ni siquiera a la esperanza

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6. Retrato de veterano con funeral El cuarto día de julio nada dice el viejo que regresó de la guerra hace cuarenta años y con 16 amigos muertos hoy toca el piano con una mano y yo escucho distintas voces en los muros de su casa veo barras y estrellas que brillan entre el polvo eléctrico junto a una medalla a la que le ha ido creciendo el olvido hay una fotografía opaca como los vidrios del invierno el viejo cierra los ojos mientras interpreta un swing moribundo antes del mediodía guarda dos banderas con cuidado

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7. Es ella quien escribe Cada mañana descubro los trazos de su escritura nocturna en los objetos rotos leo las sílabas de la furia y el desastre en los breves cristales que decoran las orillas de los callejones encuentro una invitación para un funeral que comienza cada tarde el cigarro sin encender es la advertencia de que vienen días peores la navaja de afeitar oxidada es una carta dirigida a los que despiertan el pájaro muerto es un signo poderoso pero indescifrable especie de asterisco en huesos y sombra para el sosiego de los insectos después del ave la botella de cerveza pronuncia palabras más oscuras la etiqueta rota me habla de un fastidio que lleva años rasgando la piel /de las ventanas un cristal limpio es un hombre que ha bebido solo esperando la visita /de un fantasma pero es en la botella rota donde puedo leer todas las firmas de la noche alguien ha cerrado una puerta con el corazón sumergido en hielo otro ha escuchado por teléfono que morir es inevitable y el más viejo de los que habitan la orilla de este sitio lleva otra noche esperando la compañía de la muerte

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III Trenes para demoler un rĂ­o



Usted está aquí donde el río fue blando féretro de algunos ahora sólo hay un puente sombras que brillan bajo el relámpago del fracaso y el rastro que en la tierra dejan los que se fueron esto que ustedes llaman polvareda para mi es una muralla de fantasmas

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Advertencia en la orilla del río No hay desgracia pequeña a lo mucho una rivera de apariciones buscando la negra marca que les señale el retorno esto que ves ahora era un río furioso y gris en el que las voces de dos ciudades pronunciaban palabras de neón ahora el viento recorre su cauce el polvo se mueve hacia ambos lados sólo estando muerto puedes habitar el mundo

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Del Río Street ahí están los restos del accidente y del descuido la huella del auto que no deja de sangrar la firma del ebrio tropezando con su tiniebla las antiguas gomas de mascar aplastadas como estrellas negras tatuadas en un cielo gris bajo el concreto respira una historia antigua: había flores blancas y una liebre igual de blanca que masticaba las raíces de un mezquite la nieve era transparente sobre la arena y desaparecía como una sábana húmeda sobre la nada y antes

mucho antes que la flor la liebre y la nieve

hubo aquí un río inundado por los ahogados sus maletas amanecían reventadas en el oscuro lecho del río esas historias encallaron en este muelle de asfalto enterradas todas y cada una bajo lápidas sin nombre pronto vendrán otros y romperán estas duras bestias de arena domesticadas por el orden y el dolor vendrán otros a destruir las tumbas que construyeron para ocultar las arterias de sus pequeñas casas y el eterno llanto de sus propios muertos.

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Conozco la historia de este sitio cada hombre me la ha contado de manera distinta pero coinciden en el río y en los puentes de madera derribados por su furia están de acuerdo en las inundaciones y el cauce cubriendo todo de lodo y musgo es en los números en lo que fallan ha llovido ya en los abismos de su memoria: los años se diluyen y en su calendario bajo el agua se leen fechas que no existen la famosa nevada de mayo jamás sucedió el interminable invierno del 72 fue en el 75 una vez el agua arrastró un tren hasta el río otros dicen que era un tranvía en dos asuntos si están seguros: a nadie le gusta hablar de los ahogados y en que toda inundación pasada fue peor

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Canción del bosque en llamas las viejas arterias de hierro fueron construidas para trasladar las rocas del árbol a donde no hubiera nada con que hacer fuego los vagones de acero desde entonces han sido féretros viajeros del follaje encargados del destino de los oscuros trozos del incendio suspendido de esos breves y duros corazones negros dispuestos al fuego la vieja locomotora con el alma abierta y siempre en llamas va y viene con su melodía de huesos fundidos con su hierro gris casi blanco bajo la rueda el tren se mueve como un viejo molusco oxidado avanza pesadamente sobre sus redondas patas sigue el camino trazado por los hombres carga en su lomo la sangre de las ciudades viejas y vibra sobre los durmientes –infértiles árboles cuadradosseguros de encontrarse en el carbón y en el trozo de madera fragmentos de un bosque milenario

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Esto es un río un hombre camina sobre las ruinas de lo posible debajo de los derrumbes del pasado sólo hay vidas que se hundieron siguiendo a otras historias que siguen flotando en la piedra bajo sus pies aquí se detuvo el cuerpo blanco de la muchacha que quiso cruzar sola en esta parte fue lo del hombre que se ahogó buscando a su hijo este fue el lugar donde encontraron la lonchera del anciano alguna vez la dura voz del río pronunció sus nombres y los dejo sumergidos entre el musgo y los peces sobre una de las tantas cicatrices que dividen al mundo un hombre ve a los ojos a dos ciudades sin memoria

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Dame un riel para seguirlo Bajo tus pies una vía del tren se confunde con el asfalto la palabra viaje brilla inmóvil sobre el hierro casi sepultado la superficie es lisa y parece blanda por el brillo que desprende no es más que una roca fundida que llegó hasta aquí a simular que se quedaba poco a poco y sin descanso se ha ido desprendiendo de esta ciudad es un riel viejo pero sus escamas de acero se han ido pegadas a la metálica rueda de los viajes de cerca es brillante como un espejo pero ningún rasgo tuyo aparece acercas tu oreja al hierro algo escuchas en la cálida superficie: tu también te has ido pero tardarás en darte cuenta para mí tu rostro ya no existe.

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Arboles que parecen manos la sombra abriga miedos entre sus ramas cubre el día con el llanto inmóvil del sol una garra que termina en árbol una raíz que se desprende en flores decora el aburrimiento y la confusión un almendro dispersa su semilla sobre este suelo estéril que nos dejó sin río

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Esperando una seĂąal el reloj dice una hora el rĂ­o pronuncia otra algo inaudible pero cierto un rumor lejano que anida en tus oĂ­dos algo que mueve sus alas lentamente frente a tus ojos es el ave de la muerte con el disfraz de la moneda que siempre hace falta y ese aroma es el miedo que sĂłlo reconocen los animales demasiado tarde

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Plegaria

un río durmiendo para hundirse en él un río ocultando los blandos pozos de la muerte un río y su fondo de rocas blancas donde la arena es clara y demasiado suave como para hacerte una lápida de agua

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Una lápida de agua En este sitio estuve a punto de hundirme infante y transparente a unos minutos de dormir junto a la vejez de los cangrejos negros con la arena blanda sumergida en mis uñas blancas y con todo mi cuerpo anclado en los muelles submarinos de la roca el miedo fue como una piedra atada a mis pies que no encontraban de donde sostenerse mi cuerpo fue una tibia navaja enterrándose en la profunda y tierna piel del río un anzuelo hundiéndose en su corazón de arena y rocas ablandadas por el abrazo del musgo en una de esas piedras encontré mi nombre y en eso un brazo pequeño me sumergió de nuevo en la luz del sol desde entonces para mi el miedo es un niño temblando sobre el pasto amarillento el tiempo huele a musgo y barro, cada mediodía a sal enterrada se que al fondo de ese río una roca con mi nombre está esperándome

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Quién dijo que había una luz al final del túnel vagón por vagón se alza este muro que aprisiona mis pesadillas los renglones de madera bajo el tren tienen un nombre una oración dicha de paso pero esa maquina no entiende de palabras para llamar a los que ya no vuelven la mano del muerto aprieta un pedazo de carbón

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Volver cada que cruzas algo tuyo se queda de este lado cada vez que regresas tu silueta se extiende y apunta al norte antes de que la madrugada alargue el lamento de los perros frente al rĂ­o estĂĄ aguardĂĄndote el saludo de un muerto que no conoces

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De cómo el río fue devorado por el polvo A Eduardo Estala Rojas, que me contó su historia Dijo haber visto una mano primero luego unos dedos jalándole la ropa después escucho voces y al voltear descubrió miles de manos el río esta lleno de cadáveres transparentes me dijo de hombres que fueron devorados por la prisa y por el miedo ese río que ahora ves sin agua arrastra los huesos de los ausentes de los hombres y las mujeres que creyeron haber muerto aquí en este sitio se le inundó el mundo y un lluvia ajena les llenó los ojos sus cuerpos siguieron flotando pero sus vidas se hundieron como rocas como su promesa de no olvidarnos como las raíces que le crecen a la palabra adiós

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I. DEMOLICIONES Lo que dijeron mis manos 13 Avenida Juárez. Parte dos 14 Demoliciones 15 Mejía y Francisco Villa 16 Inventario de los escombros 17 De lo que pasa en El Recreo seguidamente y no sucede en otros lares según recuerdo 18 Cerrado por remodelación 19 DerrumBar 20 II. DOS CIUDADES SIN NOMBRE 23 a. De éste lado 25 Insomnio 27 Letras blancas sobre fondo verde 28 Walkman en la noche 29 Inventario de fantasmas I: Una rubia triste en la ciudad 30 Sábado 12:00 A. M. 31 Inventario de fantasmas II: Un hombre de negro busca una farmacia 32 Día 34 Una moneda incrustada en el asfalto 35 Soñando pájaros en la niebla 37 Breves paraísos sobre la tierra 38 Inventario de fantasmas III: Rodolfo Guzmán Huerta viene a decirle adiós a la ciudad 40 Buscando el significado de tu nombre 42 b. Calle que se convierte en puente 43 Postal de invierno 45 Nadie ve lo que dice 46


Estando aquí no estoy 47 Retrato del puente con ciudad 48 100 pares de ojos mirando el suelo 49 El verano a solas es una sombra bajo tus pies 50 Mirarás arder dos ciudades bajo el mismo cielo 51 Media hora mirando hacia el norte 52 Calle que se convierte en puente 53 C.WE ARE THE ALLEYS 55 1. Hasta aquí llegamos y estamos bien 57 2. Palabras pronunciadas desde una ventana 58 3. Amanecer entre la Calle Oregon y Stanton 59 4. Viejos consejos III: mira cómo pasa el tiempo 60 5. Viejos consejos IV: No esperes nada de nadie 61 6. Retrato de veterano con funeral 62 7. Es ella quien escribe 63 III. TRENES PARA DEMOLER UN RÍO 65 Usted está aquí 67 Advertencia en la orilla del río 68 Del Río Street 69 Conozco la historia de este sitio 70 Canción del bosque en llamas 71 Esto es un río 72 Dame un riel para seguirlo 73 Arboles que parecen manos 74 Esperando una señal 75 Plegaria 76 Una lápida de agua 77 Quién dijo que había una luz al final del túnel 78 Volver 79 De cómo el río fue devorado por el polvo 80


Trenes para demoler un río fue publicado en 2015 por Bagatela Press con un tiraje de 50 ejemplares, la edición y el diseño fue realizado por Bernardo Jauregui, la correccíon por Bernardo Jauregui y el autor. La presente edición electrónica fue diseñada por Edgar Israel Rincon Luna para Mezquite Editorial en 2020 y está disponible para su descargar en ISSU.com



Mezquite Editorial


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