Los efectos del sílice en las características poscosecha de frutas, hortalizas y ornamentales

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Edward Bent ©2014 HORTCOM

Los efectos del sílice en las características poscosecha de frutas, hortalizas y ornamentales Edward Bent, edbent@tin.it

“Silicon Solutions – Helping plants to help themselves”, un libro de reciente aparición (2014, Sestante Edizioni, Bergamo), es una publicación que reúne la información que se ha reunido en las últimas décadas sobre el efecto del sílice. En el texto a continuación su autor, Edward Bent, destaca los efectos del sílice en la poscosecha.

Se ha realizado muy poca investigación para medir los efectos del sílice en las características de frutas, hortalizas y ornamentales. Como sílice me refiero exclusivamente a la molécula bioactiva, disponible por la planta, el ácido monosilícico. Lamentablemente, muchos ensayos acaban midiendo simplemente la cosecha (peso, volumen, categorías y uniformidad) y aspecto, que pueden ser descritos como aspectos de la calidad externa. Creo que esto es un error dado que la evaluación de la calidad debería continuar, teniendo en cuenta también características poscosecha que afectan la manipulación, almacenamiento & transporte y vida de anaquel, sin olvidar el valor nutricional. Todo lo que puede englobarse como calidad interna.

Antes de detallar algunos efectos específicos del sílice en la calidad interna de frutas y hortalizas, es necesario indicar que el sílice actúa fundamentalmente como un biorregulador que permite a las plantas ayudarse a sí mismas a combatir los estreses abióticos y bióticos. Haciendo esto, las plantas pueden dedicar más energía a construir rendimiento y calidad interna. Esto representa un importante factor en los sistemas de producción biológica / orgánica y biodinámica y en hacer la producción intensiva más sustentable. Un aspecto a lamentar es el hecho de que el sílice no se reconoce como un fertilizante, ni como un elemento esencial y el EBIC (European Biostimulants Industry Council) aún acepta el sílice solo por sus efectos contra estrés abióticos, y no contra los bióticos. En el último caso, los efectos contra insectos y otros herbívoros, no obstante ser preventivos (disuasorios) más que curativos, significa que no ha sido registrado como insecticida / pesticida, lo que obviamente no es. Investigación llevada a cabo en 2009 por CRA-CNR en Italia usó Imágenes por Resonancia Magnética para evaluar el efecto del ácido monosilícico en la vida poscosecha de fresas y tomates. En las primeras, los frutos de plantas tratadas fueron más resistentes al daño mecánico lo que retrasó el deterioro en 4-5 días. En tomate, el pericarpio permaneció más claramente definido durante más tiempo, indicando una mayor vida de anaquel. Un productor de fruta de Holanda notó que la cubierta de cera en manzanas provenientes de plantas tratadas era mucho más gruesa. Esta característica reduce la pérdida de humedad y mantiene la pulpa fresca y crocante por más tiempo (fuera del almacenamiento frigorífico). De parte de su cosecha pudo obtener un 5 a 10% más zumo a la misma presión. Los residuos se redujeron significativamente. En pera, se encontró que eran “pelables” por más tiempo. Ensayos con espárragos en Alemania y con uvas azules Bangalore en India demostraron un nivel mucho mayor de ciertos minerales en producto de plantas tratadas, y en algunos casos aumentos Edward Bent, Via Legionari in Polonia 33, 24128 Bergamo, Italy


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hasta del 200%. Esto es de particular importancia dado que el contenido mineral de frutas y hortalizas ha venido disminuyendo en los últimos 50 o más años y los minerales continúan siendo un factor esencial de la dieta. Los tratamientos con sílice dan como resultado en muchos cultivos niveles mayores de azúcares (ºBrix). Un ensayo en tomates realizado en Bangalore también demostró un aumento en la vitamina C (+17%) cuando se comparó con plantas no tratadas, y un aumento del 39% en licopeno (pigmento con propiedades antioxidantes). En 2013 en Lanzarote (una isla española que proporciona plantas con notables estreses en cuanto a viento y agua), plantas tratadas produjeron uvas destinadas a vino ecológico con mejor calidad interna (incluyendo más azúcares, pero no solamente) y que permitieron que todo el proceso de fermentación tuviera lugar a partir de levaduras naturales, sin ningún aditivo nutricional. El resultado fue un vino de más calidad. Otros resultados han revelado que el tratamiento con sílice da lugar a bayas con pieles más gruesas, mejor distribuidas alrededor del raquis (reduciendo potencialmente la dispersión de enfermedades fúngicas). En ornamentales, plantas de Gerbera tratadas produjeron pedúnculos florales más fuertes, menos susceptibles a la podredumbre bacteriana, mejores para la manipulación y transporte. Las plantas de Poinsettia sufrieron menos del necrosis del borde de las brácteas, se redujo la rotura de tallos y aumentó la vida de anaquel. Estos pocos ejemplos demuestran la urgente necesidad de más ensayos sobre las características poscosecha de frutas y hortalizas a través del tratamiento con ácido monosilícico, especialmente cuando las plantas están bajo niveles moderados a altos de estrés durante una parte apreciable del ciclo de producción. Debido a los cambios climáticos cabe esperar cambios aún más intensos en las condiciones de estrés en campo que los que se evidencian hoy en día. El autor no tiene duda de que la calidad interna de frutas y hortalizas estará en la agenda en el futuro cercano de los consumidores, asociaciones de consumidores, distribuidores y procesadores de alimentos que requerirán de los productores ofrecer productos que cumplan ciertos estándares de calidad interna (además de la calidad externa). Esto estándares incluirán la presencia de residuos químicos. Dicho y hecho lo anterior, en qué medida los consumidores realmente conocen si los productos etiquetados como orgánicos o comprados en los llamados mercados de agricultores han sido producidos biológicamente o por productores locales que cumplen las regulaciones sobre fungicidas y pesticidas? Necesita el consumidor de hoy consumir dos lechugas para obtener el mismo valor nutricional que de una lechuga consumida en la década de los 60? Existen preguntas que la industria agroalimentaria necesita hacerse a si misma. Sin duda, una garantía de la calidad interna de frutas y hortalizas ligada a una cierta marca, representará un importante instrumento de marketing y de promoción en el futuro, y más trabajo para laboratorios o equipos de campo capaces de hacer análisis rutinarios más rápidamente. De extrema importancia es el apoyo por parte de la industria agroalimentaria a una subsiguiente investigación aplicada junto con productores, mirando especialmente a los efectos del ácido monosilícico en la calidad poscosecha de una gama de frutas y hortalizas, incluyendo los desechos, debidos a estrés de las plantas.

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Un alto porcentaje de los desperdicios son debidos a desórdenes fisiológicos sufridos por las plantas durante su cultivo y el sílice tiene efectos apreciables en relación a esto. También pueden encontrarse efectos positivos en: enlatado, congelación, extracción de zumo, curado/tratamiento de hojas (por ej. Tabaco, té), extracción de almidón. Dos comentarios finales. Debe realizarse una elección cuidadosa del tipo de productos de sílice utilizados y del método de aplicación (concentración y frecuencia). Existen tres categorías básicas fertilizantes en base a silicatos (incluyendo las tierras de diatomeas), ácido monosilícico estabilizado y extractos orgánicos de plantas ricos en sílice. Unos funcionan mejor que otros.

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Henk Nieuwdorp informó que las manzanas de árboles tratados con SSAB (una formulación usada inicialmente) eran todavía comestibles después de 7 meses en cámara frigorífica seguidos de varios meses a temperatura ambiente. La pulpa estaba crujiente, húmeda y dulce. Las manzanas de árboles tratados con SSAB produjeron 5 a 10% más zumo cuando se exprimieron con una presión de 1.4 bar que las que provenían de árboles no tratados. La piel era más fuerte y cerosa, lo que la protegió de perder humedad, y se mantuvo pelable por más tiempo.

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La imagen obtenida mediante resonancia magnética revela el deterioro del tejido después de 5 a 7 días en la fruta de las plantas control, con la aparición e mildew después de 8 días. La fruta de plantas tratadas con SSAA fueron más resistentes, retrasándose el deterioro en 4 a 5 días. La imagen es cortesía de Agro-Solutions BV.

Portada de la publicación

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