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Diario Financiero - VIERNES 4 DE MAYO DE 2018
HUMANITAS Una radiología de nuestro tiempo:
Es momento de leer a Byung-Chul Han
Byung-Chul Han nace en 1959 en Seúl, y en la década de los 80’ decide irse a Alemania a estudiar filosofía tras abandonar su formación en metalurgia. En 1994 se doctoró con una tesis sobre Martin Heidegger y poco después se estrenó como profesor universitario, logro sorprendente considerando que no controlaba el alemán cuando llegó. Su dominio del idioma asombra, y para quienes lo siguen, habla de su disciplina, inteligencia, aplicación y su enorme fuerza de voluntad. Características que, sumadas a su amor por la literatura y su gran sensibilidad lingüística, lo convierten hoy en un pensador agudo y pertinaz, cuyo análisis del tiempo actual está dando mucho que hablar. Está considerado como uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo, la sociedad del trabajo, la tecnología y la hipertransparencia. El diario El País, España, ha sido el principal medio hispanohablante en reproducir y analizar las últimas intervenciones de Byung-Chul-Han. Los invitamos a leer una recopilación de diversos artículos con el fin de divulgar su pensamiento. *** Las Torres Gemelas, edificios iguales entre sí y que se reflejan mutuamente, un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto y que fueron objetivo de un atentado que abrió una brecha en el sistema global de lo
igual. O la gente practicando binge watching (“maratones” de series), visualizando continuamente solo aquello que le gusta: de nuevo, proliferando lo igual, nunca lo distinto o el otro... Son dos de las potentes imágenes que utiliza el filósofo Byung-Chul Han, uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín. Libros como La sociedad del cansancio, Psicopolítica o La expulsión de lo distinto (en España, publicados por Herder) compendian su tupido discurso intelectual, que desarrolla siempre en red: todo lo conecta. “En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó en una conferencia dada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”. Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias
Su carrera académica Byung-Chul Han Estudió filosofía en la Universidad de Friburgo y literatura alemana y teología en la Universidad de Múnich. En 1994 se doctoró en Friburgo con una disertación sobre Martin Heidegger. En 2000, se incorporó al Departamento de Filosofía de la Universidad de Basilea, donde completó su habilitación. En 2010 se convirtió en miembro de la facultad Staatliche Hochschule für Gestaltung Karlsruhe, donde sus áreas de interés fueron la filosofía de los siglos XVIII, XIX y XX, la ética, la filosofía social, la fenomenología, la antropología cultural, la estética, la religión, la teoría de los medios, y la filosofía intercultural. Desde 2012, es profesor de estudios de filosofía y estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín (UdK), donde dirige el Studium Generale, o programa de estudios generales, de reciente creación. Han es autor de dieciséis libros, de los cuales los más recientes son tratados acerca de lo que él denomina la “sociedad del cansancio” (Müdigkeitsgesellschaft), y la “sociedad de la transparencia” (Transparenzgesellschaft), y sobre su concepto de Shanzai, neologismo que busca identificar los modos de la deconstrucción en las prácticas contemporáneas del capitalismo chino.
comercializables”. Autoexplotación. Se ha pasado, en opinión del filósofo, “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”. Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio. ‘Big data’. “Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual... Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas... Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos... ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EEUU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones... Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”. Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”. Jardín. “Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones... Me ha permitido
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“Yo, en realidad, quería estudiar algo literario, pero en Corea ni podía cambiar de estudios ni mi familia me lo hubiera permitido. No me quedaba más remedio que irme. Mentí a mis padres y me instalé en Alemania pese a que apenas podía expresarme en alemán. [...] Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día.”
percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está... Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números. Narcisismo. Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”. Otros. Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; no tengo soluciones concretas, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo... En cualquier caso, vivimos en una
“Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal”.
época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”. Refugiados. Han es muy claro: con el actual sistema neoliberal “no se siente temor, miedo o asco por los refugiados sino que son vistos como carga, con resentimiento o envidia”; la prueba es que luego el mundo occidental va a veranear a sus países. Tiempo. Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”. *** ¿Por qué ha tenido tantos ecos el pensamiento de Byung-Chul Han? “Porque es una lectura crítica del mundo acelerado que tiene que ver con la transparencia y las tecnologías y le funciona y genera complicidad. Es el tipo de pensamiento que acompaña las soledades”, explica el filósofo y periodista Josep Ramoneda.
“Hay cuatro aspectos esenciales”, comenta el catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona Manuel Cruz. “Por un lado, ha acertado en el formato. Esos textos de intervención corta y clara son fundamentales. Además, está el estilo. Tiene un modo de plantear las cosas sumamente atractivo. Parte de un concepto intuitivamente aparente —la transparencia, por ejemplo— o una metáfora —la sociedad del cansancio— y consigue un grado de accesibilidad muy grande. También está muy preocupado por la experiencia. Por último, está acreditando solvencia. Te puede gustar o no, pero no puedes decir que sea un charlatán”. El periodista Joaquín Estefanía encuentra un nexo generacional que hace de Han un pensador esencial. “Se ha producido un vacío —no sé por qué— entre los maestros nonagenarios (Bauman, Touraine, Enzensberger, Habermas...) y la generación siguiente de pensadores, que no ha sido capaz de penetrar con la misma autoridad intelectual en
el mundo del pensamiento. Han no es hijo de los anteriores, sino nieto intelectual. Estos nietos prenden ahora con intensidad frente a la incertidumbre de los tiempos que corren”, reflexiona. El pensamiento de Han ha sido difundido principalmente por las redes sociales, sin embargo, Han se pregunta por el papel de las redes y si no ocurrirá que al final el algoritmo sea quien construya al hombre y no a la inversa. Remedios Zafra, ganadora del Anagrama de Ensayo en 2017 con El Entusiasmo, un estudio sobre la precariedad y la desilusión, reflexiona acerca de la pertinencia del análisis de Han: “En la vida contemporánea (online) son tan pocos los tiempos vacíos que no es fácil activar conciencia, lo que prima es la inercia. La vida tal como la conocíamos parece estar en riesgo, fagocitada por trabajos y tareas derivadas de la conexión permanente. Que gran parte de esas tareas tengan que ver con la propia visibilidad y con el protagonismo del yo en la vida digital está muy relacionado como mecanismo que engancha. Lo que no tengo claro es hasta qué punto esta ‘autoexplotación’ que sugiere Han es promovida por el propio individuo”. La aparente sencillez es otra de sus virtudes. “Han se sirve de un lenguaje inteligible, simplificando también mucho. De ahí la engañosa sensación que todo se puede explicar, algo que consuela mucho. Creo que el éxito de Han se debe en buena parte a este factor consolador”, asegura Cecilia Dreymüller, traductora especializada en literatura alemana y escritora. “Son libros muy cortos, esto es importante en los tiempos que corren. Bastante contundentes y fáciles de leer”, añade Ramoneda. “Es una mezcla de profundidad filosófica (principalmente a base de citas indiscriminadas de toda la filosofía occidental) con cuestiones de la cotidianidad más pedestre. Todo reconocible. Y ese es otro gran factor de su éxito”, agrega Dreymüller.
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REVISTA DE ANTROPOLOGÍA Y CULTURA CRISTIANA de la pontificia universidad católica de chile
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