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Santa Eulalia del Río
Talparece que Santa Eulalia se escondiese detrás de su río, incluso en el nombre sin importar que ahora se encuentre seco. Y es que son muchos sus méritos, ya que este, sigue siendo el único río de las Baleares. Los pobladores siguen cruzando por el viejo puente de piedra que lo atraviesa, no importa que únicamente sea paso peatonal, sigue siendo funcional, además conserva ese toque majestuoso que le dan sus muchos años y leyendas.
contaba con una efectiva artillería militar, resguardada por un cordón de piedra, lo que ayudó a soportar las incursiones piratas.
La arquitectura de la iglesia es peculiarmente interesante por ser de aspecto ibicenco, es decir, basado en el uso de materiales naturales: piedra, madera, lino, algodón, cuya idea principal es crear espacios confortables en todos los sentidos.
Puig de Missa no solo es el centro histórico de la Villa, también es un excelente mirador desde donde se aprecia la alineación de las construcciones, sin parecer un desbarajuste costero. A partir del siglo XVIII cesaron los embates corsarios, lo que dio pie al crecimiento del poblado, gracias a que es la puerta de entrada a las fabulosas playas del norte y por ser una parte montañosa conserva un aspecto rústico, sin grandes urbanizaciones ni apilamientos, a pesar de que ya cuenta con zona hotelera y puerto.
Quien pasa mira él cause, esperando encontrar entre la maleza un pequeño hilo de agua. Esta tierra algún día se llenó de huertas allá por el siglo XVI, lo que animó a sus habitantes a tener su propia iglesia.
En la cima de monte Puig de Missa, sigue la iglesia, el cerro es de aspecto rocoso y un poco escarpado, la vegetación se compone de cactáceas y matorrales, pero, aun así, este monte albergo al primer pueblo que