AYA TAKI
AYA TAKI
UGO VELAZCO
Aya taki/ Hugo Velazco Flores ©Nictálope editores Jr. Los Alisos 115, Huancayo Tlf : 964331736 © Hugo Velazco Flores Impreso en: Marsant´s Industria gráfica Jr. Arequipa N° 310, Huancayo 1° Edición: Noviembre de 2014 Serie: poesía Diseño, textos y edición: N.E. Portada: Conzederacion civdad del infierno penas graues castigo de los soberbiosos pecadores y rricos que no temen a Dios, Guamán Poma de Ayala. Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2014-16869 Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de este libro y sus apartados en cualquier soporte mecánico o digital sin el consentimiento por escrito de su autor o editor. Impreso en Huancayo. Printed in Perú. Rurasqa qellqasqa Perú llaqtapi.
A Katy, mi ciudad
Para mí, que soy destrucción; la tiniebla, el no ser, me llama... Paul Verlaine En realidad la «vida cotidiana» no existe: que toda época es apocalíptica y cada año marcha apocalíptico y cada generación y cada segundo… José Pancorvo Y van a morirse, mudos, sin saber nada. Rafael Alberti Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Cesare Pavesse Oye esos pasos muertos, infinitos... Jorge Debravo
Kay Pacha o
De las tempestades
6:00 ante merĂdiem/ las luces de los autos lamen la luz del dĂa en la carretera central calle (i)Real Huancayo/ ciudad del infierno:
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N.N.1
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—Esta tarde descubrí en el camino comarcas desoladas sembríos como polvo árboles como escombros derramando sus frutos y sus hombres
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N.N.2
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—Sólo sombra y barro y sangre crecen en mi garganta
y respiro
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NN3
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No hay cielo sino frutos podridos flores de plรกstico y pulmones c a r c o m i d o s Ha llegado el momento y soy sombra con duros presentimientos
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N.N.4
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—Ya era tarde y en mi alma tembló su rostro como una gota de sangre y temblaron los últimos campaneos al principio como un gemido salvaje y después con voz de luto porque luto es coraza y rostro cubierto y cuerpo sumergido
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N.N.5
Bullicio que da aletazos que picotea en las entraĂąas de estos prometeos inocentes
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N.N.6
40
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—¿Para qué la ventana que repaso, la cocina sin carbón? es sólo la cicatriz creciendo como una tumba humildemente
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N.N.7
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—En verdad la muerte nos buscaba en esta cueva sin lumbre dibujando en voz alta otro horizonte con påjaros con calles con llovizna con sol/ Es cierto pero mi sombra dibujaba entonces otros senderos para huir hacia la luz que arrojaba la noche al mudarse en alba
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N.N.8
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muerte mu e rte m u e r t e m u e r t e muerte
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N.N.9
—Mis cavernas desnudas no acogen ya a nadie en el hogar vacío/ 70
75
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No hay voces ni aliento sólo latido cubierto de polvo y una ligera sospecha de los pájaros que hacen la tarde que se han llevado nuestro nombre y el cadáver de nuestro nombre/ Pero es difícil saber dónde han quedado dónde han quedado...
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N.N.10
85
La ciudad estรก hecha de hombres y no de cemento las calles de pasos y no de brea las luces de ojos y no de neรณn pero los hombres estรกn siempre hechos de tristezas de silencios de ciudad
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N.N.11
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95
—Y si sólo quedaran la suciedad y su desnudés las uñas y su crecimiento indetenible el hueco de la huella extraviada la lluvia en la tierra yerta ¿Qué truenos hervirían detrás de los ojos calcinados? ¿Qué comarcas irreales fundarían el barro y la sangre en los cuerpos vulnerables?
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N.N.13
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—A ciegas vuelven las altas hogueras del tiempo del camino en el tiempo resquebrajado de los rincones quietos memoriosos hasta el patio distante de tierra pura que sin remendar sus huellas aguardan la cabalgata del retorno
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N.N.14
Sigue su paso el viajero mientras su existencia cae en pedazos. Flores marchitas yacen sobre su ataúd, nadie, ni la lluvia, se aproxima a él. Muere el amor. Sin un adiós, el viajero regresa a su tumba. Alberto Aguilar Ruiz
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—Claro que estuve muerto también o estuve aguardando la vuelta del otoño 120 y del frío o estuve oteando en el camino la llegada de alguien entrañable 125 o es que simplemente estuve viajando y olvidando
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N.N.15
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—Y si de pronto abandono este cuerpo de paredes dándose unas con otras quebrando mi paso y mi visión ¿Hacia dónde mirarían las piedras que irán quedando en el camino?
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N.N.16
140
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Como Shakespeare nosotros tambiĂŠn derrotamos el caos pero nos costĂł muchas vidas y muertes es decir nos costĂł despertar y mirarnos en el espejo
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N.N.17
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—Como si algo de la noche habrĂa penetrado en sus cuerpos volvieron a ser rocĂo sobre sus muertos
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N.N.18
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—Los lobos habitan dentro de mà destrozan muerden jadean
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N.N.19
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—Al final de la ciudad el río muerto los perros las gaviotas haciéndonos ver que no habrán más caminos para muestro éxodo sólo viento y herida un poco de arena un poco
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N.N.20
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Caímos/ El excremento de las palomas hiede y también las hojas secas de los álamos nos hacen sospechar que nuestros ojos nunca tuvieron alas
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N.N.21
silenciO
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N.N.22
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En este laberinto todos nos buscamos nos sentimos nos olemos
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y callamos
N.N.23
190
La belleza es un perro vagabundo: la única manera de comprender qué somos y la belleza es el significado del vómito la belleza de las heces como algo inalcanzable para el hombre y sí para poesía
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N.N.24
195
—Soy sombra con un manojo de recuerdos arrastråndose lamiendo los muros calcinados del viento yermo
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N.N.25
200
Nadie hizo la revoluciรณn/ la revoluciรณn nos hizo a nosotros
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N.N.26
205
210
Aquellos los que tuvieron ideales ahora son alas detenidas en la tierra en el polvo
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N.N.27
215
Al principio seguimos los grandes modelos luego aprendimos a morir solos
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N.N.28
—Me arrastro y
mi
locura
pierde 220
los
zapatos
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N.N.29
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—Hay ecos en tu piel y hay un abismo en tu boca por donde discurren mis palabras y mi saliva como agua sucia/ sucio sonido
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N.N.30
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Y sólo queremos huir hacia las calles hacia tu distrito donde nadie nos conoce aún ahora entre la niebla y la llovizna que persiste y lava nuestros cuerpos del olor a ramera de la resaca de la metodología (curso principal 4 créditos) de los ismos y sus modelos/ Ciudad universitaria con once mil cabezas y gaVilanes que Van Venciendo la larga lluVia y son círculos en la niebla lentamente de arriba abajo para rescatar las sobras de los comensales que ahora pasan con sus paraguas como hormigas murmurando
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viéndome la cara de reojo y yo masticando la poca vergüenza que me queda yo te digo el sucio poema no tiene salida para mí ni ojos ni hormigas —ese es mi laberinto— pero sí el rostro de diana como una ciudadela de voces que vence al tiempo: la vertiginosa carrera por el hallazgo del hombre esa velocidad indetenible ante nuestros ojos abiertos o cerrados concretamente nuestra propia destrucción
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N.N.31
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—Todos nos buscamos en este laberinto nos sentimos nos olemos y callamos
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N.N.32
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—Pero estoy llevando mi nombre a cuestas mi pelo crecido solo
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N.N.33
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—También abrir la oscuridad con un cuchillo y hacer surgir del pájaro herido la imagen indeleble la víscera del día sobre el asfalto de esta ciudad calcinada
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N.N.34
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Así sea que esté sentado en una vereda donde he dormido y las dimensiones del hombre se pudran en mí y las aulas y las cátedras sean sutiles manifestaciones [criminales y este trago sea mi desayuno mas rápido que el semáforo y estas rotas ganas de que el rostro de diana sea sencillamente el rostro de diana bajo la lluvia (la niebla se hace más densa la ciudad más gris la ciudad más
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Uku Pacha o
Sobre las altas hogueras
Aquí solo hay sombras que se meten en nuestros rincones sombra destrucción 300 y vacío
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Vamos persiguiendo esa grotesca forma de acostumbrarnos a ensuciar los muros los rincones con nuestros sueĂąos y dejar los ojos clavados en esos espacios herrumbrosos que existieron / que siempre existirĂĄn para indicarnos la direcciĂłn exacta del humo que nos desfigura de la neblina indeleble sobre ese cuerpo arrojado de la noche
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Ya no somos sino cuerpo d e s h e c h o y abismo insondable no ojos sobre el lomo veloz de un animal ensangrentado hacia ese incendio ominoso inextinguible de intramuros
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Persigo el instante de los corales de y mis escamas la sombrĂa soledad y de las barcas la luna rompiendo la niebla 330 entre abriendo su coraza/ las algas como una fruta y mi mirando al mar corazĂłn en los dĂas en que el fuego molusco nos alcanza 335 en lo profundo y la sal de nuestras palabras arde/ del En oicnelis silencio he venido haciendo la noche 340 lleno de camino
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Gullar en los rincones inhabitados o la muerte del diálogo frente al espejo
Pienso en los espejos y sus abismos con que capturábamos los rostros y el cuerpo de la ciudad al mismo tiempo con la misma velocidad brutal 345 de las miradas colgando de los rincones inhabitados que sucumben ante la aprehensión consciente de la realidad cuando las palabras 350 son el incendio voraz: el principio de la renovación y son la nueva imagen rupestre el rito primitivo para poseer la belleza y su infierno 355 tu cuerpo y el animal y la fruta de tu cuerpo y arrancamos silenciosamente de nuestras bocas la idea de urbanidad que nos lacera 360 y esas maravillosas ilusiones que ocultamos en los oscuro como un sacrificio y salir a matar rojos como bestias 365 en esos mundos imaginados que no habitaste que no quisiste habitar/ Ahora pienso Gullar en ese lugar que reservamos 370 frente al espejo en ese espacio vacío de horas destruidas en esas palabras que no diremos nunca en ese incendio que no es aquí distante en tu animal 375 y en tu fruta
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Ahora sólo observamos fundirse el cielo en el ocaso perderse para siempre las esperanzas de garabatear mis palabras en tu piel 380 para que perdure un aletazo una idea un sonido que te construya en esta ciudad Ahora todo es pesadilla y angustia para nosotros que elaboramos el suicidio porque afuera se encendía la lluvia 385 como una fruta desnuda para los hombres y nos agazapamos en los manicomios en las calles en las heridas de la tierra sábelo de mí volaron las formas que asfixiaron a la ciudad 390 y sólo quedaron deshabitadas palabras pendiendo a veces de los cables de luz de la basura circundante a veces del amor como una gota de rocío donde cabe todo el mundo 395 Ahora nos buscamos y el mundo es más grande y dañino/ nos hemos quedado solos como solos 400 y no damos con nadie!
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Yo construí tu corazón bajo la tierra en las tumbas entre esas lluvias que hacen crecer 405 las enredaderas en las ventanas vistiendo de silencio y pesadilla esa forma tuya de arrojar tu imagen como un suicidio en las calles 410 en los mercados en el asfalto que no conoce que no sabe que eres una idea con cabellos un rostro ardiendo en las comisuras de la noche 415 esa forma tuya de acariciar a los gatos esa forma tuya de cruzar tus dedos con los míos tus dedos que no han descubierto el agua el fuego ese caballo de viento / que nos trae el remoto sabor de la hierba / de la tierra húmeda 420 y esos últimos pájaros edificando tus sueños sueño de ave: como la paloma de Kant imagen de tu cabeza en los árboles silenciosos estallando para llenar nuestras bocas bajo el aletazo intempestivo 425 con el cuerpo putrefacto pavoroso de la revolución de las balas ebrias con ese cuerpo despedazado en copa de sangre que nunca logró como astros rojos ensuciar tu piel sobre la pluma hermética 430 ni arrancar ese reflejo y el pico en que hacíamos crecer luminoso los grandes edificios y la cabeza monstruosa como una herida del ave en descomunales espejos convexos/
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435 Y los edificios iban cayendo //setiembre 2001 sobre el amor y sobre los ojos lentamente sobre la música como poemas destruidos 440 castillos y semáforos que vimos encenderse y pulverizar el tiempo minuto a minuto pero no bajo las últimas hojas 445 de los fresnos donde escondimos nuestros cuellos y nuestras sombras
Yo construí tu corazón diana bajo la tierra 450 en las tumbas dentro del espejo en un parque como una estatua proyectando su sombra silenciosamente sobre mi paso sobre el zumbido del murmullo del gas del motor 455 del humo sobre mi oreja/7:00 p.m. Parque Constitución/ tu boca tu lengua/7:00 p.m. tus muslos/ de bronce o cemento con que hice tu corazón tus manos para que acariciases a los gatos tu vientre como una flor 460 tu axila de matas de hierba donde oculté mis sueños y mis manos y mi aliento 465
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Tú debiste reelaborar la ciudad la luna a través del cristal de mi ventana mi perfil mi teoría sobre los poetas del absurdo y ese lagarto que toma sol en la orilla del abismo y también debiste dejar tu rostro en el camino en los libros en mi mochila
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7:10 p.m./ Ya no importa que la angustia busque mi pecho ya no importa el mundo antes de los signos 480 ni la soledad con que quedo sepultado diana/ hace frĂo en tu corazĂłn que construĂ desde adentro 485 con piedras con ramas con plumas pero no 490 con palabras
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Yo pregunto por la ciudad en sus cráneos y en sus cavernas con el mismo idioma con que hace 40 000 años construí tu cuerpo
Ya no queda nada en la ciudad sino la cabeza y los dientes imaginados 495 de tu cuerpo desnudo bajo la forma violenta de los muros que a veces como una vieja mano mutilada recibía 500 la pluma de nuestros sueños como polvo luminoso que cae y 505 hace la muerte y la piedra 510 Tu cabeza en el jardín de la muerte que es la ciudad amurallada con tus miembros la ciudad sórdida 515 que vence tu cráneo y tu edad como una raíz sobre natural 520 que captura los cuerpos vulnerables los inextinguibles caminos de la liberación las palabras correctas el pensamiento correcto el tiempo correcto 525 el humo la pólvora y aun el viento
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Y ahora Gullar permanecemos de pie sobre la incandescencia del vómito 530 ese polvo pájaro regurgitado es decir de la alucinación infrarreal de esa alucinación desnaturalizada 535 que es un pez que es un hombre común en mis venas descen dien540 do hacia mi bestia/ y posa su genital como un árbol llameante sobre las sendas correctas del cuerpo desnudo para crear el semenceniza la saliva del fuego 545 y la ciudad con su carroña y la cabeza del minotauro como un modelo armónico de belleza de humanidad para estos tiempos
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La canción de los muertos
Porque esparcimos las cenizas de nuestros ojos con esa angustia vehemente 550 con que hacíamos surgir los símbolos los árboles [y otras muertes en los habitáculos del tiempo donde nuestros pies —descalzos o no— despertaron el polvo nuestros pies y nuestras sombras trashumantes 555 y porque destruimos nuestro vuelo de alcatraz el hueso y la pluma que vuela hacia el opaco pero no a luz incrustada 560 en el lomo del animal de nuestros ojos de viento/ ahora que la lluvia nos lava como a una pintura vieja de esa soledad que los muros reflejan 565 y vomitan nuestros rastros a la noche o a la mañana de ese grito de yerba/ cabello rompiendo el cemento como nuestras uñas indetenibles: —Desnudos volveremos 570 a caminar en las calles… para aventar el dolor y el fuego de nuestras palabras al río a la flor del río que no se explica sin nosotros y que en el futuro/ tal vez 575 nos azote como una cicatriz en el pecho
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Y ahora que el incendio de nuestro aliento no puede resistir los cataclismos de la rutina del cantar el humo y la niebla en el asfalto de surgir del fulgor del pubis de la ramera ahora que la ciudad es una idea que recorre los libros y un sueĂąo sin rostro y el sonido de los pĂĄjaros muertos desintegrĂĄndose pero ya no es nada bajo nuestros dedos que han abandonado los labios de la fruta pero han aprendido a celebrar la tormenta las uvas los espejos envueltos en un mundo de hojas vivas
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A Máximo Velando, guerrillero
Permanecer en el aletazo que arroja la luz 595 en su remota huida hacia las selvas de tu pecho y ese río 600 que traía la alucinación en su saliva y la imagen fabulosa de tu sangre en su cauce de rocas de obsidiana de cristales oscuros 605 por donde resbala la mirada el ojo del primer pez que sigue/ seguirá/ nadando haciendo retroceder los abismos las balas purificadas 610 de tu torso las grandes escamas la vergüenza obscena de quien descubrió la transparencia de la belleza 615 que manabas son azules y son oscuras pero tú brillas en ellas como el espejo silencioso que cae como pétalo negro 620 en mi lluvia de fieras y rostros esquizofrénicos en los rincones de la celda de la calle acostada por siempre y fría
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Ya no es tu columna el barro de donde procedían los grandes edificios y los hombres y la primera etapa conocida de su abismo donde algunas veces encontramos frutos y semillas que sencillamente las apropiábamos para masticarlas y engullirlas en invierno cuando las calles nos cierran sus ojos y sus cuerpos de papel de vidrio y de humo vuelan (con su noche y su fracaso) hacia los fresnos más oscuros de carne agria para olvidar su sueño roto su vértebra humana destruida por la obsidiana de una flecha y también para olvidar la muerte y el rocío de tu cabeza sobre el pasto
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En tu memoria sรณlo habitan los muertos su heredad incendiada su sombra rupestre la palabra inmรณvil mineral 655 contraria a todo sonido 650
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Mis párpados pedazos de cerámica abriéndose a la noche empozados mis párpados resecos en la tierra cayendo como piedras y 660 en las orillas de la fruta/ no tienen ya ya es la hora/ el tiempo el calor el caminar con que fueron sobre las flores ámbar/rojo/verde construidos y la indiferencia /7:00 p.m./ sólo musgo 665 de los ojos y y la danza de la luz que nos hiere agua en los edificios y en las calles tiempo donde el fuego esculpió la saliva 670 de los muertos el falo joven el rocío de los sueños el falo como una vasija de donde se bebía la rabiosa tormenta la sangre sobre los pedazos destruidos de cerámica: 675 sólo un vestigio para nuestra idea de muerte y la ciudad vertiginosa crece sobre sí misma como un cadáver oscuro Oh territorio baldío donde levanté hogueras de sangre! abriéndose a la noche 680 como las alas del alcatraz en su agonía sombra nocturna el vuelo de la muerte aletazo y del silencio arena ya es la hora de la soledad/ huella cansada Ya es la hora pluma estática 685 de tu espalda rompiendo la luz no vuela de tu espalda y la estepa de tu espalda el alcatraz donde hermosas gacelas sombra nocturna abrieron caminos y celebraron cópulas// Y tú cierras mis párpados y mi boca 690 y mi animal y dices que todo renace en el suicidio y en el incendio/
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Tu cuerpo es un camino abierto que empieza en [mis manos/ Es el tiempo/ y yo enciendo las sombras aviento las hojas 695 que duermen en los féretros y aviento los papeles corregidos donde tú diana caminaste entre bocinas y palomas entre tu boca y tu cabello de neón 700 tus hombros firmes tu olor a sexo las algas de tu pubis como una el crepúsculo que se desangra vasija con un presentimiento contengo de los caracoles al tiempo 705 y nada significa abrir la luz y encender los ojos y estarse indiferente ante los cuadros la ventana el espejo la cama y tú cierras mis párpados y mi boca ahora 710 y mi animal y dices que todo renace se hace en el suicidio y en el una terrible incendio soledad sin tu 715 rostro quieto e inalcanzable sueño de pájaro
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Nuestros ojos que son piedras nuestros ojos que no saben si la luz termina o se [enciende nuestros ojos que son los perros que la noche arroja a las fauces de la ciudad nuestros ojos que reptaron babeantes por nuestros [cuerpos desnudos consumiĂŠndose dĂłcilmente 725 nuestros ojos que han aprendido a irse y a fingir tanto... 720
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Soy sombra sombra podrida y pรกjaro sin sonido
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Hanaq pacha o de la purificaciรณn
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Un cráneo es sólo un pájaro es sólo que ya no le pertenece una cabeza antigua a la naturaleza y una hilera de dientes donde suele acomodarse 735 la tierra /el camino/ chiririnka mundo de abajo donde arrojamos nuestros cuerpos/ sórdidas tierras donde me llamaron condenado 740 y festejé la lluvia-fuego volando ebrio entre avenidas y lenguas de luz y excremento y la flor del excremento desarrollando su aroma 745 en la coraza carcomida de mi cuerpo bajo la luz de la luna Oh Aya taki! pero todo lo que comieron y bebieron lo hicieron en mi nombre 750 y todo lo recitado sobre mi carne/ aún mis huesos emanan sangre bajo la luna en mis cavernas inaccesibles para tus fuertes brazos mis huesos 755 aún emanan sangre y esto es una forma de purificarme de huir de mí mismo a otros valles menos llanos y más secretos y descansar mi cráneo kuchpa 760 sobre la arena de algún río inerme inofensivo: /un cráneo es una piedra lavada por el rocío de la noche
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Cuando tu inteligencia haya salido del espeso bosque de la ilusión, te volverás indiferente a todo lo que se ha oído y a todo lo que está por oírse.
765
770
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Baghavad-gita
No soy un muerto mucho menos una víctima del vertiginoso avance de la civilización/ No soy un muerto pero a veces giran en mi cuerpo las aguas estancadas / los peces / la arena de tu vientre aborrecido y crecen también el musgo y el liquen sobre la arcilla de mi garganta ¿O es que no viste la luz de mis ramas abrir sus alas ante la noche?/ No pienso / sólo existo y soy raíz ahogada en barro pero fui cuerpo desnudo débil cuerpo y frágil cauce de hojas secas ojo de cristal entristecido/ mi cuerpo que reptó entre el sonido metálico de la urbe y la danza del caos destruyendo las teorías y los nombres y las calles en que defequé libre y brilloso y humilde Yo soy un árbol abrazando mi cráneo soy un árbol ardiendo en la plaza del Uku pacha y todas las hogueras son los hombres con quienes escarbamos y destruimos el corazón de la ciudad danzando con la velocidad del fuego…
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800
Yo fui una mĂĄquina sencilla y de mis ramas pendĂan hierros de condenando prostitutas y libros pero tambiĂŠn naranjas y canciones
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y las palabras se hicieron cenizas
FĂ BULA DE MANTARO Y SAĂšCO
UNO
805
810
815
Una ciudad es sobre todo un ciego espacio de soledades una breve piedra enclavada en el barro o el desierto dotada de forma de secular apariencia una breve piedra que renuncia a ser proyectil para quedarse en la arena en la orilla de un rĂo amansando el torrente y el tiempo
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DOS
¿Sería el agua de aquel río fruta de algún árbol? Joao Cabral de MeloNeto
Hay pájaros en el río lento/ hay pájaros sin memoria porque no es un acto grandioso ni mucho menos extraordinario recordar que el agua fluía penetrando en la roca/
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830
Hay pájaros y moscas que aprendieron a frecuentar la carroña una y otra retirando prolijamente la carne del hueso desovando en la cavidad// como el agua de aquel río los pájaros se quedaron sin ramas ni corteza vencidos por su propio cadáver
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TRES
835
840
845
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855
Las ramas del agua Saúco que dieron forma viene a las hojas cristalinas a morir las ramas del agua a la orilla volvieron al agua/ del río Saúco abierto el pecho abierto algún corazón quizá por las mismas aguas amontonadas en el remanso/ Saúco vino a morir a esta orilla con su cuerpo oscuro innumerable móvil no como una piedra sino como un párpado o una boca que se resiste ante la luz y la velocidad y ante otro párpado y otra boca
80
CUATRO
—Estas aguas profundas no conocen el brillo de la nube sólo el cuello de la niebla 860 sólo la quietud de tus raíces que a veces como un aletazo lento dejaban la tierra en silencio/ 865 estas agua no respiran pero conocen tu corteza donde vino a gastarse el eco de un canto/ ¿Sería ese el leve sollozo de la noche el leve respiro de polvo estancado 870 en tu cuerpo? Y yo también dejé mis uñas de hombre mi hermosa espuma mis brazos hermosos para establecer la distancia 875 entre nuestros labios/ Las aguas son criaturas que no duermen en tus ramas como duermen las arañas 880 o los pájaros/ y sin embargo esta lentitud impenetrable acostumbrada a tus hojas me hace creer que el eco de aquel canto 885 aún me acaricia debajo de los musgos y de los líquenes
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CINCO
Y también Llegado el momento hubo el corazón una fuerza encendida se escapa 890 que como un torso hacia alguna orilla amplio de aguas tranquilas y desnudo se abrió paso entre otras raíces y otros caracoles/ 895 —¡ Vivir aquí! bocas de viento pájaros con grandes y briosas alas no alas extintas sino río y escarabajo escogidos para mis labios 900
905
910
Una primavera inmensa no es una cadáver oscuro es sobre todo quena o silbido torrente impenetrable agua nueva reflejando la artesanía del tiempo en mi cuerpo Ahora es necesario seguir a los cadáveres trazar rutas indistintamente y desatar el sordo rumor con que mueren las hojas y los racimos
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SEIS
915
920
Un nombre es sólo un seco sonido un caparazón o mortaja ante los ojos secos inservibles de la arena y un nombre es una defensa contra la lluvia un nombre es un vacío
Y me llamaron El Gran Río y abandoné mis huesos y asumí la madera-agua/ huesos de espuma 925 donde guardé tu rostro reflejado en mi cuerpo/ Otro mundo de muros y carne/ edificaron un puente 930 sobre mis plumas acaso ya soy espejo fugaz pez o pájaro detenido? ¿Qué fue el rostro de esa 935 criatura que sonrió? ¿Qué fueron sus manos/ que entraron en mi pecho con una fuerza joven y gozosa? Entonces fue tarde para pensar 940 en esa sombra de abismo que se abría como una boca bajo el aire quieto de la ciudad
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SIETE
La forma de una cabeza Saúco y su sombra vive nuevamente 945 abajo y llora cabeza y viento sobre el cuerpo y coraza de insecto de Mantaro sobre tus aguas metálicas un leve movimiento 950 es sólo una cicatriz que vuela para entender mis ramas mis hojas ¿Qué sería la violenta noche 960 entre la hierba? ¿Qué sería la violenta cabeza de la noche buscando su cuerpo de paredes? ¿para eso hierba o rocío incrustándose 965 en el ojo de los muertos? Las hojas se hacen de viento hoja-pez la forma que queda como una roca amplia 970 y sincera las hojas se hacen de tu espejo pero estos frutos que son rocío o lágrima aunque caigan 975 en tus aguas no podrán apartar la cabeza de la muerte
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OCHO
No La piedra limpia 980 débilmente no es el tiempo ni hoja tejiendo el viento Sino y sobre todo 985 cuerpo enfermo humo abierto ente los ojos terrestres y del agua bajo el agua pez o tallo inmóvil/ 990
995
1000
1005
1010
Y el río sin cuerpo de hoja o humo desarrollando un paisaje sobre escamas y carne abriéndose a la muerte es un desierto desnudo/ cierto cansancio que maduró como fruta amarga como la espuma o sangre de una máquina en el árbol del árbol en esa cierta tardanza sostenida para la vida y luego desde algún lugar recodo o madrugada noche o madrugada atados por la misma lluvia (lluvia de cuerpos y huesos y madera inevitable) viene el árbol sin ruido y viene el río agazapado infecundo
85
Porque escapamos de la destrucción y de la pesadilla y los cuerpos mutilados que reconocimos 1015 entre el polvo y el cemento como un río sin encenderse que se separa de la tarde ¿sería invierno entonces? cuando seguimos el aire inmenso 1020 y llevamos nuestras vasijas o platos el leve cuerpo de la muerte como una luz plena no como ala fulgurante sino hielo iluminado de tristeza 1025 y soledad antigua porque escapamos hacia la noche deshaciendo nuestras huellas es que pensé en la lumbre ofrecida 1030 de las hogueras y abrí tus ojos en la tierra como un corazón ahogado fruta o rocío que saqué de una lluvia remota 1035 para vivir por eso pienso en tus ojos pienso en la hermosa costumbre de mirarte en nuevas calles 1040 y edificios que construimos como un ritual arrebatado del viento Y la ciudad arde como una barca inmóvil en la noche total intangible y confundida
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1045
Un día no habrán muros y como aves tardías volaremos hacia nuestro crepúsculo
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1050
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Y soy nuevamente madero flecha monolito una cabaĂąa construida con raĂces y lobos y vacĂo
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EpĂlogo
Peroratio
a)
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1070
1075
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En 1986 la destrucción brotó del vientre de una ramera una mákina o ciudad incinerada una manzana atada a la cintura una hermosa puta sonriendo y tocando la sombra de los hombres una rama de higuera colgando de tu pecho rojo y abierto ante el espejo y el olvido una duda negra una canción incinerada(incinerados presagios y [gargantas) incinerado cielo y cráneo una arremetida de napalm bajo el bosque desnudo entre el bosque desnudo sobre el bosque desnudo una locura viva y azul y obscena que esparciste en mi cuerpo como una lluvia verdadera como una violenta noche sobre los tejados y los edificios que nunca dejaron de empujar mi voz como una hiedra hasta tu sexo abriéndose como una rosa /1988/ libremente hiedra o musgo sobre el asfalto y corrimos miserables y hermosos hambrientos y hermosos brillando como viejos cadáveres entre cadáveres fhollando en catres clandestinos y hoteles bajo la misma lluvia que enterró y lavó los cuerpos de los profetas de mi época
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hombres cirrosos/ homosexuales con alas luminosas y carne humana en puterĂos lamiendo culos celebrando dichosas perforaciones Oh amor de delicadas alas sobre el cemento! pĂĄjaro moribundo bajo esta lluvia no existe nada nada sino cadĂĄveres y tu cuerpo yermo!
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b)
Eres esta forma mía de entrar en los habitáculos de los excesos de medir con mi cuerpo el precipicio y la sombra de la nada 1100 de ubicarme bajo la lluvia con mis gusanos y mis muertos como un árbol pudriéndose en el camino eres esta forma tan mía de frecuentar burdeles y bares 1105 de esparcir el semen como la espuma brillosa de algún mar que no conocimos eres más que aquella cadera y la fornicación un campaneo de hojas un borde de lágrima que sabe arribar hasta mi mejilla 1110 y hacerme pensar en el tamaño de tu paisaje que he destruido Amor, querida mía no existe ya la copa para la savia desnuda de nuestros labios su sonido quedó colgado de las canciones o rocío de esa forma tan nuestra 1115 de besar con agua nueva con piedras con viento con sed
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c) Y sin embargo te veo bebiendo y fumando andrajoso cantando y puteando en las calles de Huancayo 1120 con tu voz incontaminada defecando como un salvaje puro y libre en cualquier esquina o acera de la inmunda ciudad yo te veo hombre hermoso y te amo 1125 hombre hermoso aquĂ en la autopista reflejados en el semento en la herida en esas uvas que comeremos como pĂĄjaros acariciados por el viento
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d) 1130
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Por eso te busco entre los mendigos con la certidumbre de acariciar tus huellas y huir del fuego como los animales del fuego despreciable contra los muros del fuego que gira entre la gente del fuego como saliva o corriente que destruye cuerpos y edificios huir del fuego y la ceniza de los postes de luz de la dinamita y la sombra huir hacia la noche siempre hacia la noche diana y hacia tu piel de cerezo/ ¿A dónde las memorias los libros los panfletos y lo que creímos sobre el espíritu? ¿Hacia dónde luego diana el tiempo no medirá nuestras huellas? Oh diana paisaje de lo eterno te busco en la ruta de los pájaros en el camino estás en la tierra de mi mochila escribiendo poemas estás en el supermercado hablando con la gente fumando recordando y yo diana vengo inevitablemente con el fuego asesino para destruirlo todo aún las alucinaciones y los libros y los poemas y tu piel de cerezo desnudo al borde del abismo diana
Huancayo, 2006
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Índice Kay Pacha o De las tempestades/13 Uku Pacha o Sobre las altas hogueras/51 Hanaq pacha o de la purificación/73 Epílogo/89
Acaba la primera parte del libro de cánticos Aya taki de Hugo Velazco Flores, gracias a Dios, amén. Paz para el que copia y vida y salud para el que lee. Huancayo, 2014. Edición de 250 ejemplares.