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Trabajador rural
NOROESTE BONAERENSE
Sobre las condiciones laborales de un trabajador rural
Por: Daiana Bernal*; Ignacio Paunero** *Alumna y **Profesor del Instituto Superior de Formación Técnica N°192 de Baradero Contacto: iepaunero@gmail.com
La pandemia de coroto de normas como las navirus agrega un Buenas Prácticas Agrísufrimiento más a la colas, donde el cuidado precariedad con que tradel trabajador es un eje bajan muchos trabajadocentral. res del agro argentino. Jornadas de 12 horas
Situaciones como las no remuneradas conveque se describen en la nientemente, la exposientrevista que realizó la ción a agroquímicos sin alumna Daiana Bernal la debida capacitación ni de la carrera de Técnico entrega de los elementos en Higiene y Seguridad de protección personal en el Trabajo, del Ins(EPP) adecuados, la autituto Superior de Forsencia total de aportes mación Técnica N°192 jubilatorios y de obra sode Baradero, deben ser cial, son algunos de los un llamado de atención factores perversos que sobre las condiciones de afloran en esta entretrabajo que no pueden vista. Mucho se habla existir en el siglo 21. del alto “costo argenti
La agricultura actual no” en comparación con se encamina inexorableotros países, o la falta de mente al cumplimientrabajo agravada por la
actual pandemia, situaciones entendibles sobre las que deberán actuar las autoridades que correspondan, pero nada justifica este tipo de relación laboral sumamente precaria.
Se trata de un trabajador de sexo masculino que al igual que su familia se dedica desde siempre a las tareas rurales. Empezó a trabajar a los 18 años en tareas de tractorista que comprenden el manejo del tractor y su mantenimiento, efectuar la siembra y cosecha de granos con trilladora y aplicaciones de agroquímicos con maquinaria autopropulsada.
El trabajador se refirió a sus condiciones de trabajo en los siguientes términos:
“La jornada laboral es de 12 horas y en ocasiones más si se rompe alguna máquina que tiene que salir a trabajar. Estoy expuesto a ruidos, vibraciones, productos y riesgos de accidentes sin nunca haber recibido capacitación o control médico sobre mi salud”.
“Cuando realizo las aplicaciones no me entregan los EPP. La ropa me queda impregnada en producto.
Cuando puedo me compro guantes de latex y barbijo para evitar salpicarme. Mi patrón no me entrega ningún EPP”. “A veces se tapan los picos de la máquina y hay veces que al destaparlos me salpican la cara y el cuerpo”. “Sufro de dolor de cabeza, picazón, ardor en los ojos, cada vez que termino de preparar la dosis para la fumigación y persisten hasta el otro día”.
Sus tareas son realizadas sin ninguna supervisión y explica que “hay ingenieros agrónomos que controlan los cultivos y les indican las dosis y productos a aplicar pero no controlan lo que hacen. No le dan importancia al tema de la seguridad del trabajador, solamente que se cumpla el trabajo”.
Se desplaza a su trabajo por sus propios medios, llevando su comida. Si llueve no trabaja y no cobra ese día, no tiene obra social ni vacaciones.
Esta realidad que ha vivido durante toda su vida lo ha llevado a pensar que se trata de algo normal, “es pesado el trabajo del campo”, dice.
Es importante que los profesionales de la agricultura, los ingenieros agrónomos y otros, pongan entre sus prioridades, además del cuidado de los cultivos y el medio ambiente, el cuidado del trabajador rural, capacitándolo a él y a su empleador en los temas de prevención, donde el trabajo registrado es el punto de partida.
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