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El equilibrio en la vida

Ajuicio de algunos pensadores, gran parte de la población está equivocada con respecto a la manera de entender la vida. Comentan que la opinión no es del todo imparcial y, que fuera de desear cosas banales, existen tendencia a creer que solo gracias a los recursos fabulosos y casi inagotables, es posible obtener y conservar un lugar privilegiado entre los demás pueblos de la tierra, y se hace de lado la posible relación con el valor esencial de las personas que forman parte de nuestra ajetreada y convulsa existencia.

Todo lo que se observa está orientado al progreso material, estrechamente ligado al desarrollo cultural y espiritual. Además, es notorio que todo se encamina con la misma intensidad en tanto sea visible la adquisición de bienes materiales como la de valores culturales. Porque todos ellos son indispensables en la existencia, según las nuevas tendencias se debe buscar el equilibrio, si es que se quiere llevar una vida plena, completa, llena de significado y de importancia. Las mismas ciudades ofrecen oportunidades y

Uno más en la familia

a su vez representan ese equilibrio de la vida cotidiana. En un extremo de cualquier gigantesca metrópoli, se encuentran famosos rascacielos, símbolo de potencia económica, prestigiadas universidades que representan la vida intelectual y científica. De un lugar a otro, dentro de la misma ciudad, es verdaderamente singular el contraste entre ambos extremos y, sin embargo, desde otro punto de vista, es evidente el contrapeso entre los fines materiales de la vida y los anhelos elevados de perfección que siente la consciencia humana.

Actualmente son millones las personas que se consagran a desarrollar una labor cultural, destacando en diferentes actividades, tales como científicas, artísticas o religiosas. Además, aquellos cuya principal ocupación es la adquisición de bienes, también encuentran tiempo para disfrutar de los valores culturales y recreativos. Por donde se mire existen obras arquitectónicas y artísticas a pie de calle, famosas instituciones destinadas a la difusión de la cultura, las artes y humanidades, actividades que deben estar al alcance de cualquiera, simplemente como complemento de una vida mejor.

Cuando llegan, casi siempre son los más mimados de la casa. Los que reciben todo el cariño y los caprichos que muchas veces no se da ni a uno mismo, pero no todo es color de rosa, después de unos días, pasadas las fiestas navideñas, año nuevo y reyes, algunos regalos son botados a la calle, desafortunadamente no es cualquier cosa, por ningún lado se ven consolas de videojuegos ni bicicletas, tampoco celulares, laptops o iPad, a algunos juguetes ya se les terminó la gracia y son guardados cuidadosamente en su caja y olvidados en algún oscuro rincón por el simple hecho de haber sido un juguete sin más sentido que el haber sido costoso, por tanto, hay que conservarlo, no importa si nunca más se usa.

Con tristeza, los regalos que valen la pena salen al paso, no son juguetes, son pequeños, se les ve desolados, cansados, asustados y hambrientos, pasan de un lado a otro de la calle sin medir el peligro en busca de alimento, por tanto la posibilidad de terminar como tapete asfáltico es grande, ya que al cabo de unos días se han convertido en objetos desechables, algunos terminarán olvidados en azoteas y tal vez visitados una vez por semana, otros morirán de inanición completamente abandonados.

Las mascotas nos aportan mucho más que compañía, no son un premio, son un símbolo de compromiso y responsabilidad, una vida que necesita cuidados y atención, a cambio, recibirá los efectos benéficos de su presencia reflejados en salud física y emocional.

Según los últimos resultados publicados, por primera vez en mucho tiempo la esperanza de vida en México se redujo cuatro años, pasando de 75 en 2019, a 71 en 2021, mientras que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE- es de 81 años, es decir, estamos 10 años por debajo de ellos.

Aun así, existe una gran diferencia entre una persona nacida en 1960, primer año que Naciones Unidas empezó a recoger datos globales, entonces había una esperanza de vida de 52.5 años, gracias a los avances médicos mejoraron muchos aspectos en el cuidado de nuestra salud, sin embargo, solo se trata de una suposición de que la vida humana ha aumentado dramáticamente durante siglos o milenios, por tanto, es engañosa ya que existe una distinción entre esperanza de vida y duración de vida, no solo se trata de promedio.

En el siglo I, Plinio dedicó todo un capítulo de su “Historia natural” a las personas que vivían más tiempo. Entre ellos, enumera al cónsul M. Valerius Corvinos (que vivió hasta los 100 años), la esposa de Cicerón, Terentia (103), una mujer llamada Clodia (115, y con 15 hijos), y la actriz Lucceia que actuó en el escenario a los 100 años””.

Sin embargo, envejecer no era tan fácil como ahora: “La naturaleza, en realidad, no ha otorgado mayor bendición al hombre que la brevedad de la vida”.

En su gran sabiduría Plinio decía: “Los sentidos se apagan, las extremidades se vuelven torpes, la vista, el oído, las piernas, los dientes y los órganos de la digestión, todos mueren antes que nosotros...”

La primer cátedra funcional en el mundo sobre las enfermedades de la vejez se dio en la Facultad de Medicina de Valen- cia, reivindicando su éxito en el Congreso de Gerontología en Londres. En la ponencia se expone el estudio que viene desarrollándose sistematizando un plan de cursos de especialización, basado en falsos tópicos sobre la edad promedio sin tomar en cuenta las constantes biológicas de la edad adulta y se aseguraba que se lograría que la vejez no sería impedimento para seguir con aptitud para el trabajo hasta la extinción de la vida.

El doctor Manuel Beltrán Báguena, aseguraba que a la vejez se llega por una fase natural de desgaste orgánico, o por una forma de vida acelerada, por tanto, no es el reloj el que determina el fin de la vida, sino el gasto de vida que hacemos en una unidad de tiempo, y aseguraba que, entre los cuarenta y los sesenta años, es que los achaques aparecen, y es cuando deben encararse y combatir, para aspirar a una vejez saludable.

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