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3. Susceptibilidad al cracking y evaluación
3. Susceptibilidad al cracking y evaluación
La presencia de cracking está influenciada por el genotipo, condiciones de cultivo, patrón, tamaño, potencial osmótico de la pulpa, características de la cutícula y estado de maduración, así como por la duración y distribución de las lluvias, temperatura y concentración mineral del agua de lluvia (Michailidis et al., 2020; Pereira et al., 2020). Sin embargo, no se conocen bien los factores fisiológicos, bioquímicos, ambientales, culturales, anatómicos y genéticos, incluyendo las estrategias de gestión para mitigar el agrietamiento de las cerezas inducido por la lluvia.
En función del genotipo, los cultivares se clasifican en sensibles, moderados y resistentes al cracking. Así, cultivares como ‘Regina’ se caracterizan por ser unos de los cultivares más tolerantes al cracking, mientras que otros como ‘Lapins’, considerados como uno de los principales cultivares tardíos empleados, se caracteriza por ser semitolerante al rajado junto con ‘Kordia’ y ‘Heldelfingen’. Finalmente, los cultivares ‘Bing’, ‘Brooks’ y ‘Skeena’ están considerados como muy susceptibles al rajado (Balbontín et al., 2013; Correira et al., 2018). Por otro lado, Pereira et al. (2020) pudo comprobar que cultivares tempranos como ‘Early Bigi’ mostraban una incidencia de rajado inducido de alrededor del 86%, mientras que en ‘Lapins’ esta incidencia alcanzó hasta un 96% en la zona basal. Esto se debe a que esta zona presenta una elevada concentración osmótica de soluto por lo que es más fácil la absorción de agua a través de la piel y como consecuencia la aparición de grietas. Sin embargo, la inducción del cracking por inmersión en agua destilada durante un tiempo determinado o método Christensen no refleja las condiciones reales de campo, en donde toda la superficie del fruto no recibe la misma presión de agua, como en cambio sí ocurre en el método Christensen. Así, recientemente, Michailidis et al. (2020) propusieron para evaluar la predisposición a cracking de los diferentes cultivares el método de cascada o “Waterfall”, en dónde las cerezas no se sumergen en agua destilada y, por tanto, no se altera su equilibrio iónico ni su permeabilidad de la superficie de la piel, sino que las cerezas son mojadas continuamente con agua destilada (Figura 1). Bajo estas condiciones, se simula con mayor precisión la presión del agua en la superficie de la fruta, así como la absorción de agua por la piel de la cereza durante la lluvia. Dependiendo del método usado para evaluar la susceptibilidad a cracking, Michailidis et al. (2020) pudieron observar que según el método de inmersion o Christensen cultivares como ‘Early Star’, ‘Blaze Star’, ‘Aida’, ‘Ferrovia’, ‘Skeena’ y ‘Lapins’ se agrupan como relativamente susceptibles a cracking mientras que según el método de cascada las clasificas como relativamente resistentes a cracking. Sin embargo, estos mismos autores proponen que llevar a cabo los dos métodos proporcionaría una información más robusta y precisa.
Figura 1. Figura adaptada del artículo publicado por Michailidis et al. (2020)