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Diario Financiero - VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2017
HUMANITAS
Por Giorgio Vittadini *Presidente de la Fundación por la Subsidiariedad
No se trata de poner en discusión dogmas ni pertenencias, ni verdades morales, sino ver cómo respecto al mundo de lo cognoscible, siempre en movimiento, nunca igual a sí mismo, se puede tener en cuenta todo.
En el estupendo libro de Marco Bersanelli, titulado “El gran espectáculo del cielo”, se narra la historia de las relaciones entre Albert Einstein, descubridor de la teoría de la relatividad general, y George Lemaître, sacerdote y estudioso muy importante, aunque menos conocido fuera del ámbito de los especialistas. Lemaître avanzó tres hipótesis sobre la estructura del cosmos: su origen con el big bang, su expansión y la llamada constante cosmológica, hoy aceptadas como verdaderas por toda la comunidad científica. El hecho es que Einstein no solo rechazó al inicio las tres hipótesis sino que trató a Lemaître con suficiencia. Pero con el paso de los años se convenció de la primera tesis, y se hizo amigo de Lemaître, aunque nunca llegó a aceptar las otras dos. Ni siquiera Einstein, hombre con amplitud de miras y de gran humanidad, fue inmune al riesgo de caer en prejuicios cerrados. No
son raras estas situaciones en el mundo científico. Pasteur también fue ferozmente contestado por los científicos de su tiempo, que tenían miedo a perder sus privilegios si las teorías que defendían se veían confutadas. Delante de propuestas nuevas, un científico no puede preocuparse de defender su “patria”, sino que debe ser en cierto modo “apátrida”: abrirse a la novedad
“Solo es posible educar si partimos de nuestras Apartes de la entrevista realizada a Francisco Romo, director del Colegio San Ignacio de Loyola de Torrelodones y doctor en Humanidades y licenciado en Sociología y Filosofía. La entrevista se llevo a cabo en el marco de las Conferencias 2017 de la Fundación Botín y fue realizada por Carlota Fominaya del ABC. -Usted asegura que la educación hoy está sometida al pragmatismo. ¿Qué quiere decir con esto? -Parece que hoy lo importante, a la hora de educar a los niños, es hacer muchas cosas. Y en muchas ocasiones ni se pregunta el sentido de por qué las hacen, lo cual es terrible, como si fuera el mero hecho de hacer lo que le da sentido, cuando siempre es al revés. El hombre, si no piensa antes lo que hace, está perdido, porque termina pensando según hace. O peor aún, siendo borrego de los que han decidido lo que tenemos que hacer. -¿Qué le parece el momento actual en la educación y cuál es el mayor reto al que nos enfrentamos? -Estamos en un momento interesantísimo para educar, donde se hace cada vez más evidente que el centro es la persona. La tentación es reducir la educación a futuro, a preparar a los niños para el mercado de trabajo, que evidentemente hay que hacerlo, o reducir la educación a la socialización,
a hacer buenos ciudadanos, que es otra de las tentaciones. Cuando el verdadero centro de la educación es hacer emerger toda la capacidad que la persona tiene dentro. Y esto es lo fundamental. El tema es cómo se consigue. Cuáles son los distintos métodos que se pueden promover. Lo bueno ahora mismo es que hay una pluralidad de métodos donde elegir, aunque también es verdad que dominan las modas. Se ponen de moda las inteligencias múltiples, todo el mundo las trabaja. Luego se pone de moda la inteligencia emocional, y todo el mundo trabaja la inteligencia emocional... En parte todo tiene algún valor, como decía Chesterton, que apuntaba que toda mentira tiene una parte de verdad. Pero hay que saber sacar la verdad de las cosas. -¿Cuál es el sentido del profesor en un mundo lleno de instrumentos conectados a internet? -Debemos saber que la persona crece cuando tiene delante a alguien que tiene una conciencia grande de la realidad, y del significado de la vida. Yo tenía un maestro estupendísimo en la escuela en la que estaba, que decía: “El maestro es uno, que viene de lejos, y va lejísimos”. El profesor “viene de lejos” porque tiene una tradición potente, que es otra de las medias verdades de este mundo: que el niño se hace a sí mismo. Es importante construir sobre espaldas de gigante, que decía Goethe. El individuo